Discover millions of ebooks, audiobooks, and so much more with a free trial

Only $11.99/month after trial. Cancel anytime.

Matrices de paz
Matrices de paz
Matrices de paz
Ebook625 pages8 hours

Matrices de paz

Rating: 0 out of 5 stars

()

Read preview

About this ebook

Este libro brota, crece, florece en medio de múltiples encrucijadas internacionales, nacionales y también de nuestra propia institución, que se vinculan con los estudios de paz y los estudios de género. Los modos en que se dan las relaciones entre mujeres y hombres, junto con otras identidades construidas culturalmente a partir de la diferencia sexual, parecen el elemento basal para comprender la violencia y también para buscar la paz.
LanguageEspañol
Release dateDec 18, 2017
ISBN9786078560202
Matrices de paz

Related to Matrices de paz

Related ebooks

Social Science For You

View More

Related articles

Reviews for Matrices de paz

Rating: 0 out of 5 stars
0 ratings

0 ratings0 reviews

What did you think?

Tap to rate

Review must be at least 10 words

    Book preview

    Matrices de paz - Bonilla Artigas Editores

    Esta publicación fue realizada con el apoyo del Programa de Innovación Educativa Novus 2016 y la Cátedra UNESCO Ética, Cultura de paz y Derechos Humanos del Tecnológico de Monterrey.

    Los derechos exclusivos de la edición quedan reservados para todos los países de habla hispana. Prohibida la reproducción parcial o total, por cualquier medio conocido o por conocerse, sin el consentimiento por escrito de su legítimo titular de derechos.

    Primera edición producida en coedición entre

    Bonilla Artigas Editores y el Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Monterrey: 2017

    D. R. © Bonilla Artigas Editores S. A. de C. V.

    Hermenegildo Galeana #111,

    Col. Barrio del Niño Jesús, C. P. 14080

    Ciudad de México.

    editorial@libreriabonilla.com.mx

    www.libreriabonilla.com.mx

    El Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Monterrey

    Calle del Puente No. Exterior 222 Colonia Ejidos de Huipulco Localidad

    Tlalpan Municipio Tlalpan Estado Ciudad de México México CP. 14380.

    Coordinación editorial: Bonilla Artigas Editores

    Diseño de portada: Mariana Guerrero del Cueto

    Ilustración de portada: Virginia Hernández Enríquez, El libro de ellas. Técnica mixta. Material reutilizado.

    ISBN ePub: 978-607-8560-20-2 (Bonilla Artigas Editores)

    Edición para ePub por Bonillas Artigas editores

    Hecho en México.

    Nota del editor: A lo largo del libro hay hipervínculos que nos llevan directamente a páginas web. Aquellos que al cierre de esta edición seguían en funcionamiento están marcadas en color azul y con el hipervínculo funcionando. Cuando el vínculo ya no está en línea, se deja con su dirección completa: , como texto simple, no hipervínculo.

    Contenido

    Prólogo.

    El cuidado de Eirene y de las Horas:

    encrucijadas de los estudios de paz y los de género

    Javier Camargo Castillo y Dora Elvira García-González

    La tragedia de Eirene.

    Repensar la paz desde los estudios de género

    Construir la paz, hacer la guerra.

    La concomitante conformación de estereotipos de género

    Dora Elvira García-González

    Género, feminismo y paz: una revisión léxico-crítica

    Margo Echenberg

    Economía de género y economía de la violencia.

    Notas desde la deconstrucción

    Zenia Yébenes Escardó

    Feminismos en plural:

    una guía de lectura para enriquecer la conversación

    Diana Correa Corrales

    Insumisas a los musos.

    Desde los bordes de la cultura-mundo, re-señas de paz del arte feminista latinoamericano.

    Javier Camargo Castillo e Inés Sáenz Negrete

    Catastro de artistas feministas

    Julia Antivilo

    Misoginia humanista.

    Un estudio político de las mujeres en la tragedia griega

    Juan Dorado

    La agonía de Dike.

    Bordear los límites de la injusticia

    El silencio cómplice: no hablar de género

    Roberto Domínguez Cáceres

    La pedagogía del cuidado:

    un principito ético para una revolución feminista de la cultura

    Javier Camargo Castillo

    El espacio privado y la ética del cuidado:

    una oportunidad para feminizar la paz

    Mayra Rojas Rodríguez

    Resiliencia como violencia de género en la época del Antropoceno

    Judith Ruiz Godoy

    La traición a Eunomía.

    Replantear el buen gobierno en tiempos del capitalismo global

    Las bases culturales de la violencia de género y los procesos de autonomía de las mujeres

    Alethia Fernández de la Reguera Ahedo

    Juventud y género: vulnerabilidad y exclusión como expresión de la violencia social

    Daniela Cerva Cerna

    Desigualdades múltiples y construcción de paz:

    de la injusticia al reconocimiento

    Vivian Natalia Vargas Escobar

    Subsuelos políticos y políticas de género:

    reflexiones desde una experiencia educativa

    Claudia Natalia Camacho Torres

    Globalización y violencia normalizada.

    Las Artes Marciales Mixtas como industria del espectáculo y como expresión de la masculinidad hegemónica

    Alfredo García Galindo y Cirilo Rivera Gómez

    Otras masculinidades son posibles. Comunidad y cultura de paz

    Guitté Hartog y Louisa Greathouse Amador

    Semblanzas

    4ª de forros

    Prólogo.

    El cuidado de Eirene y de las Horas:

    encrucijadas de los estudios de paz y los de género

    Javier Camargo Castillo y Dora Elvira García-González

    Desmadrada entonces me detengo

    ante un estado de cosas demasiado presente:

    ser la descuidada que la cuida

    mientras otros la descuidan por mí.

    Tamara Kamenszain

    To gender is to signal, mask, obscure, suggest, mislead,

    misrecognize, and simplify the uncontainable,

    uncategorizable chaos of desires

    and incommensurabilities characteristic of subjects,

    but energetically contained by society.

