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Universidad Adolfo Ibáñez
Escuela de Psicología
psicologia@uai.cl
6754655
Diseño: TesisDG
Impresión: Cuatro y Cero Ltda.
Contenidos
Palabras del Decano
Jorge Sanhueza R.
Decano de Psicología
Universidad Adolfo Ibáñez
Presentación
su entrega profesional y humana que marcan con un sello carac-
terístico el clima que se genera entre los participantes; a los/as
alumnas/os por su participación, dedicación y esfuerzo reflexivo sin
el cual no estaríamos presentando estas paginas; a Claudia Grez,
actual coordinadora académica, por su incansable trabajo y aporte
apasionado al mejoramiento del programa; y a Mariana Arancibia
quien encabezó como Directora del Magíster la primera etapa de
implementación de este sueño largamente anhelado y pacientemen-
te construido.
· Energía Vital, Energía Evolutiva
María Paz Soublette Larraguibel
Energía Vital, Energía Evolutiva
María Paz Soublette Larraguibel
Magíster Junguiano 2006-2007
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Como metodología de trabajo se optó por ir revisando algunos de
estos prismas de descripción de la energía evolutiva, las preguntas
que se dan en estos estudios, y los modelos que se logra ir constru-
yendo, para luego entrar en la descripción que hizo Jung respecto
de la energía psíquica, mostrando así que es un descripción muy
similar, sino idéntica de los procesos de evolución de la vida.
11
revisten extremo interés para nuestro estudio: Ellos siguieron y
seguirán ocurriendo de acuerdo a ciertos patrones de organiza-
ción. Los estudios de los evolucionistas son los que han tratado de
describir estas pautas de los procesos evolutivos que, como tales, se
generalizan a cualquier proceso evolutivo o vital.
Esto tiene que ver con una característica del desarrollo que Werner
(1966) llamó el Principio “Ortogenético”. Este constituye un princi-
pio regulador del proceso que establece que donde quiera que ocurra
desarrollo, éste procede a partir de un estado de globalidad relativa
y falta de diferenciación a un estado de diferenciación creciente,
articulación e integración jerárquica.
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Otro aspecto descriptible de los procesos de desarrollo es su carácter
constructivo y acumulativo: Estos procesos se caracterizan por una
serie de desarrollos parciales que se van diferenciando e integrando
progresivamente a lo largo del desarrollo. El carácter acumulativo
de este tipo de procesos significa que en todo logro evolutivo las
antiguas formas de organización alcanzadas permanecen como una
posibilidad latente para el nuevo sistema: Entonces, si la energía
de los sistemas se transforma, las estructuras también permanecen
como subsistemas disponibles.
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La integración es la mutua compenetración e inseparable coopera-
ción de funciones, es la dependencia funcional de los miembros en-
tre sí y con respecto al todo. La integración se refiere a la particular
forma de relacionarse de los elementos de un sistema caracterizado
por la reciprocidad, interpenetración de funciones y plasticidad.
Las diferencias entre lo que hacen los niños y los adultos para cono-
cer son una nueva forma de describir sistemas vivos cualitativamen-
te diferentes, que establecen relaciones cualitativamente diferentes
con el entorno.
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Piaget plantea que es existe una estructura interna para conocer y
que esta estructura está sujeta a variaciones por un proceso de de-
sarrollo ó evolución. También descubre que a medida que el hombre
evoluciona, sus procesos de conocimiento son más eficientes, y ello
le ayuda a adaptarse mejor a la realidad. Entonces, el sentido en
que avanza el proceso de desarrollo, sería hacia una mejor adapta-
ción (Schaffer, 2000).
El modelo equilibrio equilibración como una propuesta respecto a las leyes evolutivas.
Piaget afirma que los procesos cognoscitivos, que funcionan como
una instancia equilibradora de la relación hombre-mundo, impli-
can que el sujeto construye activamente un comportamiento que le
asegure la adaptación, que logre el equilibrio, entendido como una
homeostasis dinámica, entre él y el medio que lo rodea (Piaget e
Inhelder, 1969).
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compensar las variaciones de su ambiente por su actividad interna.
Las variaciones ambientales que el sujeto va dominando son cada
vez más complejas pues su sistema interno es cada vez más apropia-
do para diversas situaciones, y por lo tanto más complejo.
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En este contexto el mayor equilibrio implica: Mayor campo de
aplicación de la estructura, mayor estabilidad del sistema, y mayor
flexibilidad del mismo.
La evolución de la conciencia como una forma más de la evolución biológica: otra cara
de la misma moneda
Otro modo de hacer evidente que la energía psíquica o que la orga-
nización de la psique es regida por un proceso evolutivo, es el aná-
lisis de la evolución de la conciencia, que es la capacidad distintiva
del ser humano de tener conciencia reflexiva respecto de sí mismo.
“Desde los átomos hasta las moléculas, a las células, a los organis-
mos biológicos, a los seres humanos nos vamos encontrando con
niveles de complejidad y conciencia creciente” (May, P. 2001., Pág.
72).
17
ción e integración progresiva y a las demás pautas de los procesos
evolutivos.
18
Finalmente, surgiría la conciencia holística en que ya no se percibe
el sujeto como parte de una red, sino el uno como esencia que se
manifiesta en cada aspecto de la realidad natural. Así, se sintoniza
con la energía de la vida y el orden natural esencial. La conciencia
trae la experiencia de que el todo es uno. Se viviría un estado en
que no se perciben límites con el todo, propio de los estados de
iluminación y de la unión mística.
Por ahora, sólo podemos decir que esta energía está en todo, tam-
bién en nuestra psique y que pareciera tener que ver con ciertas
vibraciones, un pulso que nos une a todos y al todo.
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El modelo de la espiral como un modelo descriptivo de los procesos
evolutivos
Así, por ejemplo, cada ciclo día noche es necesario para que se de
el ciclo de las cuatro estaciones del año y las cuatro estaciones son
necesarias para que los árboles se desarrollen, para que los niños
crezcan, para que la vida siga pulsando.
¿Por qué la energía psíquica habría de ser otra energía que la que
guía la vida de los sistemas vivientes? Al revisar todo el conjunto
de planteamientos evolucionistas que aquí se ha desarrollado muy
someramente, parecería no tener sentido otra postura. Sin embargo,
en el año 1928 este fue el motivo principal de controversia y de rup-
tura entre dos padres de la psicología contemporánea: Freud y Jung.
20
formaciones y complejizaciones evidentes al pasar a formar parte
de procesos simbólicos del más alto orden de complejidad humana
(en la música, en la literatura, en el arte, e incluso en la producción
científica).
21
Otra forma en que se describió este proceso de transformación de
energía de un nivel a otro, fue tomando como modelo la ley física
de la negaentropía. En esa ley se comprende también que las trans-
formaciones de energía ocurren en una persecución de equilibrio,
tal como lo planteó Piaget respecto de los sistemas de conocimien-
to.
Conclusiones
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a poco, pasando por grandes crisis, iremos haciendo conciencia de
esta realidad de ser partes de un todo mayor que no comprendemos
a cabalidad. Habrá muchos miles de años por venir en que esta
comprensión de que somos parte de un sistema, y más aún de un
todo que pulsa en nosotros se desarrollará.
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Referencias Bibliográficas
may, p. (2001) Todos los Reinos Palpitan en Ti: Mensajes y Metáforas de la Evolu-
ción. Santiago: Grijalbo.
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· El complejo, los orígenes
relacionales de la subjetividad
y lo inconsciente
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El complejo, los orígenes relacionales de la
subjetividad y lo inconsciente
André Sassenfeld Jonquera
Magíster Junguiano 2006-2007
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Sobre el complejo y sus orígenes de acuerdo a la psicología analítica
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causas más frecuentes está vinculada con la dificultad de sostener
la totalidad de la naturaleza humana en la experiencia del indivi-
duo, una circunstancia que presupone una escisión psíquica con
independencia de si acaso el yo tiene consciencia de ello o no. De
hecho, por lo común los complejos están asociados con un alto
grado de inconsciencia, lo que les confiere un mayor libertad para
influenciar la consciencia. En el caso extremo, esta influencia puede
llegar a asimilar el yo, un proceso psíquico que corresponde a una
momentánea e inconsciente transformación de la personalidad
denominada identificación con el complejo (Jung, 1934). En total, los
complejos contienen siempre un conflicto o brotan de un conflicto,
estando ligados a lo conflictivo inconciliable, inasimilable e irresuel-
to. Contienen recuerdos, deseos, temores, obligaciones, necesidades
e ideas con las cuales el individuo no logra conciliarse.
28
un complejo o, si se encuentra con un complejo ya existente, lo
refuerza (Jung, 1907). Los traumas infantiles, por ejemplo, pue-
den ser entendidos como fuentes de complejos de extraordinaria
intensidad emocional que Jung posteriormente calificó de agresio-
nes a la personalidad (Frey-Rohn, 1969). Y de hecho, en 1934, en su
exposición sistemática de la teoría de los complejos, sostiene que
la etiología del complejo suele ser un trauma, un shock emocional
o algún suceso externo que provoca la disociación de un fragmento
de la psique. Estas concepciones, a no ser que supongamos que las
experiencias traumáticas representan el punto de partida de la vida
psíquica en su conjunto, contrastan con la idea que mencionamos
con anterioridad de que los complejos constituyen las unidades
básicas del psiquismo. El mismo Jung parece no haber aclarado esta
contradicción teórica.
29
realidad con la que puede entrar en conflicto, el primer complejo es
de modo invariable un complejo paternal. Con mayor especificidad,
puesto que la realidad más inmediata del niño es la relación primal
con la madre (Neumann, 1963) y puesto que en las etapas iniciales
de la vida el arquetipo maternal está fuertemente constelado tanto
en el psiquismo del niño como en el psiquismo de la madre (Jacoby,
1999), podríamos suponer que el primer complejo en formarse es un
complejo materno.
30
Algunas ideas de la investigación contemporánea de infantes y su rela-
ción con la teoría de los complejos
31
de proceder, de formas de hacer. Ejemplos simples del conocimien-
to procedural incluyen el conocimiento de cómo se abraza a otra
persona o de cómo se anda en bicicleta. El conocimiento de tales
actividades nunca es verbalizable por completo; sin embargo, a pe-
sar de esta dificultad para explicarlas adecuadamente, el individuo
sabe cómo llevarlas a cabo cuando ha aprendido a realizarlas.
32
considera que los RIG descritos por Stern podrían ser entendidos
como antecedentes tempranos del complejo. Proporciona el ejemplo
de que con cierta independencia de cómo opera el complejo mater-
no, de modo casi invariable remite a la historia de los procesos de
intercambio emocional entre madre y niño.
Kast (1997), por su parte, opina que los RIG definidos por Stern
están muy ligados a los complejos. Señala que los procesos de
memoria implícita pueden proveer una explicación de la forma
en la que los complejos son retenidos psíquicamente. Knox (1999,
2001) también asevera que el concepto jungiano del complejo está
cercano a los RIG de Stern y, más allá, señala que en particular la
idea de Jung de la habitual inaccesibilidad de los complejos a la
consciencia es paralela a la concepción de que los RIG son implí-
citos y en consecuencia inconscientes. Para Knox, la noción de la
dimensión implícita del procesamiento psicológico puede actualizar
el concepto del complejo, arraigándolo más firmemente en hallaz-
gos de la investigación actual. Menciona dos características de la
conceptualización de un registro psíquico implícito que ayudan a
refinar el concepto del complejo: (1) la estructuración inconsciente
del complejo se forma por medio de un proceso de abstracción o
generalización (la G en el RIG) durante el cual se generan patrones
generalizados en la memoria del individuo a partir de experiencias
personales que son internalizadas; y (2) el patrón que se estructura
no está disponible sin más al procesamiento consciente explícito.
