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El comercio. Antecedentes. Definición.

Clasificación
Antecedentes
La palabra comercio deriva de la voz latina “cummerciun”, descompuesta en
“cum” y “merx” que significa “con mercancía”.
El comercio no ha comenzado entre vecinos, como podía creerse, para
luego extenderse poco a poco hasta lejos. Entre los habitantes de una misma
familia, de una misma tribu, había demasiada uniformidad de costumbres y de
necesidades, una división del trabajo demasiado poco desarrollada, para dar
nacimiento a un movimiento de cambios regular
El comercio es tan antiguo como el hombre. El ser humano, desde que
nace, tiene que satisfacer sus necesidades primordiales en los pueblos primitivos
las satisfacía cogiendo los frutos que prodiga le daba la naturaleza; pero tales
frutos no eran suficientes y entonces se vio precisado a buscar la concurrencia
de los demás hombres, esto es, de otros grupos o pueblos, porque cada grupo
se aprovechaban frutos que no habían en otros y nación así el cambio que es la
primera manifestación del comercio, con el nombre del “trueque” y que no se sino
el cambio de un fruto por otro fruto.
Con el transcurso del tiempo, a medida que se amplia la vida de relación y se
hace necesario la división del trabajo, determinadas personas se dedican a la
actividad de mediadores en el cambio de bienes, de la que hacen su ocupación
habitual con el incentivo de obtener un beneficio.
Para establecer la equivalencia entre los bienes objeto del cambio se
crearon las pesas, las medidas y la balanza, y para evitar las dificultades del
cambio directo se inventó la moneda, como medida de apreciación común del
valor de las cosas. Sus características de poco peso, facilidad de manejo,
posibilidad de conservación, generalizaron su uso, dando agilidad a las
transacciones

Las comunicaciones entre los pueblos cada vez más intensas y frecuentes, se
ensancharon con los descubrimientos geográficos que incorporaron nuevas áreas
a la actividad comercial. Mediante los descubrimientos científicos se aplicaron
las fuerzas de la naturaleza a los medios de comunicación permitiendo cubrir
las distancias en tiempo cada vez más breve. La frecuencia en los tratos y el
conocimiento de las personas fomentó la confianza, base del crédito, que promovió
la movilización de la riqueza en forma creciente sin disponer de dinero.
El espíritu de asociación, que lleva a los hombres a unir sus esfuerzos
para alcanzar objetivos comunes, difíciles o imposibles de lograr por la acción
individual, tuvo sus primera manifestaciones en las caravanas formadas por
comerciantes que se unían para afrontar juntos los riesgos de largos y peligrosos
trayectos ha culminado bajo las formas jurídicas de las sociedades comerciales,
que en nuestros días ha tomado a su cargo las más importantes empresas, y que
el propio Estado ha utilizado para actuar en el campo económico con la rapidez,
eficiencia y facilidad que exigen las actividades económicas.
Numerosas actividades han ido generando los negocios más variados,
como son los de transporte, bolsa, banca, depósito, prenda, etc., que han
ensanchado el ámbito mercantil y han dado origen a diversas figuras jurídicas. La
importancia que ha tenido el comercio en el curso de la historia se ha
acentuado en el mundo de nuestros días, en el que se la considera no solo
como un medio de satisfacer un propósito de lucro sino como elemento promotor
de relaciones más justas , orientadas hacia objetivos de bien común y que en el
ámbito internacional propende a suprimir el desequilibrio económico entre los
países prósperos y los de menor desarrollo, a fin de que estos puedan elevar su
nivel de vida. .
El comercio no viene a ser sino una consecuencia necesaria de la
convivencia social y entre los hombres que ejercen el comercio, aparece una serie
de relaciones, las mismas que tienen que estar normadas o reguladas.

