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Datos históricos
Esta micosis fue descubierta en 1906 por Samuel Darling,
quien encontró tres casos con hepatosplenomegalia y
adenopatías generalizadas, con microorganismos
intracelulares que afectaban los macrófagos y poseían
caracteres morfológicos parecidos a la Leishmania donovani,
agente causal del kala-azar. Este investigador propuso el
nombre de Histoplasma capsulatum.
Durante más de 20 años sólo se reconocieron nuevos casos en
autopsias. En 1934, Todd y Tompkins diagnosticaron el primer
caso en vida del paciente y consiguieron cultivar la fase
micelial de este hongo. En 1945 se observaron formas benignas de esta micosis en
personas que presentaban focos de calcificaciones pulmonares y ganglionares, que tenían
pruebas cutáneas con PPD negativas y reaccionaban positivamente a la histoplasmina
(Christie, Palmer). Emmons en 1949 aisló H. capsulatum a partir de muestras de suelo
ricas en excretas de aves y murciélagos, hallazgo que luego fue confirmado muchas veces.
Este mismo autor observó que el murciélago era un importante reservorio de este hongo
patógeno y Ajello en 1969 comunicó el aislamiento de H. capsulatum en veinte especies
de murciélagos.
La forma sexuada de H. capsulatum fue identificada por Kwong-Chung en 1972 y Mc
Ginnis y Katz denominaron Ajellomyces capsulatus al estado teleomorfo de este hongo.
Agente causal
Histoplasma capsulatum var capsulatum es un
hongo dimorfo, que se presenta como levaduras
pequeñas en el interior de macrófagos cuando
parasita el organismo de los mamíferos y en
cultivos en agar sangre a 37º C, y como micelio
hialino en el suelo y en medios de cultivo
incubados a temperatura ambiente.
Fase levaduriforme
Se presenta como elementos brotantes, ovalados, de 3 a 5 µm de diámetro, en la
coloración de Giemsa exhibe un polo más intensamente teñido, que contiene el núcleo, el
resto del citoplasma aparece de color celeste y se observa una pared celular que no se tiñe
y simula una cápsula. Estas levaduras se agrupan en el interior de macrófagos y se
diferencian de los amastigotes de Leishmania por carecer de blefaroplasto o cinetonúcleo.
En los cortes histopatológicos, las levaduras aparecen dentro de células gigantes o
epitelioides y toman el color rojo con la tinción de PAS y el marrón oscuro con la
metenamina de plata de Grocott. Puede ser cultivada “in vitro” en agar sangre-cisteina o
agar infusión de cerebro y corazón a 37°C. A los 4 días presenta colonias plegadas,
cremosas, blanco-amarillentas, constituidas por levaduras pequeñas con un brote.
Fase micelial
En agar glucosado de Sabouraud o agar papa glucosado, incubados a 25 ó 28º C, produce
colonias vellosas, inicialmente blanquecinas, luego de color canela, que demoran entre
15 y 20 días, para adquirir sus caracteres morfológicos definitivos. El examen
microscópico demuestra un micelio vegetativo hialino, ramificado y tabicado, con
microconidias lisas, de 2 a 3 µm de diámetro y macroconidias, esféricas u ovales, de 10
a 15 µm, con exosporio rugoso (expansiones semejantes a dedos), habitualmente
llamados estalagmosporos o esporos tuberculados.
Esta especie es genéticamente heterogénea y los diferentes clados guardan relación con
su distribución geográfica; así las cepas de Brasil, Uruguay y la Argentina son
genéticamente idénticas y se diferencian de las de los EE.UU. Esto explica algunas
diferencias en la presentación clínica de esta micosis según las zonas.
Distribución geográfica
Si bien la histoplasmosis posee una distribución geográfica casi universal, predomina
fuertemente en América y África, en especial en las zonas templadas o tropicales
húmedas, en la vecindad de las grandes cuencas fluviales. El área endémica más extensa
y con mayor número de personas infectadas es la del centro-este de E.E.U.U., a lo largo
de los valles de los ríos Missisipi-Misouri y Ohio. Todos los países de Centroamérica y
Sudamérica tienen áreas endémicas de esta micosis.
Epidemiología
El empleo de la intradermorreacción con histoplasmina permite delimitar las áreas
endémicas, en algunos lugares el 80 al 90 % de los habitantes presenta pruebas positivas.
