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ANÁLISIS EXTRÍNSECO E INTRÍNSECO DE LA OBRA EL SIGLO DE LAS LUCES DEL

AUTOR ALEJO CARPENTIER Y VALMONT

INTEGRANTES:
 MUÑOZ CABADA YUBIRI DESSIREA.
 JESUS ORRILLO TIRSA ALEJANDRA BELEN.
 PACHECO BEJARANO ANGIE SOLANGE.
 GONZALES HAZIEL.
 OCAMPO STEVAN.

COLEGIO:
I.E 6047 JOSÉ MARÍA ARGUEDAS – SAN ROQUE.

GRADO Y SECCIÓN:
5TO “D”

PROFESOR:
FRANKLIN CAMPOS FANOLA.

ÁREA:
COMUNICACIÓN.
ÍNDICE
A.- UBICACIÓN TEXTUAL: ..................................................................................................................... 3
1.- Marco histórico: ......................................................................................................................... 3
2.- Biografía: .................................................................................................................................. 43
3.- Corriente literaria: .................................................................................................................... 48
4.- Otros autores de la época: ........................................................................................................ 50
5.- Otras obras del autor: ............................................................................................................... 62
6.- Características de sus obras: ..................................................................................................... 63
B.- CLASIFICACIÓN DE LA OBRA:......................................................................................................... 65
1.- Título: ¿Por qué?....................................................................................................................... 65
2.- Género literario: ....................................................................................................................... 65
3.- Especie:. ................................................................................................................................... 65
C.- ANALISIS LITERARIOS: ................................................................................................................... 65
1.- Argumento literario: ................................................................................................................. 65
2.- Ficha lexical: ............................................................................................................................. 81
3.- Personaje principal: .................................................................................................................. 83
4.- Personajes secundarios:............................................................................................................ 83
5.- Tema principal: ......................................................................................................................... 84
6.- Temas secundarios: .................................................................................................................. 84
7.- Lengua utilizada:. ...................................................................................................................... 84
8.- Figuras literarias: ...................................................................................................................... 84
9.-Estilo literario: ........................................................................................................................... 86
10.- Idea central:............................................................................................................................ 86
11.- Lugares: .................................................................................................................................. 86
12.- Organización del contenido:.................................................................................................... 86
D.- CRÍTICA Y VALORACIÓN: ............................................................................................................... 86
E.-BIBLIOGRAFÍA: ............................................................................................................................... 87
F.- ANEXOS O APÉNDICE: ................................................................................................................... 88
G.-CONCLUSIONES: ............................................................................................................................ 89
A.- UBICACIÓN TEXTUAL:

1.- Marco histórico:


A). - Politico:
Fidel Castro:
Fidel Alejandro Castro Ruz (Birán, 13 de agosto de 1926-La Habana, 25 de
noviembre de 2016)fue un militar,político y revolucionario marxista cubano.

Fue mandatario de su país como primer ministro (1959-1976) y presidente(1976-2011)


después de su victoria en la revolución cubana contra el gobierno de Fulgencio Batista.

Durante su mandato, Cuba se convirtió en un Estado socialista de carácter Marxista-


Leninista, bajo el liderazgo delPartido Comunista de Cuba, único legal en la isla a partir
de su llegada al poder y se llevaron a cabo nacionalizaciones y expropiaciones de
medios productivos con el objetivo de llevar a cabo una política económica socialista.

Fidel Castro también fue diputado de la Asamblea Nacional del Poder Popular desde
1976, así como comandante en jefe de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (1956-
2008) y mantuvo el poder como primer secretario delPartido Comunista de Cuba desde
1965 hasta 2011, cuando definitivamente dejó su puesto como líder de su país y
transfirió todos los poderes de la nación como establece la constitución al primer
vicepresidente, su hermano Raúl. Profesionalmente era abogado, licenciado
en derecho diplomático y doctor en derecho civil.

Fidel Castro se inició en la vida pública como político opositor y destacó especialmente
tras el asalto al cuartel Moncada en 1953, por el que fue condenado a prisión. Tras ser
indultado gracias a la presión de la opinión pública, se exilió en México, donde planeó
la invasión guerrillera de 1956. Llegó al poder tras encabezar laRevolución cubana, que
triunfó el 1 de enero de 1959, derrocando a la dictadura de Fulgencio Batista. Fue
nombrado primer ministro el 27 de febrero del mismo año por el presidente Manuel
Urrutia. Lideró en 1961 la adopción del marxismo por el Gobierno revolucionario,
estableciendo el primer Estado socialista de América. Tras lareforma constitucional de
1976, fue elegido presidente del Consejo de Estado y del Consejo de Ministros. Fue el
fundador del Partido Comunista en 1965, y desde entonces hasta 2011 fue su primer
secretario.
El 19 de febrero de 2008, en una carta publicada en el diario Granma, anunció que no
se presentaría ni aceptaría el puesto de presidente y comandante en la reunión de
la Asamblea Nacional del Poder Popular del 24 de febrero del mismo año.

En el ámbito internacional, inicialmente trató de establecer buenas relaciones con


los Estados Unidos; entabló, luego, estrechos lazos con la Unión Soviética. Después de
una serie de expropiaciones a propietarios estadounidenses, los desencuentros con los
Estados Unidos desembocaron en el embargo económico contra Cuba. Desde
entonces, su relación con la superpotencia ha sido abiertamente antagónica, lo que
quedó confirmado tras la fracasada invasión de Bahía de Cochinos en 1961.

Pese a la férrea oposición estadounidense, Fidel Castro recibió decenas de


condecoraciones nacionales y extranjeras. Debido a su larga gestión y a las
características controvertidas de sus políticas, se ha generado un polémico e intenso
debate entre opositores y partidarios sobre su Gobierno: desde calificarlo como
una dictadurahasta considerarlo la expresión de la voluntad del pueblo cubano.

Falleció en La Habana el 25 de noviembre de 2016 a la edad de 90 años.

El enfrentamiento con Batista:

En marzo de 1952, Fidel Castro denunció a Batista ante un Tribunal de Urgencia por
violar la constitución. En ella exponía que los delitos cometidos eran competencia de
aquel tribunal y sobre la posible actuación de este argumentó:

Evidenciará si es que sigue funcionando con plenitud de facultades, si es que no se ve


imposibilitado por la fuerza, si es que no ha sido abolido también el cuartelazo. [...] Si
existen tribunales, Batista debe ser castigado, y si Batista no es castigado (...) ¿Cómo
podrá después este tribunal juzgar a un ciudadano cualquiera por sedición o rebeldía
contra este régimen ilegal producto de la traición impune?

Los tribunales rechazaron la demanda, por lo que Castro entendió que se legitimaba la
lucha armada como única vía posible para derrocar la dictadura.

Asalto a los cuarteles Moncada y Carlos Manuel de Céspedes:


Ante la convicción de que la única salida era la lucha revolucionaria (influido ya
entonces por las ideas de Marx, Lenin y Martí), Castro participó en la elaboración de un
ataque armado contra los cuarteles Moncada, de Santiago de Cuba, y Carlos Manuel
de Céspedes, de Bayamo (como avanzada para combatir el contraataque), ambos en
la provincia de Oriente el 26 de julio de 1953.

El intento de tomar el Cuartel Moncada se debió a que, por sus características (un
importante valor estratégico por su posición, agrupaba al menos 3000 armas, además
de encontrarse en una zona activamente opuesta al golpe dado por Batista), podría
propiciar un levantamiento popular armado, llamar al pueblo a lahuelga general desde
la radio y aprovechar las cualidades del terreno (rodeado de montañas y cerca del mar)
que pudieran posibilitar el desarrollo de la lucha armada.

La táctica ideada consistió en llegar armados y disfrazados de sargentos, con la única


diferencia del calzado para poder reconocerse entre ellos. Una vez dentro, se trataría
de emplear el valor simbólico de la «Rebelión de los Sargentos» (movimiento militar
que en 1933 derrocó al presidente Machado) para contactar con las demás
guarniciones y animarlos al levantamiento. Si la rebelión no recibía apoyo, la idea era
escapar a las montañas y armar al pueblo para continuar la lucha. Antes de salir,
Castro pronunció el siguiente discurso

Compañeros: podrán vencer dentro de unas horas o ser vencidos; pero de todas
maneras, ¡óiganlo bien, compañeros!, de todas maneras el movimiento triunfará. Si
vencemos mañana, se hará más pronto lo que aspiró Martí. Si ocurriera lo contrario, el
gesto servirá de ejemplo al pueblo de Cuba, a tomar la bandera y seguir adelante. El
pueblo nos respaldará en Oriente y en toda la isla. ¡Jóvenes del Centenario del Apóstol!
Como en el 68 y en el 95, aquí en Oriente damos el primer grito de ¡libertad o muerte!
Ya conocen ustedes los objetivos del plan. Sin duda alguna es peligroso y todo el que
salga conmigo de aquí esta noche debe hacerlo por su absoluta voluntad. Aún están a
tiempo para decidirse. De todos modos, algunos tendrán que quedarse por falta de
armas. Los que estén determinados a ir, den un paso al frente. La consigna es no
matar sino por última necesidad.

El ataque sería realizado por tres grupos: uno dirigido por Abel Santamaría, que debía
tomar el Hospital Civil, otro al mando del hermano de Fidel, Raúl Castro, que debía
tomar el Palacio de Justicia y el grupo principal dirigido por Fidel que debía tomar la
jefatura del cuartel. El intento fracasó, entre otros factores, porque se perdió el factor
sorpresa a partir de una posta que elregimiento en el cuartel agregó a causa de la
celebración de los carnavales en la ciudad.

A pesar de contar con el apoyo de algunos ciudadanos que trataron de camuflarlos, 26


muchos fueron atrapados, aunque Castro consiguió escapar con algunos hombres a
la Sierra Maestra.

Tras varios días caminando, deciden entrar en una pequeña casa en la sierra, siendo
sorprendidos mientras dormían. Castro salva la vida gracias al sargento que lo detuvo,
que al entregarlo exigió que no fuese torturado.

Según el grupo de Castro, solo seis guerrilleros resultaron muertos en el combate, y


acusaban al ejército de Batista de torturar y ejecutar a más de ochenta atacantes (de
los 160 que integraban el grupo original, en el que había dos mujeres). Fidel Castro fue
hecho prisionero, juzgado y sentenciado a quince años de prisión. En el alegato final
del juicio, Fidel Castro pronunció un discurso de autodefensa. Posteriormente Castro
escribió «La historia me absolverá», en el que defendió sus acciones y explicó sus
puntos de vista políticos.

Tras veintidós meses de prisión fue liberado durante la amnistía general de mayo de
1955. Meses después se exilió a Estados Unidos y finalmente a México.

La lucha revolucionaria:
Tras financiarse mediante ayudas particulares, especialmente con el dinero que le
proporcionó Aureliano Sánchez Arango, exministro de Prío, regresó a Cuba con otros
82 miembros del denominado Movimiento 26 de Julio el 2 de diciembre de 1956 a
bordo del yate Granma con la intención de invadir la isla. El desembarco debía
ejecutarse de forma sincronizada con un grupo de miembros de la organización,
encabezado por Frank País, que trataría de tomar Santiago de Cuba.

Sin embargo, la acción fracasa al retrasarse dos días el desembarco. Ya alertado, el


ejército se despliega en la zona a la espera de los expedicionarios. A los pocos días del
desembarque son sorprendidos en Alegría del Pío. Los pocos sobrevivientes (entre
ellos, Ernesto Che Guevara, Raúl Castro, Juan Almeida y Camilo Cienfuegos) se
retiraron a la Sierra Maestra, desde donde empezaron una guerra de guerrillas contra
el Gobierno de Batista.

Los revolucionarios llegaron a contar con más de 800 combatientes con los que
comenzaron la invasión a escala nacional (frente a los más de 70 000 combatientes de
Batista), aunque la carencia de armas fue un condicionante fundamental. Castro,
comandante de la expedición, fue nombrando progresivamente como comandantes al
Che, Raúl Castro, Camilo Cienfuegos, Almeida y algunos otros, ocupando él desde
aquella época la graduación de «comandante jefe» (lo que evolucionó hasta
«comandante en jefe»).

El Gobierno llegó a publicar la muerte de Castro. Los guerrilleros consiguieron


desmentirlo gracias a la entrevista realizada por Herbert Matthews, corresponsal del
diario New York Times. También denunció el grupo la colaboración de los Estados
Unidos con el Gobierno de Batista, facilitándole armas.

En el año 1957, Fidel Castro firmó el Manifiesto de la Sierra Maestra en el que se


comprometía a «celebrar elecciones generales para todos los cargos del Estado, las
provincias y los municipios en el término de un año bajo las normas de la Constitución
del 40 y el Código Electoral del 43 y entregarle el poder inmediatamente al candidato
que resulte electo» en el evento de que su movimiento llegase al poder. Después del
triunfo de la revolución, el Gobierno de Fidel descartaría esa promesa.

El 24 de mayo de 1958, Batista envió diecisiete batallones contra los rebeldes en la


"Operación Verano", pero los revolucionarios encadenaron una serie de sorprendentes
victorias. El 28 de diciembre, el Che inicia con 300 hombres la batalla de Santa Clara,
donde logran descarrilar un tren blindado cargado de armas que se dirigía a la capital,
a pesar de que el Gobierno había colocado en la ciudad a unos 3000 hombres.
Consiguieron, en algunos casos, deserciones y rendiciones masivas de las tropas de
Batista.

El 28 de diciembre, el general Eulogio Cantillo negocia con los rebeldes un posible


apoyo del ejército mediante un golpe de Estado. Castro se niega, principalmente
porque pensaba que el golpe solo era un intento de Batista de facilitar su huida. Sin
embargo, dos días después se produce el golpe, y Batista huye. Castro, desde
Santiago de Cuba, ordena no detener los combates. También animan a la población a
secundar una huelga general. La mañana siguiente, Fidel se reúne con el general Rego
Rubido, quien entrega el Cuartel Moncada.

Ese 1 de enero de 1959 se proclama el triunfo de la revolución, y Castro da un discurso


desde el balcón del Ayuntamiento de Santiago de Cuba en el que dijo:

Esta vez, por fortuna para Cuba, la Revolución llegará de verdad al poder, no será
como en el 95, que vinieron los americanos y se hicieron dueños de esto, que
intervinieron a última hora y después ni siquiera dejaron entrar a Calixto García, que
había peleado durante treinta años, no lo dejaron entrar en Santiago de Cuba. No será
como en el 33, que cuando el pueblo empezó a creer que una Revolución se estaba
haciendo, vino el señor Batista, traicionó la Revolución, se apoderó del poder e instauró
una dictadura por once años. No será como en el 44, año en el que las multitudes se
enardecieron creyendo que al fin el pueblo había llegado al poder y los que llegaron al
poder fueron los ladrones. Ni ladrones, ni traidores ni intervencionistas, esta vez sí que
es la Revolución.

Fidel Castro hace su entrada triunfal en La Habana el 8 de enero, donde dice:

La tiranía ha sido derrocada. La alegría es inmensa. Y sin embargo, queda mucho por
hacer todavía. No nos engañamos creyendo que en lo adelante todo será fácil; quizás
en lo adelante todo sea más difícil. Decir la verdad es el primer deber de todo
revolucionario. Engañar al pueblo, despertarle engañosas ilusiones, siempre traería las
peores consecuencias, y estimo que al pueblo hay que alertarlo contra el exceso de
optimismo.

Discurso de Fidel Castro en su llegada a La Habana, el 8 de enero de 1959.

Durante ese discurso, una paloma de las lanzadas por algunas mujeres del movimiento
se posó en su hombro, lo que le otorgó tintes místicos de cara a sus seguidores.

Gobierno:
Fidel Castro fue nombrado primer ministro el 16 de febrero de 1959 y elegido
presidente de los Consejos de Estado y de Ministros de la República de Cuba el 3 de
diciembre de 1976, cargos que ocupó hasta el 24 de febrero de 2008. Desde 2008
hasta 2016, cuando falleció, fue diputado a la Asamblea Nacional del Poder Popular y
primer secretario del Partido Comunista de Cuba.
Llegada al poder:
Tras el triunfo revolucionario, el nuevo presidente del país, Manuel Urrutia, designa al
liberal José Miró Cardona como primer ministro el 5 de enero de 1959 al frente de un
Gobierno de transición, de corte moderado y composición heterogénea, que aspiraba a
agrupar a los distintos grupos políticos del país (con presencia de ministros del
Movimiento 26 de Julio). Estados Unidos reconoce este Gobierno dos días después.
Castro entra triunfalmente a La Habana con sus tropas el 8 de enero y Urrutia le
nombra Comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas y le encomienda la tarea de
reorganizar los institutos armados de la República.

Según Castro, su principal objetivo era desarrollar aquellas medidas que pretendían
aplicar si el asalto al Cuartel Moncada hubiera fructificado (entre las que se reflejaban
la reforma agraria, la reinstauración de la Constitución de 1940, la confiscación de los
bienes usurpados durante la dictadura o la participación de los obreros en los
beneficios de sus empresas).

Desde los primeros días se comienzan a juzgar en «tribunales revolucionarios» a los


que ellos consideraban militares y colaboradores de la dictadura, llegándose a
condenar a varios de los acusados a la pena de muerte. Ante las duras críticas por
parte de los medios de comunicación internacionales, que acusaba a estos tribunales,
entre otras cosas, de condenar por motivos políticos, surge la llamada Operación
Verdad, que constaba de dos actos fundamentales (junto a la creación de la agencia
cubana de noticias Prensa Latina): una concentración de alrededor de un millón de
ciudadanos en apoyo a las medidas, con la presencia de 380 periodistas de Estados
Unidos y Latinoamérica el día 21 de enero de 1959 ante el Palacio Presidencial de la
Habana, y la celebración de una rueda de prensa al día siguiente en el hotel Habana
Riviera para que la prensa internacional plantease preguntas a Castro. Posteriormente,
el propio Castro criticó estos juicios en cuanto a las formas empleadasya que algunos
juicios se celebraron en estadios multitudinarios y algunos fueron televisados.
En su discurso del acto del día 21, Fidel propone por primera vez a su hermano Raúl
para que le suceda en su cargo si a él le ocurriese algo.

El 23 de enero de 1959 viaja Caracas, la capital de Venezuela, donde pronuncia un


polémico discurso en el acto central de conmemoración del primer aniversario del
derrocamiento del general Marcos Pérez Jiménez, en la Plaza O'Leary del Silencio.
Al día siguiente es recibido en el congreso venezolano. También visita la Universidad
Central (con la presencia del poeta chileno Pablo Neruda). El día 24 se reúne con el
recién elegido presidente Rómulo Betancourt.

El 7 de febrero de 1959, el Gobierno promulga la Ley Fundamental de la República,


que mantiene vigente ciertos de los postulados básicos de la constitución de 1940. El
13 de febrero, ante las fricciones que se producían en el interior del Gobierno, varios
ministros, argumentando lo insostenible de la situación, proponen a Castro la
posibilidad de asumir la responsabilidad de primer ministro. El 16 de febrero, Castro fue
nombrado en ese cargo por el presidente Urrutia.

El tema racial es mencionado por primera vez en un dicurso pronunciado por Castro el
2 de marzo de 1959, donde el pidió a la población eliminar la discriminación racial, y
estableció su política de crear escuelas y puestos de trabajo a los cuales los negros
cubanos tuvieran acceso. A partir de ese momento, manifestaciones de racismo fueron
consideradas contrarrevolucionarias y políticamente condenadas por las autoridades.
Castro comenzó un proceso de trabajo político y educacional desde 1959 para la
erradicación del racismo. Con la eliminación de espacios privados como clubs, playas,
escuelas y hospitales, desapareció también la posibilidad que tenían los dueños de
decidir quienes eran sus miembros y de hacer dicha selección basados en cuestiones
raciales. El gobierno cubano también comenzó a arrestar a los líderes de la mafia y
tomar millones en efectivo. Antes de morir, Meyer Lansky dijo que Cuba lo
"arruinó".Según Enrique Cirulo, historiador especializado en la mafia, Cuba es el único
país donde la mafia ha experimentado una caída tan precipitada.

Entre el 15 y el 27 de abril realiza un viaje de buena voluntad a los Estados Unidos en


visita no oficial, a invitación de la Asociación Americana de Editores de Periódicos.
No obstante, el 19 de abril se entrevista con el vicepresidente estadounidense Richard
Nixon en su despacho del Capitolio (el presidente Eisenhower se excusa por no
recibirlo aduciendo una partida de golf). Durante su estancia en la ciudad
de Washington realiza diversos homenajes visitando los monumentos a George
Washington, Thomas Jefferson, Abraham Lincoln y la tumba del soldado
desconocido en el Cementerio Nacional de Arlington. Es invitado al Lawrenceville
School, en Nueva Jersey, así como a la Universidad de Princetony a la de Harvard.
Llega a Nueva York el día 21 donde se entrevista brevemente con el Secretario
General de Naciones Unidas, Dag Hammarskjöld, además de realizar un multitudinario
mitin en Central Park el día 24. Finaliza su viaje con una visita a Houston(Texas).

El 2 de mayo de 1959 viaja a Buenos Aires (Argentina), donde pronuncia un discurso


en el Consejo Económico de los 21 donde propone la creación de un mercado único
latinoamericano. También visita brevemente Uruguay, Canadá y Brasil.

El 17 de mayo se decreta la primera Ley de Reforma Agraria, firmada en Sierra


Maestra, que confiscó todas las propiedades de más de 420 hectáreas de extensión.
De forma simbólica, la primera propiedad expropiada fue la de su propia familia.
Además, fundó organismos de nuevo tipo como el Instituto Nacional de Reforma
Agraria (del cual fue su primer presidente) e instituciones culturales como la Imprenta
Nacional de Cuba (fundada el 31 de marzo) y el Instituto Cubano de Arte e Industria
Cinematográficos (fundado el 24 de marzo).

A mediados de julio de 1959 dimite del cargo de primer ministro argumentando que sus
diferencias con el presidente ponían en peligro el proceso revolucionario, lo que motivó
una masiva exigencia popular para que se reincorporara al cargo, forzando la renuncia
del presidente Urrutia el 17 de julio. El nuevo presidente de la República, Osvaldo
Dorticós, lo vuelve a nombrar primer ministro el 26 de julio.

Primeras tensiones con Estados Unidos:


La aprobación de la primera Ley de Reforma Agraria afectó seriamente intereses de
propietarios cubanos y de estadounidenses. Desde finales de octubre de 1959 el
presidente estadounidense Dwight Eisenhower aprueba diversas medidas propuestas
por el Departamento de Estado y la CIA para emprender acciones encubiertas contra
Cuba, que incluyen ataques piratas aéreos y navales, y la promoción y apoyo directo a
las organizaciones contrarrevolucionarias dentro de Cuba. También se establece como
objetivo la eliminación física de Castro.

El 21 de octubre de 1959, dos aviones que habían despegado desde el aeropuerto de


Pompano Beach, en Florida, lanzan octavillas matando a dos adolescentes e hiriendo a
otras 45 personas. Uno de los pilotos era Pedro Luis Díaz Lanz, exjefe de la Fuerza
Aérea Revolucionaria que había desertado cuatro meses antes.

En un discurso ese día afirma desde el Regimiento "Ignacio Agramonte":

Siempre lo mismo, siempre lo mismo. Siempre lo mismo de Díaz-Lanz y de Urrutia.


