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SEGOB 1 Wl!!fi..
~ CONSEJO NACIONAL PARA
SECRETARIA DE GOBERNACIÓN J . , ,. PREVENIR LA DISCRIMINACIÓN
isbn: 978-607-8418-37-4
5
Subordinación y silencio: sobre la libertad de
expresión y la igualdad de las mujeres
Amneris Chaparro ........................................................................283
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Introducción
Jesús Rodríguez Zepeda
Teresa González Luna Corvera
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El prejuicio y la palabra
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Introducción
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El prejuicio y la palabra
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Introducción
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Introducción
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El prejuicio y la palabra
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Los artículos que integran la obra El prejuicio y la palabra: los
derechos a la libre expresión y a la no discriminación en contraste se
presentan de la manera siguiente:
El primer artículo, a cargo de Jesús Rodríguez Zepeda, se
titula “El peso de las palabras: libre expresión, no discriminación
y discursos de odio”. En éste, se busca acreditar una respuesta
intelectual de largo aliento, propia de la filosofía política, para el
dilema que plantea el encuentro, no siempre pacífico, entre los
derechos humanos de libre expresión y no discriminación. Su
desarrollo central reside en la exploración de la conflictividad que
esta relación genera en la conceptualización de los llamados dis-
cursos de odio. Esta categoría límite, con sus contenidos extremos
y vinculados al prejuicio y los procesos de estigmatización, con-
centra buena parte de la discusión contemporánea acerca de cuál
debe ser el modelo regulativo para que una sociedad democrática
trate con los argumentos denigrantes y agresivos dirigidos contra
grupos históricamente subalternos y a los que se puede suponer
como detonantes simbólicos de actos contra los derechos y crí-
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El peso de las palabras:
libre expresión, no
discriminación y
discursos de odio
Jesús Rodríguez Zepeda
Nota introductoria
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El peso de las palabras: libre expresión, no discriminación y discursos de odio
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Sostener que las formas de discurso que nos interesan son, o bien lingüís-
ticas, o bien pragmáticas, significa dos cosas: en el primer caso, adherir nuestra
perspectiva a la idea de “giro lingüístico” de la filosofía, que, como bien señaló Ri-
chard Rorty, se refiere “al punto de vista de que los problemas filosóficos pueden
ser resueltos (o disueltos) reformando el lenguaje o comprendiendo mejor el que
usamos en el presente” (Rorty, 1990: 50); el giro pragmático, muy relacionado
con el lingüístico, significa llevar a su extremo contextualista y no representacio-
nal a dicho giro, lo que equivale a adherirse a una visión pragmática del lenguaje
que lo hace indiscernible de la experiencia humana misma. Según Habermas,
“el giro pragmático ha de reemplazar el modelo representacionista del conoci-
miento con un modelo de comunicación que establece un exitoso entendimien-
to mutuo intersubjetivo en lugar de una quimérica objetividad de la experiencia”
(Habermas, 2005: 126). En ambos casos, se sostiene la idea de que el mundo
significante de los seres humanos es un universo lingüístico y que sus expresio-
nes y discursos son formas de acción práctica en este mundo. Como sentenciara
Wittgenstein, fuera de la experiencia del lenguaje, sólo estaría lo inefable.
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Según el argumento de Searle, “toda comunicación lingüística incluye
actos lingüísticos. La unidad de la comunicación lingüística no es […] el sím-
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bolo, palabra u oración […] sino más bien la producción o emisión del símbolo,
palabra u oración al realizar el acto de habla. Considerar una instancia como un
mensaje es considerarla como una instancia producida o emitida. Más precisa-
mente, la producción o emisión de una oración-instancia bajo ciertas condicio-
nes constituye un acto de habla” (Searle, 1994: 26). Esta visión pragmática del
lenguaje abrevó del argumento clásico de Austin, para quien: “la pronunciación
de una oración es, o forma parte de, la realización de una acción, lo que nor-
malmente no sería descrito como, o sólo como, decir algo” (Austin, 1975: 5).
El que el lenguaje “haga cosas” implica que posee un carácter performativo o
realizador e “indica que la emisión de la pronunciación es la realización de una
acción —no se entendería como sólo decir algo—” (Austin, 1975: 6). Sobre
esta base, cuando atendemos a una tensión interna entre libertad y desigualdad
de trato en el propio universo lingüístico, lo que hacemos es interrogar sobre el
“peso material de las palabras” en los procesos lingüísticos de orientación discri-
minatoria, es decir, sobre sus funciones performativas (Austin) o ilocucionarias
(Searle).
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En la experiencia norteamericana de los últimos cincuenta años sobran
los ejemplos de la primera orientación. Baste con recordar el renombrado caso
de Skokie, Illinois, en 1978. Allí, según S. Walker, “las cortes federales sostu-
vieron el derecho de un grupo nazi de manifestarse en la comunidad predomi-
nantemente judía de Skokie, Illinois, y declararon inconstitucionales tres orde-
nanzas municipales, incluyendo una que prohibía la distribución de materiales
que incitaran al odio basado en la raza, el origen nacional o la religión” (Walker,
1994: 101). Por el lado contrario, en el caso español, por ejemplo, la existencia
de un delito de ofensa a los sentimientos religiosos en los artículos 523 y 524
del Código Penal conlleva penas de entre seis meses y seis años, además de
multas, y conduce a situaciones riesgosas para la libertad de expresión. Ahora
mismo, en 2017, los comediantes españoles El Gran Wyoming y Dani Mateo
enfrentan un proceso por insulto a los sentimientos religiosos de los católicos
por referirse, durante un acto de comedia, a la gigantesca cruz del franquista
Valle de los caídos como “esa mierda”. Al hipotético daños a tales sentimientos,
se suma, en la acusación del fiscal contra los artistas, lo contenido en otros dos
artículos del Código Penal español: el 510, que castiga los discursos de odio y
discriminatorios, y el 578, que castiga el enaltecimiento del terrorismo y, sobre
todo, “la humillación de las víctimas”.
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Dworkin identifica este contraste de manera más particular, a saber, entre
el Derecho británico y el norteamericano. Mientras el primero convierte en un
delito la defensa del prejuicio racial, el segundo prohíbe al Congreso de cual-
quier estado adoptar ese tipo de leyes (Dworkin, 1985: 335).
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Resulta interesante conocer que en el caso Schenk v. United States la Corte
Suprema avaló la condena a un militante pacifista por hacer propaganda contra
la conscripción militar. No había en la conducta del anarquista Schenk ninguna
traza de discurso de odio.
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Lo relevante del caso Brandenburg v. Ohio fue que sí se trataba de un dis-
curso de odio, lanzado por un militante del Ku Klux Klan contra la población
negra y que contenía amenazas de exterminio (eso sí, no individualizadas ni,
por lo que se conoce, puestas en práctica de manera inmediata).
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Sobre la interpretación y crítica de la pornografía entendida como dis-
curso protegido por la Primera Enmienda, puede verse MacKinnon (1993).
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Peters sostiene que “Para Mill […] libre comercio y libre expresión eran
dos caras de la misma moneda, la soberanía del individuo para actuar como él o
ella desearan (dentro de los límites del daño social)” (Peters, 2005: 12).
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En vez de traducir el vocablo inglés libertarianism con un malsonante
“libertarianista” o con un políticamente equívoco “libertario”, optamos por ver-
terlo, según acuñación que hizo Javier Muguerza a partir de la traducción del
término al italiano, como liberismo.
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En el mundo judicial norteamericano, la identificación de este tipo de
daño está al alcance del modelo forense, mediante la posibilidad de aceptar
como prueba de daño las evaluaciones psicológicas, psiquiátricas y conductua-
les de las víctimas. Sin embargo, esto que se acepta para distintos terrenos ju-
diciales como prueba válida, sigue sin aceptarse para aquilatar el efecto dañino
de los discursos de odio. Robert Cover sostiene, por ejemplo, que los mensajes
de odio racistas, las amenazas, los insultos, los epítetos y el menosprecio literal-
mente golpean las vísceras de quienes integran el grupo objetivo y que lo asom-
broso es que el mundo judicial pueda ser ajeno a estas evidencias (Cover, 1986).
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En realidad, como lo ha mostrado Owen Fiss, la interpretación liberista
de la Primera Enmienda ofrece una visión sublimada de la libertad de expre-
sión porque ha idealizado la figura del “street corner speaker” (el hablante de la
calle) y pretendido que su permisividad radical con el discurso de odio está al
servicio de aquella figura ciudadana romántica, cuando en realidad tal permisi-
vidad ha servido para proteger a poderes fácticos y para limitar y hasta segar la
voz de quienes integran los colectivos menos aventajados (Fiss, 1996b: 49–66).
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La SCJN estableció que, mientras las expresiones generales de rechazo
“pueden resultar contrarias a las creencias y posturas mayoritarias, generando
incluso molestia o inconformidad en torno a su contenido, su finalidad se agota
en la simple fijación de una postura”, los discursos de odio o de incitación a la
violencia o a la discriminación van más allá de la expresión de una idea o una
opinión, pues “se encuentran encaminados a un fin práctico, consistente en
generar un clima de hostilidad que a su vez puede concretarse en acciones de
violencia en todas sus manifestaciones”, agregando que estos discursos “resultan
una acción expresiva finalista que genera un clima de discriminación y violencia
hacia las víctimas entre el público receptor, creando espacios de impunidad para
las conductas violentas” (SJFG, 2013: Tesis 1ª. CL/2013 [10a]).
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Aunque sería deseable desarrollar ampliamente esta crítica a la sentencia,
el lector o lectora encontrará en este mismo volumen dos trabajos, especiali-
zados y sistemáticos, que llevan a cabo esta tarea con mejor fortuna. Véanse
las contribuciones de la organización Artículo 19 y del profesor Juan Antonio
Cruz Parcero.
