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CENTRO DE ESTUDIOS SUPERIORES EN CIENCIAS JURÍDICAS Y

CRIMINOLÓGICAS

LICENCIATURA EN DERECHO

INTRODUCCIÓN AL ESTUDIO DEL DERECHO

Primer Cuatrimestre

Nombre del compilador


Mtro. Darío Octavio Moral Hernández
“Las lecturas que se presentan en este compilado son una digitalización
de las fuentes originales y se reproducen solo con propósitos
educativos sin obtener algún lucro conforme a lo establecido en los
artículos 151, 1470 y 1480 en la Fracción I y III de la Ley Federal
de los Derechos de Autor”. Ley Federal de Derecho de Autor
Presentación

El Derecho es el conjunto de normas jurídicas que regulan la conducta externa


del hombre en sociedad.

Es de suma importancia comprender la naturaleza jurídica de este conjunto de


normas jurídicas, así como entender las características de las mismas, como son
la bilateralidad, exterioridad, heteronomía, coercibilidad, ya que de este forma
podremos comprender la función del derecho en la sociedad así como su
importancia.

Siendo esta asignatura de suma importancia para el alumno, ya es en esta


asignatura en donde el alumno confirmara su vocación por el estudio del derecho
o bien renunciara a dicho estudio, así como que es una materia que contribuye a
fijar las bases del Estudio del Derecho.

Al finalizar el curso el alumno contara con las herramientas necesarias iniciar el


estudio de cualquier otra materia de la licenciatura en Derecho.
ÍNDICE
TEMA I.- INDIVIDUO SOCIEDAD Y CULTURA
1.1.- Sociedad y Cultura
1.2.- El derecho en la Vida Social

TEMA II.- CONCEPTO DE CIENCIA


2.1.- Conceptos de Ciencias
2.2.- Clasificación y Características de la Ciencia
2.2.1.- Ciencias Formales y Fácticas
2.2.2.- Ciencias Físicas y Ciencias Sociales
2.2.3.- El derecho como objeto de Estudio de la Ciencia Jurídica

TEMA III.- DEFINICIÓN DE DERECHO


3.1.- Análisis de los Elementos que contiene cualquier definición de Derecho

TEMA IV- COMPLEJOS NORMATIVOS DE LA CONDUCTA HUMANA


4.1.- Conceptos de Ley, Regla y Norma
4.2.- Criterios de analogía y distinción
4.2.1.- Derecho
4.2.2.- Moral
4.2.3.- Normas Religiosas
4.2.4.-Normas de trato social
4.3Costumbres

TEMA V.-CLASIFICACIÓN DEL DERECHO


5.1.- Derecho Natural, Derecho Vigente y Derecho Positivo
5.2.-Derecho Objetivo y Derecho Subjetivo
5.3.- Derecho Público, Derecho Privado y Derecho Social
5.4 Derecho Nacional y Derecho Internacional
5.5.- Derecho Federal, Local y Municipal
5.6.- Derecho Sustantivo y Derecho Adjetivo
5.7.- Derecho Legislativo
5.8.- Otras Acepciones y ramas del Derecho.

TEMA VI.-FORMAS DE CREACIÓN DEL DERECHO


6.1.- Concepto de Fuentes y Clasificación
6.2.-Distinción entre fuentes formales y materiales
6.3.- Fuentes formales
6.3.1.- Proceso Legislativo
6.3.2.- Proceso Jurisprudencial
6.3.3.- Proceso Consuetudinario

6.3.4.- Proceso Reglamentario: Poder Ejecutivo, Asamblea de Representantes y


ayuntamiento
6.3.5.- Fuentes de Carácter Internacional
6.4.- Fuentes Reales
6.4.1.- Poder Constituyente del Pueblo
6.4.2.- Órgano Constituyente originario y poderes constitutivos.
6.5.- Fuentes Históricas

TEMA VII.- TEORÍAS DEL DERECHO


7.1.- Noción de Teoría
7.2.- Misión Epistemológica y práctica de la teoría jurídica
7.3.- Diversas Teorías acerca del Derecho
7.4.- Perspectivas de las teorías del Derecho

TEMA VIII.- CONCEPTO JURÍDICOS FUNDAMENTALES


8.1.- Definición d Concepto jurídico fundamental
8.2.- Explicación del origen de ellos.

8.3.- Conceptos jurídicos fundamentales, de acuerdo con dos teorías jurídicas


actuales
8.4.- Relación entre los conceptos que derivan de la escritura jurídica de la norma.

TEMA IX.- TEORÍA JURÍDICA


9.1.- Método y técnica
9.2.- Noción de Interpretación jurídica o hermenéutica
9.3.- Métodos y técnicas en diversas escuelas de interpretación.
9.4.- integración Jurídica
9.5.-Citerios de vigencia de ley
9.5.1- Abrogación y Derogación
9.5.2-Conflicto entre normas generales y especiales
9.6.-Problemas de aplicación en el tiempo.
9.6.1.- La retroalimentación y la irretroactividad en las diversas ramas del Derecho.
9.7.- Problemas de la aplicación de la ley en el Espacio.
9.8.- Ámbitos de Validez de la Norma Jurídica

BIBLIOGRAFÍA
TEMA I.- INDIVIDUO SOCIEDAD Y CULTURA
1.1.- Sociedad y Cultura

1.2.- El derecho en la Vida Social


El derecho es importante en la sociedad desde el principio de los tiempos, desde
tiempos antiguos ya los seres humanos se formaron en conjuntos de individuos y
se relacionaron para interactuar entre si y llegar a formar una sociedad organizada
de reglas y derechos, para así tener un balance que ayudara a regular la conducta
de estas sociedades.

Las dimensiones humanas: Son aspectos individuales, internos y externos que


desarrollamos durante toda nuestra existencia, y que nos permite, no solo
mantener en equilibrio mente, cuerpo y medio ambiente, sino también interactuar
positivamente dentro de una sociedad.

Algunas de estas dimensiones son:

 RACIONALIDAD: Capacidad del ser humano para conocer, interpretar,


relacionar y llegar a nuevos conocimientos, a través del razonamiento.
 LIBERTAD: A pesar de su libertad para pensar, elegir y conocer, la libertad
no es ilimitada, ya que presenta dificultad al momento de llevar a cabo
algunas acciones determinadas, como el bien individual y el bien común.
 HISTORICIDAD: Se relaciona con la importancia que tiene para todo ser
humano, conocer su historia para poder desarrollarse y ubicarse en el
presente y poder entonces, proyectarse hacia el futuro.
 RELIGACIÓN: Es la relación entre el hombre y la religión, a través de la
cual trata de explicar las cosas, que para él, su creación, dependen de un
ser supremo.
 SOCIEDAD: Es el resultado de esa necesidad del hombre de relacionarse
con sus semejantes, de compartir, cooperar, etc.

El Derecho como fenómeno social: Se dice que el derecho es un producto


social, porque es el resultado de esa convivencia entre los seres humanos, de esa
interacción hombre-hombre, hombre-sociedad. La necesidad de tener una
sociedad organizada, donde todos se respeten, donde todos tengan la misma
oportunidad de desarrollarse y progresar, es lo que ha originado normas y reglas,
que todos deben conocer y cumplir, para evitar la anarquía y propiciar la paz. Es
evidente, que el derecho regula las conductas de los individuos, pero solo aquellas
que no pueden dejarse al libre albedrío de ellos.

El Derecho como Producto y Factor Social: Indudablemente, que el derecho es


un elemento activo dentro de la sociedad, esto hace que se originen fenómenos
como el orden y el cambio social, los cuales vienen a transformar aspectos de la
vida social, para mantener la convivencia pacífica dentro de ella. Nuevas
obligaciones o limitaciones, la modificación de algunos subsistemas, serían el
resultado obtenido a través del derecho como elemento activo dentro de la
sociedad.

Factores sociales:

 Económicos: Son los que afectan las relaciones de producción y consumo


de una sociedad: política fiscal, política monetaria, inflación y el ciclo
económico.
 Culturales: Tiene que ver con los cambios sociales.
 Políticos: Implica posiciones de poder dentro de la sociedad, en sus
diferentes niveles.

El derecho como realidad sociocultural.

LA CULTURA: Se denomina cultura, todo el conjunto de costumbres, tradiciones,


creencias, valores, Instituciones, lenguaje, entre otros, que cada sociedad va
construyendo durante su proceso de evolución, y que lo transmite de una
generación a otra. Igualmente se puede: Definir, como el conjunto de
conocimientos que una persona ha adquirido en su proceso de socialización.

La cultura se clasifica en:

 Tópica: Porque se conforma por un conjunto de tópicos o categorías:


organización Social, religión o economía.
 Histórica: Porque la cultura es una herencia social.
 Mental: Debido a que es un complejo de ideas, hábitos aprendidos.
 Estructural: Consiste en ideas, símbolos o comportamientos modelados.
 Simbólica: Porque se basa en significados arbitrariamente asignados que
son compartidos por una sociedad.

Elementos de la cultura.

Concretos o materiales: las herramientas de trabajo, alimento, vestido, arte,


celebraciones, construcciones arquitectónicas.

Simbólicos o Espirituales: Creencias, valores, normas y sanciones, organización


social, sistemas políticos, símbolos, lenguaje, tecnología y ciencia.

Rasgos Culturales: Aunque en una porción pequeña, es muy significativa, da el


perfil de una sociedad. Todos los rasgos se transmiten al interior del grupo y
cuando cobran fuerza, se exteriorizan.

Características de la cultura.

 Se compone por categorías, lo que ayuda a los individuos a no confundirse


dentro del grupo.
 Es siempre un código simbólico, que es compartido por todos.
 Es un sistema arbitral, cada cultura elige su propio modelo de
comportamiento cultural.
 Es aprendida, su legado pasa de generación en generación.
 Es compartida ya que todos sus miembros tienen los mismos patrones de
cultura, para poder convivir juntos.
 Es todo un sistema integrado porque cada una de sus partes, se
interrelacionan entre sí.
 Tiene una gran capacidad de adaptabilidad ya que está en constante
cambio.
 Existe en los diferentes niveles del conocimiento: implícito y explícito.
 No es lo mismo la “idea propia de cultura” que la “cultura real vivida”, es
decir, que no es lo mismo lo que la gente dice, que lo que piensan, en base
a su modelo ideal.
 Su función es adaptarse al grupo, lograr continuidad, a través de los nuevos
individuos.

Las instituciones sociales.

Son comportamientos estandarizados e interrelacionados en un conjunto de


normas, roles y relaciones, que le facilitan al hombre, la satisfacción de la mayoría
de sus necesidades materiales, sociales y culturales. La Institución social es, a la
vez, un concepto: en cuanto a ideas, nociones y doctrinas y una estructura: en
cuanto a Ordenación, armazón o aparato.

Clasificación de las instituciones sociales:

1.- Principales:

 Son aquellas cuya finalidad es satisfacer las necesidades sociales


fundamentales.
 De ellas participan casi todas las personas.
 Son pocas en número y cada una satisface una necesidad específica.

2.- Subsidiarias:

Su finalidad es satisfacer necesidades sociales no esenciales.

 Forman parte de las principales, siendo mayores en número.


 Participan menos personas.
 Pueden estar interrelacionadas con dos o más instituciones principales

ACTIVIDADES DE APRENDIZAJE

Ensayo de 1 cuartilla a computadora de la importancia del Derecho en la vida


cotidiana. Arial 12. 1 Fuente de Información.
TEMA II.- CONCEPTO DE CIENCIA

2.1.- Conceptos de Ciencias


La Ciencia (en latín scientia, de scire, que significa “conocer”), es el conjunto de
conocimientos sistemáticos sobre la naturaleza, los seres que la componen, los
fenómenos que ocurren en ella y las leyes que rigen estos fenómenos. La ciencia
es una facultad del hombre que le permite encontrar explicaciones a los
fenómenos estudiados y respuestas a las interrogantes planteadas sobre
acontecimientos determinados, mediante un conjunto de ideas que pueden ser
provisionales, pues con la actividad de búsqueda continua y el esfuerzo de
hombres y mujeres, estas explicaciones pueden variar y constituir un nuevo
conocimiento.

La ciencia es el conjunto de conocimientos que se organizan de forma sistemática


obtenidos a partir de la observación, experimentaciones y razonamientos dentro
de áreas específicas. Es por medio de esta acumulación de conocimientos que se
generan hipótesis, cuestionamientos, esquemas, leyes y principios.

2.2.- Clasificación y Características de la Ciencia


La ciencia se encuentra regida por determinados métodos que comprenden una
serie de normas y pasos. Gracias a un riguroso y estricto uso de éstos métodos,
son validados los razonamientos que se desprenden de los procesos de
investigación, dando rigor científico a las conclusiones obtenidas. Es por esto que
las conclusiones derivadas de la observación y experimentación científica son
verificables y objetivas.

La ciencia se ramifica en lo que se conoce como distintos campos o áreas de


conocimiento, donde los distintos especialistas llevan a acabo estudios y
observaciones, haciendo uso de los métodos científicos, para alcanzar nuevos
conocimientos válidos, certeros, irrefutables y objetivos.

Se rige principalmente por el método científico para la obtención de nuevos


conocimientos.

Método científico: Como decíamos, para obtener nuevos conocimientos, la


ciencia se vale de lo que se conoce como método científico (entra en el link para
ampliar el tema), que implica una serie de pasos que son necesarios para alcanzar
el conocimiento científico.

Para esto, es necesario utilizar los instrumentos adecuados para que el


conocimiento sea válido. Este método, o pasos a seguir por el investigador,
siempre deben ser explicados y detallados a lo largo de la investigación, para que
sus receptores lo conozcan y puedan juzgar los resultados obtenidos.

Pasos del método científico:

Los pasos que componen al método científico, a grandes, rasgos son cinco:

 OBSERVACIÓN: Lo primero que debe realizar en investigador es la


observación del fenómeno que desea estudiar. Para esto, analiza dicho
fenómeno, tal cual se lo encuentra en la naturaleza, valiéndose de sus
propios sentidos.
 INDUCCIÓN: A partir de esto, el científico obtiene el principio particular de
cada uno de los fenómenos analizados. A esto se lo conoce bajo el nombre
de inducción.
 HIPÓTESIS: El siguiente paso es plantear una hipótesis, es decir, una
proposición probable que se formula luego de la recolección de datos e
información.
 EXPERIMENTACIÓN: Es a partir de esta proposición que el científico
orienta su investigación científica, realizando tantas pruebas como fueran
necesarias, para internet probarla o refutarla.
 CONCLUSIONES: Luego de esto, se debe presentar una investigación en
donde todos los pasos anteriores sean detallados y donde se expresen las
conclusiones a las que se llegó luego del trabajo realizado.

Conocimiento científico

Una de las ventajas que presentan los conocimientos científicos es que van más
allá de los hechos en sí, y que pueden ser comunicados y, mejor aún, verificados
por todos.

Otras cualidades del conocimiento:

 Sencillo
 Claro
 Sistemático
 Legal
 Especializado
 Objetivo
 Fáctico
 Crítico
 Predictivo

Hay que tener en cuenta que la validez del conocimiento científico no es


permanente ni incuestionable, sino que se los consideran como tal siempre y
cuando no sean refutados. Constantemente los conocimientos obtenidos se
contrastan entre sí y se cuestionan.

El hecho de que un conocimiento no haya sido refutado no significa que sea


considerado como una verdad incuestionable, sino que siempre se lo somete a
nuevos contenidos y observaciones que se van adquiriendo a lo largo del tiempo
para continuar verificándolos.

Tipos de ciencias: A grandes rasgos, las ciencias pueden ser clasificadas de la


siguiente manera:

1. CIENCIAS NATURALES: Estas ciencias, en cambio, se especializan en el


estudio de la naturaleza, como lo hacen por ejemplo la astronomía, la
geología, la biología o la física.
2. CIENCIAS FORMALES: Las ciencias de este tipo, en cambio, se orientan a
las formas válidas de inferencia y cuentan con un contenido formal, no
concreto, a diferencia de las ciencias empíricas. Aquí se ubican las
matemáticas y la lógica.
3. CIENCIAS SOCIALES: Incluye a las disciplinas orientadas a cuestiones
humanas como lo son la cultura y la sociedad. Aquí se pueden incluir la
sociología, la historia, la psicología, la antropología o la política, entre otras.
A continuación, ampliaremos el concepto.

Ciencias Sociales

Las ciencias sociales incluyen las disciplinas que estudian los procesos culturales
y sociales que se desprenden de la vida en sociedad del ser humano. Las ciencias
sociales estudian el comportamiento del hombre como individuo y como ser social,
el funcionamiento de su psique, su historia, su evolución, su desarrollo y su vida
política.

Dentro de las ciencias sociales podemos encontrar otras ciencias más específicas,
como la sociología, la historia, la psicología, la antropología o la política, entre
otras.

2.2.1.- Ciencias Formales y Fácticas


Las ciencias formales son aquellas ciencias que establecen el razonamiento lógico
y trabajan con ideas creadas por la mente. Esta crea su propio objeto de estudio;
su método de trabajo es el Lógica deductiva, con todas sus variantes. Las ciencias
formales estudian el saber en contraposición a las ciencias factuales que estudian
el ser.

Algunos ejemplos de las ciencias formales son: matemáticas, la lógica, ciencias de


la computación teórica, etc.
Las ciencias fácticas o ciencias factuales (física, química, fisiología, biología,
sexología entre otras) están basadas en buscar la coherencia entre los hechos y la
representación mental de los mismos. Esta coherencia es necesaria pero no
suficiente, porque además exige la observación y la experimentación.

Nadie confiaría en un medicamento si no parte de la autoridad de la persona que


lo receta y ambos en que el medicamento ha sido sometido a todas las pruebas
necesarias de contrastación empírica.

Por lo tanto, el objeto de estudio de la ciencia fáctica son los hechos, su método la
observación y experimentación y su criterio de verificación es aprobar el examen,
la llamada contrastación cuántica.

2.2.2.- Ciencias Físicas y Ciencias Sociales


Las ciencias físicas es una rama de la Ciencia natural que estudia los sistemas no
vivos, en contraste con las Ciencias de la vida. A su vez tiene muchas ramas,
cada una referida a una ciencia específica. El término «física» crea una distinción
innecesaria, pues muchas ramas de la ciencia física también estudian fenómenos
biológicos y las ramas de la química como la química orgánica. Otra definición de
ciencias físicas es la siguiente: un trabajo sistemático que construye y organiza el
conocimiento en forma de explicaciones comprobables y predicciones sobre el
universo.

Ciencias Sociales es una rama de la ciencia relacionada con la sociedad y los


comportamientos humanos.

Además es una denominación genérica para las disciplinas o campos del saber
que reclaman para sí mismas la condición de ciencias, que analizan y tratan
distintos aspectos de los grupos sociales y de los seres humanos en sociedad.

