You are on page 1of 4

historia antigua

De los ‘300’ a Esquilo


La imagen de los bárbaros persas y los atléticos espartanos

Carlos García Gual

Frank Miller y Lynn Varley los gustos del director o las conve- bierto, sólo con unos escuetos ta- Desde el punto de vista histó-
300 niencias de la versión popular. parrabos, mostrando bajo las ca- rico, está claro que esa forma de
Norma Editorial, (Así, por poner un ejemplo, en pas sus marcadas musculaturas. combatir, con casco y grebas y
Barcelona, 7ªed., 2007
Troya los dos reyes Atridas mue- Van con el pelo corto y con bar- largas capas, pero individual-
Tom Holland ren en la campaña, muy en contra bas cortas, frente a la costumbre mente y a pecho descubierto, es
Fuego persa. El primer imperio mundial del relato homérico: así Menelao espartana bien conocida de dejar- totalmente falsa. La táctica ho-
y la batalla por Occidente muere en su duelo con Paris, y se una larga y cuidada cabellera y plítica y el metal de las corazas y
Traducción de Diana Hernández Agamenón en la toma de la ciu- afeitarse bien el bigote; pero lo los escudos fueron fundamenta-
Aldana, Planeta, Barcelona, 2007
dad. Desde el comienzo se ve que más chocante es que luchan sin les para contener el asalto de las
Barry Strauss el director está de parte de Paris y corazas y abandonando a menudo hordas persas. En las corazas y
La batalla de Salamina, El mayor com- Helena, que por algo son los más la formación cerrada usual. los escudos apenas hacían mella
bate naval de la Antigüedad Traducción guapos, y en contra de los reyes Tanto los dibujantes como el las incontables flechas de los ar-
de Ignacio Alonso. Edhasa, Barcelona, micénicos, caudillos ambiciosos y director de cine pasan por alto queros iranios y en los pocos me-
2007 violentos, aunque serán los aqueos (aunque seguramente conocían tros donde se libraba el choque
Paul Cartledge
quienes tomen Troya, por cum- bien lo que era la táctica espartana frontal los hoplitas formaban un
Termópilas. plir en lo fundamental con el vie- del combate en cuestión) que los impenetrable muro de bronce
La batalla que cambió el mundo jo relato mítico). trescientos eran hoplitas, portado- aguzado de largas lanzas, como
Traducción de David León y No suelen distinguirse las pelí- res de pesadas corazas y comba- un gigantesco erizo de furia y
Joan Soler, Ariel, Barcelona, 2007 culas por extremar la fidelidad a tientes en filas cerradas, formando metal, contra el que se estrella-
lo arqueológico en sus decorados, filas prietas donde cada guerrero ban las oleadas de los amontona-
Heródoto-Diodoro de Sicilia
La batalla de las Termópilas por más que pretendan ofrecer cubría con su escudo el flanco del dos persas. (Ese erizado muro sí
Traducciones de C. Schrader una imagen aceptable del antiguo combatiente vecino, en una for- queda bien reflejado en algunas
y J. J. Torres Esbarranch, mundo en sus rasgos básicos y mación rígida, que avanzaba len- ilustraciones de Miller y Varley;
