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La irrupción de la fantasía en la obra de Pirandello: reflexiones sobre la

realidad-ficción para la concepción del Teatro moderno

Una de las características más sobresalientes de Pirandello, es sin duda su


capacidad de reflexión metateatral, y en el caso de Seis personajes en busca de
autor, la hace por medio de un juego con los niveles de realidad que se desarrolla
durante la obra. En algunas ocasiones, la reflexión sobre esos niveles de realidad se
desborda hasta poner en tela de juicio el plano de realidad de los espectadores, y
las convenciones estéticas, éticas y morales que rigen a la sociedad. Representa
una crítica a las pretensiones realistas de fijar estructuras objetivas para la
representación escénica, que parte del principio de la reproducción exacta de la
realidad, cuando aún en el más logrado caso de realismo esa realidad reproducida
jamás logrará ser un exacto “pedazo de vida” extraído de la realidad, si bien lo vivo
del teatro moderno no radica esencialmente en su apego a las pautas realistas, sino
al carácter crítico y activo que también el realismo supo abordar.1

En esa reflexión metateatral, el mismo Pirandello explaya a través de sus


personajes2, respecto a la creación artística, algunas de sus inquietudes de espíritu.
Alude a los cánones tradicionales del teatro, para criticarlos o refutarlos. Deja en
evidencia la función de quienes componen el teatro: director, actores, Personajes,
incluso el público espectador, por la irrupción de algunos elementos que
transforman el espacio que tradicionalmente le corresponde, situándolo en una
posición más activa, y promoviendo la conciencia crítica. Todos los elementos de
esta obra y la forma en que están dispuestos, ayudan a consolidar ese espacio
teatral que, no obstante la tendencia de alejarse del ilusionismo verista3 en la
representación teatral, busca exponer las crisis sociales y del individuo, en ámbitos
como el lenguaje, la creación artística y la existencia humana.

Si el sentido que alberga esta su obra Seis personajes... tiene que ver con la
concepción del teatro del autor, sería de más interesante reflexionar acerca de ello,
y acaso extraer algunas ideas de este drama que revelen dicha concepción. El
conflicto entre ficción y realidad, la irrupción de la fantasía y el fracaso de
comunicación entre los individuos, son algunos tópicos latentes en esta obra, que

1
Jaime Rest, en su ensayo El Teatro Moderno, hace un recorrido de las tendencias del teatro, desde
la tradición aristotélica hasta el teatro del absurdo. En ese recorrido describe algunas pautas
generales del teatro realista, entre las cuales están los rasgos expositivo-formales y los de
enjuiciamiento crítico. Los primeros se distinguen por hacer un reflejo exacto y preciosista de la
realidad que quiere representar en su nivel físico, y el segundo por tener un efecto de crítica social,
que permita la corrección de los defectos y vicios de la sociedad. pp. 20-24.
2
Siempre que aparezca “personajes” será en referencia a la totalidad del reparto de la obra, mientras
que “Personajes” será únicamente para referirse a los seis (padre, madre, hijastra, hijo, niña y
muchacho).
3
Jaime Rest, El Teatro Moderno.pp.19-26.
van encaminados a la propuesta artística del autor, que atañe a un sentido
existencialista y de reconocimiento de lo absurdo en las estructuras sociales. Por lo
tanto, su propuesta aborda críticamente al Teatro como género artístico.

En lo que respecta a la condición de realidad y ficción de la obra, se pueden


distinguir distintos niveles de realidad: podríamos hablar, por ejemplo, de un primer
plano, en el que situamos a los actores, el director, tramoyista, conserje y todos los
demás papeles propiamente dichos; el espacio es un escenario y el tiempo un día
de ensayo. Hasta aquí, la representación transcurre, podría decirse, en forma lineal,
verosímil, acatando inclusive cierta unidad espacio-temporal aristotélica. Luego, la
entrada de los Personajes, aunque aparentemente en el mismo plano de realidad,
implica ya cierto quiebre con ésta, por la incierta naturaleza de esos seres, de
consistencia distinta a la de los otros personajes. En las acotaciones el autor señala
esa distinción entre los actores y los Personajes, atribuyéndole a estos últimos una
realidad fantástica: “Los Personajes no deberán, por lo tanto, aparecer como
fantasmas, sino como realidades creadas, elaboraciones inalterables de la Fantasía;
y por lo tanto más reales y consistentes que la voluble naturalidad de los Actores”. 4

