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-El concepto de ideología en Karl Marx-

-Análisis crítico y redefinición del concepto a partir de la lectura de


Althusser y Zizek-

Autor: David Calvelo Mañana

Tlf: 690165544

Correo: dcdcalvelo@gmail.com

Resumen
Este trabajo se propone realizar un análisis teórico-crítico de uno de los conceptos más
discutidos y analizados en sociología y ciencias políticas como es el concepto de
ideología.
El concepto de ideología desde la perspectiva marxista presenta un análisis deformado
de la realidad y que a su vez se legitima mediante distintas formas que cristalizan en la
superestructura de una sociedad y que tienen como base las condiciones materiales que
son las que determinan las relaciones sociales. Se analizará pues el concepto de
ideología tal y como lo entiende Marx para posteriormente, y éste es el desarrollo y la
misión clave de este trabajo, poder realizar una redefinición desde una perspectiva
posmarxista del concepto tal y como se define hoy en la actualidad. Para esto me
apoyaré en dos autores que beben de la corriente marxista pero que a su vez son claves
para entender la evolución de este concepto más allá del determinismo económico.
Tanto Louis Althusser como Slavoj Zizek pondrán en cuestionamiento la economía
como factor clave para entender la ideología. Me centraré en estos dos autores para
discutir la teoría de la ideología en Marx porque reflejan el paso de la ideología desde lo
que estructura a la realidad del sujeto a ser parte de la subjetividad y del inconsciente de
éste, dispersándose en distintos ámbitos sociales y en nuestra propia vida cotidiana.

Se atenderá especialmente a la relación que existe hoy entre lucha de clases y el


concepto de ideología como forma de legitimar el dominio de la clase dominante, se
analizará el papel que ejercen hoy los aparatos ideológicos del estado tal y como lo
entendía Althusser para pode reproducir el orden social atendiendo a los medios de
comunicación como el sustentador clave de la ideología dominante. Por último se
tratará el conflicto existente entre ideología y dominación, con el intento de mostrar una
evolución de los medios de control de la sociedad, el lenguaje y la creación de
significados vacíos como formas ideológicas para ocultar la realidad (Zizek).

Con la crisis de legitimidad que vivimos este trabajo intenta explicar cuales son las
razones por las que el sistema capitalista se sigue reproduciendo prácticamente en todo
el mundo y que no exista una alternativa sólida que confronte el sistema social vigente.

Palabras clave: Ideología, lucha de clases, alienación, medios de comunicación,


racionalidad.
1- El concepto de ideología
La definición del concepto de ideología moderno surge en el año 1795 al calor de la
revolución francesa. Destutt de Tracy (1754-1836) y sus colaboradores emplean el
término ideología (ciencia de las ideas) para contrarrestar las creencias universales que
imperan en el orden social europeo. La clave está para estos pensadores en que los
hechos y las cosas son pensados previamente, no en el momento de verlas o de
experimentarlas. Arrestado en 1793 durante el período de Robespierre, trabajará
posteriormente para Napoleón. La ideología nace pues como respuesta a lo considerado
como racional, al cuestionamiento de la religión y las formas de control que trascienden
lo humano pero que controlan a la sociedad. La crítica por parte de de Tracy al gobierno
de Napoleón llevará a éste a romper con ellos y a llamarlos despectivamente los
ideólogos. Napoleón considera que las ideas de de Tracy se apartan de la realidad
existente y que son peligrosas, pues pueden subvertir el orden social. Los culpará
posteriormente a estos de sus constantes derrotas fuera de Francia hasta 1812 (Eagleton,
1997). El concepto de ideología nace ya con un matiz revolucionario, llevando consigo
una lucha de clases, un cuestionamiento de la realidad. Hay una evolución clara desde la
concepción de De Tracy a la concepción de Marx (1818-1883). Una evolución que va
desde un materialismo científico escéptico a una concepción de ideas vagas
totalizadoras y desordenadas que operan como lo real en la sociedad (Eagleton, 1997)
Aunque previamente en la concepción de ideología tal y como la vamos a concebir aquí,
como una falsa consciencia de la realidad, fue ya planteada por filósofos como Bacon
con su teoría de los ídolos en el siglo XVII. El interés de Bacon es romper la
representación errónea que sustenta el lenguaje para llegar al conocimiento verdadero,
ya que éste se crea a partir de contextos históricos pasados e impide el desarrollo de la
capacidad autónoma del individuo (Eagleton, 1997). El concepto de ideología tiene
múltiples variantes y ha sido analizado por muchos autores con distintos prismas. Ya
que este trabajo se limita a estudiar la teoría marxista de la crítica de la ideología
atenderemos como punto de inicio al significado de ideología con un sentido
peyorativo. Marx se refiere a la ideología como una visión de la realidad que tiene la
población y que está determinada por la producción material, pero que a su vez no
representa el proceso productivo real. Las ideas son consecuencias de la realidad
material existente y por tanto de lo que nos rodea. Más adelante analizaré los múltiples
significados que Marx le va dando a las formas ideológicas y como evolucionan en toda
su obra.

