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Cuando hablamos de mantenimiento correctivo, nos referimos a reparar las averías una
vez que han aparecido.
En el mantenimiento preventivo, se busca evitar las averías actuando antes de que surjan.
Normalmente se hace sustituyendo piezas de desgaste antes del fin de su vida útil. También
puede tratarse de acciones de limpieza o lubricación. El ejemplo más claro es el
mantenimiento de vehículos, en los que se sustituye aceite, correas, filtros y otros
elementos de forma programada, antes de que su desgaste provoque averías.
Este sistema permite planificar la intervención, puesto que la máquina o instalación trabaja
de forma correcta. Al conocer de antemano los recursos necesarios, se puede planificar una
parada preventiva que afecte lo menos posible a la producción.
Acortar los tiempos supone aumentar los recursos. Si un aceite tiene una vida
útil de un año y lo sustituyo cada diez meses, en lugar de hacer diez cambios en diez
años, tendré que hacer doce, aumentando los materiales y recursos humanos
necesarios.
Alargar los tiempos supone más averías. Siguiendo el ejemplo anterior, si cambio
el aceite cada catorce meses, corro el riesgo de aumentar el desgaste y provocar una
avería, que podría ser muy costosa.
Este sistema es el óptimo en cuanto a fiabilidad, porque permite saber con certeza que un
elemento debe ser sustituido.
También tiene inconvenientes, el principal es que medir todos los elementos que pueden
fallar suele ser muy laborioso. En máquinas con elementos críticos se suelen instalar
equipos de medida automáticos, que activan una alarma indicando que es necesario
intervenir.
Las condiciones de trabajo de una máquina pueden ser distintas según las condiciones
ambientales o los sobreesfuerzos a los que pueda verse sometida. Por eso es mejor medir
que predecir, para ajustar los trabajos a las circunstancias reales.
En la práctica, las empresas no se centran en uno solo de estos sistemas, sino que combinan
los distintos tipos según el caso.
Es necesario valorar los costes de cada opción. Una solución muy extendida es realizar
inspecciones preventivas (basadas en el tiempo) que incluyen algunos procedimientos
predictivos (basados en medidas).
El Mantenimiento productivo total (TPM por sus siglas en inglés) consiste básicamente en
involucrar a toda la organización en el mantenimiento.
El nivel técnico de los operadores de producción debe ser suficiente para realizar
las tareas propias de este sistema.
o La empresa debe disponer de un personal más capacitado.
o Según la tendencia a generalizarse del TPM, para una persona incapaz de
realizar estos trabajos será más difícil emplearse.
Implantar un sistema TPM en una empresa tradicional puede suponer un reto
complejo, sobre todo por el profundo cambio de procedimientos, y sobre todo de
mentalidad que supone.
El sector industrial depende del mantenimiento preventivo, por una sencilla razón: las
averías son muy caras, debido a:
Hay algunos aspectos básicos que debe incluir un plan de mantenimiento preventivo básico,
independientemente de si utilizas software GMAO o sistemas más rudimentarios:
Desglose de activos. Deben localizarse todas las máquinas e instalaciones que van a
ser objeto del plan de mantenimiento preventivo. En fábricas con muchas máquinas,
o con varias unidades del mismo modelo, resulta útil asignar un código único a cada
una. Así es más fácil identificarlas.
Procedimientos. Hay que definir cada procedimiento preventivo: trabajos a
realizar, materiales y herramientas necesarias, medidas de seguridad específicas,
etc. Se trata de tener toda la información relevante para agilizar el trabajo y evitar
errores.
