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Lo que todo cristiano debería saber
sobre ser
Justificados
Lo que todo cristiano debería saber
sobre ser
Justificados
Arnold Valentin Wallenkampf
IMPRESO EN LA ARGENTINA
Printed in Argentina
Primera edición
Primera reimpresión
MCMXCVII - 2M
ISBN 950-573-174-4
ISBN 950-573-174-4
-36511-
Indice
Introducción . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 7
l. La batalla por la voluntad . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 11
2. Tipos de pecado ................................... 21
3. La destructividad del pecado ........................ 28
4. La justificación . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 34
5. La justificación temporaria universal ................. 38
6. Compromiso personal a través de la justificación
por la fe .......................................... 45
7. Seguridad en Cristo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 57
8. Una nueva criatura ................................. 65
9. El fruto de la justificación .......................... 72
10. La insuficiencia de las buenas obras . . . . . . . . . . . . . . . . . . 80
11. Caín y Abel ....................................... 88
12. Contemplemos a Jesús .............................. 94
13. Justificación y santificación: distintas, pero nunca
separadas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 1O1
14. Entre Escila y Caribdis . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 110
15. La justificación y el juicio . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 117
16. La salvación y las recompensas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 130
17. La perfección cristiana ............................. 137
18. El gozo y la gloria de la justificación por la fe . . . . . . . 148
Introducción
Como profesor en instituciones universitarias he visto desa-
rrollarse muchas amistades entre jóvenes y señoritas. También
noté lo que a menudo ocurre cuando una amistad se rompe. Los
dos jóvenes que antes se habían buscado y que gustaban de su
compañía mutua, ahora comienzan a evitarse. Si uno de ellos nota
que el otro viene por un sendero que los llevaría a encontrarse,
él o ella toma por un sendero lateral para evitar el encuentro.
Después que se rompe su relación amistosa, se sienten incómo-
dos en la presencia del otro.
Los seres humanos en pecado sufren de una relación rota o
fracturada con Dios. Como resultado, a menudo huyen de El.
Adán y Eva, en el propio jardín de Dios, fueron los primeros
en hacerlo. Desde entonces, los hombres han estado huyendo de
Dios, porque se sienten incómodos en su presencia.
El mensaje de la Biblia apunta a sanar la relación rota entre
Dios y el hombre. Nos referimos a ello como a "hacer que una
persona sea justa delante de Dios" o a justificar, o sencillamen-
te, como la redención por medio de Jesucristo.
El Antiguo Testamento anticipa la primera venida de Cristo
y su muerte como sacrificio en el Calvario por toda la humani-
dad, a fin de que el abismo entre Dios y el hombre pudiera ser
cruzado y se restaurara la amistad entre ellos. El Nuevo Testa-
mento presenta el cumplimiento de las profecías del Antiguo Tes-
tamento acerca de que Cristo salvaría el abismo entre Dios y el
hombre al morir en el Calvario. También lo presenta como nuestro
intercesor, sentado ahora en gloria a la diestra de Dios. Pronto
regresará a esta tierra, acompafi.ado por sus ángeles, para reunir
a todos los que hayan elegido restablecer una relación perma-
nente con El. Ellos han experimentado la expiación, y son los
redimidos.
La Biblia no tiene un concepto o modelo único de la expia-
ción, ni presenta de una sola manera el comienzo de la vida cris-
tiana en Cristo y la permanencia en El. Presenta ambas con
7
8 JUSTIFICADOS
Referencias
1 Gustav Aulen, The Faith of the Christian Church [La fe de la iglesia cristiana], traducido
por Eric H. Wahlstrom (Filadelfia, The Muhlenberg Press, 1960), pág. 231.
2 John R. W. Stott, Basic Christianity [Cristianismo básico] (Londres, lnterVarsity Press,
1958), pág. 62.
3 Comentario bíblico adventista (Boise, ID, Pacific Press Publ. Assn., 1978), Comentarios
de Elena G. de Whitc, t. 1, pág. 1096.
4 Elena G. de White, La educación (Buenos Aires, Asociación Casa Editora Sudamericana,
1978), pág. 18.
5 - - - - - - , El gran conflicto (Buenos Aires, Asociación Casa Editora Sudamericana,
1980), pág. 559.
6 - - - - - - , Patriarcas y profetas (Buenos Aires, Asociación Casa Editora Sudamerica-
na, 1985), pág. 58.
20 JUSTIFICADOS
ciencia sin ofensa ante Dios y ante los hombres" (Hech. 24: 16).
Pablo había pecado en ignorancia y por lo tanto había sido ino-
cente, o no culpable -aunque no sin pecado- ante Dios.
Como pecadores podemos estar sin culpa ante Dios, como
Pablo en su pecadora ignorancia. En el juicio, Dios no nos con-
denará por pecados de ignorancia. Dios borrará esos pecados ine-
vitables con la sangre derramada por Cristo, si lo aceptamos como
nuestro Salvador. En sus palabras a los fariseos, Jesús mismo
mostró claramente que no somos responsables por esos pecados.
El dijo: "Si fuerais ciegos, no tendríais pecado" (Juan 9: 41).
Pero los fariseos se habían opuesto a un conocimiento mejor.
Por lo tanto, Jesús les dijo: "Mas ahora, porque decís: Vemos,
vuestro pecado permanece". En consecuencia, estaban con-
denados.
De la misma manera, la desobediencia voluntaria se volverá
en contra de nosotros. Santiago dice: "Y al que sabe hacer lo
bueno, y no lo hace, le es pecado" (San t. 4: 17). Elena G. de
White escribió: "Jesús, en sus sufrimientos y muerte, ha hecho
expiación para todos los pecados de ignorancia; pero no se ha
preparado remedio para la ceguera voluntaria" .3 "No se puede
gustar de pecados que una vez fueron pecados de ignorancia a
causa de la ceguera de la mente [luego que se ha recibido luz]
sin incurrir en la culpa. . . A medida que aumenta la luz, los hom-
bres deben reformarse, elevarse y refinarse por ella, o serán más
perversos y obstinados que antes de que llegara la luz" .4
Una persona que ignora voluntariamente no está sin culpa
por su falta. Tuvo la oportunidad de aprender pero rehusó me-
jorar. Puede haber razonado que si no sabía, no sería responsa-
ble. En una ocasión, una persona me dijo: 'No me diga más, así
JlO soy responsable". Pero con una actitud así la persona ya es
condenada porque no quiere aprender, aun cuando tiene la opor-
tunidad de hacerlo.
Años atrás, mientras cruzaba los Estados Unidos en auto, un
patrullero me detuvo una noche por conducir a velocidad exce-
siva. Me declaré inocente, afirmando que había mantenido la mis-
ma velocidad permitida a la cual había venido manj¡!jando en el
mismo Estado antes del anochecer. Su respuesta fue que el lími-
te de velocidad era menor durante la noche y que había sido mi
TIPOS DE PECADO 25
Referencias
1 Citado en "The First Epistle General of John" [La primera epístola general de Juan], The
Pulpit Commentary {El comentario del púlpito} (Grand Rapids, Wm. B. Eerdmans Pub. Co.,
1975), pág. 79.
2 W. Gutbrod, en Gerhard Kittel, ed., Theological Dictionary of the New Testament [Dic-
cionario teológico del Nuevo Testamento] (Grand Rapids, Wm. B. Eerdmans Pub. Co., 1967)
t. 4, pág. 1086.
3 Comentario bíblico adventista, t. 5, Comentarios de Elena G. de White, pág. 1118.
4 White, Review and Herald [Revista y Heraido], 3 de septiembre de 1889.
5 ------,Testimonios para los ministros (Buenos Aires, Asoc. Casa Editora Sudame-
ricana, 1977), pág. 437.
6 ------,El Deseado de todas las gentes (Buenos Aires, Asoc. Casa Editora Sudame-
ricana, 1979), pág. 206.
1 ------,Mensajes selectos, t. 1, pag. 448.
