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Una Política de Juventud Más Efectiva y Humana Comienza por Tratar a los/las

Jóvenes con Respeto

Rodney Skager, Ph.D.1

Los/las adultos/as con frecuencia perciben la conducta adolescente como

oposicionista. Y tienen razón. La pregunta es: ¿oposicionista frente a qué y por qué?

La parte del “qué” es obvia: La oposición se expresa haciendo cosas que los adultos

prohíben o desaconsejan. Esto cubre la gama de actividades que van desde unirse a

una pandilla, consumir drogas, emborracharse, tener relaciones sexuales, faltar a

clases y destruir material escolar, exponerse a riesgos físicos, hasta vestirse de forma

extraña, hacerse tatuajes y piercings, ver espectáculos de gustos tóxicos para los

adultos, comportarse de forma irrespetuosa ante la autoridad adulta, etc. Esas

elecciones y conductas son expresiones de algo más importante que el resentimiento

personal. Son el producto de una subcultura adolescente que se hizo visible desde

mediados del siglo 20 y se ha desarrollado de forma espectacular desde entonces.

Lo cierto es que hay una gran diferencia entre los y las adolescentes – algunos/as

parecen moverse en un continuo de conductas negativas que van desde los delitos

flagrantes a conductas meramente molestas – mientras a otros les va bien en el colegio

y se mantienen alejados de los problemas (a veces porque son suficientemente

cuidadosos como para no ser sorprendidos). Un número no insignificante de jóvenes

estrechan lazos al interior de comunidades religiosas y se amoldan a las expectativas

1
Rodney Skager es Profesor Emérito, Escuela de Postgrado de Estudios de Información y Educación, Universidad
de California, Los Ángeles. Co-director de la Encuesta Estudiantil de California que cuenta con el patrocinio del
Fiscal General de California y asesor de la Alianza de Políticas sobre Drogas.

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de esas agrupaciones. También podemos observar grandes diferencias culturales en

una población claramente muy diversa. Por ejemplo, la pobreza y la falta de

organización social pueden llevar a algunas jóvenes marginados en las grandes

ciudades a involucrarse en grupos criminales y conductas reñidas con la justicia.

¿Por Qué Son Oposicionistas los Jóvenes?

Una respuesta a la pregunta "por qué” es compleja y contradice a la sabiduría

convencional. En resumen, la conducta a menudo oposicionista entre la gente joven es

ante todo una respuesta a las formas en las que hemos reducido su estatus durante los

últimos 100 años. Este proceso se hizo explicito cuando pensadores influyentes

empezaron a ver la adolescencia como una etapa de desarrollo cualitativamente

diferente de la adultez. Este fue un error muy serio y la juventud contemporánea y la

sociedad en general está pagando el precio. La adolescencia no es ni física, ni

psicológicamente una etapa distinta del desarrollo excepto en la medida en que la

definimos así arbitrariamente y procedemos a tratar a la gente joven de acuerdo a esa

definición. Un indicio de este error es la forma en que consideramos la adultez sólo a

través de criterios sociales y legales (tener la edad suficiente para manejar, entrar al

ejército, votar, etc.). En otras palabras, si la adolescencia es un fenómeno real del

desarrollo, debería poder decirse cuando termina de igual forma que decimos que la

infancia termina cuando comienza la pubertad.

Freud, Erickson y Bettelheim ya advirtieron de los peligros de “infantilizar” a los

jóvenes hace muchos años. Bettelheim incluso llegó a explicar cuál era la causa de que

los jóvenes estuvieran mostrando señales de oposición a mediados del siglo 20. El

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escribió: “Lo que provoca la revuelta adolescente es el hecho de que la sociedad hace

a las siguientes generaciones dependientes durante demasiado tiempo, en términos de

madurez sexual y de lucha por la independencia" (Bettleheim 1969).

