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https://es.slideshare.net/gabychan907/presentacin-blanca-varela-13387509
1. CARACTERÍSTICAS Poesía reflexiva y desencantada Ajena al confesionalismo
lírico. Asume el dolor y la frustración de toda realización humana como ejes centrales
de su discurso. Constante búsqueda de la verdad sin concesiones. La crítica ha
enfatizado su extrema lucidez frente a una realidad que no la satisface. Ironía e
irreverencia. Expresividad "corta en palabras" Tendencia mística Influencias del
surrealismo y también del pensamiento existencialista. OBRAS: Las obras de Blanca
Varela muestran una carga irónica, es decir, crea imágenes sin sentido lógico como si
hubieran salido de un sueño. Otras de sus características es que con sus últimos
poemarios muestran una poesía metafísica e intelectual, que se aleja de la
cotidianidad de sus inicios e intenta develar los misterios de la vida y la muerte. Sus
obras más importantes son: Este puerto existe Valses y otras falsas confesiones
Luz de día El libro de barro Andrea Rojas Rioja Chiclayo, Perú - 2015
2. 2. BLANCA VARELA Nacida en el seno de una familia de escritores y artistas, fue una
poetisa peruana considerada la más importante voz poética femenina de nuestro país,
en buena medida por la difusión internacional que alcanzó su obra. BIOGRAFÍA
Blanca Varela nació el diez de agosto de 1926 en Lima. Fue hija de Alberto Varela y
de la escritora costumbrista Esmeralda González Castro. A los dieciséis años ingresó
a la Universidad Nacional Mayor de San Marcos para estudiar Letras y Educación. En
1947 finalizó sus estudios y dos años después se casó con el pintor peruano Fernando
de Szyszlo. En 1949 se trasladó a París, ciudad en la que residió algunos años y
donde conoció a Octavio Paz, que fue determinante en su carrera literaria y la conectó
con al círculo de intelectuales latinoamericanos y españoles radicados en Francia.
Desde 1960 residió casi permanentemente en su ciudad natal, con contactos muy
esporádicos con el ambiente literario. Varela fue secretaria general del Centro Peruano
del PEN Club Internacional y representó en el Perú a la editorial mexicana Fondo de
Cultura Económica. Falleció el 12 de Marzo del 2009.
https://es.slideshare.net/AndreaRojasRioja/blanca-varela-55988284
https://es.slideshare.net/mauriciobohorquez/blanca-varela-14901267
Blanca varela
Cinco voces
¿Por qué es importante la poesía de Blanca Varela? ¿Qué experiencia suscita la lectura de sus poemas?
¿Cuál es su aporte a las letras peruanas? Un grupo de reconocidos poetas responde estas preguntas que nos
acercan a una poética admirablemente singular dentro del universo hispanoamericano.
"ES INAGOTABLE"
Giovanna Pollarolo
Podría responder porque su poética construye una escritura nueva, absolutamente personal e inimitable; o
porque su poesía es un ejemplo de rigor, exigencia y honestidad; o porque nos descubre con la palabra
exacta, sin adornos y lejos de cualquier signo de autocompasión, los mundos del dolor, la desesperanza, la
incomunicación, la muerte. Poesía dura, lacerante que no busca complacer pero que está escrita desde la
más profunda humanidad. También, porque es la única poeta mujer de la generación de los 50. Pero ya todo
esto ha sido mucho mejor elaborado por estudiosos y críticos de la obra de Blanca Varela. Quizás, la
respuesta más sencilla y auténtica que como lectora de su poesía puedo dar a la pregunta sobre la
importancia de su poesía es que esta es inagotable. Cada poema de Blanca puede ser leído una y mil veces;
y cada lectura descubre una luz nueva, nos revela aquello que antes no fuimos capaces de ver.