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Por otro lado, Jacoby (1999) cree que las RIG basadas en patro-
nes positivos de interacción entre infante y cuidador constituyen
los bloques fundamentales de construcción del complejo del yo.
Cuando tales patrones predominan en el complejo del yo, el sentido
global del yo será positivo y se caracterizará por experimentar auto-
confianza y confianza interpersonal.
34
la subjetividad personal de modo diferenciado cuando es constelado
por experiencias específicas en la relación primal, vale decir, con la
madre u otra figura significativa de apego.
35
un polo correspondiente al otro, una circunstancia que implica una
relación. Feldman (2002) opina que, en el nacimiento, emerge un
arquetipo relacional que media las nacientes relaciones objetales
que establece el infante. Piensa que este arquetipo forma la base de
las experiencias tempranas de apego, explicitando la necesidad de
conceptualizar estructuras arquetípicas que son de carácter vincular
con la finalidad de dar cuenta de la multitud de fenómenos interac-
tivos que se producen en la díada madre-niño.
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individuo con los demás. De este modo, sus ideas pueden comple-
mentar o completar la teoría jungiana de los complejos en relación
a uno de sus aspectos que menos ha sido conceptualizado por Jung
y los post-jungianos: los orígenes pre-verbales y pre-simbólicos de
los complejos en la primera infancia.
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Jung planteó en diversas ocasiones, del encuentro entre dos ele-
mentos tiende a surgir un tercer elemento creativo que hace posible
avanzar en nuestro conocimiento personal y profesional. El tiempo
dirá si este es el caso en la área de intersección que hemos explora-
do en este trabajo.
38
Referencias
39
knox, j. (1999). The relevance of attachment theory to a con-
temporary Jungian view of the internal world: Internal working
models, implicit memory, and internal objects. Journal of Analytical
Psychology, 44, 511-530.
neumann, e. (1963). Das Kind: Struktur und Dynamik der werdenden Persön-
lichkeit. Frankfurt am Main: Fischer Taschenbuch Verlag.
samuels, a. (1985). Jung and the Post-Jungians. London: Routledge.
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· Buscando a Jung en su
propuesta Tipológica
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Buscando a Jung en su propuesta Tipológica
M. Paz Abalos Barros
Magíster Junguiano 2003-2005
“Llegar a ser lo que era antes que fuera, con la memoria y el enten-
dimiento de lo que he llegado a ser.” (Proverbio Sufí)
42
tipologías. La mayor aprehensión era el límite a la individualidad
en esquemas encasilladores. El encuentro con esta tipología fue mi
primera experiencia adentrándome en una herramienta que intenta
ordenar las diferencias individuales, de la normalidad, de acuerdo a
ciertos criterios.
43
individualidad, temor que inicialmente me hacía tomar distancia de
cualquier tipología.
Con los años noto en mí que del entusiasmo inicial por ense-
ñar esta herramienta he pasado a una posición de cierta cautela,
alimentada por la creciente intuición que al Enneagrama, u a otra
tipología profunda, se llega después de recorrer territorios perso-
nales y de otros. Se llega buscando respuesta a las mismas inte-
rrogantes que posiblemente dieron origen al Enneagrama y a otras
tipologías. Un acercamiento a destiempo puede provocar reacciones
de indiferencia, incredulidad, o lo que es peor, entrega una forma
de etiquetar a los demás y a sí mismo que puede ser dañino para el
desarrollo.
44
Jung y su propuesta de Tipos Psicológicos
45
Siguiendo a Jung en sus planteamientos
46
“Una rítmica alternancia de ambas formas de actividad psíquica
es lo que sin duda corresponde al curso normal de la vida”c (Jung,
2000) Sin embargo, circunstancias externas además de disposiciones
psíquicas internas, contribuyen al predominio de una sobre otra. De
ahí surge una actitud habitual, un tipo, que de ninguna manera es
puro porque el otro polo es parte de la vida anímica.
Homeostasis y Tipología
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surgido, por un lado, de innumerables impresiones y experiencias
obtenidas tanto en mi práctica de psiquiatra y neurólogo como en
mis contactos con personas de todas las capas sociales; han surgido,
por otro lado, de mis discusiones personales con amigos y adversa-
rios; y han surgido finalmente, de la crítica de mi propia idiosincra-
sia psicológica.”f (Jung, 2000)
48
Emerge como concepto clave el de Enantiodromía: “correr en senti-
do contrario”. Concepto que viene de la filosofía de Heráclito y que
Jung aplica “a la aparición, especialmente en sucesión temporal, del
principio opuesto inconsciente. Este fenómeno característico se da
en casi todos los sitios donde una dirección extremadamente unila-
teral domina la vida conciente, de modo que se forma en el tiempo
una posición opuesta inconsciente dotada de idéntica fuerza, la cual
se exterioriza primero por la inhibición del rendimiento conciente
y más tarde por la interrupción de la dirección conciente.”h (Jung,
2000)
49
Jung mismo sitúa la homogeneidad en las bases de la conciencia. Y
así lo ha planteado en su concepción de Inconsciente Colectivo y de
Arquetipos, como estructuras heredadas. Sin embargo, admite, den-
tro de su teoría de la psiquis humana, los procesos de diferencia-
ción histórica e individual que vuelven el funcionamiento conciente
heterogéneo, por más que queramos otra cosa a modo de simplificar
la comprensión de lo que nos pasa: “el pensamiento de una homo-
geneidad de la psique conciente es una quimera académica.”i (Jung,
2000)
Complejos y Tipología
50
tampoco hacerlo al otro. Su propuesta tipológica requiere que las
personas puedan diferenciar entre sus afectos y otras funciones
psíquicas como son el pensar, sentir, percibir e intuir. No somos
idénticos a nuestros afectos, dirá Jung, y por lo mismo, sobre ellos,
no puede establecerse un criterio científico a la hora de describir
Tipos psicológicos.
51
es, a través de los complejos, que perdemos la ilusión de ser dueños
absolutos de nuestra casa.
52
dades y todos los trasfondos más o menos ocultos de una situación,
pues también esas cosas forman parte de una imagen completa del
momento dado.”p (Jung, 2000)
Sin embargo, esas funciones básicas rara vez o nunca están di-
ferenciadas en igual medida en la conciencia. La unilateralidad
inevitable, por efecto del desarrollo y de predisposiciones naturales,
de una función por sobre otras llevaría a una completa pérdida de
equilibrio en la orientación de la conciencia si no estuviera com-
pensada psíquicamente por una actitud inconsciente contraria. El
inconsciente desempeña, por tanto, una función compensadora con
respecto a la conciencia. Junto a esto, posibilita la diferenciación y
desarrollo de las funciones concientes al mantener reprimidas las
funciones que no están en la conciencia, sin desarrollar, en un cier-
to estado primordial. Desde ahí son capaces de germinar en el curso
del desarrollo complementando o modificando la actitud conciente.
53
negado por otras corrientes, versus los intentos de Jung por de-
volverle el alma a la psicología: “No debe amedrentarnos la impo-
pularidad de tal empresa, pues la hipótesis del espíritu no es más
fantástica que la de la materia. Como no tenemos la más remota
idea de cómo lo psíquico puede derivarse de lo físico, y lo psíquico,
sin embargo, existe, estamos en libertad de suponer también como
verdadero el proceso inverso, o sea que la psiquis esté generada por
un principio espiritual tan inaccesible como la materia.”q (Jung,
2002)
54
“Los complejos designan lo no resuelto del individuo, el lugar don-
de se ha sufrido una derrota, al menos de momento, el lugar donde
hay algo que no puede ser remontado o superado, y, por lo tanto,
un punto débil, en cualquier sentido de esa expresión.”t (Jung,
2000) Además de mostrar lo no resuelto, Jung ve en los complejos
el síntoma, diagnósticamente valioso, de una disposición indivi-
dual.
55
predominante en la concepción psicológica.”w (Jung, 2000)
Su objetivo no es clasificar en categorías a los seres humanos
sino que desarrollar una psicología crítica que haga posible
la investigación y la ordenación metódica de los materiales
anímicos empíricos.
Comentarios Finales
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El iniciar el trabajo haciendo mención de otra gran Tipología que
he tenido la oportunidad de conocer como es el Enneagrama, ha
abierto también una serie de reflexiones en torno a las similitudes
en la mirada entre aquellos que la crearon a lo largo de miles de
años, muchos y desconocidos, y Jung. Los primeros generando una
herramienta en un contexto donde es impensado hablar de in-
consciente-conciente, y donde el ego es visto como producto de lo
que nos aleja de la esencia y de la totalidad, en el encuentro con el
mundo exterior. Esto daría para otro trabajo, sólo quiero mencionar
lo que viví hace un par de noches, después de haber estado hasta
tarde escribiendo.
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Referencias Bibliográficas
a Stein, M. (Ed.) (1984) Junguian Análysis. Shambhala, London, Cap. 8. The Use
of Psychological Types Un The Methodology of Analysis, by Alex T. Quenk and
Naomi L. Quenk) p. 157-172
b Da Silveira, N. (1997) Jung, Vida Y Obra. Editora Paz e Terra, Sao Paulo. (Traduc-
ción libre al español)
c Jung, C.G. (2000) Tipos Psicológicos. Editorial Sudamericana, Buenos Aires, p.26
q Jung, C.G. (1940) Realidad del Alma. Editorial Losada, S.A., Buenos Aires, p.15
58
Bibliografía
jung, c.g. (1940) Realidad del Alma. Editorial Losada, S.A., Buenos
Aires.
da silveira, n. (1997) Jung, Vida Y Obra. Editora Paz e Terra, Sao Pau-
lo. (Traducción libre al español)
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60
· La interpretación simbólica
del mito
Álvaro Carrasco G.
61
La interpretación simbólica del mito
Álvaro Carrasco G.
Magíster Junguiano 2003-2005
Para la psicología analítica los mitos, los sueños y el arte son im-
portantes en tanto que, mediante ellos, frecuentemente se expresa,
de manera simbólica, el inconsciente. Estas producciones humanas
nos aproximan a la dinámica del acontecer psíquico, incluido lo
psicopatológico. En virtud de esto, mitos, sueños y arte resultan de
gran importancia para la práctica clínica, en tanto que pueden indi-
car factores etiológicos de ciertos estados psíquicos, describirlos, así
como aventurarse en su evolución y sentido.
62
es adecuada, las inferencias que se hagan no harán sino distorsionar
y/o alejarnos de la comprensión del fenómeno que nos interesa.
símbolo
63
nocimiento de Él. Por esto, al hablar de Dios no se debería hacerlo,
dice Pseudo Dionysius, mediante un atributo; la Verdad, la Belle-
za o la Luz, por ejemplo. Al referirse a Él debería decírsele León,
Pantera, Monstruo. Deberíamos aplicarles las nominaciones más
provocativas para que quede claro que la similitud que buscamos se
nos escapa o solo se puede vislumbrar a costo de una desproporcio-
nada proporción (Eco, 1994, Pág. 10). En esta metafísica medieval
el símbolo no es una epifanía ni una revelación, sino una creación
racional que muestra la inadecuación de la razón y el lenguaje hu-
mano al intentar referirse al creador del cosmos.
64
Esta modalidad de lo simbólico perdura hasta que, con la llegada de
la teología de Tomás de Aquino (siglo XIII), el código gana. Tomás
de Aquino destruirá la tendencia medieval de la interpretación
alegórica de la realidad, reservando una estricta y codificada lectura
alegórica solamente para los hechos narrados en el Antiguo Testa-
mento (Eco, 1986, pág. 153). Aún en este libro, una primera lectura
había de asumir los hechos como literales o históricos y solamente
luego se podía interpretar siguiendo los otros sentidos que la tradi-
ción había asignado a las Sagradas Escrituras.