8 Ibíd., págs. 431, 432.
9 - - - - - - , Mensajes para los jóvenes (Buenos Aires, Asoc. Casa Editora Sudamerica-
na, 1967), pág. 336. ·
10 G. C. Morgan, The Crises of the Christ [Las crisis del Cristo] (Nueva York, Fleming H.
Revell Co., 1903), pág. 298.
• La palabra griega que se usa aquí es parábasis, y se refiere a la violación de una ley conoci-
da. Hay pecado en su sentido absoluto, sin una ley conocida, pero no hay transgresión o rebe-
lión sin el conocimiento de la ley.
La destructividad
del pecado
3
D
ios es vida. Sólo El tiene vida en sí mismo (véase 1 Tim.
6: 16; Juan 5: 26). La vida está está basada en su pro-
pia naturaleza y es natural sólo en El.
La creación entera fue traída a la existencia por Dios. Todos
sus múltiples elementos recibieron vida del gran Dador de la vi-
da. Todo es sostenido aún por El. El apóstol Pablo expresa muy
bien este pensamiento cuando dice: "En él vivimos, y nos move-
mos, y somos" (Hech. 17: 28). De esta fuente de toda vida, la
vida está fluyendo constantemente a todos las criaturas y los or-
ganismos vivientes.
En un sentido somos corno larnparitas eléctricas. Dan luz en
tanto la electricidad fluya por sus filamentos. Pero cuando la co-
rriente se interrumpe, no hay luz. Poseernos vida en tanto la vi-
da fluya de Dios hacia nosotros. Cuando este flujo cesa, morirnos.
Tanto los ángeles corno los hombres son sustentados por la
vida que fluye de nuestro gran Dios. Cuando Lucifer y sus se-
guidores decidieron rebelarse contra la voluntad de Dios en el
cielo, se separaron a sí mismos de El y cortaron la comunicación
con la vida. "Si se hubiese dejado a Satanás y su hueste cose-
char el·pleno resultado de su pecado, habrían perecido" . 1 Pero
Dios escogió no permitir que cosecharan inmediatamente el ple-
no resultado de su alejamiento de El. Otorgó a los rebeldes una
suspensión de la ejecución al colocar su mano sustentadora so-
bre ellos. Dios mismo otorgó a Satanás y sus seguidores "exis-
tencia por un tiempo para que desarrollen su carácter y revelen
sus principios" ,2 y para poder demostrar ante todo el universo
la pretendida viabilidad de su plan de gobierno. Por lo tanto,
28
LA DESTRUCTIVIDAD DEL PECADO 29
Referencias
1 White, El Deseado de todas las gentes, pág. 713.
2 lbid.
3 ------,El Discurso maestro de Jesucristo, págs. 55, 56.
La justificación
4
D
e acuerdo con el plan de Dios, los padres deberían traer
hijos al mundo como resultado de su amor mutuo.
Desafortunadamente, en un mundo de pecado, a menudo
los hijos nacen como desgraciados accidentes de la lujuria. Con
frecuencia, son rechazados más bien que esperados con gozo y
felicidad. Ya sea como consecuencia del amor o de la lujuria,
todos hemos llegado a este mundo sin que hayamos elegido ha-
cerlo. Las acciones -aunque no siempre las elecciones- de otros
nos colocaron aquí.
Adán y Eva llegaron a este mundo a causa del amor y la elec-
ción de Dios, pero no por elección propia. Era el propósito de
Dios que ellos y sus descendientes se elevaran cada vez más en
su desarrollo moral, y que ''después de pasar por la prueba y
la aflicción la familia humana pudiera llegar a ser una con la fa-
milia celestial". 1 A fin de capacitarlos para alcanzar esa meta,
Dios los equipó con el libre albedrío moral, medio para el desa-
rrollo moral ilimitado.
Desafortunadamente, Adán y Eva tornaron este maravilloso
don -esta enorme capacidad para desarrollar virtudes o para
aceptar y perpetuar el pecado- contra la expresa voluntad de
Dios comiendo del fruto prohibido en el Jardín del Edén. De es-
ta manera el libre albedrío abrió la compuerta al desastre en lu-
gar de ser un paso hacia la excelencia moral. Llevó a la alienación
y a la separación de Dios y se convirtió en puerta hacia la muerte
y la extinción eterna.
Toda persona nacida en este mundo desde Adán ha recibido
la carga de la naturaleza de Adán. Y cada sucesivo descendiente
de Adán -con excepción de Jesucristo- ha poseído menos fuerza
que Adán y Eva para resistir la tentación. Por medio del peca-
do, el hombre se ha convertido en "cautivo de Satanás ... co-
34
LA JUSTIFICACION 35
Referencias
1 Comentario biblico adventista, t. 1, Comentarios de Elena G. de White, pág. 1096.
2 Elena G. de White, A fin de conocerle (Buenos Aires, Asoc. Casa Editora Sudamericana,
1964), pág. 18.
3 - - - - - - , . E l Deseado de todas las gentes, pág. 13.
4 Marvin Vincent, Word Studies in che New Tescament [Estudio de palabras en el Nuevo Tes-
tamento] (Grand Rapids, Mich., Wm. B. Eerdmans Pub. Co., 1957), t. 3, pág. 39.
5 White, El camino a Cristo, pág. 67.
La justificación
temporaria universal
5
M
ientras Moisés y Josué estaban en el monte hablando
con Dios, en la llanura el pueblo de Israel se puso
inquieto. En su ociosidad, prevalecieron sobre Aarón
para hacer un becerro de oro. Y adoraron esto como su dios y
su libertador de Egipto. Dios decidió destruirlos por su idolatría.
Moisés, viendo con sus propios ojos su desenfrenada idola-
tría, percibió que les aguardaba la muerte. Intercedió por ellos.
Amaba al pueblo y no quería que muriera, pero también estaba
preocupado por el honor de Dios. Temía que si Dios no lograba
llevarlos hasta Canaán, la Tierra Prometida, como lo había pro-
metido, los paganos tendrían la impresión que era incapaz de ha-
cerlo. Moisés no quería que hubiese una sola mancha en el nombre
y en la reputación de Dios. Así que le dijo a Dios que prefería
que su propio nombre fuera borrado de su libro antes que ver
que el pueblo de Dios pereciera en el desierto. Al ponerse así Moi-
sés en la brecha, Dios cedió y decidió perdonar a su pueblo y
dejarlos vivir (véase Exo. 32; Sal. 106: 23).
Cuando Adán y Eva, en el inmaculado Jardín del Edén, hi-
cieron lo que Dios les había dicho que no hicieran -comer la
fruta prohibida- Jesús se colocó en la brecha. "Cristo, el Hijo
de Dios, se colocó entre los vivos y los muertos diciendo: 'Caiga
el castigo sobre mí. Estaré en el lugar del hombre. El tendrá otra
oportunidad' ". 1 En esta forma, Jesús, la segunda persona de
la Divinidad, se convirtió en nuestro Salvador, "el Cordero que
fue inmolado desde el principio del mundo" (Apoc. 13: 8). Así,
"Dios estaba en Cristo reconciliando consigo al mundo, noto-
38
LA JUSTIFICACION TEMPORARIA UNIVERSAL 39
25: 41). Pero aunque Dios desea que seamos salvos y ha hecho
provisión y reservas para nuestra salvación, esas reservas no se-
rán válidas a menos que personalmente como individuos elija-
mos y confirmemos nuestra salvación procurando "hacer firme
[nuestra] ... vocación y elección" (2 Ped. 1: 10), al ser justifica-
dos por la fe. Si no, el que Dios nos otorgue una suspensión de
la ejecución por su justificación temporaria universal, no nos ser-
virá de nada. Perderemos la salvación planeada por Dios, así como
me ocurrió con mis reservas de avión en las Filipinas.
Cuando finalice el segundo juicio del hombre, Dios dirá acerca
de los perdidos lo que dijo en la antigüedad de la viña que repre-
sentaba a su pueblo del Antiguo Testamento: "¿Qué más se po-
día hacer a mi viña, que yo no haya hecho en ella?" (lsa. 5: 4).
