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La deserción es quizás uno de los fenómenos que más están afectando los sistemas
de educación y, en especial, el esfuerzo por elevar los niveles de formación de los
recursos humanos para mejorar la competitividad e ingresar plenamente a la
sociedad del conocimiento. Por supuesto, Colombia no es la excepción. Existen
diversos enfoques metodológicos para analizar la deserción. En Colombia, el
Ministerio de Educación Nacional puso al servicio, en el año 2006, el Sistema
SPADIES (Sistema de Prevención y Análisis de la Deserción en las Instituciones de
Educación Superior), que toma en consideración la denominada “primera deserción”
(first drop out), es decir, el abandono de un programa académico por dos semestres
consecutivos, como un servicio de alerta para que las instituciones tomen medidas
para evitarla. El presente estudio tomó en consideración la información disponible
en dicho sistema (todavía incompleta, particularmente en instituciones con
programas virtuales), y siguió igualmente la metodología diseñada para el estudio
regional, que considera como desertores, luego de un lapso de tiempo suficiente
para titularse, a la diferencia entre los inscritos en una cohorte determinada y la
sumatoria de los graduados y quienes aún permanecen en la institución.
La deserción es quizás uno de los fenómenos que más están afectando los sistemas
de educación y, en especial, el esfuerzo por elevar los niveles de formación de los
recursos humanos para mejorar la competitividad e ingresar plenamente a la
sociedad del conocimiento. Por supuesto, Colombia no es la excepción. Existen
diversos enfoques metodológicos para analizar la deserción. En Colombia, el
Ministerio de Educación Nacional puso al servicio, en el año 2006, el Sistema
SPADIES (Sistema de Prevención y Análisis de la Deserción en las Instituciones de
Educación Superior), que toma en consideración la denominada “primera deserción”
(first drop out), es decir, el abandono de un programa académico por dos semestres
consecutivos, como un servicio de alerta para que las instituciones tomen medidas
para evitarla. El presente estudio tomó en consideración la información disponible
en dicho sistema (todavía incompleta, particularmente en instituciones con
programas virtuales), y siguió igualmente la metodología diseñada para el estudio
regional, que considera como desertores, luego de un lapso de tiempo suficiente
para titularse, a la diferencia entre los inscritos en una cohorte determinada y la
sumatoria de los graduados y quienes aún permanecen en la institución.
En este sentido, uno de los logros más significativos durante los últimos ocho años
está representado por el aumento de las oportunidades de acceso a la educación
superior para los jóvenes colombianos. Gracias al esfuerzo y dinamismo de las
instituciones de educación superior, logramos alcanzar un 35.5% de cobertura, tasa
que supera el promedio latinoamericano. Sin embargo, la magnitud de la deserción
estudiantil en Colombia constituye un reto para el sistema de educación superior en
los próximos años. El país ya ha iniciado este proceso, entre 2004 y 2008, la
deserción estudiantil, medida como un promedio de la tasa registrada por cohorte
de ingreso, disminuyó de 48.4% en 2004 a 44.9% en 2008, y registra una tasa
inferior al promedio latinoamericano –55% en 2006–, según metodología
establecida por el Instituto Internacional para la Educación Superior en América
Latina y el Caribe –IESALC– de UNESCO. Hacia adelante es prioritario fortalecer
las acciones, encontrar nuevas alternativas y acelerar el proceso para disminuir esta
tasa. La meta, que nos hemos fijado como país, es disminuirla al 40% en el año
2010, y al 25% en 2019, según se contempla en el documento.