La irrupción de estos Personajes “fantásticos” (por lo que arriba se cita), en el


primer plano de realidad, representa una importante concepción teatral que tiene
que ver con la no identificación5 de los actores con los personajes, característica
que reafirma lo que antes decíamos, sobre la pretensión de rechazar la ilusión
escénica del realismo. Además, alude a una condición existencial: la inconsistencia
del ser humano, su “voluble naturalidad” que lo hace inaprehensible y caduco
respecto a su personalidad, en contraposición con la inmutabilidad y condición de
eternidad de los personajes productos de la imaginación.

El otro momento en el que advertimos un resquebrajamiento de la realidad, y


que el autor mismo nos lo advierte en el prefacio, es el nacimiento de Madame Paz
en el escenario. Lo trascendente de este hecho, es que el autor explícitamente nos
está diciendo que lo representado en el escenario es una fantasía, y no pretende
hacerlo pasar por real; es decir: está rechazando la verosimilitud como artificio y
engaño para falsificar la realidad. Pirandello, respecto a este acontecimiento de
Madame Paz, nos da su propia opinión:

El nacimiento de una criatura de la fantasía humana, nacimiento que es


el paso del umbral entre la nada y la eternidad, puede ocurrir de golpe,
cuando su gestación responde a una necesidad. Para un drama
imaginado se necesita un personaje que haga o diga algo preciso y

4
Luigi Pirandello, Seis personajes en busca de autor. p. 14. (en la edición digital descrita en la
bibliografía de este trabajo).
5
Jaime Rest describe esta idea como un rasgo fundamental del teatro moderno que servirá para
romper con la “cuarta pared” del realismo, pues se trata de la no identificación de los actores con los
personajes, o sea que el actor no es ajeno a sí mismo ni para con el público, en virtud de que el actor
nunca deja de ser él en el escenario, y de esta manera devuelve al espectador la conciencia de
asumir críticamente la obra y no dejarse llevar por un sentimentalismo adormecedor. Op. cit. pp.40-
43.
necesario; por eso aquel personaje nació, y es eso exactamente lo que
tenía que existir. […] Ha ocurrido un resquebrajamiento, una mutación
inédita en el plano de realidad de la escena, porque un personaje sólo
puede nacer de ese modo en la fantasía del poeta y no sobre las tablas
de un escenario. Sin que nadie se percate, ha cambiado de golpe la
escena: la he vuelto a acoger en ese momento en mi fantasía sin
necesidad de privársela a los espectadores; les he mostrado, en vez del
escenario, pero bajo la imagen del mismo escenario, el acto de creación
de mi fantasía. 6

Quiere enfrentar al espectador con su “verdadera realidad”, por decirlo de


alguna manera, que es la de un espectador frente a una obra de teatro que poco le
interesa contar el drama de la relación incestuosa del padre y la hija, la madre que
sufre y los hijos, sino el paradrama que representan esos Personajes junto con el
director y los actores, quienes además de no representar el drama del conflicto
familiar, tampoco pueden afianzarse a su realidad como actores, actrices y director,
ubicados en ese primer plano de realidad que observamos al comienzo de la obra.