1.2- Influencias en el pensamiento de Marx


Marx estará imbuido de tres influencias teóricas principales y que a su vez criticará para
realizar un análisis radical de la sociedad. Aquí analizaremos las influencias en Marx en
lo que concierne al concepto de ideología. Para ello caracterizamos tres fases que se
observan en la evolución de su obra. La primera, desde un punto de vista metodológico
Marx utiliza el sistema hegeliano de la dialéctica aunque criticará el marcado carácter
idealista de Hegel(1770-1831) y de sus seguidores posteriores, aunque siempre
diferenciando a Hegel de los hegelianos de izquierda, tildando a los segundos de
ignorantes con respecto al primero (Marx, 1845: 202): Quien, como Hegel, se lanza por
primera vez a una construcción que quiere ser válida para toda la historia y para el
mundo actual en toda su extensión, tiene necesariamente que disponer de amplios
conocimientos positivos, referirse, por lo menos de vez en cuando, a la historia
empírica y poseer una gran energía y seguridad en el asunto. En cambio, quien se
limita a explotar y adaptar para sus propios fines una construcción recibida de otro y
trata de demostrar esta concepción a la luz de unos cuantos ejemplos no necesita ya
saber nada de historia. El resultado de semejante explotación tenía que ser cómico […]
En La Ideología Alemana y anteriormente en las Tesis sobre Feuerbach o La Cuestión
judía Marx dialogará con tres autores que fueron claves para el inicio de la perspectiva
materialista de Marx: Feuerbach (1804-1872), Max Stirner (1806-1856) y Bruno Bauer
(1809-1882). Feuerbach introduce el concepto de alienación religiosa para referirse a la
religión como forma de gobierno independiente de los hombres, cuando son éstos
quienes crean la religión y los dotan de un sentido sagrado. Marx estará de acuerdo con
este autor en la crítica religiosa aunque arguye que lo considera sólo un primer paso. La
clave, una vez desenmascarada la religión sería la crítica de las instituciones políticas y
sociales que funcionan en la sociedad. Marx criticará la concepción de estos autores de
quedarse sólo en la crítica religiosa y en las ideas contemplativas del pasado sin llegar a
observar la realidad material del presente, es decir idealizan el pasado y construyen a
partir de éste el presente sin percibir las condiciones materiales reales (Buey, 1998:129).
Por último, la crítica de la economía política sería la base de sus últimas obras desde
que escribe Los Manuscritos económicos y filosóficos de 1844 hasta llegar al primer
tomo de El capital en 1867. Aunque no abandona la perspectiva moral y filosófica,
Marx pasa de la crítica teológica a la crítica del sistema productivo que impera en la
sociedad, el sistema capitalista. Convencido de que lo que se manifiesta como ciencia
no deja de ser mera ideología, un sistema que vincula los intereses de la nueva clase
dominante a toda la sociedad. Adam Smith (1723-1790), David Ricardo (1772-1823) o
Jeremy Bentham (1748-1832) son algunos de los máximos exponentes de la economía
neoclásica y con los que Marx dialogará permanentemente en sus obras.
Hay una última influencia que empieza en Francia en el año 1844 cuando Marx entra en
contacto con los principales movimientos socialistas y anarquistas de trabajadores y
conoce, entre otros, a Proudhon(1809-1865) y Bakunin(1814-1876) que le servirá de
punto de enlace para profundizar en la figura del proletariado en toda su obra. En
Miseria de la Filosofía, Marx criticará la perspectiva de Proudhon sobre la economía y
la filosofía, en realidad es una respuesta a la obra escrita por Proudhon, La filosofía de
la miseria
En conclusión, las influencias teóricas de Marx son a la vez superadas por éste en la
construcción de un nuevo materialismo práctico, histórico y económico (Buey,
1998:128). El concepto de ideología tal y como lo entendía Marx no es tanto una teoría
de la ideología sino una crítica de la ideología, es decir la crítica al sistema de ideas que
imperaba en su época (Buey, 1998:128). Tiene un carácter similar al que Napoleón
utilizó contra los ideólogos. En el siguiente capítulo entraremos ya a analizar a fondo el
concepto de ideología en Marx recorriendo sus obras más significativas, de momento,
apuntar que existe un progreso claro de crítica de la ideología considerando a ésta como
un sistema de creencias que justifica el orden social encarnada en la religión, el estado
como consideración de un todo absoluto y separado de lo real, la metafísica pura
especulativa de los hegelianos de izquierda y por último el sistema capitalista. Marx
creía que la sociedad alemana estaba aún encarnada en el debate sobre la religión,
mientras que Francia o Inglaterra habían superado ya este debate proliferando en estos
países el cuestionamiento del sistema económico, terrenal.

2- El concepto de ideología en Marx.

2.1- La ideología como falsa conciencia


En la Ideología alemana observamos que para Marx la ideología funciona como una
estructura que deforma la realidad y que invierte lo real en pos de algo fantasmático que
oculta esa realidad. Este significado aparece en el prólogo de la obra donde Marx dice
(Marx, 1845:11)): “Hasta ahora, los hombres se han formado siempre ideas falsas
acerca de sí mismo, acerca de lo que son o debieran ser. Han ajustado sus relaciones a
sus ideas acerca de Dios, del hombre normal, etc. Los frutos de su cabeza han acabado
por imponerse a su cabeza.”
Observamos en este comentario que Marx hace una separación entre lo que los hombres
piensan y lo que realmente son, que sus pensamientos han trascendido a sus necesidades
vitales. Marx arguye que sus contemporáneos se han quedado abstraídos en la crítica
religiosa, como causa última de la realidad, englobando lo político y lo social en el
problema religioso. Marx rompe con este pensamiento y argumenta que la realidad es la
actividad material de los hombres, sustentadora principal de cualquier tipo de relación
