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Ricardo Falcón, Los orígenes del movimiento obrero

(1857-1899). Buenos Aires, CEAL, 1984, capítulos.

III
LA FORMACION DEL PROLETARIADO

El incremento de la inmigración y las modificaciones


que se iban produciendo en la estructura productiva del
país durante los años setenta provocaban constante-
mente una evolución de la composición y de las carac-
terísticas de la masa de trabajadores. No obstante esta
ewlución que podríamos denominar gradual, una trans-
formación más profunda y relativamente brusca se
produce alrededor de los años ochenta. Una de las razo-
nes fundamentales del carácter acelerado y concentrado
de estos cambios es el hecho de que la formación de la
clase obrera está condicionada PQr la circunstancia quC'
la transformación capitalista del país se hace en fun-
3, 4 y 5.

ción de los requerimientos del mercado mundial y de la


evolución del capitalismo europeo e internacional.
Se desarrolla entre fines de los años setenta y los
primeros años de la década del ochenta una serie de
transformaciones decisivas en el plano económico, social
y político, que afectan necesariamente la estructura dE'
la incipiente clase obrera. Estas transformaciones SE'
proseguirán durante toda la década y la siguiente.
Así como la producción lanera y su incorporación al
volumen total de las exportaciones argentinas había
implicado el nacimiento de una capa de artesanos urba-
nos, ahora serán los cereales y las carnes, que origina-
rán una evolución que contribuirá a la transformación
de estos artesanos y primeros obreros en una mayoría
de asalariados sometida a la moderna explotación ca-
pitalista.
Hay en todo ese período una importante evolución del
comercio exterior, en la cual tienen un peso importante,
al comienzo, las exportaciones cerealeras. El país, que
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importaba trigo y harinas hasta mediados de la dé- ticas del período. No obstante, la élite gobernante man-
cada del setenta, se autoabastecía en 1880 y era ya un tendrá un régimen sólo formalmente parlamentario y
exportador importante a fines de la década del ochenta. democrático, basado en la exclusión política y en la
El área sembrada con trigo crece aproximadamente ausencia efectiva del sufragio universal.
ocho veces entre 1875 y 1888. El volumen general de Una de las tareas más importantes que el Estado
las exportaciones se duplica entre 1880 y 1889. La ga- debía enfrentar era la intensificación del proceso inmi-
nadería también progresa, aunque más lentamente. Los gratorio ya iniciado desde la mitad de los años cincuen-
productos tradicionales, la lana, el tasajo y el cuero, ta. La prioridad fundamental era la. de la agricultura
siguen ocupando un lugar importante en las exporta- y en torno a ella se centraba la propaganda argentina
ciones. Pero, paralelamente las existencias de ganado en el exterior. Pero, no obstante el fomento de la colo-
bovino se van acrecentando, preparando así la ulterior nización agrícola que se continúa en los años ochenta,
expansión de las exportaciones pecuarias, mientras que progresivamente el acceso a la propiedad de la tierra se
se va desarrollando también la industria frigorífica. irá cerrando para los inmigrantes. En muchos casos
El incremento de las exportaciones agrícolas implicó se desempeñarán como arrendatarios y en otros se diri-
la realización en pocos años de transformaciones fun- girán hacia las ciudades para engrosar las filas del
damentaleS. Uno de los sectores claves de esa expansión proletariado urbano en formación. El limitado, pero
fue el de los transportes y comunicaciones en general. efectivo, desarrollo de la industria, las obras que se
En 1879 el trazado de los ferrocarriles cubría 2.516 ki- desprenden del acelerado proceso de uróanización en el
lómetros y en 1892 era ya de 13.682. Paralelamente se Litoral y el conjunto de transformaciones en las comu-
desarrolla el transporte fluvial; se acelera la remode- nicaciones, absorberán una cuota importante de la mano
lación de los puertos y la organización de una infraes- de obra extranjera. Si los extranjeros serán mayorita-
tructura para el comercio exterior. En poco tiempo se rios en los sectores de la producción más vinculados con
crea en Argentina una importante red bancaria y finan- el proceso de modernización, los trabajadores- nativos
ciera y afluyen los capitales extranjeros, particular- ocuparán un lugar importante particularmente en el
mente ingleses. interior.
Las transformaciones en curso favorecerán, aunque
mdirectamente, un cierto desarrollo de la industria.
Por un lado la expansión del ferrocarril permitirá la La inmigración masiva
evolución de algunas industrias de transformación de
materias primas del interior. Por otro lado, surgirán Entre 1880 y 1899 entraron al país 1.949.593 inmi-
o se fortalecerán ciertas industrias subsidiarias de la grantes, salieron 727.210, quedando un saldo para todo
exportación agro-pecuaria y se multiplicarán los talle- el período de 1.222.383 118.
res que producían para el consumo local. No obstante
el crecimiento industrial quedará subordinado a las Inmigración 11 Emigración ( 1880-1899)
características de un capitalismo de base fundamental-
mente agraria y exportadora. Años Inmigrantes Emigrantes Saldo
Estrechamente vinculado a todas estas transforma-
ciones aparece también el proceso de centralización del
Estad~ nacional y de un conjunto de reformas políticas.
1880 41.651 20.377 + 21.274
1881 47.484 22.374 + 25.110
Bajo la hegemonía de la burguesía agraria y comercial 1882 51.503 8.720 + 42.783
de Buenos Aires se concreta una alianza con algunas de 1883 63.243 9.150 + 53.733
las oligarquías provinciales que permite constituir un 1884 77.805 14.444 + 63.361
Estado centralizado y centralizador. La federalización 1885 108.722 14.585 + 94.137
de Buenos Aires es el último acto político que da por
concretado este proceso.
1886
1887
93.116
120.842
13.907
13.630
+
_¡_
79.209
107.212
La consolidación del Ejército nacional en detrimento 1888 155.632 16.842 + 138.790
de las guardias provinciales, las llamadas campañas del 1889 260.909 40.649 + 220.260
desierto contra el indio que permiten incorporar cuan-
tiosas tierras a la producción y la laicización del E~­
1890
1891
110.594
52.097
80.219
81.932
+ 30.37&
29.835
tado, son algunas de las más importantes tareas poli- (Continúa)