¿Acusarnos de comunistas para qué? Acusarnos de comunistas para ganarse el
halago y para ganarse el apoyo de la reacción, para ganarse el apoyo de cancillerías
extranjeras; presentarse acusando a los compañeros más valiosos de esta Revolución
de comunistas. Es decir, acusar a la Revolución de lo mismo que la acusan los
latifundistas, de lo mismo que la acusan los criminales de guerra, de lo mismo que la
acusan los garroteros, de lo mismo que la acusan los especuladores, de lo mismo que
la acusan Trujillo y su emisora desde Santo Domingo, de lo mismo que la acusan los
grandes monopolios internacionales. Quien se dedique a la innoble y ruin tarea de
acusar de comunistas a los compañeros revolucionarios, lo que está haciendo es
hacerles el juego a Trujillo, a la reacción nacional, a los grandes intereses
internacionales, a los criminales de guerra, a Masferrer, a Batista, a Ventura, a
Carratalá y a todos esos criminales.

El 28 de octubre de 1959 muere Camilo Cienfuegos en un accidente aéreo al regresar


a la capital desde Camagüey, tras el encarcelamiento del comandante Huber Matos
(jefe del regimiento militar de la provincia) y que había sido acusado de participar en un
levantamiento sedicioso.

En febrero de 1960 el viceprimer ministro soviético Anastás Mikoyán visita Cuba y


concede un crédito de cien millones de dólares, además de firmar tratados para la
compra de azúcar y la venta de petróleo. En esta época recibe la visita de los filósofos
franceses Jean Paul Sartre y Simone de Beauvoir.
El 4 de marzo de 1960 se produce en La Habana la explosión del vapor francés "La
Coubre", que transportaba armas hacia la isla. El sabotaje provoca, mediante una doble
explosión, un saldo de ciento un muerto y más de doscientos heridos. Al día siguiente,
en el sepelio de las víctimas, Fidel Castro pronuncia por primera vez la consigna con la
que suele finalizar sus discursos:

Y sin inmutarnos por las amenazas, sin inmutarnos por las maniobras, recordando que
un día nosotros fuimos 12 hombres solamente y que, comparada aquella fuerza
nuestra con la fuerza de la tiranía, nuestra fuerza era tan pequeña y tan insignificante,
que nadie habría creído posible resistir; sin embargo, nosotros creíamos que
resistíamos entonces, como creemos hoy que resistimos a cualquier agresión. Y no
solo que sabremos resistir cualquier agresión, sino que sabremos vencer cualquier
agresión, y que nuevamente no tendríamos otra disyuntiva que aquella con que
iniciamos la lucha revolucionaria: la de la libertad o la muerte. Solo que ahora libertad
quiere decir algo más todavía: libertad quiere decir patria. Y la disyuntiva nuestra sería
«patria o muerte».

Palabras pronunciadas por Fidel Castro en las honras fúnebres de las víctimas de la
explosión del vapor "La Coubre", el 5 de marzo de 1960

Tras el atentado, el Gobierno cubano, que acusa de los hechos a Estados Unidos,
afirma que comprará armas a quien se las venda. El 17 de marzo de 1960, el
presidente Eisenhower ordena la preparación de hombres para invadir la isla. El 8 de
mayo se reanudan las relaciones diplomáticas con la Unión Soviética, interrumpidas
por Batista en 1952.

El 29 de junio de 1960, el Gobierno cubano confisca las refinerías de Texas Oil


Company, Shell y Esso, tras negarse a procesar el petróleo soviético. El 6 de julio, el
presidente de Estados Unidos decreta rebaja de 700 000 toneladas de azúcar de la
cuota cubana en el mercado de ese país. Dos días más tarde, el senado
estadounidense faculta al presidente Eisenhower para suspender todo tipo de ayuda a
países que confiscaran propiedades estadounidenses. Como reacción, el Consejo de
Ministros cubano acuerda otorgar poderes al presidente de la República y al primer
ministro para confiscar las propiedades estadounidenses. El 6 de agosto, en el estadio
del Cerro (hoy Latinoamericano), Castro anuncia la confiscación de gran número de
empresas estadounidenses, incluyendo las refinerías de petróleo, 36 centrales
azucareros y las compañías de teléfonos y electricidad.

El 2 de septiembre expone en la plaza de la Revolución la Primera Declaración de la


Habana como respuesta a la censura hecha a Cuba en la reunión de cancilleres de
la OEA, en San José de Costa Rica, ante la decisión del Gobierno cubano de
establecer relaciones con la Unión Soviética. Supuso el aislamiento diplomático entre
Cuba y todos los países miembros, a excepción de México.

El 18 de septiembre viaja a Nueva York para acudir al XV periodo de sesiones de


la Asamblea General de Naciones Unidas. El siguiente día, la dirección del hotel
Shelbourne (en el que se alojaba la delegación cubana) notifica a Castro que deben
abandonar ese establecimiento. La delegación acepta el ofrecimiento del propietario
del Hotel Theresa, en el barrio neoyorquino de Harlem. En él, recibe al presidente
soviético Nikita Jrushchov, al presidente egipcio Gamal Abdel Nasser, al primer ministro
indio Jawaharlal Nehru y al dirigente negro Malcolm X. Jrushchov, al ser preguntado
sobre si Castro era comunista responde: «No sé si Fidel es comunista, pero yo soy
“fidelista”».

El 28 de septiembre, Fidel Castro propone constituir un sistema de vigilancia colectiva


revolucionaria, ante una multitud reunido en la Plaza de la Revolución, creándose así
los Comités de Defensa de la Revolución, que tendrían la misión de detectar y
denunciar a los enemigos de la Revolución.

El 15 de octubre Castro dispuso la confiscación de la propiedad urbana, medida que


afectó a intereses estadounidenses, y cuatro días después Washington respondió
prohibiendo las exportaciones a la isla, salvo ciertos alimentos, medicinas y suministros
médicos. Al embargo se añadió el boicot total cuando, el 16 de diciembre, Eisenhower
redujo a cero la cuota azucarera. Finalmente, el 3 de enero de 1961 Estados Unidos
rompió las relaciones diplomáticas con Cuba.

Crisis de los misiles en Cuba:


La Crisis de los misiles en Cuba es como se denomina al conflicto entre los Estados
Unidos, la Unión Soviética y Cuba en octubre de 1962, generado a raíz del
descubrimiento por parte de Estados Unidos de bases de misiles nucleares de alcance
medio soviéticos en territorio cubano. En Rusia se la denomina Crisis del
Caribe (en ruso, Карибский кризис, Karibskiy krizis), mientras que en Cuba se le
llama Crisis de octubre.

Fue una de las mayores crisis, junto al Bloqueo de Berlín y los ejercicios Able Archer
83, entre ambas potencias durante la Guerra Fría y en la de Cuba es donde más cerca
se estuvo de una guerra nuclear. De hecho sólo dos veces en la historia se ha
alcanzado una condición de defensa DEFCON 2 en Estados Unidos.

La crisis abarca el período comprendido entre el descubrimiento de los misiles Misil


balístico de alcance medioR-12 y R-14 de la Unión Soviética (15 de octubre de 1962)
hasta el anuncio de su desmantelamiento y traslado de vuelta a la Unión Soviética (28
de octubre de 1962). Sin embargo, a otros niveles se extendió
hastanoviembre de 1962 e incluso enero de 1963 en sucesivas minicrisis.

Antecedentes:
Los orígenes del conflicto residen en la siguiente cadena de hechos:

1. Desde 1959, la Revolución Cubana impulsó varias medidas de carácter popular


algunas de las cuales, como la Ley de Reforma Agraria, afectaron intereses
estadounidenses en la isla. Como respuesta, la administración
de Eisenhower inició una agenda política dirigida a derrocar el régimen popular
recién instaurado. Ésta comprendía el bloqueo económico, propaganda
contrarrevolucionaria, fomento y apoyo de grupos armados dentro de Cuba
contrarios al nuevo gobierno de Fidel Castro, sabotajes a instalaciones
económicas y civiles, filtración de espías; ataques piratas, quemas de campos
de caña de azúcar, intentos de asesinato a sus principales líderes; violaciones
del espacio aéreo y naval por aviones y navíos de guerra estadounidenses. Y,
finalmente, poner en marcha un plan para invadir militarmente la isla utilizando
exiliados cubanos y mercenarios latinoamericanos. Aunque participarían pilotos
de guerra estadounidenses, no estaba prevista la intervención directa del
ejército de Estados Unidos.
2. La derrota sufrida por la administración Kennedy en el intento de invadir Cuba,
utilizando un desembarco de disidentes entrenados por la CIA por Bahía de
Cochinos. La respuesta militar desencadenada por Cuba bajo la dirección de
Fidel Castro derrotó la invasión en menos de 72 horas.
3. Como respuesta al fracaso de Bahía de Cochinos, Estados Unidos puso en
marcha la Operación Mangosta. Ésta constituía, entre otras cosas, un plan
secreto de invasión militar a Cuba, pero ahora de manera directa utilizando el
ejército estadounidense. Se planeaba iniciar el conflicto mediante una
provocación tipo USS Maine que tuviera lugar en la Base Naval de Guantánamo
o en las aguas jurisdiccionales de Cuba.
4. Los servicios de Inteligencia de la Unión Soviética detectan el plan de invasión
militar inminente y notifican a Cuba.
5. El líder soviético Nikita Jrushchov aprovechó la coyuntura para proponer a La
Habana la instalación en Cuba del Misil balístico de alcance medio R-12 como
medida disuasiva contra los planes del gobierno estadounidense. Fidel Castro
entra en desacuerdo y le dice que con ese propósito, es preferible un acuerdo
militar entre Cuba y la URSS. En dicho tratado se establecería que una invasión
a Cuba sería equivalente a un ataque directo a la Unión Soviética, pero
Jrushchov no estuvo de acuerdo e insiste en que la instalación de los misiles no
solo serviría para proteger a Cuba, sino también para aumentar la capacidad
defensiva de todo el bloque socialista. El líder cubano acepta, pero sugiere que
el traslado y la instalación de los cohetes se realicen de forma pública. Sin
embargo, los soviéticos se niegan a hacerlo antes de que los cohetes queden
totalmente operativos.
6. Por su cercanía a Estados Unidos, una base de misiles de este tipo
potencialmente podía vulnerar a aquel país, compensando la escasa provisión
soviética de misiles de alcance intercontinental, igualando así la amenaza que
significaba para el pueblo soviético los misiles de alcance medio Jupiter
estadounidenses emplazados en Turquía, estado fronterizo con la URSS, y en
la República Federal Alemana. Por ello, el líder soviético Nikita Jrushchov y su
gobierno decidieron asegurar la isla con la instalación de bases de misiles, con
capacidad para alcanzar Estados Unidos y dispuestos para llevar cabezas
nucleares. Daban así un paso más en la carrera armamentista que caracterizó
el periodo de la guerra fría entre estas dos potencias.
7. Los soviéticos habían subestimado la capacidad de los servicios de Inteligencia
de los Estados Unidos que no tardaron en detectar la presencia de las bases de
misiles R-12 mediante violaciones del espacio aéreo cubano con aviones
espías U-2.
8. Estados Unidos pide cuentas a la URSS, pero esta vez los líderes soviéticos
prefieren probar la táctica del engaño y seguir ocultando la operación.

Comienza la crisis:

La instalación del Misil balístico de alcance medio R-6 (misil) por parte de personal
militar soviético en Cuba fue descubierta por las fotografías de un tipo especial de avión
espía estadounidense, el U-2, en vuelo sobre Cuba a mediados de 1962. Analistas de
la CIA señalaron al presidente John F. Kennedy que las estructuras fotografiadas en
Cuba parecían corresponder a instalaciones de misiles tácticos, todavía no operativas
pero que lo estarían en poco tiempo, lo cual significó para el gobierno de EE.UU. una
gran preocupación por cuanto apenas 200 kilómetros separaban al territorio
estadounidense (específicamente la península de Florida) de las costas cubanas
(distancia que se consideraba fácilmente superable por los misiles soviéticos) y
dejarían sin respuesta a la defensa de EE.UU. y los sistemas de alerta temprana de
batalla.

El 22 de octubre de 1962, Kennedy se dirigió al público estadounidense con un


mensaje televisado de 17 minutos. Allí, habló por primera vez públicamente de
establecer una cuarentena y un "cerco naval" alrededor de la isla de Cuba. Para
cumplir esta medida se desplegaron barcos y aviones de guerra estadounidenses en el
Mar Caribe a partir del 23 de octubre, destinados a ejercer un auténtico bloqueo aéreo-
naval.

Enterado de lo ocurrido, Nikita Jrushchov dirigió un mensaje a Kennedy el 24 de


octubre señalando: «La URSS ve el bloqueo como una agresión y no instruirá a los
barcos que se desvíen»; pero en las primeras horas de la mañana, los buques
soviéticos disminuyeron la velocidad en sus desplazamientos hacia Cuba, con el fin de
evitar algún conflicto mayor, mientras se abrían las posibilidades de una negociación
entre las partes.

Participación de la OEA y estados latinoamericanos:

Al constatarse la instalación de bases de misiles balísticos soviéticos de medio rango


en la isla de Cuba, la Organización de los Estados Americanos (OEA) bajo presión
estadounidense, impone sanciones al gobierno cubano y determina el bloqueo naval de
aquella en una operación que se denominó Cuarentena y que tuvo como objetivo
principal impedir la llegada por vía marítima de los elementos necesarios para
proseguir el desarrollo de las bases mencionadas.

Las armadas realizaron una operación combinada en la cual participaron los


destructores argentinos, Espora y Rosales, llegando el 10 de noviembre a la base naval
de Chaguaramas, en la isla de Trinidad, pasando a formar parte de la flota combinada
estadounidense-latinoamericana («Task Force 137», TF-137) al mando del
Contraalmirante D. John A. Tyree.

En dicha flota se integrarían los destructores venezolanos ARV D-11 Nueva


Esparta y ARV D-21 Zulia, las fragatas dominicanas Santana y Luperón, el
destructorUSS Mullinix.

El Sábado Negro:
La posición estadounidense se enfrentaba a la soviética y la perspectiva de una guerra
abierta entre ambos estados parecía cercana, sea con un mutuo ataque de misiles
intercontinentales ICBM o atacando la URSS a los países aliados de EE. UU.
en Europa Occidental, mientras los consejeros militares de John F.
Kennedy consideraban seriamente el escenario de una guerra nuclear a gran escala
para detener a la URSS. Los buques estadounidenses continuaban buscando navíos
soviéticos en ruta hacia Cuba, ordenando por radio y comunicaciones navales su
desvío en caso de hallarlos, pero ninguno de ambos bandos se atrevía a usar la fuerza
para lograr sus fines, por temor a las repercusiones en otras partes del mundo, una
respuesta militar en Europa o un ataque en Alemania.
Sin embargo, el 26 de octubre el gobierno soviético enviaba a Washington D.C. un
mensaje personal de Jruschov a Kennedy para llegar a un acuerdo: los buques
soviéticos se retirarían si el gobierno estadounidense lanzaba una declaración pública
renunciando a derrocar al régimen de Fidel Castro y ofreciendo no patrocinar ningún
ataque bélico con ese fin.

El sábado 27 de octubre de 1962, la defensa antiaérea soviética estacionada en suelo


cubano, logró detectar e interceptar un avión espía estadounidense tipo U-2, que fue
derribado por un misil tierra-aire cuando espiaba el oriente de la isla de Cuba,
aumentando aún más la tensión, pero en la mañana del mismo día 27 de
octubre, Jrushchov propuso a Kennedy el desmantelamiento de las bases soviéticas de
misiles nucleares en Cuba, a cambio de la garantía formal y pública de queEstados
Unidos no realizaría ni apoyaría una invasión al territorio cubano.

Además, la propuesta soviética establecía que los Estados Unidos también deberían a
cambio ejecutar el desmantelamiento de las bases de misiles
nuclearesestadounidenses situadas en territorio de Turquía, país fronterizo con la
URSS. También se pedía el retiro del Misil balístico de alcance medio PGM-19
Jupiter que los estadounidenses mantenían en el sur de Italia.

Los diplomáticos soviéticos y estadounidenses realizaron urgentes y continuas


negociaciones secretas en Washington y en Moscú, transmitiendo las propuestas de
uno y otro bando para solucionar la crisis durante todo el día 27. No obstante, en las
negociaciones secretas estuvo excluido Fidel Castro, en tanto el gobierno soviético se
negó a realizar consultas sobre el tema con el régimen de La Habana. De hecho, ya
el 26 de octubre el gobierno cubano había pedido a Jrushchov no ceder ante Kennedy
pues una invasión estadounidense contra Cuba se consideraba como "inminente". Las
tropas soviéticas estacionadas en Cuba recibieron órdenes de mantenerse en sus
puestos hasta recibir nuevas órdenes de Moscú, manteniendo bajo su exclusiva
custodia todo el arsenal nuclear.

Tras las negociaciones secretas, Kennedy y su gabinete aceptaron la oferta soviética


en la madrugada del domingo 28 de octubre a espaldas de Fidel Castro. Este acuerdo
se conoció más tarde, ya que Kennedy lo aceptó con la condición de no invadir Cuba ni
apoyar grupo alguno con esa intención. El desmantelamiento delMisil balístico de
alcance medio PGM-19 Jupiter de Turquía no fue hecho público hasta que se llevó a
cabo seis meses después.

En los primeros días de noviembre, el espionaje aéreo estadounidense mostró que


buques soviéticos cargaban el armamento nuclear desplegado hasta entonces en
Cuba, acreditando el cumplimiento del acuerdo del 28 de octubre. El 20 de
noviembre el gobierno de EE.UU. puso fin a sus patrullajes navales alrededor de Cuba,
y dos días después el primer ministro soviético Anastás Mikoyán visitó La
Habana informando al régimen de Castro que la presencia militar soviética continuaría
en Cuba pero sólo dotada de armas convencionales, retirando la URSS todo
su armamento nuclear y el Misil balístico de alcance medio de la isla a pesar de las
renovadas solicitudes del gobierno cubano en sentido contrario.

Fin de la crisis

De esta forma pudo terminar la crisis, sin dar muestras de debilidad ni de derrota por
ninguna de ambas potencias, ya que el teatro de la Guerra Fría quedó así igualado, y
se volvió a evitar el conflicto directo; algo que tanto en Washington como en Moscú no
se quiso ni imaginar, por mucho que la publicidad bélica de la época dijera lo contrario;
trasladando los enfrentamientos a terceros países como fueron los casos
de Corea y Vietnam. Sin embargo, Estados Unidos mantuvo la presión sobre el
régimen cubano por considerarlo un motivo de inestabilidad en la zona.

Consecuencias:
En ese momento se creó el llamado teléfono rojo, una línea de comunicaciones directa
entre la Casa Blanca y el Kremlin, con el fin de agilizar las conversaciones entre ambas
potencias durante períodos de crisis, evitando las demoras diplomáticas, y tratando de
subsanar posibles malentendidos sobre la cuestión nuclear.

El 29 de octubre el mandatario soviético Nikita Jruschov envió a Fidel Castro un


informe comunicando los términos del acuerdo que soviéticos y estadounidenses ya
habían concluido sobre Cuba. La Conferencia de Helsinki de 1973-1975 fue muy
importante para la posterior distensión entre la URSS y los EE. UU.
En un artículo escrito en esos días y no publicado hasta después de su
muerte, Ernesto Che Guevara opinó alabando la actitud del régimen cubano y
cuestionando a los gobernantes soviéticos durante la crisis:

Es el ejemplo escalofriante de un pueblo que está dispuesto a inmolarse atómicamente


para que sus cenizas sirvan de cimiento a sociedades nuevas y que cuando se hace,
sin consultarlo, un pacto por el cual se retiran los cohetes atómicos, no suspira de
alivio, no da gracias por la tregua; salta a la palestra para dar su voz propia y única, su
posición combatiente, propia y única, y más lejos, su decisión de lucha aunque fuera
solo.Ernesto Che Guevara

Curiosamente los principales protagonistas no duraron mucho tiempo después esta


crisis. El presidente de EEUU Kennedy fue asesinado el 22 de noviembre de1963 y el
líder de la URSS, Nikita Jrushchov, fue apartado de su cargo por el politburó (comité
comunista) el 14 de octubre de 1964.

B). - Social:

Cuba: La era de Fidel Castro, marcada por la represión:

Durante las casi cinco décadas que gobernó Cuba,Fidel Castro impuso un sistema
represivo que castigó prácticamente todas las formas de disenso, un legado que
lamentable perdura incluso después de su muerte.

Durante el régimen de Castro, miles de cubanos fueron encarcelados en prisiones en


condiciones deplorables, otros miles fueron perseguidos e intimidados y a
generaciones enteras se les negaron libertades políticas básicas. Cuba logró avances
en salud y educación, pero muchos de estos logros se vieron contrarrestados por
largos períodos de dificultades económicas y políticas represivas.

“A medida que los países de América Latina abandonaban gradualmente los regímenes
autoritarios, la Cuba de Fidel Castro siguió siendo el único país de la región que
continuó reprimiendo prácticamente todos los derechos civiles y políticos”,
expresó José Miguel Vivanco, director para la Américas de Human Rights Watch. “El
régimen represivo creado por Fidel Castro pudo mantenerse en pie durante décadas
gracias a un control draconiano que incluía duros castigos impuestos por el gobierno a
quienes se atrevían a disentir mínimamente”.

La represión se consagró en la legislación y fue aplicada por las fuerzas de seguridad,


grupos de civiles alineados con el Estado y un poder judicial totalmente subordinado al
ejecutivo. Estas prácticas abusivas instalaron en Cuba un clima de temor permanente
que coartó el ejercicio de derechos fundamentales, presionó a los cubanos a demostrar
su lealtad al gobierno y desalentó cualquier posibilidad de crítica.

Muchas de las tácticas abusivas desarrolladas mientras Castro estuvo en el poder —


como vigilancia, golpizas, detenciones arbitrarias y actos públicos de repudio— aún hoy
continúan siendo usadas por el gobierno cubano.

Castro llegó al poder en 1959, tras liderar una revolución que derrocó al gobierno
corrupto y abusivo de Fulgencio Batista. Gobernó por decreto hasta 1976, año en que
se reformó la estructura del gobierno mediante una nueva constitución, cuya redacción
supervisó él mismo. Desde entonces, y hasta que traspasó el poder a su hermano Raúl
en julio de 2006, Fidel Castro desempeñó los tres cargos con más poder en el gobierno
de Cuba: presidente del Consejo de Estado, presidente del Consejo de Ministros y
primer secretario del Partido Comunista de Cuba. Fidel Castro renunció oficialmente a
su función de presidente del Consejo de Estado y del Consejo de Ministros en febrero
de 2008, y dejó su rol como primer secretario el 19 de abril de 2011.

Durante el período de Castro, Cuba logró importantes avances en el ejercicio


progresivo de algunos derechos económicos, sociales y culturales, como la educación
y la atención de la salud. Por ejemplo, la UNESCO ha concluido que existe un nivel de
alfabetización casi universal en la isla y, según previsiones de UNICEF, el país estaría
encaminado para alcanzar la mayoría de los Objetivos de Desarrollo del Milenio.

El progreso en el plano de los derechos económicos, sociales y culturales nunca estuvo


acompañado por avances similares en el reconocimiento de los derechos civiles y
políticos. Durante las décadas en que Castro se mantuvo en el poder, la negación de
libertades fundamentales fue implacable, e incluso se intensificó en ciertos períodos,
como la ola represiva contra 75 defensores de derechos humanos, periodistas,
sindicalistas y otros críticos del gobierno que tuvo lugar en 2003. Estas personas fueron
acusadas de “mercenarias” del gobierno estadounidense y juzgadas en forma sumaria
en procesos a puertas cerradas. Muchas permanecieron años en prisiones en
condiciones inhumanas, fueron sometidas a largos períodos de aislamiento y golpizas,
y se les negó asistencia médica básica incluso cuando padecían enfermedades graves.
Más de 50 de estos presos políticos fueron liberados luego de que Fidel Castro
traspasara el poder a su hermano, en la mayoría de los casos con la condición de que
aceptaran exiliarse a España.

