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Introducción
Durante la década de los noventa, comenzó a manifestarse una preocupación
mundial por el comportamiento del ser humano y sus consecuencias en todos los
ámbitos. Algunas de las causas señaladas son la perdida de la conciencia social, el
descuido de la educación de las nuevas generaciones, (entendida como la formación
total del ser humano, no sólo los niveles académicos que se pueden alcanzar), y la
perdida de los valores y el respeto social e individual.
Ética
El hombre por naturaleza es un ser social, y para convivir ha tenido que crear
normas de comportamiento enmarcadas, por la concepción del mundo y de la vida de
cada grupo, así como por sus aspiraciones materiales y espirituales. Estas normas deben
ser aceptadas y cumplidas en lo posible por cada uno de los miembros para ser
aceptados por la sociedad a la que pertenece. Cuando no es así, se le margina de la vida
común (por ejemplo, los que están en la cárcel, los exiliados, o los prófugos).
En cada sociedad se manifiestan 2 niveles de valores: los generales, estudiados
por la ética; y los individuales, enmarcados en la moral. La Ética, por una parte, es la
parte de la filosofía que tiene por objeto el estudio (análisis, descripción, y explicación)
de los actos libres y consientes del ser humano. La moral es la base de las normas del
comportamiento individual. En este caso, se hablará primero del campo social, para
pasar al personal
La ética marxista se basa en la atención del resultado del acto humano, opinión
que comparten los pragmáticos (James).
Moral
La moral es el medio por el cual se demuestra la validez y eficacia de la Ética y la
Axiología, a través de la “buena” o “Mala” convivencia social. Así, la moral es el puente
entre la realidad individual y el planteamiento teórico del “ideal” social. En ella se
consideran 2 planos: el DEBER SER, constituido por normas y reglas, denominado
normativo; y el práctico, referente a los actos realizados de acuerdo a lo moral, llamado
MORALIDAD, aspecto que le da contenido y significado a los principios teórico-éticos.
Para que un acto moral pueda ser considerado como tal, al ejercerse debe cumplir
con las siguientes condiciones:
Por otra parte, no hay que olvidar que los elementos del acto moral son:
Conciencia: que sepa qué fin persigue, lo cual refleja la madurez del sujeto, ya
que debe tener claro el fin y los resultados que se producirán.
Todo lo anterior nos lleva a ver que existen 2 tipos de valores, aplicados los
diferentes entornos de convivencia (tabla 1).
TABLA 1.
Nivel Entorno
Los Valores
La filosofía se origina a partir de que el hombre experimenta asombro, admiración
y curiosidad frente a la realidad, lo que lo llevo a la reflexión sobre diversos fenómenos,
por lo que problemas de física, lógica, matemáticas y ética, entre otras, se discutieron
en el ámbito de la filosofía, ya que aún no se configuraban las ciencias. Platón y
Aristóteles fueron los iniciadores de la Ética, al preguntarse por la maldad o bondad de
los actos humanos en general.
Esto nos lleva a decir que el objeto de estudio de la Axiología es amplio, ya que
es parte de nuestra vida diaria, pues el orden y aplicación de los valores varían
dependiendo de cada sociedad, grupo y hasta individuo, lo que conlleva a una discusión
constante de los mismos. Esta establece características y núcleos axiológicos o valores
derivados. Así, se puede hablar de virtudes éticas aceptadas desde la antigüedad y los
valores que de ellas se han derivado. (Tabla 2)
TABLA No. 2
Virtudes o Va- Caracterización. Valores que pueden
lores Éticos. derivarse.
VERACIDAD Aptitud práctica para decidir Sinceridad en el amor;
con honestidad entre la voluntad de verdad científica;
conducta digna e indigna, entusiasmo artístico;
fidelidad a la verdad honradez en el trabajo
VALENTIA Acto realizado con arrojo, Valor de verdad, lealtad,
valor o audacia. Obrar fidelidad; heroísmo (el héroe
consciente-mente ante los no lucha por sí mismo, sino
peligros inminentes de la por los ideales colectivos y a
acción. ellos).