social. Por tanto el estudio histórico de las relaciones de producción es fundamental para
explicar las relaciones sociales que rigen una determinada época. Marx introduce en
esta obra conceptos fundamentales que alertan de un cambio en el propio objeto de
estudio, pasando de un lenguaje filosófico a un lenguaje sobre la realidad material. El
materialismo histórico pretende explicar que las relaciones de producción son
consecuencia del desarrollo de las fuerzas productivas en un momento histórico
concreto. Los hombres toman conciencia de sus actos a partir de las relaciones
económicas que mantienen con los miembros de una sociedad. Junto a las relaciones de
producción se establece lo que Marx denomina el modo de producción de una época
histórica que es lo que permite legalmente sostener las estructuras económicas: el
estado, el derecho, etc. (Marx, 1846:72) A partir de aquí Marx afirmará que, en
concreto, en el sistema capitalista, la división del trabajo establece dos clases sociales
antagónicas entre si, en donde los intereses de una clase entra en contradicción con los
intereses de la otra. En este punto el concepto de ideología cobra un segundo significado
cuando observamos la siguiente afirmación de Marx (Ideología Alemana,
1845:50):“Las ideas de la clase dominante son las ideas dominantes en cada época; o
dicho en otros términos, la clase que ejerce el poder material dominante en la sociedad
es, al mismo tiempo, su poder espiritual dominante. La clase que tiene a su disposición
los medios para la producción material dispone con ello, al mismo tiempo, de los
medios para la producción espiritual, lo que hace que se le sometan, al propio tiempo,
por término medio, las ideas de quienes carecen de los medios necesarios para
producir espiritualmente.”
La clase que posee los medios de producción y que tiene el control de la estructura
económica impone sus ideas al resto de la sociedad. Es decir, establece un sistema con
distintos elementos jurídico-legales que crea una estructura donde se protegen los
intereses de los que controlan los medios de producción, la pregunta fundamental en
este punto sería ¿Cómo consiguen legitimar sus intereses como el interés común? Para
contestar a esta pregunta Marx introduce dos elementos fundamentales, por un lado los
intereses de la clase dominante se legitiman a partir de las distintas instituciones que se
forman a partir de las relaciones de producción pero que en la conciencia de los
individuos operan como entidades independientes, véase la religión, el estado, el
derecho, etc.
Estas estructuras son ideológicas porque simplifican una serie de creencias que no hace
sino otra cosa que legitimar un sistema de explotación... Pero lo más importante para
Marx es que una vez llegado al análisis de la realidad material y superado estas formas
de conciencia que no son sino entidades que dependen en última instancia de la base
económica, Marx arguye que la clave para estudiar la dominación de una clase sobre
otra es la división del trabajo, que la define (Marx, 1845:51): “Como una de las
potencias fundamentales de la historia anterior, se manifiesta también en el seno de la
clase dominante como división del trabajo físico e intelectual, de tal modo que una
parte de esta clase se revela como la que de sus pensadores (los ideólogos conceptivos
activos de dicha clase, que hacen del crear la ilusión de esta clase acerca de sí misma
su rama de alimentación fundamental), mientras que los demás adoptan ante estas
ideas e ilusiones una actitud más bien pasiva y receptiva, ya que son en realidad los
miembros activos de esta clase y disponen de poco tiempo para formarse ilusiones a
ideas acerca de sí mismos”.
La división del trabajo extraña al individuo de la mercancía producida, porque la
produce para otro, para alguien que posee los medios de producción y que a cambio de
su trabajo ofrece un salario. El obrero se convierte así en otra mercancía y entra en un
proceso estructural donde la fuerza de trabajo, que es en última instancia esencial para
el sistema productivo del capital, pasa a depender del propio capital. El trabajador,
como dirá Marx está alienado de su propio trabajo, se siente extraño, usado como mera
mercancía. En este punto la conciencia del ser humano se invierte y se produce la
adhesión de éste a las formas superestructurales de la sociedad, donde intentará buscar
una explicación a su posición en la estructura social.
Marx explica que la forma que produce el sistema capitalista de socialización a través
de la división del trabajo y la acumulación de los medios de producción es un proceso
que va contra las necesidades humanas, un proceso histórico que la sociedad debe
superar. Por tanto aquí, en este segundo sentido, el concepto de ideología tiene relación
directa con el poder, la ideología, que, como hemos dicho antes establece distintas
formas que pasa desde la religión, derecho, hasta la economía, invierte los supuestos
teóricos de estas entidades en la realidad práctica, es decir, no se cumple en la realidad
lo que ellos propugnan, pero no es sólo que no se cumpla, sino que ocurre lo contrario
de lo que dicen. Marx utilizará en este punto la metáfora de la cámara oscura (Marx,
1846:26): “La conciencia no puede ser otra cosa que el ser consciente, y el ser de los
hombres es su proceso de vida real. Y si en toda la ideología los hombres y sus
relaciones aparecen invertidos como en una cámara oscura, este fenómeno responde a
su proceso histórico de vida, como la inversión de los objetos al proyectarse sobre la
retina responde a su proceso de vida directamente físico”.
Los dos primeros significados están, sin duda en estrecha relación, pues lo que
definimos como falsa consciencia no es sino el resultado de un proceso que se inicia en
las relaciones de producción y que determina un modo de producción que lleva a cabo
la legitimación de unos intereses a partir de la imposición de unas ideas que se
convierten en hegemónicas en toda la sociedad.

