Batería de Poetas Avanzadoras

Mujeres jóvenes en la
construcción del socialismo
Batería de Poetas Avanzadoras
“Soñar no es solo un acto político necesario, sino también
una connotación de la forma histórico-social de estar
siendo mujeres y hombres… No hay cambio sin sueño,
como no hay sueño sin esperanza”
Paulo Freire
Rosa H. Anca H.
Partimos de la “célebre” frase detrás de todo gran hombre, hay una gran mujer, para justificar nuestra
invisibilización; hoy y siempre. Somos nosotras quienes estamos obligadas a recuperar del olvido, de la
historiografía tradicionalista y patriarcal a la mujer en su papel de lucha sostenida a lo largo de la historia.
No solo son quinientos y más años de resistencia, sino estos catorce mil años de batallas continuadas en
el proceso de construcción, mantenimiento y gestación del ser humano. Se nos hace creer que somos
prolongaciones de otros cuerpos, sombras, sin voz , solo se nos percibe como la “paridora oficial” , para
ser utilizadas en eventos, agasajos. ¿Dónde está la mujer guerrera, curandera, cazadora, agricultora,
yerbatera, artesana, tejedora, carpintera, poeta, científica, militar? ¿Acaso la cotidianidad en la crianza,
en el cuidado del ser, de las hijas e hijos, no tiene valor por estar confinada al espacio doméstico? ¿O es que
se ve como algo “natural” el estar esclavizada en torno al fogón? Ese servicio de dobles y triples jornadas,
sojuzgada por el sistema capitalista y el patriarcado nos somete con sus relaciones asimétricas y perversas
de dominación, como esa frase o perlita que apunta a la autoestima o mejor dicho, al consumismo, al decir
“somos el país de las mujeres más bellas del planeta”… ¿De qué mujer se estará hablando? Expresión de
fina sutilidad que va directo al ego y alimenta narcisismos y por supuesto, da mayor fuerza a la inmadura
conciencia de tantos seres que se identifican con patrones de belleza “oficiales”: 90-60-90, dictados, por
supuesto, por el sistema imperialista contra el que estamos luchando; que yo sepa hasta ahora nadie se
identifica con las indígenas afrocaribeñas, con Yarúa, Urimare, Urquía, Apacuana, Orocomai, Anapuya
o la negra Juana Ramírez, La Avanzadora.
Es imprescindible darnos cuenta, que todo lo hemos obtenido luchando, siendo increíble que en el
plano político-electoral existamos en el país legalmente apenas desde los años cuarenta. Todas nuestras
conquistas han sido realizadas por un contingente de mujeres anónimas y no solo por individualidades,
por personalidades que son resaltadas por la historia tradicional, pues, hoy como ayer seguimos en
resistencia y los logros que no se obtuvieron en cincuenta años de “dictadura democrática”, se han
conseguido en apenas catorce años de este “rrrrégimen”, promovido por el presidente más humanista y
feminista que ha tenido nuestra patria, el Comandante Hugo Chávez Frías, quien creó el Ministerio del
Poder Popular para Asuntos de la Mujer, inicialmente dirigido por María León (la Comandanta Jacinta)
y gracias a las luchas emprendidas y sostenidas por mujeres de la resistencia indígena, heroínas, mujeres
afrodescendientes, mujeres de la vanguardia y de la retaguardia, tal como las luchas de las mujeres en
las baterías de la gesta independentista, es decir de las mujeres troperas o avanzadoras, aquellas que
formaban parte del ejército patriota. Hoy tenemos valiosos contingentes de mujeres en la Misión Madres
del Barrio y en muchas otras misiones sociales, liderando en los consejos comunales, funcionarias de
la Administración Pública tanto en cargos sencillos como de alta jefatura y hasta una Ministra de la
Defensa, pero todavía nos falta obtener mayores niveles de igualdad.
Cuando la bestia del capitalismo está acorralada, igualmente el patriarcado genera más violencia,
oprimiendo a la mujer con su mentalidad machista, depredadora, asesinando a la mujer que lo confronta;
ambos son una llave, pues la conciben como esclava y pocos de ellos se dan cuenta que están a su vez
siendo oprimidos por ese mismo sistema capitalista, casi nadie se escapa de las sutiles o abiertas formas de
manipulación que nos ha convertido en objeto de violencia.