La investigación y las teorías que respaldan la afirmación de Bettelheim han sido

recogidas en gran cantidad y calidad. Está resumido ampliamente en el libro de

Epstein. “The case against Adolescense: Rediscovering the Adult in Every Teen (El

Argumento Contra la Adolescencia: Redescubriendo al Adulto en Cada Adolescente)

(Epstein 2007). En The Rise and Fall of the American Teenager (El Auge y Caída del

Adolescente Estadounidense), Hine (1999) nos cuenta la fascinante historia del

estatus del joven desde la Grecia clásica hasta el Estados Unidos de la época

moderna. En su obra, Hine nos recuerda que, desde los tiempos de la colonia en EEUU

y hasta finales del siglo XIX, los adolescentes trabajaban junto a los adultos, se

casaban, tenían hijos y parecían incorporarse sin esfuerzo a los roles de la vida adulta.

El autor destaca que la palabra” adolescente” no apareció publicada hasta el año 1941.

Moshman (1999) en su obra Adolescent Psychological Development (El Desarrollo

Psicológico Adolescente), argumenta que los jóvenes se diferencian de los adultos en

la falta de experiencia vital más que en otras capacidades significativas relacionadas

con el desarrollo.

El reducido espacio del artículo no permite enumerar todas las fuerzas sociales

e intelectuales que llevan a la conducta oposicionista adolescente. G. Stanley Hall, el

fundador de la psicología del desarrollo en los Estados Unidos, suele ser felicitado (o

acusado) de introducir la idea de que la gente joven (definida aquí como post

pubescente sin especificar un arbitrario límite superior de edad) era diferente de los

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adultos en el nivel de desarrollo, especialmente emocional. Sin embargo, incluso Hall

advirtió que “es un error tratar a los adolescentes como niños” (citado en Epstein 2007,

23). La teoría de Hall se basa en la actualmente desacreditada teoría biológica de que

la ontogenia replica a la filogenia; es decir que los seres humanos en desarrollo

recapitulan las etapas de evolución. Por extraño que suene hoy en día, Hall propuso

que los adolescentes estaban de mal humor o reaccionaban exageradamente porque

estaban pasando por una etapa del desarrollo anterior al homo-sapiens. Hall ignoró la

explicación más probable: que el aumento de problemas conductuales y emocionales

entre la juventud es una respuesta a la extensión no natural de la infancia. En su

época, el acceso a los roles sociales del adulto ya empezaba a retrasarse para muchos

jóvenes. Ese proceso empezó a finales del siglo XIX, se aceleró durante el siglo XX y

continúa en la actualidad.

El grado en que las culturas modernas infantilizan a la juventud es evidente en

los estudios comparativos de las sociedades preindustriales. Schlegel y Barry (citado

en Moshman 1999), en un examen de 186 sociedades de esa época informó (1) que no

existe una palabra para adolescente en la mayoría de los casos, y que, en el resto, los

términos se referían sólo a un periodo entre la pubertad y el matrimonio sin implicar

ningún problema de conducta o “sturm und drang”2; (2) la mayoría de los jóvenes

pasaba mucho más tiempo con adultos del mismo sexo que con sus pares de la misma

edad; (3) la conducta antisocial usualmente no era frecuente y de acuerdo a nuestros

estándares cuando ésta ocurría era moderada (4) había poca agresión o violencia

ejercida por adolescentes.

2
“Sturm und drang” es una expresión alemana para definir, literalmente, la tormenta y el deseo, que refiere a la
libre expresión de los extremos emocionales, especialmente en literatura y música.

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En contraste, nuestra sociedad segrega a la juventud en las escuelas, les

prohíbe entrar en el mundo laboral "real" y restringe sus derechos civiles. La mayoría

de los adultos pueden no ser conscientes de ello, pero no hace mucho los

adolescentes trabajaban en muchos trabajos reservados ahora para los adultos. Esto

se aplica incluso para trabajos que eran realizados principalmente por adolescentes.

