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Una religión mal conocida y de gran presencia e

influencia
Por Vicente Jara
Introducción: etimología y definición religiosa
Vudú, o vodún, o vudún, (en inglés voodoo o voodou),
es una palabra que significa “espíritu” en la lengua
Fon y Ewe. Es el vudú una religión oriunda de la costa
atlántica de África. La podemos situar en la
actualidad en los países siguientes: Nigeria, Benín,
Togo y Ghana. El vudú es una religión que practican
distintas tribus como los Ewe, los Fon, los Mina o los
Kabye, que se encuentran en estas regiones antes
mencionadas, así como miembros de países
centroamericanos y suramericanos principalmente,
provenientes de los esclavos africanos llevados a este
continente durante la época de la esclavitud.
El vudú como religión animista
Hemos de precisar que la religión vudú es una religión
animista. Una religión es animista si cree que
entidades no humanas son seres divinos o espíritus, o
al menos participan o son poseedoras de principios o
potencialidades divinas. El animista cree que no hay
separación entre el mundo material y el trascendente,
por lo que rocas, montes, plantas, animales,
fenómenos atmosféricos, y demás entidades
materiales tienen un alma o un espíritu, o manifiestan
a dioses y espíritus de distintas categorías dentro de
la jerarquía trascendente.
Influencia del vudú
El vudú ha sido el origen de muchas otras religiones y
creencias que han surgido en las islas de América en
la zona del Caribe, en regiones del sur de Norte
América, o en Suramérica, como el vudú de Haití, el
vudú de Puerto Rico, el vudú de República
Dominicana, o el vudú de Luisiana. También del vudú
de la hechicería negra, el denominado hoodoo.
Por otro lado, la mezcla sincretista del vudú con el
catolicismo en América tras el descubrimiento o
encuentro de ambos continentes, originó la santería
ya en Cuba, o el candomblé en Brasil, ligando a los
santos católicos con el panteón de dioses africanos,
para mejor protegerse los esclavos africanos allí
llevados durante la esclavitud de los colonizadores
esclavistas, que les prohibieron sus antiguas
prácticas, y así pasar desapercibidas sus creencias.
Y ello sin contar la influencia que ha tenido el vudú en
todas las religiones y creencias tradicionales surgidas
en África y que se extendieron por países como
Angola o Congo.
Algunas aclaraciones: santería, candomblé, kimbanda,
palo mayombe, etc.
La santería es un conglomerado de religiones y
religiosidades de los yorubas de Nigeria con el
catolicismo. Fue llevada a Cuba, Puerto Rico, La
Española, Suramérica y también Nueva Orleans, Miami
o Florida entre otros lugares por los esclavos negros
traídos de aquellas zonas. La inmigración actual de
estos países a Europa he llevado estas creencias a
España, Francia, Alemania, Inglaterra, etc.
En palabras de José Luis Vázquez Borau, miembro de
la RIES y experto en estas religiones africanas y
afroamericanas, la santería “es una mezcla de los
ritos yorubas, pueblo originario de Nigeria, y las
tradiciones de la Iglesia católica, realizada en Cuba y
que hoy está extendida por toda América,
especialmente en Cuba, el Caribe, Haití, Puerto Rico,
Venezuela, Florida de EE.UU., México, unos 300.000 en
Nueva York y por Europa, también en España. En este
sincretismo se puede ver como todas las deidades de
los yoruba adoradas en santería han sido identificadas
con santos católicos.” […] “Hace más de cuatrocientos
años, cuando los comerciantes de esclavos llevaron a
miembros de la tribu yoruba, junto con miembros de
otras tribus, al Nuevo Mundo, fueron forzados a
practicar, en el área de influencia de las coronas
española y portuguesa, el cristianismo en la forma de
catolicismo, obligándoles a aprender español como su
lengua principal. Estaba, por supuesto, prohibido
practicar su religión tradicional así que ocultaron sus
orishas [sus dioses o loas] detrás de los santos y
realizaron una fusión entre los elementos de su
religión ancestral con la de sus amos católicos,
practicando su religión a escondidas. Los yoruba
llevaron con ellos la colorida mitología de su religión
que, tras sufrir una transculturación, se dio a conocer
en Cuba como la Regla de Ocha, y en Brasil como
macumba y candomblé” (Entrevista en el programa
“Conoce las sectas” de Radio María España, 6/12/08).