Parecería que ante ese panorama desesperanzador, no habría salida, pero es cuando acude allí el arte, la
cultura, el espíritu de todas nuestras ancestras con sus sueños, penas, partos, dolores, amores y su ardua labor
creativa. Creemos que esa cosmogonía indígena, africana, blanca europea y el habernos conformado en
un ser criollo, mestizo, nos sostiene y nos ha mantenido, internalizando las formas de sentir, vivir, comer y
amar. Consideramos extraordinario que después de estar dormidas, olvidadas, invisibilizadas, hoy, en apenas
catorce años se nos haya despertado toda esa fuerza abrasadora, incendiando conciencias de lo que hemos
sido, de lo que somos y debemos ser. Cuando se atiza el alma, el tiempo cronológico se diluye en imágenes
subjetivas, en estados anímicos retrospectivos al poetizar, danzar al ritmo de los elementos naturales –aire,
fuego, agua, tierra-, a la luz del sol y de la luna, sintiendo los cantos y cuentos de la pachamama o el hablar
de las piedras y todas las memorias que nos traen los ríos habladores (Rimac), los árboles y esa mirada felina,
nerviosa, escurridiza esperando… Las niñas, niños con sus madres cargando flechas, huyen en medio del
humo buscando selva, montañas, cuevas; siempre las montañas cobijando, dando alimentos.
¿Cómo comprendernos entonces si no aceptamos ese pasado común, de nuestros antecesores, blancos
de orilla, afrodescendientes, indígenas que se resistieron a la esclavitud, a las torturas, a las violaciones
continuas de los imperios colonizadores que ayer como hoy no nos perciben como gente, o como dice
Eduardo Galeano que la historia de América Latina y el Caribe ha sido escrita por hombres blancos,
para hombres blandos; es una historia de machos, contadas por machos, para los machos y por lo tanto,
destinada a la perpetuación de los machos? Nos mantiene la resistencia indígena, negra, con sus ritos,
cantos y su eterna rebeldía nos agita la memoria al darnos cuenta que casi toda la historia tradicional está
tergiversada, porque ha visibilizado lo que le ha convenido, “olvidando” a la mujer con sus gestas de lucha y
si la nombra es porque está acompañada de un general o de un mantuano o de un hombre que haya tenido
poder. ¿Dónde está la mujer del pueblo, anónima, quién atendía a los hombres en las batallas, curaba sus
heridas, les cocinaba, además de combatir como un soldado más?
En el caso del mundo del arte, específicamente en la poesía, una poeta también es acosada por el
machismo porque el gremio también es de machos y no comprenden que ella piensa, actúa y para ellos
es simplemente la musa que adoran, la fuente de su inspiración o mejor dicho, de su ego febril. Aún se
mantiene el canon literario patriarcal, casi monolítico, como imposible de horadar, salvo si una se mimetiza
a sus principios asimétricos, a pesar de jugarse en ello la vida.
Desmontar estos paradigmas tradicionales, vejatorios y androcéntricos en principio es una necesidad no
solo para la mujer poeta sino para la humanidad. Esa actitud y forma de pensar en la que el poeta se siente
elegido por fuerzas divinas o a través de su voz habla alguien superior le da pie para creerse dueño de la
palabra y da por sentado de forma natural la inferioridad de la mujer, pues ella es el objeto deseado, pasiva
y es el hombre, el sujeto activo.
Desde la perspectiva de género podemos desmontar la construcción cultural e ideológica que mantiene
esa creencia en la que solo los poetas tienen el don de la palabra y el tramado al nombrar a la poetisa y se
niegan a tratarla como la poeta. El conciliábulo de poetas no dista mucho del mundo jerárquico religioso,
siendo que ellos representan al Todopoderoso, a Dios.
