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LA PROTECCIÓN JURÍDICO PENAL DEL HONOR COMO DERECHO

FUNDAMENTAL

CAPITULO I

CONSIDERACIONES PRELIMINARES

El C. P. de 1863, tipificaba, en el Libro Segundo, Sección Novena (Delitos Contra el


Honor), los delitos de injurias y calumnias:

Se dividieron las injurias en graves y leves (Arts. 283 y 284)

La modalidad de difamación no era conocida en el Código de 1863, se subsumía


rudimentaria-

mente en la injuria, bajo la exigencia siempre de una condición de publicidad.

El legislador de 1924 también se ocupó de la sanción a los atentados contra el


honor, insertando en el Libro Segundo una Sección Segunda destinada a la sanción de
los “Delitos contra el honor”. Se tipificaron la calumnia (que aparecía en primer lugar),
la difamación (a la que se le dio una tipicidad definida) y la injuria (que se presentaba
por exclusión).

Conforme lo tipificado por el artículo 186, la calumnia correspondía a la conducta de


quien acusara o denunciara a otro ante una autoridad imputándole un hecho punible
determinado, a sabiendas de que la imputación es falsa o sin que existiera motivo que
permitiese creer prudentemente en ella. ……….

Se imputaba como difamación, la conducta del que ante varias personas reunidas o
separadas, pero de manera que pueda difundirse la noticia, o en documento público o
por medio de impresos o publicaciones o prensa, o con escritos, caricaturas o dibujos
de cualquier género, divulgados o expuestos al público, atribuyere a una persona
natural o jurídica o corporación, un hecho, una cualidad o una conducta que pueda
perjudicar el honor, la reputación de ellas o de las personas que los componen o
representan.

Constituía circunstancia agravante el que el ofendido sea autoridad, entidad


pública o institución oficial (Art. 187).

Nuestro vigente Código Penal (1991), tipifica estos delitos, en el Libro Segundo (Parte
Especial), donde se inserta el Título II, referido específicamente a los:

“DELITOS CONTRA EL HONOR”

Donde en un Capítulo Único, se tipifican los delitos de: Injuria, calumnia y difamación
2.- UBICACIÓN SISTEMÁTICA

En forma general, es posible advertir que los delitos que conforman el catálogo
de atentados contra el honor, corresponden también a formas delictuosas que afectan
la personalidad.

Ello llevó en su momento, a una encendida discusión con respecto a la


adecuada ubicación sistemática que debería corresponder a estos delitos.

Hay quienes postulan que deberían ser parte constitutiva de los delitos contra la
persona en general, mientras que otro sector doctrinario postula su tratamiento
independiente…….

Quienes postulan su inserción dentro de los delitos que atentan contra la


persona, fundamentan su posición en que el honor constituye un bien individual
inmaterial, perteneciente a la personalidad del individuo, que debe concebirse en forma
inseparable del aspecto físico, por lo que debe entenderse como un binomio material y
moral.

Al respecto Peña Cabrera, en su crítica al C.P. de 1924, afirmaba que el legislador


peruano habría incurrido en error de técnica al no haber agrupado, bajo una sola
Sección, las distintas disposiciones que vulneran intereses jurídicos de la
persona, entre los que se encuentran los delitos contra el honor por menoscabar
la integridad ético-social del individuo.

Por su parte, Roy Freyre, precisaba que el principium divisionis, invariablemente


seguido por el texto de 1924 en la clasificación de los hechos delictuosos, no es otro
que el basado en la naturaleza del interés jurídico protegido, por lo que, rechazando lo
afirmado por Peña Cabrera, manifiesta que no existe el error de técnica aludido, que si
se hubiese producido en realidad si nuestro codificador hubiere previsto una Sección
con el nombre de “Delitos Contra las Personas”, y se hubiere olvidado de tratar los
delitos contra el honor bajo tal rubro.

Este es el caso del Código Venezolano, que tipifica bajo el membrete genérico de
“los delitos contra las personas” (Títulos IX y X Libro Segundo), los atentados
contra la vida, el cuerpo y la salud, así como los delitos de difamación e injuria.

Nuestro vigente Código Penal (en la misma línea establecida por el derogado código
punitivo de 1924), legisla los atentados contra el honor en su

Libro Segundo (delitos), bajo un Título completamente diferenciado a los atentados


contra la vida, salud e integridad de las personas, denominado
Título II:

“Delitos Contra el Honor”.

3.- EL HONOR COMO BIEN JURÍDICO PROTEGIDO

El objeto de protección jurídico penal en los delitos contra el honor, no es la persona


desde su perspectiva físico-material.

El objeto de protección aquí, corresponde en cambio a bienes jurídicos inmateriales,


concernientes a la esfera de la persona-lidad propiamente dicha, identificado con el
concepto del “honor”, entendido como dignidad humana y valoración social.

Nuestro legislador ha comprendido la preeminencia de este derecho


fundamental de la persona humana, legislado los atentados contra el honor
(Título II), inmediatamente después de los que agravian la vida, el cuerpo y la
salud (Título I), inclusive antes de los ataques a la familia e incluso antes de la
afectación a la libertad e intimidad de las personas (Títulos III y IV), denotando así
la prelación de su importancia social.

Los más importantes instrumentos supra nacionales de Derechos Humanos,


también se ocupan de la protección de este derecho fundamental:

La Declaración Universal de los Derechos Humanos: “Todos los seres humanos nacen
libres e iguales en dignidad y derechos” (Art. 1) y, que nadie será objeto de ataques a
su honra o a su reputación (Art. 12) (ONU 1948).

La Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre: “Toda persona


tiene derecho a la protección de la Ley contra los ataques abusivos a su honra, a su
reputación y a su vida privada y familiar (Colombia, 1948).

