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INTRODUCCIÓN
La Genealogía mostrará que nuestro linaje proviene del miedo y no del amor
por la verdad. Es un problema de valor, un problema de supervivencia
psicológica: nuestra fragilidad mental que no nos permite convivir con el caos,
es la que pone en funcionamiento a la Razón para que genere un mundo irreal
que nos permita sobrevivir. Y es el miedo a perder este mundo seguro el que
provoca el interés filosófico y moral por justificar y fundamentar, es decir, por
ocultar, tan mísero comienzo de la civilización.Y es el miedo a perder este
mundo seguro el que provoca el interés filosófico y moral por justificar y
fundamentar, es decir, por ocultar, tan mísero comienzo de la civilización. La
Razón es, pues, la causante de la enfermedad de Occidente al generar un
tumor maligno y extraño a la vida y al cuerpo. Un tumor que tiene por objeto
anular, si fuera posible, lo impulsos y crear un ultramundo. Una realidad
imaginaria que consuela. Los cimientos de esta construcción interesada, ese
mundo irreal producto del miedo, son rápidamente cubiertos bajo un manto de
racionalidad que permite convertir lo que es sólo una necesidad vital, en una
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Este primer período abarcará hasta 1883, y se caracteriza por una labor crítica
de la cultura muy influida por Schopenhauer y por Wagner. La obra más
representativa de este período es El Nacimiento de la tragedia en el espíritu de
la música. En esta obra examina Nietzsche no sólo el origen de la tragedia,
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sino los aspectos generales que han dado lugar al nacimiento de la cultura
occidental, que analiza a partir de dos categorías estéticas: lo apolíneo y lo
dionisiaco.
Pero, según Nietzsche, esta unidad que simboliza la tragedia se verá truncada
por el desarrollo de la palabra. El logos vence al pathos de la tragedia, y con el
ocaso de la tragedia la conciencia y el ser dejan de coincidir. La conciencia se
cierra frente al ser, se hace plana. Con la decadencia de la antigua tragedia de
la pasión comienza para Nietzsche la nueva tragedia del logos. Y, según,
Nietzsche, nosotros estamos todavía en medio de esta tragedia.
para el hombre, aquél que sostiene que existe un bien en sí, o un mundo puro,
con lo que divide la realidad en dos mitades: el mundo sensible y el mundo
racional o ideal, que supuestamente sería un mundo puro y absoluto.
La muerte de Dios
Esta frase, aunque fue utilizada por primera vez por Hegel, la populariza
Nietzsche como metáfora de la decadencia total de los valores morales de
occidente, y con la que da a entender que la fe en el Dios cristiano carece ya
de todo crédito, y que la metafísica, viciada desde el comienzo por su
orientación platónica, ha llegado a su fin.
Destruir los viejos valores pasa por matar a Dios. Como antes apuntábamos,
Dios aquí, no es sólo el ente metafísico creado por los hombres para vencer el
miedo ante lo experimentado; es también la Verdad, la Razón, el Conocimiento,
la Moral Cristiana y el Deber. La muerte de Dios es la muerte de una cultura.
El superhombre
El eterno retorno
Esta doctrina moral o, mejor, prueba selectiva moral, supone una importante
reflexión sobre el tiempo que Nietzsche expone de forma metafórica. Con sus
metáforas, Nietzsche reivindica la destrucción del sentido trascendente del
tiempo lineal judeo-cristiano: un tiempo orientado a un fin que trasciende cada
uno de sus momentos inmanentes. Pero esto tampoco supone afirmar la
circularidad del tiempo, pues no se trata de que el tiempo gire incesantemente
sobre sí mismo, trayendo tras el invierno la primavera y tras el nacimiento la
vejez y la muerte, hasta renacer de nuevo. Ésta es una visión apresurada y
superficial del caso, y si Nietzsche se hubiera atenido exclusivamente a ella
hubiese ido poco más allá de la mitología tradicional de numerosos pueblos
primitivos. Lo importante aquí es que el eterno retorno es el fin de toda finalidad
trascendente, es el fin de la subversión del tiempo por la eternidad. Y esto es
fundamental porque para Nietzsche la crítica ilustrada de la divinidad perpetúa
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La genealogía de la moral
CONCLUSIÓN