AUTODOMINIO Regulación de las Honestidad, templanza,
MORAL necesidades vitales (como sobriedad, frugalidad.
instinto). Dominio de los
deseos primarios.
JUSTICIA Se distingue la Justicia Imparcialidad, templanza,
Distributiva, es decir, dar a rectitud, verdad y energía en
cada uno lo que es debido; de pro de la comunidad.
la Justicia Conmutativa, que En la justicia anclan las
es devolver un bien recibido virtudes cívicas.
por su equivalen-te. Estricta Es la cristalización de todas
equiparación de los individuos las virtudes.
ante la ley moral.
El término “valor” concretamente proviene del latín valere, verbo que se define
como estar sano y fuerte. A lo largo del tiempo supero la noción meramente física,
abarcando todas las esferas de la actividad humana -social, psicológica, artística, ética,
y económica, entre otras.
Diferentes pensadores preocupados por dar una definición más actual han
propuesto diferentes formas. Para Raths (1967) un valor representa algo importante en
la existencia humana. Mantovani (1962) piensa que el ser humano es un ser dotado de
voluntad y de cultura, cuyo proceso de convertirse en persona es el que lo incorpora a
participar del mundo de los valores. Por lo que “valor” es lo que es válido para el
hombre, y vale para el hombre lo que tiene significado en su vida.
IDEAL: por ser una creación humana, es decir, es un bien cultural, su campo de
aparición es la esfera de lo abstracto donde los valores nacen. Desde este ángulo
los valores son parámetros de comportamiento que una sociedad acepta y se
mantienen como lo que se debe alcanzar, la meta a lograr. Estos reflejan los
elementos estéticos, comportamiento aceptable, relaciones humanas, la moral
y la ética, entre otros.
EMPÍRICO: es donde el hombre aplica los valores. Los valores que trasmite cada
sociedad a sus miembros de manera directa con el comportamiento, por lo que
son aceptados como algo “natural”, y no como algo “aprendido” y “razonado”.
En algunos casos son incuestionables.
CULTURAL: en todos los grupos sociales los valores son el ideal a seguir, el
máximo estadio del espíritu humano, es decir, es la aspiración a buscar lo mejor,
lo más alto; como respetar la naturaleza para tener un mejor entorno; ser
honesto en la profesión, ser responsable como padre, hijo y hermano; entre
otros.
Polaridad: los valores siempre se manejan en dos extremos, uno positivo y otro negativo
(desvalor, contravalor); según el grado de indiferencia del sujeto, su atracción o
aversión; por ejemplo, el bien y el mal, honestidad y deshonestidad, pudor e
impudicia, por citar algunos ejemplos. (Tabla 3)
Preferibilidad: Las cosas son valiosas o no según quien las aprecia. El valor que se elige
y se prefiere en anteposición de una cosa a otra. Los valores son un DEBER SER,
en contraposición a los hechos, o a las cosas existentes: hay cosas que encarnan
los valores, no hay valores que sean cosas; lo que caracteriza al valor no es el ser,
sino él deber ser.