El comercio es una forma de la actividad humana que tiene como meta


obtener una ventaja llamada lucro o utilidad lo que constituye un elemento
esencial del acto mercantil.
El Comercio, según el Diccionario Enciclopédico de Derecho Usual de
Guillermo Cabanellas. “Negociación o actividad que busca la obtención de
ganancias o lucro en la venta, permuta o compra de mercaderías//Establecimiento,
tienda, almacén, casa o deposito dedicado al trafico mercantil//”
El comercio como fenómeno económico.
Desde el punto de vista económico y en sentido amplio, el comercio tiene por
objeto el cambio de los bienes que están en el dominio de los hombres y que
son necesarios para la satisfacción de las necesidades humanas.
Tradicionalmente se ha situado al comercio en el capítulo de la Economía
Política referente a la circulación de la riqueza, pues mediante la actividad
comercial se produce la movilización de los bienes, que pasan de unas manos a
otras

CLASIFICACION DEL COMERCIO:


La actividad mercantil se clasifica según diversos criterios:
a) Por razón de las personas que intervienen en el comercio, éste puede ser
público o privado, ya sea que intervengan el Estado o particulares. En el
comercio entre particulares hay siempre un interés público que obliga la
intervención del Estado. Ello ocurre, tanto en el comercio internacional
entre comerciantes de unos y otros países como en el comercio interno,
para impedir maniobras de acaparamiento o especulación que atenten
contra el interés general. La posición del Estado frente a la actividad
comercial ha originado la división de criterios entre librecambistas e
intervencionistas.
b) En relación con el medio de comunicación del cual utiliza el comercio
pueden ser terrestre, marítimo o aéreo, quedando comprendido dentro del
comercio marítimo el que se desarrolla a través de los ríos y lagos.

Tanto el comercio marítimo como el aéreo se subdividen en comercio


externo y de cabotaje, según se realice entre puertos o aeropuertos de
distintos países o de un mismo país. El comercio de cabotaje puede ser
directo o indirecto, si realiza en buques o aeronaves de la misma nación,
o de otros países.
c) En relación al volumen, el comercio se clasifica en mayoristas o minoristas,
según si se trata de expendio a otros comerciantes que adquieren las
mercaderías en grandes cantidades para su reventa, no siendo, en
consecuencia necesario contar con establecimientos abiertos al publico,
o si, como ocurre en el comercio al por menor las transacciones se hacen
por unidades, siendo necesario contar con una tienda o almacén. .
d) Lo mismo que el comercio puede ser de importación o exportación,
según la procedencia de las mercaderías sea, si salen del país o si son
introducidas al país.
En orden de privilegios de que gozan determinadas personas, el comercio
puede se libre o privilegiado. La Constitución del Estado de 1993 establece:
Artículo 59º.- El Estado estimula la creación de riqueza y garantiza la
libertad de trabajo y la libertad de empresa, comercio e industria. El ejercicio de
estas libertades no deben ser lesivo a la moral, ni a la salud, ni a la seguridad
publicas. El Estado brinda oportunidades de superación a los sectores que
sufren cualquier desigualdad; en tal sentido, promueve las pequeñas empresas en
todas sus modalidades.
Articulo 60º.- El Estado reconoce el pluralismo económico. La economía
nacional se sustenta en la coexistencia de diversas formas de propiedad y de
empresa. Solo autorizado por ley expresa, el Estado puede realizar
subsidiariamente actividad empresarial, directa o indirecta, por razón de alto
interés público o de manifiesta conveniencia nacional.
La actividad empresarial, pública o no pública, recibe el mismo tratamiento
legal.

1.2. Origen y evolución del Derecho Comercial. Teorías.

El concepto de Derecho Comercial ha variado en el transcurso del tiempo. En


una primera etapa, se le consideró como un derecho de excepción, aplicable solo
a los comerciantes; después, tal como el derecho de los actos de comercio, se
independizó de la condición de las personas que los realizaran, con lo que amplió
su radio de acción; Posteriormente, quedó definido como el derecho de las
empresas y luego, como la disciplina reguladora de la economía organizada.

Han existido dificultades para establecer las diferencias entre la teoría subjetiva
del Derecho Comercial y la objetiva, en la primera era necesario precisar la noción
de comerciante; y con la segunda, establecer netamente la noción del acto de
comercio. De un lado, se reconoce al comerciante porque ejerce el comercio,
es decir, porque realiza determinados actos propios de la actividad comercial, es
preciso establecer cuáles son los actos que se reputan comerciales; y si, de
otra parte, se afirma que la naturaleza del acto depende de la calidad de la persona
que lo realiza.