Por ejemplo, ya no pueden emplearse como repartidores de periódicos (como hizo el

autor de este artículo) ni ser responsables de recoger el dinero de la suscripción de los

lectores. Sin embargo, los/las adolescentes si pueden trabajar a tiempo parcial como

garzones y camareras en restaurantes de comida rápida por sueldos con los que un

adulto no podría vivir. Los/las adolescentes incluso trabajaban en fábricas o en granjas,

haciendo el mismo trabajo que los/las adultos/as. Ahora tienen que asistir a la

enseñanza media, incluso si se niegan a aprender. Si abandonan los estudios, como

hacen muchos, se encuentran con que los trabajos "reales" están reservados para los

adultos. La pregunta de si es mejor tener cifras importantes de adolescentes en la

escuela que odian estar ahí debería ser el objeto de una razonable discusión sobre las

posibles alternativas. Los estudiantes oposicionistas y no cooperadores no son buenos

para los colegios, los profesores o los compañeros/as que sí se sienten cómodos en la

escuela. La escolaridad forzada para este tipo de jóvenes es una de las causas a la

base de la mala conducta adolescente. Sin embargo, es igualmente deplorable tener a

gente joven en la calle sin nada que hacer; se necesitan urgentemente nuevas ideas.

Promoviendo y Nutriendo la Cultura Adolescente

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La cultura adolescente que enfrentamos hoy es el producto de la segregación de

la juventud (en escuelas y otros establecimientos) y la falta de acceso al trabajo adulto

y otros roles sociales. La cultura adolescente simboliza la oposición. Y es fomentada y

comercializada por una inmensa industria que crea productos especialmente para los

jóvenes - como ropa, videojuegos, música, etc. - lo que contribuye a fomentar la

percepción de que los jóvenes son radicalmente diferentes de los adultos. Los medios

de comunicación refuerzan estas impresiones con imágenes de estupidez adolescente

e inmadurez emocional. Epstein (2007, 71) proporciona una larga lista de películas y

programas de TV que hacen esto. Los tontos clichés de la juventud y la pomposa

inanidad de las autoridades adultas que se muestran en películas tales como Animal

House no hacen sino confirmar el supuesto adulto de que los adolescentes son sólo

niños grandes. Y a los propios adolescentes esas mismas imágenes les proporcionan

modelos de como deberían comportarse y como son aquellos adultos que detentan la

autoridad.

Muchos Jóvenes Actuales Sí Tienen Problemas Reales

Epsteín (2007) distingue tres ámbitos de problemas propios de la juventud

actual: conflicto con los padres, alteraciones del ánimo y conductas de alto riesgo. Los

adolescentes también causan problemas a sí mismos y a otros. Esta lista incluye

violencia y delito, consumo de alcohol y drogas (AoD, por sus siglas en inglés) -lo que

incluye consumir medicamentos con recetas ilegales, involucrarse en experiencias

sexuales y las infracciones a la ley que se encuentran asociadas 3, trastornos


3
Epstein (2007, 137) ofrece una provocadora afirmación sobre el sexo en los adolescentes, “...no hay que
preguntarse sobre el significado de sus relaciones sexuales: se comportan como los adultos que son, tal como lo

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alimenticios, rabia, conductas de riesgo, etc. Según Epstein (2007, 141), los

adolescentes estadounidenses son los que presentan más problemas, y esto viene

respaldado por los datos que sugieren que el nivel de infantilización que experimentan

los adolescentes en EEUU está asociado con la psicopatología. Aunque Epstein

reconoce que estos hallazgos son solo correlaciones (en lugar de inferencia causales),

sus hallazgos resultan, en cualquier caso, altamente sugerentes.

Considerando los estudios sobre las sociedades preindustriales citados

anteriormente, muchos, si no la mayoría de los problemas sufridos o causados por

adolescentes podrían ocasionar un retraso en el proceso de convertirse en adulto. Sin

embargo, la suposición de que los adolescentes son inherentemente vulnerables sigue

sirviendo de fundamento para sostener el continuo proceso de infantilización. Esta

suposición es también habitual en la práctica de los/las profesionales que trabajan en

el negocio de “ayudar" a los/las jóvenes. En vez de reconocer la fuente de esos

problemas, algunos proponen ahora que la adolescencia se extiende realmente hasta

más allá de los veinticinco años.