    Gender´s job is always to make the subject fit.

    Judith Roof

    La cultura no hace a la gente. La gente hace la cultura.

    Si es verdad que no forma parte de nuestra cultura

    el hecho de que las mujeres sean seres humanos de pleno derecho,

    entonces podemos y debemos cambiar nuestra cultura.

    Chimananda Ngozi Adichie

    Este libro brota, crece, florece en medio de múltiples encrucijadas internacionales, nacionales, y también de nuestra propia institución, que se vinculan con los estudios de paz y los estudios de género. Los modos en que se dan las relaciones entre mujeres y hombres, junto con otras identidades construidas culturalmente a partir de la diferencia sexual, parecen ser el elemento basal para comprender la violencia y también para buscar la paz.

    Muchos son los debates en los que estamos inmersos desde la academia y en el mundo en que vivimos, sobre todo en nuestros contextos que tienen relación con las cuestiones de género y la transformación de la violencia. En medio de tales debates y reflexiones sobre la paz, la guerra y el conflicto, algo que no se suele preguntar es si en algún momento de la historia ha habido paz para las mujeres.¹ María José Guerra hace esta pregunta, recuperando una larga tradición de pensadoras y activistas que mediante sus reflexiones han ido planteando, estableciendo y modificando prejuicios e ideas en torno al género y a los males y violencias que con ellas y sobre ellas se ejercen. Muchas han sido las voces que han señalado las difíciles relaciones de las mujeres con la paz. Carole Pateman por ejemplo, señala que en el contrato social subyace un contrato sexual, en el que mientras los hombres ganan la ciudadanía, a las mujeres se les somete quedando bajo el resguardo de los primeros.² Catharine A. Mackinon por su parte propone que no existen crímenes exclusivamente de guerra, sino también crímenes de paz, para referirse a una violencia ubicua contra las mujeres.³ Más cerca de nuestro contexto Rita Laura Segato concluye que ahora las formas de violencia contra las mujeres no sólo no han desaparecido sino que se han intensificado y son acompañadas por un recrudecimiento de la nueva derecha contra lo que ellos tildan como ideología de género⁴ y que han reforzado las formas patriarcales ancestrales.

    No hay que dudar en decir que no hay postura más ideológica, en el sentido despectivo del término –entendiéndolo como un discurso de control social–, que pensar que el género es una ideología. En este libro se considera al género como una categoría epistemológica, es decir, como una perspectiva de construcción del conocimiento y comprensión de la realidad de la que nadie escapa o se puede substraer, y que da algunas pautas para replantear ideas que se encuentran normalizadas y transformar asuntos prácticos que van desde el cuestionamiento creativo de las relaciones intrapersonales hasta el diseño de instituciones que no funcionen como mafias o logias de poder.

    En México las cifras de violencia directa, estructural o cultural que se cometen contra las mujeres son escalofriantes, y cada año que pasa no parece mejorar.⁵ Durante los últimos diez años (2007-2016) cada cuatro horas se ha asesinado a una mujer.⁶ Asimismo, durante el último año cada 40 minutos ha habido una denuncia por violación.⁷ Y quizás lo más grave es que hay acusaciones y un cuestionamiento internacional al Gobierno mexicano por una falta de compromiso por prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra las mujeres.⁸

    Los gritos de las mujeres organizadas en las manifestaciones: ¡No más! ¡Ni una menos! ¡Todas somos… ¡Nos están matando! ¡Va por todas! ¡Con ropa o sin ropa mi cuerpo no se toca! ¡No fue tu culpa! O bien las voces impresas en carteles o inscritas en los cuerpos marchando como otra forma de recrear la función del arte: ¡Sin miedo! Feminista desde la raíz. ¡Vivas nos queremos! ¡Alto a la lesbofobia! Tengo nostalgia de un mundo sin naciones, de un mundo sin fronteras. Autoamor, semilla de nuestra rebeldía. Defender la alegría, organizar la rabia. ¡No fue suicidio, fue feminicidio! Yo voy a florecer y no a desaparecer. Mata a tu machismo. Aborta al patriarcado. Hasta que la dignidad se haga costumbre.⁹ No son consignas ideológicas. Son el punto de arraigo de toda reflexión que verse sobre la paz: la utopía de vivir una vida libre de violencia;¹⁰ un reclamo por salir de la prehistoria patriarcal de la humanidad;¹¹ un poema coral que habla por su diferencia.¹²

    En México cada vez parece más certero el pensamiento de Gloria Anzaldúa que sostiene críticamente que hay culturas que traicionan a su gente, es decir, hay personas que no sufren sólo un tipo de violencia de manera accidental sino que la misma cultura, en su totalidad, es violenta contra ellas.¹³ Esto urge a la necesidad estratégica de construir identidades híbridas desde las fronteras de los géneros, las clases o las razas, que sean capaces de negociar con sus diferencias, ¹⁴ si se quiere alcanzar algo que podríamos jugar a llamar no paz, ni paces, sino pases: movimientos de rebeldía desde la conciencia del cruce que permitan una resignificación de la explotación, la violencia, la desconfianza.¹⁵ Nos aferramos a nuestras identidades congeladas en roles de género que –para usar algunas expresiones de Gloria Anzaldúa– son como nuestras chanclas viejas favoritas que ya no nos quedan, y por las cuales permanecemos con los brazos cruzados en medio de los puentes en lugar de cruzar.¹⁶ La paz de género más que un desarrollo teórico extenso que se mantenga acotada y fijada en el papel, precisa salir de las sombras, reventar las rutinas y costumbres, aventar los tabúes, deshelar los corazones, cambiar las conciencias.¹⁷

    Así como no hay persona que se pueda extraer automáticamente de las construcciones de género, tampoco hay institución que sea inmune a la violencia contra las mujeres y lo que se considera y sanciona como diferente. Pues, como dice Rita Segato, las propias instituciones tienen género, son patriarcales: el Estado, la Universidad también el deporte lo son.¹⁸ No hay rincón, en un sistema patriarcal, que pueda descansar sin cuestionarse cómo ha llegado a ser lo qué es, cómo puede llegar a ser más justo, cómo puede ser justamente de otra forma. Lo que se mantenga a salvo de esta crítica no está basado en la autoridad sino en el autoritarismo y la incapacidad de pensar, esa manera tan extendida de proceder sin reflexión alguna, dejando permearse por una pléyade de prejuicios desde los que sin juicio alguno se actúa. La complicidad comienza en esas esquinas, donde la conciencia quiere darse vuelta, creer de antemano que todo ha estado y está bien.

