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Oceanografía y Oceanología
Este doble efecto benéfico de las bacterias para los medios oceánicos
es tanto más importante teniendo en cuenta que estos microorganismos
existen por doquier, tanto en las aguas como en los sedimentos, y en
cantidades a veces muy apreciables. La figura reproducida en esta
página da una idea sumaria de la distribución cuantitativa media del
conjunto de gérmenes en los medios oceánicos; obsérvese que el
numero de bacterias alcanza un máximo muy claro en las capas que son
en general la mas pobladas.
Desde luego, hay que tener en cuenta que, exceptuando las latitudes
muy elevadas, o sea en las regiones del “sol de media noche”, que son
asimismo las de la larga noche polar invernal, existe una alternación de
días y de noches, que depende simultáneamente de la estación y de la
latitud. Pero los vegetales respiran tan bien de día como de noche,
mientras que su fotosíntesis únicamente se efectúa durante las horas en
que la iluminación solar es suficiente para que una cantidad conveniente
de luz llegue hasta la profundidad en que se encuentran. Se puede
imaginar fácilmente una profundidad límite en la que las ganancias de
substancia por fotosíntesis estén en preciso equilibrio con el consumo
necesario al mantenimiento de la vida (sin aumento ni pérdida de peso),
y esto a la escala de las 24 horas, o mejor aún, a escala anual, si se
trata de un vegetal cuya vida alcance o rebase un año, dicha
profundidad recibe el nombre de profundidad de compensación, pues en
ella el oxigeno por la respiración se halla exactamente compensado por
el que produce el proceso de la fotosíntesis. La profundidad de
compensación suele ser, en promedio, de unas docenas de metro, pero
puede alcanzar --- 150 ó --- 160 m. en mares muy transparentes y bien
iluminados, y en vegetales adaptados a una escasa iluminación.
Sin embargo, esto no quiere decir que las aguas del sistema afital no
representen una gigantesca reserva, un inmenso tesoro mineral cuyo
ascenso a la capa iluminada podría fertilizar inmensas extensiones
oceánicas, donde la energía solar no se utiliza, por falta de las sales
necesarias a los vegetales. Quizás en un futuro más o menos lejano el
hombre pueda cambiar radicalmente las condiciones actuales de la
producción vegetal marina; con ayuda de las nuevas fuentes de energía
que le proporciona la era nuclear, en cuyo umbral nos encontramos.
• Según el tamaño
Ornithocercus splendidus
noctiluca
rhizosolenia
imbricata
Sifonóforos práyidos
Para que las algas del plancton puedan realizar normalmente su ciclo
biológico, necesario que cada célula pueda mantenerse en la capa
donde la iluminación es superior a la intensidad de compensación, o al
menos, no efectué mas breves estancias por debajo de la profundidad
limite correspondiente a dicha intensidad. Esto exige un inmejorable
funcionamiento de los dispositivos de resistencia al hundimiento antes
aludido, y que existan movimientos ascendentes de las aguas, o un
aligeramiento de las células que las haga remontarse, si por desgracia
descienden a una profundidad donde el balance del metabolismo fuese
deficitario. En los mares tropicales, y en verano en los mares templados,
la discontinuidad de temperatura, o termoclina, resultante del
calentamiento por el sol de la capa superficial, crea, generalmente entre
los ---50 y los ---75m. , una verdadera barrera de densidad que detiene
la caída del fitoplanctonico. Pero cuando las condiciones climáticas
impiden la existencia de la termoclina (aguas no estratificadas), el
aumento de las poblaciones fitoplanctónicas puede estar limitado por las
pérdidas sufridas a consecuencia de las células vegetales que
descienden, sin posibilidad de regreso, hacia capas donde reina una
iluminación demasiado disminuida.
Pero a lado de la luz que le proporciona energía, las algas del plancton
también necesitan alimentos minerales, para efectuar la síntesis de sus
materias orgánicas. Para el carbono no hay problema: la cantidad del
mismo siempre es suficiente, gracias al gas carbónico procedente de los
procesos respiratorios de todos los seres vivientes; además, existe en el
agua de mar bicarbonatos que pueden liberar CO ² si hiciese falta. No
ocurre lo mismo con las fuentes de nitrógeno y de fosforo. Aunque el
nitrógeno puede ser utilizado por algunos vegetales bajo la forma
amoniacal, se considera que como tiene mayor importancia para indicar
la riqueza de unas aguas en nitrógeno mineral, es bajo la forma de
nitratos NO³-). En cuanto al fosforo, se toma en consideración el que
existe bajo la forma de fosfatos (expresado a menudo en P² O5). Parece
ser que los vegetales del plancton utilizan, con una velocidad
sensiblemente igual, el nitrógeno y el fosforo mineral que se hallan
presentes en las aguas.