Un Resultado Paradójico

La creencia de que los jóvenes sufren trastornos causados por un déficit

relacionado con la edad tiene otras consecuencias serias. Justifica las políticas

draconianas que intentan proteger de forma ostensible a los jóvenes de sí mismos. En


4
el fundamento de la tolerancia cero, la infantilización ha abrazado a Godzilla . La

prevee la evolución.”
4
Un informe preliminar patrocinado por the American Psychological Association sobre el impacto de las políticas de
tolerancia cero en la juventud esta disponible en www.apa.org/releases/ZTTFReportBODRevisions5-15.pdf

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sociedad parece convencida de que la tolerancia cero para aquellos que rompen las

normas va a disuadir a otros de cometer los mismos actos. En las escuelas, esto

justifica las políticas de castigo disuasorio que implica severas consecuencias para el

infractor con el propósito de disuadir a sus pares. La suspensión escolar, la

transferencia a otra escuela, la prohibición de participar en actividades extra

curriculares y la suspensión y expulsión virtualmente automáticas son el resultado.

Se ignora el hecho de que la tolerancia cero no ha funcionado a la hora de eliminar las

conductas negativas entre los jóvenes en edad escolar. Tampoco se considera la

posibilidad de que el castigo disuasorio aplicado a algunos, puede aumentar el

resentimiento de muchos, promoviendo aún más la oposición activa.

Criminalización: La Otra Cara de la Infantilización

La tolerancia cero también ha resultado en una mayor criminalización de muchos

jóvenes (e incluso niños) a través de la incorporación constante de nuevas leyes y

castigos; y de las tácticas de vigilancia intrusiva que los acompaña. Es irónico que la

infantilización haya venido acompañada de un aumento paralelo en la respuesta

punitiva por parte de los organismos de control social y la educación. Epstein (2007)

ofrece una lista de nuevos delitos juveniles por año. Este es un proceso continuo a

medida que más y más actividades son declaradas explícitamente ilegales. Epstein

(2007, 63) además destaca que el sistema penal juvenil (ahora en declinación debido a

la aplicación de penas de adultos para algunos delitos graves) niega los derechos de

las enmiendas 5ª y 6ª (debido proceso y ser juzgado por un jurado de pares) a los

jóvenes. Imaginar que esta puerta abierta no fomentará abusos por parte de las

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policías y el sistema judicial es realmente ingenuo. Peor aún, la encarcelación crea

delincuentes de por vida por la asociación de los jóvenes con criminales con

experiencia (Dishion, McCord, y Poulin 1999), y los antecedentes por arresto y prisión

dificultan el acceso al empleo en todos los niveles excepto los trabajos peor pagados.

Epstein (2007, Anexo 5) documenta como este proceso es equivalente al de las

suspensiones y expulsiones escolares por delitos como "lanzar bolas con saliva, hacer

gestos obscenos con la mano”. Incluso el sistema de salud mental se ha unido a la

fiesta. El “Trastorno de oposición desafiante” es consagrado en el manual psiquiátrico

y psicológico DSM como "un patrón de conducta negativa, hostil y desafiante" hacia los

adultos, con una duración de al menos seis meses (Epstein 2007, 362). Entre los 8

criterios mencionados -y con cumplir 4 es suficiente para el diagnóstico - están los

siguientes: “discute con frecuencia con los adultos", "molesta intencionalmente a las

personas" y "a menudo es demasiado sensible". Este diagnóstico se usa para justificar

el tratamiento (y la prescripción de drogas psico-activas para mantener al joven bajo

control) por conductas que no son poco comunes en adolescentes.