Estas se ocupan tanto de sus manifestaciones materiales como de las


inmateriales. Otras denominaciones confluyentes o diferenciadas, según la
intención de quien las utiliza, son las de ciencias humanas, humanidades o letras
(términos que se diferencian por distintas consideraciones epistemológicas y
metodológicas).1 También se utilizan distintas combinaciones de esos términos,
como la de ciencias humanas y sociales. Las ciencias sociales estudian el origen
del comportamiento individual y colectivo buscando descubrir las leyes sociales
que las determinan y que se expresan en el conjunto de las instituciones y
sociedades humanas.
2.2.3.- El derecho como objeto de Estudio de la Ciencia Jurídica

ACTIVIDADES DE APRENDIZAJE

Elaboración de trabajo de investigación en donde se establezcan y definan los


pasos de método científico. A computadora, Arial 12, dos fuentes de información.
TEMA III.- DEFINICIÓN DE DERECHO

3.1.- Análisis de los Elementos que contiene cualquier definición


de Derecho
Definir significa precisar con claridad y exactitud los caracteres genéricos y
diferenciales de una palabra o de un concepto. No obstante esto, desde un punto
de vista no sólo lexicográfico, definir es más que lograr la precisión de dichos
caracteres, sobre todo tratándose de un concepto como el de Derecho, donde lo
que se persigue es colocarlo en su verdadero lugar en el orden de los
conocimientos señalar su fundamento y las conexiones con otros análogos
conforme a su esencial naturaleza.

Al elaborar una definición del Derecho se indaga de modo sistemático sobre la


explicación de un concepto, indagación que puede darse desde ángulos muy
distintos según sea el tipo de definición pretendida. Hay, entre otras, definiciones
nominales, reales, analíticas y sintéticas. Éstas persiguen, respectivamente,
explicarnos ciertos rasgos distintivos del concepto en cuestión, tales como su
nombre, su forma de existencia o sus contenidos. En este caso, lo que se busca
con la definición del Derecho no es sólo precisar uno o varios de sus rasgos, sino
orientarnos sobre su naturaleza, fines y conexiones funcionales. Es decir, llevar a
cabo la transformación de un concepto inexacto y vago empleado en algún ámbito
por otro más preciso y exacto que pueda ser usado en la mayoría de las
ocasiones en que se usa el concepto anterior.

Para alcanzar ese objetivo y en función de lo hasta aquí reflexionado, la definición


del Derecho ha de establecer, así sea de manera resumida, la precisión de varios
aspectos, a saber: en qué ámbitos del conocimiento se presenta; cuál es su
fundamento racional y cuáles son los rasgos característicos que determinan sus
conexiones y diferencias en relación con otros fenómenos de la misma o similar
naturaleza.
Las dificultades para definir el Derecho: Definir el Derecho, sin embargo,
comporta singulares dificultades. Así piensan la mayoría de los autores que han
abordado este tema. Por ejemplo, García Máynez, señala: "¿Qué es el derecho'
He aquí lo primero que el estudioso se pregunta, al hollar el umbral de la ciencia
jurídica. El problema, lógicamente anterior a los demás de la misma disciplina es,
al propio tiempo, el más arduo de todos.

Los autores que lo abordan no han conseguido ponerse de acuerdo ni en el


género próximo ni en la diferencia específica del concepto, lo que explica el
número increíble de definiciones Y la anarquía reinante en esta materia. "Otros
juristas llegan, incluso, a la conclusión de que es imposible definir el Derecho. En
efecto, la llamada tesis de la indefinición ha sido sostenida con base en la idea,
antes ya indicada por García Máynez, de que al modo aristotélico no es posible
asignar al Derecho un género próximo ni una diferencia específica. Sin embargo,
esta postura no puede mantenerse en pie porque parte del presupuesto de que
sólo existe un único sistema para encontrar la definición de algo, ignorando -como
afirma Vallado Berrón-que no todos los objetos del conocimiento, y entre ellos el
Derecho, pueden definirse por igual procedimiento. Definir es tarea de las ciencias
y al existir varios tipos, es lógico que haya también formas diversas de alcanzar
una definición.

Las dificultades específicas con que se topan los juristas para definir el Derecho
no acaban aquí. Existe el extendido criterio de que así como hay un sistema
exclusivo para definir, hay también una definición única y universal del Derecho.

Carlos S. Nino piensa que dichas dificultades parten de la adhesión a una cierta
concepción sobre la relación que se da entre el lenguaje y la realidad, misma que
impide contar con una idea clara sobre los presupuestos, las técnicas y
consecuencias que han de tenerse en consideración cuando se define una
expresión lingüística, en este caso, la palabra derecho.
Según Nino, sigue vigente en nuestros días la idea platónica de la relación entre
lenguaje y realidad, ésta presupone que si los conceptos no hacen más que
reflejar la presunta esencia de las cosas, las palabras son únicamente el vehículo
de los conceptos, de donde la relación entre lenguaje y realidad no puede ser otra
que necesaria Por tanto, al definir se reconoce una realidad, la cual no puede ni
cambiarse ni crearse, pues los conceptos sólo detectan aspectos esenciales de
esa realidad, esencias que deben estar ineludiblemente contenidas en aquellos
conceptos. De ahí que este enfoque, también conocido como realismo verbal,
sostenga que hay sólo una definición válida para una palabra, que se obtiene por
intuición intelectual de la naturaleza intrínseca de los fenómenos denotados en la
expresión.

Evidentemente, el realismo verbal hace del trabajo definitorio una tarea de simple
reconocimiento de ciertos aspectos esenciales de la realidad. Pero ¿cuáles?
¿Cómo no hacer de esta labor definitoria un ejercicio intelectual sumamente
subjetivo? ¿Quién posee el monopolio de la verdad para decirnos que una
persona sí captó y otra no, ese aspecto esencial de la realidad? ¿Qué criterio
objetivo se usará para distinguir lo esencial de aquello que no lo es? Esta postura
ha generado buena parte de las dificultades para definir el Derecho, porque
persigue casi de modo metafísico, una huidiza esencia que nos indicará
indubitablemente cuál es la definición única de lo jurídico.

Nino, en contra de tal postura realista, acepta el convencionalismo verbal, esto es,
el enfoque que postula que la relación entre el lenguaje y la realidad es
arbitrariamente establecida por los seres humanos.

Aunque exista al respecto un acuerdo consuetudinario para el uso de tal lenguaje


que evita confusiones. De tal guisa, las cosas sólo tienen propiedades esenciales
en la medida en que los hombres hagan de esas propiedades condiciones
necesarias para el uso de la palabra, decisión que, claro está, puede variar.

Así, al hacer frente a una palabra como Derecho, resulta útil darle un significado si
lo que pretendernos es describir los fenómenos implicados por tal expresión.
Igualmente, y sin perjuicio de elaborar un concepto original o más preciso de la
palabra, debe investigarse el significado de la misma en el lenguaje común, lo
cual nos ayudará a descubrir distinciones conceptuales importantes que se
presuponen sin tener conciencia de ellas, y cuyo desprecio - insiste Nino- puede
provocar pseudo cuestiones filosóficas.

De este modo –dice textualmente nuestro autor- la caracterización del concepto de


derecho se desplazará de la obscura y vana búsqueda de la naturaleza o esencia
del derecho a la investigación sobre los criterios vigentes en el uso común para
usar la palabra `derecho'; y si, prescindiendo de este análisis, o a través de él,
llegamos a la conclusión de que nuestro sistema teórico requiere estipular un
significado más preciso que el ordinario para 'derecho', la estipulación no estará
guiada por un test de verdad en relación a la captación de esencias místicas sino
por criterios de utilidad teórica y de conveniencia para la comunicación ".

Cabe sumar a las anteriores dificultades, dos más. La primera tiene que ver con la
palabra misma `derecho', la segunda, con el enfoque científico y la posición teórica
adoptada por los distintos juristas o estudiosos del fenómeno jurídico en general.

Respecto de la primera dificultad, la terminológica, hay que tener en cuenta que la


expresión 'derecho' no posee una acepción única sino que al contrario, implica
varios significados entre sí relacionados. Esta ambigüedad o analogía, se denota
en la singular particularidad de la palabra `derecho' que designando el conjunto de
fenómenos jurídicos, es también nombre de la disciplina científica que los estudia.
El concepto de 'derecho', por lo tanto, no tiene un carácter unívoco. ya que su
aplicación en el lenguaje cotidiano y en el propiamente jurídico no se refiere a una
misma situación. Verbigracia: una cosa es el Derecho como disciplina y otra el
Derecho como fenómeno social que es estudiado por la disciplina que, para
aumentar la confusión, utiliza el mismo nombre.

Conviene agregar, todavía en torno a la primera dificultad, que la palabra derecho


'posee una fuerte carga emocional` y se presenta de forma imprecisa en la
realidad. El Derecho se relaciona con ideas como la libertad, la justicia, la
igualdad, el bien común, que suscitan la exaltación sobre todo porque a éstas se
otorgan predicados dirigidos más a la persuasión, a mover la voluntad, que al
convencimiento. No es extraño que en una interlocución se utilice la palabra
'derecho' como sinónimo de justicia o libertad, por ejemplo, con sentidos
perfectamente contrapuestos.

En suma, la palabra 'derecho' no se limita a describir propiedades o hechos, sino


que también sirve para designar emociones. Es evidente que en ciertas
expresiones como “No hay derecho”. Estamos dando a entender más que la
inexistencia de una norma jurídica, más que la ilegalidad, la creencia o sentimiento
que despierta en nosotros la injusticia de un acto. En muchos casos, incluso,
sentimos o creemos que algo es injusto aunque no sepamos explicar
racionalmente por qué. Lo cierto es que la expresión 'derecho' inspira o evoca
emociones relacionadas con valores o intereses que nos resultan importantes.
Como ya se mencionó, en el uso cotidiano dicha expresión implica ideas como
justicia, libertad, seguridad, orden que también están dotadas de una fuerte carga
emotiva y tienen que ver, según ya se dijo, con el valor de lo jurídico.

Por otro lado, la palabra 'derecho' es ciertamente vaga," dado que no en todos los
casos, según estudiaremos más adelante, se presenta con aquellas propiedades
que se le asignan como necesarias. Por ejemplo, la coacción es una nota singular
de las normas jurídicas, sin embargo, hay normas jurídicas que en los distintos
sistemas de Derecho carecen de ésta. Esas normas imperfectas, aun
contempladas en un ordenamiento jurídico ¿no son legítimamente jurídicas por
carecer de coacción o sanción expresa?

Evidentemente, el Derecho comprende más que normas coactivas y por esto la


expresión 'derecho' puede aludir indistintamente, con la consecuente confusión, a
normas programáticas, enunciativas y principios, es decir, que de suyo carecen de
sanción específica, no obstante se encuadren en un ordenamiento jurídico
coactivo concebido como un todo. En este sentido es importante hacer una breve
alusión a dos autores que han demostrado que los sistemas jurídicos no sólo
están constituidos por normas coactivas, sino por otra clase de normas y hasta por
principios.

Me refiero a Herbert L. Hart y a Ronald M. Dworkin. Hart desarrolla la idea de que


los sistemas jurídicos están constituidos por diversas clases de normas -primarias
y secundarias-- cuya unión y estructura es, precisamente, la que distingue al
Derecho de otros sistemas normativos. Este autor piensa que además de las
normas jurídicas propiamente dichas (normas de conducta o reglas primarias de
obligación), conforman al Derecho otros tres tipos de reglas denominadas
secundarias. La unión e interacción de éstas son las que identifican a los sistemas
jurídicos y denotan sus características propias. Las reglas secundarias cumplen
con la tarea de identificar a las reglas o normas primarias de obligación, la
principal de aquéllas es la denominada regla de reconocimiento, que podría
definirse como el criterio utilizado por funcionarios y particulares para identificar al
Derecho. Dicho criterio, dice Hart, en los sistemas jurídicos modernos "...incluyen
una constitución escrita, la sanción por una legislatura, y los precedentes
judiciales.

Hart también identifica como reglas secundarias a las reglas de cambio –que
establecen los procedimientos de creación, modificación y derogación de las
normas- y a las reglas de adjudicación -que establecen los procedimientos para
los supuestos de violación e interpretación de las normas-. En suma, concluye
nuestro autor, que si bien el Derecho está formado por normas coactivas de
conducta, principalmente, ni todas prescriben necesariamente una conducta
(como las que confieren poderes o atribuyen derechos), ni todas son coactivas
(como las reglas de cambio y adjudicación).

Dworkin, por su parte, considera que el Derecho no es sólo un sistema de normas


sino de principios, es decir, `cartas de triunfo' social que son jerárquicamente
superiores y, por lo tanto, se imponen a otras demandas jurídicas, políticas o
éticas con las que pudieran entrar en conflicto. Estos principios son desarrollados
por las
Sociedades y los profesionales del Derecho a lo largo de la historia. Así, indica
textualmente el propio Dworkin, "...cuando los juristas razonan o disputan acerca
de derechos y obligaciones legales. particularmente en esos casos dificultosos
donde los problemas que se les plantean a propósito de estos conceptos parecen
más agudos, hacen uso de pautas que no funcionan como normas jurídicas, sino
en calidad de principios, directrices o normas de otra clase. "

Respecto a la segunda dificultad reconocida para definir el Derecho (el enfoque


científico y la posición teórica) es preciso hacer algunas reflexiones. Podemos
deducir que toda vez que lo jurídico abarca distintos ámbitos de la vida social, es
lógico que de su estudio se ocupen distintas ciencias sociales; como lo es también
deducir que a cada ciencia social importará un aspecto especial de lo jurídico.

Por lo tanto, el enfoque de la Sociología, la Antropología o la Historia aplicadas a


los fenómenos jurídicos, propiciará sus respectivas definiciones, predicando el
enfoque ya sociológico, ya antropológico o ya histórico del Derecho-¿Dichas
definiciones variarán'? Sí, evidentemente. Ello nos invita a concluir que el enfoque
teórico condiciona la definición del Derecho que se pretende formular.

La postura teórica es asimismo determinante y también condicionará el contenido


de la definición. ¿Por qué? Cada ciencia social comprende diversas corrientes de
pensamiento, distintas posiciones teóricas que no son otra cosa que
construcciones intelectuales que pretenden explicar: desde sus hipótesis, el
fenómeno o fenómenos de que se ocupan, utilizando al efecto presupuestos
similares, análogos y hasta contrapuestos.

Al igual que como sucede con la Ciencia Jurídica, la Sociología, la Antropología y


la Sicología implican múltiples posturas teóricas que, en función de sus propios
presupuestos teóricos definirán en este caso, el Derecho. Muchas de esas
definiciones coincidirán en algunos rasgos o diferirán diametralmente, según
tendremos ocasión de ver en posteriores ejemplos. De tal suerte que no sólo es el
enfoque científico sino la postura teórica (cada postura pondera más algunos
aspectos que otros), lo que influirá determinantemente en la definición del
Derecho. Esta definición delata la posición teórica que, obviamente, ha
condicionado el contenido o predicado del concepto en cuestión.

No podemos dejar de mencionar, que el origen de la gran diversidad de


definiciones del Derecho dentro del Derecho, está estrechamente relacionado,
según se puede entender ahora, con la postura teórica adoptada por el expositor
de la definición respectiva. Ello se debe a que las distintas doctrinas que estudian
el fenómeno jurídico analizan uno o varios aspectos, para ellas principales, de su
manifestación. Puede suceder, también, que esas doctrinas enfoquen ciertos
aspectos de ese mismo fenómeno que les parezcan los más importantes o
esenciales. "La raíz de este disentimiento -expresa Villoro Toranzo-se debe a que
se han propuesto nociones del Derecho que resaltan un aspecto del mismo y
niegan -o, por lo menos, disminuyen- la importancia de los demás. El porqué de
esta unilateralidad de los puntos de vista hay que buscarlo en las filosofías
defendidas por los juristas.

La diversidad de definiciones del Derecho analizada desde la posición que


sostiene una conexión necesaria entre el lenguaje y la realidad, y como forzosa,
consecuentemente, la búsqueda de una sola definición, adquiere caracteres de
caos conceptual y hasta de prueba contundente respecto de que la esencia del
Derecho es algo inasible; todo lo cual se muestra equivocado. Resulta fácil
explicar y justificar que cada escuela o ciencia analice el fenómeno jurídico desde
las aristas que racionalmente les parezcan más trascendentes, sin embargo, ello
no significa que esas aristas sean las únicas importantes del Derecho, o que esa
posición sea excluyente o definitiva en relación con las otras.

Esta circunstancia denota que los logros científicos, tanto en las ciencias sociales
como en las naturales, son producto del análisis constante y no dogmático de las
distintas facetas que los problemas plantean. procurando de ese modo pequeñas
o grandes contribuciones que permitirán alcanzar más que verdades absolutas,
posiciones superadoras de otras en la escala infinita del conocimiento humano.
Para llevar a cabo nuestra propia definición del Derecho, partiremos del ya
esbozado concepto provisional, mismo que nos ha mostrado al fenómeno jurídico
como una realidad que se manifiesta o presenta en diferentes formas o
dimensiones. lo cual está corroborado no solo por la multiplicidad de ángulos
desde los cuales se estudia, sino por la de significados que aluden. también, a
distintos ámbitos de su conocimiento. Es decir, que el Derecho-y de ahí buena
parte de las dificultades de su comprensión y definición no se manifiesta
unívocamente ni en lo terminológico ni en lo epistemológico, ya que su naturaleza
es variada y compleja.

El error en el análisis y la aprehensión del Derecho ha consistido, según nuestro


particular modo de ver, en querer reducir el fenómeno jurídico a una sola de sus
facetas por el solo hecho de que en la realidad así aparece. Es decir, lo que la
realidad nos presenta como fenómeno único se expresa, por su contenido
complejo, deforma multidimensional. Entonces, negar el contenido complejo del
Derecho porque en la realidad se manifiesta como un todo es, en buena medida,
causa de las confusiones.

Si el Derecho es un todo de contenido complejo, como cualquier todo, que se


traduce en dimensiones distintas pero complementadas, dimensiones unidas,
entrelazadas en lo fundamental, es claro que esa complejidad dificulta su
comprensión, pero, de ninguna manera, la hace imposible.

Si discriminamos con cuidado los datos que nos aporta el acercamiento empírico y
provisional, podremos concluir que el Derecho se manifiesta como un todo
multidimensional complejo del que se advierten tres aspectos distintos y
complementarios, a saber, sus dimensiones como hecho social, norma jurídica y
valor.

ACTIVIDADES DE APRENDIZAJE

Analizar los distintos conceptos y definiciones de derecho y elaborar su propia


definición. En la libreta.
TEMA IV- COMPLEJOS NORMATIVOS DE LA CONDUCTA
HUMANA

4.1.- Conceptos de Ley, Regla y Norma


La ley (del latín lex, legis) es una norma jurídica dictada por el legislador. Es decir,
un precepto establecido por la autoridad competente, en que se manda o prohíbe
algo en consonancia con la justicia. Su incumplimiento trae aparejada una
sanción.

Características.

 Generalidad: La ley comprende a todos aquellos que se encuentran en las


condiciones previstas por ella, sin excepciones de ninguna clase.
 Obligatoriedad: Tiene carácter imperativo-atributivo, es decir, que por una
parte establece obligaciones o deberes jurídicos y por la otra otorga
derechos. Esto significa que siempre hay una voluntad que manda, que
somete, y otra que obedece. La ley impone sus mandatos, incluso en contra
de la voluntad de sus destinatarios. Su incumplimiento da lugar a una
sanción, a un castigo impuesto por ella misma.
 Permanencia: Se dictan con carácter indefinido, permanente, para un
número indeterminado de casos y de hechos, y sólo dejará de tener
vigencia mediante su abrogación, subrogación y derogación por leyes
posteriores.
 Abstracta e impersonal: Las leyes no se emiten para regular o resolver
casos individuales, ni para personas o grupos determinados, su
impersonalidad y abstracción las conducen a la generalidad.
 Se reputa conocida: Nadie puede invocar su desconocimiento o ignorancia
para dejar de cumplirla.