2.2- La ideología desde el punto de vista histórico. Eje fundamental de la organización


política
Pero al reconocer Marx que existen unas ideas de una clase que dominan está
reconociendo que en la clase dominada existe una conciencia, un sistema de ideas que
comparten los que están en la misma posición dentro de las relaciones materiales. En
este punto hay que destacar un tercer significado que Marx le da a la ideología y que
aparece sobre todo en las obras históricas: véase El 18 brumario de Luis Bonaparte y La
lucha de clases en Francia. Marx reconoce que la cultura de los obreros produce un
sistema de ideas que se contrapone a la ideología burguesa, pero afirma que ésta a su
vez se subsume en la ideología dominante porque éstos tienen que dejar de lado sus
ideas en cuanto entran en la estructura económica que en última instancia prevalece para
poder sobrevivir, el facto miedo es fundamental en la adhesión de la clase dominada a
las ideas de la clase dominante (Marx, 1850:49). El modo de producción aísla a las
clases bajas, en el caso que describe Marx en El 18 brumario de Luis Bonaparte, aísla a
los campesinos y a su vez esto es aprovechado por la clase dominante para que su
ideología penetre más fácilmente en la clase dominada. Encontramos en este texto una
clave fundamental para enmarcar la noción de la ideología en Marx, en este texto apela
a la tradición de las ideas pasadas, que condicionan el presente y que limitan la acción
de los individuos (Marx, 1852:10): “Los hombres hacen su propia historia, pero no la
hacen a su libre arbitrio, bajo circunstancias elegidas por ellos mismos, sino bajo
aquellas circunstancias con que se encuentran directamente, que existen y transmiten el
pasado. La tradición de todas las generaciones muertas oprime como una pesadilla el
cerebro de los vivos. Y cuando éstos se disponen precisamente a revolucionarse y a
revolucionar las cosas, a crear algo nunca visto, en estas épocas de crisis
revolucionaria es precisamente cuando conjugan temerosos en su auxilio los espíritus
del pasado, toman prestados sus nombres, sus consignas de guerra, su ropaje, para,
con este disfraz de vejez vulnerable y este lenguaje prestado, representar la nueva
escena de la historia universal.”
Aquí la ideología opera desde una posición neutral, se trata de sistematizar una
dialéctica de pensamiento donde éste depende en último término de los intereses de un
grupo social. Marx abandona el tratamiento de la realidad a partir de la filosofía
especulativa para ahondar en lo político y en lo social. Esta perspectiva es clave para
analizar la imagen ideológica que se forma en cada sociedad y que impide ver el
trasfondo de lo real. En los períodos de crisis, surgen las únicas oportunidades por parte
del proletariado de revertir la situación social, pero al mismo tiempo Marx era
consciente de que ese lugar lo podían ocupar también formas de autoritarismo que
dominaron en el pasado y que se creían superadas. Lo que indica este texto con relación
al concepto de ideología es que no es sólo una falsa conciencia que enmascara la
realidad, sino que juega un papel político clave para el cambio social.
En otro texto, La lucha de clases en Francia, Marx deja entrever también la importancia
de un sistema de ideas que cohesiona la unidad de los obreros (Marx, 1850:27): “Para
los campesinos, Napoleón no era una persona, sino un programa. Con música y
bandera, fueron a las urnas con gritos de: ¡Basta de impuestos, abajo los ricos, abajo
la república, viva el emperador! Detrás del emperador se escondía la guerra de los
campesinos. La república que derribaban con su voto era la república de los ricos”.
Marx creía en un liderazgo a base de ideas concretas que armonizara los intereses de los
trabajadores, y por tanto deja entrever un sentido neutro de la ideología, le atribuye
también un sentido positivo que más tarde recuperará Lenin y Althusser. Aunque en
este caso concreto Napoleón encarnara una forma más autoritaria que la de la propia
república, Marx deja entrever la importancia de las ideas a la hora de la organización
política de las masas.
También en otra obra fundamental, El manifiesto comunista (Marx, 1848:42): “Esta
solidaridad es favorecida por los medios de comunicación, que permite a los obreros de
localidades diferentes ponerse en relaciones”. Marx apela a la transformación de la
conciencia de los obreros a través de la acción política, y reconoce la importancia de
elementos ideológicos que agreguen voluntades. Hay por tanto una intención de
construir una entidad colectiva social a partir de una sistematización de ideas que
confronte la ideología dominante