54 55
Años Inmigrantes Emigrantes Saldo
ochenta. En 1886 fue creada nuevamente una comisión
1892 73.294 43.853 + 29.441 central de la inmigración con atribuciones similares a
1893 84:420 48.794 + 35.626 los organismos anteriormente existentes. En esa mis-
1894 80.671 41.399 + 39.272 ma época se instalaron edificios de alojamiento de los
1895 80.989 36.820 + 44.169
inmigrantes en algunas ciudades del interior, con el
1896 135.205 45.921 + 89.284
propósito de llevar al interior a una parte de la co-
1897 105.143 57.457 + 47.686
rriente inmigratoria que se centraba en alta propor-
1898 95.190 53.536 + 41.654
ción en Buenos Aires.
1899 111.083 62.241 + 48.842
En 1889 por ley se autorizaba al gobierno a pagar
Fuente; 117. los pasajes de los inmigrantes hasta 6 millones de pesos
oro. Un antecedente en este sentido, había sido oti·a
Hasta 1884, el ritmo de llegadas se mantiene en ni- ley de 1877 que disponía un millón de pesos para ade-
veles ligeramente supeyiores- a los de los últimos años lantar los pasajes que serían luego reembolsados por
del segundo quinquenio de los años setenta; pero desde los inmigrantes. En Europa y en el país, se concedie-
1881 los saldos son más altos porque disminuye el vo- ron en 1888, 1889 y 7890, 134.081 pasajes, por un valor
lumen de la emigración anual. Desde 1885 hasta 1889 de 5.307.704 pesos oro 118.
el ritmo se eleva bruscamente, registrándose saldos A partir de 1895, se dejará la inmigración li~rada al
anuales cuyo promedio anual es de aproximadamente flujo espontáneo. No habrá más agentes especiales en
120.000 inmigrantes. Los 260.909 extranjeros arribados Europa, ni se hará tampoco propaganda especial para
en 1889 constituyen- una cifra récord que no será igua- atraer inmigrantes.
lada sino muchos años después. La subvención estatal El alud inmigratorio que se registra entre 1885 Y
de los pasajes de ultramar, la incesante demanda de 1890, no deja de crear numerosos problemas y abusos
mano de obra, la expansión de la agricultura, la pro- en la recepción de los inmigrantes. En diversas oportu-
paganda del gobierno argentino en el exterior y las nidades la prensa registraba denuncias sobre irregula-
condiciones económicas en Europa¡ explican el salto de ridades que se cometían. Así, por ejemplo, La Nación,
fines de la década del ochenta. en un artículo del 5 de agosto de 1887 titulado "Lo de
Pero, los acontecimientos políticos de 1890 y la crisis siempre sobre inmigración", denunciaba la venta a los
económica frenarán momentáneamente el ritmo cre- inmigrantés de pasajes que el gobierno les concedía
ciente del flujo inmigratorio. En 1891, el saldo será por gratuitamente, la falsificación de documentos ~ara con-
primera vez negativo, fenómeno que no se repetirá ceder pasajes a personas que por ley no podían ob~
hasta 1914 con el estallido de la guerra. nerlos y otros abusos. Señalaba también, el estado de
Entre 1892 y 1895 los saldos inmigratorios se esta- completo desaseo en que se halla el Hotel ~e inmiqrantes,
bilizan, con un promedio anual de aproximadamente 1·epartición donde prosperan con ezcepctanal vtgor las
37.000 inmigrantes. En 1896, al calor de la reactivación malas prácticas denunciadas 119.
económica, se registra un nuevo aumento, con 135.205 El Hotel de Inmigrantes. que llegó a tener capacidad
llegadas, 45.921 salidas y un saldo de 89.284. En_ los para alojar provisoriamente a varios miles de perso-
tres años siguientes los saldos- se estabilizarán en un nas fue frecuentemente motivo de denuncias por el mal
promedio anual de 46.000 extranjeros. trato a los inmigrantes. El mismo diario, algunos d~as
Entre 1880 y 1889 el porcentaje de regresos es del después hacía referencia a la apertura de 3 sumar1os
17% y entre 1890 y 1899- del 57%. El importante au- por irregularidades, uno de los cuales se debía a la mala
mento de Tos regresos se explica no solamente por las calidad de las carnes 120. Un testimonio directo P!oviene
causas ya señaladas, sino también porque en los años de una carta enviada a su familia por un inmigrante
noventa comienza a generalizarse la llamada inmigra- belga. Luego de relatar los avatares de la travesía del
ción golondrina, es decir, trabajadores italianos y es- Atlántico como pasajero de tercera clase, muestra .s~
pañoles que inmigran temporariamente para trabajar desilusión al llegar al Hotel de Inmigrantes: Un edtft-
en las faenas agrícolas. cio de madera con camas con tirantes atravesados que
Probablemente los esfuerzos más intensos para atraer nos lastimaban las costillas sin que nos dieran n~
la mano de obra extranjera se hicieron- en los años para poner encima. En cuanto a la comida, es un lwrrt-
ble guiso de arroz, cordero y papas en mal estado, que
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1895, constituían el 90% de los propietarios de bienes
nos lo tiran como a los chanchos. Además, los natu1·ales raíces, el 84,2 % de los propietarios de industrias, el
nos t1·atan com,o a verdade1·os pa1-ias 121. 74 % de los propietarios de comercios, el 64% del
Entre 1857 y 1897, 897.805 personas fueron desem- personal empleado en industrias y el 42,6 % del perso-
barca~as . ofici~_lmente por los organismos encargados nal de comercio ll!7. Las diferencias en la presencia de
de !3: nu~ugracwn, de los cuales 697.398 fueron alojadas extranjeros entre propietarios y empleados se explica
prov1sonamente y 576.396 colocadas en un trabajo 0 parcialmente por el hecho de que muchos pequeños co-
mternadas en el interior 122. mercios en manos de inmigrantes empleaban a sus hijos
, El importante incremento de la inmigración en la que detentaban la nacionalidad argentina. Además, las
decada del ochenta y en los primeros años de la del proporciones eran más elevadas a favor de los extran-
noventa, desempeñó un papel de primer orden en el au- jeros en la Capital y en el Litoral.
mento g!obal de la población. Esos 1.830.000 habitantes En 1895, los italianos, los españoles y los franceses
que hab1a revelado el censo de 1869 se transformaron <-'Ontinuaban siendo las tres nacionalidades más nume-
en 4.044.911 en ocasión del Segundo 'censo Nacional de rosas en la población extranjera.
1895 123.
~ste vertiginoso crecimiento demográfico, no se hizo Poblaci6n por nacionalidades (1895)
~mformemente en todo el país, sino que las provincias
litorales fueron las. ~ás beneficiadas. En efecto, el au- %en la % enla
~en~o de la I;JOblacwn en la Capital y las cuatro pro- población población
vmci~s del Lit~ral fue del 197% respecto a 1869, en Nacionalidad Población extranjera total
cambw las regiOnes Norte, Centro y Oeste crecieron
en el 61 %, 50% y 42 %, respectivamente ll!4. Argent~os 2.950.384
Además se acrecienta la tendencia de la población Italianos 492.636 49,0 12,5
a concen~;arse en los ct>ntros urbanos. En 1869 Españoles 198.685 19,8 5,0
la poblacwn urbana represontaba sólo t>l 34,6 % del Franceses 94.098 9,4 2,4
total; en 1895 era ya el 42,8% 125. Ingleses 21.788 2,2 0,6
En 1895, los extranjeros eran 1.104.500 es decir el Alemanes 17.143 1,7 0,5
25,4 % de la población del país, porcentaje' que signifi- Rusos 15.047 1,5 0,4
caba un aumento importante respecto al 12 1% de Suizos 14.789 1,5 0,4
1869. Pero el peso especifico de los extranje'ros era Austríacos 12.803 1,5 0,4
mayo¡· en al~nas re~i~nes en particular. El 34,3 % Belgas 5.446 0,5 0,1
de los extranJeros res1d1a en la Capital, donde repre- Otras nacionalidades 132.092 12,9 3,1
SE_!n~ban el 52,2 % del total de la población. En la pro-
vmcia de San~!'- Fe, los extranjeros constituían el 41,9 %
de la poblacwn --en 1869 habían sido solamente el Total 3.954.911 100 100
15,6 ~- en la de Buenos Aires el 30,9 %; en la de En-
tre R1~s el 21,8.% y en la de Corrientes el 9,2 %. Los Fuente: 128
extranJel'os residentes en el Litoral representaban el
22,6 % del total de la población del país y el 87 8 % La denominación "Otras nacionalidades" comprende
del total de extranjeros existente en Argentina 126. un alto porcentaje de habitantes provenientes de países
Sin d?-da~, que la importancia demográfica adquirida vecinos y en muchos casos situados en zonas limítrofes.
por _los I~Igrantes en Argentina, hace que el fenómeno La variante más importante respecto al Censo de 1869
mm1gratorw ,en este país figure entre los más desarro- es la aparición de 1,5 % de rusos, nacionalidad que irá
IIa~os de la epoca. En 1890 los extranjeros constituían aumentando progresivamente su participación en el
~as1 ~1 15 % de la población. de los Estados Unidos, cifra total en los años siguientes.
mfenor a la d.e la Argentina, aunque en algunas ciu- Los italianos siguen siendo mayoritrarios, pero se ve-
~ades como Chicago, e~ porcentaje de extranjeros había rifica un aumento del peso relativo de los inmigrante.
tgualado o superado ligeramente al de Buenos Aires. españoles y una disminución de los franceses.
~ero, may~r .que su peso demográfico era el peso Entre 1880 y 1899 los italianos entrados por vía de
social y econom1co que detentaban los extranjeros. En
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58
ultramar fueron 886.793 12o. Del total de italianos en-
trados entre 1857 y 1897, última fecha contenida en el 3 25 % comerciantes y sólo 8 % jornaleros 136. Los fran-
censo de 1895, el 85,85 % eran adultos, de los cuales c~ses se radican en la región litural como los otros ':x-
el 61,32 % lo representaban los varones y el 24,53 % tranjeros pero también en alguna medida en la provm-
las mujeres l 30. Entre 1876 y 1897 el 67 % de los ita- cia de M~ndoza, donde se dedican a la vitivinicultura.
lianos declaran ser agricultores y 3,5 % colonos, 11 %
jornaleros, 3 % artesanos, 1,5 % albañiles, 1 % coDJer-
ciantes, 9 % sin profesión y el resto ofirios varios 131. Los trabajadores
El porcentaje de agricultures italianos es el más alto
en el conjunto de la inmigración. En el comercio, los La mano de obra asalariada, desde la segunda mitad
italianos se distribuyen en las distintas ramas, pero con de la década del ochenta y durante la del noventa, se
una preferencia por la alimentación. La distribución de concentra en cuatro o cinco sectores. Una parte es ~b­
los italianos por provincias, conserva la misma rela- sorbida por las actividades agrícolas; otra por las m-
ción en términos generales que el conjunto de los ex- dustrias de transformación de materia~ pr~as a~ícolas
tranjeros. En Buenos Aires, los italianos constituían en y extractivas del interior, las industrias aun senu-arte-
1887, el 31,8 % de la población total y el 60,4 % de la sanales que producirían. para el me:cado local nuclea-
extranjera, proporciones que en 1895 eran del 53,4 % ban también una cuota rmportante, Igual que los esta-
y 47,8 % respectivamente 132. En cuanto a las regiones blecimientos comerciales. El resto se encontraba en los
de origen, a partir de 1890 aumenta el porcentaje de transporte y servicio;; que comienzan 3: desarrollarse
italianos provenientes de las zonas del sur de la penin- en esa época y en las actividades relaciOnad~~ con el
suya, aunque continúan llegando trabajadores del norte. importante proceso de u:banización que se verifica par-
Como lo revela el Censo de 1895, la presencia de los ticularmente en la Capital.
españoles se incrementa a partir de los años setenta El censo de 1895, registra s<Jbre un total de po~la­
y continúa aumentando en las dos décadas siguientes. ción activa de 2.451.761 personas! 1.645.83~, como e)~r­
En cuarenta años, entre 1857 y 1897, el 85,17 % de Jos ciendo una profesión y 805.931 sm profes10n. Es~ úl-
españoles entrados por ultramar eran adultos, siendo timo sector está integrado principalmente por muJeres,
el porcentaje de varones de 66,92 %, es decir, el más y había aumentado desde 1869, pasando del 15,5 % al
altu en el conjunto de las nacionalidades extranjeras 133. 32,9%137.
Este dato está probablemente en relación con el hecho
de que los españoles presentan entre 1876 y 1897, el por- Profesiones Manuales en 1895
centaje más bajo de agricultores, 16 % y el más alto de
jornaleros, 41,35 % y una proporción relativamente alta %en la
poblacilm
de artesanos y albañiles, 3,50 % y 3,25 % respectiva- Número activa
mente. Registra, sin embargo, nominalmente un 8 % Profesiones
de colonos 134. Los gallegos constituían un alto porcen- 16,2
taje de los españoles entrados a partir de 1880. En el Producción de la materia prima 393.948
Producciones industriales 366.087 14,9
comercio, los españoles revelan una preferencia por el 2,6
Trans¡rortes 63.006
sector Vestido. 222.774 9,1
La inmigraci6n francesa continúa conservando du- Personal de Servicio
rante todo el siglo XIX el tercer lugar, aunque su peso Personal de fatiga que no
tiene trabajo fijo 342.493 14,0
relativo disminuye, en particular si se lo compara con 1.388.308 56,8
el de los españoles, a los cuales se equiparaba durante Total de profesiones manuales
Profesiones no manuales 257.522 43,2
Jos años sesenta y setenta. El porcentaje de adultos,
79,89 % y el de varones, 59,91 % es más bajo que el de 1.645.830 67,1
Jos italianos y el de los españoles, revelando una mayor Thtal de personas con profesión
inmigración de mujeres y niños 135. Cincuenta y tres Fuente: 138
por ciento de los franceses declara ser agricultores y
6,25 % colonos. Los franceses presentan un grado rela- Estas cifras tienen un valor sobre todo indi~ativo. ~
tivamente alto de calificación: 7,5 % son artesanos, muy probable que Ios rubros de las profeSiones qu
hemos agrupado como manuales, incluyan una propor-
60
61
ción de personal de dirección y de empleados. Asimis- parte de los jornaleros establecidos permanentemente
mo, las profesiones no manuales, contienen también una en el país también emigrara periódicamente al campo.
cierta proporción de trabajadores manuales, como es el Otra de las fuentes de reclutamiento de esta masa de
caso por ejemplo de las 143.363 personas censadas en mano de obra no calificada eran las grandes construc-
la profesión de comerciantes. Además, las categorías ciones ferroviarias, edilicias, portuarias y otras que se
censales utilizadas en la época no facilitan la determi- desarrol~ban en esos años.
nación de algunos rubros de profesiones. Pero, a pesar En 1895. había en el país 22.204 establecimientos in-
de estas imprecisiones, los datos del Censo de 1895, dustriales, que empleaban 145.650 personas, reunían
nos permiten tener una visión global de la composición un capital total de 284.101.367 pesos moneda nacional
de la mano de obra de la época. y detentaban 2.348 máquinas de vapor, 27.227 máquinas
El sector denominado "Producción de la materia pri- H.P. y 31.700 de otros tipos Ha. .
ma" en el Censo, estaba integrado en gran medida por El mayor número y los más importantes estableci-
actividades vinculadas a la agricultura y la ganadé- mientos estaban radicados en la región Litoral. Sola-
ría. Este sector se había duplicado desde 1869, regis- mente la Capital y provincia de Buenos Aires reunían
trando en esos veintiseis años un aumento absoluto de más del 50 % del total del capital invertido. El 84 %
206.025 personas. Las profesiones agrícolas y rurales de las industrias se encontraban en el Litoral, corres-
regisb·adas en 1895, incluían 261.453 agricultores, pondiendo el 38 % a la Capital. También el 84 % del
28.724 pastores y vaqueros y 81.074 estancieros y hacen- personal empleado correspondía a las provincias lito-
dados, de estos últimos una parte era de propietarios J:lo. rales cuyo 57 % estaba en la ciudad de Buenos Aires 144 •
Por otra parte, el 58 % de los inmigrantes entrados Er: cuanto a la distribución por ramos de producción,
por ultramar entre 1876 y 1897, había declarado poseer las mayores cifras en número de establecimientos y per-
la profesión de agricultor 140. En 1895, existían en el sonal empleado correspondían a Vestido y Tocador, Ali-
país 709 colonias agrícolas, que ocupaban una extensión mentación, Construcción y Metalurgia.
de 6.188.013 hectáreas. Más deT 50 % en número y ex- Pe1·sonal empleado en industria por ramos (1895)
tensión, representaban las 363 colonias de la provin-
cia de Santa Fe. El resto lo formaban 191 colonias en Personal
Entre Ríos, 146 en Córdoba y 9 en los entonces llama- Establecimientos empleado
dos Territorios Nacionales 141. La expansión del sector Ramos
agrícola se explica por el auge de las exportaciones ce- Alimentación 4.082 27.071
realeras y por el aumento de la población y del consumo Vestido y Tocador 5.713 32.599
desde los años ochenta. Construcciones 3.955 30.519
Es difícil determinar la ubicación de los 342.493 tra- Muebles 2.259 12.721
bajadores que la terminología censal de la época deno- Artístico y de Ornato 949 B.EFJ
minaba "Personal de fatiga que no tiene trabajo fijo". Metalurgia y Anexos 3.163 14.631
Como dice Gabriel Carrasco, redactor del capítulo de Productos Químicos 317 4.712
Población en el Censo de 1895, incluye la.~ muchas per- Gráficas y Anexos 427 5.080
sonas que en los boletines del censo aparecían sin cla- Mixtas y Diversas 1.339 15.757
sificación determinada o con alguna.~ tales como las de
trabajaiUJr, obrero, jornalero, etc. 142 Este ~ector sin Totales 22.204 145.650
calificación, debía formar parte del personal de peones Fuente 145.
tanto en faenas rurales como urbanas, cambiando a ve-
ces de trabajo e incluso de área geográfica. N o obstante la evolución operada en esos años todavía
Ya en la década del noventa, la llamada "inmigra- gran parte de los establecimientos censados. mantienen
ción golondrina", había comenzado a hacerse un fenó- características semi-artesanales. Esto es conf1rn1ado por
meno regular. Numerosos trabajadores europeos venían el bajo índice de concentración de la mano de obra, que
solamente para trabajar en la cosecha para retomar para el total es de aproximadamente 6 trabajadores ~or
luego a sus países de origen. Después de los agriculto- establecimiento. El promedio es más elevado en las m-
res, el porcentaje más alto entre las profesiones decla- dustrias químicas, con 15 por establecimiento, en las
radas por los inmigrantes entre 1876 y 1897 es el 11 % gráficas, con casi 12, cifra también alcanzada por las
registrado por los .Jornaleros. No es imposible que una denominadas Mixtas y Diversas.
62
a la actividad propagandística de enviados de los sin-
dicatos de Buenos Aires.
Un análisis de los diversos tipos de industrias con-
tenidos en los diferentes rubros utilizados por el Censo, La construcción es otro de los sectores que absorbe
muestra que la mayor cantidad de mano de obra corres- mano de obra calificada y también peones. Una propor-
ponde a 1.823 panaderías con un personal total de ción no mensurable, pero seguramente importante de los
10.906 personas; 1.687 sastrerías con 7.367; 2.739 za- trabajadores censados como "Jornaleros" o "Sin Tra-
paterías con 13.374; 2.187 carpinterías con 9.172; 2.111 bajo Fijo", trabajaba temporariamente en esas activi-
herrerías con 8.229; 152 jabonerías, graserías y fábri- dades. Los 9.467 albañiles existentes en 1869 son ya
28.067 en 1895, lo que supone un crecimiento del 290 %,
cas de velas con 2.088 ; 427 casas de artes gráficas con uno de los más altos del período en el conjunto de pro-
5.080 y 584 fábricas de cigarros con 5.75114 6. Como fesiones Hs. También los carpinteros y otros oficios
veremos más adelante, en general estas industrias coin- vinculados con la construcciún registran crecimientos
ciden con los gremios más activos sindicalmente en este importantes. Se trata de 1:n tipo de mano de obra que
período. se insertaba fácilmente. La demanda de carpinteros;
Además de estas industrias, los Boletines Especiales herreros y albañiles, crece aumentando sientpre el sala-
del Censo de 1895 permiten conocer lá composición rio, lo mismo sucede con los peones, decía en 1884 el
de la mano de obra de los establecimientos dedicados diario La Prensa 140. Como lo señala Dorfman, un al-
a la transformación de materias primas, que son en ge- bañil, ganaba más que un litógrafo, oficio que sin em-
neral los que detentaban una cantidad más alta de ca- bargo, requería una cierta calificación um.
pital invertido. En :ro saladeros trabajaban 5.574 per- La demanda de los oficios vinculados con la construc-
sonas, de las cuales 160 eran administrativos y el resto ción está en directa relación con el proceso de urbani-
obreros, incluidos los capataces. De estos saladeros, 21 zación que vivía el país, al menos en el Litoral, y con
estaban situados en la provincia de Buenos Aires, 14 las grandes obras de infraestructura vinculadas con los
en la de Entre Ríos y 4 en el resto del país. De 659 transportes y las comunicaciones en general.
molinos harineros existentes en el país, sólo 586 sumi- Son particularmente las ciudades portuarias las que
nistraron datos sobre su personal que estaba integrado registran un importante crecimiento y acelerado proceso
por 3.910 trabajadores. Cincuenta y un ingenios azuca- de urbanización. Más allá de Buenos Aires, cuyo desa-
reros empleaban 293 técnicos y administrativos, 998 ar- rrollo analizaremos en particular, Rosario y Bahía
tesanos y 9.577 peones. Estos establecimientos emplea- Blanca viven en esos años un proceso de acelerado cre-
ban en forma permanente 7.509 obreros cultivadores y cimiento. Rosario era en 1851 todavía un poblado de
en el período de la cosecha 17.440. Los establecimientos 3.000 habitantes según las estimaciones de Du Graty.
vitivinícolas, radicados fundamentalmente en las pro- Siete años después, el Censo Confedera} registraba 9.785
vincias cuyanas, eran 949 y empleaban en la época de habitantes y en consecuencia un crecimiento anual del
la vendimia 18.630 personas. De éstas, 1.196 eran em- 32,3 % para el período. En 1869, había ya en esa ciu-
pleados de dirección, 11.042 peones varones, 4.420 muje- dad 23.169 personas y en 1887 el Censo Provincial de
res y 1.792 niños. El personal permanente en la elabo- Santa Fe, constataba una población rosarina de 50.914.
ración de vinos era de 4.568 personas, de las cuales En 1895, Rosario tenía ya 91.669 habitantes y el pro-
865 eran empleados y el resto obreros. Además 131 des- medio de crecimiento anual en aus últimos cinco años
tilerías de alcohol concentraban 2.530 trabajadores y había sido del 10,1 % 1 ~ 1. Por su parte Bahía Blanca
61 fábricas de cerveza 957 147. había pasado de 1.057 habitantes en 1869 a 7.088 en
En su conjunto estas industrias de transformación 1895152.
de materias primas agrícolas, presentan características En 1869 había en el país 54.760 casas de ladrillos,
diferentes, a Ios de la mayoría de los pequeños talleres de las cuales, 47.023 tenían azotea y 7.737 techos de
artesanales. La concentración de mano de obra prome- metal, tejas o zinc. En 1895 el total de casas de mate-
dio es en general mayor, así como la proporción de ar- rial era de 236.237, lo que implicaba un aumento del
gentinos respecto a la de extranjeros. Hay una cuota 431 %. De ellas 111.908 eran de azotea y 124.329 con
impo1·tante, por lo menos en los ingenios y en los vi- techados de otro tipo. Además había 3.312 edificios de
ñedos, de mano de obra temporaria y en algunos c~~osos más de un piso, construidos en su mayoría en la Capital
una notoria presencia de mujeres y niños. Estos sec- y en las provincias de Buenos Aires y de Sant:! Fe l53.
tores se incorporarán más tardíamente a la vida sindi- La construcción no sólo empleaba trabajadores para
cal, hacia fines del siglo y generalmente en vinculación
65
64
esas obras, sino que había también una serie de esta- profesión. Constituían también el 64 % del conjunto
blecimientos que fabricaban elementos para esa activi- del personal empleado en la industria. Err la industrias
dad. Los hornos ladrilleros empleaban 7.019 personas; Alimenticias eran el 69 %, en las del Vestido el 68 %, en
las carpinterías 9.172; los aserraderos 6.940 y las fábri- las de Construcciones el 58%, en las de Muebles el
cas de cal y cemento 1.551, entre los principales 154, 67 %, en las Artísticas y de ornato el 68 %, en las de
Otro sector importante de concentración de la mano productos Químicos el 53%, en las Artes Gráficas el
de obra, en la época es el de los Transportes y los Ser- 49 % y en las Mixtas y Diversas el 54 %. En cambio
vicios en general, que se desarrolla precisamente· ~n las los extranjeros son minoritarios respecto a los argen-
dos últimas décadas del siglo XIX. La evolución más tinos en las industrias subsidiarias de la agricultura y
importante corresponde a los ferrocarriles. extractivas del interior. En los saladeros, los inmigran-
tes representan sólo el 33 % de los Capataces y Peones
Desarrollo de los ferrocarriles (1857- 1900) y en las industrias vitivinícolas el 22 % del personal
permanente 159,
Año.~ Extensión en kms. La gran mayoría de los inmigrantes entrados en las
última década del siglo XIX declaran ser agricultores.
1857 VJ
1860 39 Inmigrantes por profesiones ( 1876 -1897)
1865 213
1870 732 Profesiones Inmigrantes %
1875 1.384
1880 2.313 Agricultores 792.187 58
1885 4.541 Albañiles 26.671 2
1890 9.254 Artesanos 54.616 4
1895 14.222 Artistas 24.687 2
1900 16.767 Colonos 68.713 5
Comerciantes 26.772 2
Fuente 155, Jornaleros 152.028 11
Varias 68.826 5
En 1896, los ferrocarriles empleaban 34.056 perso- Sin profesión 150.885 11
nas, según el detalle siguiente: personal de dirección
1.374; en Vías, Obras y Telégrafos 12.807; en Tráfico Total 1.370.662 lOO
y Movimiento 9.639 y en Tracción y Talleres 10.236 156.
En esa misma época, había en Argentina 39 empre- Fuente 160.
sas de tranvías, situadas en 19 ciudades que corres-
pondían a 11 provincias y empleaban 4.266 Mayorales Parece sumamente probable que la proporción de
y Cocheros. El Censo de 1895 había constatado también agricultores aparezca aumentada por el hecho de que mu-
la existencia de 20.851 carreros y 4.619 arrieros y tro- chos inmigrantes falsearan su declaración en función
peros. El desarrollo del transporte fluvial y marítimo de las expectativas que existían en torno a las posibi-
se ¡·evelaba también por la presencia de 16.988 mari- lidades de la agricultura argentina. Además, las dificul-
neros y barqueros lli7. tades crecientes para acceder a la propiedad de la tierra,
Los servicios públicos conocieron también un desa- hacía que muchos extranjeros desembocaran finalmente
rrollo importante en los últimos años del siglo. Trece en las ciudades empleándose como mano de obra
usinas de gas empleaban 1.645 personas, de las cuales urbana.
1.386 eran operarios de fabricación. Las usinas eléc- En el conjunto de la población ma:~or de 14 años,
tricas congregaban 218 operarios y 49 empleados ad- reputada como laboralmente activa, las muj~es son
ministrativos y las telefónicas un total de 639 perso- 1.133.430, es decir el 46,22 %. De ellas el 44,5 % posee
nas. Las Mensajerías tenían aún un personal de 1.289 una profesióu, mientras que el 86 % de los hombres la
trabajadores, siendo lo peones 748 1ss. poseían. El 34,4 % de las extranjeras declara en 1895
Los extranjeros representaban en 1895 el 36 % de ¡:'lseer una profesión, mientras que las argentinas lo
la población activa y el 38 % de los titulares de una hacen en un 48,4 % 161.
66 67
Las mujeres componen solamente el 15 % del total de 1887 el 52,7% y en 1895 el 47,9 % lOu. La proporc1on
trabajadores empleados en la industria. La presencia de extranjeros f'n relación a la población nativa e tam-
de la mano de obra femenina es más alta en las fábri- bién una de las más altas del mundo. La disminución
cas de productos químicos, fábricas de cigarrns y cur- del porcentaje de extranjeros en 1895 respecto a 1887,
tiembres, que coinciden en general con una proporción se explica parcialmente por el hecho de que los hijos de
también elevada de nativos. inmigrantes nacidos en el país detentaban la ciudadanía
Además, la lista de oficios del Censo de 1895 incluye argentina.
119.180 costureras, 75.539 lavanderas, 8.536 modistas, En Buenos Aires como en el país en su conjunto, los
25.492 planchadoras. Como ya hemos dicho, son mujeres italianos son la nacionalidad extranjera mayoritaria.
la mayoría de los 39.380 tejedores de las industrias arte- En 1869 representaban el 47,9% de la población ex-
sanales del interior y que habían disminuido en más del tranjera, en 1887 el 60,4 % y en 1895, el 53,4 % . Los
50% respecto a 1869 102. españoles tienen un crecimiento más lineal; pasan del
En términos generales la presencia de la mano de 15,8% en 1869 al 17,3% en 1887 y al 32,2 % en 1895.
obra femenina aparece en mayor vinculación con los El aumento de los españoles parece explicar la dismi-
sectores menos ligados al proceso de modernización con nución relativa de los italianos. En cambio las. ob·as
los del interior del país y con los que tienen una mayor nacionalidades europea& disminuyen · o se mántienen es-
cuota de trabajadores de origen argentino. tables. 'Los · fránceses que eran el 15,3 % del total de
exb·anjeros, serán el 17,3% en 1887 y el 9,6% en
Los trabajadores en Buenos Aires 1895 t6G.
También en Buenos Aires, el peso económico y social
La composición de la masa de trabajadores en la ciu- de los extranjerns es superior a su peso demográfico.
dad de Buenos Aires merece una consideración particu- En 1895 representan el 91 % de los propietarios de in-
lar. Se trata del mayor punto de concentración de la dustrias y el 75% de los propietarios de comercios 1 6 7 .
mano de obra de todo el país. Es allí donde aparecen Una de las fuentes más importantes de reclutamiento
con mayor presencia los ramos de actividad más vincu- de la mano de obra en la Capital estará vinculada al
lados al proceso de modernización capitalista. Finalmen- proceso de urbanización global que siguió al aume~to
te, será en Buenos Aires donde nacerá virtualmente el demográfico. El espacio urbano que era en 1867 solo
movimiento obrero argentino. de 3.936 hectáreas, que estaban edificadas solamente en
Buenos Aires registra en la segunda mitad del siglo una tercera parte, pasará en 1888, luego de la incorpo-
XIX uno de Jos crecimientos más importantes a nivel ración en el año anterior de los municipios de Flores y
internacional. En 1855 la ciudad tenía 90.076 habitan- Belgrano, a 18.141 hectáreas 16 •
tes, en 1869 eran ya 177.787, que habían pasado a La edificación aumenta también rápidamente, par-
433.375 en 1887 y a 663.854 en 1895 1 63. ticularmente desde 1880. En 1869 había un total de
La ciudad tiene entre 1869 y 1887 un crecimiento 20.858 casas que en 1887 se habían transformado en
anual del 7,3 % que es el más alto comparado en pe- 33.804. Desde 1885 el número de casas se duplica de año
ríodos similares con otras ciudades que se encontraban en año. Además, en 1887 han desaparecido los 13.000
también en proceso de modernización. Entre 1870 y ranchos con techo de paja que registrara el Censo de
1880 Chicago registró un crecimiento del 6,8; Rosario, 1869. Es decir, que en 1887 la gran mayoría de las vi-
entre 1869 y 1887, el 6,7%; San Francisco en Califor- viendas existentes en la Capital son construidas de ma-
nia. entre 1870 y 1880, el 5,6 % ; Boston, entre 1860 y terial. En ese año, 28.353 casas eran de un piso, 4.979
1880, el 5.2 % 164. de dos pisos 436 de tres pisos y 36 de cuatro pisos l69.
También en el orden interno el crecimiento de Buenos En 1895 el' total de casas había pasado a más de
Aires es comparativamente superior. La ~sa de creci- 50.000 1 71l.
miento anual de la Capital es de casi un 150 % más En 1887 hay en Buenos Aires 10.410 albañ~les, 10.074
que el resto del país, excluidas las provincias de Santa Carpinteros -de los cuales una parte trabaJaba en la
Fe y Buenos Aires, que también verifican un aumento construcción y otra en el consumo local-, 3.176 herre-
impo tante. ros, 540 marmolistas, 3.123 pintores y 442 yeseros 171 •
La inmigración desempeña un papel importante en En 1895 los talleres industriales que producen para la
el aumento de la población porteña. En 1869 los extran- construc~ión nucleaban 10.679 trabajadores, la mayor
jeros constituyen el 49,3 % del total de habitantes, en patte de ell~s concentrados en las carpinterías, aserra-
68 69
deros, hornos ladrilleros, marmolerías, fábricas de tejas que reunía 700; la fábrica de cigarrillos La Proveedora
y mosai(!{)s y yeserías 112. tenía 434 trabajadores; y la de calzado Sánchez Her-
Pero, esta mano de obra especializada así como los manos 400. Había además varios establecimientos que
jornaleros y peones no eran absorbidos únicamente por agrupaban entre 100 y 200 obreros y en el resto el
la demanda proveniente del progreso edilicio sino tam- personal empleado era inferior a 100 173.
bién de un C{)njunto de obras de construcción que se El Censo de 1895, muestra la existencia de un con-
desarrollaban en la ciudad. Una de ellas, son los traba- junto de 8.439 talleres industriales que empleaban a
jos de remodelación y construcción portuarios. Las pri- 70.469 personas. La diferencia respecto a 1887 se ex-
meras obras se habían iniciado a comienzos de la dé- plica por el crecimiento h!lbido, pero también ' por la
cada del setenta, pero fueron suspendidas poco después adopc1ón en 1895 de un criterio censal más amplio. El
como consecuencia de la crisis e(!{)nómica. Entre 1857 y proz:¡e~io de ~oncen.tración de la mano de obra por esta-
1886 se procedió a j¡;, canalización del Riachuelo. Al año blecimiento s1gue s1endo relativamente bajo: 8 trabaja-
siguiente comienzan los trabajos del Puerto Madero dores por taller 174.
que serán definitivamente terminados en 1898. En el rubro Alimentación, 1.253 establecimientos em-
Otros trabajos públicos que emplean abundante mano ~leaban 10.149 personas. La mayor cantidad de traba-
de obra son la instalación del sistema cloaca! y aguas Jado:es correspondía A las panaderías y confiterías que
corrientes, cuya urgente necesidaá se había verificado reu~1an 3.473 y 1.789, respectivamente, y a las fábricas
en ocasión de la epidemia de fiebre amarilla de 1871. de hcor con 1.789. En la confección 2.703 casas conta-
Una serie de obras en este sentido se realiza entre ban con una mano de obra de 21.435 personas El gren1io
1885 y 1895. En esos mismos años se ejecutan algunos más numeroso era el de los zapateros con 7.580 traba-
trabajos de remodelamiento urbano, principalmente la jado.res, seguido por los sastres con 3.790 y luego los
apertura de ocho grandes avenidas. A partir de 1870 cam1seros, modistas, sombrereros y tejedores que tenían
comienza la instalación del alumbrado a gas en la vía entre 1.500 y 2.500 personas. En las construcciones
pública y a domicilio, que se encuentra ya bastante 1.098 establecimientos empleaban 10.679 obreros en las
desarrollado hacia fines de siglo. mueblerías 1.193 empleaban 8.055; en la metalu;gia 944
En 1899 se instala el alumbrado eléctrico en algunas empleaban 6.332, las químicas en número de 132 con-
zonas céntricas. El adoquinado de granito aparece des- gregaban 2.234; las 233 gráficas tenían 3.609 trabaja-
de 1870 y a fines del ochenta estaba extendido a toda dores, 462 de diversos tipos 6.722 y 421 talleres de es-
la ciudad. El asfalto comienza a ser instalado a partir cultura, grabados y joyería empleaban 1.007175.
de la segunda mitad de la década del noventa.
Las líneas tranviarias surgen desde principios de los
años setenta y continúan multiplicándose con ritmo la vida obrera
lento hasta 1887. Diez años después, el crecimiento se
había acelerado contando la ciudad con 384 kilómetros. El análisis de las condiciones del trabajo y del con-
También, en ese mismo lapso el personal de Mayorales junto de la vida obrera en Argentina en las dos últimas
y Cocheros tranviarios había aumentado tres veces. décadas del siglo XIX, implica introducir ciertas dife-
En los últimos años del siglo hicieron su aparición los renciaciones según los períodos y los sectores de la
primeros tranvías eléctricos. Además, en 1887 había mano de obra. Aunque episódicamente habrá alteracio-
alrededor de 4.600 carreros y 2.600 cocheros. nes en el nivel de vida de Jos trabajadores según la
Por otra parte, existían en la ciudad numerosos pe- situación económica global del país, es evidente que un
queños y medianos talleres y algunas fábricas, que pro- cambio fundamental se produce a partir de 1887. Por
ducían en su mayoría para el mercado local. Una esta- otra parte, las condiciones de explotación de la mano
dística realizada por encargo de la Unión Industrial de obra y del conjunto de la vida del trabajador varían
en 1887, reveló la existencia de 400 establecimientos S?gún lo.s ramos de producción, según las zonas geográ-
que empleaban 11.000 personas. De ellos, 114 habían ficas e mcluso según el grado de calificación.
sido fundados con anterioridad a 1880 y el resto en los Hasta 1887, particularmente para los trabajadores
siete años siguientes. El 7 % de esas industrias poreia inmigrantes, la situación se caracteriza por una expec-
el 70 % del capital y cerca del 30 % del personal obtero tativa relativamente justificada de gran movilidad so-
ocupado. La mayor cantidad de obreros por estabieci- cial. De alguna manera, aunque ya se operan cambios
miento pertenecía a la fábrica de bolsas de J. Serret, importantes en la situación estructural de la clase tra-
70 71
bajadora, todavía se viven las condiciones de las déca- cerio, téc!licas mode:nas ~e explotación; el trabajo en
das anteriores. La incesante demanda de mano de obra, cadena, sistemas de mcenbvo de la producción etc.177.
permite la rápida colocación de los recién llegados y El surgimiento del movimiento obrero es ~ la vez
en muchas ocasiones los favorece también en la obten- expresión de estas transformaciones y factol' de cambio
ción de salarios ventajosos. Además, como ya hemos de .la.s relac.ion.es internas. en el taller. La presencia de
visto, la ausencia de una verdadera industria, la pose- actiVIstas smd1cales cambm las 1·elaciones tradicionales
sión de sus propias herramientas y a veces de un pe- y en algunos casos casi patriarcales entre obreros y
queño capital permite a algunos de los inmigrantes de patrones.
la primera época convertirse en propietaTio. El comer- Tomemos como ejemplo el reglamento de tmbajo de
cio es también otra forma de ascenso social. los . ?~leres. de. R~fino Varelll; (h), reproducido por el
Esto es particularmente cierto para un tipo de inmi- penod1co smd1cahsta La Um6n Gremial en 1895. Se
g¡·antes. Sobre todo el que hemos descrito como prove- fijaban rigurosos horarios de trabajo de verano e in-
niente del Noroeste Europeo, alemanes, ingleses, algu- vierno de diez horas diarias. Se establecía que el perso-
nos f1·anceses, italianos del Norte más modernizado, nal no podría negarse a trabajar de noche en casos de
vascos-españoles y catalanes. Es lo que el historiador necesidad patronal, al igual que los domingos, día en
francés Guy Bourdé ha denominado una inmigración de que las horas extras sólo serían pagadas doble a partir
"cadres" 11u. Pe1·o la situación era también favorable del mediodía. Toda tardanza superior a cinco minutos
para los obreros menos calificados que aunque con me- sería penalizada. Los obreros no podían fumar, ausen-
nos ventajas encontraban también trabajo rápidamen- tarse sin autorización. recibir visitas, o entrar o salir
te. Hay una coincidencia general entre todos los obser- con bultos del taller. Todo empleado que fuera despe-
vadores contemporáneos y los historiadores del período dido recibiría un certificado en el cual constarían las
que los salarios aumentaban incesantemente hasta 1886. causas del despido 178.
Sin embargo, la movilidad espacial y por sectores de . Las condiciones draconianas de disciplina de trabajo
este tipo de mano de obra menos calificada era mayor. rmpuestas por los reglamentos internos de las fábricas,
Los peones y jornaleros iban muchas veces desde su fueron una de las primeras preocupaciones del movi-
llegada al campo, para regresar luego a las ciudades. miento obrero. En la petición dirigida por la Federación
Otras veces se empleaban en las g¡·andes obras de cons- Obrera en 1891 al Presidente Carlos Pellegrini se puede
trucción, para emigrar hacia otros trabajos cuando leer: Patrones hay aquí. qu.e hacen pingües ganancias
éstas terminaban. ~e las multas que, según el tenor de los reglamentos,
Las transformaciones de la década del ochenta acele- ~m.ponen a sus obreros 17:>.
ran la proletarización de la masa de trabajadores. !# Aun en Buenos Aires las condiciones de trabajo no
llegada de g¡·andes volúmenes de inmigrantes hacia fi- dejaban tampoco de provocar la protesta del movimien-
nes de los años ochenta va a provocar un vuelco en la- to obrero. Refiriéndose a los primeros talleres y fábri-
situación, que se verá agravado por la crisis económica. cas dice Dorfman: Rústicos, inadecuados y peligrosos
El aumento de la oferta de mano de obra favorece la eran, po?· lo general, los galpones que pobl6 el ruido de
situación de los patTones en la imposición de las condi- las primeras máquinas indu.strialesiso.
ciones de empleo. Aunque para muchos inmigrantes la También en la construcción las condiciones de trabajo
situación y las expectatí'vas que tienen en la Argentina Y de seguridad provocaban voces de alal'Ina. Refirién-
son mejoTes que las que tenían en Europa, las condi- dose a la repetición de derrumbes en obras en cons-
ciones globales ya no son las mismas que las que exis- trucción decía La Naci!Jn en 1887: los albañiles mueren
tían anteriormente. ap~tados o se inutilizan para el resto de sus días y
Además, el surgimiento de las primeras grandes fá- nadte les alcanza una compensación, nadie castiga a los
bricas, implicó un comienzo de cambio en las condicio- que culpablemente les prepo!T'aron 871 desgracia 181.
nes de trabajo. La familiaridad característica en un La jornada de trabajo era de diez o más horas para
pequeño taller a1·tesanal, en el cual el patrón el'a gene- la mayoría de los trabajadores. Según los cálculos de
ralmente un trabajador más, desaparece dejando lugar Adrián Patr?ni, sobre un total de 134.772 obreros, el
a la disciplina de la fábrica. Como lo sostiene Dorfman, 65 % hacía JOrnadas de 10 horas. Del resro, el 22,5 %
pasadas las primeras épocas semi-artesanales, ya en la trabajaba entre 11 y 14 horas diarias; el 8,5 % tenía
década del noventa, los industriales argentinos comen- jornadas de 9 horas y sólo un 4 % había logrado las
zaron a aplicar cuando tenían las condiciones para ha- 8 horas 1 82 • La preocupación del movimiento obrero por