“la ley es el producto del poder legislativo”.


REGLA. Son órdenes que deben cumplirse. Es aquella norma de conducta que
debe ser cumplida y tiene un carácter descriptivo.

NORMA.- Son reglas de conductas o formas de comportamiento.

4.2.- Criterios de analogía y distinción

La ley tiene lagunas, cuando se presentan estas tareas de interpretar.

Cuando a un juez se le presenta un caso que debe resolver y no hay ley


exactamente aplicable ni la interpretación suficiente, debe recurrir a la
interpretación tomando un papel muy parecido al de legislador.

Por lo tanto el juez podrá verificar o comprobar si en la disciplina en que pertenece


el asunto por resolver existe alguna regla de integración para aplicar si no, habrá
de aplicar los procedimientos que la ciencia jurídica le brinda.

ANALOGÍA: Consiste en aplicar en un caso no previsto cuando entre este y aquel


existe semejanza y la misma razón jurídica para resolverlos de igual manera.

4.2.1.- Derecho
La definición nominal del Derecho, “el vocablo “derecho” toma su origen de la voz
latina directus, que significa recto, directo, participio del verbo dirigere: dirigir.

La definición real del derecho es muy difícil de precisar, debido a que no existe
una que logre abarcar todo lo que encierra el derecho en la actualidad. Teóricos
como Kelsen, Eduardo García Maynez, Giorgio del Vecchio (sólo por mencionar a
algunos), se han dado a la tarea de tratar de dar una definición más exacta.

El doctor Miguel Villoro Toranzo, considera que se deben cubrir los siguientes
requisitos al dar una definición real del Derecho:

“Creemos que la definición del Derecho debe ser tal que:


1.- Incluya todas las notas esenciales de lo jurídico, sin que el afirmar una implique
la exclusión de la otra.

2.- Ofrezca a todos los sentidos de la palabra “derecho” unas notas comunes,
aplicadas a todos los sentidos, aunque no en la misma forma.

• Enciclopedia Jurídica Mexicana, (2002), Tomo III, México, p. 177

3.- Distinga la importancia de cada una de las notas esenciales, de tal suerte que
las más importantes deben encontrarse en todos los sentidos de la palabra
“derecho” y las menos importantes sean las que soporten todo el peso de las
diferencias entre esos sentidos”.

Para el Doctor Giorgio del Vecchio, Derecho se define como: “la coordinación
objetiva de las acciones posibles entre varios sujetos, según un principio ético que
las determina, excluyendo todo impedimento”.

El Doctor Eduardo García Maynez también se ha preocupado por el tema, y por


ser toda una institución dentro del derecho mexicano, no podemos pasar por alto
su definición del Derecho, siendo la siguiente:

“Derecho es un orden concreto, instituido por el hombre para la realización de


valores colectivos, cuyas normas -integrantes de un sistema que regula la
conducta de manera bilateral, externa y coercible- son normalmente cumplidas por
los particulares, y en caso de inobservancia, aplicadas o impuestas por los
órganos del poder público”.

En este orden de ideas y a manera de opinión personal, podríamos definir al


Derecho como: la ciencia que regula la conducta del hombre, utilizando como
instrumento la norma jurídica basada en la equidad y la justicia, de manera
coercible, para evitar la conducta antijurídica, y preservar el bien común dentro de
la sociedad.

Se afirma que el Derecho es una ciencia, ya que cumple con el requisito de seguir
un método sistematizado que tiene como finalidad la búsqueda de la verdad,
además de ser racional, exacto y verificable, pero, dejando en claro que entra en
el ámbito de las ciencias sociales. Este concepto va dirigido al hombre en lo
individual y en su conjunto, porque, a diferencia de las ciencias naturales o
exactas, no se centra en el estudio de números o fenómenos naturales, estudia ni
más ni menos a la compleja interrelación humana.

Existen investigaciones que arrojan la imperiosa necesidad de regular la conducta


del hombre, porque de no ser así, dentro de la sociedad existiría una anarquía
total, dentro de la cual no se respetarían por lo menos, los Derechos
fundamentales del hombre, y siendo extremistas, no se podría concebir a la
sociedad como tal, debido a la pugna del hombre contra el hombre. De ahí tal vez
la importancia de considerar al Derecho como ciencia, puesto que de no existir
como tal, sería imposible la convivencia social.

El derecho además de ser una ciencia tiene como finalidad regular la conducta del
hombre. Debido a que el hombre por naturaleza busca la convivencia social y
dentro de ella, los individuos tienen conflictos para que prevalezca la paz social,
mediante la aplicación del Derecho se buscará preservarla, por medio de normas
jurídicas, buscando -según mi parecer- que estas normas jurídicas sean ideales al
momento histórico en que serán aplicadas, entendiendo por normas ideales a las
definidas por el Doctor Agustín Basave Fernández del Valle: “Las normas ideales
se adaptan a la exigencia de tiempo y lugar”(6) puesto que si existen normas
jurídicas adecuadas se estará preservando la paz social y con ello salvaguardado
el bien común.

Se entiende que su regulación es interna, porque a través de la moral, los valores


y el libre albedrío, el hombre tiende generalmente hacia lo bueno, debido a que
como bien señala el Doctor Luis Recaséns Siches: “el sujeto humano es
permeable a la llamada ideal del mundo de los valores” (7), y por ello el Derecho
se vale de estas herramientas internas para imperar en la naturaleza humana.

Ya hemos dicho que el hombre tiende generalmente a lo bueno y es precisamente


ahí donde el derecho interviene para prevenir o sancionar los casos en que el
hombre se desvirtué de este fin, es decir, cuando realice una conducta antijurídica.
En este ámbito es cuando el derecho regula la conducta del hombre, y lo hace por
medio de la aplicación de la norma jurídica.

En este proceso de aplicación de la norma jurídica se debe atender a la justicia y a


la equidad puesto que de no ser así el Derecho sería fragmentado, y se vería
rebasado por la impunidad y la arbitrariedad tanto de los gobernados como de los
gobernantes.

La justicia idealmente como lo refiere Platón debe ser aplicada por una persona
justa, que entre sus virtud se encuentre la prudencia, para estar en condiciones de
poder aplicarla, debido a que la justicia tiene como fin “tratar igual a los iguales y
desigual a los desiguales”, ya que como señala Dorantes Tamayo: “Es claro que
pretender una repartición absolutamente igual, sería no solamente necio y estulto,
sino también injusto, pues, como lo hizo notar Aristóteles, no hay peor injusticia
que la de tratar a todos en forma igual, siendo éstos desiguales.”(8)

En efecto para que podamos hablar de justicia primeramente debemos entender


que los hombres por su propia condición humana son diferentes y sería muy
severo pretender aplicar las normas en estricto derecho, debido a que en
ocasiones son imperfectas e inaplicables, ya que al hacerlo cada vez se estaría
alejando más de la justicia.

La justicia para que sea eficaz debe estar íntimamente ligada a la equidad, debido
a que como ya se ha dicho, las normas jurídicas son imperfectas y sería un grave
error, el que el juzgador las aplique en estricto derecho. Por esto la equidad es el
término medio entre lo justo y lo injusto.

Pues como señala Dorantes Tamayo: “La equidad viene a corregir los errores o a
llenar los vacíos de la ley. No puede el legislador prever todos los casos que se
puedan presentar en la realidad, ni puede preverlos siempre con justicia.”
4.2.2.- Moral
Se denomina moral al conjunto de creencias y normas de una persona o grupo
social que determinará el obrar (es decir, que orienta acerca del bien o del mal —
correcto o incorrecto— de una acción o acciones).

La moral son las reglas o normas por las que se rige la conducta de un ser
humano en concordancia con la sociedad y consigo mismo. Este término tiene un
sentido positivo frente a los de «inmoral» (contra la moral) y «amoral» (sin moral).
La existencia de acciones y actividades susceptibles de valoración moral se
fundamenta en el ser humano como sujeto de actos voluntarios. Por tanto, la
moral se relaciona con el estudio de la libertad y abarca la acción del hombre en
todas sus manifestaciones.

La palabra «moral» tiene su origen en el término latino mores, cuyo significado es


‘costumbre’. Moralis (< latín mos = griego ‘costumbre’). Por lo tanto «moral» no
acarrea por sí el concepto de malo o de bueno. Son, entonces, las costumbres las
que son virtuosas o perniciosas.

Los antiguos romanos concedían a las mores maiorum (‘costumbres de los


mayores’, las costumbres de sus ancestros fijadas en una serie continuada de
precedentes judiciales) una importancia capital en la vida jurídica, a tal grado que
durante más de dos siglos (aproximadamente hasta el siglo II a. C.) fue la principal
entre las fuentes del Derecho. Su vigencia perdura a través de la codificación de
dichos precedentes en un texto que llega hasta nosotros como la Ley de las XII
Tablas, elaborado alrededor del 450 a. C.

Los conceptos y creencias sobre moralidad son generalizados y codificados en


una cultura o grupo y, por ende, sirven para regular el comportamiento de sus
miembros. La conformidad con dichas codificaciones es también conocida como
moral y la civilización depende del uso generalizado de la moral para su
existencia.
4.2.3.- Normas Religiosas
Las normas religiosas son más antiguas que las jurídicas. En Roma el derecho
divino se llamaba “fas”, a diferencia del humano que era el “ius”. Sin embargo en
un principio estaban estrechamente unidos, y el “ius” sancionaba las conductas
que según el “fas” debían prohibirse. El rey era el Pontífice Máximo y los días para
litigar, o sea, para accionar en justicia, se dividían en fastos o nefastos, según
prescripción pontificia.

Los contratos verbales en Roma se hacían ante el altar del Dios Hércules,
teniendo gran eficacia en su cumplimiento, ya los romanos le temían más a la furia
de sus dioses que a los castigos de los jueces humanos.

Moisés recibió de Dios la indicación para la redacción de los Diez Mandamientos,


norma religiosa por excelencia, que imponía prohibiciones que en su mayoría se
hayan sancionadas también jurídicamente, como no matar o no robar.

Hay otras normas religiosas propias de cada comunidad, como en el caso de los
judíos, la circuncisión de los niños varones, o el Bar Mitzvá; o en el catolicismo,
bautizarse, tomar la comunión, ir a misa o confesarse. Quien no cumpla estos
preceptos religiosos se irá alejando del camino hacia Dios, pero no recibirá un
castigo del ordenamiento jurídico.

Actualmente en algunos países, como los musulmanes las normas religiosas


influyen considerablemente en la política del país, y aún en países de occidente
muchas normas jurídicas tardan en ser aprobadas por condicionamientos
religiosos, como sucedió con la ley del divorcio o en la despenalización del aborto.

No deben confundirse estas normas religiosas con el Derecho Canónico, que es


un ordenamiento jurídico además de religioso, que estructura la Iglesia Católica,
con propios tribunales que juzgan conductas, algo totalmente ajeno a las normas
religiosas, a las que nos estamos refiriendo, cuyo acatamiento o desobediencia
solo serán juzgadas por Dios.
4.2.4.-Normas de trato social
Las reglas de trato social, denominadas también normas convencionales,
convencionalismos sociales o usos sociales, son prácticas, modos o reglas de
comportamiento generalmente admitidos en una sociedad o en uno de sus
sectores y atañen a lo que llamamos decencia, decoro, urbanidad, tacto social,
gentileza, buena crianza, moda, etiqueta, caballerosidad, buenas maneras, finura,
buenos modales, gentileza, etc.

Hay usos sociales no vinculatorios, por cuanto su inobservancia no provoca


ninguna reacción adversa de la comunidad, estos usos son no normativos, como
por ejemplo, lo relativo a las horas que debemos tomar nuestros alimentos; y hay
otros que se caracterizan por revestir una cierta obligatoriedad por cuanto el grupo
social presiona para obtener su cumplimiento y, por consiguiente, la conducta que
se aparte de esa práctica o regla de trato social es reprochable socialmente, estos
son los usos normativos.

Es necesario remarcar que, entre normas morales y reglas de trato social existen
algunas semejanzas como el que una y otras regulan la conducta humana y
ambas carecen de organismos estatales que impongan su cumplimiento de modo
inexorable. Tanto el que viola normas puramente morales, como el que infringe
reglas de trato social no son pasibles de la aplicación coactiva de una sanción
institucionalizada jurídicamente (esto es, regulada por el ordenamiento jurídico),
sino que por sanción tendrán únicamente la reprobación social, el menosprecio de
los demás, la exclusión de un determinado círculo colectivo, pérdida de prestigio y
de honor, etc.

En lo que respecta a las relaciones y diferencias entre normas jurídicas y reglas de


trato social, algunos autores niegan la independencia de estas últimas, por
considerar que la conducta humana se halla sometida a normas morales o normas
jurídicas, las primeras se orientan a la idea de lo bueno y las segundas a la
realización de la justicia. Esta división no se justifica por cuanto existen reglas de
trato social como una categoría independiente de las normas morales y jurídicas.
No todas las acciones intersubjetivas son esenciales en una sociedad, esencial es
cumplir los contratos, indemnizar los daños y perjuicios causados a otros, y no
esencial es saludarse por la calle o ceder el paso a las damas o adultos.

En una sociedad determinada encontramos reglas de conducta que son


indispensables para que la sociedad pueda subsistir civilizadamente, como son las
normas jurídicas y las morales, y otras que pueden modificarse o desaparecer sin
que por ello la sociedad deje de ser tal como la conocemos, como sucede con las
reglas de trato social.

4.3.- Costumbres
La Costumbre es una forma inicial del Derecho consuetudinario [2] que consiste
en la repetición constante de un acto que con el paso del tiempo se vuelve
obligatoria y por necesidad, consentimiento colectivo y apoyo del poder político
llega a convertirse en ley.

Las costumbres tienen un origen extraestatal, surgen en los grupos sociales y de


una efectiva acomodación, generalizada y prolongada en el tiempo.

Requisito: Es la obligatoriedad. Si no hay obligatoriedad, no es costumbre. Es un


requisito ineludible de la norma consuetudinaria; se quiere decir con ello que la
regla consuetudinaria se practica en el convencimiento de que es una norma
vinculante, de que es Derecho, pues existe el deber de cumplirla.

ACTIVIDADES DE APRENDIZAJE
1.- Mapa conceptual donde se establezcan y definan los criterios y regulación de
la conducta humana. En la libreta, colores/plumones/marca texto.

2.- Análisis del Artículo 1 y 2 de la Constitución Política de los Estados Unidos


Mexicanos.
TEMA V.-CLASIFICACIÓN DEL DERECHO

5.1.- Derecho Natural, Derecho Vigente y Derecho Positivo


La expresión Derecho Natural hace referencia a una corriente de pensamiento
jurídico presente por más de 25 siglos. Su idea fundamental es la tesis de la
existencia de un Derecho anterior a cualquier norma jurídica positiva, es decir, de
origen humano, denominado precisamente Derecho Natural.

El concepto de Derecho Natural está unido a otros conceptos jurídicos tales como
Derechos Humanos, naturaleza humana, valores jurídicos, justicia y bien común.
Más que una tesis, constituye un sistema de pensamiento que ha sido compartido
por múltiples juristas o filósofos, incluso con planteamientos diversos y hasta
contradictorios.

Cuando se habla de Derecho Natural, se hace alusión al derecho propio o


inherente a la naturaleza humana, que no es creado deliberadamente por un
órgano gubernamental, sino que está constituido por criterios y principios rectores
de la conducta humana, que los partidarios de esta corriente consideran como
eternos e inmutables; además no está representado por un conjunto unitario y
sistemático de normas, que exista en algún lugar concreto y cuya validez todos
reconozcan. "Se formula en postulados ideales, absolutos y universales, que
tienen la pretensión de ser intrínsecamente válidos, o sea que valen por sí
mismos. Para los iusnaturalistas es un derecho modelo, que busca la auténtica
justicia".

Para su validez, el Derecho Natural, no requiere ser producto de un determinado


procedimiento previamente establecido para la creación de normas jurídicas. El
Derecho Natural es esencial a la naturaleza humana, y no creación del hombre.

Es precisamente natural, porque se funda en la naturaleza; pero ésta ha sido


considerada desde diferentes enfoques. Para unos está fundada en la naturaleza
divina. Para otros, se inspira en los dictados o mandamientos de la divinidad. En
otra de sus versiones está el Derecho Natural apoyado y basado concretamente
en principios de la Iglesia Católica. Para otros, está de acuerdo con la naturaleza
humana; el hombre refleja su propia naturaleza en ese derecho para que sus
normas tengan suprema calidad humana.

DERECHO VIGENTE Y DERECHO POSITIVO.

“no todo derecho vigente es derecho positivo”

Derecho Vigente y Derecho Positivo: Llamamos orden jurídico vigente al


conjunto de normas impero-atributivas que en una cierta época y un país
determinado la autoridad política declara obligatorias. El derecho vigente está
integrado tanto por las reglas de origen consuetudinario que el poder público
reconoce, como lo preceptos que formula. La vigencia deriva siempre de una
orden de supuestos. Tales supuestos cambian con las diversas legislaciones. En
lo que toca al derecho legislado, su vigencia encuéntrese condicionada por la
reunión de ciertos requisitos que la ley enumera. De acuerdo con nuestra
Constitución, por ejemplo, son preceptos jurídicos, y, por ende, repútense
obligatorios, los aprobados por ambas Cámaras, sancionados por el ejecutivo y
publicados en el diario oficial, desde la fecha que en el acto de la publicación o en
otra norma indique.

El orden vigente no solo está integrado por las normas legales y las reglas
consuetudinarias que el poder público reconoce y aplica. A él pertenecen
asimismo los preceptos de carácter genérico que integran la jurisprudencia
obligatoria y las normas individualizadas (resoluciones judiciales, contratos
testamentos, etc.). La validez de todas estas normas -sean generales o
individuales- depende siempre de un conjunto de requisitos extrínsecos,
establecidos por otras del mismo sistema.

Las locuciones derecho vigente y derecho positivo suelen ser empleadas como
sinónimos.
No todo derecho vigente es positivo, ni todo derecho positivo es vigente. La
vigencia es atributo puramente formal, el sello que el Estado imprime a las reglas
jurídicas consuetudinarias, jurisprudenciales o legislativas sancionadas por él.

La positividad es un hecho que estriba en la observancia de cualquier precepto,


vigente o no vigente. La costumbre no aceptada por la integridad política es de
derecho positivo, pero carece de validez formal. Y a la inversa: Las disposiciones
que el legislador crea, tienen vigencia en todo caso, mas no siempre son
acatadas. La circunstancia de que una ley no sea obedecida, no quita a ésta su
vigencia. Desde el punto de vista formal, el precepto que no se cumple sigue sin
vigor mientras otra ley no lo derogue. Tal principio ha sido consagrado por la ley
mexicana, lo que viene a confirmar la conveniencia de distinguir con pulcritud los
dos términos a que esta sección se refiere.