Mientras Fidel Castro estuvo en el poder, el gobierno cubano se negó a reconocer


legitimidad a organizaciones cubanas de derechos humanos, partidos políticos
alternativos, sindicatos independientes o una prensa libre. Tampoco permitió que
veedores internacionales, como el Comité Internacional de la Cruz Roja, y
organizaciones no gubernamentales internacionales, como Human Rights Watch,
visitaran la isla para investigar la situación de los derechos humanos en el país.

Los distintos intentos del gobierno estadounidense para propiciar cambios en Cuba
durante el régimen de Castro fracasaron una y otra vez. En la década de 1960, estos
intentos incluyeron acciones militares encubiertas para deponer a Castro, como la
invasión fallida en Bahía de Cochinos y varios intentos frustrados de asesinato. El
Presidente Dwight Eisenhower impuso el embargo en 1960, y esta medida
posteriormente fue ampliada por el Presidente John F. Kennedy y se formalizó con la
adopción de la Ley por la Libertad y la Solidaridad Democrática en Cuba (Cuban Liberty
and Democratic Solidarity Act), de 1996. Esta ley, también conocida como “Helms-
Burton”, prohíbe al presidente de Estados Unidos levantar las restricciones comerciales
mientras Cuba no haya legalizado la actividad política y expresado un compromiso de
celebrar elecciones libres y justas. También prohíbe levantar el embargo mientras Fidel
o Raúl Castro estén en el poder.

El embargo ha impuesto privaciones indiscriminadas a la totalidad del pueblo cubano, y


no ha contribuido en absoluto a mejorar la situación de los derechos humanos en Cuba.
En lugar de aislar a Cuba, esta política ha aislado a Estados Unidos. Castro supo usar
hábilmente el embargo para cosechar simpatías en el exterior, y al mismo tiempo le
sirvió como pretexto para reprimir intentos legítimos de promover reformas en Cuba
desde adentro, afirmando que estas iniciativas respondían a intereses de Estados
Unidos y eran financiadas por ese país.

En diciembre de 2014, el Presidente Barack Obama inició finalmente un proceso de


cambio en la política estadounidense, al anunciar que Estados Unidos normalizaría las
relaciones diplomáticas con Cuba y moderaría las restricciones a los viajes y al
comercio con la isla, e instó al Congreso a considerar la posibilidad de levantar el
embargo. A cambio de esto, el gobierno de Raúl Castro concedió la libertad condicional
a 53 presos políticos que se encontraban privados de su libertad desde hace varios
meses.

Aun así, las leyes orwellianas que permitieron su encarcelamiento —y el de miles de


personas antes que ellos— siguen vigentes, y el gobierno cubano continúa reprimiendo
a personas y grupos que critican al gobierno o reivindican derechos humanos
fundamentales.

Los arrestos arbitrarios y las detenciones breves son habituales e impiden que
defensores de derechos humanos, periodistas independientes y otras personas puedan
reunirse o desplazarse libremente. A menudo se realizan detenciones preventivas de
personas para evitar que participen en marchas pacíficas o en reuniones políticas.

Ambos gobiernos restablecieron las relaciones diplomáticas en julio de 2015. En


marzo, el Presidente Barack Obama visitó Cuba y se reunió con el Presidente Raúl
Castro y con representantes de la sociedad civil cubana. Obama dio un discurso que se
trasmitió por televisión a todo el país y celebró una conferencia de prensa con Raúl
Castro, e instó en esas ocasiones al gobierno cubano a acabar con las restricciones a
las libertades políticas y reiteró su pedido al Congreso de Estados Unidos de que
pusiera fin al embargo económico sobre la isla.
“Durante décadas, Fidel Castro fue el principal beneficiario de una política de
aislamiento profundamente errada de Estados Unidos que le permitió victimizarse y,
con ello, disuadir a otros gobiernos de repudiar sus prácticas represivas”, indicó
Vivanco. “Si bien el embargo de Estados Unidos continúa vigente, la política de
acercamiento diplomático iniciada por el gobierno del Presidente Obama ha modificado
esta ecuación, al privar al gobierno cubano de su principal pretexto para reprimir el
disenso en la isla”.

Olas migratorias desde 1959 entre el desencanto y la desesperanza:

El triunfo de la revolución cubana fue uno de los eventos políticos más populares del
siglo XX. El movimiento social, que la mayoría de la población cubana inicialmente
aplaudió y por el que muchos arriesgaron su vida, tuvo la capacidad de captar la
imaginación. Romántico en su ejecución, con un clamor de justicia social, disfrutó de
amplio apoyo internacional.

Sin embargo, 40 años después de aquella eclosión, 1.7 millones de personas --el 15
por ciento de los cubanos-- de una población de 11.2 millones, habían abandonado la
isla al sentirse desencantados o traicionados por la revolución. Un proceso de
desafecto político llevó a muchos cubanos --entre ellos ardientes simpatizantes en los
comienzos-- a dejar su patria y convertirse en refugiados en otras tierras.

El éxodo cubano tras la llegada de Fidel Castro al poder, alberga cuatro grandes
oleadas migratorias, cada una caracterizada por una composición social diferente, con
respecto a clase social, raza, educación, género, composición familiar y valores;
diferencias que fueron resultado de las cambiantes fases de la revolución cubana. La
comunidad cubana en el Estados Unidos de hoy está compuesta por distintas
''cosechas migratorias'' --inmigrantes que vivieron diferentes procesos sociales de
madurez, a veces incapaces de comprenderse entre sí.

La primera ola: La élite de Cuba


En 1972, los investigadores Nelson Amaro y Alejandro Portes describieron como
cambiantes las fases iniciales del éxodo cubano a lo largo del tiempo, tomando en
cuenta la principal motivación de los exiliados para dejar su patria: ''los que esperan''
dieron paso a ''los que escapan'' y éstos a ''los que buscan''. Para actualizar su análisis,
en 1996 agregué ''los que tenían esperanzas'' y ``los desesperados''.

En la primera ola (1959-1962), los que se fueron constituían la elite de Cuba: ejecutivos
y propietarios de firmas, grandes comerciantes, propietarios de ingenios, ganaderos,
representantes de compañías extranjeras y profesionales. Se fueron cuando la
revolución sacudió el viejo orden social con medidas como la nacionalización de la
industria norteamericana y las leyes de reforma agraria, así como el rompimiento de
relaciones diplomáticas y comerciales con Estados Unidos. ''Los que esperan''
representan estos primeros refugiados que llegaron pensando que el exilio sería
temporal, aguardando por la ayuda estadounidense para derrocar el nuevo gobierno de
Cuba.

En esta primera oleada llegó un éxodo compuesto principalmente de cubanos de raza


blanca, de la clase profesional, cuyas vidas poseyeron la indulgencia y el ritmo que a
veces acompaña la vida de las clases medias y altas en países en vías de desarrollo,
junto con todos los atavíos modernos que provenían de su rico vecino del Norte.

Muchos cubanos que lucharon en la revolución inicialmente lo hicieron porque querían


restaurar la democracia en Cuba: la Constitución de 1940 y las elecciones. Para ellos,
el desvío de Fidel Castro hacia el comunismo traicionó esos ideales de una revolución
que no era verde --``verde como las palmas de Cuba''-- sino roja.

Pronto se unieron a la oposición dentro de la isla, en la resistencia clandestina y fuera


de la isla, preparando la invasión de exiliados por Bahía de Cochinos. Esta primera
fase comenzó con el triunfo de la revolución en 1959 y terminó con el fracaso de la
invasión en abril de 1961.

''Los que escaparon'' constituyen la segunda fase que comenzó con la creciente
agitación política. La Iglesia Católica, que denunció la revolución, fue silenciada; el
sistema electoral fue desmantelado; y la sociedad civil se derrumbó, al tiempo que eran
clausurados los medios de prensa independientes, las estaciones de radio y televisión,
y Fidel Castro anunciaba que siempre había sido marxista-leninista y que lo seguiría
siendo hasta el fin de sus días.

Como resultado, el éxodo se duplicó. Castro calificó a todos los que se fueron como
''gusanos''. Aunque seguía siendo un éxodo principalmente de la clase media y alta,
esta vez la mayoría era de la clase media, cubanos que quisieron escapar de un
intolerable orden nuevo.

Los censos estadounidenses de 1990 y 2000 califican a los cubanos de acuerdo con el
año en que vinieron a EE.UU. El censo de 1990 provee un estimado mejor de las
primeras oleadas, mientras que el de 2000, ofrece un cuadro extendido sobre las
oleadas más recientes. De acuerdo con el censo de 1990, entre 1960 y 1964, llegaron
unos 173,000 cubanos. La primera oleada terminó en octubre de 1962 cuando, como
resultado de la Crisis de los Misiles, todos los vuelos comerciales cesaron.

La segunda ola: La pequeña burguesía cubana

En el otoño de 1965 empezó un caótico éxodo. Cientos de embarcaciones salieron del


puerto cubano de Camarioca rumbo a Miami. Habían recogido miles de parientes para
traerlos a EE.UU. Debido a la crisis y a la simpatía del presidente Lyndon B. Johnson
por los cubanos, a los que percibía como víctimas del comunismo, Washington y el
gobierno cubano negociaron la salida de los cubanos a través de un puente aéreo. Los
llamados Vuelos de la Libertad estuvieron transportando cubanos diariamente hasta
1974. El éxodo se convirtió en un ordenado movimiento de refugiados. También se
estableció el Programa de Refugiados Cubanos. En 1966 entró en efecto la Ley de
Ajuste Cubano (CAA, por sus siglas en inglés), que les facilitaba a los nacionales
cubanos adquirir la residencia permanente. Todavía está en vigor y le permite a los
cubanos que entran en el país solicitar la residencia tras un año y un día, una
significativa ventaja en relación con otros inmigrantes. En la mayor ola hasta el
momento, más de 250,000 cubanos emigraron a territorio estadounidense.
Esta ola migratoria estuvo compuesta mayoritariamente por la clase obrera y la
pequeña burguesía: empleados, artesanos, pequeños comerciantes, trabajadores
calificados y semicalificados. Se fueron durante los años de mayor idealismo de la
revolución cubana. Para muchos, la Cuba de aquel entonces permanecía llena de
romanticismo y bajo la promesa cardinal de un futuro mejor. El paso del tiempo
demostró que esas esperanzas eran falsas. Aunque el gobierno cubano hizo
verdaderos esfuerzos por llevar la educación y la atención médica a todas las clases
sociales, el embargo comercial hemisférico comenzó a sentirse; el éxodo siguió siendo
''una fuga de cerebros'' de profesionales y Cuba no pudo dejar la monoproducción
azucarera.

De esta forma, a juicio de Amaro y Portes, la emigración dejó de ser política y se volvió
económica. Su distinción, sin embargo, ignora que aunque la vida en Cuba se hizo dura
para todos, se volvió particularmente amarga para los que declararon su intención de
salir del país. Cuando la emigración empezó a principio de los años 60, 31 por ciento
de los cubanos que llegaban eran profesionales o gerentes. En 1970, sólo 12 por ciento
lo era, mientras que más de la mitad eran obreros industriales, agrícolas o de servicios.
En general, los emigrantes de la segunda ola representaban ''sectores de servicios'':
cocineros, jardineros, domésticos, vendedores callejeros, barberos, peluqueros,
choferes de taxi y pequeños detallistas. Se fueron cuando Castro lanzó una nueva
''ofensiva revolucionaria'' que confiscó más de 50,000 pequeños negocios de propiedad
privada.

Una vez que se terminó la transición económica al socialismo, en los años 70 Cuba
experimentó una institucionalización que copiaba las características del comunismo de
Europa del Este.

El fracaso de las movilizaciones masivas para conseguir una zafra de 10 millones de


toneladas de azúcar en 1970, en las que Fidel Castro apostó el honor de la patria,
produjo una profunda conmoción política. En lo adelante, el idealismo y romanticismo
de los años 60 dieron paso al pragmatismo. En 1978, hubo un diálogo entre el gobierno
cubano y representantes del exilio cubano. Como resultado, el gobierno cubano acordó
liberar a 3,600 prisioneros políticos y permitió que los cubanos en Estados Unidos
pudieran visitar a sus familias en Cuba.

La tercera ola: Los ``marielitos''

Esas visitas fueron parcialmente responsables de la tercera ola: el caótico éxodo de


embarcaciones que partieron de la bahía del Mariel en 1980, trayendo más de 125,000
cubanos a Estados Unidos. Los cubanos embarcaron desde Miami para traer a sus
familias a EE.UU. Muchos lo consiguieron aunque también tuvieron que traer a otras
personas que los funcionarios cubanos pusieron en sus embarcaciones. Estos
incluyeron a quienes Castro calificó de ''escorias'': presos (presos políticos o
verdaderos criminales); enfermos mentales y homosexuales. Muchos de los que
salieron por el Mariel habían participado en instituciones políticas como la Unión de
Jóvenes Comunistas o los Comités de Defensa de la Revolución, lo que suponía una
fuerte integración política. Eran los hijos de la doble moral.

La principal característica de los ''marielitos'' era su juventud. La mayoría eran jóvenes


solteros, con o sin familia. Además había una proporción visiblemente mayor de
negros. Era un éxodo formado abrumadoramente por trabajadores. Además, también
vinieron muchos intelectuales y artistas que se autoidentificaron como la Generación
del Mariel. El gobierno estimuló los actos de repudio contra los que se iban. Fueron
insultados, golpeados y humillados. Por eso, ''los que tenían esperanzas'' marcaron
esta oleada.

La mayoría de los ''marielitos'' crecieron a fines de los años 60 o en los 70, una época
en la que los problemas relacionados con la libertad de expresión se agudizaron
mucho, especialmente para artistas e intelectuales, y las ''desviaciones'' manifiestas
como la homosexualidad, se castigaban con la cárcel. Por lo tanto los marielitos eran
una ''cosecha'' distinta a la de los exiliados iniciales. Después de 20 años de éxodos, se
enfrentaron dos ''cosechas'' que podrían ser mutuamente hostiles, porque en el mejor
de los casos faltaba el entendimiento.

La cuarta ola: Los balseros


Al término de los años 80, comenzó un nuevo éxodo cubano que no ha terminado aún.
La crisis económica en la isla alcanzó más profundidad cuando el comunismo se
desplomó en Europa oriental y en la Unión Soviética, dos puntales enormes de la
dependencia de Cuba. El impacto fue tan devastador que el propio Fidel Castro declaró
un ''período especial''. Para el cubano promedio, la vida en la isla se hizo insoportable,
una pesadilla de la que no podían despertar. Más aún, el colapso del comunismo en
Europa Oriental tuvo un profundo efecto en muchos cubanos que hasta entonces
habían creído que el comunismo era un sistema bueno. La forzosa transformación de
los 80 reflejaba los debates que sacudieron al mundo comunista: el glasnost y
la perestroika.

Al principio, el nuevo éxodo cubano era mayormente ilegal. Los cubanos estaban tan
desesperados que se iban en balsas, arriesgándose a morir de hambre o de
deshidratación, a ahogarse o que se los comieran los tiburones. La crisis, tanto política
como económica, se agudizó en el verano de 1994, cuando más de 34,000 cubanos
huyeron después de que Castro diera instrucciones a sus Tropas Guardafronteras de
no detener a los que se marchaban de la isla. Pero en EE.UU. hubo un abrupto cambio
de política y la entonces Secretaria de Justicia, Janet Reno, determinó que los balseros
eran inmigrantes ilegales y que había que evitar ese tipo de inmigración. Eso
contrastaba marcadamente con el antiguo concepto estadounidense de que los
cubanos eran víctimas del comunismo y, por lo tanto, merecían ser bienvenidos. El
Servicio Guardacostas de EE.UU. los empezó a bloquear en alta mar y a llevarlos a
Guantánamo. Los balseros de Guantánamo se reubicaron en todas partes de EE.UU.
después de una orden presidencial. ''Los desesperados'' constituyen la ola más
reciente.

En 1994 y 1995, Cuba y EE.UU. firmaron los nuevos acuerdos migratorios y


Washington accedió a conceder 20,000 visas anualmente para procesar a los cubanos
y permitirles una salida legal y ordenada. Entró así en efecto la nueva política ''de pies
secos y pies mojados'' . Los que huyen de Cuba y son interceptados en el mar antes de
llegar a EEUU se repatrían, y los que llegan a tierra se quedan y pueden valerse
después de la CAA. Esta ley ya no será necesaria cuando Cuba pueda exhibir un
sistema democrático, pero su desactivación obviamente no llegará con la muerte de
Fidel Castro, que es sólo una parte de esa ecuación de futuro.

Contrastando con los exiliados antiguos, los recientes casi siempre señalan los
adelantos de Cuba en salud y educación como signos de progreso social, y mencionan
el ascenso de niveles sociales experimentado por ellos: de cómo siendo miembros de
familias humildes pudieron estudiar en universidades y convertirse en profesionales
bien entrenados. Pero de ahí pasan inmediatamente a explicar que el gobierno, el
sistema impuesto por Castro, no acepta que ese entrenamiento debe ir acompañado de
libertades individuales y del derecho fundamental a la libre expresión.

Todos los que se fueron huyendo del régimen castrista tuvieron que sorportar enormes
pérdidas, no sólo propiedades y nivel social, sino también recuerdos, crianza, una vejez
cómoda, condiscípulos, barrios y trabajo con aquellos con los que compartieron sus
vidas emocionales. Contra su voluntad y sus esperanzas, sus vidas se troncharon. La
mayoría se fue de Cuba para nunca regresar, de modo que tenían que reconstruir un
proyecto de familia y de vida. No todos pudieron establecer nuevos hogares y restaurar
parte de sus vidas en el empeño por reencontrarse con familiares y amistades.

Con la transferencia del poder a Raúl Castro ha comenzado en Cuba la transición de


salida del sistema comunista. Habrá un nuevo amanecer, un nuevo despertar
democrático. En realidad, la pugna en pos de la democracia ha tenido lugar en Cuba
durante todo el siglo XX, desde su independencia en 1902. Sólo terminará cuando los
cubanos lleguemos a valorar las instituciones democráticas que han sido tan difíciles
de consolidar. Hasta entonces, seguiremos, como decía José Martí, sudando nuestras
fiebres. Y escapando de nuestra realidad.
C). - Económico:

Historia económica anterior a la revolución:


La economía cubana ha estado desde su independencia en 1902 muy ligada al azúcar;
que constituye desde el siglo XIX el principal producto exportado por la isla; aunque el
tabaco y el cacao también fueron soportes de la economía colonial de Cuba y La
Habana fue el más importante emporio del cacao en el siglo XVIII. Después de la
independencia Cuba dependió del azúcar; su economía estaba muy ligada a su precio
en el mercado internacional porque casi todo el azúcar que se producía estaba
destinado al mercado exterior, especialmente a los Estados Unidos.

Sin embargo, entre 1920 y 1933 las exportaciones e importaciones de la isla se


redujeron de un 60% al 50%. Ocurren varias desgracias para que tengan semejante
bajada en poco más de 10 años: en 1920 los E.E.U.U., que hubiera estado comprando
enormes cantidades para alimentar a los soldados de la Primera Guerra Mundial, deja
de necesitar tanto azúcar y a partir de 1925 Estados Unidos empieza a producir azúcar
de remolacha cultivada en su propio territorio que poco a poco va sustituyendo al
azúcar de Cuba. Para terminar de hundir las exportaciones en 1929 se produjo el Crack
del 29.

Al bajar la demanda de azúcar el precio comenzó a bajar, y la economía cubana


empezó a perder ventaja en términos de intercambio: ahora necesitaba vender más
toneladas de azúcar para poder importar del extranjero la misma cantidad de otro
producto que antes, es decir: si en 1900 tenía que vender una tonelada de azúcar por
cada coche que compraba, en 1950 tenía que vender dos toneladas para poder
comprar un coche extranjero.

Tras dar un golpe de estado en 1952, el general Batista abolió la Constitución de 1940
y suspendió las garantías constitucionales, entre ellas el derecho de huelga. Busco el
apoyó de los ricos terratenientes de la isla que poseían las más
grandes plantaciones de caña de azúcar y presidió una economía estancada que
amplió la brecha entre cubanos ricos y pobres.El gobierno cada vez más corrupto y
represivo de Batista comenzó a enriquecerse de manera sistemática explotando los
intereses comerciales de Cuba y realizando lucrativos negocios con
la mafia estadounidense, que controlaba los negocios de drogas, prostitución y juego
de La Habana.

Esto condujo a una profunda crisis económica y social en la isla que acabó
desembocando en la revolución cubana.

Embargo estadounidense a Cuba:


El embargo comercial, económico y financiero de Estados Unidos en contra
de Cuba (también conocido como el bloqueo) fue impuesto en octubre de1960, como
respuesta a las expropiaciones por parte del nuevo gobierno revolucionario de
propiedades de ciudadanos y compañías estadounidenses en la isla tras la Revolución
Cubana. Aunque inicialmente excluía alimentación y medicinas, en febrero
de 1962 Estados Unidos endureció las medidas y el bloqueo llegó a ser casi total. En
1959, el 73% de las exportaciones se hacían con los Estados Unidos y el 70% de las
importaciones procedían de ese territorio.

En 1992, el bloqueo adquirió el carácter de ley con el propósito de mantener las


sanciones contra la República de Cuba. Según lo recogido en el Cuban Democracy
Act estas sanciones continuarían mientras el gobierno se negara a dar pasos hacia “la
democratización y mostrara más respeto hacia los derechos humanos”.

Posteriormente en 1996, el Congreso de los Estados Unidos aprobó la Ley


llamada Helms-Burton Act. De esta forma se eliminó la posibilidad de hacer negocios
dentro de la isla o con el gobierno de Cuba por parte de los ciudadanos
estadounidenses. También quedaron impuestas restricciones sobre el otorgamiento de
ayudas públicas o privadas a cualquier sucesor del Gobierno de La Habana hasta que
por lo menos ciertos reclamos contra el gobierno de Cuba quedaran aclarados.

En 1999, el presidente Bill Clinton amplió el bloqueo comercial prohibiendo a las filiales
extranjeras de compañías estadounidenses comerciar con Cuba por valores superiores
a 700 millones de dólares anuales, siendo por ello la primera ley transnacional en el
mundo. No obstante en el 2000 el mismo Clinton autorizó la venta de ciertos productos
humanitarios a Cuba.
Durante décadas la política de bloqueo económico ha sido defendida por sectores del
exilio cubano, cuyos votos han sido cruciales en el estado de la Florida. Estos sectores
del exilio han influido en varios políticos que han terminado adoptando puntos de vista
similares.4 También la postura de estos cubanos-estadounidenses ha generado
oposiciones dentro de líderes estadounidenses en el sector de los negocios, cuyos
intereses financieros hacen énfasis en el argumento de que el libre comercio sería
bueno tanto para Cuba como para Estados Unidos.

El bloqueo comercial hacia Cuba es el más prolongado que se conoce en la historia


moderna. Ha sido condenado 23 veces por las Naciones Unidas, porque argumentan
que es un lastre para la economía cubana. El 28 de octubre de 2015, el bloqueo contó
con la abrumadora cantidad de 191 votos en contra y sólo dos a favor –Estados
Unidos e Israel–, el máximo órgano de debate de Naciones Unidas reafirmó, entre otros
principios, la igualdad soberana de los Estados, la no intervención y no injerencia en
asuntos internos, y la libertad de comercio y navegación internacionales.