2.3- La ideología como oposición a la verdad científica: el materialismo histórico


Marx desmonta la visión de los economistas y de teóricos más próximos a sus
posiciones intelectuales como por ejemplo Proudhon, en su obra Miseria de la filosofía.
Critica a éste por mantener la misma posición que los economistas clásicos en cuanto a
la forma que tiene Proudhon de separar los conceptos económicos de la realidad
material (Marx, 1847:77): “Toda religión extraña es pura invención humana, mientras
que su propia religión es una emanación de Dios. Al decir que las actuales relaciones –
las de producción burguesa- son naturales, los economistas dan a entender que se trata
precisamente de unas relaciones bajo las cuales se crea la riqueza y se desarrollan las
fuerzas productivas de acuerdo con las leyes de la naturaleza”.
La economía política por tanto es ideológica en el sentido de que los economistas que
sustentan el sistema capitalista observan el funcionamiento de la sociedad en base al
punto de vista del capitalista, y por tanto no tienen en cuenta los efectos que produce en
la otra mitad. Ahora Marx no contrapone la noción de ideología a la realidad, como lo
hacía en la Ideología alemana, sino que analiza el sistema económico que impera en su
época a partir de un método que pretende ser un análisis científico riguroso, aunque esto
no significa que Marx reconozca el materialismo histórico como un método científico
universal totalizador, ni mucho menos.
La principal diferencia que observamos en sus obras económicas (final de su período
intelectual) es el lenguaje que utiliza Marx, donde predomina la noción materialista
enfocada en la economía que ya inicia en La Ideología Alemana. En Miseria de la
filosofía observamos como Marx habla de cómo las relaciones sociales existentes dotan
a la mercancía de una propiedad natural que es separada del trabajo de los individuos,
pero los economistas no explican el origen de estas relaciones (Marx, 1847:64): “Los
economistas nos explican cómo se produce en esas relaciones dadas, pero lo que no nos
explican es como se producen esas relaciones, es decir, el movimiento histórico que las
engendra. Proudhon, habiendo tomado esas relaciones como principios, categorías,
pensamientos abstractos, no tiene más que poner orden en esos pensamientos que ya
están ordenados alfabéticamente al final de todo tratado de economía política”.
Marx sostiene que las categorías económicas están relacionadas tanto entre ellas mismas
como en las relaciones anteriores y por tanto el análisis de Proudhon es defectuoso
desde el momento en el que éste relaciona estos elementos como entidades
independientes (Marx, 1847:69): “Así, para llegar a la constitución del valor, que, a
juicio suyo, es la base de todas las evoluciones económicas, no podía prescindir de la
división del trabajo, de la competencia, etc. Sin embargo, estas relaciones todavía no
existían en la serie, en el entendimiento de Proudhon, en la sucesión lógica”.
El análisis central que hace Marx es que las relaciones sociales humanas que se dan en
la sociedad capitalista están subordinadas a las relaciones que se establecen entre
mercancías, entre objetos. La mercancía tiene un valor de cambio, esta emana del
trabajo que la produce, pero a la vez los economistas ingleses separan la relación entre
estas dos entidades, priorizando la naturaleza casi divina de la mercancía y relegando la
fuerza de trabajo a mera herramienta secundaria, a una mercancía más (Marx, 1859:15):
“Para medir los valores de cambio de las mercancías por el tiempo de trabajo que ellas
contienen es preciso reducir los diferentes tipos de trabajo a un trabajo no
diferenciado, homogéneo ,simple; en breve, aun trabajo cualitativamente uniforme,
cuya única diferencia sea por tanto la cantidad”.
Dos conceptos fundamentales para entender la contradicción del sistema capitalista es el
valor de uso y el valor de cambio, que Marx utiliza para diferenciar el intercambio de
mercancías con la finalidad de consumir esa mercancía y el intercambio de mercancías
cuya finalidad es generar más valor de cambio, generar más dinero. El dinero es el otro
elemento que funciona como un fetiche en la sociedad capitalista, pues como en la
separación de los distintos sectores de producción que se da en el sistema capitalista,
éste funciona como algo independiente a las mercancías, es el elemento que une a éstas
y a la vez genera su independencia. Lo que Marx explica es que el valor de uso de una
mercancía sucumbe al valor de cambio y esto trae como consecuencia un fin último que
es generar más valor de cambio, más dinero, en vez de satisfacer las necesidades
humanas (Marx, 1857:74): “La dependencia mutua y generalizada de los individuos
recíprocamente indiferentes constituye su nexo social. Este nexo social se expresa en el
valor de cambio… el poder que cada individuo ejerce sobre la actividad de los otros o
sobre las riquezas sociales, lo posee en cuanto es propietario de valores de cambio de
dinero. Su poder social, así como su nexo con l sociedad, lo lleva consigo en el
bolsillo”.
Hay una inversión, los individuos dependen de la reproducción del capital, estos
trabajan a partir de las necesidades de éste. En esta obra, Los Grundisse, Marx no se
detiene en la relación concreta de burgueses y proletarios sino que contextualiza esta
relación dentro de una perspectiva política e histórica, resaltando fundamentalmente las
relaciones burguesas con las relaciones feudales (Marx, 1857: 22). El paso de un
régimen de dominación a partir de un círculo cerrado de privilegios y servidumbre
connaturales por un sistema de libre-mercado donde existe libertad de asociación es el
punto ideológico por excelencia de la clase burguesa (Marx, 1857:23). Pero Marx
advierte que lo que él llama fuerza de trabajo, concepto que incluye a partir de los
Grundisse, no es una mercancía como otra cualquiera, porque ésta es la única fuerza
productiva capaz de crear valores donde antes no había nada, sólo el trabajo crea
plusvalía (Marx, 1857: 36). El capitalista compra ese poder creador para la producción
de mercancías a cambio de un salario por el número de horas trabajadas. La renuncia del
obrero a este poder creador es lo que Marx define como explotación (Marx, 1857:36)
En este punto, encontramos otra vez el concepto de ideología en un célebre texto que
será la antesala de la gran obra de Marx, “La crítica de la economía política”, en el
célebre prólogo de esta obra aparece un concepto fundamental para desarrollar una
teoría del funcionamiento de la ideología. Marx habla aquí de la base y la
superestructura (Marx, 1859:7): “En la producción social de su vida los hombres entran
en determinadas relaciones necesarias e independientes de su voluntad, relaciones de
producción, que corresponden a un determinado grado de desarrollo de las fuerzas
productivas materiales. Estas relaciones de producción en su conjunto constituyen la
estructura económica de la sociedad, la base real sobre la cual se erige la
superestructura jurídica y política y a la que corresponden determinadas formas de
conciencia social”.
Es fundamental analizar este texto, pues define como entiende Marx la relación
contradictoria entre las instituciones y la base económica. La superestructura está pues
levantada a partir de la base económica y su función es proteger las relaciones de
explotación de la clase dominante a partir de la utilización ideológica de conceptos que
neutralizan el antagonismo social (Libertad, democracia, protección de la propiedad
privada, etc.…) y por supuesto de mecanismos jurídicos y legislativos que protegen la
estructura productiva vigente. Por lo tanto cuando cambia la base económica en un
determinado sistema, es decir cuando las ideas que se erigen en la superestructura no se
adaptan a la evolución de las fuerzas productivas, se abre como dice Marx, “una época
de revolución social” (Marx, 1859:8). Marx reconoce que la base económica determina
las formas de conciencia del ser social, que emanan de las fuerzas productivas de cada
contexto histórico concreto. Aquí observamos un argumento contradictorio, pues Marx
da prioridad al desarrollo de las fuerzas productivas frente a las relaciones de
producción, es decir el nivel tecnológico es lo que condiciona la forma de organización
de los individuos. ¿Pero a la vez no es a causa del sistema capitalista y por tanto de las
relaciones sociales establecidas el motivo por el cual se desarrollan las fuerzas
productivas, es decir, no están, en última instancia, subordinadas las fuerzas productivas
al propio sistema capitalista que necesita un desarrollo continuo de las fuerzas
productivas para poder aumentar la producción de mercancías? Si esta afirmación es
cierta, aquí Marx está invirtiendo el orden de los factores y por tanto restándole
importancia a las relaciones sociales, que sostienen el desarrollo de las fuerzas
productivas.
Por otro lado observamos una frase en éste prólogo muy llamativa: “Al cambiar la base
económica se transforma más o menos rápidamente toda la superestructura” (Marx,
1859:9), aquí añadiré que Marx no hace una diferenciación que es crucial. La distinción
por una parte de la adaptación de las formas jurídicas y legales para sustentar la nueva
estructura por un lado cambia rápidamente, pero por otro lado las formas últimas,
ideológicas de conciencia social de la época anterior permanecen aún en el nuevo orden
social. La religión, las prácticas materiales de la vida cotidiana, que operan bajo una
concreta forma de dominio no evolucionan tan rápido como las estructuras que
dependen directamente del estado
Un texto clave para entender el concepto de ideología en Marx es el que aparece en el
primer tomo de El Capital llamado el fetichismo de la mercancía. Marx pone el énfasis
aquí en la mistificación que tiene la mercancía en la sociedad capitalista (Marx,
1867:88):”Lo misterioso de la forma mercantil consiste sencillamente, pues, en que la
misma refleja ante los hombres el carácter social de su propio trabajo como caracteres
objetivos inherentes a los productos del trabajo, como propiedades sociales de dichas
cosas, y, por ende, en que también refleja la relación social que media entre los
productores y el trabajo global, como una relación social entre los objetos, existentes al
margen de los productores”.
La relación entre los individuos pasa a ser una relación subordinada a los productos
creados por ellos mismos y por tanto este modo de relación social permite sustentar las
estructuras ideológicas que mantienen este tipo de dialéctica relacional. Este efecto
ideológico permite que se oculte la verdadera explotación que existe entre los
capitalistas y los trabajadores, que se basa según Marx, en la plusvalía que el capitalista
sustrae al trabajador. El proceso de ganancia por parte del capitalista no deriva de la
competitividad con otras empresas sino del proceso de producción, deriva directamente
del trabajo de los obreros. Esta es la esencia misma del sistema que se esconde bajo la
apariencia de los productos y de las relaciones sociales que mantienen los individuos. El
concepto de esencia y apariencia es inherente a la realidad, y por tanto se necesita de
una ciencia que logre romper el vacío existente entre estas dos formas, ocupado por la
ideología. Una ciencia que pueda ir más allá que la relación que tiene el individuo con
la realidad, que no deja de ser meramente deformada por las estructuras que lo rodean.
La tesis central de Marx es que siempre que existe el mercado, no sólo hay una
explotación inherente a ese mercado sino que hay una inversión entre el mundo de los
individuos y el mundo de los objetos, las cosas cobran vida y se relacionan entre si