La posibilidad de que exista un derecho dotado de vigencia, pero desprovisto de


eficacia, sólo es admisible cuando se trata de preceptos jurídicos aislados. Sin
dificultad puede aceptarse que una norma elaborada de acuerdo con todos los
requisitos que estructuran el proceso legislativo, carezca por completo de
positividad. Todo el mundo conoce ejemplos de preceptos formalmente válidos
que nunca fueron cumplidos por los particulares ni aplicados por el orden público.

Esta separación entre positividad y validez formal no puede admitirse en relación


con todo un sistema jurídico. Un ordenamiento que en ningún caso fuese
obedecido ni aplicado no estaría en realidad dotado de vigencia. Pues ésta
supone, por definición, la existencia del poder público. Derecho vigente es el
políticamente reconocido, es decir, el que el Estado crea o aplica por medio de sus
órganos. No es posible admitir - en lo que toca a todo un sistema jurídico- el
divorcio entre positividad y validez formal. La vigencia de cada ordenamiento tiene
una serie de supuestos sociológicos. Y el primero y fundamental es la existencia
del Estado.
5.2.-Derecho Objetivo y Derecho Subjetivo
Derecho Objetivo: Se puede definir como las normas que rigen el actuar del
hombre dentro de la sociedad, y a ella misma; a su vez se divide en dos grupos:
Público y Privado. A su vez tienen mucha vinculación con otras ciencias o
profesiones del ser humano.

Derecho Subjetivo: Se puede definir como el conjunto de facultades, beneficios,


privilegios, ventajas, inmunidades, libertades, que nos pertenecen y de las cuales
disfrutamos de origen y de esencia.

El derecho subjetivo es un poder reconocido por el Ordenamiento Jurídico a la


persona para que, dentro de su ámbito de libertad actúe de la manera que estima
más conveniente a fin de satisfacer sus necesidades e intereses junto a una
correspondiente protección o tutela en su defensa, aunque siempre delimitado por
el interés general de la sociedad. Es la facultad reconocida a la persona por la ley
que le permite efectuar determinados actos, un poder otorgado a las personas por
las normas jurídicas para la satisfacción de intereses que merecen la tutela del
Derecho.

Un derecho subjetivo nace por una norma jurídica, que puede ser una ley o un
contrato, a través de un acuerdo de voluntades para que pueda hacerse efectivo
este derecho sobre otra persona determinada.

5.3.- Derecho Público, Derecho Privado y Derecho Social


El Derecho público es la parte del ordenamiento jurídico que regula las relaciones
entre las personas y entidades privadas con los órganos que ostentan el poder
público cuando estos últimos actúan en ejercicio de sus legítimas potestades
públicas (jurisdiccionales, administrativas, según la naturaleza del órgano que las
ejerce) y de acuerdo con el procedimiento legalmente establecido, y de los
órganos de la Administración pública entre sí.
La característica del derecho público, tal como lo señala el prestigioso autor
jurídico Julio Rivera, es que sus mandatos no se encuentran sujetos a la
autonomía de la voluntad que pudiesen ejercer las partes (es decir «no» pueden
ser modificados por las partes en uso legítimo de su autonomía de la voluntad,
como sí ocurre en el Derecho Privado). Son mandatos «irrenunciables y
obligatorios», en virtud de ser mandados en una relación de subordinación por el
Estado (en ejercicio legítimo de su principio de Imperio). La justificación es que
regulan derechos que hacen al orden público y deben ser acatados por toda la
población.

También se ha definido al Derecho público como la parte del ordenamiento jurídico


que regula las relaciones de supraordenación y de subordinación entre el Estado y
los particulares y las relaciones de supraordenación, de subordinación y de
coordinación de los órganos y divisiones funcionales del Estado entre sí.

El Derecho privado es la rama del Derecho que se ocupa preferentemente de las


relaciones entre particulares. También se rigen por el Derecho privado las
relaciones entre particulares y el Estado cuando éste actúa como un particular, sin
ejercer potestad pública alguna (es, por ejemplo, el caso de las sociedades o
empresas con personalidad jurídica propia creadas según las normas de Derecho
mercantil y en las que el Estado o sus organismos autónomos ostenten un poder
decisorio).

El Derecho privado se suele contraponer al Derecho público, que es la parte del


ordenamiento jurídico que regula las relaciones de los ciudadanos con los poderes
públicos y de los poderes públicos entre sí.

Tradicionalmente, el Derecho se ha dividido en las categorías de Derecho Público


y de Derecho Privado. No obstante esta división ha sido ampliamente criticada y
en la actualidad no tiene tanta fuerza, ante la aparición de parcelas del
ordenamiento jurídico en las que las diferencias entre lo público y lo privado no
son tan evidentes. Aunque generalmente el Derecho público hace referencia a las
normas que ordenan y regula a los órganos públicos (estatales) entre sí, y entre
los privados y públicos.

Asimismo, habitualmente se suele definir el Derecho público por contraposición al


Derecho privado. Sin embargo, se ha estimado que la clasificación o distinción
entre Derecho público y privado debe ser tomada con prudencia, al considerársele
poco atractiva desde el punto de vista científico.

Diferencias entre Derecho privado y Derecho público

• Mientras que en el Derecho Público predomina la heteronomía y las


normas de corte imperativo u obligatorio, en el Derecho Privado se hace
prevalecer la autocomposición de los intereses en conflicto y las normas
de corte dispositivo (normas que actúan en el caso de no haber acuerdo
o disposición contractual previa entre las partes implicadas).
• Los sujetos en el Derecho Privado se suponen relacionados en
posiciones de igualdad, al menos teórica. La típica relación de Derecho
Público, en cambio, suele venir marcada por una desigualdad derivada
de la posición soberana o imperium con que aparece revestido el o los
organismos públicos (poderes públicos) que en ella interviene.
• Se dice que las normas de Derecho privado tienden a favorecer los
intereses particulares de los individuos, mientras que en las normas de
Derecho Público estarían presididas por la consecución de algún interés
público.

El Derecho Social, buscara regular a los grupos sociales, vulnerables, violentados,


etc.

RAMAS DEL DERECHO PÚBLICO: En tal sentido el derecho público comprende


las siguientes ramas del derecho: derecho político, derecho constitucional,
derecho administrativo, derecho procesal, derecho penal, derecho tributario,
Derecho Internacional Público, Derecho Financiero, Derecho Municipal, Derecho
de la Integración, Derecho de Comunicaciones, Derecho Tributario, Derecho
Aduanero, Derecho Sanitario, Derecho Penal Militar, Derecho Electoral, Derecho
Notarial, Derecho Consular, Derecho Diplomático, Derecho Parlamentario,
Derecho Marítimo, Derecho Aéreo y Espacial, principalmente.

RAMAS DEL DERECHO PRIVADO: Derecho civil y derecho mercantil

RAMAS DEL DERECHO SOCIAL: Derecho laboral, derecho agrario y derecho de


la seguridad social.

5.4 Derecho Nacional y Derecho Internacional


El Derecho Interno o nacional (normas que rigen con carácter general y coactivo
en el territorio de un Estado, entre particulares o en las relaciones de estos con el
Estado) y el Derecho Internacional (regla las relaciones interestatales o de otros
sujetos del Derecho Internacional, por vía de acuerdos, con carácter no coactivo)
conforman dos derechos diferentes o una solo, se han elaborado dos teorías.

La primera sostiene que el Derecho Internacional y el interno son derechos


separados, contactados entre sí pero no superpuestos, y sus normas no tienen
vigencia en forma directa en el otro ordenamiento, salvo que hubieran sido
incorporadas al Derecho Interno. Esta es la llamada teoría dualista, sostenida
entre otros por Heinrich Triepel, en su obra publicada en 1899, su primer
expositor, que afirma que pueden existir normas contradictorias entre el Derecho
Interno y el Internacional y ser ambos vigentes.

La segunda, la teoría monista considera que conforman un único derecho y por lo


tanto no acepta contradicción entre ambos, pues en ese caso una de las dos
normas debe anularse. La tendencia predominante en la teoría monista, sostenida
por Verdross, es que en caso de conflicto entre el Derecho Interno y el
Internacional, es éste el que debe prevalecer.

Hay que distinguir si el conflicto se resuelve en sede internacional o dentro de un


Estado. En el primer caso prevalecerá la aplicación de las normas internacionales,
aunque es mayoritaria la idea de no anular las normas de Derecho Interno
contradictorias, pues esa es una decisión de la soberanía de cada Estado. Sólo
podrá pedirse la reparación del perjuicio sufrido. La Convención de Viena sobre el
Derecho de los Tratados, con entrada en vigencia en enero de 1980 establece que
los Estados no podrán incumplir un tratado, invocando su Derecho Interno (art. 27)

Si es dentro de un Estado determinado que se resuelve la cuestión, cada Juez


podrá dar primacía a la norma que considere aplicable, salvando el derecho de
recurrir por indemnización, a sede internacional.

5.5.- Derecho Federal, Local y Municipal


En un país como México, organizado federativamente, cabe distinguir tres niveles
de gobierno: el federal, el estatal y el municipal, que tienen su reflejo en tres tipos
distintos de derecho:

a) El federal, que se vincula con la estructura y organización de la República y sus


relaciones con otros países;

b) El estatal que, como su nombre lo indica, tiene relación con la forma de


organización y funcionamiento de cada Estado de la República, con dos
limitaciones: una, que su organización sea en forma de gobierno republicano,
representativo y popular, teniendo al municipio libre como base de su división
territorial y de su organización política y administrativa (art. 113 constitucional), y
segundo, que sus leyes no regulen las materias que están reservadas
expresamente a la Federación (art. 124 constitucional), y

c) El municipal – bandos de policía y buen gobierno -, que es el derecho que


constitucionalmente cada municipio puede expedir para regular situaciones que se
desarrollen dentro de su ámbito de competencia (art. 115 constitucional).
5.6.- Derecho Sustantivo y Derecho Adjetivo
El Derecho sustantivo: se refiere al conjunto de normas que establece los
derechos y obligaciones de los sujetos que están vinculados por el orden jurídico
establecido por el estado.

El Derecho adjetivo: por su parte lo integran aquellas normas también dictadas por
el órgano competente del estado que permitan el ejercicio de los derechos y el
cumplimiento de los deberes que se establecen con el derecho sustantivo.

5.7.- Derecho Legislativo


El término en México alude más al proceso legislativo que a las funciones y
facultades del Congreso; pues si bien, la función legisferante es típica de los
congresos mexicanos, el derecho legislativo no sólo analiza la actividad del
Congreso en esta materia, sino los demás actores del proceso legislativo que son
los poderes ejecutivos en los distintos niveles del Estado federal. Su diferencia con
el derecho parlamentario radica en que éste se concentra en todas las
competencias del Congreso como tal, entre las cuales destacan las facultades
políticas, de nombramiento, de aprobación y supervisión financiera del Estado, y
otras distintas de la materia exclusivamente legislativa (MANUEL GONZÁLEZ
OROPEZA).

5.8.- Otras Acepciones y ramas del Derecho.


García Máynez, Eduardo: Es el conjunto de normas jurídicas imperativas y
atributivas (esto implica que es derecho y obligaciones), con la finalidad de hacer,
no hacer y tolerar.

Eduardo Villalobo: Es un orden concreto, instituido por el hombre para la


realización de valores colectivos, cuyas normas-integrantes de un sistema que
regula la conducta de manera bilateral, externa y coercible son normalmente
cumplidas por los particulares y en caso de inobservancia, aplicadas o impuestas
por los órganos del poder jurídico.

Miguel Villoro toranzo: Es un sistema racional de normas sociales de conducta,


declaradas obligatorias por la autoridad, por considerarlas soluciones justas a los
problemas surgidos de la realidad histórica”.

Edgar bodenheimer: El derecho es un término medio entre la anarquía y el


despotismo.

Recances Shichet Luis. Tratado General de la Filosofía del Derecho. Es el agente


garantizador de la paz entre los hombres, del orden social, de la libertad de la
persona, el defensor de sus posesiones y su trabajo, el órgano que ayuda a llevar
acabo grandes empresas y realizar importantes ideales, cuya puesta en práctica
no sería posible sin intervención jurídica.

Manuel Kant: El derecho se reduce a regular las acciones externas de los


hombres y a hacer posible su coexistencia. Lo define como: El conjunto de las
condiciones por las cuales el arbitrio de cada uno puede coexistir con el arbitrio de
los demás, según una Ley universal de libertad.

Ulpiano: El Derecho es el "arte de lo bueno y lo equitativo"

Marx: Es la voluntad de la clase dominante, elevada a la categoría de ley.

ACTIVIDADES DE APRENDIZAJE

1.- Elaboración de resumen sobre la teoría de los tres círculos García Maynes.
Libreta, Pluma negra.
2.- Cuadro comparativo entre la clasificación del derecho.
TEMA VI.-FORMAS DE CREACIÓN DEL DERECHO
6.1.- Concepto de Fuentes y Clasificación
El Término fuente surge de una metáfora, pues remontarse a las fuentes de un rio,
es llegar al lugar en que sus aguas brotan de la tierra; de manera semejante,
inquirir la fuente de una disposición jurídica es buscar el sitio en que ha salido de
las profundidades de la vida social a la superficie del derecho, es decir es el lugar
donde mana el agua del derecho.

6.2.-Distinción entre fuentes formales y materiales


Lo formal se refiere al documento jurídico, al texto específico que contiene la
norma como la Constitución, el Derecho Penal, una ley, etc.

Lo material tendría dos aspectos: Por un lado, las condiciones históricas y las
concepciones ético-sociales, jurídicas, políticas y económicas que rodean el
documento formal y, por otro, la materia que regulan (por ejemplo los poderes del
Estado o los derechos de los ciudadanos serían materia constitucional).
6.3.- Fuentes formales

Entendemos los procesos de creación de las normas jurídicas.

Las fuentes formales describen al lugar donde surge el Derecho, es decir aquellos
elementos de donde normalmente se basa el legislador para crear disposiciones
jurídicas; tradicionalmente se señalan: la legislación, la jurisprudencia y la
costumbre, comprende además el estudio de los sistemas que tienen o han tenido
vigencia. Puede considerarse como los procesos de manifestación de normas
jurídicas. Las fuentes formales se encuentran constituidas por distintas etapas que
se presentan en un orden determinado, los cuales deben de acreditar distintos
supuestos de derecho.

6.3.1.- Proceso Legislativo

En el moderno proceso legislativo existen seis diversas etapas a saber: iniciativa,


discusión, aprobación, sanción, publicación e iniciación de la vigencia.

Las reglas que lo norman háyanse contenidas en los artículos 71 y 72 de la


constitución política, y 3 y 4 del código civil del distrito. Los primeros refiérense a la
iniciativa, la discusión, la aprobación, la sanción y la publicación; los últimos fijan
las reglas sobre la iniciación de la vigencia.

Son dos poderes que en nuestro país intervienen en la elaboración de las leyes
federales: LEGISLATIVO y EJECUTIVO.

1.-INICIATIVA: Es el acto por el cual determinados órganos del estado someten a


la consideración del congreso un proyecto de ley. El derecho de iniciar leyes o
decretos compete según el artículo 71 de la constitución federal:
Al presidente de la república

A los diputados y senadores el congreso de la unión

A los legisladores de los estados

2.-DISCUCIÓN: Es el acto por el cual las cámaras deliberan acerca de las


iniciativas, a fin de determinar si deben o no ser aprobadas. Todo proyecto de ley
o decreto, cuya resolución no sea exclusiva de alguna de las cámaras, se discutirá
sucesivamente en ambas, observándose el reglamento de debates sobre la forma,
intervalos y modo de proceder en las discusiones y votaciones.

La cámara en donde inicialmente se discute un proyecto de ley suele llamársele


cámara de origen, a la otra se le da el calificativo de revisora.

3.-APROBACIÓN: Es el acto por el cual las cámaras aceptan un proyecto de ley.


La aprobación puede ser total o parcial.

4.-SANCION: Se da este nombre a la aceptación de una iniciativa por el poder


ejecutivo. La sanción debe ser posterior a la aprobación del proyecto por la
cámaras, en este paso el presidente de la republica puede usar su derecho de
veto.

5.-PUBLICACION: Es el acto por el cual la ley ya aprobada y sancionada se da a


conocer a quienes deben cumplirla. La publicación se hace en el llamado diario
oficial de la federación.

6.-INICIACION DE LA VIGENCIA: En el derecho patrio existen dos sistemas de


iniciación de la vigencia: el sucesivo y el sincrónico.

SUCESIVO: Consiste en que para entrar en vigencia se contaran 3 días desde el


día en que se publique la ley atendiendo en el lugar en que se publica además
tratándose de un lugar distinto a que se publicó se añade un plazo anterior un día
más por cada 4 kilómetros o fracción que exceda de la mitad
SINCRONICO: Establece si la ley, reglamento circular o disposición de
observancia general fije el día en que debe de comenzar a regir. Obliga desde ese
día con tal de que su publicación haya sido anterior.

6.3.2.- Proceso Jurisprudencial

La jurisprudencia implica el conocimiento del derecho y, en este sentido, se ha


tomado para significar no un conocimiento cualquiera, sino el conocimiento más
completo y fundado del mismo, es a saber, el científico.

La palabra jurisprudencia posee dos acepciones distintas, en una de ellas equivale


ciencia del derecho o teoría del orden jurídico positivo. En la otra sirve para
designar el conjunto de principios y doctrinas contenidas en las decisiones de los
tribunales.

6.3.3.- Proceso Consuetudinario


LA COSTUMBRE: La costumbre es un uso implantado en una colectividad y
considerado por ésta como jurídicamente obligatorio; es el derecho nacido
consuetudinaria mente. Y que posee dos características:

1.- OBJETIVO: Está integrado por un conjunto de reglas sociales derivadas de un


uso más o menos largo

2.- SUBJETIVO: Tales reglas transformándose en derecho positivo cuando los


individuos que las practican les reconocen obligatoriedad, cual sí se tratase de una
ley.

6.3.4.- Proceso Reglamentario: Poder Ejecutivo, Asamblea de


Representantes y ayuntamiento
6.3.5.- Fuentes de Carácter Internacional
Las tres clasificaciones anteriores son fuentes del derecho internacional público,
pero en específico hablando de las fuentes formales para el caso específico del
derecho internacional público, son las siguientes:

A).- TRATADOS INTERNACIONALES.

B).- COSTUMBRE INTERNACIONAL.

C).- PRINCIPIOS GENERALES DEL DERECHO.

Y auxilian a estas fuentes:

D).- JURISPRUDENCIA INTERNACIONAL.

E).- DOCTRINA INTERNACIONAL

¿QUÉ SON LOS TRATADOS INTERNACIONALES?

Para Carlos Arellano García, los tratados internacionales son “una especie del
“acto jurídico”. Es una doble o múltiple manifestación de voluntades se sujetos de
la comunidad internacional, con la intención lícita de crear, modificar, extinguir,
transmitir, conservar, aclarar, respetar, constatar, certificar, detallar, etcétera,
derechos y obligaciones.”