El candomblé se practica principalmente en Brasil,
pero también se ha extendido desde ahí a Argentina,
Colombia, Panamá, Uruguay o Venezuela. Es animista
y surge a partir de los esclavos africanos traídos a
estas regiones, implantando el culto vudú y de los
orishas (que es más propiamente de las tribus yoruba,
de ahí que su dios sea no tanto Mawu, como en el
vudú africano atlántico, sino Olorum), que se hizo
sincrético con el catolicismo. Tiene mezcla también
de los dioses nkisis del Congo, por lo tanto bebe de
tres fuentes: África atlántica, central y religión
católica. Hoy en día hay un intento de despojar al
candomblé de su rasgo católico, pero es algo que
quizás ya forme parte propia de su culto.
La kimbanda tiene su origen en el curanderismo de
Angola por parte de los médicos sacerdotes de esta
zona africana. Pasó con los esclavos a latinoamérica y
se cambió la fonética ya en umbanda o bien kimbanda.
Se fue mezclando con otras creencias africanas que
están ya diseminadas en latinoamérica y con
tradiciones cristianas, orginando la macumba, que a
veces se identifica con la kimbanda.
El palo mayombe se originó en las tribus bantúes del
Congo y llegó a latinoamérica también, como el resto
de las mencionadas, por los esclavos africanos. Se
hizo sincrética con el catolicismo y se extendió
fuertemente en Cuba desde donde se diseminó por los
países cercanos. La mezcla del espiritismo de Allen
Kardec en el siglo XIX supuso un nuevo giro dentro de
las mezclas que ya tenía.
Kumina, obeah o hoodoo son otras denominaciones
cercanas a la religión Congo, que la tienen como
origen de religiosidades provenientes de esta zona
africana.
Así, el hoodoo es una mezcla de religiones
tradicionales africanas, vudú incluido, catolicismo,
magia europea, satanismo y brujería.
Los dioses del vudú y sus creencias
Los vudú, tal y como hemos mencionado,
etimológicamente son los espíritus, los cuales
gobiernan toda la naturaleza. Sus dioses están muy
jerarquizados y dominan todas las fuerzas de la
naturaleza, las rocas, los árboles, las corrientes de
agua, los lugares, los cruces de los caminos, pero
también los clanes y tribus, las naciones y a las
personas individualmente. Incluso los muertos dentro
de la familia siguen también viviendo con los vivos y
entre los vivos, a los cuales se les puede pedir ayuda y
colaboración. La completa naturalidad con la que el
practicante del vudú se mueve en el mundo que le
rodea y con el que convive le lleva a un continuo trato
de petición e intercesión con los espíritus, de ahí que
haya sido tan fácil la asimilación de estos espíritus
con los santos católicos en la formación de la santería
y otras corrientes similares tal y como hemos dicho
arriba.
En el panteón vudú el dios principal es un dios padre-
madre, andrógino, el dios creador de todo, que tiene
por debajo de sí multitud de dioses menores pero muy
poderosos llamados loas (orishas para los yorubas y la
santería). El dios creador es Mawu, o Nana Buluku, y
sus dioses hijos son los encargados de los distintos
lugares y territorios así como de las distintas
expresiones naturales: animales, mares, ríos, bosques,
etc. El dios creador andrógino tiene dos
manifestaciones o expresiones: como Mawu es el
aspecto femenino, y es la Luna, mientras que como
masculinidad se asocia al Sol y se le denomina Lisa. A
veces ambas expresiones son recogidas en algunas
tradiciones como los hijos gemelos del dios creador.
Otro dios, hijo del creador, es Legba, que actúa como
intermediario entre los demás dioses hermanos suyos
y el dios creador padre-madre. Legba a veces es
presentado como un joven pero en Haití tiene aspecto
de anciano. Otro dios importante es Mami Wata,
encargado de las aguas, o Gu, que regula el hierro y
las armas, Sakpata, el encargado de las
enfermedades, o Eshu el mensajero entre los dioses y
los hombres, mantenedor de las relaciones entre
ambos mundos, y por lo tanto el dios que regula el
orden y la paz.