Si bien el número de infectados sin signos ni síntomas se cuenta por millones, la
enfermedad progresiva y grave es relativamente rara. Se creó así el concepto de
“histoplasmosis-infección”, para referirse a estas personas asintomáticas pero infectadas
y de “histoplasmosis-enfermedad”, para mencionar a las formas sintomáticas y
progresivas de la histoplasmosis, cuya gravedad es variable. La enfermedad es más
frecuente en niños menores de 2 años y en adultos mayores de 54 años, en este último
caso hay un neto predominio de los varones. Las causas que deterioran la inmunidad
mediada por células, tales como la infección por el VIH, los linfomas y su tratamiento, el
empleo prolongado de corticosteroides y recientemente los inhibidores del TNF-α, etc.,
actúan como causas predisponentes de la enfermedad.
Hábitat y transmisión
H. capsulatum es un saprobio del suelo, posee
micronichos muy característicos, tales como zonas
enriquecidas en excrementos de aves o
murciélagos, gallineros, pajareras, cavernas
habitadas por murciélagos o aves. Especialmente
en lugares que no han sido alteradas por varios
meses. Los murciélagos se infectan con H.
capsulatum y pueden presentar formas
diseminadas graves de esta micosis, actúan de esta forma propagando la endemia. Por el
contrario las aves, tanto las de corral como las silvestres no se infectan y sólo sus excretas
actúan como abono, favoreciendo el desarrollo de H. capsulatum en la tierra.
Los animales más susceptibles a la histoplasmosis son los perros y los roedores, tanto
domésticos como silvestres. No es habitual la transmisión interhumana, ni de los animales
al hombre. Recientemente se han documentado casos de histoplasmosis diseminadas
progresivas, en receptores de hígados donados por personas que presentaban formas
asintomáticas de infección.
Patogenia
Las microconidias de la fase micelial penetran en las vías
respiratorias hasta los alvéolos pulmonares, allí son
fagocitadas por las células alveolares, en cuyo interior se
transforman en levaduras. Inicialmente las levaduras de H.
capsulatum se reproducen en el interior de estas células y
originan una reacción inflamatoria incaracterística, que
produce una neumonitis intersticial. Durante las primeras
dos semanas después del contacto infectante, esta micosis
progresa localmente en el pulmón, luego invade los ganglios linfáticos hiliares y
mediastinales y finalmente alcanza el torrente sanguíneo y se propaga a todos los órganos
que tiene sistema monocítico-histiocitario. Esta primera fase de la infección es controlada
por la inmunidad innata. Los antígenos de H.capsulatum son reconocidos por receptores
para compuestos químicos patrones de microorganismos patógenos, como los receptores
toll-like, estos comienzan a producir una respuesta inflamatoria mediante la activación
del complemento por la vía alternativa y la acción de la IL17, al mismo tiempo las células
dendríticas presentadoras de antígeno cumplen su función de informar a los linfocitos T,
a través del complejo mayor de histocompatibilidad de tipo I y II.
La inmunidad innata no es capaz por sí sola de controlar la infección, pero cumple una
función muy importante en las etapas iniciales de la histoplasmosis y modula el paso
siguiente de la respuesta inmune. A partir de la tercera semana la inmunidad adaptativa
mediada por células adquirida determina el control de esta infección. Esto se produce
merced a la acción de los linfocitos T CD4 positivos que provocan una respuesta de tipo
Th1, con producción de IL2, IL12, γ-INF y CSF-MG. Este tipo de reacción inmune
específica da origen al viraje de la prueba cutánea a la histoplasmina, que se torna
positiva, produce granulomas epitelioides compactos en los sitios de infección, en estos
los macrófagos activados determinan la muerte de un número elevado de levaduras. En
la parte periférica del granuloma se agrupan gran número de linfocitos, muchos son CD4
– positivos que amplían la respuesta inmunológica, otros son NK que ocasionan la muerte
de las levaduras de H. capsulatum por mecanismos no fagocitarios. Con el tiempo estos
granulomas presentan una parte central con necrosis caseosa, en la cual se encuentran
levaduras viables o inviables y otra periférica de fibrosis colágena, que a veces se
calcifica. Los nódulos calcificados son una consecuencia frecuente de la infección
primaria por H. capsulatum, tanto en el pulmón, cuanto en los ganglios linfáticos y el
bazo. De esta forma la mayor parte de las infecciones primarias son benignas y
autolimitadas.
Forma pulmonar crónica: Esta forma clínica se presenta habitualmente en personas del
sexo masculino, de raza blanca, de más de 50 años de edad y con antecedentes de
tabaquismo u otras causas de enfermedad obstructiva bronco-pulmonar crónica. El cuadro
es clínico y radiológicamente indistinguible de la tuberculosis fibrocaseosa del adulto.