No podría haber hecho más. Se dio a sí mismo. "Dios estaba
en Cristo reconciliando consigo al mundo, no tomándoles en cuen-
ta a los hombres sus pecados" (2 Cor. 5: 19). "¡Gracias a Dios
por su don inefable!" (2 Cor. 9: 15).
Referencias
1 Comentaría bíblico adventista, t. 1, Comentarios de Elena G. de White, pág. 1099.
2 Elena G. de White, Review and Herald, 12 de marzo de 1901.
3 - - - - - - , Sígns of the Times [Señales de los Tiempos], 13 de febrero de 1896.
4 - - - - - - , Revíew and Herald, 12 de marzo de 1901.
5 - - - - - - , El Deseado de todas las gentes, pág. 426.
6 !bid., pág. 615.
7 Markus Barth, Justificarían [Justifkación](Grand Rapids, Wm. B. Eerdmans, 1972), pág.
35.
Compromiso personal
a través de la
justificación por la fe
6
H
ay sólo una puerta para la salvación eterna. Esa puerta
es Jesús. Así como la nieve cubre todo el paisaje du-
rante el invierno en muchos lugares, así Cristo murió
por todos los hombres. Sin embargo, la muerte de Cristo en el
Calvario no garantiza la salvación de cada pecador. Ninguna per-
sona será salvada eternamente sólo como resultado de la muerte
de Cristo por todos, ni por la justificación temporaria universal
de Dios.
Cuando el carcelero de Filipos preguntó qué debía hacer pa-
ra ser salvo, Pablo y Silas le dijeron: "Cree en el Señor Jesucris-
to, y serás salvo" (Hech. 16: 31). Pablo escribió más tarde a los
creyentes efesios: "Porque por gracia sois salvos por medio de
la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios" (Efe. 2: 8).
El pecador no puede aferrarse de la justificación y de la salva-
ción eterna por otro medio que no sea la fe en Jesús y su muerte
expiatoria por él en la cruz. Dios puede salvar a los pecadores
sólo mediante la fe en Jesús.
En el plan de salvación, la fe es el medio que conecta al peca-
dor con Jesús, la única puerta a la salvación. Es la mano levan-
tada que pone al pecador en conexión vital con Jesús. Por medio
de ella se recibe el don del perdón y se restaura la comunión con
Dios. "Para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas
tenga vida eterna" (Juan 3: 16). La base de la salvación es Je-
45
46 JUSTIFICADOS
Referencias
1 White, El Deseado de todas las gentes, pág. 312.
z ------,La educación, pág. 253.
3 Para conocer la interesante historia del desaparecido Hiroo Onoda del ejército japonés en
la isla de Lubang en las Filipinas, véase su libro: No Surrender: My Thirty Year War [No me
rindo: Mi guerra de treinta años], Charles S. Terry, trad. (Japón, Lin Kou Book, Sound, and
Gift Co., Imperial Books and Records Co., 1974).
4 White, Mensajes selectos, t. 1, pág. 295.
5 SDA Bible Commencary [Comentario bíblico adventista], t. 6, Comentarios de Elena G.
de White, pág. 1071.
6 White, Testimonies for the Church (Mountain Vicw, Calif., Pacific Press Pub. Assn., 1948)
t. 4, pág. 625.
7 - - - - - - - , E l Deseado de todas las gentes, pág. 17.
8 - - - - - - - , Review and Herald, 12 de julio de 1892.
9 Gustaf Aulen, The Faith of the Christian Church [La fe de la iglesia cristiana], pág. 258.
10 Hans Küng, Justification [Justificación] (Nueva York, Thomas Nelson Publishers, 1964),
pág. 84.
11 White, Signs of the Times, 4 de julio de 1892.
1Z SDA Bible Commentary, t. 6, Comentarios de Elena G. de White, pág. 1071.
13 White, en Review and Herald, 19 de agosto de 1890.
14 SDA Bible Commencary t. 6, Comentarios de Elena G. de White, pág. 1071.
15 White, Mensajes selectos, t. 1, pág. 252.
16 - - - - - - , Signs of the Times, 4 de julio de 1892.
17 William F. Arndt y F. Wilbur Gingrich, A Greek-English Lexicon of the New Testament
{Un léxico griego-inglés del Nuevo Testamento] (Chicago, University of Chicago Press, 1957),
pág. 197.
18 Markus Barth y Vernc Fletcher, Acquittal by Resurrectíon [Absolución por resurrección]
(Nueva York, Holt, Rinehart, y Winston, 1963), pág. 85.
Seguridad en Cristo
7
Referencias
l Whitc, Mensajes selectos, t. 1, pág. 429.
2 - - - - - - - , El camino a Cristo, pág. 62.
J - - - - - - , Review and Herald, 25 de julio de 1899.
4 - - - - - - , Signs of the Times, 16 de agosto de 1899.
5 - - - - - - , Review and Herald, 22 de noviembre de 1892.
6 Citado por William M. Landeen en Martin Luther's Religious Thought [Pensamiento reli-
gioso de Martín Lutero] (Mountain Vicw, Ca1if., Pacific Press Pub. Assn., !971), págs. 142, 143.
7 White, El ministerio de curación (Mountain View, Calif., Pacific Press Pub. Assn., 1959),
pág. 192.
8 - - - - - - , Testimonios para los ministros, pág. 367.
9 - - - - - - , Mensajes selectos, t. 1, pág. 429.
10 - - - - - - , Los hechos de los apóstoles (Buenos Aires, Asoc. Casa Editora Sudameri-
cana, 1977), pág. 439.
Una nueva criatura
8
E
n casi todas partes de la sociedad occidental se acostum-
bra que cuando una mujer se casa, cambia de nombre.
En cierto sentido ella llega a ser una nueva persona.
Cuando un pecador se casa con Cristo, él también se transforma
en una nueva persona. "De modo que si alguno está en Cristo,
nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son he-
chas nuevas" (2 Cor. 5: 17). Esta es la base sobre la cual Dios
puede aceptar y contar como justo al pecador, y tratarlo como
tal, aunque ha prometido solemnemente: "Yo no justificaré al ·
impío" (Exo. 23: 7), y ''el que justifica al impío, y el que conde-
na al justo, ambos son igualmente abominables a Jehová" (Prov.
17: 15).
La justificación no está basada en el trato de Dios con el "viejo
pecador". El viejo pecador ha muerto. En el servicio del santua-
rio del Antiguo Testamento, la muerte figurada del pecador se
simbolizaba por el animal sacrificial muerto. Así como el ani-
mal del sacrificio moría simbólicamente por el pecador del Anti-
guo Testamento, así también Cristo murió literalmente por ti y
por mí. "Cristo ha padecido por nosotros en la carne" (1 Ped.
4: 1). Y el pecador, justificado por fe, ha muerto al pecado (véa-
se Rom. 6: 2).
Pablo dice que ''la ley se enseñorea del hombre entre tanto
que éste vive" (Rom. 7: 1). Su jurisdicción cesa con la muerte
de la persona ''porque el que ha muerto, ha sido justificado del
pecado" (Rom. 6: 7), y por lo tanto, de la ley que exigía su vida.
Las exigencias de la ley violada han sido satisfechas por la muer-
te de Cristo por el pecador arrepentido y la crucifixión del viejo
yo carnal.
Después de la muerte del viejo hombre de pecado, nace una
nueva persona en respuesta a los esfuerzos del Espíritu Santo me-
65
66 JUSTIFICADOS
Referencias
1 White, Review and Herald, 22 de noviembre de 1892.
2 ------,Mensajes selectos, t. 1, págs. 428, 429.
3 - - - - - - , El discurso maestro de Jesucristo, pág. 96.
4 - - - - - - , Los hechos de Jos apóstoles, pág. 465.
5 - - - - - - , Palabras de vida del gran Maestro (Buenos Aires, Asoc. Casa Editora Su-
dameriana, 1977), pág. 112; (ed. PP, pág. 127).
6 F. F. Bruce, Paul: Apostle ofthe Heart Set Free [Pablo: apóstol del corazón liberado] (Grand
Rapids, Wm. B. Eerdmans Pub. Co., 1977), págs. 199, 200.