 En esa aparente ingenuidad, reconocimiento (sea gramatical, de género) en el hecho de nombrar a
la poetisa y no a la poeta, existe un trasfondo de dominación y de poder; la palabra nombrada, que da
existencia y conocimiento, también es de la mujer. Es por ello que necesitamos recobrar el poder de la
palabra, generalmente asumida por el género masculino a través de los siglos.
Podemos por tanto reflexionar ¿Es la musa objeto de deseo del poeta o éste la usa para ser poeta?
¿Acepta el poeta a la poetisa y rechaza a la poeta? ¿Es la voz de la poeta y/o poetisa un problema para
la literatura?.
En esta tierra de poetas para nadie es un secreto que el cenáculo cantante lo llevan ellos e incluso
en sus recitales promueven a las “niñas de sus ojos” o sea poetisas signadas por sus bendiciones. Ellas,
todas dulzuras, complacientes, se contraponen a la poeta irreverente, contestataria y transgresora, a
quien tratan de someter de mil y una formas: adulación, enamoramiento, acoso, chisme, amenazas,
humillación, agresión sexual, exclusión.
El poetiso es uno de los mundos que tiene los egos más hinchados y en ellos, el poeta y la poetisa calzan
a la perfección. El poeta ególatra y narcisista necesita poseer más dominio y eliminar cualquier asomo
de competencia y sobretodo, aquel que proviene de una mujer poeta; en cambio, a la musa imaginada,
encarnada, le canta como si fuera la madre creadora, reina del hogar, erótica, llena de naturaleza, de la
madre tierra, etc.
¿Acaso la poeta se debe someter a ese proceso de dulcificación o masculinización y perder la propia
voz, la palabra y el pensamiento para ser aceptada en la tribu?
¿Se debería pasar por la vejación, el dolor y la humillación mental, espiritual y física para acceder a
su “bendición”, para ser reconocida?
En esta bipolaridad sexista la musa del poeta, objeto de veneración, usada para su recreación febril, está
cosificada, vive a la sombra y se realiza a través de Él. Le está negado desear, esta diva es una propiedad,
una hembra complaciente; en cambio, la poetisa es la muy femenina, pasiva, un ser angelical. Ella está de
acuerdo con los códigos patriarcales de los poetas. En cambio, la poeta inconforme y transgresora de los
códigos dominantes es la excluida por excelencia.
¿Cómo revertir esa mirada patriarcal de la poesía hacia la creación del discurso femenino, con una
mirada más intima, incluso subjetiva desde el vasallaje? Existen voces marginales, excluidas y exiliadas
(en casa, en otro país, como sea) que prefieren el anonimato o estar inéditas, que vivir el proceso más
descarnado de la tribu poetril.
En entrevistas realizadas, conversaciones, talleres, siento que es posible hilar discursos de resistencia,
de existencia, dando a conocer con una visión feminista sus reflexiones, testimonios. Es posible ubicarlas,
recoger sus escritos, publicar su escritura despojada.
Creo que la tradición de los poetas mayores representa un culto al machismo y refleja la situación
actual de las mujeres, siendo esto un problema de género. Podemos reconstruirnos a partir de la palabra,
con otra forma de mirar al mundo, otra respiración; con sueños, sentimientos y memoria vivida, trasegada
a palos, tomándola como daga creadora, para desmontar las grandes verdades del poder.
En estos tiempos de transformación huele a mujer, todo está en cuestionamiento. Ya es hora de que
dejemos de hablar de género menor, poeta mayor, poetisa, poetastro, pues los procesos sociales y culturales
se dan también con el empuje de la mujer, desde la cotidianidad.
Desde cualquier punto donde nos encontremos, ese entramado es urdido en pequeños y grandes
colectivos, en el taller de poesía donde es hilada la palabra, o puliendo los pisos, en discusiones, en congresos
y en la crianza de los hijos, tenemos cosas muy diferentes que decir frente a la visión androcéntrica del
mundo.