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Sobre el abuso de las palabras sueltas para determinar casos de discrimi-
nación, véase la crítica que, desde el argumento de la reapropiación y resignifi-
cación de las palabras tomadas como ofensivas, ofrece Nicolás Alvarado en este
mismo volumen. El error de categorizar palabras y no discursos fue visible tam-
bién en la calificación que el Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación
(que es la autoridad administrativa del gobierno federal mexicano para luchar
contra la discriminación) hizo en septiembre de 2016 de un artículo periodísti-
co de crítica cultural del propio Nicolás Alvarado y al que, por la mera aparición
de palabras como jotas o nacas, categorizó como discurso discriminatorio.
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Aunque el argumento de la razón pública de John Rawls está conectado
con un modelo normativo mucho más amplio, el del liberalismo político, que
previamente había justificado filosóficamente la existencia de un conjunto espe-
cífico de contenidos de justicia y fundamentos constitucionales (Rawls, 1993),
el uso que hacemos de este argumento sólo recupera la propuesta de que el ideal
de la razón pública es un modelo de argumentación necesario cuando entran en
el juego discursivo cuestiones de justicia pública y materias constitucionales, sin
que éstas tengan necesariamente el contenido justificado por Rawls.
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Kaufman nos previene contra la idea de que todo abuso de la expresión
riesgoso para los derechos de los grupos subalternos tenga que ser enfrenta-
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decir que las obligaciones especiales de expresión pueden am-
pliarse a los sujetos poderosos de la sociedad, aun si son privados.
Lo que aquí se propone, yendo más allá del estándar rawlsia-
no, es agregar a su concepto la idea de que, dada la inevitable vi-
sibilidad pública de los sujetos del poder, es prácticamente impo-
sible establecer una diferencia entre la dimensión no pública y la
dimensión pública de los sujetos que ejercen autoridad en la vida
social. Porque poseen capacidad de dañar derechos, también los
actos de los particulares poderosos deben ser entendidos como
actos públicos. En este sentido, sus obligaciones discursivas coin-
ciden con la publicidad de sus actos sin que tengan que ser ser-
vidores públicos, por lo que en ningún acto abierto o público, el
sujeto poderoso, sea gubernamental o particular, puede reclamar
el derecho a una expresión privada, como la que pudiera tener
un sujeto privado cualquiera, es decir, no investido de un poder
social relevante.24 Esta idea se ajusta al concepto kantiano de pu-
blicidad, que estipula que “Son injustas todas las acciones que se
refieren al derecho de otros hombres cuyos principios no sopor-
tan ser publicados” (Kant, 1985 [1795]: 61–62). Tales acciones
dañinas para los derechos pueden ser obra de agentes guberna-
mentales o de particulares poderosos, pero en todo caso sólo son
injustas porque no podrían pasar la prueba de la publicidad.
Este mismo criterio nos debería prevenir contra legislaciones
do por la acción punitiva del Estado. En algunos casos, los más graves, podrá
ser ésta requerida, pero en otros, los propios mecanismos del debate público,
la presión de los ciudadanos y las críticas horizontales serán suficientes para
enfrentar los discursos tendencialmente discriminatorios. Véase el catálogo de
estas medidas democráticas diferenciadas para enfrentar los Odium dicta en
Kaufman (2015: 163–172).
24
Esta visión ya está presente en novedosas piezas de legislación mexicana.
Por ejemplo, en el artículo 5 de la nueva Ley de Amparo, que prevé la figura
de “particulares de interés público”, contra quienes, debido a su capacidad de
afectar derechos fundamentales, puede surtir el juicio de amparo. O bien, en el
nuevo marco constitucional y legal de transparencia y acceso a la información a
partir de la reforma constitucional al artículo 6º en 2014, que prevé obligacio-
nes de publicidad para los particulares que afecten el interés público mediante
la recepción y uso de recursos públicos o el ejercicio sustitutorio de autoridad
pública.
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razones por las cuales el discurso de Charlie Hebdó es necesario para una
sociedad democrática (Brooks, 2015).
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Bibliografía
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Documentos
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seña del amparo directo en revisión 2806/2013. Ministro:
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homófobas y manifestaciones discriminatorias”. Recu-
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www.law.cornell.edu/supremecourt/text/315/568 (Con-
sulta: 1 de agosto, 2017).
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Decided: June 9, 1969. Recuperado de https://www.law.
cornell.edu/supremecourt/text/395/444 Consulta: 1 de
agosto, 2017).
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Discurso de odio:
los márgenes de la
libertad de expresión
y la democracia
Article 19 México y Centroamérica1
Introducción
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Ana Cristina Ruelas es Directora Regional y Leopoldo Maldonado es
Oficial del Programa de Protección y Defensa de Artículo 19 (México y Cen-
troamérica). El artículo expresa el punto de vista institucional de Artículo 19.
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Article 19 México y Centroamérica
Corte idh, 2008: párr. 54, y Corte idh, 2009: párr. 117). Por su
parte, los derechos a la igualdad y a la no discriminación están
reconocidos en los instrumentos universales de derechos huma-
nos, así como en todos los regionales. En lo que respecta a los
artículos 2(1) y 26 del Pacto Internacional de Derechos Civiles
y Políticos (pidcp) (onu, 1976), el primero de estos derechos
conlleva una protección igual ante la ley, que no hace distinción
de “raza, color, sexo, idioma, religión, opiniones políticas o de
cualquier otra índole, origen nacional o social, posición econó-
mica, nacimiento o cualquier otra condición social”. Evidente-
mente, tomando en cuenta la época en la que fue aprobado el
pidcp y los demás instrumentos regionales, las disposiciones re-
lativas a la proscripción de la discriminación deben interpretarse
incluyendo otras categorías emanadas de férreas luchas por el
reconocimiento de derechos de diversos sujetos, como discapaci-
dad, orientación sexual o identidad de género, tribu, casta y otros
(Corte idh, 2012: párr. 139).2
De esta manera, es importante advertir, como se ha señala-
do en los Principios de Camden (Article 19, 2009), que la des-
igualdad afecta directamente la libertad de expresión en tanto
promueve la exclusión de ciertas voces, socavando el debate. El
derecho de toda persona a ser oída, hablar y participar en la vida
política, artística y social es, a su vez, indispensable para la reali-
zación y el disfrute de la igualdad (Article 19, 2009: 3).
En este sentido, los derechos a la libertad de expresión e
igualdad se “refuerzan mutuamente” en tanto suponen una “con-
tribución complementaria a la garantía y salvaguarda de la dig-
nidad humana” (onu, 2012: párr. 3; véase también cerd, 2013:
párr. 45).
No obstante, bajo la necesaria y legítima protección contra
la discriminación, los Estados propician respuestas al discurso
de odio que muchas veces se traducen en restricciones a la liber-
tad de expresión. Otras respuestas o prohibiciones a este tipo de
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La Corte idh considera que deben incluirse como conductas discrimina-
torias prohibidas las realizadas por el “ejercicio de la homosexualidad”.
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Por ejemplo, el Comité de Ministros del Consejo de Europa ha señal-
ado que el término discurso de odio incluye: “Todas las formas de expresión
que diseminen, inciten, promuevan o justifiquen el odio racial, la xenofobia,
el antisemitismo u otras formas de odio basadas en la intolerancia, incluyendo
la intolerancia expresada por el nacionalismo agresivo y el etnocentrismo, la
discriminación y hostilidad hacia las minorías, migrantes y gente de origen in-
migrante”, Recomendación del Comité de Ministros, 30 de octubre de 1997. Esta
definición fue referida por el Tribunal Europeo de Derechos Humanos (tedh,
2004: párrs. 43 y 22).
4
Las dificultades para identificar afirmaciones de discurso de odio han
sido reconocidas por diversos comentaristas y autoridades. Véase, por ejemplo,
el Manual sobre discurso de odio (Weber, 2009) o Contra el discurso de odio en
internet (Movimiento contra la Intolerancia, 2016).
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bida por el artículo 20(2) del pidcp (onu, 1976),5 precede a las
atrocidades masivas como genocidio, desplazamientos masivos y
la guerra (cerd, 2013: párr. 3).
De acuerdo con esta condición —la “incitación”— no todos
los discursos alcanzan el nivel de discurso de odio prohibido y,
por lo tanto, es necesario desarrollar un umbral claro para reco-
nocer el discurso “chocante” de aquel que propaga la discrimina-
ción, la violencia y la hostilidad contra ciertos grupos.
En efecto, el artículo 20(2) del pidcp no exige que los Esta-
dos prohíban todo tipo de afirmaciones negativas hacia grupos
determinados. Empero, se alcanzó un compromiso al formular
una obligación positiva de los Estados que requiere la “prohibi-
ción por la ley”, más que exigir específicamente la “penalización”.
Por su parte, el artículo 4(a) del cerd estipula que los Esta-
dos declaren “como acto punible conforme a la ley” una serie de
cuatro conductas expresivas:
5
El artículo 20(2) del pidcp establece limitaciones a la libertad de ex-
presión y le exige a los Estados “prohibir” ciertas formas de expresión que
tienen el propósito de sembrar odio, es decir, “toda apología del odio nacional,
racial o religioso que constituya incitación a la discriminación, la hostilidad o la
violencia estará prohibida por la ley”.
6
En un principio, el cerd impulsaba las sanciones penales de una inter-
pretación del artículo 4 de la icerd. Véase la Recomendación General No. 15:
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Article 19 México y Centroamérica
Violencia organizada basada en el origen étnico (cerd, 1993: art. 4). Sin em-
bargo, el Comité ha redefinido esta postura al establecer un equilibrio entre el
derecho a la libertad de expresión y el derecho a la igualdad, definiendo que
“los casos menos graves [de discurso racista] deben tratarse por medios que no
sean el derecho penal, teniendo en cuenta, entre otras cosas, la naturaleza y la
amplitud de las repercusiones para las personas y los grupos destinatarios. La
aplicación de sanciones penales debe regirse por los principios de legalidad,
proporcionalidad y necesidad” (cerd, 2013: párr. 12).
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“”
Emoción intensa e
+ “”
Cualquier expresión de
>
Cualquier expresión que
irracional de oprobio, odio hacia un individuo o incluya opiniones o ideas
enemistad y detestación un grupo específico. acerca una idea opinión o
hacia un individuo idea individual hacia una
o un grupo. audiencia extrerna. Puede
ser escrita, no verbal,
visual, artística, etcétera,
y puede ser difundida por
diferentes medios, inclu-
yendo internet, prensa,
radio o televisión.