El 17 de diciembre de 2014, los presidentes de Estados Unidos y Cuba, Barack


Obama y Raúl Castro, acordaron mejorar las relaciones políticas, sociales y
económicas entre ambos países y comienza el inicio del levantamiento del bloqueo a
Cuba por parte de Estados Unidos.

A pesar de esta situación, Estados Unidos está entre los cinco principales socios
comerciales de Cuba (el 6.6 % de las importaciones llegan desde EE. UU.) y es
además el primer suministrador de productos agrícolas de Cuba. EE. UU. suministra el
96 % del arroz y el 70 % de los productos de carne avícola. Otras importaciones a gran
escala provenientes de EE. UU. son el trigo, el maíz, la soja y sus derivados.

Actualmente los principales competidores de EE. UU. son la Unión Europea, segundo
mayor exportador de productos agrícolas hacia Cuba, seguida por Brasil, Argentina,
yCanadá. En total, Cuba importa alrededor de mil millones de dólares.

No obstante, el comercio entre Cuba y Estados Unidos está sujeto a regulaciones y se


produce bajo ciertas condiciones. Por ejemplo, Cuba tiene que pagar en efectivo y al
contado todos los productos que importa desde EE. UU., ya que este no le concede
ningún tipo de crédito financiero al gobierno de Cuba.
Antecedentes:
La cercanía geográfica de Cuba y Estados Unidos propició la formación histórica de
lazos políticos, económicos y sociales. A pesar de su pasado como colonia española, la
isla desarrolló importantes vínculos con su vecino del norte. Estos vínculos se
estrecharon después de diciembre de 1898, con la firma del Tratado de París, con el
cual quedaba finalizada la Guerra Hispano-estadounidense.

Con la firma del Tratado de París, Puerto Rico, Filipinas y Guam pasaban a ser
territorio estadounidense, en cambio Cuba no. Las negociaciones entre EE.UU y
España con relación a Cuba fueron muy delicadas y se prolongaron durante casi un
mes. Por un lado España estaba ansiosa de ceder a Cuba junto con su deuda de
cuatrocientos millones de dólares. Por el otro lado a EE.UU. se le hacía imposible
aceptar la isla con semejantes obligaciones económicas mientras que otras
condiciones de difícil aceptación por España .

Entonces la delegación española amenazó con suspender las negociaciones y seguir


con la guerra, pero EE.UU. no cedió en su posición. La negociación concluyó con el
acuerdo de que Estados Unidos estaría a cargo de Cuba durante cuatro años, después
el gobierno de la isla pasaría a los propios cubanos y la responsabilidad de la deuda
recaería sobre España.

De este modo la presencia de EE.UU. en Cuba sería del 1898 al 1902. Adicionalmente,
se pactó que Estados Unidos se reservaría el derecho de intervención militar en el país
en caso de que surgieran nuevos conflictos internos. También quedaba establecido el
arrendamiento del territorio que ocupa la base militar de Guantánamo, ahora ya
ocupada ilegalmente por EEUU. Inicialmente estas medidas tenían el fin de "pacificar el
país y proteger las inversiones estadounidenses".Otras fuentes opinan que la intención
era convertir a Cuba en una "colonia autogobernada". En esos años, Estados Unidos
estableció ciertas estructuras necesarias para la castigada sociedad cubana como la
imposición de la enmienda Platt redactada por EEUU a la naciente constitución cubana,
la Guardia rural, un sistema sanitario, proyectos de obras viales, implementación de un
sistema educativo. Estos proyectos fueron financiados por el propio tesoro cubano.
En el ámbito económico, las inversiones estadounidenses, tan comunes
en Latinoamérica, fueron claves en la producción de azúcar y tabaco, que eran luego
exportados a Estados Unidos. El turismo estadounidense fue también sustancial, y las
facilidades para exportar a los Estados Unidos crearon importantes vínculos
comerciales.

Cuando la revolución cubana derrotó al gobierno del dictador Fulgencio Batista, Fidel
Castro llegó al poder. A pesar de que el gobierno estadounidense reconoció el gobierno
revolucionario inicialmente, las relaciones entre ambos países se deterioraron cuando
el nuevo gobierno cubano decretó la Primera Ley de Reforma Agraria de Cuba el 17 de
mayo de 1959.

La Ley de Reforma Agrícola dio comienzo a las expropiaciones de las grandes


propiedades agrícolas, muchas pertenecientes a empresas estadounidenses. La
compensación, en bonos a veinte años con un interés del 4,5% sobre la base
imponible, fue vista como inadecuada, y rechazada por Estados Unidos. Además, el
gobierno de los Estados Unidos estaba preocupado por el sesgo pro-soviético de su
vecino, adentrada ya la Guerra Fría. Durante la crisis entre los gobiernos se produjo
una escalada de medidas económicas: a cada nacionalización cubana, los Estados
Unidos respondían con nuevas contramedidas, como la prohibición de
toda exportación a Cuba el 19 de octubre de 1960.

Bloqueo
Ya existía un bloqueo armamentístico por parte de EE.UU sobre Cuba desde marzo
de 1958 cuando la guerra entre Batista y los revolucionarios de Castro comenzó.

En julio de 1960, en respuesta a las nacionalizaciones EE.UU redujo la cuota


de azúcar cubano a 700.000 toneladas. Al mismo tiempo la URSS accedió a comprar el
resto del azúcar en su lugar, mientras el gobierno de Castro continuaba con las
expropiaciones. El presidente Dwight D. Eisenhower impuso el 19 de
octubre de1960 un bloqueo parcial y rompió las relaciones diplomáticas el 3 de
enero de 1961. La Unión Soviética, en cambio, ofreció a Cuba precios preferentes para
las exportaciones cubanas, especialmente para el azúcar, y vendió a Cuba petróleo a
precios preferentes. En abril de 1961 Kennedy aprobó una invasión militar a Cuba
compuesta por cubanos exiliados con apoyo armamentístico y logístico por Bahía de
Cochinos, siendo derrotados en 72 horas por el ejército y las milicias de Cuba en Playa
Girón, durante tal invasión Cuba decretó su revolución como socialista.

En respuesta este alineamiento de Cuba con el bando soviético en la Guerra Fría, el


presidente John F. Kennedy estableció un programa suave para terminar con la
revolución en Cuba que creaba la Alianza para el Progreso, el Banco Interamericano
para el Desarrollo y los Cuerpos de Paz, además amplió las medidas tomadas por
Eisenhower mediante una orden ejecutiva, ampliando las restricciones comerciales el 7
de febrero y de nuevo el 23 de marzo de 1962.

Durante la posterior Crisis de los misiles de Cuba Kennedy implantó restricciones en


los viajes a Cuba el 8 de febrero de 1963, y se emitió las Regulaciones para el Control
de los Recursos Cubanos (Cuban Assets Control Regulations en inglés) el 8 de julio de
ese mismo año, bajo el Ley de Comercio con el Enemigo como respuesta al hospedaje
de misiles en Cuba. Bajo esas medidas, los activos cubanos en Estados Unidos fueron
congelados e inclusive el pago del arrendamiento de EEUU a Cuba por la base militar
de Guantánamo ha sido embargado y permanece en "custodia" de un juez de EEUU
que ha dispuesto de esos fondos como si fueran propiedad de EEUU.

La Organización de Estados Americanos impuso sanciones multilaterales a Cuba el 26


de julio de 1964, que fueron levantadas el 29 de julio de 1975.

Las restricciones para los ciudadanos estadounidenses en los viajes a Cuba se


suspendió el 19 de marzo de 1979; dado que el presidente Jimmy Carter se negó a
renovar la regulación, que debía ser renovada cada seis meses. Las restricciones para
el gasto de dólares en Cuba fueron también reducidas. El presidenteRonald
Reagan reinstauró el bloqueo comercial el 19 de abril de 1982. Esta ha sido modificada
hasta convertirse en la normativa actual sobre los viajes de ciudadanos
estadounidenses a Cuba, siendo Regulaciones para el Control de los Recursos
Cubanos, 31 C.F.R. parte 515. Hoy día las leyes no prohíben a los ciudadanos
estadounidenses viajar a Cuba per se, pero hace ilegal el realizar transacciones (gastar
dinero, recibir regalos) en la mayoría de los casos sin permiso del gobierno
estadounidense a través de la Oficina de Control de Recursos Extranjeros (licencia).
El bloqueo fue reforzado en octubre de 1992 por la Ley de Democracia
Cubana (popularmente la ley Torricelli) y en 1996 por la «Ley para la Libertad Cubana y
la Solidaridad Democrática» (Ley Helms-Burton). La misma planteaba entre otros
muchos artículos que las filiales estadounidense en terceros países no podían
establecer ningún tipo de relación comercial con Cuba. Mientras Estados Unidos han
buscado normalizar sus relaciones comerciales con otros estados comunistas,
como China o Vietnam, la existencia de un fuerte lobby, mayoritariamente conservador,
formado por exiliados cubanos, principalmente asentados en Florida ha dificultado un
acercamiento a Cuba, especialmente por la influencia de los exiliados en un estado
políticamente estratégico como Florida. Ni el Partido Demócrata de los Estados
Unidos ni el Republicano han propuesto ningún cambio de relevancia (aunque el
Partido Republicano ha sido tradicionalmente más favorable a aplicar "mano dura"). El
título tercero de la Ley por la Solidaridad con la Libertad y la Democracia en Cuba
(también conocida como ley Helms Burton) establece que cualquier compañía no
estadounidense en "conocido tráfico con propiedades de ciudadanos estadounidenses
en Cuba confiscadas sin compensación" puede ser sujeto de un litigio que le puede
impedir entrar en los Estados Unidos. Esta restricción se extiende al ámbito marítimo:
los barcos atracados en Cuba no pueden entrar en Estados Unidos en un plazo de seis
meses. No obstante, es importante tener en cuenta que el título tercero de esta ley
incluye un mecanismo por el cual su aplicación puede ser suspendida por el presidente.
Esta suspensión debe ser renovada cada seis meses y esto es tradicionalmente lo que
ha ocurrido. La suspensión fue renovada por última vez el 17 de julio de 2006, y por lo
tanto se mantendrá activa, por lo menos, en los seis meses siguientes a esa fecha.

En 1999, el presidente Bill Clinton amplió el bloqueo comercial prohibiendo a las filiales
extranjeras de compañías estadounidenses comerciar con Cuba por valores superiores
700 millones de dólares anuales.

En respuesta a la presión de los agricultores estadounidenses, el bloqueo fue relajado


por el Ley de Reforma de Sanciones y Mejora de las exportaciones, que fue aprobada
por el Congreso de los Estados Unidos en octubre de 2000 y firmada por el presidente
Clinton. La moderación del bloqueo permitió la venta de bienes agrícolas
y medicinas por razones humanitarias. A pesar del inicial rechazo cubano, que vio en
ello una maniobra política de los Estados Unidos, Fidel Castroaceptó la medida tras
el huracán Michelle en noviembre de 2001, continuando desde entonces.

Ante la creciente demanda de productos cubanos, legisladores partidarios del libre


comercio, nombrados por los estados del Oeste y las grandes llanuras centrales (con
fuerte influencia agrícola) han intentado desde 2000 suavizar o eliminar el bloqueo.
Cuatro veces desde entonces, la Cámara de Representantes de los Estados Unidos ha
apoyado levantar las restricciones al viaje, siendo apoyada en 2003 por primera vez por
el Senado. Sin bloqueo, el presidente George W. Bush,vetó el proyecto de ley.
Enfrentado a un veto, el Congreso abandonó su intento de eliminar las restricciones de
viaje. Sin embargo, dichas restricciones son fáciles de evitar: basta viajar desde un
tercer país (Canadá, México), dado que las autoridades cubanas no sellan pasaportes.
Esto está penado legalmente en Estados Unidos, pero rara vez se persigue.

En el año 2004, la administración de George W. Bush aplicó un nuevo paquete de


medidas dentro de la llamada Comisión para la Asistencia a una Cuba Libre. Dentro de
la gran gama de medidas tomadas, se limitan los viajes y envíos de remesas a solo los
familiares cercanos (padres, abuelos, hijos, hermanos), además de alargar la espera
para viajar a Cuba a tres años. Este plan arrecia la aplicación de las leyes Torricelli y
Helms-Burton. Fue actualizado en el año 2006 con el objetivo de restringir aún más los
viajes de los estadounidenses a Cuba con pena de cárcel o grandes multas (hasta de
un millón de dólares); aparte de crear instituciones para perseguir las exportaciones
cubanas de níquel y su utilización en la industria de terceros países, ron y tabaco, así
también como las transacciones que Cuba pudiese realizar en dólares.

D).-Religioso:

Historia

Después de la Revolución cubana de 1959, Cuba restringió la práctica religiosa, esto


llevó a la persecución de muchos católicos en universidades y en centros de trabajo.
Mediante su constitución, el Gobierno reconoce el derecho de los ciudadanos a
profesar y practicar cualquier creencia religiosa dentro del marco del respeto a la ley;
sin embargo, en la práctica, el Gobierno impone restricciones a la libertad religiosa.

Al parecer algunos estudios intentaron vincular a las religiones afrocubanas con


enfermedades mentales. La campaña para la erradicación de la discriminación racial en
Cuba era (y es) utilizada como motivo para prohibir la creación de instituciones
afrocubanas, porque hacerlo fue rotulado como una división racial.

La década siguiente a la década de 1960 fue turbulenta, y muchos creyentes


decidieron ocultar su fe en respuesta a la persecución del Estado. Muchos padres no
deseaban una carga para sus hijos con las dificultades que ellos heredarían si eran
bautizados como cristianos y por lo tanto no lo plantearon como tal. En 1971 la
arquidiócesis de La Habana informó solo 7000 bautismos. En 1989, esta cifra aumentó
a 27 609 y en 1991 a 33 569.

En 1985, el Consejo de Estado en La Habana publicó un libro muy vendido


llamado Fidel y la religión, que fue la transcripción resumida de 23 horas de entrevistas
entre Fidel Castro y un fraile brasileño de la teología de la liberación llamado Frei Betto,
que fuera de la publicación atribuyó la responsabilidad de excluir a los no ateos de la
afiliación al Partido Comunista por considerar que:

Lo que nosotros estábamos exigiendo era la adhesión plena al marxismo-leninismo...


Se suponía que cualquier persona que se uniera al partido aceptaría la política del
partido y de la doctrina en todos los aspectos.

En los años siguientes y tras el colapso de la Unión Soviética, el Estado adoptó una
posición más conciliadora hacia la religión y disminuyó su promoción del ateísmo. En
noviembre de 1991, el Partido Comunista comenzó a permitir a los creyentes en sus
filas. En julio de 1992, la Constitución fue enmendada para quitar la definición de Cuba
como un Estado basado en el marxismo-leninismo, y se añadió el artículo , que prohíbe
la discriminación sobre la base de las creencias religiosas. Pequeños centros de culto
fueron legalmente permitidos para existir nuevamente.

Sin embargo, principios de los 90, después de tres décadas de ateísmo de Estado, la
sociedad cubana se había vuelto casi totalmente secularizada. La asistencia semanal a
la iglesia en la isla de 11 millones de habitantes se estimaba en alrededor de 250.000 o
alrededor del 2 % de la población (con una división incluso entre católicos y
protestantes). Cuba tuvo menos sacerdotes por habitante que cualquier otro país de
América Latina.

Desde 1998 las restricciones han sido aliviadas y los desafíos por las instituciones del
Estado al derecho a la creencia también se aliviaron, aunque la iglesia todavía enfrenta
restricciones de comunicación escrita y electrónica y sólo puede aceptar donaciones de
fuentes de financiación aprobadas por el Estado. La Iglesia católica se compone de la
Conferencia Obispos Católicos de Cuba (COCC), liderada por Jaime Lucas Ortega y
Alamino, Cardenal Arzobispo de La Habana. Cuenta con once diócesis, 56 pedidos de
monjas y 24 órdenes de sacerdotes.

La Conferencia Episcopal cubana ha sido muy crítica del embargo estadounidense


contra Cuba y ha afirmado que toda la población ha sufrido de ella. La Conferencia de
los Obispos Católicos de los Estados Unidos ha sido influenciada por esto y ha
argumentado que la comida y la medicina deben excluirse el embargo.

En enero de 1998, el papa Juan Pablo II realizó una histórica visita a la isla, invitado
por el Gobierno cubano y la Iglesia católica. Criticó el bloqueo estadounidense durante
su visita.

El 20 de octubre de 2008, la primera iglesia ortodoxa en Cuba abrió durante una


ceremonia oficial a la que asistió Raúl Castro.

La revolución cubana empezó con una persecución contra la Iglesia

Los católicos cubanos han pasado de ser discriminados y hasta perseguidos en las
primeras décadas del castrismo a ser tolerados en los últimos tiempos. Cuando
Fidel Castro proclamó el carácter marxista-leninista de su gobierno, parte de la
jerarquía y el clero católicos reaccionaron contra el régimen instaurado en 1959.
Numerosos religiosos fueron expulsados del país. En 1963, en Cuba quedaban
unos 200 sacerdotes en activo, se redujeron las órdenes religiosas y los colegios
católicos fueron intervenidos. Eran los años de las Unidades Militares de Ayuda a la
Producción (UMAP), el eufemismo utilizado para referirse a los campos de trabajos
forzados, donde se recluía a religiosos y homosexuales, entre otros. El opositor
Eduardo Cardet, coordinador del Movimiento Cristiano Liberación, recuerda que
«los católicos y miembros de otras religiones fueron perseguidos con saña» y que
el mismo cardenal Jaime Ortega pasó por uno de esos campos de trabajo.

La Constitución estableció en 1976 la separación entre Iglesia y Estado, así como


su carácter laico. A partir de 1991, con el derrumbe de la Unión Soviética, el
Gobierno redujo la presión sobre las religiones y el Partido Comunista (PCC,
único) permitió la entrada de católicos en sus filas.

En los últimos años, la jerarquía de la Iglesia católica cubana se ha convertido en


interlocutor clave en episodios como la excarcelación de los prisioneros de
conciencia de la Primavera Negra en 2010. Por otra parte, Barack Obama y Raúl
Castro han destacado el papel mediador del Vaticano en el deshielo entre EE.UU.
y Cuba.

Los cubanos en general, no solo los católicos, han puesto muchas esperanzas en
la próxima visita del Papa Francisco en septiembre. Será el tercer viaje a la isla de
un Pontífice desde enero de 1998, cuando Juan Pablo II pidió que «Cuba se abra
al mundo y el mundo se abra a Cuba». Ese diciembre se celebró la primera Misa
del Gallo desde 1969 y la Navidad ha vuelto a ser fiesta oficial. Tras el viaje del
Papa Benedicto XVI, en la primavera de 2012, Cuba celebró el primer Viernes
Santo festivo desde el triunfo de la revolución. Pero en un país con un 60% de
bautizados no hay colegios católicos (sí seminarios desde 2010), ni la Iglesia tiene
acceso a los medios oficiales.

El secretario ejecutivo del Episcopado cubano, José Félix Pérez Riera, asegura
que en los últimos años la situación de los católicos «ha mejorado» y que se ha
producido «un acercamiento no espectacular, pero sí sensible» de los ciudadanos
a la Iglesia católica. Monseñor Pérez Riera –párraco de la iglesia habanera de
Santa Rita– es además firme defensor del diálogo para «acortar distancias,
corregir errores y superar rencores».

Aunque el régimen sigue sin reconocer los derechos y libertades fundamentales de


los cubanos, 17 años después de aquella legendaria frase del Pontífice polaco,
Cuba ya está en la agenda diplomática mundial.
2.- Biografía:
Nacimiento:
26/12/1904
Fallecimiento:
24/4/1980
Fallece en París el 24 de abril de 1980.

Alejo Carpentier Balmont, nació en La Habana el 26 de diciembre de 1904, hijo del


arquitecto francés Georges Julien Carpentier y de la profesora rusa Catherine Balmont
o Blagoobrasoff, que había sido estudiante de Medicina en Lausana, Suiza, donde
conoció a su esposo.

Sobre el segundo apellido de Carpentier existen algunas discrepancias. Lisandro Otero


en dos artículos periodísticos dedicados a la familia materna del novelista lo da como
Balmont; Marta Rojas al escribir sobre documentos inéditos de Carpentier, hallados en
Francia lo transcribe Valmont(18)y en su expediente de estudios en la Universidad de
La Habana, en el certificado de matrimonio de sus padres, aparece como Blagoobrasoff
y con este apellido firma Carpentier en el expediente.19

En tan importante documento de estudios también se lee que nació en Lausana, Suiza,
en la fecha citada, haciéndome pensar que esto se debe a que fue inscrito en dicha
ciudad, donde vivía la familia materna y que allí se registró como ocurrido su
nacimiento, hecho que después él siempre aclaró que sucedió en la calle Maloja, en La
Habana.

No obstante el medio familiar y sus muchos años vividos en el extranjero Alejo


Carpentier fue siempre un cubano muy orgulloso de su nacionalidad.

En la capital habanera recibió la enseñanza primaria en el CandlerCollege y en el


Colegio Mimó, este último fundado y dirigido por el notable profesor de geometría y
trigonometría de la Universidad de La Habana, doctor Claudio Mimó y Caba, de quien
guardará siempre Carpentier como recuerdo el libro Historia de las sociedades
humanas, de la Biblioteca Ilustrada, dedicado por su maestro en premio a su
aplicación.

Los estudios de bachillerato los realizó en el Liceo Jeanson de Sailly, en París y en el


Instituto de Segunda Enseñanza de La Habana, pero parece que no los concluyó pues
su ingreso en la Escuela de Ingenieros, Electricistas y Arquitectos de la Universidad de
La Habana, lo llevó a cabo por examen que realizó el 30 de septiembre de 1922 ante
un tribunal compuesto por los ingenieros Aurelio Sandoval García, Plácido Jordán
Tremoleda y Virgilio Quiñones Gómez.

En su citado expediente universitario no existe constancia alguna de los estudios


realizados en la carrera de arquitectura, que según el propio Carpentier fueron muy
breves.

Si bien es cierto que los estudios académicos fueron muy irregulares, su gran
formación cultural, comenzada a muy temprana edad, se debió a la influencia de sus
padres que lo iniciaron en el conocimiento de las literaturas clásicas y modernas
europeas, la música e idiomas. El padre, además de hombre de gran cultura era un
buen cellista y la madre, pianista y profesora de idiomas.

Abandona sus estudios de Arquitectura y se dedicó a lo que será una de sus mayores
pasiones a lo largo de toda su vida, el periodismo. El 23 de noviembre de 1922 aparece
en el periódico habanero "La Discusión" su primer artículo con el título "Pasión y muerte
de Miguel Servet por Pompeyo Gener" con el que inicia la sección "Obras Famosas"
que el redactará. Su último artículo lo escribió en la mañana del mismo día de su
muerte para la revista francesa "Le NouvelObservateur" con el título "Flaubert y el
mundo hispano".

En esta modalidad de periodismo culto dará a conocer sus extraordinarias cualidades


como crítico literario, de teatro, de pintura, de escultura y de cine, sus profundos
conocimientos de historia, arquitectura clásica y moderna, etnología, geografía, filosofía
y política. Una muestra muy exigua de su virtuosismo, pues su obra total en este
campo comprende más de 4 000 artículos, la podemos hallar en sus Crónicas, La
Habana, 1976, dos tomos, donde se reúnen 146 artículos y en Letra y solfa, Caracas,
1975, con un centenar de los publicados en El Nacional de la capital venezolana, todo
lo cual nos confirma su variada y profunda cultura y su depurado estilo periodístico.