El paraíso se denomina Guinee o Guinea, lugar donde
moran los dioses, y al cual al morir la persona irá tras
pasar por el último cruce de caminos, donde el dios
Guede habrá de dar o no paso al fallecido.
Los sacerdotes vudú se denominan houngan (si es
hombre) o mambo (si es mujer), y practican sus
creencias en sus templos llamados hounfour. Un bokor
es una hechicero que sirve a los loas con las dos
manos, es decir, que practica tanto la magia
denominada blanca (para sanar y como protección),
como la negra (para hacer enfermar, dañar o dar
muerte).
En sus celebraciones, donde intervienen los dioses
loas, éstos llegan a poseer a los participantes,
manifestando así su presencia, que puede ser
calmada o más agresiva, según el carácter propio del
loa que posea al celebrante.
En tanto que en todo está lo divino, los rituales vudú
están llenos de elementos naturales, plantas y
animales, incluso con sacrificios animales como
oblación a los dioses, y así es su acontecer cotidiano,
en la salud, en la enfermedad, la vida y la muerte. Los
fetiches o talismanes vudú son o bien estatuas o
partes de animales que han sido secadas y que
protegen y ayudan en casos de necesidad,
enfermedad, heridas, o para mantener la salud y el
vigor. Los brujos del vudú (bokor) dicen ser capaces
de hacer hechizos contra enemigos para cumplir una
venganza, pidiendo a los espíritus que sobre una
persona o un grupo caiga la desgracia, el dolor, el
daño o la muerte.
Ética
Recordemos que las bases del animismo son el
naturalismo y el tribalismo. Es por ello que desde su
teología y su panteón de dioses y espíritus
subordinados al dios padre o supremo, su mundo de
los antepasados o ancestros, con características
mágicas y divinas también y en conexión con la
familia, y toda la variedad de curanderos, adivinos,
médiums, sacerdotes, hechiceros y brujos, unido a la
unidad de vida entre lo natural y lo sobrenatural, con
apena línea divisoria, podemos hablar de su código
moral. Es por lo tanto con sus bases religiosas como
se puede entender su ética, la ética del vudú.
La expresión ética de los vuduístas se manifiesta con
reglas morales para mantener la comunidad, una ética
comunitaria de honra y deshonra, generosidad y
codicia, ayuda y solidaridad. Se castiga la difamación,
denigrar a la propia familia, al clan, robar la mujer de
otro o impedir injustamente a alguien cultivar la tierra,
entre otros aspectos, siempre ligados a la naturaleza,
la tribu y la unidad terrestre-celeste.
Antropología
Las partes fundamentales del hombre dentro del vudú
haitiano (por nombrar uno de ellos) son el “corps
cadavre” que es el cuerpo en sí, la sangre y la carne;
el “n´âme”, que es el espíritu de la carne, de tal forma
que permanece cuando el hombre muere, dando aún
forma a su cuerpo, y que irá deshaciéndose conforme
se pudre y pasa a la tierra; otro componente es el “z
´etoile” o espíritu, que no reside curiosamente en el
hombre sino en el cielo, siendo algo así como la
estrella que alumbra y marca su destino; finalmente
están el “ti bon ange” o pequeño buen ángel, y el “gros
bon ange” o gran buen ángel. El “gros bon ange” lo
tienen todos los seres que sienten y se adquiere en el
momento de la concepción, pasando en el momento
de la muerte a dios creador como una energía
indiferenciada; en cambio, el “ti bon ange”, el pequeño
buen ángel, es propio de cada uno, recoge nuestros
conocimientos, acumula nuestras experiencias, es lo
que modela nuestro carácter y forma de ser, y durante
el sueño sale de nuestro cuerpo vagando y tomando
contacto con espíritus, con antepasados, o viajando a
distintos lugares; también en un susto grande puede
saltar del cuerpo y luego volver a él, y puede ser el
objetivo de los hechiceros de magia negra que
intenten robarlo o poseerlo.
Un vudú, distintos vudús
Vista la extensa diseminación del vudú entre
naciones, tribus, clanes y lenguas según la presencia
de los diferentes seguidores de esta religión, podemos
entender que presenta diferentes dioses, rituales,
lenguas, expresiones, cantos y modalidades propias
según sus zonas.