    Las escuelas e instituciones educativas tienen una doble responsabilidad desde el papel intermedio que tienen entre lo privado y lo público, como diría Hannah Arendt. Por una parte, deben proteger el mundo que nos ha sido legado, y en contraparte, su razón de ser radica en crear condiciones de hospitalidad y cuidado, tanto para los recién llegados que están formándose en el interior de esas instituciones y tienen el potencial de emprender algo nuevo,¹⁹ como para quienes están en ellas habitando en el diario vivir. Lo anterior, sólo para decir que no es posible querer mantener artificialmente tradiciones si están basadas en la exclusión, así como tampoco se trata de demolerlo todo. Habría que preguntarse por los modos de rescatar lo común y permitir múltiples formas de estar ahí, compartiéndolo, no como simple retórica sino como un acontecimiento que transforme las instituciones en las que estamos viviendo.

    Hablar desde el género como paradigma epistemológico no sólo versa sobre la equidad como punto de fuga dentro de un sistema plagado de desigualdades, ni tampoco se trata de crear objetos de museo para despistados o especialistas. Hablar desde el género –insistimos–, más bien consiste en una invitación a tejer un mundo que no erosione la alteridad²⁰ y ver en el conocimiento, antes que una objetividad única o un instrumento de posicionamiento y de poder, a una comunidad ética que se expresa de diversas maneras y de una forma plural.²¹

    Un parteaguas a nivel mundial en el que entroncan los estudios de paz con los estudios de género –pues antes no había sido contemplada la perspectiva de género ni la participación de las mujeres en la construcción de paz–, fue la Conferencia de Beijing.²² A nivel nacional fue de histórica relevancia la Ley General para la Igualdad entre Mujeres y Hombres, publicada en agosto de 2006.²³ En el ámbito educativo, dicha ley se tradujo en un importante referente para las instituciones de educación superior con la Declaración de la Red Nacional de IES: Caminos para la Equidad de Género,²⁴ que fue firmada por 52 instituciones de educación superior, principalmente públicas, y en donde se señalan algunos ejes en los que se tiene que avanzar en términos de legislación, igualdad de oportunidades, conciliación de vida profesional y vida familiar, estadísticas de género y diagnósticos con perspectiva de género, lenguaje, sensibilización a la comunidad universitaria, estudios de género en la educación superior, combate a la violencia de género en el ámbito laboral y escolar.

    En nuestra institución, el Tecnológico de Monterrey, ha habido múltiples y significativas iniciativas que se han realizado en cada uno de los campus y en distintos puntos de la agenda anteriormente mencionada que, sin embargo, no han logrado articularse completamente en políticas y programas como sería deseable. En este horizonte, es que surge la iniciativa de este libro dentro de un programa de innovación educativa Novus 2016 y en el marco de la Cátedra UNESCO, Ética, Cultura de paz y Derechos Humanos en el Tecnológico de Monterrey. Esta propuesta permitirá comenzar a crear una línea de publicaciones, de trabajos, de investigaciones y apoyo a la docencia con perspectiva de género²⁵ en nuestra institución.

    Hemos elegido el nombre de Matrices de paz para este libro, debido a la pluralidad de sentidos que envuelven a la palabra matriz asociados con la natalidad, la capacidad creadora y generadora de los seres humanos en distintos ámbitos, desde los cuerpos, los números, las instituciones y la escritura, y creemos también que desde otra forma de experimentar el tiempo que a cada generación le ha tocado vivir.²⁶ Asimismo, nos parece propicio con el término matriz desviarnos de algo que comúnmente se suele asociar al término de paz, como sería el término de directriz. En este libro no hay directrices de paz, no hay líneas predeterminadas que haya que seguirse, ni tampoco normas negociadas para resolver algún conflicto. Hay en cambio, elementos para pensar libremente y una invitación dispuesta en el corazón del corazón,²⁷ una mamushka,²⁸ para que en nuestra institución de manera espontánea, empiece la discusión profunda, con nuevas publicaciones en este tema, buscando la transformación desde el género, considerado como paradigma epistemológico.