3- Althusser, la ideología como sustento práctico del individuo interpelado

Althusser redefinirá este concepto, o mejor dicho, ofrecerá una definición completa en
su ensayo “Aparatos ideológicos del estado”.
Una de las tesis básicas de este ensayo es la función que cumple el Estado como aparato
ideológico. Althusser amplía el concepto de estado más allá de la concepción clásica
marxista del estado como instrumento de coacción represivo. Por un lado se sitúan los
aparatos represivos del Estado (policía, gobierno, cárceles, tribunales, etc.) y por otro
los aparatos ideológicos (religión, familia, escuela, sistema político, educación, cultura).
La diferencia principal es que los aparatos ideológicos funcionan más allá de la propia
administración pública del estado (Ricoeur, 1989: 168): La reproducción del sistema y
la represión ideológica del individuo son una y la misma cosa […] un Estado funciona
no solo mediante el poder sino también mediante la ideología, y lo hace a los efectos de
su propia reproducción.
Todos estos aparatos ideológicos tienen una misión clave para Althusser, que es
reproducir el orden social, mantener la estructura del sistema capitalista a través de las
relaciones sociales entre los individuos, que estos asuman su posición en la escala de
producción del sistema.

3.1- La ideología como resultado de la materialidad práctica


En este punto llegamos a otro concepto fundamental en la definición de la ideología en
Althusser, el concepto de interpelación. El funcionamiento de la transmisión de la
ideología es lo que Althusser denomina interpelación de los aparatos hacia el individuo,
es decir el individuo es interpelado por los aparatos ideológicos convirtiéndolo en
sujeto. Este no puede acceder nunca a las condiciones reales de la materialidad social,
sino que sólo puede acceder a la relación específica que los individuos tienen con ésta
realidad, su percepción viene determinada por su relación con los aparatos ideológicos
desde que el individuo nace. La conversión del individuo a sujeto se produce a partir de
la relación que se establece entre los aparatos ideológicos y el individuo. Éstos
interpelan al individuo desde que nace, incorporándolo a un marco concreto de
comportamientos y prácticas sociales que refuerzan la reproducción del orden social. En
este punto Althusser destaca la escuela como el aparato ideológico fundamental en la
sociedad actual, así como la religión y la familia lo fueron en la época precapitalista
(Zizek, 1994::132). La escuela moldea la acción práctica del individuo desde que nace y
lo hace revestido con la consideración social de funcionar como un medio neutro, no-
ideológico (Zizek, 1994:135): “Naturalmente, los mecanismos que producen este
resultado vital para el régimen capitalista están recubiertos y disimulados por una
ideología de la escuela universalmente reinante, es ésta es una de las formas esenciales
de la ideología burguesa dominante: una ideología que representa la escuela como un
medio neutro, desprovisto de ideología”.
La función de la ideología es pues legitimar las relaciones de explotación a favor de la
clase que domina y por tanto adaptarse a las condiciones materiales de cada época
histórica. Para Althusser la ideología no tiene historia, pero en el sentido de que no
funciona a partir de un marco propio, sino que es el reflejo de las condiciones materiales
de la historia y se adapta a una forma concreta que en todo momento es ilusoria, pues su
función es únicamente la justificación de un modo concreto de realidad material que
justicia la dominación de clase, es decir, se adapta a las condiciones materiales para
neutralizar la siempre presente lucha de clases (Zizek, 1994:138): “En este sentido es
positivo si realmente es propio de la ideología el estar dotada de una estructura y un
funcionamiento tales que la constituyen en una realidad no-histórica, es decir
omnihistórica, en el sentido en que esa estructura y ese funcionamiento, bajo una
misma forma, inmutable, están presentes en lo que se llama la historia toda, en el
sentido en que el Manifiesto define la historia como historia de lucha de clases, es
decir, como la historia de las sociedades de clase”.

3.2- La ciencia por detrás de la ideología


Observamos que la ideología deforma la relación social existente entre los sujetos a
partir de un sistema de creencias que opera en la práctica social y que se opone a la
verdadera realidad. ¿Pero porque los individuos no pueden acceder a lo real?, en este
punto Althusser afirma al igual que Marx que la deformación empieza ya en la propia
relación social, dos elementos ideológicos fundamentales son el lenguaje y la escritura
donde “practicamos sin interrupción los rituales de reconocimiento ideológico” (Zizek,
1994:146). La realidad para Althusser se define con el análisis científico y exhaustivo
de la realidad social, es la observación que va más allá de nuestra experiencia directa
con la realidad social. Althusser opone al concepto de ideología el de ciencia,
considerando el materialismo histórico como un análisis científico completo que
determina las condiciones reales de explotación que operan en una sociedad. Este
análisis de la realidad funciona en tres niveles en los cuales exige una lucha directa por
parte de la clase dominada: lucha económica, política e ideológica. (Althusser, 2005:60)
Althusser afirma que la lucha por unas condiciones justas de trabajo articula una lucha
económica que cristaliza en una lucha política, pero a partir de aquí no sirve la
interacción directa del sujeto con la realidad. Cuando la lucha política se transforma en
lucha ideológica hace falta un conocimiento científico, un análisis más profundo del
funcionamiento de la ideología dominante, en este caso la ideología burguesa. Para
poder luchar ideológicamente hace falta un conocimiento teórico de las leyes que rigen
la base de una sociedad. El espacio ideológico se basa en el desconocimiento de lo que
hay detrás (Althusser, 2005:61). Por lo tanto la formación teórica es clave para
organizar una contraposición a la ideología dominante, el partido político debe salir de
la lógica del sistema y volver a formar al proletariado, a enseñar al pueblo lo que hay
detrás. Aquí Althusser establece la estructura de una ideología alternativa, de una serie
de sistemas de representación que confronten a la ideología dominante, ya que la
verdadera ciencia por si sola no puede agregar voluntades, no puede penetrar en una
mayoría. El partido debe ser el intelectual que forme a las masas y dejar de funcionar
como una máquina electoral (Althusser, 2005:67).
4- Slavoj Zizek, el intento fracasado de simbolizar lo real y la conciencia cínica de la
ideología.
Zizek sigue la línea de Althusser en el sentido de que la ideología funciona en la
realidad práctica, que es ella misma la propia realidad. Por lo tanto este autor afirma que
no se trata de analizar si la ideología es una ilusión o no, si es verdad su propio
enunciado o erróneo (Zizek, 1994:13):”El concepto de ideología debe ser desvinculado
de la problemática representacionalista: la ideología no tiene nada que ver con la
ilusión, con una representación errónea, distorsionada de su contenido social”. La
ideología es ella misma cuando oculta bajo su discurso alguna relación de dominación
social. Zizek pone un ejemplo de la función de la ideología (Zizek , 1994:15): “Cuando,
por ejemplo, una potencia occidental interviene en un país del tercer mundo porque se
conocen en éste violaciones de los derechos humanos, puede ser cierto que en este país
no se respetaron los derechos humanos más elementales y que la intervención
occidental puede ser eficaz en mejorar la situación de los derechos humanos, y sin
embargo, esa legitimación sigue siendo ideológica en la medida en que no menciona
los verdaderos motivos de la intervención (intereses económicos, etc…)”. Continua
Zizek, afirmando que (Zizek, 1994:15):”La forma más notable de “mentir con el ropaje
de la verdad” hoy es el cinismo: con una franqueza cautivadora, uno admite todo sin
que este pleno reconocimiento de nuestros intereses de poder nos impida en absoluto
continuar detrás de estos intereses. La fórmula del cinismo ya no es la marxiana clásica
“ellos no lo saben, pero lo están haciendo”; es en cambio, “ellos saben muy bien que
lo están haciendo, y lo hacen de todos modos”. Zizek estructura lo ideológico entorno a
tres ejes fundamentales que se relacionan entre si.

4.1-La ideología en si.