No siempre las reglas del Derecho Mercantil han tenido la suficiente


significación como para constituir una disciplina especial. En Roma, se elaboró
un derecho privado que es objeto de admiración hasta nuestros días, pero no se
reconoció la existencia del Derecho Comercial, pese a que existieron reglas propias
referentes al comercio marítimo, principalmente en el Mar Mediterráneo, que no
tuvieron carácter nacional ni rigor formal. Fue durante la Edad Media, a partir del
siglo XI, cuando nace el Derecho Mercantil como un derecho consuetudinario, sin
carácter formalista y sin intervención del Estado. En el sistema feudal, se afianzó
en una economía de tipo rural, basada en la servidumbre de la población
agrícola. El intercambio y la circulación entre los pueblos eran muy reducidos.

El movimiento mercantil se acentuó en los países mediterráneos, como


consecuencia de las Cruzadas y es especialmente en las ciudades italianas donde
se advierte el florecimiento del comercio en forma periódica en mercados y
ferias, para asentarse y luego en forma permanente en las ciudades. De otro
lado, las Cruzadas determinaron el restablecimiento de las comunicaciones
terrestres a través de Europa en dirección al oriente, pero esto fue también
causa de empobrecimiento de los señores feudales, quienes se vieron obligados a
hacer cada vez mayores concesiones a las ciudades para financiar tales
expediciones.

El crecimiento de ésta trajo como consecuencia la ampliación de los


mercados, la creciente colocación de los productos agrícolas y el aumento de
trabajo de los artesanos urbanos.

1.2.1. El Derecho Comercial Corporativo


Las actividades comerciales e industriales, que antes habían sido ocupaciones
intermitentes al servicio de los señores feudales, se fueron convirtiendo en
profesiones independientes. Los artesanos y comerciantes, así como los distintos
gremios, se agruparon en corporaciones de personas del mismo oficio, que fueron
arrancando de los señores privilegios y prerrogativas. Llegando a gozar de
autonomía y jurisdicción propias, dictaron sus propias reglas de gobierno, que
funcionaban como leyes de excepción o como ley general, según si en el lugar
se encontraba vigente o no el derecho común.

El resultado del movimiento comercial interno, se fueron originando usos y


prácticas peculiares que las corporaciones recogieron en estatutos y los aplicaron
a través de jurisdicciones especiales, dando nacimiento al derecho comercial, el
cual se exterioriza como un derecho de la persona y de la libertad, sin sujeción servil
a la tierra o a la nobleza.

1.2.2. Concepto del Derecho Comercial por razón de la persona

El Derecho Comercial surgió como un derecho de excepción de carácter


profesional destinado a regir la profesión de comerciante. Los partidarios de la
concepción subjetivista sostienen que este carácter debe mantenerse. La calidad
de comerciante de determinadas personas origina que se las someta a
obligaciones especiales y en algunos países a jurisdicción especial y a
disposiciones más rigurosas en caso de quiebra.

Se justificaría, así, la existencia de un derecho propio, con antecedentes en la


tradición del Derecho Comercial, que inicialmente fue el derecho del comerciante,
cómo éste ejerce su actividad públicamente y, además, cómo dentro de este sistema
es obligatoria la inscripción en el registro respectivo, es fácil conocer quiénes son
las personas que se dedican al comercio y, por lo tanto, cuándo son de aplicación
las reglas del Derecho Comercial.

Este sistema presenta dificultades, las de precisar cuáles son las profesiones
comerciales y el hecho que no todos los actos realizados por los comerciantes
se refieren a su profesión; en la práctica, muchas operaciones jurídicas propias
de la actividad comercial son realizadas por personas no comerciantes.
1.2.3. Concepto del Derecho Comercial por razón de objeto

La teoría subjetiva del derecho mercantil chocó en el siglo XIX con los principios
de libertad e igualdad, proclamados por la Revolución Francesa como una
reacción contra el sistema de corporaciones y privilegios, lo que determinó la
anulación de todas las asociaciones existentes y la prohibición de crear otras
nuevas.

La teoría objetiva se basa en la existencia de determinados actos con


naturaleza propia, distintos a los actos de vida civil, que son los actos de
comercio y que constituyen la materia específica del Derecho Comercial. Esta
disciplina jurídica no regiría para una determinada categoría de personas, sino a
una categoría de actos.

Los mismos principios de libertad e igualdad, proclamados por la Revolución


Francesa y que descartaron la teoría subjetiva, fueron en el fondo el fundamento de
la concepción objetiva, pues al amparo de la libertad se abría para todas la personas
la posibilidad de intervenir en actos de comercio.