72 73
la duxaaión de la jornada de trabajo comienza real-
mente a partir de los años noventa. En 1896 un poco los jardineros que podían recibir entre 50 y 100 men-
menos de la mitad de las huelgas incluyen en sus reivin- suales y los maquinistas que oscilaban entre 50 y 80.
dicaciones la reducción de la jornada de trabajo. La En el peldaño más bajo, los jornaleros ganaban entre
duración del trabajo diario comenzará a disminuir 30 y 40 pesos por mes, los domésticos de 16 a 25 y los
hacia fines del siglo. Además, el descanso dominical pastores y vaqueros de 12 a 15 186.
obligatorio aparece también en los años noventa como Otra preocupación de los trabajadores, que e revela
una preocupación de las organizaciones sindicales. en distintos períodos, fueron los aumentos del precio
Todos los testimonios de la época, en su mayoría del oro más rápidos que los de los salarios. Este fenó-
simpatizantes de la causa obrera, han sostenido que los meno ya había preocupado a los obreros fen·oviarios
salarios siguieron una curva descendente ininterrum- del taller Solá que en 1889 reclamaban el pago de sus
pida desde 1886. El análisis más importante de ese pe- sala1·ios a oro IB7. Con mayor profundidad se repite este
ríodo y que sirvió de base a muchos otros posterior- fenómeno entre 1896 y 1900. En los últimos años del
mente fue establecido por el cónsul norteamericano en siglo los socialistas harán una campaña especial sobre
Buenos Aires, Buchanan 183. Esta tesis del deterioro el problema tss.
constante del salario rea1 fue retomada luego por la Aunque las estadísticas no lo reflejan, porque los
mayoría de los historiadores que seguían los análisis de censos, púdicamente, sólo contaban la fuerza laboral a
Buchanan 184. partir de 14 años, varios testimonios atestiguan la ex-
Recientes investigaciones efectuadas por Roberto Cor- plotación del trabajo de los niños. Si esto era moneda
tés Conde, sobre la base de salarios rurales y de las corriente en las industrias agrícolas del interior, como
fábricas Bagley, tienden a cuestionar la idea de una los ingenios, los viñedos y los obrajes, también los cen-
disminución constante del salario real. Cortés Conde tros urbanos eran escenario de este tipo de prácticas.
establece una periodización según la cual los salarios Según Germán A ve Lallemant, se e:x:plota en forma
subieron desde 1882 hasta 1886, para descender luego gene1·al el trabaio infantil pm· 0,06 a 0,15 pesos oro 1!19,
desde 1887 hasta 1890. Un nuevo período de ascenso La prohibición del trabajo de los niños es una reivindi-
se establecería entre 1891 y 1893. Luego, disminuyen cación que figura en casi todas las peticiones y progra-
nuevamente hasta 1896 y en seguida hay otro período mas obreros de la década del noventa.
ascendente hasta 1899 1R5. El trabajo femenino es menos pagado que el mascu-
Los períodos establecidos por Cortés Conde hacen ilno y a veces se hace en condiciones mucho más ríes-
coincidir los momentos de manteninriento de los niveles gasas o insalubres. Decía Lallemant: En la fabricaci6n
del salario real con los picos más altos de desocupación. dP f6.~foros de cera, las mujeres gnnan 0,25 pesos oro
Por el contrario, las etapas de descenso del salario, por 'tn trabajo de 12 horas diarias. E'n la sastrería
coinciden con los años de mayor desarrollo del movi- militar (industria casera), un tmbajo de 15 horas le
miento huelguístico. rinde a u.na co.9turera 0,23 pesos oro y a una costurera
Las características aluviales del proceso inmigratorio de camisas 0,12 pesos oro tuo.
en Argentina, en ciertos períodos, provocaban bruscas
oscilaciones en la disponibilidad de la mano de obra. En las ciudades, particularmente en Buenos Aires, la
Los salarios parecen mantenerse o subir en períodos de vivienda obrera por excelencia es el conventillo, que
gran desocupación, es decir que en ciertos momentos se había originado en torno a la inmigración desde
el nivel de vida se mantiene, pero sólo para una parte mediados de los años setenta. En 1880 existían en la
de los trabajadores. Capital 1.770 conventillos que contenían 24.023 habita-
Además, existían diferencias importantes en Jos mon- ciones y eran habitados por 51.915 personas. Diez años
tos salariales según los oficios. A fines de 1887, los después eran ya el doble: 2.249 poseyendo 37.063 habi-
ajustadores ganaban salarios que iban de 2 a 5 pesos taciones pobladas por 94.743 personas, de las cuales
diarios; los carpinteros, herreros y ebanistas de 2 a 4, 67.720 eran extranjeros y 27.003 argentinos. En ese
y los pintores y decoradores de 2 a 6. En cambio, un año de 1890, en 399 conventillos el promedio de perso-
peón albañil ganaba de 1 a 3 pesos por día, un alfarero nas por habitación era de 1; en 777 era de 2; en 886
de 1 a 2,50 y los cigarreros y cocineros de 1 a 1,50. era de 3, más adelante 5 y 8191.
También entre los que recibían pagos mensuales había En muchos casos a las condiciones de promiscuidad
una escala de diferencias. Los mejores pagados eran en los conventillos se agregaba la mala calidad de la
vivienda. En 1887, la mortalidad infantil en los con-
74
75
ventillos era del 67 por mil, mientras que la mortalidad
general sólo alcanzaba el 27,4 por mil lll:l. aumentado entre 1869 y 1895. En ese último año, el
La vivien~ll: signific¡1ba casi la cuarta parte del gasto Censo Nacional :revelaba aproximadamente un 50% de
d~ una fa!'mha. _obrera. Durante la primera década del analfabetismo entre los hombres y una cifra mayor
s1glo la situac10n y los alquileres en los conventillos entre las mujeres.
darán lugar a importantes movimientos de protesta. Si Jos trabajadores extranjeros encontrabau. un rela-
Pero, ya tempranamente a comienzos del noventa hubo tivo auxilio entre us connacionales, en Buenos Aires,
reuniones e iniciativas tendientes a luchar contra el la situación no era la misma cuando iban al interior 1115.
aumento de los alquileres 111a. Sin embargo en el interior Las condiciones de trabajo en las provincias eran en
la~ condiciones de la vivienda no eran meJores a Buenos general más duras que las existentes en los centros
Aires. En las provincias subsistían todavía los ranchos urbanos del Litoral. En algunas actividades vinculadas
de paja, construidos precariamente en madera u otros con la transfonnación de materias primas agrarias,
materiales e incluso de barro cocido. subsistirán durante mucho tiempo práctica pre-capita-
La pertenencia a una comunidad constituida en torno listas de explotación. No obstante la existencia de sala-
a la nacionalidad de origen tenía pa1·a el inmigrante rios nominales, éstos incluían frecuentemente parcial-
un gran valor. Desde su llegada el inmigrante encon- mente la manutención del obrero o eran absorbidos por
traba en sus connacionales un punto de apoyo impor- el llamado sistema de "vales de pulpería".
tante.. Este fenómeno contribuyó en Buenos Aires y En los ingenios azucareros, viñedos, obrajes y yerba-
Rosano, sobre todo, a la concentración de los inmigran- tales, se emplean familias enteras durante los periodos
tes .en barrios ptJr nacionalidades e incluso a veces por de cosechas o de trabajo intenso. En algunos casos se
regwnes de un mismo país. También muchas veces se utiliza la mano de obra indígena en condiciones muy
verific~ un~ cierta c~rrespondencia ~ntre los oficio~ y próximas a lo que se ha denominado fonnas de explo-
la na.ci~nah.~ad de origen. Se establece una especie de tación tribales 196.
especm.hzac10n .en ~lgunos rubros de la producción y el No será sino hasta fines del siglo XIX y primeras
comercio. Un Inmigrante ya instalado llevaba a sus décadas del siguiente que las primeras formas de orga-
paisanos a su trabajo o a su barrio. No obstante como nización sindical comenzarán a modificar relativamente
ha señalado Guy Bourdé, la existencia de una cierta las condiciones de trabajo en algunos sectores del inte-
movilidad social, y la frecuencia de los cambios de em- rior. Un papel importante en esta tarea lo desempe-
pleo, tendían a romper relativamente esta tendencia 194. ñarán las giras que harán, particularmente por el Norte,
Las asociaciones por comunidades extranjeras tienen los agitadores socialistas y anarquistas enviados desde
esa época una gran importancia en la vida del inmi- las ciudades.
grante. Ellas desempeñan un papel destacado en la
vida asoci~tiva. M~chas veces son ellas las que organi-
z_an los pnme~os sistemas de socorros mutuos, que auxi-
lian al trabaJador en caso de enfermedad o accidente.
Entre 1881 y 1900 fueron creadas 168 sociedades de
socorros mutuos, muchas de ellas vinculadas a las co-
munidades extranjeras. A las comunidades extranjeras
p~rtenecía ~mb.ién una parte importante de los perió-
dic?s. Y pubhcacio~es que se editaban en la época. Otras
actividades orgaruzadas por las asociaciones de extran-
jeros eran fiestas, veladas musicales y representaciones
teatrales. Este tipo de actividades será efectuada tam-
bién desde la década del noventa por los socialistas
y los anarquistas.
El nivel cultural de la masa de trabajadores era bajo
en su conjunto. La presencia de campe'Sinos de las re-
~ones más pobres de Italia y España en proporción
rmportante dentro de los volúmenes inmigratorios au-
mentaba los índices de analfabetismo. Estos habían
76 77
la presencia de la Unión Tipográfica, que aparece como
la primera organización con fines sindicales especüicos.
Desde fines de 1877 un núcleo de militantes de la So-
ciedad Tipográfica Bonaerense se había propuesto crear
una nueva asociación que superara los limites mutua-
listas que ésta tenía. La constitución definitiva de la
Unión Tipográfica tuvo lugar el 30 de agosto de 1878
en el transcurso de una asamblea a la que asistieron
más de mil personas. La reunión fue presidida por el
francés M. Gauthier, probablemente uno de los exiliados
de la Comuna de París y por el secretario de la nueva
asociación, Ginés E. Alvarez. En una asamblea preli-
minar había sido elegida la Comisión de la Unión, que
quedó integrada por Vicente Daroque, presidente; Gi-
IV nés E. Alvarez, secretario general; y vocales Domingo
Ferro!, Pablo Della Costa y Edelmiro Goyeneche 1011.
EL MOVIMIENTO OBRERO (1878-1899) Acatando las resoluciones d la asamblea del 30 de
agosto, fueron formadas dos comisiones obreras con el
fin de presentar a las empresas un pliego de reivindi-
Los cambios que se producen en la estructura del pais caciones salariales. Allí donde los patrones no aceptaran
Y consecuentemente en la capa de trabajadores manua- las demandas, las huelgas comenzarían. Así, el 2 de se-
les que exi~t~a durante. los años sesenta y setenta y tiembre empieza la huelga, que pocos días después sería
e~, sus CQndiciones de VIda, repercuten en la organiza- coronada por el éxito. Los tipógrafos obtuvieron impor-
CIOn obrera y en sus manifestaciones políticas. tantes concesiones: aumentos de salarios, reglamenta-
Ent~e 1878 y 1~87 se desarrolla lo que podríamos ción de los horarios de trabajo, supresión del trabajo
denommar un pertodo de acumulación del movimiento de Jos niños y su reemplazo por adultos 2oo. Estamos
obrero, cuyas fuerzas explotarán abiertamente hacia aquí, frente a reivíndicaciones que figurarán entre las
1888 cuando la confluencia de la crisis coyuntural con principales en el decenio siguiente.
la nueva situa~ión de los trabajadores, hagan permanen- Sin embargo el triunfo fue efímero. La introducción
tes en Argentina la~ expresiones de la lucha de clases. del trabajo a destajo dará lugar a la competencia entre
. En ~sos años surgen las primeras Sociedade de Re- los obreros y los horarios serán superados nuevamente.
Sistencia, en las cuales las reivíndicaciones corporativas La Unión Tipográfica será disuelta en 1879 por decisión
van reemplazando al mutualismo de las primeras asocia- de la Sociedad Tipográfica Bonaerense, considerando
ciones obreras. Simultáneamente, se desencadenan aun- que en la medida que ya existía una sociedad obrera
que ~odavía episódicamente, las primeras huelgas y en el gremio no valía la pena tener dos. Detrás de ese
conflictos obrero-patronales. Paralelamente a esos dos simple argumento, se escondía el hecho de que las ten-
fenómenos se va multiplicando la actividad de los gru- dencias mutualistas eran aún muy fuertes entre los
pos socialistas y anarquistas. trabajadores.
En 1878. se .~rod~ce_la primera hu~lga sostenida por En 1879 se produjo otra huelga, esta vez de obreros
una orgamzac10n smdical, la de los tipógrafos. Sin em- cigarreros que habría contado con la participación de
bal·go, no se trata de la primera que registra la crónica. militantes anarquistas 201. A partir de 1881 se multipli-
Ya en 1877, los aguateros de Rosario, se habían decla- can las huelgas y conflictos, aunque todavía con ritmo
rado en huelga, dejando sin agua durante varios días lento.
a la ciudad y obteniendo una gran repercusión en el En 1881 se produce un movimiento de los empleados
conjunto de la población 197. Si la de los aguateros pa- de comercio, que reclamaban la reglamentación del des-
rece .haber si~o la primer:: I'UP!g:: Jel período, otros canso dominical. En ese mismo año los Oficiales Alba-
c~nfhctos habtan estallado ya anteriormente, mencio- ñiles luchan exigiendo la reglamentación de los horarios
nandose entre otros uno protagonizado por los lanche- de trabajo. Al año siguiente hay una huelga de los
ros del Riachuelo y otro por las costureras 198. Oficiales Yeseros que reclaman aumentos de salarios.
La importancia de la huelga tipográfica de 1878 es En 1883 se producen tres conflictos: dos huelgas por
78 79
atraso en el pago de los salarios, una d obreros de la intervención en las luchas reivindicativas, mantenían
ciudad de La Plata y otra de los carteros de Buenos a veces fuertes tendencias mutualista .
Aires y una tercera de los obreros de una usina telefó- Las iniciativas de formación de Sociedades d Resis-
nica por aumento de salarios. En 1884 van a la huelga tencia, corresponden en casi todos los caso a los ofi-
los peones de la aduana de Lanús, también exigien~o cios más calificados. Son gremios rle lo s ctores de la
mejores salarios. En 1885 los panaderos de Rosar1 vida económica que ya hemos señalado como los má
realizan una huelga por salarios y lftra los cochero de activos sindicalmente en el período: construcción, trans-
Tandil por condiciones de tr.abajo. ~n 1887 los obre~os portes, algunos sectores del comercio y las producciones
y empleados telefónicos realizan vanas huelgas parc~a­ semi- artesanales locales. En casi todos los casos e trata
les y una huelga general, reclamando. mayor~s salanos de sindicatos de Buenos Aires o locales, a excepción de
y regu laridad en los pagos. En esP m1smo ano huelgan los maquinistas ferroviarios agrupados en "La Frater-
los obreros d la fábrica de sombreros de D'Acquila 2 0:!. nidad", que por la índole del oficio aparecen como el
La consideración de los conflictos y huelg3:s. d~­ primer sindicato de alcance nacional. Son casi siempre
sarrollados entre 1877 y 1887 revela que las retvmdt- sectores compuestos en su mayoría por trabajadores
caciones más frecuentes fueron los aumentos salariales, de origen inmigrante.
el atraso en los pagos, la reglamentación d la jornada Hasta 1886, los salarios suben y la demanda de mano
de trabajo y diversas cuestiones vinculad~s con las de obra supe1·a a la oferta en la mayoría de los sec-
condiciones de trabajo 2oa. Además, los confltctos se re- tores del trabajo. Pero, en 1887 la situación comienza
parten equitativamente e_n diversos sectores del J!rQlet~­ a cambiar y no dejan de oírse voces de alarma. En un
riado. Así algunos se dieron en los sectores mas cali- artículo de La Nación del 9 de noviembre, se adve1·tía
ficados de' la época como los Oficiales Albañiles Y los contra el peligro de estallidos huelguísticos y se llamaba
Yeseros, otra en los talleres vinculados con el consu~o a tomar medidas que lo evitaran, diciendo: La vida
local como los panaderos y lo ssom~r~reros y tamb1en encarece extraot·dinat-iamente, dicen las clases menes-
un sector nuevo como el de los serv1ctos representados te?·osas, los alquileres están 7Jor las m¿bes; la cwrne se
por los telefónicos, apare~e. en. el !llovimient~ huelgu~s­ va co11vi1·tiendo en nn manja1· de lujo. La 1·emuneración
tico. Pareciera que las reJvmdJCaciOnes, salartales Y re- del tt·abaio 1nannal no ha vatiado en los dos últimos
feridas a modalidades del pag son mas frecuentes en años; pero las condiciones materiales de la vida han ent--
los sectores menos calificados y las vinculadas con ho- peor!UUJ constante-mente y el p1·ecio de todos los wrtícu-
rarios y condiciones de trabajo en los más calificados. los se ha duplicado y triplicado en el mismo pe?-iodo 205.
Aproximadamente en un 60 por cierto de lo~ casos, los El pronóstico de La Nación se confirmó. En 1888,
obreros obtienen la satisfacción total o parCial de sus 1889 y principios de 1890 se desata un reguero de huel-
demandas. Todavía hasta 1888 en casi todos los con- gas. En esos dos primeros años, se producen casi trein-
flictos es notoria la prescindibilidad del Estado en lo ta conflictos. De ellos más del 30 % fueron protagoni-
enfrentamientos entre trabajadores y capitalistás. zados por los fo:!rroviarios, que pasan a ser el sector
Paralelamente, se desarrolla un proceso de forma- de vanguardia, particularmente en 1888. El resto de
ción de sociedades de resistencia, preferentemente en las luchas obxeras corresponde a gremios vinculados
los sectores de mayor calüicación. Tres. d_e ella~ perte- a los servicios y a los oficios de talleres. La gran ma-
necen al sector del comercio, dos a los oftctos califtcados yoría de las huelgas se produjeron en la Capital 200.
de la construcción, tres al ramo transporte_s y el re_st_o Una novedad, es la más abierta participación de mi-
a los gremios de la alimentación y el vestido o activi- litantes anarquistas y socialistas en los conflictos obrero-
dades del consumo local 20 4 • patronales. Las huelgas tienen ya una gran repercu-
En muchos casos la vida de estas asociaciones íue sión social y la prensa en su conjunto no deja de
efímera. La primera de estas sociedades que logró man- ocupaxse de ellas. Además, aunque todavía el Estado
tener una continuidad ininterrumpida fue la de los no modüica su conducta de "dejar hacer", aparece una
Panaderos y la segunda probablementt; f?-e "La Fra- represión selectiva más sistemática contra los activis-
ternidad" la organización de los fen-oVJariOs. Frecuen- tas, particularmente contra los anarquistas y también
temente l~s primeros sindicatos surgían en ~rno a un~ en algunos casos se verifica una represión abierta con-
lucha concreta para desaparece: una vez , esta teriD.l- tra los huelguistas.
nada. Además, es düícil determmar el caracter exacto La gran mayoría de las huelgas tiene por objetivos
de algunas de estas asociaciones, que a pesar de so la obtención de aumentos salariales. El porcentaje de
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reivindicaciones es relativamente alto. Parece plausible una manüestación pública que reúne 40.000 I?ersonas.
la hipótesis de Julio Godio, quien explica este fenómeno, Anarquistas y socialistas no dejan de pronunciarse so-
al menos parcialmente, por la existencia de un alto mar- bre la cuestión, preocupados en particular por explicar
gen de beneficios en algunos sectores que hacía que la presencia de obreros en la manüestación de los in-
una parte de los propietarios aceptara las reivindica- dush·iales. La Protesta Humana, afirma que los traba-
ciones obreras rompiendo la unidad patronal, como ocu- jadores presentes fueron llevados por la amenaza de
rrió en la huelga de los zapateros en 1888 y en la de se?· despedidos. . . por eso se explica que haya habido
los panaderos en enero de 1890 201. ta.n poco entusiasmo. El periódico a.~a1·quista critica
En esta époc!l hace su irrupción pública la Unión duramente "el fomento industrial" considerando que
Industrial. Esta organización se constituyó el 7 de enero en nada cambia la explotación de los trabajadores 211.
de 1887, como resultado de la fusión del Club Industrial Por su parte los socialistas son más explícitos. No sólo
y del Centro Industrial Argentino, instituciones que a condenan el movimiento de los industriales sino que en
su vez habían surgido en 1878 de la división del Club La Vanguardia, en un artículo titulado "Proteccionismo
Industrial A1·gentino fundado el 29 de agosto de 1875 y Librecambio", Enrique Diclanan, uno de los princi-
y que fuera la organización pionera de los patrones pales dirigentes del partido, toma abieTtamente posi-
de industria 20R. ción por una política librecambista. Diclanan ocnsidera
En la década del noventa la Unión Industrial tendrá que la libre entrada de productos extranjeros sin im-
una clara conducta de no reconocer, al menos oficial- puestos de importación abaratará el consumo de los
mente, a las organizaciones obreras. En 1896 por ejem- obreros y obligará a los industriales a perfeccionar sus
plo solicitaba al Poder Ejecutivo que no se aceptaran técnicas de producción 212.
las exigencias pedidas colectivam.ente por los obreros Las filas de la Unión Industrial contenían una pro-
de uno o más talleres 20IJ. Sin embargo, frente a las pri- porción importante de extranjeros, incluso muchos de
meras manifestaciones de lucha obrera la actitud de los los cuales habían sido de esos artesanos y obreros de
industriales no fue la misma, por lo menos en algunas los años sesenta y setenta que se convirtieron en pro-
ocasiones. Así, en el transcurso de una asamblea, du- pietarios. Además, los industriales no formaban parte
rante la huelga de los obreros zapateros en 1888, un de la élite que en representación de la burguesía agra-
miembro de la Unión Indush·ial polemiza públicamente ria detentaba el poder del Estado. Sin embargo, algunos
con Enrico Malatesta y otros militantes anarquistas de los dirigentes de la Unión Industrial eran o habían
y socialistas y propone la formación de una comisión ~ido diputados, ministros, gobernadores provinciales o
obrera que tome contacto con una delegación de los figuras políticas 213. Los industriales no dejaban de pre-
patrones. Eduardo Lluch, el industrial, sugiere la for- sionar sobre el poder estatal para tratar de obtener me-
mación de comisiones mixtas ob1·ero-patronales para jores condiciones en sus pujas con los trabajadores.
dirimir las diferencias evitando así el estallido de las El estallido revolucionario de julio de 1890, implicó
huelgas. Esta proposición fue rechazada por los huel- una detención momentánea del movimiento obrero. Pero
guistas :no. al retomar los militantes sindicales sus actividades, ya
Cuando el movimiento obrero evidencie una ma- se hizo visible un profundo cambio en la situación.
yor consistencia a mediados de los años noventa, la ac- Las consecuencias de la crisis económica marcarán el
titud de los industriales se endurecerá crecientemente. fin momentáneo del movimiento ascendente de la lucha
En 1896, frente al auge de las huelgas, la Unión In- obrera que se había iniciado en 1888. Desde fines de
dustrial convocará un congreso de industriales para 1890 a 1893, el movimiento huelguístico inicia un curso
fortalecer el frente patronal y adoptar medidas para depresivo.
enfrentar unitariamente al movimiento obrero. En esos años, las huelgas y conflictos no llegan a
Aparte de los enfrentamientos directos que prove- veinte, cüra sensiblemente inferior a la del período an-
nían de la posición de cada uno de ellos en la produc- terior. Aunque las reivindicaciones salariales se mantie-
ción, otro antagonismo opondrá a los propietarios in- nen, aumenta el número de huelgas motivadas por otras
dustriales con los obreros. Los industriales reclamabltñ cuestiones. Entre ellas, aparecen las primeras luchas por
medidas proteccionistas para la industria, lo que no la disminución de la jornada de trabajo.
era compartido por los socialistas e . incluso por los Se trata de un período defensivo para los trabaja-
ana1·quistas y las organizaciones sindicales indepen- dores. El aumento de la desocupación no creaba las
dientes. El 26 de julio de 1899 los industriales organizan mejores condiciones para la realización de las huelgas.

