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- Enfermo de cáncer terminal de Laringe; la persona cuando pasa por una situación
así se encuentra a sí misma. Valoran la importancia de la vida, de disfrutarla. Decir
moribunda no les da ningún pudor. Los médicos de este hospital recalcan la
importancia de la comunicación del diagnóstico evitando el paternalismo. Hay
muchos que no saben su diagnóstico, ya que su familia ha querido ocultárselo, el
médico ha cedido y el enfermo no lo sabe hasta el último momento.
A los médicos de cuidados paliativos no les parece nada malo la muerte y quieren
que sus pacientes mueran en su casa, en su entorno, rodeados de los suyos.
- Enfermo de Sida; mide 1,70 y pesa 40 Kg. Sus familiares no les van a visitar,
cumplía condena por robo pero salió de la cárcel para morir.
- Ramón, sabe que poco a poco se va debilitando y no por eso se pone nervioso,
tiene muchos dolores y la morfina apenas le hace efecto.
Enfermeras del hospital comentan que es duro ver a tanta gente que se muere, que
acaban diciendo que no aguantan más. Peleas con la angustia de los otros. Rosi
cuenta que su embarazo se adelantó al ver que un niño muy pequeño moría de cáncer
en sus propios brazos. Pero muchas muertes que haya visto sigue habiendo cosas que
todavía la impactan.
Los enfermos, al principio, el miedo a morir se apiada de ellos e incluso muchos piden
que les maten. Pero una vez que pasa el tiempo, pierden el miedo a morir. No tienen
miedo a morir, sino a morir solos. Gracias a los cuidados paliativos son muy queridos y
apoyados y lo más importante, no se sienten solos. Esto ayuda a que tengan una
muerte, o un duelo, más tranquilo y que no vean la muerte como algo malo, algo que
los hará sufrir, sino todo lo contrario.
Tratar con moribundos causa desesperanza. Los enfermeros, cada 3 meses necesitan
un descanso de al menos una semana, su trabajo es muy duro y puede afectarlos
psicológicamente si no desconectan y regresan a sus vidas. Si todo el mundo necesita
un descanso en su trabajo estos profesionales se necesitan desconectar más
habitualmente sino no podrían ejercer bien, no tendrían fortaleza, positivismo para
transmitir a sus pacientes en este proceso tan duro.
Tras el fallecimiento de los pacientes, se hacen visitas de duelo a los familiares para
apoyarles y escucharles, y ya que tienen mayor riesgo a enfermar o fallecer tras el
fallecimiento de un ser querido.
Marcos Gómez, médico del hospital de cuidados paliativos, dice que lo más importante
es la palabra. Vicky, enfermera, utiliza la palabra y el cariño como terapia.
Cariño, afecto, comprensión, escucha y la palabra: nunca una maquina podrá sustituir
al médico, son cualidades que solo el factor humano puede ofrecer de manera
adecuada a los enfermos para que no se sientan solos y se sientan comprendidos.
Honradez, tratarlo de tú a tú, acompañarle.
No tenemos que soportar el dolor innecesario, degrada a las personas, les hace sacar
lo peor que tienen dentro.
Las personas ajenas al personal de cuidados paliativos, piensan que los cuidados
paliativos no son una cura, ni salvan vidas, que no saben cómo van ahí los enfermos,
que solo son cuidados, cuidados secundarios. Pero en realidad estas personas
desconocen su importancia, la importancia de; acompañar, cuidar, atender, escuchar,
dar afecto a aquellas personas que pronto se marcharan pero que no quieren
marcharse solos y necesitan de otras personas. Hay muchas personas que no tienen
familiares o que se encuentran solos por algún otro motivo y ahí se sienten queridos y
acompañados en sus últimos días. Estos médicos saben bien que no están ahí para
curar, sino para acompañar.
Los hospitales que aún no tienen unidad de cuidados paliativos, deberían investigar y
proponerse el abrir dicha unidad, ya que es sumamente importante y de gran ayuda
para los enfermos y sus familiares.
También implicaría un cambio en el ámbito médico porque cambiaría la manera de ver
la muerte que existe actualmente. Se llevarían a cabo de diferente manera los cuidados
en todos los hospitales.