El símbolo Hermético
65
conecte con todo lo demás mediante una laberíntica red de mutuos
referentes (Eco, 1994, pág. 27).
Arte y símbolo.
Dante.
Dante Alighieri (1265-1321) tomó la teoría de los sentidos alegóricos
para la lectura de la Biblia y la transfirió al ámbito de la poesía.
Dante era todavía un representante del pensamiento medieval pues
mantuvo los cuatro sentidos alegóricos y la noción de que pueden
ser codificados y decodificados de acuerdo a convenciones enciclo-
pédicas (Eco, 1994, pág. 17).
66
”.
William Blake: “La escalera de Jacob”.
Génesis 28:12: “Y soñó, y he aquí una escala que estaba apoyada en tierra, y
su cabeza tocaba en el cielo: y he aquí ángeles de Dios que subían y descen-
dían por ella
67
tos extra-semióticos. Una obra de arte puede ser interpretada de
muchas maneras porque comparamos su significado o contenido
con la forma o manifestación plástica que la comunica, pudiendo
cada intérprete, además, compararla con toda su propia experiencia
y asociaciones idiosincrásicas (ver Eco, 1986, pág. 142). En esta sin-
gular unión entre significado, forma y experiencias idiosincrásicas
reside el gozo estético.
68
universal y esencial, sin una estricta y absoluta identidad entre
expresión y significancia.
1 Este poema se convirtió en un “manifiesto” del movimiento Simbolista (el Artefacto de la Metró-
polis, 2004). Inspirado por la teoría mística de “correspondencias”, un término Swedenborgiano
que se refiere a la idea que cada forma en el Cielo corresponde a una forma en la Tierra, Baudelaire
creía en la peculiar habilidad del artista para representar la verdad, no-didácticamente, a través de
símbolos y metáforas, era de inmensa importancia (Dr. Hugo, 2004).
69
El movimiento Simbolista francés propuso una teoría estética, cuya
influencia ha afectado otros movimientos artísticos que perduran
aun hoy. Los simbolistas planteaban que el artista, intencional y
libremente, producía una expresión dotada con significados vagos,
que no puede ser anclada a códigos preestablecidos. El trabajo poé-
tico permanece abierto.
Es cierto, dice Eco (1986, Pág. 156), que cuando Baudelaire habla de
la Naturaleza como un templo cuyos pilares susurran palabras ex-
trañas, de forma tal que el hombre deambula en un bosque de sím-
bolos donde los colores, perfumes y los sonidos son mutuos ecos,
esta imagen recuerda al mundo medieval como un libro escrito por
Dios. Pero los símbolos de Baudelaire son privados y adquieren su
significado total solamente dentro del contexto poético.
Jung platea: “Una expresión que se emplea para designar una cosa
conocida no pasa nunca de ser un mero signo y jamás es un sím-
bolo....Todo producto psíquico puede ser concebido como símbolo
siempre que sea la mejor expresión posible en ese momento de una
situación factual desconocida o sólo relativamente conocida hasta
entonces” (1971, pág. 556).
70
define al símbolo como ‘símil libidinal’ (Jung, 1982, pág. 58). En el
libro “Símbolos de Transformación” (pág. 118), a propósito de los
símbolos de la libido, Jung identifica cuatro clases de simbolización:
71
desarrollo es siempre una nueva configuración de significado con
nuevas implicaciones para la visión personal del mundo. Sin una
vida simbólica, plantea Jung, el ser humano carece de motivación
para crearse a sí mismo y para fomentar las condiciones de su pro-
pio desarrollo (Young-Eisendrath, P. y Hall, J., 1991, pág. 48).
mito
Al igual que los sueños, el mito es una expresión simbólica del in-
consciente, que, por lo tanto, nos llevan al inconsciente de manera
aproximada. En palabras de Campbell (1988/91, pág. 357): “Correcta-
mente se ha dicho que la mitología es la verdad penúltima porque,
la última, no puede ser expresada en palabras. Está más allá de las
palabras...” y más allá de las categorías de nuestra conciencia.
72
licos habitan el mito. En un plano más amplio se observa lo mismo;
en una sociedad existen mitos para el origen de los dioses o las
fuerzas creativas y luego hay mitos que explican como esos dioses
o fuerzas crearon al hombre. Para esta manera de entender el mito
como un sistema, algunos aportes de Eco son importantes (1994,
pág. 20-21): “Si el mito es una leyenda, entonces es un texto, y este
texto como Bachofen dice- es la exégesis de un símbolo. Tomemos
el mito como un texto y, metafóricamente, como la instancia su-
prema de cada texto posible. Un texto es un lugar donde la irreduci-
ble polisemia de símbolos es de hecho reducida porque en un texto
los símbolos están anclados a su contexto”.
73
ocasiones, diferentes arquetipos, que se expresan, a su vez, distin-
tamente en los mitos. Al respecto Jacobi (1965 en Dieckmann, 1991,
pág. 92) ve las imágenes arquetípicas y mitológicas que informan
la primera fase de la individuación en la primera etapa de la vida
en los mitos de la creación, mientras que el la temática mítica del
viaje marítimo nocturno (night sea journey) se supone que se aplica a
la segunda mitad de la vida
la interpretación simbólica.
Detección de lo simbólico
74
En el mismo sentido de esta aclaración de Jung, Eco también ofrece
algunas ideas útiles para tratar de identificar el modo simbólico:
“Una metáfora es fácilmente reconocible como tal porque, de to-
marse literalmente, no diría la verdad (ya que no es cierto que Achi-
lles fuera un león). El modo simbólico es, por el contrario, actuali-
zado cuando un texto describe comportamientos, objetos y eventos
que tienen sentido literalmente pero que, no obstante, el lector
siente que son pragmáticamente inexplicables porque el contexto
no tiene éxito en justificar sus intrusiones. La reacción estándar
ante cualquier actualización del modo simbólico es una especie de
intranquilidad que el lector siente cuando es testigo de un cierto
sobrante semántico, un excedente de posibles y aun imprecisas sig-
nificaciones expresadas por algo que - en términos de una economía
conversacional o narrativa - no debería estar allí (1994, pág. 139)”.
75
rales y filosóficas del soñante. Un primer paso consiste en conocer
la situación consciente del soñante para ver que es lo que el sueño
puede estar compensando. Luego, ha de procederse a preparar cui-
dadosamente su contextura; esto consiste en pedir al soñante que
haga algunas asociaciones en torno a las imágenes oníricas. Al anali-
zar un sueño se deben limitar las asociaciones y atenerse estricta-
mente a las imágenes del sueño, intentando saber qué significa la
imagen para la persona que sueña. Jung advierte que es necesario
prescindir de las asociaciones que superan excesivamente el conte-
nido del sueño: “Cuando quien ha soñado con una locomotora, por
ejemplo, habla de ferrocarril, pasa luego a Siberia, y a los bolchevi-
ques, para llegar a la Sociedad de Naciones, esto es impropio y no
significa ya nada en relación con el sueño, pudiendo cada cual hacer
otro tanto a partir de cualquier cosa” (Jung, 1970, pág. 79).
76
comparar sean producciones espontáneas de la psique, no intencio-
nadas ni influidas culturalmente.
Esta fue la razón debido a la cual Jung, por ejemplo, buscó, y encontró, en los
delirios de psicóticos norteamericanos pobres de raza negra, temáticas mitológicas
surgidas en otras culturas hace cientos de años.
77
mitemas. Cada mitema es usualmente un evento en la historia. Lue-
go, se agrupan los mitemas de acuerdo a un rasgo en común, por
ejemplo en varios pasajes un personaje mítico mata a otro; estos
conformarían un grupo de mitemas. A continuación se crean tantas
columnas como grupos de mitemas se hayan encontrado. En el eje
horizontal, de derecha a izquierda y de arriba hacia abajo, se des-
pliega el mito en su secuencia narrativa, en tanto que se mantiene
en las columnas los grupos de mitemas.
78
Umberto Eco, es parte del movimiento que abre los textos al lector,
aunque adoptando una postura moderada dentro de este grupo y
proponiendo algunos límites para la interpretación.
79
que los mitos imponen en los símbolos que involucran. De esta ma-
nera muchas teorías modernas son incapaces de reconocer que los
símbolos son paradigmáticamente abiertos a infinitos significados
pero sintagmáticamente, esto es, textualmente, abiertos solo a las
indefinidas, pero en ningún caso infinitas, interpretaciones permiti-
das por el contexto” (1994, pág. 21). Ya se ha dicho, con relación al
análisis de los sueños, como Jung también señalaba la importancia
de aventurar las interpretaciones de sueños solamente a partir del
contexto que el paciente proporciona; en este caso, para Jung el
contexto es la vida del soñante.
Reflexiones finales
80
Además de una aproximación general al símbolo, es importante
distinguir un tipo de simbología. Ciertos puntos o umbrales psíqui-
cos son comunes en la vida de todos los hombres por lo que, a lo
largo de la evolución de la humanidad, han forjado predisposiciones
cognitivo-afectivas que orientan la acción. Jung denomina estas
matrices del comportamiento, arquetipos. Estos recursos psíquicos
se encuentran fuera del territorio de la conciencia y solo podemos
acceder a ellos gracias al lenguaje simbólico. A los símbolos que
representan los arquetipos los denominamos en la psicología ana-
lítica, símbolos arquetípicos. Estos símbolos son particularmente
importantes para la psique del ser humano porque le permiten el
acceso a imágenes de auto-construcción y reconstrucción, espe-
cialmente en momentos críticos de la vida (Young-Eisendrath, P. y
Hall, J., 1991, pág. 51).
81
sólo vemos un instinto vital continuo, una voluntad de existen-
cia que mediante la conservación del individuo quiere asegurar la
reproducción de toda la especie” (Sainz, 1983, pág. 230).
82
Referencias bibliográficas
83
levi-stauss, c. (1963). The Structural Study of Myth, 1963. http://
mural.uv.es/madelro/myth.html
von franz, marie louise (1988). Psyche & Matter. Boston, Sham-
bala Publications.
Bibliografía
84
· Las tareas de psique en los
cuentos infantiles
Soledad Coo C.
María Consuelo Martínez V.
85
Las tareas de psique en los cuentos infantiles
Soledad Coo C. y María Consuelo Martínez V.
Magíster Junguiano 2005-2006
Así también, M.L. von Franz (1993) comenta que los cuentos de
hadas tienen la ventaja de ser creaciones “no literarias” y de ser, en
general, el resultado de una tradición colectiva, por lo cual contie-
nen material casi puramente arquetípico que no se ha mezclado con
contenidos personales e individuales.
86
Uno de los aportes de este mito, es hacer claro hincapié en el hecho
de que ese desarrollo de la conciencia no ocurre sin la participación
activa del individuo: el cumplimiento de tareas extraordinarias es
parte ineludible del proceso. Dada la importancia vital del mis-
mo, no ha de extrañarnos entonces que el titánico trabajo heroico
requerido para lograr la individuación, se exprese en varios otros
mitos, leyendas o cuentos de hadas, por cuanto estos constituyen
una vía de transmisión de conocimientos psíquicos profundos, de
realidades arquetípicas, que nos ayudan a desarrollar la vida.
Individuación
87
La individuación es entonces un trabajo, una tarea en conciencia,
que si bien sigue un patrón arquetípico y tiene sus ritos de pasaje,
es única a cada individuo, el que deberá despertar en sí el héroe o la
heroína para llevarla a cabo.
