Generalmente, los modelos organizacionales están clasificados como funcionales, basados en el
producto (divisionales) o con estructura de matriz. Las organizaciones funcionales son negocios con jerarquías tradicionales cuyas tareas están agrupadas por área funcional, como las ventas, la administración, la producción, la ingeniería y los servicios al cliente. Los modelos funcionales son más efectivos en un negocio donde se realizan a tiempo unos procesos de rutina o donde hay solo unos cuantos productos o líneas de servicio. Por ejemplo, una empresa de contabilidad que atiende a empresas con menos de 50 empleados tendría un modelo funcional. En los modelos divisionales, los empleados son agrupados por un factor común como el producto, la ubicación o la población de clientes. Por ejemplo, un servicio de limpieza puede tener divisiones separadas para servicios de oficina, restaurantes o escuelas. La organización matriz combina los elementos funcionales y de modelo del producto, usando equipos funcionales cruzados en los cuales los empleados trabajan en proyectos y le reportan a un gerente funcional y a un gerente del proyecto.