7 R. Jamieson, A. Fausset, y D. Brown, Commentary on the Whole Bible [Comentario de
toda la Biblia] (Grand Rapids, Zondervan Pub. House), sobre Juan 3: 3.
8 SDA Bible Commentary, t. 6, Comentarios de Elena G. de Whitc, pág. 1070.
9 James Buchanan, The Doctrine of Justification [La doctrina de la justificación] (Grand
Rapids, Baker Book House, 1978; primera publicación en 1867), pág. 402.
El fruto
de la justificación
9
nes están conectados con Dios son fragantes con acciones de amor
y de bondad" .6
Dios nos acepta bondadosamente, coloca a cada creyente en
la relación correcta, vital, con El, y esto produce una respuesta
de amor en el pecador salvado. La aceptación de Cristo estimula
los poderes de la mente y del cuerpo del creyente, y da como re-
sultado el cumplimiento de la voluntad de Dios en la vida diaria.
Genera en la mente y en el corazón de la persona convertida un
deseo de creer lo que Dios dice, de aceptar lo que Dios ofrece,
y de hacer cualquier cosa que Dios desee, en gozosa obediencia.
Natanael Emmons dice: "La obediencia a Dios es la evidencia
más infalible del amor sincero y supremo hacia El" .7
Cuando la mente comprende más y más la profundidad del
amor de Dios, crece también en el conocimiento y la compren-
sión. Por lo tanto la persona convertida gradualmente pondrá
su vida en conformidad con la voluntad de Dios de acuerdo con
su conocimiento. Pero en su disposición para ejemplificar elEvan-
gelio, el cristiano depende constantemente de la gracia y del po-
der sustentador de Cristo. El apóstol Pablo lo expresó bien cuando
dijo: "Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús pa-
ra buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que
anduviésemos en ellas" (Efe. 2: 10). Y una comentadora inspi-
rada dice que la "comprensión [de la persona justificada] está
bajo el dominio del Espíritu Santo y su carácter se modela de
acuerdo con la semejanza divina" .8
Pensemos en un hogar con hijos. Los padres están ansiosos
de que crezcan física, espiritual, social y mentalmente. En con-
cordancia con esto, quieren que les vaya bien en la escuela y que
tengan buenas notas. Al final de un período lectivo, un hijo trae
a casa un boletín de calificaciones que no es tan bueno como es-
peraban sus padres. Estos muestran su insatisfacción. Durante
todo el período siguiente, los padres ponen a prueba a este hijo.
Tiene que irle bien, o por lo menos mejor que el período ante-
rior para merecer la aprobación y la aceptación de sus padres.
Una postura tal de los padres podría ser desastrosa. Al vivir
en tales condiciones, los niños tienden a ponerse irritables y a
experimentar temor y estrés constantes. En tales circunstancias,
aun los niños mentalmente alertas, plenamente capaces de tra-
bajar como para obtener buenas notas, a menudo fracasan y no
76 JUSTIFICADOS
Referencias
1 White, Review and Herald, 4 de junio de 1895.
2 Ibíd., 4 de noviembre de 1890.
3 ------,Palabras de vida del gran Maestro, ed. ACES, pág. 110; ed. PP, pág. 124.
4 - - - - - - , Patriarcas y profetas, pág. 389.
5 SDA Bible Commentary, t. 6, Comentarios de Elena G. de White, pág. 1073.
6 White, Review and Herald, 2 de enero de 1879.
7 Frank S. Meade, The Encyclopedia of Religious Quotations, [Enciclopedia de citas religio-
sas] (Westwood, N. J., Fleming H. Revell Co., 1965), pág. 320.
8 White, Mensajes selectos, t. 1, pág. 459.
9 Lucher's Works [Obras de Lutero] (Filadelfia, Fortress Press, 1958), t. 35, pág. 367, 371.
10 John Calvin, Institutes [Instituciones], Libro Ill, cap. XVI, sec. l.
11 Manuscrito de Elena G. de White, No. 8a, 1888, en A. V. Olson, Through Crisis to Vic-
tory [A través de las crisis hacia la victoria) (Washington, D. C., Review and Herald Pub. Assn.,
1966), pág. 272.
La insuficiencia
de las buenas obras
10
Referencias
1 White, Review and Herald, 3 de septiembre de 1889.
2 ____ __.:_, El Deseado de todas las gentes, pág. 26.
3 - - - - - - , Review and Herald, 7 de agosto de 1894 (La cursiva es de los editores).
4 Manuscrito de Elena G. de White No. 15, 1886, en Olson, Through Crisis to Victory, pág.
162.
LA INSUFICIENCIA DE LAS BUENAS OBRAS 87
Referencias
1 White, Patriarcas y profetas, pág. 60.
2Ibíd., pág. 59.
3 ------,Palabras de vida del gran Maestro, ed. ACES, pág. 104; ed. PP, pág. 117,
118.
4 - - - - - - , Patriarcas y profetas, pág. 59.
5 - - - - - - , Testimonios para los ministros, págs. 77, 78.
6 - - - - - - , Testimonies, t. 6, pág. 60.
7 ------,Mensajes selectos, t. 1, pág. 422.
8 - - - - - - , Patriarcas y profetas, pág. 60.
9 Ibíd., pág. 60.
10 ------,Palabras de vida del gran Maestro, ed. ACES, pág. 104; ed. PP, pág. 118.
11 - - - - - - , Patriarcas y profetas, págs. 59, 60.
Contemplemos
a Jesús
12
D
urante el viaje desde el Mar Rojo a Edom, en una oca-
sión serpientes venenosas molestaron a los israelitas
(véase Núm. 21: 4-9). Las serpientes mordieron a nu-
merosas personas, y muchos murieron. En su dificultad, clama-
ron a Moisés pidiendo ayuda. Moisés habló con Dios, y Dios le
dijo que hiciera una serpiente de bronce y la pusiera sobre un
asta en el medio del campamento. Luego le dijo a Moisés que
instruyera a las personas que habían sido mordidas por las ser-
pientes que miraran a la serpiente de bronce. Al mirarla serían
sanados.
Moisés transmitió la orden de Dios al pueblo, y cuando las
víctimas de las mordeduras de serpiente miraban a la serpiente
de bronce, se sanaban realmente. Los que rehusaron mirar mu-
rieron por su incredulidad y por su negativa a seguir las instruc-
ciones de Dios.
Todos hemos sido mordidos por la serpiente antigua (véase
Apoc. 12: 9; 20: 2). Estamos infectados con el veneno que nos
causará la muerte eterna a menos que miremos a Jesús para ser
sanados. Jesús le dijo a Nicodemo en su visita nocturna: "Y co-
mo Moisés levantó la serpiente en el desierto, así es necesario que
el Hijo del Hombre sea levantado, para que todo aquel que en
él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna" (Juan 3: 14, 15).
El apóstol dice: "Puestos los ojos en Jesús, el autor y consuma-
dor de la fe" (Heb. 12: 2).
Como cristianos escogemos centrar nuestra mirada en Jesús,
así como lo hicieron con la serpiente de bronce los israelitas mor-
didos por las serpientes ardientes. No les hubiera hecho ningún
94
CONTEMPLEMOS A JESUS 95
bien a los israelitas mirarse a sí mismos para ver cuán bien esta-
ban resistiendo los efectos del veneno. Así también, no nos hará
ningún bien ni a usted ni a mí mirarnos a nosotros mismos para
ver cuán bien estamos resistiendo y venciendo la tentación a pe-
car. Además de cosechar finalmente la muerte eterna, los segui-
dores de Jesús que se miran a sí mismos en lugar de mirar a su
Salvador enfrentan dos posibles consecuencias: o se tornan fari-
saicos o están constantemente desanimados al observar cuán le-
jos están de asemejarse a su Maestro.
Los fariseos en los días de Jesús sabían que eran moralmente
respetables. Presuntuosamente creían que su respetabilidad éti-
ca los salvaría. En relación con esto sería bueno recordar que
el único mal que aqueja a la iglesia de Laodicea es el engaño de
sí misma. Los miembros piensan: "Soy rico, y me he enriqueci-
do, y de ninguna cosa tengo necesidad"; pero el Testigo fiel y
verdadero dice: "No sabes que tú eres un desventurado, misera-
ble, pobre, ciego y desnudo"(Apoc. 3: 17).