Suele presentar tos, expectoración mucopurulenta, hemoptisis, astenia, pérdida de peso,
hiporexia, febrícula vespertina, sudores nocturnos, dolor torácico y disnea de esfuerzo.
Radiológicamente se comprueban pulmones hiperinflados, con diafragmas aplanados, a
veces algún foco de calcificación pulmonar e infiltrados inflamatorios en ambos vértices.
Estos suelen mostrar engrosamiento de los casquetes pleurales, infiltrados pulmonares
heterogéneos, con áreas excavadas y zonas de fibrosis. Los lóbulos superiores suelen estar
retraídos y traccionan a los hilios pulmonares hacia arriba.
Las formas diseminadas crónicas, que se observan en adultos mayores del sexo masculino
o en pacientes con fallas leves de la inmunidad mediada por células, muestran con
frecuencia un neto predominio de manifestaciones focales: úlceras cutáneas o mucosas,
granulomas de laringe, infiltrados pulmonares intersticiales, aumento de tamaño de las
suprarrenales y fallas de esta glándula, meningitis de lenta evolución, con LCR claro y
tendencia a la hidrocefalia, endocarditis, etc. Las más frecuentes son las úlceras de la
mucosa oral con fondo granulomatoso y las laringitis ulcerosas o infiltrativas.
Diagnóstico diferencial
Las distintas formas clínicas de histoplasmosis pueden ser confundidas con varias
afecciones. Las formas pulmonares agudas simulan neumonías de otro origen. Los
histoplasmomas se parecen a los tumores de pulmón. La fibrosis mediastinal y las formas
pulmonares crónicas son idénticas a las producidas por la tuberculosis. Las formas
diseminadas pueden ser confundidas con la leishmaniasis visceral, las sepsis bacterianas,
la tuberculosis grave, los linfomas y otras micosis sistémicas.
Inmunología
Como fue señalado en patogenia la infección por H. capsulatum determina una respuesta
inmune doble, humoral y celular. Esta última es más importante por su función de
controlar la infección e impedir su evolución progresiva. Las personas infectadas sin
enfermedad suelen presentar pruebas cutáneas positivas frente a la histoplasmina y
reacciones serológicas específicas negativas o con títulos muy bajos.
Por el contrario las formas pulmonares crónicas muestran pruebas serológicas positivas y
reacciones cutáneas con resultados variables, suelen negativizarse en los casos más
graves. Igual comportamiento exhiben los pacientes con histoplasmosis diseminada
crónica. Los casos asociados al SIDA y aquellos con formas agudas diseminadas, al estar
gravemente inmunocomprometidos, suelen presentar ambos tipos de reacciones, cutáneas
y serológicas, negativas. Salvo en estos últimos casos los títulos de las pruebas serológicas
son tanto más elevados cuanto más grave sea la afección y suelen descender con el
tratamiento exitoso, constituyéndose así en una determinación de valor pronóstico muy
importante.
Diagnóstico
Los materiales útiles para el diagnóstico pueden ser esputo, secreciones lavado
broncoalveolar, biopsias de piel, mucosas, ganglios linfáticos, aspiración o biopsia de
médula ósea, sangre periférica heparinizada o anticoagulada y orina. Los materiales
deben enviarse refrigerados al laboratorio lo antes posible y en recipientes estériles. Las
biopsias deben seccionarse en dos partes, una se coloca en un recipiente estéril con
solución salina isotónica y la otra en solución al 10 % de formol en buffer de pH 7.2 para
histopatología. El examen microscópico de los materiales no fijados en formol se lleva a
cabo en extendidos finos teñidos con Giemsa o Wright y con lente de inmersión (100 X).
Esta tinción también puede emplearse para examinar la capa de glóbulos blancos en una
muestra de sangre heparinizada y centrifugada. En las formas diseminadas agudas, los
resultados suelen ser positivos. Para el estudio de los cortes histopatológicos se prefiere
la tinción de Grocott con metenamina de plata o la de PAS.
Los cultivos se llevan a cabo en medios de Sabouraud con glucosa o miel, agar-papa
glucosado y sangre, se agregan antibióticos y se los incuba a 28º C y 37º C. Para los
cultivos de materiales muy contaminados, como las secreciones bronquiales o el esputo,
se prefiere el agar-extracto de levadura sin glucosa, con el agregado de hidróxido de
amonio para descontaminar la muestra. La incubación se hace a 28º C.
Pruebas inmunológicas
La reacción cutánea con histoplasmina al
1/100 se torna positiva 7 a 10 días después
del contacto infectante y permanece como
tal durante años; por lo tanto, una respuesta
positiva indica infección presente o pasada.
