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“Si la urgencia de un asunto puede medirse por la vehemencia de los debates que lo rodean, -la
investigación en artes- es un asunto urgente” Henk Borgdorff 1
Resumen
En aras de la elaboración de un corpus teórico que fundamente la práctica del arte desde
la perspectiva del contexto disciplinario contemporáneo del arte y de la cultura, se ha
propuesto la teoría semiótica como soporte de gran relevancia para la construcción de un
sistema de investigación en arte. Dicha propuesta se insiere en un tema recurrente en la
contemporaneidad que cuestiona y revisa antiguos y nuevos postulados. Precisamente,
la contemporaneidad da privilegio al cuestionamiento de los propios modos que permiten
el conocer, se quiere comprender como nos inserimos en el sistema (o los sistemas),
siendo nosotros (el individuo) ya uno, es entonces cuando la semiótica muestra su gran
utilidad como instrumento metodológico de profundo alcance. Evidentemente se trata de
un proceso que exige la revisión de la definición de un concepto de “Pensamiento Crítico”
operacional, que pueda ajustarse a este perfil.
Introducción
El presente texto explora de una manera simultánea, conceptual y contextual los tres
temas indicados en su título. Intenta establecer algunos nexos que puedan, eventualmente,
justificar su junción en términos de una propuesta de “metodología” de la investigación
en arte. Como sería de esperar, al ser escrito por un artista, tal vez, deje en evidencia
caminos alternativos o paralelos a las exigencias de un abordaje sistemático que sería
propio de algunas de las ciencias sociales, o de metodologías derivadas del método
científico o de una rigurosa reflexión de corte filosófico. En todo caso, todo el texto
1
Declaración de Borgdorff en debates sobre la investigación en artes, llevados a cabo en el otoño de 2005
en Ghent, Asterdam, Berlin y Gotehnburg y frase inicial de su artículo “El debate sobre la investigación en
artes” disponible en
http://blogs.fad.unam.mx/asignatura/adriana_raggi/wp-content/uploads/2015/01/El-debate-sobre-la-
investigaci-n-en-las-artes-2.pdf
mismo, resulta una introducción a una reflexión que buscar aproximar elementos que
devienen del proceso creativo artístico con la rigurosidad del pensamiento crítico.
Pensamiento Crítico
De manera general se asocia la palabra pensamiento a las cosas de nuestra mente, es decir;
a toda actividad que tenga naturaleza mental. De manera más restricta y especializada
podemos asociar la palabra pensamiento a la actividad racional consciente. Solo cuando
iniciamos un pensar sobre el propio pensamiento se constituye realmente la razón y esto
tiene su origen básicamente en el mundo griego.
Este salto cualitativo se da con la “invención” de la Teoría de las de Ideas de Platón y con
el desarrollo del proceso que considera la relación entre dos premisas dirigidas a concluir
esa propia relación; el silogismo, cuya formulación se la debemos a Aristóteles. Es
necesario recordar que el problema fundamental del pensamiento pre socrático es el
dilema unidad/multiplicidad; y, que Platón instaura un genial artificio que será la base de
nuestro perfil cognitivo, el cual, aparentemente resuelve el dilema al remitir la unidad a
un mundo diferente al de la experiencia inmediata. Estamos antes la clásica separación
entre doxa y episteme. La Idea permite separar la experiencia común de su propia
reflexión y esta reflexión genera conocimiento. Este conocimiento permite fijar,
reflexionar y transmitir los hechos de la experiencia de una manera sistematizada, de
modo a poder almacenar información y utilizarla de manera independiente de nuestra
experiencia cotidiana. El silogismo es la forma sintética perfeccionada de este sistema. El
silogismo se convierte en la base del pensamiento lógico, eventualmente de la ciencia y
de todo aquello que de mejor manera parece caracterizar la civilización occidental.
Esta tendencia parece tener su nacimiento temporal con el uso del concepto “Critical
Thinking” propuesto y desarrollado en un libro con el mismo título escrito por Max Black
publicado en el año de 19462. A partir de este momento se gestan autores y teorías que
buscan aproximar la tradición de la lógica a los problemas generales y cotidianos
adaptando una actitud y modo de pensar que se hace desde una particular perspectiva
crítica. Entonces, el pensamiento crítico se propone como un proceso que ayuda a
organizar nuestras ideas y nuestros conocimientos desde una específica plataforma
teorética.