88
la fertilidad indiferenciada del principio materno representado en
Afrodita.
89
De esta forma, la princesa debe enfrentarse a lo femenino, el eros
y lo maternal, pero este proceso es difícil, lo que se expresa en que
su cuerpo es magullado por el guisante. Luego de una larga noche
en que la joven se enfrenta a este principio, despierta como una
“verdadera princesa”, lo que equivale a afirmar que se ha descubier-
to como una mujer capaz de acoger lo femenino y expresarlo desde
su propia particularidad.
“Dag y Daga son dos hermanos que, al quedar huérfanos, aprenden a cuidar y prote-
90
gerse uno al otro, viviendo solos en una cabaña aislada. En un momento de la historia,
Dag desaparece y su hermana sale a buscarlo, aún desoyendo los consejos, adverten-
cias y ofrecimientos de sus vecinos.
Camina por semanas preguntando por su hermano a todo aquel que encuentra, y uti-
liza cada uno de esos regalos para pagar por la información que necesita.Una criatura
feúcha y pequeña, que no se sabe si es niña o troll, le dice quien lo raptó (el troll volador
de Montecielo) a cambio de su vestido blanco.Un pequeño, deforme y malicioso enano,
a cambio de las dos pulseras de oro, le enseña el camino para subir la montaña (un
ascenso difícil, peligroso, agotador en el que constantemente tiene que evitar el vértigo
de la altura).
En la cima encuentra a su hermano quien, atrapado en la roca, sólo con la cabeza libre
(castigo mágico del troll al negarse a aprender a trabajar para él), le pide que huya y
se salve.
Pero Daga va al encuentro del troll y se arriesga a entrar en su palacio. La corona será
entregada a cambio de la libertad del hermano.
91
la búsqueda de su hermano-ánimus, Daga rechaza un estado que
implica el estancamiento de su desarrollo basado en el fortaleci-
miento de su Persona, en desmedro de la verdadera integración y la
aproximación a su Sí mismo.
92
y lo inferior, el alto risco y lo hondo de las entrañas de la tierra, el
mundo ctónico.
93
Hades: oscuro y acompañado de enanos que se ocupan de tareas de
minería (trabajar el oro), lo cual lo relaciona al mundo subterráneo.
94
En esta parte del proceso, Afrodita intentará hacer morir a Psique,
enfrentándola con Perséfone, regresándola al estado de en que se
hallaba antes de su encuentro con Eros: un estado primario y nar-
cisista de virgen que se ama a sí misma. La belleza de Perséfone que
Afrodita pide no es otra cosa que un sueño de paralización, deten-
ción y muerte, Sin embargo, Psique tiene ya un vínculo individual
con Eros, (simbolizado en su embarazo), lo que hace imposible que
Afrodita tenga éxito.
“En cada uno de los “actos del héroe” se oculta la muerte” (Neu-
mann, 1971, p.39). En este última tarea, ella deberá hacer el camino
heroico y enfrentar la muerte cara a cara, solo que ahora ya puede
hacerlo como mujer evolucionada, que ha logrado cierta conciencia
en sus tareas anteriores, y ha trascendido la primitiva sabiduría
instintiva con que abordó su primer encuentro con la muerte en el
risco.
95
Llama la atención que el sistema respiratorio simbólicamente puede
representar la capacidad de absorber la vida a partir de las relacio-
nes con el mundo externo, del cual la figura masculina/paterna es
principal exponente… Al impedir la respiración, la madrastra trata
de impedir la vida como intercambio y flujo mundo interno-mundo
externo y hacerla volver a un estado urobórico, sin contacto, seme-
jante a un útero en que la niña repose autocontenida, sin necesidad
de alteridad.
96
ta, y logra con ello que el desarrollo quede detenido: la niña cae en
un sueño de muerte, un estado de inconsciencia y paralización
97
Con el tiempo, el padre se casó con una viuda que tenía dos hijas,
las que –a espaldas del padre- atormentaban a la niña que, servicial,
jamás se quejaba. Con engaños, estas mujeres la mandan al bosque,
a casa de la bruja Baba Yagá, para conseguir el fuego que ellas han
extinguido en el hogar.
98
• Navegar a oscuras: entrar en el bosque, en lo profundo incons-
ciente para iniciarse, experimentando el numen de la propia capa-
cidad intuitiva, (expresada en el cuento a través de la muñeca),
por la que aprenderá a confiar en sí misma. Esta tarea requiere de
alimentar frecuentemente esa capacidad intuitiva, escuchándola,
prestándole atención.
• Enfrentarse a la bruja salvaje: la fuerza vital, creadora y atemo-
rizante, la salvaje, gozosa y rebosante divinidad materna, que se
halla en la psique arquetípica. Si logra permanecer en su pre-
sencia, una parte de su poder le será traspasado a la mujer, el
arquetipo muestra su otro rostro. “Ser fuerte…significa afrontar la
propia numinosidad sin huir” (op.cit.p. 104).
• Servir a lo irracional: aclimatarse al poder no conciente de la
psique, comprenderlo y hacer las purificaciones interiores; limpiar
y ordenar la casa del alma, lavar la ropa (representante de la
‘persona’), barrer y eliminar los desechos (ya sean pensamientos
o estados emocionales que se acumulan frenando el desarrollo).
La autora recomienda enfáticamente: “Hay que ordenar la vida
salvaje con regularidad” y alimentarla creativamente.
• Separar entre esto y aquello: aprender a clasificar, a discernir
los agentes curativos psíquicos, lo que nos gusta de lo que nos
sirve, aprender del funcionamiento inconsciente que trabaja aún
cuando el ego no se da cuenta de ello, aprender acerca de la vida
(maíz) y de la muerte (adormidera)
• Indagar los misterios: preguntar y aprender acerca del proceso
cíclico de vida-muerte-vida, indagando lo justo, pero no más allá
de lo necesario para no quedar seducidos en los misterios del
profundo inconsciente.
• Asumir la luz recibida desde la sabiduría ancestral (representada
por la calavera, vestigio óseo de antiguas generaciones), y contem-
plar la propia vida bajo esta luz, que nos dice parte de un colecti-
vo secular.
• Modificar la sombra: asumir la nueva luz que le permite ver las
cosas con claridad, pero también descarnadamente, no evitar el
dolor de saber ciertas cosas sobre sí, los demás o la naturaleza del
mundo. Mirar los aspectos negativos de nosotros mismos a la luz
de estos nuevos conocimientos.
Se cumplen en Vasalisa, los pasos del viaje heroico descrito por
Stevens (1998): la pérdida del hogar, que implica la aceptación de la
pérdida de la madre demasiado buena;el encuentro con la sombra
(expresado en madrastra y hermanastras); la catástrofe, con la
extinción del fuego que puede llevar a la muerte por inanición (sin
fuego, no hay cocina, no hay comida) o congelamiento interior; el
período de tribulación, en que debe adentrarse en la oscuridad (el
bosque inconsciente) y encontrar en él fuerzas poderosas, descono-
cidas y amenazantes (Baba Yagá) a las que habrá de enfrentarse y
cumplir pruebas. Estas solidificarán su ego, integrando a él aspectos
99
(la capacidad de intuición expresada en la muñeca que lleva en su
bolsillo) algunos no conocidos hasta ese momento, o no utilizados
(su ánimus, la capacidad de conocer en conciencia los opuestos y
discernirlos, el contacto con la sabiduría ancestral), con lo cual su
conciencia se hará más amplia y madura, de modo que re-enfrenta
la vida con una actitud transformada y enriquecida. Esta integra-
ción la acerca más a la Totalidad.
Conclusiones
El mito de Psique y Eros nos señala cuatro trabajos necesarios para
la individuación en la psique femenina.
100
encarnación del principio más indiferenciado representando por la
divinidad en una existencia individual.
101
la consecución rápida de los objetivos, tales enseñanzas tienen un
valor imponderable al aplicarse al crecimiento de la conciencia
personal y colectiva.
102
Referencias Bibliográficas
kast, v (1992) “Sísifo, la misma piedra, un nuevo camino”. Sao Paulo: Ed Cul-
trix.
stein, m. (2004) “El mapa del alma según Jung”. Barcelona: Ed Luciérnaga.
von franz, m.l. (1979) “El proceso de Individuación” en “El hombre y sus
símbolos”. Madrid: Aguilar.
103
104
· La Relación Terapéutica
Arlette Gillet Juliet
105
La Relación Terapéutica
Arlette Gillet Juliet
Magíster Junguiano 2003-2005
106
Cabe señalar que esto es prácticamente el opuesto de lo que señala
Jung en su libro La Psicología de la Transferencia, pero también creo que
es un aporte complementario y pienso que es importante conocerlo.
Me llamó la atención que no aparecen investigaciones en la línea
jungiana. ¿Será imposible investigar de esta forma en la psicología
profunda? o ¿no se ha encontrado el lenguaje para hacerlo?
107
resistieron a la noción respecto al rol significativo que jugaban los
aspectos interpersonales en el cambio conductual producto de la
terapia. Skinner visualizaba una terapia exitosa como un proceso de
aprendizaje en la cual era más significativo la calidad de las inter-
venciones (técnicas) de un “profesor o entrenador”, que la relación
entre los participantes.
108
Punto de vista actual, rasgos característicos y resultados de investi-
gaciones en la relación terapéutica
Kolden et al. (1994) señala que además de ser una alianza de traba-
jo, de la resonancia empática (comprensión recíproca) y afirmación
mutua (respeto y apego afectivo) existen otros componentes esen-
ciales en la relación terapéutica.
109
la terapia (Mohl, Martinez, Ticknor, Huang, & Cordell, 1991; Plotni-
cov, 1990; Tracey, 1986). Concluyendo, “los terapeutas deben estar
atentos al clima relacional generado tempranamente, y trabajar
cualquier dificultad en la relación paciente-terapeuta durante esas
primeras sesiones” (Bachelor y Horvath, 1999)
110
su calidez, cuidado y su compromiso emocional (Bachelor, 1991,
1995; Lambert & Bergin, 1983; Lazarus, 1871; Murphy, Cramer, &
Lillie, 1984). Concluyen Bachelor y Horvath que “sería aconsejable
asegurar que aquellas características del terapeuta valoradas por los
pacientes como las que contribuyen a un resultado favorable, sean
comunicadas y experienciadas efectivamente por el pacientes”.
111
Desde mediados de 1980 se realizaron pocas investigaciones de las
condiciones rogerianas. Se encontró que la empatía estaba fuer-
temente asociada con la mejoría clínica de pacientes tratados por
depresión con terapia cognitiva conductual (Burns, & Nolen-Hoek-
sema, 1992). La empatía seguía recibiendo un fuerte apoyo, aunque
evidentemente era un constructo más complejo que el que previa-
mente se pensaba (Duan & Hill, 1996). Algunos constructos rela-
cionados como “comprensión y compromiso” (Gaston & Marmar,
1994), o “calidez y cordialidad” (Gomes-Schwartz, 1978), estudiados
en el contexto de la alianza, se han ligado a resultados positivos
terapéuticos o satisfacción del paciente (Bachelor, 1991; Gaston,
1991).
112
cia tenía un efecto negativo en la alianza terapéutica; especialmente
en pacientes con alta calidad en sus relaciones interpersonales.
Interpretaciones excesivamente frecuentes pueden hacer que el
paciente se sienta criticado y puede aumentar sus defensas (Piper et
al., 1991).
113
los terapeutas de más experiencia, pueden tener más éxito en lograr
la cooperación de sus pacientes (evidenciándose como una mayor
“coordinación” con las intervenciones del terapeuta; Westerman &
Foote, 1995).
