Professional Documents
Culture Documents
Lógica del capital y crítica marxista (1)
Una de las cuestiones en las que más se enfrentan las posiciones que defiendo en este blog con
las de muchas organizaciones y autores marxistas es en torno a si existe, o no, una lógica del
capital. En buena parte de la izquierda que, de alguna manera, se referencia en la teoría de Marx,
está difundida la idea de que hablar de una lógica del capital es propio de un marxismo
mecanicista y de derecha, y que equivale a asimilar lo social al comportamiento natural de las
plantas o las bacterias. Uno de los autores que más ha contribuido a consolidar esta visión, al
menos en Argentina, es John Holloway. El objetivo de esta nota es discutir algunas cuestiones
relacionadas con el tema, y comentar las consecuencias políticas que se desprenden del planteo
de la lógica del capital. Dada su extensión, he dividido la nota.
¿Por qué hablamos de una lógica?
Empecemos diciendo que, en términos generales, hablamos de una lógica para significar que
existen ciertos cursos de acción, económicos y sociales, que tienden a establecerse como
consecuencia necesaria
de las relaciones sociales predominantes. Con esto queremos decir que
muchos hechos sociales, que se repiten más o menos regularmente, ocurren según leyes . Esto
es, hay ley cuando podemos establecer que existe una dependencia regular de un hecho social
con respecto a una determinada condición. Por ejemplo, cuando decimos que en la sociedad
capitalista los individuos que no son propietarios de los medios de producción y de cambio, pero
libres de concurrir al mercado, están obligados a intentar vender su fuerza de trabajo a los
capitalistas, estamos estableciendo una relación regular
entre “no propietarios y libres” e “intentar
vender su fuerza de trabajo”.
En otras palabras, la venta de la fuerza de trabajo ocurre según una ley que dice que, en
promedio, los no propietarios de medios de producción están constreñidos a ofrecer su fuerza de
trabajo a cambio de un salario. Subrayamos que se trata de un promedio , ya que la existencia de
esta legalidad es compatible con la irregularidad individual (trabajadores que logran eludir la
necesidad determinada por la desposesión). Como dice Bunge en su libro clásico sobre
causalidad: “Los enunciados legales estadísticos son válidos en situaciones en las cuales hay
diversas alternativas y las excepciones no son más que las alternativas menos frecuentes”
(Causalidad. El principio de causalidad en la ciencia moderna , Buenos Aires, Eudeba, 1961, p.
35). Así, algunos trabajadores pueden preferir caer en el pauperismo; otros logran acceder a un
status de pequeños propietarios de medios de producción, etcétera. Pero a nivel estadístico, se
verifica una relación regular y consistente entre “desposeídos de los medios de producción y
libres” y “obligados a intentar vender su fuerza de trabajo. Por lo cual a nivel teórico puede
explicarse esta conexión como una relación de determinación : bajo el supuesto de que la mayoría
de los seres humanos prefieren trabajar a morirse de hambre, y dado que los medios de
producción son imprescindibles para conseguir medios de consumo, en la sociedad capitalista los
no propietarios de los medios de producción, en promedio deben es una relación de necesidad
poner a la venta su fuerza de trabajo.
1
Rolando Astarita Lógica del capital y crítica marxista (1)
Puede verse entonces que la regularidad social se explica según una legalidad. Para los
marxistas, esta legalidad deriva de una negación que al mismo tiempo es determinación: a un
grupo social le ha sido negada la propiedadposesión de los medios de producción y cambio. Por
eso también esta negación determina (esto es, delimita) a un grupo como una clase social
obligada a vender su fuerza de trabajo. Por lo cual existe una lógica de la explotación
, esto es,
una conexión orgánica , íntima, entre “no propietario de los medios de producción y libre” y una
consecuencia, “intentar vender la fuerza de trabajo” que debe seguirle. La no propiedad es la
razón de esa consecuencia. No estamos ante una relación azarosa y arbitraria, ya que existe una
necesidad lógica entre una situación social y una acción (insistimos, colectiva promedio).
Necesidad aquí es sinónimo de existencia de una razón ; en nuestro ejemplo, hay una razón para
el fenómeno observado. Se trata, además, de una relación de distinto tipo de la que se puede
establecer entre, por ejemplo, “creencias religiosas” y “vender fuerza de trabajo”; o entre
“representaciones simbólicas” y “vender fuerza de trabajo”. Lo cual conecta con las ideas básicas
de la concepción materialista (pero no es un tema a desarrollar aquí).
Pues bien, los que niegan que existe una lógica del capital (esto es, una lógica de la explotación)
están diciendo que no se puede establecer legalidad alguna del tipo de la que hemos analizado.