2Critical Thinking. An introduction to logic and scientific method by Max Black. New York: Prentice-
Hall, Inc. 1946.
“enunciados objetivos” a través de la utilización de recursos y herramientas que
garanticen que estos sean correctos y verdaderos desde una perspectiva ética.
Se trata de una variación de la propia historia del pensamiento racional, de los modos de
aplicación del silogismo, lo que hace que el pensamiento racional (o la lógica) sea
considerado una de las tres grandes áreas del conocimiento humano; las otras dos sería la
ética y la estética3.
La palabra Ética se origina del griego ethos que originalmente indica “la morada” o de
modo contextual el “lugar donde se vive”, en este sentido el concepto “ética” termina por
referir a las normas de la conducta humana. La posmodernidad y la globalización en
cuanto indicadores de la vida contemporánea terminan por implicar una preocupación
ética4, tema de gran relevancia actual.
3
Para Peirce y su semiótica, las tres grandes ciencias normativas del conocimiento humano son la lógica,
la ética y la estética. “La lógica como el estudio del correcto razonamiento, es la ciencia de los medios para
actuar razonablemente. La ética ayuda y guía a la lógica para el análisis de los fines para los cuales estos
medios deben ser dirigidos. Finalmente, la estética guía la ética al definir cual es la naturaleza de un fin que
sea admirable y deseable en sí mismo en cualquier circunstancia independientemente de cualquier otra
consideración de la especie que sea” (Santaella, 2004, pág. 240). Debemos aclarar aquí que, en Peirce la
estética posee un rango mucho más amplio de comprensión y definición que supera la exclusiva noción de
arte.
4
Para algunos filósofos (Vattimo, Lyotard, Habermas, por ejemplo) el pasaje de la modernidad a la
posmodernidad pasa por un cambio de paradigma que de alguna manera orienta en la posmodernidad hacia
los problemas de naturaleza ética.
entre aquello que es propio de la razón y aquello que es propio del sentimiento y de este
modo entre aquello que es percepción y aquello que es pensamiento. Esta acción instaura
una división, que, sin poder negar, de hecho, ni obviar el sentimiento y el reinado de la
percepción, si los remite al parecer necesariamente, a un espacio de algún modo precario
en términos del pensamiento lógico.
Esto es significativo, el arte como actividad lúdica, como modo de expresión y vivencia,
como valor social y estético, como paradigma y forma de conocimiento, como forma de
la sensibilidad; siempre ha estado presente en la evolución humana, desde sus primordios.
¿Acaso no está la acción artística presente, como modo de conjurar la realidad dura del
hombre prehistórico, en aquella mágica simpatía que auguraba una mejor caza y
comprensión de su universo a través de las magníficas pinturas de cavernas rupestres?
Una concepción más holística5 del pensamiento siempre estuvo presente en el desarrollo
humano y el arte es una de sus vertientes.
La percepción como tal, ha sido desdeñada desde Platón en términos de las filosofías
idealistas y racionalistas. Recordemos que para Platón la realidad del mundo sensorial es
un reflejo del mundo ideal y en este sentido, las artes visuales en su apelación sensorial
resultan un reflejo del reflejo, una copia de la copia. Por esta razón Platón considera las
Artes Visuales un conocimiento de tercera categoría. Para Platón el conocimiento directo
(entiéndase, a través de los sentidos y la percepción) no podría llevar al verdadero
conocimiento, sin embargo, su discípulo Aristóteles admite la experiencia (y por ende la
percepción y los sentidos) como base de la producción del conocimiento, y en adición al
trabajo platónico, no solo de la experiencia particular y si de aquello que se puede abstraer
de la misma, aquello que pasaría a ser conocido como “los universales” y que comprende
la capacidad de dar un carácter homogéneo a la suma de las experiencias particulares. En
5
El holismo (del griego ὅλος [hólos]: "todo", "por entero", "totalidad") es una posición metodológica y
epistemológica que postula cómo los sistemas (ya sean físicos, biológicos, sociales, económicos, mentales,
lingüísticos, etc.) y sus propiedades, deben ser analizados en su conjunto y no sólo a través de las partes
que los componen. (Wikipedia)
este sentido Aristóteles valoriza e incorpora la percepción en el proceso creador del
conocimiento.