TABLA No.4
M Virtudes Vicios I
A J N
N Sinceridad U Hipocresía J
I Rectitud S Villanía U
F Honestidad T Deshonestid S
ad
E Entusiasmo I Desconfianza T
S Razón Verdad Equidad C Falsedad Parcialidad I
T Cortesía I Desatención C
A Respeto A Altanería I
C Amabilidad Brusquedad A
I
O Lealtad Temeridad
N
E Fortaleza Debilidad D
S Decisión D Timidez E
Energía I Pusilanimida G
d
Constancia G Volubilidad R
A Volunta Valentía Lucha N Cobardía Derrotismo A
d
N Limpieza I Suciedad D
I Orden D Desorden A
M Puntualidad A Impuntualida C
d
I D I
C Tolerancia Incivilidad O
A N
S Autodominio P Incuria
Humanidad E Soberbia
Castidad R Avaricia P
P Paciencia S Lujuria E
E Impulso Pureza Templanza O Desenfren Ira R
s o
R Caridad N Gula S
S Diligencia A Envidia O
O Desprendimien L Pereza N
to
N A
A Prudencia Imprudencia L
L
E
S Veracida Falsedad
d
Idealidad: Son bienes culturales procedentes del espíritu y sólo la mente puede
percibirlos como objetos
Modalidad: Cada valor se relaciona con un elemento cultural, cada uno soporta su
propio valor y cada valor se refleja en el bien que lo contiene. Por ejemplo, los
valores artísticos se aprecian en el arte, los valores éticos en el comportamiento
individual, y los valores docentes en la educación.
Teorías Y Paradigmas
A partir de los cincuenta se comenzó a confundirse la palabra Educación con
Instrucción Académica, por lo que gran parte de la responsabilidad de la formación de
los niños y adolescentes recayó en los docentes, dejando de lado la parte de la formación
"moral" de las nuevas generaciones. Además, la cuestión de los valores pasó a ser cosa
de "rucos", sin tomar en cuenta que estos son lo que permiten que una sociedad crezca
de manera sana, pacífica y ejerciendo sus derechos.
Durante los setenta, algunas porciones de la sociedad giraron su mirada hacia las
costumbres orientales, con el objetivo de buscar la recuperación de las formas de
crecimiento espiritual y de los valores, culpando al proceso de Desarrollo de los cambios
sociales operados, promoviendo el consumismo y la idea de que lo material satisface las
aspiraciones humanas, debido a la industrialización y la incorporación de la mano de
obra femenina, además de propiciar la disgregación social, ya que se define como: la
distribución social de los beneficios que deja el proceso económico de un territorio,
traducido en el mejoramiento de las condiciones de vida, a través de elementos como:
los servicios públicos, (educación, agua potable, electricidad y drenaje, entre otros);
ingreso y seguridad del trabajo. Su medida era a través de los niveles de Bienestar social,
de tal manera que su medición se basa en cuestiones estadísticas.
Esto es, que el proceso económico debe unirse al Humanismo, donde lo más
importante es precisamente el desarrollo integral del hombre, por lo que Calidad de vida
es un término que abarca la satisfacción de las necesidades materiales de la sociedad,
así como las no materiales, como esparcimiento, recreación, descanso, tranquilidad y
seguridad, entre muchos otros.
Para lograr esto las sociedades deben ejercer principios tales como Democracia,
Libertad e Igualdad, pero para que estas sean realmente practicadas no debemos olvidar
que están sustentadas en valores como Respeto, Responsabilidad y Honestidad.
Dentro de este marco, la ONU determino este año que México se encuentra en
el lugar 55 en cuanto a su calidad de vida, descendiendo dos peldaños respecto del año
anterior, debido al aumento en inseguridad pública, y a la inestabilidad política que
refleja la opinión pública.
Los Valores Internacionales
Así, podemos hablar de una serie de valores aceptados en el ámbito
internacional, y determinados por la ONU. y otros organismos internacionales como los
grandes Valores internacionales del presente, enmarcados dentro de la teoría
denominada “Desarrollo sustentable”, y estos son:
¿Qué necesita toda persona para ser perfecto? No es belleza descomunal, ni un millón
de amigos, mucho menos un millón de dólares. Lo que perfecciona al hombre es su
moral y las acciones buenas que realiza debido a estos. Los valores morales son todas
aquellas cosas que hace una persona para defender y aumentar su dignidad. Estos son
desarrollados y perfeccionados mediante la experiencia. Pero aun así, escoger los
valores es una decisión de cada persona y no tiene la obligación de ponerlos en práctica,
sin embargo cada decisión tendrá un efecto en la calidad de vida y de la misma persona.