Primero está la ideología en si, que haría referencia a las distintas creencias y conceptos
que sistematizan una verdad. Zizek explica que en este primer nivel la clave es
descubrir lo que hay detrás del “texto oficial del discurso” (Zizek, 1994:18), es decir,
las intenciones bajo las que se esconden una carga de dominación inherente a ese
discurso concreto. Zizek pone el ejemplo de dos conceptos como libertad e igualdad,
que se usan con un objetivo de interés común cuando en realidad esconden la
dominación de la libertad del mercado, es decir de la libertad ajustada al espíritu del
sistema capitalista que en última instancia genera desigualdad.. Por eso Zizek afirma
que el análisis del discurso para descubrir las verdaderas intenciones de un mensaje
oficial, ideológico, es fundamental. Este ejemplo forma parte de lo que Zizek denomina
significantes vacíos, la utilización de una palabra que en si misma genera afección
social, pero que se utiliza con una lógica totalmente contraria al propio significado
original y normativo de la palabra. (Zizek, 1994:20). Es decir, el significado original
desaparece y el contenido que lo atribuye a esa palabra funciona de un modo distinto,
como un significado simbólico que no logra representar lo Real. En este punto Zizek
distingue lo Real y la realidad, la realidad es la acción simbólica, lo que observamos,
pero no es nunca ella misma, “se presenta a través de una simbolización
incompleta/fracasada” (Zizek, 1994:31).
Hay un vacío entre esa realidad y lo Real, que Zizek define como el espectro, como lo
que llena esa brecha entre realidad y lo Real. Lo Real es para Zizek el antagonismo
social, la lucha de clases. Es el vacío que la realidad simbólica intenta ocultar, pero
fracasa en el intento. La lucha de clases impide que podamos acceder a una
conocimiento neutral ya que (Zizek, 1994:33): “toda posición dentro de la totalidad
social es sobredeterminada, en última instancia, por la lucha de clases, fuera de la
dinámica de la lucha de clases no queda ningún lugar neutral desde el cual ubicar la
lucha de clases dentro de la totalidad social”.
Esta reflexión nos permite articular la tesis de que en cualquier momento histórico la
posición teórica que convierte su discurso en una posición hegemónica, es ideológica en
tanto en cuanto gana la batalla de las ideas a otras opciones discursivas. Zizek afirma
también que (Zizek, 1994:34): “En cuanto a la ciencia, por supuesto, no es neutral en
el sentido de un conocimiento objetivo no afectado por la lucha de clases y a
disposición de todas las clases. Sin embargo, por esa razón es una; no hay dos ciencias,
y la lucha de clases es precisamente la lucha por esta única ciencia, por quién se
apropiará de ella”.
La lucha de clases siempre vuelve en forma de distintas “apariciones espectrales”, es
decir, como un discurso que tiene la posibilidad de armonización social y que simplifica
una visión del mundo en el cual hay un enemigo que rompe lo armónico de nuestra
sociedad. Las distintas ideologías son evidentes, desde el nazismo con la figura del
judío, hasta la promesa stalinista de un hombre nuevo cuando se acabe con los vicios
del capitalismo o el discurso nacionalista donde la subordinación a un estado impide
alcanzar el bienestar social pleno (Zizek, 1989:172).
Por lo tanto para Zizek, el concepto de ideología permite disipar el núcleo traumático
del antagonismo social a partir de la introducción de un objeto simbólico concreto que
impide el desarrollo social. Zizek toma 3 conceptos, desarrollados por Jaques Lacan en
1953, para explicar la interconexión que existe entre los distintos niveles de la realidad
social (Zizek, 2011:192):”Lo Real (la dura realidad traumática, que se resiste a la
simbolización), lo Simbólico (el campo del lenguaje, de la estructura simbólica y
comunicación) y lo Imaginario (el dominio de las imágenes con las que nos
identificamos y que nos llaman la atención)”.

4.2- La ideología para si


La ideología interpela al individuo convirtiéndolo en sujeto, el discurso se materializa
en prácticas sociales. La externalización de estas prácticas viene determinada en última
instancia por lo que Althusser llamó “el sujeto absoluto”, es decir el estado. Zizek está
de acuerdo con Althusser en este punto, pues la representación de las prácticas sociales
está cargada de ideología que tiene su origen en un sujeto absoluto. Pero la diferencia
fundamental que señala Zizek con respecto a la teoría de la interpelación de Althusser es
que éste último no logra explicar el proceso de internalización que transforma al
individuo en sujeto (Zizek, 1994:.21). Zizek recurre en su obra El sublime objeto de la
ideología a Pascal para explicar que siempre hay un residuo irracional adherido a ella.
Por tanto la función de la ideología no es una construcción que nos permite escapar de
la realidad, sino “ofrecernos la realidad social misma como una huída de algún núcleo
traumático, real” (Zizek, 1989:120).
A partir de esta idea y volviendo a Marx, Zizek afirma que entre las fuerzas productivas
y las relaciones de producción nunca puede haber un equilibrio, existe una
contradicción inherente al propio capitalismo. Son las relaciones de producción las que
determinan en última instancia las fuerzas productivas y su desarrollo, el capitalismo no
puede alcanzar nunca un equilibrio entre límite y exceso.

4.3- La ideología como parte funcional de la normalidad


Por último tenemos lo que Zizek llama “La ideologización de lo no-ideológico” (Zizek,
1994:23), en este momento la ideología se difumina del sujeto y se convierte en lo
normal, en una práctica cotidiana que el sujeto cree superado pero que permanece con
él. Zizek afirma que con la difusión de los medios de comunicación de masas la
ideología penetra por todos los poros del cuerpo social, desdibujando su contenido. Por
lo tanto si los individuos no se comportan conforme a unos valores que la ideología
sostiene, funciona la coerción económica de las acciones, las leyes, la regulación estatal,
etc. El lenguaje de la economía como un proceso racional es la clave de la verdadera
ideología, cuando se apela a ésta como lo sensato y se desprecia cualquier alternativa
como ideológica. A partir de ésta se intenta simbolizar este conflicto con otras formas
ideológicas que nunca logran cerrar el círculo, que fracasan: multiculturalismo, religión,
nacionalismo, modernidad, etc. Por tanto, en este punto Zizek recurre a Marx y al
capítulo de El capital, el fetichismo de la mercancía, para indicar que la falsa conciencia
no está en el sujeto sino en el proceso de intercambio que se realiza en el sistema
capitalista. La diferencia radica en que lo que se puede definir como falsa conciencia es
el proceso propio del intercambio en el sistema capitalista, y por tanto la realidad le
viene ya dada al sujeto de un modo ideológico. En este punto Zizek introduce el
concepto de síntoma para describir el desequilibrio que existe entre lo que la realidad
describe y la lógica que el sujeto experimenta en su relación directa con ella. El síntoma
es el desequilibrio por ejemplo que existe entre una relación entre personas libres e
iguales y la lógica real de dominación entre las relaciones entre cosas, que en última
instancia son las que gobiernan o dirigen las relaciones sociales entre individuos libres e
iguales. Por lo tanto el lugar en el que aparece la verdad de las relaciones sociales se ha
de buscar en las relaciones entre las cosas (Zizek, 1989:110). Para Zizek lo
verdaderamente ideológico en la actualidad sería el sistema capitalista en si, la noción
de imposibilidad de crear otra alternativa a este sistema, la imposibilidad de salir de él.
Las distintas formas ideológicas que ocultan el auténtico problema es “la ideología de la
ideología”, utilizando una frase de Althusser. Lo verdaderamente ideológico es lo que
está en el centro del discurso, establecido en una posición social central, la estructura
que realiza la clasificación natural de lo que puede hacerse y de lo que no puede
hacerse. En el espacio político Zizek pone un ejemplo que en la actualidad funciona
como ideológico.
En conclusión, para Zizek la ideología en la actualidad no funciona a partir de un
control sobre la población donde hay una oscura verdad que no se puede desvelar, es
mucho más paradigmático. El cinismo es el rasgo característico que distingue a la
ideología, la ideología dominante no tiene la pretensión de ser tomada en serio, en
cambio, manipula de un modo instrumental, de un modo burocrático. Por tanto las
sociedades actuales son en si post-ideológicas ya que (Zizek, 1989: 61): “La ilusión, es,
por lo tanto, doble: consiste en pasar por alto la ilusión que estructura nuestra relación
efectiva y real con la realidad. Y esta ilusión inconsciente que se pasa por alto es lo que
se podría denominar la fantasía ideológica”.