Alternativas al pensamiento y a las prácticas actuales

El sugerir que es el momento de abandonar las políticas de infantilización y la

ideología de tolerancia cero en el tratamiento de jóvenes puede parecer tan inútil como

gritar al viento, pero realmente existen alternativas. El principio básico para lograr

relaciones positivas entre adultos y jóvenes es tratar a los jóvenes con respeto. Usar el

término adolescente es indicativo del problema, dado que en nuestra sociedad implica

la suposición de un déficit, debido a que la "adolescencia" es ante todo una invención

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cultural más que una etapa del desarrollo que se diferencia de forma significativa de la

adultez5.

La gente joven que tiene buena relación con los adultos y en su colegio, tiene menos

probabilidad de involucrarse en conductas oposicionistas y más posibilidades de evitar

riesgos para su salud (Resnick et al. 1997). Tobler y Stratton (1997) informaron que los

enfoques interactivos en la educación sobre drogas eran más efectivos que la clase

lectiva y la simple entrega de información. No es sorprendente entonces que, en

general, el “vínculo” de los estudiantes con su colegio sea menor en colegios que

imponen castigos severos a infracciones menores (McNeely, Nonnemaker, and Blum

2002). Cook-Sather (2002) sugiere que escuchar a los jóvenes (indicando con ello

respeto) es algo que se necesita de forma urgente en la educación. “Hay algo que

fundamentalmente falla al no consultar a quienes se pretende servir… Valorar las

perspectivas de los estudiantes puede mejorar directamente la práctica educacional,

una vez que [los adultos] se acerquen a ver el mundo desde la perspectiva de los

estudiantes”. Construir conversaciones de ida y vuelta en la que los jóvenes participen

como iguales puede mostrar la salida de esta continua crisis de falta de respeto mutuo.

Los temas más amplios de la infantilización de la juventud, la cultura adolescente y la

respuesta de los adultos, aparecieron gradualmente durante el trabajo del autor en el

tema de la educación sobre alcohol y drogas (Skager 2006, Skager 2006, Skager En

Imprenta). El autor se percató eventualmente de que lo que había descubierto en este

trabajo se aplicaba a otras áreas del pensamiento y conducta de la juventud y de igual

5
Al asistir a la conferencia internacional sobre drogas y jóvenes patrocinada por la Fundación Australiana sobre
Drogas, el autor descubrió que esos términos se evitaban como regla y se prefería la utilización de "juventud" o
"jóvenes"

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manera daba pistas tanto para entender por qué los jóvenes suelen ser oposicionistas,

cómo para responder a esta crisis que hemos forjado.

Educación Sobre Drogas con Respecto y Asistencia al Estudiante

El primer paso fue encontrar un enfoque para la educación sobre drogas que

promoviese mutuamente la interacción respetuosa entre los jóvenes y los adultos que

la impartían. El autor tuvo la suerte de encontrar este tipo de educación en el programa

UpFront (de frente) en el liceo de enseñanza media Oakland High School 6. Asistir a

sesiones de grupo me brindó la convincente ilustración de cómo los jóvenes responden

en forma positiva y productiva cuando los dirigen adultos que conocen los procesos de

grupos, que tienen conocimiento de AoD y son sensibles sobre cómo y cuándo

compartir sus conocimientos.

UpFront también identifica y ayuda (en vez de ignorar o castigar) a los jóvenes

que han presentado consumo problemático de alcohol o drogas. El formato es la

discusión en vez de la clase. Se realizan cinco sesiones regulares para todos los

estudiantes y grupos de discusión adicionales o asesoría individual para estudiantes

que deben evaluar su propio involucramiento con AoD o el de sus amigos o familia. Los

grupos son dirigidos por adultos que han internalizado el contenido en vez de repetirlo

como si lo estuvieran leyendo directamente del manual. Establecen su credibilidad al

ofrecer información honesta. En los grupos se puede hablar tanto de los aspectos

atractivos del uso de sustancias como de sus aspectos negativos. Los jóvenes de
6
Desarrollado por Charles Reis, se puede acceder a mayor información sobre el programa consultar en
http://www.upfrontprograms.org.
Oakland High School es una escuela de un área urbana marginal a la que asisten principalmente estudiantes
afroamericanos e hijos de emigrantes recién llegados a los EEUU.