Establecer una buena alianza de trabajo pareciera ser más difícil con
pacientes que rechazan el enfrentar sus problemas y que expresan
hostilidad. En esos casos se debe priorizar el trabajar en terapia
con las conductas evitadoras o antagonistas como para favorecer la
colaboración activa del paciente (Gaston et al., 1988). Sin embargo,
no todas las verbalizaciones y sentimientos negativos durante las
sesiones deben tomarse como indicadores de una relación terapéu-
tica pobre. Inicialmente las respuestas afectivas negativas pueden
ser liberadas y reemplazadas por sentimientos positivos (Orlinsky et
al., 1994).
Bachelor y Horvath señalan que “por la importancia que tienen la activa cola-
boración y compromiso de los pacientes en los resultados de la terapia, estas caracte-
rísticas deberían ser reforzadas por el terapeuta cuando están en un nivel bajo”.
114
nejo de la rabia). Las últimas han sido estudiadas en la literatura
psicodinámica bajo el nombre de “contratransferencia”, designando
la influencia de factores personales (asuntos no resueltos y conflic-
tos), que sesgan las percepciones y juicios que hace el terapeuta de
su paciente e interfieren la responsividad óptima. Sea como sea, es
un acuerdo que las reacciones personales del terapeuta deben ser
atendidas, comprendidas y manejadas con eficiencia (Hayes & Cel-
so, 191; Van Wagoner, Celso, Hayes & Digmer, 1991). Por lo tanto,
sería importante para los terapeutas el conocer su vulnerabilidad personal (puntos
ciegos, conflictos, complejos) pues si no es así, ésta puede activarse con determinados
pacientes provocando reacciones contraterapeuticas. Para evitar este tipo de problemá-
tica es ayudador el acceso a un feedback apropiado (psicoterapia personal opcional) y
a la supervisión.
115
negativas respecto al terapeuta (Friedlander, 1993). Los métodos de
entrenamiento tradicional de terapeutas parecen no otorgar una
preparación adecuada en cuanto a recibir y responder complemen-
tariamente a los procesos problemáticos interpersonales (Henry et
el., 1990). Aún terapeutas bien entrenados parecieran ser vulnera-
bles a engancharse en relaciones interpersonales potencialmente
dañinas con sus pacientes lo que sugiere la influencia en el proceso
interpersonal de disposiciones preexistentes en el terapeuta (Henry
et al., 1990; Herry & Strupp, 1994).
Conclusiones
116
Bibliografía
KAHN, M. (1997). Between Therapist and Client The New Relationship Revised
Edition. United States of America: W.H. Freeman and Company.
117
118
· Histeria y Anorexia
Patricia Vargas Zúñiga
119
Histeria y Anorexia:
Caminos o variantes en el intento de individuación en el desarrollo de la
mujer. Comprensión del pathos simbólico-arquetípico
Sin duda, tengo razones intelectuales para elegir este tema. Pero
he de ser sincera. Soy mujer, soy hija, y antes fui una niña, y estos
temas tocan una obvia fibra personal, tal vez más de una.
120
mes y estados psíquicos: ¿Qué tienen que ver con el estado actual
de nuestra sociedad y situación planetaria?, o al menos, puesto que
no son causa directa tal vez sólo expresión simbólica de la incon-
ciencia colectiva, ¿qué nos enseñan sobre las unilateralidades de
nuestro desarrollo horizontal de tal conciencia?.
121
En síntesis, mi objetivo, más que explicitar una interpretación
fija y exhaustiva, es reunir las observaciones de distintos autores
para amplificar la hipótesis analítica siguiente: el lazo que une a la
histeria y la anorexia más allá de sus diferencias sindromáticas, es
el estancamiento en la individuación de la mujer con respecto a al-
gunas de sus transiciones fundamentales y que son símbolos de cre-
cimiento: menarquia, compromiso o enamoramiento, maternidad
y maternaje, pérdida de los hijos y menopausia (Rutter, 1993). Esto
supone la visión de alteridad, es decir, el problema del encuentro
con lo femenino y su conexión con la Gran Madre y lo masculino.
122
primera mujer. Ella es la mujer que se transforma una y otra vez,
así como el tiempo, envejeciendo y renaciendo joven cíclicamente
y siendo la responsable del cambio de las estaciones y del cono-
cimiento instructivo del cultivo del maiz del choclo. Cuando esta
mujer fue creada, dio a los Navajos el Kinaaldá: un ritual para la
pubertad de la niña, y su transición y activación como mujer (Ru-
tter, 1993). Para la autora, esta deidad es una imagen arquetípica
femenina de fertilidad y transformación física y psicológica.
Traducción personal.
123
la mujer, aparece de una forma particular. Rutter (1993) cita a un
antropólogo llamado Bruce Lincoln que descubrió que la transi-
ción de la mujer tiene un patrón de tipo crisálida observada por
Rutter tanto en el Kinaaldá de los Navajos como en los misterios
Eleusianos (ritos ancestrales relacionados con el mito de Demeter
y Perséfone). Este patrón sería: contención-cubrimiento, metamor-
fosis y emergencia de la mujer. En ambos ritos, la mujer que toma
el papel de niña o de Kore, es acompañada por la madre personal.
Por ejemplo, en el rito navajo, la madre peina a su hija, le ayuda a
vestirse en forma especial, le relata los misterios de la vida y de ser
mujer, es decir, la madre ayuda a la hija en su transición. Fomenta
el avance.
124
der la profundidad y significado de los síntomas. Quise comenzar
estos temas con el rito de los Navajos, para tenerlos presente siem-
pre, a lo largo de las reflexiones.
125
tos antes en el pasillo de recepción, llorando como una niña, gritan-
do fuera de lugar, desaseada, mal vestida y llevada de la mano por
su conviviente. Por supuesto que por su estado de conciencia, era
fácilmente sugestionable especialmente a las órdenes del psiquiatra.
En adición, su lenguaje era desorganizado, bizarro, y decía insultos
sexuales referidos a su pareja que nadie diría frente a un extraño.
Pero reconstruyendo la historia de la paciente, se descubrió que la
vivencia afectiva dolorosa, eran los celos y la rabia por la lejanía
de su “conviviente” con una vecina. No sé cuanto tiempo estuvo
esa mujer sin poder asimilar esa situación y tales emociones. Por
supuesto esta es una forma clínica psicótica.
Con esta idea, Jung propone que en estos estados hay una regresión
parcial de la libido, que pueden tener un sentido simbólico-pro-
spectivo por develarse (Frey-Rohn, 1993). Pero mientras está en
funcionamiento esta forma de adaptación, el contenido material
126
de los complejos y síntomas permanece en el drama familiar, la
personalidad de los padres, situaciones que tuvieron significación
pasada y no necesariamente actual, etc. Jung propuso el concepto
de Imago (1921, parr. 305) para denotar lo que el mismo Freud des-
cubrió, de que si bien los padres concretos y la familia cumplen un
rol en el origen o mantención de las neurosis, eran más que nada
las imágenes que los pacientes tenían de ellos, ligados a uno o más
complejos.
127
el Padre primordial y la Gran Madre. Razón por la cual Jung prefirió
sustituir el concepto de complejo parental por el de Imago Parental
(Sharp, 1997).
Janet (en O.C, vol. I), llamó a estos estados de subconsciencia, per-
sonalidad inferior, y Jung extendió esta idea en el sentido de lo primiti-
vo de los comportamientos porque descendía el nivel mental (Jung,
1993b) que es el nivel de atención y organizacíón de la consciencia
en relación a la adaptación necesaria para mundo externo. Así que,
si retomamos la descripción del comportamiento caractereopático
de la histeria desde Micklem (1983):
128
(...) “El portador es considerado egocéntrico, con un gran nivel de
demanda en sus relaciones. Su comportamiento es frecuentemente
descrito como teatral (...) más una observación profunda mostrará
un contraste marcado entre la intensidad teatral de la expresión y
la superficialidad de los sentimientos existentes. Las emociones y
los entusiasmos son intensos, aunque susceptibles de cambiar rápi-
damente. Pobre persistencia y capacidad de concentración (...). [y
sigue más adelante para destacar histerias más graves] irresponsa-
bilidad, egoísmo pronunciado y un deseo de manipulación ligado al
poder, caprichos y explosiones emocionales incontrolados, obstina-
ción y falta de consideración por el otro” (en op.cit., pags.110 y 111).
129
la conjunción o integración de las partes en un todo. El relaciona-
miento que logra Kore es a través de lo masculino oscuro, el matri-
monio con Hades que es su tío (incesto).
130
“Rigidez puede ser una señal de fuerza, mas no es lo mismo que
estabilidad, la cualidad que permite al ego ejercitarse y mantenerse
abierto a la riqueza de su prójimo. La orientación para la reflexión y
comprensión de las circunstancias sería una vía más saludable en la
terapia...” (Miklem, op.cit., pag. 116).
131
El mundo de abajo, el mundo arquetípico inferior es igual de ob-
jetivo y real que el superior (la tierra de Demeter). Es un mundo
imaginal, y toda la nutrición, fertilidad y erotismo ocurren ahí,
escindidos del mundo superior físico. Galias (1997) llama a esto,
“persefonización” de la libido, que corre tanto para la alimentación
como la sexualidad, “es como si hubiese una concentración de la
libido en Perséfone (ya no es Kore ni desempeña el papel de Deme-
ter, la nutrición), (...) es una concreta permanencia simbólica en
Hades. (...) comer es igual a morir, no comer es igual a mantenerse
viva” (op.cit, pag. 74)
Por ejemplo, Rosa Behar (en Heerlein, 2000) describe que la anoréc-
tica pertenece a un grupo familiar particular: “Se observan en estos
grupos familiares actitudes sobreprotectoras y rigidez, eludiéndose
los conflictos y mostrándose en apariencia un núcleo familiar per-
fecto (...) El padre aparece generalmente ausente, tanto física como
afectivamente o a veces seductor, muy crítico y hasta cruel. La
madre puede mostrarse ambivalente respecto de la paciente. Por un
lado aprensiva, tolerante, hogareña, pero al mismo tiempo inmadu-
ra, incapaz de brindar apoyo, dependiente de su propia madre y con
sentimientos de envidia y competencia en relación a la delgadez de
la hija. “ (op.cit., pag. 470)
132
Se sabe que todo trastorno psíquico es multifactorial, pero la Psi-
cología Analítica Simbólica, ha encontrado una alternativa para en-
tender la relación entre la familia y las funciones estructurantes del
mundo interno de estas pacientes. Como siempre, es bueno retomar
los conceptos de arquetipo porque nos da un visión de la relaciones
interpersonales, más que causales, sistémicas.
133
Qué “causó” que, es menos útil que buscar cuáles son los refle-
jos arquetípicos en el alma de la paciente con anorexia y como su
psique intenta elaborar simbólicamente los diversos factores que
la rodean sean estos internos y/o externos: un ego debilitado, una
disfunción familiar, el incesto simbólico o concreto, un abuso o
rapto, una madre muy próxima pero ambivalente, un patriarcado
familiar, una corriente cultural constelada en la delgadez, así como
también el encuentro con lo propio femenino como la menarquia y
el segundo cambio configuracional, el deseo de ser la hija perfecta
de papá, etc.
134
Este circuito es responsable por la abstracción, separación de opues-
tos, coherencia, ley y orden patriarcal, límites adecuados y claros,
así como la relación con el poder. A la inversa del circuito matriar-
cal, se estructura desde el papel de “yo” (papel de hijo del padre)
que acepta o no, la imposición y límites del otro (figura paterna
o papel del padre) y los usa para sí mismo. Pero siempre es nece-
sario que el infante reciba esto desde el otro en los primeros años,
asimilando el significado del mando, el respeto de las jerarquías, la
disciplina y la autoridad.