La prensa diaria escrita y radial será vehículo de otra de las más brillantes facetas de
su personalidad como hombre de cultura: el musicólogo. Si Carpentier no hubiera
producido más que su obra en este campo estoy seguro que hubiera figurado
igualmente en la historia de la cultura americana. Sus tres tomos de Ese músico que
llevo dentro, La Habana, 1980, en los que se recogen 587 artículos y 7 ensayos, de los
mas diversos aspectos sobre el tema y su libro La música en Cuba, México, 1946, lo
consagran como uno de los mas eruditos musicólogos del continente. No faltan en su
obra numerosos libretos para piezas musicales, que incluyen operas, muchos de ellos,
llenos de profundas raíces cubanas como "La rebambaramba" y "El milagro de
Anaquillé" ambos con música de Amadeo Roldán y "Manita en el suelo" con música de
Alejandro García Caturla.

Es sin dudas la narrativa, ya sea en el relato corto o en la novela, donde alcanza


renombre mundial, la que lo lleva a merecer importantes galardones internacionales y a
ser considerado el "eterno" candidato al Premio Nobel de Literatura. Sus cuentos: "El
camino de Santiago", "Viaje a la semilla", "Semejante a la noche", "El acoso", "Los
fugitivos", "Los advertidos", "El derecho de asilo" y "Oficio de tinieblas" recopilados en
libros como Guerra del tiempo, México, 1958 y Cuentos, La Habana, 1976, figuran
entre los mejores de habla hispana en el presente siglo.

Su obra novelística que comenzó con Ecue-Yamba-Oh, Madrid, 1933, historia


afrocubana, a la que siguen muchos años después El reino de éste mundo, México,
1949; Los pasos perdidos, México, 1953; El siglo de las luces, México, 1962; Concierto
barroco, México, 1974; El recurso del método, México, 1974; La consagración de la
primavera, México, 1978 y El arpa y la sombra, Madrid, 1979, sin ser muy numerosa, lo
sitúa por su calidad como el mejor novelista cubano de todos los tiempos, uno de los
mejores de América y entre los más importantes de lengua española en el siglo XX.
Toda esa labor en la narrativa unida a sus ensayos y conferencias recopilados en
volúmenes como Tientos y diferencias, México, 1964; Razón de ser, Caracas, 1976 y
La novela latinoamericana en vísperas de un nuevo siglo y otros ensayos, México,
1981, ha merecido numerosísimas ediciones en español y en otros 24 idiomas, en los
que se incluyen las lenguas escandinavas como el sueco, noruego, danés y finés, lo
que hacía más asequible su obra a los miembros de la Academia Sueca.

Después de larga permanencia en países como Francia, Venezuela y otros que mucho
aportaron a darle ese toque universal a su obra tan profundamente cubana, regresó
definitivamente a la patria con el triunfo revolucionario en mayo de 1959, para ocupar
importantes cargos: Administrador General de la Editorial de Libros Populares de Cuba
y el Caribe en 1959, Subdirector de Cultura del Gobierno Revolucionario en 1960,
Vicepresidente del Consejo Nacional de Cultura en 1962, Director Ejecutivo de la
Editorial Nacional de Cuba desde 1962 a 1966, Ministro Consejero de la Embajada de
Cuba en Francia desde 1966 a 1980, y Diputado a la Asamblea Nacional del Poder
Popular por el Municipio Habana Vieja desde 1976 a 1980.

Alejo Carpentier que se destacó también como profesor de enseñanza superior en sus
cursos libres sobre Literatura del Siglo XX en la Facultad de Humanidades de la
Universidad Central de Caracas y en su cátedra de Historia de la Cultura en la Escuela
de Artes Plásticas, en la propia capital venezolana, con la reforma universitaria de 1962
ingresó en la Facultad de Humanidades, Escuela de Historia, de la Universidad de La
Habana, como profesor de Historia de la Cultura desde 1962 a 1966.

Entre los reconocimientos más importantes que recibiera Carpentier en vida están:
Premio al mejor libro extranjero, otorgado por once de los principales críticos literarios
de París por su libro Los pasos perdidos en 1956; Orden José Joaquín Palma, de la
Unión de Periodistas de Cuba, por sus 53 años de labor en la prensa en 1974; grado
de Doctor Honoris Causa por la Universidad de La Habana, el 3 de enero de 1975;
Premio Internacional Alfonso Reyes de Ciencia y Literatura, de México en 1975; Premio
Mundial Cino del Duca, de París en 1975, destinado como reza en su reglamento a
"recompensar y dar a conocer mejor a un autor cuya obra constituya bajo una forma
científica o literaria un mensaje de humanismo moderno", ascendente a 23 millones de
liras (38000 dólares) que donó al Partido Comunista de Cuba; el HonoraryFellow de la
Sociedad de Estudios Españoles e Hispanoamericanos de la Universidad de Kansas,
EE.UU. en 1976; el Premio Miguel de Cervantes Saavedra, Madrid en 1977, la más alta
distinción literaria de la nación ibérica, considerado como el Nobel español, cuya
medalla e importe los donó al Partido Comunista de Cuba y el Premio Medicis
Extranjero, París en 1979, el más alto galardón que adjudica Francia a escritores
extranjeros.

El 24 de abril de 1980, después de un intenso día de trabajo falleció Alejo Carpentier en


París. A su cadáver tendido en la base del Monumento a José Martí, en la Plaza de la
Revolución, le rindieron conmovedor homenaje fúnebre el gobierno revolucionario en
pleno y el pueblo habanero en representación de todos los cubanos.

A partir de 1949, en que publicó El reino de éste mundo, comenzó a producir la obra
novelística más importante escrita por un cubano. En 1953 aparece Los pasos
perdidos, a la que siguen tres años después la novela corta El acoso y seis más tarde
El siglo de las luces, para convertirse desde entonces en uno de los novelistas más
importantes de América Latina y con Miguel Angel Asturias, de Guatemala, autor entre
otras novelas de El Señor Presidente, Hombre de maíz y Weeckend en Guatemala, los
dos más fuertes candidatos al Premio Nobel de Literatura.

En 1967 se le concedió el premio a Asturias y Carpentier sigue consolidando su obra


con novelas tan importantes como El recurso del método y Concierto barroco, ambas
aparecidas en 1974. Desde ese momento, todos los años se escribe insistentemente
sobre su nominación para el Nobel de Literatura. En París se le otorga el Premio
Mundial Cino del Duca con requisitos muy semejantes al Premio Nobel y el Ministerio
de Cultura de España le concede el Premio Miguel de Cervantes Saavedra, precedido
solamente por el insigne poeta castellano Jorge Guillén y propuesto por la Real
Academia Española de la Lengua, institución a la que el Comité del Premio Nobel de
Literatura, por reglamento, le concede derecho de nominación.

En 1978 aparece "Consagración de la primavera", al siguiente año "El arpa y la


sombra" y le confiere Francia el Premio Medicis. No parecía tener rival Alejo Carpentier
para lograr el tan merecido galardón cuando un repentino infarto miocárdico le produce
la muerte en París.

Dos años después, en 1982, recibió Gabriel García Márquez, de Colombia, el Premio
Nobel de Literatura. Siempre he pensado que ese era el Nobel de Carpentier, aunque
no dudo que el afamado autor de Cien años de soledad, El coronel no tiene quien le
escriba y El amor en los tiempos del cólera, lo hubiera recibido en el próximo viaje del
premio a Latinoamérica en 1990 cuando se le otorgó a Octavio Paz, de México, autor
de Raíz del hombre, Libertad bajo palabra y Luna silvestre.

3.- Corriente literaria:

Neoclasicismo

El término Neoclasicismo surgió en el siglo XVIII para denominar al movimiento estético


que venía a reflejar en las artes los principios intelectuales de la Ilustración, que desde
mediados del siglo XVIII se venían produciendo en la filosofía y que consecuentemente
se habían transmitido a todos los ámbitos de la cultura. Sin embargo, coincidiendo con
la decadencia de Napoleón Bonaparte, el Neoclasicismo fue perdiendo adeptos en
favor del Romanticismo.

Literatura:

La Ilustración fue un movimiento intelectual que provocó que el siglo XVIII fuera
conocido como el «Siglo de las Luces». El culto a la razón promovido por los filósofos
ilustrados conllevó un rechazo del dogma religioso, que fue considerado origen de la
intolerancia, y una concepción de Dios que pasaba de regir el mundo mediante las
leyes naturales a desaparecer en concepciones ateas del universo. Los ilustrados
promovieron la investigación de la naturaleza, el desarrollo científico-técnico, la
educación y la difusión general de todo tipo de conocimientos; fueron los tiempos de
L'Encyclopédie. El arte se hizo así más accesible y con menos pretensiones, y la
literatura se dirigió a un público más amplio, planteándose como un instrumento social.
El aumento del número de lectores, especialmente entre la burguesía, plantea la figura
del escritor como un profesional, y la escritura como su fuente principal o secundaria de
sustento.
Francia fue la primera en reaccionar contra las formas barrocas, y los tres grandes
ilustrados, Voltaire, Montesquieu y Rousseau se cuentan entre sus principales
exponentes. También destacaron Pierre Bayle, Denis Diderot, Georges Louis Leclerc y
Pierre de Marivaux. En el Reino Unido tuvo una gran cantidad de adeptos la novela de
aventuras, destacando Daniel Defoe, Jonathan Swift, Samuel Richardson y Henry
Fielding, junto a los poetas John Dryden y Alexander Pope.6

De la novela se pasó al ensayo como género divulgador de ideas por excelencia. La


literatura neoclásica realizó una crítica de las costumbres, incidiendo en la importancia
de la educación, el papel de la mujer y los placeres de la vida.7 Destacaron en España
el fraile benedictino Benito Jerónimo Feijoo, Gaspar Melchor de Jovellanos y José
Cadalso.

Cobró importancia la fábula, relatos o poesías normalmente ejemplificadas con


animales, donde se exponen enseñanzas morales. La fábula se caracterizaba por ser
una composición de carácter didáctico, por la crítica de vicios y costumbres personales
o de la sociedad, y por la recurrencia a la prosopopeya o personificación. Es el
subgénero que más se adaptó a las preceptivas neoclásicas: una composición sencilla
en la que la naturaleza interviene, y que enseña divirtiendo. Destacaron los fabulistas
Félix María de Samaniego y Tomás de Iriarte en España, y el francés Jean de la
Fontaine.

En España, hubo una continuidad barroca en la poesía, con autores como Diego de
Torres y Villarroel, que consideraba a Quevedo su maestro; Gabriel Álvarez de Toledo
y Eugenio Gerardo Lobo. La segunda mitad del siglo XVII mostraba ya una poesía
neoclásica, dominada por su admiración por la ciencia y los temas filosóficos, o
centrada en temas anacreónticos y bucólicos, y marcada en ocasiones por el
fabulismo. Destacaron Nicolás Fernández de Moratín, autor de Arte de las putas,
prohibida por la Inquisición, que pudo inspirar los Caprichos de Goya; Juan Meléndez
Valdés y José Cadalso, de la escuela salmantina; los fabulistas Iriarte y Samaniego en
Madrid; en la escuela sevillana destacaron José Marchena, Félix José Reinoso, José
María Blanco-White y Alberto Lista.

Se dio también una fuerte influencia barroca en el teatro español, especialmente


durante la primera mitad del siglo XVIII, con autores como Antonio de Zamora o José
de Cañizares. El teatro en España tuvo cambios como la prohibición oficial de
representar autos sacramentales, la reaparición del gusto popular por el sainete y la
transición de los antiguos corrales a los teatros, como locales adecuados a la nueva
concepción del teatro. A finales del primer tercio de siglo los dramaturgos españoles
comienzan a seguir los modelos franceses, como Boileau y Racine, renovando las
estéticas aristotélicas y horacianas. La obra de teatro debe ser verosímil, cumplir con
las unidades de acción, de espacio y de tiempo, y tener un enfoque didáctico y moral.
Destacaron en la tragedia Nicolás Fernández de Moratín, José Cadalso, Ignacio López
de Ayala y Vicente García de la Huerta; en el más popular género del sainete,
destacaron Antonio de Zamora, el prolífico Ramón de la Cruz e Ignacio González del
Castillo. Destacó especialmente la figura de Leandro Fernández de Moratín, creador de
lo que se ha dado en llamar «comedia moratiniana» (La comedia nueva o El café, El sí
de las niñas), en que ridiculizaba los vicios y costumbres de la época, usando el teatro
como vehículo para moralizar las costumbres. Seguidores de esta línea son también
Manuel Bretón de los Herreros y Ventura de la Vega.

4.- Otros autores de la época:


Siglo XX
El siglo XX se inicia con una República mediatizada por la ocupación norteamericana
que hacia el 1933, con la derogación de la Enmienda Platt, comienza a crear sus
propias instituciones. Cuba ha salido de una cruenta Guerra de Independencia y una
intervención norteamericana por lo que la literatura cubana, en la primera mitad de ese
siglo, no sólo va estar marcada por el influjo de dos grandes escritores: Julián del Casal
y José Martí, los primeros modernos, sino por una contradictoria consolidación de lo
español como identidad nacional, reacción identitaria ante la presencia e influencia de
Estados Unidos en la Isla.

Poesía

Sobre todo Casal fue la gran figura canónica de fines del XIX y principios del XX en la
poesía. “Su irradiación, aparte de la que tuvo en el modernismo finisecular, donde fue
decisiva, alcanza a Regino Boti y, sobre todo, a José Manuel Poveda - este último le
dedica su “Canto élego” -, y aún a Rubén Martínez Villena y José Zacarías Tallet. Pero,
"¿cómo entender el exotismo lírico de Regino Pedroso, el intimismo simbolista de Dulce
María Loynaz, la sentimentalidad poética de Eugenio Florit, el acendrado y solitario
purismo de Mariano Brull -también minado de un raigal imposible-, o
el neorromanticismo de Emilio Ballagas e, incluso la veta entre romántica y modernista
de una zona de la poesía de Nicolás Guillén, sin un antecedente como Casal?"2

Antes de la llegada definitiva de las Vanguardias, la década de 1920 supuso el


desarrollo de una poesía que anticipó las agitaciones sociales y humanas de la década
posterior. En ella destacan Agustín Acosta, José Zacarías Tallet y Rubén Martínez
Villena.

El segundo Poeta Nacional, Agustín Acosta fue el más relevante de estos poetas,
sobre todo por su obra “La zafra” (1926), donde poetizó la realidad del trabajo en el
campo en versos bucólicos. Con esta obra, Acosta se alejó del modernismo, sin
todavía llegar al radicalismo de algunas vanguardias.

El modernismo se considera clausurado con “Poemas en menguante” (1928),


de Mariano Brull, uno de los principales representantes de la poesía pura en Cuba. En
el progreso de las vanguardias se diferencian dos líneas casi divergentes: la realista,
de temática negra, social y política, donde destacó Nicolás Guillén, y la introspectiva y
abstracta que tuvo en Dulce María Loynaz y Eugenio Florit a sus más reconocidos
representantes. A mitad de camino de ambas tendencias, cabe situar la obra de Emilio
Ballagas, poeta que antecede el neobarroco lezamiano, como demuestra el crítico y
poeta cubano Luis Álvarez Álvarez.
En 1940 apareció la segunda vanguardia cubana con el grupo de escritores reunidos
alrededor de la Revista Orígenes, una revista de preocupación cubana y universal,
cuyo líder fue José Lezama Lima, y en el cual se integran Ángel Gaztelu, Gastón
Baquero, Virgilio Piñera, Lorenzo García Vega, Octavio Smith, CintioVitier, Fina García
Marruz y Eliseo Diego.

Otros destacados poetas de esa generación fueron Samuel Feijóo y Félix Pita
Rodríguez, pero sin dudas fue José Lezama Lima (1910 – 1976) la figura central de la
poesía cubana en la mitad del siglo. La densidad metafórica, la alambicada sintaxis, la
oscuridad conceptual, definen un ámbito poético barroco, en el que se pugna por
alcanzar una visión mediante la cual la vida no siga apareciendo como "una sucesión
bostezada, un silencioso desgarramiento". La obra de Lezama Lima abarca varios
volúmenes de poesía donde se destacan Muerte de Narciso (1937), Enemigo rumor
(1947), Fijeza (1949), y Dador (1960) Entre esas dos décadas (1940–1950), se alcanzó
una creación a la altura de lo mejor que se escribía en lengua española.

La llamada "Generación del Cincuenta" (autores nacidos entre 1925 y 1945), tuvo como
maestros a poetas "del patio", como Eugenio Florit, Emilio Ballagas y Jose Lezama
Lima, en tanto partieron de variadas corrientes, incluso la neorromántica, para ir
acrecentando lo que en la década de 1960 sería la última corriente del siglo XX
latinoamericano, ampliamente aceptada por numerosos poetas: el coloquialismo.
Sobresalen dentro de esta Generación: Carilda Oliver Labra, Rolando Escardó,
Baragaño, FayadJamís, Roberto Fernández Retamar, César López, Antón Arrufat,
Heberto Padilla, y Manuel Díaz Martínez, entre otros.

Antes, sin embargo, es preciso observar al absurdo y el tono existencial de Virgilio


Piñera; el sentido de lo criollo en Eliseo Diego y Fina García Marruz; la tardía, pero
efectiva salida del libro de José Zacarías Tallet “La semilla estéril” (1951); el diálogo
con el hombre del pueblo de la segunda parte de "Faz", de Samuel Feijóo; la
intertextualidad alcanzada por Nicolás Guillén en “Elegía a Jesús Menéndez”; el ya
comentado énfasis conversacional del Florit de "Asonante final" y otros poemas (1955),
e incluso en el hasta entonces cerrado intimismo de Dulce María Loynaz, con su
peculiar "Últimos días de una casa" (1958). Se diría que la poesía se "democratiza"
buscando el "diálogo común" o trata de hallar referentes líricos con notas épicas.

En los años iniciales de la Revolución parecía insuficiente para la lírica el tono intimista
predominante en las décadas precedentes e, incluso, la anterior poesía social (de
protesta, denuncia y combate), se convertía en impropia para las nuevas circunstancias
sociales.Son los años críticos en los que en Lunes de Revolución se debatía sobre el
compromiso social del creador y la estética del realismo socialista soviético.

El empleo del tono conversacional fue vinculado a cierta dosis épica, con intereses
testimoniales. Así, en esa clase de poesía, se narraban circunstancias de la vida
cotidiana, bajo la exaltación de una sociedad en revolución social en la que desaparece
o tiene muy poco lugar el papel del individuo.

Siguiendo el rumbo de los grandes discursos históricos, comenzó a desarrollarse una


poesía politizada, en ocasiones sin énfasis tropológico, en la que se rehuía el empleo
de formas tradicionales de la métrica. Esta corriente perduró al menos por dos
décadas, aunque, se practicó hasta el final del siglo XX entre los poetas que no
variaron su actitud discursiva.

Casi todos los integrantes de la promoción nacida entre 1930 – 1940: FayadJamís,
Pablo Armando Fernández, Rolando Escardó, Heberto Padilla, César López, Rafael
Alcides, Manuel Díaz Martínez, Antón Arrufat, Domingo Alfonso, Eduardo López
Morales, Raúl Luis y otros, fueron esencialmente coloquialistas.

Una primera promoción de los poetas de la "Generación del Cincuenta", nacidos entre
1925 y 1929, en sus obras dejó advertir fuentes neorrománticas, origenistas y hasta
surrealistas (Cleva Solís, Carilda Oliver Labra, Rafaela Chacón Nardi, Roberto Friol,
Francisco de Oráa, entre otros).
Una tercera promoción, nacida entre 1940 y 1945, no se diferencia mucho de los
poetas más radicalmente prosaístas, incluso algunos de ellos prefirieron este término
para identificarse. Con Luis Rogelio Nogueras, Nancy Morejón, Víctor Casaus,
Guillermo Rodríguez Rivera, Jesús CosCausse, Raúl Rivero, Lina de Feria, Delfín
Prats, Magaly Alabau, Félix Luis Viera, y otros, el coloquialismo sobrevivió con fuerza al
menos hasta la mitad de la década de 1980.

La promoción de poetas nacidos entre 1946 – 1958, se define en dos tendencias: los
que reaccionan mediante la métrica (décimas y sonetos principalmente), y los que
emplean el verso libre con registros individuales. Ambas tendencias avanzaron hacia
un experimentalismo formal y del lenguaje; pero el tono conversacional se mantiene
entre ellos, como se advierte en obras de, por ejemplo, Osvaldo Navarro, Waldo
González, Alberto Serret, Raúl Hernández Novás, Ángel Escobar, Carlos Martí, Reina
María Rodríguez, Alberto Acosta-Pérez, Virgilio López Lemus,
EsbértidoRosendiCancio, Ricardo Riverón Rojas, León de la Hoz, Roberto Manzano y
otros.

Una nueva generación de poetas se da a conocer en la segunda mitad de los ochenta,


cuando comienzan a publicar los nacidos después entre 1959 y 1970, aunque se
integra en la misma Ramón Fernández-Larrea nacido en 1958. Esta generación se
identifica también por su diversidad, y convive en igualdad de condiciones con las
precedentes.

El signo estilístico y formal más distintivo de esta última generación de poetas,


conocido como la Generación de los Ochenta, ha sido influenciado decisivamente por
la poesía de dos autores, José Lezama Lima y Virgilio Piñera, a quienes casi la
mayoría de sus integrantes reconocen como maestros. Surge con ellos una nueva
corriente en la lírica cubana que rompe con el coloquialismo de la generación anterior y
explora formas estróficas tradicionales y el verso libre en sus posibilidades rítmicas y
expresivas. En plena madurez en estos momentos, lo cual impide definir absolutas
jerarquías, se pueden mencionar los nombres de: Rolando Sánchez Mejías, Sigfredo
Ariel, Chely Lima, Jesús David Curbelo, Antonio José Ponte, Carlos A. Aguilera, Rita
Martín, Emilio García Montiel, Damaris Calderón, Margarita García Alonso, Carlos
Alfonso, Frank Abel Dopico, Teresa Melo, Nelson Simón, Juana García Abas, Ronel
González, León Estrada, Reinaldo García Blanco, Rito Ramón Aroche, Caridad
Atencio, Ismael González Castañer, Carlos Esquivel Guerra, Alpidio Alonso Grau,
Alberto Sicilia Martínez, Ricardo Alberto Pérez, Manuel Sosa, Sonia Díaz Corrales,
Norge Espinosa, Pedro Llanes, Edel Morales, Arístides Vega Chapú, Francis Sánchez,
Ileana Álvarez, Rigoberto Rodríguez Entenza, Berta Kaluf, Luis Manuel Pérez Boitel,
Laura Ruiz, Odette Alonso, Alberto Lauro, Manuel González Busto, William Navarrete,
Carlos Pintado, Alfredo Zaldívar, Yamil Díaz, Pedro Marqués de Armas, Rogelio
Saunders, María Elena Hernández Caballero, EdelmisAnoceto Vega, Niurka Calero y
otros muchos más.

Es un fenómeno interesante el hacer notar que la Generación de los Ochenta influyó en


la revitalización de la poesía cubana escrita por poetas de generaciones anteriores
como Reina María Rodríguez, Mario Martínez Sobrino, Roberto Manzano, Luis Lorente
y otros.