La Semiótica8
6
EL “Giro Lingüístico” se inicia formalmente con las ideas propuestas por Ludwig Wittgenstein en su
Tractatus logico-philosophicus. (1914-16) El trasfondo de la misma afirma que de una manera general
todo conocimiento está supeditado a las posibilidades y alcance del lenguaje como estructura, lo que
determina su alcance cognitivo.
7
El texto sobre semiótica, a seguir, ha sido preparado y se ha usado en otro ensayo de mi autoría, sin
embargo, debido a su fuerza pedagógica y pertinencia con nuestro propósito en este artículo, hemos
decidido reproducirlo en su parte esencial.
8
En 1969 la Asociación Internacional de Semiótica, por iniciativa de Roman Jacobson decidió utilizar el
término Semiótica para unificar el uso de los términos semiología, semiótica y otros.
9
Algunos autores definen la semiótica como “ciencia del signo” particularmente el autor de este texto,
progresivamente ha considerado mejor opción, definirla como “teoría de la significación” esto, a partir de
privilegiar su uso metodológico en el campo del arte.
posteriormente por Peirce. Para los Estoicos la preocupación esencial fue definir el
lenguaje y encontrar modelos de signos que tuvieran como base la propia materialidad
del lenguaje.
En términos etimológicos la palabra semiótica se deriva del griego “semeion” que
significa signo y de “sema” que puede ser traducido como señal o también, signo.
“El término griego Aísthesis, del cual se deriva Estética significa percepción de los
sentidos. De acuerdo con esto, Baumgarten definió la Estética como la ciencia de la
cognición perceptiva: scientia cognitionis sensitivae en contraposición a la lógica,
definida como ciencia del conocimiento racional. Resulta interesante verificar que la
especialización de la nueva ciencia inaugurada por Baumgarten refiere directamente a un
ramo de la lógica que él denominaba semiótica. En su definición esa semiótica debía
tratar de signis pulchrae cogitatorum et dispositorum; “de los signos bellos en la
cognición y la disposición” (Nöth, 1998, Pág. 46)
En el siglo XIX, autores como Fichte, el poeta Novalis, Hegel, Von Humbolt,
Bernardo Bolzano y Lady Victoria Welby le darán continuidad a esta tradición hasta el
surgimiento de Charles Sanders Peirce, punto de partida de la semiótica contemporánea.
Generalmente se acepta como creadores de la misma a Peirce e a Ferdinand de Saussure.
Las categorías faneroscópicas tratan de los modos o predicados que las cosas pueden
tener. Peirce, cuidadosamente, tomó en consideración y estudió de manera profunda las
categorías que ya habían sido creadas por otros filósofos de la tradición occidental, tales
como Aristóteles, los Escolásticos, Leibniz, Kant y Hegel, antes de llegar a formular un
esquema propio, en este esquema encontraremos las siguientes categorías:
Primeridad (firstness)
Segundidad (secondness)
Terceridad (thirdness)
La Primeridad es La cualidad que se percibe, La relación del signo consigo mismo.
La Segundidad es la sustancia individual que es inherente a esta cualidad, esto es, la
relación de un primer ser con otro. La Terceridad es la relación que se puede establecer
entre esta substancia y otros sujetos de inherencia, esto es, la relación de un Segundo con
un Tercero, lo que implica en mediación y convención.