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Article 19 México y Centroamérica
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Este enfoque se basa en lo expuesto por el Relator Especial de la onu
sobre la promoción y protección de los derechos a la libertad de opinión y de
expresión en su Informe anual a la Asamblea General (onu, 2012). En el Plan
de Acción de Rabat se califican como “expresiones que constituyan un delito”
(i) las expresiones que no son sancionables penalmente pero que podrían jus-
tificar un proceso civil o sanciones administrativas y (ii) las expresiones que no
son legalmente sancionables “pero que aún generan preocupación en términos
de la tolerancia, el civismo y el respeto de los derechos de los demás” (Comité
de Derechos Humanos, 2013: párr. 11).
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INSTRUMENTOS
LEGALES
INTERNACIONALES
APLICABLES
Convención para la
Incitación prevención y la sanción
al genocidio del delito de genocidio
y a otras +
violaciones Estatuto de roma
a la Ley
Debe restringirse
internacional.
año
debe ser la última ratio o medida última de aplicación, sólo cuando sea abso-
lutamente necesario, cuando no exista otra medida disponible y se justifique la
intervención punitiva del Estado ante los casos más graves.
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Article 19 México y Centroamérica
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Discurso de odio: los márgenes de la libertad de expresión y la democracia
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Article 19 México y Centroamérica
A lo largo del presente texto hemos visto que si bien hay discur-
sos de odio prohibidos, existen otros tipos de discursos de odio,
esto es, el que podría prohibirse o aquel que es legítimo. Tales
valoraciones, cabe reiterar, deben realizarse de acuerdo con las
circunstancias de cada caso.
Luego entonces, para la prohibición es necesario reconocer:
nacionales” (Gobierno de los Estados Unidos Mexicanos, 2017: arts. 191 y 192).
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Audiencia
“”
hostilidad o violencia.
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Article 19 propone que todos los casos sobre el tema sean evalua-
dos utilizando una prueba uniforme y robusta para determinar la
incitación y la gravedad del discurso. Dicha prueba consiste en la
valoración de todos los elementos que a continuación se explican:
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Article 19 México y Centroamérica
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Véase la sentencia del tedh (2007: párr. 33) en Vereinigung Bildener
Kunstler v. Austria. En este caso, el tedh sostuvo que una medida cautelar que
le impedía a una galería de arte, sin ningún límite temporal o espacial, exhibir
una pintura era una interferencia desproporcionada en relación con sus dere-
chos a la libertad de expresión. La pintura que representaba una caricatura de
varias personas fue considerada por el tribunal como una forma de sátira y de
comentario social, que tenía el propósito de provocar debate.
17
Por ejemplo, en el caso Erbakan c. Turquía, el tedh (2006: párr. 68) falló
que la sanción impuesta al demandante como resultado de un discurso público
que hiciera durante la campaña electoral municipal violaba su derecho a la
libertad de expresión. El Tribunal resaltó que la “libertad de expresión en el
contexto del debate político” merecía “la más alta importancia” y que el “discur-
so político no debía ser restringido sin razones imperiosas”.
18
Por ejemplo, en Lehideux & Isorni c. Francia, el tedh (1998b: párr. 55)
explicó que los reclamos de “pluralismo, tolerancia y amplitud mental” en una
sociedad democrática eran tales, que los debates en materias históricas deben
ser permitidos, a pesar de las memorias de sufrimiento que pueda evocar y
el rol controversial del régimen de Vichy en el holocausto nazi”. También
en Aksu v. Turquía, el tedh (2012) evaluó los pasajes impugnados de una
publicación considerada ofensiva para la comunidad romaní, no en soledad,
sino en el contexto del libro en su totalidad, y tomó “en cuenta el método de
investigación utilizado por el autor de la publicación”. En particular, el tribu-
nal observó que el autor explicaba que había recogido información de miem-
bros de la comunidad romaní, de las autoridades locales y la policía. También
afirmaba que había vivido con la comunidad romaní para observar su estilo de
vida de acuerdo con principios científicos de observación.
19
Por ejemplo, en Incal v. Turquía, el tedh (1998a: párr. 50) decidió que el
caso no llegaba a ser incitación porque el panfleto impugnado exponía “eventos
93
Discurso de odio: los márgenes de la libertad de expresión y la democracia
reales que eran de algún interés para la gente”, es decir, ciertas medidas admin-
istrativas y municipales tomadas por las autoridades, en particular en contra de
vendedores callejeros en la ciudad de Izmir.
20
Article 19 sugiere que esto incluya la consideración de cuestiones tales
como si la declaración o comunicación fue distribuida en un ambiente restrin-
gido o si fue ampliamente accesible al público en general; si se hizo en un lugar
cerrado, accesible por boleto, o en un lugar público y expuesto; si la comuni-
cación se dirigía a un público no específico (público en general) o si el discurso
fue dirigido a un número de individuos en un lugar público, y si el discurso fue
dirigido a los miembros del público en general.
21
Los criterios para evaluar la probabilidad o riesgo de que ocurran hechos
de discriminación, hostilidad o violencia deberán señalarse caso por caso. Sin
embargo, los tribunales pueden considerar criterios incluyendo los siguientes:
a) El discurso, ¿fue entendido por su audiencia como un llamado a realizar
actos de discriminación, violencia u hostilidad? b) El emisor, ¿fue capaz de
influir a la audiencia? c) La audiencia, ¿tenía los medios para llevar a cabo la
acción a la que fue exhortada y cometer los actos de discriminación, violencia u
hostilidad? d) El grupo víctima, ¿había sufrido o había sido objeto reciente de
discriminación, violencia u hostilidad?
94
Article 19 México y Centroamérica
95
Discurso de odio: los márgenes de la libertad de expresión y la democracia
22
Armando Prida promovió, el 13 de agosto de 2010, un juicio ordinario
civil en contra de Enrique Núñez, mediante el cual solicitó la declaración de
que la nota indicada fue ilícita, al contener graves imputaciones falsas, así como
acusaciones sin fundamento alguno, dolosas por externar una aversión que a su
juicio le provocó un daño en sus sentimientos, decoro, honor, imagen pública,
buena fama y reputación, por lo que pidió una indemnización económica, así
como la publicación de la sentencia que en su caso se emitiera. A consideración
de Prida Huerta, se le ocasionó un daño en la reputación que ha ido construy-
endo a lo largo del tiempo gracias a su carrera como periodista, que le ha mere-
cido reconocimiento tanto en el ámbito nacional como en el internacional, ya
que el demandado ejercitó de forma excesiva y lesiva su libertad de expresión,
al haber difundido información a sabiendas de su falsedad, de lo cual se de-
sprendía un claro ánimo de dañar.
23
Esto lo resaltó en su voto disidente el ministro Alfredo Gutiérrez Ortiz
Mena al afirmar que “el objeto del presente proceso ha sido, desde sus orígenes,
la integralidad de la columna mencionada y no sólo ciertas expresiones”.
24
Esto significa que su inclusión en el mensaje era necesaria para reforzar
la tesis crítica sostenida por las ideas y opiniones correspondientes, pues en caso
contrario, éstas resultarían impertinentes, ante lo cual se encontraría satisfecho
el segundo requisito en comento (Tribunal Constitucional de España, 1990).
25
En ningún momento, Prida Huerta caracterizó el discurso de su con-
traparte como discriminatorio. De hecho, la litis se centró en la colisión entre
96
Article 19 México y Centroamérica
97
Discurso de odio: los márgenes de la libertad de expresión y la democracia
98
Article 19 México y Centroamérica
99
Discurso de odio: los márgenes de la libertad de expresión y la democracia
100
Article 19 México y Centroamérica
27
La apología del delito está prevista en el artículo 142 del Código Penal
del Estado de Jalisco (Gobierno del Estado de Jalisco, 2017), que refiere lo
siguiente: “Se impondrán de uno a seis meses de prisión al que provoque pública-
mente a cometer algún delito o haga apología de éste o de algún vicio, si el delito no se
ejecutare; si se ejecuta, se aplicará al provocador la sanción que le corresponda por su
participación en el delito cometido”.
101
Discurso de odio: los márgenes de la libertad de expresión y la democracia
102
Article 19 México y Centroamérica
103
Discurso de odio: los márgenes de la libertad de expresión y la democracia
Conclusiones
Este término ha sido utilizado por juristas como Luigi Ferrajoli y Eugenio
28
29
Véase, mutatis mutandi, el Plan de Acción de Rabat (Consejo de Dere-
chos Humanos, 2013).
105
Discurso de odio: los márgenes de la libertad de expresión y la democracia
Bibliografía
108
Article 19 México y Centroamérica
109
Discurso de odio: los márgenes de la libertad de expresión y la democracia
110
La libertad de
expresión ilimitada
lleva al poder a
los autócratas
Gustavo Ariel Kaufman
111
La libertad de expresión ilimitada lleva al poder a los autócratas
*****
112
Gustavo Ariel Kaufman
113
La libertad de expresión ilimitada lleva al poder a los autócratas
masiado tarde? ¿Qué pensará mi jefe si voy vestido a la oficina sin corbata?
¿Qué consecuencias me acarreará no pagar correctamente mis impuestos?
¿Qué castigo divino tendré por no ir a misa el próximo domingo?
3
Un ciudadano del imperio soviético puede decidir su apoyo al régimen
comunista en la creencia de que es el único sistema que puede asegurar la igual-
dad de todos, mientras otro deviene un opositor en la creencia de que ese siste-
ma destruye la libertad de la persona. Otro ciudadano soviético puede apoyar al
régimen apoyado en la información de que todos tienen para comer y proteger
su salud, mientras que un tercero puede oponerse teniendo la certeza sobre
cuántos otros ciudadanos han pagado con sus vidas su rechazo al sistema.
114
Gustavo Ariel Kaufman
4
Un marco de racionalidad contiene (i) un método lógico para proce-
sar informaciones, creencias y certitudes, (ii) un sinnúmero de informaciones,
creencias y certitudes y (iii) los modos de comprensión de la realidad concreta,
que se convierten así en nuevas informaciones a procesar.