    Tamara Kamenszain estudia en la poesía de Roberta Iannamico la figura de la mamushka, que resulta pertinente recuperar como una aclaración, en la intersección de los estudios de paz y los estudios de género que se ha querido hacer en este libro. Ya que, si bien lo que señala la escritora argentina se ubica dentro del ámbito de la literatura, explorando algunos autores que le den una nueva vida, profanando la tradición y dando cuenta de lo real sin recurrir a metáforas, aplica también a la parte simbólica en los vínculos entre mujeres y paz, el modo con que conformamos nuestras identidades y la posibilidad de crear algo diferente en nuestras relaciones. Por supuesto, la figura de una mamushka está relacionada con la maternidad, pero al mismo tiempo impide su sacralización ya que las mamushkas tienen la función subversiva de hacer algo nuevo con lo viejo y remiten a aquello que se resiste a quedar atrapado en el estereotipo de la maternidad.²⁹ Esto es fundamental al momento de estudiar la paz y las contribuciones que la mujer ha tenido en el pasado y tiene actualmente, pues no se trata de sacralizar roles como los de mujer-madre-paz, llegando incluso a convertirse, como si fuera poca la carga que tienen ya,³⁰ en una responsabilidad exclusiva de ellas. Las mamushkas, comenta Kamenszain a partir de la poesía de Iannamico, tienen el potencial de dar a luz, por lo que, en lugar de enfatizar la Madre, es una figura que se enfoca en la transmisión.³¹ Todas las mamushkas, tienen una madre dentro porque Madre sólo hay una, y es un elemento común a hombres y mujeres. Nuevamente, queremos enfatizar desde esta figura que proviene de la literatura, la posibilidad de otras identidades, incluso de resistencia y de un rebasamiento del yo autónomo y separado, que desactiva una pedagogía de la crueldad³² a partir de la empatía. Desde las cosas más sencillas dicha empatía va dando a luz a cambios que son casi imperceptibles, que suceden como desviaciones y en las que hay una invitación ética, sin importar el género, aunque partan de lo femenino, a entablar relaciones y crear lo real de otra manera: Una mamushka considera a la cebolla de su misma especie/ no la corta ni la pica/ la pela apenas/ y esa desnudez/ la hace llorar.³³

    En cuanto al enfoque de los estudios de paz, nos parece importante recuperar los avances hechos por la Universidad de Granada, en particular con el trabajo de María Elena Díez Jorge, María Dolores Mirón Pérez y Margarita Sánchez, a quienes seguimos como punto de partida en el diálogo entre la paz y el género.³⁴ En concebir los alcances y pertinencia de este enfoque, paz y género, para la educación fueron decisivos los aportes del Instituto Interuniversitario de Desarrollo Social y Paz (IUDESP) en especial la contribución de Irene Comins.³⁵ De manera radical, en lo teórico y en lo personal, agradecemos a María José Guerra, de la Universidad de la Laguna, por compartirnos su experiencia y conocimiento en torno a la filosofía feminista contemporánea.³⁶

    Los 16 capítulos y un Catastro de artistas feministas que conforman este libro comparten distintos elementos, que como tránsitos y pasillos posibilitan conectarlos y agruparlos de múltiples maneras. Sin embargo, en la edición de este libro decidimos apostar desde su engarce a invocar algo que fuera más allá de lo temático y en cambio remitiera a un telar de intenciones en donde fuera visible el rico cruce de estos dos campos de estudio. Por tal motivo, recuperamos como punta de aguja el estudio de María Dolores Mirón, que ubica a Eirene más allá de una palabra más que la representación de la Paz en su limitada ‘ausencia de la guerra’ o ‘paz negativa’ sino que abarcaba un sistema conceptual y simbólico mucho más amplio, inextricablemente unido a la organización del mundo en todos sus aspectos.³⁷

    Para María Dolores Mirón, el estudio de la diosa Eirene, como personificación de un concepto, permite una comprensión más amplia no sólo de su significado en el mundo griego sino de su estrecho vínculo con las diferencias de género, y podemos agregar, con la modulación de identidades.³⁸

    Nos parece muy interesante de esta red de representaciones y conceptos –o bien imágenes y pensamiento–, el que Eirene formaba parte junto con sus hermanas Dike y Eunomía, de una tríada, las Horas, que son referidas en conjunto en acciones mutuamente dependientes y articuladas, en una urdimbre de sentido y no de manera aislada.³⁹ María Dolores Mirón se detiene a ver la relación de estas tres personificaciones estableciendo su vínculo con la fertilidad y la naturaleza, la reproducción humana, con otras divinidades.⁴⁰ Sin embargo, lo que nos llama más la atención y de ahí que lo tomemos como referente para el orden de los capítulos del libro (que pueden ser vistos como mamushkas que buscan desde su interior dar vida al pensamiento y a la acción) es lo relacionado con sus significados políticos y una tentativa de resignificación de la femineidad y el poder.

    Las Horas también tenían significados políticos, como indica su propio nombre. Dike era la Justicia, entendida como fundamental para la existencia de una vida ordenada y civilizada, en la que los ciudadanos dirimían sus conflictos mediante métodos pacíficos y regulados. Eunomía era el Buen Gobierno о la Buena Ley, que se caracterizaba por el equilibrio ciudadano y la justicia. Eirene, la Paz, era la consecuencia lógica de la justicia y el buen gobierno, al tiempo que posibilitaba la existencia de ambos. Por tanto, eran interdependientes. No hay paz sin justicia y buen gobierno, no hay buen gobierno sin paz y sin justicia, no hay justicia sin paz y buen gobierno.⁴¹

    El significado político de cada una de las Horas, hace que la paz pueda ser vista de una manera más amplia, como un tejido, más que como un hilo suelto, como algo relacionado no solo con la ausencia de guerra sino algo que acompaña la vida. Sin embargo, para agrupar los capítulos del libro bajo su relación con la paz, la justicia y el buen gobierno, hay que tomar conciencia de la relación de la femineidad con el poder. Ya que, si bien la representación de las Horas tiene un carácter pasivo que da estabilidad y permite la vida, y esto en sí mismo no sería un defecto, ya que incluso puede asociarse con la paz positiva entendida como el orden básico que permite el despliegue de la vida. La cuestión se complejiza pues se está reproduciendo la ideología griega al asignar a los hombres el movimiento y la actividad,⁴² y la pasividad a las mujeres. Desde estos presupuestos se construyen las identidades, en donde la paz corresponde al género femenino y la guerra les corresponde a los hombres. En esta misma dirección resulta muy, revelador el argumento que señala que:

    [E]n el mundo griego la mujer era definida como esposa e hija de ciudadanos, no como ciudadana. Ello derivaba de su condición siempre dependiente, sin capacidad de decisión, de un varón libre, dentro de la división de papeles de género de esta sociedad a lo largo de toda su historia [...] El relato de la toma del poder por parte de Zeus supone, por tanto, también el establecimiento de un orden patriarcal, que conlleva el sometimiento de los principios femeninos, destruidos cuando son dañinos, asimilados cuando son positives. Lo femenino carece de dimensión moral, y necesita dirección y control para ser verdaderamente humano, cuando es regulado por la autoridad patriarcal masculina.⁴³

    Dicho lo anterior, recuperamos a Eirene, a Dike, a Eunomía, en su personificación de un tejido que asocia la paz con lo femenino, pero que también denuncia una dominación política, simbólica y práctica de las mujeres y clama por una transformación de las relaciones entre géneros construidas culturalmente.⁴⁴ Paradójicamente, lo que en el mundo griego se acusaba en las Horas y otros conjuntos de diosas como una falta de individualización y una despersonalización, siempre relacionadas con la concepción de la mujer como un ser falto de entidad por sí mismo, y de ahí que tuvieran que aparecer en conjunto.⁴⁵ Esta figura plural actualmente puede ser el lugar para preguntar por lo común. Pensar en esto común significa dejar de pensar en un ideal de autonomía, no pensar en un sujeto aislado y descorporalizado sino en subjetividades que comparten una condición vulnerable irrebasable y compartida. Nos parece así que hay que denunciar la dominación en el sistema patriarcal y vislumbrar el cuidado de las Horas para invitar a una nueva forma de experimentar el tiempo. Esto significa visualizar el umbral de otra temporalidad en el que las divisiones entre paz y guerra, la ciudadanía y la extranjería, los propietarios y los desposeídos puedan fundirse para reconocer una violencia, ya no exclusivamente directa, estructural o cultural que estamos viviendo sino, como señala Byung-Chul Han, una violencia anónima, desubjetivada y sistémica que se oculta como tal porque coincide con la propia sociedad.⁴⁶

    Y como el cuidado no es algo que se encuentre separado del pensar, sino su condición de posibilidad y pertinencia, a lo largo de este libro corren tres hilos entretejidos: pensar la paz desde los estudios de género; pensar las implicaciones que tiene el género para la justicia; pensar el buen gobierno desde el género. Como se había anotado antes, estas tres intenciones no son directrices, no fueron formuladas previamente como un proyecto dividido en etapas y de las cuales ahora recojamos sus resultados. Por el contrario, a riesgo de ser repetitivos, son matrices cuyo poder germinal proviene de cada una de las personas que participaron en este libro. En cada capítulo, habita un querer dar vida que no es un mero proceso reproductivo, es resistencia a la sociedad de la labor, es intento de recuperar la natalidad como la posibilidad de algo nuevo, es salir al encuentro con un lector que quiera escuchar, actuar y usar por cuenta propia lo aquí reunido. Todo esto para repensar la realidad desde otras maneras más inclusivas, más estimulantes y cordiales en un marco en el que la imaginación ha de involucrarse de manera irremediable.

    La tragedia de Eirene. Repensar la paz desde los estudios de género

    Pensar la paz desde el género implica atestiguar un sentido trágico en la relación entre hombres y mujeres en múltiples dimensiones. En este bloque de capítulos se apuesta a la posibilidad de una movilización interior en el lector que desarticule el canto del macho cabrío para abrir otras posibilidades a partir de: una transformación en la forma de concebir los estereotipos vinculados a la paz y a la guerra;I una desarticulación de los prejuicios contra el feminismo a partir de una revisión crítica del léxico;II el acercamiento de la deconstrucción a la cuestión del género y la violencia;III una guía para no simplificar el feminismo y valorar la multiplicidad de sus propuestas;IV una invitación a repensar el arte en su función política y como expresión autobiográfica;V una revelación de la misoginia presente en el legado clásico de las humanidades.VI Eirene conjunta una vida próspera y feliz que ha se ser acompañada de Dike y Eunomía. Ellas viven mutuamente de manera articulada y ordenada como las Horas y las Estaciones, de ahí que, si alguna de ellas se desfasa o fracasa, todo se viene abajo y Eirene sufre las consecuencias malogrando su proyecto. Eirene es dependiente y está sujeta siempre a las vicisitudes de sus hermanas.

    La agonía de Dike. Bordear los límites de la injusticia

    A pesar de una retórica de igualdad de género y la proliferación de discursos que la buscan incluir en el diseño de políticas e instituciones, para muchas identidades no basadas en la heterosexualidad, su habitar cotidiano transcurre en un tiempo de suspenso entre la vida, siempre con miedo a sufrir distintos tipos de violencia, y la muerte física, social, simbólica. La injusticia mata poco a poco a Dike, y su agonía marcada por la anomia o por la ilegalidad social, institucional y política, guía y promueve las violencias de diversa índole. En este trenzado de capítulos, lo anterior nos obliga a preguntarnos cómo el silencio con relación al género involucra cierta complicidad y cómo los dividendos patriarcales están impregnados en la construcción de nuestras narrativas;VII hasta qué punto puede resultar revolucionario de la cultura el feminismo a partir de una pedagogía del cuidado;VIII cómo hombres y mujeres pueden participar en la construcción de culturas de paz como una tarea común;IX por qué una agenda transversal de género adquiere especial relevancia en tiempos del antropoceno.X

    El apuntalamiento que las leyes ejercen sobre las exigencias de carácter ético –y que históricamente dieron lugar a códigos hincados en la ética pública, con los anhelos de evitar la discordia y los problemas entre personas y grupos–, evidencian la articulación de Dike, Eunomía y Eirene. Para la consecución de la plenitud en los asuntos de la ciudad, la presencia de la justicia es imprescindible, como lo defendía Aristóteles en su Política, cuando asentaba que la política pretende encontrar la mejor forma de constituir un Estado para alcanzar lo justo, que es el bien común.⁴⁷ Esta defensa de los intereses comunes expresados en el espacio de la política, salvaguarda las instancias comunales, de ahí que asimismo Cicerón señale con fuerza la búsqueda del bien en las acciones comunitarias para quienes están bajo la tutela de los Estados⁴⁸ que ostentan el buen gobierno. Todos los miembros de la comunidad han de realizar sus acciones políticas con respeto a los demás y en el ánimo de obtener la armonía y la concordia y, en suma, en el ánimo de conseguir la paz, entendiendo por ella, una paz activa propia de los ciudadanos.