Gredos-RBA, Barcelona, 2007 más pintorescos. (Algo se ha avan- tamente como un muro de metal pero el film da mucho más espa-
zado respecto a los anacronismos erizado de lanzas. En esos dibujos cio a los juegos atléticos de los
1. La extraordinaria difusión de desvergonzados de Cecil B. De que recuerdan la estética de otros gimnásticos espartanos; y los ca-
la reciente película de Zack Mille; y en esas reconstrucciones cómics con héroes forzudos –al dáveres desnudos de los trescien-
Znyder 300, ágil versión fílmica hay notables diferencias entre las estilo del de Conan el bárbaro– se tos asaetados por mil flechas son
muy ajustada y algo ampliada del pautas de uno y otro director. Por ha preferido destacar la muscula- falsas imágenes). Esa trabada
cómic del mismo nombre de ejemplo, las estatuas de los dioses tura de los cuerpos desnudos de muralla de férreos guerreros era
Frank Miller y Lynn Varley, ha en Troya no evocaban el mundo los viriles espartanos y retratar un el núcleo casi invencible de la
propiciado la rápida traducción micénico sino un arte helenístico tipo de pelea más próximo al due- defensa del angosto paso. Un
de algunos estudios recientes so- muy tardío, mientras que el ar- lo de la épica heroica. Es evidente hoplita combatía siempre en su
bre la famosa segunda guerra mé- mamento del ejército de Alejandro que ese gusto por la desnudez de puesto, con las piernas firmes y
dica. Como ha sucedido con otras corresponde bastante bien a los los bellos guerreros puede tener su los pies clavados en suelo, codo a
producciones cinematográficas datos históricos sobre el de las tro- precedente más ilustre en el famo- codo con sus compañeros, soste-
norteamericanas de estos años, pas helenísticas). En fin, señalado so cuadro de Jean Louis David nido y empujado desde atrás por
como Troya o Alejandro, este tipo todo esto, veamos algunas carac- Leónidas en las Termópilas (pinta- las filas de otros hoplitas, sin de-
de películas han despertado cierta terísticas del film 300, que refle- do entre 1800 y 1814, y “de fuer- jar un hueco en la densa muralla.
curiosidad popular hacia esos jan, como ya he dicho, bastante te carga homoerótica”, según su- No está de más recordar, aunque
grandes temas y/o textos del mun- fielmente los dibujos y la atmósfe- braya Cartledge), donde se ve al a menudo se olvida para destacar
do antiguo y, de paso, han invita- ra del cómic unos años anterior rey espartano sentado y rodeado el heroísmo de Leónidas y los
do a muchos a descubrir o repasar de Miller y Varley. de sus hombres en un descanso espartíatas, que no sólo comba-
las narraciones de autores clásicos En primer lugar, los espartanos previo al gran combate1. tieron defendiendo el estrecho
que están en la base de sus respec- aparecen con sus cascos, sus escu- desfiladero los trescientos, sino
tivos guiones. Las versiones fílmi- dos redondos y sus largas lanzas, también sus numerosos aliados,
cas, como es bien sabido, suelen con sus características capas rojas, 1 Cf. P. Cartledge, o.c., pág. 209. So-