Por su parte, Rafael de Pina los considera como el “acuerdo entre Estados
celebrado para ordenar sus relaciones recíprocas en material cultural, económica,
etcétera, o para resolver un conflicto surgido entre ellos, o para prevenirlo.”

Debemos tener en cuenta que los tratados internacionales son la fuente más
importante del derecho internacional público, pues en ellos los estados
contratantes se someten a cumplir lo ahí pactado.

¿QUÉ ES LA COSTUMBRE INTERNACIONAL?

Para Lassa Oppenheim, la costumbre internacional se da “cuando se ha


desarrollado un definido y continuo hábito de llevar acabo ciertos actos con la
convicción de que, con arreglo al Derecho Internacional, son obligatorios o justos.
Por otra parte, hablan de un uso cuando el hábito de realizar determinadas
acciones se ha ido estableciendo sin que existiese la convicción de que estos
actos son obligatorios o justos conforme al Derecho Internacional.”

¿QUÉ SON LOS PRINCIPIOS GENERALES DEL DERECHO?

Para Carlos Arellano, los principios generales del derecho son “conceptos jurídicos
fundamentales, es decir, que por su validez universal se preservan a través del
tiempo y del espacio y, por lo tanto, constituyen una fuente formal desde el
momento que sirven de base a la creación de normas jurídicas, bien generales o
bien individualizadas. Estos postulados lógicos-jurídicos oriental al creador de las
normas generales (legislador o plenipotenciario facultado para celebrar un tratado
internacional); al teórico que especula sobre esas normas generales o sobre
problemas filosóficos-jurídicos relacionados con ellos (jurisconsulto); al creador de
las normas jurídicas individualizadas (juez o funcionario); y a todo aquel que
pretende enjuiciar la validez intrínseca de un precepto vigente.”

El citado autor, también considera que “en consecuencia, si en el Derecho


Internacional Público, los creadores de las normas jurídicas internacionales, han
desarrollado una labor aún precaria, se incremental a relevancia de los principios
generales del Derecho que permitirán a los creadores de las normas jurídicas en
los tratados multilaterales y bilaterales completar su labor, o bien, al ejecutor de
las normas jurídicas le darán oportunidad de resolver la controversia internacional
aunque no haya norma jurídica lo suficientemente clara y expresa.”

La Suprema Corte de Justicia de la Nación, ha considerado que los principios


generales del derecho “deben ser verdades jurídicas notorias, indiscutibles, de
carácter general, como su mismo nombre lo indica, elaboradas o seleccionadas
por la ciencia del derecho, mediante procedimientos filosófico jurídicos de
generalización, de tal manera que el Juez pueda dar la solución que el mismo
legislador hubiere pronunciado si hubiere estado presente, o habría establecido, si
hubiere previsto el caso; siendo condición también de los aludidos “principios”,
que no desarmonicen o estén en contradicción con el conjunto de normas legales
cuyas lagunas u omisiones han de llenarse aplicando aquéllos; de lo que se
concluye que no pueden constituir “principios generales del derecho”, las
opiniones de los autores, en ellas mismas consideradas, por no tener el carácter
de generalidad que exige la ley y porque muchas veces esos autores tratan de
interpretar legislaciones extranjeras, que no contienen las mismas normas que la
nuestra.”

¿QUÉ ES LA JURISPRUDENCIA INTERNACIONAL?

Para Rafael de Pina, la jurisprudencia es la “ciencia del derecho … más antigua …


en la actualidad, se denomina así a la interpretación que la autoridad judicial da
ordinariamente a una ley, y así se opone la jurisprudencia a la doctrina como
expresión de la ciencia.”

En materia internacional, la jurisprudencia la crea la Corte Internacional de


Justicia, sin embargo si bien es cierto que la jurisprudencia internacional es una
fuente, es una fuente auxiliar, lo anterior puede observarse del contenido del
artículo 38, párrafo 1, inciso d) del Estatuto de la Corte Internacional de Justicia:

“d).- Las decisiones judiciales y las doctrinas de los publicistas de mayor


competencia de las distintas naciones, como medio auxiliar para la determinación
de las reglas de derecho, sin perjuicio de lo dispuesto en el artículo 59.”

En ese sentido, Carlos Arellano señala que “la decisión judicial de la Corte
Internacional de Justicia es sólo un medio auxiliar para descubrir normas jurídicas
internacionales de carácter general…”

¿QUÉ ES LA DOCTRINA INTERNACIONAL?

Carlos Arellano considera a la doctrina como “el conjunto de opiniones escritas


vertidas por los estudiosos del Derecho, al reflexionar sobre la validez real, formal
o intrínseca de las normas jurídicas.”
La doctrina internacional la podemos encontrar en obras, publicaciones y
congresos científicos de determinados publicitas o autores de renombre
internacional.

Sin embargo, tal y como se dijo en el caso de la jurisprudencia internacional, la


doctrina internacional es también un medio auxiliar pues no se crean nuevas
normas si no se interpretan y estudian.

6.4.- Fuentes Reales

Son los factores y elementos que determinan el contenido de tales normas.

6.4.1.- Poder Constituyente del Pueblo


Poder constitucional es la denominación del poder que tiene la atribución de
establecer la norma fundamental de un ordenamiento jurídico, dando origen a un
Estado y su sistema político y, posteriormente, de modificarla o enmendarla. Esta
facultad es ejercida al constituir un nuevo Estado y al reformar la Constitución
vigente. Por lo anterior, habitualmente se distingue un poder constituyente primario
u originario y un poder constituyente derivado.

El poder constituyente ha sido definido como la "voluntad política creadora del


orden, que requiere naturaleza originaria, eficacia y carácter creadora" y como la
"voluntad originaria, soberana, suprema y directa que tiene un pueblo, para
constituir un Estado dándole una personalidad al mismo y darse la organización
jurídica y política que más le convenga".1 De todos modos, existen concepciones
que consideran que el poder constituyente originario puede recaer en el pueblo o
en la nación.

Se considera que el poder constituyente existe en los regímenes de Constitución


rígida, en el que la elaboración de las normas constitucionales requiere un
procedimiento diferente al de las leyes públicas.

6.4.2.- Órgano Constituyente originario y poderes constitutivos.


El poder Constituido es el conjunto de órganos e instituciones creadas por el poder
constituyente.
Viene a ser el conjunto de órganos e instituciones creadas por dicho poder.
CARACTERÍSTICAS

1. Dentro de las principales características del Poder constituido podemos


señalar las siguientes:
- Son poderes derivados de la constitución.
- Son poderes creados por el constituyente.
- Están limitados (no pueden actuar más allá de su competencia).
2. -Tiene múltiples funciones: legislativo, ejecutivo, judicial.
- Fueron creados con el propósito de gobernar.
LOS PODERES CONSTITUIDOS

En nuestra Constitución Política se reconocen tres poderes y estos son:


Legislativo, Ejecutivo y Judicial.

Los principales autores consideran el concepto de Poder Constituyente como un


elemento que fundamenta la existencia de un sistema político

PODER CONSTITUYENTE: En el estado constitucional el sujeto titular del Poder


Constituyente es el pueblo.
El Poder Constituyente tiene tres características básicas:

 Único
 Extraordinario
 Ilimitado
CLASES DE PODER CONSTITUYENTE

El Poder Constituyente Originario: es aquel que funda un Estado o que cambia la


constitución de un Estado luego de una Revolución.

El Poder Constituyente Derivado: Es aquel cuyo ejercicio está regulado y limitado


por el poder constituyente originario a través de la Constitución.

La principal diferencia entre Poder Constituyente y Poder Constituido es que el


primero se encuentra en un nivel superior al segundo. El Poder Constituyente
engendra al Poder Constituido.

6.5.- Fuentes Históricas


Son todos los acontecimientos, documentos, vestigios que en su momento
encerraron una norma o ley jurídica y que le sirve al legislador para crear nuevas
leyes. por ejemplo: las leyes de indias, el código de Hammurabi, la declaración de
los derechos del hombre y el ciudadano de 1789, etc

ACTIVIDADES DE APRENDIZAJE

1. Resumen en libreta de unidad.


2. Cuadro comparativo de las diferentes fuentes del derecho, libreta y colores.
TEMA VII.- TEORÍAS DEL DERECHO
7.1.- Noción de Teoría
Teoría: conocimiento meramente especulativo sobre una rama del saber o acerca
de una actividad.

Conjunto de leyes y principios que determinan un orden de efectos o fenómenos;


conjunto organizado de leyes científicas comprobadas y de hipótesis por
comprobar.

La teoría del derecho o teoría general del derecho es la ciencia jurídica que
estudia los elementos del derecho u ordenamiento jurídico existente en toda
organización social y los fundamentos científicos y filosóficos que lo han permitido
evolucionar hasta nuestros días.

7.2.- Misión Epistemológica y práctica de la teoría jurídica


Epistemología, proviene del griego: Episteme, que significa ciencia. Se ha
generalizado su uso, como equivalente a criteriología o a la crítica, que estudia las
condiciones posibilidades, origen, valor y límites del conocimiento humano.

Gran parte del debate en este campo se ha centrado en el análisis de la


naturaleza del conocimiento y cómo se relaciona con las nociones relacionadas
como la verdad, creencia y justificación.

El término fue introducido por el filósofo escocés James Frederick Ferrier (1808-
1864).El campo se refiere a veces como la teoría del conocimiento. (Ramas de La
Filosofia)

La epistemología, como teoría del conocimiento, se ocupa de problemas tales


como las circunstancias históricas, psicológicas y sociológicas que llevan a la
obtención del conocimiento, y los criterios por los cuales se le justifica o invalida,
así como la definición clara y precisa de los conceptos epistémicos más usuales,
tales como verdad, objetividad, realidad o justificación. La epistemología encuentra
ya sus primeras formas en la Grecia Antigua, inicialmente en filósofos como
Parménides o Platón.

Mario Bunge, filósofo de la ciencia, nos dice que la investigación científica obtiene
verdades parciales y es capaz de corregirse a sí misma. Nos dice que la única
crítica que debe recibir la ciencia es la interna, lo que implica necesariamente, que
los críticos de determinadas teorías científicas, antes de criticarlas, deben
estudiarlas.

La epistemología jurídica entra en la reflexión sobre el conocimiento del derecho,


se trata de dilucidar si este conocimiento es posible, qué forma o estructura ha de
tener, cuáles son sus maneras de presentarse en las sociedades, etc. Una
epistemología es un método de conocer, es un método de conocimiento; si
queremos sistematizar un conocimiento sobre el derecho debemos sistematizar el
método de obtenerlo; esta cuestión es importante porque ha marcado a lo largo de
la historia los diferentes modelos de conocimiento sobre el derecho, dicho de otra
manera, el derecho ha tenido diferentes epistemologías a lo largo de la historia,
las más importantes han sido el Derecho natural y el positivismo jurídico. El
Derecho natural es el primer modelo epistemológico y tiene su desarrollo desde
los griegos hasta el nacimiento del mecanicismo a finales del siglo XVII o
comienzos del XIX, el positivismo sigue el modelo epistemológico científico. El
primer modelo es un modelo metafísico y por ello presta mucha atención al
derecho ideal, mientras que el segundo es un modelo físico y hace mucho
hincapié en la medición y valoración de los hechos relacionados con el derecho.

7.3.- Diversas Teorías acerca del Derecho

Teoría del Escepticismo: Niega la existencia del sistema jurídico. Que el


Derecho carece de base y autoridad moral, fundamento jurídico que solo tiene
autoritarismo y fuerza Estatal.

Los sofistas sostenían que el Derecho es lo que conviene al más fuerte y


que no tiene autoridad intrínseca.
Niegan que el Derecho tenga un criterio absoluto de justicia universal.

Teoría Realista: El Derecho se fundamenta, en el sentimiento de respeto a la


autoridad.

El escepticismo y Realista, se desechan mutuamente; en la conciencia de lo


justo y la justicia.

Teoría del Historicismo:

I. El Derecho tiene más fundamento, que la conexión de los hechos.


II. El Derecho, tiene una relación con los factores precedentes.
III. Considera al Derecho como hecho, proceso colectivo social.
IV. Tiene tres corrientes: a) historicismo filosófico, b) historicismo político
y c) historicismo jurídico.

Defecto del Historicismo: a) Se concentra en la valorizacion del hecho, b) No


valora, lo justo o injusto, c) Es indiferente a lo bueno o malo.

Teoría del neologismo: Su idea consiste en resolver el problema intrínseco del


Derecho, La divinidad fuente del bien y la justicia.

Teoría del Derecho: Bergbohm, Merkel y Bierling, creadores de la Teoría del


Derecho, dicen: El fin de esta teoría es definir el Derecho (Se excluyen las
ramas jurídicas especiales.

Es marco doctrinal: Entre noción universal del Derecho y los conceptos jurídicos
fundamentales

La teoría del Derecho es: La ordenación metódica y sistemática de los


conceptos jurídicos fundamentales comunes a todos los sistemas jurídicos
7.4.- Perspectivas de las teorías del Derecho
ACTIVIDADES DE APRENDIZAJE
Ensayo acerca de la práctica jurídica en México. Dos cuartillas, a computadora,
Arial 12, 2 fuentes de información.

Lectura del Libro opinión personal en libreta del libro “El jurista y el simulador del
derecho” de Ignacio Burgoa.
TEMA VIII.- CONCEPTO JURÍDICOS FUNDAMENTALES

8.1.- Definición de Concepto jurídico fundamental


Son instrumentos imprescindibles del jurista y del legislador para pensar y resolver
cualquier problema jurídico.

GARCÍA MAYNEZ: Categorías o nociones irreductibles en cuya ausencia


resultaría imposible entender un orden jurídico cualquiera.

ROJINA VALLEGAS: Son aquellos que intervienen como elementos constantes y


necesarios en toda relación jurídica, es decir, en toda forma de conducta jurídica
que se produce por la aplicación de la norma de derecho a los casos concretos.

RAFAEL PRECIADO HERNÁNDEZ: Los denomina datos formales que


constituyen elementos de la estructura lógica de la norma, son verdaderas
categorías jurídicas sin las cuales no es posible pensar en las normas de derecho
ni en un ordenamiento jurídico. Si se prescinde de estas nociones, no es posible
planear un orden jurídico cualquiera.

8.2.- Explicación del origen de ellos.


1. En todo derecho intervienen los conceptos jurídicos fundamentales
2. Sin ellos no se puede abordar un problema jurídico.
3. Todas las ramas de derecho parten de los conceptos.

8.3.- Conceptos jurídicos fundamentales, de acuerdo con dos


teorías jurídicas actuales
FRANCISCO PENICHE: 2 clases de conceptos:

 Generales: Aplican a todas las ramas de derecho. Ej.: sanciones.


 Particulares: Se aplican solo a determinadas ramas. Ej.: daños y perjuicios.

PRECIADO HERNÁNDEZ:
 Naturaleza formal: constituyen elementos de la estructura lógica de las
normas de las normas, como son los conceptos de supuestos jurídicos y
consecuencias de Derecho, derecho subjetivo, deber jurídico y sanción.
 Naturaleza real: elementos igualmente esenciales que constituyen el
contenido permanente de la propia norma jurídica como son la autoridad,
coerción, fin de justicia, autoridad.
Conceptos jurídicos:
- Sujeto
- Supuesto
- Relación jurídica
- Objeto
- Consecuencia
- Derecho subjetivo
- Deber
- Sanción

MARIO ALVAREZ:

Fundamentales: persona jurídica, capacidad, personalidad, derecho subjetivo,


deber jurídico, delitos, sanción, ilícito, norma, supuesto, hecho jurídico, acto
jurídico y consecuencias.
Complementarios: competencia, responsabilidad y obligación.

ROJINA VILLEGAS:
- Fundamentales:
a) son comunes a todo derecho
b) necesarios y constantes
- Históricos o contingentes:
a)dependen del derecho positivo
b)no son ni necesarios en la estructura normativa ni constantes
c) aparecen de acuerdo a las necesidades de las épocas
Conceptos jurídicos:
- Supuestos jurídicos
- Consecuencias
- Cópula “deber ser”
- Sujetos
- Objeto
- Relación jurídica

HANS KELSEN:

“Bajo determinadas condiciones un sujeto llamado A debe observar cierta


conducta, si no la observa, el sujeto B (órgano del Estado) le va a aplicar
determinada coacción o sanción.”

Conceptos jurídicos:
- Supuesto Jurídico
- Sujetos
- Sanción / Coacción
- Deber jurídico
- Derecho subjetivo
- Objeto

CARLOS COSSIO:

“Dado un hecho, debe ser la prestación por alguien obligado frente a alguien o si
es la no prestación debe ser la sanción a cargo de un órgano obligado por la
pretensión de la comunidad.”
Conceptos jurídicos:
- Hecho
- Deber ser
- Prestación
- Sujetos
- Sanción

GARCÍA MAYNEZ:
Conceptos jurídicos:
- Sujetos
- Supuestos

- Consecuencias: creación, transmisión, modificación, extinción de derechos


subjetivos o deberes jurídicos.

LEGAZ Y LACAMBRA:

La relación jurídica es un vínculo creado por normas jurídicas entre sujetos de


derecho nacidos de un determinado hecho que origina situaciones jurídicas
correlativas de facultades y deberes, cuyo objeto son ciertas prestaciones
garantizadas por la aplicación de una consecuencia coactiva o sanción.
Conceptos Jurídicos:
- Sujeto
- Supuesto (hechos)
- consecuencia
- Sanción
- Objeto (prestación)
- Deber jurídico
- Facultades (D. Subjetivo)
8.4.- Relación entre los conceptos que derivan de la escritura
jurídica de la norma.
 En derecho para resolver problemas se necesitan normas jurídicas.
 Es el supuesto con el cual trabaja la norma jurídica.

MANUEL OSSORIO: Significación lógica creada según ciertos procedimientos


instituidos por una comunidad jurídica y que, como manifestación unificada de la
voluntad de ésta, formalmente expresada a través de sus órganos e instancias
productoras regula ;a conducta humana en un tiempo y lugar definido,
prescribiendo a los individuos frente a determinadas circunstancias
condicionantes, deberes y facultades, y estableciendo uno o más sanciones
coactivas para el supuesto de que dichos deberes no sean cumplidos.
ACTIVIDADES DE APRENDIZAJE

Elaborar cuadro sinóptico en libreta acerca de los conceptos jurídicos


fundamentales.
TEMA IX.- TEORÍA JURÍDICA
9.1.- Método y técnica
Se entiende por Técnica Jurídica al estudio de los problemas relacionados con la
aplicación del derecho objetivo a casos concretos

Método Jurídico es el proceso lógico que permite relacionar las dimensiones


jurídicas y está orientado tanto a la adquisición, sistematización, y transmisión de
conocimientos jurídicos como a la solución de conflictos en el ámbito del derecho.
Se trata de una forma de acceso a la realidad jurídica

9.2.- Noción de Interpretación jurídica o hermenéutica


El término hermenéutica proviene del verbo griego (jermeneueien) que significa
interpretar, declarar, anunciar, esclarecer y, traducir. Significa que alguna cosa es
vuelta comprensible o llevada a la comprensión. Se considera que el término
deriva del nombre del dios griego Hermes, el mensajero, al que los griegos
atribuían el origen del lenguaje y la escritura y al que consideraban patrono de la
comunicación y el entendimiento humano, este término originalmente expresaba la
comprensión y explicación de una sentencia oscura y enigmática de los dioses u
oráculo, que precisaba una interpretación correcta.