En este sentido y en el marco de los actos de conmemoración del Bicentenario de la 3ra. Batalla de
Maturín en el Alto de Los Godos, escenificada hace doscientos años en la gesta emancipadora, propusimos
y se concretó finalmente la presencia en Caracas (gracias a la gestión lograda con la Presidencia de la
Casa Nacional de las Letras y al patrocinio del Alcalde Bolivariano José Vicente Maicavares), en el
Décimo Festival Mundial de Poesía, de un grupo de siete mujeres poetas agrupadas bajo la figura de
La Batería de Poetas Avanzadoras, llamadas así en homenaje a Juana Ramírez La Avanzadora, imagen
femenina guerrera, emblemática de lo que representa la mujer monaguense en tantos años de lucha
independentista y hasta la actualidad, siendo Monagas un estado chavista como se demuestra en cada
proceso electoral y en toda convocatoria estadal y nacional a favor del proceso revolucionario.
La Batería de Poetas Avanzadoras realizó, en el Anfiteatro del Eje del Buen Vivir, un Recital-
Conversatorio, abordando lecturas poéticas propias de cada integrante, así como reseñas de las mujeres
con profunda significación en las luchas emancipadoras, relacionando esta participación con su propósito
de promover el conocimiento sobre las mujeres guerreras en la historia monaguense y venezolana.
Tal fue la propuesta que las poetas Daniela Martínez, Yoconda Correa, Carmen Vera, Ana Karina
Martínez, Rosalva Maestre, Elena Asturias y Ana Anka, llevaron a Caracas el día martes 18 de junio de
2013, cuando tomaron parte activa, como colectivo de Monagas, en la celebración del 10mo. Festival
Mundial de Poesía que le rindió tributo a Hugo Chávez, el más nuestro de los nuestros, y a los poetas
“Chelías” Villarroel, Carlos César Rodríguez y José Antonio Escalona Escalona, todos unidos en un
canto común.
Esta actividad también se llevó a cabo como promoción de la 3ra. Edición de la Bienal Literaria Félix
Armando Núñez B. 2013., patrocinada por la Alcaldía Bolivariana de Maturín.
La génesis de este colectivo tuvo lugar en el contexto de realización de la Feria Internacional del Libro
–Filven 2010, en Caracas, cuando un grupo de ocho mujeres poetas monaguenses tuvo participación,
bajo esta misma figura, en un recital poético en el homenaje rendido al poeta brasileño Antonio Miranda,
en la Librería del Sur ubicada en el Teatro Teresa Carreño, quien después incluso tradujo los textos
presentados allí por las poetas participantes, publicándolos luego en su página web.
Partimos entonces de un presente en que se conforma en Maturín la Batería de Poetas Avanzadoras,
con la tarea de profundizar en el desarrollo de propuestas del ámbito de la creación literaria, la promoción
de la lectura y de la recuperación de la memoria histórica, ubicándonos en la heroica resistencia indígena,
el proceso de colonización que trajo la presencia de la cultura y de la mujer afrodescendiente, el mestizaje
de ambos pueblos como consecuencia de esa interacción, aunado a la relación con el hombre y la mujer
blanca canaria y de los europeos en general, su participación en la gesta emancipadora de la corona
española y de los subsiguientes procesos políticos y sociales que involucraron confrontaciones bélicas
en nuestra naciente república, pasando por los años de la insurgencia guerrillera donde tuvo Monagas,
como parte de la región de Oriente y cuna del Frente Américo Silva, un papel importante en el desarrollo
de las luchas contra las políticas pro imperialistas de los gobiernos del puntofijismo, hasta llegar al actual
proceso bolivariano y revolucionario, liderado por el pensamiento, la visión humanista y feminista
de Hugo Chávez Frías, en un recorrido, a vuelo de guácharo, que nos daría una perspectiva de ese
protagonismo de la mujer monaguense en quinientos veinte años de historia, desde la llegada de Colón
al Golfo de Paria y de doscientos años desde la heroica 3ra. Batalla de Maturín.
Para ejemplificar dicho protagonismo, asumimos la figura de Juana Ramírez La Avanzadora, quien
formó la Batería de Mujeres, con su cañón burro negro, para hacerle frente al capitán realista Monteverde.
