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Independientemente de los comentarios que he leído en esta página que me llevaron a conocer el

lugar voy a dar mi propia visión de lo que experimenté este verano cuando fui por primera y creo
por última vez a Sarkis...

Arranquemos con la espera que fue eterna habiendo llegado súper temprano, con una hora de
viaje de por medio llegamos a la puerta del restaurant a las 19:45, entramos a las 21:30, nos
sirvieron a las 22:10 y nos fuimos muy decepcionados a las 22:30.

Continuando con el lugar al cual no le vendría mal una lavada de cara y un poco de inversión en el
inmueble ya que a veces la comida también "entra por los ojos" y el mozo que nos pareció muy
profesional por presentarse sin libreta a tomar las órdenes de memoria pero que rápidamente
cambió mi opinión cuando volvió por 2da y 3ra ves a la mesa para recordarle que habíamos
pedido.

Yo quería probar los platos más típicos y tradicionales del lugar así que me pedí falafel y un keppe
y mi novia, más tradicional, se pidió la carne al fierrito, más una gaseosa para cada uno. Resultado
objetivo de nuestra elección... el falafel estaba sumamente consistente, desabridas las albóndigas
que no eran "medallones" como dice la carta y el acompañamiento de repollo extremadamente
ácido, el keppe era una pelota de carne picada insulsa y recocida del tamaño de un pomelo grande
sin ningún tipo de condimento ni relleno que aportara sabor y la carne al fierrito de mi novia un
pedazo de cebolla y otro pedazo de morrón rudimentariamente cortado entre tres pedazos
medianos de carne de res, todo quemado por fuera y crudo por dentro.

A todo esto hay que sumarle que, cuando uno sale a cenar con su pareja, no va a tragarse la
comida e irse, la idea es pasar un buen rato y dialogar mientras se come. Bueno, en Sarkis esto no
es posible, si tu charla se extiende por encima de los 5 minutos, todos los platos que llegan
humectados y brillosos a tu mesa degeneran en algo totalmente seco e incomible sin un trago de
líquido entre bocado y bocado. Sencillamente y con todo respeto comidas malísimamente
preparadas, mucho premezclado, precocido o recalentado. Como para hacer una severa llamada
de atención al Chef si lo hubiere y sino por favor contraten uno.

Por suerte la abundancia de los horrendos platos que padecimos degustar no se condijeron con los
precios que nos parecieron módicos para la cantidad. De todas maneras pagar alrededor de $300
por esa calidad de alimento te deja un sabor bien amargo!

Si a eso le agregás la cantidad de gente que se atiende simultáneamente, el ruido reverberante del
lugar y la carne picada de vaca CRUDA que vi servir a los comensales aderezada con provenzal creo
que no volvés a poner un pie ahí en tu vida salvo que quieras terminar envenenado. Dicho todo
eso... saquen sus propias conclusiones!!

Salud y Bon Apetit!

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