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Efectos devastadores e incurables

Para comprender la magnitud de los efectos que la droga tiene en sus consumidores, alcanza con ver su nombre: Krokodil. Este es un
derivado de la palabra rusa para “cocodrilo” y hace referencia al efecto que la desomorfina causa en la piel de aquellos que la
consumen.
Luego de inyectada, la piel de la zona en donde la droga entra al cuerpo comienza a tornarse grisácea y escamosa, como la piel de los
cocodrilos. De todas maneras las consecuencias más graves llegan luego, cuando después de unos meses de uso, la piel y el tejido
muscular comienzan literalmente pudrirse, para luego desprenderse y dejar los huesos al descubierto.
Otros sobrenombres con los que la droga ha sido catalogada son “la droga zombie (o de los muertos vivientes)” o “la droga caníbal”.
Ambos nombres hacen referencia a este desprendimiento de carne que padecen sus adictos, otorgándoles un aspecto terrorífico.
Dentro de sus consecuencias, también se encuentra la posibilidad de desarrollar gangrena, lo que hace necesario la amputación de
los miembros infectados en pos de que esta no se expanda a todo el cuerpo.
Las consecuencias del uso de Krokodil son muchas veces incurables, y sus efectos son tan devastadores, que se estima que una
persona adicta no sobrevive más de dos o tres años.
Luego de los primeros casos registrados de uso de Krokodil en México y los Estados Unidos, la revista Times sacó un artículo titulado
“El monstruo ha cruzado el océano”. Es que más allá de estas consecuencias devastadoras propias de una película de terror, la droga
es una verdadera epidemia que sigue expandiéndose sin parar.
La principal explicación que tiene este suceso, es la facilísima elaboración que tiene Krokodil, por un bajo costo y a raíz de
sustancias de libre circulación como la codeína (presente en los jarabes para la tos), lo que apremia a los gobiernos a tomar medidas
con respecto a la comercialización y control de ventas de dichas sustancias.
"La manifestación inicial de estos efectos se produce a los pocos días desde que se inicia el consumo de 'krokodil' y comprende con
más frecuencia neumonía, meningitis, periodontitis y osteomielitis",

La desomorfina se fabrica en casa a partir de una combinación de tabletas a base de codeína, disolvente de pintura, líquido para
encendedores, gasolina, ácido clorhídrico, fósforo rojo (raspado de cajas de fósforos) y yodo. El resultado de la cocción de los
analgésicos y los productos químicos es un fármaco tóxico y altamente adictivo.

La naturaleza tóxica de estas sustancias químicas causa que la piel cambie de color y se vuelva escamosa. En los consumidores, la piel
alrededor de los sitios donde se efectúa la inyección se cubre de úlceras y los vasos sanguíneos se rompen y provocan la muerte del
tejido. La piel es devorada por los productos químicos de la droga, que pudre la carne hasta el hueso. Los dientes se caen, el daño
cerebral es común y el tétanos y la intoxicación de la sangre está casi asegurada

 Mareos, vértigo y trastornos del equilibrio


 Movimientos incontrolables y repetitivos de los ojos (nistagmo)
 Problemas de coordinación de la motricidad
 Alteraciones en la articulación del habla
 Marcha inestable
 Cansancio, fatiga, somnolencia y letargia
 Deterioro de los movimientos reflejos
 Retraso psicomotor
 Temblores
 Debilidad muscular generalizada
 Visión borrosa o doble (diplopia)
 Descenso del nivel de conciencia hasta llegar a estupor e incluso coma
 Sensaciones de euforia
Tipos de sustancias volátiles
Existen muchos productos comerciales e industriales que son susceptibles de ser usados como drogas inhalantes. Si bien los efectos
reforzantes de todos ellos son similares, enmarcándose en la categoría de sustancias depresoras, se diferencian en su perfil de
efectos secundarios y en las posibles secuelas físicas y psicológicas que se asocian a su consumo.
1. Alcohol metílico (metanol)
El alcohol metílico es un compuesto químico que se utiliza para fabricar productos como pegamentos, anticongelantes y disolventes.
Se trata, además, del alcohol con una estructura más simple. El abuso de metanol se asocia con la aparición de debilidad física,
dolores de cabeza y ceguera y puede causar la muerte.
2. Cetonas
El inhalante más relevante dentro de esta clase es la acetona o propanona, que se emplea como componente de plásticos,
disolventes, pegamentos, colas, desengrasantes, medicamentos… Su consumo provoca una irritación característica y grave de la piel,
de las mucosas y de los ojos; se ha denominado a este fenómeno “síndrome de los inhaladores”.
3. Ésteres
Los ésteres, como el acetato o etanoato de etilo (usado fundamentalmente como disolvente), tienen efectos similares a los de la
acetona: provocan con gran frecuencia la irritación propia del síndrome de los inhaladores, si bien no de forma tan severa como en el
caso anterior.
4. Anestésicos
El anestésico que se utiliza más comúnmente como droga inhalada es el tricloroetileno o TCE, que además sirve para fabricar
disolventes, desengrasantes y quitamanchas, entre otros productos. El tricloroetileno puede provocar lesiones permanentes en el
hígado, en los riñones y en los nervios, sobre todo en los craneales y de forma más particular el óptico.
5. Hidrocarburos alifáticos
Los hidrocarburos alifáticos como el hexano se encuentran en la gasolina, en disolventes y en pegamentos y colas. El abuso de estos
potenciales inhalantes causa anemia, debilidad y atrofia en los músculos, déficits sensoriales (principalmente en la percepción táctil)
y deterioro estructural del sistema nervioso.
6. Hidrocarburos aromáticos
Entre este tipo de hidrocarburos cabe destacar el tolueno, componente de gasolina, pegamentos, disolventes y desengrasantes. En
este caso los síntomas de la intoxicación grave incluyen náuseas, dolor en el estómago, falta de apetito, temblores, obnubilación de
la conciencia, ictericia y lesiones permanentes en el hígado, los riñones y el sistema nervioso.

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