Entre los copépodos del genero Calanus, por ejemplo, en los que este
mecanismo ha sido muy bien estudiado, las mandíbulas del segundo par
forman una especie de filtro que detiene las partículas arrastradas por
una corriente de agua producida por el movimiento de otros pares de
apéndices que se agitan con rapidez (antenas, palpos de las
mandíbulas, primeras mandíbulas e incluso patas mandíbulas); estos
apéndices se agitan a una velocidad vertiginosa (hasta 600 veces por
minuto); las partículas tenidas en la trampa filtrante (diatomeas,
dinoflagelados, bacterias) son conducidas acto seguido a la boca. Los
investigadores no se han puesto de acuerdo sobre el volumen de agua
que un Calanus de 1 --- 2 mm. De largo puede filtrar diariamente; los
experimentos realizados en laboratorios han dado cifras de 100 a 250
cm³. , mientras que cálculos de orden estadístico, teniendo en cuenta los
cortes oscuros que forman los Calanus en los enjambres de
citoplancton, arrojan cifras diez o doce veces más elevadas.
Cypridina mediterránea Conchería elegans Mecynocera clausi
Rizostoma
Después del breve esbozo de las paginas anteriores, que demuestra que
“jungla” es el dominio pelágico, resulta evidente que una especie que
vive a expensas de otra, puede reducir considerablemente las
poblaciones de sus víctimas, cuando existe bajo la forma de densas
poblaciones. Estas relaciones de abundancia han sido particularmente
estudiadas bajo el punto de vista de las reacciones recíprocas del
fitoplancton y del zooplancton herbívoro. Estas pueden presentarse bajo
dos aspectos: relación directa y relación inversa.
• Plancton y necton
Entre los peces de rapiña, hay que citar especialmente la gran familia de
los túnidos (atunes, bonitos) y sus parientes, los peces espadas y el
merlín, etc. Todos ellos son peces de rapiña muy activos, devoradores
de peces más pequeños, pero también de todos los grandes
invertebrados nectónicos o planctónicos que encuentran durante sus
largas migraciones; nadadores muy veloces, capturan numerosas
especies agiles con un rendimiento muy superior al de los aparatos
inventados por los oceanólogos; el estudio del contenido estomacal del
atún blanco (Germo alalunga) del Atlántico Norte, proporciono antaño
listas faunísticas extraordinariamente ricas, sobre todo en especies que
se consideraban raras.
• Asegurar el porvenir
• D.S.L.
La que parece más sencilla a primera vista es sin duda la caída libre de
los propios organismos superficiales o se sus restos.
Para el fitoplancton, casi todos los oceanógrafos están de acuerdo en
que se desintegra a su muerte en las superficiales, en su casi totalidad, y
que solamente los esqueletos o los productos de degradación de los
pigmentos (ya alterados pero reproducidos al estado de compuestos
relativamente estables) alcanzan las capas profundas. En el caso de los
animales epiplanctónicos, en cambio, existe una notable divergencia de
opiniones. Durante mucho tiempo se admitió que los cadáveres o los
restos de un diámetro superior a 1 mm. Alcanzaban los grandes fondos
sin que disminuyese notablemente su contenido en materias orgánicas,
si esto fuese cierto, se comprende que algunos animales abisales
proporcionan evidentemente cadáveres y restos a todos los niveles, si
bien en cantidad cada vez más reducida al aumentar la profundidad,
puesto que el plancton se va haciendo más raro. Pero no todos los
investigadores admiten el valor “nutritivo“ de este maná, según
observaciones efectuadas con pterópodos de 0,7 a 2 mm. Que viven en
aguas superficiales (y por lo tanto de caída relativamente rápida), se ha
demostrado que su esqueleto no posee más de un 10 – 12% de las
partes blandas a partir de los 500m. de profundidad, y que las materias
orgánicas desaparecen completamente alrededor de los –2 000m. En
este caso, evidentemente, la hipótesis de la “lluvia orgánica” ya no se
sostiene; su poca validez está confirmada además por el hecho de que
entre el plancton profundo se encuentra pocos filtradores y entre ellos,
poquísimos (10 – 15% del total, sin duda) pueden considerarse como
utilizadores de detritos.