Nuestra Constitución, numeral 7 del artículo segundo: “Toda persona tiene derecho al
honor y a la buena reputación, a la intimidad personal y familiar así como a la voz y a la
imagen propias.

Toda persona afectada por afirmaciones inexactas o agraviada en cualquier medio de


comunicación social tiene derecho a que éste se rectifique en forma gratuita, inmediata
y proporcional, sin perjuicio de las responsabilidades de ley”.

Pero, no obstante haber denotado la importancia personal y social que reviste el


concepto del honor, y por ende la justificación de su protección penal, la dificultad se
presenta en cuanto se pretende esbozar una adecuada conceptualización del bien
jurídico a proteger.
Referirse al honor es abordar un tema complejo y con límites impreci-sos,
ya que la percepción real del honor no se aprecia igualitariamente por todas las
personas y por todos los estratos sociales.

Aprecia Muñoz Conde, que se trata de un bien jurídico de apreciación relativa, ya que
su ataque depende de los más diversos imponderables, de la sensibilidad, del grado de
formación, de la situación tanto del sujeto pasivo como del activo, y también de las
relaciones recíprocas entre ambos, así como de las circunstancias de hecho.

Así, debido a su complejidad, el honor ha sido concebido desde muy diversas


perspectivas (psicológicas, sociológicas, morales, etc.), habiendo posiciones que
distinguen entre honor objetivo y subjetivo, real y aparente, merecido o meramente
formal, externo e interno, entre otras.

Sin embargo, dado que se trata de un bien jurídico, es necesario concebirlo


también jurídicamente.

Se trata pues, de integrar el concepto a una concepción estrictamente jurídica, donde la


dignidad de la persona, como sujeto de derecho, se constituya en la esencia misma del
concepto de honor y determine así su contenido normativo.

Para llegar a esta conclusión, previamente es necesario estudiar el honor desde su


óptica objetiva y subjetiva, para poder construir una concepción normativa válida, que
permita recién llegar a un concepto válido y genérico del honor como bien jurídico
protegido

(Esta concepción, denominada fáctica, es la que actualmente orienta nuestra


doctrina y jurisprudencia)

3.a) Perspectiva subjetiva del honor.- El aprecio de la propia dignidad, como juicio
que cada cual tiene de si mismo en cuanto sujeto de relaciones ético-sociales. “El valor
en que cada cual tiene a su propia personalidad”.

El honor subjetivo implica la conciencia y el sentimiento Que tiene la persona de


su Propia valía y prestigio, es decir, la propia estimación (Muñoz conde) y que se
identifica con la dignidad de la persona.

3.b) Perspectiva objetiva del honor.- El honor, ha de entenderse el juicio que los
demás se forman de nuestra personalidad, y a través del cual la valoran (Fontán
Balestra).

En su perspectiva objetiva, el honor estaría constituido por aquellas cualidades,


favorables o desfavorables, que nos pueden atribuir los terceros, como
presupuesto de un juicio de valor externo y social con respecto a la valía y
trascendencia de nuestra personalidad en el seno social.

Se constituye como elemento fundamental de la concepción objetiva del honor:

LA BUENA FAMA O REPUTACIÓN SOCIAL

Que corresponde a la valoración que el conglomerado social hace de nuestra


valía personal. Se trata de la objetivización del “qué dirán de las gentes”.

3.c) Concepción normativa del honor

Peña Cabrera: es de apreciarse que tanto la teoría subjetiva como la objetiva son
concepciones parciales en torno al problema de identificación del contenido
conceptual del bien jurídico honor.

Las particulares ideas que una persona pueda tener sobre sí, siendo respetables
carecen de relevancia jurídica. “Un orden jurídico no puede condicionarse a las
disímiles opiniones personales”.

Por su parte, la teoría objetiva del honor adolece de un grave relativismo; el


fundamento en que pretende apoyarse es en verdad bastante confuso.

No hay seguridad ni exactitud en la adquisición del conocimiento de la opinión


que sobre nuestro honor tienen los demás.

De otro lado, la existencia pluricultural de nuestra sociedad, permiten


particulares conceptos respecto al honor.

Así, la aplicación en el ordenamiento jurídico penal de ambos conceptos:

Honor subjetivo y honor objetivo, ocasionan una notable confusión, dado que lo
que interesa es una construcción unitaria a fin de evitar que las personas que
integran la sociedad pretendan que el Derecho las ampare.

En tal sentido, para superar las deficiencias de la concepción fáctica, en doctrina


se ha conceptualizado al honor desde una concepción normativa.

Surge así un concepto de honor directamente vinculado a la dignidad de las


personas. De esa forma, el honor aparece como un atributo de la personalidad
que corresponde por igual a cualquier ser humano por el solo hecho de serlo.

El núcleo del bien jurídico se sitúa en el honor interno identificado con la


dignidad de las personas.

4.- DESTINATARIOS DE LA PROTECCIÓN PENAL


Saber quienes pueden ser titulares del bien jurídico honor o, mejor dicho, quienes
pueden ser pasibles de constituirse en sujetos pasivos de una conducta que afecta el
honor, es un tema que en doctrina y en las diversas legislaciones da pie a una
polémica nada pacífica.

Le han dicho

“hijo de perra” a mi Chester

¿Procede la imputación penal?

Indudablemente la persona humana es titular de la protección del honor sin interesar


cuestión alguna. El problema se presenta al tratar de establecer si la persona jurídica
es o no titular del derecho al honor.

El Tribunal Constitucional (Exp. 0905-2001-AA/TC San Martín), establece que:

Cabe recordad que el fundamento último del reconocimiento del derecho a la buena
reputación es el principio de dignidad de la persona, del cual el derecho en referencia
no es sino una de las muchas maneras como aquélla se concretiza.