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Peirce propone el concepto de fanerón como sinónimo de fenómeno, como la cosa que se
presenta a nuestra mente sea real o no. Y a pesar de que se trate de un análisis de naturaleza
compleja, Peirce reconoce en el límite inferior de este análisis la existencia de sensaciones brutas,
indivisibles y sin partes analizables
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Entre los estudiosos de Peirce existe el consenso de utilizar las referencias bibliográficas según los
números encontrados en el Collected papers de Peirce, editados a partir de 1931 por Hartshorne, Weiss y
Burks. Nosotros también nos referiremos a este modelo de modo que al citar Peirce seguiremos el siguiente
modelo general: C.P. (Collected Papers) seguidos de números que se refieren respectivamente a los
volúmenes y parágrafos. Ejemplo: (Peirce, C.P. 2.274) = Peirce, Collected Papers, volumen 2, parágrafo
274. Cuando la referencia obedezca a otra fuente o circunstancia esta será indicada textualmente.
Así, en términos de estados mentales, por ejemplo, las categorías pueden ser percibidas
como:
Sensación – Primeridad – categoría de lo posible
Reacción – Segundidad – categoría de lo real particular
Pensamiento – Terceridad- categoría de la ley, de la regla
En función de estas categorías, Peirce definen los componentes tríadicos del signo que
establecen la relación que instaura la función semiótica, estos son:
Signo: el vehículo que permite la expresión
Objeto: referente o estado de cosas
Interpretante: significado o intención del término
Entre el signo y el interpretante se establece una relación causal o de obligatoriedad; entre
el signo y el objeto se establece una relación atribuida y entre el interpretante y el objeto
se establece una relación, que, en función del objeto, remite a un nuevo signo.
Generalmente se ofrece como una representación gráfica de la triada el denominado
triángulo semiótico, derivado del modelo propuesto por Ogden y Richards:
Pensamiento o referencia
Símbolo Referente
Una representación como esta limita nuestra percepción del proceso de la semiosis
al referir de una manera más rígida las relaciones de determinación del signo por el objeto
y del interpretante por el signo.
En el sentido propuesto por Peirce, la triada conforma un proceso de semiosis
constante y repetido al infinito, por esto hemos adoptado el siguiente modelo:
Interpretante
Signo Objeto
“Un signo, o Representamen, es un Primero que se coloca en una relación tríadica genuina
tal con un Segundo, denominado su objeto, que es capaz de determinar un Tercero,
denominado su Interpretante, para que asuma la misma relación tríadica con su objeto en
la cual el propio está en relación al mismo objeto. La relación tríadica es genuina, esto es,
sus tres miembros están por ella ligados de modo tal que no consisten en ningún complejo
de relaciones diádicas. Esta es la razón por la cual el Interpretante, o Tercero, no puede
colocarse en mera relación con él mismo, del tipo de la asumida por el Representamen.
Tampoco puede la relación tríadica, en la cual el Tercero se coloca, ser meramente similar
para aquella en la cual se coloca el Primero, pues, eso haría de la relación del tercero con
el primero mera Segundidad degenerada. El Tercero debe realmente colocarse en una
relación de esa especie y así debe de ser capaz de determinar un Tercero que le sea propio;
pero, además, debe tener una segunda relación tríadica en la cual el Representamen, o
mejor, la relación de este para con su objeto, será su propio (del Tercero) objeto y debe
ser capaz de determinar un Tercero para esa relación. Todo eso debe ser igualmente
verdadero en relación al Tercero del Tercero y así en adelante indefinidamente. (C.P.
2.274)
Según Peirce los signos son divisibles en tres tricotomías, siendo que La primera de ellas
se refiere a la relación del signo consigo mismo.
Cuali-signo (qualisign) es una cualidad que es un signo. No puede actuar realmente como
signo hasta que se corporifique, pero esta corporificación nada tiene a ver con su
condición de signo.
Sin-signo (sinsign) es una cosa o evento existente y real que es un signo. Y solo lo puede
ser a través de sus cualidades, de tal modo que envuelve un cuali-signo, o mejor, varios
cuali-signos. Mas estos cuali-signos son de un tipo particular y solo constituyen un signo
cuando realmente se corporifican.
Legi-signo: (legisign) es una ley que es un signo. Normalmente esta ley es establecida
por el hombre. Todo signo convencional es un legisigno (sin embargo, lo recíproco no es
verdadero). No es un objeto singular, más un tipo general que habiendo sido producto de
un acuerdo, será significante. (C.P. 244-246)
De acuerdo a la relación entre un signo y su objeto, el signo puede ser clasificado como:
Ícono: Signo que de algún modo se asemeja a lo que significa, de la forma como la
fotografía se asemeja al objeto fotografiado. El Ícono es una señal que se refiere al objeto
que denota, en virtud de ciertas características que le son propias.