• Biomasa y Producción
Para aclarar las ideas, diremos que en alta mar, la producción suele ser
inferior a 0,2 g de carbono/m²/día, pero en las zonas de elevación de
aguas intermedias o profundas, se tienen generalmente cifras del orden
de 1 a 2,5 g/C/m²/día, y hasta cerca de 4 en la costa sudoeste del África,
en las proximidades de Walfish – Bay. A la escala anual, la producción
de los mares templados o subpolares parece ser que 120 g/C/m².
Aun resulta más difícil dar cifras para la biomasa del zooplancton, y
sobre todo para su producción el medio más sencillo, y quizás el más
exacto, consiste en medir el volumen total del zooplancton y compararlo
con el volumen de agua filtrada. Así, se puede afirmar que en las zonas
de escasa producción primaria (<0,2g/C/m²/día), antes aludidas, la
cantidad de zooplancton es de 10 a 25 cm³ por 1 000 m³. En cambio, en
las zonas a las que el upwelling aporta una gran producción primaria, se
encuentran hasta 1 600 cm³de zooplancton por 1 000 m³ de agua.
Se podrían dar muchas otras cifras que nada añadirían al punto de vista
general que preside esta modesta obra. En realidad, si bien existe a
menudo cierta correlación entre la biomasa y la producción del
fitoplancton por una parte y la del zooplancton por otra, dicha correlación
se halla muy lejos de ser absoluta. Por ejemplo, estudiando el mar de
Behring, encontraremos en toda su superficie una producción primaria
de 50 a 100 g/C/m² para el periodo primaveral; en teoría, pues, la
producción de copépodos herbívoros debería ser la misma en toda la
capa eufórica de este mar. Sin embargo, los estudios efectuados
demuestran que esta producción secundaria es del orden de 1/12 a 1/19
de la producción primaria en la parte occidental, siendo tan solo de 1/200
en la parte septentrional. Esta diferencia procede, a lo que parece, de
que las especies de copépodos que predominan en el norte del mar de
Behring efectúan el desove al principio del periodo de crecimiento
vegetal, de manera que las últimas etapas de su desarrollo tendrían que
alimentarse en una época en que dicho fitoplancton ya habría disminuido
mucho, lo cual no sucede en oeste donde, en cambio, las especies
efectúan el desove a una época que permite que los individuos adultos
del ciclo dispongan para su alimentación de una abundancia máxima de
citoplancton.
Teniendo en cuenta que la mayoría de los peces comedores de plancton
consumen zooplancton, es evidente que la producción secundaria tiene
tanta importancia como la producción primaria y que esta, incluso en el
dominio pelágico, a menudo no ofrece más que una imagen muy
inexacta de la “riqueza” de las diferentes zonas marítimas. Más adelante
veremos que la situación aun es más compleja y desfavorable en el
dominio béntico.
Sea como fuera, estas nociones de producción en los diversos pisos son
las que la oceanologia tiene que ampliar, si quiere ayudar a la
humanidad a sacar el máximo de substancias del mar, sin perjudicar la
conversación de las reservas
Feroz Cazador de pequeños moluscos que viven en el sedimento, este gran astérido
(Astropecten aranciacus) aparece aquí en una pradera no muy tupida de posidonias
en el golfo de Marsella (piso infralitoral).
La Vida en los fondos
• En el fondo o dentro de el
• Pequeños y grandes
• Fondos duros
• Fondos muebles
Esta mata de Codium (alga verde) está recubierta por filamentos de Acrochaetium
(alga roja)
En los fondos circalitorales del Mediterráneo y del próximo Atlántico, este bello
pennatúlidos (Pteroides griseum) hincado en el sedimento es relativamente
común.
Del mismo modo como en un bosque o una landa, los altos helechos
protegen al suelo contra una insolación excesiva, permitiendo el
desarrollo de los musgos, así en nuestras orillas marinas una pradera de
fanerógamas marinas o de altas algas (laminarias, por ejemplo),
protegerá de una excesiva iluminación a ciertas especies amigas de la
penumbra, que gracias a ello podrán desarrollarse en el fondo, e incluso
pasaran inadvertidos hasta cierto punto a los ojos de los animales de
rapiña que naden por encima de esta alta pradera. Esto lo saben muy
bien los bañistas de las costas del canal de la Mancha y del Cantábrico,
que durante la bajamar buscan diversos crustáceos y moluscos ocultos
bajo el manto de algas que recúbrelas rocas emergidas, y que allí
encuentran protección contra sus enemigos naturales, tanto durante la
pleamar, cuando las algas tienden sobre ellos la movediza barrera de
sus frondas, como durante la bajamar, cuando las algas extendidas
sobre la roca los protegen contra un exceso de luz y calor (o de frio en
invierno), y, sobre todo , de la temible deshidratación.