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Aunque los saldos inmigratorios disminuyen e incluso comienzos de la década del noventa fue el Comité
son negativos por la primera vez en 1891, el abrupto Internacional Obrero. Este organismo surgió por ini-
aumento de ingresos entre 1887 y 1889 había creado ciativa de los socialistas alemanes reunido en el Ve1·ein
un aumento de la mano de obra disponible. La crisis Vorwarts que cumplían así con las resoluciones del con-
agravará las condiciones para los trabajad01·es. Aunque greso socialista de 1889 en París, particularmente la
los salarios parecen haberse mantenido en algunos sec- referente a la celebración del 1 de mayo. Nacido de
tores, la desocupación pasa a ser una de las preocupa- una reunión realizada el 30 de marzo de 1890 con r·e-
ciones dominantes de los trabajadores. En la petición presentantes de diversas asociaciones obreras, el C.O.I.
elevada por la Federación Obrera al presidente Pelle- se fijó como objetivos: crea¡· una federación obrera;
grini en 1891, se insistía en la inmensa multitud de publicar un periódico para la defensa de la clase obrera
pro/eto?·in!l que hoy 71iven aqut en Buenos Aires sin po- y enviar una petición al Congreso Nacional :nr..
de?' halúw t1·abajo. Calculaban los desocupados en apro- La lista de las organizaciones que convocaron el acto
ximadamente diez miJ2H. del 1 de mayo de 1890, revela la presencia de tres So-
También el proceso de constitución de organizaciones ciedades de Resistencia, de una agrupación socialista
sindicales señala un ritmo más lento. En 1889 se -el Vorwarts- y el resto estaba formado por asocia-
había formado la Sociedad Internacional de Obreros ciones de colectividades extranjeras, muchas de ellas de
Carpinteros, Lustradores, Tallistas y Torne1·os y en carácter político, en su mayoría italianas. El cosmopo-
1890 la Sociedad Cigarreros Unidos. En 1891 y 1892 litismo del naciente movimiento obrero a1·gentino se
se organizan solamente algunas pocas sociedades en el verifica también por el hecho de que los oradores del 19
interior y la Sociedad Oficios Varios y la sección de de mayo se expresaron en castellano, italiano, fl'ancés
habla alemana de los tipógrafos en la Capital. y alemán. El C.O.I. evaluó la concurrencia al acto entre
Paradójicamente, en el mismo momento en que des- 2.000 y 3.000 personas 216. Junto a los oradoTes socia-
ciende el ritmo del movimiento huelguístico y del pro- listas participaron algunos anarquistas, que acepta1·on
ceso de surgimiento de organizaciones sindicales, es sumarse, aunque críticamente ::!17.
cuando entran en escena las primeras federaciones Sin embargo, los anarquistas ya no seguirán a los
obre1·as y el movimiento ob1·ero hace sus primeras socialistas en los otros propósitos que se había fijado
armas en el teneno de la acción política. En realidad, el C.O.I. La concepción que los socialistas tenían de la
estas iniciativas habían surgido a principios de 1890 federación obrera que debía formarse y del periódico
cuanilll todavía se mantenía el ascenso. a publicar no permitían un acuerdo con los anaTquis-
En Hl88 y 1889 socialistas y anarquistas participan tas no "individualistas". Tampoco, estos podían acom-
con la misma intensidad en las luchas obreras y en las pañarlos en la petición al Cong¡·eso.
sociedades de resistencia. Pero, a partir de 1890 las La fundación efectiva de la Federación data de 1S90,
principales iniciativas en el terreno sindical correspon- cuando menos de una decena de organizaciones sindi-
den a los socialistas. Los anarquistas habían aceptado cales celebraron reuniones siguiendo una invitación del
limitadamente participar en acciones conjuntas con los Comité Obrero Internacional. Los estatutos fueron apro-
socialistas, especialmente en la época en la que Mala- bados provisoriamente en una reunión realizada a prin-
testa se encontraba en Buenos Aires. Pero, durante cipios de enero de 1891 y el primer congreso sólo se
los años de refluio, la variante anarquista que cobrará concretaría el 14 de agosto de ese año 21R.
fuerza será la llamada "individualista" o anti-organi- El espíritu internacionalista se verifica entre otras co-
zadora opuesta a la lucha de clases y la intervención sas por el hecho de que en un primer momento el orga-
en las o1·ganizaciones obreras. nismo se denominaba Federación de los Trabajadores
Son, en consecuencia, los socialistas quienes pl·otago- de la Región Argentina y en que el congreso hubiera
nizarán principalmente las iniciativas de organización encomendado a una comisión de elaborar un programa
sindical centralizada que se desarrollarán en esos años. de acción similar al de los partidos obreros europeos.
Esto, no dejará de marcar al movimiento sindical de En el programa la Federación se fijaba como objeti-
la época, en la medida que los socialistas tenían enton- vos: l. La posesión del poder político por la clase obre-
ces una concepción que aproximaba mucho lo sindical ra. 2. La transformación de la propiedad individual o
con lo político. cryrporativa de los medios de producción en propiedad
El primer antecedente de las organizaciones sindi- colectiva, social o común, o sea la socializaci6n de losi
cales de inspiración socialista que se formarán en los medios de producción. 3. La OTganizaci6n de la sociedad
84 85
sobre la base de una Federación económica. 4. La re- yendo un partido no identificado directamente con la
gularización internacional de la producción 5. La igual- acción sindical.
dad de todos ante los medios de desarrollo y de acci6n.. Lentamente, desde fines de 1893 y durante 1894 la
6. La igualdad de todos en las ventajas 219. situación general comienza a modificarse. En esos dos
Este era el "programa máximo". El inmediato con- años surgen alrededor de 15 nuevas sociedades de resis-
templaba una parte politica y otra económica, que con- tencia y solamente en el segundo de esos dos años se
tenían reivindicaciones que son comunes a las que los producen trece huelgas. La mayoría de los nuevos sin-
socialistas impulsaron desde el Comité Obrero Interna- dicatos que se forman pertenecen al sector de traba-
cional hasta mediados de la década del noventa. Las jadores que producen para el consumo local, aunque
propuestas políticas apuntaban a una democracia radi- también nacen asociaciones en la construcción y en el
cal. Entre ellas: derecho de asociación, libertad de transporte.
prensa naturalización amplia de los extranjeros, jus- En 1894, los socialistas realizan un segundo intento
ticia gratuita y por jurados, supresión del ejército de constituir una federación obrera. Aunque la reunión
permanente y armamento general del pueblo, abolición constitutiva del 17 de agosto de ese año cuenta con una
de la deuda pública, separación de la iglesia y el esta- representatividad ligeramente superior a la de 1890,
do, sufragio universal simple y "self governement" de la organización no llegará a - tener una vida regular y
:as comunas 220. efectiva, produciéndose su disolución a fines de 1895 223.
Las reivindicaciones económicas insisten también en El programa del nuevo organismo mantiene más o me-
los mismos temas comunes a todo el movimiento sindi- nos los mismos lineamientos de la experiencia anterior,
cal del período: salarios, jornada de ocho horas, regla- pero hay una mayor insistencia en las reivindicaciones
mentación del trabajo de mujeres y niños, higiene y económicas. Además el artículo 15 del programa esta-
condiciones de tra:,ajo, inspección regular de los ta- blecía que la federación, se abstendrá de todas las cues-
lleres 2:!1. tione.~ políticas y religiosa.~ 224..
Los estatutos de la Federación le fijaban como pro- Los socialistas enfrentaban ahora una competencia
pósitos realizar la unión de los obreros para la defensa que no existía anteriormente. Desde 1894 se hace visi-
de sus intereses morales y materiales, para la solida- ble una evolución en las relaciones de fuerza entre los
ridad internacional en la lucha contra el capital, para anarquistas "organizadores" y "anti- organizadores".
llegar finalmente a la emancipación del trabajo. Para Además la mutilplicación de las sociedades obreras hará
esto se proponía formar sociedades obreras, impu~sar su1·gir una corriente de sindicalistas que se manifesta-
luchas de solidaridad y tareas de propaganda e ms- ban inorgánicamente pero que se mantenían indepen-
trucción de los trabajadores. Los organismos de la Fe- dientes de socialistas y anarquistas.
deración eran los comités locales, el congreso de dele- Los anarquistas opuestos a la participación en las
gados y el Comité Federal. Se establecía una estru~­ sociedades ob1·eras y a las huelgas, habían hecho una
tura organizativa abierta pero relativamente centrah- intensa propaganda contra la primera federación obre-
zada 222. La importancia del programa y de los estatu- ra. Así, El Per.~eguido expresaba: Todas estas fedem ..
tos de la Federación es que posteriormente serán re- ciones, por má.<; que ttnas se llamen bu?·gt¿esas O' poli-
tomados por otros intentos similares. ticaR y las ott·aR of¡rera.q sociali.<;ta.<; no deian de estar
Una de las actividades fundamentales de la Federa- basada'l en un nti.~no principio autoritario 22ü.
ción será presentar pliegos de reivindicaciones al Poder Sin embargo, desde 1894 comienza a desarrollarse la
Ejecutivo, al Congreso, al Concejo Del_ibe.rante de Bue: corriente anarquista que acepta la formación de socie-
nos Aires y a las gobernaciones provmc1ales, que cas1 dades de reststencia y la organización de huelgas. Ya
nunca serán respondidas. anterimmente algunos sectores anarquistas aceptaban
Poco después de su segundo congreso, la Fe?~ración la huelga, pero sólo cuando esta era general y con ca-
será disuelta por el Comité Federal el 16 de diciembre rácter insurrecciona!. Contra esa concepción ya pole-
de 1892 en el transcurso de una reunión en la que no mizaban los socialistas desde El Oln·ero en 1892, acu-
estaban' presentes todos sus miembros. La decisión d.e sándola de ser "economicista" 226.
la mayoría del organismo parece inspirada .l!or la semi- Uno de los primeros periódicos anarquistas en sos-
parálisis por la que atravesaba la Feder~c10n Y ~or.la tener la necesidad de impulsar el movimiento obrero fue
decisión de algunos socialistas de camb~a! de tactica El Oprimido. Este camino será seguido por otros órga-
lanzándose a una acción política más def1mda, constru- nos de prensa anarquistas, particularmente L' A vve-

86 87
ni?·e uesde 1896 y La Protesta Humana desde junio listas. Su programa proclamaba: no defenderá ambi-
éle 1897. . ciones personales ni de ningún partido, porque está
El cambio en la orientación de los anarquistas, ten- probado ql.Le jamás lwm; hecho nada re!lpecto al mejo-
drá como base el auge del movimiento huelguís!ico que ramiento de las clases ob?·eras oprimidas 229. Si estas
se intensifica en 1895 y 1896. En esos dos anQs J:ay posiciones parecían próximas a las de lQs anarquistas,
más de cuarenta huelgas. Las huelgas de esos dos anos La Unión Gremial lo desmentía formalmente conside-
afectan nuevamente a los trabajadores de la pequeña rando calumnias las afirmaciones que en ese sentido
industria y de la construcción, pero particular impor- hacía La Vanguardia, que la trataba de "semi-anár-
tancia tienen las huelgas ferroviarias, especialmente en quica" 2:lo,
1896 la de los obreros de los talleres Solá. La mayoría La Unión Gremial no estará ausente de lo primeros
de las huelgas tienen por reivindicación centl'al la ?,e- debates que se realizaron en el país sobre la posibilidad
manda de aumentos salariales, per:> aparecen tamb1~n de organizar una huelga general. Esta posibilidad no
otras, como la disminución de la JOrnada de trab~JO. entusiasmaba a los socialistas; sí en cambiQ a los anar-
Los yesel'os eran los primel'o en o~tener en 1895 la JOr- quistas. El 22 de agosto de 1896, en un artículo titu-
nada de ocho horas. Por su amphtud, la oleada huel- lado "Sciopero Generale", L'A1•venire, llamaba a la or-
guística de 1895 y 1896 es la más importante que haya ganización de la huelga general, afirmando que ese era
conQcido la Argentina hasta entonces y ademas no s_e el gl'ito que venía de todo el paí¡; y que nunca había
repetirá un fenómeno similar hasta ya entrado el SI- existido en la A1·gentina un momento tan propicio para
glo XX. concTetarla 2Hl.
En 1895, el porcentaje de huelgas que logTan ~a sa- En medio de este clima surgen iniciativas para con-
tisfacción de las exigencias planteadas es superiOr al cretar una Convención Obrera y pn:parar la huelga ge-
70 %, p ro en 1896, las denota obreras son mucho neral. E1 2 de junio de 1896, las Sociedades de Pana-
más elevadas. Los industriales alarmados por ].:J. enver- deros, Albañiles, Yeseros, Marmolel'QS y Estibadores
gadura del movimiento endurecen sus -posiciones ~ rea- lanzan un manifiesto "A todos los trabajadores" convo-
lizan reuniQnes tratando de cerrar f¡Jas. Ademas, la cando a una reunión pública en el Ja1·dín Pasatiempo
l'epresión policial se hace más intensa en _el c~so de para concretar esa iniciativa y preparar la huelga gene-
algunas huelgas, especialmente_ ~uan~o ~stan vmcula- ral2:l2, La reunión no pudo concretarse debido a la ac-
das a la exportación o los serviCIOS pubh;o;;. Los _obre- ción policial. Sin embargo, la CQnvención Obrera se efec-
ros de las curtiembres son los qur menor ex1to tuVIeron, tiviza finalmente. A las primeras cinco sociedades con-
fracasando todas sus huelgas. Además, en 1896 se ve- vocantes se agregaron luego otras cinco. Ellas celebran
I'ifica un nuevQ aumento de los volúmenes inmigrato- un Pacto que constituía la base de la Convención Obre-
rios. lo que explica parcialmente, a través del in~r~ ra. En los considerandos de la declaración final se
mento de la mano de obl'a disponible, la menor efectivi- reconocía la necesidad de una acción geneTal concer-
dad de las huelgas respecto al año anterior. . . tada y se afirmaba que la.s hnelga.q parciales no dan
Rápidamente, el movimiento ob~ero. va a perc1biT los sino ?·esultados parciales. El texto del Pacto establecía
ritmos incontrolables del procesQ mmJgTatorJo como un que todas las organizaciones sindicales deberían hacer
factor de desequilibTio de sus luchas. Ya Pn 1892, J!!l la propaganda necesaria para. com,encer a los asocia-
Obrero decla: la fuerte inmigración e.~ nna de~;gracta dos de ln necesidad de la HUELGA GENERAL DE
para la cla.~e de los trabajadores nr.qentinos porql.Le al.f:- TO DAS LAS ARTES y oficios para ?nejorar la situa-
menta la oferta de brazos en donde no hay ya t~a~a¡o ción económica de la clase trabajadora. Se establecía
para los que exi.~ten 227. En 1898 el P3:1'ti~o Socialista también que cuando fuera opQrtuno todos los gremios
inscribirá en su progT::tma un pronun~~am1ent? . c~mtr31 presentarían demandas de mejoras y si estas fueran
todo fomento artificial de la inmigrac10n . AnaiJ~JS Sl- negadas aunque fuera parcialmente, comenzaría la huel-
milares pueden encontrarse ::!"! la p1·ensa a_narqmsta. ga general que no se detendría hasta la victoria final,
En esa misma época se multiplican tamb1én las orga- salvo que una Asamblea General de los huelguistas deci-
nizaciones obr ras. Un l1echo impoTI.ante rle. esa época diera lo contrario 2aa. La Convención Obrera estaba
es la aparíción del periódico [•t UniiÍ~' (ir pmutl, órgano concebida como una unión gremial, pero con caracte-
de varias sociedades de resistencia 2 !'~. Expr<'saba de ríst icas bastantes diferentes a las Ji'ederaciones Obreras
alguna manera una inorgánica corriente_ sindical, CJ?E' más estructuradas, que preconizaban [Qs socialistas.
aparecía como independiente de anarqmstas Y ooc1a- No obstante, la declinación que se regisn·ó en el mo-
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1·ior. En eso años las manifestaciones de la lucha de
vimiento huelguístico desde fines de 1896 y que se aceu- clases se habían definitivamente generalizado y _he_cho
tuaría en Jos tres años siguientes, coartó todas estas permanentes. Las organizaciones _obreras se multiph~a­
iniciativas y la Convención Obrera y el proyecto de ron y convirtieron en un fact?r rmpo1·tant~ de la v~da
huelga general se diluirán pronto. obrera. En 1896, treinta sociedades gremtales te~tan
A partir de 1897, las tendencias se invierten. El eje una actividad permanente y efectiva en Buenos Aues,
de la agitación obrera ya no serán las reivindicaciones cifra que sufre ligeras modificaciones . hacia el fin .del
salariales y de condiciones de trabajo, sino que la agi- siglo 2:1s. Varios gremios habían conqmstado ya la JOr-
tación contra la desocupación pasará a ser la pi·eocu- nada de ocho horas y es en general en esos años cuando
pación central de los ti·abajadores. El 18 de' agosto de la duración del trabajo comienza a difmúnuir relativa-
1897 cinco mil de~ ocupados organizados por 'anarquistas mente. En las luchas salariales y por condiciones labo-
y socialistas realizaron una asamblea de protesta que rales y contra la rep1·esión y la desocupación lo~ mi_li-
.::ulminó con manifestaciones violentas y enfrentamien- tantes obreros se habían formado una exper1enc1a.
tos con la policía en el centro de Buenos Aires :!:14. También el Estado y las organizaciones patronales ha-
Desde ese año se observa un acercamiento en la reali- bían afinado sus tácticas.
zadón de acciones comunes entre las dos tendencias Aunque Jos oficios semiartesanales y de la c~nstr~.c­
mayoritarias del movimiento obre1'0. ción fueron uno de los principales sectores de ammac10n
Sin embargo, entre mediados de 1896 y 18!)7 había de los conflictos, otro sector -que después de 1900 será
fracasado una tercera tentativa, impulsada por Jos so- fundamental- había hecho su aparición en_ 1~ arena_:
cialistas de constituir una federación obrera, que no el de los servicios, representado por ferroVIariOs, esti-
había contado con el apoyo anarquista. Los periódicos badores, tranviarios, marítimos y otros.
de la corriente organizadora del anarquismo aceptaban
ahora, plenamente, la necesidad de la lucha por mejoras
parciales a través. de los sindicatos pero rechazaban que
las peticiones fueran dirigidas al Estado, con lo cual
consideraban que se traicionaba la consigna de la AIT
rle que la emancipación de los trabajadores sería obra de
lo::; trabajadores mismos !!3r.. Un factor importante para
el fracaso de la tercera Federación parece haber sido el
retiro de la Sociedad de Constructores de Cauuajes,
una de las más prestigiosas de la época, que acusaba a
la organización de sólo ocuparse de política 2ao.
El siglo XIX se termina en un clima de quietud del
movimiento obrero e incluso de relativa desorganización
gremial, que no será, sin embargo, más que transitoria.
La escasa actividad de las sociedades de resistencia,
afectadas por la desocupación y por el endurecimiento
de la política estatal y patronal, era señalada con preo-
cupación tanto por anarquistas como por los socia-
listas ~:n.
Es en ese año que se presenta en las Cámaras un an-
teproyecto de ley, que fue antecedente directo de la más
adelante llamada Ley de Residencia y que a partir de
1902 permitiría la expulsión de centenas de militantes
e inmigrantes extranjeros. Pe1·o, a partir de 1900, aun-
que con ritmo lento, el movimiento ob1·ero va mostrando
algunos síntomas de recuperación, que se acelera1·án al
año siguiente hasta llegar en 1902 a la gran huelga ge-
neral que marca la iniciación de toda una nueva época.
D ! alguna manera, la experiencia vivida en la dé-
cada del 90 creará las condiciones para la etapa poste-
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90
el ~eudónimo de "Blanchet" y participado en la Comuna
de París 239. El periódico subsistió entre el 9 de julio de
1875 y el 24 de enero de 1876, desapareciendo luego
de haber hecho un intento de edición bilingüe. Exhibía
concepciones republicanas, furiosamente anticlericales y
se proclamaba continuador de Rousse:;tu, RobesJ?ierr~,
Saint-Simon Cabet, Leroux, Edgard Qumet y Ganbaldi.
Hacía la defensa de la Comuna y hablaba de la "lucha
de clases" entre "la clase burguesa" y la "clase prole-
taria". No obstante, su definición de revolución e1·a
más simple todo el que deseara reemplazar el mal por
el bien era' un revolucionario y el bien se identificaba
con el progreso 24 0. . .
Otro ejemplo de la época es El Descamwado, subti-
V tulado "Periódico Rojo" y que alcanzó solamente a apa-
recer dos veces en una misma semana, a principios de
ANARQUISTAS Y SOCIALISTAS enero de 1879. El primer número estaba impreso en
tinta roja y fue requisado por la policía. En el segundo
número su editor, Pedro Sarraru, explicaba que el
Durante el siglo XIX anarquistas y socialistas fueJ"on color r~jo simbolizaba la sangre que el pueblo h.abía
las dos principales corrientes ideológicas animadoras del derramado para conquistar la igualllad que se le mega.
movimiento obre1·o. Hubo otras de menor peso, como El Descamisado se definía como un periódico de lucha,
los grurcs católicos que actúan en los últimos años del que haMía de retemplar el espfritu de la g~nte ~e .los
siglo o los mazzinistas y republicanos italianos. Además, talleres y opone1· fuerte valla a las pretenstones tnJUS-
en muchos casos aparecen militantes sindicales que no tas de la wt'istocracia y del capital. Proclamaba la ne-
pueden ser encasillados en ninguna de las dos grandes cesidad de una revolución .~anta y necesaria pero que
corrientes, como parece haber sido el caso de los reda(.- se realizaría sin derramar nna gota de sang1·e 241 .
tores de La Uni6n Obrera de los ferroviarios de Tolosa Entre 1877 y 1887 apa1·ecen numerosos periódicos,
a fines del ochenta o de La Uni6n Gre?ltial algunos años cuya filiación exacta s~. descono~e . o es ?i!í~il de esta-
después. Pero, en general, son Jos anarquistas y los so- blecer. En 1877 aparec10 El Soetaltsta, ding1do por Fe-
cialistas los que desempeñan los papeles más importan- lipe Dozo y que s~. reivindic~ba. "Or~;'-no .~e _los intereses
tes como impulsores del movimiento obrero. sociales" y tamb1en El Umomsta, Penodico Semanal.
Sin embargo, en las primeras épocas, aparecen a lgu- Organo de la Clase Ob1·era", vinculado a la comunidad
nos periódicos y grupos que no pueden ser caracteri- negra, que desapareció al año siguiente para ~~eaparece1·
zados ni como marxistas ni como bakuninistas. Al en una segunda época en 1887. En 1878 saho La Luz,
disolverse las secciones de la Internacional, muchos "Organo de las clases proletarias", y en 1879 La Voz
militantes participan en las luchas sindicales y en el del Obre1·o y El Cosmopolita, "Organo Oficial de la So-
proceso de conformación de sociedades obreras o editan ciedad de Dependientes", que tuvo 32 números entre
folletos y periódicos de propaganda revolucionaria. Una mayo de ese año y enero del siguiente. En 1888, El
parte importante de la literatura obrera del periodo Obrero, aparentemente uno d~ los peri~dicos más im-
que va desde 1877 hasta mediados de la década del portantes de la época. Dos anos despues sale La Co-
ochenta, refleja una tendencia genéricamente socialista rrespondencia · en 1884 aparecía El Obrero en Perga-
o social-republicana, pero en todo caso pre-marxista y mino ven 18S5 El Artesano en Rosario y El Tipógrafo
pre-bakuninista. en T~~umán. Con el mismo nombre salió en 1887 otro
Ya en 1875, simultáneamente a la existencia de las periódico que era ór~"no oficial de ese gremio, en Bue-
secciones de la Internacional, había aparecido en Bue- nos Aires 24 2 .
nos Aires el periódico Le Révolutionnaire, sin que se El primer grupo :marquista del cual se tiene cono-
sepa si tenía vinculación directa con los internaciona- cimiento, es un Círculo de "propaganda obrera" cons-
listas. Al comienzo aparecía en francés y era su director tituido por los militantes bakuninistas que se enc?ntra-
Stanislas Pourile, que había militado en Francia bajo ban en minoría dentl·o de la AIT de Buenos Aues Y
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que luego de su disolución se organizan independiente- Entre 1886 y 1889 se publicaron en Buenos Aires
mente. Este núcleo editó hacia 1879 el folleto titulado cuatro Manifiestos Comrmista-Anárquicos. El primero
"Una.}dea:' •. en el cual se exponían los principios de la apareció el 13 de diciembre de 1886, en protesta contra
fraccton d1s1dente de la Internacional concretados en una resolución de una Comisión de Higiene Pública re-
el Pacto de Saint Imier por las federaciones Jurasiana lacionada con una epidemia de cólera. Como consecuen-
Francesa, Española y Norteamericana 24a, ' cia de la aparición de ese Manüiesto sufrieron un
~uy probablen_¡e~te fue también anarquista una ten- proceso y algún tiempo de cárcel los militantes Victorio
tat~va de reconstituir la Internacional en 1879. El 18 de Cavola, Ettore Mattei, E. Grandi y E. Malnatti. El
setiembre de ese año, en el transcurso de una reunión segundo Manüiesto apareció en noviembre de 1888, en
efectuada en el Teatro Goldoni fue formalmente re- relación con los acontecimientos de Chicago; el tercel'O
co~~titu~da la sección argentina' de la AIT. En vincu- y el cuarto en 1889 251,
lact.on dil'ec!:; ~on esta iniciativa, un mes después, apa- También desde comienzos de la década del ochenta
recta ;1 pe:r:10d1co La Vanguardia, dirigido por Eduardo comenzaron a organizarse los grupos socialistas. En
C:~lll:ano. Sm embargo, todo indica que la vida del pe- 1882 apareció Le Proletaire, en idioma francés y apa-
nodico Y de la nueva sección no fueron muy prolon- rentemente de corta vida. Pero, el núcleo más im-
gadas 244. portante fue el de los socialistas alemanes escapados
No obstante, en los primeros años de la década del de las persecuciones bismarckianas. Desde 1881, un
ochenta algunos grupos anarquistas de Buenos Aires grupo de refugiados alemanes comienza a preparar la
seguían reivindicándose sección de la Internacional. En formación de una nueva organización, que finalmente
1880 apareció el periódico La Ana'rqnía y en 1884 La se concreta el 1 de enero de 1882 2~2. Se trataba del
Lucha Obrera, que tuvo 29 números entre el 2 de marzo Verein Vorwlirts que reivindicaba el programa del Par-
Y el 28 de seti~bre .. E~ 1885, dirigido por Enrico Ma- tido Socialista Obrero Alemán 25a.
lates~a, apa:_ec10 en Italiano. La Questione Sociale y en La asociación comenzó a publicar su periódico en
el mismo ano en Santa Fe, La Revoluci6n. En 1887 idioma alemán, Vorwárts, en 1886. Aunque la asocia-
Ettore Mattei publicó en Buenos Ares Il .'\ocialista tam- ción adoptaba los principios de la socialdemocracia ale-
bién en idioma italiano 245. ' mana, en el periódico no dejaba de haber alguna ambi-
Un hito importante en el fortalecimiento del movi- güedad, en la medida que se reivindicaba también órgano
miento anarquista fue la constitución en junio de 1884 de los "liberales" alemanes en Buenos Aires 2r.4. El
de ut; Círcu!o ComiiDista-Aná1·quico, que se declaraoa Vorwárt.~ tuvo un papel particularmente importante
to~av1a Secció~ de la Asociación Internacional de Tra- en la conformación del movimiento sindical entre fines
baJadores, segun el relato de Ettore Mattei 246, de los años ochenta y comienzos de la década siguiente.
Matte_i ~ue no sólo uno de los principales propulsores Serán sus militantes los que tendrán la iniciativa en la
del moVImiento anarquista en la Argentina sino también convocatoria del acto del 1 de mayo de 1890 y en la or-
una de las principales figuras del movimiento obrero ganización del Comité Obrero Internacional, de la pri-
~asta el primer decenio del siglo XX 247. Otro impulso mera Federación Obrera y del periódico El Obrero.
rmportante a la actividad anarquista en Buenos Aires
~ue. dado po:r: la llegada en 1885 del conocido anarquista
ttaha~o. Enrtco. M~latesta. Con la colaboración de algu- La década del noventa
nos Jt;Ihtantes 1talian?s Malatesta constituyó en ese año
un ~1rculo de Estudios Sociales que organizaba confe- Desde 1889 los socialistas intensüican Sil actividad
rencias y debates públicos e hizo aparecer albTUnos nú- en el movimiento obrero. A los militantes del Vorwárts
meros de La Quetftione Sociale, homónimo del periódico ya se han sumado otros, de dive1·sas nacionalidades. En
que había publicado en Italia 248. este período la actividad sindical y la actividad política
La única colaboración 9-ue se conoce entre los grupos de los socialistas parecen estrechamente ligadas. Durante
de Mala testa. y de M~tte? es su participación conjunta esos años impera una concepción a través de la cual la
en la formaciÓn del smdtcato de panade1·os 249, construcción de un partido socialista se confunde con
_Además d~ los grupos . italianos, había ya en esos la construcción del movimiento sindical.
anos. otros nucleos anarquistas de otras nacionalidades, La Federación Obrera se denominaba también Par-
particularmente uno de españoles y otro de franco- tido Obrero y como tal se vinculará a la Internacional
hablantes 250, Socialista 255. En los recuerdos escritos en sus Apuntes
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de 1916, uno de los principales protagonistas de esos guesa 20o. Para El Obrero la Unión Cívica representaba
h_echos, Kühn con~idera~a en uua autocrítica retJ:ospec- la rebelión de la pequeña-burguesía contra el régimen
tiva que en esa epoca rmperaban entre los socialistas del caudillismo. Posteriormente criticad a este agl"U-
argentinos concepciones que los llevaban a tratar de pamiento considerando que el movimiento democrático
forjar o1·ganizaciones inspiradas por el modelo de las había fracasado 261.
Trade Unions británicas 2511, Sin embargo, es probable Aunque la lucha económica ocupa en la literatura
que no hubiera entre los socialistas de la época una socialista de la época un lugar importante, desde el
teoría acabada sobre la cuestión, como lo observa José primer momento aparece también la prédica de la nece-
Ratzer. En El Obrero se hablaba de la necesidad de sidad de la participación en la lucha política por parte
constituir un partido de resistencia, por medio de la de la clase obrera. Esto se refleja no sólo en los artícu-
organizaci6n fuerte en la Fede1·aci6n Obrera, y un par- los editoriales de El Obrero, sino también en los docu-
tido político internacional de ofensiva al Estado Bur- mentos de la Federación Obrera. Una de las principales
gués .. . 257. manifestaciones de esta actividad será la presentación
Una tal concepción enfrentaba una dificultad que de peticiones a los poderes públicos, tanto en Buenos
tenía una doble manifestación. La debilidad del movi- Aires como a través de las federaciones de provincia.
miento sindical argentino de 1890 era púr un lado pro- La situación por la que atravesaba el movimiento
?u~~ de la propia estructura del proletariado y lo obrero y en particular la Federación Obrera de la cual
mc1p1ente del proceso de constitución de organizaciones El Obrero era su vocero, hacían que el periódico en-
obreras. Pero, además, la iniciativa socialista coincidió frentara graves dificultades financieras. En reiteradas
con un período de reflujo de la acción sindical y huel- oportunidades hace llamados a sus lectores para que
guística. La Federación Obrera contaba solamente con contribuyan a su sostenimiento hasta que deja de apa-
unas pocas asociaciones y la situación limitaba su ac- recer a fines de setiembre de 1892.
cionar a la propaganda y a las peticiones dirigídas al Una segunda versión de El Obrero aparecerá en
gobierno. 1893, mientras que otro sector de la antigua redacción,
La principal actividad de los socialistas a comienzos hacía aparecer El Socialista 202. Este último será ani-
del noventa, fue la publicación del periódico El Obrero mado por los militantes socialistas que se encontraban
a partir del 12 de diciembre de 1890. El principal ani~ en la Sección Varia de la Federación Obrera. En reali-
mador fue el alemán Germán A ve Lallemant, la figura dad, la Sección Varia era mucho más un grupo de acción
más importante de la época 258. El periódico era órgano polítiec1. que una organización sindical, ya que ella reunía
de la Federación Obrera y al mismo tiempo instrumen- a los activistas que no estaban enrolados en ninguna
to político de los militantes socialistas. sociedad obrera. Este sector parece haberse dado cuenta
El Ob1·ero hacía desde el editorial de su primer nú- de la semiparálisis por la que atravesaba la Federa-
mero una clara reivindicación de las teorías de Marx ción y decidió cambiar el rumbo politico para orientarse
Y sostenía que venimQS a presentarnos en la arena de hacia una acción política menos estrechamente ligada a
la lltcha de los partidos políticos en esta ?"e1J1lblica como lo sindical. Aunque son pocos los elementos de que se
campeones del proletariado 259. disponen debido a las características poco explícitas del
Una característica de El Obrero será la tentativa de debate entre los dos sectores, parece- aceptable la hipó-
analizar la realidad económica, social y política argen- tesis de que en el fondo de las divergencias hubiera una
tina, con una mayor profundidad y consecuencia de lo reticencia del grupo de la segunda época de El Obrero
que hasta entonces lo habían hecho otros órganos de a avanzar más rápidamente hacia la formación de un
prensa socialistas redactados por inmigrantes. Será a Partido Socialista. Estas reticencias parecen fundarse
partir de los sucesos de la revolución de 1890 y de no solamente en la necesidad de continuar con una con-
la crisis política abierta en el país, que Lallemant y cepción de partido vinculada al movimiento sindical,
El Obre1·o abordarán la consideración de la problemática sino también de tomar la decisión de constituir un par-
nacional. La llegada del capitalismo internacional había tido y en consecuencia de naturaliza1·se para adquirir
tenido una función civilizadora, pero el absolutismo de los derechos políticos. Este último punto, como veremos
la oligarquía la había hecho romper el pacto que él tenía más adelante, será uno de Jos principales temas de
y provocado la crisis. Entonces, obedeciendo a la acci6n debate entre los socialistas argentinos a lo largo de los
ci1oilizadora del capital se alz6 la Uni6n Cívica, levan- años noventa.
tando la bandem del régimen p1wo de la sociedad bur- El otro grupo funda la Agrupación Socialist-a que se