La teoría objetiva del Derecho Comercial tropezó con dificultades muy graves
al no poder precisar la naturaleza de los actos de comercio, lo que impedía
elaborar un concepto unitario de ellos. El Código de Comercio francés de 1807,
con el que se inicia el movimiento de codificación mercantil, se inspiró en los
principios de igualdad proclamados por la Revolución Francesa y, en
consecuencia, adoptó el criterio objetivo del derecho comercial. Todos los códigos
del siglo pasado que lo tomaron como modelo se inspiraron en el mismo principio,
tal como ha ocurrido con nuestro Código de Comercio de 1902 (art. 2º).

1.2.4. Actos de comercio

Algunos autores han considerado que la intermediación es lo característico


de la actividad mercantil para lograr la circulación de la riqueza, haciéndola llegar
del productor al consumidor con el propósito de parte del agente de obtener un
beneficio. Bolaffio consideró el acto de comercio como “todo acto o hecho jurídico
de interposición económica, determinado por la especulación”.

También se dice: del acto jurídico que origina o promueve la aplicación de las
leyes comerciales y se caracteriza por la concurrencia de notas peculiares como
la intermediación entre productores y consumidores, el lucro o especulación y la
habitualidad.

En la legislación peruana se usa una fórmula más práctica, calificando como


acto de comercio aquellos enumerados por el Código de Comercio y los de
naturaleza análoga. Otras legislaciones consideran actos de comercio aquellos
ejecutados exclusivamente por comerciantes.

Clasificación de los actos de comercio:

Los actos de comercio han sido clasificados en diferentes categorías,


atendiendo principalmente a la del elemento personal, comerciante o empresario,
en relación a los actos concernientes a su actividad profesional; o en base del
elemento real del acto de comercio.

En el personal se destaca el aspecto subjetivo; en el comerciante o


empresario destaca el aspecto objetivo, absoluto o real por naturaleza. Lo mismo
que hay una clasificación que considera los actos comerciales por conexión o
accesorios, que serían aquellos no comprendidos dentro de la clasificación de
objetivos o subjetivos principales por carecer de vida propia.

También se mencionan los llamados actos unilaterales o actos mixtos, o sea,


aquellos que se consideran civiles para una de las partes y comerciales para la otra.
La cuestión en estos casos es decidir cuál es la ley que lo regirá, ya que, tratándose
de un mismo negocio jurídico, sería inadmisible la aplicación de dos legislaciones
distintas.
Actos accesorios o por conexión, serían: 1º, los que tienen por finalidad la
realización de actos de comercio principales (sociedad, comisión, préstamo,
depósito cuando tenga por causa la realización de operaciones mercantiles); 2º, los
complementarios de otros principales (transporte, afianzamiento, seguro, depósito
cuando se haga como consecuencia de operaciones mercantiles); y 3°, los actos
de derecho marítimo.

El acto de comercio en el Código Peruano

El Código de Comercio usa una fórmula extensiva en su artículo segundo. No


sólo hace referencia a los actos contenidos en él, sino que expresamente alude a
aquellos que “estén o no especificados” en el código, recurriendo en la parte final
del artículo 2º a la naturaleza análoga del acto. El citado dispositivo no hace
una enumeración directa de los actos de comercio, sino que hace una referencia
a los actos comprendidos en el propio código. Serán actos de comercio todos
aquellos de los que trata el código en sus diversas disposiciones (enumeración
indirecta) y los de naturaleza análoga.

En el Código Peruano se advierte la distinción entre actos de comercio y


contratos de comercio. En los actos de comercio, las normas que los rigen son
las disposiciones del Código, en seguida del comercio observados generalmente
en cada plaza y, a falta de ambas reglas, las del derecho común (art. 2º los
contratos de comercio en todo lo relativo a sus requisitos, modificaciones,
excepciones, interpretación y extinción y a la capacidad de los contratantes, se
regirán en todo lo que no se halle establecido en el código o en leyes especiales,
por reglas generales del derecho común (art. 50°).

En cuanto a los hechos que derivan consecuencias jurídica y típicamente


mercantiles pueden mencionarse principalmente los que se producen en el derecho
marítimo, como el naufragio, el abordaje, las averías. Para nuestro código, como
para los que se basan en el principio objetivo, el acto de comercio constituye su
base y su fundamento. Es lo que permitió a la disciplina jurídico mercantil su
expansión y progreso. Sin ese concepto, el derecho mercantil habría continuado
como un derecho excepción limitado a determinadas clases de personas,
comerciantes y a su actividad como tales.

