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Nació el 18 de julio de 1944 en el distrito de Sarhua – Ayacucho.

Llega a Lima en 1961 para estudiar y trabajar.


Ingresa a la Universidad Inca Garcilaso de la Vega.
En 1975 expone por primera vez junto a Víctor Sebastián Yucra Felices en la galería de arte
popular Huamanqaqa - Tablas Pintadas de Sarhua.
Ese mismo año crea la Asociación de Artesanos de su comunidad denominada Empresa Comunal
Artes de Sarhua – ECAS
En 1983 preside la Asociación de Artistas Populares de Sarhua – ADAPS
En 1990 logra el reconocimiento del Ministerio de Educación con Condecoración Nacional de las
Palmas Artísticas en el Grado de Gran Maestro.
Ha participado en numerosos eventos y exposiciones a nivel nacional e internacional en países
como Alemania, Dinamarca, Chile, Argentina, Israel, entre otros.
En el año 1994 recibió una beca concedida por la Inter-American Foundation en el marco del
proyecto “Promoción y Capacitación del Arte Andino”.
Ha recibido la Medalla Joaquín López Antay del Congreso de la República en el 2003.
Actualmente realiza proyectos a favor de su comunidad como talleres y capacitaciones para niños
y jóvenes para promover e impulsar la creación y el uso de las tablas de Sarhua.

Precisamente cuando en Sarhua desfallece la producción de las vigas pintadas, ella muta y renace
entre los migrantes de esa comunidad radicados en la capital. Hacia el año 1974 dos de ellos
−Primitivo Evanán Poma y Víctor Sebastián Yucra Felices− reproducen una de las tablas
tradicionales para acompañar la fiesta por el aniversario del pueblo, celebrada también en Lima.
Ello entusiasma a dos antropólogos quechuahablantes −Salvador Palomino Flores y Víctor
Cárdenas Navarro− motivándose una producción más amplia que llama la atención de Raúl
Apesteguía, importante coleccionista y fundador de la galería de arte popular Huamanqaqa,
ubicada en el entonces elegante Jirón de la Unión. En este espacio decisivo, con el aporte teórico
del historiador Pablo Macera, el 6 de agosto de 1975 se inaugura la primera exposición de las que
pasan a denominarse tablas pintadas de Sarhua-
Además de ponchos y bastones ceremoniales traídos del pueblo, esa muestra exhibió dos vigas
modernas, pero con representaciones genealógicas al viejo estilo. Sin embargo, se incluían
también nueve piezas novedosas, tanto por su formato como por su temática: evocaciones
diversas de la vida y las costumbres rurales, realizadas sobre maderas rectangulares de menor
formato.
Las Tablas pintadas de Sarhua relatan hechos reales vividos en esta comunidad ayacuchana, la
vida comunitaria, sus fiestas, así como sus preocupaciones y demandas al Estado por una mejor
educación. El periodo de violencia de los años 80 también ha quedado registrado junto a sus
desencadenantes como la migración a Lima y sus modos de integración a la vida urbana. Relatos
críticos que reflejan no solo la historia de Sarhua sino la de la historia reciente del país.
El origen del arte tradicional de pintar las tablas proviene del “Tabla Apaykuy”, ceremonia de
entrega de las tablas pintadas durante la construcción de casas en Sarhua. Se trata de una de las
celebraciones más importantes en esta comunidad. En ellas se retrata a los miembros de la
familia que vivirán allí, así como a los que colaboraron en la construcción de la casa.
Esta exposición celebra la transmisión de este arte tradicional de una generación a otra,
representada en la obra del maestro Primitivo Evanán Poma (Ayacucho, 1944) y de su hija
Venuca Evanán Vivanco (Lima, 1987), heredera de una tradición familiar forjada en el taller de la
Asociación de Artistas Populares de Sarhua (ADAPS). Este espacio fundado en 1982 por
Primitivo Evanán es un centro de formación de artistas que desde pequeños se inician junto a
sus padres y familiares, dando continuidad a una tradición que a su vez se renueva
manteniendo un lenguaje propio y distante del canon modernista.
Entre las muestras más recientes sobre su obra y trayectoria con la ADAPS se encuentran
“Sarhua Llaqta: Homenaje a Primitivo Evanán Poma”, Biblioteca Nacional del Perú (2017), “Un
saber realmente útil”, Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, Madrid, España (2015), “Lima
04” Museo de Arte Contemporáneo (2013), “Éxodo / LLaqta Puchukay. Historias de migración y
violencia en las pinturas de Sarhua”, organizada por Micromuseo, Galería Pancho Fierro de la
Municipalidad de Lima (2011). En 1975 presentó la primera exposición de las Tablas de Sarhua
en Lima, en la Galería Huamanqaqa.
Don Primitivo migró a Lima en los años 60 y, desde su taller ubicado frente a los Pantanos de
Villa, afinó un arte tan antiguo como el que viera en Copenhague. Un arte que descubre Juan de
Palomares en 1574, atraviesa inmutable cinco siglos y llega hasta nosotros más fuerte que
nunca: un continuum de renovación baña sus procesos y soportes. Para que el relato crítico –
que el historiador Raúl Porras Barrenechea vincula a quipus y qellcas precolombinos– devenga
en una expresión ejemplar de resistencia cultural.