Debido a estas características las pruebas
cutáneas tienen valor diagnóstico limitado,
pero tienen gran utilidad para las encuestas
epidemiológicas, ya que permiten delimitar
las áreas endémicas y el porcentaje de
positividad de estas reacciones se correlacionan con el grado de endemicidad de la zona.
Esta prueba da resultado negativo en las formas progresivas graves, lo que pone en
evidencia la falla de la inmunidad celular. La reacción cutánea puede hacer que las
pruebas serológicas den resultado positivo, lo que hace más difícil su interpretación; por
lo tanto, no es aconsejable repetirlas.
Tratamiento
Las formas pulmonares agudas sólo requieren tratamiento sintomático. Sólo ante
infecciones graves o en pacientes con causas de inmunodepresión se indica tratamiento
antifúngico con itraconazol o anfotericina B por un lapso de 3 meses. En la histoplasmosis
pulmonar crónica y en la diseminada crónica, el itraconazol - 100 ó 200 mg/día durante
6 meses- es el tratamiento de elección. La anfotericina B se considera de segunda elección
en estos casos, debido a su mayor toxicidad y a la necesidad de internar al paciente para
administrarla por vía intravenosa. La dosis media es de 0.7 mg/kg/día y la dosis total, de
35 a 40 mg/kg. El tratamiento suele iniciarse con dosis de 0.2/kg/día, que se aumentan
gradualmente hasta alcanzar la dosis diaria antes citada.
Las formas diseminadas subagudas asociadas con la enfermedad por HIV también pueden
tratarse con itraconazol, durante los 3 primeros días se administran 600 mg/día divididos
en dos tomas después de las comidas, luego se continúa con 400 mg/día hasta la remisión
clínica, tras la cual se indica profilaxis secundaria con 200 mg/ día, hasta que el paciente
presente dos recuentos de células CD4-positivas > a 180/µL como consecuencia del
tratamiento antirretroviral. La anfotericina B se reserva para los casos más graves, los
niños y para pacientes con alteraciones digestivas, como vómitos o diarrea, que dificultan
la absorción del itraconazol, también para quienes requieran tratamiento antituberculoso
simultáneo o para los casos con compromiso meningoencefálico.
Es necesario el tratamiento quirúrgico de algunas cavidades pulmonares, del
histoplasmoma, de la fibrosis o la adenopatía mediastínica compresiva, y de la estenosis
laríngea o traqueal. Antes y después de los actos quirúrgicos se requiere un tratamiento
antifúngico eficaz.
Otras drogas antifúngicas tienen menor eficacia que las dos antes citadas. El ketoconazol
fue durante mucho tiempo la droga de elección en las formas diseminadas crónicas, pero
su eficacia es menor que la del itraconazol y presenta mayor frecuencia de efectos
colaterales. La dosis diaria requerida es de 400 mg y suele indicarse por lapsos de 9 a 12
meses. El fluconazol es poco eficaz en la histoplasmosis, se ha empleado en dosis diarias
muy elevadas de 800 a 1200 mg, se lo indica como tratamiento de consolidación en las
meningitis crónicas. Antes de la aparición de los compuestos azólicos, en Sudamérica se
usaba con éxito los compuestos sulfamídicos, actualmente, su indicación es excepcional.
De los nuevos antifúngicos el posaconazol ha probado ser activo en casos que toleraron
o no respondieron a los tratamientos habituales, es bien tolerado, se lo administra por vía
oral a razón de 800 mg/día. Su precio es muy elevado.
Pronóstico y profilaxis
Como fue señalado la respuesta de la histoplasmosis a los tratamientos actuales suele ser
muy buena, lo que mejora el pronóstico. Sin embargo, las formas infantiles, las
diseminadas agudas asociadas al SIDA o a otras causas de inmunodepresión grave, los
pacientes con compromiso suprarrenal suelen tener una evolución desfavorable e
inclusive llegar al óbito.
Hay que evitar la penetración en cuevas o grutas habitadas por murciélagos, la remoción
de tierra en sitios contaminados con heces de aves de corral o pájaros y no llevar a cabo
el trabajo de laboratorio con cultivos de fase micelial sin una protección respiratoria
adecuada. Actualmente este trabajo sólo debe realizarse en cabinas de cultivo con flujo
laminar. Las personas que reciben tratamientos con corticosteroides o antiblásticos no
deben concurrir a esos lugares. Para descontaminar el suelo se emplean aerosoles de
formol al 3 %. No existe vacuna preventiva.