bre el combate hoplítico es excelente el


permitirse notables libertades, y sus sandalias de tiras de cuero,
clásico libro de V.D.Hanson,The Western
muy significativas, respecto a los pero sorprendentemente comba- Way of War. Infantry Battle in Clasical insiste en la lentitud de movimientos de
venerables textos antiguos, según ten casi desnudos, a pecho descu- Greece, California y Londres, 1998, que esa infantería pesada.

Nº 174 CLAVES DE RAZÓN PRÁCTICA



79
De los “300” a E squilo

aunque no todos ellos se queda- plemente en atravesar a sus enemigos Darío, con su melena y barba ri- el coraje y la astucia (sobre todo
ran hasta el final2. con las lanzas. “(O.c., págs. 80-81). zosa y bien cuidada, tan ceremo- la del audaz Temístocles) fueron
Una imagen sucinta del en- nioso y majestuoso, tan dado a los factores decisivos. Las tres ba-
cuentro atenta a cómo comba- Notemos como un rasgo dis- escuchar a sus consejeros reales, tallas decisivas –Termópilas,
tían los espartanos nos la da, en tintivo y simbólico esa desnudez este Jerjes de opereta parece veni- Salamina y Platea– están aquí na-
breves líneas, B.Strauss : de los espartanos, que viene a su- do de otra galaxia, como un ho- rradas con admirable precisión.
brayar el tremendo contraste de menaje a otros déspotas suntuo- También resulta un excelente
“Al mismo tiempo que una humilla- sus cuerpos atléticos con las si- sos y malignos que frecuentan los narrador Barry Strauss, y tam-
ción para los persas, las Termópilas re- luetas de los abigarrados y abri- cómics. Es casi una caricatura, bién él gusta de los cuadros pin-
presentaron el momento culminante de
la vida del rey Leónidas. Contuvo a los
gados persas, envueltos en ropa- cuya perversa maldad contrasta tados con un fuerte colorido, re-
persas durante tres días. Menos de ocho jes de lo más variado, desde los con la noble arrogancia del fiero latando los hechos con impresio-
mil griegos, dirigidos por un cuerpo de variopintos arqueros con turban- Leónidas, que, al final, antes de nes muy directas, a la vez que
élite conformado por trescientos esparta- tes y gorros puntiagudos, a los morir, le arroja su lanza (aquí es destaca por su atención a los de-
nos, propinaron un contundente revés a “Inmortales” selectos de la guar- más bien una jabalina), en un talles precisos y las escenas de
un ejército que los superaba en una pro-
dia de Jerjes, que aparecen dis- lanzamiento espectacular, que le vivo colorido o las anécdotas me-
porción de veinte a uno, probablemente.
Los hombres que deseaban morir en frazados como ninjas japoneses, marca la cara y le arranca de la morables3. También él destaca la
nombre del Gran Rey se enfrentaron a la todos de negro y con antifaces mejilla con un chorro de sangre imponente grandeza del imperio
más eficiente máquina de matar de la chinescos. Frente a la valiente un par de anillos de sus brillantes persa y el afán universal de sus
Historia: el soldado espartano. desnudez de los espartíatas, los piercings. soberanos. Rehuye, desde el co-
Pertrechado con su casco de bronce, bárbaros asiáticos avanzan em- mienzo, el fácil maniqueísmo
la coraza y las grebas, cada espartano
parecía estar cubierto de metal.
boscados en sus ropajes como 2. Tanto Fuego persa como que denigra a los asiáticos para
También de bronce era el chapado del una fauna exótica y pintoresca. Termópilas y La batalla de enaltecer a los bravos helenos de-
escudo, su arma defensiva de buen ta- (Las vestimentas y armas vario- Salamina son tres excelentes rela- fensores de sus libertades, y co-
maño, de forma ovalada y bordes con- pintas de los distintos pueblos tos, desde el punto de vista histó- mienza recordando la visión de
vexos. Una túnica de lana roja lo cubría asiáticos ya están destacadas en rico –pues sus autores son reco- Heródoto de unos y otros.
desde los hombros hasta la mitad del
el texto de Heródoto, pero aquí nocidos expertos en el campo de (“Persia no fue un imperio deca-
muslo. El guerrero siempre andaba des-
calzo como símbolo de su dureza. sirven para ocultar sus cuerpos la Historia antigua–, como tam- dente ni opaco, sino que confor-
Portaba como arma ofensiva una espa- mucho menos viriles que los de bién desde el de la narrativa de maba un poder formidable e in-
da corta de hierro y una lanza larga. los espartanos, adiestrados en buen ritmo y estilo vibrante. El novador al que los antiguos grie-
Esta última, que constituía el arma batallas y en juegos gimnásticos). libro de T. Holland es el de más gos, y la moderna cultura occi-
principal, consistía en un astil de made- Es evidente la fealdad de los ros- amplia perspectiva, puesto que dental le debían, le debemos,
ra de fresno de casi tres metros de lon-
gitud con moharra de hierro y regatón