    Los elementos valorales y por ende la justicia, apoyada en la ley, garantizan que los gobernantes lleven a cabo sus tareas de manera responsable y, que logren –mediante los recursos con los que cuentan– contribuir al alcance del bien común de manera justa. Las deserciones en torno a lo justo han echado por la borda los empeños ciudadanos del reconocimiento, tan importante y tan ausente en las cuestiones de género. Dado que la exclusión es la marca de la injusticia⁴⁹ y esta exclusión se debe precisamente a que no existe un reconocimiento y, cuando éste no existe, aparece el menosprecio como disensión por las condiciones intersubjetivas de integridad personal.⁵⁰ Cuando el reconocimiento no asoma, surge el menosprecio que destruye la autonomía física y se quebranta algún aspecto de la confianza en mí mismo y en el mundo. El menosprecio confina a las personas a los márgenes de la sociedad y se rompen las posibilidades de solidaridad de trabajo comunal.

    El mecanismo del desprecio⁵¹ tiene que ver con los acontecimientos percibidos como injusticias morales que cancelan dicho reconocimiento social⁵² enmarcado siempre en la valía mutua y comunal.⁵³ Constatar este desprecio violenta el valor de la justicia y la incapacidad de las leyes a reivindicar las dignidades aniquiladas, como sucede en las violencias contra las mujeres. Ellas evidencian la debilidad de un sistema legal que deja de apoyar a las formas de organización sociales y políticas.

    Si el buen gobierno se apoya en principios y valores cuyo origen de carácter moral da lugar a la diada ético-política, entonces, valores tales como la justicia, el bien, la libertad, la igualdad y la prudencia que son valores de carácter ético y por ello deseables, se habrían de acoger en el ámbito político y habrían de enmarcar el modo de proceder de un buen gobierno que además brinde seguridad. La seguridad como otro elemento valoral del buen gobierno garantiza los otros valores deseables –arriba señalados–, por medio de la ley.⁵⁴

    Así, el imperio de la ley es fundamental contra regímenes tiránicos, dictatoriales, autocráticos, patriarcales y misóginos. Las leyes apuntalan la buena conducción del Estado y la relevancia participativa de los ciudadanos que refuerza dicha gestión. Con ello, la participación ciudadana asume como valor a la libertad en tanto no dominación, en una lógica de autogobierno⁵⁵ pero sostenida por la ley y el orden estatal. Si esto se consiguiera con dicha justicia, se resolvería la concordia y la paz, estos como elementos conformadores del bien comunal.

    La traición a Eunomía. Replantear el buen gobierno en tiempos del capitalismo global

    El buen gobierno parece haber sido traicionado en una etapa histórica en la que, frente a la inmensa violencia de la globalización, el gobierno parece ser solamente un remanente incómodo y funcional para la operación de un sistema económico que erosiona las diferencias, deglute la negatividad y fabrica demencialmente exclusiones.

    Una de las grandes preocupaciones humanas, desde los inicios de las organizaciones sociales y políticas, ha sido cómo lograr la armonía entre las personas, las asociaciones, las familias y los pobladores de los más diversos espacios del orbe. La pretensión de fraguar una convivencia sana, pacífica y justa se fue moldeando a partir del establecimiento de principios y normas de organización social y política. Entender lo que significa el buen gobierno es una tarea central para la filosofía política y se soporta en construcciones de una ética comunal. Sin embargo, el trasvase de la terminología del buen gobierno ha sido permeada y colonizada casi por completo por el léxico administrativo y en los estudios de desarrollo, de modo que esa fabricación de exclusiones no es gratuita dada la preeminencia de la tergiversación que ha sufrido el concepto del buen gobierno economicista, que acaba por dominar lo político, destruyendo sus pretensiones y sus bases. Lo político acaba reduciéndose a lo económico y a quienes pretenden el desarrollismo en estos términos economicistas que condicionan los donantes y quienes apoyan dichas formas políticas. Todo acaba formando parte de dicha economía y, la realidad de las mujeres no puede apartarse, sino que queda incluida de manera muy relevante en este economicismo, sea como moneda de cambio, como medio o instrumento. Los efectos de violencia son patentes en estos marcos mentales, carentes de valores éticos.

    La traición de no llevar a cabo las propuestas propias de lo que es el buen gobierno tiene implicaciones comunitarias al romper lazos asociativos y participativos en los asuntos comunes, en tanto previamente se han truncado los elementos cohesionantes situados en los elementos valorales como es la búsqueda de la justicia. El buen gobierno y su historia basa su preocupación en el interés común, que ha buscado defenderse, como se puede apreciar en el mural de Ambroggio Lorenzetti que lleva el nombre de La Alegoría del Buen y del Mal gobierno fechado en el siglo

    XIV,

    y localizado en la Sala de la Paz del Palacio Comunal de Siena en Italia. Esta obra resulta muy relevante porque se sitúa precisamente en el lugar en donde se tomaban las decisiones políticas y –en principio– comunales, de dicha ciudad. El buen gobierno se acompaña de la sabiduría con la justicia vinculada con la paz. En la imagen del mural italiano de Siena, debajo de la justicia aparece la concordia que refleja un sentido de paz, esta última se encuentra en medio de tal justicia y del buen gobierno. La paz expresa la alegría representada por los avatares que llevan a cabo las personas.⁵⁶