10 Irací Galias distingue dos formas de anorexia, una más restrictiva donde el cir-
cuito patriarcal es más evidente y peligroso, expresándose en las formas obsesi-
vas típicamente observadas; y una forma más impulsiva e histriónica, donde se
alterna la impulsividad con lo patriarcal. Esta última suele tener mejor pronóstico,
pero es igual de compleja en la transferencia por la capacidad de seducción de la
paciente.
135
del héroe, la heroína Kore sufre un desvío al Hades. Y la anoréxica
no alcanza a llegar. Usando la metáfora de Galias: la niña no alcanza a
cruzar el puente entre la infancia y la adolescencia, y queda atascada en el puente.
136
con algunos de los papeles11. Como en la histeria, lo más importante
es la comprensión de las dificultades del ego de la paciente en esos
campos psíquicos y de relacionamiento. Es como tener un mapa
con la “x” marcada pero sin rutas de acceso, hay que descubrirlos
caso a caso.
A pesar del drama humano que hay tras estas patologías, es po-
sible que existan algunas (os) terapeutas que tengan la suficiente
paciencia y fuerza para acompañar a estas niñas-mujeres. Lo bueno
de todo arquetipo es su bipolaridad, hay una potencia en Kore muy
importante –tal vez sea menos difícil de activarlo en la histeria-.
Jung veía en esa imagen arquetípica una renovación potencial tanto
para el hombre como para la mujer: “una imagen supraordinada, o
del Si mismo” (Sharp, 1997). Más allá de la doncella ingenua que se
expone a los peligros, el par Demeter-Kore, es también el reestable-
cimiento de la relación positiva “madre e hija”:
“... extienden la conciencia femenina tanto hacia arriba como hacia abajo. Le agregan
una dimensión más antigüa y más nueva, más fuerte y más débil y expanden la
estrecha y limitada mente consciente atascada en el tiempo y en el espacio, otorgándole
características de una personalidad más amplia y completa que participa en el eterno
curso de las cosas... Así, podríamos decir que cada madre contiene a su hija y cada hija
contiene a su madre, y que cada mujer se proyecta hacia atrás en su madre y hacia
adelante en su hija... La experiencia consciente de estos lazos produce la sensación de
que su vida se extiende por generaciones...” (Aspectos psicológicos del Kore, Jung, CW9,
parr. 311 y 316, en Sharp, 1997, pags. 55-56).
Reflexiones Finales
11 Uno puede, como todo lo que se constela inconscientemente, actuar los papeles
de Zeus (patriarcal), Hades (incesto simbólico=perder los límites), Demeter
(matriarcal depresivo o sobreprotector) o Kore. La familia puede actuar estos roles
en forma opuesta a los que intenta impulsar el equipo terapéutico. El terapeuta
puede vivir la angustia del Hades y pensar que no hay más remedio, etc.
137
colectiva de la sociedad victoriana de Freud y Charcot, un cues-
tionamiento sobre la represión de la afectividad y por supuesto, la
sexualidad. Más profundo que eso, y pensando en la caza de brujas
de siglos anteriores, me pregunté –antes de conocer a Neumann-
por qué los misterios de lo femenino y lo matriarcal generan tanto
temor. Hoy, podría hacer una exploración más profunda de la psi-
cología arquetípica de Hillman y el inframundo, que abrirá un claro
de luz en las preguntas que me surgen de vez en cuando para ciertos
cuadros clínicos dramáticos y complejos.
Por otra parte, no creo que la función de los mitos sea la de ex-
plicar las patologías de nuestro tiempo. La familia de Kore está
enlazada con otras familias de ese mundo del Olimpo, así como un
patrón arquetípico está conectado con otro. Si se utiliza un paralelo
arquetípico es más bien para ayudarnos a entrar por un costado, al
mapa psíquico de algunos de nuestras pacientes. La psique humana
individual es como el Cosmos, tiene millones de constelaciones que
no conocemos. Así que la función de estos mitos, como el de De-
meter-Perséfone es posicionarnos en una conciencia simbólica, para
comprender algo de lo que está padeciendo esa persona.
Creo que es una ayuda a la empatía, que en cuadros más graves nos
puede llevar a una excesiva identificación con el otro, y así como
Perséfone en el Hades, quedarnos de igual modo atrapados.
138
Bibliografia
Textos Anexos
jung, c.g. (1999) “Sobre la paralexia histérica” y “Un caso de estupor histérico”,
en Volumen 1: Estudios Psiquiátricos, Obra Completa, Editorial
Trotta: Madrid.
J
jung, c.g. (1999) “Réplica a la crítica de Aschaffenburg” (1906), “La teoría
Freudiana de la histeria” (1907) y “Ensayo de exposición de la Teoría Psicoanalítica
(1912)”, en Volumen 4: Freud y el Psicoanálisis, O.C.Trotta: Madrid.
139
neumann, e. (1991) “A crianza“.Cultrix: San Pablo.
140
· La Depresión como
Retorno a la Salud
Alejandro Dabovic T.
M. Susana Toloza G
141
La Depresión como Retorno a la Salud.
Una mirada Simbólica-Arquetípica
¿Chile depresivo?
142
En Chile, la prevalencia de trastornos depresivos, es de 5% a 10%
de la población adulta. (MINSAL, 1998). Vicente y cols, utilizando
la entrevista CIDI, encontraron en mujeres de Santiago una pre-
valencia de 6 meses de 12,8% para trastornos afectivos, 10,4% para
trastornos ansiosos y somatomorfos y 23,2% tomados en conjunto.
(Vicente y cols.1992) De igual modo, el estudio realizado en Iqui-
que por el mismo grupo y con la misma entrevista, encontró una
prevalencia de 6 meses de 13,1% para trastornos afectivos, 12% para
trastornos ansiosos y somatomorfos y 25,3% tomados en conjun-
to (Vicente y cols.1999) . Otro estudio de prevalencia realizado
en Santiago utilizando la entrevista estructurada CIS-R (Clinical
Interview Schedule revisada) encontró una prevalencia de 7 días de
8% para episodio depresivo, y de 18% para trastorno neurótico no
específico, con un total de 26% para ambos diagnósticos y 35% para
todos los trastornos psiquiátricos incluyendo diagnósticos ICD-10 y
no específicos (Araya y cols. 2001). En una población más específica
tal como consultantes de atención primaria, los síntomas depre-
sivos tienen una prevalencia que fluctúa entre 10% y 37% (Araya y
cols. 1994)
143
Por la mascara perdemos la vinculación con otros aspectos del Self,
de este modo la vivencia humana se polariza quedando el eros, el
cuerpo, la vida, la creatividad y el ser en el inconciente, en la som-
bra. Es así como quedamos expuestos a la presencia de la defensa
en la manifestación desvitalizada del ánimo y del sentido de la vida,
todo se “vuelve en contra”. (Monbourquette, 1997)
Ahora bien, independiente del análisis de las cifras, surgen las si-
guientes preguntas ¿Existe hoy más depresión que antes? ¿Qué con-
diciones de vida estamos generando que la facilitan y condicionan?
De acuerdo a los niveles de demanda históricos y actuales se hace
necesario lecturas más profundas que nos lleven no solo a entender
el problema, sino generar propuestas de abordaje a partir de nuevas
miradas del colectivo. De esta manera podemos integrar el símbolo
que emerge a este nivel, que requiere ser elaborado e integrado,
para dar cuenta de la satisfacción de necesidades existenciales y
vitales que dan sentido al corazón del ser humano
144
La Depresión se caracteriza por presentar síntomas afectivos tales
como: culpa, desesperanza, tristeza, pesimismo, pérdida de interés
y motivación, pérdida de experimentar placer, pérdida de energía y
fatiga y síntomas cognitivos como disminución del pensar, dismi-
nución de la atención, memoria, aprendizaje e ideación de culpa
y muerte. Además se manifiesta con síntomas comportamentales
como: inhibición, agitación, llanto, retraimiento social y ccompor-
tamiento suicida. Los síntomas vegetativos corresponden a alte-
raciones del apetito, alteraciones del dormir, pérdida de libido, y
constipación / diarrea.
145
típicas básicas del desarrollo del individuo. Dependiendo donde el
sistema arquetípico se configure (matriarcal, patriarcal, de alteridad
o de totalidad), emergerán diferentes patrones de organización, que
darán origen a diversos tipos de depresión: Depresión matriarcal,
depresión patriarcal, depresión en alteridad, depresión en la totali-
dad: La depresión matriarcal se da cuando el patrón eje del apego se
ve amenazado o interrumpido, quedando una necesidad de protec-
ción, seguridad y contención no resuelta. En la depresión patriarcal
tiene que ver con el rango, status, disciplina, ley u orden, territorio
o posesión. En ambos casos la depresión surge como una estrate-
gia adaptativa frente a las amenazas de separación generada por
la perdida de apego o de status. En la depresión de alteridad se ve
afectado el encuentro con el otro, con el mundo y consigo mismo,
por lo que es vivida con una disfunción en las relaciones con el otro
y en su falta de creatividad relacional. La depresión de la totalidad
se expresa en la falta de sentido existencial al mirar la propia vida
dentro de un todo siempre más amplio (Saiz, 2006)
146
Los padres devoradores en la mitología griega
147
instintivos, por lo cual los hijos se ven privados del poder transfor-
mador de sus raíces. Producto de lo anterior, la conciencia se halla
bien sintonizada con las actitudes y valores predominantes de un
colectivo exterior. El acto de escindir lo positivo y lo negativo, lo
espiritual y lo inconsciente, es Cronos tragándose a sus hijos.
148
Padre – Madre (Urano – Gaia)
Hay una relación mutua entre el padre y la madre, pero la ma-
dre también esta ligada con el hijo, con quien hace una alianza
en contra del padre. Esta relación esta cargada de energía, pero el
valor negativo o positivo de esta relación depende de cómo el padre
sea constelado. Si el padre es constelado negativamente, aparece
como una amenaza desde su poder establecido, se vuelve un padre
petrificado, un juez, que provoca la fuga del hijo/puer en direc-
ción a la madre toda comprensiva y con capacidad de contención
y transformación. Esto da cuenta que el impulso del hijo a crecer
esta estancado, y muchas veces es el leit-motif de su tendencia a la
muerte. Pero en este caso, es una muerte diferente de la que surge
de la amenaza patriarcal del padre devorador, por el contrario, es
una muerte más matriarcal, una muerte no temida sino más bien
deseada, un suicidio extático, una disolución del ser. (Saiz, 2006,
apuntes de clases).
149
En la colisión entre puer y senex, cada uno se identifica con un polo
y proyecta el otro, la única salida nos viene a plantear que los dos
protagonistas deben encontrar la muerte, el senex, en la disolución,
según la regla alquímica de ser disuelto; el puer, a su vez, en el sa-
crificio. Con su muerte se realiza la unión de los contrarios, la que
será la base de toda la actividad creadora individual. El ánima trae
a senex el héroe que ha perdido para generar su transformación y
el puer necesita del diferenciarse de su complejo materno. En los
dos casos el Integrar el lado que esta siendo rechazado permite la
transformación.
150
La depresión como trastorno puede expresarse en cualquiera de las
tres dimensiones contextuadas, en las cuales encontraremos una
descentración del ser en la totalidad de su existencia. (Saiz, 2006),
específicamente en la relación Ego –Self, que se caracteriza por la
no integración simbólica, lo cual podría ser entendido como un
proceso patológico dentro del proceso de individuación de la perso-
na, que requiere su elaboración para favorecer una transformación
existencial. Sin embargo, la descentración y pérdida de sentido,
conlleva al sufrimiento por la falta de integración y una estructura-
ción defensiva en el proceso de individuación.