Inicialmente la Batería la integraban cinco mujeres negras: Marta Cumbale, Graciosa de Sifontes, Dolores
Betancourt, Guadalupe Ramírez y la propia Juana Ramírez; a ella se incorporaron las mujeres indígenas
chaimas quienes venían a Maturín desde Punceres, al mando del cacique Guanaguaney, cruzando cuatro
caudalosos ríos. Dicha Batería de Mujeres alcanzó a tener más de una veintena de guerreras incorporadas,
aun cuando aparte de las arriba mencionadas, poco o nada se conoce sobre las demás. La Batería de
Mujeres se situó entre la calle La Chola (después calle Azcúe) y la calle La Ceiba (actual avenida Bolívar),
frente a una gran plazoleta llamada Acosta, actualmente Plaza Piar, sitio donde retumbó el fogonazo del
cañón del Alto de los Godos.
Entre las muchas denominaciones de avanzadoras, troperas, a esta Batería de las Mujeres, comandadas
por Juana Ramírez la Avanzadora, como fieras lanceras y nobles samaritas del deber, capaces de auxiliar
a los heridos y llevar las comidas en los recesos del combate, pero también haciendo de baqueanas en el
suministro de municiones y la pólvora; recuperaban las armas y combatían a sable limpio, a machete,
lanza y tomando los caballos del enemigo caído. Esta Batería aparte de las anteriormente citadas, integró
a Rosalía Uva, Valentina Mina, Isidora Argote, Antonia Ramírez, María Josefa Rodríguez, María
Romero, Vicencia Gómez, Lorenza Rondón, Juana Carpio, María Antonia Ramírez, Juana Carpio,
Luisa Gutiérrez, Carmen Lanza, Rosa Gómez, Eusebia Ramírez, Josefa Barroso, Rosalía Ramírez de
Barreto, Carmen Sarmiento, María Hurtado, Pascuala Infante, María Antonia Palacios, sumadas a
un contingente de mujeres anónimas… “Nos pusimos a las órdenes de Bermúdez, Piar y Monagas.
Defendimos Maturín y organizamos un batallón con el nombre de Batería de Mujeres, formada por
nosotras las mujeres del pueblo, al lado de los hombres patriotas que luchaban por la Independencia.
Colaborábamos en la atención a los heridos y llevando las armas para poder avanzar en los combates.
Por momentos fuimos presas fáciles de los realistas, pero nos mantuvimos fuerte y el enemigo estuvo a
raya, sin poder entrar en nuestra población, donde solo estaban escondidos los niños y los ancianos, saqué
fuerzas desde muy adentro de mí, mis ropas se convirtieron en girones hasta lograr que Monteverde se
tragara sus palabras. Nos dicen Las Avanzadoras porque llenas de furia por las injusticias vividas siempre
éramos las primeras en avanzar hacia el enemigo.”
La Batería de Poetas Avanzadoras retoma entonces ese espíritu de lucha, asumiendo el arma de Juana
Ramírez, su conciencia histórica, aunada a la investigación sobre el desarrollo de nuestra historia y de la
poesía, la literatura, el arte y en general la cultura como instrumento liberador, por cuanto al decir del
Comandante Presidente Hugo Chávez, respecto al papel de la mujer y de la cultura en la revolución: Esta
es tanto feminista como cultural.
La Batería de Poetas Avanzadoras procurará potenciar a la mujer monaguense en su identidad y
conciencia crítica a través del arte y del disfrute de la literatura como hecho estético y reflexivo. Tiene,
entre sus propósitos planteados, aunando a su colectivo un universo diverso de participación no solo en el
ámbito poético, sino de otras vertientes artísticas que incluyen artes visuales, teatro y danza, audiovisual,
entre otras, generar espacios de trabajo en las comunidades, incorporando mujeres trabajadoras, amas de
casa, profesionales junto a sus compañeros de vida, para contribuir desde Maturín, Monagas y el Oriente
venezolano, a través de la creación artística, con la construcción de una nación soberana, enmarcada en
el Plan de la Patria legado por el Comandante Hugo Chávez Frías.