"PUNZANTE Y DESGARRADA"
Luis Fernando Chueca
Una de las imágenes que más recuerdo de la poesía de Blanca Varela está en "Último poema de junio", el
texto que abre Ejercicios materiales; en ella, la hablante lírica se menciona como "tu agónica niña, flamante y
negra como una aguja que atraviesa un collar de ojos recién abiertos". Así, contra todo "preciosismo
bienvestido", Varela deja constancia de la necesaria herida sobre la mirada para aproximarse a la revelación
poética. Frente a la educada y conformista visión -aquella a la que Luis Buñuel sometió a violento tajo en Un
perro andaluz-, nuestra poeta mayor también se ha rebelado. Por ello, su palabra, plena de belleza, es a la
vez -e inevitablemente- punzante y desgarrada. Imprescindible, entonces, su lacerante voz; indispensable su
capacidad de hurgar en los silencios.
El primer libro de Blanca Varela se publicó, con un prólogo de Octavio Paz, el año 1959. El prólogo no sólo fue
un "espaldarazo" como lo han comentado algunos, sino que significó una pauta de interpretación fuerte, un
camino marcado para las exégesis posteriores. Paz sostiene, entre otras cosas, que "nada menos femenino
que la poesía de Blanca Varela, pero al mismo tiempo, nada más valeroso y mujeril" planteando uno de los
derroteros de la crítica, quizás el menos transitado, esto es, el tema de lo "femenino", la cuestión del género
del autor en relación con su producción artística, y las diferencias entre una supuestas características de esta
poesía subalterna y femenina con otra "mujeril".
Paz persiste en su intención de sacar a Varela de todo espacio "femenino" o de cualquier "subcategoría" para,
en un gesto de retruécano que se puede leer casi como tautología, proponer una salida: "¿Por qué no decir,
entonces, que Blanca Varela es, nada más y nada menos, un poeta, un verdadero poeta?". A su vez la otra
ruta que señala Paz para interpretar la poesía de Varela es su genealogía surrealista, no de escuela a la
manera de asumir los postulados de los manifiestos, sino de "estirpe espiritual", de conexión estética.
Finalmente, otro de los ejes críticos que propuso Paz, es la idea de una severidad expresiva en los poemas
varelianos. Para plantear este rigor poético, que no necesariamente se traduce en una contención lírica
puesto que Varela es autora de poemas largos y frondosos, Paz echa mano de una metáfora que ha sido
posteriormente muy criticada: "Blanca Varela es una poeta que no se complace con sus hallazgos ni se
embriaga con su canto. Con el instinto del verdadero poeta, sabe callarse a tiempo". De esta frase se
desprende la idea de que como "verdadero poeta" es mejor callarse que excederse en palabras y que, Blanca
Varela, prefiere el silencio al exceso. Alguna crítica ha querido leer en esta exégesis otra interpretación de la
poesía escrita por mujeres, que a veces calla como "treta del débil". Años después de la publicación de Ese
puerto existe, algunos pocos críticos leyeron y comentaron la poesía de Blanca Varela con mayor profundidad
que las simples reseñas periodísticas -aunque es preciso mencionar que la reseña de Canto Villano de
Ricardo González Vigil de 1976 es una excepción-; estos primeros ensayos críticos son textos fundacionales
que significaron, para quienes vinimos después, puertas de entrada a la recepción de una poesía compleja,
abstracta, aparentemente fácil pero de significaciones múltiples. Estos textos son los trabajos pioneros de
José Miguel Oviedo, Roberto Paoli, Ana María Gazzolo, James Higgins, Abelardo Oquendo, David Sobrevilla,
Américo Ferrari, Reynaldo Jiménez y Adolfo Castañón, algunos de los cuales incluimos en este volumen. A su
vez, el poeta Javier Sologuren publicó una antología de la poesía de Blanca Varela titulada Camino a
Babel en las ediciones populares de la Municipalidad de Lima bajo el régimen de Alfonso Barrantes. El libro
significó la difusión a nivel popular de una autora que, en ese entonces, empezaba a considerarse como una
poeta "de culto" entre los poetas jóvenes y los estudiantes de literatura.