La década de 1990 persiste en la ruptura con el coloquialismo y los caminos iniciados


en los ochenta. El canon de la nueva poesía aparece en la revista independiente
Jácara, en particular en un número de 1995 que hace una antología de la generación.
Son numerosos los jóvenes autores que participan de la renovación de las letras
cubanas, apartándose de la política y ensayando una lírica más diáfana y universal.
Entre otros, destacan: José Félix León, Luis Rafael, Celio Luis Acosta, José Luis
Fariñas, Ásley L. Mármol, AymaraAymerich, Jorge Enrique González Pacheco,4 David
León, ArlénRegueiro, LiudmilaQuincoses, Dalila León Meneses y Diusmel Machado.
También empiezan a repuntar otros como Abel González Fagundo.

Fuera de Cuba, la poesía de los poetas emigrados responde por lo general a las líneas
creativas que se desarrollan en la sede territorial de la evolución de la poesía cubana.
Muchos de estos poetas pertenecen a la "Generación del Cincuenta", como Heberto
Padilla, Belkis Cuza Malé, Pura del Prado, Juana Rosa Pita, Rita Geada, José Kozer,
Ángel Cuadra, Esteban Luis Cárdenas, Amelia del Castillo y Ana Rosa Núñez, etc.
Puede decirse que una mayoría de los más activos han nacido entre 1945 y 1959, y por
lo común aceptaron el tono conversacional, suelen alejarse, en su mayor parte, de los
temas de militancias políticas agresivas, aunque en un principio sí trataron estos temas,
y que el referente insular se observa tratado con nostalgia, típica de la poesía del exilio
cubano desde José María Heredia y José Martí a nuestros días. El componente político
en verdad es discreto, no se escribe por lo común una poesía de militancia contra la
Revolución (algo puede hallarse en la obra lírica de Reinaldo Arenas, por ejemplo).
También las variedades formales, estilísticas y de contenidos suelen ser notables,
sobre todo porque los núcleos de estos poetas están territorialmente más dispersos
que en la Isla, siendo las principales ciudades de reunión Miami, Nueva York, México y
Madrid. No puede dejarse de notar que varios maestros o figuras capitales de la poesía
cubana vivieron este exilio: Eugenio Florit, Agustín Acosta, Gastón Baquero, Lorenzo
García Vega, Heberto Padilla. A las mismas se les sumaron otras firmas destacadas de
la tradición lírica nacional como José Ángel Buesa, Ángel Gaztelu, Justo Rodríguez
Santos, Ana Rosa Núñez y Ángel Cuadra.

Narrativa

Sin dudas, las figuras cimeras de la narrativa cubana en el siglo XX son Alejo
Carpentier, Virgilio Piñera, dramaturgo y narrador, José Lezama Lima, novelista, poeta,
ensayista, Dulce María Loynaz, poeta y novelista , Guillermo Cabrera Infante, Severo
Sarduy, Reinaldo Arenas y José Lorenzo Fuentes.

Alejo Carpentier novelista, ensayista y musicólogo, estuvo nominado al Premio Nobel.


Influyó notablemente en el desarrollo de la literatura latinoamericana, en particular a
través de su estilo de escritura, que incorpora todas las dimensiones de la imaginación
— sueños, mitos, magia y religión — en su idea de la realidad. Se le considera el
fundador del realismo mágico.

Novela

A finales del siglo XIX, con la publicación de Sab de Gertrudis Gomez de Avellaneda,
Cecilia Valdés (1882) de Cirilo Villaverde, y Mi tío el empleado (1887), de Ramón Meza,
la novela cubana terminó de adquirir un semblante propio.
Sin embargo, en los primeros treinta años del siglo XX, la producción de novelas fue
relativamente escasa. El narrador más destacado en esos años fue Miguel de Carrión,
quien edificó un sistema de patrones recreadores de lo femenino en sus novelas Las
honradas (1917) y Las impuras (1919). Otras destacables novelas de ese período
fueron: Juan Criollo (1927), de Carlos Loveira, y Las impurezas de la realidad (1929),
de José Antonio Ramos.

Puede hablarse de una revolución de la novela cubana a mediados del siglo XX. A la
cúspide que significaron la publicación de El reino de este mundo (1949) y El siglo de
las luces (1962), de Alejo Carpentier, pueden arrimársele obras como las de Alberto
Arredondo, Lino Novás Calvo, Enrique Serpa, Carlos Montenegro, Enrique Labrador
Ruiz, Dulce María Loynaz, Virgilio Piñera y José Lorenzo Fuentes. Junto con el
realismo mágico, el absurdo y lo real maravilloso; también confluía el realismo social en
las obras tempranas de Lisandro Otero, Humberto Arenal, Jaime Sarusky, Edmundo
Desnoes y José Soler Puig.

Otra momento importante de la novelística cubana ocurrió en 1966, al publicarse


Paradiso de José Lezama Lima, pero en los años sesenta no deben dejar de
destacarse otras novelas de mérito como Pailock, el prestigitador, de Ezequiel Vieta,
Celestino antes del alba, de Reinaldo Arenas, Adire y el tiempo roto, de Manuel
Granados y el testimonio llevado a novela, Biografía de un cimarrón, de Miguel Barnet.

Entre 1967 y 1968, ocurre un estallido importante cuando se publicaron, fuera de Cuba,
obras de la talla de Tres tristes tigres, de Guillermo Cabrera Infante, El mundo
alucinante, de Reinaldo Arenas y De donde son los cantantes, de Severo Sarduy.

Los años 70 fueron un paréntesis en el alto desarrollo del género. A excepción de Alejo
Carpentier en su período final, de Severo Sarduy y del regreso de José Soler Puig con
El pan dormido, la novela cubana entró en fase gris, caracterizada así por Ambrosio
Fornet. Pero no podemos dejar de mencionar aquí el impacto internacional que tuvo la
novela Antes que anochezca, de Reinaldo Arenas, en especial en su versión
cinematográfica.
Ni Manuel Cofiño, ni Miguel Cossío pudieron acercarse a la calidad del período
anterior. La naciente novela policial no daba todavía buenos frutos y los novelistas que
se iniciaban estaban demasiado constreñidos a la división superficial entre el presente
y el pasado de la Revolución. Hacia el fin de la década, la novela se recupera con los
libros iniciales de Manuel Pereira, Antonio Benítez Rojo y Alfredo Antonio Fernández,
quienes vuelven su mirada al boom, al tiempo que nace otro género dentro y fuera de
Cuba: la memoria novelada, con De Peña Pobre, de CintioVitier, y La Habana para un
infante difunto, de Guillermo Cabrera Infante.

Entre 1983 y 1989, se produce otro cambio que de nuevo lanza a la novela cubana al
interés nacional e internacional. Obras como Un rey en el jardín, de Senel Paz,
Temporada de ángeles, de Lisandro Otero, Las iniciales de la tierra, de Jesús Díaz, y
Oficio de ángel, de Miguel Barnet, volvieron a colocar a la crítica y al lector ante el
fenómeno de un renacer de la novelística cubana.

Sobre el acontecer más reciente, y según estudios debatidos en el Coloquio


Internacional "El mundo caribeño: retos y dinámicas", celebrado en junio de 2003 en la
Universidad Michel de Montaigne, Burdeos, se concluye que nos enfrentamos a "una
literatura que no se calla la boca, de la burla, del desencanto, de un pesimismo natural,
muy realista, a veces violenta, que aborda temas que antes eran tabúes, inhibidos o
censurados, tales como la homosexualidad, la discriminación religiosa, la marginalidad,
los incidentes de la guerra de Angola, la debacle del socialismo, la doble moral, los
nuevos ricos, la corrupción de cuello blanco, la prostitución, la droga, el futuro incierto,
el dolor del exilio, etc".5 Entre los autores destacados en el coloquio se menciona a
Leonardo Padura, Fernando Velázquez Medina,6 Abilio Estévez, Miguel Mejides, Julio
Travieso, Jorge Luis Hernández, Alexis Díaz Pimienta, Ronaldo Menéndez, Mylene
Fernández, David Mitrani Arenal, Arturo Arango, Guillermo Vidal, Antonio Rodríguez
Salvador, Reinaldo Montero, Alberto Garrandés, Eduardo del Llano, Rodolfo Alpízar,
Jesús David Curbelo, RaulAguiar, Luis Cabrera Delgado, Andrés Casanova, Ena Lucía
Portela, Anna Lidia Vega Serova, Alberto Garrido, Francisco López Sacha. Hay que
añadir a esta enumeración a Gina Picart, autora con una nutrida obra narrativa en los
géneros de cuento y novela, en su mayor parte desmarcada del canon realista de la
literatura cubana y a veteranas como Mirta Yáñez, merecedora del Premio Nacional de
la Crítica con su novela Sangra por la herida.

Sin embargo, a la anterior lista hay que añadir también los nombres de autores
fundamentalmente exiliados, cuyas obras han alcanzado un enorme reconocimiento y
difusión internacional: Eliseo Alberto Diego, DaínaChaviano, Antonio Orlando
Rodríguez, Pedro Juan Gutiérrez, Zoé Valdés, Antonio José Ponte, Amir Valle,
Armando de Armas, William Navarrete, José Abreu Felippe, Carlos Victoria, Juan
Abreu, YanitziaCanetti, Teresa Dovalpage y Norberto Fuentes. Existe también el caso
de Daniel Chavarría, uruguayo de nacimiento, pero que vivió en Cuba, ya fallecido.

Cuento

El primer libro íntegramente de cuentos de un autor cubano fue “Lecturas de Pascuas”,


de Esteban Borrero, publicado en 1899. Durante los siguientes cuarenta años, el
género comienza un lento ascenso en la isla, y pocos son los autores que destacan:
Jesús Castellanos con “De tierra adentro” (1906), Alfonso Hernández Catá con “Los
frutos ácidos” (1915), y “Piedras preciosas” (1924), Luis Felipe Rodríguez con “La
pascua de la tierra natal” (1928), y “Marcos Antilla” (1932), y Enrique Serpa con “Felisa
y yo” (1937).

La etapa de madurez comienza en la cuarta década del siglo XX, con narradores como
Virgilio Piñera y sus “Cuentos Fríos” (1956); Alejo Carpentier con “La guerra del tiempo”
(1958) y Onelio Jorge Cardoso con “El cuentero” (1958); este último autor un genial
recreador de la vida sencilla del campo y que ha sido nombrado "El Cuentero Mayor".

Hasta 1960, es importante destacar obras como: “Cayo Canas” (1942), de Lino Novás
Calvo; “El gallo en el espejo” (1953), de Enrique Labrador Ruiz; y “Así en la paz como
en la guerra” (1960), de Guillermo Cabrera Infante.

De 1960 hasta 1966, ocurre una desaceleración de la cuentística nacional, pero a partir
de ese último año, con la publicación de “Los años duros” de Jesús Díaz, comienza un
nuevo despegue. Hasta 1970 destacarán obras como “Condenados de Condado”
(1968), de Norberto Fuentes; “Tiempo de cambio” (1969), de Manuel Cofiño, y "Los
pasos en la hierba" (1970), de Eduardo Heras León. Del mismo período, también son
importantes los libros: “Días de guerra” (1967), de Julio Travieso; “Escambray en
sombras” (1969), de Arturo Chinea; “Ud. sí puede tener un Buick” (1969), de Sergio
Chaple, y “Los perseguidos” (1970), de Enrique Cirules, entre otros.

Al período trascurrido entre 1971 y 1975, se le conoce como “Quinquenio Gris”. Luego
del Congreso Nacional de Educación y Cultura, celebrado del veintitrés al treinta de
abril de 1971, se pretende establecer la política de abolir las funciones inquisitivas y
cuestionadoras de la literatura, y esto no trajo buenas consecuencias para la
cuentística del momento. A pesar de ello, en este quinquenio se publican obras que
merece la pena destacar: “El fin del caos llega quietamente” (1971), de Ángel Arango;
“Onoloria” (1973), de Miguel Collazo; “Los testigos” (1973), de Joel James, y “Caballito
blanco” (1974), de Onelio Jorge Cardoso.

Completan el decenio obras como “Al encuentro” (1975), de Omar González; “Noche
de fósforos” (1976), de Rafael Soler; “Todos los negros tomamos café” (1976), de Mirta
Yáñez; “Los lagartos no comen queso (1975), de Gustavo Euguren; “Acquaria” (1975),
de Guillermo Prieto; “El arco de Belén” (1976), de Miguel Collazo; “Acero” (1977) de
Eduardo Heras León y "El hombre que vino con la lluvia" (1979), de Plácido Hernández
Fuentes.

En los años ochenta continuó el ascenso de la cuentística cubana. Relevantes son los
libros: “El niño aquel” (1980), de Senel Paz; "Tierrasanta" (1982), de Plácido Hernández
Fuentes; “El jardín de las flores silvestres” (1982), de Miguel Mejides; “Las llamas en el
cielo” (1983), de Félix Luis Viera; "Casas del Vedado" (1983), de María Elena Llana;
“Donjuanes” y "Fabriles" (1986), de Reinaldo Montero; “Descubrimiento del azul”
(1987), de Francisco López Sacha; “Sin perder la ternura” (1987), de Luis Manuel
García Méndez; “Se permuta esta casa” (1988), de Guillermo Vidal, “El diablo son las
cosas” (1988), de Mirta Yáñez; “Noche de sábado” (1989), de Abel Prieto Jiménez, y
“La vida es una semana” (1990), de Arturo Arango. Libros de representantes de esta
generación, y que aparecieron en décadas posteriores, no deben dejar de
mencionarse: “El lobo, el bosque y el hombre nuevo”, de Senel Paz, “Ofelias” de Aida
Bahr y "Extraños testimonios", de DaínaChaviano.

Un verdadero auge editorial ocurre a partir de 1990, para dar paso a una generación
conocida como los “Novísimos”. Algunos de los integrantes de esta generación ya
habían publicado obras a finales de los ochenta: Alberto Garrido, José Mariano
Torralbas, Amir Valle, Rita Martín, Ana Luz García Calzada, Alberto Garrandés,
Guillermo Vidal, Jesús David Curbelo, Jorge Luis Arzola, Gumersindo Pacheco, Atilio
Caballero, Roberto Urías, Rolando Sánchez Mejías, Sergio Cevedo, Alberto Rodríguez
Tosca, y Ángel Santiesteban, entre otros.

Sin embargo, estos narradores solo van a consolidar su obra en los años noventa, una
década donde surgen con fuerza otros autores como: Alberto Guerra Naranjo, Gina
Picart, Alexis Díaz Pimienta, David Mitrani Arenal, Alberto Garrandés, José Miguel
Sánchez (Yoss), Raúl Aguiar, Ricardo Arrieta, Ronaldo Menéndez, Eduardo del Llano,
Michel Perdomo, Alejandro Álvarez, Daniel Díaz Mantilla, Ena Lucía Portela, Waldo
Pérez Cino, Antonio José Ponte, Karla Suárez, Jorge Ángel Pérez, Mylene Fernández
Pintado, Anna Lidia Vega Serova, Carlos Esquive Guerral, Félix Sánchez Rodríguez,
Marcial Gala, Rogelio Riverón, Jorge Ángel Hernández, Lorenzo Lunar, Marco Antonio
Calderón Echemendía, Antonio Rodríguez Salvador, Pedro de Jesús López, Luis
Rafael Hernández Quiñones y Michel Encinosa, entre otros

Teatro

Entre los dramaturgos de Cuba, destacan los siguientes autores : Virgilio Piñera, Carlos
Felipe, Rolando Ferrer, Abelardo Estorino, José Brene, Manuel Reguera Saumell,
Matías Montes-Huidobro, José Triana, Manuel Martín, Antón Arrufat, Eugenio
Hernández Espinosa, Héctor Quintero, Abrahan Rodríguez, René Aloma, Abilio
Estévez, Joel Cano, Luis Baralt Mederos, José Cid Pérez, RenéePotts, José Ramos,
Marcelo Salinas y Abel González Melo.
5.- Otras obras del autor:
Novelas

 ¡Écue-Yamba-O! (1933)
 El reino de este mundo (1949)
 Los pasosperdidos (1953)
 El acoso (1956)
 El siglo de las luces (1962)
 Conciertobarroco (1974)
 El recurso del método (1974)
 La consagración de la primavera (1978)
 El arpa y la sombra (1979)

Cuentos

 "El sacrificio" (1923)


 "Histoire de lunes" (1933, en francés)
 "Viaje a la semilla" (1944)
 "Oficio de tinieblas" (1944)
 "Los fugitivos" (1946)
 Guerra del tiempo. Tres relatos y una novela (1958): "Viaje a la semilla",
"Semejante a la noche", "El camino de Santiago" y "El acoso", en la primera edición.
En posteriores ediciones se le agregan dos relatos más: "Los fugitivos" y "Los
advertidos".
 Cuentos (1976): "El camino de Santiago", "Los advertidos", "Semejante a la Noche",
"Viaje a la semilla", "Los fugitivos", "Oficio de tinieblas" y "El derecho de asilo".

Ensayos

 La música en Cuba (1946)


 Tristán e Isolda en tierra firme (1949)
 Tientos y diferencias (1964)
 Literatura y conciencia en América Latina (1969)
 La ciudad de las columnas (1970)
 América Latina en su música (1975)
 Letra y solfa (1975)
 Razón de ser (1976)
 Afirmaciónliterariaamericanista (1979)
 Bajo el signo de Cibeles. Crónicas sobre España y los españoles (1979)
 El adjetivo y sus arrugas (1980)
 El músico que llevo dentro (1980)
 La novela latinoamericana en vísperas de un nuevo siglo y otros ensayos (1981)
 Conferencias (1987)

Libreto de ópera

 Manita en el suelo, música de Alejandro García Caturla.

6.- Características de sus obras:

Carpentier era conocido como uno de los primeros que introdujo el término de "lo real
maravilloso" y el neo-barroco en América Latina.

Carpentier, ampliamente conocido por el estilo barroco de sus escritos y su teoría de "lo
real maravilloso", tuvo entre sus obras más famosas ¡Écue-Yamba-O!, Alabado sea el
Señor (1933) sobre el folclore y mitología afrocubanos, El reino de este mundo (1949) y
Los pasos perdidos (1953).

En ¡Écue-Yamba-O!, tuvo una perspectiva más hacia la etnología. En esa obra, se


presenta el tema de la cultura afro-cubana. Se critica la política de la dependencia de
Cuba bajo los Estados Unidos, y las fotos en el libro hacen que la obra se vea como
antropológica y no pura ficción. Hay algunas teorías que afirman que la colección de
imágenes (no de humanos) reflejan la influencia surrealista en Carpentier así como una
vista de la cultura. En el prólogo de El reino de este mundo, una novela sobre la
Revolución haitiana, describió su visión de "lo real maravilloso" o lo maravilloso real,
que algunos críticos interpretan como sinónimo del Realismo mágico, aunque otros
disienten a este respecto, contrastándolo a consideraciones de escritores como Miguel
Ángel Asturias o Gabriel García Márquez.

Como la música era muy importante para Carpentier, tiene sentido que la haya utilizado
en sus libros. Por ejemplo, para dar ritmo y musicalidad al texto de El reino de este
mundo, enfocado en lo afro-cubano, Carpentier utiliza el idioma creole. Encontramos
este recurso cerca de dos escenas muy importantes en el libro.

Aunque los escritos de Carpentier no sean biográficos, se puede observar claramente


en sus obras las influencias de los eventos de su vida. Además se pueden intuir sus
puntos de vista y opiniones a través de sus personajes y argumentos.

En Los pasos perdidos, el protagonista nos lleva en un viaje por la selva, un


adentramiento iniciático cuya meta es encontrar el origen de la música en viejos
instrumentos y formas de habla. En la selva escuchamos todos los sonidos de la
naturaleza a medida que el personaje se integra paulatinamente a este mundo, y se
relaciona con los habitantes, aunque finalmente esta integración resulta bastante
superficial.

Muchos de los temas en las obras de Carpentier se ubican alrededor del mestizaje
cultural, lo que es un aspecto esencial en su representación del ser latinoamericano. En
sus obras tempranas de Carpentier, escribió mucho sobre los negros y la experiencia
del hombre en relación al cosmos. Tuvo un grande interés en la cultura afro-cubana
dentro de sus obras y música. Aún en su cuento Histoire de Lunes, que fue escrito en
francés, aparece el tema de la cultura afro-cubana. El hombre blanco, aunque aparece
en las obras de Carpentier con poca frecuencia, representa cuatro instituciones
opresivas en América latina: la cárcel, la iglesia, la esclavitud y el imperialismo
extranjero. A través de este estilo se explican los ritmos africanos en la poesía de
Carpentier.

El viaje también es muy importante en las obras de Carpentier. En todas sus obras
existen personajes que realizan un viaje o están en movimiento, lo que quizás deriva de
la vida viajera de Carpentier.
B.- CLASIFICACIÓN DE LA OBRA:

1.- Título: ¿Por qué?

Porque justo El siglo de las luces concluye cuando comienza la revolución francesa y
justo la obra esta ambientada en la época de la Revolución Francesa.

2.- Género literario: Novela-Neoclasicismo.

3.- Especie: Novela.

C.- ANALISIS LITERARIOS:

1.- Argumento literario:

PRIMERA PARTE:

CAPÍTULO 1: Era una población eternamente entregada al aire que la penetraba,


sedienta de brisas y terrales, abierta de postigos, de celosías, de batientes, de regazos,
al primer aliento fresco que pasara. Sonaban entonces las arañas y girándulas, las
lámparas de flecos, las cortinas de abalorios, las veletas alborotosas, pregonando el
suceso. Quedaban en suspenso los abanicos de penca, de seda china, de papel
pintado. Pero al cabo del fugaz alivio, volvían las gentes a su tarea de remover un aire
inerte, nuevamente detenido entre las altísimas paredes de los aposentos. Aquí la luz
se agrumaba en calores, desde el rápido amanecer que la introducía en los dormitorios
más resguardados, calando cortinas y mosquiteros; y más ahora, en estación de
lluvias, luego del chaparrón brutal de mediodía —verdadera descarga de agua,
acompañada de truenos y centellas— que pronto vaciaba sus nubes dejando las calles
anegadas y húmedas en el bochorno recobrado.

CAPÍTULO 2: La sensación de libertad los empezaba en torno a una comida


encargada del hotel

CAPÍTULO 3: Estaba rondando por las monjas que le hiciera la sierra con Las mismas
dudas en un ser de venir la madre de esteban

CAPÍTULO 4: Transcurrieron los días cada vez que el piloto atrasado el reloj de arena
CAPÍTULO 5: Víctor como ya lo llamaban, venía todas las tardes a la casa,
revelándose hábil en los más inesperados menesteres. Una noche le daba por meter
las manos en la artesa y amasaba medias lunas que demostraban su dominio del arte
de la panadería. Otras veces liaba miríficas salsas, usando de los ingredientes menos
aptos para combinarse. Transfiguraba una carne fría en plato moscovita, valiéndose del
hinojo y la pimienta molida y añadía vino hirviente y especias a cualquier condumio,
bautizándolo con nombres pomposos, inspirados en e recuerdo de cocineros ilustres.

CAPÍTULO 6: Sofía sentíase ajena, sacada de sí misma, como situada en el umbral de


una época de transformaciones. Ciertas tardes tenía la impresión de que la luz, más
llevada hacia esto que hacia aquello, daba una nueva personalidad a las cosas. Salía
un Cristo de las sombras para mirarla con ojos tristes. Un objeto, hasta entonces
inadvertido, pregonaba la delicada calidad de su artesanía. Dibujábase un velero en la
madera veteada de esa cómoda. Tal cuadro hablaba otro idioma, con esa figura que,
repentinamente, parecía como restaurada; con esos arlequines menos metidos en el
follaje de sus parques, en tanto que las columnas rotas, disparadas —siempre
suspendidas en el espacio, sin embargo— de la Explosión en una catedral se le hacían
exasperantes por su movimiento detenido, su perpetua caída sin caer.