Índice: Signo cuyo significado se esclarece por medio de efectos por él producidos, como
por ejemplo; la sombra, que puede ser un indicio de la posición del sol. El Índice es una
señal que refiere al objeto que denota en virtud del hecho de que realmente es afectado
por el objeto.
Símbolo: Signo que se asocia a los objetos gracias a convenciones especiales, tal como
es el caso de las palabras. El símbolo es un signo que se transforma en signo porque de
ese modo él es entendido. (Peirce, C.P. 247-249)
Según esta definición, cualquier cosa puede ser considerada un signo, desde que ella
pueda contener alguna significación para alguien. En este proceso lo que sea el signo no
es más que una concepción que remite a la semiosis y de este modo ejerce su función
semiótica por excelencia: El Pensamiento.
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Sensaciones subjetivas relativas a la experiencia consciente.
esta perspectiva cualquier elemento de la imagen pictórica puede ser considerado un
signo, un elemento que remite a una relación tríadica, él mismo referente de su objeto,
que en este caso es la imagen pictórica y que, a su vez, remite al interpretante, que no
siendo signo ni objeto determina una significación que es, en última instancia,
pensamiento y objeto de una nueva semiosis. Este carácter dinámico y múltiple de
abordaje de la obra de arte abre nuevas posibilidades de comprensión y concepción del
fenómeno artístico.
Arte
Entretanto, no hay en la actualidad una palabra o área de actividad humana que desate
tanta polémica, dudas y contradicciones como lo que denominamos “arte”, en términos
epistemológicos y desde el concepto de cultura, su definición representa un verdadero
desafío a los estudiosos. El problema se origina en el hecho de que el arte designa cosas
muy diferenciadas en épocas, geografías y culturas diferentes, básicamente por implicar
un amplio espectro de la experiencia humana y en especial, el tema de las emociones,
sensaciones, sentimientos y experiencias creativas, eidéticas y epifánicas, en relación a
los criterios y principios desarrollados a partir del silogismo.
Véase, a modo de ejemplo, el hecho de que la concepción moderna del arte es
completamente extraña a lo que sea la concepción griega, o en términos más recientes, la
concepción neoclásica del siglo XIX en contraste con la concepción del expresionismo
abstracto del siglo XX en los Estados Unidos. O si se quiere, la definición del arte pre
Duchamp a la definición del arte posterior a Duchamp, punto de inflexión para la
comprensión del llamado arte contemporáneo.
Paralela a la lógica pura o la ciencia dura, siempre ha existido una tradición que se ocupa
de aproximar la distancia entre razón y sentimiento. Diversos autores y sistemas
cognitivos han intentado ocuparse de esta problemática, desde el interior de las propias
prácticas artísticas hasta los diversos campos disciplinares de la estética.
“Entretanto, por medio de ciertas características, sea de manera directa o indirecta, todo
pensamiento tiene que referirse por fin a nuestras intuiciones y por tanto a la sensibilidad,
pues de otro modo ningún objeto nos puede ser dado” (Kant, 1983, pág. 39)
De este modo la dualidad platónica idea/apariencia, quedaría fuera del sistema kantiano
ya que el origen del juicio estético estaría en un sentimiento de placer o complacencia que
se da como producto del libre juego de nuestras facultades mentales, juego este que no
puede ser reducido a concepto puesto que es universal e inmediato.
Otra referencia importante para el estudio del arte, un divisor de aguas, por el hecho de
provenir de estudios en el campo de la psicología y experimentos de laboratorio, es la
denominada “Teoría de la Gestalt”. Esta teoría le da un fundamento científico al modo de
percepción propio del arte.
Gestalt es una palabra de uso común en el idioma alemán, que básicamente significa
“forma”. Gestalt, también es un término que se utiliza para designar una serie de
investigaciones científicas desarrolladas sobre el estudio de la percepción visual y que
han pasado a ser conocidas gracias a los trabajos de los ya célebres científicos Kölhar,
Kofka y Wertheimer, seguidos por los trabajos en el campo de la psicología social de K.
Lewin.