En el templo, los ojos del fariseo estaban centrados en sí mis-
mo; los del publicano en Dios (véase Luc. 18: 9-14). El fariseo
veía el cielo como una corporación donde su vida buena y respe-
table le había ganado considerables dividendos. Estaba esperan-
do recoger lo que había ganado. El publicano, por el otro lado,
veía a Dios como lo que realmente es: "fuego consumidor" (Heb.
12: 29) para el pecado y para los pecadores. El sabía que sólo
la gracia de Dios podía perdonarlo, purificarlo y hacerlo apto
para vivir con Dios, quien es "llamas eternas" (lsa. 33: 14). De
esta forma el publicano "descendió a su casa justificado antes
que el otro" (Luc. 18: 14).
Los que se miran constantemente a sí mismos perderán su es-
peranza cristiana y terminarán renunciando a su fe. Hay muchos
cristianos profesos que temen no ser salvados nunca. Algunos
de ellos se encuentran en nuestra propia iglesia. Elena G. de White
dijo: "Muchos de los que buscan sinceramente la santidad de co-
razón y la pureza de vida, parecen perplejos y desanimados. Es-
tán constantemente observándose y lamentando su falta de fe;
y como no tienen fe, creen que no pueden reclamar la bendición
de Dios ... Miran por encima de la sencillez de la verdadera fe
y así acarrean gran oscuridad a sus almas. Deberían apartar la
mente de sí mismos, espaciarse en la misericordia y la bondad
96 JUSTIFICADOS
Referencias
1 White, Mensajes para los jóvenes, pág. 109. Elena de White también declara: "El pecado
más incurable es el orgullo y la presunción. Estos defectos impiden todo crecimiento" (Joyas
de Jos testimonios, t. 3, págs. 183, 184).
2 - - - - - - , Mensajes selectos, t. 2, pág. 37.
3 ------,Testimonies, t. 2, pág. 549.
4 - - - - - - , Los hechos de los Apóstoles, pág. 173.
5 - - - - - - , Mensajes selectos, t. 1, pág. 300.
6 - - - - - - , Review and Herald, 23 de diciembre de 1890.
7 Arnold V. Wallenkampf, New by the Spirit [Nuevo por el Espíritu] (Mountain View, Ca-
lif., Pacific Press Pub. Assn., 1978), págs. 104, 105.
8 White, El Deseado de todas las gentes, pág. 269 (La cursiva es de los editores).
9 Ibíd., pág. 78.
Justificación
y santificación:
distintas,
pero nunca separadas
13
E
1 término santificación no es una expresión oportuna
cuando se utiliza en contraposición con la justificación
por la fe. En el pensamiento teológico posterior a la Re-
forma, denota un proceso de desarrollo del carácter, o el resul-
tado de esa experiencia que culmina en el logro final de la madu-
rez cristiana.
Por otro lado, en la Biblia, las palabras griegas traducidas
generalmente como "santificar" podrían traducirse más acerta-
damente como "dedicar" o "consagrar" a Dios. Una persona
santificada ha hecho un compromiso con Dios y permanece en
ese compromiso. Esto está ejemplificado en Hebreos 10: 10, que
dice: "En esa voluntad somos santificados mediante la ofrenda
del cuerpo de Jesucristo hecha una vez para siempre". El SDA
Bible Commentary [Comentario bíblico adventista] comenta acer-
ca de este texto: "El griego enfatiza la idea de que fuimos santi-
ficados y ahora estamos en un estado de santificación. La
santificación se ve aquí, no en el aspecto de un proceso conti-
nuo ... sino en términos del cambio original del pecado a la san-
tidad, y como una continuación de ese estado" . 1 En otras
palabras, en la Biblia una persona santificada está dedicada o
consagrada al servicio de Dios y permanece en ese estado de en-
101
102 JUSTIFICADOS
y aun a" Jehová de los ejércitos" (Isa. 8: 13). Job santificó a sus
hijos (véase Job 1: 5). En las versiones modernas de la Biblia en
estos pasajesse utilizan otros términos o frases en lugar de san-
tificar.
El significado bíblico de santificar y santificación en ningu-
na manera niega la importante doctrina teológica de la santifi-
cación como un proceso continuo de crecimiento espiritual y ético
a lo largo de la vida. La Biblia apoya sólidamente esta doctrina,
pero utiliza generalmente otros términos para describirla. La Bi-
blia puede hablar de los cristianos como hijos de Dios que están
creciendo diariamente hacia una semejanza mayor con Cristo.
Este crecimiento en la gracia no permite estancamientos. Como
dice Juan: "Amados, ahora somos hijos de Dios, y aún no se
ha manifestado lo que hemos de ser; pero sabemos que cuando
él se manifieste, seremos semejantes a él, porque le veremos tal
como él es. Y todo aquel que tiene esta esperanza en él, se puri-
fica a sí mismo, así como él es puro" (1 Juan 3: 2, 3).
Podría titularse "Santificación" al sexto capítulo de Roma-
nos. Pero los términos santificar y santificación no aparecen en
este capítulo. Su tema es el nacimiento en el reino de Dios tal
como lo simboliza el bautismo. Luego del nacimiento en el reino
de Dios, sigue la obediencia a Cristo, con la victoria sobre el pe-
cado. La victoria sobre el pecado es una parte del crecimiento
en la gracia, o la santificación teológica.
En este capítulo de Romanos, Pablo deja en claro que no debe
haber desobediencia voluntaria -o pecado en el proceso de la
santificación teológica- sino obediencia. Lo expresa de esta ma-
nera: "No reine, pues, el pecado en vuestro cuerpo mortal, de
modo que lo obedezcáis en sus concupiscencias; ni tampoco pre-
sentéis vuestros miembros al pecado como instrumentos de ini-
quidad, sino presentaos vosotros mismos a Dios como vivos de
entre los muertos, y vuestros miembros a Dios como instrumen-
tos de justicia" (Rom. 6: 12,13). Idealmente, ésta será nuestra
experiencia ya que estamos "muertos al pecado, pero vivos para
Dios en Cristo Jesús" (vers. 11). Así, el apóstol Pablo presenta
en Romanos 6 una experiencia cristiana viva, que abarca tanto
la justificación por la fe y su secuela lógica, llamada teológica-
mente santificación. El no las separa, las une. El se desliza suave-
mente de la justificación por la fe a la santificación teológica.
JUSTIFICACION Y SANTIFICACION 105
Referencias
1 SDA Bible Commentary, t. 7, pág. 460.
2 Kittel, Theological Dictionary of the New Testament, t. 1, pág. 107.
3 Philip Schaff, Creeds of Christendom [Los credos del cristianismo] (Grand Rapids, Baker
Book House, 1966), t. 2, pág. 94.
4 Buchanan, The Doctrine of Justification, pág. 265.
5 Citado en Klaus Bockmühl, "Christianity has a Moral Backbone" [El cristianismo tiene una
médula moral], Christianity Today, 6 de octubre de 1978, pág. 55.
6 White, El Deseado de todas las gentes, pág. 509.
7 Calvino, Institutes, t. 3, cap. xvi, sec. l.
8 A Harmonyofthe Westminster Presbyterian Standards [Una armonía de las normas pres-
biterianas de Westminster] (Richmond, Va., John Knox Press, 1958), pág. 90.
9 Karl Barth, Church Dogmatics [Estudios dogmáticos de la iglesia] (Edinburgo, T. & T.
Clark, 1958) t. 4, parte 2, pág. 503.
10 /bid.