Ya mencionamos antes el vudú africano, el de Haití, el
de Puerto Rico, el vudú de República Dominicana, o el
vudú de Luisiana. Son todos ellos vudú pero presentan
matices diversos. Así, sólo citaremos un poco más en
extenso el primero y el último.
El vudú de Haití presenta elementos sincretistas entre
el vudú africano y el catolicismo. Nace en el siglo XVI
a partir de esclavos negros traídos a la isla de La
Española (hoy Haití y República Dominicana). En su
teología el dios principal es Bondye (buen Dios) y los
dioses inferiores se denominan loas. El dios supremo
está alejado de los hombres y éstos sólo se relacionan
con los loas, nunca con Bondye.
El sincretismo apareció asimilando los loas con los
santos católicos y así protegerse de la persecución de
los colonizadores católicos contra sus creencias
originarias. El loa más poderoso es Papa Legba, que
protege los cruces al ser el intermediario entre
hombres y el dios creador; también está Erzulie Freda
o loa del amor; Simbi, que es el de la magia y la
hechicería; Kouzin Zaka, que es el de la agricultura. El
vudú de Haití subdivide los loas en 21 familias entre
ellas Congo, Nago, Petro y Rada. Se suele a veces
considerar a Rada como la magia blanca y a Petro
como magia no tan blanca, pues sus loas no son
calmados ni tranquilos como en la Rada, -ya que se
identifican con la tierra patria originante africana,
recuerdan al pasado y a los tiempos buenos allí
vividos-, sino que son agresivos y furiosos, pues los
loas Petro se identifican con la época de las cadenas,
la esclavitud, la muerte y la lucha por la libertad.
El vudú de Luisiana tiene mucha mezcla católica,
francesa, española y creole por parte de los esclavos
africanos en la zona. Un elemento propio es el amuleto
grisgrís, que es un pequeño saquito con aceite, uñas,
pelo, hueso, piedras y objetos personales que se porta
al cuello o va trenzado en la ropa ocultamente, y sirve
de protección. Su origen está en el África sahariana, y
tenía un sentido diabólico (un demonio ayudaba a
protegerse de otro). Otro elemento que resalta mucho
de este tipo de vudú frente a los demás es la
importancia de las reinas vudú (que presiden las
ceremonias y las danzas), el uso de elementos
ocultistas, así como de los muñecos vudú, por los
cuales y por medio de la magia simpática, se elaboran
estos muñecos que simbolizan a la persona que se
desea dañar, por lo que infligiéndole alfileres, o
quemándolos o sometiéndolo a distintas acciones
destructivas se pretende realizar el mismo efecto en
la persona que simboliza, algo que también es propio
del hoodoo. El vudú de Luisiana también da una gran
importancia al espíritu de la serpiente Li Grand
Zombie, que en definitiva es el espíritu de la serpiente
Damballah, que ya está presente en el vudú de África,
símbolo de la salud y de la unidad entre tierra y cielo.
Practicantes del vudú
Los practicantes del vudú en Nigeria son 14 millones,
un 10% de la población. En Benín son alrededor de un
millón, o sea, el 18% de la población. En Togo la mitad
de la población sigue religiones tradicionales
africanas, siendo el vudú la de mayor alcance con 2
millones y medio de seguidores. Un millón de
vuduístas hay en Ghana, país de 23 millones de
habitantes. Y sólo hablamos de vudú, no de otras
religiones tradicionales africanas, muy presentes en
estos países. Por otro lado, las encuestas en la
población de estas regiones afirman que los que se
catalogan como cristianos muchas veces son
practicantes sincretistas tanto del cristianismo como
de las religiones africanas, ya sea vudú u otra religión
animista tradicional.
Aunque en Haití el 80% de la población es católica y el
16% protestante, se considera que el 50% practica el
vudú. La población es de casi 10 millones de
habitantes. En Puerto Rico es de menos del 1%, sobre
una población católica en el 85% y 8% protestante,
con 4 millones de habitantes. En República
Dominicana los seguidores son alrededor del 1% o
menos incluso, sobre una población con 87% de
católicos y 4% de protestantes en un total de casi 10
millones de habitantes. El estado de Luisiana, con 4
millones y medio de habitantes, es católico en un 28%
y protestante en un 60%, siendo el porcentaje de
seguidores vuduístas de entre el 1 y el 3%.