Un valor se puede definir como una norma o actitud que está de acuerdo con lo correcto
según el cual nos comportamos. Los valores son las propiedades, cualidades o
características de una acción, una persona o un objeto que normalmente se consideran
positivas o importantes. El conjunto de los valores son la base para la formación
humana. Es importante que estos se forjen en principios y se deben representar en las
virtudes ciudadanas. Debemos estudiarlos y más importante que todo, ponerlos en
práctica. Cuando nos referimos al ser humano, hablamos de valores universales, los
cuales son aplicados por un grupo de personas que influyen en su sociedad y cultura. La
ética y la moral están incluidas en el concepto de los valores, y aunque no lo creas, un
valor ético es distinto a un valor moral; un valor ético es una pauta que regula la
conducta, es de carácter universal y se adquiere durante el desarrollo de cada persona,
mientras que un valor moral se transmite a través de la sociedad, muchas veces por la
religión y son cambiantes a través del tiempo. Aunque los valores son muy complejos y
hay una amplia gama de clases, debemos reconocer que todos los valores nos llevan a
un mismo propósito, el bien de nuestra comunidad.
Últimamente se habla mucho de una crisis de valores en la sociedad, que origina un claro
retroceso cultural y civilizado. ¿Será cierto? Lamentablemente, sí. Los valores no están
siendo cumplidos últimamente, lo que lleva a una grave crisis de valores que causa cada
uno de los males que ocurren en el mundo, lo que por obvias razones, nos afecta a todos
directamente. E un gran reto para nuestra sociedad afrontar este problema para darles
a las generaciones futuras un mundo más justo, libre y solidario. La crisis de valores
ocurre porque como los valores no son obligatorios, y pueden usarse en muchos
contextos, son comúnmente malentendidos, por ejemplo, aunque nos hayan enseñado
que la honestidad es un comportamiento ideal y deseado por todos, la forma de
interpretarla y usarla suele variar según la persona. Esta diferencia se convierte en actos
e incoherencias notorias. Uno de los significados de ser honesto, es cumplir con los
deberes de la sociedad, pero hay ciertos actos que no son para nada honestos; como
llegar tarde sin justificación, que no son relacionados con la deshonestidad. Poner en
práctica de una manera efectiva este valor, necesita de mucho esfuerzo y coraje
individual.
Podemos reconocer que realmente existe la crisis de valores cuando vemos que los
integrantes de nuestra comunidad, no ponen en práctica los principios que se supone
que se conocen. Al sentir que no pensamos igual, se produce una gran tensión, lo cual
es lógico, porque todo lo que hacemos nos cuesta más. La juventud es la base de todo
pueblo, a través de los años son los jóvenes los que toman las riendas del mismo. Un
joven que se basa con los principios morales correctos, llevara a su pueblo a la
superación y crecimiento en todos los ámbitos de este. Pero también pueden llevar a la
destrucción completa del pueblo; ya que también las personas jóvenes son las más
influenciables de todas, pueden adquirir los males pensares de personas que son
“modelos” para ellos.
Como hablar de dicha crisis de valores no basta, hay que buscar soluciones, soluciones
que no son creadas por alguien, soluciones que existen, obligatorias y necesarias para
corregir esta crisis. Pero ¿Cómo encontrar soluciones en este mundo mediocre y
egoísta? ¿Con pensadores de cabeza rígida? ¿Con religiosos que no cumplen las leyes
que ellos mismos han creado y tienen plegarias vacías? ¿Con sabios que divagan en los
laberintos en los que ya hace mucho se perdieron? ¿Con gente que se ríe de los modelos
a seguir? Ya no hay un camino claro por el cual ir. Qué pena. Los jóvenes
experimentamos nuevas experiencias llenas de riesgos, descontrol y anti valores.
Perdemos el sentido común y nos cegamos de la realidad de las cosas. Menospreciamos
los valores morales, e imponemos una nueva ética basada en lo que más nos conviene
para satisfacer nuestros caprichos.