1.2.5. Concepto e importancia del Derecho Comercial

De acuerdo con nuestra legislación positiva, el Derecho Comercial es la rama


del derecho privado constituido por el conjunto de normas generales y positivas,
aprobadas por el Estado, que regula los actos de comercio, sean o no comerciantes
los que lo ejecuten, y estén o no especificados en la legislación comercial vigente
en el país. En este último caso se aplican los usos del comercio observados
generalmente por el conjunto de negociantes e intermediarios de una plaza de
comercio o en su caso por las prácticas del comercio internacional y por las normas
de Derecho Internacional, generalmente aceptadas. La base de este concepto
de Derecho Comercial surge de lo dispuesto en el art. 2° del Código de Comercio
del Perú, vigente desde 1902, y otras disposiciones de carácter mercantil.

En cuanto a la importancia del Derecho Comercial, surge del hecho de que


regula el intercambio comercial y sin el comercio es casi imposible la vida humana.
El comercio forma parte del proceso de la producción que se denomina la
circulación, y como tal está estrechamente relacionado con la satisfacción de las
necesidades económicas, sociales.

El comercio regulado por el Derecho Comercial contribuye a distribuir los


bienes que produce la sociedad y que originariamente son producidos por el
trabajo a través de la actividad agrícola o industrial, o ambas a la vez, en interactiva
y fructífera inter vinculación. Es una actividad incorporada a la vida cotidiana y a
la vida de la comunidad humana, en general, no tiene fronteras. Es necesaria para
la vida de la sociedad del presente y del porvenir.

El comercio, con toda su importancia, es solamente agente distribuidor, un


intermediario y no un productor originario de los bienes que se intercambian, que
está a cargo de la agricultura y la industria. Por eso debe desarrollarse en armonía
socialmente útil con la agricultura y la industria, que son actividades
originariamente productivas. Si el comercio se convierte en la actividad económica
principal de la sociedad, termina comercializándose toda la vida humana, como ya
ocurre en el período de la globalización neoliberalista o capitalismo salvaje, donde
el hombre mismo se convierte en objeto de consumo.

Actualmente es evidente que el Derecho Comercial se va convirtiendo en el


derecho común de la sociedad, en vez del Derecho Civil. En otras palabras, todo
el Derecho está comercializado y no civilizándose, lo cual no es buen augurio para
el Derecho y para la vida misma, porque anuncia que el orden jurídico del futuro
solo servirá para regular globalmente el intercambio de mercancías, una de las
cuales, y tal vez no la más importante, será el hombre. En la sociedad capitalista,
la libertad del mercado es la suprema libertad entre todas las libertades, que
subordina a sus dominios y a todas las demás.

1.3. La Autonomía del Derecho Comercial


Fundamentos de la autonomía del derecho comercial
La existencia del derecho mercantil como disciplina autónoma responde a la
necesidad de que existen reglas jurídicas más simples y al mismo tiempo más
rigurosas que las del Derecho Civil, dada la celeridad y multiplicidad de las
relaciones de cambio, el enlazamiento de una operaciones con otras la naturaleza
de ciertos bienes, como los títulos de crédito o títulos valores, las especiales
relaciones societarias, como las sociedades anónima, o de ciertas actividades,
como el comercio marítimo; de determinadas operaciones de banca y bolsa , de
seguros, transportes, etc. ,. El Derecho Comercial en sus orígenes fue un derecho
excepcional, compuesto con pocas normas que permitieron un mayor desarrollo
del comercio, pero más adelante esas normas consideradas excepcionales llegaron
a multiplicarse a tal extremo que incluso llegaron a regular completamente ciertos
institutos surgidos en la actividad mercantil, sin conexión alguna con el derecho
Civil, por ello el Derecho Mercantil logró autonomía y fue legislado aparte del
derecho común.
Desde el punto de vista doctrinal, es evidente que el Derecho Mercantil, ha
conservado siempre su carácter de rama desgajada del tronco común del Derecho
privado por obra de la necesidad de adaptar el Derecho Civil a las exigencias
del tráfico mercantil. Por esta razón, en el aspecto técnico no ha podido nunca
el Derecho mercantil emanciparse del derecho civil.
Las exigencias económicas, que antes fueron peculiares del comercio y de los
comerciantes, se ha extendido a otros sectores de la sociedad, por lo mismo que
las operaciones tradicionalmente llamadas mercantiles se han hecho patrimonio
común de todos los ciudadanos