En definitiva, podemos hablar de alrededor de unos 20
a 25 millones de seguidores de vudú en todo el mundo.
Los practicantes del vudú son casi siempre individuos
de media y baja capacidad económica, social y
cultural, aunque muchas veces ocurre que personas
de clases media y alta con cultura occidental u
occidentalizada mezclan sus antiguas tradiciones con
creencias cristianas o islámicas a las que se han
convertido, viviendo muchas veces en ambas esferas
religiosas y practicando ya en público o en privado
aspectos de una como de otra.
Durante la época colonial europea en los países
africanos se intentó suprimir el vudú y las demás
religiones tradicionales africanas. No obstante, la
fuerte inserción en su mundo cultural y familiar ha
hecho imposible esta desaparición. Hoy en día es
creciente la restauración de este culto en todos los
países que lo practican, habiéndose celebrado en el
año 1991 en la ciudad de Ouidah (Benín) la primera
Conferencia Internacional de vudú. Este dinamismo
del vudú también se está viendo seguido por las
religiosidades nacidas de él, como todas las formas
del mismo o de la santería, que están viviendo una
nueva expansión en las zonas del norte, centro y sur
de América.
El bokor
Un bokor es un sacerdote vudú que practica la magia
negra. El bokor usa de los loas Simbi Dlo, que es la
serpiente marina, Legba el emisario, o Kalfou, que es
el loa del cruce de los caminos y que puede dejar
pasar la fortuna o la desgracia, es decir, que los
demás loas o espíritus puedan cruzar y acercarse a
alguien o a algún lugar. A Kalfou se le ha asimilado
con Satanás, dentro del sincretismo del vudú y el
catolicismo. Es un loa del alcohol y la pólvora, es
decir, de la muerte violenta con las armas. Y
finalmente, otro loa que es manejado y asiste al bokor
en sus ceremonias negras es Baron Samedi, o Barón
Sábado, que es el espíritu de la muerte, propio del
vudú americano, no tanto del africano. Viste con
sombrero de copa, traje de chaqueta negro, no tiene
ojos y tiene tapones de algodón en los oídos. Su cara
es blanca como una calavera. Está en los caminos
esperando el paso de los muertos. Es un loa del sexo
violento, sadomasoquista y cruel, es el espíritu de la
prostitución, dios borracho y del rón, al igual que
Kalfou en este aspecto. Barón Samedi es el dios del
tabaco y también representa la vuelta a la vida, ya que
puede negar a un muerto el paso a la ultratumba y
volverlo a la vida, por eso es el loa de los zombis en
Haití. Bajo él hay varios dioses que le sirven en sus
trabajos con los muertos. Curiosamente, el dictador de
Haití, Fraçoise Duvalier vestía como el Barón Samedi
para mejor controlar y atemorizar a los ciudadanos.
El bokor también tiene capacidad para crear
talismanes (protectores, por lo tanto magia blanca,
contra la magia negra), o amuletos (atraen la buena
suerte, por lo tanto, magia blanca simplemente).
El vudú y los zombis
El zombi (en inglés zombie) es una figura legendaria,
habitualmente ligada al vudú, que se identifica con un
muerto viviente, alguien que habiendo muerto vuelve a
la vida por medio de ritos mágicos a partir de
hechicería para someterlo como esclavo. Se considera
que el sacerdote vudú de Haití, no tanto el houngan,
sino el bokor, que practica magia negra, puede por
medio de un ritual volver a la vida a un muerto
reciente.
Se considera dentro de la mitología y la creencia vudú
que un bokor puede crear zombis para tenerlos como
esclavos él mismo o a petición de un tercero que
solicita sus servicios de magia negra.
No está claro el que sea cierto que pueden crearse
zombis, aunque la ciencia lo descarta como una
leyenda urbana. El antropólogo y etnobotánico Wade
Davis, famoso por sus estudios en este aspecto desde
los años 70 del pasado siglo XX, viajó a Haití para
estudiar los zombis y la sustancia que pudiera
crearlos. Su conclusión es que inicialmente un
principio activo, el llamado “coup de poudre” (es decir,
golpe de polvo, que viene de la expresión golpe de
rayo, o flechazo de amor, desde sus originales
franceses modificados), induce a la víctima una
muerte aparente. Ésta sería enterrada y dada por
muerta. Posteriormente el bokor o algún ayudante
suyo la desenterraría para darle un segundo principio
activo como contraveneno, pero dejando anuladas
algunas capacidades psíquicas del sujeto, siendo
incapaz de disponer totalmente de su voluntad,
quedando esclavizada por el hechicero bokor.