151
simbólica, es decir, en la vivencia de sentido, lo cual, permite al
individuo conectarse con su ser en el mundo, su vitalidad y, desde
ahí, generar la libido necesaria para la emergencia del héroe. En esta
dinámica el ánima representaría la mediación con el mundo de la
madre, con lo instintivo, lo vital, desde donde el individuo posi-
bilita la trascendencia hacia una nueva forma, una síntesis de los
contrarios.
152
Bibliografía
153
154
· La enfermedad psicosomática
a la luz de Job
155
La enfermedad psicosomática a la luz de Job
Alejandro Igor Oyarzún
Magíster en Psicologia Analítica C.G. Jung
introduccion
desarrollo
La verdad anímica
156
de las ciencias naturales. Por otra parte, en la medida que estas
verdades anímicas se refieren a hechos del espíritu y no ha hechos
físicos, están dotadas de sentido, pues el espíritu se manifiesta
por sí mismo (Jung), esto es, tiene carácter autónomo. De otro
lado, interesa destacar “…que la presencia viva del espíritu puede
ir acompañada ocasionalmente de acontecimientos físicos milagro-
sos”. (Jung, 1952/1973, p.8)
157
La historia de Job
158
las lamentaciones de Job. Job no abandona su fe y su confianza en
Dios, y precisamente por ello afirma que “hasta el último aliento
mantendré mi honradez, me aferraré a mi inocencia sin ceder; la
conciencia no me reprocha ni uno de mis días” (27, 5-6). Pero Job
grita y Dios no le responde: “Te pido auxilio y no me haces caso;
espero en ti y me clavas la mirada…” (30, 20-21)
Lo psicosomático
159
La aseveración recién hecha respecto de la alternancia entre la sin-
tomatología física y psíquica debe ser sometida a confirmación des-
de que Harris (citado en Ramos, 1994) en una extensa revisión de
la literatura, demostrara que los pacientes esquizofrénicos, pueden
tener un riesgo mayor de desarrollar algunos tipos de enfermedades
y riesgo menor de otras en comparación con la población normal.
160
cognotivismo; se trata, de incorporar la temporalidad del vivir, en
este sentido Varela sigue a Husserl y en menor medida a M. Ponty
(Varela, 2002). Los sigue e incorpora a la biología en el camino de la
naturalización de la epistemología. En nuestro análisis acentuamos
la posición enactiva y de emergencia en razón de que el conocer, en
este enfoque, implica el hacer emerger significados y privilegiar de-
terminados relevantes (enacciön). Esto mismo creemos verlo en la
vivencia de la sincronía: de pronto, súbitamente, se tiene concien-
cia (un logro) de una significativa asociación, de una conexión de
sentido, en donde la temporalidad (el elemento nuevo incorporado
en el concepto de enacción) adopta un carácter sustantivo, insosla-
yable. En este momento nos parece adecuado, y más, considerando
la dimensión psicológica en la que se inserta el presente trabajo,
decir, que el dominio personal también debe ser resaltado, porque
en último término, es una persona quien se percata de las conexión
significativa dada en el fenómeno sincrónico y con una particular
vivencia o conciencia reflexiva del yo sobre lo emergente como
“objeto”. Esa sincronía le ocurrió a un alguien en particular o a lo
menos ese alguien (Job) tomó conciencia o en términos biológicos
enactuó una peculiar concienciación y concatenación de eventos,
configuración psicológica biográfica, espacio y tiempo. Este aspec-
to personal también captó la atención de Varela cuando se refiere
a metodologías en primera persona (Varela, 1999) resaltando la
experiencia vivida asociada con sucesos cognitivos y mentales que
también tienen un aspecto subjetivo que puede ser relatado por un
“sujeto”. Por supuesto trabajos en esta perspectiva están lejos de
ser consensuales y es que la experiencia humana es “…un dominio
cambiante, cambiable y fluido” (Varela, 1999, p. 160). Insistimos
en el carácter cuestionador de nuestra epistemología que trae apare-
jado el fenómeno sincrónico.
161
Una vez señalados los mínimos conceptos básicos nos abocaremos
a algunas digresiones respecto de la enfermedad en Job: realizan-
do una exégesis de la historia de Job, nos parece significativo que
siendo Job un hombre reverente de la divinidad tenga que padecer
los sufrimientos “autorizados” por Yahvé, que a efectos de nuestro
análisis vendría a ser una personificación secundaria del sí-mismo o
del Self. Además Job termina siendo el terreno o la región en que se
manifiestan las consecuencias de la dialéctica entre Yahvé y Satán,
y si queremos precisar más, estas consecuencias se dan en su cuerpo
o como diríamos con Byington (2006) en la dimensión corporal del
símbolo. Los tres amigos de Job intentan aplicar en el los conceptos
de una ética tradicional, antigua diríamos con Neumann (1960), sin
embargo Job no acepta esta imposición que le suena falaz; más tar-
de los amigos serán castigados por esto mismo. Job quiere escrutar
en el dominio arquetípico; está en una posición diferente que la de
estos amigos, diríamos está en una posición de elaboración simbó-
lica diferente, más elevada.
162
imperfecto. Hasta aquí tendríamos respondida la primera pregunta
que se refiere a la unilateralidad a corregir. La segunda pregunta
o problemática es sobre cual sería la disfunción ego-self, y a esto
propondremos responder que el mismo Job, ya avanzado en el pro-
ceso de individuación necesita dar otro paso adelante, por supuesto
inesperado para él, para su ego. Estamos diciendo que el mismo
Job se encuentra en proceso de elaboración simbólica, va a pasar a
otra etapa si su ego logra asimilar la potencia del numen en movi-
miento. Detengámonos aquí un momento para incursionar en por
qué la piel ha de ser el órgano privilegiado ú órgano blanco como
diríamos hoy en medicina. En este respecto, la resonancia mítica y
arquetípica de las palabras nuevamente puede ayudar. Blanco es el
objetivo a que algo se dirige; el blanco en que deben dar las flechas
del centauro Quirón, el complejo que se debe identificar. Satán lo
sabe y lo anticipa diciendo ante su primer fracaso “Piel por piel…”
(2,4). Satán, como la sombra (Byington, 2006) busca profundizar
el llamado e intensificar el remezón del ego, Job está adelantado
y se acerca a la “puerta estrecha”, hay más exigencia. La piel es la
envoltura del ego, el límite de éste ante los ojos de la conciencia
ordinaria; Job está en una etapa que necesita ampliarlo, permitir el
advenimiento del sí-mismo, acceder a la contemplación del Todo.
Pero esto ya está ocurriendo, habla con Dios y éste le responde y
le muestra sus maravillas, lo iridiscente de las formas de vida, y lo
informe y monstruoso en el leviatán y behemot. Job ha accedido al
último escaño de la elaboración simbólica de su vida: la contempla-
ción y la totalidad, pero sigue siendo humano.
163
Es interesante destacar que durante la primera fase de sufrimientos
de Job siempre queda una persona viva en la escena del daño que
cumple la función taxativa de poner en conocimiento de Job lo que
ha acontecido y que determina su dolor, como si para Yahvé, fuera
importante que Job tenga conocimiento cabal de lo acontecido y no
sea sepultado en lo inconciente; y por otro lado a través de estos
sobrevivientes como intermediarios Yahvé mismo se comunica.
Actúan al modo de función trascendente.
Reflexiones Finales
La explicación biológica de Varela, abre espacios para acceder al
terreno psicosomático al proponer un modelo en que se explicita
y se suma a lo somático, lo dinámico y lo plástico, lo cambiante,
con apego a lo peculiar del funcionar y operar cada organismo. Lo
mencionamos porque nos parece significar un avance y una apertu-
ra en la ciencia tradicional hacia las regiones del espíritu Y por otro,
porque la enfermedad constituye en nuestra opinión una emer-
gencia, una enacción corporal respecto del dinamismo psíquico en
desarrollo en Job.
Elegimos el Libro de Job, debido a que nos pareció aquí más visible
el aspecto inconcluso y dinámico del alma, la conciencia, el yo, y
su potencialidad de modificación, el sentido de la enfermedad y el
164
rescate de la dignidad humana conseguida al restablecer comuni-
cación y entendimiento con aquello que la contiene y fundamenta.
Esta dignidad implica integrar cabalmente el espíritu y la materia,
sin predominancias.
165
Referencias Bibliograficas
166
varela, f. (2002) El fenómeno de la vida (2ª ed.). Santiago de Chile:
Dolmen
167
168
· La Psique del Cuerpo
169
La Psique del Cuerpo
Marcela Godoy Bustos
Magíster Junguiano 2003-2005
170
nos de manera fragmentaria nos deja, sin embargo, vulnerables y
privados de la posibilidad de utilizar los recursos que residen en el
cuerpo. Es así como, por ejemplo, podemos pasar toda nuestra vida
intentando dar respuesta a lo que ocurre en nuestra cabeza, pero
rara vez le formulamos alguna pregunta a nuestro cuerpo, que no
es menos misterioso. El cuerpo constituye una unidad indisoluble,
aun cuando no estemos conscientes de ello.
171
les ofrecía. Él consideraba que la distinción entre cuerpo y alma
no era más que una distinción arbitraria y que ambos constituían
una cosa común. Más aún,
172
Por otra parte, el temor a lo corporal como asociación con el as-
pecto animal, de naturaleza irrefrenable, e instrumento del mal,
ha servido para que deseemos distanciarnos cuanto podamos de
esta realidad. La asociación establecida entre salud y “virtud” y
entre enfermedad y “pecado” deja de lado un aspecto esencial de la
existencia, ya que se trata de la negación de aquello que es consus-
tancial a la propia humanidad.
La comprensión analítica
173
para simbolizar a nivel verbal, el dolor emocional sería vivenciado
corporalmente.
174
Estudio de las relaciones entre factores psicológicos y cáncer
Conclusiones
A partir de nuestro largo entrenamiento en psicología y, en par-
ticular, en nuestro trabajo en el área clínica, la mayoría de noso-
tros debemos re-entrenarnos en relación a lo corporal y a cómo el
trabajo terapéutico podría integrar esta “dimensión” que abarca,
nada menos, que la forma del paciente de estar materialmente en
el mundo. Una terapia centrada en lo verbal tiende a no escuchar
el lenguaje silencioso del cuerpo. Tampoco somos capaces, debido
a que no contamos con las herramientas necesarias, de intervenir
adecuadamente.
175
Tanto este Seminario como las lecturas realizadas permiten, al
menos, abrir un nuevo foco de atención y considerar la posibilidad
de trabajar con el cuerpo en una alianza, más que por oposición. Se
trata de desarrollar una relación más respetuosa con lo corporal, sin
considerarlo como un aspecto “inferior” de nuestra humanidad sino
como un puente hacia una mayor integración de la personalidad.
Quedan abiertas algunas interrogantes, por ejemplo: ¿Cómo crear
lenguaje adecuado para relacionarnos con lo corporal y trabajar de
manera efectiva con este aspecto en psicoterapia? ¿Cómo y en qué
medida introducir técnicas específicas respetando la modalidad
predominantemente verbal de la psicoterapia?
176
Referencias
bertherat, t., berstein, c. (1977). The body has its reasons. New York:
Pantheon Books.
177
178
· Relación de Pareja: Una
Vivencia Arquetípica
179
Relación de Pareja: Una Vivencia Arquetípica
Claudia Grez Villegas
Magíster Junguiano 2003-2005
“Las relaciones entre el hombre y la mujer ocurren dentro del tejido fan-
tasmagórico producido por el ánima y el ánimus. Por lo tanto, no es de
sorprenderse que en la vida de casados surjan enmarañados problemas.”