Pero en este caso los fenómenos sociales, del tipo “los no propietarios intentan vender su fuerza
de trabajo”, terminan siendo “eventos” de contingencia absoluta; el hecho social (“venta de la
fuerza de trabajo”) es opaco o sencillamente incomprensible. En este respecto, valdría tanto
atribuir la razón de la venta de trabajo a la no propiedad de los medios de producción, como a
cualquier otro factor, ya que cualquier explicación sería válida; o ninguna explicación. Pero con
ello, desaparece la posibilidad misma de la crítica.
Lógica del capital
Profundizamos ahora qué es una “lógica del capital”. La expresión alude a las conexiones
internas entre fenómenos sociales que son característicos y regulares en el modo de producción
capitalista. Por caso, hay una conexión interna entre trabajo privado (esto es, basado en la
propiedad privada) – mercado – valor. De la misma manera, hay una vinculación interna entre
valor y dinero; entre valor que se valoriza y trabajo no pagado; entre salarios y ganancias; entre
competencia y concentración del capital; entre reproducción ampliada del capital y distribución de
la riqueza cada vez más desigual; entre interés y ganancia; entre estos y el trabajo no pagado,
etcétera.
Por supuesto, estas relaciones no son mecánicas o lineales. Por caso, si hablamos de la
concentración de la riqueza y el capital, es claro que hubo períodos, en determinados países, en
que la tendencia se debilitó, o no operó; y períodos en que se aceleró. Sin embargo, en el largo
plazo, en el sistema capitalista, la concentración aumentó, así como lo hizo la desigualdad de la
riqueza e ingresos. De lo que se trata entonces es de entender el porqué del fenómeno (puede
verse
aquí
la discusión sobre el libro de Piketty, por caso). Además, el hecho de sostener que
existen relaciones determinadas entre fenómenos, no significa que todas las cuestiones estén
2
Rolando Astarita Lógica del capital y crítica marxista (1)
solucionadas, ni mucho menos. Sí significa que tiene sentido intentar establecerlas y encarar
discusiones científicas en torno a ellas (pero esto es imposible si se niega, “por principio”, la
posibilidad misma de la relación). Por ejemplo, la relación, establecida por Marx, entre aumento
de la productividad y la ley de la tendencia decreciente de la tasa de ganancia, está, en nuestra
opinión, seriamente cuestionada (teorema Okishio; para una discusión, ver
aquí
).
Pero esto no
significa que debamos renunciar a intentar explicar cómo y por qué la tasa de ganancia puede ser
afectada por los cambios de productividad, con el argumento de “no hay que buscar lógica alguna
del capital”.
Por otra parte, es vital comprender que la posibilidad de brindar explicaciones articuladas de los
fenómenos sociales está en el centro de la crítica radical. Al poner en evidencia que determinadas
relaciones se imponen con el carácter de necesidad, la crítica no se queda en la superficie de los
fenómenos. Así, por ejemplo, desde el marxismo, la razón de ser de la ganancia es trabajo no
pagado, lo cual permite afirmar que “la relación capitalista necesariamente es una relación de
explotación”. Esto significa que la relación de explotación no se altera, en lo fundamental, por las
variaciones ocasionales del salario, por ejemplo. O que tampoco se altera por el hecho de que el
capital sea estatal o privado, nacional o extranjero (el reformista de izquierda frunce el ceño). De
esta manera, la relación de necesidad el capital no puede no ser explotador pone en evidencia
los límites de las luchas reivindicativas, salariales y de otro tipo, al interior del sistema capitalista.
Por ejemplo, a medida que se desarrolla una acumulación de tipo extensivo, (baja relación trabajo
vivo/capital fijo),
tienden
(de nuevo, no es mecánico) a aumentar los salarios. Sin embargo,
pasados ciertos umbrales a partir de los cuales se puede ver afectada seriamente la tasa de
rentabilidad, se generan condiciones para que el trabajo humano sea reemplazado por la
maquinaria; o para que el capital busque nuevas fuentes de aprovisionamiento de mano de obra
barata, etcétera. La comprensión de las relaciones entre estos fenómenos (tipo de acumulación,
presión obrera por salarios, afectación de las ganancias, reacción del capital) puede explicarse
teóricamente, y puede seguirse en la dinámica real de la acumulación capitalista. Lo cual no es
argumento para no luchar por salarios o mejoras, pero sí es una razón para preparar
políticamente la superación definitiva del actual modo de producción (volvemos más abajo sobre
esta importante cuestión).
Fenómenos objetivos y sociales, o plantas y bacterias
Una de las objeciones más frecuentes que se ha hecho a la tesis de que existe una lógica del
capital dice que los fenómenos sociales no son asimilables a los fenómenos naturales. Se
sostiene que no existe algo objetivo que pueda llamarse “lógica del capital”, ya que se trata de
una “construcción histórico – simbólica”, y que en todo caso hablar de lógica del capital sería
asimilar la dinámica social al comportamiento de las bacterias, o de las plantas.
