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QUÉ ES?
Se denomina dureza del agua a la concentración de compuestos minerales que hay en una
determinada cantidad de agua, en particular sales de magnesio y calcio. El agua denominada
comúnmente como “dura” tiene una elevada concentración de dichas sales y el agua “blanda”
las contiene en muy poca cantidad.
La unidad de medida de la dureza que se utiliza más habitualmente son los grados
hidrométricos franceses (º H F), y el cálculo de este parámetro responde a la siguiente
fórmula:
(mg/l Ca x 2.5 + mg/l Mg x 4.2) /10
¿CÓMO SE GENERA LA DUREZA DEL AGUA?
La presencia de sales de magnesio y calcio en el agua depende fundamentalmente de las
formaciones geológicas atravesadas por el agua de forma previa a su captación. Las aguas
subterráneas que atraviesan acuíferos carbonatados (calizas) son las que presentan mayor
dureza y dichos acuíferos están formados por carbonatos de calcio y magnesio.
Las aguas subterráneas procedentes de acuíferos con composición eminentemente silicatada
(p.e. granitos) dan lugar a un agua blanda, es decir, con cantidades muy bajas de sales de
calcio y magnesio.
¿EN QUÉ INFLUYE LA DUREZA DEL AGUA EN NUESTRO DÍA A DÍA?
Un efecto muy visible en aguas de distinta dureza (un agua “dura y un agua “blanda”) es su
diferente comportamiento ante la adición de jabón. En presencia de la misma cantidad de
jabón, la aparición de espuma es mucho menor si se trata del agua “dura”, ya que el calcio y el
magnesio reaccionan con los compuestos que forman el jabón y dejan de ser efectivos, con la
consiguiente necesidad de añadir más cantidad de jabón si nos encontramos en este extremo.
El efecto más conocido en lugares en los que el agua de abastecimiento presenta una elevada
dureza es la formación de incrustaciones calcáreas (comúnmente denominadas como cal).
Es importante conocer la dureza del agua de abastecimiento de nuestra localidad, ya que ese
dato nos permite ajustar el funcionamiento de determinados electrodomésticos que ofrecen
dicha posibilidad (sobre todo lavadoras y lavavajillas). Esta regulación previa del aparato
permitirá que se operen cambios en el funcionamiento del mismo en función del valor
seleccionado y de este modo se compensen los efectos negativos que un agua de elevada
dureza puede provocar, con el consiguiente mejor funcionamiento y mayor duración del
electrodoméstico.
Clasificación de la dureza del agua (º H F):
- <7:agua muy blanda
- 7-14:agua blanda
- 14-32:agua de dureza intermedia
-32-54:agua dura
- > 54: agua muy dura
Aunque el agua oceánica sea la mayoritaria, esta no puede aprovecharse por el hombre debido
a la alta salinidad que presenta y debe hacerse uso del agua dulce existente. Se estima que
aproximadamente el 70% del agua dulce es usada para agricultura y el 30% restante se
reparte entre el uso industrial (20%) y el uso doméstico (10% restante).
El agua es esencial para la mayoría de las formas de vida conocidas, incluida la humana. El
acceso al agua potable se ha incrementado durante las últimas décadas en la superficie
terrestre.
El agua actúa como medio, o “carrier”, sobre el que se estabiliza y dispersa el producto
agroquímico, de manera que la idoneidad de este medio de dispersión será fundamental a la
hora de asegurar un óptimo tratamiento. Los productos fitosanitarios son disueltos en agua
para su empleo, y dependiendo de la calidad de las aguas actúan con mayor o menor eficacia.
Se denomina dureza del agua a la concentración de compuestos minerales que hay en una
determinada cantidad de agua, en particular sales de magnesio y calcio. La dureza total del
agua normalmente se expresa en mg/L de CaCO3 y se clasifica según se detalla en la figura 1.
Si se utiliza un agua con un alto contenido en sales disueltas (agua dura) la efectividad de los
tratamientos fitosanitarios puede verse mermada porque su emulsionabilidad y dispersabilidad
en el “carrier” quedan reducidas. Los iones disueltos (especialmente calcio y magnesio)
forman sales insolubles con las formulaciones de los fitosanitarios (o con los surfactantes con
los que van estabilizados), reduciendo la concentración de principio activo en el caldo de
tratamiento.
Además, estas sales de materias activas con los cationes mencionados, pueden reducir la
velocidad de adsorción de la materia activa a través de la cutícula de la hoja, y en casos de
productos fotosensibles, aumenta el tiempo de exposición a los rayos solares, reduciendo
notablemente la efectividad del tratamiento.
Ejemplo: usando un agua de dureza 400 ppm; con una dosis de 1 Kg/Ha y un volumen de
tratamiento de 200 L/Ha,el % de inactivación puede llegar a ser del 37%; quedando
fehacientemente demostrada la importancia de la dureza del agua en los tratamientos
fitosanitarios.
Como ejemplo, otros autores, Ing. Agr. Allieri, Luis 1; Ing. Agr. Papa, Juan C.2 I1 Técnico de
Dow Agrosciences Argentina, Crop Protection, 2 Técnico del Grupo de Trabajo Protección;
realizaron ensayos para evaluar el impacto del empleo de aguas duras en la efectividad de tres
tipos de sales de glifosato, para ello se utilizaron aguas de tres calidades diferentes:
-Desmineralizada
-1500 ppm de dureza Total
-3000 ppm de dureza Total
-Sal de Isopropilamina
-Sal potásica
-Sal monamónica
CONCLUSIONES
Es reseñable indicar que se trata de una solución tampon o “buffer” y no de un producto que
simplemente disminuye el pH del agua, como pudiera ser el efecto conseguido con la
aplicación de una sustancia ácida.
El gráfico nos muestra claramente un efecto negativo en la asimilación del Nitrógeno por parte
de la planta cuando aumenta la alcalinidad en el medio. Tomando como 100 % el valor de
absorción máximo de Nitrógeno obtenido con ACISOL COMPLEX (que corresponde con 2,20
Kg de Nitrógeno por cada 1 Tn de tomate producido), se observa que los otros tratamientos
dan resultados muy por debajo de dicho valor (1,53 Kg de Nitrógeno/Tn de tomate en el caso
del producto de la competencia y tan sólo 0,65 Kg de Nitrógeno/Tn de tomate en el caso de no
aplicar ningún tratamiento corrector del pH)