tros de los invasores frente a la abraza desde la formación del mucho”).
con vitola de bronce. Una vez cerrados noble virilidad de los feroces sol- imperio persa y la configuración Cuenta luego los comienzos
en formación de falange, con los escu- dados griegos. (Ya se sabe que en política de Esparta y Atenas hasta de la guerra, pero se centra en la
dos de cada uno cubriendo al compa- el cine los malos son siempre el final de las guerras médicas y batalla de Salamina, analizada en
ñero, la táctica espartana consistía sim- más feos que los buenos). Pero sus inmediatas consecuencias en todos sus pormenores, desde las
quien resulta malignamente ca- el panorama del mundo heléni- intrigas y planes del astuto
racterizado y dibujado es el Gran co, con el esplendor de la demo- Temístocles, el verdadero héroe y
2 Antes de que se cerrara la tenaza de
Rey, Jerjes, que surge avanzando cracia en la Atenas de Pericles e gran estratega del triunfo en las
los persas, al advertir que iban a quedar
en su trono sobre una colosal pi- incluso con una alusión final a la aguas del estrecho, hasta los mo-
cercados, el rey Leónidas permitió a quie-
nes quisieran salvar la vida ponerse a sal- rámide truncada llevada a hom- revancha que supone, un siglo y
vo. Tom Holland lo cuenta con estilo muy bros por sus esclavos, imponen- medio después de la derrota de
vivaz: “ (Leónidas ) ordenó que el cuerpo 3 Suele comenzar algunos capítulos
te. Es un personaje de gran esta- Jerjes, la expedición victoriosa de
principal del ejército se replegara para con la evocación de una perspectiva o
obtener alguna posibilidad de sobrevivir tura, calvo y negroide, un efebo Alejandro y su conquista del im- un paisaje impresionante. Citaré como
al combate al día siguiente. Los tespios, perverso de mirada desafiante perio persa. Holland, que obtuvo ejemplo el truculento inicio del capítu-
notorios por su terquedad, se negaron a con aires de “drag queen”, con el un merecido éxito de público lo 2, que lleva el título de “Termópilas”:
abandonar sus posiciones, y otro tanto “Desprovista ya de su casco, la cabeza de
–ya que su ciudad estaba condenada a
rostro marcado por numerosos con su libro Rubicón sobre el Leónidas se ve enmarcada por su larga
medizar, por lo que no tenían adonde piercings, y vestido sólo con un mundo romano, escribe con no- cabellera. La enjuta piel del rostro del
volver, excepto al destierro– hicieron los cinturón y un taparrabos más table sentido dramático y maneja guerrero ha perdido su color, destacando
tebanos leales a Grecia. Leónidas ordenó todavía más sobre su barba corta y pun-
sucinto que el de los espartanos, muy bien los datos y las semblan-
asimismo que los ilotas se quedasen en las tiaguda. Probablemente la mugre de la
Puertas Calientes para ayudar a los espar- además de un montón de colla- zas de los actores en el espléndido batalla aún impregna el cuerpo del vale-
tanos a prepararse para la batalla, servir res y una formidable capa. (En el escenario del conflicto. Su texto roso guerrero, y un cardenal de color azul
como infantería ligera y morir por la causa cómic parece más negroide que es a la par un buen estudio de oscuro marca un lugar cercano a la barbi-
de la libertad de sus amos. En total unos lla, donde se acumula la poca sangre que
mil quinientos hombres, aferrándose con en la película). caracteres y situaciones, apasio- le queda. Restos desgarrados de tejido y
dedos pegajosos a sus armas aporradas y La imagen se comenta por sí nante y muy atento a la significa- huesos cuelgan de su cuello cercenado, y
maltrechas, sintieron los primeros rayos sola. El contraste con el Jerjes ción de las fuerzas en conflicto, moscas y escarabajos corren por su piel. Si
del sol en sus rostros mientras trataban los ojos de la cabeza muerta del rey pudie-
de impedir que sus expresiones dieran
histórico que conocemos por al- resaltando la tremenda máquina se ver, podrían contemplar perfectamente
cuenta de sus sentimientos, fueran éstos gún relieve antiguo y al que bélica y el poderío de los persas y, la calzada que conduce hasta Atenas, un
el desprecio, la resignación o la envidia Heródoto describe como de her- en contraste, el mundo dividido camino abierto para Persia” (o.c., pág.
al ver cómo sus camaradas recogían las 79). Sobre el furor de Jerjes como motivo
mosa y noble figura no deja de de los griegos, pero unido en su
armaduras y abandonaban el campamen- de esa cruel y excepcional decapitación,
to en dirección al sur”. (o.c., pág. 355. P. ser en extremo chocante. Frente defensa heroica de la libertad y la véanse los comentarios de Cartledge, o.c.,
Cartledge, o.c., pág. 170) a los rasgos auténticos del hijo de tierra patria, en una lucha donde pág. 174.