Desde finales de los 70 y durante toda la década del 80, Blanca Varela calló por muchos años. Su parquedad
poética se trastocó además en parquedad social: trabajó como comentarista de libros en revistas como Amaru
y como crítica de cine en las páginas de La Prensa, sin participar activamente de la vida literaria limeña. A
pesar de su opción clara por la huida del mundanal ruido de la ciudad letrada, hizo algunas excepciones y
salió la palestra limeña para participar en algunos recitales colectivos como el que organizara el recordado
poeta Césareo Martínez en el otrora Instituto Cultural Peruano-Soviético. Fueron a su vez años de trabajo
constante como directora de la filial peruana del Fondo de Cultura y como presidenta de la sección peruana
del PEN Club.
Blanca Varela recién volvió a publicar un libro completo en 1993 bajo el sello de Jaime Campodónico. Se trata
de un texto que, de alguna manera, significó un quiebre con su propuesta estética anterior. Este
libro, Ejercicios Materiales, planteó el tema de la corporalidad y de la carne como eje central del texto, en un
diálogo siempre tenso con dios (y con Dios). El título evoca directamente a los ejercicios espirituales de San
Ignacio de Loyola, esto es, aquella práctica de rigor espiritual que lleva hacia el discernimiento y el control del
mal espíritu, sólo que en versión laica, agnóstica y, de alguna manera, blasfema.
Con la publicación en 1997 del homenaje de la revista Casa de Cartón, se difunde nuevo material sobre
nuestra autora, así como una entrevista larga realizada por Rosina Valcárcel, en la que expresa por primera
vez una interpretación personal de su relación con los "valses", con la música criolla, con la formación criolla
en la primera infancia; así como su ruptura con esta tradición al emprender su viaje a Europa y su encuentro
con la modernidad literaria y con la filosofía existencialista (sobre todo con las dos Simone, Weil y Beavouir).
En esta revista, a su vez, podemos conocer la genealogía femenina de Varela que no sólo se remonta a su
madre, Esmeralda González (Serafina Quinteras), sino también a su abuela, Delia Castro y a su bisabuela,
Manuela Antonia Márquez, una estirpe de mujeres periodistas, intelectuales, librepensadoras.
En la última década, la más bien parca producción de Varela se ha visto ampliada con tres nuevos
conjuntos, El libro de barro, Concierto animal y El falso teclado, que nos muestran a una escritora en pleno
dominio de sus recursos, ahondando, con el rigor verbal y la densidad conceptual que la caracterizan, en los
que podrían considerarse los motivos centrales de su poética a partir de Ejercicios materiales: el cuerpo, como
espacio para la gestación (cuerpo materno) y el deterioro; la conciencia respecto a la contingencia del ser y la
consecuente imprecación a la divinidad (o a su ausencia); la muerte, incesantemente descrita con una actitud
despiadadamente lúcida y serenamente resignada a un tiempo.
La obra de Varela ha recibido en el año 2001 el Premio de Poesía Octavio Paz, en virtud de toda su
trayectoria. Nuevamente se ha visto distinguida con el Premio Lorca- Ciudad de Granada otorgado el año
2006 y el premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana que conceden el Patronato Nacional y la Universidad
de Salamanca del año 2007.
Precisamente por esa trayectoria nos parecía impostergable la publicación de este conjunto de reflexiones en
torno a la poesía de Varela; un volumen que incluye una pluralidad de lecturas, abordadas desde distintas
perspectivas y tendencias críticas, pero que responden con igual solvencia al imperativo de acercarse, con
rigor, a la magnífica obra vareliana.
El título del volumen lo hemos tomado de un poema de Varela pues nos pareció idóneo para resumir varios
puntos: la parquedad editorial y pública de la autora, su vocación por mantenerse oculta; en segundo lugar,
esta frase condensa la complejidad del universo poético de Varela, que jamás le ofrece al lector claves
evidentes ni placenteras respuestas, sino que lo invita, con despiadada lucidez, a caminar sobre esa línea
mortal del equilibrio que es su poesía. Finalmente, confiamos en que la totalidad de los ensayos reunidos en
este libro, nos permitirán por fin señalar, algunos de los enigmas fundamentales que sostienen la espléndida y
singular escritura poética de Blanca Varela.