Pirandello nos lleva justamente a esa situación de falta de “suelo firme”, que
atraviesan, consciente o inconscientemente, tanto Personajes, actores y director, y
quizá también, los Actores propiamente dichos (esos hombres materiales,
empíricos) que se encuentran en el teatro realizando un espectáculo, bajo el rol de,
actores de oficio o director, incluso los espectadores formarán parte de ese
espectáculo. Para ejemplificar, utilizaría la imagen de un espiral de tres círculos,
hecho con fichas de dominó: cuando Pirandello derribe desde el centro esa figura,
tumbando la primer ficha, se desencadena el derrumbe, o al menos el tambaleo, de
toda la figura espiral, yendo del primer circulo que representa el plano de realidad
donde se ubican los Personajes, productos de la Fantasía y expuestos tal cual por el
autor; al segundo círculo, correspondiente al plano de realidad verosímil ,en que se
enmarca el drama de la búsqueda de autor de los Personajes, incluyendo a los
actores, directores y demás empleados del teatro, que a su vez creen afianzar la
personalidad ( y por lo tanto su particular forma de existencia) en su capacidad de
representar, que desempeñan en esa comedia llamada, irónicamente, El Juego de
papeles, como en el drama familiar de los Personajes. El tercer y último círculo
corresponde al plano de realidad actual, donde se encuentran el público, y los
actores propiamente dichos, en la medida en que son personas pertenecientes a la
misma realidad empírica de los espectadores.

Y de alguna manera, el mismo hecho puede parecernos inverosímil y


verosímil, pues a pesar de que no es concebible la aparición de un ser de la manera
en que apareció Madame Paz, es completamente aceptable que lo sea en la
imaginación del autor. Teniendo en cuenta que dicha inverosimilitud solo sería
justificable si se mira la obra desde una perspectiva de los cánones del teatro
realista. Sin embargo, con ello se está oponiendo a todo el modelo tradicional del
teatro, oposición que consiste guardar la coherencia y lógica de la representación,
6
Luigi Pirandello. Op. cit. p.9.
pero que engloba un sentido absurdo, justo porque las formas y apariencias del
canon realista, ya no soporta ni puede contener una realidad que se ha vuelto
inaprehensible, cambiante y sin sentido, por la crisis de valores en el plano ético,
artístico y existencial. Hubo ruptura en algunos aspectos expositivos, más no en el
carácter de enjuiciamiento crítico que pretenden hacer tanto el teatro realista como
el del absurdo, en su vertiente existencial no pesimista, como apunta Jaime Rest.7

En todo momento, bajo la estructura realista, Pirandello inmiscuye un sentido


contrario al concepto realista de la representación. Si el realismo, mediante la
representación pretende fijar un “pedazo de vida real” en el escenario, el italiano
demuestra la imposibilidad de lograr ese cometido en términos del realismo. Y lo
hace poniendo el dedo en la llaga de la imperfección del lenguaje, que resulta
insuficiente para lograr una cabal comunicación. Entonces, si ni siquiera es posible
entre los hombres comunicarse todo el cúmulo de experiencias y sentimientos, aún
menos pensable es que alguien pueda representar todo el discurso que supone ser
un personaje, su drama y su existencia:
¡Aquí está todo el daño! ¡En las palabras! Llevamos todos por dentro un
mundo de cosas, en cada uno el suyo propio. ¿Cómo es posible que nos
entendamos, señor, si en las palabras que yo digo incluyo el sentido y el
valor de las cosas tal como yo las considero, mientras quien lo escucha,
las asume inevitablemente con el sentido y el valor que tienen para él,
de acuerdo al mundo que lleva en su interior? Creemos que es posible
entendernos, ¡pero no nos entendemos nunca! 8

La comicidad de que se tilda a esta obra puede tener su justificación en este


punto: la patética imitación que hacen los actores de los personajes para
representar su drama. La sátira /critica tiene su acento en el hecho de que los
actores son incapaces de, primero, comprender el drama que tienen enfrente, y
segundo, reproducirlo; y con ello, el autor se burla de las pretensiones realistas,
evidenciando la ilusión, fabricada mediante mímesis, de estar ante “La Realidad”.
Además de esta crítica, en una conversación con el Padre, el Hijo señala el conflicto
existencial en que recaen los personajes al verse irrepresentables tal como a ellos
les gustaría, sin dejar de ser ellos. Está sugerido así:
¡Ah, sí! ¡Gracias! Pero, ¿todavía no se da cuenta de que no puede
representar esta comedia? Nosotros no estamos dentro de usted, y sus
actores lo ven todo desde fuera. ¿Le parece posible que se viva delante
de un espejo que, a lo más, no satisfecho con devolvernos la imagen de
nuestra misma expresión, nos la devuelva como una mueca
irreconocible de nosotros mismos?9