Para Wade Davis, tal y como lo relata en sus libros The
Serpent and the Rainbow (1985) –en castellano
traducido como “El enigma zombi” (1985)-, y Passage
of Darkness: The Ethnobiology of the Haitian Zombie
(1988), el ingrediente básico de la primera sustancia
es la tetradotoxina (TTX), una toxina que se puede
encontrar en el pez globo, típico del Japón y del
Caribe. Se ha descartado que el principio de la
zombificación sea la “datura stramonium”, que en
Haití se encuentra en el denominado pepino zombi. La
tetradotoxina es una neurotoxina y se encuentra en
las vísceras de este tipo de peces, como el pez globo,
que son los tetraodóntidos y los diodóntidos, si bien
no en todos ellos. La toma de tetradotoxina produce
una bajada en las constantes vitales al atacar la
conductividad de las neuronas. El proceso que se
produce es el bloqueo del sodio en la membrana
neuronal, de ahí que no se alcance el nivel de
transmisión adecuado de las diferencias de potencial
entre ellas, por lo que las transmisiones nerviosas
entre neuronas desaparecen. Esto produce en el
organismo entumecimiento, hormigueo en las
extremidades, la cara, fallo respiratorio, parálisis de
distintos grados o general, llegando al colapso
respiratorio y cardiovascular. Una cantidad de medio
miligramo en sangre es suficiente para producir
muerte inmediata. No hay antídoto para la
tetradotoxina, si bien, y curiosamente, la “datura
stramonium” tiene atropina, que puede ser usado de
contraagente contra la tetradotoxina, aliviando un
poco los síntomas del veneno TTX.
Se considera en el común popular haitiano que la sal
es el principio segundo que haría volver a la vida
zombificada al muerto, de ahí que en Haití a algunas
personas fallecidas se les llene su estómago de sal, o
bien directamente se les corte la cabeza antes de
enterrarlas, y así evitar que un bokor las zombifique.
Ciertamente, la tetradotoxina no parece ser la causa
capaz de producir los efectos de los zombis, tal y
como los conocemos y han sido descritos, por lo que
la comunidad científica (especialmente a partir del
trabajo del neurólogo Terrence Hines, en Skeptical
Inquirer 32:3 [2008], pp. 60-62) no considera la
explicación de Wade Davies adecuada, tendiendo a
considerarse que sea más bien una leyenda urbana
donde se mezclan, eso sí, plantas y brebajes
alucinógenos sobre individuos, sustancias capaces de
producir estados de parálisis parcial o total,
existencia de enfermedades psiquiátricas en algunos
individuos de estas poblaciones y magia negra, junto
con mitos y leyendas que han ido agrandando la
verdadera realidad de los acontecimientos.
El vudú y los muñecos vudú
Los muñecos vudú y la magia simpática por la que se
pretende hacer daño a la persona que representan no
tienen su origen en el vudú ni en la santería, si bien
las podemos encontrar en la hechicería más antigua,
por ejemplo en Egipto o en la Grecia helénica.
Ciertamente que hoy el comercio y el mercado que tan
ligado está a estas creencias sobre todo en zonas
depauperadas sirviendo de medio de supervivencia
para muchas personas, permite que en cualquier
región donde se practica el vudú uno pueda encontrar
multitud de figuritas de este tipo. No obstante, y como
decimos, no tienen su origen, que realmente es
oscuro, en esta religión africana. Los muñecos vudú
sobre todo podemos encontrarlos hoy en día en el
hoodoo, como ya dijimos.
Lo que sí es propio del vudú africano son los “pwen”,
que son objetos elaborados con distintos elementos, a
veces con forma humana, de forma sencilla o más
elaborada, casi como obras de arte, que sirven para
atraer espíritus y tienen un efecto mágico y protector,
y se pueden tener en lugares propios o ponerlos en
altares, práctica propia de las figuras bocio y nkisi de
centroáfrica.