CAPÍTULO 7: Poco después de las siete regresó Víctor. Nada sabía del paradero de
Ogé, aunque creía que se encontraba preso. Acaso avisado a tiempo de una denuncia
—denuncia cuya naturaleza se ignoraba—, habría tenido la suerte de hallar alguna
casa amiga donde ocultarse por un tiempo. Era cierto que la policía había registrado su
habitación, llevándose papeles, libros y valijas que contenían efectos personales.
«Mañana veremos lo que se hace», dijo, dándose bruscamente a hablar de algo que le
había salido al paso, traído por la voz de la calle: un huracán azotaría la ciudad aquella
noche. El aviso tenía carácter oficial. Había mucha agitación en los muelles. Los
marinos hablaban de un ciclón y tomaban medidas de emergencia para proteger sus
naves. Las gentes hacían provisiones de bujías y alimentos.

CAPÍTULO 8: El día se fue aclarando lentamente, aunque siempre retrasado de luz


con relación a la hora, sobre una ciudad destechada, llena de escombros y despojos —
puesta en el hueso de sus vigas desnudas—. Centenares de casas pobres quedaban
reducidas a los horcones esquineros con tambaleantes pisos de madera alzados sobre
fangales, como escenarios de miseria, donde familias resignadas hacían el recuento de
las pocas cosas que les quedaban —con la abuela mal meciéndose en el sillón de
Viena; la embarazada, temiendo que en tal desamparo se le presentaran los dolores; el
tísico o el asmático envuelto en mantas, sentados en los ángulos del tablado, como
actores de feria que ya hubiesen interpretado sus papeles—.

CAPÍTULO 9: Por caminos desfondados, bajo una última llovizna que bruñía los hules
negros y se colaba en vueltas del viento hasta el asiento trasero, después de empapar
las ropas de Esteban y de Ogé subidos al pescante, rodaba el coche, crujiendo,
saltando, renqueando; tan inclinado, a veces, que parecía volcarse; tan metido en el
agua de un vado, que le salpicaba los faroles; tan enlodado siempre, que sólo se
libraba del barro rojo de los campos de caña, para recibir el barro gris de las tierras
pobres, donde se alzaban cruces de cementerios —ante los cuales se persignaba
Remigio, que venía detrás, montado en una de las bestias de la remonta.

CAPÍTULO 10: Ahora, el frescor del mar. La gran sombra de los velámenes. La brisa
norteña que, después de correr sobre las tierras, cobraba nuevo impulso en la
vastedad, trayendo aquellos olores vegetales que los vigías sabían husmear desde lo
alto de las cofas, reconociendo lo que oía a Trinidad, a Sierra Maestra o a Cabo Cruz.
Con una vara a la que habían fijado una pequeña red, Sofía sacaba maravillas del
agua: un racimo de sargazos, cuyos frutos hacía estallar entre el pulgar y el índice; un
gajo de mangle, aún vestido de ostras tiernas; un coco del tamaño de una nuez, de tan
esplendoroso verdor que parecía recién barnizado.

CAPÍTULO 11: Cuando fondeó la nave en el puerto de Santiago, Víctor, acodado en la


proa, hizo un gesto de asombro. Ahí estaban la Salamandre, la Venus, la Vestale, la
Méduse, embarcaciones de tráfico normal entre Le Havre, Le Cap y Port-au-Prince,
además de una multitud de unidades menores —urcas, goletas, balandras— que le
eran conocidas por pertenecer a negociantes de Leogane, Les Cayes y Saint-Marc.
«¿Todos los barcos de Saint-Domingue se han reunido aquí?», preguntó a Ogé, que
tampoco se explicaba las razones de tan insólita migración. Echadas las anclas, se
fueron a tierra, presurosamente, en busca de informes. Lo que supieron era
tremebundo: tres semanas antes había estallado una revolución de negros en la región
del norte.

SEGUNDA PARTE:

CAPÍTULO 12: Cuando pensaba en la ciudad natal, hecha remota y singular por la
distancia, Esteban no podía sino evocarla en colores de aguafuerte, con sus sombras
acentuadas por la excesiva luz de lo iluminado, con sus cielos repentinamente
cargados de truenos y nubarrones, con sus calles angostas, fangosas, llenas de negros
atareados entre la brea, el tabaco y el tasajo. Más carbón que llamas había en el
cuadro de un Trópico que, visto desde aquí, se hacia estático, agobiante y monótono,
con sus paroxismos de color siempre repetidos, sus crepúsculos demasiado breves, y
sus noches caídas del cielo en lo que tardábase en traer las lámparas —largas noches
alargadas por el silencio de quienes entraban en el sueño antes de oír la voz del
sereno cantando las diez por María Santísima, sin pecado concebida en el primer
instante en su Ser Natural.

CAPÍTULO 13: A las diez y media había sido recibido Esteban por Brissot y a las once
tenía fijado un camino que era, hasta la frontera española, uno de los viejos caminos de
Santiago. «Sandalias habría de darme la libertad, con una escarapela por venera», dijo
el joven, muy satisfecho de su improvisada retórica, al saber lo que de él se esperaba.
En aquellos días necesitábanse hombres de sólidas convicciones, hábiles en escribir el
castellano y traducir documentos del francés, para preparar una literatura
revolucionaria, destinada a España, que ya empezaba a imprimirse en Bayona y
dondequiera que hubiese prensas disponibles en la proximidad de los Pirineos.

CAPÍTULO 14: «¡Estos franchutes me tienen harto! —gritó el español, dejándose caer
en el camastro de Esteban—. ¡Más que harto! ¡Vayan todos al carajo!» Se cerró el
rostro con las manos, permaneciendo en silencio durante largo rato. El joven le tendió
un cuenco de vino, que el otro apuró de un tirón, pidiendo más. Luego empezó a andar
de pared a pared, hablando atropelladamente de lo que había encendido su cólera.
Acababa de ser privado de su mando militar, destituido —Des-ti-tui-do— por un
cualquier comisario venido de París, despachado con poderes ilimitados para
reorganizar las tropas en este sector. Su desgracia era efecto de una corriente
antiextranjera, desatada en París, y que ya alcanzaba esta frontera: «Después de
desacreditar a los masones, se están ensañando con los mejores amigos de la
Revolución.»

CAPÍTULO 15: El 4 Floreal del Año II, sin estrépito ni clarines, zarpó la pequeña
escuadra, compuesta de dos fragatas, la Pique y la Thétis, el brick L’Espérance, y cinco
transportes de tropas, llevando una compañía de artillería, dos de infantería y un
batallón de Cazadores de los Pirineos, con el cual había llegado Esteban a Rochefort.

CAPÍTULO 16: Transcurrieron tres días más. Cada vez que el piloto atrasaba el reloj
de arena, el sol parecía más entero y el mar olía más a un mar que empezaba a hablar
a Esteban por todos sus efluvios. Una noche, para aliviarse de un calor que ya se
acrecía en las bodegas y sollados, el joven salió a cubierta para contemplar la
inmensidad del primer cielo enteramente despejado y limpio que hubiera hallado
durante la travesía.

CAPÍTULO 17: La Máquina permanecía enfundada en la proa, reducida a un plano


horizontal y otro vertical, escueta como figura de teorema, cuando la escuadra entró de
lleno en los mares del calor, afirmándose la cercanía de las tierras en una presencia de
troncos arrastrados por las corrientes, de raíces de bambúes, ramas de mangle, hojas
de cocoteros, que flotaban sobre las aguas claroverdecidas, aquí, allá, por los fondos
arenosos. Nuevamente se hacía posible un encuentro con navíos británicos y el
desconocimiento de lo que hubiera podido ocurrir en la Guadalupe, desde las últimas
noticias recibidas al zarpar, tenía a todo el mundo en un estado de expectación que
cada singladura sin peripecias no venía sino a acrecer. Si no se podía desembarcar en
la Guadalupe, las naves seguirían hacia Saint-Domingue. Pero los ingleses también
podían haberse apoderado de Saint-Domingue.

CAPÍTULO 18: Chrétien y Víctor Hugues salieron en una de las primeras barcas —
acaso por demostrar al ejército que, en hora de acción, eran tan arrojados como los
militares. Cuando las tropas estuvieron en tierra, se oyeron algunos disparos, seguidos
de un corto intercambio de descargas, que se fueron diluyendo en la distancia. Cayó la
noche y el silencio se hizo en las naves, donde quedaban tropas de la marina con dos
compañías de Cazadores de los Pirineos, dejadas al mando del capitán De
Leyssegues. Y transcurrieron tres días durante los cuales nada ocurrió, nada se oyó,
nada se supo.

CAPÍTULO 19: Una mañana callaron las baterías. Los hombres se descrisparon; las
bestias pusieron las orejas en descanso; lo yacente, lo inerte, se hicieron yacente e
inerte sin más sobresaltos. Oyóse el chapaleo de las olas en el puerto, y una última
cristalería, rota por la pedrada de un niño, asustó a las gentes por la desacostumbrada
nimiedad del ruido. Los supervivientes salieron de sus hoyos, de sus cuevas, de sus
zahúrdas, cubiertos de hollín, de mugre, de excrementos, con vendajes colgantes,
inmundos, que se les mecían a un palmo de las llagas. Y entonces se supo del
portento: Víctor Hugues, dos noches antes, advertido de que los ingleses degollaban a
los hombres de sus puestos avanzados y empezaban a entrar en la ciudad, había
descendido del Morne du Gouvernement, a la desesperada, con tal ímpetu que el
enemigo, varias veces rechazado y finalmente perseguido, volviendo a cruzar la Rivière
Salée, se replegaba sobre el campo atrincherado de Berville, en la Basse-Terre. Los
franceses quedaban victoriosos en esta mitad del país.

CAPÍTULO 20: A pesar de su anuncio de una pronta ofensiva sobre la Basse-Terre,


Víctor Hugues vacilaba en emprenderla. Acaso se arredraba ante la escasez de armas;
temía que la milicia de hombres de color no estuviese lo bastante instruida, y esperaba,
con evidente impaciencia, unos refuerzos pedidos a Francia desde que se había
iniciado el asedio de la Pointe-à-Pitre. Transcurrieron varias semanas, durante las
cuales el tiro enemigo se encarnizó a ratos, con la población. Pero, luego de lo sufrido,
las gentes toleraban lo menos con el leve alivio de encogimiento de hombros, de la
blasfemia o del ademán obsceno elevado en alto.

CAPÍTULO 21: A pesar de su anuncio de una pronta ofensiva sobre la Basse-Terre,


Víctor Hugues vacilaba en emprenderla. Acaso se arredraba ante la escasez de armas;
temía que la milicia de hombres de color no estuviese lo bastante instruida, y esperaba,
con evidente impaciencia, unos refuerzos pedidos a Francia desde que se había
iniciado el asedio de la Pointe-à-Pitre. Transcurrieron varias semanas, durante las
cuales el tiro enemigo se encarnizó a ratos, con la población. Pero, luego de lo sufrido,
las gentes toleraban lo menos con el leve alivio de encogimiento de hombros, de la
blasfemia o del ademán obsceno elevado en alto.

CAPÍTULO 22: Cuando el viejo camisardo Loeuillet supo que tendría que imprimir
textos en castellano se percató con espanto, que no había traído «eñes» en sus cajas
de tipos. «¿A quién se le ocurre figurar ese sonido en una letra disfrazada? —decía,
furioso consigo mismo—. ¿Se imaginan que una noble y majestuosa palabra como
“Cygne” pueda escribirse “Ciñe”?» El hecho de que no hubiese sido advertido, además,
demostraba la desorganización y el desorden en que vivían los hombres que
pretendían gobernar el mundo: «¡No se les ocurre pensar que en castellano se usan
tildes! —clamaba—. ¡Partida de ignorantes!» Al fin resolvió que las tildes serían
sustituidas por acentos circunflejos, recortados de otras letras, lo cual complicaría
considerablemente el trabajo de composición.

CAPÍTULO 23: Con casi femenina ternura dolíase Esteban de la creciente soledad de
Víctor Hugues. Seguía el Comisario desempeñando su papel con implacable rigor,
apurando a los tribunales, sin dar tregua a la guillotina, remachando retóricas de ayer,
dictando, editando, legislando, juzgando, metido en todo, pero quien bien lo conocía se
daba cuenta de que su excesiva actividad era movida por un recóndito deseo de
aturdirse. Sabía que muchos de sus más obedientes subordinados soñaban con ver
llegar el papel sellado que trajera el decreto de su destitución copiado por pluma de fiel
amanuense.

CAPÍTULO TERCERO:

CAPÍTULO 24: En un vasto júbilo de salvas, banderas tricolores, músicas


revolucionarias, comenzaron a salir las pequeñas escuadras del puerto de la Pointe-à-
Pitre. Esteban, luego de holgarse por última vez con Mademoiselle Athalie Bajazet y de
morderle los pechos con una ferocidad que mucho debía al rencor, le había amoratado
las nalgas a bofetones —tenía el cuerpo demasiado lindo para que pudiera pegársele
en otra parte— por soplona y policía, dejándola gimiente, arrepentida y, acaso por vez
primera, realmente enamorada.
CAPÍTULO 25: Después de mucho asustarse en el primer zafarrancho, yendo a buscar
amparo en lo más hondo de la nave —su indispensable condición de escribano lo
autorizaba a ello—, Esteban advirtió pronto que el oficio de corsario, tal como lo
entendía el Capitán Barthélemy, jefe de la escuadrilla, era, en lo corriente, de pocas
peripecias. Cuando se topaba con un bastimento poderoso y bien artillado, seguía de
largo sin sacar los colores de la República. Cuando la presa era posible, cerrábanle el
paso las embarcaciones ligeras, en tanto que el brick disparaba un cañonazo de
advertencia. La bandera enemiga era arriada sin resistencia, en señal de sumisión.
Barloábanse las naves, saltaban los franceses a la otra, y se procedía a reconocer la
carga. Si era de poca monta, se tomaba cuanto fuera útil —incluyendo el dinero y
pertenencias personales de la tripulación intimidada— y traíase al Ami du Peuple lo que
sirviera. Luego se devolvía la nave al humillado capitán, que proseguía su rumbo o
regresaba al puerto de procedencia para reportar su desventura.

CAPÍTULO 26: En pocos meses, el corso revolucionario se fue transformando en un


negocio fabulosamente próspero. Cada vez más audaces en sus correrías, alentados
por sus éxitos y beneficios, ansiosos de capturas mayores, los capitanes de la Pointe-
à-Pitre se aventuraban más lejos —hacia la Tierra Firme, la Barbados o las Vírgenes—
no temiendo mostrarse en las cercanías de islas donde bien podía salirles al encuentro
una escuadra de temible estampa. A medida que transcurrían los días, iban
perfeccionando sus técnicas. Renovando las tradiciones corsarias de antaño, preferían
los marinos navegar en escuadrillas de embarcaciones pequeñas —balandras, cúters,
goletas de buena andana— fáciles de manejar y de ocultar, rápidas en la fuga,
acosantes en la caza, a tripular grandes bastimentos de una lenta maniobra —de fácil
blanco para la artillería adversa, y la británica en particular, cuyos cañoneros diferían
de los franceses en la táctica de no tratar de desarbolar, sino de pegar en la madera
del casco, cuando la ola hacía descender las bocas de fuego, apuntándose a lo seguro.

CAPÍTULO 27: Transcurrieron varios meses en los mismos afanes y quehaceres.


Barthélemy, que iba siempre a lo seguro y afrontable, sin dárselas de azote de los
mares, tenía un providencial olfato para dar con la presa peor defendida y mejor
cargada. Fuera de un feo encuentro con un buque danés, de Aliona, cuya tripulación se
defendiera con brío, negándose a arriar la bandera y embistiendo las naves que se
atravesaban en su paso, la escuadrilla llevaba una vida apacible y próspera, con un
escribano sin madera de héroe, muy metido en lecturas, a quien los demás, por broma,
invitaban a esconderse en las calas apenas avistábase una chalupa pesquera. Pero
ahora L’Ami du Peuple, tenido en continua andana, regresando un día para salir al otro
—pues el demonio del lucro se había apoderado de su capitán, estimulado por la vista
de tantos colegas rápidamente enriquecidos— daba muestras de agotamiento. Bastaba
con cualquier mal tiempo para que la nave se volviera femenina y quejosa, azorrada y
renqueante. Chillaba por todas sus tablas.

CAPÍTULO 28: El 7 de Julio de 1798 —para ciertos hechos no valían las cronologías
del Calendario Republicano— los Estados Unidos declararon la guerra a Francia en los
mares de América. Fue como un trueno que retumbara en todas las cancillerías de
Europa. Pero la próspera, voluptuosa y ensangrentada isla de Nuestra Señora de
Guadalupe ignoró durante largo tiempo una noticia que había de cruzar dos veces el
Atlántico para alcanzarla. Cada cual seguía en lo suyo, quejándose a diario de un
verano que, aquel año, resultaba particularmente caluroso. Algún ganado murió a
causa de una epidemia; hubo un eclipse de luna, la banda del Batallón de Cazadores
Vascos dio algunas retretas y se produjeron algunos incendios en los campos a causa
de un sol que había resecado demasiado los espartos. Víctor Hugues sabía que el
despechado General Pelardy hacía cuanto le era posible por desacreditarlo ante el
Directorio, pero el Agente, pasadas las angustias de otros días, se tenía por
insustituible en su cargo.

CUARTA PARTE:

CAPÍTULO 29: Cuando Esteban, cansado de andar de la Puerta de Remire a la Plaza


de Armas y de la Calle del Puerto a la Puerta de Remire, se sentó en un cipo
esquinero, descorazonado por cuanto había visto, tuvo la sensación de haber caído en
el asilo de locos de The Rake’s Progress. Todo, en esta ciudad-isla de Cayena, le
resultaba inverosímil, desquiciado, fuera de lugar. Era cierto, pues, lo que le habían
contado a bordo de la Venus de Medicis. Las monjas de Saint-Paul-de-Chartres,
encargadas del hospital, iban por las calles con el hábito de su orden como si nada
hubiese ocurrido en Francia, velando por la salud de revolucionarios que no podían
prescindir de sus servicios. Los granaderos —váyase a saber por qué— eran todos
alsacianos de hablar pastoso, tan inadaptados al clima que no acababan sus caras de
largar erupciones y furúnculos a todo lo largo del año.

CAPÍTULO 30: Pocos días bastaron a Esteban para advertir que Víctor Hugues se
había mostrado harto optimista al decirle que el viaje de Cayena a Paramaribo, en tales
momentos, era una empresa fácil. Jeannet, envidioso de la prosperidad de la
Guadalupe, también tenía sus corsarios: pequeños patrones rapaces, sin el empaque
ni la talla de un Antoine Fuët, que se arrojaban sobre cualquier embarcación solitaria o
extraviada, justificando el nombre de «Guerra de los Brigantes» con que los
norteamericanos denominaban ya la acción marítima de los franceses en el Caribe. Y,
para procurarse dinero, Jeannet vendía en Surinam, a cualquier precio, lo que tales
gentes le traían. Por lo mismo, sólo otorgaba a hombres de su confianza, partícipes de
sus negocios, los salvoconductos necesarios para pasar a tierra holandesa. Explicaba
su rigor afirmando que con ello se evitaban fugas de deportados —como las que
habían tenido lugar meses antes, gracias a la complicidad de algún enemigo del
régimen.

CAPÍTULO 31: La deportación, era muy cierto, había transformado Sinnamary en un


rarísimo lugar, que tenía algo de irreal y dé fantástico, dentro de la sórdida realidad de
sus miserias y purulencias. En medio de una vegetación de los orígenes del mundo,
aquello era como un Estado Antiguo, asolado por la peste, transitado por los entierros,
cuyos hombres, vistos por un Hogarth, animaran una perenne caricatura de sus oficios
y funciones. Ahí estaban los Sacerdotes, con sus libros prohibidos nuevamente
sacados a la luz, que ahora celebraban sus misas en la Catedral de la Selva: casa
colectiva de indios, cuya sala común tenía algo de nave gótica, con sus empinadas
vigueterías, sosteniendo una alta techumbre de hojas de palmera.

CAPÍTULO 32: Había algo de la dignidad de un rey destronado en la deferencia algo


distante con que el Terrible de otros días recibió los envíos de Víctor Hugues. No
pareció interesarse mayormente por saber lo que contenían los bultos ni las cajas
lacradas, brindando a Esteban un puesto en su mesa y una cama —prudentemente
calificada de «lacedemonia»— para pasar la noche. Preguntó luego si en la Guadalupe
se tenían noticias que no hubiesen llegado a «esta sentina del mundo» que era
Cayena. Y al enterarse que Víctor Hugues había sido llamado a París para rendir
cuentas de su gobierno, se puso de pie, montando en repentina cólera: «¡Eso!... ¡Eso!
Los cretinos aniquilarán ahora a quien impidió que la isla se volviese una colonia
inglesa. Ahora perderán la Guadalupe, en espera de que la pérfida Albión les arrebate
esta Guayana.»

CAPÍTULO 33: Aquel mes de octubre —un octubre aciclonado, con violentas lluvias
nocturnas, calores intolerables en las mañanas, súbitas borrascas de mediodía que no
hacían sino espesar el bochorno con evaporaciones olientes a barro, a ladrillo, a ceniza
mojada— fue de constante crisis moral para Esteban. La muerte del Abate Brottier,
derribado durante una breve permanencia en Cayena, por obra de alguna peste traída
de Sinnamary, lo afectó en grado sumo. El joven había puesto algunas esperanzas en
las posibles influencias del activo y desenvuelto eclesiástico para hallar el modo de
pasar a Surinam.

CAPÍTULO 34: Veíalos flotar Esteban, hacia Trinidad, Tobago o las Granadinas,
dibujados en negro sobre estremecidas fosforescencias, como las largas, larguísimas
barcas, que no hacía tantos siglos hubiesen salido por estos mismos rumbos, en busca
de una Tierra Prometida. En aquella Edad de Piedra —tan reciente y tan actual para
muchos, no obstante— el Imperio del Norte era la obsesión de cuantos se reunían, de
noche, en torno a las hogueras. Y, sin embargo, era bien poco lo que de él se sabía.
Los pescadores tenían sus noticias de boca de otros pescadores, que las tenían de
otros pescadores de más lejos y más arriba, que las tenían a su vez de otros más
remotos. Pero los Objetos habían viajado, traídos por trueques y navegaciones sin
número. Estaban ahí, enigmáticos y solemnes, con todo el misterio de su factura. Eran
piedras pequeñas —¿y qué importaba el tamaño?— que hablaban por sus formas;
piedras que miraban, que desafiaban, que reían o se crispaban en extrañas muecas,
venidas de la tierra donde había explanadas inmensas, baños de vírgenes,
edificaciones nunca vistas. Poco a poco, de tanto hablar del Imperio del Norte, los
hombres fueron adquiriendo sobre él derecho de propiedad.

QUINTA PARTE:

CAPÍTULO 35: «¡Tú! —había exclamado Sofía al ver aparecer aquel hombre
ensanchado, acrecido, de manos duras y descuidadas, ardido por el sol, que, como los
marineros, cargaba sus muy escasas pertenencias en unas alforjas de lona, colgadas
del hombro—. ¡Tú!» Y lo besaba a boca llena, en las mejillas mal rasuradas, en la
frente, en el cuello. «¡Tú!», decía Esteban, asombrado, estupefacto ante la mujer que
ahora abrazaba, tan mujer, tan firme y hecha, tan distinta de la mozuela de caderas
estrechas cuya imagen había llevado en la mente —tan diferente de aquella que
hubiese sido demasiado madre-joven para ser una prima, demasiado niña para ser
mujer: la asexuada compañera de juegos, aliviadora de sus crisis, que fuese la Sofía de
antaño. Miraba en torno suyo, ahora, redescubriéndolo todo, pero con la incontrariable
sensación de ser un extraño. Él, que tanto había soñado con el instante del regreso, no
sentía la emoción esperada. Todo lo conocido —lo harto conocido— le era como ajeno,
sin que su persona volviese a establecer un contacto con las cosas.

