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SÍNDROME DE BURNOUT

1. DEFINICIÓN

El Síndrome de “Burnout” (SB) o desgaste profesional es una enfermedad que


surge como respuesta extrema al estrés crónico en el ámbito laboral, cuyas
repercusiones afectan de forma negativa a nivel individual y organizacional. La
importancia de diagnosticar el síndrome a tiempo y promover los programas de
actuación es fundamental para la recuperación del trabajador. En 1974, Herbert J.
Freudenberger describió por primera vez los síntomas de agotamiento profesional.
Este lo observaba en los jóvenes que colaboraban en su clínica gratuita de Nueva
York. Los voluntarios trabajaban, sacrificando su propia salud, sin recibir ningún
refuerzo positivo por su trabajo. Tras unos años, éstos mostraron conductas de
cinismo hacia los usuarios que atendían y hacia sus compañeros de trabajo,
perdiendo el idealismo y la simpatía que mostraban en un principio.

2. ABORDAJE

El grupo de trabajadores que se encuentra más susceptible de padecer este


síndrome, es el de los que tienen una implicación personal o una relación constante
y directa con otras personas. Por eso se utiliza el termino con frecuencia para hacer
referencia a los efectos de estrés laboral en los profesionales de salud, la educación
y de los servicios públicos y sociales.

El grupo de profesionales de la salud suele ser el que tiene un mayor nivel de


exposición por su quehacer particular, aquí debemos incluir a médicos, psicólogos,
enfermeros, asistentes sociales y otros profesionales que trabajan en este campo.

3. CAUSAS

Dada la amplia gama de consecuencias o síntomas de la condición, es difícil


establecer un set único de causas para la enfermedad, sin embargo; los estudios
en el campo de la salud y la psicología organizacional han encontrado algunos
factores promotores del burnout que merecen especial atención. A continuación se
presentan los principales. Como un primer agente de riesgo, el síndrome de burnout
está relacionado con actividades laborales que vinculan al trabajador y sus servicios
directamente con clientes, en condiciones en las cuales el contacto con estos es
parte de la naturaleza del trabajo. Esto no significa que no pueda presentarse en
otro tipo de labores, pero en general doctores, enfermeras, consultores,
trabajadores sociales, maestros, vendedores puerta a puerta, encuestadores,
oficiales de cobro y otros muchos oficios y profesiones tienen mayor riesgo de
desarrollar, con el tiempo, la condición.

El síndrome puede presentarse normalmente cuando se dan condiciones tanto a


nivel de la persona (referentes a su tolerancia al estrés y a la frustración, etc.), como
organizacionales (deficiencias en la definición del puesto, ambiente laboral, otros).

En este proceso se distinguen tres fases:

a- Fase de estrés: en la cual se da un desajuste entre las demandas


laborales y los recursos del trabajador.

b- Fase de agotamiento: en la cual se dan respuestas crónicas de


preocupación, tensión, ansiedad y fatiga.

c- Fase de agotamiento defensivo: en la cual se aprecian cambios en la


conducta del trabajador, tales como el cinismo, entre otras muchas de
carácter nocivo.

4. LAS FORMAS DE ANSIEDAD PATOLÓGICA Y NO PATOLÓGICA

La ansiedad se califica como patológica cuando es desproporcionada para la


situación y demasiado prolongada con la consiguiente afectación del individuo, a
nivel personal y social. Respuesta adaptada al estímulo y con la duración
proporcional al mismo. Respuesta exagerada tanto en intensidad como en duración.

La ansiedad no patológica es adaptativa y permite a la persona responder al


estímulo de forma adecuada. Se presenta ante estímulos reales o potenciales (no
imaginarios o inexistentes). La reacción es proporcional cualitativa y
cuantitativamente en tiempo, duración e intensidad.

5. SÍNTOMAS

Cuando se dice que una persona padece de burnout, por lo general, tanto dentro
del ambiente de empresa como a nivel del público ordinario se entiende que esta
sufre de fatiga o está cansada; sin embargo, dicha comprensión tiende a hacerse
en el lenguaje común, por lo que no se dimensiona el serio problema que se
presenta. En realidad, el padecimiento de burnout es más que el cansancio habitual
que puede ser reparado con unos días de descanso, y envuelve una serie de
padecimientos a nivel psicológico, físico, social y también en relación con la
empresa, lo que le da su connotación de síndrome.