• El lugar disponible
En primer lugar, hay que encontrar un sitio, lo cual no es fácil pues los
sustratos duros se hallan en principio cubiertos de un 100% o casi. Si no
lo están, será por una razón determinada: erosión excesiva de la arena o
las partículas que se encuentran en suspensión en el agua al pie de un
cantil, oscuridad total (como la que se encuentra en el fondo de las
grutas), y en también en los sustratos duros de los grande fondos, donde
por una razón todavía ignorada, el índice de cobertura del sustrato
puede descender por debajo de 20%. Muchas veces, el sitio descubierto
por casualidad es muy reducido, y no conviene a una especie que tenga
necesidad de extenderse sobre el sustrato, por ejemplo en corteza o en
“macarrón”; si se instala allí la larva de una especie que posea estas
características, el individuo (o la colonia) que dará origen, languidecerá
rápidamente por falta de sitio. Pero si la larva que se instala es la de una
especie alargada o pedunculada (erguida o elegante) el problema está
resuelto; aunque ocupara poco sitio en la roca, dispondrá de una gran
superficie de contacto con el medio ambiente.
Las fanerógamas marinas que pierden sus hojas en otoño (por ejemplo
las posidonias de nuestras costas mediterráneas) subsisten en forma de
rizomas enterrados en el sedimento. Numerosas especies de
invertebrados sésiles (esponjas y ascidias en particular) poseen formas
de resistencias (estolones, yemas “durmientes”), generalmente
protegidas por unos tegumentos espesos y enriquecidos constantemente
en substancias de reserva, destinadas a proporcionar la energía
necesaria para el desarrollo de nuevos individuos, cuando las
condiciones vuelvan a ser favorables.
La lucha feroz que existe, en el sistema litoral, para conquistar el lugar
disponible en los sustratos duros, está perfectamente ilustrada por los
fenómenos de recubrimiento de ciertos organismos por otros. Cuando un
vegetal o un animal se instalan directamente en un sustrato no orgánico
(roca, concha muerta, muelle, casco de embarcación) se dice que está
en epibiosis, sobreentendiéndose de primer grado.
Estas algas verdes, al desarrollar sus talos foliáceos por encima del
sustrato, disminuye la iluminación del mismo, lo cual tiene por resultado
que los briozoos, mas esciáfilos, se impongan, mostrando tendencia a su
vez a recubrir las algas calcáreas (entre cinco o siete meses), mientras
los hidroideos se instalan en epibiosis de segunda orden sobre las ulvas
y los briozoos, etc.
Fauna y flora
Pero este gradiente, por indiscutible que sea, solo explica la realidad de
una manera muy imperfecta. El fondo del mar no constituye una
pendiente regular desde el litoral hasta las mayores profundidades.
Especialmente en los sustratos rocosos, la topografía es con frecuencia,
por no decir siempre, de las más irregulares. Se encuentran bloques
caídos, grietas, voladizos, etc. En estos accidentes topográficos, las
leyes de la distribución respectiva de los vegetales y los animales están
dictadas directamente por lo que hemos visto para las profundidades
mayores.
La mayor parte de la flora y las raras especies animales fotófilas ocupan
las zonas mas iluminadas, mientras la mayoría de las especies animales
huyen de una excesiva iluminación.
Por lo tanto, los animales se instalan en su mayoría y de preferencia en:
a) en zonas que, a casusa del microrelieve, goza de una iluminación
atenuada; b) en zonas donde la densidad de vegetación y de altura de
las especies que la constituyen crean una penumbra a nivel del sustrato.
En este último caso, además la presencia de la vegetación es favorable
para la vida animal, tanto para especies vágiles (fauna intersticial de las
algas, formada por pequeños anélidos, pequeños crustáceos,
nematodos, pequeños gasterópodos) y por diminutas formas sésiles, al
aumentar la superficie disponible para la fijación.
Por otra parte, en realidad, los animales del sistema litoral o cital se
hallan asociados con diversas especies de algas que temen una
excesiva iluminación (esciáfilas). Pero a partir del límite superior del
sistema afital, solo se encuentran animales.
• Las Diatomeas
• Búsqueda de alimento
• Los suspensívoros
Cuando los movimientos del agua no son suficientes para asegurar una
conveniente renovación de las partículas en suspensión que se ponen
en contacto con el órgano colector, el animal lo remedia creando su
propia corriente de agua.