La nueva sociedad
Desde hace unas décadas se ha hecho popular la distinción entre ética de máximos y
ética de mínimos. Esta distinción se ha vuelto atractiva y permitiría ubicar los problemas
de una manera sencilla, por eso también es una metodología de reflexión. Vamos a pre-
sentar esta clasificación a través de una de sus difusoras, la española Adela Cortina y
agregaremos las observaciones de otros autores y las nuestras. El objetivo es entender
la diferencia entre estas dos éticas, su naturaleza, funciones, pero también sus límites y
pensar en la necesidad de articularlos.
Ética de máximos
Es la ética que trata de dar razón del fenómeno moral a partir de propuestas de vida
buena, contiene una idea de vida planificada y medios para conseguirla. Por ello es
denominada ética de bienes o de la felicidad, constituyéndose en el “momento
teleológico” (Etxeberria) de la ética. Son éticas sustantivas en tanto que pro- ponen una
forma de vida digna de ser vivida, dentro de una cosmovisión que ofrece sentido global
que puede tener signo religioso o laico. Aquí podemos ubicar a las éticas griegas y
medievales, al utilitarismo y a las éticas comunitaristas. Son éticas que in- vitan a una
vida feliz, para la cual dan consejos desde la experiencia vivida. En la sociedad existen
distintas propuestas de vida buena, de felicidad, de plenitud.
Así, las éticas de máximos hablan del bien, la felicidad, las virtudes y suelen dar consejos
de prudencia para orientar las acciones. En general, estas éticas consideran que la vida
humana tiene una finalidad que es su plenitud, vivir bien y hacer el bien. En palabras de
Cortina: Las éticas de la felicidad... intentan ofrecer ideales de vida buena, en los que el
conjunto de bienes de que los hombres podemos gozar se presentan jerarquizadamente
como para producir la mayor felicidad posible. Son, por tanto, éticas de máximos que
aconsejan seguir su modelo, nos invitan a tomarlo como orientación de la conducta,
pero no pueden exigir que se sigan, porque la felicidad es cosa de consejo e invitación,
no de exigencia. (Cortina y Martínez 1998, 117-118)
En resumen, las éticas de máximos tienen una propuesta de plenitud y un camino para
lograrla. ¿Quién plantea los máximos? Las éticas de máximos son requeridas tanto por
los individuos como por las comunidades culturales. Es decir, un individuo puede
proponer un modelo de vida buena o seguir la que está presen- te en su tradición. Un
Jesús o Buda hicieron propuestas de vida buena y felicidad y no siguieron todos los
presupuestos de su tradición. Pero dichos individuos distaban mucho de ser individuos
modernos desarraigados, sino que ellos mismos fueron hijos de una tradición, la que
pretendieron reformular.
El aspecto positivo de dicha ética es que ofrece todo un horizonte de sentido y
realización personal, dentro de un contexto interpersonal. El aspecto negativo puede
mostrarse cuando dichas propuestas anulan el valor del ser humano individual y de las
libertades personales. Por ejemplo, en ese caso, no podría haber objeción de conciencia,
donde el individuo se negara a participar en actos que atenten contra la vida o la
dignidad de otros.
Sin embargo, la existencia de dichas comunidades culturales con propuestas de éticas
sustantivas no niega necesariamente la convivencia pacífica con otras culturas. Ejemplo
lo encontramos en la convivencia armónica entre el Islam y el cristianismo en España en
parte de la edad media, la convivencia de las distintas religiones hindúes en la India, la
convivencia del budismo con las distintas tradiciones asiáticas. Pero esa convivencia
depende mucho de las condiciones sociales que la permiten. Entonces, la existencia de
máximos ni impide ni promueve necesariamente los mínimos. Puede impedirlos como
posibilitarlos.