5-Conclusiones
Sin duda la lucha de clases es un concepto que, como hemos visto con la teoría de
Zizek, sigue estando vigente. La afirmación fundamental que se puede establecer
después del estudio de Marx es que este concepto es más complejo que la definición
nominalista, es decir va más allá de un resultado que se deriva de la estructura
económica del capitalismo y que se basa en la explotación. En este punto la ideología
permite, y en esto reafirmo la tesis de Zizek, ocultar una y otra vez este proceso a partir
de la concentración en un determinado suceso que impide ver el proceso global., y que
la función de la ideología, actualmente el núcleo central de lo ideológico es el
neoliberalismo, intenta neutralizar este concepto a partir de la utilización de la economía
como la ideología más poderosa. La conciencia de los individuos no contempla la
ideología capitalista como un todo, sino que es un proceso que se deriva en última
instancia de la base económica pero que está independizada de ésta en el discurso. El
neoliberalismo como ideología actual dominante emana de ella misma unos valores
específicos que sostienen la base de la economía pero se muestran como independientes
a ésta. Por ejemplo, el individualismo, la competitividad por encima de todo, el ser
humano es egoísta por naturaleza, etc. Son presupuestos que ayudan a reforzar el
enfrentamiento inmediato entre los individuos de la clase dominada pero que actúan
como supuestos naturales, indiscutibles. La ideología es fundamental para neutralizar la
lucha de clases que se deriva directamente del proceso económico, pero la lucha en este
terreno, sobre todo actualmente va más allá de lo económico. La complejización del
proceso productivo y la disolución de clases invalidan la ideología en el terreno
económico. La patria, la nación, los derechos humanos, etc. Son discursos que en última
instancia derivan de la situación económica de explotación, pero que tienen su propia
lucha, así es como funciona hoy la ideología. La única manera de confrontar hoy el
discurso dominante es desde la superestructura de la ideología, de agregar voluntades
alrededor de debates que extralimitan lo económico pero que en última instancia son
consecuencia de éste. Estos procesos ideológicos no son sólo formas de conciencia, sino
que tienen su expresión en la práctica material. Se viven día a día como la auténtica
realidad, la gente no habla del proceso productivo de la estructura económica, sino que
habla de fútbol, del programa de televisión que vio ayer. Y mientras tanto la base
económica se vuelve inalcanzable al individuo, no hay una alternativa posible porque
funciona como una entidad independiente del individuo, como un proceso con vida
propia. Esto ocurre porque lo real de la economía nos llega directamente a través de los
medios de comunicación como procesos complejos que están al margen del ser humano.
Los mercados, las crisis, la subida repentina de la bolsa son vistas como individuos
propiamente humanos que “sufren”, que “se resienten”. Este es el centro de la ideología,
presentar el proceso económico como ajeno a los individuos, para posteriormente
justificar una serie de medidas que sufrirán la mayoría de la población. Es decir las
consecuencias de una lucha de clases que es determinada en última instancia por el
capitalismo. Por tanto mi tesis es que la continuación de la lucha de clases en torno a la
ideología es cualquier cosa menos una posición neutral entorno a un tema concreto. La
existencia de lucha de clases, como afirma Zizek, implica un desequilibrio en la propia
sociedad, un desequilibrio que la ideología ocupa. Pero el papel de la ideología no cubre
este vacío de un modo neutral sino que articula los intereses de una minoría como si
fueran los intereses generales de la mayoría. En este punto la teoría marxista sigue
totalmente vigente. Ahora bien, la lucha ideológica no se trata de la confrontación
directa, por lo menos en la actualidad, con el proceso de producción o con una ruptura
radical del sistema, sino con una ruptura total de las ideas que sostienen el discurso
dominante, consecuencia de la base económica misma. Esa es mi conclusión en torno a
la lucha de clases en la actualidad, una vuelta al mundo de las ideas como medio de
confrontar lo que Marx llamaba la realidad material. El contexto histórico y las nuevas
relaciones sociales basadas en los medios de comunicación y las nuevas tecnologías, la
realidad social opera en las imágenes concretas de una idea a partir de la cual
elaboramos un marco de acción, por tanto la confrontación de estas ideas concretas es el
inicio para acceder a la realidad material. Como afirma Slavoj Zizek, reinventar la tesis
undécima de Marx: Hasta ahora los filósofos no han hecho más que interpretar el
mundo, de lo que se trata es de cambiarlo”. En la actualidad esta tesis se redefiniría así:
“Hasta ahora la confrontación práctica no ha hecho más que reforzar el sistema, de lo
que se trata es de volver a pensarlo de nuevo” La coyuntura de los cambios
estructurales, económicos y sociales, establece nuevos dispositivos para afrontar la
lucha de clases. Con lo cual el hecho de realizar una acción directa muy radical contra el
sistema en el marco de un discurso hegemónico contrario a esa acción, sólo refuerza la
lógica del sistema. En este punto, cabe hacer una crítica a Althusser sobre su ensayo
Ideología y aparatos del estado examinados anteriormente, el análisis marxista no es
universal, no existe en él la construcción de categorías independientes que sirvan para
cualquier contexto histórico, es necesario analizar el momento concreto para poder
estructurar y aplicar las herramientas que conforman el análisis marxista. La
contradicción con esta tesis en la época actual, es que los cambios que se producen en la
esfera económica no surgen ya mayoritariamente de la producción, sino de la economía
especulativa y por otro lado avanzan mucho más rápido que en épocas anteriores y por
tanto es necesario cambios más radicales y a la vez más complejos.
En conclusión:
-La ideología no es una mistificación pura, una falsa conciencia, sino que estructura la
propia realidad social del sujeto.
-No existe una verdad eterna, sino que hay un discurso que ocupa el centro de las
relaciones sociales que, en última instancia, viene determinado por las relaciones
materiales.
-Ese discurso siempre es ideológico porque ocupa el desequilibrio que representa el
antagonismo social (lucha de clases)
-En la actualidad, la economía ocupa el último resquicio ideológico, pero no existe una
confrontación directa con ella, sino que sólo se representa a través de causas concretas,
que no engloban lo Real (Zizek, 1989:179).
-Estas causas concretas (nacionalismo, racismo, ecologismo…) fragmentan a la
colectividad social dominada, los adhiere a la lógica de consumo capitalista a través de
la mercantilización de sus propias causas, reforzando al propio sistema.

6-Bibliografía

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