El origen de la Gestalt13 puede ser asociado a la Teoría de la Pura
Visibilidad de la Escuela de Viena, pasando por la Teoría de la Empatía de Worringer y
por las propuestas de Von Ehrenfels14; estas podrían ser las bases que permitirá la génesis
de un análisis experimental de las formas, una psicología de las formas que a la postre se
conocerá como Gestalt.
La Gestalt, básicamente, supone la percepción como una captación de
rasgos estructurales genéricos que implican un conjunto de fuerzas en equilibrio. La idea
propuesta por Von Ehrenfels, retomada después por el estructuralismo es la de que la
percepción se da de un modo integral y, sus procesos y componentes, no pueden reducirse
a partes. La misma se transformó en un emblema de la Gestalt y tiene el mérito de
demostrar que la percepción funciona como un proceso sistemático desde la captación
inicial del estímulo, de modo a funcionar estructuralmente y de manera dinámica con todo
el sistema, eliminando la posibilidad de que se pueda explicar el fenómeno de la
percepción desde una perspectiva únicamente mecánica.
Retomando la tradición Aristotélica otra teoría que viene al encuentro de los problemas
del abordaje artístico cognitivo es la “Teoría de la Formatividad” de Luigi Pareyson.
Esta teoría retoma dos grandes tradiciones antiguas vinculadas a la mencionada tradición
aristotélica. La primera trata de la concepción del arte como “poiêin” (hacer) y la segunda
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A pesar de que lo traducimos como “forma”, en realidad, no hay una traducción literal de la palabra
Gestalt hacía el español, pero, además, de modo genérico se puede traducir como “totalidad”, “figura”,
“estructura”, “configuración” o “unidad organizada”.
14
La propuesta fundamental de Christian von Ehrenfels, filósofo austriaco, puede resumirse en la frase
“El todo es algo más que la suma de las partes”.
asociada al concepto de organismo. La teoría de Pareyson es contraria al idealismo de
Croce, en el sentido de que este propone como principios fundamentales de su teoría
estética la intuición y la expresión, en cuanto que Pareyson propone una estética de la
producción y por ende de la “formatividad”. La cuestión fundamental en la teoría de la
formatividad es que el paradigma de toda su estructura es la “forma en cuanto formante”
a través de un proceso que de algún modo imita el proceso orgánico.
“Formar, significa antes de más nada, hacer. Esto es; Poiêin en griego. Es
sobre todo necesario recordar el hacer es verdaderamente un formar solamente cuando no
se limita a ejecutar algo ya idealizado, a realizar un trabajo ya preestablecido o a aplicar
una técnica ya predispuesta o a someterse a reglas ya prefijadas y sí, cuando en el propio
curso de la operación se inventa el modus operandi, cuando la regla de la obra es definida
en cuanto se hace, cuando se la concibe ejecutando, y se proyecta en el propia acto que
se realiza. Formar por tanto significa hacer, pero un hacer tal que, al hacer, al mismo
tiempo se inventa el modo de hacer”. (Pareyson, 1984, pág. 59)
15
La palabra perceptual quiere aquí indicar una concepción propuesta por la Gestalt, según la cual el
proceso perceptivo no refiere a una simple suma de elementos y si a fuerzas organizativas que se
comportan como sistemas, de tal manera que sea posible referirse a algo más que la suma de las partes.
mas rudimentarios de la memorización mecánica y no tiene la menor importancia que así
sea”. (Barlett, 1961, págs. 105-106)
Epílogo.
Desde una perspectiva del conocimiento lógico, tal vez, al decir de Baungartem, el arte
refiera a la estética como ciencia del conocimiento sensorial que aprehende lo bello. Ya
en el talante peirciano, el arte refiere a las condiciones posibles de la propia posibilidad,
esto porque el proceso creativo se concentra en el modo de inferencia conocido como
“abducción”16, en este sentido, el concepto de arte no se limita ni necesariamente está
condicionado por el concepto de belleza (como hemos visto en la historia del arte) y, sí
orientado por aquello que es “posible”, originalmente visto desde su propia posibilidad.