A veces en Haití se colocan figuritas de forma humana
cerca de cementerios manteniendo así la unidad entre
lo terreno y el mundo de los muertos, como avisos y
mensajes entre ambos mundos.
Vudú e Iglesia católica
El papa Juan Pablo II ha tenido varias reuniones con
sacerdotes de religiones animistas africanas, así
como del vudú, tanto en Togo en 1985 o en Benín en
1993, o en las Jornadas de Paz de Asís, por ejemplo,
en la primera del año 1986.
Incluso en su obra Cruzando el umbral de la Esperanza
decía: “parece que quienes las practican [animismo]
se encuentran especialmente cerca del cristianismo”.
En el encuentro con un sacerdote houngan en Benín
del año 1993 el Papa recordaba el Concilio Vaticano II
donde se afirmaba la existencia de semillas de la
Palabra en otras tradiciones religiosas, añadiendo
también las palabras de S. Pablo donde el apóstol
reconoce que es propio del cristianismo todo lo que es
bello, verdadero, noble y justo que haya en cualquier
lugar (Flp 4,8). Y acabó diciendo: “Usted está muy
apegado a las tradiciones de sus antepasados,
transmitidas a usted. Es legítimo reconocer a los
antepasados que le transmite el sentido de lo sagrado,
la fe en un Dios Uno y Bueno, su gusto para sus
celebraciones, y la consideración de la vida moral y la
armonía en la sociedad” (Discurso del Papa,
L’Osservatore Romano, Febrero 6, 1993, p. 4).
Anteriormente en Togo (1985), Juan Pablo II decía: “La
naturaleza, exuberante y maravillosa, este lugar de
bosques y lagos, impregna las mentes y los corazones
de su misterio, y orienta de una manera espontánea
en el misterio de quién es el autor de la vida. Este es
el sentimiento religioso que les motiva, y el alma,
usted puede decir, a todos sus compatriotas. Que este
sentimiento de lo sagrado, que siempre ha
caracterizado el corazón del hombre creado a imagen
de Dios, lleve a la gente a querer acercarse a este
Dios Creador en espíritu y en verdad, a reconocerle y
adorarle, para darle las gracias, a buscar su voluntad.
Así, su oración y su conducta moral estarán inspiradas
por el Espíritu de Dios mismo. El sentimiento religioso
va a superar su miedo, porque creemos que Dios es
bueno y que la naturaleza que viene de sus manos es
buena. El temor vendría en cambio del mal que habita
en el corazón del hombre, cuando el hombre se aleja
de Dios. Sin embargo, el sentido de Dios, en sí mismo,
puede estar lleno de paz, de respeto, de confianza y
sumisión alegre” (Discurso del Papa).
Vudú y satanismo
El vudú ha sido asociado dentro de la cultura popular
occidental con el satanismo, los zombis o muertos
vivientes, y las muñecas vudú. Como acabamos de ver,
todo esto es falso en gran medida, y simplemente es
fruto de una serie de circunstancias catalizadas y
llevadas a la mente del gran público occidental desde
algunos comics, novelas y películas populares de las
últimas décadas.
Por otro lado, hemos de afirmar que son conocidos los
casos de noticias de vez en cuando de estafa ligados
al vudú y la santería, a veces de extorsiones ocurridas
en España y en otros países de Europa, e incluso en
los países del Caribe o de Suramérica, donde
cualquiera dice ser santero, sacerdote houngan o
babalawo. En otras ocasiones hemos conocido casos
de asesinatos relacionados con la santería, pero no
tanto por verdaderos santeros, sino dentro de la
cultura santera, es decir, aprovechando las
circunstancias o los rituales se ha hecho daño,
incluso hasta la muerte a alguna persona, siempre por
intereses monetarios o de venganza. Esto ha llegado a
su máxima expresión con el narcosatanismo
mexicano, con tintes santeros y satánicos en los
sicarios y traficantes de la droga, una realidad
tampoco ajena a España, aunque no en este grado. No
obstante, esto no es propiamente el vudú ni la
santería, sino perversiones de ambas formas
religiosas.