115
La libertad de expresión ilimitada lleva al poder a los autócratas
116
Gustavo Ariel Kaufman
117
La libertad de expresión ilimitada lleva al poder a los autócratas
Violencia
autocracia
Violencia
democracia Marco racionalidad
dominante divergente
Marco racionalidad
dominante insurgente
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Gustavo Ariel Kaufman
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La libertad de expresión ilimitada lleva al poder a los autócratas
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Gustavo Ariel Kaufman
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La libertad de expresión ilimitada lleva al poder a los autócratas
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Gustavo Ariel Kaufman
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La libertad de expresión ilimitada lleva al poder a los autócratas
*****
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Gustavo Ariel Kaufman
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La libertad de expresión ilimitada lleva al poder a los autócratas
126
Gustavo Ariel Kaufman
*****
6
Decisión 18/2004 del Tribunal Constitucional de Hungría, citado en
Koltay (2013).
127
La libertad de expresión ilimitada lleva al poder a los autócratas
128
Gustavo Ariel Kaufman
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La libertad de expresión ilimitada lleva al poder a los autócratas
130
Gustavo Ariel Kaufman
*****
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La libertad de expresión ilimitada lleva al poder a los autócratas
132
Gustavo Ariel Kaufman
Derechos
colectivos
Autocracia/dictadura
Racionalidad
del sobreviviente
133
La libertad de expresión ilimitada lleva al poder a los autócratas
Derechos
individuales
Democracia
Racionalidad
del elector
134
Gustavo Ariel Kaufman
*****
135
La libertad de expresión ilimitada lleva al poder a los autócratas
Otros países, como Francia, proceden del mismo modo con sus propios
7
136
Gustavo Ariel Kaufman
137
La libertad de expresión ilimitada lleva al poder a los autócratas
8
Véase David Pakman Show (2015).
9
Una pista a explorar es si la divulgación masiva de pornografía por inter-
net no ha facilitado que quienes se habitúan a ella se hayan acostumbrado a ali-
mentarse psicológicamente con fantasías, bajando las barreras del auto-control
racional y de la disquisición entre la realidad y los mundos imaginarios de-
seados sugeridos —y satisfechos— por la imagen. Véase O’Connor (2017) y
Alptraum (2017).
10
Concepto que desarrollaremos en un artículo ulterior.
138
Gustavo Ariel Kaufman
Bibliografía
139
La libertad de expresión ilimitada lleva al poder a los autócratas
140
Los límites de la libertad
de expresión frente a la
no-discriminación: una
revisión de los criterios de
la Suprema Corte en el caso
de conceptos peyorativos
Juan Antonio Cruz Parcero
Introducción
141
Los límites de la libertad de expresión frente a la no-discriminación
2
La sentencia se puede consultar en http://www2.scjn.gob.mx/Consulta-
Tematica/PaginasPub/DetallePub.aspx?AsuntoID=143425
3
El artículo se titulaba “El ridículo periodístico del siglo”. El contexto de
la disputa era que el director del periódico Síntesis había reproducido durante
varios días una vieja columna de otra periodista donde se hacían acusaciones
en contra del Sr. Núñez, director del diario Intolerancia. En el artículo que co-
mento se refutaban las acusaciones y se reviraba con otras, como la siguiente:
“Columnas viejas, libros pagados, escritores pagados y columnistas maricones
son los que Síntesis utilizó para una guerra que de antemano estaba perdida”.
Y más adelante se decía: “Pobre Alejandro, en su ocaso como columnista, tuvo
que salir a una guerra donde su única arma es el hambre que lo lleva a arrastrar-
se a los pies de su patrón. No se atrevió a dar nombres, ni citó las calumnias y
mucho menos presentó pruebas contra nadie. Sin duda, Manjarrez definió los
atributos que no debe tener un columnista: ser lambiscón, inútil y puñal”. La
nota en extenso se puede consultar en la sentencia del caso que comentamos —
me referiré en adelante a ella como ADR 2806/2012—, véase las páginas 5 a 7.
142
Juan Antonio Cruz Parcero
143
Los límites de la libertad de expresión frente a la no-discriminación
144
Juan Antonio Cruz Parcero
145
Los límites de la libertad de expresión frente a la no-discriminación
4
La Corte parte de una noción de derechos fundamentales semejante a
la de Robert Alexy, pues sostiene que los derechos fundamentales tienen “una
estructura de principios: contienen un mandato de optimización con la ins-
trucción de que algo sea realizado en la mayor medida posible. Pero la deter-
minación de cuál sea la mayor medida posible dependerá de las otras normas
jurídicas que también resulten aplicables en el caso concreto, pues los principios
están indefectiblemente llamados a ser limitados por otros principios con los
que interactúan. Así como las reglas que los desarrollen” (ADR 2806/2012: 29).
5
A partir del amparo directo en revisión 2044/2008, la Corte señaló que la
libertad de expresión posee un carácter especial dual, en cuanto que comprende
no sólo el derecho de un individuo a difundir sus ideas sino también el derecho
de todos a recibir informaciones e ideas. En función de lo anterior, la violación
a la libertad de expresión implica la violación de un derecho individual tanto
como la de “un derecho colectivo a recibir cualquier información y conocer la
expresión del pensamiento ajeno” (Cfr. Opinión consultiva OC-05/8, supra nota
36, en párrafo 30. Véase generalmente Corte idh, caso La última tentación de
Cristo). En el caso Ivcher Bronstein, donde un ciudadano peruano nacido en
Israel fue privado arbitrariamente de la nacionalidad peruana con el objeto
de impedir el ejercicio del derecho de propiedad de un canal de televisión, la
Comisión afirmó que resulta evidente el marcado carácter social que tiene este
derecho. La libertad de expresión tiene una perspectiva individual y otra mucho
146
Juan Antonio Cruz Parcero
más amplia, relacionada con el marco social que refleja la audiencia, es decir,
todos aquellos que buscan y reciben la opinión o información emitida por el
periodista. Así, toda la sociedad es víctima en caso de una violación a la libertad
de expresión.
6
La resolución remite al amparo directo 28/2010, el caso La Jornada vs.
Letras Libres, sin embargo, en éste no existe propiamente un desarrollo de esta
doctrina, que en muchos aspectos queda muy confusa.
7
No obstante considerar que el honor es un concepto jurídicamente inde-
terminado, la scjn define el honor como “el concepto que la persona tiene de sí
misma o que los demás se han formado de ella, en virtud de su proceder o de
la expresión de su calidad ética y social, lo que jurídicamente se traduce en un
derecho que involucra la facultad de cada individuo de pedir que se le trate en
forma decorosa y la obligación de los demás de responder a este tratamiento”
(ADR 2806/2012: 24-25). Existen, según la scjn, dos formas de entender el
honor: a) En el aspecto subjetivo o ético, el honor se basa en un sentimiento
íntimo que se exterioriza por la afirmación que la persona hace de su propia
dignidad, siendo lesionado por todo aquello que lastima el sentimiento de la
147
Los límites de la libertad de expresión frente a la no-discriminación
148
Juan Antonio Cruz Parcero
149
Los límites de la libertad de expresión frente a la no-discriminación
Para la scjn
150
Juan Antonio Cruz Parcero
Y continúa:
151
Los límites de la libertad de expresión frente a la no-discriminación
152
Juan Antonio Cruz Parcero
153
Los límites de la libertad de expresión frente a la no-discriminación
Baso esta distinción en la hecha por Francisca Pou (2014: 588-589). Qui-
9
zá la forma en que la presento aquí no coincida del todo con la que ella hace
pero me parece que, en general, es muy similar.
154
Juan Antonio Cruz Parcero
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Los límites de la libertad de expresión frente a la no-discriminación
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Juan Antonio Cruz Parcero
157
Los límites de la libertad de expresión frente a la no-discriminación
default/files/tesis/documento/201610/TESIS%20AISLADAS%202013_
PRIMERA%20SALA.pdf (Consulta: 28 de febrero, 2018).
158
Juan Antonio Cruz Parcero
12
Tesis aislada XXV/2011 (10ª).
159
Los límites de la libertad de expresión frente a la no-discriminación
160
Juan Antonio Cruz Parcero
14
En el amparo 4436/2015 la Suprema Corte resolvió, respecto del artícu-
lo 287 del Código Penal del Distrito Federal, que el delito de injurias contra la
autoridad no era constitucional y que debido a la vaguedad de la formulación
de ese artículo se podría vulnerar la libertad de expresión.
15
Véase el significado de menospreciar en el Diccionario de la Lengua Española.
16
Igualmente véase el significado de vejar en el Diccionario de la Lengua
Española.
161
Los límites de la libertad de expresión frente a la no-discriminación
162
Juan Antonio Cruz Parcero
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Los límites de la libertad de expresión frente a la no-discriminación
164
Juan Antonio Cruz Parcero
17
Retomo la idea de Luz Helena Orozco y Villa, quien ha distinguido
entre discursos de odio y discursos odiosos. La finalidad de un discurso de odio
que pretende generar condiciones para que un grupo pueda ser dañado. Los
discursos odiosos no tienen esta finalidad (Orozco y Villa 2018).
165
Los límites de la libertad de expresión frente a la no-discriminación
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Juan Antonio Cruz Parcero
167
Los límites de la libertad de expresión frente a la no-discriminación
18
Remito al trabajo doctoral de Carlos Alberto Galindo López (2017).
168
Juan Antonio Cruz Parcero
19
Véase el punto 29 del voto particular de José Ramón Cossío.
169
Los límites de la libertad de expresión frente a la no-discriminación
Hay muchos ejemplos de cómo expresiones como indio, queer (en los
20
Estados Unidos), negro, puta, etc., pueden llegar a tener un uso reivindicativo
cuando han tenido o se han usado comúnmente como expresiones peyorativas.
170
Juan Antonio Cruz Parcero
171
Los límites de la libertad de expresión frente a la no-discriminación
Bibliografía
172
Juan Antonio Cruz Parcero
http://eljuegodelacorte.nexos.com.mx/?p=2591 (Consul-
ta: 20 de septiembre, 2017).
