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“Una multiplicidad no tiene ni sujeto ni objeto, sino únicamente

determinaciones, tamaños, dimensiones...” (Deleuze & Guattari)

PUNTO DE VISTA

EL PERSONAJE DEL AÑO: LAS CIUDADANÍAS.


Por Ricardo Villa Sánchez

Cuando hablan de personajes del año, siempre termino pensando en las


ciudadanías libres. En aquella multitud empoderada, diversa, activa, que
controla, decide e incide; que participa de redes de opinión, con las que
fluye la información, se articulan, se movilizan, presionan; que se prende
para reivindicar causas propias o transversales, que la unen; que son
capaces de mirar a los ojos al otro, para dialogar y llegar a acuerdos, de
buena fe; que vota, sin prevenciones ni coacciones, por propuestas
pertinentes para la vida digna; que ha resignificado el poder constituyente,
el pluralismo, la soberanía; que no se dejan manipular por las cortinas de
humo o con el periodismo de distracción; que no las afligen las encuestas
ni las amedrenta el ‘lobo feroz’ de la globalización, el neoliberalismo o de
la represión; que han dejado de preguntarse, en el país que nos tocó: sin
el ‘coco’ ─de las Farc─, ¿qué nos va a unir?; que no les pica la lengua en
las redes sociales o en la movilización social, para ponerle coto a reformas
regresivas, como el IVA a la canasta familiar, a grandes negocios
corruptos, o a nombramientos inconvenientes en el alto gobierno; que le
exigen, a quienes le otorgaron un mandato popular con su voto; que
comprenden que el único límite a la arbitrariedad es la profundización de
la democracia. Que pueden llegar a ser mayorías, con vocación de poder,
si se reinventan ante las derrotas.

Estas mismas ciudadanías libres que se expresaron, a su manera, en el


debut de una especie de primarias, como lo fueron las Consultas
Interpartidistas, en la carrera presidencial, como la naranja, de la centro-
izquierda, y la de la extrema derecha. Que logró redistribuir una gran
porción de la torta de las curules en el Congreso de la República; en lo
nacional, con las Listas de Coalición, como experiencia a valorar, las Listas
de la Decencia o las del Polo y del Partido Verde; y otras listas unitarias
de sectores alternativos, como con la Coalición Colombia auriverde, en
candidaturas regionales a la Cámara de Representantes, que conllevó a
una nueva conformación de la rama legislativa, en el marco de la vigencia
del Estatuto Gobierno Oposición, con un tercio en la oposición, otra porción
de partidos en el nicho independiente, y el resto gobiernistas; que ha
generado un fenómeno político sin precedentes, así entre el diablo y
escoja, en el que no hay una mayoría significativa, para carrilear las
propuestas del gobierno actual o emergen frenos de mano, en contrapeso,
que le ha dado vuelta al debate parlamentario, al control político y a las
coaliciones de gobernabilidad, en ambas cámaras.

Las nuevas ciudadanías que hicieron crecer los fenómenos de Gustavo


Petro y de Sergio Fajardo, en la primera vuelta presidencial, y les faltó,
quizás como siempre, el centavito para el peso, pero que puso en el ojo
del huracán a las élites, al moverles el piso para que, a manteles, se
sentaran a parcelar el pastel ─ojo sin mermelada─, según ellos, y en
unidad de acción, frente a todo el mundo, y sin tapabocas, sino para
preservar intereses y privilegios, enfrentar a la que llamaban la amenaza
de democratizar el país, mientras algunos para ir a apreciar ballenas, se
bajaban del barco y otros firmaban en mármol un acuerdo político, para un
gobierno alternativo, que se aplazó (¿?), quizás, para las próximas
primeras de cambio.

Devinieron las esperanzadoras votaciones en la Consulta Anticorrupción,


que llevó a un cisma en el Partido de Gobierno, mientras el Presidente
llamaba a votar a favor del sí, muchos de sus congresistas hicieron
campaña por la abstención y el no, entre ellos, su líder natural, mientras
crecía la audiencia de las ciudadanías que anhelan el cambio y están
asfixiadas por la alta tributación, las brechas sociales, la falta de
transparencia en el manejo de la cosa pública y la pauperización de su
vida propia. A pesar de esto, en este año hemos visto en acción a una
multitud de gente aliada, en una búsqueda de un mejor vivir, en mayoría
de la clase trabajadora y de las ciudadanías juveniles, que poco se resisten
al cambio, que se encienden en la protesta social o en los espacios
ciudadanos de participación, como con las masivas movilizaciones de los
estudiantes, los docentes, los campesinos, las víctimas de las muertes de
líderes sociales, en fin, y de otros grupos de presión que resisten en las
calles, en las corporaciones públicas y en los tribunales, por la calidad en
la prestación de los servicios públicos, como el desabastecimiento de agua
o el desastre de la energía eléctrica, en el caribe.

En la actual, pareciera, variedad de la democracia sin partidos, cuando hay


alternativas de bienestar social, aparecen las nuevas ciudadanías que les
duele el país, que lidian por la legitimidad de sus instituciones, su
población, su territorio, su justicia social, su economía, su poder
adquisitivo, su biodiversidad, su saber, su historia, su cultura, su desarrollo
humano y social, su nación, su seguridad, su relación con el territorio en
convivencia con la naturaleza y en adaptación al cambio climático, y su
sitial en el mundo. Gente que cree en un buen futuro en Paz. Que
comprende la idea de que recuperar la participación democrática y el
compromiso ciudadano, aunado al sentido común, ayuda a mejorar el
mundo de la vida del Man de a pie. Que, si se unen, y se canalizan por la
ruta del bien común, pueden cambiar este país. Acá la pregunta sería:
¿Estos son los atisbos que anuncian un cambio en las estructuras de
poder en Colombia? Si es así, ojalá no sea sólo un cambio de manos de
una élite a otra, como en la primera independencia, sino que nos unamos
por una nueva era de justicia, igualdad, libertad, derechos, equidad y
democracia amplia en Colombia. Este pacto político, seguro si lo
firmaríamos todos, con gusto, en hierro y en roca.

@rvillasanchez

Santa Marta, 10 de diciembre de 2018.

Adenda: Este es el último #PuntodeVista de este complejo y difícil año 2018, que mucha tela nos
deja que cortar y algunos quisiéramos dejar en el olvido. Les auguro éxitos a las nuevas ciudadanías
en 2019. Feliz navidad y próspero año nuevo a nuestros familiares y amigos lectores de Ciudad
Caótica. Mejores tiempos vendrán.

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