11 White, Señales de Jos tiempos, 3 de noviembre de 1890.
12 SDA Bible Commentary, t. 6, Comentarios de Elena G. de White, pág. 1072.
Entre Escila
y Caribdis
14
E
n su largo viaje desde Troya, Ulises, de la mitología grie-
ga, debía navegar el estrecho de Messina. Del lado ita-
liano del estrecho estaba la roca Escila. Los antiguos
marineros griegos personificaban este promontorio como un
monstruo de casi cuatro metros de alto, con seis cabezas sobre
largos cuellos parecidos a serpientes, y cada cabeza tenía tres hi-
leras de dientes como los de un tiburón que arrebatarían y devo-
rarían a los marineros incautos. Del ládo siciliano estaba el
remolino Caribdis. Se lo personificaba como un monstruo que
bebía enormes cantidades de agua y que la arrojaba tres veces
al día. Succionaría hasta la muerte a los marinos que se acerca-
ran demasiado. Para navegar por este peligroso pasaje era esen-
cial que Ulises dirigiera su barco siguiendo un curso seguro,
porque si no, él, su barco, y sus marineros serían succionados
hacia una tumba de agua por acercarse demasiado al remolino
Caribdis, o serían devorados por el monstruo Escila. A pesar de
la vigilancia de Ulises, Escila devoró a seis de sus marineros.
Este dilema clásico ilustra a menudo la vida. Al estar vigilantes
ante un peligro a menudo nos acercamos demasiado a otro, o su-
cumbimos a él. El paso seguro casi nunca se encuentra fácilmente.
En el área de la persuasión mental o de la convicción religio-
sa, nuestro curso como cristianos se encuentra constantemente
entre Escila y Caribdis. El cristiano debe navegar entre ellega-
lismo, una aceptación teórica y formal de la Palabra escrita, con
una observancia meticulosa de la ética cristiana; y el libertinaje
o la antinomia emocional, una sensación pretendidamente cáli-
da de unidad con Jesús mientras que se hace caso omiso de la
110
ENTRE ESCILA Y CARIBDIS 111
Referencias
1 White, Review and Herald, 22 de noviembre de 1892.
2 ------,Mensajes selectos, t. 1, pág. 442.
3 ------,El conflicto de los siglos, págs. 583, 584.
4 ------,Mensajes selectos, t. !, pág. 448.
5 ------,El ministerio de la bondad (Bs.As., Asoc. Casa Editora Sudamericana, 1976),
pág. 332.
6 Luther's Works, t. 27, pág. 48. Para un comentario moderno de este problema, véase Die-
tri eh Bonhoeffcr, The Cost of Discipleship [El costo del discipulado] (Nueva York, Macmillan
Co., 1966).
7 Luther's Works, t. 27, pág. 127.
8 White, Signs of the Times, 16 de junio de 1890.
La justificación
y el juicio
15
T
anto en el Antiguo Testamento como en el Nuevo se
destaca el juicio. Jesús mismo en varias ocasiones enfa-
tizó el momento en que Dios escudriñará la obra de
cada persona (véase Mat. 10: 15; 11: 24; 12: 36, 41, 42; Luc. 11:
31, 32; Juan 5: 28, 29). También subrayó la certeza del juicio
en la parábola del hombre sin el vestido de bodas (véase Mat.
22: 1-14), en la de los talentos (véase Mat. 25: 14-40), en la de
las ovejas y los cabritos (véase Mat. 25: 31-46), y en otras. No
hay incertidumbre en las enseñanzas de Jesús en cuanto a un jui-
cio final en el cual cada persona recibirá su justa recompensa.
Los apóstoles también presentaron la certeza de un juicio fu-
turo (véase Hech. 10: 42; Sant. 2: 13; 2 Ped. 2: 4, 9; 1 Juan 4:
17; Jud. 6).
Pablo, el ardiente pregonero de la salvación por la fe mediante
la gracia gratuita de Dios, no veía ningún conflicto entre la sal-
vación por la gracia y un juicio. Repetidamente enseñó la certe-
za de un juicio tanto para pecadores como para santos (véase
Hech. 17: 31; Rom. 14: 10; 1 Cor. 3: 3-15; 2 Cor. 5: 10; Heb.
9: 27). En Romanos 3 introduce la enseñanza de la justificación
por la fe sólo después de haber mostrado, en los capítulos 1 y
2, que todos los hombres son pecadores y que enfrentarán un
juicio final.
El teólogo Herman Ridderbos dice acerca de esto: "La idea
de un juicio divino final es fundamental en todas las Escrituras
y Pablo apela a ella en tantas formas y lo da como una realidad
(véase, por ejemplo, Rom. 3: 6), que es inconcebible que al pro-
clamar la justificación por la fe como el contenido del Evange-
117
118 JUSTIFICADOS
el fin (véase Col. 1: 23; Mat. 24: 13). Los tales no están en tela
de juicio. Jesús nos asegura: "De cierto, de cierto os digo: El
que oye mi palabra, y cree al que me envió, tiene vida eterna;
y no vendrá a condenación, mas ha pasado de muerte a vida"
(Juan 5: 24).
Pero Dios necesita esta auditoría para probar ante todo el uni-
verso que sus caminos y su accionar siempre han sido justos y
rectos. Muchos de los redimidos que duermen en sus tumbas du-
rante esta auditoría fueron considerados indignos de vida mien-
tras estaban en la tierra y fueron martirizados. Durante largos
siglos han clamado simbólicamente "a gran voz, diciendo: ¿Hasta
cuándo, Señor, santo y verdadero, no juzgas y vengas nuestra
sangre en los que moran en la tierra?" (Apoc. 6: 10). En esta
auditoría sus reputaciones serán limpiadas ante todo el univer-
so. Sus registros mostrarán que no eran impíos pecadores dig-
nos de muerte, sino santos de Dios y dignos de la salvación. En
esta forma esta auditoría vindicará las acciones de Dios y su ca-
rácter ante el universo. Justificará o condenará a cada profeso
seguidor de Cristo (véase Mat. 12: 36, 37). Por esta razón aun
los registros de los redimidos permanecen hasta este juicio/audi-
toría preadvenimiento.
El ritual del santuario judío ilustra cómo trata Dios el peca-
do. Tan pronto como se cometía un pecado, se registraba sim-
bólicamente en el santuario. Jeremías dijo que se escribía en "los
cuernos de sus altares" (Jer. 17: 1). La sangre del animal sacrifi-
cado era untada en los cuernos del altar de los sacrificios o en
el altar del incienso, para indicar que los pecados escritos en los
cuernos de los altares habían sido expiados por la sangre derra-
mada. La sangre expresaba "el deseo" del pecador arrepentido
"de ser perdonado mediante la fe en un Redentor" como lo ex-
presa Elena G. de White en la página 472 de El conflicto de los
siglos. En lo concerniente al pecador arrepentido, su pecado con-
fesado era así borrado (véase lsa. 43: 25; 44: 22), separado o qui-
tado de sí "cuanto está lejos el oriente del occidente" (Sal. 103:
12). Era arrojado "en lo profundo del mar" (Miq. 7: 19) cuan-
do se arrepentía y confesaba su pecado.
Todo lo que hacemos, pensamos o sentimos se anota en los
registros del cielo (véase Dan. 7: 10; Apoc. 20: 12; Ecl. 12: 14)
así como se escribían los pecados de Israel "en los cuernos de
LA JUSTIFICACION Y EL JUICIO 125
!ación de fe, es una auditoría que verifica que sus deudas de pe-
cado han sido completamente pagadas. Su recibo de completa
expiación de cada pecado cometido es la muerte de Cristo en el
Calvario. Para aquellos que permanecieron fieles a Cristo, esta
auditoría/juicio no es de mayor preocupación que una auditoría
por cuentas para las cuales tienen todos los recibos de pago. En
realidad, la mayoría de las personas a quienes se las está investi-
gando están durmiendo el sueño de la muerte. Pero antes que
los redimidos fueran a dormir tenían la bendita certeza que to-
das sus deudas de pecado habían sido cubiertas.
Para los elegidos de Dios que estén vivos durante esta audi-
toría, éste será un día de gran regocijo. Su derecho a la salva-
ción será declarado en ese día delante de todo el universo.
Desafortunadamente, algunos cristianos vislumbran esta audi-
toría/juicio con temor y terror. A muchos personajes bíblicos,
la idea del juicio final les traía consuelo. La razón de esto es que
los judíos veían a los jueces como ayudadores, libertadores, y
defensores más que como castigadores del crimen. El libro de
Jueces ilustra esto.