(*) Extracto del prólogo escrito por Rocío Silva Santisteban y Mariela Dreyfus para Nadie sabe mis cosas.
Reflexiones en torno a la poesía de Blanca Varela, de próxima aparición en el Fondo Editorial del Congreso.
corrientes psicopedagógicas
Personalidad y educación
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PERSONALIDAD Y EDUCACIÓN
El segundo conflicto para la teoría del conocimiento que plantea dicho término es el de su
estabilidad. La deseabilidad del constructo de 'personalidad' es su predicción sobre el
comportamiento humano, con lo cual, este último, ha de mostrarse relativamente estable para
que los presupuestos adquieran una cierta validez (A. Fierro, 1996, p. 29). Pero ¿qué es lo
que se muestra estable, el comportamiento o la forma que tiene de organizar mentalmente
una persona sus conductas? En mi opinión, la respuesta a esta cuestión es más antropológica
que psicológica. Por ejemplo, en la evolución de los homínidos ¿podremos establecer una
'personalidad' para éstos y si es así, cuál serían sus postulados? ¿Cuándo aparece, en la
historia, la 'personalidad' en el hombre? Si la 'personalidad' nos produce esos conflictos en el
conocimiento, tal vez, las conductas que tuvieron y tienen los hombres y sus antecedentes
evolutivos, no nos produzcan tantas dudas. Comer, dormir, mantener relaciones sexuales y
sociales, fabricar herramientas o cosas similares, sí que definen establemente los
comportamientos humanos. Esas constantes dan mucha más consistencia al conocimiento
que cualquier otra especulación en la relación persona-conducta.
En virtud de que el escenario y las componentes son, relativamente, los mismos; los
protocolos interactivos contextuales se pueden considerar estables dentro de ese contexto.
Puesto que el sistema del entorno de la interacción se conserva, las conductas de los
interactuantes tienden a estabilizarse, una vez que se hayan producido los ajustes oportunos
(y estabilidad se entiende no como 'equilibrio', sino como prevalencia o consistencia). Y aquí
interviene el concepto restringido de 'personalidad'. Lo que determina el comportamiento es la
adaptación al entorno interactivo, al escenario, a los demás participantes y a la propia
interacción de la persona con el sistema. Y la adaptación de la persona la realizamos -como
ya se dijo en el capitulo anterior- mediante la calibración. Fundamentalmente, calibrar es la
acción y/o efecto de ajustar nuestra mente a un protocolo de interacción. La estabilidad del
comportamiento se da en orden al mantenimiento de una misma forma de calibrar y procesar
un protocolo de interacción concreto, asimismo invariable relativo en el espacio y en el tiempo.
Más aún, la certeza de la estabilidad conductual estriba en el intento por adaptarse.
La función de {comportamientos estables} viene determinada por unos ejes que dictaminan,
de algún modo esa estabilidad, bien por sí mismos, bien por la resultante de algunos o de
todos ellos. Esos ejes son: el escenario, la calibración y la propia interacción.
A) El Escenario:
B) La Calibración:
Ya hemos visto, con anterioridad, unos ajustes epacio-temporales que condicionan los
contactos interpersonales de los participantes. Eso es una parte de la calibración pero no toda.
No sólo se trata de ajustarse estáticamente, sino que la calibración es dinámica en base a las
relaciones y contactos interpersonales del día a día y contextuales. Por un lado existe una
calibración a nivel global o general, donde las personas interpretan y otorgan determinados
significados al escenario. Pero también, se produce una calibración particular, donde se
intenta procesar y actuar de una manera recurrente a las particularidades de situaciones
concretas, con independencia de su coherencia con la calibración a nivel global. Lo particular
y lo general del escenario no siempre es coincidente en la mente y/o en las conductas de las
personas. La demanda interactiva tiene mucho que ver con esto; de ahí que se reconozca en
el presente modelo no sólo la "relativa" estabilidad del constructo {persona-conducta}, sino
también la acción recurrente o mutante de la propia interacción que, de alguna manera
retroalimenta el sistema interactivo, acumulando eslabones, cadenas y relaciones
continuadas. De nuevo, 'ajustamos' el concepto de estabilidad y enunciamos que, lo que es
estable son las relaciones (o la interacción dada), pero que dichas relaciones tienen
mutaciones que generan nuevos campos de interacción.