Pero, ¿cuáles son esos máximos presentes en nuestra sociedad peruana? Recordemos
que nuestro país es multicultural, donde cada cultura propone un modelo de vida buena.
¿Cómo se viven esos máximos en nuestra sociedad? ¿Conviven pacíficamente, son
armónicos, o son conflictivos, o se los ignora? Y si no es posible esa convivencia pacífica,
donde el encuentro con el otro sea enriquecedor, ¿tendremos que recurrir a una ética
de mínimos?
Ética de mínimos
Estas éticas ponen el acento en mínimos necesarios para vivir como ser humano. Como
esos mínimos generalmente son deberes y derechos, son denominados éticas de la
justicia y constituyen el “momento deontológico” (Etxeberria) de la ética. Aquí están los
liberalismos, la ética de Kant y la ética del discurso. La ética de mínimos o ética civil
propone mínimos axiológicos y normativos (moral y jurídicos) compartidos en una
sociedad pluralista, principios de convivencia que se obtienen por consenso social. Es
una ética cívica requerida para vivir en una sociedad pluralista. A partir de esos mínimos,
cada quien puede tener plena libertad para buscar una vida feliz.
Con... “ética de mínimos”, se quiere significar,... el mínimo de legalidad y orden que una
sociedad necesita, a tenor de valores, ideas y normas que los ciudadanos de una cultura
plural comparten y que, por compartidos, se encuentran en la base de sus
ordenamientos jurídicos. (Gómez-Hera 2002, 290)
Esos principios mínimos de convivencia que se obtienen por consenso expresan una
“maduración ética de la sociedad” (Etxeberria) porque significa respetar las diferencias
y establecer la necesidad de derechos humanos fundamentales que no se reducen a los
individuales y negativos, sino a los derechos económicos, sociales, culturales y
ecológicos.
Por esos mínimos, los miembros de la sociedad pueden llegar a decisiones morales
compartidas. Esos mínimos se manifiestan especialmente en tres áreas: a) en las éticas
profesionales y en las éticas aplicadas, para poder tomar decisiones morales a pesar de
asumir diferentes creencias morales y religiosas. Es el caso de los códigos de ética de
algunas profesiones, que representan esos mínimos a pesar de que sus profesionales
sean católicos, evangélicos o ateos. b) Una ética mínima requerida por la sociedad en su
conjunto, aunque sus ciudadanos pueden asumir diferentes creencias morales y
religiosas. Dichos mínimos están contenidos en las constituciones políticas así como en
otras normas jurídicas. c) También se manifiestan estas éticas mínimas en la búsqueda
de una ética universal, válida para todos los seres humanos. Ahí están las declaraciones
internacionales sobre los derechos humanos, entre otras. Por eso se sostiene que son
mínimos transculturales. En palabras de Cortina:
Las éticas de la justicia o éticas de mínimos se ocupan únicamente de la dimensión
universalizable del fenómeno moral, es decir, de aquellos deberes de justicia que son
exigibles a cualquier ser racional y que, en definitiva, sólo componen unas exigencias
mínimas. (Cortina y Martínez 1998, 117)
Desde esta perspectiva, la universalizabilidad del fenómeno moral sería posible. Las
éticas de máximos estarían atrapadas en las comunidades, tradiciones, situaciones y
decisiones personales, no pudiendo llegar a dicha universalización. Mientras que en las
sociedades modernas podemos encontrar unos mínimos morales, como son los ideales
de la revolución francesa, aunque cada persona sería libre de seguir el modelo de
felicidad que prefiera.