Así es como proceden las esponjas, cuyas células especiales con cuello
y cilio central (coanocitos) aseguran en el interior del cuerpo una
verdadera circulación de agua, de la que dichas células recogen a su
paso las partículas utilizables. Los anélidos poliqueteros de la familia de
los Spionidae añaden al sistema ciliar el principio de la cola: poseen dos
largos palpos, estos espiónidos, en forma de férula acanalada y
revestidos de moco adhesivo, cuya concavidad abriga una corriente
mantenida por los cilios que dirigen las partículas hacia la boca.
Este mecanismo de aspiración de agua se complementa con un sistema
de filtración, en formas donde la capacitación de alimentos ya es más
perfeccionada.
Entre los suspensivoros de un tipo algo especial hay que citar a los
crustáceos cirrípedos y algunos equinodermos pertenecientes a las
clases de los ofiuroideos (los holoturioideos, crinoideos, etc.)
En los cirrípedos (Chthamalus, balanos, anafitas), la recolección del
alimento está asegurada por los movimientos regulares de los seis pares
de cirros provistos de cerdas; que son el equivalente de los apéndices
torácicos, este penacho se despliega alternativamente al exterior del
cálice o se repliega, y el agua que filtra y el agua que filtra sirve
asimismo para la respiración. Las holoturias de tentáculos bucales
ramificados forman con estos una especie de tamiz y los crinoideos
(lirios de mar) hacen otro tanto con sus cirros.
Los ofiuroideos son una clase de equinodermos cuya etiología
alimenticia es de las más variadas; los ofiuros de brazos ramificados
(Gorgonocephalus, Astrospartus) forman con estos una especie de gran
achicador y la circulación de las partículas por los brazos y sus
ramificaciones en dirección a la boca, está asegurada por corrientes
ciliares. Pero un dispositivo análogo existe también en los ofiuros de
brazos sencillos; el animal se sujeta con dos de sus brazos en el mismo
sedimento (Ophiothrix) o en el fondo de una especie de pozo
(Amphiuridae), alzando los otros tres brazos perpendicularmente a la
superficie del fondo, para atrapar las partículas vivientes o muertas
transportadas por las corrientes en las cercanías del fondo.
• Los detritívoros
Pero los que sacan mas partido de la película son sin duda alguna los
pelecípodos comedores de detritos (Tellinidae, Garidae,
Scrobiculariidae, etc) Su adaptación alimenticia se traduce por la
longitud extraordinaria de los sifones (sobre todo del sifón inhalante), y
por la separación de los mismo. Gracias a su longitud y a su movilidad,
el sifón inhalante explora la superficie del sedimento alrededor del punto
donde el animal se halla enterrado, mientras el sifón exhalante rechaza
hacia arriba el agua que ha atravesado la rejilla branquial. Aunque esta
extensión del sifón bucal permita una buena recolección de partículas
alimenticias, los pelecípodos comedores de película, sin embargo, se
• Los limívoros
• Los macrófagos
Incluso entre los peces, existen las especies que pacen, en verano, por
ejemplo, las salpas (Box salpa), peces bien conocidos por los
pescadores submarinos del Mediterráneo y que son los “parientes
pobres” de la familia de los espáridos, abundante en formas de interés
gastronómico indiscutible (robalo, sargos, doradas, dentones), van a
pacer las algas pardas del genero Cystoseira, que crecen las rocas
litorales. Extremando un poco las cosas, incluso puede considerarse que
pacen los peces comedores de corales, al menos aquellos que, por
ejemplo gracias a unos dientes anteriores soldados para formar una
especie de pico, arrancan cabezas de corales, para triturarlas después
con los dientes mas posteriores, antes de devorarlas (diversas viejas,
escáridos, etc.); es corriente encontrar en el tubo digestivo de un pez de
1 – 2 kg de peso, varios centenares de gramos de fragmentos de
corales; por supuesto, únicamente digieren a los pólipos, y los restos
calcáreos expulsados constituyen un elemento importante de la
sedimentación, en algunas lagunas madrepóricas.
Asteria Rubens
Otras especies comedoras de corales actúan de una manera menos
grosera, si se puede decir así, contentándose con arrancar por succión
los pólipos, sin dañar el esqueleto; así proceden, por ejemplo, el
poliqueto Hermodice carunculata y los peces quetodóntidos.
Spiophanes
• Piso mediolitoral
Los manglares, cuyos arboles llegan a formar espesuras impenetrables, son un rasgo
típico de los cienos mediolitorales de las costas tropicales; las raíces de esta rizófora
están cubiertas de ostra comestibles.