Basará su accionar en la recuperación de la memoria histórica, realizando espacios de trabajo como la
creación de la Ruta Histórica de Maturín, el estudio de la participación de la mujer en las Cinco Batallas
de Maturín, de su participación en los años de la insurgencia guerrillera de los años 60´s, 70´s y 80´s,
hasta la actualidad; el desarrollo de procesos de mejoramiento de la capacidad de comprensión lectora y
de estímulo a la lectura y a la escritura literaria, con la instrumentación de talleres, charlas, conversatorios,
seminarios, encuentros, congresos; la creación de una Imprenta-Escuela que permita resolver, desde la
autogestión, el aprendizaje en esta materia tan importante para la producción, promoción y distribución
del material impreso tanto literario (materiales de las y los participantes de la Batería u otros), como de
otra índole en las materias que convengan a los efectos del proyecto que gesta este colectivo. Incorpora
además en su bitácora de lucha, la implementación del Eje del Buen Vivir en Maturín, propiciando en las
instituciones (nacionales, estadales y municipales) la compresión de lo que representaría, al menos en la
ciudad de Maturín en primera instancia, la concepción de un programa que englobaría un trayecto físico
de la ciudad, ya en desarrollo y con gestación de otros componentes de infraestructura a incorporar a
corto y mediano plazo, en el que se plasmarían de manera sistemática y organizada, actividades de orden
deportivo, recreativo, artístico, social y de amplia participación, que abarca más de cinco kilómetros de
vías urbanas ya adecuadas a nuevas realidades de circulación automotor y peatonal, además de tener
incorporados parques, plazas, paseos recreativos y con huellas de procesos históricos, espacios expositivos
de calle, locales comerciales (cafés, restaurantes), entre otros.
Me permito entonces incluir aquí lo que compuse para leer en el Eje del Buen Vivir, en Caracas,
dedicado a la Cacica Urimare:
“Se incendia mi alma/resistiendo invasiones/ya no más violación/ni sumisión al poder/somos seres
libres/hijas e hijos del Inti Raymi/ Apenas nos rozan 520 años/nada son en las altas punas/nidos de
cóndores al infinito/una luz iridiscente en sus ojos/me abrasa ardiente al atardecer/en su quejido hondo/
en ese eterno vaivén del ser/al conjugar velos subterráneos/infiernos/ me agitan los guácharos/Ella
guerrera de la libertad:/Urimare.
Todos volvemos al principio/de nuestra Madre: montañas/cuevas, entrañas húmedas/me rescatan
con sus fuertes brazos/largo cuerpo detienes la moche/era zarza de cabellos briosos/nos alumbra/
morada de almas/¿quién nos alcanza?/¿quién nos toca?/ Somos libres en cualquier tiempo/todos los
espacios despiertan/al vuelo de Urimare/ima sumac cauca guerrera/diestra con el arco, flecha y lanza/
viste morir a tu padre/el gran cacique de los Mariches/junto a los hermanos Chaimas/y Cumanagotos
defendían sus tierras/donde implantan la Nueva Andalucía: Cumaná/que ella incendia dos veces/
nuestra única cacica/para impedir el paso/ a la invasión de la heroica Maturín/
Princesa de luz y libertad/nacida en la tierra de los Mariches/Madre visionaria/hoy nos das energía/
alumbras nuestra auténtica libertad/No pedimos compasión/solo existir/ni bastarán haber desaparecido/
más de cien millones de hermanos/ni haber teñido montañas, ríos y quebradas/ni el más grande dolor
del cóndor/al llaguar guaja/ni de todos los guácharos/en su canto de lamentos/ahora somos miles
de millones/la única plaga revolucionaria/nos expandimos el golpe de tambor,/calor del trópico, del
Orinoco y Amazonas/raudas tempestades de amor patrio/hijas e hijos de la pachamama:/Mariches, Quechuas,
Aymaras,/Caribes, Waraos, Chaimas,/Aztecas, Colo Colo, Mapuches,/Kariñas y Guaraníes/originarias y
originarios/el aborigen es gente/grano de barro,/carne y sangre indómita/despierta.

Somos Urimare, Yarúa, Cusi Coyllur,/Urquía,/Mama Occllo/ Sí soy india/mestiza/la pachamama/ Vivir en
plena libertad/esclava nunca/causa chum imac sumac.”