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Intento de definición:
Mito es un relato tradicional, que refiere la actuación memorable y ejemplar de unos
personajes extraordinarios en un tiempo prestigioso y lejano.
El mito es un relato, una narración, que se caracteriza por presentar una historia. Este relato
viene de tiempos atrás y es conocido de muchos, y aceptado y transmito de generación en
generación. Los mitos son “historias de la tribu” y viven en “el país de la memoria”
comunitaria. La tradición mítica es un fenómeno social. El relato mítico tiene un carácter
dramático y ejemplar. Se trata siempre de acciones de excepcional interés para la comunidad,
porque explican aspectos importantes de la vida social mediante la narración de cómo se
produjeron por primera vez tales o cuales hechos. El mito explica e ilustra el mundo mediante
la narración de sucesos maravillosos y ejemplares.
Los actores de los episodios míticos son seres extraordinarios, fundamentalmente seres
divinos, ya sean dioses o figuras emparentadas con ellos, como los héroes de la mitología
griega. Son más que humanos y actúan en un marco de posibilidades superior al de la realidad
natural. Mediante la rememoración de esos sucesos primordiales y la evocación de esas
hazañas heroicas y divinas, la narración mítica explica por qué las cosas son así y sitúa las
causas de esos procesos originales en un tiempo primordial. Hay unos temas esencialmente
míticos, los que se refieren al comienzo de las cosas: la cosmogonía y la teogonía, y los que se
refieren al final de todo, al más allá de la muerte y del tiempo terrestre: la escatología. Pero los
mitos explican también las causas de muchos usos y costumbres, de más o menos importancia,
que son de interés colectivo. Los mitos tratan del comienzo y de las causas del universo, y en
especial, de la vida humana. La explicación mítica es la más antigua, y en cierto modo, subsiste
replegándose a ciertos temas al enfrentarse con otros tipos de explicación, más lógicos o
científicos. Sus actores pueden tener forma humana, un tanto magnificada, como los dioses y
héroes griegos por ejemplo, o no, como los seres monstruosos primigenios de muchas
mitologías, pero actúan y se mueven animados por impulsos como los de los humanos. La
narración mítica nos habla de un tiempo prestigioso y lejano, el tiempo de los comienzos, el
de los dioses, o el de los héroes que aún tenían tratos con los dioses, un tiempo que es el de
los orígenes de las cosas, un tiempo que es distinto del de la vida real, aunque por medio de la
rememoración y evocación ritual puede acaso renacer en éste.
El mito es sentido como serio y veraz, con un halo de solemnidad variable, pero que está unido
en muchos casos al cariz religioso de los mitos fundamentales. Cualquier historia mítica,
conserva un valor paradigmático, que es distinto del cariz de entretenimiento y diversión de
otros relatos del folklore.
Las explicaciones del mito remiten siempre a un más allá, a otro tiempo, y a personajes, dioses
o héroes, que no son como los seres humanos de nuestro entorno. Esa trascendencia del mito
está muchas veces cargada de emotividad. Por eso los relatos míticos tienen un elevado
componente simbólico: abundan en símbolos y tratan de evocar un complemento ausente de
esta realidad que tenemos ante nuestros sentidos. Tras esta realidad, indican los mitos, hay
otra, que es más esencial, la Realidad fundacional, la divina y eterna Realidad. El pasado
prestigioso es el ámbito de las actuaciones míticas. Para quien solo atiende a la realidad
empírica, el mundo de los relatos míticos no existe. No puede comprobarse con métodos
empíricos.
Al relatar sucesos extraordinarios, actuaciones de seres sobrenaturales, obras, que están más
allá de nuestro tiempo y tal vez de nuestro espacio, los mitos se refieren al ámbito de lo
maravilloso, de manera que, como los cuentos, son inverosímiles. Pero no pretender ser
verosímiles. La verosimilitud significa ajustarse a unas limitaciones de una realidad que los
mitos trascienden por su mismo contenido. Son verdaderos, para quienes creen en ellos; son la
Verdad misma anterior a la realidad, que se explica por ellos. Los temas de los mitos y sus
personajes están más allá de las normas habituales y empíricas. Los mitos suministran una
primera interpretación del mundo. Funcionan como creencias colectivas, como un repertorio
de relatos sabidos por la comunidad, transmiten una cierta imagen del mundo, previa a los
saberes racionales y a las técnicas y ciencias.
Mitología:
La tradición mitológica.
Cómo fue en Grecia
Mitología y literatura:
Frente a la tradición mítica se han constituido luego la filosofía, la historia y las investigaciones
científicas como saberes críticos y racionales. Se han creado frente a los mitos, en oposición a
ellos, en busca de una nueva explicación, fundada en la razón, no en la tradición. Los géneros
de la literatura de ficción, desvinculados del acervo mítico, son, en general, posteriores.
La literatura griega clásica y arcaica estaba dirigida a un público amplio, a un auditorio
ciudadano, y tuvo siempre una vertiente educativa; la literatura fue, en Grecia, paideia y
mousiké; es decir, “formación” y “arte de las musas”. Los poetas fueron entones los
educadores del pueblo, y la paideia tradicional se fundaba en un buen conocimiento de la
poesía, la homérica ante todo. La poesía, a su vez, se enraizaba en el recuerdo de los mitos.
También las tragedias estaban hechas sobre ellos, a veces a través de versiones épicas
representadas por episodios.
Las tragedias se representaban en un marco ciudadano, el teatro de Dioniso al pie de la
Acrópolis, y en unas fiestas cívicas, las dionisíacas, ante un auditorio que era toda la ciudad. La
representación conservaba muchos elementos religiosos. Fue justamente una polis
democrática como Atenas la que velaba oficialmente por esas representaciones teatrales.
Mientras que no se preocupaba por facilitar el aprendizaje de la lectura y la escritura, ni
siquiera a un nivel elemental, el Estado ateniense velaba por el teatro, como si éste fuera un
fundamento de la cultura y la sociabilidad , como algo fundamental en la paideia comunitaria.
Se trata de una democracia que recupera y reclama como base educativa la rememoración de
los mitos heroicos, de claro origen aristocrático, y trata de enfocarlos desde la óptica cívica, en
un ambiente democrático e igualitario. La épica y la tragedia, - y también la lírica coral doria-
fueron no solo formas de arte, sino también instituciones sociales con valor educativo. Los
mitos de héroes y de dioses, que habían actuado en un tiempo remoto pero en sus dramáticas
escenas plantean conflictos de valores en los que se muestra paradigmáticamente la trágica
condición del hombre.
La ruina del saber mítico, es decir, la pérdida de fe en los mitos, provoca una quiebra en la
conciencia colectiva.