El derecho a la buena reputación, en efecto, es en esencia un derecho que se deriva


de la personalidad y, en principio, se trata de un derecho personalísimo. Por ello, su
reconocimiento (y la posibilidad de tutela jurisdiccional) está directamente vinculado
con el ser humano.

Sin embargo, aunque la buena reputación se refiera, en principio, a los seres humanos,
éste no es un derecho que ellos con carácter exclusivo puedan titularizar, sino también
las personas jurídicas de derecho privado, pues de otro modo, el desconocimiento
hacia estos últimos podría ocasionar que se deje en una situación de indefensión
constitucional ataques contra la “imagen” que tienen frente a los demás o ante el
descrédito ante terceros de toda organización creada por los individuos.

En consecuencia, el Tribunal Constitucional considera que “las personas jurídicas de


derecho privado también son titulares del derecho a la buena reputación”.

5.- EL ANIMUS Y SU RELEVANCIA PENAL

La materialidad de los delitos contra el honor no se manifiesta en relación directamente


proporcional a la palabra o gesto, que en su caso pueda ser tomada como agraviante,
ni a si esta palabra o gesto pueda corresponder al lenguaje usual o que su contenido
generalmente esté referido al agravio (como el caso de las lisuras o muecas).

Ello en razón de que es posible ofender incluso con expresiones


comunes:………..
Como decir “hermosura” a una chica bastante fea, o “sabio” al más torpe, o no
ofender incluso aunque se utilicen expresiones que de ordinario podrían causar agravio
(saludar al amigo diciéndole “que tal maricón”)

Es por ello que, para una correcta imputación, es necesario la comprobación de una
específica motivación en el agente, la que se conoce como “animus iniuriandi” (“animus
injuriandi”) o “animus infamandi” (“animus difamandi”).

Que como bien indica Roy Freyre, consiste en la intención, expresada en forma
perceptible o inducida de las circunstancias concurrentes, de lesionar el bien jurídico
del honor.

Claro está que este animus iniuriandi debe ser objetivado en la percepción del juez,
como una clara conducta antijurídica, apareciendo así en el tipo una evidente
característica abierta, que el operador penal deberá cubrir, apelando a su conocimiento
y el auxilio de otros indicadores externos, como condiciones personales, circunstancias
de lugar y modo, cultura, costumbres, etc.

En tal sentido, el animus iniuriandi puede coexistir o puede ser desplazado por la
concurrencia, en su caso, de otros ánimos diversos.

Esto significa que existen otros ánimos que, según las circunstancias, pueden
adquirir potencia suficientemente eficaz como para poder excluir la tipicidad o
para actuar como excusas absolutorias.

En doctrina es posible distinguir los siguientes animus:

a) Animus corrigendi; Su efecto es inocuo si tan sólo expresa un efectivo animo de


corregir, pero como bien precisa Roy Freyre, este propósito de corregir puede a veces
llegar a constituir un acto lesivo al honor cuando por el tono de voz que se emplea, por
la vulgaridad de las palabras empleadas y por las circunstancias en que se hace, causa
una humillación en la persona a quien está dirigida la corrección.

b) Animus consulendi; Evidencia un animo o propósito de aconsejar, advertir o


informar. Su incidencia penal es irrelevante en cuanto la única intención del agente sea
advertir acerca de la existencia de un riesgo o peligro, ya sea económico o moral (por
ejemplo el caso del funcionario de una central de riesgo comercial, que emite un
pronunciamiento desfavorable con respecto a una persona que solicita crédito. Esta
opinión no tendría por que ser tomada como ofensiva).

c) Animus criticandi;
La libertad de crítica es un derecho humano fundamental, consagrado a nivel
constitucional (Art. 2, Incs. 3 y 4, C. E.). Este animo de critica será legítimo y por tanto
sin relevancia penal, siempre que sea efectuado de manera adecuada, ya que si bien
es cierto, la crítica puede ser acida, irreverente e incluso exagerada, no debe
evidenciar un animo hostil o mal intencionado.

La crítica desleal, hipócrita, solapada y mal intencionada, puede evidentemente afectar


el honor de las personas.

d) Animus defendendi; Cuando las expresiones que puedan afectar el honor, se


hacen con el propósito de resguardar o proteger el derecho propio o de terceros, o para
defenderse de imputaciones que se le hagan, la conducta adquirirá un ámbito de
justificación.

Aquí los agravios al honor de las personas se materializan para defenderse, o explicar
conductas que de suyo pueden ser incómodas o peligrosas para el agente o para
enervar imputaciones (Villa Stein).

Evidentemente el exceso puede afectar el honor, haciendo aparecer el injusto.

e) Animus iocandi;

El animus jocandi elimina el dolo, que en su perspectiva cognitiva, requiere la intención


ofensiva. Así la conducta resultará atípica.

No afecta la atipicidad el hecho que el ofendido no haya querido aceptar la broma o


burla, pero hay que tener en cuenta que el animo burlón debe tener un límite, que sólo
podrá apreciarse en el caso concreto, teniéndose como parámetros las circunstancias
de hecho, ya que el exceso siempre podrá hacer aparecer la afectación al honor. En
esta perspectiva, la sátira o burla que se hace de los personajes políticos, artistas y
otras personas (de connotación pública o no), que cotidianamente observamos en los
medios de comunicación, no son pasibles de imputación penal. Sin embargo, sostiene
Villa Stein, que somos del parecer que no se comprende en este caso concreto, el de
quien por hacer reír a tercero, instrumentaliza a otro, haciendo de él escarnio público y
burlas, ofendiéndolo y ultrajándolo, pues aquí sí se impone el animus que reclama el
tipo (D.P. parte especial, p. 39).

f) Animus narrandi;

Corresponde a la intención de quien, sólo se remite a hacer un recuento o narración de


hechos, sobre aspectos históricos, políticos, sociales, literarios e incluso periodísticos.