Cangrejos Uca en una playa de Mauritania
En los sustratos muebles, las biocenosis del piso mediolitoral son mucho
más difíciles de distinguir. En efecto, ya he señalado antes que el
carácter esencial de una especie mediolitoral consiste en tolerar o exigir
alternativas de emersión o de inmersión; ahora bien, incluso en una
playa barrida regularmente por las mareas, la arena por una parte,
cuando esta exondada, retiene cierta cantidad de agua, y, por otra parte,
numerosas especies se entierran cuando el mar se retira, liberándose
así de las consecuencias de la emersión. En realidad, hay incluso
biocenosis mediolitorales de las playas, caracterizadas principalmente
por anélidos (merináceos y ofélidos) y pequeños crustáceos comedores
de toda clase de restos: isópodos cirolanidos hacia la parte superior del
piso, y anfípodos hacia la parte inferior. Hay que añadir a estos, en las
costas tropicales, diversos gangrejos (Ocypode, Uca, etc), anomuros
híppidos, y hasta pelecípodos: Donax y Mesodesma; los cochinillos
negros que frecuentan las inmensas playas del Brasil central conocen
muy bien estas biocenosis y durante la bajamar van a rozar la arena
para comerse estos bivalvos y los híppidos
• Piso Infralitoral
Corales
• Piso circalitoral
• Condiciones Generales
El bentos del sistema afital, o sea de los tres pisos más profundos
(batial, abisal, hadal) presenta, sobre todo en lo que concierne a los dos
últimos, cierto número de caracteres comunes, siendo preferible
estudiarlos de manera global. En términos generales puede decirse que
el piso batial corresponde al talud continental, al pie del mismo, hasta los
2 500 – 3 000 m; el piso abisal corresponde a la gran llanura pendiente
suave que va de 3 000 a 6 000 – 7 000 m; el piso hadal, finalmente,
corresponde a las grandes fosas que tiene más de 7 000 m Aunque
representa el 92 % de la superficie de los mares (de los cuales, 15%
corresponde al piso batial, 75,8 % al piso abisal y 1,2 % al piso hadal), el
bentos profundo aun es muy poco conocido, y esto a pesar de que la
suma de los descubrimientos realizados en el transcurso de la última
década supera ampliamente todo cuanto había podido reunirse durante
los cien años anteriores.
Las condiciones físicas que reinan en los grandes fondos pueden
resumirse de la manera siguiente:
Este picnogónido que nada a varios metros del fondo parece rodeado de
copos de nieve; se trata únicamente de partículas orgánicas. Vivas o
muertas, en suspensión en el agua y que difunden la luz, Costa este del
Japón, profundidad 750 m.
Sea cual sea la manera, activa o pasiva, como las materias orgánicas de
origen epiplanctónicos son acarreadas hasta los grandes fondos, el
problema de su utilización directa por los animales llamados
“detritívoros” sigue en pie, como ya hemos apuntado al referirnos a la
alimentación de los invertebrados bentónicos; en realidad, no sabemos
di los detritívoros utilizan directamente los detritos orgánicos olas
bacterias que viven a expensas de estos.
Actualmente hay tendencia a admitir que el papel alimenticio de las
bacterias es importantísimo, sin duda mucho más que el de los propios
restos orgánicos. Las bacterias son muy numerosas en la película
superficial de los grandes fondos: es corriente encontrar de 105 a 106
gérmenes por cm3 de sedimento; se trata entonces de gérmenes
barófilos, adaptados a la vida bajo grandes presiones. Hay que tener en
cuenta además a las bacterias que se encuentran en las aguas que se
extienden sobre el fondo.
El otro motivo del crédito de que gozaba esta teoría del cosmopolitismo,
era la confusión que se hacía frecuentemente entre los elementos
pelágicos y bentónicos de la fauna abisal, especialmente para los
animales vágiles, como los peces, los crustáceos o los cefalópodos;
cuando una red barredera vuelve de 5 000, 6 000 m o incluso más,
¿Quién puede decir si los animales que lanza sobre la cubierta del
buque han sido capturados en el fondo o entre dos aguas, dos o tres mil
metros más arriba? Ahora bien: los animales pélagos, al hallarse ligado
a una masa de agua determinada pueden alcanzar más amplia
distribución que las especies bentónicas de alcanzar una amplia
distribución.
Los peces de la familia de los Liparididae son otro ejemplo de ello, aun
más impresionante; en efecto, las formas árticas de aguas someras
poseen una ventosa constituida por la fusión de las aletas abdominales y
que le permite adherirse temporalmente a las rocas en las aguas
agitadas de las escasas profundidades; en los descendientes de estas
formas litorales adaptadas a los grandes formas litorales adaptadas a los
grandes fondos, donde reina una calma relativa y donde, además, las
rocas son raras, la ventosa, convertida en un apéndice inútil, tiende a
desaparecer.
