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Mayelin Orozco

CI: 21.181.343

Acústica arquitectónica

El sonido puede definirse como “la sensación percibida a través de los


órganos auditivos, debida a un movimiento vibratorio propagado a través de
un medio elástico” (El medio elástico más habitual es el aire). La naturaleza
y el entorno proporcionan una inmensa variedad de sensaciones sonoras a
todos los seres dotados de oído. De todos los sonidos posibles las personas
podemos oír un amplio espectro, pero no todos ellos ya que aquello que
podemos percibir está limitado por el propio campo de audición.

Los escritos más antiguos que se conocen sobre acústica arquitectónica


datan del siglo I a. C., más concretamente, el año 25 a. C. y se deben a
Marco Vitrubio Polio, ingeniero militar de Julio César. En estos escritos
describen varios diseños para la acústica de los antiguos teatros romanos.

Por ejemplo, se utilizaban vasijas de bronce afinadas que actuaban como


resonadores, bajos o agudos. Aunque la vasijas servían para redirigir el
sonido en una dirección diferente a la inicial, no lo reforzaban. En las
iglesias cristianas, de bóvedas altas, con muchos problemas acústicos,
sobre el púlpito se colocaba un tornavoz, especie de marquesina, que
evitaba que el sonido de la voz del predicador se perdiese por las bóvedas.
Se consiguieron resultados muy notables.

La acústica arquitectónica es la ciencia de la lucha contra el ruido en los


edificios. La primera aplicación de la acústica arquitectónica fue vista en el
diseño de los teatros de ópera y de salas de conciertos. Más ampliamente,
la supresión del ruido es fundamental en el diseño de las viviendas de
múltiples unidades y los establecimientos comerciales que generen ruido
significativo, incluyendo salas de conciertos como barras. El diseño más
mundano de los lugares de trabajo tiene implicaciones para efectos del
ruido. La acústica arquitectónica incluye acústica de la sala, el diseño de los
estudios de grabación y emisión, cine en casa, y salas de música para la
reproducción de medios de comunicación.

Esta ciencia analiza la transmisión de ruidos de la construcción sobre el


exterior al interior y viceversa. Las rutas principales de ruido son los techos,
aleros, paredes, ventanas, puertas y penetraciones. Con el control suficiente
se asegura la funcionalidad del espacio y se requiere a menudo basadas en
el uso del edificio y los códigos locales municipales. Un ejemplo sería
ofrecer un diseño adecuado para un hogar que se va a construir cerca de
una carretera de gran volumen, o en virtud de la trayectoria de vuelo de un
aeropuerto principal, o del propio aeropuerto. La ciencia de la limitación y/o
el control de la transmisión de ruido desde el espacio asegura la
construcción de uno a otro para garantizar la funcionalidad del espacio y
privacidad de la palabra. Las rutas de sonido típico son las particiones de
habitación, los paneles acústicos del techo (la madera se redujo a paneles
de techo), puertas, ventanas, acompañamiento, conductos y otras
penetraciones. Un ejemplo sería ofrecer diseño adecuado para la pared
medianera en un complejo de apartamentos para reducir al mínimo la
perturbación mutua debido al ruido de los residentes en los apartamentos
adyacentes.

en el interior se ha de lograr la calidad óptima del sonido, controlando la


reverberación y el tiempo de reverberación, a través de la colocación de
materiales absorbentes y reflectores acústicos. Los materiales se pueden
usar para reducir el tiempo de reverberación de un recinto o como barrera
para reducir la intensidad del sonido que viaja de un punto a otro.
Tal vez los más importantes de estos materiales sean los materiales
porosos. Ejemplo: lanas de roca, espumas de poliestireno, moquetas, etc.
Materiales
Para modificar las reverberaciones hay dos materiales: los que reflejan el
sonido y los que lo absorben. Los materiales blandos como el corcho o el
fieltro absorben la mayor parte del sonido que incide sobre ellos.
Los materiales duros como la piedra o los metales reflejan casi todo el
sonido que les llega

Los materiales de construcción y los revestimientos tienen propiedades


absorbentes muy variables. A menudo es necesario, tanto en salas de
espectáculo como en estudios de grabación y monitoreo realizar
tratamientos específicos para optimizar las condiciones acústicas. Ello se
logra con materiales absorbentes acústicos, es decir materiales
especialmente formulados para tener una elevada absorción sonora.