80 CLAVES DE RAZÓN PRÁCTICA Nº 174■


Carlos Gar c ía Gual

vimientos tácticos del combate gimen político orgulloso de sus ensalza la valentía de los luego los coloquios de Jerjes con
descrito con excelente precisión. libertades y sus valores ascéticos Trescientos, sino que destaca la sus consejeros y las anécdotas y
La atención a cómo eran y cómo y belicosos. Con su sólida erudi- imagen de Esparta en la cultura frases más memorables5. A ese
se movían los barcos de una y ción académica sabe combinar europea). Desde luego, nunca Heródoto que, por su imparciali-
otra flota, sus peculiares manejos un relato aguzado y salpicado de una derrota obtuvo un elogio tan dad en la comprensión de algu-
y la disposición estratégica en el alusiones a la actualidad. Se de- unánime y duradero, y pocas ve- nos personajes, el docto Plutarco
momento crítico del choque, el tiene más en los rasgos psicológi- ces tan pocos valientes lograron llamó “amigo de los bárbaros”
ardor de los griegos en la embes- cos de los personajes centrales y tanto caudal de gloria. “La acti- (philobárbaros). Con un ímpetu
tida contra las naves de la com- en el ambiente en que se inscribe tud heroicamente suicida de los casi homérico a trechos, Heró-
pleja armada imperial, apretujada el conflicto bélico que en la des- espartanos en las Termópilas de- doto, ese viajero jonio recibido
y pronto confusa, con sus reme- cripción misma del combate. mostró que se podía y debía opo- con admiración y premiado por
ros fatigados y sus torpezas tácti- Analiza con fino criterio los da- ner resistencia a los persas, y pro- su versión de los hechos en la
cas, fascina al lector. No por su tos que da Heródoto (a lo largo curó asimismo a la pequeña, titu- Atenas de Pericles, supo ensalzar
novedad, desde luego, sino por del texto y en tres apéndices al beante y dividida fuerza de los el heroísmo y la inteligencia de
su precisión y su dramatismo. final del libro); y nos presenta la patriotas griegos el coraje para los griegos, y presentar la lucha
Todo el libro está estructurado desesperada decisión de Leónidas imaginar que un día quizá derro- por la libertad y la patria como el
en cuatro partes: “El avance-La como un gesto heroico singular, tarían a los invasores.” (pág. 233). impulso unánime del coraje que
trampa-La batalla -La retirada”, y un misión desesperada y aboca- Sin duda, las decisivas victorias llevó a los guerreros griegos a la
se deja leer como una novela his- da a un suicidio colectivo, un de Salamina y Platea fueron los victoria frente a unas huestes bár-
tórica de muy bien ritmo. Hay ejemplo de sacrificio por la pa- choques que frenaron y destruye- baras muy superiores en número,
buenas descripciones de batallas tria y la libertad de los griegos, ron la amenaza de la invasión pero sometidas a un poder des-
navales en muchos otros textos; una muestra de areté doria, un persa; pero el épico enfrenta- pótico y colosal.
sobre Trafalgar, por ejemplo. Pero holocausto memorable exigido miento de las Termópilas, donde Pero, volviendo a la reflexión
ésta del avance de los barcos y sus por el honor y las leyes de durantes tres días unos cientos de sobre los ecos literarios de la gran
embestidas en Salamina, aunque Esparta, implacable y ensalzado- guerreros griegos detuvieron a contienda, me gustaría contrastar
más lejana en el tiempo, no des- ra de los guerreros muertos en el muchos millares de asiáticos, y la que es, al menos para nosotros,
merece de las mejores. El desa- combate hoplítico. causaron cerca de veinte mil ba- la más antigua celebración de la
rrollo del reñido combate, des- Al estudio de la resonancia jas a los enemigos, fue el magní- victoria helénica con esa estampa
crito en sus diversos momentos posterior de la cruenta batalla, es fico preludio de las posteriores tan maniquea del reciente film
–mañana, mediodía y atarde- decir, a “la leyenda de las victorias de los defensores de la norteamericano. Es bien sabido
cer–, está presentado como vi- Termópilas” en la antigüedad y la libertad. que el cómic de hazañas bélicas,
brante dramatismo. modernidad se dedican dos capí- como en general la literatura des-
También Paul Cartledge co- tulos amplios y muy interesan- 3. Todos estos recientes estudios tinada a un consumo popular,