...la fórmula mágica del pluralismo consistiría en compartir unos mínimos morales de
justicia, aunque discrepemos en los máximos de felicidad. (Cortina 2000, 52)
A partir de lo cual, la filósofa española sostiene que la justicia se exige, mientras que la
felicidad es asunto de invitación. Esta aparente separación entre justicia y felicidad será
resuelta en los criterios de articulación. Lo que importa señalar aquí es que la justicia no
es un asunto subjetivo sino intersubjetivo, por lo que podemos exigir al otro
(gobernante, empresario, político, autoridad, etc.) su cumplimiento. Pero el ideal de
felicidad de uno no puede ser exigido a los demás, solamente podemos sugerir e invitar
al otro a ser feliz de un determinado modo. Enfáticamente nos dice la filósofa española:
... la fórmula del pluralismo no es “todo vale”, sino: en lo que respecta a proyectos de
felicidad, cada quien puede perseguir los suyos e invitar a otros a seguirlos, con tal que
respete unos mínimos de justicia, entre los que cuenta respetar los proyectos de los
demás; en lo que se refiere a los mínimos de justicia, debe respetarlos la sociedad en su
conjunto y no cabe decir que aquí vale cualquier opinión, porque las que no respetan
esos mínimos tampoco merecen el respeto de las personas. (Cortina 2002, 57)
Sin embargo, ¿quién requiere los mínimos? La exigencia de unos mínimos vendría de
dos lados. Por un lado, del individuo que requiere que su libertad, su modo de vida y
elecciones personales sean respetadas, aunque no sean compartidas por la comunidad
en la que vive. Por otro lado, de las comunidades culturales que requieren de dichos
mínimos para salvaguardar sus formas de vida y tradiciones, que no son compartidas
por otras comunidades culturales. En cualquier caso, esos mínimos permiten res- petar
comunidades con diferentes propuestas de máximos y des- de ahí una convivencia justa.
Ésta ética nos sugiere distintas preguntas: ¿sobre qué se sustentan estos mínimos? ¿Son
esos mínimos normas morales, valores o simplemente leyes jurídicas o deben ser las
tres cosas? ¿Cuáles son esos mínimos en nuestra sociedad peruana multicultural?
¿Cómo llegar a esa ética mínima? ¿O tendremos que aceptar los valores compartidos en
la cultura occidental? Hasta el momento, nuestros mínimos morales y jurídicos están en
la constitución pe- ruana, que adopta la Declaración Universal de los Derechos
Humanos, así como otras declaraciones internacionales. Pero, ¿nos sentimos
reconocidos todos los peruanos? Y ¿es la denominada carta magna puesta en práctica
en los distintos sectores sociales como en las instituciones políticas? ¿Qué se requiere
para que esos mínimos no sean simples aspiraciones humanas, sino experiencias de
vida?
Cortina considera que esta doble faceta de la moral nos permite dar razones de al menos
dos fenómenos:
Cortina se da cuenta que plantear así las cosas puede dar un cierto panorama claro, pero
en las prácticas sociales contemporáneas hay una mezcla desordenada de ambas éticas,
por lo que se re- quiere criterios para articularlos. Propone cuatro articulaciones (1998b,
120) a las que agregamos nuestros comentarios, añadiendo los de otros autores:
a) “No absorción por parte de uno de ellos”. Visto desde los máximos, evitaría que
las sociedades sólo se preocupen de mínimos axiológicos y no promuevan una
vida buena. Una sociedad que sólo esté interesada en vigilar los mínimos
axiológicos fomentaría un individualismo que atentaría contra las posibilidades
mismas de la existencia de los mínimos. Las mismas sociedades liberales
fomentan subrepticiamente unos máximos, una propuesta de plenitud personal,
pero al no hacerlo explícito desorganizan la comunidad cultural que las alimenta.