Existen varios tipos de materiales de esta clase. El más económico es la


lana de vidrio, que se presenta en dos formas: como fieltro, y como panel
rígido. La absorción aumenta con el espesor, y también con la densidad.
Permite absorciones sonoras muy altas. El inconveniente es que debe ser
separada del ambiente acústico mediante paneles protectores cuya finalidad
es doble: proteger la lana de vidrio de las personas, y a las personas de la
lana de vidrio (ya que las partículas que se podrían desprender no sólo
lastiman la piel sino que al ser respiradas se acumulan irreversiblemente en
los pulmones, con el consecuente peligro para la salud). Los protectores
son en general planchas perforadas de Eucatex u otros materiales
celulósicos. Es de destacar que salvo las planchas perforadas de gran
espesor, no tienen efecto propio en la absorción, por lo tanto las planchas
perforadas aplicadas directamente sobre la pared son poco efectivas.
En general la absorción aumenta con la frecuencia, debido a que para
frecuencias altas la longitud de onda es pequeña y entonces las
irregularidades de la superficie o el propio espesor del material son más
comparables con la longitud de onda. En algunos casos, sin embargo, algún
fenómeno de resonancia entre el material y la pared puede mejorar la
absorción en bajas frecuencias.

Otro tipo de material son las espumas de poliuretano (poliéster uretano, y


poliéster uretano) o de melamina. Son materiales que se fabrican facetados
en forma de cuñas anecoicas. Esta estructura superficial se comporta como
una trampa de sonido, ya que el sonido que incide sobre la superficie de
una cuña se refleja varias veces en esa cuña y en la contigua. El resultado
es un aumento de la superficie efectiva de tres veces o más.

Para tratamiento acústico de cielorrasos se pueden emplear plafones fono


absorbentes basados en fibras minerales (basalto), fibra de vidrio, fibras
celulósicas, corcho, etc. con diversas terminaciones superficiales de
fantasía. En general se instalan suspendidas por medio de bastidores a
cierta distancia de la losa. Cuanto mayor es la separación, mejor es la
absorción resultante, sobre todo si se intercala algo de lana de vidrio. Es
necesario efectuar aquí dos advertencias. La primera se refiere al
poliestireno expandido (telgopor). Si bien es un excelente aislante térmico,
sus características acústicas son muy pobres, contrariamente a lo que
mucha gente supone, y por lo tanto no debería utilizarse en aplicaciones en
las que la absorción o la aislación acústica sean críticas. La segunda
advertencia es con respecto a la costumbre de recubrir los cielorrasos con
cajas de huevos, bajo la creencia de que son buenos absorbentes del
sonido. En realidad no son efectivas para esta aplicación, debido a que
carecen de la porosidad y el volumen necesarios. Tal vez la confusión se
origine en la semejanza que presentan con las cuñas anecoicas. No son
recomendables para ninguna aplicación acústica seria. El tratamiento de
pisos se realiza normalmente con alfombras, las cuales son más efectivas si
se colocan sobre bajo alfombras porosos de fibra vegetal (arpillera, yute) o
poliéster. El efecto de las alfombras no se reduce a absorber el sonido, sino
que atenúan los ruidos de pisadas u objetos que caen o rozan el suelo (por
ejemplo, cables de micrófonos). A igual estructura, la absorción de una
alfombra aumenta con el espesor. El tipo de fibra constitutiva de una
alfombra (lana, nylon) no afecta significativamente a su coeficiente de
absorción.

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