Vela, Estefanía, y Niembro, Roberto (2013). La Corte ante
las expresiones insultantes y discriminatorias. Un debate.
Nexos, 30 de abril. Recuperado de http://eljuegodelacorte.
nexos.com.mx/?p=2624 (Consulta: 20 de septiembre,
2017).
173
Libre expresión,
universidad pública y
mundo digital: reflexiones
a propósito de los casos
de Nicolás Alvarado
y Marcelino Perelló
Pedro Salazar Ugarte
Mayra Ortiz Ocaña
Introducción
175
Libre expresión, universidad pública y mundo digital: reflexiones a propósito de los casos
176
Pedro Salazar Ugarte y Mayra Ortiz Ocaña
177
Libre expresión, universidad pública y mundo digital: reflexiones a propósito de los casos
por un grupo de cuatro hombres en Veracruz. Este caso fue visibilizado ya que
los hombres, apodados “Porkys”, eran miembros de la clase alta de Veracruz
y no cumplieron con un acuerdo privado que habían realizado con el padre
de Daphne para pedirle disculpas. Todos fueron procesados penalmente y sus
casos, en amparo, aún se encuentran pendientes de resolución.
2
Transcripción del programa de radio Sentido Contrario, Ivoox, 28 de mar-
zo de 2017. Recuperado de https://mx.ivoox.com/es/2017-03-28-bouleau-7-
germinal-audios-mp3_rf_17889167_1.html (Consulta: 1 de agosto, 2017).
178
Pedro Salazar Ugarte y Mayra Ortiz Ocaña
179
Libre expresión, universidad pública y mundo digital: reflexiones a propósito de los casos
Derechos humanos
180
Pedro Salazar Ugarte y Mayra Ortiz Ocaña
Libertad de expresión
181
Libre expresión, universidad pública y mundo digital: reflexiones a propósito de los casos
3
La Constitución mexicana —por ejemplo— contempla como límites a
la libertad de expresión la moral, la vida privada, los derechos de terceros o los
dichos que puedan provocar algún delito.
182
Pedro Salazar Ugarte y Mayra Ortiz Ocaña
Igualdad y no discriminación
4
García de Enterría los concibe como nociones jurídicas imprecisas.
183
Libre expresión, universidad pública y mundo digital: reflexiones a propósito de los casos
184
Pedro Salazar Ugarte y Mayra Ortiz Ocaña
señala Añón:
Libertad académica
Para analizar los casos que nos interesan es relevante notar que
las personas protagonistas eran funcionarios de la Universidad
Nacional Autónoma de México. Este hecho nos invita a pensar
sobre el papel de la Universidad y la libertad académica que ca-
racteriza —como derecho fundamental— a las tareas que reali-
zan sus integrantes.
En el caso de Marcelino Perelló la situación es muy clara.
Él, en el momento de los dichos, era académico y profesor de la
Universidad por lo que realizaba sus actividades universitarias
en ejercicio de su libertad académica. En el caso de Nicolás Al-
varado las cosas son menos claras porque no impartía cátedra en
185
Libre expresión, universidad pública y mundo digital: reflexiones a propósito de los casos
186
Pedro Salazar Ugarte y Mayra Ortiz Ocaña
187
Libre expresión, universidad pública y mundo digital: reflexiones a propósito de los casos
Metodología propuesta
188
Pedro Salazar Ugarte y Mayra Ortiz Ocaña
6
Otros elementos a considerar son: historia de discriminación institucio-
nal, historia de conflictos, marco legal y paisaje mediático.
189
Libre expresión, universidad pública y mundo digital: reflexiones a propósito de los casos
190
Pedro Salazar Ugarte y Mayra Ortiz Ocaña
191
Libre expresión, universidad pública y mundo digital: reflexiones a propósito de los casos
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Pedro Salazar Ugarte y Mayra Ortiz Ocaña
193
Libre expresión, universidad pública y mundo digital: reflexiones a propósito de los casos
194
Pedro Salazar Ugarte y Mayra Ortiz Ocaña
195
Libre expresión, universidad pública y mundo digital: reflexiones a propósito de los casos
196
Pedro Salazar Ugarte y Mayra Ortiz Ocaña
Bibliografía
Fuentes académicas
197
Libre expresión, universidad pública y mundo digital: reflexiones a propósito de los casos
Artículos periodísticos
198
Pedro Salazar Ugarte y Mayra Ortiz Ocaña
Decisiones judiciales
Comunicados institucionales
Legislación nacional
200
Pedro Salazar Ugarte y Mayra Ortiz Ocaña
Otras fuentes
201
Libertad de expresión
y no discriminación1
José Woldenberg
1
El presente texto retoma argumentos presentados en diferentes artículos
míos publicados en revistas, libros colectivos y el diario Reforma.
203
Libertad de expresión y no discriminación
Discriminación
204
José Woldenberg
205
Libertad de expresión y no discriminación
206
José Woldenberg
207
Libertad de expresión y no discriminación
208
José Woldenberg
209
Libertad de expresión y no discriminación
210
José Woldenberg
211
Libertad de expresión y no discriminación
212
José Woldenberg
Discriminación, hoy
213
Libertad de expresión y no discriminación
214
José Woldenberg
215
Libertad de expresión y no discriminación
216
José Woldenberg
217
Libertad de expresión y no discriminación
218
José Woldenberg
219
Libertad de expresión y no discriminación
220
José Woldenberg
221
Libertad de expresión y no discriminación
222
José Woldenberg
La ley
223
Libertad de expresión y no discriminación
224
José Woldenberg
Bibliografía
225
Cuando el combate a la
discriminación es coartada
del pensamiento único.
Intolerancias, medios y
redes sociodigitales
Raúl Trejo Delarbre
227
Cuando el combate a la discriminación es coartada del pensamiento único
1
“Artículo 23. Son infracciones contra la dignidad de las personas; I. Vejar
o maltratar verbalmente a cualquier persona […] La infracción establecida en
la fracción I se sancionará con multa por el equivalente de 1 a 10 veces la Uni-
dad de Cuenta de la Ciudad de México vigente o con arresto de 6 a 12 horas”
(Ley de Cultura Cívica de la Ciudad de México, 2004).
228
Raúl Trejo Delarbre
229
Cuando el combate a la discriminación es coartada del pensamiento único
230
Raúl Trejo Delarbre
231
Cuando el combate a la discriminación es coartada del pensamiento único
232
Raúl Trejo Delarbre
233
Cuando el combate a la discriminación es coartada del pensamiento único
Funcionarios públicos,
representatividad o libertad
234
Raúl Trejo Delarbre
235
Cuando el combate a la discriminación es coartada del pensamiento único
236
Raúl Trejo Delarbre
237
Cuando el combate a la discriminación es coartada del pensamiento único
238
Raúl Trejo Delarbre
239
Cuando el combate a la discriminación es coartada del pensamiento único
240
Raúl Trejo Delarbre
El Conapred, indeseable
policía del pensamiento
241
Cuando el combate a la discriminación es coartada del pensamiento único
242
Raúl Trejo Delarbre
243
Cuando el combate a la discriminación es coartada del pensamiento único
244
Raúl Trejo Delarbre
245
Cuando el combate a la discriminación es coartada del pensamiento único
246
Raúl Trejo Delarbre
247
Cuando el combate a la discriminación es coartada del pensamiento único
248
Raúl Trejo Delarbre
249
Cuando el combate a la discriminación es coartada del pensamiento único
250
Raúl Trejo Delarbre
251
Cuando el combate a la discriminación es coartada del pensamiento único
252
Raúl Trejo Delarbre
253
Cuando el combate a la discriminación es coartada del pensamiento único
Bibliografía
254
Raúl Trejo Delarbre
255
Cuando el combate a la discriminación es coartada del pensamiento único
256
¿Qué hay en un
nombre? Creencias,
prejuicios y
discriminación
Marta Lamas
257
¿Qué hay en un nombre? Creencias, prejuicios y discriminación
258
Marta Lamas
2
De aquí en adelante pondré en cursivas los términos prostitución y pros-
titutas, pues tienen una connotación negativa, que solamente se aplica a quien
vende y no a quien compra. Los dejaré tal cual cuando se trate de citas.
3
Los franciscanos Andrés de Olmos, Toribio de Benavente Motolinía,
Alonso de Molina, Bernardino de Sahagún, Gerónimo de Mendieta y Juan de
Torquemada, así como los dominicos Bartolomé de las Casas y Diego Durán.
Véase Dávalos (2002).
259
¿Qué hay en un nombre? Creencias, prejuicios y discriminación
260
Marta Lamas
4
En el trabajo coordinado por J. G. Peristiany varios autores estudian la
continuidad y persistencia de ciertos modos de pensar mediterráneos en seis
sociedades. Véase Peristiany (1968).
261
¿Qué hay en un nombre? Creencias, prejuicios y discriminación
262
Marta Lamas
263
¿Qué hay en un nombre? Creencias, prejuicios y discriminación
sexual desde la concepción de que siempre es violencia hacia las mujeres y que
conduce a la trata. Véase Weitzer (2014).
8
También tiene significados desiguales si se trata de una persona homo-
sexual, trans o queer, pero ese análisis excede a esta reflexión.
264
Marta Lamas
9
El trabajo sexual que hacen los hombres para otros hombres es cuestiona-
do por la homosexualidad. El trabajo de venta de servicios sexuales de hombres
a mujeres está muy invisibilizado, o se inscribe en el modelo del gigoló.
10
Se analizaron alrededor de 215 000 criterios emitidos por la scjn y los
Tribunales Colegiados de Circuito, publicados en el Semanario Judicial de la
Federación y su Gaceta, desde la quinta a la novena épocas, y más de 35 000 crite-
rios contenidos en apéndices y algunos informes de labores del mismo periodo.
265
¿Qué hay en un nombre? Creencias, prejuicios y discriminación
También se realizó una búsqueda global y consulta por palabra sobre el total
de tesis contenidas en la base de datos. Se consultaron índices de los criterios
ordenados alfabéticamente, de acuerdo con la materia o instancia emisora. Y
también se hizo una consulta temática y una consulta especial que permitió
reunir un conjunto informativo relevante sobre los conceptos mencionados y
sobre las instituciones jurídicas que los regulan. Posteriormente se solicitó al
archivo de la scjn 147 expedientes impresos y, en algunos casos más recientes,
sus respectivas versiones electrónicas (Fondevila, 2009).