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reivin<licaba Partido Obrero. Sin embargo, poco des- La Carta Orgánica del Centro Socialista Obrero lo
pués los dos sectores parecen nuevamente reconciliarse. definía como una asociación política, cuyo p1·og1·ama es
El 14 de julio de 1894 se forma el Centro Socialista el del Partido Socialista Obrero de todos los paíseB,
Obrero, sucedáneo de la Agrupación Socialista y que con las modificaciones que exijan las circunstancias
encuentra entre sus filas también a militantes como locales 2 G4 . El internacionalismo continúa siendo un ele-
Esteban Giménez, responsable de la segunda época d roen lo importante, aunque aparecen algunas restriccio-
El Obrero. nes qu se acentuarán en los años siguientes. Todavía
Mil ochocientos noventa y cuatro es un año clave en Jos programas socialistas completan sus reivindicaciones
la evolución del socialismo argentino. Uno de los fenó- mínimas centradas en las reivindicaciones económicas y
menos principales que se produce es la incorporación sociales de los trabajadores, con consignas de democra-
de numerosos intelectuales argentinos, lo que se inten- cia directa en cuanto a la organización del Estado. En
sificará en los años siguientes. Hasta entonces, la ma- el programa publicado el 1 de mayo de 1894 en La
yoría de los militantes socialistas eran obreros inmi- Vanguardia, que era desde abril órgano del Centro
grantes. Lo mismo ocurría en el anarquismo. Con la Socialista Obrero y de los otros grupos, se continúan
excepción de Lallemant y Winiger, el resto de los diri- reivindicando consignas tales como legislación directa,
gentes socialistas eran obreros calificados, muchos de revocatividad de los electos, supresión del Poder Ejecu-
ellos tipógrafos, que habían adquirido una cierta cul- tivo y creación de un régimen parlamentario unicame-
tura política a través de su experiencia militante. Pero ral, a1·mamento gener al del pueblo y gobierno directo
en todos ellos pesaba su condición de e.xtranjeros. de las Comunas 20:;. Aunque menos radical este pro-
A partir de 1894 se verifica el ingreso de intelectuales grama continúa aún las líneas fundamentales de los
argentinos de nacimiento o naturalizados habiendo lle- programas socialistas de principio de siglo. Será a par-
gado muy pequeños al país. Se trata en su mayoría tir de 1896, con la constitución definitiva del Partido
de médicos, abogados, periodistas, escritores, estudian- Socialista, que el programa avanzará en su transfor-
tes. La figura más representativa de este proceso, no mación en un programa de reformas republicanas.
sólo por ser uno de los primeros sino porque se conver- En diciembre de 1894 los grupos socialistas crean un
tirá en el gran dirigente del socialismo argentino, fue organismo único de coordinación y en abril de 1895
la de Juan B. Justo. Posteriormente entrarán, entre se constituye el Comité Central del Partido Obrero So-
otros, Roberto Payró, Leopoldo Lugones, José Inge- cialista Internacional, organización que en los hechos
nieros. ya existía desde fines del año anterior.
Una característica común de muchos de estos intelec-
tuales que se acercan al movimiento obrero, es haber
pasado anteriormente por la experiencia de la revolu- La lucha entre anarquistas
cin del 90 y a veces también por la de los ra<licales de Durante toda la década del noventa habrá en el anar-
1893. Este es el caso, por ejemplo, de Justo, Payró e quismo argentino polémicas ideológicas entre adherentes
Ingenieros entre los que se acercan al socialismo y el a diversas corrientes: anarco-comunistas, anarco-socia-
de Alberto Ghiraldo que luego convergirá con los anar- listas y anarco-colectivistas. Estas divisiones ideológicas
quistas. Desencantados del proceso de renovación demo- reflejaban tendencias pre-existentes en el anarquismo
crática se tornan hacia el proletariado naciente. Estos español e italiano. Pero la división fundamental en el
intelectuales desempeñarán desde entonces un papel seno del anarquismo fue la que separaba a "organiza-
muy importante en el socialismo y en el movimiento dores", partidarios de la intervención en la lucha de
obrero y un factor de "nacionalización". clases y en las organizaciones obreras y "antiorganiza-
Sin embargo, en este período en el movimiento socia- dores" o "individualistas" 26G. Hasta 1890, debido en
lista siguen teniendo importancia los agrupamientos por parte a la influencia de Malatesta y al curso ascenden-
nacionalidades. Junto al Centro Socialista Obrero, con- te del movimiento obrero, los pro-organizadores man-
tinuaba existiendo el Vorwiirts y se habían formado tienen una cierta presencia pública. Pero desde ese año
los grupos Fascio dei Lavoratori y Les Egaux, que Y por lo menos hasta 1894, serán los antiorganizadores
nucleaban a militantes italianos y franceses, respecti- los que serán hegemónicos en el seno del anarquismo.
vamente. Poco después aparecerá también el Centro La mayoría de la prensa de la época se identificaba
Socialista Universitario que expresaba la nueva tenden- con esa corriente, siendo su principal exponente el pe-
cia ya descripta 263. riódico El Perseguido 267.
98 99
El Perseguido considera como eje fundamental de la vindicativa, aparecían como más atractivos que el re-
actividad anarquista la propaganda de los principios del formismo parlamentario de los socialistas, que chocaba
comunismo anárquico, se opone duramente a las huel- con las condiciones políticas y socales de la época.
gas por reivindicaciones económicas y a la constitución
de sociedades de resistencia, aunque acepta la actividad
gTemial inspirada por grupos inorgánicos formados "por la consolidación del Partido Socialista
afinidad" 208. Los periódicos anti-organizadores critica-
ban furiosamente a los anarquistas favorables a la El nuevo equipo dirigente que se va formando en las
organización y proclamaban la necesidad de la "propa- filas socialistas en torno a la figura de Juan B. Justo,
ganda por Jos hechos", aunque las acciones terroristas trata de consolidar definitivamente una estructura par-
fueron casi inexistentes en este período 269. tidaria basada en un programa de reivindicaciones so-
Las condiciones por las que atraviesa el movimiento ciales de los trabajadores y de reformas democráticas
obrero entre 1891. y 1893 favorecían sin dudas el eco del Estado. Sin dejar de lado la participación en las
que en algunos sectores tenían la propaganda de los luchas sindicales, los socialistas tendrían como objetivo
anti-organizadores. Durante ese tiempo, los anarquistas fundamental lo que en la época se denominaba "la ac-
partidarios de la organización quedan relegados, sin que ción política". Esta suponía la lucha por el sufragio
tuvieran siquiera un órgano de prensa. Pero la tenden- universal y reformas políticas que permitieran una
cia comienza a invertirse desde 1894, con la aparición acción parlamentaria de lo diputados socialistas. En
en Luján de El Oprirnido, dirigido por el médico irlan- este camino un problema importante a resolver era el
dés John Creaghe. Desde 1895 con la reactivación eco- hecho de que una parte importante de los trabajadores
nómica, y la multiplicación de las Sociedades de Resis- estaba constituida por extranjeros que no tenían en
tencia y el nuevo auge de las huelgas, los anarquistas consecuencia los derechos políticos. El partido socialista
pro-organización encontrarán una mayor receptividad. tendrá como uno de lo · ejes fundamentales de su pro-
Los periódicos y la actividad de los organizadores se paganda la campaña por la naturalización, que debía
multiplicará hasta la aparición en junio de 1897 de comenzar en sus propia filas.
La Protesta Humana que constituía una especie de Estos serán los temas principales de debate en el
frente unido de la mayoría de las tendencias anarquis- socialismo entre 1895 y 1899 darán lugar a la apaxi-
tas organizadoras 210. Este núcleo desempeñará, des- ción d tendencias enfrentadas e incluso a una escisión
pués de 1900 un papel fundamental en la formación de cierta importancia.
de la primera federación obrera estable y en los acon- Desde 1895, el partido socialista aumenta su influen-
tecimientos huelguísticos de la primera década del cia, aparecen nuevos grupos en Buenos Aires y en el
siglo. interior. En 1895 realiza su convención y a principios
de 1896 se presenta a elecciones para diputados en la
Los anarquistas organizadores no sólo desplazarán a Capital. El 28 de junio de ese año realiza su prrmer
los "individualistas" en los últimos años del noventa congreso.
sino que también lograrán una mayor inserción en lo~ Es en el Congreso que tienen lugar dos debates im-
sindicatos y en el conjunto del movimiento obrero res- portantes y que darán lugar a sendas derrotas transi-
pecto a los socialistas. Este fenómeno puede explicarse torias de la tendencia de Juan B. Justo. Una de ellas
por el hecho de que su insistencia en el sindicalismo y en se dio en torno a la posibilidad o no de hacer alianzas
la lucha económica y su rechazo a la participación en electorales con otros partidos. El congreso rechazará la
las luchas políticas se correspondía mejor con las ca- p1·oposición de Justo auspiciando las alianzas. El se-
racterísticas del proletariado de la época. En efecto, gundo debate tuvo Jugar acerca de la inclusión o no
la alta composición extranjera de los trabajadores de de la violencia como un posible objetivo final de lo
Buenos Aires, la inexistencia de una vida democrática socialistas para tomar en nombre de Jos trabajadores
real en el plano político y la relativa negativa del Es- el poder político. También aquí Justo sería vencido 271.
tado a negociar con el movimiento obrero, hacían que Protagonistas de estas dos mociones enfrentadas a
los planteas anarquistas tuvieran un mayor eco. Sus Justo, fueron José Ingenieros y Leopoldo Lugones, que
llamados a la huelga general, su propaganda absten- desde 1897 constituirán la tendencia "socialista revo-
cionista frente a las elecciones, sus planteas de des- lucionaria" que se expresará a través del periódico
trucción del Estado y su enfatización en la lucha rei- "La Montaña", preconizando un socialismo radicalizado
100 101
e intransigent~. Sin. emba1·go, no lograron afianzarse
como una corrtente mterna estable y esta oposición se este punto no parece coincidir con los documentos de
disolvería a .fines de 18()7. :!72 la época toda una Hteratura posterior que señalará el
Sin embargo, otra oposición de mayores consecuencias carácter extranjPrizante de la propaganda socialista.
se. organizó también en torno al congreso de 1896 y cul- Otro asp cto de la política socialista que cambia des-
mm~ ~·n 1898 C?n .la e. cisión d un sector del partido de mediados de la década del noventa es la relación
que tria a constttUJr la Federación Socialista Colectivis- entre los sindicatos y el partido. Todavía en el Congreso
ta, pero que retornaría al seno del partido en 1900 273. de 18?6 l~s sociedades obreras envían delegados, pero
Esta tendencia se constituye fundamentalmente en tor- que solo tienen voto en las cuestiones económicas. Este
no ~! rechazo d: ~a estrategia electoralista y a la obli- será un momento de transición, ya que posteriormente
gaciOn de los dtrJgentes socialistas de adquirir la ciu- esta fórmula no se repetirá.
dadanía. argentina. Al mismo tiempo realzaba la im- En el segundo congreso de 1898, el equipo dirigente
portancta de la lucha por las reivindicaciones económi- que se había conformado en torno a Juan B. Justo lo-
cas de los trabajadores, acusando a la dirección socia- gra imponer algunas modificaciones importantes aJ
lista de abandonarla. progr~ma vot~do en 1896. Una de ellas, es la supresión
En 1896, los socialistas sólo habían obtenido el 1 % del p~rrafo fJ?~l de la Declaración de Principios, que
de l?s sufragios emitidos. El fraude sólo explica muy admitta la posibilidad de la violencia como recurso final
parctalmente el f1·acaso electoral. Una proporción im- para la adquisición del poder político por los traba-
portante de Jos militantes socialistas eran ellos mismos dores.
extranjero~ y había por otra parte poca inclinación de
La prohibición de realizar alianzas electorales con
los extranJeros en general a naturalizarse. 274 Varias otros partidos será mantenida, pero desvirtuada en la
prá~tica porque se autorizaba a los organismos partí-
hiJ;Jótesis pueden tratar de explicar este fenómeno. En
prt~er. lugar, a diferencia de otros países receptores
danos a desconocerla en circunstancias excepcionales.
de .mm~grant~s, no lm?o en Arg-entina ni p1·evisiones Años después Justo explicará esta política de alianzas
legtslattvas n t una actitud del Estado tendiente a fo- como una táctica para demitificar el abstencionismo
mentar la naturalización de los extranjeros. El alto de los radicales 27G. En todo caso no em la Unión Cívi-
P?rcenta.ie de italianos y españoles provenientes de re- ca Radical, la que los socialistas tenían en mira cuando
gwnes con lJOCa experiencia de participación lJOlítica y pensaban en la posibilidad de alianzas electorales. En
las expectativas de retorno de una parte de los iruni- todo este período, como también a lo largo de toda la
grant~s, es otra de las razones probables del fenómeno.
historia posterior del partido, el socialismo tendrá al
Ademas, las características del sistema político impe- radicalismp como uno de sus principales rivales 277.
:ante en Argentina eran poco aptas para atraer el En su s rasgos más generales el Partido Socialista
mterés de los inmigrantes hacia la vida política. In- babia adquirido hacia fines de siglo una fisonomía que
clus~, como señala Osear Cornblit, la legislación ar-
ser á definitiva. Se presenta como un partido reformista
gentma concedía en ciertas ocasiones primacía a los no que ejercería su acción a través de la acción parlamen-
naturalizados que además contaban con la protección taria fundamentalmente, presentando un programa de
de sus gobiernos. 275. r eivindicaciones sociales y económicas de los trabaja-
dores y de reformas democráticas y republicanas del
Además, la propaganda abstencionista de los anar- sistema político. El modelo que los dirigentes socialis-
q u i~tas. que .~abían }ogrado hacia fines de siglo una
tas tomaban en esa época era el del partido social-
meJor mserc10n en c1ertos sectores del movimiento sin- demócrata australiano 278.
dical que los socialistas, conspiraba también contra los Si socialistas y ana1·quisias fueron las dos corrien-
plan~eos 9ue é.stos hacían. La propaganda anarquista
tes más importantes en el movimiento obrero, no
contmuara temendo un fuerte contenido internaciona- fueron las únicas. Los mazzinistas italianos participa-
lista. No será éste el caso del socialismo, que sin aban- ban principalmente a través de L'.4.mico del Popolo.
donar totalmente sus adhesiones internacionales y los Además, en 1892 se habían constituido los Círculos
puntos de vista del socialismo internacional, hará gran- Obreros Católicos, siguiendo la encíclica Rerum Nova-
des esfuerzos por la "nacionalización" de los trabaja- rum de 1891. El más conocido de Jos dirigentes del mo-
dores. Ya desde su primer congreso y bajo la influencia vimiento cristiano fue el sacerdote Federico Grote, lle-
de las nuevas camadas dirigentes se hace perceptible gado de Alemania en 1884. En 1895 los círculos se
un cambio en la política del socialismo al respecto. En reunieron en una federación nacional, que tenía filia-
102 103
!!1 Segundo Censo Nacional, 1895.
le. en la Capital y en las provincias. En general no !!!! Ibídern.
aprobaban las huelgas y aunque minoritarios, sostenían 23 Ibídem.
ásperas polémicas con anarquistas y socialistas. 24 Ibídem.
En los últimos años del siglo XIX la clase obrera 25 Primer Censo Nacional, 1869.
adquirirá, desde el punto de vista de su consistencia 2o Ibídem.
social, luego de la gran oleada inmigratoria de fines 27 Segundo Censo Nacional, 1895.
de la década del ochenta, una fisonomía que no será 28 Ibidem.
alterada en lo sustancial, por lo menos, hasta la Pri- 29 Primer Censo Nacional, 1869.
meJ:a Guerra Mundial. ao Censo Municipal de Buenos ·Aires, 1887.
31 Primer Censo Nacional, 1969.
32 Ibídem.
NOTAS 33 Primer Censo Nacional, 1869.
:14 Primer Censo Nacional, 1869.
1 Ortiz, Ricardo M., Historia Económica de la Argen- 35 Censo Provincia de Buenos Aires, 1881.
tina, Buenos Aires, Plus Ultra, 1971, t. 1, pág. 52. :JG Adolfo Dorfman, op. cit., pág. 103.
2 Ibídem, págs. 51-67. :17 Citado por Dorfman, op. cit., pág. 103.
3 Dorfman, Adolfo, Historia de la Industria Argen- as Citado por Sebastián Marotta, El movimiento sin-
tina, Buenos Aires, Solar/Hachette, 1970, pág. 58. dical at·gentino, t. 1, Buenos Aires, Libera, 1976 (2• ed.).
4 George Reid Andrews en The Afro-At·gentines of 30 Giménez, Angel, Páginas de historia del Movi-
Buenos Aires, Wiscousin, The University of Wiscousin miento Social en la República Argentina, Buenos Ai-
Press, 1981, menciona la existencia de los siguientes res, La Vanguardia, 1927.
periódicos: La Raza Africana, El Proletario, en 1858; 40 Ermolaiev, V., "Naissance du mouvement ouvrier"
La Igualdad, El Artesano o El Tambor y El Candom- en Recherches Internationales d la lumiilre du mar-
bero, a mediados de los años sesenta; La Cr6nica, El xisme, n• 32, Paris, julio-agosto, 1962, pág. 70. .
Porvenir, La Pe1·la, El Unionista, El Aspirante, La Au- H La Ot·ganizaci6n, n~ 11, noviembre de 1901, loe. cit.
?'O?'a del Plata, La ldea, La Ju1.·entud, La Raz6n y El 42 La referencia está contenida en una carta de Ray-
Obrero, en los años ochenta. mond Wilmart a Karl Marx, fechada en Buenos Aires
5 Ibídem, pág. 193. el 27 de mayo de 1873. El manuscrito se encuentra en el
6 Segundo Censo Nacional, 1895. I.I.S.C. de Amsterdam. Correspondencia Karl Marx,
7 Rodríguez Molas, Ricardo, Historia Social del Gau- D. 4604. .
cho, Buenos Aires, Maru, 1968. 43 Los elementos mazzinistas y republicanos tuVIeron
8 Dorfman, op. cit., pág. 74. una influencia importante durante todo el períod~.
9 Segundo Censo Nacional, 1895. Véase Grazia Doer "11 mazzinianesimo nella storta
1o Censo Municipal de Buenos Aires, 1887. degli italiani in Arg~ntina" en La democraz_ia italiana
u Primer Censo Nacional, 1869. 1' l'emigrazione in America, Brescia, Marcelltana, 1964.
t:l IbídMn. H Ipan-aguirre, Hilda, y Pianeto, Ofelia, ~a o;ga-
1:1 Ibídem. nizaci6n de la clase obrera en C6t·doba, Umversidad
14 Anales de la Sociedad Rural, citados por Julio Nacional de Córdoba, 1968, pág. 30.
Mafud, La Vida Ob1·era en la Argentina, Buenos Aires, 4~ Bartolomé Victory y Suárez, nació en Mahón, Ba-
Proyección, 1976. leares el 2 de agosto de 1833. Desde joven ejerció el
15 Estimaciones propias sobre los datos del Censo oficio 'de tipógrafo, militó en organiz.~ci.ones obrer~~ es-
Nacional de 1895. pañolas y colaboró en algunos. _perwdicos. Tam~ten a
16 Primer Censo Nacional, 1869. esa época corresponde su adheswn a la masonerta gue
17 Alsina, Juan A.: La inmigración en el primer siglo mantuvo a lo largo de su vida. Su llegada a Argentma
de la Independencia, Buenos Aires, F. S. Alsina, 1910, se produjo hacia 1860 donde ejerció también el ofic~?
pág. 22. de tipógrafo, hasta que por razones de salud deb10
18 Estimaciones propias sobre datos del Segundo Cen- cambiarlo por el periodismo. En 1863 tuvo un pa~e!
so Nacional, 1895. decisivo en la aparición de El Artesano y en 1864 editó
1o Segundo Censo Nacional, 1895. El Comunismo de Etienne Cabet en forma anotada Y
2o Primer Censo Nacional, 1869.
105
104
comentada. En una de esas notas Victory y Suárez se La dirección fue ejercida por Bartolomé Victory y Suá-
autodefinía ideológicamente "No soy comunista, pero rez entre los Nos. 8 y 18. El periódico aparecía >ema-
soy socialista; no soy partidario del sistema monacal, nalmente y tras un corto ensayo de publicación bise-
pero lo soy del otro". Según Diego Abad de Santillán, manal, desapareció a partir del N • 28, el 29 de julio
Victory y Suárez había recibido la influencia del socia- de 1863. Colaboraron en sus páginas diversos intelec-
lismo humanitario del español Fernando Garrido cuyas tuales en su mayoría de orientación socialista o liberal,
obras había leido. Victory y Suárez participó en las entre ellos: Amadeo Jacques, Alexis Peyret, Martín de
actividades de la Sociedad Tipográfica Bonaerense y Moussy, A. Estrada y Francisco Bilbao. Estas colabo-
fue un elemento clave en el establecimiento de vincula- raciones no indican que hubiera un verdadero núcleo de
ciones entre los tipógrafos argentinos y la sección bar- intelectuales detrás del periódico, sino que las colabora-
celonesa de la AIT. Colaboró en el periódico Anales de ciones se limitaban generalmente a autorizaciones para
la sociedad de los tipógrafos. Aparentemente no tuvo reproducir artículos. Ver el libro de Cúneo ya citado.
vínculos directos con las secciones argentinas de la In- 4B~is En los prime1·os años editaron El tipógrafo ar-
ternacional, dedicándose fundamentalmente a la mili- gentino, reemplazado luego por El Estímulo. Posterior-
tancia en las logias masónicas. · En 1874 fue publiéado mente publicaron Anales de la Sociedad Tipográfica Bo-
en Buenos Aires un folleto titulado Rituales para los nae?·ense y El Obrero Tipógrafo.
49
tres grados simbólicos compu,est~Js en 1855 p01· el he?·- J acob, Raúl, "Aux origines du mouvement syndical
mano B. Victory y Suárez. Asimismo, en 1873 sus ami- en Uruguay: Les mutuelles et la section régionales de
gos editaron un volumen con escritos suyos sobre diver- l'AIT (1817-1880), en Le Mouvement Social.
sos temas bajo el título de Cuestiones de interés público. iiO Ferreira, María Nazareth, A bnprensa Operaria
Entre 1863 y 1873 fue colaborador de La República de no BrasiL 1880-1920, Petroplis, Vozes, 1978, pág. 111.
51
los hermanos Bilbao. Fue también director de La Cró- Segall, Marcelo, "En Amérique Latine. Develop-
nica del Progreso y posteriormente de la Revista rnasó- ment du mouvement ouvrier et proscription", en Inter-
nica americana. No obstante su desvinculación con la national Review of Social History, Amsterdam, Núm.
Internacional, escribió en esa última publicación un 17, 1972, pág. 355.
artículo en defensa de los once militantes internaciona- 52 La Federación, Barcelona, Núm. 71, 25 de diciem-
listas arrestados y torturados por la policía de Buenos bre de 1870.
Aires. Victory y Suárez permaneció ligado a la maso- 53 Citado por Sebastián Marotta, op. cit., pág. 26.
nería hasta el fin de su vida, poniendo el eje de su o4 La F ederación, Barcelona, Núm. 71, 25 de diciem-
propaganda, fundamentalmente, en la lucha anticleri- bre de 1870.
cal. Murió el 10 de mayo de 1897. Para una biografía 55 Ibídem.
de Victory y Suárez ver : Abad de Santillán, Diego, r.G Ibídem.
E l movimiento anarquista en la Argentina. Desde sus 57 Ibídem.
comienzo.~ hasta el año 1910, Buenos Aires, Argonauta, óB De este documento disponemos de dos versiones. La
1930; Giménez, Angel, op. cit.; C:úneo, Dardo, El Primer primera de ellas fue publicada por La Federación de
periodismo obrero y socialista, Buenos Aires, La Van- Barcelona, en su N• 130 del 11 de febrero de 1872. La
guardia, 1945; y la reproducción de un artículo de Vic- segunda aparece en el artículo "Labor de los tipógra-
tory y Suárez en La Federación, Barcelona, n• 71, 25 fos de antaño" publicado en El Obrero Gráfico, Bue-
de diciembre de 1870. Este artículo fue reproducido por nos Aires, marzo-abril 1914. Originalmente el discurso
nosotros en "Documentos para la historia de la Pri- de Méndez fue publicado: Memoria del Décimo Cua?·to
mera Internacional en el Río de la Plata" en Ap-untes, Directorio a la Asamblea General Presidencia de José
año II, n9 2, enero-marzo 1980, Amsterdam. María P. Méndez, 9 de julio de 18"11, Buenos Aires, im-
46 Citado por Dardo Cúneo, op. cit., pág. 13. prenta del Orden, 1871.
47 Godio, Julio, Hi~toria del movimiento obrero ar- t¡g Ibídem.
gentino, Buenos Aires, Tiempo Contemporáneo, 1973. 60
La carta plantea el establecimiento de relaciones
48 El Artesano apareció por primera vez el 1 de mar- regulares a través del canje de Anales y La Federación.
zo de 1863 y se presentaba como Semanario Enciclopé- En el párrafo final expresa : "Trabajannos sin descanso
dico, proponiéndose abordar temas que iban en una ~ra que por medio de la igualdad económica, la ense-
amplia gama desde "artes, industria, economía", hasta nanza integral y la 'Libre Federación Universal! de li-
"administración, higiene y demás conocimientos útiles". bres asociaciones obreras, agrícolas e industriales, lle-
106 107
guen a se1· mw verdad en todas las tierra.<t, los .tres dores Marcelo Segall y Ermolaiev han escrito su ape-
g1·audes temas de. Li?~¡·tnd, Jg1~aldad y F'mtermdad. llido c-on una ortografía diferente. Así Ermolaiev lo
Salud, trabajo y JW!ttcuL". Es cte_rto, tal como lo _sos- llama Flech y Segall F'lesch. Sin embargo, la firma
tuvo Max Nettlau, que en este parrafo _hay una tdea Flaesch es visible en los tres manuscritos existentes en
de in spiración bakuninista. N o debe olvtdarse _q~e los el IISG de Amsterdam. En cuanto a saber quién se
militantes internaci-onalistas de Barcelona segUtran en ocultaba detrás del seudónimo de Flaesch continuamos
su mayoría a la fracción anarquista. en el m?mento de aún en el terreno de las hipótesis. Marcelo Segall ha sos-
la escisión y en particular éste sera el camm-o de ~a tenido que se trataba de Emile Dumas, militante socia-
F'ederaci611. Pero, Max Nettlau que pro~ablemente. solo lista francés que estuvo en Argentina y que parícipó
había visto la versión del discurso de Mende_z publicada en los acontecimientos de la llamada "revolución de
por Ln F'ecle?·ari6n, creyó q~e. el párrafo CI~ado perte- 1890". Sin embargo, Emite Dumas nació el 18 de no-
necía al presidente de los t1pografos argentmos.- viembl·e de 1873 y viajó a la Argentina recién cuando
tn El O/we?"o G1·áfico, Buenos Ares, marzo-abnl, 1914. tenia dieciséis años, por lo tanto e físicamente imposi-
(i:l La cita pertenece a una carta enviada_ por Mora ble que sea él quien se ocultaba tras el seudónimo de
al Consejo General de L-ondres de la Al~, mformando E. Flaesch. Existe sin embargo otra hipótesis: que se
la existencia de relaciones con Buenos A1res, el 14 de trate de otro Emite Dumas, que se desempeñó como
diciemh1·e de 1870. Manuscrito original en el IISG de teniente en el batallón federado 118 durante la Comuna
Amsterdam. Fonds Jung 836. de París y que fue condenad-o por contumacia a la de-
(i:l Carta de Mora ya citada. IISG Amsterdam. Fonds portación en enero de 1873. Esta hipótesis estaría ava-
Jung 836. lada por el hecho de que Carlos Rama menciona a Emil
!i4 El 13 de enero de 1871 Engels en nomb1:e del Con- Dumas como director de Le Lal>oTateur que habría sido
sejo General de la A IT re. pondía _al ConseJq Fede~al el órgano de la sección francesa de la AIT en Buenos
Español, encomendándole que c-ontmuara las relaciO- Aires. No obstante, por ahora sólo podemos admitirlo
nes con Argentina y que info~aran lu.ego a Lon?res como hipótesis en tanto carecemos de otros datos sobre
los resultados. Solicitaba tamb1én el env1o_ de. un eJem- la vida de Emile Dumas desde su fuga de París des-
plar de Anales. Marx, Karl, Engels,. Frted;t~h Mate- pués de la den·oa de la Comuna. (Ver los artículos ya
riales ¡Ja1·a ta histm-ia de Amé1-ica Latma, Mextco, Cua- citados de V. Ermolaiev "Naissance du mouvement
dernos de Pasado y Presente, 1975, pág. 315. ouvrier" y "En Amérique Latine mouvement ouvrier et
(ir, Ingenieros, Jo~é, Almanaq1te Socialista para 1899, proscription" de Marcelo Sega!!. También Rama, Carlos
Buenos Aires, 1898. . M., ll101wentent Ouvrie1·.~ et Socialiste.~ (Ch?'01wlogie et
HO Se trata de una carta dirigida al ConseJO General Bigliographie) L'Amé1·iqne Latine (11¡92-1936), París,
de L-ondres por E. Flaesch. Esa carta. de fecha 1. de ~e­ Les Editions Ouvrieres, 1959, y lJictionaire Biogmfiqne
brero, fue env iada y luego reproductda en copta . ft~l du Mouvement Ouvrier F'ran~ais, t. 5, París, Les Edi-
en otra carta de E. Flaesch a Londres del 16 de_ JUho tions Ouvrieres, 1968, y t. 13, París, Les Editions Ou-
de 1872. E. to indica, que probable~ente _la prrmera vrieres, 197 5).
versión no llegó a manos de us desbnatanos. Manus- un IISG Manuscrito del 16 de julio de 1873. Fonds
crito en el IISG de Amsterdam, F-onds Jung 966. Jung 627/3.
67 Ibídem. IISG Manuscrito del 10 de febrero de 70 En el caso de A. Aubert como en el caso de E.
1872. Fonds Jung 627. Flaesch es probable que se trate también de un seudó-
6 IISG Manuscrito del 14 de abril de 1872..: Fonds nimo. Max Nettlau ha sugerido que el verdadero nom-
Jung 627/2. E. Flaesch parece haber des~m~~nado un bre de Aube1·t podría ser Aubergne, uno de los once
papel importante en . el ~roce~o de con~tttucwn de. l_a militantes internacionalistas detenidos por la policía en
sección francesa. Es el quten ftrma las hes carta_s d~:.:~­ 1875. Sin embargo, no existe ningún indicio que pueda
gidas al Consejo General, informando 1~ o;gamzact_on confirmar o desmentir esta hipótesis.
de la AIT en Argentina. No tenemos mngun otro m- 71 Citado en Ma x Nettlau, "Más sobre la Internacional
dicio sobre su actividad posterior. A pesar de su r?l en Buenos Aires, algunas noticias de los años 1870 a
importante que lo llevaba a firmar --como hem~s dt- 1873", Su¡1lemento Quincenal de La Protesta, Núm. 276,
cho- con el título de Fundador de la InternaciOnal, enero 20 de 1928.
es muy poco Jo que sabemos de él. T_?d.o indica q~e m~y 7
~ Jacinto Oddone y Marcelo Segall, enh·e otros, au-
probablemente Flaesch sea un seudonuno. Los htstona- tores hacen referencia a la secci ón de Córdoba. Sin ero-