C) La Interacción:
Hemos visto que sólo podemos interaccionar con alguien si tenemos contacto con esa
persona. Establecido el contacto (a un nivel de percepción integrada), procesamos la
información recibida y calibramos la situación. La percepción integrada sigue unos procesos
atencionales de distinto grado y nivel, lo que se suscribe también para el procesamiento de la
información y el sopesar la situación. Se atiende a lo que se quiere (o puede) atender (no
mediando otra serie de condicionamientos psicofísicos) y se procesa la información que se
quiera procesar. Las personas no atienden a todo lo pueden atender ni procesan todo lo que
pueden procesar porque exige un grado de concentración máximo de sus capacidades
mentales y la inmensa mayoría de las veces, la información obtenida es inútil para sus
propósitos. Tanto la percepción integrada como el procesamiento calibrador son selectivos;
porque selectivos son los propósitos de las personas (véase Bandura, Pensamiento y Acción,
1987, p. 39 y sgtes., sobre la conducta propositiva; y Moreno-Jiménez, B./Peñacoba Puente,
C., El Sujeto Cognitivo, 1996, acerca de la construcción cognitiva de metas y planes). Si
atendemos a variables antropológicas, los propósitos de las personas se pueden reducir a
buscar comida, obtener cobijo, a mantener relaciones sexuales, a dispensar cuidados a la
descendencia genética y a fabricar herramientas que les ayude en todo ello.
En los procesos de enseñanza-aprendizaje, los propósitos mediadores del que enseña y del
que aprende son, en cierto modo distintos. El que enseña, con su acción de enseñar, consigue
comida y cobijo (aunque puede ser humilde a tenor de sus emolumentos). El que aprende,
espera conseguir esos propósitos en un futuro. El aprendizaje -en tal proceso- supone diferir
propósitos, porque los resultados del aprendizaje probabiliza la habilitación futura para
conseguir comida y cobijo. De ahí, que la forma de representar y de pensar del que enseña y
del que aprende sean distintas. El que aprende tiende a rentabilizar su aprendizaje en
productos concretos (aprobar una asignatura, obtener una buena calificación, insertarse en el
mundo laboral...) El que enseña tiende a rentabilizar su acción (subida de sueldo, escribir un
libro, que sus alumnos tengan futuro...). Esfuerzo y rentabilidad (o esfuerzo y rendimiento) son
variables que usa el pensamiento: mínimo esfuerzo, máxima rentabilidad. El esfuerzo se
puede escalar cuantitativamente: tiempo dedicado a una tarea. Lo mismo se puede hacer con
la rentabilidad: poner u obtener una calificación.
La persona sigue un pensamiento económico por una razón atributiva entre el esfuerzo y los
resultados derivados. No obstante la interacción con los demás plantea una razón de oferta-
demanda, o intercambios entre las personas que influyen en distinto grado y medida En esta
nueva razón existen beneficios y perjuicios (o premios y castigos); y son representados en un
cuanto temporal determinado, donde la persona intenta obtener los máximos beneficios
posibles con los mínimos riesgos. Cuando no podemos ofertar algo que la demanda exige, se
produce una disfunción y una caída de nuestras acciones bursátiles interactivas. Mas cuando
abarcamos la demanda exigida por el contexto, nuestras acciones interactivas suben como la
espuma.
Las variables contextuales son muy difíciles de cambiar o sus consecuencias pueden ser
nefastas para mis propósitos. Por ejemplo, si yo quiero eliminar un estímulo aversivo como un
profesor -desde la perspectiva del alumno, claro- podría matarle y con ello suprimiría todas
aquellas variables que, entiendo, me perjudican. Ahora bien, si me pillan y voy a la cárcel
¿conseguiría mejor mis propósitos en ese lugar? Dudoso. Lo que se sigue es o una
minimización de riesgos o una nueva calibración de la demanda. A la minimización de riesgos
(o errores) lo vamos a llamar pensamiento estadístico y a la nueva calibración pensamiento
reflexivo o simplemente re-pensar.