Su incidencia penal desaparece en cuanto lo narrado, que eventualmente puede ser


tenido por el aludido como atentatorio contra su honor, se ajuste lo mas objetivamente
posible a la realidad y se evite los calificativos o apreciaciones personales que puedan
lindar con la ofensa.

Evidentemente, el exceso puede determinar la aparición de la conducta


antijurídica.

g) Animus retorquendi;

Involucra la específica intención de devolver de manera inmediata el agravio, optando


el agente por contraatacar, con una ofensa, que a criterio del juez, se represente más o
menos proporcional a la recibida. Se trata de la aplicación de la denominada violenza
della lengua (violencia de la lengua). Se constituye en una exención de
responsabilidad, fundamentada en los presupuestos de la legítima defensa, que
justifica la reacción ofensiva del afectado

6.- HONOR Y LIBERTADES DE INFORMACIÓN Y EXPRESIÓN

Los derechos a la libertad de información y a la libertad de expresión, se enmarcan


dentro de los derechos humanos de primera generación, que tienen como objeto la
tutela de la libertad, la seguridad, integridad física y moral de la persona.

La discusión se plantea en relación a la preeminencia del honor con respecto a la


libertad de información y viceversa.

Ello en atención a que tanto el derecho al honor como el derecho a la información, son
consagrados por la Constitución como derechos fundamentales de la persona humana.

Así, el inciso 7 del artículo 2 de la Carta Magna, establece como derecho


supremo:

“la preservación del honor y la buena reputación”.

Igualmente, la Constitución ha previsto que toda persona puede emitir las noticias
que considere pertinentes, configurándose lo que se conoce como el derecho a la
información.

En tal sentido, el inciso 4 del artículo 2, consagra el derecho que tiene la persona en
sociedad a la libertad de información, opinión, expresión y difusión del pensamiento
mediante la palabra oral o escrita o la imagen, por cualquier medio de comunicación
social, sin previa autorización ni censura ni impedimento algunos, bajo las
responsabilidades de ley. …..

Además, la Declaración Universal de Derechos Humanos, el Pacto Internacional de


Derechos Civiles y Políticos, inciso 2, la Declaración Americana de los Derechos y
Deberes del Hombre y la Convención Americana sobre Derechos Humanos, reconocen
el derecho a la:

“Investigación, recepción y difusión de las informaciones”.

6.1.- Libertad de opinión, expresión e información

Son fundamentalmente derechos de libertad y garantía de una comunicación libre. Se


constituyen en derechos fundamentales que gozan por igual todos los ciudadanos, sin
injerencia de los poderes públicos. Así, el derecho de comunicar y recibir
comunicación veraz y el derecho de recibir y comunicar ideas y opiniones son
derechos de libertad frente al poder.

La libertad de expresión es el derecho a expresar y difundir ideas y opiniones mediante


la palabra, el escrito o cualquier otro medio de difusión.

La libertad de expresión tiene por objeto pensamientos, ideas y opiniones,


mientras que la libertad de información actúa sobre hechos.

Libertad de información es el derecho a comunicar, recibir y difundir libremente


información por cualquier medio de comunicación. Esta integrado básicamente por tres
facultades:

Investigar, recibir y difundir mensajes informativos.

La facultad de difundir opiniones e informa-ciones sin obstáculos es una de las


formas de ejercitar el derecho a la información no solo por los profesionales de la
información o los medios, sino básicamente para los ciudadanos en general.

La facultad de difusión es consecuencia de la libertad individual del


pensamiento.

La libertad de expresión y la libertad de información son dos derechos distintos que


están íntimamente conectados al derecho de comunicar la información que puede
considerarse como una aplicación concreta de la libertad de expresión y el derecho a
recibir esa misma información.

Con respecto a ello, nuestro Tribunal Constitucional (Exp. 0905-2001):

Establece que el inciso 4) del artículo 2 de la Constitución reconoce las libertades de


expresión e información. Aun cuando históricamente la libertad de información haya
surgido en el seno de la libertad de expresión, y a veces sea difícil diferenciar la una de
la otra, el referido inciso 4) del artículo 2 de la Constitución las ha reconocido de
manera independiente, esto es, como dos derechos distintos y, por tanto, cada uno con
un objeto de protección distinto:
Mientras que la libertad de expresión garantiza que las personas (individual o
colectivamente consideradas) pueden transmitir y difundir libremente sus ideas,
pensamientos, juicios de valor u opiniones, la libertad de información, en cambio,
garantiza un complejo haz de libertades, que, conforme enuncia el artículo 13 de la
Convención Americana de Derechos Humanos, comprende las libertades de buscar,
recibir y difundir información de toda índole verazmente.

6.2.- Conflicto de derechos fundamentales: Significancia penal.

La trascendencia de esta problemática en el ámbito del Derecho penal es de


significación, ya que por un lado nuestro ordenamiento punitivo sanciona los atentados
contra el honor (Arts. 130, 131 y 132), y por otro declara no punible al que realiza el
supuesto de hecho de una prohibición penal amparado por el ejercicio de un derecho,
oficio o cargo) (Art. 20, Inc. 8).

Al respecto, podemos apreciar el sistema español, donde su Tribunal Constitucional ha


concluido, en que el derecho a difundir información, obtiene una importancia que
determina incluso preeminencia frente al honor de los particulares, por ser un
ingrediente necesario para la conformación de la opinión pública en una sociedad
democrática, ello en cuanto se atenga a los siguientes límites:

La verdad y el interés público.