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enseñanza secundaria tienen demasiada experiencia como para que podamos

permitirnos estrategias del terror o entrega de información manipulada. Cuando los

instructores no saben la respuesta, lo admiten y pueden pedir a los participantes que

investiguen sobre el tema. Nunca juzgan a la persona. No enjuiciar a la persona está

BIEN incluso cuando la conducta no es aceptable. Los estudiantes también entienden

que “no hay descalificaciones”. Se les anima a compartir lo que saben o piensan sobre

cualquier tema. Los instructores adultos también están atentos a momentos propicios

"para la enseñanza": cuando los participantes quieren saber algo. Quizá lo más

importante es que se fomenta el compartir experiencias personales o de otros con AoD,

algo totalmente inconcebible en programas de educación basados en la tolerancia cero.

Una de las reglas al comienzo de las sesiones es, “Lo que aquí se dice, aquí queda”.

La experiencia muestra que, cuando se trata con respeto a la mayoría de los jóvenes,

éstos responden de forma acorde a ese respeto.

La tabla de abajo resume el proceso contrastándolo con los enfoques de


7
tolerancia cero para la educación sobre drogas. Sin embargo, situar este proceso al

inicio de la adolescencia no significa que las estrategias educativas basadas en la edad

y caracterizadas por el respeto, la interactividad y los servicios de apoyo en red no

puedan ser efectivas antes. Los programas para niños de familias con problemas AoD

son probablemente la mayor necesidad a nivel de la enseñanza primaria.

Tabla: Comparación de los enfoques más utilizados en la educación de drogas y

ayuda al estudiante y las ofertas actuales.

7
Esta tabla ha sido tomada de otro artículo del autor publicado en Drug and Alcohol Review (Skager In Press).

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ACTUAL PROPUESTA

Primeros años de enseñanza media o Enseñanza media, edad 13-14 y


antes mayores

Centrado en el Currículo, información Centrado en el proceso, los


y desarrollo de habilidades /práctica estudiantes comparten experiencias

Didáctico, centrado en el adulto Facilitador, interactivo, no enjuiciador

Contenido secuencial Flexible, busca/crea “momentos


oportunos para la enseñanza”

La abstinencia es la única meta Fomenta la abstinencia, pero también


aborda estrategias de reducción de
riesgo/daño para usarios

Se centra sólo en AoD Incluye temas y experiencias


relacionados con el consumo y la
abstinencia

Adoctrina, sólo proporciona Reconoce los aspectos


información negativa sobre AoD positivos/placenteros del consumo de
AoD para establecer credibilidad

Encontrar una alternativa al castigo disuasorio

La última pieza en este rompecabezas de la política juvenil surgió durante las

discusiones de la Fuerza de Trabajo sobre Educación de Drogas del Estado de

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California 8. Empezó al darnos cuenta de que el castigo disuasorio para infracciones de

AoD y otras conductas es casi universal en todas las escuelas secundarias de EEUU

(como cabría esperar en una sociedad de tolerancia cero). Si el consumo de sustancias

de los jóvenes es un símbolo de la oposición a las normas y conductas de los adultos,

el tratamiento hacia los pares percibido como inhumano e injusto simplemente añade

resentimiento hacia el colegio y los adultos que trabajan en ella. Se requiere un

enfoque distinto, uno que intente reformar y reintegrar en vez de estigmatizar y

desterrar. Este enfoque resulta ser una analogía de la justicia restaurativa basada en la

escuela, el resultado de nuevas teorías en criminología que ha llevado a ideas y

prácticas revolucionarias en el sistema penal adulto. Entre los que han contribuido de

manera importante a la teoría y práctica de la justicia de restaurativa está el distinguido

criminólogo Australiano Braithwaite (1989) y el médico estadounidense Zehr (2005)

entre otros muchos.

