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4. CUALIDADES DEL ORADOR POLÍTICO.

Debe cumplir y ejercitar las cualidades del orador que desarrollamos en el tercer
tema que se refiere al orador y el auditorio como son: Las cualidades físicas ( la
voz, la mirada, la mímica, el vestido o la ropa y el peinado); las cualidades
morales ( la honestidad, la modestia, la serenidad y la sensibilidad); cualidades
intelectuales (el orador político debe tener un conocimiento mínimo y profundo,
desarrollar su memoria, la imaginación y la iniciativa; cualidades emocionales del
orador ( el autoconocimiento emocional, el autocontrol emocional, la autoestima y
la automotivación).

Sin embargo, debemos tomar en cuenta en el orador militar


cualidades especiales además de las precisas al orador en general. Primero
debe ser, verdaderamente militar, es decir tener profunda y voluntaria inclinación
a la carrera de las armas, la intrepidez serena e ilustrada; para inspirar confianza
al soldado, Su principal estudio será la historia de la antigüedad y de su propio
país, profundizando en el arte de la guerra ( si es que se puede llamar arte lo
concerniente a la guerra) y en la de los hechos militares; porque los nombres de
los lugares célebres y de los héroes y el recuerdo de sus hazañas le
proporcionarán imitaciones y comparaciones seductoras a las cuales puede
hacerlas suyas; en su vida objetiva.

Deberá conocer al soldado para apreciar sus cualidades, necesidades y defectos,


que ha de tener muy en cuenta en sus discursos y estará presto dar ejemplo de
paciencia en las fatigas, de constancia en las privaciones y poder así imponer
silencio a las quejas y ahogar a las amenazas.

En tiempo de guerra, habrá de distinguirse si se habla antes de empezar una


campaña o durante ésta; si antes o después de una batalla, en el sitio de una
plaza, dentro o fuera de ella, o si el fin inmediato es reaccionar contra la
indisciplina, el cansancio, etc.
Antes de comenzar las operaciones, procede justificar ante las tropas la
necesidad de estas y la justicia de la causa en pro de la cual ha de
lucharse, haciendo resaltar ofensas recibidas del enemigo, las proposiciones
rechazadas por él, los tratados violados, las amenazas y la indignidad y deshonra
que implicaría ceder ante todo ello.

Para el orador militar debe tomar énfasis al tipo de ejército al cual tiene en sus
manos o son dirigidas sus palabras; por tanto son útiles todas las
recomendaciones frente a un ejército donde reine una emoción fuerte o
extraordinaria, a razón de los momentos indignos que se vive. Mientras si el
orador se encuentre frente a un ejército mercenario, no tendrán ningún efecto sus
palabras serán estériles sus aclaraciones y recomendaciones.

Las arengas fueron útiles para alcanzar el efecto deseado, para esta clase de
oradores; pero por la grandeza del grupo de ejércitos de hoy en día,
es difícil hablar de ellos en su conjunto, a pesar de todo ello, algunos aún hacen
uso de las arengas.

Por último la elocuencia militar se manifiesta en muchas ocasiones en


expresiones cortas y satisfactorias, más aun si estas son inspiradas en el
momento mismo de mayor peligro, las cuales son entre mescladas con el amor a
la patria o la gloria que estos buscan.

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