En tal sentido, el límite de la verdad o veracidad es de naturaleza objetiva-subjetiva, lo


que se traduce en una idea de verdad consistente en la convicción adquirida por el
informador sobre la veracidad de una información (deber de comprobación de la fuente
de la noticia o información en que consiste la veracidad objetiva), una vez aplicada toda
la diligencia necesaria para comprobar el rigor y certeza de la misma (lo cual no sucede
cuando a habido temerario desprecio por la verdad).

No obstante, los supuestos de veracidad objetiva, tan sólo permiten solventar la


referida colisión de bienes jurídicos, a favor del derecho a la información, cuando la
noticia consiste en hechos verificables, y por tanto contrastables con un criterio de
veracidad.

Por el contrario cuando la información tiene por objeto opiniones o juicios de valor, el
criterio de veracidad objetiva, y también de la subjetiva, deviene inoperativos.

Con respecto a esta problemática, y aunque la Constitución peruana no especifique el


tipo de información que se protege, el Tribunal Constitucional ha considerado que el
objeto de esta libertad no puede ser otro que la información veraz.

Desde luego que, desde una perspectiva constitucional, la veracidad de la información


no es sinónimo de exactitud en la difusión del hecho noticioso. Exige solamente que
los hechos difundidos por el comunica-dor se adecuen a la verdad en sus
aspectos más relevantes.

“La verdad, en cuanto lugar común de la información, puede entender-se como la


adecuación aceptable entre el hecho y el mensaje difundido, la manifes-tación de
lo que las cosas son. Se trata, pues, de la misma sustancia de la noticia, de su
constitutivo.

Por ello es un deber profesional de informador el respetar y reflejar la verdad


substancial de los hechos” (Javier Cremades)

Así, conforme al criterio del Tribunal Constitucional, las dimensiones de la


libertad de información son:

a) El derecho de buscar o acceder a la información, que no sólo protege el derecho


subjetivo de ser informado o de acceder a las fuentes de información, sino, al mismo
tiempo, garantiza el derecho colectivo de ser informados, en forma veraz e imparcial

b) La garantía de que el sujeto portador de los hechos noticiosos pueda difundirla


libremente. El objeto protegido, en tal caso, es la comunicación libre, tanto la de los
hechos como la de las opiniones.

Por ello, requieren ser veraces, lo que supone la asunción de ciertos deberes y
responsabilidades delicadísimas por quienes tienen la condición de sujetos
informantes, forjadores de la opinión pública.

En doctrina existe una ponderación propia de una construcción teórica que determina
en que medida debe ceder un derecho fundamental que entra en colisión con otro en
este caso específicamente entre los derechos a la información y expresión por un lado
y los derechos a la personalidad por otro.

El “balancing”, que consiste en contrapesar los derechos en conflicto y


establecer un criterio justo para cada caso. si las libertades de expresión y/o
información se han ejercitado dentro de los límites constitucionales.

7) Sistemática del Título II:

a) Injuria…………………………………….…. Art. 130

b) Calumnia………………………………….… Art. 131

c) Difamación

(básica y agravantes)………………......... Art. 132

d) Difamación o injuria encubierta…..… Art. 136


e) Injurias recíprocas…………………....… Art. 137

f) Conductas atípicas en la injuria y difamación…..…………….......... Art. 133

g) Procedencia exceptio veritatis…….… Art. 134

h) Improcedencia exceptio veritatis…... Art. 135

i) Ejercicio privado acción penal……..…. Art. 138

INJURIA

Presentación de la norma:

Artículo 130: El que ofende o ultraja a una persona con palabras, gestos o vías
de hecho, será reprimido con prestación de servicio comunitario de diez a
cuarenta jornadas o con sesenta a noventa días-multa.

Bien jurídico protegido:El honor (perspectiva subjetiva)

Titular del derecho:

Tutela del honor de la persona física: ofensa de la dignidad.

La injuria se constituye en un descrédito o deshonra que merma las calidades o


cualidades personales que le corresponden al sujeto pasivo en cuanto ser racional,
obstaculizando de este modo, el libre desarrollo de su personalidad

Tipicidad objetiva
Sujeto activo: Genérico
Sujeto pasivo: Genérico

-¿Es posible agraviar a la persona jurídica mediante un acto de injuria?


- ¿Es posible agraviar mediante la injuria a menores de edad?
- ¿Las personas deshonestas (prostitutas) y/o los delincuentes (condenados o
absueltos), pueden ser injuriados?
- ¿El concebido puede ser sujeto pasivo?.
- ¿El fallecido puede ser victima de injuria?....

Respecto a los fallecidos, no se puede decir que se proteja su honor, ya que como bien
jurídico, es un atributo de la persona que se extingue con la muerte…

Lo que se protege es la “memoria de


los muertos”
Art. 138: Si la injuria, difamación o calumnia ofende a la memoria de una persona
fallecida, presuntamente muerta, o declarada judicialmente ausente o desaparecida, la
acción penal podrá ser promovida o continuada por su cónyuge, ascendientes,
descendientes o hermanos.
Si habrá imputación si para injuriar a una persona se alude a la memoria de sus
antepasados ultrajándola.

ACTO TÍPICO

La injuria se perfecciona en el mismo instante que el sujeto pasivo es objeto de la


expresión agraviante (sólo comisión).

Se produce en el momento en que la víctima escucha u observa en forma directa


aquellos términos, gestos o vías de hecho que lesionan su honor, o en el caso de
haberse emitido las expresiones injuriantes por medio de la escritura, el hecho punible
se consuma cuando el destinatario llega a leer u observar lo escrito o dibujado.

TIPICIDAD OBJETIVA:

El comportamiento típico de la injuria se configura cuando el agente, haciendo uso de


la palabra, gestos o vías de hecho, directamente ofende o ultraja el honor del sujeto
pasivo.

Ofensa: Acto que menoscaba el honor y la reputación.