La justicia restaurativa junta a infractores y sus victimas en un proceso

estructurado y mediado que (a) confronta al primero con su crimen y como este afectó

a otras personas y (b) fomenta un acuerdo mutuo sobre lo que el delincuente puede

hacer para redimirse. Las estrategias restaurativas acompañan, pero no reemplazan,

los castigos actuales como las multas o el encarcelamiento. Sin embargo, este

proceso cuando resulta exitoso beneficia a la víctima de una forma que los juicios y las

sentencias no pueden hacerlo. En la práctica normal, se llama a declarar a las víctimas,

pero más allá de eso son ignoradas. Muchas quieren que el infractor demuestre de

forma creíble el impacto personal de lo que él o ella han hecho y demuestren

8
Este grupo se formó bajo el patrocinio del Senador por el Estado de California John Vasconcellos, entonces
presidente de la comisión de educación del senado, y de Jackie Goldberg, presidenta de la asamblea sobre educación
de California.

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arrepentimiento sincero. La justicia restaurativa aborda las necesidades emocionales

de las víctimas y promueve el conocimiento y a menudo un desarrollo personal positivo

en los infractores. La investigación comparada entre los enfoques restaurativos y la

justicia penal convencional en los EEUU y otros países, especialmente Gran Bretaña y

Europa Occidental, han demostrado que la justicia restaurativa (a) reduce la

reincidencia significativamente y (b) promueve la recuperación emocional (incluyendo

alivio de los síntomas del estrés postraumático) y ofrece una reparación que las

víctimas no suelen encontrar en el procedimiento penal normal (Sherman y Strang

2007).

Las prácticas restaurativas en las escuelas han evolucionado a partir de la

justicia restaurativa para adultos. Las escuelas suelen enfrentarse más con conductas

problemáticas que con delitos y en ese contexto los estudiantes infractores pueden

reparar o compensar lo que han hecho. El servicio voluntario, limpieza, pintar sobre

graffiti, etc. son formas concretas de “arreglar las cosas” en la terminología de las

prácticas restaurativas. También lo es la expresión creíble del arrepentimiento y el

compromiso público para cambiar de conducta en el futuro.

El papel de las prácticas restaurativas en los colegios se ha ampliado

significativamente para incluir el cambio en la cultura escolar, promover una mejor

colaboración entre miembros del personal y crear un clima escolar de respeto y

comprensión (Morrison 2005). Como lo resumió un director de colegio: “Esto ha

cambiado la forma en que enseñamos a los chicos; ha cambiado nuestra forma de

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pensar la disciplina y de manejar la conducta. Nos llevamos bien (ahora), y eso es

porque se respeta a los estudiantes y ellos lo saben”. 9

Los enfoques restaurativos en colegios han sido objeto de gran interés

internacional, especialmente en Canadá, Gran Bretaña y Europa Occidental, Australia y

Nueva Zelanda. Este último país ha incorporado estas estrategias al sistema penal

juvenil. Un capítulo reciente de Morrison (2005, 48) resume las metas, enfoque,

estrategias, y evaluación de resultados de las practicas reparadoras en colegios. Ella

concluye que, en parte “la justicia restaurativa faculta a la comunidad escolar a

responder mejor ante los problemas y a ser más reparadora. El objetivo es re-afirmar y

re-construir el tejido social y emocional de las relaciones dentro de la comunidad

escolar”.