''La clave del significado de la palabra hebrea para jueces pue-
de encontrarse en el capítulo 2: 16 [del libro de los Jueces]: 'Y
Jehová levantó jueces que los librasen de mano de los que les
despojaban'. Los jueces eran principalmente los 'salvadores' o
'Ji bertadores' del pueblo de sus enemigos". 8
El salmista expresa reiteradamente su deseo de ser juzgado
por Dios porque él veía ·a Dios como su ayudador y su defensor.
(Véase Sal. 7: 8; 9: 8; 10: 17, 18; 26: 1; 35: 24; 43: 1; 54: 1.) Los
creyentes en la Palabra de Dios sabían que Dios -su Juez-
pondría en orden todas las cosas. De esta manera "la hora de
su juicio" (Apoc. 14: 7) para ellos era un día de alegría y gozo
indecible.
Además de verificar el pago de sus deudas de pecado, y de
darles el derecho a la vida eterna, este juicio investigador tam-
bién determinará las recompensas específicas, lo que comenta-
remos en el próximo capítulo.
La redención tiene dos fases. Esto lo indica la palabra griega
apolútrosis, que significa redención o liberación. Hace referen-
cia al perdón de los pecados que recibimos cuando venimos a Jesús
y lo proclamamos nuestro Salvador. Esto se ve claramente en tex-
128 JUSTIFICADOS
Referencias
1 Herman Ridderbos, Paul: An Outline of his Theology [Pablo, un bosquejo de su teolo-
gía], John DeWitt, trad. (Grand Rapids, Wm. B. Eerdmans Pub. Co., 1975), pág. 179.
2 White, Joyas de los testimonios, t. 2, págs. 176, 177.
3 ------,Patriarcas y profetas, págs. 150, 151.
4 Ibíd., pág. 55.
5 ------,El conflicto de los siglos, págs. 535, 541.
6 -----,Primeros escritos (Mountain View, Ca1if., Pacific Pres Pub. Assn., 1962),
pág. 37.
7 ------,Palabras de vida del gran Maestro, ed. ACES, pág. 107, ed. PP, pág. 121.
8 Arthur E. Cundall, Judges and Ruth [Jueces y Rut] (Downers Grave, Ill., Intervarsity Press,
1968), pág. 15.
9 Véase Kittel, Theological Dictionary of the New Testament, t. 4, pág. 353.
10 Véase White, El conflicto de los siglos, págs. 724-728.
11 ------,El camino a Cristo, pág. 59.
La salvación
y las recompensas
16
J
esús dice: "Porque el Hijo del Hombre vendrá en la glo-
ria de su Padre con sus ángeles, y entonces pagará a cada
uno conforme a sus obras" (Mat. 16: 27), mientras quePa-
blo dice: "Porque por gracia sois salvos por medio de la fe;
y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para
que nadie se gloríe" (Efe. 2: 8, 9).
¿Contradice el apóstol Pablo a Jesús al decir que la salva-
ción es un don gratuito de la gracia de Dios, mientras que Jesús
parece decir que cada persona será recompensada de acuerdo con
sus obras? ¿Somos justificados y salvos por fe o por obras?
Cuando pensamos que la recompensa de la que habla Jesús
en Mateo 16: 27 es la salvación, confundimos el tema y en con-
secuencia no llegamos a descubrir la base de nuestra salvación.
La salvación no es una recompensa; la salvación es un don de
la gracia gratuita de Dios. Jesús mismo mostró esto muy clara-
mente.
El lo enseñó magistralmente en varias parábolas, como por
ejemplo en la del vestido de bodas (Mat. 22: 1-14). El vestido
de bodas que daba derecho a los invitados a asistir a la boda era
un regalo del rey. Jesús también presentó la salvación como un
regalo del amor de su Padre en la parábola del fariseo y el publi-
cano (véase Luc. 18: 9-14); en la parábola de los siervos en la
viña (véase Mat. 20: 1-16); y en la parábola del hijo pródigo (véase
Luc. 15: 11-24).
130
LA SAL VACION Y LAS RECOMPENSAS 131
Referencias
1 Véase William Barclay, The Letter to the Romans [La carta a los romanos], ed. rev. (Fila-
delfia, The Westminster Press, 1975), págs. 91, 92 ..
2 Comentario bíblico adventista, t. 5, Comentarios de Elena G. de White, pág. 1104.
3 White, Review and Herald, ¡o de julio del890.
4 E. P. Sanders, Paul and Palestinian Judaism [Pablo y el judaísmo palestino) (Filadelfia,
Fortress Press, 1977), pág. 516.
136 JUSTIFICADOS
5 Kelsey Van Kipp, "The Price of a Kingdom"[EI precio de un reino], Guide, 20 de septiem-
bre de 1978.
6 White, Signs of the Times, 5 de septiembre de 1892.
7 Jbíd., 30 de mayo de 1895.
8 George Ladd, A Theology of the New Testament [Una teología del Nuevo Testamento]
(Grand Rapids, Wm. B. Eerdmans, 1974), pág. 566.
9 White, Palabras de vida del gran Maestro, ed. ACES, pág. 256; ed. PP, pág. 297.
J O - - - - - - , Testimonios para Jos ministros, pág. 147.
11 ------,Joyas de los testimonios, t. 1, pág. 522.
12 Willliam Barclay, The Mind of St. Paul [La mente de San Pablo] (Nueva York, Harper
& Row, 1958), pág. 169.
La perfección
• •
cnstiana
17
E
n la parábola de los talentos (Mat. 25: 14-30) el Maes-
tro dio el mismo elogio al siervo de dos talentos que le
presentó cuatro talentos, como al siervo de cinco talentos
que le trajo diez. Ambos habían hecho igualmente bien; habían
duplicado su capital inicial. Ambos habían sido fieles en su ma-
yordomía.
Podemos ser igualmente aceptables a la vista de Dios y reci-
bir el mismo elogio, aunque no todos somos iguales, tal como
lo señala esta parábola. En realidad Dios no espera que todos
sus hijos sean iguales; El espera que los miembros de su iglesia
sean diferentes. "La iglesia es su jardín, adornado con una va-
riedad de árboles, plantas y flores. El no espera que el hisopo
asuma las proporciones de un cedro, ni que el olivo alcance la
altura de la palmera majestuosa" . 1 Tampoco espera que todos
sus siervos sean igualmente productivos. Ellos variarán en la can-
tidad de fruto que llevan, así como varió el número de talentos
que los dos siervos fieles presentaron a su señor.
En nuestro hogar de Nueva Inglaterra teníamos muchas flo-
res diferentes. Pero ellas no tenían un propósito utilitario. No
podían ser comidas como las zanahorias, las remolachas o los
pepinos que cultivábamos en nuestra huerta. Su único propósito
era impartir alegría a los que las miraban. Indudablemente hay
miembros en la iglesia de Dios que parecen no contribuir nada
al bien colectivo de la iglesia. La tarea de ellos puede consistir
sólo en alegrar los corazones de algún cansado viajero de la vi-
da, como lo hacían nuestras flores.
En nuestra vida y en nuestro servicio a Dios, nuestra actitud
137
138 JUSTIFICADOS
Referencias
1 White, El evangelismo, pág. 77
2 Luther's Works, t. 14, pág. 289.
3 En la página 207 de Mente, carácter y personalidad (Buenos Aires, Asociación Casa Edito-
ra Sudamericana, 1989) Elena de Whitc escribe: "Dios considera más con cuánto amor se traba-
jó que la cantidad lograda".
LA PERFECCION CRISTIANA 147
4 Viktor E. Frankl, Man's Search for Meaning [La búsqueda humana de significación) (Nueva
York, Washington Square Press, Inc. 1967).
5 White, Signs of the Times, 12 de mayo de 1890.
6 ------,Mensajes selectos, t. 3, pág. 147.
7 - - - - - - , El discurso maestro de Jesucristo, pág. 48.
