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Jueves, 15 de noviembre de 2018

Ensayo N°3 – Gestión Estratégica de Empresas Mineras – IMM3503


“La cultura utilitarista en desmedro del desarrollo personal: un paradigma que es posible
derribar”
Por José Pablo Espinoza Jara

Hoy en día existe una fuerte corriente utilitarista que está arraigada en la cultura occidental
y, a excepción de casos puntuales, mundial. Esta visión tiene sienta sus bases en priorizar la utilidad
del quehacer humano antes que su desarrollo y se esfuerza en cuantificar toda acción en base al
beneficio económico o utilidad que genere, calificando como inútil cualquier actividad realizada sin
intereses banales y de manera desinteresada, principalmente relacionadas al arte, la cultura, la música,
la poesía, el altruismo y el conocimiento como tal.
Tal paradigma tiene sus orígenes en la cultura materialista, capitalista y consumista que ha
sido difundida por todo el mundo y ahora más que nunca gracias a la globalización. Las personas
basan sus vidas en el acumular dinero y bienes, algunos para subsistir y otros motivados por la codicia
y acumulación, en desmedro de las clases bajas. Y no es exagerar cuando se dice que es una visión
arraigada en la sociedad, tanto ricos como pobres han exaltado al dinero como su razón y motor de
vida, descuidando el desarrollo personal, las pequeñas cosas, los detalles y actividades superfluas que
inspiran bienestar, tranquilidad y nos hacen ser mejores personas. Cuando el ser despierta y se da
cuenta de la utilidad de lo inútil, evoca el sentimiento de que el mundo va por un mal camino y que,
si este comportamiento perdura, el ser humano se desvinculará de sus raíces, abandona lo cognitivo,
el cuestionarse las cosas y se convierte en esclavo de un sistema feroz que devora la ética del ser
social a cambio de dinero y poder.
En este contexto, lo inútil se torna imprescindible para inhibir la deshumanización. Observar
el arte no es una pérdida de tiempo, éste nos define y nos distingue ya que expresa cosmovisiones y
sentimientos únicos del ser humano como especie. La literatura no es una pérdida de tiempo, pues
juega el rol de pasaje a nuevos mundos, a nuevos pensamientos y es, indiscutiblemente, la herramienta
más valiosa a la hora de traspasar conocimiento ya que transmite un sinfín de experiencias que la vida
cotidiana sería incapaz de enseñarnos. La ciencia como generación de conocimiento libre y
desinteresado no es tiempo perdido, pues ha permitido conocer, explicar, predecir y controlar cada
vez más los fenómenos que nos rodean. La historia y la filosofía no son una pérdida de tiempo, puesto
que han permitido que el ser desarrolle un pensamiento crítico, analítico y reflexivo en base a nuestro
pasado, nuestra percepción y al aprendizaje histórico.
No es de extrañar que cuando el mundo ha caído en guerras y crisis, además del desmedro de
las personas, se ha destruido gran cantidad de arte, los museos y las bibliotecas. Bien lo sabe Chile,
que durante la dictadura se atentó fuertemente contra inútil: tuvo prohibición de ciertas corrientes de
pensamiento en literatura, hubo músicos callados a la fuerza, arte y archivos históricos desaparecidos.
Lo que da para reflexionar: ¿Son aspectos realmente inútiles o bien representan un riesgo para el
sistema capitalista?

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La palabra utilidad ha sido, para el desmedro de la sociedad, tergiversada hacia la economía,
pero esta visión debe cambiar ya que razones sobran para decir que las humanidades, la espiritualidad,
las cosas superfluas y las acciones desinteresadas contribuyen al desarrollo personal de las personas
en ámbitos mucho más útiles que lo material. En este sentido, desconozco la razón de nuestra
existencia, pero es seguro que no estamos aquí para producir dinero ni para adquirir bienes cuya
utilidad está sobrevalorada intencionalmente por el consumismo. Como bien expresa Giordano
Bruno, al amor por el dinero se le atribuye la destrucción del conocimiento y de los valores esenciales
sobre los que se funda la sociedad civil.
A pesar de lo influyentes que son los negocios y el dinero en el mundo, no todo está perdido
en el ámbito del utilitarismo. Con el paso del tiempo llegan nuevas generaciones que tienen la
capacidad y el poder de lograr un cambio. En virtud de ello la generación de los Millennials llega con
ímpetu, sensibilidad y con la convicción de que sus vidas y su trabajo debe otorgarles, además de
desarrollo personal, un sentido y aporte a la sociedad. Esta generación, entre otras ventajas, tuvo
acceso a internet desde temprana edad, lo que ha contribuido sensiblemente a la democratización del
control de la información, así como los procesos de toma de decisiones, otorgando personalidad
crítica, pensamiento estratégico e inclusivo, capacidad de asumir riesgos, independencia, alta
capacidad de adaptación, buen manejo con la tecnología y, muy importante para esta causa, son
personas seguras de sí mismas y que luchan por sus convicciones.
Con cooperación mutua, comunicación efectiva, transparencia y confianza se puede cambiar
el enfoque utilitarista y evolucionar hacia una sociedad interesada en las personas y en las emociones.
Es primordial que en las organizaciones el personal y los líderes se interesen en los valores, en cómo
se siente la gente en sus puestos de trabajo, si se están desarrollando como personas. Junto con esto,
una buena práctica para desarraigar la obsesión por el dinero es valorar a las personas y felicitarlas
por los buenos desempeños, más que ofrecer bonos, ofrecer oportunidades de desarrollo y
crecimiento.
Otra ventaja en el ámbito organizacional que hace posible derribar la visión de lo inútil es la
fuerza laboral femenina cada vez mas creciente, que entregará mayor sensibilidad, tolerancia, y
confianza al ambiente laboral y al mundo de los negocios que actualmente prioriza el beneficio
económico por sobre el desarrollo de las personas en otras áreas. La mujer puede otorgar un mejor
ambiente laboral y poner en la palestra la emocionalidad, influyendo de cierta manera a que seamos
mas conscientes de lo que ocurre en el plano personal: nuestras pasiones, preocupaciones y deseos.
Con el solo hecho de reflexionar se avanza hacia una sociedad mejor y se le quita prioridad a las cosas
materiales.
Si bien el cambio cultural es tarea de todos, los gobiernos pueden jugar un importante rol
difundiendo las artes y la cultura desde temprana edad en los colegios, bajando precios de los museos,
destacando públicamente el rol que juegan las ramas Humanistas en la sociedad, disminuyendo las
horas laborales para que la gente tenga tiempo de desarrollarse en otras áreas distintas a la producción,
entre muchas otras medidas posibles para lograr la transformación. Chile más que otros países
necesita un cambio urgente ya que el éxito ligado al dinero está tan naturalizado que ha generado
corrupción, coimas, acciones mal intencionadas y una altísima desconfianza que incluso está
afectando al ámbito de los negocios ya que las empresas no se pueden poner de acuerdo haciendo
proyectos en conjunto, a pesar de que éstos podrían aumentar sus ingresos y los del país.

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Como miembro de esta nueva generación, confío en que esta personalidad crítica y el gran
acceso a la información hará que la gente se de cuenta de que el dinero no lo es todo y que el hombre
se empobrece cada vez más espiritualmente mientras cree que se enriquece con cosas materiales.
Además, confío en las artes, la cultura y las ramas humanistas son, han sido y seguirán siendo
sumamente útiles en el desarrollo humano como ser social.

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