108 109
bargo en un reciente trabajo sobre la formación de la esl!anta . ante el cu~dro que ha.b1·ia presentado Buenos
clase obrera cordobesa no se han encontrado nuevos A~re,~ st los bandtdos no hubieran sido descubiertos ..
datos sobre ella. Ver Jacinto Oddone, Historia del So- Ve~se, Fernando Gonzalo, loe. cit., pág. 31.
cialismo argentino, Buenos Aires, La Vanguardia, 1934; su En esa oportunidad fueron encarcelados: Auberne
Marcelo Segall, loe. cit.; Hilda Iparraguirre y Ofelia- (o Aubergne), Julio; Brouber·s, Enrique; Cug, Pablo;
Pianetto, op. cit. Desc~amps, E~esto; ~ufour, Francisco; Dufour, José;
n La mayoría de los autores hacen referencia. a El Dl;lbo1s (o Dubom), Juho; Job, Desiderio; Loumel, José;
T1·abajador siguiendo la versión presentada por Vtctory M1llot, Mateo; Roca, Francisco. Tratándose en su ma-
y Suárez en un artículo publicado en la Re'!'ista Masó- yoría de apellidos . de origen francés, es evidente que
nica Americana de 1875. Carlos Rama menciOna Le La- los nombres han s1do castellanizados como era costum-
borateu?· como órgano de la s cción francesa, dirigido bre en la época. Las versiones entre paréntesis corres-
por Emile Dumas. Por su parte Leandro Gutiérrez P?nden a . diferencias ortográficas existentes entre las
cita además de Le labornteur, a El 01·ganizado1· como d1versas hstas conocidas . Esta lista fue confeccionada
" órgano de la Sección Internacional de Trabajadores". i'obre la base de diferentes versiones, algunas incomple-
Ver Carlos Rama, Mouvements ou1•riers et soc:ialistes tas, dad~s por varios auto1·es , Véase Fernando Gonza-
(Ch?-onologie et Biblio,gra¡Jhie ) L'Amérique Lnttne, op. !~· loe. clt:, ~arcelo Sega~l, loe. cit., y Faustino Jorge,
cit. y Leandro Gutiérrez, R eco1!ilac~6n bi~lig?·~fica y de La A~octac1on InternaciOnal de Trabajad01·es en la
fueJLtell 1Jitra el estudio de la h1stona y sttuact6n actual ~rgentma", Argumentos, Buenos Aires, Núm. 32 di-
de ln cln.~e obrera argentina, Buenos Aires, Instituto Ciembre 1938. '
Torcuato Di Tella, Centro de Investigaciones Sociales, SG Fernando Gonzalo, loe. cit., pág. 31.
87
1969. Delia Trinidad Chianelli y Hugo Raúl Galmarini,
7•1 Carta de Wilmart a Marx del 27 de mayo de 1837. loe. cit., pp. 67-69.
IISK, Amsterdam. Correspondencia Karl Marx, D. 4604. RS Ibídem. pág. 59.
83
7r, IISG Amsterdam. Fonds J ung 627. Fernando Gonzalo loe. cit. y Faustino Jorge,
7U Ibídem. loe. cit. '
77 IISG, Amsterdam. Correspondencia a Karl Marx llO Citado en Faustino Jorge, loe. cit.
D. 4604. 9l Ibídem.
7!1 Ibídem.
92
Q~ien más _lejos ha ido en esta orientación ha sido
7!1 IJSG. Amsterdam. Correspondencia a Karl Marx Ermola~ev, segu1do luego por varios autores argentinos.
116-15a. ~rmola1ev ~arte de considerar que "la difusi6n de las
so Ibídem. ideas .1'/Uiir:·xtstas en América Latina y la creaci6n da
1!1 Ibídem. o:!'am~acto?tes .obreras fueron el resultado de la evolu-
::! Chianelli, Delia Trinidad y Galma1·ini, Rugo Ra~l, czon hzst6nca mterna de esos paises y constituyen un
"¿Una conspiración comunista en 1875.?", Todo es 1z.l.s- .fen6meno natural que se encuentra en todos los países
toria, Buenos Aires, Núm. 102, nov1embre de 1975, del mun~o donde se ha formado una nueva clase, la más
pág. 57. . . J>rogrest.~ta y la más revolucionaria de la. sociedad con-
83 Delia Trinidad Chianelli y Hugo Raúl Galmarrm, temporánea" ("Naissance du mouvement ouvrier" ar-
loe. cit., pp. 55-59 y Fernando Gonzalo! "La Prehis~oria t~~ulo citad~, pág. 70). Así, convencido de que "la difu-
del anarquismo en América", La Remsta Internactonal SIO? de las Ideas marxistas" es un producto "natural" y
Anarqui.qta, París, Núm. 2, 15 de diciembre de 1924. umversal mecánicamente ligado al desarrollo capitalista
!!4 Chianelli y Galmarini, en el artículo ya citado, Ermolaiev s~ .aboca ~ enc.~ntrar el correlato de ese pro~
consignan que el diario El Nacional, en sus ediciones del ceso en. Amer1ca Latma. Así, en Argentina -continúa
16 y 18 de marzo de 187!) publicó sendos artículos titu- Ermolatev- donde la evolución capitalista habia co-
lados "La Internacional entre nosotros" Y "Más noti- n~en~ado más temprano que en los otros países, el mo-
cias sobre la Internacional". Por otra parte La Na- mmtento obrero allí adqu.i1-i6 más madurez co?"relativa.
ci6n titulaba el 17 de marzo: "La Internacional en El ter:eno era ~uf. relati1:a.mente propicio para la pe-
Bue~os Aires". (Véase, Delia Trinidad Chianelli y netract6n de la.~ ideas ma?·:rit!tas a la cttal cont1-i.buyeron
Raúl Rugo Galmarini, loe. cit., pág. 52.) Fernando los. revo~uciona;ios emigrados de Europa" (pág. 69).
Gonzalo reproduce algunos párrafos de un artículo pu- As1, a d1ferenc1a de otros países del continente donde
blicado en esos días por El Tribuno: La imaginac'i6n se sub istían secuelas del feudalismo o incluso del escla-