Ultraje: Deshonrar por medio de vías de hecho, gestos, actitudes de menosprecio.

Conforme lo precisa Villa Stein, “el comportamiento objetivo que reclama el tipo es
ciertamente vago e impreciso, pues entre otras cosas dependerá su impacto en el
sujeto pasivo, del entorno cultural de los protagonistas, lo que deriva en un derecho
penal de autor antes que de culpabilidad.

Tal es el caso de valorar el dicho “cornudo” o “hijo de puta”, en los entornos


mencionados”.

TIPO PENAL ABIERTO

Medios de acción:

Palabras: Verbal y escrita

Especial animus iniuriandi

Expresiones ordinariamente inocuas


Modulación y la forma de expresión

Dibujos y caricaturas:

Gestos: gesticulación rostro, expresiones y Conductas utilizando dedos, lengua, partes


del cuerpo, etc.

Vías de hecho: escupitajo, bofetadas, jalar cabello, empujar, etc.

La injuria se manifiesta necesariamente directa y abierta:

¿Pero, puede asumir formas encubiertas?

Por ej. Decirle a otro “oye me dicen que se te moja la canoa”.

¿ Es posible injuriar instrumentalizando la broma?

Por ej. Decirle a la contraparte: “a tu hermana le dicen semáforo de madrugada”

EN EL DELITO DE INJURIA:

¿El carácter de lo injusto se perfecciona con la sola exteriorización de las expresiones


ultrajantes?
¿ Se requiere que la víctima haya tomado conocimiento de tales expresiones
ofensivas?
¿ Es necesario que la víctima este físicamente en contacto directo con el sujeto
activo del agravio?

Si el día del velorio del “tramposo”, se presenta la amante y delante de la esposa


legítima asume la conducta de pareja, exigiendo que también a ella se le den las
condolencias, habiéndose ubicado en el extremo opuesto del velatorio, incluso
haciéndose notar y pretendiendo presidir los actos del velorio.

¿Es posible la imputación como injuria?


Tipicidad subjetiva:

Tipo doloso de comisión


Animus iniuriandi (infamandi), consiste en la intención que expresa en forma
perceptible o inteligible, o que se induce de las circunstancias, y que está dirigida a
lesionar el honor ajeno.

¿El animus iniuriandi, se integra como elemento cognitivo del dolo o se


constituye como un elemento subjetivo adicional dándole al tipo carácter de tipo
de tendencia interna trascendente?
TIPO DE IMPERFECTA REALIZACIÓN

En coherencia con lo dicho y considerando que la consumación del delito se ha de


producir concomitantemente con el conocimiento de la carga iniuriante de la expresión
o comunicación, la perfección del delito se estrecha tanto, que no obstante reconocer
su naturaleza material, debemos concluir que no admite la tentativa.

La confidencia hecha por el agente de que al día siguiente le mentará la madre a


Juan, o el hecho que ya haya escrito la carta infamante o incluso la haya ya
remitido, nos sitúa en los actos preparatorios.

PENALIDAD:

La injuria será reprimido con prestación de servicio comunitario de diez a


cuarenta jornadas o con sesenta a noventa días-multa.

CALUMNIA

Presentación de la norma:

Artículo 131.- El que atribuye falsamente a otro un delito, será reprimido con noventa a
ciento

veinte días-multa.

Conceptualización

Conforme a la redacción típica, la calumnia se constituye en una especie de conducta


injuriante, circunscrita a un acto agraviante específico: “atribuir falsamente a otro un
delito”.

Es en esencia una injuria, ya que si la falsa denuncia es expresada en público


automáticamente se convierte en una forma de difamación agravada.

Ello ha llevado a algunos a proponer la desaparición de la calumnia.

Durante la vigencia del C.P. de 1924, la redacción típica de la calumnia (Art. 186),
hacía referencia a la conducta de quién a sabiendas de que no se cometió el delito o
que el imputado es inocente, se presentaba ante una autoridad para hacer la falsa
denuncia.

(Delito C/ la función jurisdiccional –hoy Art. 402 C.P.)


C.P. Español: “la imputación de un delito hecha con conocimiento de su falsedad o
temerario desprecio de la verdad (Art.205)

BIEN JURÍDICO PROTEGIDO

El honor. La calumnia lesiona mediante la ofensa, el amor propio y dignidad personal,


así como la valoración y estima social de la que goza el agraviado.

Con la calumnia se ofende el honor en su vertiente de autoestima afirmando por


ejemplo que es un asesino y a la vez, se ofende la fama o reputación que se tiene ante
el grupo social (mixtura de honor subjetivo y objetivo).

TIPO OBJETIVO

SUJETO ACTIVO: Genérico

SUJETO PASIVO: Genérico

Dada la naturaleza mixta del bien jurídico protegido; ¿es posible situar como sujeto
pasivo de calumnia a una persona jurídica?

ACCIÓN TÍPICA

En cuanto a su consumación, se debe distinguir dos formas de acción:

1) Si la calumnia se realiza en presencia del sujeto pasivo se consuma


instantáneamente.

2) Si la imputación se realiza ante otra persona estando ausente el agraviado (fuera del
caso de publicidad), o cuando se realiza por medios indirectos (cartas, escritos, etc.),
se consuma en el momento en que llega a conocimiento de la víctima la inculpación
falsa.

La conducta es eminentemente comisiva.


La consumación es instantánea.

MATERIALIDAD DE LA ACCIÓN

- El verbo rector: “atribuir”, que significa imputar, achacar, asignar, inculpar o incriminar.

- Imputación falsa de una conducta delictiva: sabe que no es el autor o sabe que no se
cometió el delito.

