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La Psicología Jurídica, planteada desde la perspectiva del Dr.

Fabián Mensías Pabón, no


es solamente un texto más que hace referencia a una materia obligatoria dentro del
pensum de estudios que los alumnos de la Carrera de Derecho de la Facultad de
Jurisprudencia de la Universidad Central del Ecuador deben aprobar; es una herramienta
importante para abogados, jueces y operadores del sistema judicial, ya que contiene un
conjunto de elementos que permiten entender y aplicar conocimientos gravitantes al
momento de determinar conductas que inciden en la valoración de hechos y
comportamientos considerados dentro del ámbito del derecho como materia de su
intervención.
La Psicología y el Derecho se juntan en la Psicología Jurídica, pero antes ya se orientan
en una misma dirección, el “normal” comportamiento humano, lo cual nos lleva a una
aproximación de la normalidad vista desde el individuo y de la sociedad, ámbitos que van
desde el tratamiento particular que realiza la Psicología al amplio y de repercusiones
sociales que realiza el Derecho. El ser humano es un ser social, no puede entenderse ni la
individualidad ni la existencia humana sin la existencia de los otros iguales, la posibilidad
comparativa desde la lógica hace posible la existencia de la unidad y la diversidad;
además de considerar las condiciones gregarias propias del ser humano.
La normalidad social, no es sino parte de las posibilidades de convivencia, esta es
producto de los acuerdos de convivencia social, los cuales o se van formando por la
costumbre o como dicen los contractualistas del Estado, son parte del “pacto social” que
en estado de “civilización” logran los seres humanos para conformar unidades políticas
de convivencia. La normalidad psíquica, (la normalidad individual) es la que permite
constatar que el comportamiento del individuo se apega a las formas de convivencia
social, de allí que las conductas “antisociales” estén ligadas incluso a aquello que suele
denominarse “desadaptación social” (no consideramos aquí los comportamientos
derivados de alteraciones orgánicas, propias del estudio de la psiquiatría). Si la
normalidad del individuo y de la sociedad atiende a criterios que se basan en acuerdos
sobre la convivencia social; estos acuerdos serían entonces la base en la que se asientan
los parámetros de esa normalidad.
Ahora bien, ¿cómo se establecen estos parámetros de normalidad de la convivencia
social?, ¿qué mecanismo obra como determinante de lo que se ha de considerar como lo
normal social?, y dejando de lado aquellos acuerdos o convenios sociales de carácter
comunicacional como el lenguaje y demás formas que permiten la interacción inteligible
entre los seres humanos, serán las reglas de convivencia social, las que marquen el campo
de acción de la normalidad, de allí que las reglas jurídicas tengan un papel preponderante
en el establecimiento de la normalidad social, ya que estas son consideradas generalmente
como normas obligatorias, ya que surgen de la representación de la sociedad y se
legitiman por la organización social y política adoptada por cada sociedad en particular.
Sabido es que la forma de organización jurídico-social, responde al desarrollo de las
fuerzas productivas y a los intereses de las clases dominantes en un momento determinado
de la historia, lo cual nos lleva a que la normalidad social, se impone desde la organización
de la sociedad misma y de los intereses que atiende, con lo cual el comportamiento social
e individual estarían doblemente condicionados a que adopten las formas dominantes, ya
que de un lado las conductas determinadas desde la legalidad como jurídicas, tienen
generalmente sanciones como formas de castigo para quienes las infrinjan, mientras que
el comportamiento individual anormal, debe ser tratado psicológicamente, buscando la
adaptación o readaptación del individuo a las formas conductuales socialmente
aceptables.
De allí la importancia que adquiere la Psicología Jurídica, en esta se resumen dos caras
de una misma moneda: la normalidad, la misma que se presenta como individualidad o
como socialidad, las que a su vez van a tener como referente la sociedad y la cultura de
la que participan, sin olvidar que las relaciones de poder que actúan en la conformación
de esa normalidad, es gravitante al momento de valorar objetivamente los
comportamientos aceptables o no al interior de cada sociedad políticamente organizada
en particular.
En el ámbito específico, la Psicología Jurídica se constituye en un importante auxiliar del
Derecho, a través de la especialización cuyo objetivo específico radica en el estudio del
comportamiento de los diferentes aspectos que tratan quienes se enfrentan con los ámbitos
propios del quehacer jurídico. Desde la psicología criminal de Lombroso se viene
despertando el interés de su estudio científico, al punto que se han desarrollado sendas
asociaciones y organizaciones nacionales e internacionales que hacen de su estudio una
verdadera especialidad dedicada al vínculo entre lo jurídico y lo psicológico,
especialmente en el campo forense que ha logrado establecer prácticas que permiten
vincular el comportamiento individual incluso con la posibilidad de determinar la
capacidad de imputación que viene del derecho a una persona en especial.
Sin embargo, no es en el campo criminal que el vínculo entre Psicología y Derecho se
establece únicamente, dependiendo de la normativa nacional, se generan competencias
en las que los profesionales especializados en psicología jurídica pueden intervenir, ya
sea en la determinación de las condiciones particulares de los actores jurídicos; se
convierten en verdaderos asesores de los órganos judiciales, a través de orientar políticas
propias de su área de intervención; están capacitados para establecer planes y programas
de intervención preventiva, facultativa, de rehabilitación y reintegración de los sujetos
jurídicos, desde puntos de vista que vinculan a la comunidad, el tratamiento penitenciario,
y el individuo específicamente; pueden generar posibilidades educacionales y formativas
a los operadores de justicia en temas propios de la psicología jurídica, a fin de lograr
conocimientos y técnicas útiles en su trabajo profesional; son un gran apoyo al momento
de generar campañas de comunicación preventiva ante el hecho criminal, y en la
orientación de políticas de información orientadas grupos de riego y la población en
general; una importante tarea que cumplen los psicólogos jurídicos está vinculada con la
investigación de la problemática que vincula al Derecho con la Psicología, es decir, con
su propia justificación particular en el ámbito de estas dos disciplinas jurídicas, cuyos
avances junto a otras disciplinas vinculadas al Derecho, hacen posible un tratamiento
integral del hecho jurídico en la sociedad; otra importante actividad en la que se integra
esta disciplina, es la que relaciona a las víctimas del accionar ilegal, la victimología, la
cual ha adquirido una condición particular dentro de la psicología jurídica; y, sin que sea
la última posibilidad de intervención del psicólogo jurídico, la mediación como medio de
solución de controversias es otro campo de importancia.
Derivada del conjunto de competencias otorgadas a la intervención de la Psicología
Jurídica, se han generado temas que van logrando dentro de este campo verdaderas áreas
que van a conformar posibilidades de especialización las cuales se justifican plenamente
y hacen que esta disciplina vaya ganando terreno en la posibilidad de apoyar el rol del
Derecho como medio para el logro de una sana convivencia social; a continuación vamos
a puntualizar estas áreas específicas en las que se justifica el estudio de la disciplina dentro
de la formación profesional del abogado:
a) Psicología Forense: Probablemente la de mayor desarrollo y la primera que logra
justificar la relación entre Psicología y Derecho, ya que esta vincula directamente
al psicólogo jurídico con las actividades propias de la práctica jurídica en y con
los tribunales de justicia, considerando temas como los vínculos del Derecho de
Familia y la complejidad relacional que demanda su tratamiento; los grupos de
riesgo y su realidad específica, tales como menores, mujeres, minorías, etc..; las
relaciones con grandes campos del derecho el Derecho Penal, Civil, Laboral,
etc…; en cada uno de estos ámbitos se encuentra reglada la participación de los
especialistas, por lo que el vínculo abogado-psicólogo jurídico se vuele
determinante en la posibilidad de relacionar la conducta jurídicamente
considerada a través de la normativa legal, con el comportamiento individual de
cada uno de los actores jurídicos.