La hermenéutica intenta descifrar el significado detrás de la palabra.

HERMENÉUTICA JURÍDICA: En general es un método, técnica o ciencia


(dependiendo de quien la defina) que tiene como fin la interpretación de textos
poco claros.

Todo mensaje requiere ser interpretado, entre ellos los mandatos de las normas
jurídicas, pero no es fácil lograr la correcta interpretación, si no se cuenta con
reglas precisas y claras, metódicas y sistemáticamente establecidas. Es
precisamente éste hecho del que se ocupa la “HERMENÉUTICA JURÍDICA” que
se ocupa de establecer los principios elaborados doctrinaria y
jurisprudencialmente, para que el intérprete pueda efectuar una adecuada
interpretación de las normas jurídicas.

La Hermenéutica brinda herramientas, guías, que van a auxiliar al juzgador para


hacerle la labor más fácil y equitativa posible.

9.3.- Métodos y técnicas en diversas escuelas de interpretación.


El método es el conjunto de pasos a seguir para alcanzar un determinado fin; el
camino que se traza para lograrlo. Actuar metódicamente permite saber lo que se
busca; el fin que se trata de alcanzar; y conocer la mejor manera de lograr el
objetivo propuesto.

Por la vinculación que existe entre el método y la técnica, es frecuente que se les
equipare. Sin embargo, como lo apunta Rafael Bielsa, hay una diferencia
conceptual entre uno y otra, pues el método es el camino elegido para realizar una
tarea o una obra, en tanto que la técnica es el instrumento de elaboración o
realización. En palabras de Walter Arellano, el método tiene que ver con la
estrategia utilizada para alcanzar un fin; en cambio, la técnica atiende
específicamente a los elementos, instrumentos, mecanismos o herramientas que
al efecto se apliquen.

Cuando se tiene necesidad de desentrañar el sentido de una norma, legal o


contractual, porque hay desacuerdo con su contenido, el intérprete lo hace
recurriendo a diversos métodos y técnicas que le permitan encontrar el significado
de la disposición, pues de ese modo tendrá los elementos para resolver la
controversia planteada con motivo de la discrepancia surgida a propósito del
alcance de la ley o de la estipulación. Aunque pudiera decirse, como lo hace una
gran número de tratadistas, que el camino de la interpretación debe partir del texto
de la ley o de los pactos, lo cual en cierta medida es válido porque constituye un
elemento objetivo, real, que se tiene al alcance; no obstante, la realidad también
muestra que no siempre los términos de aquéllos tienen la claridad y precisión que
se requiere para encontrar en ellos su significado y alcance, así como el propósito
buscado por el legislador que aprobó la norma o por los contratantes que
intervinieron en la relación negocial.

Ciertamente que la ambigüedad, la oscuridad, lo confuso del texto, es lo que en


múltiples ocasiones obliga a buscar el verdadero sentido de aquél. De manera
preponderante, la diferencia planteada por el destinatario de la norma con
respecto al alcance de esta última, es lo que impone la tarea interpretativa de
quien debe resolver la contienda surgida con motivo de esa discrepancia.

Debe establecerse que la interpretación no es ajena a los textos que puedan


estimarse claros, ya que en múltiples casos la supuesta claridad no coincide con la
voluntad real de los contratantes y entonces alguno de ellos o ambos cuestionan
el contenido del pacto, en cuyo caso, el juez se encuentra obligado a realizar la
actividad interpretativa conducente.

Es obvio que la conclusión de que un texto resulta claro y que coincide con la
intención de sus autores, supone que ya se ha efectuado la interpretación, por lo
que esta no es refractaria a la claridad ni tampoco privativa de los textos oscuros,
confusos o ambiguos, aunque se reconozca que la mayor incidencia de conflictos
en los que el juzgador debe decidir sobre la disputa por el significado de las
estipulaciones se encuentra en estos últimos, es decir, cuando surge el choque
entre los diferentes sentidos o alcances que los interesados le dan a una cláusula
contractual, a una disposición testamentaria o a una norma legal y, de ese modo,
pretenden su aplicación.

En opinión de Jordano Barrea y Grassetti, el aforismo in claris no fit interpretatio


es, en términos absolutos, radicalmente falso. Encierra una petición de principio,
pues para determinar si una cláusula aparentemente clara lo es en verdad, hay
que haberla interpretado antes.

El brocardo, rectamente entendido, presupone ya acabada la tarea hermenéutica.

Es precisamente esa variedad de sentidos o de significados que puede atribuirse a


los pactos, la que permite afirmar que los criterios interpretativos deben ser de
diversa naturaleza, ya que igual puede hallarse el verdadero significado normativo
en el texto de una disposición, que en las circunstancias imperantes en el
momento en que aquella surgió; en las causas que originaron su nacimiento; en la
finalidad buscada con la misma; o en el contexto normativo al que pertenece.

El contenido del método interpretativo no es ajeno a la escuela o movimiento


interpretativo, como tampoco a la teoría jurídica ni a la tradición legal que el
intérprete adopte o sostenga. Por ello, hay métodos de características humanistas,
formalistas, sociológicas, etc., que responden a inclinaciones iusnaturalistas,
positivistas, exegéticas, realistas, etc.

Sin duda que no puede, a priori, sostenerse que un método de interpretación es


mejor o de menor importancia que otro, ni que se excluyan entre sí, toda vez que
la elección de alguno de ellos depende de las circunstancias propias de cada caso
que exige la tarea interpretativa y de la naturaleza del problema planteado,
además de que es válido utilizar uno o varios criterios que conduzcan a descubrir
el verdadero sentido de la ley o de los pactos.

Con mucha razón se afirma que las mayores cuotas de seguridad jurídica que se
alcanzan en un Estado de derecho, no surgen tanto cuando existe un extremado
respeto formal hacia el principio de legalidad, sino primordialmente cuando la tarea
hermenéutica y de aplicación del derecho realizada por los tribunales y los
órganos de la administración pública está marcada por la vinculación y sujeción a
los métodos y cánones interpretativos generalmente admitidos.

Ello lo explica Manuel Atienza, señalando que es a través de las técnicas


interpretativas como se llega y se justifica una decisión interpretativa. De ahí la
gran importancia que tiene saber cómo se soporta la decisión y cuáles argumentos
se esgrimen en su favor, porque en esa medida resultará aceptable o razonable.

Esa es la trascendencia que tienen en la labor de interpretación de las normas y


de los actos negociales, los métodos respectivos. “La gran utilidad que
desempeñan los métodos tradicionales de interpretación es la de contribuir a una
argumentación y motivación jurídica mucho más sólida y profunda cuando se
sustenta determinada decisión judicial o posición dogmática respecto al sentido de
la norma jurídica.

Toda sentencia judicial o un procedimiento científico sobre la ley descansa en la


racionalidad del planteamiento que sólo puede compartirse y llegar al consenso si
es consecuencia del empleo de los métodos de interpretación.”

Diversos métodos interpretativos

Interpretación gramatical o literal

Este método, denominado por algunos como exegético, se propone encontrar el


sentido de una norma o de una cláusula en el texto de las mismas. Es decir, a
partir de su literalidad, se atribuye un significado a los términos empleados en la
redacción por el legislador o por los con tratantes. Con ayuda de las reglas
gramaticales y del uso del lenguaje, se indaga el significado de los términos en
que se expresa una disposición normativa.

Dicho significado suele coincidir con el lenguaje general empleado por los
miembros de la comunidad, aunque en ocasiones es menester atender al lenguaje
técnico que utiliza la norma jurídica.

Kart Larenz sostiene que toda interpretación de un texto ha de comenzar con el


sentido literal, en la medida que sea capaz de fijar definitivamente el significado de
una expresión. El enlace con el uso general del lenguaje es el más evidente,
porque se puede aceptar que aquel que quiere decir algo, usa las palabras en el
sentido que comúnmente son entendidas. El legislador se sirve del lenguaje
general porque y en tanto se dirige a los ciudadanos y desea ser entendido por
ellos.

Sin embargo, como advierte Víctor Manuel Rojas Amandi, la generalidad y


abstracción de la ley, propia de los países que forman parte de la familia del nuevo
derecho románico, a la que pertenece el sistema jurídico mexicano, le dejan a la
jurisprudencia y a la doctrina jurídica
la definición de la mayoría de los conceptos legales. Eso explica, en su opinión,
que muchas de las palabras de la ley, que se deben entender en su significación
técnico-jurídica, tengan otro significado en el lenguaje común.

La interpretación gramatical, imprescindible porque busca el significado de un


determinado lenguaje jurídico, presenta el siguiente problema: ante la posibilidad
de otorgar a una palabra o a una expresión un sentido literal individual u otro que
vaya acorde al contexto en que se contiene, ¿cuál debe preferirse?

La conexión de significado de la ley determina, en primer lugar, que se


comprendan de la misma manera las frases y palabras individuales; pero al mismo
tiempo, la comprensión de un pasaje del texto es codeterminado por su contenido.
Entre varias interpretaciones posibles según el sentido literal, adquiere preferencia
aquella que posibilita la percepción objetiva con otra disposición, con tal que
pueda admitirse una concordancia objetiva entre los preceptos legales singulares.

Por otra parte, la Doctora Gisela María Pérez Fuentes plantea que, aunque el
punto de partida de toda actividad interpretativa de un documento, deba ser la
letra cuando haya sido redactado por escrito, de aproximación teórica todas
maneras cabe preguntar qué sucede si ha existido un acuerdo verbal. En los
contratos verbales, se responde dicha autora, la interpretación deberá ir precedida
de una tarea probatoria, de fijación de las declaraciones que podrán asimilarse a
la letra, a través de la prueba testifical.

Obviamente que la interpretación gramatical es aplicable cuando se ha elaborado


un escrito cuyo contenido presenta discusión; si se trata de un acuerdo verbal,
más allá del problema probatorio que entraña, la interpretación necesariamente
debe atender a otros criterios, precisamente porque no hay un texto al que deba
asignársele el alcance de su contenido.

La interpretación literal no siempre se reduce a otorgar un significado a partir de lo


que gramaticalmente expresa un texto, ya que precisamente la necesidad de
interpretarlo surge de la ambigüedad o confusión que presenta su redacción o,
sencillamente, de la controversia que sobre su alcance se plantea.
Dada la multiplicidad de significados que puede tener un texto, su interpretación
puede presentar como variantes la interpretación restrictiva y la interpretación
extensiva.

La interpretación restrictiva, que constriñe el alcance normativo de una disposición


para aplicarla a casos específicos y limitados, como enseña Rojas Amandi, puede
entenderse en varios sentidos: a) la interpretación que trata de respetar la
voluntad del legislador y su texto de la manera más fiel posible; b) la que acota el
significado de los términos del texto legal a su menor ámbito material de validez
posible; y c) la reducción de la letra de la ley a su significado más seguro y
aceptado por todos o por muchos, por igual, en el ámbito de los especialistas del
derecho.

La interpretación extensiva, en cambio, consiste en ampliar el significado de un


texto para aplicarlo a situaciones que no se encuentran comprendidas claramente
en los términos literales de la norma.

La interpretación literal, en general, tiene diversos instrumentos para realizarla,


que implican un razonamiento más allá de la simple lectura.

Entre ellos se encuentran los argumentos lingüístico y a contrario.

En el argumento lingüístico, según afirma Rodolfo L. Vigo, se invoca el lenguaje en


sus diferentes dimensiones: semántica, sintáctica o pragmática. Lo cotidiano es
que se atienda al lenguaje ordinario o de uso corriente, pero en ocasiones habrá
qué acudir al lenguaje jurídico, tanto el que utiliza la norma como el que
construyen los juristas, sean doctrinarios o juzgadores. En cualquiera de los
casos, la construcción de los textos y el significado de las palabras por sí o el que
le reconocen los miembros de una determinada comunidad, se sustentan
fundamentalmente en el lenguaje, en el alcance textual de la norma o de la
estipulación.

De ahí se deriva la distinción de la interpretación literal en interpretación semántica


e interpretación sintáctica.
La interpretación semántica se ocupa del sentido de las palabras comprendidas en
el texto. “Si la palabra presenta diferentes acepciones, la misión de la
interpretación es optar por el significado habitual y concreto del vocablo, de los
diversos que pueda tener, tomando en cuenta también los usos lingüísticos del
término, así como de su probable acepción específica en el lenguaje jurídico”.

La interpretación sintáctica se ocupa de encontrar el sentido de un enunciado


completo, en su construcción, “con arreglo a la relación que guardan entre sí el
sujeto y el predicado, el carácter adversativo, concesivo, disyuntivo, copulativo,
etc., de las conjunciones, la colocación del pronombre o del adverbio, etc.”

El argumento a contrario se basa en la presunción de que si el legislador ha


regulado expresamente una hipótesis, entonces esa regulación se refiere a dicha
hipótesis y sólo a ella, rechazándose su aplicación a cualquier caso distinto al
expresamente contemplado por el legislador. Esto es, si la norma se hace
únicamente, de manera exclusiva, para una determinada situación, de ese modo
queda abortada la posibilidad de extender la solución jurídica a una situación
diferente a la expresamente prevista por la disposición.

Es decir, como afirma Tarello, dado un enunciado normativo que predica una
calificación normativa de un término perteneciente a un enunciado destinado a un
sujeto o una clase de sujetos, se debe evitar extender el significado de aquel
término de tal modo que comprenda a sujetos o clases de sujetos no estricta y
literalmente incluidos en el término calificado por el primer enunciado.

El argumento a contrario es considerado un instrumento de la interpretación literal,


en cuanto que la actividad interpretativa llevada a cabo no se sale fuera del texto a
interpretar, pues se trabaja exclusivamente en un nivel lingüístico, además de que
supone el respeto de la letra, que se convierte en la única guía para la atribución
de significado.

Cierto es que, tratándose del argumento a contrario, la actividad de interpretación


del juzgador queda constreñida al texto que se interpreta; sin embargo, aunque
este argumento guarde estrecha relación con la textualidad de una norma, porque
opera en contextos dondedebe haber al menos algún pronunciamiento expresado
en una norma, ello no es obstáculo para afirmar que el silencio del legislador es
condición para la aplicación de este argumento, precisamente porque requiere de
una norma expresamente formulada y de un supuesto sobre el cual no existe
regulación explícita. El resultado será la afirmación de que ese supuesto no
regulado queda fuera del ámbito de protección de la norma formulada.

Esta interpretación literal se plasma en el artículo 14, último párrafo, de la


Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, el cual exige que en los
juicios del orden civil, la sentencia definitiva debe ser conforme a la letra o a la
interpretación jurídica de la ley; al igual que en el artículo 1302 del Código Civil
Federal, para los testamentos, según el cual, toda disposición testamentaria
deberá entenderse en el sentido literal de las palabras, a no ser que aparezca con
manifiesta claridad que fue otra la voluntad del testador; y en el artículo 1851 del
último ordenamiento legal citado, mismo que dispone que si los términos de un
contrato son claros y no dejan duda sobre la intención de las partes, se estará al
sentido literal de sus cláusulas.

Interpretación sistemática

Esta interpretación es la que busca extraer del texto de la norma un enunciado


cuyo sentido sea acorde con el contenido general del ordenamiento al que
pertenece. Procura el significado atendiendo al conjunto de normas o sistema del
que forma parte.

Un precepto o una cláusula deben interpretarse no de manera aislada, sino en


conjunto con los demás preceptos o cláusulas que forman parte del ordenamiento
o del negocio en cuestión.

La razón es que el sentido de una norma no sólo está dado por los términos que la
expresan y su articulación sintáctica, sino por su relación con las otras normas.

Antonio Piccato opina que las normas jurídicas no pueden ser comprendidas fuera
del contexto al que pertenecen; el sentido de un enunciado normativo muchas
veces se ve completado por otros enunciados pertenecientes al mismo
ordenamiento o a uno distinto, por lo que en rigor la interpretación de las normas
jurídicas no puede hacerse sobre la base del aislamiento de los enunciados. Para
obtener una regla de derecho completa es preciso hacer una compleja travesía
constructiva por muchos enunciados, es decir, por muchas normas.

La explicación de esta vinculación entre una norma y las demás del mismo
ordenamiento o entre una cláusula y el resto del contrato, se encuentra en que las
primeras, que forman parte de un todo, no pueden tener un significado distinto de
las demás y mucho menos contradictorio, pues el conjunto de preceptos o de
estipulaciones no se concibe como una simple acumulación o agregado de
disposiciones, sino como un verdadero y propio sistema; por lo que la
interpretación sistemática conduce a entender la norma particular en función del
contexto general y de manera conforme a este último.

El intérprete debe atribuir a una norma, cuyo significado sea dudoso, un sentido
congruente con las prescripciones que establecen otras normas del sistema. Por
lo tanto, al juez corresponde justificar el vínculo sistémico que existe entre la
norma a la que atribuye significado y las del sistema que la circundan.

El sistema jurídico tiene una lógica interna propia; en primer lugar, porque las
normas forman un sistema que obtiene su coherencia del diseño racional realizado
por el legislador y de los principios que, como consecuencia de ser un producto
racional, lo gobiernan; y, en segundo lugar, porque posee una coherencia
intrínseca y objetiva que justifica acudir a unos preceptos para aclarar el
significado de otros dudosos.

En el caso del contrato, éste es un conjunto orgánico y no una simple suma de


cláusulas; es decir, cada estipulación se vincula a la anterior y, a su vez, es
derivación y efecto de la misma y de la propia naturaleza del negocio jurídico que
se celebra; por lo que existe una conexión lógica entre las distintas partes, que
conduce a un análisis conjunto.

Esa interpretación sistemática en ocasiones nos lleva a la construcción del


derecho, cuando en un sistema jurídico determinado, se encuentren enunciados
particulares carentes de algún elemento que les otorgue la claridad suficiente para
determinar su alcance dispositivo, en cuyo supuesto es necesario acudir a los
demás enunciados para complementar el o los incompletos o confusos.

Más aún, la interpretación sistemática se apoya no sólo en la conexión material


entre los preceptos y en las razones lógicas que apelan a la unidad íntima de
conexión de los apartados de un artículo, sino también en “…las razones
históricas o los antecedentes doctrinales.” Tarello sostiene que la interpretación
sistemática es aquella que intenta dotar a un enunciado de comprensión dudosa,
de un significado sugerido, o no impedido, por el sistema jurídico del que forma
parte.

La doctora Gisela María Pérez Fuentes afirma que: “El criterio sistemático se
concreta en: 1º Superación de antinomias, 2º Determinación de las disposiciones
de carácter principal frente a las accesorias y, 3º La sistematicidad abarca no sólo
la armonía de las cláusulas sino de otros contratos relacionados cuando todos
ellos se celebren para conseguir una finalidad económica unitaria”.

La utilidad del método sistemático es que evita las contradicciones entre las
diversas normas de un sistema jurídico y las entiende como partes de un todo
normativo. Como diría Hegel, la concepción del método sistemático supone que la
verdad está en el todo y no en las partes.