Cosa que el maestro Evanán Poma ha venido haciendo toda su vida. "Tendría 6 o 7 años cuando
mis padres construyen su casa en Sarhua y mis padrinos Severino e Indalicio Yucra trajeron dos
tablas pintadas por Sabino Yupa y Vidal Yucra, los pintores del pueblo. Tendrían que pasar 20
años para que ya estando en Lima me anime a pintar mi primera tabla en 1972. Tres años
después hice mi primera exposición con texto en catálogo del Dr. Pablo Macera. Hubo gran
concurrencia, yo jamás pude responder las preguntas. ¡Si ni siquiera sabía quién era Guaman
Poma!".
VIÑETA ANDINA
Con 74 años de edad y convertido en el artista emblemático de las tablas de Sarhua, don
Primitivo ha paseado el arte de su pueblo por Dinamarca, España, Chile, Argentina, Alemania y
Suecia. Desde la Biblioteca Nacional del Perú o el MAC de Lima hasta el Museo Reina Sofía de
Madrid, sus exposiciones componen un nexo delicado y preciosista que transparenta la
estructura normativa de su comunidad altoandina. El orden social, los castigos públicos, el
cortejo, la vida en familia o las tareas comunitarias pasaron por su gráfica.

En "Tabla Apaykuy: herencia cultural andina y ciudadanía", su muestra actual, compone otro
fresco variopinto: la fiesta de la cruz, el entierro de Huamaní, la llegada del hombre de la puna,
la discriminación racial a los migrantes provincianos en la capital. Un arte secular que encuentra
perpetuidad tanto en sus hijas Valeriana Bertha y Venuca –con quien expone al alimón– como
en las nuevas generaciones de los Ramos o los Yupari de Sarhua.

Ha pintado mitos, cuentos, leyendas, fiestas, sucesos históricos y hechos actuales, ¿qué le falta?
"Me falta la temática sobre la religión, ahora que han aparecido otras congregaciones. También
voy a empezar unas pinturas sobre la música, el canto y el baile de los adolescentes en la
comunidad", responde. Dice también que no todo en su vida artística fue color de rosa. Que el
11 de setiembre de 1981 el Ejército incendió el local de la Empresa Comunal Artes de Sarhua
que había fundado. "Fueron 13 sinchis armados, pensaron que era un foco de la subversión". ¿Y
qué opina de la reciente acusación de apología del terrorismo a la serie "Piraq Causa"? "No
entiendo por qué dijeron eso. Me decían 'te van a llevar preso, te van a expulsar del país'. Al
comienzo fue muy negativo, pero terminó siendo una muy buena publicidad para quienes solo
pintamos lo que hemos vivido". Y dibuja una sonrisa.

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