Esa critica a los actores por su incapacidad para comprender y aun


representar el drama de los personajes, es también dirigida hacia el espectador, se
desborda a ese tercer círculo del espiral que antes refería, y que corresponde al
7
Op.cit. p. 40-48.
8
Luigi Pirandello, Op. cit., p. 19.
9
Idem. p. 42.
espacio en el que se encuentra el público de la “verdadera realidad” nuestra. Los
espectadores son aludidos de la siguiente manera por boca del Director: “«¡Ridículo,
ridículo!» ¿Qué quiere que yo haga si de Francia no vienen más comedias buenas y
nos tenemos que resignar a poner en escena comedias de Pirandello, que nadie
comprende y parecen creadas a propósito para que ni los actores, ni los críticos, ni
el público queden contentos?”.10 Si bien se está refiriendo a la obra de Pirandello
como incomprensible, la crítica también recae sobre los sujetos que son incapaces
de comprenderla.

El reconocimiento de la crítica que plantea la obra, lo lleva a cabo el


espectador desde su butaca, con plena consciencia del papel que representa, pero
que en realidad no representa, sino que en efecto “es” el espectador. La no
identificación que antes mencionábamos, también adquiere un importante aspecto
para lograr que el público no pierda de vista su lugar activo, y no solamente
contemplativo, respecto a la obra. Algunos elementos que constantemente se
encargarán de que el espectador no se pierda a si mismo, por decirlo de alguna
manera, durante el drama, son los “quiebres de realidad”, o planos que
anteriormente tratábamos de identificar, asimismo la caracterización exagerada que
distingue a los Personajes de los Actores, incluso la escenografía que
elementalmente es el escenario mismo, todo ello está funcionando para que de
algún modo, el espectador esté volviendo constantemente sobre sí y pueda forjarse
críticamente una opinión de lo que observa. Commented [A1]:

La falta de pautas fijas que determinen rígidamente una forma de hacer


teatro, la conciencia de relativización del conocimiento, propio de la época posterior
al realismo, la crítica a todos los sistemas de valores, son algunas de las
características del teatro moderno que han prevalecido en las estéticas de las
décadas más recientes. Lo que en esta obra se ha manifestado contundentemente
es la irrupción de la fantasía, para afrontar directamente la idea realista de que en el
teatro se debe representar la realidad exactamente como es. Por el contrario, el
autor nos demuestra que la fantasía impera en lo más hondo de la realidad, y que la
realidad está plagada de eventos inverosímiles y absurdos.

A nivel individual, el ser humano es un universo difícilmente reductible a una


categoría social, o explicable en su totalidad por algún determinismo realista o
naturalista. El ser humano es ante todo indeterminación y contingencia, posibilidad y
volatilidad. El teatro moderno, y las tendencias estéticas en general del siglo XX,
apuntan hacia ese insoslayable sentimiento de orfandad existencial, y también
institucional, en el ámbito artístico al menos. Y la manera en que Pirandello supo
destacar esta condición humana y criticar al las posturas realistas, fue precisamente
poniendo en juego la realidad de la obra: de los personajes, los acontecimientos, a
veces inverosímiles, y la forma, mediante los planos de realidad que hemos
analizado y los elementos que denotan una directa y explicita participación de la

10
Idem. p. 3.
fantasía. Y basta que el hombre no pueda fijar su lugar en el universo para que todo
sea susceptible de ser fantástico e ilusorio, planteándonos así otra forma de hacer
arte y de existir.

Bibliografía:

Rest, Jaime, (1967), El Teatro Moderno, Centro Editor de América Latina,


Argentina.

Pirandello, Luigi, (1925), Seis personajes en busca de autor, Prólogo


Francisco Nieva; disponible en:

[http://biblio3.url.edu.gt/Libros/6%20personajes%20en%20busca%20de%20un%20a
utor.pdf].

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