Planificación de las acciones. Es necesario planificar las acciones preventivas, para
definir de qué forma van a repetirse, y cuándo toca la siguiente operación. Así la
planificación se hace mucho más simple. Se pueden organizar siguiendo varios
indicadores:
o Tiempo natural, repitiendo la acción cuando ha transcurrido un tiempo
determinado desde la última acción. Se usa cuando es difícil calcular el
desgaste o medir otros parámetros.
o Tiempo de trabajo, contando las horas de trabajo de la máquina. Es
necesario que ésta tenga un contador de horas incorporado. Con este sistema
el tiempo contado guarda mayor relación con el desgaste de la máquina.
o Ciclos de trabajo. Algunas máquinas cuentan los ciclos de trabajo (en el
caso de una sierra el número de cortes, en una envasadora la cantidad de
envases producidos…). Usar este factor es preferible a los anteriores.
o Distancia recorrida. En los vehículos es más fácil usar el cuentakilómetros
para calcular la siguiente acción preventiva.
Hay otra información que suele incluirse en los planes de mantenimiento
preventivo, dependiendo de las necesidades de la empresa. En la práctica, suele
depender del tamaño de la propia empresa, porque si se trata de un negocio
modesto, controlar demasiados datos tiene un coste que no es proporcional a los
resultados obtenidos, mientras que en el caso de una gran industria, cualquier
información que ayude a tomar mejores decisiones tiene grandes beneficios.
Algunas opciones complementarias son el análisis económico, la gestión de
personal, gestión de repuestos, etc.
Estos consejos sirven tanto si estás pensando en crear un programa de mantenimiento para
una empresa en la que trabajas, como para un cliente, o simplemente estás pensando en
crear tu propia empresa de mantenimiento.
Definir activos. Numerar cada máquina o instalación, darle un nombre para que
todo el personal lo llame de la misma forma… En este paso sería conveniente
definir la criticidad del activo, es decir qué importancia tiene, y qué pasa si queda
fuera de servicio. Para ello es importante tener en cuenta las consecuencias de una
parada. Por ejemplo, un compresor de aire puede parecer poco importante, pero hay
muchas fábricas que quedan completamente paradas si todas las máquinas
funcionan con un único compresor.
Definir procedimientos Lo ideal es empezar con la documentación del fabricante.
La mayoría de acciones están recogidas en el manual de la máquina. Casi siempre
será necesario añadir nuevas acciones, porque el entorno y uso no son exactamente
como ha previsto el fabricante. Otra herramienta muy útil es el registro de averías
de cada máquina. Con él se puede analizar qué ha fallado en el pasado, y cómo
puede evitarse que la incidencia reaparezca de forma imprevista.
Definir cadencia. Los fabricantes suelen dar orientaciones sobre cada cuánto
tiempo deben repetirse las acciones. Lo más fácil es aplicar estas directrices, y
modificarlas tras un tiempo, según los resultados. En determinados ambientes, las
máquinas pueden sufrir un desgaste mayor o menor del previsto por el fabricante,
así que debemos adaptar los períodos para optimizar la relación coste/beneficio.
Uno de los aspectos más importantes para que un plan de mantenimiento industrial
funcione realmente bien, es mantenerlo vivo, e ir adaptándolo a la realidad. Si cuando
cambiamos el aceite de una máquina observamos que realmente no está deteriorado,
podemos alargar el intervalo, y viceversa.
Si una vez implantado, el programa preventivo no reduce las averías imprevistas, hemos
aumentado los gastos y la carga de trabajo para nada.
Cómo lo harías tú
Con estas pautas deberías ser capaz de plantear un programa preventivo que funcione. Es
importante saber que cada uno debe crear su propio sistema. No puedes decir a alguien
que no conoce tus instalaciones que lo haga todo por ti, porque te arriesgas a que los
resultados no sean buenos.
Si ves que el reto te viene algo grande, por el tamaño de la empresa, o por tu falta de
conocimiento, busca ayuda. Que no debas dejarle la responsabilidad a otro no significa
que no puedas recibir asesoramiento. Un mentor o consultor con experiencia puede
agilizarte mucho el trabajo, porque cada duda que tengas, él la habrá resuelto antes. Así
evitarás tener que estar rehaciendo cada paso, porque te ayudará a hacerlo bien a la primera.