Pues bien, empecemos por el tema de lo objetivo. ¿Qué quiere decir que existen leyes sociales
objetivas? ¿Por qué, por ejemplo, los marxistas decimos, en oposición a los teóricos burgueses,
que la ley del valor trabajo es objetiva
? ¿Acaso porque pensamos que la ley del valor trabajo
puede asimilarse a las leyes que rigen el comportamiento de las bacterias o las plantas? La
respuesta es, naturalmente, que no. Cuando decimos que la ley del valor trabajo es objetiva no
3
Rolando Astarita Lógica del capital y crítica marxista (1)
estamos negando que sea un fenómeno social. Tampoco estamos afirmando que la ley determine
el comportamiento de los productores. Lo que decimos es que el comportamiento de los
productores, en promedio, procede de acuerdo a cierta legalidad. Esto significa que la ley
es una
forma o pauta de la determinación los tiempos de trabajo determinan los movimientos
tendenciales de precios, y no un principio que actúa desde fuera (Bunge precisa esta cuestión).
Por eso, la determinación de los precios por los tiempos de trabajo promedio se impone a través
de la acción de seres humanos que tienen conciencia de los precios y los mercados (incluso
aunque no logren explicarse el porqué de muchos fenómenos del mercado). En consecuencia,
cuando afirmamos que la ley del valor es objetiva, no estamos afirmando que se trate de una ley
natural, como las que encontramos en el estudio de las plantas o las bacterias. Simplemente
estamos diciendo que, a pesar de tratarse de una ley social esto es, producto de determinadas
relaciones sociales, no es dominada por los seres humanos.
Tal vez la cuestión pueda entenderse mejor si analizamos el concepto de valor. Cuando Marx
dice que el valor es una propiedad objetiva (y este es todo un punto de discrepancia con los
defensores de la teoría subjetiva del valor) no está significando que se trata de una propiedad
natural de la mercancía. Está diciendo que es una propiedad social
que se ha
objetivado en un
producto; por eso la objetivación no ocurre en el aire, s ino a través de una relación también social,
el mercado, que articula y sanciona los trabajos privados en tanto trabajos sociales . Por esta
razón también la determinación de los precios por los tiempos de trabajo invertidos en la
producción tiende a imponerse a los productores. Al ser el valor una propiedad que se objetiva en
cosas por eso hablamos de relaciones sociales cosificadas los movimientos de los valores
expresados en precios dominan a los productores individuales. Más precisamente, la
competencia realizada por seres humanos con conciencia y representaciones es el mecanismo
específico a través del cual se impone ese carácter objetivo del valor. A través de la competencia
y del impulso a la igualación de la tasa de ganancia entre ramas, se determinan los precios de
producción que actúan como centros de gravitación hacia los cuales tienden los precios de
mercado. Estos atractores surgen a través de las múltiples acciones individuales descoordinadas,
e infinidad de movimientos azarosos, y se imponen con la fuerza de un fenómeno objetivo, pero
que es social. Por ejemplo, si el productor A está empleando en la producción del bien X 10 horas
de trabajo promedio, y en la rama comienza a prevalecer una nueva tecnología que reduce el
tiempo de trabajo a la mitad, A se verá obligado, por la fuerza de la competencia, a adoptar la
nueva tecnología, so pena de desaparecer como productor. Esta constricción operará sobre su
actividad laboral al margen, o por fuera, de sus gustos y preferencias por tal o cual tecnología, o
por tal o cual intensidad de trabajo (y por supuesto, por fuera y al margen de toda otra multitud de
inclinaciones espirituales, convicciones ideológicas, etcétera).
Es claro que esta presión objetiva deriva de ciertas relaciones sociales establecidas, referidas a la
propiedad de los medios de producción y de cambio, y a las formas en que los trabajos se validan
en tanto trabajos sociales. Negar estos procesos hablando de plantas y bacterias es una tontería;
es no comprender el ABC de qué es el mercado, y el capitalismo.
4
Rolando Astarita Lógica del capital y crítica marxista (1)
La tesis de que existen fenómenos sociales y objetivos permite también entender por qué es un
error pretender que la relación capitalista es mera construcción simbólica, como ha argumentado
alguno en oposición a la tesis de la lógica del capital. Es que el capital encierra una relación de
poder (ver
aquí), y este poder no se levantó sobre construcciones simbólicas (aunque estas
pudieron haber incidido), sino sobre un fenómeno más “palpable”: la desposesión de los medios
de producción de campesinos y artesanos, por medio de la violencia, el robo y el saqueo
(cercamientos de tierras comunales, colonialismo, pillaje y robo en la ocupación americana, y un
largo etcétera). Por eso también es un error pensar que las clases sociales son construcciones
discursivas.
5