Una de las consecuencias importantes de caracterizar un ordenamiento jurídico


como un sistema, es la de que no pueden coexistir en su seno normas
incompatibles o contradictorias, es decir, no cabe la posibilidad de antinomias.

Sin embargo, como lo anterior es una situación ideal que en muchas ocasiones se
ve negada por la realidad, en virtud de que en los hechos sí surgen
contradicciones de normas, entonces se hace necesario resolver la
incompatibilidad o contradicción existentes.

Para restaurar la coherencia del sistema y la racionalidad del legislador, hay tres
reglas clásicas para resolver las antinomias: el criterio jerárquico (la norma
superior prevalece sobre la inferior); el criterio cronológico (la norma posterior
prima sobre la anterior); y el criterio de la especialidad (la ley especial deroga a la
general).

No siempre dichos criterios resuelven los casos de antinomia, pero como la


incompatibilidad de normas no puede ser tolerada, hay que recurrir a otros
argumentos que se enmarcan dentro de la interpretación sistemática, pues
atienden a la coherencia del sistema, a la ubicación de la norma en el
ordenamiento y a las conexiones con las demás normas. Surgen así los
argumentos a cohaerentia, a rúbrica, sedes materiae y sistemático en sentido
estricto. De igual manera, los argumentos de jerarquía, plenitud y economía se
agregan como instrumentos del método sistemático.

Lo que se afirma realmente cuando se proclama el carácter sistemático del


derecho, comenta Benito de Castro Cid, es, de un lado, que no pueden subsistir
contradicciones efectivas entre las normas y, de otro, que ha de darse
inevitablemente una relación mutua de complementariedad entre ellas,
contribuyendo armónicamente todas las normas al logro de los objetivos sociales
que intenta realizar cada Derecho.

El argumento a cohaerentia es aquel por el que dos enunciados legales no pueden


expresar dos normas incompatibles entre ellas, por lo que sirve tanto para
rechazar los significados de un enunciado que lo hagan incompatible con otras
normas del sistema, como para atribuir directamente un significado a un
enunciado, que lo haga lo más coherente posible con el resto del ordenamiento.

La visión sistemática del orden jurídico impone la necesidad de resolver


antinomias si las mismas se advierten, pues los elementos de un sistema no
pueden estar en contradicción y si alguno de ellos no cumple con tal postulado, se
impone eliminar una de las soluciones o encontrar su armonización.

El argumento a rúbrica consiste en atribuir a un enunciado un significado sugerido


por el título o rúbrica que encabeza el grupo de artículos o cláusulas en que aquel
se encuentra.
El argumento sedes materiae es aquel que por la atribución de significado a un
enunciado dudoso se realiza a partir del lugar que ocupa en el contexto normativo
del que forma parte, ya que se piensa que la localización topográfica de una
disposición proporciona información sobre su contenido.

El argumento sistemático en sentido estricto es aquel que para la atribución de


significado a una disposición, tiene en cuenta el contenido de otras normas, su
contexto.

El orden jerárquico de las normas; la obligación de los tribunales de resolver toda


controversia aún en ausencia de disposición legal expresa sobre el caso; y la
conveniencia de evitar duplicidades, redundancias o reiteraciones, también son
argumentos que forman parte del método sistemático.

Es precisamente el principio de la interpretación sistemática el que inspira la


disposición según la cual, las cláusulas de los contratos deben interpretarse las
unas por las otras, atribuyendo a las dudosas el sentido que resulte del conjunto
de todas.

Interpretación histórica

La interpretación histórica estudia los contextos anteriores que puedan influir en el


entendimiento actual de las normas. Como afirma Larenz, a veces las
perspectivas gramatical o sistemática dejan abiertas ciertas interrogantes que se
reducen a la pregunta: ¿qué quería el legislador al crear la norma? Con ello
llegamos al elemento “histórico” de la interpretación, el cual ha de tenerse en
cuenta al averiguar el sentido, normativamente decisivo, de la ley.

De manera relevante, la intención reguladora del legislador y las decisiones


valorativas por él encontradas para conseguir manifiestamente esa intención,
siguen siendo una pauta vinculante para el juez, incluso cuando acomoda la ley -
por la vía de la interpretación teleológica o por la vía del desarrollo del derecho- a
nuevas circunstancias no previstas por el legislador, o cuando la complementa.
Imer B. Flores Mendoza opina que el método histórico es congénito a la Escuela
Histórica Alemana y que tiene como punto de partida ya no la ley sino al
legislador, o mejor dicho su voluntad como representante de la volkgeist o espíritu
del pueblo.

El correspondiente argumento del método histórico sirve entonces para justificar la


atribución de significado a un enunciado, que sea acorde con la forma en que los
distintos legisladores a lo largo de la historia han regulado la institución jurídica
que el enunciado actual regula. Es decir, el argumento histórico se encarga de
explicar una determinada regulación jurídica por sus orígenes y el modo en que
fue desarrollándose a través del tiempo.

Esta interpretación histórica puede ser estática o dinámica.

La interpretación estática es la forma tradicional o usual de entender una


institución o figura jurídica. Aunque el legislador elabore nuevas normas, se
entiende que su intención es no apartarse del espíritu que tradicionalmente ha
informado la naturaleza de la institución jurídica que actualmente ha regulado.

Ante la duda sobre el significado de un enunciado, el juez justifica su solución


argumentando que esa es la forma en que tradicionalmente se ha entendido la
regulación.

La interpretación dinámica o evolutiva consiste en tomar la historia de las


instituciones jurídicas como una tendencia hacia el futuro, con carácter
progresista; como un proceso de cambio continuo, en evolución, o como un
proceso irregular, con rupturas y cambios en las circunstancias que impiden
entender las reglas actuales con los criterios proporcionados por regulaciones ya
derogadas.

Cualquiera de las dos vertientes, estática o dinámica, parte de la base de que el


legislador no solo es una asamblea colectiva, históricamente mutable, vigente en
el período de duración de cada legislatura, sino un ente racional que se mantiene
a lo largo del tiempo, que participa en la creación de una ley que no solo es
aplicable a un espacio temporalmente acotado, sino que va más allá de quienes
en ese momento integran la asamblea legislativa, aunque posteriormente haya
variación de criterios por el cambio de circunstancias.

En suma, la interpretación histórica consiste en asignar significado a una norma


“atendiendo a los precedentes existentes, empezando por los inmediatos”. Así
entendida, esta interpretación es realizada por los jueces sobre la base de alguno
o algunos casos resueltos con anterioridad, en los que se haya interpretado una
norma bajo los mismos razonamientos. De ese modo, si la interpretación de una
norma es consecuente con la manera en que legisladores y jueces han entendido
históricamente el alcance de la regulación de dicha norma, se sientan las
condiciones para que “los destinatarios puedan conjeturar las consecuencias
normativas derivadas de la actualización del supuesto previsto en esa norma”,
como afirma Rodolfo Vázquez.

Para la interpretación es relevante la evolución que ha experimentado la


significación de la ley desde su inicio de vigencia hasta la actualidad, de lo cual
queda testimonio en la jurisprudencia y en la doctrina.

Con este método de interpretación, opina Rojas Amandi, se busca evitar


consecuencias jurídicas indeseadas, con ayuda de la experiencia que aportan los
criterios de interpretación de la misma ley y que se han adoptado durante su
vigencia en la misma jurisdicción a la que dicha ley pertenece.

En los contratos, para determinar la significación que tienen, el intérprete debe


conocer los antecedentes del pacto, reflejados en la situación jurídica, económica
o social en que las partes se encontraban al momento de celebrarlo, así como la
manera en que el contrato fue celebrado, es decir, los actos preliminares o
preparatorios, al igual que la conducta observada por las partes en su ejecución.

Resulta importante determinar la significación que las partes otorgan a las


estipulaciones con su conducta de cumplimiento o ejecución de lo pactado.

Al mismo tiempo, es menester considerar en la labor interpretativa de los


negocios, la regulación normativa del contrato en los diversos ordenamientos
legales y su evolución legal, así como los diversos criterios jurisprudenciales que
en ese lapso temporal se hubieran emitido para casos similares.

Interpretación genética

Esta interpretación se sustenta en las causas que originaron el surgimiento de la


ley o del contrato, pues es obvio que ni una ni otro se generan de la casualidad y
sin un contenido motivador específico.

La norma legal aparece para regular una situación surgida en el seno de la


comunidad, que es de interés general. Por ejemplo, el incremento de los índices
de criminalidad ordinariamente originan penas más severas; la aceptación de las
uniones maritales se presenta como respuesta al reclamo de grupos de la
sociedad interesados en ello o por la situación de hecho que se observa.

Los contratos son celebrados entre las partes por la específica necesidad o
conveniencia que tienen para transmitir y adquirir ciertos bienes o servicios, lograr
determinados recursos o resolver alguna problemática existente entre las mismas.

Esas razones que han originado el surgimiento de la ley o del contrato, en


ocasiones sirven para definir el sentido de los textos que no son claros y que
provocan controversia. Es entonces cuando aparece la interpretación genética: la
que atiende a las causas, al origen, a la motivación de la ley o de los pactos.

Aunque esta interpretación se relaciona de manera estrecha con la histórica, de


ninguna manera deben confundirse. Una considera las circunstancias
prevalecientes en el momento en que se emitió la norma, las condiciones
materiales y sociales imperantes en esa fecha, que han originado el surgimiento
de la disposición; otra, el modo como se ha entendido una norma en las distintas
épocas, esto es, su evolución.

La interpretación genética se refiere a la causa, al origen, a la motivación de la


norma; la interpretación histórica, a los precedentes legislativos y
jurisprudenciales.
La esencia del argumento genético, que es propio de este método, radica, por
tanto, en encontrar las causas motivadoras de un determinado precepto o pacto.

Es decir, el argumento genético consiste en definir el origen o gestación de una


norma o negocio, para cuya explicación se consideran los trabajos preparatorios,
debates parlamentarios, dictámenes de las comisiones, la exposición de motivos
o, en su caso, el modo en que se han comportado las partes en el proceso o en
relación al contrato celebrado.

El intérprete otorga significado jurídico a la estipulación en base a ciertas


expresiones, comportamientos o propósitos que son relevantes en el caso.

Interpretación teleológica

Esta interpretación consiste en atribuir significado a una norma o a una cláusula


atendiendo a la finalidad del precepto o del pacto. El legislador que crea la ley o
las partes que celebran el contrato se proponen uno o varios fines de los cuales
las normas o las cláusulas son un medio; por lo que la interpretación debe
realizarse teniendo en cuenta esos fines o propósitos buscados.

Lo anterior supone la búsqueda del sentido de la norma, que va más allá del
simple texto; exige encontrar la finalidad propuesta con su creación; hallar el
propósito perseguido por la misma.

Los fines que el creador de la norma intenta alcanzar son por regla general “fines
objetivos”, esto es, perceptibles, determinables y vinculados a una realidad
conocida. No se refiere a los fines subjetivos de alguna persona o de un grupo
determinado, sino a los objetivos racionales que son propios del orden jurídico
prevaleciente.

En el caso de la ley, esos propósitos podrían ser: aseguramiento de la paz y la


justa solución de los litigios; el equilibrio de una regulación en el sentido de prestar
la máxima atención a los intereses que se hallan en juego; la protección de los
bienes jurídicos y un procedimiento judicial justo; la solución de una problemática
de carácter general surgida; el mejoramiento de ciertas condiciones de interés
colectivo, etc. Al decir de Castillo Alva y Luján Túpez, la interpretación teleológica
implica relacionar el precepto con las valoraciones jurídicas, éticosociales y
político-criminales que subyacen en las normas y en el ordenamiento jurídico en
su conjunto. Importa contar con una idea general de la dependencia social del
derecho. Supone vincular la tarea hermenéutica, por encima de criterios
exclusivamente lógicos e históricos, a las estimaciones jurídicas imperantes, a la
llamada consciencia jurídica de la comunidad. Cumplen aquí un rol protagónico e
insustituible los conceptos de bien jurídico, justicia, igualdad, equidad, seguridad
jurídica y toda gama de consideraciones político-criminales.

Hay quienes, siguiendo la escuela de la jurisprudencia de intereses, estiman que


en primer lugar se debe aclarar con precisión cuáles son los intereses que
motivaron la ley, pues sólo con base en su conocimiento quedará claro cuál es el
objeto, motivo o fin de la norma. En el caso de los contratos, el propósito de lograr
la transmisión de la riqueza o el aprovechamiento de los bienes, así como la
prestación de servicios y la garantía del cumplimiento de obligaciones nos
permitirá identificar si con el contrato se pretendió la transmisión del dominio o del
uso de las cosas, la prestación de un servicio, el pago de una retribución
adecuada y proporcional, o se trató de una liberalidad; tal vez, si se buscó la
satisfacción de una necesidad particular de los contratantes, como fines concretos
buscados con la celebración del negocio contractual.

Si el texto de la norma o de la cláusula fuera ambiguo, oscuro o confuso y


generara discusión su alcance, la interpretación podría apoyarse en los fines
propuestos con su creación.

El argumento teleológico, propio de este método, se invoca precisamente para


justificar que una solución sirve a determinado fin, ya sea intrínseco al derecho o
procurado por alguna norma jurídica. El argumento teleológico “estriba en la
justificación de la atribución de un significado apegado a la finalidad del precepto,
por entender que la norma es un medio para un fin”.
El método teleológico, aunque se le considera mayoritariamente como el ubicado
en la cúspide de la hermenéutica jurídica; el más importante porque se orienta a
descubrir la finalidad de la norma y que es instrumento eficaz para resolver
conflictos sociales, lograr la paz social y organizar la vida en común; debe
manejarse sin exageraciones para no incurrir en el error de dar a la norma o a la
cláusula una finalidad que más bien sea de la preferencia personal del intérprete,
cuya valoración subjetiva podría llegar a reemplazar la valoración objetiva de la ley
o la finalidad del contrato.

Con motivo de que el método teleológico se propone encontrar la finalidad de una


norma o convención, hay quienes lo estiman distintivo de la Escuela de la
Jurisprudencia Finalista, en tanto que otros lo vinculan a la Escuela de la
Jurisprudencia de Intereses de Philip Heck.

Interpretación acorde al uso alternativo del derecho

Aunque el uso alternativo del derecho es una teoría interpretativa, ahora se alude
al método que la misma propone en la tarea hermenéutica. En virtud de que,
según esta postura interpretativa, se busca privilegiar en el plano judicial los
intereses y la práctica de aquellos “sujetos jurídicos” que se encuentran sometidos
o dominados; la interpretación debe adoptar carácter restitutorio y de
emancipación, dentro de una política jurídica o judicial ya permitida por las
posibilidades del mismo ordenamiento legal, para evitar así el personalismo o el
voluntarismo del intérprete.

El intérprete tiene que acercarse al sistema jurídico y a la investigación de los


hechos, desprendidos de sus prejuicios y de sus afectos.

Para lo anterior, el intérprete dispone de una jerarquía de fuentes establecidas por


el mismo sistema y de una metodología que se resuelve en un conjunto de reglas
técnicas que le permitirán descubrir las normas aplicables y mantener al mismo
tiempo las características de neutralidad y objetividad.

En esta tarea, el intérprete buscará la explicación adecuada de los vínculos


genéticos y funcionales que unen la superestructura de los códigos y de los
conceptos jurídicos a la totalidad social; analizará la función de las distintas
instituciones jurídicas en relación con la distribución real de poderes de la
sociedad; esto es, debe proponerse recuperar la relación existente entre normas
jurídicas y estructuras sociales.

Siguiendo ese camino, el jurista llegará a una interpretación que favorezca la


posición del sujeto en desventaja, porque el sentido que atribuya a la norma será
aquél que sea más benéfica a su débil situación social.

Interpretación analógica o extensiva

Aunque parezca un contrasentido vincular a la interpretación con la integración, en


realidad no se trata de confundir ambas figuras, sin dejar de tomar en cuenta que
para autores como Flores Mendoza, la integración jurídica es parte subsidiaria de
la interpretación jurídica.

Lo que sucede es que la analogía, que permite trasladar la solución legalmente


prevista para un caso, a otro caso distinto, no regulado por el ordenamiento
jurídico, pero que es semejante al primero, tiene una concepción tradicional, según
la cual es permitido colmar lagunas con base en la identidad de razón (la
aplicación analógica), pero también se le ha otorgado el carácter de procedimiento
interpretativo (la explicación analógica), que consiste en que el juez explica una
disposición de significado incierto, pero presente en el ordenamiento, a la luz de
otra disposición no equívoca o menos equívoca, invocando la analogía de las dos
previsiones.

“…a diferencia de la interpretación donde hay una norma jurídica aplicable al caso
concreto, en la integración de plano hay que encontrar una, ya sea porque 1. No
hay norma jurídica aplicable –caracterizada como laguna normativa-; o 2. Aunque
hay una norma, no es aplicable al caso concreto por sus particularidades –
considerada como laguna axiológica”.

La analogía, entonces, no se confunde con la interpretación extensiva, que aplica


la norma a los supuestos incluidos virtualmente y, por ende, no comprendidos
expresamente.
Se afirma por algunos autores que la interpretación integradora es una figura
creada por la doctrina alemana para llenar el vacío que representa la ausencia en
el Código de un precepto que señale que los contratos obligan no sólo al
cumplimiento de lo expresamente pactado, sino también a todas las
consecuencias que, según su naturaleza, sean conforme a la buena fe, al uso y a
la ley. Con ella se busca llenar las lagunas a partir de una voluntad presunta de las
partes, a diferencia de la interpretación ordinaria, que opera sobre las dudas de
una voluntad real para resolverlas.

“El objeto de dicha interpretación sería una declaración de voluntad clara, pero
lagunosa y operaría mediante el procedimiento analógico”, opina García Amigo.

Un ejemplo de aplicación analógica es aquel en que “dada una formulación


normativa con significado controvertido, ella debe ser interpretada atendiendo a
otra formulación normativa ya interpretada con la cual guarde semejanza relevante
o idéntica ratio”.

Se ha calificado a la interpretación integradora o integrativa del contrato como una


categoría intermedia entre la interpretación y la integración. Su objeto es una
declaración de voluntad clara pero con lagunas, de forma que mediante una
reconstrucción conjetural de la declaración, basándose en lo que habría sido la
voluntad hipotética de las partes, se permite llenar el vacío existente en la
regulación contractual.

Esta interpretación analógica o extensiva, tiene diversos instrumentos:

a) El argumento extensivo, el cual asume que si el legislador ha

regulado expresamente un supuesto de hecho, quiere reservar el mismo


tratamiento para todos los supuestos esencialmente semejantes al primero,
porque el sistema jurídico requiere que las situaciones similares obtengan igual
trato. El legislador ha resuelto todos los casos jurídicamente relevantes, siendo
tarea del juez descubrir su regulación entre los enunciados explícitamente
dictados, pues el juez se mantiene como aplicador de las normas que le
proporciona el legislador, que es el único que puede crear el derecho.
No es el caso de una laguna que deba colmarse; más bien se trata de asignar
significado a un enunciado que no es claro y que, por lo mismo, debe ser
interpretado. Esta tarea se hace a la luz del significado que tienen otros
enunciados que mantienen similitud con el que se interpreta, al cual se le hace
extensivo el alcance de los otros.

b) El argumento a fortiori, el cual, según G. Tarello, es un procedimiento por el


que, dada una norma jurídica que predica una obligación u otra calificación
normativa de un sujeto, o de una clase de sujetos, se debe concluir que también
es válida otra norma que predique la misma calificación normativa de otro sujeto o
clase de sujetos que se encuentran en situación tal que merecen, con mayor razón
que el primer sujeto o clase de sujetos, la calificación que la norma dada establece
para el primer sujeto o clase de sujetos.