Sin duda durante esta era la temperatura de las aguas abisales era
superior a la actual de 4˚ a 10˚C. Un brusco enfriamiento de las aguas
abisales, provocado por los periodos glaciales, destruyo a fines del
Terciario la mayor parte de la fauna abisal. Salvo algunas reliquias
preglaciales (presenten sobre todo en las poblaciones hádales), que
sobrevivieron a dicha catástrofe, la fauna abisal actual sería el resultado
de una nueva y reciente invasión (que dataría del Cuaternario) a partir
de las aguas litorales de las latitudes altas y también de las poblaciones
batiles que se salvaron hasta cierto punto de esta “ola de frio”, porque
están formadas por especies más tolerantes y también porque las aguas
muy frías son también muy densas y tienden por consiguiente a
descender hasta los mayores fondos.
Al lado de la feroz lucha por la vida que caracteriza los fondos de la
plataforma continental, los grandes fondos representan un ambiente de
menor competencia, para las especies que son capaces de adaptarse a
ellos. La aparición en los fondos neríticos, a lo largo de la historia de un
grupo zoológico cualquiera, de formas nuevas y mejor armadas para la
lucha por la vida (mayor fecundidad, tolerancia más amplia a las
fluctuaciones de los factores ambiente, o mejor adaptación a sus
modificaciones recientes, etc), puede poner a las especies in situ en un
estado de inferioridad; la mayoría desaparecen y se van a adornar los
tratados de paleontología; algunas subsisten refugiándose en fondos
mayores, para los cuales estaban más o menos adaptadas previamente,
por ejemplo porque era estenotermas para las bajas temperaturas, o
porque estaban provistas de un ciclo de desarrollo sin larvas pelágicas.
Los grupos o las especies del bentos profundo, en suma, son especies
que fueron expulsadas de la plataforma continental en un momento u
otro, y que a menudo prosiguieron su diversificación en formas nuevas y
su evolución en los grandes fondos.
Los peces son sin duda alguna el alimento más importante de origen
marino. Sin entrar en el detalle de estadísticas fastidiosas, será
interesante ver cuáles son los grupos de peces que constituyen el
grueso de las pesquerías actuales. De los 35,7 millones de toneladas de
peces que el hombre saco de los océanos en 1962, podemos considerar
que las partidas más importantes son las siguientes:
Sin entrar en detalles, revelaremos de todos modos que los peces que
viven en alta mar, (pelágicos) forman poblaciones mucho más
importante y son de mayor interés económico para el hombre que los
peces que viven sobre el fondo o en su inmediata vecindad. Hemos visto
ya la explicación, consiste en la diferencia de cadenas alimenticias en el
demonio pelágico y el del dominio béntico. Recordemos aquí que, en
aquel, la cadena alimenticia suele ser bastante directa, y que el pez que
come invertebrados herbívoros u otros peces, que han devorado
también a dichos invertebrados, acostumbra a tener pocos
competidores; además, el ciclo biológico de las especies es breve. En
cambio, en el dominio béntico, la longevidad de las especies es superior,
y, como ya he dicho antes, la cadena alimenticia presenta verdaderas
fugas laterales debidas a las especies inutilizables, que arrebatan a los
peces una parte del alimento que podría utilizar.