CAPÍTULO 36: Había empezado su relato con tono risueño, recordando contradictorias
peripecias de la travesía de Port-au-Prince a Francia, en aquel barco atestado de
refugiados que resultaron ser masones casi todos, miembros de un Club de Filadelfos
muy poderoso en Saint-Domingue. Era pintoresco, en verdad, ver a tantos filántropos,
amigos del chino, del persa y del algonquino, prometiéndose los más tremebundos
escarmientos para cuando, ya aplastada la sublevación de negros, les tocara proceder
a ciertos ajustes de cuentas con algunos servidores ingratos que fueran los primeros en
arrimar la tea a los edificios de sus haciendas. Luego narraba Esteban en tono zumbón
sus «huronadas» de París, sus sueños, y esperanzas, andanzas y experiencias,
citando anécdotas: la de aquel ciudadano que pretendía hacer erigir, en la frontera de
Francia, un monumento colosal, dotado de un simbolismo tan terriblemente agresivo —
con un gigante de bronce cuyo solo rostro debía infundir el pavor— que los Tiranos, al
verlo, retrocederían con sus ejércitos amedrentados; de aquel otro que, en momentos
de peligro nacional, había hecho perder tiempo a una asamblea señalando que el título
de «Ciudadana», dado a las mujeres, tenía el defecto de dejar en sombras la
inquietante cuestión de saber si era «señorita» o no; contaba cómo el Misántropo había
sido dotado de un desenlace revolucionario, con el regreso de un Alcestes
repentinamente reconciliado con el género humano; se mofaba del éxito enorme
logrado en Francia, después de su partida, por una novela que lo había alcanzado en la
Guadalupe: el Emilito, donde un niño del pueblo, llevado a Versalles, se enteraba con
asombro de que también el Delfín hacía tá-tá... Quería conservar el buen humor, pero,
poco a poco, los hechos, los espectáculos recreados por las palabras, se iban pintando
con tintas más sombrías. El rojo de las escarapelas pasaba al encarnado oscuro. Al
Tiempo de los Árboles de la Libertad había sucedido el Tiempo de los Patíbulos. Hubo
un momento impreciso, indeterminable, pero tremendo, en que se operó un trueque de
almas; quien la víspera fuese manso, amaneció terrible; quien no había pasado de la
retórica verbal empezó a firmar sentencias.

CAPÍTULO 37: Transcurrían los días sin que Esteban se resolviera a iniciar su trabajo
en el almacén. «Mañana», decía, como para excusarse ante quienes nada le habían
exigido. Y mañana se daba a vagar por la ciudad, o cruzando la bahía en algún bote,
iba a la villa de Regla. Allí había melados fuertes y sangrías peleonas en los
mostradores de cochinillos asados que le recordaban los bucanes de otros días. En un
apartadero marino, arrimados unos a otros como mendigos en noche de invierno,
verdecían los veleros inservibles, desechados por viejos y renqueantes, siempre
mecidos por un manso oleaje que les calaba las bordas agujereadas, cubiertas de
lapas y algas violáceas. Aún quedaban, en alguna parte, las ruinas de barracones
donde estuvieran confinados, durante meses, los jesuitas expulsados de los Reinos de
España, traídos por el camino de Portobello, desde sus remotos conventos andinos.
Los vendedores de plegarias, de exvotos, de objetos de brujería —imanes, azabaches,
hierros y corales— ejercían libremente su comercio. Allí cada iglesia cristiana tenía
alguna iglesia cimarrona, consagrada a Obatalá, Ochum o Yemayá, detrás de la misma
sacristía, sin que ningún párroco pudiese protestar por ello, puesto que los negros
libertos reverenciaban a sus viejos dioses del África en la figura de las mismas
imágenes que se erguían en los altares de los templos católicos. A veces, de regreso,
entraba Esteban en el Teatro del Coliseo, donde una compañía española animaba, en
compás de tonadilla, un mundo de majos y chisperos evocador del Madrid cuyos
caminos le hubiesen sido cerrados por la guerra.

CAPÍTULO 38: El enfermo seguía luchando. Era imposible pensar que aquel hombre
pálido y frágil, con trazas de cabo de raza, tuviese tales reservas de vitalidad. Tenido
ya en casi perpetua asfixia, devorado por la fiebre, le quedaban fuerzas aún para
clamar, en sus delirios, que rehusaba la muerte. Varias veces, Esteban había visto
morir a un indio, a un negro: para ellos las cosas ocurrían de muy distinta manera. Se
postraban sin protestas, como bestias malheridas, cada vez más ajenos a cuanto les
rodeaba, cada vez más deseosos de que los dejaran tranquilos, como resignados de
antemano a la derrota final.

CAPÍTULO 39: Una noche en que Carlos y Sofía estaban ausentes de la Casa por
asistir a alguna ceremonia de su Logia Andrógina, Esteban, algo resfriado, se instaló en
el salón, con un gran vaso de ponche al alcance de la mano, para leer una vieja
recopilación de pronósticos y profecías, publicada medio siglo antes por Torres
Villarroel, el Gran Piscator de Salamanca. Asombrábase al descubrir que quien se
jactara, para mejor venta de sus almanaques, de ser doctor en Crisopeya, Mágica,
Filosofía Natural y Transmutatoria hubiese anunciado, en términos de una escalofriante
exactitud, la caída del Trono de Francia: Cuando los mil contarás con los trescientos
doblados y cincuenta duplicados, con los nueve dieces más, entonces, tú lo verás,
mísera Francia, te espera tu calamidad postrera con tu Rey y tu Delfín y tendrá
entonces su fin tu mayor gloria primera.

CAPÍTULO 40: Ahora permanecía en una esquina próxima al muelle, indeciso,


avergonzado de su derrota. Mascullaba las frases que hubiese debido decir y que no
habían salido de sus labios. El buque estaba ahí, muy cerca, rodeado de hachones,
con algo maléfico en su nocturnal estampa. La sirena de la proa, con su doble cola
pegada a las bordas, salía de las sombras, a veces, cuando algún farol iluminaba su
rostro de máscara funeraria, como sacada de un sepulcro. Esteban se sintió lleno de
palabras impronunciadas, que volvían a ordenarse en discursos, reconvenciones,
advertencias, reproches, violencias que llegaban al insulto y en el insulto se detenían,
tras de ciertos vocablos supremamente infamantes, más allá de los cuales quedaba el
idioma agotado. Si ella soportaba la andanada verbal a pie firme —y en su carácter
estaba hacerlo— quedaría el hombre tan inerme como antes. Ahora los malos
propósitos iban apareciendo. Eran las ocho.

PARTE SEXTO:

CAPÍTULO 41: Las olas venían del sur, quietas, acompasadas, tejiendo y destejiendo
el tejido de sus espumas delgadas, semejantes a las nervaduras de un mármol oscuro.
Atrás habían quedado los verdes de las costas. Navegábase ahora en aguas de un
azul tan profundo que parecían hechas de una materia en fusión —aunque hibernal y
vidriosa—, movidas por un palpito muy remoto. No se dibujaban criaturas en aquel mar
entero, cerrado sobre sus fondos de montañas y abismos como el Primer Mar de la
Creación, anterior al múrica y al argonauta. Sólo el Caribe, pululante de existencias, sin
embargo, cobraba a veces un tal aspecto de océano deshabitado. Como urgidos por un
misterioso menester, los peces huían de la superficie, hundíanse las medusas,
desaparecían los sargazos, quedando solamente, frente al hombre, lo que traducía en
valores de infinito: el siempre aplazado deslinde del horizonte; el espacio, y, más allá
del espacio, las estrellas presentes en un cielo cuyo mero enunciado verbal recobraba
la aplastante majestad que tuviera la palabra, alguna vez, para quienes la inventaron —
acaso la primera inventada después de las que apenas empezaban a definir el dolor, el
miedo o el hambre.

CAPÍTULO 42: Sofía descubría, maravillada, el mundo de su propia sensualidad. De


pronto, sus brazos, sus hombros, sus pechos, sus flancos, sus corvas, habían
empezado a hablar. Magnificado por la entrega, el cuerpo todo cobraba una nueva
conciencia de sí mismo, obedeciendo a impulsos de generosidad y apetencia que en
nada solicitaban el consentimiento del espíritu. Regocijábase el talle al sentirse preso;
apretaba la piel su estremecido contorno en la mera adivinación de un acercamiento.
Sus cabellos, sueltos en las noches del júbilo, eran algo que ahora también podía darse
a quien los tomaba a manos llenas. Había una suprema munificencia en ese don de la
persona entera; en ese «¿qué puedo dar que no haya dado?», que en horas de
abrazos y metamorfosis llevaba al ser humano a la suprema pobreza de sentirse nada
ante la suntuosa presencia de lo recibido; de verse tan colmado de ternura, de fuerzas
y alborozos, que la mente quedaba como fundida ante el miedo de no tener con qué
responder a tan altos presentes.

CAPÍTULO 43: Como un largo y tremebundo trueno de verano, anunciador de los


ciclones que ennegrecen el cielo y derriban ciudades, sonó la bárbara noticia en todo el
ámbito del Caribe, levantando clamores y encendiendo teas: promulgada era la Ley del
30 Floreal del Año X, por la cual se restablecía la esclavitud en las colonias francesas
de América, quedando sin efecto el Decreto de 16 Pluvioso del Año II. Hubo un
inmenso regocijo de propietarios, hacendados, terratenientes, prestamente enterados
de lo que les interesaba —tan prestamente que los mensajes habían volado por sobre
los barcos—, al saberse, además, que se regresaría al sistema colonial anterior a 1789,
con lo cual se acababa de una vez con las lucubraciones humanitarias de la cochina
Revolución.

CAPÍTULO 44:Proseguían los trabajos entre polvos y lodos. Cansada de oír las
piquetas y las sierras, las poleas y mazos, hasta los confines de la hacienda, Sofía se
encerró en la casa, tras de un despliegue de cortinas recién colgadas, de chales
abiertos sobre ventanas, de biombos y paravanes usados a modo de murallas, de
recintos, en aquella propiedad invadida por los guardias y centinelas desde que estaba
entregada a la confusión de dialectos de las negradas. Sentada en lo alto de una
escalera de mano, echada sobre alguna alfombra, acostada sobre la fresca caoba de
una mesa, había leído toda la literatura encontrada en la biblioteca, desechando
tratados que nada le decían por la voz de sus álgebras, geometrías y estampas
demasiado cargadas de alusiones científicas, cuyos personajes llevando una «A», o
una «B» sobre el lomo, se inscribían en figuras de teoremas que acaso los relacionara
con la trayectoria de los astros o los portentosos fenómenos de la electricidad.

CAPÍTULO 45: Se decía que los soldados de la Campaña de Egipto, furiosos por verse
sacados de Francia, habían querido exterminar la población de la colonia para
apoderarse de ella; que elaboraban untos, líquidos, grasas maceradas con materias
inmundas, con los cuales marcaban las fachadas de las casas a donde querían llevar la
contaminación. Todas las manchas se hicieron sospechosas. Quien, de día, pusiera la
mano en una pared, dejando en ella la huella de un sudor, era apedreado por los
transeúntes. Por llevar los dedos demasiado negros y pringosos, un indio fue matado a
palos, una madrugada, por gentes que velaban un cadáver. Aunque los médicos
afirmaran que el daño no era semejante al de la peste, dieron todos por llamarlo «el
azote de Jaffa». Y en espera de él —tarde o temprano llegaría—, la lujuria se hizo una
con el miedo.

PARTE SÉPTIMO:

CAPÍTULO 46: Un concertado jaleo de tacones pegaba recio, a compás de guitarras,


en el suelo del piso principal, cuando el viajero, sacando un brazo aterido del hato de
mantas escocesas que lo envolvían, alzó el pesado martillo del aldabón con figura de
Dios de las Aguas que adornaba la gran puerta que daba a la calle de Fuencarral.
Aunque el toque retumbara adentro, como un disparo de trabuco, arreció el alboroto de
arriba con la añadidura de una trasnochada voz de sochantre que en vano trataba de
agarrar la tonada cabal del Polo del Contrabandista. Pero la mano, ardida por el bronce
quemante de tanto frío, seguía golpeando, a la vez que un pie calzado de espesas
botas pegaba en la madera de la puerta, haciendo caer morcellas de cierzo sobre la
piedra helada del umbral. Al fin crujió un batiente, movido por un fámulo de aliento
avinado que arrimó la luz de un candil a la cara del viajero. Al ver que la cara se le
parecía a la del retrato que arriba colgaba de un testero, el criado, sobrecogido

2.- Ficha lexical:


 PALUDICA: De los terrenos pantanosos o relacionado con ellos.
 BARTOLINA: Calabozo oscuro y estrecho.
 GAZNATADA: Golpe que se da con la mano abierta.
 MIOPE: Que no tiene la suficiente capacidad o perspicacia para ver las
cosasque son muy claras y fáciles de entender o para darse cuenta de algún
asunto.
 RESTALLAR: Producir [una cosa, como un látigo o algo que estalla con
pocafuerza], un ruido súbito, seco y sonoro.
 MAZMORRA: Lugar o celda subterránea y oscura en una fortificación donde
seencerraba a los presos.
 MONTEPIO: Fondo o depósito de dinero creado a partir de los descuentos
en los sueldos de las personas que pertenecen a un determinado cuerpo o
profesión y destinado a proporcionar pensiones o ayudas a sus miembros o
familiares.
 ACEZOSO: Jadeante, que respira con dificultad.
 OBLICUA: Que está en una posición media entre la vertical y la horizontal.
 REBOZO: Parte de la capa, el manto y otras prendas de vestir que permite
cubrirse la cara.
 FUSTAN: Tela gruesa y algo burda de algodón, afelpada por una de sus
caras; se utiliza principalmente para prendas de abrigo y prendas de vestir
corrientes.
 ALMIDONADO: Que ha sido planchado o preparado con almidón.
 RECONDITO: Que está muy escondido, reservado y oculto.
 BARRILETE: Instrumento de carpintero en forma de siete con que se
asegura la pieza que se labra o trabaja.
 GENDARME: Persona con carácter autoritario.
 INERTE: Que carece de vida.
 DENTELLADA: Acto de clavar los dientes, especialmente cuando se hace
con fuerza para atacar o defenderse.
 DILACERAR: Desgarrar, despedazar las carnes. Lastimar, destrozar la
honra, el orgullo, etc.
 COETÁNEAO: Que coincide en edad, plazo o tiempo con otro.
 EPÍGONO: Persona que sigue la enseñanza y modelos de otra,
especialmente la que sigue una escuela o un estilo propio de una generación
anterior.
 ACIAGO, GA: Infaisto, infeliz, de mal aguero.
 ABLUCIÓN: En algunas religiones, purificación ritual por medio del agua: las
abluciones son características de la religión mahometana.
 REBOZO: Parte de la capa, el manto y otras prendas de vestir que permite
cubrirse la cara.
 GALANTERÍA: Hecho o dicho educado y cortés que tiene como objetivo
agradar o conquistar a una mujer:
 MORTECINO,NA:Apagado,sin vigor.
 FANO, NA:Adj. [Cuerpo] a través del cual pasa la luz casi en su totalidad.
 ESBIRRO:Persona pagada por otra para que lleve a cabo acciones violentas
en su lugar.
 PATÍBULO:Tablado o lugar para ejecutar la pena de muerte.
 DESCASTADO, DA:Ingrato o poco cariñoso con los parientes y amigos.
 SACRÍLEGO,GA:Del sacrilegio o relativo a él.

3.- Personaje principal:


Sofía: Es la visión femenina de la obra. La mujer que intenta comprender y descubrir la
verdad, que siempre intenta romper con su mundo, para llegar a otro que también la
decepciona… Conocemos muchos rasgos de su manera de sentir, de ver el mundo, de
pensar o de opinar sobre otros personajes gracias al estilo indirecto libre que utiliza el
escritor. Yo creo, que Sofía es la más “revolucionaria” del libro, siempre fiel y tenaz con
sus ideales, que no abandona nunca, y la más rebelde. Cuando se ve encerrada, sin
posibilidad de mejorar, de hacer “algo”, inicia una rebelión que la lleva hasta otro lugar,
y así, hasta su muerte, donde se siente, realmente, orgullosa de sí misma ya que cree
que está haciendo algo por el mundo y para el mundo.

4.- Personajes secundarios:


 Esteban: Es el primo de Sofía. Se deja llevar por los ideales de Víctor Hugues,

los mismos que le llevan a las ideas revolucionarias de fraternidad, igualdad y


libertad. En toda la obra, intenta luchar por estos ideales, pero se ve derrotado
en un mundo al que no puede cambiar. Además, su desesperanza y su
frustración vienen dados, en gran parte, por los cambios ideológicos de Víctor
Hugues. Impotente, regresa a casa con su prima y la descubre muy cambiada, él
nunca llega a comprenderla hasta que ella se deja ver, y es entonces, cuando
descubre a la verdadera Sofía, y se da cuenta realmente de quien es y cual es el
motivo de su lucha.
 Víctor Hugues: Es el comerciante que les lleva las ideas de la revolución.
Aunque parece muy convencido por estas, en realidad, sólo es una maniobra
política. Es un comerciante, pero, sin embargo, como político, actuará siempre
siguiendo las corrientes que se “llevan”, dejándose llevar por el poder y por
ideales que él mismo rechazaba. Lo único que mantiene durante toda la obra, es
su pasión por Sofía.
 En la obra hay un gran número de personajes secundarios. Y estos, se ordenan,
a su vez, de más a menos importantes. Me limitaré a nombrar algunos: Carlos
(el hermano de Sofía), el Albacea (quien los ayudaba en asuntos de negocios
poco después de faltar su padre), Remigio, Rosaura, el Doctor Ogé, el capitán
Caleb Dexter, José Marchena, Martínez de Ballesteros, Abate Brottier, Billaud-
Varennes, Sieger, Brissot, Antonio Fuët, Barthelemy… etc

5.- Tema principal:


La revoluciónfrancesa en las Antillas, y la evolución ideológica de los personajes.

6.- Temas secundarios:


 Valentia.
 Comerciante Victor Hugues.
 Racismo.
 Sofìa casada de la religión.
 Mundo político de la Revolución.

7.- Lengua utilizada: Coloquial.

8.- Figuras literarias:


 Asindetón: Página 6

Detrás de él, en acongojado diapasón, volvía el Albacea a su recuento de responsos,


crucero, ofrendas, vestuario, blandones, bayetas.

 Polisíndeton: Página 6

bayetas y flores, obituario y réquiem —y había venido éste de gran uniforme, y había
llorado aquél, y había dicho el otro que no éramos nada...— y sin que la idea de la
muerte acabara de hacerse lúgubre a bordo de aquella barca que cruzaba la bahía bajo
un tórrido sol de media tarde.

 Exclamación: Página 11

¡Cuántas porquerías!

 Interrogación: Página 14

¿Dónde aprendiste eso?

 Metáfora: Página 174.

“Desnudo el pecho en el lugar del corazón”

 Comparacion: Página 133

“Una techumbre lateral de la casa largaba las tejas como un puñado de naipes”,
página 133

 Epítetos: Página 159.

“Un olor universal”,

 Personificaciones: Página 341.

“La casa olía a enfermedad”.

 Concatenación: Página 23

Descubrí el gusto de la muerte; y la muerte sabe amarga porque es nacimiento, porque


es miedo e incertidumbre ante una aterradora renovación.

 Hipérbole: Página 24

Sus ojos malvados lanzaban destellos diabólicos.


9.-Estilo literario: Elegante, florido

10.- Idea central:


La revolución francesa.

11.- Lugares:
Los espacios son muy variados.Pasamos de espaciosconcretoscomo la casa o el
Almacén, a otrosmásgenerales, como Cayena, La Habana… Siempre, pero, con
undenominadorcomún, lasAntillas.

12.- Organización del contenido:


Obra original: Editorial Oveja Negra.
Capítulo primero:
II - XI
Capítulo segundo:
XIII – XXIII
Capítulo tercero:
XXV- XXVIII
Capítulo cuarto:
XXX – XXXIV
Capítulo quinto:
XXXVI- XLI
Capítulo sexto:
XLIII
Capítulo séptimo:
ACERCA DE LA HISTORIA DE VÍCTOR HUGUES.

D.- CRÍTICA Y VALORACIÓN:

1.- Valores:

El amor: el viejo comisario cuidaba de la presentación de sus páginas con amor del
buen artesano.
Solidaridad: el viejo comisario lamentando la carencia de un colofón del artesano San
Andres.

Trabajo: Víctor Hugues le iba bien en su trabajo.

Fe: Juan El teólogo.

Altruismo: Janet cuando pegó en las paredes de Cayena que los negros deben ser
libres no esclavos

2.- Instituciones:

Ministerio del trabajo: Menciona a albañil.

Ministerio de defensa: Menciona la guerra de Europa.

Marina de guerra: Nave norteamericana

Morgue: Menciona funeral.

Ministerio de economía: Administración de un negocio de Remigro

E.-BIBLIOGRAFÍA:
 Blogspot:http://tonynader.blogspot.com/2011/12/estilo-y-temas.html
 Wikipedia:https://es.wikipedia.org/wiki/Alejo_Carpentier
 Cubanet:https://www.cubanet.org/htdocs/CNews/y08/may08/19inter_7.html
 Cubadebate:http://www.cubadebate.cu/opinion/2011/09/07/la-sociedad-cubana-
tras-medio-siglo-de-cambios-logros-y-reveses/#.W90mRdThDwc
 FidelCastro:https://es.wikipedia.org/wiki/Fidel_Castro#El_enfrentamiento_con_B
atista
 Libro de comunicación.
 Libro de historia
 Cuaderno de comunicación.
 Diccionario Norma.

 Diccionario de las ciencias de la educación.


F.- ANEXOS O APÉNDICE:
G.-CONCLUSIONES:
 El Siglo de Las Luces, es una novela histórica que corresponde a la Revolución
Francesa. Tiene un alto contenido literario y de ficción mezclado con hechos
históricos y verídicos.
 El escritor utiliza un léxico muy variado y rico, lleno de figuras retóricas y además
utiliza un registro bastante adecuado para la comprensión del texto, aunque,
para personas con un bajo nivel de lectura puede ser excesivamente complejo
 La he leído con mucho interés porque narra acontecimientos de los cuales tenía
una idea general, y de esta manera, me ha ayudado a comprender qué pasó
realmente.
 Esta novela puede ser incluida dentro de la llamada Nueva Novela Histórica,
expresión acuñada por el crítico literario Seymour Menton, pues la historia no
está contada desde la perspectiva de los personajes que han tenido
protagonismo histórico ni desde el punto de vista canónico establecido por la
Historiografía, sino que el relato se construye desde la visión de personajes
comunes y corrientes que no han sido registrados por la historia oficial. Es decir,
la relación de los hechos se hace a partir de la voz del "otro", de quienes no
aparecen en los registros históricos, y no desde la "voz oficial".
 La guillotina, un elemento característico de la Revolución Francesa, participa
activamente en esta novela pues aparece de manera constante a lo largo de ella
denominada simplemente como la "Máquina".

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