(Nise Da Silveira,1997)
Hace algunos años, en un arranque de mucha osadía, esta cita fue
una guía para abordar las relaciones de pareja en un curso de psico-
logía y espiritualidad para la tercera edad. Bajo un grandioso título
“Integración de los opuestos como aceptación de sí mismo y de
las diferencias individuales. Transformación y totalidad. Sentido y
relación trascendente de la pareja” intenté adentrarme, junto a un
grupo de adultos mayores, en los misterios y significados más pro-
fundos de las relaciones de pareja. Desde ahí creció enormemente
mi interés por estos dos arquetipos anima y animus, responsables
en gran medida, de decidir de quién, y cómo nos enamoramos.
Arquetipos y Símbolos
180
Los arquetipos resultarían de un cúmulo de impresiones super-
puestas dejadas por miles de experiencias a través de la historia
del hombre. Vivencias típicas, tales como las emociones y fantasías
suscitadas por los fenómenos de la naturaleza, por las experiencias
con la madre, por los encuentros del hombre con la mujer, viven-
cias de situaciones difíciles como las travesías de mares y grandes
ríos, etc. han dejado su huella en nuestra memoria histórica.
181
Aproximarse a las relaciones de pareja desde esta perspectiva sim-
bólica arquetípica permite comprender las dificultades que puede
tener desentrañar el misterio de lo simbólico y así posibilitar algo
mejor.
La Psicología China dice: “..el cosmos y la vida pueden expilcarse por la pola-
ridad del principio del Yin y el Yang...ellos incluyen maculinidad y feminidad como
principios generales e imágenes simbólicas de las cuales todos participamos...”(Whit
mont, en De Castro, 1994, p 66)
182
Anima y Animus
183
refleja la primera experiencia femenina que se forma a través de la
relación con la madre. El anima encierra todos los atributos fasci-
nantes del eterno femenino. El polo positivo del arquetipo conec-
ta al hombre con sus capacidades afectivas y sus potenciales de
cuidado y contención. En el polo negativo representa la expresión
emotiva en su aspecto más primario e impulsivo ligado a lo instin-
tivo. El animus corresponde a la experiencia masculina, herencia
inconciente en la mujer, básicamente influido por la experiencia
de la mujer con su padre. En su polo positivo el animus representa
la posibilidad de conexión con la acción y la decisión creativa en la
mujer. En su aspecto negativo resulta en la obstinación de las ideas,
el ejercicio de la autoridad, la necesidad de influenciar sin control
racional.
“El estar enamorados siempre nos enfrenta con lo incomprensible. Sentimos que hemos
sido cautivados. Pero, en realidad, el amor se alimenta de lo que sucede dentro de
nosotros. Aquel en quien mis ojos y deseo se ha fijado, adquiere para mí una significa-
ción única y se torna irremplazable, pues sólo esa persona puede invocar una profunda
y especial dimensión interior de mí mismo” (Carotenuto,1996, p 42).
184
inmensa o bien una desvalorización extrema ya que anima y animus
como todo arquetipo tiene aspectos positivos y negativos, es polar.
Cualquier situación que ocurra “la realidad humana del individuo que recibe
la proyección queda oscurecida por la imagen proyectada y la numinosidad del arque-
tipo se apodera afectivamente de nosotros” (Sanford, 1998, p 176)
185
separado en una unión instituída por Dios que ningún hombre puede separar”.
(Hall,1995, p 56 )
186
Conflictos en las relaciones de pareja
187
como una violencia en de su proceso de individuación, atribu-
yendo al cónyuge la responsabilidad de sus fracasos, negaciones y
frustraciones.
188
Señala Hall que cuando atendemos a una pareja en terapia conyu-
gal esto conlleva un profundo significado potencial. ” Profundo en el
sentido de que el foco primario está en el proceso de individuación de cada uno de los
individuos de la pareja matrimonio. “ (Hall,1995, p 60 ).
Si esto es así ¿tiene una ventaja adicional que la pareja acuda junta
a terapia? ¿podría confundir más que aclarar las proyecciones? Es-
tas y muchas otras preguntas me quedan pendientes en este trabajo
así como también la extensión a otros aspectos de los vínculos de
pareja en especial el de las parejas homosexuales, en torno a las
cuales he tenido oportunidad de profundizar.
189
Bibliografía
da silveira, nise (1997) Jung, vida y obra. Sao Paulo: Paz e Terra
190
· Practicando la Totalidad: El
encuentro con el si-mismo
191
Practicando la Totalidad: El encuentro con el
si-mismo
María Luisa Silva Lafourcade
Magíster Junguiano 2006-2007
No cesaremos de explorar
Y el final de toda nuestra exploración
Será llegar donde mismo empezamos
Y conocer el lugar por primera vez
(T. S Elliot)
192
bien es un arte, pero es un arte que nunca es perfecto o completo”
(M, Stein 1996). Cada estilo de vida es un camino para abrazar la
totalidad y acercarse a ella y quizá parte de la tarea personal y como
terapeutas es conectarnos y conectar al paciente con ese estilo, esa
forma única particular, esos canales que nos permitirán encontrar o
experimentar en alguna medida la totalidad.
Hablar del Si Mismo o del Self produce cierto pudor por lo inalcan-
zable y difícil de definir que resulta el término. De alguna manera
es como tratar de definir a Dios desde un lugar conciente, a partir
de un lenguaje que está lleno de limitaciones y que en definitiva
nunca dará cuenta de la experiencia de Dios. Tal como plantea
Edinger en el texto Aion Lectures, el Self se refiere a una experiencia
y realidad empírica, sin embargo, la naturaleza exacta es imposible
de definir por el Ego. Ahora bien, hablar de la experiencia también
tiene una cualidad colectiva y personal que hace difícil precisar de
qué experiencia estamos hablando, pero podemos ver que a través
de la mitología y de las expresiones artísticas nos encontramos con
símbolos que apuntan y se refieren a un tipo de experiencia que
tiene que ver con una experiencia de totalidad, completitud, don-
de probablemente todo cabe en armonía y la tensión de los opues-
tos y la paradoja es integrada en un nivel más trascendente que nos
libera de esa tensión.
193
Murray Stein plantea que “en los tiempos actuales la búsqueda por
la autocomprensión y significado ha sido conducida generalmente
de un modo más personal e individualista. Mediante la introspec-
ción y la reflexión sobre las propias historias y relaciones parti-
culares, los hombres modernos han intentado poner de modo un
sentido por el significado. Esto ha terminado a menudo en fracaso
debido a que no ha habido un punto de referencia fuera del Ego”
(M.Stein,1996). Sin embargo el inconsciente puede proporcionar
recursos valiosos para este encuentro. El sueño, el mito y la imagen
nos proporciona datos psicológicos profundos de los cuales pode-
mos obtener significados.
194
También podemos plantearnos la práctica de la totalidad como
una tarea social o colectiva , la construcción de una cultura que
favorezca el contacto con la totalidad donde la vida cotidiana se
impregne de valores, costumbres, relaciones, contextos, rituales que
nos permitan acercarnos al Self y no alejarnos o distanciarnos de
nuestro centro.
195
Frente a la necesidad de los pacientes por encontrar significado a
situaciones de pérdida, muerte, desilusión no es recomendable
ayudar al paciente a crear racionalizaciones o a proveerle de ideolo-
gías o convicciones religiosas. Un enfoque puede ser mirar con el
paciente las posibilidades de significado según el propio material
que él trae, que está conformado de memorias, sueños, fantasías,
intuiciones y ocasionalmente pensamientos abiertos que aparecen
en el curso del proceso terapéutico. “Más útil que cualquier cono-
cimiento que el terapeuta pueda tener, es la fe de que el significado
aparecerá desde la oscuridad de la propia psiquis del paciente “(M.
Stein, 1996)
Concepto de Self
Jung nunca plantea que el Self sea Dios, sino la imagen de una
chispa divina. Algo que se enciende, que es capaz de dar calor e
iluminar pero también destruir y dañar. El sentido que esa chispa
devele en la conciencia es aquel aporte que estamos haciendo a la
comprensión de la totalidad y esto es un proceso evolutivo, el tener
más conciencia de sentido es lo que caracteriza nuestra humaniza-
ción. Stein plantea “La psiquis total, de la que el ego es una parte,
consiste en el Self en la totalidad de sus polaridades, siendo lo más
esencial el espectro que se extiende entre los extremos instintivos-
somáticos y el arquetípico-espiritual. La totalidad mente-cuerpo
es lo que Jung concibió como el Self. El self es el principio de Dios,
como si lo fuera y el ego es el principio de la realidad humana” (M.
Stein, 1996).
196
Así, para Jung el esfuerzo humano fundamental es, ser uno mismo
lo más completa y plenamente posible, lo que ciertamente no se
dará sin un trabajo y sin los sufrimientos propios que implica la
experiencia de limitación de la realidad. A partir de sus circuns-
tancias cada persona podrá construir una narrativa propia que
integra los esfuerzos y las limitaciones del crecimiento en su propio
proceso de individuación, aceptando las limitaciones por un lado y
tomando contacto con los potenciales que yacen escondidos en las
profundidades del inconciente por el otro, lo que podrá emerger
espontáneamente o apoyados de un proceso psicoterapéutico
197
paternos, lo que implicará un trabajo activo de escucharse a sí mis-
mo para separarse, enfrentando el dolor de la separación y muchas
veces el enfrentamiento y la tensión que significa para los padres
reales y los hijos la separación psicológica. Por otra parte no sólo
debemos desidentificarnos con las figuras parentales sino que más
adelante o en la medida que profundizamos nuestro trabajo, im-
plicará cuestionar algunos condicionamientos sociales para escoger
aquello que resuena y hace sentido dentro de la comunidad donde
cada Ser escoge estar y realizar su proyecto vital. El camino pasará
entonces por un desenmascaramiento y desalineación social donde
el factor adaptativo se verá, de alguna forma alterado para buscar
un nuevo equilibrio más acorde con la experiencia de totalidad.
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mujeres por las cuales siente una fuerte emoción y atracción. (Saiz,
2007).
Consideraciones Terapéuticas
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se encargará de conectarlo con los límites del Ego a través de las
heridas propias de la frustración, generando una toma de concien-
cia mayor cada vez.
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que ser “ubicado” a favor del poder y la realidad del inconsciente.
Si esto no ocurre, entonces el Ego se asume como totalidad y enton-
ces el antídoto es relativizar el poder el Ego a favor de la realidad
del inconsciente.
Vemos que el primer pasó para el encuentro con el Self pasa por
fortalecer el Ego para luego ir al encuentro de su sombra y evitar
las proyecciones de ésta en el mundo externo. Ciertamente que el
descenso a las profundidades y a los aspectos rechazados de uno
mismo, pero reales, es un trabajo doloroso que requiere un monto
importante de coraje, de humildad y de reconocimiento fuerte de la
luz. “Un aspecto de la individuación implica el descenso al infierno
y el rescate de los valores perdidos, su redención y restauración a la
conciencia”. (Edinger, 1866 The aion lectures). En el Self empírico
la luz y la sombra forman una unidad paradójica.
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La integración no es fácil puesto que es condición indispensable
para toda integración que los contenidos se incorporen en su as-
pecto doble y que sean captado no solo intelectualmente sino tam-
bién en su valor afectivo. La función de valor, el sentir es un factor
esencial para la integración consciente. Si bien el encuentro con la
totalidad se encuentra anticipada en la psique a través de símbolos
espontáneos y autónomos, las personas temen al encuentro con el
inconsciente.
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