266
Marta Lamas
267
¿Qué hay en un nombre? Creencias, prejuicios y discriminación
la prostitución con los que se tenían en el pasado respecto a que las mujeres can-
taran en público y cobraran: sí en privado y gratis, no en público y por dinero.
Así recuerda que las primeras cantantes de ópera eran consideradas prostitutas.
Véase Nussbaum (1999).
268
Marta Lamas
12
También en otros mercados de servicios personales, como en el traba-
jo doméstico, se llevan a cabo transacciones que producen creencias negativas
sobre el papel de las mujeres, como seres al servicio de los hombres, con conse-
cuencias significativas en las relaciones de género.
269
¿Qué hay en un nombre? Creencias, prejuicios y discriminación
270
Marta Lamas
271
¿Qué hay en un nombre? Creencias, prejuicios y discriminación
272
Marta Lamas
15
Como en todos los trabajos, hay diferencias sustantivas por la clase social
y el capital cultural que tienen. En el caso de las trabajadoras callejeras, repre-
senta realmente una forma de sobrevivencia. En otro nivel, como el de las call
girls y las escorts, implica ingresos extraordinarios.
273
¿Qué hay en un nombre? Creencias, prejuicios y discriminación
16
Suecia es el caso paradigmático que se ha convertido en “modelo” para
las neoabolicionistas en todo el mundo pues, allí, en 1999 las feministas de
gobernanza lograron promulgar una ley que prohíbe el comercio sexual y
criminaliza a los clientes, pero no a las trabajadoras, a quienes considera “víc-
timas”, aunque las manda a la clandestinidad, con más riesgos y menos in-
gresos. Véase Kulick (2003).
17
Esta postura ha llevado a que en las leyes de diversos países explíci-
tamente se suprima el consentimiento desde la convicción de que ninguna
mujer “consiente” el comercio sexual. En México, por ejemplo, la normatividad
vigente establece que, aunque la mujer diga que consintió, no hay que aceptar
su dicho y siempre hay que tomarla como víctima.
274
Marta Lamas
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¿Qué hay en un nombre? Creencias, prejuicios y discriminación
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Marta Lamas
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Para la rae (1992) eufemismo es la “manifestación suave o decorosa de
ideas cuya recta y franca expresión sería dura o malsonante”. Para Seco et al.
(1999) es “la palabra o expresión que sustituye a otra que se considera o malso-
nante o desagradable”.
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Marta Lamas
Bibliografía
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Marta Lamas
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Subordinación y
silencio: sobre la
libertad de expresión
y la igualdad de
las mujeres
Amneris Chaparro
Introducción
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Subordinación y silencio: sobre la libertad de expresión y la igualdad de las mujeres
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Amneris Chaparro
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Subordinación y silencio: sobre la libertad de expresión y la igualdad de las mujeres
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Amneris Chaparro
5
Las cursivas son mías.
6
En la sección tres hablo a detalle de la forma en que la pornografía sub-
ordina y silencia.
7
O en términos de la Constitución de Estados Unidos: un conflicto entre
la Primera Enmienda (libertad de expresión) y la Decimocuarta Enmienda
(protección igualitaria).
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Subordinación y silencio: sobre la libertad de expresión y la igualdad de las mujeres
donde todas las ideas circulen libremente para que sus ciudada-
nos y ciudadanas puedan discernir y tomar decisiones informa-
das. El caso de la protección constitucional a la pornografía es el
ejemplo perfecto de cómo se favorece a la libertad por encima
de la igualdad. Para decirlo sin rodeos: es más importante no
censurar, dejar que las ideas circulen y esperar que la sociedad las
autorregule y deseche aquellas que son nocivas, racistas, sexistas
o clasistas, que garantizar una representación justa de aquellas
personas y grupos en posición de desventaja.
En cuanto al silencio, Langton nos dice que la pornografía
silencia a las mujeres porque restringe el ejercicio de ciertas li-
bertades, a saber: libertad de protestar contra la violencia sexual,
libertad de rechazar avances sexuales no deseados, la libertad de
denunciar abusos ante un juzgado, o incluso la libertad de cele-
brar y promover nuevas formas de pensar la sexualidad (Langton,
1993: 328). Este segundo argumento revela un conflicto al inte-
rior de la libertad misma: “la libertad de los hombres de producir
y consumir pornografía, y la libertad de las mujeres de hablar”
(Langton, 1993: 298). El conflicto consiste en decidir qué liber-
tad es más importante: la libertad de ofender, de reproducir este-
reotipos, de subordinar o la libertad de protestar, de rechazar, de
denunciar. Aquí, el argumento del silencio cobra fuerza porque
apunta que la libertad de producir/consumir pornografía contri-
buye a que las mujeres sean incapaces de expresarse libremente
(al menos en los terrenos de la sexualidad). Esto significa además
que el tan necesario mercado de las ideas se encuentra incomple-
to pues una buena parte de la ciudadanía (las mujeres) es sim-
plemente incapaz de poner sus ideas en circulación. La premisa
detrás del argumento del silencio es que no existen condiciones
de libertad iguales para hombres y para mujeres; en específico,
que cuando se trata de hablar de sexualidad y de la forma en que
a las mujeres se les representa en la pornografía, ellas nunca (o
casi nunca) tienen la oportunidad de expresarse. Al contrario, la
libertad de expresar contenidos pornográficos que dictan qué es
ser una mujer, qué es el placer y cómo se obtiene ha sido prerro-
gativa de los pornógrafos y de los consumidores.
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Amneris Chaparro
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Subordinación y silencio: sobre la libertad de expresión y la igualdad de las mujeres
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Pensemos, por ejemplo, en la pintura El origen del mundo (1866) de Gus-
tave Courbet, que muestra los genitales femeninos en primer plano. A esta
obra se le considera arte de alto nivel y se exhibe abiertamente en la colección
permanente del Museo de Orsay en París. Podría decirse que la pintura de
Courbet cumple las características 1 y 2 de la definición del oed y que, aunque
tiene una “vena libertina”, no tenía la intención de provocar la excitación sexual
del espectador sino más bien de causar escándalo. De acuerdo con la curaduría
del Museo, “la descripción casi anatómica de los órganos sexuales femeninos no
está atenuada por ningún dispositivo histórico o literario. Sin embargo, gracias
al gran virtuosismo de Courbet y al refinamiento de su esquema de color ám-
bar, la pintura escapa del estatus pornográfico” (Musée d’Orsay, 2012). Ahora
pensemos en una revista como Playboy, que muestra fotos de mujeres desnudas.
La revista está sellada y cubierta cuando se exhibe en tiendas o puestos de re-
vistas y cumple con las tres características de la definición del oed: al presentar
mujeres desnudas en posiciones sexualmente explícitas o como sexualmente
disponibles su objetivo principal es el de provocar la excitación sexual en el
espectador.
9
Por ejemplo, diversos artistas gráficos han hecho importantes contribu-
ciones a la desestigmatización de la homosexualidad. Durante los primeros
años de la revolución sexual en Europa y América las obras de Tom of Fin-
land (1920-1991) se convirtieron en un referente indispensable de cambio de
percepción sobre la homosexualidad. Tom of Finland creó historietas cómicas
con un contenido altamente homoerótico y pornográfico. Representar a las
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Subordinación y silencio: sobre la libertad de expresión y la igualdad de las mujeres
“una de ellas erotiza las relaciones sexuales que son violentas mas
no desiguales, mientras que la otra es profundamente degradante
para las mujeres pero no es violenta” (Eaton, 2007: 676–677).
Al compilar las obras de diferentes autoras feministas12 es
posible sugerir que la desigualdad de género en las representacio-
nes pornográficas muy probablemente incluye, de manera ero-
tizada, una o más de las siguientes prácticas, actos o escenarios:
subordinación: las mujeres son representadas en roles sumisos
e inferiores; humillación: las mujeres son ridiculizadas y some-
tidas a actos vergonzosos; instrumentalización: las mujeres son
tratadas como herramientas de los hombres; reducción a las par-
tes del cuerpo: las mujeres son identificadas o equiparadas con
partes de sus propios cuerpos; deshumanización: a las mujeres
se les niega su humanidad y se les trata como si tuviesen poco o
ningún valor; objetivación: las mujeres son tratadas como obje-
tos pasivos; violación: las mujeres son tratadas como carentes de
integridad física, aquí se incluyen representaciones de violencia
sexual (abuso, violación, penetración con objetos), violencia física
(tortura, lesiones, mutilación, moretones, sangrado), y violencia
verbal (insultos, amenazas, uso de lenguaje coercitivo).
A estas alturas cabe preguntar qué es exactamente lo que hace
de estas representaciones pornográficas de la desigualdad de gé-
nero algo tan problemático para las feministas anti-pornografía.
MacKinnon asume que la pornografía es una experiencia real,
ya que “los hombres se masturban con mujeres siendo expuestas,
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Bibliografía
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¿Apropiación indebida?
Una exploración de los
límites de la apropiación
y la resignificación de
palabras tenidas por
discriminatorias
Nicolás Alvarado
Resumen
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¿Apropiación Indebida? Una exploración de los límites de la apropiación
Malas pécoras
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Nicolás Alvarado
boga, que estimo será cuando menos la primera mitad del siglo
XX–, lo que se antoja de plano imposible en nuestro tiempo es
que alguien emplee la palabra pécora sin hacerla anteceder de un
adjetivo. Nadie habla de pastorear pécoras o de contarlas. Y vaya
que resultaría cuando menos contemplable por la mera razón de
que el significado originario de pécora –del latín pecus, que se usa
para decir exactamente lo mismo– es oveja.