Derecho comercial, subdesarrollo e integración:

El Derecho Comercial es esencia, regula los aspectos jurídicos del comercio,


y como tal estrecha relación con el subdesarrollo y la integración.
El Perú es un país subdesarrollado, porque no ha alcanzado un desarrollo
elevado. Como dice el Diccionario Real de la Lengua Española, “Se aplica
sobretodo a los pueblos de bajo nivel económico”. A los países de bajo nivel
económico los economistas los denominan indistintamente del Tercer Mundo,
Países Subdesarrollados, Naciones Proletarias. Las NN.UU. utiliza el concepto de
Países en vías de Desarrollo, terminología evidentemente diplomática, que vela
el hecho de que en el período imperialista del capitalismo que en la actualidad
toma el nombre de eufemístico de globalización el mundo ya está repartido en
países ricos, una minoría, y en países pobres, la inmensa mayoría, éstos últimos
sin posibilidad alguna de desarrollo real dentro del sistema capitalista.
La forma de producción capitalista es también conocida como producción
privada, y la forma de producción socialista, como producción social.
Yves Lacoste reconoce que “Los principales caracteres constitutivos del
subdesarrollo son:

La carencia de alimentos, las deficiencias en la agricultura, lo reducido del


ingreso nacional medio y de los niveles de vida, una industrialización incipiente,
reducido consumo de energía, una situación de subordinación económica, un
sector comercial hipertrofiado, las estructuras sociales atrasadas, el escaso
desarrollo de las clases medias, la debilidad de la integración nacional. La
importancia del subempleo, el bajo nivel de educación, la natalidad elevada, un
estado sanitario defectuoso aunque en camino de mejoras, la toma de conciencia”.
De estos caracteres constitutivos del subdesarrollo, revisten directo interés
para el Perú en primer lugar las deficiencias en la agricultura y en la industria,
porque debido a ellos son escasos los productos para intercambiar, y el comercio
es congénitamente subdesarrollado y aménico, dependiente del comercio de
importación, lo que conlleva dependencia de los pocos países desarrollado,
llamados también industrializados.

En segundo lugar, el comercio hipertrofiado como rasgo del subdesarrollo, se


intervincula orgánicamente con el Derecho Comercial . De éste rasgo constitutivo
del subdesarrollo, escribe Yves Lacoste lo siguiente: “La actividades comerciales
ocupan en los países subdesarrollados un lugar anormalmente grande en la
población activa ( el 14% de la población activa africana, el 17% de la asiática y
hasta el 27 % de la del conjunto de América del Sur), y más aún, en el reparto del
ingreso nacional. Una distribución semejante es más notable aún por el hecho de
que una fracción importante de la población de los países subdesarrollados vive
todavía en economía de subsistencia.
De ésta manera los países subdesarrollados aparecen dotados de un sector
comercial hipertrofiado, que obtiene parasitariamente de las otras actividades
económicas un verdadero aportante, particularmente grave en razón de la baja
productividad de éstas últimas. La importancia relativa del sector comercial en la
población activa es mayor aún por el hecho de que los países subdesarrollados
se caracterizan frecuentemente por la significación que en ellos tienen”.

En el caso del Perú el comercio es tanto más hipertrofiado cuanto que por falta
de desarrollo de la agricultura, la población del campo ha emigrado masivamente a
la ciudad, donde a su vez no tiene ocupación en la incipiente industria, lo que se
ha expresado en el incremento desmedido del comercio sobretodo ambulatorio,
que no significa precisamente desarrollo, y a la vez ha estimulado a la aparición
de estigmas insociables que se vuelven crónicos y cada vez más agudos, sobre
todo a partir de la década de los noventa, como la violencia, el crimen, la miseria,
la enfermedad ( el Perú tiene el triste privilegio de ocupar el primer lugar en
muertes por tuberculosis), la desocupación, la mendicidad, la prostitución, etc.
El Derecho Comercial, en países como en el Perú, no regula las relaciones
comerciales desarrolladas, sino precisamente subdesarrolladas. Un comercio
desarrollado sólo podrá ser el resultado de una agricultura y una industria
desarrollados, y esto solamente puede ser logrado mediante la transformación de
la forma de producción de la vida material, de la producción privada por la
producción social.
En cuanto a la integración, cabe comenzar señalando que el artículo 44 de
la Constitución Política del Perú, es deber del estado “promover la integración,
particularmente latinoamericana”. No precisa de que integración se trata”, pero la
más conocida es la integración económica, de la cual forma parte la integración
comercial.

