Professional Documents
Culture Documents
1) reseñar brevemente el libro del psiquiatra e investigador español Julio Sanjuán (2016) y,
utilizando argumentos del libro y argumentos propios,
2) ofrecer una crítica hacia una población específica: los nuevos profesionales de la
psicología dedicados a la psicoterapia.
Las personas que lean el libro encontrarán un autor de pluma pedagógica. Ofrece repasos
históricos, teóricos y metodológicos sobre los dos grandes modelos que abordan la salud
mental:
a) el modelo psicofarmacológico (no biológico, como diferencia el autor entre sus páginas), y
b) el modelo psicosocial.
A su vez, adjunta tablas que resumen una variedad de tópicos, principalmente resultados y
conclusiones de investigaciones diversas sobre las intervenciones psicofarmacológicas y
psicoterapéuticas, textos fundamentales de complemento, así como una «guía escéptica»
para hacer preguntas metodológicas ante la aparición de un nuevo fármaco o psicoterapia.
La exposición didáctica que nos ofrece el autor sobre los fundamentos y desarrollo de cada
modelo, permite apreciar con claridad sendas limitaciones y alcances, de modo que nos
estimula a imaginarnos un puente entre ambos.
Sanjuán sugiere reanalizar el significado de los síntomas (no se refiere a una perspectiva
psicoanalítica, como él mismo aclara) y desde allí fabricar una nueva psicopatología. Se
precisa de un marco de referencia que permita englobar y dar sentido a las emociones y
comportamientos de los pacientes.
Hasta aquí la reseña ofrece una lectura que sirve como repaso, como guía para los
psicoterapeutas y como noticia de lo que está ocurriendo en algunos lugares. Sin embargo, el
libro de Sanjuán puede tener otra lectura. Una más crítica.
Y a todo ello, algo más fundamental: el problema mente-cerebro. Esa es la otra lectura
crítica que se le puede dar al libro de Sanjuán y que, en lo que resta del artículo, se buscará
enfatizar.
El «nudo del mundo» que mencionó Schopenhauer sigue sin ser desanudado. No por eso se
desmerece todos los esfuerzos individuales y colectivos que se vienen realizando. Nuestro
entendimiento avanza. Las grandes preguntas posiblemente son de tal magnitud porque
requieren la intervención de varios campos del conocimiento, de varios profesionales y sus
respectivas prácticas.
Los psicoterapeutas con formación psicológica tienen un compromiso como científicos. Hay
respuestas en las cuales pueden (o deben) contribuir. Sería idóneo que más
psicoterapeutas se dedicaran a sistematizar de manera rigurosa toda aquella
información valiosa a la que tienen acceso. Con esa suma de esfuerzo, quizás avancemos
en entender qué es la mente, y cómo funciona esta díada mente-cerebro. Pero supongamos
que no tienen el interés de dedicarse a la investigación. Quizás prefieran otro de los
compromisos como personas de ciencia: divulgar conocimiento producido por la academia.
Es muy probable que la mayoría de los nuevos psicólogos y psicólogas haga uso de las redes
sociales para difundir sus aprendizajes y reflexiones. Ya sea en forma de post, repost, tweet,
retweet, o un blog personal. En todos los casos, aquellos profesionales respaldan de manera
directa o indirecta el conocimiento que están publicando. ¿Cómo diferenciar sus publicaciones
de aquellas otras sobre salud mental por parte de bloggers, youtubers o influencers sin
formación psicológica? Esto nos recuerda la clásica relación entre la psicología popular y la
psicología académica.
Esta tarea requiere más personas comprometidas con la lectura crítica y la divulgación.
Realizar este trabajo de demarcación permite el crecimiento de la psicología científica (Bunge,
2000) y seguir ganando terrenos en campos donde la pseudociencia puede esparcirse con
facilidad.
En conclusión, el artículo presentó la reseña de un libro (Sanjuán, 2016) que puede contribuir
en la labor del psicoterapeuta, ya sea actualizándolo en sus conocimientos o dándole ideas
para aplicar en su noble labor. Por otro lado, se ofreció otra lectura, más crítica, sobre el
aporte de dicho libro. Esa lectura crítica exhorta a los psicoterapeutas a no descuidar sus
responsabilidades como científicos en la tarea colectiva de seguir desarrollando el campo de
la psicología.
Un apunte final. ¿Cómo puede contribuir a este desarrollo de la psicología, la persona que no
es psicóloga? Muy sencillo; pregúntele a cualquier psicoterapeuta: ¿tratar la mente o tratar el
cerebro? Hágalo pensar, leer y escribir.
Referencias
Bunge, M. (2000). La investigación científica; su estrategia y filosofía. México, D. F.: Siglo XXI
editores.
Lilienfeld, S., Lynn, S., y Lohr, J. (Eds.) (2003). Science and pseudoscience in clinical
psychology. New York: Guilford.
Sanjuán, J. (2016). ¿Tratar la mente o tratar el cerebro?: hacia una integración entre
psicoterapia y psicofármacos. Bilbao: Desclée De Brouwer