EN CUANTO AL DELITO IMPUTADO:

¿Cualquier delito?
¿consumado y/o tentado?
¿delito culposo?
¿Sólo de persecución pública?
¿ Y si se imputa la comisión de una falta?
¿ Y si la imputación se hace ante una autoridad?

y si la imputación fuera verdadera ?

Si la imputación es verdadera, y se evidencia por consiguiente ausencia de


dolo, no se podrá imputar calumnia (atipicidad).

Sin embargo, habrá que tenerse en cuenta la “forma” y “motivación”, ya que


podría subsistir la imputación por injuria.

TIPICIDAD SUBJETIVA

Tipo doloso de comisión: dolo como animus de deshonrar, como entendimiento


y voluntad de agraviar.

Predomina un móvil agraviante antes que esclarecedor de una ocurrencia


criminal

¿El error de tipo es configurable?

PENALIDAD

Será reprimido con noventa a ciento veinte días multa

DIFAMACIÓN

Artículo 132.- El que, ante varias personas, reunidas o separadas, pero de manera
que pueda difundirse la noticia, atribuye a una persona, un hecho, una cualidad o
una conducta que pueda perjudicar su honor o reputación, será reprimido con
pena privativa de libertad no mayor de dos años y con treinta a ciento veinte
días-multa.
Si la difamación se refiere al hecho previsto en el artículo 131, la pena será
privativa de libertad no menor de uno ni mayor de dos años y con noventa a
ciento veinte días-multa.

Si el delito se comete por medio del libro, la prensa u otro medio de


comunicación social, la pena será privativa de libertad no menor de uno ni mayor
de tres años y de ciento veinte a trescientos sesenticinco días-multa.

CONCEPTUALIZACIÓN:

Ugaz Sánchez Moreno: el delito de difamación consiste en la divulgación de juicios de


valor ofensivos a la dignidad de una persona.

“Lo trascendente en el hecho punible de difamación es la difusión, propalación o


divulgación que se realice o haya la posibilidad de realizarse del acontecimiento
ofensivo que se imputa al sujeto pasivo o víctima. Esta circunstancia es la que le da
pecualiaridad frente a los delitos de injuria y calumnia. De este modo no cabe
discusión que se trata de una injuria con características especial: la difusión de
la noticia ofensiva o injuriante” .

BIEN JURIDICO PROTEGIDO:

Lo constituye el honor vinculado a la dignidad personal, entendido como el derecho de


ser respetados por los demás en tanto seres racionales con la finalidad de desarrollar
libremente nuestra personalidad.

La dignidad, la fama, el prestigio, en suma “la buena reputación” es lo que se


tutela.

JURISPRUDENCIA:

Ej. S. 23-01-98: “En los delitos de difamación e injuria el bien jurídico tutelado es
el honor, el mismo que consiste en la valoración que otros realizan de nuestra
personalidad social, estando representado por la apreciación o estimación que
hacen los semejantes de nuestras cualidades morales y de nuestro valor social:
POR LO TANTO es la buena reputación que gozamos ante nuestros
conciudadanos, siendo esta conducta afectada por toda manifestación que logre
quebrantar la estimación que disfruta una persona en su medio social, por lo que
se deben tomar en consideración los aspectos subjetivos y adjetivos del honor
para tipificar, interpretar y juzgar los hechos que pudieran afectar o lesionar a
dicho bien jurídico”.
SUJETO ACTIVO: Tipo genérico.
SUJETO PASIVO: Tipo genérico
El problema se presenta al tratar de establecer si la persona jurídica es o no titular del
derecho al honor

Al respecto, el Tribunal Constitucional (Exp. 0905-2001-AA/TC San Martín),


establece que:

Cabe recordad que el fundamento último del reconocimiento del derecho a la buena
reputación es el principio de dignidad de la persona, del cual el derecho en referencia
no es sino una de las muchas maneras como aquélla se concretiza.

El derecho a la buena reputación, en efecto, es en esencia un derecho que se deriva


de la personalidad y, en principio, se trata de un derecho personalísimo. Por ello, su
reconocimiento (y la posibilidad de tutela jurisdiccional) está directamente vinculado
con el ser humano.

Sin embargo, aunque la buena reputación se refiera, en principio, a los seres humanos,
éste no es un derecho que ellos con carácter exclusivo puedan titularizar, sino también
las personas jurídicas de derecho privado, pues de otro modo, el desconocimiento
hacia estos últimos podría ocasionar que se deje en una situación de indefensión
constitucional ataques contra la “imagen” que tienen frente a los demás o ante el
descrédito ante terceros de toda organización creada por los individuos.

En consecuencia, el Tribunal Constitucional considera que “las personas jurídicas de


derecho privado también son titulares del derecho a la buena reputación”.

VILLA STEIN se manifiesta en desacuerdo, manifestando que la persona jurídica y las


colectividades no pueden ser sujeto pasivo, debiendo asumir el derecho civil la tutela
de eventuales daños a la fama y reputación de los entes colectivos.

SALINAS SICHA indica que debe excluirse a la persona jurídica de ser sujeto pasivo
por que su reputación se protege con normas de contenido económico.

NOSOTROS ESTAMOS DE ACUERDO CON LA POSTURA ASUMIDA POR EL


TRIBUNAL CONSTITUCIONAL, Y SITUAMOS A LA PERSONA JURÍDICA TAMBIEN
COMO SUJETO PASIVO.

ACCIÓN TÍPICA:

Difundir o propagar ante o entre varias personas reunidas o no (dos o más), un atributo
o condición personal física, moral, conducta o hecho que tenga la propiedad objetiva de
dañar la reputación, buena fama, honor de la víctima. Eminentemente comisivo.

Se consuma instantáneamente. Tipo de peligro y de mera actividad.