mienza con un resumen de la tes4, así como es muy brillante la sobre las batallas griegas contra el tiende a oponer a los buenos y
situación del imperio persa y las síntesis final, con el título de “Las invasor persa vienen a constituir los malos con trazos muy grue-
ciudades griegas a comienzos del Termópilas: un momento decisi- un notorio homenaje al gran re- sos. También lo hace la más
siglo v a.C. para pasar luego a vo en la historia universal”. (En lato de Heródoto, quien a casi burda propaganda política.
tratar en profundidad de las ca- esas páginas Cartledge no sólo medio siglo de distancia de las Deshumanizar y demonizar la
racterísticas singulares del mun- mismas construyó su magnífico imagen de los enemigos invitan-
do espartano. En el capítulo 4, texto histórico con una investiga- do a celebrar su destrucción total
dedicado a “Esparta en el 485 a. 4 La larga lista de ecos literarios que ción personal (que se decía en es algo muy frecuente en esos
C.: la singularidad de la cultura evocan la gesta de Leónidas puede co- griego historíe) de los hechos, re- medios de propaganda destinada
y la sociedad lacedemonias”, co- menzar con el famosísimo epitafio de colectando con inteligencia críti- a un público extenso y nada crí-
Simónides de Ceos: “Caminante, ve a
mienza lo que es la aportación Esparta y di a los espartanos / que aquí ca y gran talento narrativo testi- tico. Los persas son malvados,
más original y más significativa yacemos muertos por obedecer sus leyes”. monios diversos, fundamental- monstruosos, horribles en su as-
de su estudio. Cartledge, profe- Y aquí concluye con una alusión al cómic mente orales. A Heródoto re- pecto, no individuos con nombre
de F. Miller (publicado originalmente
sor de Historia Griega en la en 1988-89) y la película de la Warner,
montan la mayoría de los datos y rostro propio, sino una mera
Universidad de Cambridge, es que aún no se había estrenado cuando se manejados, incluyendo desde masa humana impulsada a latiga-
un magnífico conocedor de esa editó este libro. Al cómic de Miller le re- zos a una masacre brutal.
polis y su peculiar sistema social procha Cartledge “un pequeño detalle”: Pero en la antigua Grecia el
que presente a los espartanos con bigote y 5 Ese respeto por la perspectiva de
y educativo. Ha dedicado varios barba, cuando sólo llevaban barba. Como Heródoto y su buena información no ex- teatro, que era en Atenas un arte
libros a los aspectos históricos he señalado, se le pueden reprochar otras cluye, desde luego, advertir que cometió popular y democrático, nos pre-
del mundo espartano. (El más inexactitudes. A las que he apuntado an- algunos errores puntuales, como el de la senta otra versión. Recordemos
tes, pueden añadirse otras, como la pre- estimación total del volumen de las tro-
conocido, The Spartans: An Epic sentación de los éforos como un grupo pas persas. Su cálculo de más de cinco la representación de los persas en
History es de 2002). Aquí vuelve de vejestorios miserables y con pústulas, millones de atacantes es una evidente la tragedia de Esquilo llamada
a analizar con su claro estilo los que escoltan a una sinuosa profetisa de exageración. Hoy se tiende a rebajar no- así, Los persas, que se representó
frenética danza (tal vez una especie de pi- tablemente ese número y se calcula que el
rasgos más destacados de esa so- tonisa ultradélfica). Y entre los ecos más ejército de Jerjes contaba con unos dos-
en el teatro de Dioniso en el año
ciedad aristocrática, conservado- patéticos merece recordarse el siguiente: cientos o trescientos mil hombres. (Hay 472 a.C. (Es decir, tan sólo ocho
ra y militarizada, que gozaba de “Según Martín Bormann, el propio Hi- quien lo reduce a menos de cien mil, años después de las victorias de
inmenso prestigio en la Grecia tler, el 20 de abril de 1945 encareció a cantidad demasiado exigua a mi parecer). Salamina y Platea). No voy aho-
sus desesperados compañeros del búnker Véase sobre este punto lo que señala con
clásica y que, en contraste con la a “pensar en Leónidas y sus trescientos su agudeza usual Cartledge, o.c., págs. ra a resumir la pieza, pero daré
democrática Atenas, forjó un ré- espartanos” (pág. 220). 124 y ss. un par de citas. La primera es del