En el devenir de este texto hemos tenido la posibilidad de vislumbrar algunas ideas que
exploran el concepto de “silogismo” como base de un discurso que ora se hace norma,
ora se hace un universal y ora se hace crítico, siempre desde un contexto auto referencial
al procurar establecerse como sistema o ciencia. El arte no escapa a esto, sin embargo, no
se agota ni se satisface en el discurso, su naturaleza lo lleva a la proyección de lo que es
paralelo al silogismo; lo indecible, lo imprevisible, lo orgánico, lo sensible: lo
indeterminado.
Cuando a partir de Duchamp el arte aborda el mundo conceptual desde el mundo
conceptual, no solo se establece un “punto de inflexión” para la propia historia de lo que
sea el arte, si no que aparece una nueva condición del arte: el arte como sistema cognitivo.
Desde este nuevo paradigma el arte debe asumir nuevos roles y debe desarrollar nuevas
posibilidades epistemológicas. Además, al propio devenir del arte como práctica, se suma
una nueva realidad, el hecho de que las Academias Artísticas, santuarios de la práctica
artística durante el siglo XIX y parte del XX comienzan a ser incorporadas al sistema
académico de las Universidades.
16
El concepto de abducción no era nuevo para Peirce, lo habría encontrado ya en Aristóteles (Primeros
Analíticos) bajo el nombre de Apagogé y sería el resultado de invertir los términos del silogismo deductivo.
El concepto y el tipo de silogismo que representa la abducción, tienen la virtud de insertar en las
operaciones de la lógica aquello que es indeterminación, aquello, que precisamente está fuera de la
lógica. Esta paradoja solo puede entenderse si concebimos los procesos lógicos como estructuras
construidas que al mismo tiempo que explican el mundo, tienen que someterlo, entendiendo que nunca
podrá abrazarlo completamente.
Con la consolidación de la Unión Europea (UE) que se inicia en 1993, se origina una serie
de reformas en la educación superior de los países de la UE que trae como consecuencia
la adopción de un conjunto de medidas, criterios y perfiles, además de la implementación
del concepto de “investigación” como fundamento para sus planes curriculares. A partir
de la Declaración de Boloña (1999) se determinan nuevas reglas que buscan aproximar a
la educación europea, un perfil que permita la consecución de un objetivo declarado: crear
la sociedad del conocimiento. Desde entonces diversas políticas se han desarrollado a
nivel global y los países latinoamericanos no hemos escapado a esto.
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Proceso inferencial dinámico y multidimensional.
“Someter ese cuerpo frágil al ejercicio de la investigación científica sin des caracterizarlo,
sin reducirlo a nada o a una unidad vacía de sentido, es un ejercicio de posibilidad, de
apertura, más que de definición. Al fin de una investigación debe permanecer intacta esta
fragilidad o al menos aquella apertura a la cual apunta, como un testimonio de nuestra
vigilancia en preservar la naturaleza de nuestro objeto de estudio; una vez que el mismo
no se acaba y se transforma en la continuidad de la obra del artista como un todo. En este
sentido la investigación en arte exige una profundización, en el sentido de un mejor
conocimiento erudito sobre el campo cognitivo del arte, como también de sus
posibilidades creativas (lo que bien puede contemplar la negación de toda o cualquier
regla verificada e impuesta al proceso anterior del trabajo). Esta fragilidad de la
investigación en arte de modo alguno altera por eso la busca de la verdad. (Gonçalves,
2009, pág. 143)
Si bien, y para dar un ejemplo final, en la abducción dentro del campo de la lógica y en
términos estrictamente silogísticos se introduce una regla que opera en forma de hipótesis,
con el propósito de provocar un resultado particular dentro de esa misma regla, en el caso
de la creación artística, resulta que la propia obra de arte es la hipótesis posible en tal
operación, que evidentemente se da desde una dimensión de vivencia destinada a producir
conocimiento a través del proceso generador de la obra.
Bibliografía
ARISTOTELES. Arte Poética: A poética clássica. São Paulo Cultrix, 1997.
BARTLETT, Frederic. Remembering: a study in experimental and social
psychology. Cambridge: Cambridge University Press. 1961.
GONCALVES, Flavio. Um Argumento Frágil. Revista Porto Arte No. 27. Pág. 137.
Porto Alegre. PPGAV. 2009.
KANT, Immanuel. Crítica de la razón pura. Avril Cultural. São Paulo 1993.