Globalización y Derecho comercial


En la obra colectiva encabezada por J. Albarracín y otros expertos
economistas, refiriéndose al neoliberalismo y la globalización, escriben lo siguiente:
El capitalismo tiene una vocación planetaria. Esa vocación le ha ido realizando
a saltos y hoy estamos en uno de ellos. La conformación de la economía, como
economía mundial. Ha dado efectivamente un salto espectacular en os últimos
años. A estas transformaciones se les califica de globalización. En el campo
económico la globalización significa un nuevo estadío en la conformación del
mercado mundial, tras los grandes avances en materia de trasportes y
comunicaciones y con los procesos de apertura de diversas economías. Los
cambios propiciados en la revolución tecnológica que los acompañan ( en la
biotecnología, la microelectrónica, robótica, los nuevos materiales), junto a los
cambios antes señalados, propician una nueva división internacional de trabajo. En
esos movimientos nos encontramos hoy en día.
La nueva revolución tecnológica y la globalización se han visto alentadas por
los procesos de “acumulación forzada” inherentes a las políticas neoliberales.
Apoyadas en ésta última, aquellos procesos han avanzado más de prisa.
Sin embargo, es necesario distinguir entre la globalización, en tanto nuevo
estadío civilizatorio (y de barbarie) y el acento que le imponen a ese proceso el
capitalismo y más en particular las políticas neoliberales. Hay una forma
neoliberal de participar en la globalización y orientarla, pero también hay otras
forma de participar en ella y de darle un signo.
Así como la globalización es un proceso que rebasa el neoliberalismo,
también lo rebasan las ideas de eficiencia y calidad. Se puede ser eficiente y
producir con calidad sin ser neoliberal. Más aún, la forma neoliberal de eficiencia
individual preñada de irracionalidades sociales que pueden llevar (y están
llevando) a la mayoría de la población a la barbarie y el planeta a su destrucción.
Siguiendo a lo expuesto la globalización no es en si misma mala, lo que
torna inhumano, es que el sistema capitalista que lo globaliza no es precisamente
una economía económica humana sino inhumana. Si se globaliza la solidaridad
humana como lo quiere Juan Pablo II, evidentemente, bienvenida sea la
globalización. Lo grave es que el capitalismo en su periodo neoliberalista, lo que
globaliza es la barbarie y no la solidaridad humana.

La globalización capitalista no es sino la denominación moderna del


imperialismo. Quizá sea la última fase de su derrumbe histórico. Sabido es que los
orígenes del capitalismo se remontan a la mitad del siglo XV, de de suerte que
con la conquista española llegó al Perú en el siglo XVI un feudalismo en
decadencia y un capitalismo en emergencia.

El nuevo derecho comunitario y el derecho comercial:


Respecto del Derecho Comunitario, Broma, Ekmekdjian y Rivera, escriben lo
siguiente: “El comunitarismo como sistema procura lograr una nueva forma de
estado “posible”. Tiene que ser un medio y no un fin en sí mismo para liberar las
energías materiales y morales del país, a través del talento, de la iniciativa y de la
capacidad. Precisamente ello ha hecho que la integración comunitaria entrañe un
desafío, una transformación de las actitudes, una nueva retórica de la realidad del
estado y mercado”.
La integración regional es un sistema porque no es una propuesta
meramente operativa del Estado. Es un sistema porque tiene principios, normas,
reglas, que hacen a la autonomía de su propia identificación, y medios para poder
desenvolverse. En otras palabras, es el conjunto de elementos dependiente entre
sí, racionalmente constituidos. Son componentes interrelacionados. La falta de
relación o racionalización hace que la organización sea asistemático”.
Agregan que “El sistema del comunitarismo conlleva un procedimiento
político, por medio de la formalización del trabajo constitutivo” y la sanción de las
leyes estaduales que fijan el plan de la integración; un procedimiento
administrativo, mediante el dictado de las directivas que, con forma de reglamento
administrativo, constituyen los marcos regulatorios de las diversas relaciones
comunitarias (políticas, negociables, patrimoniales, civiles culturales) y un
procedimiento judicial, que controla los regímenes sectoriales.
Po ello, la integración en comunidades no es una operación “suelta”,
aislada, sino que es un proceso que tiene un objetivo específico y un fin
determinado, con un procedimiento, un itinerario prefijado en los tratados y en las
demás normas que regulan el desarrollo de la integración.”
Sugieren estos autores propiamente lo que en la filosofía jurídica se llama
organización de un estado mundial federal, de un Derecho Público de la
Humanidad.
Todo esfuerzo de integración de la comunidad internacional es loable y
debe promoverse. Pero creemos que sin perjuicio de la integración comunitaria,
entendida como integración de los Estados, debería promoverse la integración de
los pueblos, comunitarista popular internacional. Cabe advertir además que en
momentos históricos de un neoliberalismo que practica el canibalismo social, es
impostergable unir las voluntades comunitarias para el cambio radical de una
sociedad cuantitativa por otra raigalmente cualitativa, y por tanto pertrechada
de aptitud humana para globalizar la solidaridad y no la barbarie.
La sociedad actual, capitalista, es una perpetua sociedad de dos caras; una
bondadosa y la otra malosa, conviviendo, como resulta obvio, en tensa
relación fratricida. La sociedad revolucionaria del porvenir debe ser de una sola
cara : “humanista”.
Una sociedad con tales rasgos humanistas haría del Derecho Comercial el
instrumento jurídico adecuado para contribuir a establecer relaciones de
intercambio fraternal entre los pueblos del mundo, teniendo en cuenta que el
comercio no tiene fronteras.
Métodos del derecho comercial
En el derecho comercial se impone el método de la observación utilizando el
auxilio de la economía, en orden de investigar la razón de la existencia de las
relaciones comerciales. La sustancia del derecho mercantil está formada por
hechos de carácter social, político, económico, sicológico.
La observación de los hechos deben conducir a la investigación en cada
caso de los intereses en juego, ya que las normas jurídicas protegen los
intereses de la comunidad humana. El interés individual forma parte del interés
común, siendo la misión del derecho de ordenar los intereses privados dentro de
la comunidad
Elementos que integran el derecho comercial
El comercio es una forma de la actividad humana que tiene como meta
obtener una ventaja o utilidad, lo que constituye un elemento esencial del acto
mercantil. Este es un elemento subjetivo, individual. Pero de otro lado tiene un fin
objetivo, de interés social, cual es el de facilitar el cambio. Estos dos elementos,
individual y social contrapuestos, en principio, pero al reunirse en el derecho
comercial contribuyen a un solo objeto; el cambio, ya que mercantilmente, no se
concibe lucro sin cambio, ni cambio sin lucro.

Caracteres:
El desenvolvimiento del derecho comercial, a través del tiempo y del
espacio o su evolución histórica, permite percibir algunos caracteres que lo
distinguen de las demás ramas del derecho o, si se quiere, de los demás
Derechos. Los caracteres son : universal, consuetudinario, progresivo,
equitativo.
Es universal: Porque las relaciones mercantiles, desde su iniciación, han
tenido un sentido internacional, tanto por su objeto como por su forma de
practicarlas. El comercio se extiende, por razón de su esencia, más allá de las
fronteras y transporta consigo, su derecho ya formado.
Es consuetudinario Porque no todas las relaciones internacionales era y es
regidas por leyes, por lo mismo que el comercio se realizaba entre pueblos o
países distintos y a falta de leyes que normasen esas relaciones internacionales,
se adoptaron los usos y costumbres, que han regido mucho tiempo y actualmente,
en caso de duda, suele aplicarse los usos y costumbres para resolverla.
Es progresivo En todo pueblo puede observarse dos clases de derecho: uno
que establece que evoluciona, es dinámico. El comercio está íntimamente ligado
a la industria y conforme avanza la ciencia, se van descubriendo nuevos medios
de producción y, consecuentemente, el derecho comercial va cambiando o
ampliando su campo, originándose, cada vez, operaciones nuevas.
Es equitativo Como los códigos no pueden modificarse día a día, al
mismo tiempo que evoluciona el derecho comercial., mediante el surgimiento de
nuevas relaciones que no están contempladas en las leyes, nace la equidad. Los
hombres se ponen de acuerdo para establecer normas que rijan esas nuevas
relaciones, a falta de disposiciones legales.

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