Visto desde los mínimos, esa articulación no permitiría que sociedades bajo un
monismo axiológico sean intolerantes frente a proyectos y elecciones
individuales. Sin embargo, históricamente las comunidades culturales nunca
cerraron completamente las posibilidades de creación individual. El horizonte
cultural era la condición de posibilidad de la creatividad, claro ejemplo lo
constituye la obra de arte dentro de un pueblo. El asunto es que el capitalismo
rompió todos los lazos sociales y económicos para tener in- dividuos libres
dispuestos a ser absorbidos por el mercado laboral. Eso va parejo a la exigencia
del individuo moderno de poder elegir un plan de vida y un marco axiológico
distinto al de su comunidad. Y esa exigencia occidental y moderna, ¿la podemos
pro- poner a las demás comunidades culturales?
c) “Los máximos deben purificarse desde los mínimos” (Cortina) o las éticas de
máximos “deben dejarse criticar e interpelar por las exigencias de la ética civil”
(Etxeberria). Existen culturas que contienen tradiciones que atentan contra la
autonomía y la libertad de los individuos, por lo que a la luz de los mínimos deben
ser revisadas. Ello no significa promover “individuos soberanos”
descontextualizados, sino que se trata de pensar una autonomía
contextualizada, donde se articule la responsabilidad del sujeto de asumir su vida
con la conciencia de estar en un contexto comunitario y cultural determinado, el
cual le propone fines y me- dios, proyectos y estilos de vida, que tienen que ser
interpretados dialógicamente. La comunidad cultural no puede proponer un
marco axiológico que mecánicamente debe ser realizado, de ser así la cultura
habría entrado en un estado de monotonía perjudicial.
Partiendo de este contexto, cuando afirmamos que nuestro país es diverso, también es
notable que no vivimos en la sociedad que quisiéramos, ya que siempre se ha
comentado que la pobreza y la falta de oportunidades afecta a todos los peruanos; esto
es debido a que nuestro sistema político es muy débil. Este tipo de problemas que se
menciona en el párrafo anterior es compartido por muchas sociedades pertenecientes
a llamados “países en vías de desarrollo”.
Para fortalecer el contexto del párrafo anterior, explicaremos ¿qué es una sociedad
moralmente pluralista? Una sociedad pluralista es aquella donde conviven diferentes
concepciones morales acerca de lo que es una vida buena. Estos ideales de vida buena
vienen de las distintas tradiciones culturales y religiosas presentes en esa sociedad y dan
respuestas distintas a los problemas morales que se plantean en la vida personal y social.
Una segunda respuesta, seria es aquella, si es posible encontrar o construir puntos de
vista y acuerdos comunes, unas normas y valores compartidos que sean válidos para
todas las personas que forman parte de esa sociedad.
Haciendo referencia a la propuesta de Adela Cortina, acerca del tema de los mínimo
éticos y a la distinción que establece entre “ética de mínimos” y ética de máximos”. La
ética cívica se entiende como una ética de mínimos, mientras que las éticas que ofrecen
propuestas de vida feliz son como éticas de máximos
Las éticas máximas intentan mostrar caminos de cómo ser feliz, desde concepciones
globales del ser humano y de su realización en la vida social, es decir concepciones de
vida buena que conviven en una sociedad pluralista. En cambio la ética de mínimos se
basa en cuestiones de justicia, lo que puede exigirse moralmente como mínimo a todos
los ciudadanos; de esta manera se comparte en una sociedad pluralista se comparten
unos mínimos de justicia.
La ética de mínimos y las éticas de máximos están mutuamente interrelacionadas, existe
entre ellas un vínculo de complementariedad, no de mutua exclusión. Apostar por el
desarrollo de una sociedad pluralista implica reconocer que ambas buscan conformar
una sociedad justa y feliz.
Se podría decir que contamos con reglas y derechos democráticos que están
reconocidos formalmente pero somos testigos de que nuestras prácticas cuestionan el
sentido de estas reglas y no construimos proyectos inclusivos y respetuosos de las
diferencias.
Es posible entender los derechos humanos como la expresión de unos mínimos éticos
universales en sociedades moralmente pluralistas y culturalmente diversas.
Convivencia supone la valoración de básica de la vida e identidad de cada persona
humana.
Es posible entender los derechos humanos como la expresión de unos mínimos éticos
universales en sociedades moralmente pluralistas y culturalmente diversas.
Observaciones finales
Bibliografía