110 111
vismo, donde los marxistas debieron librar un combate entre las secciones argentinas y la di re . ,
más difícil contra las id as p queño-burguesas o el d': la Internacional dirigida por MarxCCIO~ de !la l'am.a
anarco-sindicalismo, en Argentina la difusión del mar- ffilsmo Wilmart 1 · Y nge s. As1-
xismo se impuso temp1·anamente como un fenómeno b es e encargado de presentar el inf .
natural. Ermolaiev al eguir ese l'azonamiento, ignora ~e sS: ::rf~oC~n~~e:~o de1¡~ 1-IayB:. Poco tiempo desp~~~
las ca1·acterísticas aún precapitalistas dominantes en la parte del Comité de Adm. ~str, W_I!mart pasa a foimar
incipiente industria argentina de los año sesenta e in- m1s ac10n del per · ódi d ¡
AIT en Argentina. En 1874 h b , t 'd J _e? e., a
cluso setenta y se ve obligado para mantener su tesis importante en . , a na em o participacJOn
a convertir en "los primeros sindicatos a organizaciones Córdoba. En est f~i~~a~IOnW ?lmt> una nueva secc~ón en
que en su inmensa mayoría tenían rasgos predominan- d h , . a 1 art cursa estudios de
er,e~ o Y algun tiempo después abandona la militan .
temente mutualistas. Recurriendo a artilugios y extra-
polaciones de citas Ermolaiev arriba a la conclusión que a~li~ca, conAvi_rtiéndo~e en un conocido jurista del f~;~
uenos 1res. W1Imart murió en B ·
"desde los años setenta fueron creadas en Argentina 26. d~ oc~bre. de ~937. Ver D.B.M.O.F.,u~.n~s ~Jre~/!
o1·ganizaciones de trabajadores que se pusieron a estu- Dtcczonarw Ht.~t6nco Argentino R p· . '11' 'n.P· .,
diar la literatura marxista" (pág. 71). Y finalmente Segall M 1 · • · ICCiri I, Irector ·
este proceso "natural" culmina en la AIT: "Las orga- mart-Mar~~ce o, op ctt., e I.J.S.G. Correspondencia Wil~
nizaciones proletarias en Argentina ejercieron, desde
esta época, una cierta influencia sobre el movimiento, o: IISG. Amsterdam, Fonds Iung 966.
" Carta d w·¡
9
obreTo y se afiliaron a la Primera Internacional" (pág. IISG e 1 mar t a Marx del 13 de mayo de 1873
71). La ve1·sión de Ermolaiev significa no solamente 'Amsterdam, Correspondencia Karl Marx 116-15a·
una deformación del desarrollo histórico argentino y o~_Joseph pesiré Maxime Job apodado "Le MuFtr• ,;
del proceso de constitución del movimiento obrero, sino nacw en Samt Max· · ¡ S · ' a e ,
de Var . rrnm- a- amte Baume en la región
además, una versión groseramente mecanicista de la litó en •l:sn f~~~n~~a 1en/8t 29. C?cinero dt> profesión, mi-
teoría marxista. ta t . . a n ernac10nal y tuvo una impor
d nMe ~ar ticrpación en los acontecimientos de la Comun~
ua Raymond Wilmart aparece como una de las figu-
ras más activas de la AIT en Argentina. Wilmart na- 11
e a1se a de 1871. Fue uno dt> ¡
zadores y aD'itad . d 1 .
.· ·
os ~I mc1pa 1es orgaru-
.
ció en Bélgica el 11 de julio de 1850 y desde muy joven . .,. Oies e a msurrecc1ón y militab
militó en las filas de la Internacional. Mantuvo una las Jllas blanquistas. ~n 1850 había sufi·ido su pr~e~~
estrecha amistad personal y politica con Paul Lafargue co~. ~na, ~sa vez d,e solo un mes de prisión por "gritos
y por su intermedio entra en correspondencia con Marx. se Icrosos . Despues de su participación er: la Comuna
En 1871, después de la derrota de la Comuna, Wilmart m~rsellesa, fue condenado por contumacia por un Con-
e instala en Inglaterra, viviendo primero en Glasgow seJo de Guerra, el 24 de enel'O de 1872 l d
muer t e. Logran d o escapar a la represión • a Joba pena
11
e
y luego en Manchester donde militó en una sección local Buenos A'r f' d • ega a
de la Internacional. En una de sus cartas a Marx, Wil- Flaesch YI :.~ Jtnes e 118C71. L~ correspondencia de
mart le manifiesta su voluntad de ser enviado a algún 1_ ar con e onseJo de Londres con
país donde pudiera desempeñar un papel de organiza- ~arx_,, respe_ct!Vamente, muestran que tuvo una Yarti-
dor. Frente al Cong1·eso de La Haya de la Internacional CI)aciOn activa ~n la sección francesa de la Inter~acio­
de 1872, Wilmart ofrece ceder su carácter de delegado ~a en f~uenos A1~·es,, aunque ambo revelaban una cierta
en favor de Lafargue, en caso que éste no consiguiera .;sconb;anza_ hacia el, motivada probablemente en sus
ninguna delegación. Finalmente Wilmart participa en t eas anquistas. En marzo de 1875 fue arrestado
el congreso en representación de la sección francesa to~~;ad? antes de ser liberado luego de un mes d~
de Burdeos y se desempeña como uno de los secreta- prrsJ~n, Junt~ a otros diez militantes. (Ver D B M O F
rios de la reunión, figurando en las actas bajo el. seudó- op. Ctt., Y_ <?hvesi, A., La Commune de 1871 M~
et ses ongmes, Pal·ís, 1950.
a: '·zz"
set e
nimo de "Vilmot". Wilmart votó a favor de la expul- 97
sión de Bakunín y Guillaume, pero se pronuncia por el K ar1 CMarta citada, IISG Amsterdam, Correspondencia
mantenimiento de la ede del Consejo General en Lon- arx 116-115 a.
dres, posiciones que coinciden con las de Edouard Wai- II~~ ~tated·d Wilmart a Marx d~I 27 de mayo de 1873.
llant y la de los blanquista . En los primeros meses de oo s l am, Correspond neJa Karl Marx D. 4604.
1873 Wilmart llega a Buenos Aires iendo portador . Carta d Wilma1·t a Marx, ya citada. Corres n-
de instrucciones y nuevas direcciones para los contactos dencia Karl Marx D. 4604. IISG Am terdam. po
112
113
too Carta citada. Col"l"espondencia Karl Marx 116- de una segunda vers10n, que es la copia fiel realizada
15a. IISG Amsterdam. por Larroque y enviada a Engels. (Ver IISG Fonds
101 Valades, José C., "Documentos para la historia J ung 1Larroque-La traque 3271/3274.)
del anarquismo en América", en Ce1·ta1nen Internacio- 107 IISG. Conespondencia Karl Marx-R. Wilmart D.
nal de La Protesta, Buenos Ail·es, 1927, pág. 84. 4604.
to~ Ibídem. IOH M:.ax, Nettlau, "Más sob1·e los orígenes de la In-

lOa Ibídem.
ternacional en Buenos Ah·es. Documentos nuevos e iné-
ditos", loe. cit., pág. 54.
1!14 Ibídem. H•IJ l bídem.
10r. Haupt, Georges, L'historien et le 1nouvement so- 110 Ibídem, pág. 523.
cial, París, Máspero, 1980. Capítulo 3, "De Marx au m D.R.M.O .F., t. 8.
marxisme", págs. 77-107. 11!! La P1·emie1·e lnte?"'ltationale (introducción de Cris-

HIB Según un pánafo de una carta enviada por En- tian Labrande), París, 10/18, 1976, págs. 286-87.
gels a Sorge, el 26 de julio de 1873, aquél envió a Bue- 11a IISG, Amsterdam, Fonds Jung 627/2.
nos Aires ejemplares de las 1esoluciones del Congreso 114 Carta citada de A. Aubert. IISG. Fonds Jung 423.
de La Haya (ver Marx, Karl, y Engels, Friedrich, u:; Correspondencia Karl Marx D. 4604. IISG Ams-
Mate1·iales para la histo1-ia de Am.érica Latina, México, terdam.
uo Extracto Estadístico de la República A-rgentina,
Cuadernos del Pasado y Presente, 1975, pág. 317). Por 1915.
su parte, Ermolaiev sostiene que Engels envió a Buenos 117 Ibídem.
Aires el 31 de julio áe 1871 una ca1·ta haciendo un in- us Berne, Pierre, L'inmigration eu1·opéenne en A?·-
forme de la reunión del Consejo General, del 30 de gentine, París, Jouve, 1915, pág. 62.
mayo de 1871, que hahía sido dedicado al análisis de la tUl La N ación, 5 de agosto de 1887
Comuna y en cuyo transcurso se había adoptado el 12o La Nación, 2 de setiembre de 1887.
texto de Marx La guer1·a civil en Francia. Ermolaiev 121 Citado por G. Cauderlier, La venté SU?" l'emig?"IJ.-
se equivoca al afirmar que la carta del 31 de julio de tion des travaiUeu-rs et des capitaux belges dans la
1871 y que sólo llegó a manos de A. Aubert el 5 de ene- République Argentine, Bruxelles, 1889, pág. 33.
ro de 1873, había sido enviada por Engels. En realidad 12!! Segundo Censo Nacional, 1895.
tal como se desprende de la carta dirigida por Aubert 12a Ibídem.
desde Buenos Aires a Larroque que residía en España 121 Segundo Censo Nacional, 1895.
y que actuaba como intermediario de Engels y del Con- 12;; Ibídem.
sejo General en la correspondencia con Buenos Aires, 120 Ibídem.
fue Larroque quien redactó la carta del 31 de julio 127 Ibídem.
de 1871. El error de Ermolaiev se origina en el hecho de 12s Ilñdem.
que él sitúa a Larroque como residiendo en Buenos Ai- 129 Extracto Estadístico de la República Argentina,
res en esos años y militando en la AIT argentina, cuan- 1915.
do en realidad él se encontraba en San Sebastián en 1:1o Segundo Censo Nacional, 1895.
España. Sin embargo, no es descartab1e que aunque t3J Ibídem.
redactada y enviada por Lal'l'oque -que a veces tam- 132 Censo Municipal de Buenos Aires, 1887 y Segun-
bién figura bajo el nombre de Latraque- la carta del do Censo Nacional, 1895.
31 de julio de 187t, contuviera efectivamente un infor- 133 Segundo Censo Nacional, 1895.
me de Engels sobre la reunión d 1 Consejo General del n1 Ibídem.
31 de julio de 1871. (Ver Ermolaiev, V., op. cit., pág. 71, I:J;; Ibídem.
y también carta de A. Aubert a Larroque del 23 de taG Ibídem.
marzo de 1873. De esta carta puede consultarse la ver- 1a7 Segundo Censo Nacional, 1895.
sión española rep1·oducida por Marx Nettlau en "La 1:1~ Ibídem.
Internacional en Buenos Aiers en 1872-73", artículo ta!l Ibídem.
publicado n La Protesta Suplemento S emanal, 15 de t40 Ibídem.
noviembre de 1926. Los originales manuscritos en fran- 141 Ibídem.
cés se encuentran f'n el IJSG de Amsterdam Fonds 142 Ibídem.
Jung 423. De esta carta existe una fotocopia en el IISG H:t Ibídem.

114 115
144 Ibídem.
t!H Esta tesis es sostenida también por Jos' Panet-
14ú Ibídem.
t4H Ibídem.
tieri, en uno de los trabajos más completos quE> se han
117 Boletines especiales de industria. Segundo Censo
hE>cho . obre el período, Los trabajadores rn la época de
la inmig1·ación masi'Va, 1810-1910, La Plata, Universi-
Nacional, 1895. dad Nacional de La Plata, 1966.
HH Segundo Censo Nacional, 1895.
IBr. Corté;; Conde, Roberto, Tendencias en la e11olu-
Hn La P1·en11a, 7 de octubre de 1884. ci6n dc: los salarios reales en A·r gentina, 1880-1910. Re-
lúO Adolfo Dorfman, op. cit., pág. 103.
sultctdo¡¡ preliminares, Buenos Aires, Instituto Torcuato
t:ll Censo Provincial de Santa Fe, 1887; Primer Censo Di Tella, 1975.
tri2 Segundo Censo Nacional, 1895. 1~u Notice ~>'Ur les conditions et formalités de l'émi-
153 Ibídem.
gnLtion pou1· la Republique A1·gentine et tcLbleatL officiel
154 Ibídem.
des :mlaircs, París, 1888.
t~ü Extl·acto Estadístico de la República A1·gentina, IR7 Kühn, Augusto, loe. cit.
1915. J s Ver, por ejemplo, "El Partido Socialista y la
15U Segundo Censo Nacional, 1895. Cuestión Monetaria", La Vangua1·dia, 23 de setiembre
'"7 Ibídem. de 1899.
1r.s Ibídem. 11m Lallemant, Germán Ave, en Die nene Zeit, t. 1,
tr.o Ibídem. 1895-1896, reproducido por Leonardo Paso, La C~ase
wu Ibídem. Obrera y el nacimiento del ma1·xismo en la Argentmct.
JUI Ibíd m. Selección de a1·tículos de Ge1'1nán A 1•e Lallemant, Bue-
16~ Ibídem. nos Aires, Anteo, 1974, pág. 164.
1 G~ Censos Nacionales de 1869 y 1895 y Censo Muni- 1no Ibídem.
cipal de Buenos Aires de 1887. 1o1 Gache, Samuel, Les logements oum·iers a Bu,enos
ttlt Censo Municipal de Buenos Aires, 1887. Aires, PaTís, G. Steinheil, 1900, págs. 62-63.
1ur. Censos Nacionales de 1869 y 1895 y Censo Muni- 102 Lallemant, Germán Ave, loe. cit.
cipal de Buenos Aires, 1887. 1na La Voz de la Iglesia, 3 y 21 de junio de 1893, ci-
HHi Ibídem.
tado por Hobart Spelding, La clase trabajadora wrgen-
1G7 Segundo Censo Nacional, 1895.
tina. Doc:wnentos para ,qn historia. 1890-1912, Buenos
16S Censo Municipal de Buenos Ahes, 1887.
Aires, Galerna, 1970, pág. 462.
1!14 Bourdé, Guy, op. cit., pág. 234.
1oo Ibídem.
Jn;; Uno de los r latos más conocidos y más vivos
170 Segundo Censo Nacional, 1895.
171 Censo Municipal de Buenos Aires, 1887.
sobre las peripecias de un inmigl'ante en el interior se
172 Segundo Censo Nacional, 1895.
encuentra en la carta dirigida al periódico El Obrero
173 Adolfo Dorfman, op. cit., págs. 200 y 203.
del 26 de setiembre de 1891 por el obrero José Wanza.
174 Segundo Censo Nacional, 1895.
Apa1·te de numerosos testimonios de viajeros extranj~­
11r. Ibídem.
ros, es también interesante l relato del obrero frances
Norbert Truquin, en .Ménwire.~ et aventures d'un p?·ole-
t7G Bourde, Guy, Urbanisatio11 et imnigratimt e1t taire a travers la 1·évoltttion, París, F1·anr;ois Maspero,
Amé1·ique Latine, París, Aubier-Montaigne, 1974. 1977.
177 Dorfman, Adolfo, op. cit. 1fiG Para las condiciones de trabajo y de vida de los
178 La Unión G1·emial, 31 de octubre de 1895. obreros rurales a fines de siglo en el int rior, ver Bia-
110 El Obrero, 24 de enero de 1891. let Massé Juan Infonne solwe el e.~tado de las clases
lHO Dorfman, Adolfo, op. cit., pág. 105. olweras e;t el i;tterior de la República, Buenos Aires,
lRl La Nación, 24 de agosto de 1887. A. GTan, 1904, 2 vols.; Julio Mafud, op. cit., y los ar-
t6l! Citado por Jacinto Oddone, l-lifltm-ia. del Socia- tículos ya citados de Germán A ve Lallemant en Leo-
lism.o Argentino, Buenos Aires, La Vanguardia, 1934, nardo Paso, La clase obrera ... , d. dt.
t. II, pág. 188. 1117 Gonzalo, Fernando, loe. cit., pág. 31.
183 Buchanan, William l., "La moneda y la vida en LIJH Véase Ratzer, José, Lo.~ marxistas argentinos
la República Argentina", Ret•i.~ta de ])ererho, Historia del 90 Córdoba, PaRado y Presente, 1969.
y Let1·as, año 1, tomo II Buenos Aires 1898. t9n Gonzalo, Fernando, loe. cit., pág. 31.

116 117
2oo Marotta, Sebastián, op. cit., pág. 31. 207 Julio Godio, op. cit., pág. 76.
:!Ol Julio Godio, op. cit., pág. 59. 208 La Unión industrial Ar,qentina, Reseña Histórica,
20 2 Para los conflictos de este período ver Sebastián Buenos Aires, Compañía Sudamericana de Billetes de
Marotta, op. cit.; J acinto Oddone, Gremialismo Proletar Banco, 1910.
1-io Argentino, Buenos Aires, La Vanguardia 1949 La 209 Citado por Adolfo Dorfman, op. cit., pág. 253.
Organización, 1901 y La Prensa. y La NaciÓn de 'esos 210 Sebastián Marotta, op. cit., pp. 68-71.
años. En 1887, en noviembre, se produjo también una 211 La Protesta Humana, 6 de agosto de 1899.
huelga de horneros en La Plata, dirigida por el Centro 212 La Vanguardia, 15 de julio de 1899.
Unión_ d~ l!Ol'neros c~mtra una ordenanza municipal 213 Adolfo Dorfman, op. cit., pág. 129.
que d1smmu1a a la nntad la cantidad de ladrillos que 214 El Ob1·ero, 24 de enero de 1891.
podía transportar cada carro. Aparentemente esta huel- 215 Un balance de la actividad del Comité Interna-
ga habría ~ido impulsada también por los patrones, aun- cional Obrero puede verse en el periódico El Obre1·o del
que no se ttenen mayores detalles sobre ella. A p1·opósito 9 de enero de 1891. El presidente del C.O.I., José Wini-
de esta huelga véase La Nación, 10 de noviembre de ger y la mayoría de los vicepresidentes y secretarios
1887. eran militantes del Vorwarts. Mayores datos sobre este
20:1 Ibídem.
organismo pueden verse en Sebastián Mal'Otta, op. cit.;
~ 114 Las Sociedades de Resistencia fundadas entre Jacinto Oddone, Historia del Socio,lism.o . .. , ed. cit. y en
1880 y 1887 fueron: la serie de articulas de Augusto Kühn apaTecidos en
1880- Sociedad de Dependientes de Comercio los núnleros 3, 4 y 5 de TiemrJos Nuevos, del 3 y 17 de
- CoTporación de Mozoc de Hoteles junio y 1 de julio de 1916, titulados "Apuntes para la
1881- Unión de Obreros Panaderos historia del movimiento obrero socialista en la Repúbli-
-Sociedad de ObreTos Molineros ca Argentina".
1882 -Unión de Oficiales Albañiles 2Hi El Obrero, 9 de enero de 1891.
-Unión de Oficiales Yese1·os 217 Se trata de los miembros del Círculo Socialista
1883- Sociedad de Obreros Tapiceros Internacional, organismo de inspiración anarquista. De
- Sociedad de Prácticos los oradores del 1• de Mayo, por lo menos Rabassa, Ra-
- Sociedad de Mayorales y Cocheros de Tranvías gazzini y Bertani eran anarquistas.
- Sociedad de Resistencia de Obreros Marmoleros
21 Asistieron al congreso delegados de los carpin-
1885- Sociedad Internacional de Carpinteros
1886 - Sociedad de Oficiales Sombrereros teros, ebanistas, tipógrafos alemanes, panaderos y ofi-
1887 - Sociedad de Cocine1·os y Empleados de Hoteles cios varios de la Capital y secciones varias de Santa
-Sociedad de Ayuda Mutua entre Maquinistas y Fe, Chascomús y la Capital. Los panaderos de inspi-
Fogoneros de Locomotoras "La F1·aternidad" ración anarquista se retiraron del congreso. Integraron
-Sociedad de Resistencia y Colocación de Obre- el Cmnité Federal, Bagés, Girbau, Carreté, Capyruzan,
ros Panaderos Hummel, Kühn, Perera, Rosa, Scbulze, como titulares y
Fue_nt~: Sebastián Marotta, op. cit., Jacinto Oddone,
como suplentes Mauli y Rodríguez Palancas. La mayoría
G1·emtaltsmo .. . , ed. cit., La Nación La P1·ensa La 0?·- de ellos era de militancia socialista.
211! El Obrero, 12 de febrero de 1893.
ganización, El Obrero Panadero. ' '
22o Ibídem.
20G La Nación, 9 de noviembre de 1887.
221 Ibídem.
20o Las cifras de huelgas para todo el período tienen
222 El Obrero, 8 de abril de 1893.
solamente un valor indicativo. Esto es particularmente
22~ Participaron en la reunión delegados de las so-
cierto hasta mediados de la . década del noventa. Un
e~tu~o realmente exhaustiV'O del movimiento huelguís-
ciedades de pintores, albañíles, yeseros, talabarteros, es-
tico, mcluso basta 1907 fecha en que aparecen los pri- cultores, herreros y mecánicos, hojalateros, mayorales
meros datos oficiales, queda aún por hacer. Sin em- y cocheros de tranvías, tipógrafos y p;¡.naderos. Aunque
bargo, esta tarea está dificultada, particularmente en no todas ellas se incorporaron después a la federación.
las épocas más lejanas por la escasez de las fuentes. El Consejo Directivo recién pudo ser constituido en ene-
Las informaciones que hemos utilizado sobre las huel- ro de 1895 y lo formaban Manuel García, Gerardo Sa-
gas de 1888 a 1890, provienen de las mismas fuentes nemetrio, Adán Dombrowsky y J osé Martínez.
que las h uelgas precedentes. 22!l La Vanguardia, 23 de j ulio de 1894.