Las practicas reparadoras en las escuelas tienen tres componentes: (1)

encuentros, parecidos a las intervenciones de la justicia restaurativa con adultos, que

incluyen a los infractores y aquellos a los que han perjudicado; (2) círculos, grupo de

discusión en una clase dirigido por profesores para aumentar la cooperación y la

cohesión dentro del grupo, con frecuencia abordando problemas personales e

interpersonales entre los estudiantes, si es posible antes de que se conviertan en

incidentes negativos; y (3) preguntas restaurativas, una estrategia de asesoría que

promueve la conexión positiva con un adulto mientras que al mismo tiempo se

examinan las intenciones subyacentes de la conducta y su efecto en otros. La clave

para todo lo anterior es un lema del Instituto Internacional Para Practicas Restaurativas

(IIRP, por sus siglas en inglés): la forma de cambiar la naturaleza de las relaciones

9
Edward Baumgartner, Director del Colegio Palisades Middle School, PA (citado en Morrison 2005, 4).

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entre adultos y estudiantes, niños o jóvenes, es hacer cosas con ellos en vez de para o
10
por ellos. Las sanciones punitivas hacen algo a los infractores mientras los alejan del

colegio; las respuestas permisivas hacen algo por ellos sin hacerlos responsables de

sus actos; el abandono o no hacer nada es no responder de ninguna forma a su

conducta.

Los estudios piloto de implementación a cargo del IIRP de prácticas

restaurativas en escuelas de enseñanza primaria y secundaria mostraron una

reducción importante en las infracciones disciplinarias y perjudiciales en un periodo de

2 a 3 años (Mirsky 2003). En un colegio secundario, los incidentes de conductas

negativas disminuyeron de 273 a 153 entre 1999 y el 2002. En el mismo periodo las

suspensiones bajaron de 105 a 65, los castigos impuestos por profesores pasaron de

145 a 50 y las detenciones administrativas de 716 a 282. En otras escuelas estudiadas

se presentaron reducciones similares. Tanto la dirección como el personal de los tres

colegios informaron que se produjo un cambio positivo significativo en la conducta de

los estudiantes y el clima escolar así como en la forma de relacionarse entre el

personal y con sus alumnos.

Comentarios finales

Este trabajo esboza una perspectiva inevitablemente controversial respecto del

desarrollo juvenil. Los/las adultos/as están acostumbrados a considerar la

adolescencia como una etapa biológicamente distinta en el desarrollo y a entender que,


10
Le agradezco mucho a Ted Wachtel, Presidente de IIRP, y a su personal por introducirme a las prácticas
restaurativas en escuelas y fomentar mi participación en sus clases de capacitación. El instituto dispone de una
extensa biblioteca en línea sobre practicas reparadoras en www.restorativepractices.org e información, materiales y
conferencias (incluyendo una conferencia internacional periódica) en www.safersanerschools.org .

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debido a ello, los/las adolescentes carecen de la capacidad de asumir roles adultos, o

al menos esa es la teoría. Por el contrario, la adolescencia es un artefacto producto de

las fuerzas post-industriales. A nivel macro, entre estas últimas se incluyen dos

acontecimientos del siglo 20: (1) el aumento incesante de las limitaciones para las

oportunidades de empleo adolescente, hasta que todas las formas significativas de

trabajo quedaron reservadas "sólo para adultos" unido a (2) el requisito de que casi

todos los jóvenes completen la educación media, les guste o no. Al mismo tiempo, la

sociedad intenta proteger a los jóvenes de sí mismos con más y más reglas y controles.

Las reacciones de los jóvenes a la experiencia de la inmadurez por mandato incluyen

conflictos con los padres y otras autoridades adultas, alteraciones psicológicas y

conductas de riesgo asociadas a una cada vez más poderosa cultura adolescente.

Estos síntomas se citan a su vez como justificación para establecer mayores controles

con el fin de "proteger" a los adolescentes de sí mismos por medio de una verdadera

avalancha de nuevas reglas en los colegios y leyes en la sociedad civil, muchas de las

cuales criminalizan a los infractores. ¿Podrá nuestra sociedad, sin hacerse más daño a

sí misma, dejar de “proteger” y, simultáneamente, restringir y criminalizar a los jóvenes?

es una pregunta que dejo a la reflexión del lector.

Referencias

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