Los sacerdotes del vudú afirman que la mayoría o casi
totalidad de los que se dicen sacerdotes vudú no lo
son, sino que son embaucadores y charlatanes con
conocimientos superficiales de la religión y que la
usan en su provecho, cobrando sumas muy altas de
dinero, cosa que nunca haría un verdadero sacerdote
houngan o mambo, ni incluso un bokor, que siempre
respeta a la persona que se acerca a él y no usa de
sus poderes para aprovecharse de ella.
El vudú no es satanismo, no es magia negra, no es una
religión de adoradores al Diablo. Es más, Satanás no
tiene un significado propio y original dentro de esta
religión. Ciertamente que en las mezclas del vudú
original, como en la santería, han entrado
manifestaciones satánicas, sobre todo en las mezclas
más ligadas a la magia y la hechicería, como el
hoodoo, ya mencionado. Es incorrecto por lo tanto
denigrar al vudú y a sus sacerdotes afirmando que son
practicantes de la magia negra. Cierto que los
houngan y las mambo difieren de los bokor, aunque
podríamos afirmar que un bokor es un houngan o una
mambo que practica la magia con ambas manos, es
decir, hace magia blanca y magia negra, por lo que
todos los sacerdotes pueden ser bokor en algún
momento.
No podemos dejar que decir que en verdad, en
cualquier religión, los elementos de muerte y
venganza están presentes y son usados contra los
considerados enemigos, independientemente de
cualquier religión, sea o no animista, sea o no vudú; lo
encontramos en cualquier religión. Y esto mismo
podemos encontrarlo en el panteón de dioses griegos
y romanos, culturas que han configurado Occidente
junto el judaísmo y el cristianismo. Así, en los relatos
de Homero (Ilíada y Odisea) o de Virgilio (Eneida),
podemos comprobar cómo las rencillas, peleas y
batallas así como venganzas entre los dioses y los
hombres se mezclan y son elemento connatural y
normalizador dentro del orden social. La destrucción,
el castigo, la venganza y la muerte son normales
dentro del universo cultural y los patrones propios de
Grecia o de Roma. Igual ocurre con cualquier religión
y sus propios mitos, y así también dentro de las
religiones tradicionales africanas, animistas, y dentro
del vudú, donde según las circunstancias el houngan
que practica magia blanca puede practicar la magia
negra haciendo las veces de bokor. Sólo el
cristianismo, por medio de Jesucristo, ha establecido
un antes y un después en todas las religiones,
depurándolas hasta la raíz, llevando el amor hasta sus
últimas consecuencias con el amor a los enemigos. La
destrucción y la venganza se disuelven en el amor
hasta la muerte y el perdón. Así, sólo Jesucristo logra
depurar la religiosidad del hombre y desintegrar
incluso la magia, la cual, pretende doblegar a la
divinidad queriendo usarla en provecho propio, ya sea
para la sanación, la suerte, el éxito, el provecho
personal, como en el caso de la magia blanca, o para
infligir daño, dolor y muerte, como ocurre en la magia
negra.
Vudú en España
Hagamos una mención particular a la práctica del
vudú en España.
No podemos hablar propiamente de existencia de vudú
en España. Los practicantes suelen ser población
emigrante proveniente de países africanos y centro y
suramericanos que han traído sus creencias a nuestro
país y otros lugares de Europa. Más que vudú hemos
de hablar de mezclas entre vudú y santería,
hechicería, adivinación y videncia.
En España son conocidos algunos maestros o
sacerdotes que se publicitan en las ciudades ibéricas
desde hace varios años. Ofrecen ayuda de cualquier
tipo, ayuda que va desde lograr una separación, o al
contrario, la atracción personal, al trabajo, dinero,
negocios, suerte, protección de casa o personas, mal
de ojo, limpieza de personas o casas o negocios,
exámenes, curar cualquier enfermedad, la impotencia
sexual, etc. Se anuncian como videntes y astrólogos, y
entre los más conocidos están el profesor Mamy, el
profesor Fofana, el profesor Contama, el profesor
Bachir, el profesor Alphaba, Karamba y Salim, el
maestro Kabá, el maestro Hamidu o Sidigo Fati.
ZS11022402 – 24-02-2011
https://laoveja100.wordpress.com/2011/03/09/lo-que-hay-
que-saber-sobre-el-vudu/

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