118 119
~:!r. El Pe1·seguido, 20 de setiembre de 1890. tione Sociale, que Malatesta editaba en Italia, ll Paria
~~o El Obre1·o, 13 de febrero de 1892. de ese mismo país y La Ré1:olte de París.
~:!7 El Ob?'e?·o, 13 de febrero de 1892. :!47 Ettore (o Héctor) Mattei nació en Livorno, Ita-
~:!S La ni6n G1·emial, "Organo de las Sociedades de lia, en 1851 y murió en Buenos Aües el 8 de junio de
Resistencia". Apareció en abril de 1895 y se continuó 1915. Luego de militar en la fracción libertaria de la
editando hasta fines de 1896. Al comienzo era publicado AIT debió emigrar, pasando por Barcelona y Marsella,
por las sociedades de Albañiles, Herreros-Mecánicos, Ye- par~ llegar a Buenos Aires a principios d~ la décad~
seros, Tabaqueros y Marmoleros. A partir del número 2 del ochenta. Allí trabajó como tenedor de libros, parti-
del 18 de abril de 1895 se agregaron los pintores y sas- cipó en el Círculo Comunista-Anárquico y en 1887 di-
tres. Desde el númen> 6 del 20 de junio de 1895 se reti- rigió 1l Socialista, "Organo dei Lavoratori". Desempeñó
raron los Herrero y Mecánicos. Fue uno de los prime- un papel importante en la constitución de la Sociedad
ros y más importantes periódicos sindicales de la época. de Resistencia de los panaderos, de la cual fue secre-
!!:!O La Unión Gremial, 6 de junio de 1895. tario gerente y redactor jefe de El Ob·re1·o Panade1·o.
:Jan La Unión G1·ential, 4 de abril de 1895. En 1897 fue uno de los impulsores de la creación de un
:t:n L' A vvenire, 22 de agosto de 1896. Círculo Internacional de Estudios Sociales y de una
2:J:! El ol'iginal de este texto e encuentra en el "Dos- Casa del Pueblo. Fue delegado de lo do primeros con-
sier Max Nettlau" del I.I.S.G. de Amsterdam. gresos de la Federación Obre1·a Argentina en 1901 Y
:!aa La Unión Gremial, 12 de julio de 1896. 1902 y miembro del Comité Administrativo de la Fe-
~ :H La P1·otesta Humana, 18 de agosto de 1897. deración.
23:; La Protesta Hu.maua, 1 de octubre de 1897. 24 c Luego de su huida de la cárcel de Florencia, Ma-
230 Ibídem. latesta llegó a Buenos Aires acompañado por Francesco
:!37 Ver "Desorganización Gremial", La Vanguardia, Pezzi, su esposa Luisa Miniuzzi dt; Pezzi,. Galileo ~all~
16 d setiembre de 1899, y "Teoría y Práctica", La Pro- y Cesare Agostinelli. El matrimomo Pezz¡ colaboro di-
testa Humana, 29 de octubre de 1899. rectamente con Malatesta en la publicación de La Ques-
:!ax La lista de organizaciones exist....tes en Buenos tione Sociale. Durante su estadía en Argentina, Palla
Aires era publicada en las páginas de La Unión Gremif!-l. se vio implicado en una tentativa de fl'aude bancario,
2au Dictionnai1·e Biographique Mouvement Ouvner en la cual por extensión se pretendió envolver también
F'rant;ais, op. cit., t. 8. a Malatesta. Palla fue liberado de la acusación, sin
:!~o Cúneo, Dardo, El primer periodimno obrero y so-
que ninguno de los dos hubiera tenido relación dir~cta
ciali.~ta, Buenos Aires, La Vanguardia, 1945, pág. 26.
con el hecho. Después de unos meses en Buenos Aires,
:!11 úneo, Dardo, "Un periódico socialista en 1879", Malatesta y sus compañeros hicieron un viaje por la
Patagonia, para volver luego a la Capital. Las andanzas
Re1•i.~ta ocialista, año VIII, Buenos Aires, setiembre del grupo se explicarían por el h~cho de que ~no de los
de 1937, pág. 198. propósitos del viaje a la Argentina habna s1do con e-
!!&:! rara mayores d talles sobre la prensa de la época
guir fondos para financiar sus actividades en Europa.
ver nuestro trabajo Bibliografía para el estudio del Ver Zaragoza Ruvira, Gonzalo, "Enrico Malatesta Y el
nwl'hniento ob1·em a1·gentino en el siglo XIX, París, anarquismo argentino", Hi.~toriografía y Bibliografía
Documento de Trabajo GEHSAL, 1981 (mimeog.). Americanista, vol. XVI, n• 3, 1972. .
!!1:1 Max Nettlau, "Contribución ... ", ed. cit., pág. 9.
219 Algunos datos aislados permiten suponer la exis-
:!44 Gonzalo, Fernando, loe. cit., págs. 31-32. tencia de algún tipo de diferencias políticas entre Ma-
:!tr. rara la prensa anarquista en la década del ochen- lat:esta y Mattei. En el número 6 del 28 de agosto de
ta ver Abad de Santillán, Diego, "Bibliografía anar- 1887 de ll Socialista, de Mat:tei, puede leerse en res-
qui ta argentina", Timó11, Barcelona, setiembre de 1938. puesta a un lector: L'amico Enr ... Ma .. : ~wn collabora
:!HI TAt P1·otesta 10 de setiembre de 1909. El grupo nel Socialista. Sin embargo ambos participaron en la
estaba inte¡p:ado 'por obreros italianos, entre ellos el organización del sindicato de panaderos, del cual Ma-
panadero Marino Garbaccio, que mu:·ió_ en 1885, el eba: latesta fue redactor de slls estatutos. También desem-
nista Miguel Fazzi, el grabador Wa::;lungton Mar~o:ati peñó un papel importante Fran~eso Mom?, obrero pa-
y otros 14 militantes. El grupo tení~ por p;o~OS!OOS nadero italiano que habia nac1do en LIVorno, . c.omo
discutir "la euestión social" en reumones pubhcas ~ Mat:tei, en 1863 y vivió en Buenos At:~s ent:e diciem-
bacer propaganda mediante la distribución de La Ques- bre de 1885 y abril de 1892. Pertenec10 al C1rculo Co-
t20 121
munista Anárquico y colaboró en Jl Socialista y La miemb1·os en el esphitu de la política social. b) El apo-
Miseria. Murió en Barcelona el 13 de marzo de 1893, yo a los compañeros que lucha-n en Alemania, sin e~
cuando estalló accidentalmente una bomba "Orsini" que bargo, en caso de urgencia, ta1nbién deben ser apoyados
estaba preparando. Ver Lavoriamo, 1 de julio de 1893. los compmíe1·os de otras naciones. e) Asistir a través
250 En el grupo español actuaban Francisco Morales, de consejos o acciones 11. los cCYmpañeros que lleguen
Feliciano Rey, Gabriel Abad que sería después un co- aquí, sie1npre y cuando puedan probar su calidad de
nocido militante socialista y Zacarías Ravassa, más tales y en la medida que la capacidad de la Asociación
tarde una importante figura del anarquismo. El otro se lo 11er1nita. d) 01·ganiza1· entretenimientos colectivos.
grupo estaba formado por franceses y belgas. Los más 2~4 En la contratapa de todos los números del Vo1·-
conocidos eran: Emile Piette, propietario de la "Librai- wiirts figuraba el lema "Sammelpunkt der freisinnigen
rie Internationale" que era un centro de propaganda Deutschen in Buenos Aires". Un estudio detallado del
anarquista, y otro belga, Gerard Gérombou, quien entre contenido del periódico y de otros materiales de la aso-
1884 y 1885 intentó sin éxito crear una colonia anar• ciación puede verse en el artículo de Jan Klima, "La
quista en la provincia de Buenos Aires. Entre los fran- Asociación Bonaerense Vorwarts en los años ochenta
ceses, estaba Jean Roux, apodado "El Marsellés" y que del siglo pasado", lbe1·o-Americana P1·agensia, año VIII,
había sido en París dirigente del gremio de zapateros. 1974.
Ver Zaragoza Ruvira, Gonzalo, loe. cit. 21í5 "Memoria de la Federación Obrera al Congreso
251 Lavoriamo, 1 de julio de 1893; Diego Abad de Socialista Obrero de Bruselas", El Obrero, 28 de setiem-
Santillán, "Bibliografía ... ", ed. cit.; Gonzalo Zarago- bre de 1891, y Georges Haupt, La Deuxiame lnterna-
za Ruvira, loe. cit. tionale 1889-1911¡, Etude critique des sources. Essai
21\2 La iniciativa había surgido en el transcurso de bibliographique, París, Mouton, 1964.
una reunión preliminar realizada a fines de diciembre 21111 Külm, Augusto, loe. cit.
de 1881 y que fuera convocada por el socialista alemán 2a7 Ratzer, José, op. cit., pág. 165.
Karl Mücke, que había llegado a Buenos Aires en 1880. 2ó~ Lallemant nació en 1835 o en 1836 en Lübeck,
La redacción de los estatutos fue encomendada a Teo- Alemania. Ingeniero especializado en minas, llegó a la
doro W ebet" en la reunión del 1 de enero de 1882. En Argentina en 1868. Trabajó en la provincia de San Luis,
una asamblea posterior la asociación quedó definitiva- donde l't:alizó estudios de minería y fue profesor de la
mente constituida, siendo elegidos en puestos directivos: Escuela Normal. En la década del ochenta comenzó a
Augusto Latzke, presidente, y Carlos Mücke, secretario. colaborar en Die Nette Zeit, órgano de los socialistas
Firmaron también el acta Juan Luther, Guillermo Lut- alemanes. En Argentina colaboró en Vorwarts, El Obre-
her, A. Liedke, A. Nocke, C. Schulz, Schroeder, A. Thiel, 1"0, El socialista y La Vanguardia entre otras publica-
A. Volkmann, Federico Weiss y Gustavo Weiss. Ver ciones. Fue candidato a diputado por el Partido Socia-
Jacinto Oddone, Historia . .. , ed. cit., pág. 196. Otros lista en 1896 y militó también en las filas de la Unión
militantes del Vorwarts fueron A. Uhle, que dirigió Cívica Radical en San Luis. Murió en esa provincia el
el periódico hacia fines del ochenta y fue miembro del 2 de setiembre de 1910. Ver José Ratzer, op. cit., y Leo-
Comité Obrero Internacional en 1890; Augusto Khün, nardo Paso, La clase obrera y el nacimiento del mar-
que también formó parte del COI y continuó luego en xismo en la Argentina, Buenos Aires, Anteo, 1974.
el Partido Socialista hasta pasar posteriormente al co- 259 El Obrero, 12 de diciembre de 1890.
mun·i smo; Juan Schaffer, que fue después dirigente del 2Go Ibídem.
Partido Socialista, y José Winiger, probablemente la 26J El Obrero, 9 de enero de 1891.
figura más destacada del Vorwarts, suizo-alemán, inte- 262 Poco después de la desaparición de El Obrero, el
lectual, que militó luego en Brasil. Otros militantes periódico t•eaparece en febrero de 1893, bajo la direc-
fueron N. Franck, M. Jackel, G. Hummel y G. Müller. ción de Esteban Giménez (o Jiménez) activo militante
253 El texto del Statuten des Vereins "Vorwiirts" in socialista de la época, de origen andaluz, y de Gustavo
Buenos Aires, Ga,gründet im Januar 1882, Buenos Ai- Nocke, una de las principales figuras del Vorwiirts.
res, 1886, decía: La asociación tiene los 1riguientes pro- En su segunda época El Obrero sigue reivindicando la
pósitos: a) Actuar en este país por los principios y Federación Obrera, cuyos principios publica y ratifica
fines del socialismo de acuerdo con el programa del en su edición del 8 de abril de 1893. El periódico sostiene
Partido Socialista de los Trabajadores Alemanes a tra- una polémica, no muy explícita, con los redactores de
vés de la propaganda y continuan· la formación de sus El Socialista. El punto principal de divergencia fue la
122 123
decisión de los miembros de la Sección Varia de disol- mil ejemplares. Reivindicaba calurosamente los atenta-
verse y aparentemente de utiliza¡· para fines de acción dos terroristas anarquistas en Eu1·opa y polemizaba con
política dinero destinado para la Federación Obrera. "lo~ falsos anarqu.is:as" qu~ no los aprobaban y con los
En sendas cartas publicadas en El Obrero del 4 de socraltstas. Se edltó con crerta .regularidad hasta su
a?:il de 1893, Giménez y N ocke deslindan sus responsa- desaparición en 1895.
bilidades frente a los hechos mencionados y critican al Otros P.eriódicos anti-organizadores de la época fue-
otro sector. Por su parte los que decretan la disolución ron La Ltberté y Le Cyclone en francés· Gern~inal La
de la Sección Varia y fundan la Agrupación Socialista Mise1·ia, La Revoluci6n ocid.l, Ln Ri¡;co~sa en italiano
publican también en 1893, durante poco tiempo El So- Y. a part~r .de 1898 El Rebelde. Ver nuestro trabajo ya
cialista., que se reivindicaba órgano del Partid~ Socia- cru:~o Bt,bltog.~afiO: ... , ed. cit., y laacov Oved, op. cit.
lista Obrero. Sus animadores fueron, entre otros, Carlos :t!H Vease Sociedades de Resistencia" El Pe1·seg1ú-
Maulí, Domingo Risso, Augusto Khün, Mariano Garcia, do", 25 de noviembl"e de 1890 y 7 de dici~mbl"e de 1890
Gotardo Hummel e Isidro Salomón. La disolución de la "Las huelgas", El Perseguido, 2ú de setiembre de 189Z
Sección Varia y la constitución de la Agrupación So- Y "Los gremios", El Per¡¡eguido 23 de octubre dr 1982.
cialista, fue decidida en una reunión del 14 de diciembre ~ 611 • Un exhaustivo estudio sobre las corrientes pro-
de 1892. Germán Ave Lallemant colaboró también en tenonstas del anarquismo argentino puede verse en el
algunos núineros de El Socialista. tr~bajo de Rubén Edual"do Bitllocb, La Theorie de la
263 El grupo Les Egaux se constituye en 1891 y poco Vtolct1ce dan.~ l'anarchisnw argentin. VRTJ-VTVJ. Mémoi-
después publica el periódico L'Egalité. Después, en 1894 re de Diplóme de l'EHESS, París, 1982.
:! 70 En 1894 apareció en Luján, provincia de Bue-
Achille Cambier dirigirá L' A 11enir Social. Algunos d~
los militantes más conocidos del grupo fueron Georges nos AÜ'es, El Oprimido, que a partir de 1895 se tras-
Ballet, Henri Thull, Achille Cambier, Emile Dumas ladó a Buenos Aires y poco después dejará de salir
Adán Dombrowsky, Hyppolite Curet, N. Fourquet
Lemmonier, Leorillu, Saupiche, Vatard y Carlos N~uli,
N: para sumarse sus redacto1·es al esfuerzo de La Proteli-
ta Humcma.. El director de El Orwhnido John Crraghc
que aunque era austl"o-italiano de origen estaba casado había llegado a Buenos Aires en los añ~s ochenta. Ha~
con una francesa. El Fascio dei Lavoratori surge en bí~ ,sido militan~ anarquista en Inglaterra, dond<' pu-
1892. Entre sus militantes figuraban Carlos y Eneas blico T1·e Sheffteld An111rchist. Después de disuelto El
Arienti y Francisco Dagnino, antes militante de los Op1-imido se incorporó a La Protesta Humana de la
mazzinistas de L'Amico del Popolo. El Centro Socialista cual sería su director a principios del siglo xx: Luego
Universitario se constituye en 1894. Fueron sus prin- de ser una importante figura del anarquismo argenti-
cipales animadores, José Ingenieros, Nicanor Sarmiento no, participó también en la Revolución Mexicana. Crea-
y Angel Giménez. ghe fue uno de los primeros anarquistas organizadores
264 La Vanguardia, 11 de agosto de 1894. en Argentina. El Oprimido polemizaba con El Per.~e­
2G5 La VanguOtrdia, 1 de mayo de 1894. guido y otros órganos anti-organizadores, defendiendo
266 Una visión más amplia de las caractel"Ísticas doc- las huelgas y la militancia en las organizaciones obre-
trinarias de estas diversas corrientes anarquistas puede ras. V~r "Autoridad y Organización", KT Oprimido, 12
verse en MaY Nettlau, La Premiere Interna.tionale en de abnl de 1896 y "Movimiento Social", El Oprimido
Espagne (1868-1888), Holland, D. Riedel, en laácov 20 de setiembre de 1896. '
Oved, El anarquismo y el modmiento obrero en Argen- También en Rosario preconizaba la lucha de clases
tina, México, Siglo Veintiuno, 1978, y en Diego Abad el Grupo Ciencia y Progreso, que editaba La Verdad y
de Santillán, El anarquismo . . . , ed. cit. que estaba organizado alrededor del médk'{) E. Arana.
2 67 El Perseguido nació el 18 de mayo de 1890, época También aunque con algunas reservas el periódico en
en la que se registra una profusión de grupos anarquis- lengua italiana L'Avvenire impulsaba en 1896 la huel-
tas en la Capital y en el interior. El manifiesto inicial ga .general. En 1897 formulará una autocrítica y pre-
del periódico, publicado en castellano, francés e italiano, comzará con mayor vehemencia la participación en las
fue redactado por Rafael Roca. Otros colaboradores fue- sociedades de resistencia. Otro periódico pro-organiza-
ron Pierre Quiroule, Beltrán Orsini, M. y J. Reguera, ción fue Ciencia Social, dirigida por Fortunato Seran-
Fortunato Serantoni, lnglán Lafarga, Bruno Salbans, tonio, que aparecía mensualmente en 1897. También des-
Cenambride, Ragazzini y Jean Reaux. El periódico de algunos años antes El Obrero Panadero sostenía
llegó a tener una tirada de aproximadamente cuatro principios similares.

124 125
Un paso fundamental en el fortalecimiento de los La Vangu.wrdia, 1 de agosto de 1926. Otra moción de
anarquistas partidarios de la organización, fue la apa- varios delegados entre los cuales figuraban nuevamen-
rición en junio de 1897 de La P·1·otesta Humana, que te Lugones e Ingenieros proponía: Serán excluidos del
continuado más adelante por La Protesta sería el pe- Pa1·tido las colectividades e individuos que hagan pac-
riódico más importante de toda la historia del anar- tos o alianzas con los partidos burgueses o con sus
quismo argentino. Sus primeros directores fueron _G:e- candida,tos (La Vangua1·dia, 1 de agosto de 1896). Tam-
gorio Inglán Lafa1·ga y Félix Basterra. En su edición bién en este punto Juan B. Justo sería derrotado. Justo
del 1 de octubre de 1897, La Protesta Humana, reivm- no aceptaría en este congreso ningún cargo electivo.
dica la necesidad de la lucha por mejoras pa1·ciales, Aunque Ingenieros y Lugones figuraban entre los pro-
delimitándose de los anti-organizadores, pero también ponentes de las dos mociones, no puede hablarse pro-
de los socialistas. Combatía también el terrorismo, pero piamente de una tendencia, porque entre el rest? de
de manera más ambigua, sosteniendo que las causas Jos que avalaron las dos enmiendas, no todos tuvieron
últimas estaban en la existencia del Estado y del ca- en los dos casos una posición enfrentada con la de
pitalismo. . . Justo.
El 26 de diciembre de 1898 vanos grupos orgamza- 272 La Montaña, subtitulado "Periódico Socialista
dores de Buenos Aires, celebraron un Pacto de Alianza Revolucionario", apareció en doce números qui_ncenales
que fue la base para la constitución de la Federación entre el 1 de abril y setiembre de 1897. Sus directores
Libertaria. Ver La Protesta Humana, 15 de enero de y principales redactores fueron José Ingenieros y Leo-
1899. poldo Lugones. No obstante el tono intelectual del. ~e­
La llegada a Buenos Aires, del anarquista italiano riódico y de la publicación de artíc~lo~ de corte _te?nco
Gastón Gori tuw una particular importancia en el y de reproducciones de textos de Ideologos soc~listas
afianzamiento de la tendencia anarquista organizadora. europeos era también un instrumento de lucha rnterna
211 El primer congreso tuvo .lu.gar el 28 de ju!l.io y denun~ia política. En el número inicial del 1 de abril
de 1896 y aprobó un programa mmuno, una declarac10n de 1897 bajo el título "Somos Socialistas" los dos re-
y Jos estatutos. El programa mínimo recogía la mayo- dactare; definían sus principios fundamentales, expli-
ría de las propuestas democráticas, sociales y e~o~ó­ cando que el Socialismo habría de realizar la Libertad
micas ya contenidas en anteriores progr!lmas socialis- por la Revolución Social. Plante,a~an la supr~si?n ~el
tas. Uno de los principales debates se d10 en torno. al Estado y de toda autoridad pohtica y la soc1ahzac10n
párrafo final de la declaración de principios. La moción de todos los medios de producción. Preconizaban un
original presentada por Justo decía: Que éste es el ca- socialismo intransigente, 1·evolucionario y criticaban
mino por el cual la clase obrera puede llegar al po_der duramente a la corriente encabezada por Juan B. Justo.
político y el único que la puede pr~para: para.p?·acttcar La necesidad de la utilización de la violencia revolucio-
con resultado otro método de acet6n Bt las etrcunstan- naria, aparecía a los 1·edactores de La l!.!ontaña como
cias se lo imponen (La Vangu.ardia, 28_ de junio de un fenómeno ineluctable que sería provocado por la
1906). Una enmienda presentada por var10s delegados, propia bu1·guesía. Algunos historiadores y. b_iógrafos <le
entre ellos Lugones e Ingenieros y finalmente aproba- Ingenieros, han caracterizado esta~ P?SIClOnes com_o
da también coincidía con la acción política como "ca- anarquistas o semi-anarquistas. Habm ~n embargo di-
mi~o" fundamental, pero precisaba: Que por est~ ~a­ ferencias importantes entre La Montana y los anar-
mino el proletariado podrá llegar, al poder . pol;tuw, quistas organizadores. Ingenieros llev~ ~delante una
constituirá esa fuerza, y se formara ?tna conetenma de polémica con John Creaghe de El Op?'?.mtdo y con los
clase, que le servirá para pract~car con r_esultado otro -redactores de L' A vveni?·e, a través de la cual se escla-
método de acci6n cuando las etrcunstanetas lo hagan rece la principal divergencia: la necesidad de la acción
conveniente (La Vanguardia, 1 de agosto de 1896). Es política. Ingenieros y Lugones no rechazaban l~ nece-
decir que en la enmienda el recurso a "otro medio" no sidad de la intervención parlamenta1·ia del parhdo so-
apar~cía como una posibilidad solamente sino como al- cialista, lo que constituía una barrera infranqueable
go ineluctable. para los ana1·quistas. Además La Montatía condenaba
Un egundo debate importante tuvo lugar .al!ededor abiertamente los atentados individuales de los ana!co-
del artículo 8 de los estatutos. El proyecto ongmal es- terroristas. En realidad sería más correcto caracterizar
tablecía la posibilidad de efectuar alianzas elector~les a La. Montaña como "socialista libertaria". Según el
¡¡iemp?·e qtte se mantuvie?'a el programa del Parttdo, testimonio de "El Oprimido", del 14 de marzo de 1897,
t26 127
Ingenieros no habría sido suspendido del partido por ac- que también se va con los colectivistas. En L' A vveui1·e
tos irreverentes como se ha afirmado tradicionalmente, del 22 de enero de 1900, Manzieri dice, luego de señalar
sino como consecuencia de la lucha interna. El periódico la imposibilidad de una lucha parlamentaTia inmediata:
La Montaiia dejó de aparecer en etiembre, acosado por A los socialistas no les queda, por ahora, ot1·a vía que
los problemas financieros y por la 1·epresión oficial. la de fa organización económica,, la única que, e'l't este
Ingenieros abandonaría inmediatamente después sus paí.~, 1mede da1· 1J08itiva8 ventajas a la clase trabajado-
posiciones "socialistas revolucionarias" y Lugones in- ?'a. No obstante, los colectivistas encuentran el terreno
gresaría en 1898 a las filas de Jos Socialistas Colecti- de un compromiso con el Partido sobre la base de la
vistas. reforma de los estatutos, lo que ~e hará en el cuarto
Para el conjunto de las posiciones de La Montaña y congreso y en 1900 vuelven. El p1·incipal dirigente de
la polémica con los anarquistas, ver nuestro artículo la escisión fue el obrero electricista Francisco Cúneo,
"Lucha de tendencias en los primeros congre os del má tarde diputado nacional e importante dirigente
Partido Socialista Obrero Argentino. 1896-1900", Apuu- sindical del partido. Ver nuestro artículo "Lucha ... "
tes, Núm. 1, oct-dic. 1979, Amsterdam. Id. cit.
273 Los primeros antecedentes de la discusión re-
:!74 De una lista de 764 afiliados socialistas repre-
montan a 1894 cuando los repTesentantes del Fascio dei
Lavoratori se negaron a integrar el Comité Central del sentados en el congreso de 1896 y congregados en 9
partido, protestando por la exigencia de tener los de- centros, sólo el 43 % eran ciudadanos. La proporción
Techos políticos para integrar el organismo. También es más baja si se tienen en cuenta sólo los centros de
el Vorwarts tuvo reticencias al principio en integrarse la capital. Ver Dardo Cúneo, Juan B. Justo y las luchas
al partido. La polémica vuelve a plantearse en ocasión sociales en A1·gentina, Buenos Aires, Alpa, 1956,
de los preparativos del Congreso de 1896. El Centro pág. 149.
Socialista de Barracas había enviado una nota al Co- :m; Cornblit, Osear, "Inmigrantes y empresarios en
mité Ejecutivo protestando por la exigencia de ser la política argentina", Desa?·roUo Económico, 6 (24),
argentino o naturalizado para poder elegir los candida- enero-marzo 1967, págs. 64-692.
tos electorales del partido. La discusión se acelera des- 27H Queríamos hace1· al Socialismo eminentemente
pués del Congreso, en la medida que el artículo 7 de los constructivo, y, para ello, libe1·arlo de la falsa intransi-
estatutos partidaTios allí aprobados institucionalizaban gencia elaborada po1· la fracción más popular de la oli-
ahora esta exigencia. Sólo quienes poseían los de1·echos garquía. La Vanguardia, 28 de junio de 1926.
políticos podían votar en las cuestiones políticas funda- 277 Los socialistas identificaban al radicalismo co-
mentales. Igual condición se exigía para ser miembl"o mo una más de las fracciones de la política burguesa.
del Comité Ejecutivo. La polémica continúa y en la Ya en el manifiesto electoral de 1896 se decía: Roqtds-
medida que los estatutos van a ser nuevamente aplica- tas, mitristas, yrigoyenistas, alemista.'l son todo lo mis-
dos en el segundo Congreso de 1898, un grupo de cen- mo, si se pelean entre ello8 es por apetito.~ de mando,
tTos socialistas abandona el partido para constituir por ??Wtivos de odio o de simpatía 71ersonal, por ambi-
otra nueva organización. En agosto de 1898, los Centros ciones mezquinas e inconfesables, no por un programa,
Socialistas de Barracas al Norte y Club Propaganda ni por una idea. La Vanguarclia, 29 de febrero de 1896.
S. I. Alemán, publican una hoja volante explicando su Anteriormente, en 1894 un esbozo de polémica se ha-
decisión, cuyo original se encuentl·a en el "Dossie1· Max bía registrado en las páginas de La Vanguardia, a
Nettlau" del I.I.S.G. de Amsterdam. En ese documento propósito de la evaluación del radicalismo entre Lalle-
acusan al partido de háber dado muerte al mo11imiento mant y otros dirigentes partidarios. Lallcmant tenía
económico, para formar en nombre del Socialirmw ttn una evaluación del radicalismo diferente a la que
partido político cualquiera. Otras organizaciones socia- adoptaría posteriormente el paTtido. Ver José Ratzer,
listas se suman a esas dos primeras y constituyen fi- op. cit. pág. 146 y ss.
nalmente la Federación ObreTa Socialistas Colectivi ·- 278 En sus escritos de la época, Juan B. Justo des-
tas. La crítica al electoralismo y a haber abandonado tacará a Australia, país que en tanto agroexporta-
la lucha reivindicativa sindical son los principales I"e- dor tenía puntos comunes con Argentina, como modelo
proches que hacen a la dirección socialista. Otro testi- para los socialistas. También en La Vanguardia se to-
monio se obtiene de un articulo publicado por un mili- maTá como ejemplo la táctica de los socialistas austra-
tante del Centro Socialista de Pilar, Ruggiero Manzieri, lianos. Ver La Vanguardia, 1 de setiembre de 1896.
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