    Como decíamos antes, los valores y la relevancia de la justicia y las leyes son centrales para el buen gobierno y la paz. Instaurar la justicia atenta contra los vicios de la codicia, la avaricia, el poder y la vanidad que destruyen cualquier elemento humano y ciudadano. Por ello es que la virtud de los gobernantes implica dos niveles de dominio: por un lado, el de la liberación de los deseos y pulsiones internas y, por el otro, el de las presiones externas de los demás. Con ambas virtudes se robustece la pretensión de cooperación, la solidaridad y la inclusión, todos ellos, conceptos base de la justicia.⁵⁷

    En el entramado de capítulos para plantear la posibilidad de un buen gobierno se indaga acerca de las bases culturales de la violencia de género y los procesos de autonomía de las mujeres;XI la vulnerabilidad y exclusión como expresión de la violencia social en los jóvenes desde una perspectiva de género;XII la construcción de una paz situada frente a las desigualdades múltiples de clase, género y etnicidad;XIII la importancia de incorporar la perspectiva de género en las políticas públicas y su sensibilización en la educación;XIV la comprensión de una masculinidad dominante que en una industria global normaliza la violencia al crear imaginarios de excelencia deportiva, virilidad, éxito o fama;XV el aprendizaje de otros paradigmas políticos para la conformación de otras masculinidades que partan de la comunidad y la humildad.XVI

    La pluralidad de acercamientos expresados en este libro y que se conjuntan a lo largo de las siguientes páginas, constituyen voces variadas que buscan repensar, bucear, resignificar, sondear y plantear matrices de paz. Únicamente mediante el cuidado de Eirene, en unión con sus dos hermanas, –quienes juntas componen a las Horas–, se podrán sortear y surcar con buen puerto las encrucijadas que plantean los estudios –dialécticamente ligados– de paz y género.

    Notas del prólogo


    1. María José Guerra Palmero, Globalización, género y derechos humanos, Conferencia presentada en el Tecnológico de Monterrey, Ciudad de México, 17 enero 2017 [video]. Disponible en: www.youtube.com/watch?time_continue=3559&v=r9foMqrCW_8

    2. Cfr. Carole Pateman, El contrato sexual, (Barcelona: Antrhopos-UAM, 1995).

    3. Cfr. Catharine A. Mackinon, Crímenes de guerra, crímenes de paz, en Stephen Shute y Susan Hurley (Eds.), De los derechos humanos (Madrid: Trotta, 1998).

    4. Rita Laura Segato, La guerra contra las mujeres (Madrid: Traficantes de Sueños, 2016), 15-16.

    5. De acuerdo con el Índice de Brecha Global de Género 2015, México ocupa el puesto 71 de 145 países. Foro Económico Mundial, Global Gender Gap Report 2015. Recuperado de reports.weforum.org/global-gender-gap-report-2015/. Algunos datos que dan cuenta de la magnitud del problema son los siguientes: en términos de violencia directa: 46.1% de las mujeres de 15 años y más ha sufrido algún incidente de violencia por parte de su pareja; las alarmantes cifras de feminicidios (México se encuentra entre los 25 países con mayor tasa y en promedio durante los últimos 15 años se estima que ocurren 5.1 por día) y las cifras de delitos sexuales (cada hora se cometen 68 delitos sexuales en el país). R. Aguilar, Feminicidio en México, Animal Político, (5 de enero, 2016). Recuperado de www.animalpolitico.com/blogueros-lo-que-quiso-decir/2016/01/05/feminicidio-en-mexico/. En una óptica de violencia estructural: el analfabetismo entre mujeres indígenas es de 35.1%; las mujeres ganan 30.5% menos que los varones en ocupaciones industriales; 16.7% menos como comerciantes; y, 15.3% menos como profesionales; el trabajo doméstico no remunerado representa aproximadamente 21.7% del PIB nacional, y 79.5% de esa riqueza la producen mujeres; sólo hay un 4.7% del total de presidentas municipales en todo el país. Y, por último, como muestra de la violencia cultural resaltaría que todavía prevalece la opinión de que está justificado que un hombre agreda a su novia cuando ella decide dejarle; o bien, todos los estereotipos que se reproducen de manera cotidiana en los distintos medios de comunicación e incluso en discursos políticos. Fundación Angélica Fuente, Género e igualdad: análisis y propuestas para la agenda pendiente (enero, 2015). Recuperado de issuu.com/funadacion_af/docs/faflibro_insertoweb

    6. Marcos Muedano, Imparable, el crimen contra las mujeres; cifras del Inegi, Excelsior, Sección Nacional, (22 de octubre, 2016). Disponible en www.excelsior.com.mx/nacional/2017/10/22/1196308

    7. Ernesto Aroche Aguilar, Repunta violencia sexual en 2017: se denuncia más de un caso de violación cada hora, Animal Político (1 de agosto, 2017). Disponible en:www.animalpolitico.com/2017/08/violencia-sexual-2017-violacion/

    8. Redaccion Aristegui Noticias, Policías ejercieron tortura sexual en Atenco para reprimir, no como hecho aislado: peritaje, en Aristegui Noticias (17 de noviembre, 2017), Disponible en aristeguinoticias.com/1711/mexico/policias-ejercieron-tortura-sexual-en-atenco-para-reprimir-no-como-hecho-aislado-peritaje/

    9. Producciones y Milagros Archivo Feminista, Gráficas Feministas algunos carteles, afiches digitales, postales, etc.. Recuperado de www.flickr.com/photos/produccionesymilagros/sets/72157629196365468/

    10. Guerra Palmero, Globalización, género y derechos humanos.

    11. Segato. La guerra contra..., 143.

    12. Pedro Lemebel, Hablo por mi diferencia, en Juan Pablo Shuterland (Ed.), A corazón abierto: geografía literaria de la homosexualidad en Chile (Santiago de Chile: Editorial Suramericana, 2002); Lukas Avendaño, Manifiesto, [video] (23 de Julio 2011). Recuperado de www.youtube.com/watch?v=AwnKh5ho1vU

    13. Gloria Anzaldúa, Los movimientos de rebeldía y las culturas que traicionan en bell Hooks et al. Otras inapropiables. Feminismos desde las fronteras (Madrid: Traficantes de Sueños, 2004), 71-81.