Hay dos hipótesis: la expresamente prevista por el legislador o por los


contratantes, en un precepto o en una cláusula, respectivamente; y aquélla a la
que se debe dar una valoración jurídica por medio del argumento a fortiori.

Se basa en la mayor razón y en la presunta voluntad del legislador.

No se está en presencia de una laguna, de una imprevisión del legislador, sino


que este, en lugar de dictar la norma más general que ordena, permite o prohíbe,
ha dictado expresamente una norma más particular, no porque no considere como
obligatoria la más general, sino porque al regular los casos más frecuentes o
típicos, quería llamar especialmente la atención sobre ellos e implícitamente
estaba teniendo en cuenta todos aquellos casos que merecen con mayor razón
que los previstos, la regulación dictada.

Esta mayor razón, que presume lo que el creador de la norma tuvo en cuenta (que
las hipótesis no previstas expresamente merecen la misma consecuencia jurídica),
es el elemento que tiene en cuenta el intérprete para extender la regulación
jurídica a hipótesis no contempladas expresamente en el texto normativo.

c) El argumento a partir de los principios. Los principios generales del derecho se


pueden utilizar como argumentos para la integración e interpretación del derecho.
En el primer caso, los principios son utilizados para colmar lagunas de la ley,
respetando así el mandato legal de dar solución a todos los casos jurídicamente
controvertidos; en el segundo, son utilizados con una finalidad interpretativa; esto
es, ante la pluralidad de significados de un enunciado, se optará por aquel que
mejor se ajuste a lo establecido por el principio.

Es decir, a los enunciados dudosos se le atribuyen significados que coinciden con


la voluntad del legislador. La razón es que el sistema jurídico es coherente, no
solo en cuanto que sus preceptos son consistentes, sino en cuanto que sus
normas responden a criterios o principios inspiradores comunes.

Ricardo Guastini ubica a esta interpretación en lo que denomina la interpretación-


creación, “que consiste en atribuir a un texto un significado “nuevo” (no
comprendido entre los significados identificados por la interpretación-
conocimiento) y/o deducir del texto las normas llamadas “implícitas” por medios
pseudos-psicológicos (es decir, por unos razonamientos no deductivos, y pues no
apremiantes: por ejemplo, por el argumento analógico)”.

9.4.- integración Jurídica


El problema de los vacíos de la ley no es el reconocer que aquello existen, pues la
imperfección es obvia e incluso admitida por la propia ley, sino como debemos
actuar cuando estamos frente a un verdadero vacío legal. De esta manera
recurriremos a un proceso de integración.

Por la Integración jurídica entendemos a aquel procedimiento por cual ante la falta
o deficiencia de una norma para un caso concreto se integra o une al
Ordenamiento Jurídico para llenar aquel vacío.

Este concepto se encuentra al de interpretación pero cabe aclarar que son


diferentes; puesto que la interpretación presupone la existencia de la norma a la
que se le debe aclarar o esclarecer. Cuando la interpretación resulta impotente
para resolver un caso concreto, el intérprete (en especial el juez) debe dejar de ser
tal para pasar a cumplir una función integradora, es decir, completar o llenar los
vacíos.

Métodos de Integración: en la actualidad los métodos de integración son: la


Heterointegración y la Autointegración.

LA HETEROINTEGRACIÓN: Llamados también Derecho Supletorios, mediante


este método se recurre a un sector del Ordenamiento diferente a donde se
encontró la laguna o vació. Anteriormente era el Derecho Romano el que
desempeñaba este rol, supliendo o llenando los vacíos; actualmente su aplicación
se ha relegado al Derecho Civil con respecto a otras materias, así v.gr: la
legislación laboral se remite al Código civil en caso de normas referentes a los
contratos laborales y sus condiciones de forma y plazo.

A su vez abarca también la aplicación de la costumbre, jurisprudencia y doctrina.


Por eso se dice que este método más que ser una integración del ordenamiento
legislado es una integración apoyándose en todo el Ordenamiento Jurídico(ley,
costumbre, casuística).

LA AUTOINTEGRACIÓN:La integración se da dentro de un mismo sector del


ordenamiento, recurriéndose a la misma ley para llenar el vacío de otra ley, para lo
cual se vale de la analogía y de los principios generales.

9.5.-Citerios de vigencia de ley


Llamamos orden jurídico vigente al conjunto de normas imperativo-atributivas que
en una cierta época y un país determinado la autoridad política declara
obligatorias. La vigencia es pues un requisito de carácter formal, no tiene que ver
con que sean o no obedecidas.

Vigencia es el tiempo en que la norma es declarada como obligatoria por el


Estado.

En el Derecho Positivo mexicano existen básicamente dos tipos o sistemas de


iniciación de la vigencia de una ley:

a) El sistema sucesivo.

El artículo 3ª del Código Civil para el Distrito Federal señala:

CÁMARA DE DIPUTADOS. CONGRESO DE LA UNIÓN; Constitución Política de


los Estados Unidos Mexicanos; ob. cit.; artículo 14. “Las leyes, reglamentos,
circulares o cualesquiera otras disposiciones de observancia general para el
Distrito Federal, obligan y surten sus efectos tres días después de su publicación
en la Gaceta Oficial.”

Se desprenden dos hipótesis:

a) Si se trata de fijar la fecha de iniciación de la vigencia en el lugar en que el


periódico oficial se publica, habrá que contar tres días a partir de aquel en que la
disposición apareciere publicada.

b) Tratándose de un lugar distinto al de la publicación del periódico oficial, deberá


de añadirse a dicho plazo (3 días) un día más por cada cuarenta kilómetros o
fracción que exceda de la mitad.

El lapso comprendido entre el momento de la publicación de la ley y el que entre


en vigor ésta última, es lo que se ha llamado en el lenguaje jurídico, “vocatio legis”.

Concluido este lapso, la ley obliga a todos los comprendidos dentro del ámbito
personal de aplicación de la norma, aun cuando, de hecho, no tengan o no haya
podido tener noticia de la nueva disposición legal.

Tratándose de lugares distintos al en que aparece el Periódico Oficial, la fecha de


iniciación de la vigencia de la ley va alejándose conforme crece la distancia
respecto del lugar de publicación y el de aplicación de la ley.

b) El sistema sincrónico.

El artículo 4 del Código Civil del Distrito Federal dice así: “Si la ley, reglamento,
circular o disposición de observancia general para el Distrito Federal, fija el día en
que debe comenzar a regir, obliga desde ese día, con tal de que su publicación
haya sido anterior.”

Como se aprecia de la lectura del precepto legal citado, no señala de manera


precisa el término de la “vacatio legis”. Si se hace una interpretación literal del
contenido del precepto antes citado, se llegaría a la conclusión de que una ley
puede entrar en vigor en todo el Distrito Federal 5 minutos después si así se
determinare en los artículos transitorios de la ley.

9.5.1- Abrogación y Derogación


Francisco Cornejo Certucha, en la obra Diccionario Jurídico Mexicano, nos dice
que la abrogación deriva del latín abrogatio, del verbo abrogare abrogar, anular.

Es la supresión total de la vigencia y, por lo tanto, de la obligatoriedad de una ley.

El término abrogación tiene su origen en la Roma republicana. En ella se


denominaba rogatio a la presentación de una ley ante los comicios; subrogatio era
la adición o modificación de los preceptos de la ley; la anulación parcial de la ley
tomaba el nombre de derogatio; y por último se llamaba abrogatio a la anulación
completa de la ley.

En el lenguaje técnico-jurídico se sigue haciendo la distinción entre derogación y


abrogación; refiriéndonos en el primer caso a la privación parcial de efectos de la
ley y en el segundo a la privación total de efectos de ésta.

El Código Civil Federal a este respecto dispone en su artículo 9 que la ley sólo
queda abrogada o derogada por otra posterior que así lo declare expresamente o
que contenga disposiciones total o parcialmente incompatibles con la ley anterior.
De este artículo se desprende (y la doctrina así lo ha señalado) que existen dos
clases de abrogación y son:

1) Expresa: cuando una nueva ley declare la abrogación de una ley anterior que
regía sobre la misma materia que la nueva ley va a regular. En nuestro derecho el
procedimiento generalmente usado para este tipo de abrogación es declarar en los
artículos transitorios de la nueva ley que las disposiciones anteriores que
contraríen a ésta, quedan derogadas.

Para algunos autores de aquí surge un problema pues el juez habrá de buscar en
todo el ordenamiento jurídico cuáles son esas disposiciones que se oponen a la
nueva ley.

2) Tácita: que resulta no de un texto legal expreso sino de la incompatibilidad total


o parcial que existe entre los preceptos de la ley anterior y los de la posterior. Esto
es lógico pues no se podrían aplicar ambas leyes a la vez y debe inferirse que es
voluntad del legislador que se observe la segunda (lex posterior derogat priori),

Puede suceder que la ley anterior tenga un campo de regulación mayor que el de
la ley que va a entrar en vigor. En este caso la abrogación sólo se da en el límite
de aplicación de la nueva ley (un ejemplo hipotético, si se promulgara un Código
familiar no quedaría derogado todo el Código Civil sino sólo las disposiciones
correspondientes al derecho de familia) . Aunque la mayoría de las leyes tienen un
periodo de vigencia indefinido, existen algunas. que son promulgadas para hacer
frente a ciertos acontecimientos de carácter excepcional y tienen vigor mientras
perdure dicha circunstancia (leges ad tempus). Se entiende que para su
abrogación no es necesaria, una nueva ley; bastando la terminación del estado de
emergencia que les dio origen.

El artículo 10 del Código Civil establece que contra la observancia de la ley no


puede alegarse desuso, costumbre o práctica en contrario. Por lo tanto en México
la costumbre no puede abrogar a la ley.

Norma fundamental en materia de abrogación es la del inciso f) del artículo 72 de


la Constitución que dispone que en la derogación de las leyes o decretos se
observarán los mismos trámites establecidos para su formación.
9.5.2.- Conflicto entre normas generales y especiales

Los conflictos entre leyes se dan cuando uno o más disposiciones de éstas son
contrarias entre sí, siempre y cuando dichas dispositivos regulen la misma
materia, tengan la misma jerarquía normativa, hubieran sido expedidos por la
misma autoridad legislativa y su ámbito espacial de vigencia hallan iniciado en la
misma fecha.

Abundando, hay conflicto entre las leyes cuando hay incompatibilidad entre lo que
dice una ley y otra ley en lo referente a un mismo tema, siempre y cuando las
mismas tengan la misma vigencia y provengan del mismo poder legislativo. Así, no
habrá conflicto entre leyes cuando por ejemplo, un reglamento contraríe las
disposiciones de la ley de la cual deriva, ni cuando la materia regulada entre las
leyes sea diversa, o cuando una haya sido expedida por alguna legislación federal
y otra por una local o cuando la vigencia de las dos no coincida. Los conflictos
entre leyes derivan de una mala técnica legislativa y la falta de preparación de
nuestros legisladores.

Uno de los principios para resolver los conflictos ya quedó expresado en el punto
anterior al señalar que la ley posterior abroga o deroga a la anterior.

Otro de esos principios estriba en que la ley especial abroga o deroga a la general.

Sin embargo, en nuestro derecho, las leyes que establezcan excepciones a las
reglas generales no son aplicables a caso alguno que no este expresamente
especificado en las mismas leyes, según lo dispone el artículo 11 del Código Civil
Federal.

9.6.-Problemas de aplicación en el tiempo.


En principio las normas jurídicas rigen todos los hechos que, durante el lapso de
su vigencia ocurren en concordia o coincidencia con el supuesto que regulan y
prescriben. Si uno de estos supuestos se realiza mientras una ley está en vigor,
las consecuencias jurídicas que la disposición señala deben imputarse al hecho
condicionante. Llevándose a cabo éste último, ipso facto se actualizan sus
consecuencias normativas. Las facultades y deberes derivados de la realización
de un supuesto poseen una existencia temporal más o menos larga. Algunas
veces la norma jurídica indica la duración de aquellos; otras, tal duración es
indefinida, y la extinción de las consecuencias de derecho depende de la
realización de ciertos supuestos.

Realizado el supuesto de un precepto legal, puede ocurrir que las consecuencias


normativas se extingan totalmente durante la vigencia del precepto. Pero también
puede suceder lo contrario. El principio general que domina esta materia, ya ha
sido mencionado con antelación en esta unidad, sin que ello no quiera decir que
se repita nuevamente en este punto temático. En esta tesitura se dice que “la ley
no debe de aplicarse retroactivamente en perjuicio de persona alguna”. Una ley es
retroactiva cuando destruye o restringe un derecho adquirido bajo la tutela de una
ley anterior, no lo es, si aniquila una facultad legal10 o una simple expectativa.

Otra teoría en este tema, es la de Planiol, quien sostiene que: Las leyes son
retroactivas cuando vuelven al pasado, sea para apreciar las condiciones de
legalidad de un acto, sea para modificar o suprimir los efectos ya realizados de un
derecho. Fuera de estos casos, no hay retroactividad y la ley puede modificar los
efectos futuros de hechos o de actos incluso anteriores, sin ser retroactiva.

9.6.1.- La retroalimentación y la irretroactividad en las diversas


ramas del Derecho.
Retroactividad significa calidad de retroactivo, o sea que obra o tiene fuerza sobre
lo pasado.

En consecuencia, será irretroactivo lo que carece de fuerza en el pasado.


Representa un concepto que en Derecho, y con referencia a las normas jurídicas,
ofrece importancia extraordinaria, porque sirve para determinar cuándo una
disposición legal se puede aplicar, o no, a hechos o situaciones ocurridos
anteriormente.
En términos generales, se puede afirmar que las leyes son irretroactivas, salvo
muy excepcionales determinaciones expresas en-contrario.

9.7.- Problemas de la aplicación de la ley en el Espacio.


Se habla de “conflicto de leyes en el espacio”, que se da cuando coexisten
preceptos legales relativos a los mismos hechos, pero que pertenecen a sistemas
jurídicos cuyos ámbitos espaciales de vigencia son distintos.

En rigor, los conflictos de leyes en el espacio no solamente se refieren a la


determinación del ámbito espacial de validez de la norma jurídica, sino a la del
personal de vigencia de los preceptos legales. No se trata únicamente de inquirir
qué ley debe aplicarse en tal o cual lugar, sino de saber si a una cierta persona
debe aplicársele su propia ley o la extranjera. Otras veces el conflicto existe entre
preceptos de diferentes provincias de un mismo Estado, o entre leyes de distintas
partes de la Federación. Una terminología más técnica para denominar a los
“conflictos de leyes en el espacio”, es “problemas sobre la autoridad extraterritorial
de la ley”.

Estos conflictos se reducen siempre a establecer el carácter territorial o


extraterritorial de determinado precepto. En principio, las leyes vigentes en un
Estado se aplican dentro del territorio del mismo. Lo que en derechos público se
llama territorio no es otra cosa que el ámbito normal de vigencia del orden jurídico
de un Estado, en relación con el espacio. Se hace uso del término normal, porque
en ciertos casos se admite la posibilidad de que la ley obligatoria en el territorio de
un Estado se aplique fuera de él, o la de que la ley extranjera tenga aplicación en
el nacional.
9.8.- Ámbitos de Validez de la Norma Jurídica
Los ámbitos de validez de la norma (Kelsen) son 4: el espacial, el temporal, el
material y el personal.
a) Desde el punto de vista de su ámbito espacial de validez.
El primero de estos es:

 La porción del espacio en que un precepto es aplicable.

De conformidad con este criterio, las normas jurídicas que se aplicarán van a ser
de dos tipos o clases:
*Generales o Locales. Las primeras tienen vigencia dentro de todo el territorio del

Estado, por ejemplo: las normas jurídicas federales. Las segundas, son las que
tienen vigencia en sólo una parte de ese territorio, por ejemplo: las normas
jurídicas de cada entidad federativa o en los municipios.

b) Desde el punto de vista de su ámbito temporal de validez.


Se entiende por tal:

 El lapso durante el cual conserva su vigencia.


De conformidad con este criterio, las normas que se aplicarán van a tener dos
tipos de vigencia y consecuentemente de impacto sobre el sistema jurídico al
momento de aplicarse al caso concreto:

*De vigencia determinada. Son aquellos preceptos normativos jurídicos cuyo


ámbito temporal de validez formal se encuentra establecido de antemano

*De vigencia indeterminada. Son aquellas normas jurídicas cuyo lapso de vigencia
no se ha fijado desde el principio.

c) Desde el punto de vista de su ámbito material de validez.


Está constituido por:

 La materia que regula.


Desde este punto de vista, las normas jurídicas se aplicarán por parte del juzgador
en dos campos de acción:
*En el ámbito del derecho público. Se hace uso de las normas constitucionales,
administrativas, penales, procesales e internacionales. (Dentro de estas se
encuentran las normas laborales y agrarias)
*Normas de derecho privado. Se utilizan las normas civiles y mercantiles.

d) Desde el punto de vista de su ámbito personal de validez.


Está conformado por:
Los sujetos a quienes obliga.
Siguiendo este criterio de clasificación, las normas que se aplican son:

Genéricas e individualizadas. Las primeras, son las que obligan o facultan a todos
los comprendidos dentro de la clase designada por el concepto – sujeto de la
disposición normativa. Las segundas, son las que obligan o facultan a uno o varios
miembros de la misma clases, individualmente determinado.

ACTIVIDADES DE APRENDIZAJE
Elaborar 30 preguntas con respuesta en libreta de la unidad 9.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
Antonio Truyol y Serra. Derecho Internacional Público. (1957) editorial Porrúa
Madrid.

Carlos Arellano García. Derecho Internacional Privado. (1980) Editorial Porrúa.


México.

Carlos Arellano García. Primer Curso de Derecho Internacional Público (1983).


Editorial Porrúa. México.

Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos (2018) Editorial SISTA.


Jurisprudencia 357113. Tercera Sala. Quinta Época. Semanario Judicial de la
Federación. Tomo LV, Pág. 2642.

Rafael de Pina Vara. Diccionario de Derecho (2006). Editorial Porrúa. México

Rafael de Pina Vara. Diccionario de Derecho.(2006) Editorial Porrúa. México.

Rojina Villegas, Rafael (2017) Compendio de Derecho Civil. Editorial Porrúa.


Vigésimo Quinta Edición. México.
http://mexico.leyderecho.org/derecho-legislativo/
http://www.academiadederecho.org/upload/biblio/contenidos/ID_N_35__P_de_la_
TG__Miguel_A_Ciuro.pdf
https://archivos.juridicas.unam.mx/www/bjv/libros/7/3260/4.pdf

https://revistas-colaboracion.juridicas.unam.mx/index.php/quid-
iuris/article/viewFile/17406/15614

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