Se trata, pues, de una metáfora de claras resonancias religio-
sas: si en el cristianismo –religión mayoritaria en el Occidente a
cuya cultura pertenece la lengua española– la figura de Dios sue-
le ser antropomorfizada en la del pastor que cuida a un rebaño, y
si ese rebaño habrá de ser uno de ovejas (“Yo soy el buen pastor,
y conozco mis ovejas y las mías me conocen” Juan 10:3), el habla
popular habría tomado una palabra entonces vigente para refe-
rirse a ellas, la habría hecho sinónimo metonímico de persona y,
con el uso, habría generado una expresión idiomática a partir de
ella. Que pécora no sea vocablo corriente hoy derivaría también
del uso: en las batallas de la lengua –ésas que son por definición
peleas callejeras– oveja no mató a pécora pero sí que la exiló
–como joya a alhaja, como excusado a retrete, como maleta a ve-
liz– al museo de las minucias lingüísticas de la pre modernidad.
Digo que la exiló y no que la mató porque pécora –o, cuando
menos, su raíz etimológica: pecus– vive. Vive, por ejemplo, de
manera ostensible en la palabra pecuario, aquella que significa
“perteneciente o relativo al ganado”. De pecuario a pecuniario
hay sólo un paso… o, sí se quiere, una sílaba: la que hace derivar
el término de la palabra pecunio, que –lo dice el DRAE– es alte-
ración (callejera, huelga decir) de peculio y que refiere al dinero
y los bienes propios de una persona. Peculio (malhabido) es lo
que encontramos en peculado, término jurídico para designar el
hurto de caudales del erario. Pero también en peculiar. No llame
esto al lector a sorpresa pues ganado y peculio tienen idéntico
significado: posesiones que no han sido heredadas sino que de-
rivan del lucro (de la ganancia). Gana el ganadero buen dinero
con sus actividades pecuarias, obtiene de ellas un peculio que
–perdóneseme la necesaria tautología– le es peculiar. Que, en el
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¿Apropiación Indebida? Una exploración de los límites de la apropiación
1
Peculiar, de hecho, es ejemplo pertinentísimo de una palabra que está
en trance de mudar de significado. El diccionario de la autoridad regulatoria
de la lengua española –es decir el de la Real Academia– le concede una única
definición –“Propio o privativo de cada persona o cosa”– que es la directamente
derivada de su origen etimológico en la palabra peculio. Una consulta a un dic-
cionario de uso del español, sin embargo –en este caso el de María Moliner–,
nos enfrentará a una situación distinta: si bien la primera acepción que recoge
Moliner es una variante del fraseo del DRAE (“Propio y característico de la
cosa que se trata”) añade una segunda, no recogida por la autoridad –“Especial,
diferente de lo corriente u ordinario”– y ejemplifica ese uso (“Tiene un sentido
del humor muy peculiar”). El español es una de las lenguas que se rige por una
autoridad central, lo mismo que el francés (la Académie Française, que es el
modelo de la Real Academia), el hebreo (la Academia de la Lengua Hebrea)
o el italiano (la Accademia della Crusca, que es la más antigua). No es el caso,
sin embargo, de lenguas como el inglés, que carecen de autoridad regulatoria
central y cuyos diccionarios de referencia (el Chambers, el Collins, el Oxford,
el Merriam-Webster) son todos de uso y, como el María Moliner (o, en francés,
el Larousse o el Robert por oposición al Dictionnaire de l’Académie Française),
se asumen dinámicos e históricos, es decir que van recogiendo los nuevos usos
de las palabras e identificando los obsoletos como arcaísmos. El Shorter Oxford
English Dictionary, por ejemplo, da como primera acepción del inglés peculiar
–equivalente en todo al español– “Distinguished in nature or character, particu-
lar, special” (es decir algo muy cercano a la segunda definición del Moliner) y
sólo como segunda “That exclusively belongs or pertains to or is characteristic of an
individual person or thing, or group of persons or things” –es decir una versión am-
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Nicolás Alvarado
Cuestión de tiempo
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¿Apropiación Indebida? Una exploración de los límites de la apropiación
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La convención, además, cambia en cada cultura, como queda de mani-
fiesto en el ejemplo de hermana, donde el significado “persona o animal que
tiene en común con otra el mismo padre y la misma madre, o sólo uno de ellos”
permanece inmutable en todas las culturas, pero el significante que la conven-
ción le asigna cambia de una a otra, como prueban no sólo el francés soeur y el
español hermana sino, por ejemplo, el inglés sister o el alemán Schwester (que
otra convención arbitraria propia de esa cultura quiere se escriba siempre con
mayúscula por ser sustantivo).
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hecho, es idéntico al del valiente del que deriva valentonada que, si bien sigue
siendo equivalente a valeroso, también podía antiguamente aplicarse a cosas
extraordinarias por fuertes, por eficaces, por buenas (“Le dio un valiente puñe-
tazo”, “Valiente ciudad es Madrid”) y que hoy se conserva en exclamaciones y
con sentido irónico, como bien apunta y ejemplifica Moliner (“¡Valiente amigo
que te deja en la estacada cuando más le necesitas!”).
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Aclaración necesaria en aras de la transparencia: un par de semanas antes
de impartir esa clase, estuve por primera –y hasta ahora única– vez en esa casa,
en ocasión de la búsqueda de sede para un proyecto de teatro inmersivo que ac-
tualmente desarrollo como productor. Fue en esa oportunidad que conocí tam-
bién a la mujer que aparece recostada en la imagen. La casa no cumplía con las
características técnicas que requiere el proyecto escénico, por lo que no he teni-
do (ni creo tener) ocasión de volver a ella. Días después, al preparar mi clase y
sin pensar en la casa, recordé el libro de Rossell, lo tomé de mi biblioteca perso-
nal –en la que reside desde el año mismo de su publicación– y lo hojée en busca
de una fotografía que me sirviera como material de enseñanza. Al toparme con
ésta, reconocí la casa y a la mujer. No fue esto, sin embargo, lo que determinó
su inclusión en mi clase (o en este trabajo) sino la lectura semiológica que de
ella es posible hacer. No descarto, sin embargo, que el proceso que me llevara a
volver a hojear el libro de Rossell después de años de no consultarlo haya sido
criptomnésico (es decir el de un recuerdo inconsciente), asaz motivado por mi
impresión reciente de la decoración de la casa, y de las maneras y el atavío de
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¿Apropiación Indebida? Una exploración de los límites de la apropiación
6
Y, en efecto, es así ya en el proceso mismo de lectura de este texto que
acomete el lector: en él están en juego las lecturas previas a ésta que ha hecho,
su biografía personal y su eventual conocimiento del contexto en que se produ-
ce este trabajo (el libro que lo recoge, las instituciones que lo publican, el país
y la época en que aparece, la identidad del autor, y aun la relación interna que
guardan estos elementos): tales son los referentes con los que compara lo leído
en la cadena significante que constituye el texto.
7
Y bien lo reconoce al manifestar que su noción de esta representación me-
diante “puede ser explicada por ejemplos mejor que por una definición”.
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Este hallazgo empírico encuentra, además, su validación científica en un
Estudio sociolingüístico de la palabra “naco” realizado por la investigadora de
la UNAM Sandra Strikovsky en 2010, disponible en https://es.scribd.com/
document/15238873/Estudio-sociolinguistico-de-la-palabra-naco .
14
Aunque ya no hegemónica en México, donde ha sido suplantada en gran
medida por el barbarismo eufemístico hindú.
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¿Apropiación Indebida? Una exploración de los límites de la apropiación
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La frase, de hecho, daría título al álbum de 1987 en que fuera publicada
la canción, así como a un documental biográfico dirigido por el también guita-
rrista de la banda, Sergio Arau, estrenado en 2010.
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Siempre y cuando se tenga el rigor moral e intelectual de leer el texto,
disponible aún en http://www.milenio.com/firmas/nicolas_alvarado_fuera-
deregistro1/Soy_uno_de_los_poquisimos_mexicanos_que_no_asumen_a_
Juan_Gabriel_como_un_idolo_18_802299773.html .
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¿Apropiación Indebida? Una exploración de los límites de la apropiación
Con j de joto
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Lo que estaría en sintonía con otra de las etimologías populares de joto,
entendido como homosexual, que encontraría su origen en la carta marcada
con la letra J y conocida Jack en la baraja inglesa, equivalente a la sota española,
y que habría dado origen a la acepción homofóbica del vocablo por ser la que
“va debajo” del Rey y la Reina.
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Para una definición más amplia de los actos de discurso performativos
véase Austin, 1975 y Butler, 1997.
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por ejm. una compu que tiene más funciones de las que
necesitas, pero te quieres dar el gusto. Es una jotería. O
los celulares de hoy en día que tienen mil cositas más
aparte de la función propia de comunicarte a algún lu-
gar. Todas esas cositas son joterías. Son pequeñeces no
necesarias, más bien como lujitos. Su significado no es
peyorativo.
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Que es el caso exacto de misappropriation, palabra que puede utilizarse
en inglés referida no sólo a valores, fondos o propiedades sino al nombre, la
imagen, la identidad o la propiedad intelectual.
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Bibliografía
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Ni censura, ni
derecho al insulto: a
propósito del conflicto
(aparente) entre
libertad de expresión
y no discriminación
Luis González Placencia
Véase por ejemplo Altero y Niembro (2013); también Pino (2009), o bien
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bría presupuesto, que ella debió asumir, que el lance tuvo una
buena intención y aceptar pasivamente que guapa es un halago.