Nº 174 CLAVES DE RAZÓN PRÁCTICA



81
De los “300” a E squilo

libro de Holland, que aporta al- de su superioridad sobre los bár- en las aguas ensangrentadas de seres humanos es el punto de
gunos detalles curiosos (Fuego baros. Salamina, recordados con sus partida del autor trágico. (Un
persa, págs. 429-30): En la tragedia de Esquilo ha nombres por los gemidos del poeta como el gran Esquilo, que
visto Edward Saïd en su libro coro de ancianos persas. fue combatiente en Maratón y
“Es casi seguro que las gradas (del Orientalismo6 la primera muestra De Los persas dijo Gilbert Salamina). El afán de demonizar
teatro) se hubiesen fabricado a partir de de ese “orientalismo” tan desarro- Murray que es “la única celebra- y deshumanizar a los contrarios
maderos rescatados de los restos de la llado más tarde en la concepción ción de una victoria militar que es una tendencia habitual de una
flota bárbara, y según se ha sugerido de europea del mundo asiático. alcanza el rango de la más eleva- ideología basada en el maniqueís-
forma plausible, tal vez sobre el propio
escenario se colocase el más espectacular
da poesía”. Una conmemoración mo barato, al gusto de las masas
“Esquilo –escribe Saïd– describe el sen- patriótica no es generalmente un poco críticas y de los retóricos
de los trofeos de guerra: la tienda real de timiento de desastre que invade a los persas
los vencidos. De ser cierto, las pieles que cuando conocen que sus ejércitos guiados buen tema para la poesía auténti- más rancios. En el caso de la ima-
antaño protegieron al Rey de Reyes aho- por el rey Jerjes han sido derrotados por los ca, pero Esquilo logró construir gen de los antiguos persas, pre-
ra proporcionaban la marquesina sobre griegos”. El coro canta la siguiente oda: aquí, en este impresionante treno sentados como una horda malig-
el escenario de las Dionisíacas y el telón ‘Ahora está gimiendo toda la tierra de
Asia / al haberse quedado vacía. / Jerjes se
dramático, un inolvidable mo- na y inhumana, esa distorsión y
de fondo perfecto para la tragedia que
Esquilo había titulado Los persas. los llevó –¡ay, ay!–, / Jerjes hizo que perecie- numento a la valentía de los grie- su feroz caricatura puede ser una
Ambientada en Susa, aquella obra ran –¡ay, ay!–, / Jerjes lo organizó todo de gos. Porque sabía que la angustia variante más de ese “orientalis-
modo insensato / con sus barcos...’ de la derrota es más trágica que el mo” que Edward Saïd describió y
ofrecía, para deleite del pueblo atenien-
Lo que importa aquí es que Asia habla
se, una reconstrucción dramática del
a través de la imaginación de Europa y gra- clamor de la victoria colocó en denunció con muy claro lengua-
regreso de Jerjes desde Salamina. El rey cias a ella, una Europa que, según se descri- primer plano escénico el dolor de je. Y a ese respecto podemos pre-
que había dejado Persia con toda la be, ha vencido a ese “otro mundo hostil de
pompa de su majestad se mostraba co-
los vencidos. Ese dolor lastimero guntarnos: ¿se trata sólo de apro-
más allá de los mares que es Asia. Se le atri-
jeando de regreso, cubierto de harapos, buyen a Asia sentimientos de vacío, de y no el orgullo de los vencedores vechar el tirón popular de un có-
mientras se escuchaba el lamento mise- pérdida y de desastre; son el precio que ha –y su texto nombra a muchos mic o de un ejemplo más de una
rable de lo cortesanos que habían espera- de pagar por haber desafiado a Europa. caudillos persas muertos, pero a mentalidad mezquina y turbia
do aclamar a un heroico conquistador. También se la representa lamentándose de
que en un glorioso pasado tuvo mejor
ninguno de los griegos– es el nú- cada vez más extendida?
Todo muy agradable –y reconfortante–
suerte y salió victoriosa de sus contiendas cleo del gran drama, que es, sin Por otra parte, reconozcamos
para la audiencia, por supuesto. En efec-
to, el Gran Rey se encontraba amedren- contra Europa”. duda, un elogio del valor griego y que en estos tiempos en los que
tado, le aseguraba Esquilo a sus conciu- de la justicia de su lucha por la la Historia del mundo antiguo y