8 - - - - - - , Review and Herald, 23 de febrero de 1892.
9 - - - - - - , Review and Herald, 24 de febrero de 1977.
10 Helmut Thielicke, The Waiting Father [El Padre que espera] (Nueva York, Harper & Row,
1959), pág. 39.
11 White, Mensajes selectos, t. 2, pág. 36.
12 - - - - - , Testimonies, t. 5, pág. 310.
13 - - - - - , Los hechos de los apóstoles, pág. 394.
14-----, Palabras de vida del gran Maestro, ed. ACES, pág. 41; ed. PP, pág. 46.
15 -----,El discurso maestro de Jesucristo, pág. 67.
16 -----,Palabras de vida del gran Maestro, ed. ACES, pág. 43; ed. PP, pág. 47.
17 lbid., ed. ACES, pág. 62; ed. PP, pág. 70.
El gozo y la gloria
de la justificación
por la fe
18
J
ustificación por la fe! ¡Qué dulce pensamiento! Las diferen-
cias han sido vencidas. Las desavenencias han desaparecido.
j La separación ha sido salvada. Paz mental después de años
de ansiedad. ¡Comunión perfecta!
En las relaciones humanas no hay sensación más dulce que
cuando los espíritus que han estado alienados y han acariciado
la enemistad unos contra otros fluyen juntos nuevamente. Se ol-
vida aun la causa de la enemistad.
Esta paz mental no es un planta de invernadero. La paz, co-
mo dice Einar Billing, "no es un tierno tesoro que debemos guar-
dar ansiosamente para protegerlo del mundo, sino ese enorme
poder que nos guarda y en cuya compañía podemos pasar con
seguridad por el mundo; no es un sentimiento perecedero que
viene y se va, sino la realidad segura y objetiva que nos rodea
por donde vayamos, de la cual no podemos escapar en ningún
sentido; no la última, final y más elevada de la vida cristiana,
sino la primera, la fundamental y la más elevada" . 1
La paz mental es verdaderamente el don más exquisito de Dios.
Era el don que debían pedir continuamente a Dios los sacerdo-
tes levitas en favor de su pueblo, de acuerdo con las palabras de
Dios mismo a Moisés (véase Núm. 6: 22-26). Una paz así está
fundada en la comunión y en la unión con Dios. Es "una paz
'a pesar de todo', paz en medio del conflicto. Como el perdón
que trae paz es un acto de Dios recibido y mantenido por fe, o
148
EL GOZO Y LA GLORIA DE LA JUSTIFICACION 149
Referencias
1 Citado en Gustaf Aulen, The Faith of the Christian Church, Erik Wahlstrom, trad. {Fila-
delfia, Muhlenberg Press, 1960), pág. 274.
2 Ibíd.
3 The Interpreter's Bible, t. 2, pág. 174.
4 Pulpit Commentary sobre Números, pág. 57.
S White, El Deseado de todas las gentes, pág. 297.
6 Abraham Kuyper, The Work of the Holy Spirit [La obra del Espíritu Santo] {Grand Ra-
pids, Wm B. Eerdmans Pub. Co., 1975, primera ap;¡rición en traducción al inglés, 1900), pág. 268.
7 John Roy Strock "On Justification by Faith"[Sobre la justificación por la fe], Lutheran
Church Quarterly [Publicación trimestral de la Iglesia Luterana] 17 (1944): 300.
8 White, Review and Herald, 4 de abril de 1893, citado en Arthur G. Daniells, Christ Our
Righteousness [Cristo nuestra justicia] {Washington, D.C., Review and Herald Pub. Assn., 1941),
pág. 73.
Indice
de referencias bíblicas
Génesis 21: 4-9 94
1: 26 115
2: 16, 17 12, 36 Deuteronomio
3: 1-7 16 6: 24 66
3: 8 82
3: 15 35, 151 Jueces
4: 2 88 2: 16 127
4: 4-7 89 5: 23 74
4: 16 90 16: 28 77
22: 17 123
1 Samuel
Exodo 10: 6 67
3: 2 30
20: 19 30 2 Reyes
23: 7 65 4: 38-41 68
24: 17 30
29: 37 103 1 Crónicas
32 38 10:13 122
34: 29-35 100
2 Crónicas
Levítico 6: 36 26
4: 2, 13, 22, 27 22 35: 6 103
6: 1-7 23
11: 44 103 Nehemías
16 119 13: 22 103
20: 7 103
23: 29 119 Job
25: 9, 10 151 1: 5 104
27: 28 103
Salmos
Números 7: 8 127
6: 22-26 148 9: 8 127
INDICE DE REFERENCIAS BIBLICAS 155
3: 28 111 3: 18 99
4: 1, 2, 5 89 5: 10 117
4: 15 22 5: 15 39
4: 25 54 5: 17 15, 65
5: 1 62, 151 5: 19 39, 44
5: 8 39 5: 21 51, 67
5: 10 39, 52 6: 2 41
5: 18 54 8: 12 140
6: 2 65 9: 15 44, 86
6: 3, 6 66 11: 2 57
6: 7 65
6: 11, 12, 13 104 Gálatas
6: 16 13 67
2: 19
6: 23 32, 33, 131
3: 13 67
7: 1 65
4: 4 39
7: 1-3 57
5: 6 114
7: 10 66 73
5: 19-21
8: 1 115, 128, 151
5: 22, 23 72
8:3,4 70
6: 7 42
8: 7 13
6: 14 64, 92
8: 23 128
8: 33, 34 36
8: 34 120 Efesios
9: 30 85 1: 1 103
9: 31, 32 80 1: 4 35
10: 3 80 1: 7 131
12: 3 46 1: 14 128
14: 10 117 2: 1 67, 73
14: 17 53 2: 1-3 14
14: 23 27, 141 2: 8 45, 112
16: 25 35 2: 8, 9 130
2: 10 74, 75, 83
1 Corintios 3: 10 8
1: 2 102, 103 4: 30 128
1: 30 128 5: 25, 29 57
3: 3-15 117 5: 30 60
3: 12-15 134
4: 5 120
Filipenses
4: 9 123
6: 11 102 1: 1 103
7: 19 70 2: 5 15
10: 13 123 2: 6-8 31
15: 51-53 32 2: 8 146
3: 7, 8 143
2 Corintios 4: 3 120
3: 7 85 4: 7 150
158 JUSTIFICADOS
Colosenses Santiago
1: 2 103 1: 17 145
1: 14 91, 128 2: 8-12 120
1: 23 124 2: 13 117
2: 6 107 2: 17, 26 74, 116
3: 23 139 2: 19 46
4: 17 24, 141
2 Tesalonicenses
1: 7, 8 31 1 Pedro
1: 10 151
1 Timoteo 1: 23 15
2: 24 67
1: 12 23
23 4: 1 65
1: 13
4: 17 118
1: 15 12
2: 4 43
2: 14 13 2 Pedro
6: 16 28 1: 4 15
1: 5-7 72
2 Timoteo 1: 10 44
2: 4, 9 117
1: 9 35
2: 19 14
2: 19 123
3: 7 43
Tito
1 Juan
3: 5 80
84, 116 2: 1 120
3: 8
2: 2 39
3: 2, 3 104
Hebreos 3: 4 21' 141
4: 10, 11 152 4: 10 39
4: 16 150 4: 17 117
7: 25 69, 120 5: 12 77, 125, 131
9 151
9: 24 120 Judas
9: 27 117
6 117
10: 10 101
77 24 99
11
11: 4 92
11: 7 77 Apocalipsis
11: 19 123 3: 5 122
11: 32, 33 77 3: 14 81
12: 2 94 3: 17 81, 95
12: 29 30, 95 3: 20 49
13: 5 62 5: 13 128
13: 8 145 6: 10 124
INDICE DE REFERENCIAS BIBLICAS 159
6: 16 32 20: 2 94
12: 9 94 20: 2-4, 6 119
12: 10 67' 121 20: 9, 10 32
13: 8 38 20: 11-14 119
14: 7 119, 127 20: 12 124, 128
14: 13 134 20: 15 120
15: 3, 4 153 22: 17 144