Pero al no haber certeza ninguna de que su presuposición sea
cierta, él quedó a expensas de la forma en la que ella lo interpre-
tó. Sin duda, él no podía, muy a pesar de sus buenas intenciones,
imponerle a ella el significado de su lance, simple y llanamente
porque eso no estaba, ni puede estarlo de ningún modo, empí-
ricamente a su alcance. Por tanto, el asunto se tornó un juego
intersubjetivo de probabilidades: o bien ella aceptaba el piropo, o
bien lo rechazaba. Obvio es que, de haberlo aceptado, no habría
habido problema ninguno; pero como lo rechazó, el tipo y la
magnitud de su respuesta no podían haber sido anticipados por
el señor taxista. Tal vez, a pesar de rechazar el piropo, en efecto
no habría pasado nada, porque ella pudo haberse “aguantado”,
pudo quedarse callada e irse con su molestia. O tal vez ella habría
podido reaccionar insultándolo (una vez escuché a una mujer que
frente a un piropo increpó al autor preguntándole sus razones
para piropearla, a lo que el individuo contestó algo así como: “te
digo hermosa porque pienso que eres hermosa”; ella le reviró di-
ciendo, “yo pienso que usted es un imbécil y no se lo digo públi-
camente”). Tal vez, de tenerlo a mano, lo habría abofeteado. En
todos estos casos es posible asimismo que el taxista aceptara estas
respuestas y hasta se vanagloriara de haberlas provocado —como
los charros mexicanos de los filmes de mediados del siglo xx— o
tal vez habría contra reaccionado y claramente agredido física o
verbalmente a la joven tuitera. Lo que es obvio es que de todas
esas posibilidades, y quizá otras que escapan a mi imaginación,
lo que ella eligió fue recurrir a la autoridad para que, con base en
la ley, ésta decidiera lo que correspondía hacer y él tuviera que
someterse a una decisión que quedaba en manos de esta última,
no de ella.
En todo caso, difícilmente me parece que pueda argumen-
tarse, tampoco aquí, un conflicto de derechos. En esta ocasión
no se trata de una opinión expresada en privado; tampoco es una
expresión realizada sobre una persona pública, sino sobre una
persona privada cuya identidad de género la ubica entre las his-
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Acción Derechos a
Medio de
Persona Persona Tipo de co y agente proteger y
Caso comuni Consecuencias
activa pasiva municación vulne titulares de
cación
rantes los mismos
Interven-
ción de Derecho a
Ninguna, aun-
una comu- la privaci-
Conversa- que con “cos-
Servidor/a Persona Teléfono nicación dad, como
1 ción telefó- tos políticos”
público privada público privada libertad del
nica privada para la persona
filtrada servidor/a
activa
anónima- público
mente
Derecho a la
libertad de
Servidor/a prensa del
público Censura periodista. Medidas caute-
ejerciendo Figura Artículo de Periódico social e lares y renuncia
2
funciones pública opinión comercial institucio- forzada de la
de perio- nal Derecho a la persona activa
dista información
de las au-
diencias
Cancelación
Docente Comen- Derecho a la
de la emisión a
univer- Expresión tarios privacidad
cargo de la per-
sitario Persona en una Radio misóginos como in-
3 sona activa y de
ejerciendo privada emisión pública a cargo del munidad de
su participación
funciones radiofónica titular de la una persona
como locutor
públicas emisión privada
de la emisora
Prohibición
general de
discrimina-
Manifes-
ción y no
tación de
vulneración
Inmediato un juicio Arresto admi-
Varón Mujer de la digni-
4 Grito en vía sobre otra nistrativo (con-
taxista tuitera dad como
publica persona mutado)
directriz
sin su au-
general de
torización
compor-
tamiento
debido
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Entiendo que esto abre otra discusión cuyo análisis, anticipo, conducirá
a la misma conclusión: nadie puede argumentar que ejerce un derecho a partir
de la comisión de un delito.
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Me permito una metáfora que puede explicar este último punto: lo im-
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Bibliografía
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la otredad en la ficción
televisiva mexicana:
entre la discriminación
y la inhibición de los
derechos ciudadanos
Darwin Franco Migues y Guillermo Orozco Gómez
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en tanto, el share indica el total de audiencia que se reparte entre las diferentes
cadenas de televisión.
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La telenovela, un producto
televisivo para pensar lo social
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La investigadora engloba a la industria y producción de telenovelas en
América Latina mediante seis modelos: argentino, venezolano, colombiano, de
Miami (Estados Unidos), brasileño (tv Globo) y mexicano (Televisa).
3
Fecha paradigmática, ya que fue el año en que Televisa perdió el monopo-
lio de la ficción al estrenarse en las pantallas de tv Azteca la telenovela: Nada
personal, producción que rompió la barrera entre la realidad y la ficción al crear
una historia sobre los vínculos de corrupción entre la clase política y el crimen
organizado (Dorcé, 2005). Ésta fue la primera telenovela mexicana donde Mé-
xico y sus instituciones aparecieron. Un año más tarde, Mirada de mujer (1997)
también acabó con el tradicional melodrama mexicano al presentar una histo-
ria donde una mujer madura se enamora de un hombre joven.
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Darwin Franco Migues y Guillermo Orozco Gómez
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Año en que surge Televisa, al fusionarse Telesistema Mexicano y Tele-
visión Independiente de México. Las telenovelas anteriores a esta fecha, como
Senda prohibida, fueron realizadas por la primera empresa.
5
Empresa que pertenece a Azteca International Corporation, establecida
en 1993 por Grupo Salinas como consecuencia de la privatización del Instituto
Mexicano de la Televisión (Imevisión).
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La representación de la otredad en la ficción televisiva mexicana
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Encabezada por Epigmenio Ibarra —periodista—; esta productora cam-
bió radicalmente la temática de las telenovelas al colocar las preocupaciones de
la sociedad de nuestro tiempo como protagonistas de sus obras. Argos rompió
relaciones con tv Azteca en 2001, luego de diferencias administrativas y eco-
nómicas. Argos volvió a producir telenovelas en México en 2010 pero ahora
con Cadena Tres, hoy Imagen Televisión.
7
Tanto Mirada de Mujer como Nada Personal fueron producciones de Tv
Azteca pero se inscriben en esta nueva categoría de ficción televisiva nacional.
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El organismo, creado el 20 de febrero de 2001, representa a la parte fi-
lantrópica de Televisa y se enfoca a la creación de campañas de concientización
social principalmente en dos ámbitos: salud y educación.
9
Pero no siempre los mensajes son positivos, el Consejo Ciudadano por
la Equidad de Género en los Medios de Comunicación y el Derecho a la In-
formación de las Mujeres evidenció que Fuego en la sangre (2008), telenovela
con causa, registró en dos semanas de transmisiones 498 actos en los que se
reproducen y justifican las diversas formas de violencia contra las mujeres, prin-
cipalmente la psico-emocional y la física. El monitoreo se realizó del 14 al 25
de julio de 2008.
10
En la página web (www.miguelsabido.com), Miguel Sabido expone que
sus telenovelas: Acompáñame (1977), Vamos juntos (1979) y Caminemos (1980)
jugaron un papel preponderante en el llamado “milagro demográfico mexica-
no”, haciendo que la tasa de natalidad bajara de 3.7 a 2.4. Ven conmigo (1976)
llevó a casi un millón de personas adultas a inscribirse en el Plan Nacional de
Educación de Adultos, para que terminaran su educación básica.
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como lo hizo con Ingobernable (2017) que se trasmitió de manera exclusiva por
Netflix. Esta serie retrata la vida de la Primera Dama de México a quien se le
acusa de haber asesinado a su esposo.
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Las telenovelas de Televisa Hasta que el dinero nos separe (2010) y Una fa-
milia con suerte (2011) llevaron al extremo la inclusión de la publicidad al hacer
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fea más bella (Televisa, 2006) a favor del ex Presidente de México Felipe Cal-
derón; la promoción de las plataformas políticas del Partido Verde Ecologista
de México en las telenovelas Un gancho al corazón (2009) y Triunfo del amor
(2011), ambas producciones de Televisa; el anuncio —durante una semana de
transmisión— de los logros del gobierno de Chiapas en la telenovela de tv
Azteca, Pasión morena (2009).
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Conclusiones e incitación
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Bibliografía
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democrática mexicana
Carlos Pérez Vázquez
Introducción
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Carlos Pérez Vázquez
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Véase el artículo 1, de las adiciones de 25 de septiembre de 1873 de la
Constitución de 1857, con sus adiciones y reformas hasta 1901, en http://www.
diputados.gob.mx/biblioteca/bibdig/const_mex/const_1857.pdf, p. 170 (Con-
sulta: 4 de agosto, 2017).
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Carlos Pérez Vázquez
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http://www.vicariadepastoral.org.mx/sagrada_escritura/biblia/antiguo_testa-
mento/42_job_08.htm#cap39 (Consulta 4 de agosto, 2017).
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Bibliografía
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Sobre las autoras
y los autores
Nicolás Alvarado es escritor y comunicador. Hizo estudios de
ciencias de la comunicación en la Universidad Iberoamericana.
Es autor de los libros Con M de México (Norma, 2006) y La Ley
de Lavoisier (Norma, 2008), así como de las obras de teatro Cena
de Reyes (2011) y Te vuelvo a marcar (2014), y coautor de los li-
bros México 2010, hipotecando el futuro (Taurus, 2010) y Ellas…
por ellos (Conapred, 2012), entre otros. Fue miembro fundador y
subsecretario de Imagen Institucional del partido político De-
mocracia Social, así como de la Comisión Ciudadana de Estu-
dios contra la Discriminación, cuyos trabajos dieran origen tanto
a la promulgación de la Ley Federal para Prevenir y Eliminar la
Discriminación como a la existencia misma del Conapred. Ha
sido productor, guionista, conductor y/o comentarista de diver-
sos espacios televisivos para Canal 22, Televisión Azteca, Televi-
sión Mexiquense, Televisa, Televisión Educativa, pctv, el spr y
Milenio Televisión en México. También ha sido director general
de la revista El Huevo, asesor en educación artística del programa
SaludArte de la Secretaría de Educación de la cdmx, director ge-
neral de tv unam y vicepresidente de la Asociación de las Tele-
visiones Educativas y Culturales Iberoamericanas. Actualmente
es profesor de semiótica en Centro de Diseño, Cine y Televisión,
productor asociado de la compañía Teatro de Babel y de su fes-
tival internacional de dramaturgia contemporánea DramaFest,
asesor en comunicación y cultura del Centro Universitario de los
Altos de la Universidad de Guadalajara, columnista de Milenio
Diario y colaborador del noticiario Contraportada de Radio Fór-
mula. Es también miembro del Salzburg Global Seminar.
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Directorio
Secretaría de Gobernación Consejo Nacional para el Desarrollo
Alfonso Navarrete Prida y la Inclusión de las Personas con
Secretario Discapacidad