Sin dejar de lado las posibilidades de que el psicólogo jurídico pueda actuar como
perito, en temas considerados en la normativa y que tienen consecuencias jurídicas
relevantes, tales como la determinación de la capacidad para decidir sobre un
conjunto de actos con consecuencias vinculantes en el ámbito del derecho como
la determinación de género, contratos, y otros que van a generar consecuencias
jurídicas que involucran a más de a quien pronuncia su decisión a la sociedad en
general.

b) Psicología del Testimonio y del Jurado: En este campo la psicología jurídica


desarrolla un conjunto de técnicas que permiten valorar las condiciones especiales
que rodean los comportamientos de quienes por alguna circunstancia tienen que
cumplir con roles de testigo o de jurado (en los sistemas en los cuales se administra
justicia por jurados), dentro de los procedimientos judiciales, a través de los cuales
se pueden establecer características de distintos tipos de personas al momento de
rendir su testimonio , lo cual puede llevar al juzgador a inferir por su
comportamiento la credibilidad o exactitud del testimonio que se rinde; o dentro
de un proceso por jurados se puede establecer la toma de decisiones de los
miembros de un jurado, los distintos grados de influencia que factores de carácter
social o psicológico que van a determinar la toma de decisiones.

c) Psicología Carcelaria o Penitenciaria: Esta atiende a las necesidades del sistema


penitenciario y a las orientaciones de rehabilitación social, sus campos van desde
los estudios de personalidad, temperamento, actitudes y aptitudes, así como de la
posibilidad de establecer los aspectos motivacionales, dinámicos, evolutivos,
etc…, de los privados de la libertad; el tratamiento de estas personas, mantiene un
doble criterio, el entorno en que se desenvuelven y la individualidad, y deberá ser
parte de un programa integral, lo que nos lleva a pensar en la complejidad que
tiene esta área de la psicología jurídica, que en este campo actúa no sola sino con
criterios multidisciplinarios.