    14. "We have come to realize that we are not alone in our struggles nor separate nor autonomous but that we –white black straight queer female male– are connected and interdependent. We are each accountable for what is happening down the street, south of the border or across the sea. Gloria Anzaldúa Foreword to the Second Edition ¿Qué hacer de aquí y cómo?", en Cherrié Moraga y Gloria Anzaldúa, This bridge called my back. Writings by radical women of color (Nueva York: Kitchen Table Women of Color Press 1983), IV.

    15. Marisa Belausteguigoitia, Borderlands/La Frontera: el feminismo chicano de Gloria Anzaldúa desde las fronteras geoculturales, disciplinarias y pedagógicas, en Debate Feminista, año 20, vol. 40 (octubre, 2009), 164.

    16. Ibid., 162.

    17. Anzaldúa, Foreword..., IV.

    18. Laura Vilche, La primera víctima del mandato de masculinidad es el hombre, sección Ovación, La Capital (22 de agosto de 2017). Recuperado de www.lacapital.com.ar/ovacion/la-primera-victima-del-mandato-masculinidad-es-el-hombre-n1456007.html

    19. Hannah Arendt, La crisis en la educación, en Entre el pasado y el futuro. Ocho ejercicios sobre reflexión política (Barcelona: Ediciones Península, 2016), 269-302.

    20. Byung-Chul Han, La expulsión de lo distinto (Barcelona: Herder, 2017, 10 y ss.).

    21. Fabrizzio Guerrero McManus, Los géneros del saber: feminismo analítico, filosofía de la ciencia y conocimiento científico, INTERdisciplina, vol. 4, núm. 8 (enero-abril, 2016), 57-86. computo.ceiich.unam.mx/webceiich/docs/revis/interV4-N08.pdf

    22. María Elena Díez Jorge y María Dolores Mirón Pérez, Paz y género. Debates y coincidencias sobre un binomio imperfecto, en Francisco Muñoz, Pax Orbis: complejidad y conflictividad de la paz (Granada: Editorial de la Universidad de Granada, 2010). Recuperado de ipaz.ugr.es/wp-content/files/publicaciones/ColeccionEirene/eirene27/eirene27cap4.pdf

    23. Cámara de Diputados del H. Congreso de la Unión. Ley general para la igualdad entre mujeres y hombres. Disponible en www.diputados.gob.mx/LeyesBiblio/pdf/LGIMH_240316.pdf

    24. Programa Universitario de Estudios de Género, Declaración de la Red Nacional de IES: caminos para la Equidad de Género (2009). Recuperado de equidad.pueg.unam.mx/?q=node/2

    25. Ibid.

    26. Francisco Cruces en su texto Matrices culturales: pluralidad, emoción y reconocimiento, recupera la riqueza de la metáfora matriz y el potencial que tiene para pensar la cultura desde el pensamiento de Jesús Martín Barbero. Algunos de los puntos que resultan por demás interesantes para futuras investigaciones sobre la concepción misma de lo que es una cultura de paz, es la visión de cultura como: un sinónimo de pluralidad, entendida como una diversidad irreductible, conflictiva y opaca; una capacidad productiva y no meramente reproductiva que se vincula con lo cotidiano, lo popular que incorpora imágenes y situaciones y no opera por conceptos y generalizaciones; una materialidad que se relaciona con el arraigo modos de sentir, de percibir, de amar, de cocinar, de caminar; y, por último, la alusión a que en materia cultural no todo está sujeto a negociación. Revista Anthropos: Huellas del conocimiento, núm. 219 (2008): 173-179.(dialnet.unirioja.es/servlet/revista?codigo=1121). Asimismo, no es posible eludir la resonancia al pensamiento matríztico de Humberto Maturana que frente a una cultura patriarcal basada en la desconfianza, la jerarquía, la dominación, menciona la posibilidad de recuperar una cultura matríztica que remite al respeto mutuo, la cooperación y por tanto muy contraria a la lucha y la guerra que considera históricamente previa a la patriarcal. Humberto Maturana, Amor y juego. Fundamentos olvidados de lo humano desde el patriarcado a la democracia (Santiago de Chile: Lom Ediciones, 2003). Por último, entre otros acercamientos que muestren la profundidad que el concepto de matriz puede llegar a tener, y que de manera latera quisimos evocar, resalta el de Merleau-Ponty para quien el cuerpo es la matriz de cualquier otro espacio existente. Véase Maya Aguiluz, Matricidad corporal. Pasajes a través de la fenomenología de Maurice Merleau-Ponty, en Rossana Cassigoli (Coord.), Pensar lo femenino. Un itinerario filosófico hacia la alteridad (Barcelona: UNAM-Anthropos Editorial, 2008).

    27. William Shakespeare, Hamlet. Manuel Ángel Conejero y Jenaro Talens (Trads.). 8a ed. Letras Universales. Madrid: Cátedra. Se podría parafrasear la escena señalando que erradicar el patriarcado de nuestros corazones implica dejar de querer poner en su centro a un hombre libre de las pasiones y asumir nuestro ser mamushka compartido.

    28. También conocidas como matrioskas o en algunos lados como muñequitas de madera rusas.

    29. Tamara Kamenszain, Testimoniar sin metáfora. La poesía argentina de los 90, Revista de la Casa de las Américas, núm. 245 (2006). Disponible

    Enjoying the preview?
    Page 1 of 1