Dentro de los daños físicos que pueden padecerse debido al síndrome, se incluyen:
insomnio, deterioro cardiovascular, úlceras, pérdida de peso, dolores musculares,
migrañas, problemas de sueño, desórdenes gastrointestinales, alergias, asma,
fatiga crónica, problemas con los ciclos menstruales o incluso daños a nivel
cerebral. El abuso de sustancias (drogas, fármacos, etc.) y la presencia de
enfermedades psicosomáticas son también signos característicos del síndrome. En
el entorno laboral, la condición afecta, por cuanto es de esperar una disminución en
la calidad o productividad del trabajo, actitud negativa hacia las personas a las que
se les da servicio, deterioro de las relaciones con compañeros, aumento del
absentismo, disminución del sentido de realización, bajo umbral para soportar la
presión y conflictos de todo tipo, entre otros factores.

6. ¿QUE INTERVIENE EN SU VIDA DIARIA?

Sus síntomas más arraigan en el resto de nuestras actividades diarias. La


frustración emergente de estar quemado en el trabajo afecta a nuestra calidad de
vida y puede derivar en otros problemas psicológicos y emocionales e, incluso,
manifestarse físicamente.

Estar quemado afecta a nuestra vida. El principal trastorno que provocará en


nuestras vidas el burnout es el desasosiego. Dado que el trabajo es un importante
pilar de nuestras vidas, es difícil no mostrar una preocupación constante por su mala
marcha. Esta inquietud nos afecta durante todo el día y supone un importante factor
de estrés. Conforme crece el sentimiento de frustración se comienza a desarrollar
problemas de inquietud y ansiedad que merman nuestra calidad de vida.

De igual modo, es difícil de escapar de estas preocupaciones incluso cuando se


necesita descansar. Por ello, el síndrome de burnout acaba por afectar a nuestro
sueño y provoca insomnio. Junto con el insomnio y el estrés, tendemos a aumentar
susceptiblemente nuestra irascibilidad y agresividad, y esto es algo que pagamos
con nuestras relaciones sociales. Así pues, estar quemado en el trabajo puede
acabar por afectar a nuestras relaciones sociales y aumentar la sensación de solitud
y vacío que ya se experimentaba en el trabajo. Todos estos factores pueden acabar
por desencadenar una depresión si no le ponemos freno a tiempo.

En la parte física, la incapacidad para descansar y el aumento de la tensión


muscular generada por el estrés acaba por mermar nuestra fortaleza física. Este
debilitamiento ahonda más aún en nuestra capacidad laboral reducida y supone un
riesgo para nuestra salud del día a día.

7. DIAGNOSTICO

Un diagnóstico de burnout te puede ayudar a tomar medidas suplementarias. Con


frecuencia, las personas suelen sentirse a la vez aliviadas y confusas cuando
escuchan que se les ha diagnosticado un burnout. Desde hacía ya cierto tiempo
estaban observando que les estaba pasando algo, pero no podían determinar qué
era exactamente. Por otro lado, dado que se necesita tiempo para asimilarlo, a
menudo las personas se sienten algo confusas o perturbadas cuando se les
establece un diagnóstico de burnout. A pesar de que cada vez se hable más del
burnout, el diagnóstico de burnout aún no está completamente aceptado
socialmente. Ni siquiera es siempre fácil hablar sobre su diagnóstico de burnout en
cualquier ámbito social.

Por encima de todo, es necesario que una vez que te hayan determinado un
diagnóstico de burnout, tomes las medidas específicas que te ayuden en el
tratamiento de tu diagnóstico de burnout. Al igual que sucede con otras
enfermedades mentales, y teniendo en cuenta que en la mayoría de los casos los
síntomas no van a desaparecer por arte de magia, un diagnóstico de burnout va a
requerir una lucha enérgica y eficaz. A decir verdad, el establecimiento de un
diagnóstico de burnout está vinculado a ciertos hábitos negativos que ya tienes.
Más adelante, el tratamiento de este diagnóstico de burnout va a implicar el hecho
de que cambies tus hábitos negativos.

8. TRATAMIENTO

El contacto social es el antídoto de la naturaleza contra el estrés. La cara y el


corazón están conectados entre sí a través del cerebro, hablar cara a cara con un
buen oyente puede ayudar a calmar rápidamente nuestro sistema nervioso y aliviar
así el estrés.
La persona que escucha no tiene por qué ser capaz de “arreglar” tu estrés; sólo
tiene que ser un buen oyente, alguien que quiera escuchar con atención sin
distraerse o juzgar.

Abrirse a alguien no es ninguna carga. De hecho, la mayoría de los amigos y seres


queridos se sentirán halagados de que confíes en ellos y esto va a fortalecer tu
amistad.

Trata de ser más sociable con tus compañeros de trabajo. Entablar amistad con
personas con las que trabajas, te puede ayudar a amortiguar el agotamiento por el
trabajo.

Si sientes que no tienes a nadie a quien recurrir, nunca es demasiado tarde


para construir nuevas amistades y ampliar tu red social.

9. PLAN DE INTERVENCIÓN DE ENFERMERÍA.

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