Una importante actividad que se ha generalizado en la mayoría de los sistemas


penales del mundo, corresponde a la valoración sicológica de la personalidad
ordenada por Jueces, Tribunales, el Ministerio Público al que deben someterse los
acusados, como antecedente de la sentencia.

d) En algunos países el psicólogo jurídico tiene relación con la formación y acción


de los organismos policiales, encargados de la represión de la delincuencia y del
auxilio de los tribunales de justicia; en este caso se producen actividades que desde
la psicología jurídica ayudan a prevenir, mejorar o incluso tratar patologías
provocadas por esta actividad. En esta dirección, desde la selección y formación
del personal que va a trabajar en la policía, hasta la determinación y tratamiento
individualizado de patologías asociadas a las actividades, son parte de la
psicología, que encuentran en la verticalidad normativa con la que se conforman
estos cuerpos especializados, una relación inmediata con lo jurídico.

e) Victimología: Otro de los campos de gran desarrollo de la psicología jurídica se


asocia al tratamiento de las víctimas de delitos violentos, contra la libertad sexual,
contra las minorías raciales, sexuales, niñez, etc., que hacen necesaria una
intervención terapéutica por parte de la sociedad, para mitigar las consecuencias
de la actividad violenta o delictiva ejercida sobre sobre cada persona en particular,
en este sentido existen países que han generado sendos programas de protección
a víctimas y testigos, en los cuales necesariamente se encuentran vinculados
psicólogos jurídicos, los cuales cumplen funciones que permiten: orientar las
políticas públicas en el tratamiento de víctimas y testigos, atender a las víctimas
en los efectos psicológicos, sociales y jurídicos propios de su condición; atender
y tratar los problemas derivados de la victimización y evitar y atender posibles
nuevas victimizaciones, ya sea en el proceso judicial o en su tratamiento.

Esta rama de la psicología jurídica va a alcanzando importantes desarrollos,


debido a las nuevas formas de ver a la acción jurisdiccional en el mundo, que va
integrando mayores responsabilidades del Estado en el ámbito especialmente de
las consecuencias sociales de acción delictiva y la necesidad de aminorar los
impactos y consecuencias que se producen.

f) La Mediación, como forma de superar los conflictos, es un medio alternativo


reconocido jurídicamente como posibilidad legal de dar por terminado un eventual
choque conflictivo entre dos o más personas; en la formación profesional del
abogado, el reconocer y aplicar técnicas propias de la psicología, para la
superación de conflictos, se constituye probablemente en la herramienta más
significativa al momento de buscar una posibilidad de resolución voluntaria y no
judicial de conflictos. Dentro de las técnicas de solución de conflictos, el lograr la
satisfacción psicológica de los involucrados en un conflicto, demanda el haber
previamente generado el ambiente que lo permita, para lo cual el involucramiento
personal en la decisión de superación del conflicto es un paso que requiere
afirmaciones personales, que permiten que las relaciones de los individuos con la
sociedad tengan características de convivencia cooperativa y pacífica, en el logro
de esas convicciones, la psicología jurídica tiene una importante participación.

Cada día y a nivel mundial se expanden con mucho vigor las fórmulas de solución
pacífica de las controversias, a través de medios alternativos de solución de
controversias, las cuales se aplican en los más diversos ámbitos del derecho (civil,
laboral, penal, comercial, internacional, etc…), dentro de ellas la mediación, en la
que el generar posibilidades que involucran la individualidad y sus derivaciones
psicológicas, son imperativos que conducen a la solución de situaciones
conflictivas por esta vía
La descripción realizada de las relaciones y campos en los que opera la Psicología
Jurídica, no agota el campo de acción de esta rama del saber, sin embargo, como se
mencionó se trata de las aproximaciones más extendidas a nivel mundial en el campo de
su aplicación, en el libro del Dr. Mensías estas se encuentran tratadas a detalle,
adicionalmente el autor nos proporciona un estudio previo acerca de las bases biológicas
del comportamiento psicológico, necesarias para entender que este no es producto del
acaso del destino o de poderes mágicos entregados por terceros al ser humano, sino que
es producto de la evolución del sistema nervioso central, del cual sin llegar a nivel de
especialización, se explicita su organicidad y funcionamiento.
Finalmente, agradezco a Fabián Mensías Pabón, distinguido colega y amigo, por la
deferencia de permitir dirigirme a sus lectores, quienes tienen en sus manos una
importante obra, trabajada no de ahora, sino que es producto de la evolución que desde
su práctica profesional como Psicólogo, así como de su dedicación permanente como
catedrático de la materia y como investigador, nos permite contar con su valioso aporte,
del que varias generaciones de estudiantes de Derecho, especialmente de la Universidad
Central del Ecuador se han podido nutrir.

Dr. Francisco Javier Ribadeneira Suárez

Quito, marzo del 2017

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