dadanos, y Atenas, la ciudad que lo había Tiene E. Saïd un fondo de ra- tierra patria y la libertad. Al hacer los grandes textos del mundo clá-
vencido, era ahora un símbolo de liber- zón cuando advierte que aquí de Jerjes un héroe trágico –con sico parecen haber quedado bas-
tad para todas las demás naciones”. aparece una clara oposición entre su hybris y su debida catástrofe– tante marginados de los estudios
los europeos y los asiáticos. Los Esquilo no denigra su nobleza habituales, estas películas sobre
Como comenta Holland, primeros vencieron luchando por patética, sino que lo muestra antiguos héroes y batallas casi
Esquilo exageraba la resonancia su libertad y sus patrias; los otros como una víctima de su loca am- míticas pueden actuar a modo de
de la derrota de Jerjes para exaltar fueron víctimas de la arrogancia bición, que ha causado la fatal curioso reclamo, porque el mun-
la lucha por la libertad y compla- de un déspota oriental. Fue a derrota y la matanza de tantos do que eevocan en sus imágenes
cer a su público. Sin duda la pér- partir de esa conciencia de la vic- miles de hombres y grandes no- es espectacular e intrigante. Tal
dida de su gran armada y el ex- toria de la libertad y la razón so- bles y príncipes de su imperio. vez a algunos espectadores les
traordinario y colosal ejército bre el servilismo como se inventó muevan, por curiosidad, a con-
dañó mucho el prestigio del Rey la idea de los bárbaros contra- 4. El contraste entre la visión de trastar sus imágenes en la lectu-
de Reyes, pero su trono en Asia puesta a la de lo griego. La trage- la guerra y de los enemigos que ra de los textos originales, es
no se tambaleó. En todo caso, “la dia ática jugó un papel impor- nos ofrece la antigua tragedia decir, en aquellos antiguos rela-
derrota del Gran Rey en tante en el desarrollo y la difusión griega y la que nos ofrece el cómic tos, como los de Homero y
Occidente había sido un golpe de esa ideología, como destacó norteamericano y la película Heródoto y quizás Plutarco, y
mortal para aquel sueño presun- muy bien E.Hall en su libro adaptada a los gustos de un pú- esa invitación puede funcionar
tuoso y las ambiciones persas se Inventing the Barbarian: Greek blico actual se comenta por sí como una oportuna propuesta
habían vuelto infinitamente más Self-Definition through Tragedy solo. Advertir que también los didáctica y literaria. n
modestas: simplemente se limita- (Oxford, 1989)7. Pero en la evo- otros –incluso los bárbaros que
ban a estabilizar el control de cación de la guerra y la victoria nos invaden o amenazan y a los
Jonia” (id.pág. 431). Lo que es –algo que muchos espectadores que tenemos que combatir para
evidente es que la guerra había del drama de Esquilo recordarían defender nuestra libertad– son
cambiado la imagen del poderío vivamente por haber participado humanos y pueden sufrir como
persa. Para los griegos ya no era en los combates o por haber per-
aquel amenazador gigante inven- dido algún pariente en ellos– hay
cible de antaño; las fuerzas reuni- un rasgo esencial: se respeta siem- 7 He comentado este libro y este con-
das de los libres ciudadanos grie- pre la noble figura de los derrota- cepto en un artículo publicado en Claves
gos le habían dado una lección dos. Esquilo invita a sus especta- de razón práctica hace unos quince años
con el título de “La utilidad de los bár-
inolvidable. Los griegos se habían dores a sentir compasión por to- baros”, recogido ahora en mi libro Sobre
mostrado muy superiores a los dos esos guerreros que murieron el descrédito de la literatura, Barcelona,
bárbaros, por su valor y su inteli- 1999, págs. 127-47. Para unos apuntes
gencia táctica, y eso marcó la claros y más recientes, cf. P. Cartledege,
“Greeks v. Barbarians” en The Greks. A Carlos García Gual es helenista y críti-
conciencia de toda una época, 6 Said, Edward, Orientalismo, trad. esp. Portrait of Self &Others, Oxford Univer- co literario. Autor de La antigüedad no-
instilando en los griegos la idea De Bolsillo. 2002, pág.89. sity Press, 2002, págs. 50-77. velada y Apología de la novela histórica.

82 CLAVES DE RAZÓN PRÁCTICA Nº 174


You might also like