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Principio de dualidad de partes: en los juicios hay dos partes, con pretensiones contrapuestas ante el juez
o el tribunal. Sin controversia no hay proceso.
Es parte quien deduce una pretensión afirmando ser titular de un derecho, y lo es también la persona frente a
la que se dirige.
Principio de contradicción o de audiencia: permite a las partes que intervienen en un proceso rebatir o
contradecir las alegaciones efectuadas por la parte contraria, dándoles derecho a ser oídos y defenderse
frente a las alegaciones y pruebas aducidas por el adversario. Responde a la exigencia de no caer en la
indefensión.
No toda infracción procesal puede dar lugar a indefensión, tiene que ser de tal intensidad que
verdaderamente haya ocasionado a la parte que pretendidamente la haya sufrido una imposibilidad real de
defenderse y de hacer valer sus argumentos ante el tribunal. Es un elemento del proceso, no hay indefensión
sólo porque no te hayan dado la razón si has tenido la oportunidad de exponerte y defenderte.
La manifestación más clara de este principio es la posibilidad de intervenir en el proceso para hacer valer sus
derechos. Esto está relacionado con el deber de comunicación, por el que el tribunal tiene la obligación de
comunicarle a las partes la existencia de un proceso, pero también de comunicarle los resultados de todas las
resoluciones que se van adoptando durante el proceso.
Es un principio que garantiza el art. 24 CE, por medio del cual se le da a las partes las mismas oportunidades y
medios con los que defenderse y hacer valer sus respectivos derechos. Es un tema de equilibrio.
En el art. 5 LEC se establece que tendrán capacidad para ser parte las personas que gocen de la aptitud
necesaria para ser titular de derechos y obligaciones. Es decir, tienen capacidad para ser parte las personas,
bien jurídicas o físicas. Sin embargo, hay ciertas entidades sin personalidad jurídica a las que el ordenamiento
les otorga la capacidad de ser parte. Todo depende de que se les pueda exigir responsabilidad.
El Ministerio Fiscal también tiene capacidad para ser parte, tanto en cuanto protege los intereses públicos en
el proceso civil.
Hay supuestos de SUCESIÓN PROCESAL en los que la muerte de uno de los litigantes genera la necesidad de
sustituirle por quien corresponda.
CAPACIDAD PROCESAL
No es suficiente con tener capacidad jurídica, es necesario tener capacidad procesal, que se define como la
capacidad de obrar reconocida por el derecho privado. Si no la tuviera, podría participar en los procesos a
través de sus representantes legales, o también puede que tenga capacidad de obrar plena pero que la
capacidad procesal esté limitada, como es el caso del concursado.
CAPACIDAD DE POSTULACIÓN
Las partes tienen que estar representadas por abogados y procuradores en los juicios civiles, salvo que la
materia sea inferior a 2.000€, o en los trámites en los que no se ejercite como tal una acción ante los
tribunales. Tendrán derecho a justicia gratuita aquellas personas que no doblen el salario mínimo
interprofesional.
LEGITIMACIÓN
La legitimación es la relación estrecha y vinculante con el objeto del proceso que permite a alguien ser parte.
En el art. 10 LEC se establece que serán partes legítimas las que comparezcan y actúen en juicio como titulares
de la relación jurídica u objeto litigioso. Según la posición que ostentan puede ser una legitimación activa o
una legitimación pasiva. La legitimación afecta al fondo del asunto.
Puede darse un desplazamiento de la legitimación hacia otros sujetos a quienes s eles reconoce el derecho a
entablar acciones para la tutela de sus derechos.
Para determinar la legitimación hay que acudir al derecho material, es decir, al Código Civil. Es suceptible de
revisión en el recurso de casación.
Los intereses colectivos o difusos vienen regulados en el art. 11 LEC, en el que se establece que estarán
legitimados para la defensa de los consumidores y usuarios:
PLURALIDAD DE PARTES
LITISCONSORCIO
Situación que se da cuando hay una pluralidad de partes, bien sea en el demandante o en la demandada. Es
decir, hay varios demandantes o varios demandados. Puede ser activo, si hay varios demandantes; o pasivo, si
hay varios demandados.
Para que exista tiene que haber un nexo de título o de la causa de pedir, y se justifica por razones de
economía procesal. Tiene tres efectos: una misma demanda, un mismo proceso, una misma sentencia.
El litisconsorcio solo es necesario en el lado pasivo, donde hay solidaridad no hay litisconsorcio.