Para su consumación no se requiere que necesariamente se agravie el honor del
ofendido, siendo suficiente la probabilidad de su materialización (Roy Freyre): Art. 132:
…”pueda perjudicar su honor o reputación”

MATERIALIDAD TIPICA:

PUBLICIDAD: “El que, ante varias personas, reunidas o separadas, pero de manera
que pueda difundirse la noticia, atribuye a una persona, un hecho, una cualidad o una
conducta que pueda perjudicar su honor o reputación”.

¿Cuántas personas?

El agravio, para poder difundirse debe hacerse ante dos o más personas, estén
separadas o reunidas.
Bramont Arias: “no es necesario que la divulgación, se efectúe cuando estas se hallen
reunidas o en un mismo contexto de tiempo, sino únicamente que el contenido ofensivo
resulte de las declaraciones hechas a cada persona.
Basta que haya la posibilidad de difundir la atribución difamatoria a más
personas:
Art. 132: “pero de manera que pueda difundirse la noticia”

¿CÓMO SE RESOLVERÍA LA IMPUTACIÓN EN LOS SIGUIENTES CASOS?


1) Si la expresión se hace ante
una sola persona en lugar público.
2) Si la expresión se hace ante
una sola persona en lugar privado.
3) Si la expresión se hace ante
un auditorio cerrado

Los medios por los cuales se puede cometer la difamación, pueden ser verbales,
escritos, gráficos o por medio del video.
Todo medio capaz de difundir las ofensas emitidas por el agente, será idóneo para la
consumación del delito.

CONFORME LA REDACCIÓN TÍPICA, PUEDEN PRESENTARSE TRES


SUPUESTOS LESIVOS

1) Atribuir a una persona un hecho que pueda perjudicar su honor:

Suceso o acontecimiento

¿será relevante que sea verdadero o falso?


2) Atribuir a una persona una cualidad que pueda perjudicar su honor:

Condición o calidad personal de carácter intelectual, moral o física

¿será relevante que sea verdadero o falso?

3) Atribuir una conducta que pueda perjudicar su honor:

Modo o forma de proceder

¿será relevante que sea verdadero o falso?

TIPICIDAD SUBJETIVA

La difamación, como todas las otras conductas delictivas que ponen en peligro o
lesionan el bien jurídico honor, es de comisión dolosa (“animus difamandi”); es
imposible su comisión por culpa o imprudencia.

PENALIDAD

Pena privativa de libertad entre dos días y dos años y con treinta a ciento veinte días
multa

TIPO AGRAVADO

Si la difamación se refiere al hecho previsto en el artículo 131 (atribuye falsamente a


otro un delito), la pena será privativa de libertad no menor de uno ni mayor de dos años
y con noventa a ciento veinte días-multa.

Si el delito se comete por medio del libro, la prensa u otro medio de


comunicación social, la pena será privativa de libertad no menor de uno ni mayor
de tres años y de ciento veinte a trescientos sesenticinco días-multa. Implica un
mayor reproche en relación al incremento del perjuicio al bien jurídico en relación
al medio empleado.

SUPUESTOS LEGALES DE EXCLUSIÓN

DE TIPICIDAD (Art. 133)

No se comete injuria ni difamación cuando se trata de:

1. Ofensas proferidas con ánimo de defensa por los litigantes, apoderados o


abogados en sus intervenciones orales o escritas ante el Juez.

2. Críticas literarias, artísticas o científicas.


3. Apreciaciones o informaciones que contengan conceptos desfavorables
cuando sean realizadas por un funcionario público en cumplimiento de sus
obligaciones.

LA EXCEPTIO VERITATIS

COMO PRUEBA DE VERACIDAD Y SUS EFECTOS

El autor (QUERELLADO) del delito previsto en el artículo 132º (difamación) puede


probar la veracidad de sus imputaciones sólo en los casos siguientes:

1. Cuando la persona ofendida (QUERELLANTE) es un funcionario público y los


hechos, cualidades o conductas que se le hubieran atribuido se refieren al ejercicio de
sus funciones.

2. Cuando por los hechos imputados está aún abierto un proceso penal contra la
persona ofendida.

3. Cuando es evidente que el autor del delito ha actuado en interés de causa pública o
en defensa propia.

4. Cuando el querellante pide formalmente que el proceso se siga hasta establecer la


verdad o falsedad de los hechos o de la cualidad o conducta que se le haya atribuído.

EFECTO JURÍDICO: Si la verdad de los hechos, cualidad o conducta resulta probada,


el autor de la imputación estará exento de pena.

INADMISIBILIDAD DE LA

EXCEPTIO VERITATIS (Art. 135)

No se admite en ningún caso la prueba:

1. Sobre imputación de cualquier hecho punible que hubiese sido materia de


absolución definitiva en el Perú o en el extranjero.

2) Sobre cualquier imputación que se refiera a la intimidad personal y familiar, o


a un delito de violación de la libertad sexual o proxenetismo.

Artículo 136.- Difamación o injuria encubierta o equívoca

El acusado de difamación o injuria encubierta o equívoca que rehusa dar en juicio


explicaciones satisfactorias, será considerado como agente de difamación o injuria
manifiesta.
Artículo 137.- Injurias recíprocas

En el caso de injurias recíprocas proferidas en el calor de un altercado, el Juez podrá,


según las circunstancias, declarar exentas de pena a las partes o a una de ellas.

Artículo 137.- No es punible la injuria verbal provocada por ofensas personales

Artículo 138.- Ejercicio privado de la acción penal

En los delitos previstos en este Título sólo se procederá por acción privada.

Si la injuria, difamación o calumnia ofende a la memoria de una persona fallecida,


presuntamente muerta, o declarada judicialmente ausente o desaparecida, la acción
penal podrá ser promovida o continuada por su cónyuge, ascendientes, descendientes
o hermanos.

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