Acaso sea para los cupleidos para los que se indispensable basar las
condiciones de explotación de sus reservas en un sólido conocimiento
científico de la biología de la especie. En muchas regiones del mundo, el
problema de la mejoría del rendimiento de la pesca, de los clupeidos es
ante todo un problema de aparejos o de métodos de pesca; hemos
tenido recientemente un ejemplo de ello en Francia, de poca
envergadura es cierto, pero muy impresionante: aunque la pesca de la
sardina en las costas de la Francia mediterránea y sobre todo en
Provenza, había sido siempre mediocre e irregular, el Instituto Científico
y Técnico de las pescas marítimas consiguió que la Administración de la
Inscripción Marítima autorizase la pesca con luz (lamparo en Provenza y
“a 1' en cesa” en Cataluña), al mismo tiempo que vulgarizaba entre los
artesanos locales el empleo de la red corredora y con y con cierre para
reemplazar a la red de mallas corriente. El resultado fue que Marsella se
convirtió en tres años en un gran puerto sardinero, lo cual plantea, por
otra parte, algunos nuevos problemas, ya que las fabricas de conservas
se encuentran en su casi totalidad en la costa atlántica. Asimismo en la
costa de las Indias, la modernización de las técnicas de pesca ha hecho
subir vertiginosamente, durante los últimos años, las aportaciones que
alcanzan actualmente un volumen de 600 000 a 700 000 toneladas
anuales únicamente para el territorio de la Unión India (es decir, sin
tener en cuenta el Pakistán). Esta cifra es desde muy inferior a las
posibilidades reales de explotación de las reservas de los diversos
cupleidos, tanto más cuanto que la especie principal, Sardinella
longiceps, ofrece las condiciones más favorables para un rendimiento
máximo, puesto que se alimenta principalmente de fitoplancton (sobre
todo la diatomea Fragilaria oceánica); ya hemos señalado que, en estas
condiciones y con respecto a la producción vegetal (producción primaria)
se podía esperar una producción animal superior , ya que el hombre
utiliza directamente, para su alimentación en proteínas, el segundo
escalón de la pirámide alimenticia, en vez de utilizar el tercero (pez
comedor del plancton herbívoro). En las costas del Perú, son las
“auchonetas”, que también consumen directamente el fitoplancton, las
responsables de la prodigiosa expansión de las pesquerías de este país
experimentada en los últimos diez años y que ha situado al Perú en el
segundo mugar mundial entre los países pesqueros, inmediatamente
después del Japón; los cupleidos en cuestión constituyen sin embargo
una alimentación mediocre y sirven principalmente para hacer harina de
pescado destinada a la alimentación de las aves de corral (el Perú es el
primer productor mundial de este articulo, cuya importancia en economía
actual aumenta sin cesar. Este florecimiento, debido a condiciones
oceanográficas particulares, esta compartido en menor grado por la
porción septentrional de las costas de Chile.
Arenques
La situación actual de la pesca del arenque en los mares del norte de
Europa es un buen ejemplo de los excesos que conviene evitar.
Ostras
En cuanto a los crustáceos y los peces bentónicos útiles al hombre, y
que poseen larvas pelágicas, las dificultades son prácticamente
insuperables, puesto que después de su metamorfosis, que pone fin a la
vida larvaria, el individuo llena una vida libre y móvil; las probabilidades
existentes de mantenerlo en cautividad son aun menores (y estas ya son
mínimas) que las de obtener, a voluntad y en un lugar definido, un
número importante de larvas metamorfoseadas.
Por todas estas razones, puede decirse que el cultivo del mar, lo que
pudiéramos llamar la “talasocultura” no parece posible en el estado
actual de la oceanologia, al menos en la plataforma continental. Y,
además, conviene señalar el hecho de que es absurdo tirar fosfatos y
nitratos en el océano, invirtiendo grandes sumas en esta operación,
cuando la verdad es que sus guas contienen una reserva gigantesca de
estas sustancias minerales en la oscuridad de los grandes fondos,
donde estas sales no utilizan, porque allí no hay luz, y, por lo tanto,
tampoco hay vegetales. Ya hemos visto que allí donde los alzamientos
de aguas intermedias o profundas llamados upwellings elevan a estas
reservas minerales a las capas iluminadas, el fitoplancton pulula, incluso
en pleno océano, sirviendo de base a la pirámide alimenticia de la que
tan a menudo hemos hablado, y en cuya cúspide se halla sentado al
hombre, sosteniendo en una mano un plato de pescado. No constituye
una utopía en la era atómica, imaginar que pronto se encontrara una
fuente de energía “limpia” (en el sentido nuclear, de la palabra, o sea
que no deje residuos radiactivos que los seres vivientes se apresurarían
a acumular) y económica, que permitiese realizar en un punto
previamente elegido del océano un upwelling permanente, verdadero
surtidor de abono submarino, a cuyo alrededor se desarrollarían en
cadena el citoplancton, el zooplancton, los peces, y, desde luego, los
pescadores. Ya me parece ver a estos pescadores amparados por un
estatuto internacional y tocados con sombreros de paja azul, adornados
con el escudo de la ONU. Y esto no se trata de una broma, sin que
pienso seriamente que la fertilización natural de los océanos mediante
sus propias reservas minerales podría ser el día de mañana, en las
aguas del mare libero, internacionales por definición, y para el beneficio
de todas las naciones, una de las grandes tareas pacificas de la
organización internacional o de una de sus filiales.
Léxico – Índice
Ecología.- Ciencia que trata del estudio, de las condiciones del medio.
Oceánica.- (provincia)
Pelagos.-