Recapitulaciones
Hay varias recapitulaciones que hacer. De un lado hay que incidir en los problemas que nos
plantea el 'constructo' de "personalidad" dada su complejidad y su polimorfismo semántico en
las diversas teorías psicológicas. En segundo lugar, entendemos que la educación no puede
ni debe solucionar esa complejidad conceptual, sino que su proceder ha de perfilarse a tenor
de las utilidades que le pueden proporcionar puntos de la Psicología de la Personalidad
aplicados a su quehacer diario. Esos puntos claves se incardinan en dos claves de máxima
potencia, a saber:
Autocríticas
Esperamos aclarar, más adelante, ciertas lagunas que aquí se han presentado al lector. Sin
embargo, hemos de reconocer la inconsistencia de algunos asuntos aquí suscritos. La
inconsistencia viene dada porque no hay constancia experimental de las funciones del
pensamiento aquí citadas. No obstante, hay constancia experimental y bibliográfica de la
conducta propositiva y, en cierto modo, hay una constancia experiencial en la vida cotidiana
de la función económica (véanse la gran cantidad de relaciones que se tiene a diario de este
tipo, tanto a nivel personal, como a nivel internacional y corporativo). La transacción comercial
es un tipo de intercambio propositivo y cuya interacción tiene un protocolo 'económico'.
Economía, así pues, la entendemos como la administración de recursos de la persona; y esos
recursos son sus pensamientos y conductas fundamentalmente, en interacción con el entorno
(en situaciones de intercambio).
La función estadística del pensamiento tampoco tiene evidencia experimental (al menos que
yo conozca). En Gómez Jacinto, L. y Canto Ortiz J.M. (1996), Psicología Social, en el capítulo
dedicado a la cognición social, dan cabida a diversos estudios sobre los heurísticos que
contienen el significado que se le da a esta función en las presentes líneas (representatividad,
la desestimación de las probabilidades previas, regresión a la media, la ley de los pequeños
números, disponibilidad, percepción de riesgos, efecto del falso consenso, simulación, anclaje
y ajuste...). Con 'estadística' significamos las operaciones que van dirigidas a un cálculo para
minimizar los riesgos de nuestras "inversiones" de la función económica. Es una función de
control sobre los intercambios que realizamos, calculando, antes de que sucedan, los pros y
los contras de un intercambio. En el mismo manual antes citado, hablan sobre la
autorregulación de las inferencias cognitivas; Albert Bandura, en su teoría de la cognición
social, explica la capacidad autorreguladora y de autorreflexión:
"Entre los tipos de pensamiento que inciden sobre el comportamiento no hay ninguno que sea
tan importante u omnipresente como la opinión que el individuo tenga de su capacidad para
afrontar de forma eficaz distintas realidades. Las autopercepciones de eficacia que poseen las
personas determinan, en parte, las opciones que éstas toman, la cantidad de esfuerzo que
invierten en las distintas actividades, el grado de perseverancia que desarrollan ante los
resultados decepcionantes y la actitud ansiosa o de seguridad en sí mismas con que se
enfrentan a las situaciones... ... La autorreflexión comporta el cambio de perspectiva del
mismo agente, no la manifestación de distintos agentes internos o que se regulan entre sí."
Desde la antigüedad, también se tiene testimonio de la "valoración del yo" (el yo sólo sé que
no sé nada socrático, me escudriñé a mí mismo de Heráclito, o bien el conócete a ti mismo de
Sócrates; por citar algunos de los más antiguos o famosos). Si esa reflexión ha estado
presente desde tiempos inmemoriales, ¿no será que es una función del pensamiento en sí
misma en vez de un tipo de éste? Estos hechos, me hacen inclinarme por considerar a la
reflexión como una función del pensamiento más que una clase, tipo o conjunto de ellos. No
hablaremos, por supuesto, de la conciencia, no por no ser un tema de interés, sino porque
psicopedagógicamente, no viene al caso.
BIBLIOGRAFÍA: