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La tienda de Johann Goder:

Relojes, libros ..., y el


enigma del tiempo.

Autor: Stefan F. Palma

INDICE:

1- VISITAS INESPERADAS
2- EL CUARTO CON CANDADO
3- LOS RELOJES Y EL ENIGMA DEL TIEMPO
4- LA BÚSQUEDA
5- CARRERA CONTRA EL TIEMPO
6- UN NUEVO DÍA

1
VISITAS INESPERADAS

La tienda de Johann Goder siempre había sido un punto de referencia para


los habitantes del pueblo de Primavera. El viejo Johann, como le llamaban
quienes le conocían desde joven, mantenía su tienda abasteciendo solamente
de libros usados y algunas obras de arte que, en opinión de connotados
anticuarios, poseían un valor considerable. Su vida, sin embargo, siempre
había estado marcada por rarezas, o circunstancias que le habían , de alguna
u otra manera, hecho cambiar de rumbo repetidas veces. Su esposa Elena
Dawson, quien le había acompañado los último veinte años, sabía
perfectamente quién era Johann Goder. Ésta había sido una noble dama
proveniente de una conocida familia en Edinburgo, y que, después de haber
fallecido sus padres, le habían legado a ella y a su hermana Marina una
suma nada despreciable. Las motivaciones que tuvieron ambos para vivir
juntos no están, al parecer, del toda claras; lo cierto es que sabían
convivir sin exigirse razones , sino más bien, por el simple hecho de
acompañarse. Como sea, eran felices; o así se veían. De este modo
pudieron tener a Martín Goder, que ya alcanzaba los trece años, y aunque en
la escuela se mofaban de su baja estatura, lo cierto es que poseía una voz tan
grave, que muchas veces asustaba a más de algún maestro nuevo.

Como sea, la gente del pueblo respetaba sobremanera a los Goder , se podría
decir que de alguna forma sentían un profundo respeto por ellos ; sabían de
sus cientos de libros usados que había acumulado Johann durante décadas;
pero también sabían, o intuían , que mantenía un cuarto con candado, y que
incluso muy raras veces su esposa había podido ingresar. Unos decían que
mantenía libros sagrados; otros, simples relojes antiguos que tenía por
afición coleccionar.

Ya muy temprano, a las cinco de la madrugada, se podía ver a Johann


Goder limpiando la vitrina de su tienda, barrer hasta el último polvo y luego,
después de pulir los vidrios, abrir su tienda a las ocho de la mañana en
punto. Esta rutina la prodigaba cada mañana, puntualmente y con la
dedicación máxima.
Basta agregar que, después de la gran influenza de los noventa, cuando el
pueblo completo estaba bajo régimen de guardar cama, él apareció cada día,
con una bufanda al cuello, unos guantes nórdicos y botas de cuero hasta la
rodilla. Si añadimos que posee una figura quijotesca , nariz larga y unos
ojos profundos que permiten observar todos los detalles.
Lo extraño es que muy pocas veces se observan clientes entrando o
saliendo de su tienda; de modo que en los negocios el asunto
parece precario. Pero a Johann no le interesa en lo más mínimo. Es más, en
algunas ocasiones puede incluso prestar libros. Ya que para él lo más
importante es el amor a la lectura. Algo realmente inusual en personas de
negocios.
Así, la tranquilidad de la casa de los Goder parecía una rutina de nunca
acabar; hasta que un día, poco después de haber abierto la tienda, dos
muchachos entraban con unas maletas grandes, rompiendo el silencio.

-¡Buenos días señor! – dijo uno de los niños.


-¡Buenos días¡- respondió Johann Goder con su habitual simpatía, mientras
limpiaba unos libros.
- Nosotros somos Ricardo y Lucía, somos hermanos ...,hijos de Maria
Dawson-. Traemos una carta para la tía Elena.
- Pero claro, si son mis sobrinos . Disculparme por no haberlos
reconocido antes-. Y diciendo esto, se acercó a ellos para abrazarlos.
- Y, ¿cómo está María?- pronunció suavemente.
- La verdad es que ...- titubeó un instante Ricardo.
Entonces, desde una de las habitaciones interiores apareció Elena.
-¡Mira Elena!, son los hijos de María – expresó con alegría.
¡Claro, niños ¡ ...pero qué grandes están...y María ...,¿cómo está mi
hermana ..
Ricardo había dejado en ese momento la maleta descansar en el piso, y
mientras metía su mano al bolsillo de su chaqueta, sacaba un sobre.
-Esta carta la escribió María. Por favor léala.
Elena sacó unos lentes pequeños de su falda y con un poco de torpeza, se
puso a leer. La carta decía:
“ Querida Elena, hermana mía:
Te escribo estas líneas porque me pareció necesario dejar grabadas en
letras aquellos deseos más profundos que por ahora me llegan. Cuando
recibas esta carta , yo estaré en el hospital. ¡Sí!, estoy en una situación
delicada. Mi salud está en su última fase; mi vida se extingue cual nube
de primavera en el pueblo de High Bridge, cuando corríamos detrás de
aquellos patos silvestres, ¿recuerdas?...Bueno, mi abogado ha debido
cuidar de esta carta hasta que yo hubiese sido internada. El sufrimiento
que últimamente me traía esta enfermedad me ha hecho pensar en
ustedes para que cuiden de mis niños. ¡Sabes muy bien cuánto amo a
Ricardo y a Lucía!... Pues, desde que mi hija los abandonara con aquel
comerciante oriental, cuando aún necesitaban del pecho materno, me ha
hecho sentirme parte de ellos más que nada en este mundo. Ellos fueron
toda mi gran preocupación durante todos estos años. Por eso, he
dispuesto que mi fortuna sea destinada a ellos para su educación. Pero
como el dinero es vacuo cuando no hay un corazón justo que pueda
dirigirlo , y como los niños aún son pequeños, he pensado que las únicas
personas dignas de confianza en este mundo son ustedes. Sé que tanto
Johann como tú brindarán a estos niños todo el cariño y amor que se
pueda si el momento así lo determina.
Bueno , ya no escribo más....sólo Dios sabe si saldré de aquí, si
no...bendita sea su voluntad y benditos sean ustedes que cuidarán de mis
niños.
Te ama tu hermana por siempre.
María Dawson.”

Después de leer la carta, Elena no pudo contener las lágrimas que , como
si fueran arrancadas por una fuerza desconocida, prorrumpió en llanto
junto a Johann y los niños. Éstos, al verla llorar, la abrazaron con fuerza
y, en una escena en la cual se unieron los cuatro, se quedaron por unos
instantes perplejos ante la desgracia de la noticia, como un sauce que a
través de sus ramas , dejaba caer lágrimas cristalinas bajo la ropa aún
fresca de la mañana.

Un mes más tarde, la casa de los Goder había cambiado por completo; y no
porque Ricardo y Lucía fueran unos muchachos desordenados; sino porque
Martín , quien ya había hecho muy buena amistad con sus primos, se
entretenía más de la cuenta. Martín Goder poseía un espíritu inquisitivo,
sagaz e inquieto; su mente analítica le conminaba a encontrar soluciones a
diversos problemas, se podría decir que su pensamiento corría a cien ,
mientras que en la escuela debía bajar las revoluciones para no tener
altercados con sus profesores, a quien siempre estaba poniendo a prueba con
sus interrogantes sobre la naturaleza de las cosas.
Sucedió, sin embargo, que con la llegada de Ricardo y Lucía, su vida había
cambiado un poco. Cada noche se dirigía a la pieza de Ricardo y , con el
tablero de ajedrez en la mano, pasaban largas horas de la noche jugando. El
asunto era que Martín descuidaba sus tareas de la escuela. Pero sabía
arreglárselas de manera que siempre cumplía con sus obligaciones.

Pero una noche, mientras Ricardo y Lucía se daban las buenas noches, ésta
le preguntó:
-¿Conoces el cuarto que está con candado?
-¿Qué cuarto?- Le contestó con cierta duda e inquietud.
-Aquél que se encuentra justo saliendo del pasillo y doblando hacia la
oficina del tío.-. Le replicó Lucía moviendo la cabeza e instándole salir a
ver.

Ricardo por su parte, era un muchacho muy tranquilo, su cabello siempre


estaba peinado con bastante líquido fijador, de modo que no salía del baño
hasta no estar seguro de un peinado perfecto. Pese a sus quince años,
gastaba gran parte del tiempo en lecturas sobre aventuras de piratas y
antiguos tesoros escondidos.
Educado en un colegio de alta exigencia académica, donde la seriedad y el
honor debían ser la base de sus conocimientos y de su modo de vivir, nunca
dejaba una tarea sin realizar ; ya fuere en altas matemáticas o en un buen
partido de fútbol. Así, ante la propuesta de Lucía de salir a conocer la
extraña habitación, no pudo menos que sentirse impulsado a la curiosidad.

Lucía sabía muy bien cómo despertar la curiosidad en Ricardo, conocía


perfectamente su afición a la lectura y no tardaba en recordarle que detrás de
cada puerta existía la posibilidad de lo nuevo, lo desconocido...lo misterioso.
Lucía leía bastante, mas le cargaba la escuela, y todo lo que reflejara a una
educación formal. Para ella estaban siempre demás los consejos de los
mayores y no pasaba de ser una mera pérdida de tiempo la educación
obligatoria; sin embargo, al igual que su hermano, le encantaba aquello que
estaba oculto. El misterio, los mitos y los cuentos eran su especial
predilección. Además, Ricardo le reprochaba su afinidad con las cartas del
Tarot, pues pensaba este último que todo el conocimiento de las cartas eran
una simple invención de los Eruditos de la Edad Media, para la entretención
y el ocio.

2
EL CUARTO CON CANDADO

Sin mediar conversación alguna, Ricardo y Lucía se encaminaron por


el largo pasillo en el cual, según Lucía, se ubicaba el cuarto con
candado. Mientras avanzaban, Ricardo le dijo a Lucía:
- Mira Lucía, debemos ir despacio, pues no me gustaría que el tío
Johann advirtiera que andamos conociendo la casa sin su permiso-.
Terminó diciendo en tono despacio y algo preocupado por la
situación.
- ¡Tranquilo Ricardo! El tío Johann no se dará cuenta...,además , no
creo que se enoje, recuerda que solo vamos a ver.- le contestó
seriamente, como intentando darle algo de seguridad.
- Podríamos ir a ver libros mejor- dijo Ricardo con recelo, mientras
llegaban al frente de la puerta.
- ¿Tienes miedo acaso? – le replicó con algo de sarcasmo.
- Es que considero que ...
- ¡Mira Ricardo!... ¡Llegamos!
- Hay algo en la puerta... ¡Es un cartel con una inscripción1 –dijo
Ricardo acercándose a leer.
- ¡Y un extraño candado!- replicó Lucía mientras se acercaba a tocarlo.
- ¡No toques nada Lucía! El tío Johann se podría molestar. Además,
no sabemos qué pueda estar detrás de ésta puerta- le contestó
Ricardo temiendo y sintiendo un leve frío correr por su rostro.
- Está bien..., no te preocupes, sólo miraré de cerca y te prometo que
no lo tocaré. ¡Mmm!...¡mira! Ricardo...el candado tiene unos
extraños dibujos en su parte delantera. Creo que debo limpiar un
poco para observar mejor- Lucía pasó muy suavemente su mano por
el candado hasta que pudo contemplar por completo el candado: eran
unos dibujos antiguos. Recorrían todo el candado desde la parte
superior, pasando por el agujero central y terminando abajo.
- ¡Esto es fantástico! –dijo Lucía-. El candado tiene estos hermosos
dibujos- hablaba despacio para no ser oída mientras disfrutaba del
candado-. ¿Quién los habrá dibujado?..., ¿con qué motivo?- se
preguntaba con una suave voz.
Mientras tanto, Ricardo comenzaba a sentir que algo oculto se venía.
Impresionado por una pizarra que, colgaba sobre la puerta y que contenía
algo escrito, se acercó y leyó lo siguiente:
“ ¡Corazón del Universo!
Hermoso como una pintura;
mis manos orbitan tu rostro,
constante como el Sol.
¡Hijo del movimiento!
Ave del conocimiento,
¡Haz del espacio un hogar!
Un latir en la esperanza”
Al instante, apareció la figura larga de Johann Goder, como emergiendo de
una sombra entre unos estantes de libros.
- ¡Hola muchachos!- dijo con una tierna voz.
- ¡Hola tío Johann!- dijeron al unísono Ricardo y Lucía.
-Bueno, muchachos- dijo Johann como si advirtiera cierta
preocupación.
-¿Qué sucede?-preguntó rompiendo el silencio.
- La verdad tío..., es que quisimos ver este cuarto...- mencionó Lucía .
- ¡Sí! - agregó Ricardo, sumándose a la explicación de Lucía.
- Y bueno..., ¿qué han encontrado de raro?
- Nos llamó la atención este cuarto, tío. El candado y el cartel en la
puerta nos tienen algo interesados- declaró Lucía.
- ¡Oh! ... ya veo- dijo Johann con admiración.
- ¿Qué significan esas palabras en el cartel de la pizarra? – preguntó
Ricardo.
- ¿Qué pueden significar los dibujos en el candado, tío Johann?
Lucía se cruzó los brazos como si esperase una respuesta clara y verdadera.
Miraba los ojos de Ricardo y sabía que éste reprocharía tanta insistencia en
buscar información respecto al candado y al cartel, pero aún así desafiaba a
su hermano a una respuesta.
- ¡Claro!... ya entiendo- agregó Johann Goder mientras se rascaba la
cabeza como si buscara alguna respuesta para conformarlos.-.
¡Claro!... sucede que... eh...miren...ustedes , ¿han oído hablar de
...relojes?
- ¿De qué? – se adelantó Lucía.
- De relojes- dijo Johann Goder con suavidad.
- ¡Relojes!.- dijo Ricardo.
- ¡Relojes! - dijo Lucía.
- En este cuarto hay relojes.- recalcó nuevamente Johann Goder.
- ¿Verdad? – preguntó Lucía intrigada.
- ¡Sí Lucía!...En este cuarto hay relojes.
- Y..., ¿es coleccionista, tío Johann?- preguntó Ricardo-
- ¡No!- afirmó con seguridad Johann Goder mientras limpiaba el
candado.
Lucía miró a Ricardo como si buscara entender al tío, pero prefirió seguir
preguntando...
- Entonces..., ¿es un vendedor de relojes?- continuó Lucía.
- ¡Tampoco!- replicó nuevamente Johann Goder con tono suave.
Ricardo pensó que tal vez tantas preguntas incomodarían al tío. De modo
que sin pensarlo se dirigió a Lucía.
- Lucía, creo que es hora de que volvamos a nuestras
habitaciones. Recuerda que mañana debemos ir con tía Elena a
comprar al mercado.
- Escuchen niños..., sé que están intrigados con lo de los relojes... pero
díganme una cosa..., ¿qué es un reloj?
- Bueno... es un instrumento que sirve para ver la hora- aseguró Lucía.
- Y tú Ricardo- pronunció Johann moviendo su cabeza.
- Bueno..., esa es una definición más bien literal... tal vez podría ser
algo más general...
- ¡Bien!...Ricardo- le animó Johann Goder a seguir pensando.
- ¡Claro!...-continuó Ricardo-.O sea, un reloj puede ser como un
instrumento que proporciona una cierta ubicación del tiempo.
- ¡Exacto!- replicó Johann-. ¡Escuchen!..., un reloj puede tener dos
definiciones ; una particular, y otra universal. Lo que tú has dicho
es lo particular del objeto en sí. La última, es decir lo universal, se
refiere a los cinco estadios de existencia que pueden converger en un
reloj. Pero como ya es muy tarde, mañana les puedo mostrar los
relojes para que comprendan mejor de qué estoy hablando.
Y diciendo esto, observó su reloj de bolsillo, se alejó tranquilamente por el
angosto camino central de la tienda, apagando algunas luces de la tienda
y encendiendo otras que estaban sobre algunos libros.
-¡Buenas noches tío Johann ¡- Dijeron ambos, con cierta inquietud.
- ¡Buenas noches! Niños- contestó Johann con suave voz.
A la mañana siguiente, Martín Goder, se dirigió a la pieza de Ricardo y,
golpeándole la puerta le gritó:
- ¡Ricardo!...¡Ricardo!. Desde adentro éste le contestó:
- ¡Ya voy Martín!...un momento.
- Es que mi papá abrirá el cuarto con candado..., ¿te gustaría venir?
- ¡Claro!..- respondió con fuerza desde el interior-.¡Avísale a Lucía,
por favor!
- Está bien...nos veremos en media hora en el cuarto...
Media hora después de lo acordado, los tres estaban frente a la puerta
con candado.
-¡Es impresionante!- exclamó Lucía.
-¿Qué cosa?- preguntó Ricardo.
-¡Entrar al cuarto!.., ¿no?
-¡Sí!.- agregó Martín
Y mientras observaban si aparecía Johann Goder por uno de los largos
pasillos de la antigua casa, exclamó con algo de temor. Al menos así se
hizo ver en su tono de voz.
- ¿Prometen guardar un secreto? – preguntó Martín-. ¿Prometen?.
- ¡Claro Martín ¡ dijo Lucía, mientras que Ricardo quedó callado,
como si no descifrara con claridad las palabras, al instante que se
rascaba la cabeza con delicadeza.
- ¿Juras tú Ricardo? - le preguntó con seriedad.
- ¡Claro Martín! –. ¡De acuerdo! – respondió asintiendo con la cabeza.
- Sabían que mi padre busca encontrar... un enigma.
- ¡Un enigma! – dijeron ambos al unísono.
- ¡Sí!...¡un enigma del tiempo!- volvió a repetir levantando las manos.
- ¿Por eso el cuarto de relojes?- preguntó Lucía con certeza.
- Y... ¿sobre qué trata el enigma? - preguntó Ricardo.
- Sobre la naturaleza de la vida, el universo y Dios.
- ¡Pero eso suena imposible!- Dijo Ricardo.
- ¿Y los relojes son la solución a tal enigma?- preguntó Lucía
- ¡Sí!... pero no es allí donde está toda la respuesta.
- ¿Y donde está? – dijeron ambos el mismo tiempo
- ¡En los libros!... ¡en los libros! - exclamó con agitación y ansiedad

Entonces, mientras Ricardo, Lucía y Martín se quedaron mirando por unos


instantes, como si un gélido aire invadiera sus cuerpos, al interior del
pasillo, ante la suave luz que llegaba desde las lámparas colgantes, crecía la
figura de una sombra entre las paredes y el techo. Ante tal percepción, los
muchachos se juntaron por unos instantes. Lucía tuvo la sensación de que
se trataba de un gato, pues el estímulo que recibió la hizo recordar antiguas
figuras y formas egipcias que tenía en mente.

Luego apareció de golpe Johann Goder.


- ¡Hola tío Johann!- exclamó Lucía.
- ¡Hola Lucía!, espero que no se hayan asustado- exclamó Johann
Goder.
- La verdad es que nos impresionó la sombra- contestó Ricardo
- Sí, tío..., tuve una sensación de temor – dijo Lucía con voz
temblorosa.
- Lo que pasa es que hay que acostumbrarse a las sombras- dijo Martín
, mientras Johann mostraba una leve risa.
- Claro muchachos..., eh... ¿recuerdan nuestra última conversación?-
preguntó enfático .
- La de los relojes- dijo Lucía mientras miraba a Ricardo fijamente.
- Creo- dijo Johann- que tienes una buena memoria
Lucía. Efectivamente les tenía que contar acerca de los relojes . En
un reloj se pueden observar cinco estadios diferentes; o sea,
podríamos decir que son como momentos.
- Bueno- dijo Ricardo con ingenuidad-, pero... ¿ cuáles son?
- Tiempo, espacio, movimiento, energía e identidad- exclamó con
autoridad Johann Goder.
- Ya veo- dijo Lucía con calma- Creo que nos estamos metiendo en
algo serio...tal vez esto tenga que ver con una gran teoría universal
- Eres muy sagaz Lucía- exclamó Johann.
- Quieres decir que existiría alguna ley unificadora para comprender
el funcionamiento de un reloj- dijo con cierto sarcasmo Ricardo,
mientras miraba Martín.
- ¡No seas irónico, Ricardo!- le replicó Lucía.
- Veamos un poco. Si estos conceptos son tan potentes para expresar
la finalidad de un reloj..., ¿ cómo nos podemos dar cuenta de la
validez de tales conceptos? - preguntó Ricardo , intentando ponerse
más serio, después que a Lucía no lo agradase su ironía.
- Creo que hemos olvidado algo- señaló Martín-. ¿Y si en vez de
hablar nos dedicamos a observar el fenómeno?...tal vez podríamos
entender mejor estos conceptos..., ¿o no?- recalcó con una convicción
que hizo que Lucía y Ricardo se mirasen con extrañeza.
Entonces, Martín miró fija y fríamente a su padre, como si quisiera
exigirle con la autoridad que representa la condición de hijo la
obligatoriedad para abrir el cuarto. Luego de unos segundos en
que todos se miraron, Johann Goder , moviendo la cabeza y observando
un gran reloj de bolsillo que llevaba colgando a su pantalón recalcó de
manera seria y con algo de preocupación.

-¡Miren muchachos!...no sé si están preparados- expresó con cierta


inquietud Johann Goder-.Es posible que después de que entren al cuarto
y averigüen lo que existe en el mueble de los relojes con memoria...es
decir...
-El mueble de los relojes con memoria- exclamó Lucía.
-¡Vaya qué nombre!- susurró Ricardo.
-Yo no sabía nada al respecto de tal mueble- pronunció en voz baja
Martín, mientras miraba a Ricardo y luego a Lucía.
-Tal vez deban primero mirar los libros del tiempo- dijo Johann Goder
-¿Dónde están , tío Johann?- preguntó Lucía, quien ya comenzaba a
disfrutar lo que parecía más misterioso aún. Pues esta mezcla de
ansiedad y nerviosismo hacía que se le retorciera el estómago por unos
momentos; sin embargo, la suma total de los sentimientos, la llevaba a
desear experimentar nuevos desafíos e interrogantes-.
Se encuentran en la biblioteca del salón central, arriba de la escalera
caracol, lado izquierdo- contestó sereno Johann Goder.
-Y, ¿cuáles son esos libros?- preguntó Lucía-, ¿dónde rayos
hallaremos aquellos libros ?- volvió a preguntar Lucía, insistiéndole al
tío Johann.
-Lo sabrán cuando miren la tapa dorada con letras cuya inscripción diga:
Filius Aura.
Diciendo aquel nombre, se fue caminando por el pasillo como si fuese
arrastrado por el cálido brillo que desplegaban las luces del pasillo
central. Al instante que Lucía, Ricardo y Martín veían nuevamente cómo
la figura de Johann Goder se desvanecía por el pasillo cual sombra difusa
, no pudieron dejar de sentir un extraño escalofríos al oír aquél singular
nombre.
3
LOS RELOJES Y EL ENIGMA DEL TIEMPO

Lucía no había podido conciliar el sueño durante la noche posterior al


encuentro con el candado y con las explicaciones sobre los relojes. Sobre
todo, estaba sorprendida por aquel nombre de Filius Aura. Por una parte,
estaba convencida de que el candado contenía unos dibujos que
sobrepasaban lo normal. Por otra parte, sabía que cualquier explicación
racional acerca de los relojes, el candado y el libro del tiempo de Filius
Aura, debía pasar por un análisis mucho más metafísico o quizás
mágico. De modo que, en un primer momento de claridad, tuvo la
sensación de que el candado en cuestión contenía gran parte del enigma
mencionado por Martín. De modo que, sin perder tiempo, corrió a la
habitación de Ricardo y le fue a explicar su tesis.
- Ricardo..., ¿estás ahí?- preguntó Lucía con un tono suave.
- Sí Lucía, pasa por favor- contestó desde adentro.
Lucía ingresó y observó cómo Ricardo se dedicaba a leer unos libros.
- ¿No te has podido quitar de la cabeza los dibujos del candado,
Lucía?- le preguntó Ricardo como si hubiese podido ver en su mente.
- Es que creo que he hallado algunas respuestas al candado...
- ¡Cuéntame!- se apresuró Ricardo.
- Los dibujos del candado corresponden a símbolos. Esto es son
representaciones de otras cosas. Mira, el Sol , por
ejemplo corresponde a un símbolo cuyo significado real puede ser...
- La luz- respondió Ricardo con prontitud.
- Sí. Pero hay algo más...la luz del Sol puede significar los albores de
la humanidad...
- ¡Ya veo!- dijo Ricardo- O los albores del conocimiento.
- ¡Exacto!...luego las pirámides nos muestran las primeras
civilizaciones que cubrieron la Tierra.
- O sea que ... en el candado estarían dibujados símbolos que
marcarían un mapa de la historia de la humanidad.
- ¡Correcto Ricardo!...aún más... los símbolos del candado dejan ver
algo más terrible
- ¿Qué Lucía?- dijo Ricardo nervioso .
Lucía entonces quedó muda por un rato. Luego intentó decir algo pero no
fue capaz de pronunciar palabra alguna. Sintió que por su cuerpo recorría
un temblor. Sin embargo, exclamó
-¡Ricardo!..., la inscripción en los candados nos advierten el fin.-dijo
con pavor en su rostro.
-¡El fin de qué!, Lucía- suspiró Ricardo.
-El fin de la humanidad, de la vida ....el fin del planeta.
-Y ¿cómo puedes estar tan segura? Lucía.
-Porque lo he visto en los símbolos del candado, ¿no entiendes?
Ricardo. Existe una secuencia lógica que explicaría el ocaso de la vida.
Diciendo esto, Lucía se desvaneció unos instantes, cayendo al suelo por
unos segundos, mientras Ricardo, recogiéndola, intentaba reanimarla
proporcionándole un poco de aire al mover ambas manos.
Luego, despertó con prisa e increpando a Ricardo.
-¡Vamos! Ricardo...
-¿Dónde?... Lucía
-Vamos a buscar el libro con letras doradas que mencionó el tío
Johann.
- ¡Vamos entonces!

Así fue como dirigiéndose a la biblioteca del salón central, subieron la


escalera caracol y buscaron el libro. No fue difícil hallarlo, pues sus letras
doradas delataban fácilmente su presencia. Lucía lo sacó de su lugar y lo
bajó; luego, pese a que el polvo no dejaba leer bien las inscripciones, lo
soplaron suavemente . En breve, pudieron leer el siguiente título:

Sobre
Filius Aura
y el enigma
del tiempo.

Entonces, abrieron la tapa y descubrieron una especie de índice.


- ¡Mira aquí!- dijo Lucía con asombro-. Dice: ¡ Libros de Filius
Aura!-. Y luego, continuó leyendo en voz alta-. Episteme, Natura,
Cosmos, Homine, Tekne, Vita y finalmente, Spiritus
- Observa que Spiritus está con letras de oro y plata- dijo Ricardo.
- ¡Exacto!, Ricardo- replicó Lucía con entusiasmo.
- Ciertamente son letras griegas y latinas- exclamó Ricardo.
- ¡Claro que sí!- señaló Martín con su voz grave- , son conceptos que
encierran grandes significados, difíciles de una sola interpretación y
significado- terminó diciendo con seguridad.
- Pues bien, no puedo esperar más...,debo ir al cuarto de los relojes-
señaló Lucía con resolución.
- Está bien , ¡vamos!- dijeron Martín y Ricardo al unísono.
- Pero ... y la llave del candado con símbolos- agregó Lucía.
- ¡Yo la tengo!- dijo Martín , mostrándola.
- ¡Martín!...,¿le quitaste la llave al tío Johann?- preguntó Ricardo con
preocupación.
- ¡No!, sólo la tomé prestada.
- Lucía no se movió y Ricardo expreso en su rostro el temor.
- Quiero ir- dijo Lucía con aire valiente.
- Vamos, entonces- dijo Ricardo.

Al llegar al cuarto con candado descubrieron que la puerta estaba


abierta. No había rastros de haber nadie. Sintieron que algo estaba mal,
pues sabían que el tío Johann cuidaba mucho aquélla puerta.
Lucía miró hacia el interior de la pieza y se aventuró a entrar, con el corazón
latiéndole a mil por hora. Sabía que era una oportunidad para conocer cuán
valiente podía ser. No deseaba por nada en el mundo arrepentirse; así es que
puso en marcha sus pies y caminó sin preámbulos. Con esa conducta, le
demostraba a Ricardo y a Martín cuán capaz era de avanzar por aquello que
le preocupaba. Ricardo y Martín entraron, los dos con algo de tensión en las
piernas, pues los pasos que dieron se iban quedando pegados al piso. Lucía
miró hacia atrás y comprendió que su acción dio un ánimo e impulso a
imitarla.
-¡Miren!...es el mueble de los relojes con memoria- gritó Lucía.
- Ya veo- recalcó Ricardo-. El mueble posee relojes de distintas
épocas..¡miren bien!- . ¿Qué pueden significar?.
- Observen los nombres- señaló Martín con entusiasmo-, son los
mismos nombres que vimos en el libro de Filius Aura.
- Qué tal si le presiono la perilla a éste reloj Spiritus- dijo Lucía.
Y haciendo aquello, de pronto, los relojes comenzaron a emitir un sonido
extraño. Parecía una especie de gemido o voz que estuviera saliendo desde
una cueva o un túnel. Luego de un segundo, los siete relojes comenzaron a
vibrar. Y no fue sólo eso. En el acto, una luz maravillosa salió disparada
hacia el centro de la habitación: eran colores de distintos matices que se
fusionaban unos con otros, permitiendo ver una infinidad de colores al
mismo tiempo.
-¡Oh!... Miren, qué colores se han desplegado – gritó Lucía.
- No lo puedo creer..., ¿esto es real o una ilusión?- dijo Ricardo.
- Debe ser real, pues los tres estamos viendo lo mismo..., ¿o no?-
expresó Martín con convencimiento absoluto.
- ¿Y si fuera una ilusión colectiva?- preguntó Ricardo.
- Entonces sería una realidad, pero en otra dimensión- aseguró Lucía.
- Puede que todo esté en nuestra mente, y esta realidad no exista-,dijo
Ricardo- algo así como un solipsismo en alto grado.

Mientras quedaban mirando los colores desplegados al centro de la


habitación, comenzó a dibujarse, a través de los mismos, una suave silueta
de niño, algo así como una figura humana, pero de dimensiones
pequeñas. Luego, cada vez se fue haciendo más notoria la imagen de la
percepción que invadió el espacio aquél. A medida que los
colores comenzaron a girar, a mayor velocidad por vuelta que daba, la
silueta humana aparecía con mayor claridad. Efectivamente. Era la figura
de un niño: rostro pálido y manso que se ubicaba en suspensión, a la altura
de un metro del piso. Vestía un pantaloncito azul, con zapatas negros y una
corbata verde oscura. Sus ojos eran grandes e invitaban a la reflexión, pues
detrás de su mirada, se hallaba un camino casi infinito.
Mientras que Lucía , Ricardo y Martín habían quedado mudos ante tal
imagen, la figura naciente de los colores habló.
- Yo soy Filius Aura,
porto el mensaje que seca los campos en primavera,
florecen hongos en invierno, y arrastra nubes negras en verano,
y luego, después del mediodía,
cubre la noche con el silencio perpetuo.

Entonces, y casi al momento de terminar, otros colores configuraron el


espacio y , como si de nuevo comenzaran a girar, comenzó una nueva figura
a formarse. También era la imagen de un ser pequeño; pero esta vez no era
un niño, sino un viejo; o mejor dicho, un niño-viejo, ya que su vestimenta
era un traje largo, con una camisa manga corta y unos zapatos con un
broche de oro al centro.
Luego habló con voz quejumbrosa y triste

Yo Filius Aura,
Porto el mensaje, que renueva otras primaveras
Derrama la luz con un toque de vida y,
Riega los campos de mariposas y lirios,
Mientras las abejas pueblan los prados
Por unos días más, hasta el último día,
Donde no habrá más enigmas.
Luego de las palabras de Filius Aura, la imagen desapareció por completo,
no sin antes llevarse consigo, una estela de colores brillantes y absorbentes
que se depositaron en los distintos relojes; después de ese evento, y
mientras Lucía , Ricardo y Martín aún no se reponían de la visión, los
relojes comenzaron a funcionar todos. Cada uno de ellos había comenzado a
andar a partir de las doce. Y una armoniosa marcha de las maquinas de los
relojes se hacía presente con un latir que más bien parecía un tronar de
estrellas en nacimiento. Todos juntos marchando al ritmo de un solo sonido
y vibrar: el mecanismo era uno sólo. Y luego, desde el mueble se pudo
contemplar una extraña luz azul plateada, con marcos de oro.

Mientras tanto, Lucia, Ricardo y Martín que parecían como absortos, no


fueron capaces de moverse.... Luego, un sonido invadió el lugar: era como
un trueno que caía desde el cielo y, sin percatarse de nada, sucumbió ante
los pies de Lucía. Martín le dirigió una mirada a Ricardo como con pavor
y espanto.

4
LA BÚSQUEDA

Después del extraño suceso que les ocurrió a Lucía, Ricardo y Martín,
quedaron con la impresión de que algo debían hacer, pues la aparición de la
imagen de Filius Aura y sus mensajes, no les produjo ninguna tranquilidad,
sino al contrario, quedaron tan metidos con la pequeña figura de niño, que
ya la vida sencilla y tranquila en el hogar de los Goder, definitivamente, no
era la misma.
-He leído muchas historias – dijo Lucía con sorpresa-, pero esto es...
-¡Sí!- dijo Ricardo emocionado-, yo también.
- ¿Se dan cuenta?- preguntó Martín exaltado.
- ¿Qué cosa?- señaló Ricardo.
- ¡El mensaje!...¡Debemos traducir el mensaje!- enfatizó Martín.
- ¡Ah, el mensaje de Filius Aura!- dijo Lucía-, contiene una doble
realidad, pues sus dos imágenes constituyen dos mensajes a la vez,
¿no?.Además, es el mismo ser que aparece en el libro del Enigma del
Tiempo
- ¡Claro!...como dos personalidades en una- recalcó Ricardo.
- ¡Exacto!- confirmó Martín.
- ¡Filius Aura nos habla con metáforas!- dijo Lucía emocionada.
- ¡No entiendo!- señaló Ricardo intrigado.
- Fíjate, Ricardo...cuando dijo: “porto el mensaje que seca los campos
en primavera”, se refiere a la muerte , a la destrucción de los
alimentos.-contestó Lucía.
- O sea, que, cuando habló: “florecen hongos en invierno”... se
refiere a ...- recalcó tartamudeando un poco, Martín.
Lucía y Ricardo se miraron estupefactos..., con el tipo de mirada se habían
podido decir algo más que palabras..., luego, Lucía rompió el silencio.
- ¡Sí, Martín!...hongos en inviernos son metáforas de ...-, Lucía se
demoró en decir palabra alguna. Un nudo en la garganta se apoderó
de su lengua, y no fue capaz de pronunciar sonidos.
- ¡Bombas atómicas!- terminó diciendo Martín con claridad.
- ¡Cierto!- agregó Lucía mientras le tomaba la mano a Martín en señal
de apoyo.
- Sólo una bomba de esas características podría arrastrar nubes
negras...algo así como polvo nuclear...destrucción...¡qué horror!- dijo
Lucía, con la sensación de que el mensaje era terrorífico en su
interpretación.
- Y después del mediodía, cubre la noche con el silencio perpetuo.
Sabrán a qué se refiere esta metáfora..., ¿no?. Exclamó Ricardo.
- Ciertamente- dijo Lucía, convencida del significado último-. Se trata
de la destrucción total de la Tierra. No más planeta... ¡silencio
perpetuo!
Ricardo miró fijamente a Lucía y a Martín, y con el corazón estrecho por lo
que el mensaje de Filius Aura significaba, agachó la mirada al piso , como si
buscara respuestas y luego, recordó a Lucía que el pequeño ser poseía dos
identidades; y que el segundo ser , niño-viejo, era portador de otras
metáforas.
- No te preocupes, Lucía- dijo Ricardo intentando calmarla.
- Todavía tenemos tiempo, supongo...¿no?- dijo Martín.
- Observen el segundo mensaje de Filius Aura- señaló Ricardo.
- Sí... cuando dijo: “ derrama luz con un toque de vida”-. Y luego, dijo:
“riega los campos de mariposas y lirios”. Sin duda que se refiere a la
vida sobre la Tierra- dijo Lucía.
- Y cuando señaló que: “ las abejas pueblan los prados”, nos intenta
decir que los seres humanos desarrollan pueblos, culturas y organizan
comunidades... o algo así, ¿no?- recalcó Martín.
- Es lo más probable – dijo Lucía-. Hay algo más, noten que cuando
dijo: “Por unos días más, hasta el último día”, puede referirse al
tiempo que cubre la distancia entre la vida humana en la actualidad y
el fin de los días, o de los tiempos..., y eso puede tomar millones de
años o miles de millones de años más... creo yo.
- Donde no habrá más enigmas- dijo suavemente Ricardo.
- ¡Exacto!-. Ya no habrá más enigmas que resolver- contestó Martín.
- Entonces , no hay tiempo que perder, la advertencia es clara...,
¡vamos! Corramos en busca de ese libro de Filius Aura- arengó
Lucía-.

- Así que, Martín, debes llevarnos de vuelta a la sala de los libros y


leer aquellos libros de Filius Aura sobre el enigma del tiempo. Seguramente
allí encontraremos más respuestas.
- Ciertamente, ¡vamos!- grito Martín.
- Muy bien- interrumpió Ricardo.
Se pusieron en marcha tan pronto como pudieron. Llegaron a la biblioteca
central del salón y Lucía, que ya conocía dónde se hallaba el libro de Filius
Aura, subió y lo sacó. Entonces, lo abrieron.
- Recuerden que cada capítulo es un libro- aseveró Lucía con énfasis.
- ¡Sí!...miren...el libro uno Episteme- dijo mirando a Martín-, en griego
significa conocimiento.
- ¡Claro!...y luego viene una pegunta-dijo Martín, mientras ojeaba los
otros capítulos de más adelante-. Después de cada gran enunciado o
palabra simbólica viene una pregunta.
- ¡Ya veo!, Martín... ¡el enigma del tiempo se refiere a preguntas!-dijo
Lucía con inquietud en sus palabras, mientras recorría con sus manos
el libro de Filius Aura.
- Observen la primera pregunta en el libro de Episteme- señaló
Ricardo-.
- Y con voz suave leyó la siguiente pregunta:
¿En qué consiste la meta final del hombre?
- ¿Cómo podemos responder?- preguntó con calma Ricardo.
- Un momento- dijo Lucía-. Vean cómo Episteme lo podemos
relacionar con el conocimiento.
- ¡Claro!..., y con los relojes-dijo Martín deprisa.
- Lo realmente difícil será conseguir la repuesta- aclaró Ricardo.
- El reloj Episteme es el primer reloj. Puede ser algo como el primer
salto hacia el descubrimiento de las cosas, del saber en sí. De modo
que la meta final del hombre puede ser el resultado de las actividades
del pensamiento. Dijo Lucía con voz temblorosa.
- Pero este pensamiento total puede estar determinado por un tiempo
preciso, ¿no? Terminó por decir Martín.
- No estoy tan seguro- afirmó Ricardo mientras se rascaba la cabeza
con un lápiz.
- Sucede que es imposible responder tamaña pregunta...es como
adelantarse al futuro y ver la meta final del hombre...y ¿cómo
sabremos si el hombre tendrá alguna meta específica?- señaló Martín.
- El hombre se ha ido construyendo a través de los siglos, y seguirá en
esta ruta del conocimiento, mientras no haga un mal uso de él, y se
autodestruya- dijo Lucía, con un poco de temblor en sus palabras.
- Entonces, la meta final del hombre puede ser el máximo desarrollo
del pensar, pero en beneficio de la supervivencia de la especie, de
acuerdo a un tiempo que no puede exceder- aclaró Martín.
- ¡Cierto!-dijo Ricardo, mientras rayaba algunas hojas de su cuaderno.
- ¡Vamos!- dijo Lucía a Ricardo- escribe alguna respuesta corta.
Recuerda que debemos ir dando solución a este enigma del tiempo-
De lo contrario, algo trascendental en la historia humana puede
ocurrir.¡Ah!, debes escribir directo en el libro de Filius Aura, debajo
de la pregunta.
- Claro, una simple palabra puede ser la respuesta....como Luna ,
Sol, ....incluso puede ser algo como reloj- dijo asustada Lucía.
- Entonces...si vamos más allá , puede ser una idea, un pensamiento un
poema- dijo Martín.
- Y que tal, un sueño... acaso no es parte del conocimiento, acaso
cuando soñamos no lo hacemos porque sabemos algo- recalcó Lucía
con fuerza en sus palabras-, puede ser un mito, pues de él derivan
muchos sueños.
- Sí, pero no creo que sea algo así de profundo- contestó Ricardo-
- ¡Está bien!, que les parece si escribo- dijo Martín, mientras escribía
y leía al instante suavemente- la meta final del hombre consiste en
el desarrollo del pensamiento para el provecho de la humanidad.-
que les parece..., ¿lo dejamos así?
- Me gusta – dijo Lucía-, después de todo, el conocimiento humano
debe ser algo de lo cual las personas puedan ser más felices,
generación tras generación, como el desarrollo de la medicina, por
ejemplo, ¿no?
- Te apoyo- dijo Ricardo, colocando su mano en el hombro de Martín.
Lucía tenía el presentimiento de que la pregunta sobre el libro de Episteme
tendría múltiples respuestas, y de alguna manera no estaba tan segura si
aquella que habían dado, sería adecuada a lo que el libro de Filius Aura
deseaba. Aún así, creía que la respuesta, les dejaba tranquilos. Mientras
tanto, sabían , por lo demás , que la próxima pregunta no sería nada de fácil.

- Está bien- dijo Lucía, mientras encontraba el libro Natura-, escuchen


esto, ahora sí creo que no será tan fácil responder esto- mientras leía
en voz alta la siguiente pregunta:
¿ Cuál es el fin de la naturaleza?
- ¡Vaya pregunta!- dijo Ricardo, a la vez que no dejaba de ver el libro.
- No sé, puede ser contener el todo en la vida- dijo Ricardo.
- La organización de la vida , de los organismos... de la especie
humana- dijo Martín, con entusiasmo.
- Puedes ser la representación de lo organizado, como una flor, una
pintura, un rayo de luz, tal vez- dijo Lucía con aire sereno.
- Y qué tal un reloj mismo, ¿acaso no es un todo organizado?- contestó
Martín.
- Sí, pero por muy organizado que esté un reloj en su esencia, en
última instancia, un reloj no puede producir otros relojes- dijo Lucía.
- Evidente que no, ya que la materia organizada del reloj no es del tipo
autoorganización y selección de vida con identidad propia- contestó
Ricardo.
- Ya veo, el mecanismo de un reloj no permite ir más allá que el gasto
de energía que previamente se le proporciono, desde afuera, por
decirlo así, ¿o no?- preguntó Martín.
- Y , sin embargo, un reloj es como un sistema cerrado, ya que cuando
gasta energía, lo hace mediante ruedas dentadas, tornillos, y una
pequeña fuente de poder que organiza sus movimientos en tiempos
definidos y constantes- dijo Lucía.
- Aún así es un sistema artificial...sin vida...y naturaleza es aquello de
lo cual, el movimiento puede surgir mediante fuerzas naturales,
como la vida misma, la creación de planetas, la formación de
colores...no sé qué más- dijo Martín.
- Cierto, Martín- dijo Lucía-, sin embargo, el tío Johann nos enseñó
que en un reloj se desarrollaban cinco estadios, recuerdan: tiempo,
espacio, movimiento, energía e identidad. Es posible en la actuación
de todos estos elementos juntos se produzca una realidad distinta.
- ¿Es posible que un reloj, sea algo más que un objeto de creación
humana? – preguntó Ricardo completamente intrigado.
- ¿Por qué no?- preguntó Lucía-, después de todo, si el creador es un
humano, ser propio de la naturaleza... ¿por qué no habría de serlo una
de sus creaciones?
- Depende del plano de distinciones - contestó Martín.
- Bueno, creo que ya es el momento de elaborar una respuesta, ¿no?-
dijo Ricardo, apurándose tomar el lápiz y a escribir algo.
- Bueno...yo propongo algo así como ...mantener la capacidad
generadora de vida – dijo Lucía.
- Me gusta ...creo que es corta y potente- dijo Martín.
- ¡Aprobada!- contestó Ricardo-, a mí también me gusta.
- Entonces no hay más que esperar, pasemos a la siguiente pregunta,-
dijo entusiasmada Lucía, entonces, buscó el libro Cosmos, leyendo:
¿Qué contiene el Cosmos?
- Vaya...el Cosmos lo contiene todo....en él vivimos, ¿no?- declaró
Martín.
- Claro, en él respiramos, crecemos, nos desarrollamos y, finalmente
morimos- contestó Ricardo con cierta tristeza en sus últimas palabras.
- Pero hay algo más- apuntó Lucía-, en el Cosmos mantenemos nuestra
realidad que es parte subjetiva , y es parte objetiva; dos mundos
complementarios.¿captan lo que quiero decir?
- O sea que , es exterior a uno, y a la vez, interior a uno- replicó
Martín.
- Si, son dos mundos pero sin separaciones- dijo Lucía.
- ¿O sea que, cuando estoy feliz, también estoy triste?-preguntó
Martín.
- ¡Exacto! El Cosmos lo contiene todo- dijo Ricardo-, yo y mi yo
íntimo. Lo secreto y lo conocido, lo dicho y lo callado...
- La vida y la muerte- adelantó Lucía.
- Sí, cuando uno mira hacia el cielo ve la historia de uno mismo. Se lee
a sí mismo, como autor y como personaje....es difícil de pensarlo,
pero debe ser así..¿no?- dijo Ricardo.
- Entonces, ¿qué deberíamos responder?- preguntó Martín.
- Creo que ya hemos estado diciendo algo- contestó Lucía-. ¡Todo!,
todo lo pensado y lo no pensado.
- Me gusta eso- dijo Ricardo-, y a ti Martín.
- Sí, también me gusta.
- Entonces... a escribir. Todo lo pensado y lo no pensado.
- Bien , pasa a la siguiente pregunta Lucía, que ya no hay tiempo que
perder- dijo Martín con preocupación y ansiedad.
- El Libro cuarto de Filius Aura contiene el nombre Homine-dijo
Lucía, y luego leyó nerviosa la pregunta:
¿Qué es el hombre?
- ¡Qué pregunta!- dijo Ricardo levantando las manos hacia su cabeza.
- ¡Espera!-dijo Martín-, el hombre es...hombre.
- ¡Claro!... recuerda que también el hombre es animal- contestó Lucía.
- Sí, pero un animal que busca el infinito..., más allá de sí mismo-dijo
Ricardo-. Y eso lo hace distinto, de los demás animales.
- El hombre como especie; es decir en su género masculino y
femenino, son la misma humanidad en cáscaras distintas- contestó
Martín.
- Son abejas que vuelan por campos distintos- dijo Ricardo.
- Ciertamente, pero el hombre es el mayor creador de metáforas y
mitos que existe en el planeta. Sin sus sueños, no podría vivir- dijo
Lucía.
- Sin embargo, ninguna definición puede ser completa-contestó
Martín.
- El hombre es un ser social más que cualquier otro animal- recalcó
Ricardo.
- Sí , pero racional , libre, sin dogmas cautelares- contestó Lucía.
- Pero la razón a veces lleva a los hombres a la maldad, contestó
Martín.
- El hombre, o persona , no es buena o mala, pues sólo en la medida de
sus acciones podemos dar valor moral a su vida-dijo Ricardo.
- El hombre es el único ser que no sabe lo que es- dijo Lucía.
- ¿Y se pasa la vida buscando una respuesta?- preguntó Martín.
- En cierta medida, creo que sí- contestó Lucía.
- Pero en esta búsqueda de la respuesta, siempre impera el deseo de
hacer lo correcto de las cosas, y nunca lo contrario, ¿o no?- contestó
Ricardo.
- Claro, el hombre tiene otro sentido interior- dijo Lucía-, muy
superior a los sentidos...
- Te refieres al plano de la conciencia- contestó Ricardo.
- ¡Sí!- dijo Lucía.
- Y entonces qué contestaremos a la pregunta de qué es el hombre-
apuró la conversación Ricardo, que ya se disponía a tomar el lápiz.
- Mira- dijo Lucía-. Debemos dar una respuesta corta, pues de lo
contrario nos perderíamos.
- ¿Cuál?- preguntó Ricardo.
- El hombre es lo que debe ser-señaló Martín, haciendo uso de una
inspiración que le apareció como un rayo.
- ¡Fantástico! ..., me gusta esa respuesta...pero tal vez le falte algo- dijo
Lucía.
- Se dice mucho, y se deja la posibilidad de futuro y cambio- aclaró
Martín.
- ¡Esta bien!- me gusta- contestó Lucía-. ¡Escribe! Ricardo, la
respuesta.
- El ...hombre...es ...lo que debe....ser- escribió Ricardo.

Lucia abrió el libro quinto de Filius Aura , y leyó la palabra Tekne.


¿Qué es Tekne? -preguntó Ricardo con extrema curiosidad.
-Tekne es una palabra griega que se relaciona con la técnica- contestó
Lucía.
-Ya veo- dijo Martín, acomodándose en la pared, pues ya el cansancio se
hacía notar- Y cuál es la pregunta, entonces, terminó diciendo Martín.
La pregunta es- dijo con voz suave Lucía-
¿ Cuál es el invento tecnológico más importante hecho por
el hombre?”
-Parece fácil- dijo Martín.
-Sí, sin embargo, no lo es...-señaló Ricardo con preocupación.
-Puede ser la rueda- contestó Ricardo, con cierta duda.
-Claro...pero también puede ser la penicilina- dijo Martín.
-Como puede ser la radio- señaló Lucía.
-Y que tal los transbordadores espaciales- aclaró Ricardo.
-Y el programa que descifró el código genético- dijo Lucía.
-Cierto, pero, qué me dicen de un simple lápiz... o más aún ¡ El
telescopio!-dijo Martín.
- Creo que será una respuesta muy difícil- señaló Ricardo
- Puede ser algo más simple todavía- dijo Lucía.
- Como qué – agregó Martín.
- ¡Como la imprenta!- contestó Lucía-. Recuerda que sin ella, la
humanidad habría cambiado completamente su forma de vivir.
- Cierto Lucía, sin la lectura, nada sería como ahora...los pueblos
habrían permanecido en la barbarie absoluta- contestó Martín.
- Puede ser...además...todos los sueños humanos, como los
deseos más nobles se propagaron rápidamente al mundo- agregó
Ricardo convencido con la respuesta.
- Esta bien, me gusta – dijo Martín.
- Entonces escribamos ....la imprenta- dijo Lucía.
- Bien, pasemos al último libro de Filius Aura- dijo Martín.
- Veamos qué dice: “ Vita” – leyó Lucía .
- ¿Qué nombre es? - dijo Ricardo con asombro.
- Parece ser una palabra latina que significaría Vida- contestó
Lucía.
- Veamos la pregunta entonces- aclaró Ricardo impaciente.
- La pregunta es:
¿Qué cosa le asombra más al hombre en su vida?”
- ¡Que extraño!- dijo Ricardo
- Si, ...veamos -dijo Lucía- mientras paseaba en círculos
buscando una respuesta-. Puede ser la felicidad.
- Y por qué no el dinero, concretamente- señaló Ricardo.
- Pero el dinero es fugaz- contestó Lucía-. Debe ser algo
permanente.
- Pero la felicidad no se tiene siempre...es algo pasajero...un fin
inalcanzable- contestó Ricardo.
- Y por qué no la infelicidad... ya que no está preparado para
ella...puede ser lo que más le asombre- dijo Martín.
- ¡El nacimiento de un hijo!- se apresuró Ricardo.
- Sí , puede ser potente el asombro...pero hay padres que ni
siquiera se asombran ya por eso.- aclaró Lucía.
- Y si fuera la muerte- aseveró Martín con seguridad.
- Bien podría ser dios- exclamó Ricardo con serenidad.
- Dios asombra por su infinitud y su vastedad. Él lo llena todo-
terminó por decir Martín con certeza.
- Me inclino por el nacimiento de un hijo- aclaró Lucía-.Nada
puede ser más asombroso para un ser humano que un hijo, pues
significa la continuación de un sueño. Y la muerte no puede
terminar con los sueños, pues han sido heredados a los hijos,
que son los continuadores de la vida- contestó más segura
Lucía.
- ¿Y si una persona no hubiese visto jamás a un hijo?-preguntó
Ricardo.
- ¡No importa!, pues sigue siendo hijo suyo- aclaró Lucía.
- Y si la persona nunca tuviera hijos en este mundo, ¿cómo
podría continuar , entonces, su sueño?- preguntó Ricardo.
- A través de los hijos de su familia más próxima, que son los
que llevan el conocimiento de los sueños de su familia- aclaró
nuevamente Lucía.
- Creo que me convences- aclaró Martín.
- A mí también- dijo Ricardo.
- Entonces, les parece que respondamos- añadió Lucía.
- ¡Muy bien!- contestaron Martín y Ricardo al mismo tiempo.

5
CARRERA CONTRA EL TIEMPO

Lucía, Ricardo y Martín se habían apresurado en dirigirse al cuarto con


candado. Iban desconcertados con la serie de preguntas que habían
aparecido en el libro de Filius Aura. No tenían la seguridad de que sus
respuestas fuesen las correctas. Solo anhelaban resolver un enigma que por
siglos no había encontrado solución ni en las mentes más brillantes. Sin
embargo, estaban confundidos ante la responsabilidad de responder
correctamente. Asumían que ya fuese por casualidad o por el destino, se
hallaban ante la misión de salvar la humanidad. Una respuesta incorrecta y
todo lo ganado por siglos se borraría del Universo; y por lo tanto, el sueño
de vida de los habitantes del planeta se esfumaría , colapsando como
una insignificante nube de polvo en el espacio cósmico. Ante esta escena
de proyecciones futuras, los muchachos sentían el peso de su trabajo. Y,
aunque no claudicaban ni disminuían sus esfuerzos, el temor y la angustia
se apoderaba de ellos a través de un aliento cada vez más rápido y gélido,
mientras ingresaban al cuarto.

- ¡Muy bien!- exclamó Lucía-.No sabemos cómo , ni dónde ni


por qué las cosas serán como serán..., si tenemos culpa alguna
de los acontecimientos que se desarrollen a nivel político, y
donde las naciones poderosas pongan en peligro la vida de todo
un planeta. Tampoco tengo claro, por qué tendríamos que ser
nosotros los que finalmente tuviéramos que descifrar el enigma
del tiempo del libro de Filius Aura. Lo único que sé, sin
embargo, es que sea un sueño, una ilusión o incluso una
aventura imaginada por nosotros tres, asumo la responsabilidad
y deposito toda mi fe en que las repuestas que dimos, aunque
pueden haber sido superadas con más estudio por eruditos de las
ciencias, son nuestras respuestas, nacidas de la desesperación, la
intuición y, tal vez, de la adivinación- y mientras terminaba por
decir lo último, un intenso brillo iluminó sus ojos al tiempo que
se dibujaba desde lo más profundo de sus ser, una lágrima que
venía deslizándose como si fuera el nacimiento del dolor de
toda una existencia , pero multiplicada por miles de millones de
seres.
- No te preocupes querida Lucía- exclamó Martín, mientras le
abrazaba, dándole seguridad-.Ya estamos aquí; sólo nos queda
enfrentarnos a Filius Aura.
- ¡Claro, muchachos!- replicó Ricardo-, adelante con nuestras
preguntas.
Al momento de juntarse los tres, Lucía tomó el libro y lo depositó en el piso,
justo debajo del mueble de los relojes con memoria. Lo dejó suavemente,
como si estuviera frente a una delicada mariposa, que a la menor sensación
de temor, ésta podría desaparecer para siempre. Luego, retrocedió, y esperó.
Entonces, nuevamente las luces multicolores comenzaron a cubrir el espacio
del cuarto, hasta que repentinamente, la figura de Filius Aura se dibujo
claramente arriba del reloj Spiritus. Era el niño de rostro pálido y manso,
de pantaloncito azul, con zapatos negros, y una corbata verde
oscura. Entonces, la voz apareció:
- Error en cada una de sus respuestas-, exclamó Filius Aura con
extrema convicción-. No tengo certeza de que sus respuestas
sean las verdaderas. Mi teoría no admite sus respuestas como
válidas.
- ¡Nunca las tendrás Filius Aura!- contestó el niño-viejo, al
aparecer después de veloz giro de forma, podrás destruir todas
las respuestas, pero nunca tendrás la certeza absoluta de su
valor, pues los muchachos han respondido de manera que ya no
puedes mantenerte con tu teoría de explicaciones.
- ¡Mi teoría no puede cambiar!, pues ella mantiene la
inmutabilidad del tiempo. Es, en suma, una teoría no
cambiable- respondió el niño de rostro pálido y manso.
- Si tu teoría es sobre el origen del Universo, la vida y la
evolución humana, entonces no puedes mantener el edificio de
tu pensamiento, sino a través del cambio- contestó el niño-viejo
con fuerza en sus palabras.
- ¡Mi teoría del Universo, de la vida y del tiempo son
inmutables!-respondió el niño de rostro pálido y manso.
- No existe inmutabilidad fuera de la vida...y las respuestas de los
niños son respuestas de la vida, frente al designio de los
cambios y la sorpresa. Tu teoría es falsa, ya que no considera el
sentido de vida y supervivencia, y aquel instinto racional de
perpetuación de propósitos superiores.
- Mi teoría es sobre el destino de la raza humana. Ya no han
podido escapar a su obra, de la que son ejecutores, ustedes
mismos- exclamó el niño de rostro pálido y manso, y continuó-,
han desechado la posibilidad de extender sus fronteras más allá
de la ciencia. La ciencia los alcanza y los supera. El tiempo de
aprendizaje que disponen para dar un salto cualitativo y
cuántico en sus capacidades emocionales y racionales fue
sobrepasado por el orgullo, la ira y el poder. La línea divisoria
entre la vida y la muerte ha sido despertada. ¡Los relojes han
anunciado la hora exacta!...Se acabó el tiempo....
- ¡No! – replicó el niño-viejo con pasión y fuerza en su cansada
voz-, la ciencia es parte de la raza humana, no como un
agregado de entretención, sino como una manera de entenderse
a sí mismo, como una forma de representar la percepción y el
conocimiento de la que somos parte. Y para ello, los niños han
encontrado las respuestas que nacen de sus propias historias
y cosmovisiones del mundo..., pero hay más, algo más
espectacular todavía: ¡los niños son la esperanza de una ciencia
que se renueva!..., ellos son la respuesta, no sus
explicaciones, sino sus anhelos de ser parte del proyecto
Universal, de la obra a la que se sienten llamados; en fin , son
parte de este sueño que tú y yo , ni siquiera podemos entender
cabalmente, Filius Aura.

Terminando sus últimas palabras, la figura de Filius Aura comenzó a


desaparecer, no sin antes, desencadenarse una ola de viento a través del
cuarto de los relojes y cuyos colores extraños hacía presagiar
acontecimientos desconocidos. De pronto, después de un gran estallido que
parecía salir de un mundo subterráneo, la figura de Filius Aura se colapsó en
un punto tan infinito, que no se pudo observar más que a través de una
aureola de color que quedó flotando en el espacio vacío, al tiempo que un
olor pestilente dejaba su rastro en el cuarto. Luego, Lucía, Ricardo y
Martín, quedaron petrificados de miedo, como si fuera la última escena que
verían.
Y al instante que, los relojes volvían a sus antiguas posiciones,
súbitamente la puerta se abrió de par en par. Era Johann Goder , que entraba
al cuarto con una calma que nada tenía que ver con la angustia que todavía
se sentía en el aire del cuarto.
-¡Hola tío, Johann!- exclamó Lucía con alegría en su rostro.
-¡Hola Lucía!, ¡hola muchachos!- contestó con dulzura. Veo que han
estado observando mis relojes. ¿Qué les ha parecido?- preguntó con
entusiasmo.
- Creo que hemos tenido una experiencia muy interesante, tío
Johann- dijo Ricardo.
- ¡Sí papá!- agregó Martín-, hemos aprendido que hay ciertas
cosas que superan la realidad.
- ¡Claro! Ya les conté algo sobre los relojes y sus dimensiones ...
¿recuerdan?
- Si tío, pero creo que hay cosas que escapan a todo lo dicho
anteriormente- replicó Lucía con cierto sarcasmo.
- ¡Esta bien, muchachos!, salgamos del cuarto de los relojes, y
cerremos la puerta con el candado...., ¿les parece?

Así fue como los cuatro salieron del cuarto de los relojes, mientras un aire
extraño aún se podía notar en el ambiente. La ola de colores que habían
corrido de un lado a otro , se había impregnado en las paredes del cuarto,
que aunque de manera difusa, se podía notar un extraño dibujo en el techo,
arriba del mueble de los relojes con memoria. Lucía , Ricardo y Martín no
se habían percatado en ese instante. En éste, quedaba inscrita la siguiente
frase, que luego de un segundo, se esfumó totalmente:
¡Filius Aura se ha ido..., mientras tanto!

6
UN NUEVO DÍA

Un nuevo día había anunciado su nacimiento con suaves rayos de luz que
entraban por la habitación de Lucía. Al momento de despertar, supo que las
cosas que había visto en el cuarto con candado, no tendrían fácil explicación
para ninguno de los tres. Intentaba descifrar cada una de las preguntas del
libro del Filius Aura. Pero en lo profundo de su ser abrigaba la esperanza
que aquél nuevo día no sería uno más. Se incorporó de la cama y se dirigió
hasta la ventana. Desde allí, corrió el pequeño marco de ventana y pudo
contemplar un vasto panorama de árboles, pájaros y prados verdes, y
entonces, fue invadida por un aroma de fragancias de diversas flores que
eran arrastradas por un tibio viento desde las colinas vecinas, hasta llegar
con suaves remolinos a la habitación de Lucía. Aunque ya había
observado tal escena otros días, aquella mañana era diferente, pues sabía
que el encuentro con Filius Aura era un hecho sorprendente, que sólo se
podría repetir dentro de otros miles o millones de años más.
Entonces, sintió la necesidad de comunicarse con Ricardo y
Martín. Deseaba hablar con ellos. De modo que, aún con pijamas, salió de
la habitación y fue corriendo a buscar a Ricardo. Mientras entraba al
pasillo, tropezó con Martín, que también estaba dirigiéndose hacia la
habitación Ricardo.
-Ricardo..., Martín..., tenía que verlos- exclamó Lucía con
ansiedad-.Sucede que cuando desperté esta mañana, no pude menos que
pensar en lo de ayer..., y , ¡miren!... estamos todos aquí..., hemos vencido a
Filius Aura y sus preguntas, ¿no es extraordinario?.
- ¡Sí! – dijo Ricardo.
- ¡Sí!- dijo Martín.
- Es fantástico lo que nos ha ocurrido..., pero lo creo. Es
decir, sé que no es normal, pero sucedió...., logramos
responder las preguntas de los libros de Filius Aura- agregó
Lucía con fuerza en sus palabras, al tiempo que buscaba la
mirada de Martín y Ricardo con admiración-.
- Sí, Lucía..., creo que tendremos mucho tiempo para meditar lo
que nos pasó- recalcó Ricardo.
- Claro, Filius Aura se ha ido, y espero que no vuelva nunca más-
expresó Martín, con cierta incredulidad.
- Así lo esperamos – dijo Ricardo.
- Creo que eso dependerá de la manera en que la humanidad
conduzca sus pasos a partir de este nuevo día- expresó Lucía
con un tono melancólico-. Cada uno de nosotros en este mundo
tiene la misión de responsabilizarse de la vida, y de la evolución
de la raza humana.
- Cierto, Lucía- contestó Martín.
- Creo que puede ser a través de cosas sencillas, ¿no?- agregó
Ricardo-, como cuidar un pájaro, una flor , una semilla...
- Así es, Ricardo- replicó Lucía, cada esfuerzo, por mínimo que
sea, provocará vibraciones en el Universo, y allí,, es donde
recaen todas las acciones humanas. De modo que a partir de
ahora, sólo nos queda sumar acciones positivas, y así, podamos
echar a correr el reloj de la vida nuevamente para las próximas
generaciones.
- ¡Impresionante y enigmático! - dijo Martín sorprendido.
- Sí, la vida siempre ha sido impresionante y enigmática, sólo
que los hombres la han vuelto banal y rutinaria, como un hecho
simple. Ya no se admiran de un fenómeno sorprendente como
la vida- contestó Lucía.
- Entonces , recuerden las preguntas de Filius Aura...., creo que
habrá que repasarlas hasta que comprendamos en profundidad
los temas- agregó Ricardo-.¡Quién sabe qué nuevos paradigmas
nos deparará la ciencia! ¡Qué nuevos desafíos correremos
nosotros!
- Vayamos, entonces, a contarle al tío Johann Goder lo que nos
sucedió con el libro de Filius Aura- dijo Martín.
- Espera un poco- contestó Lucía-. El tío Johann Goder debe
saber algo más de Filius Aura. ¡Sin duda sabe algo
más!. Recuerden que el cuarto con relojes lo mantiene con
candado. Además, él estaba buscando el enigma del tiempo, el
Universo y Dios. Y él mantiene el mueble de los relojes
con memoria. Además, recuerden que cuando llegamos al
cuarto, la puerta estaba abierta-terminó diciendo intrigada
Lucía.
- O sea que falta referencia sobre Dios, por ejemplo; y el tío
Johann Goder, nos debe contar más detalles- dijo Ricardo.
- Es probable que exista otro libro..., es decir, con nuevos
mensajes en relación a Dios , la fe , la divinidad, la moral-
contestó Martín.
- Y es probable que sea otro enigma- dijo Ricardo.
- Miren, creo que por ahora hemos tenido bastante. Les parece si
los invito a salir al patio a mirar las flores del tío Johann , y
disfrutemos un nuevo día.
Lucía, Martín y Ricardo, salieron al patio y contemplaron el multicolor
escenario de rosas, lirios , petunias y margaritas que bailaban ante los rayos
de Sol. Así, sentados los tres en un banco, disfrutaron como nunca, la vida
que tenían ante sus ojos. Y agradecieron a las flores, la oportunidad de estar
allí con ellas, en este encuentro de la vida con la vida. Agradecieron la
posibilidad de estar viviendo un nuevo día.

EVALUACIÓN DEL CURSO DE


FILOSOFÍA Y PSICOLOGÍA
A TRAVÉS DEL CUENTO FANTÁSTICO:
La tienda de Johann Goder
Relojes, libros..., y el enigma del tiempo

Total puntos: 194


AUTOR: STEFAN F. PALMA

1)- Escribir 20 conceptos claves que se hayan tratado en el curso.(2p)


2)- Definir 10 conceptos de la lista anterior.(4p)
3)- Ricardo leyó en una pizarra, que colgaba sobre la puerta, unas
metáforas,
¿qué interpretación le atribuye usted, en relación al cuento?(4p)
4)- ¿Cuáles son los estadios a los que hace mención Johann Goder?(2p)
5)- Martín se preguntó: “¿y si en vez de hablar, nos dedicamos a
observar el
fenómeno?” , ¿ esto corresponde a deducción, inducción o
abducción?(6p)
6)- Según Lucía, ¿qué es un símbolo?, ¿por qué? ( 6p)
7)- ¿Qué significados le atribuyen Lucía y Ricardo, al Sol? (2p)
8)- ¿De dónde infiere Lucía que los símbolos del candado explicarían el
ocaso
de la vida? (2p)
9)- ¿En qué consiste el enigma del tiempo? (2p)
10)- ¿Cuáles fueron las respuestas que dieron Lucía, Ricardo y Martín
ante la pregunta
del libro de Episteme? (2p)
11)- Ante la pregunta del libro Natura, Martín propone:”un reloj como
un todo
organizado” ¿Qué argumentos le replica Lucía? (2p)
12)- ¿Qué quiere decir Martín cuando agrega: “ depende del plano de
distinciones”, en
relación al libro Natura? (4p)
13)- ¿Qué argumentos da Lucía en relación al libro Cosmos, para
fundamentar sus
explicaciones? y ¿qué ejemplos? (2p)
14)- Lucía dijo:“...el hombre es el mayor creador de metáforas y mitos
que existe en el
planeta. Sin sus sueños, no podría vivir”. Dé argumentos que
fundamenten lo dicho
por Lucía. (6p)
15)- En relación a la pregunta del libro Tekne, ¿qué argumentos
ayudan a fundamentar
las respuestas dadas por Lucía, Ricardo y Martín? (6p)
16)- ¿Qué argumentos dan Lucía, Ricardo y Martín, para responder la
pregunta
del libro Vita? (4p)
17)- ¿Qué argumentos dio Filius Aura para rechazar las respuestas
escritas por
Lucía, Ricardo y Martín? (4p)
18)- ¿Con qué argumentos replicó el “niño-viejo” a Filius Aura? (4p)

19)- Interpretar las siguientes metáforas, siguiendo el contexto del


cuento:(14p)
a- El candado.
b- El cuarto con candado.
c- Los relojes.
d- El reloj Spiritus.
e- Filius Aura, niño de rostro pálido.
f- Filius Aura, niño-viejo.
g- El mueble de los relojes con memoria.
20)- ¿Sobre qué temas trata el enigma? (4p)
21)- ¿Qué interpretación le da a la inscripción en el techo: “ Filius Aura
se ha ido...,
mientras tanto”? ( 6p)
22)- ¿De qué depende, según Lucía, el hecho de que Filius Aura no
vuelva? (4p)
23)- Uniendo con una flecha, relaciona a cada uno de los teóricos de la
columna A, con las frases de la columna B dichas en el cuento, y que
constituyan sus pensamientos. (8p)
A B
Humberto Maturana - “nuevos paradigmas”
Karl Popper - “hecho sorprendente”
C.S.Peirce - nunca tendrás la certeza absoluta de su
valor”
T.S.Kuhn - “depende del plano de distinciones”

24)- Henry Bauer, en “Dos tipos de conocimiento: mapas y cuentos”


nos
proporciona elementos para distinguir ambos conocimientos. Según
el cuento leído,
¿qué elementos pertenecerían al conocimiento tipo mapa, y cuáles al
tipo cuento?(10p)
25)- Lucía, Ricardo y Martín formularon muchas hipótesis para llegar
a sus respuestas, ¿qué valor le asigna a la formulación de hipótesis ante
la presencia de una pregunta
o problema? (12p)
26)- Formular una hipótesis ante la pregunta del libro Episteme y
fundamentar.(4p)
27)-Formular una hipótesis ante la pregunta del libro Natura y
fundamentar.(4p)
28)-Formular una hipótesis ante la pregunta del libro Cosmos y
fundamentar.(4p)
29)- Formular una hipótesis ante la pregunta del libro Homine y
fundamentar.(4p)
30)- Formular una hipótesis ante la pregunta del libro Tekne y
fundamentar.(4p)
31)- Formular una hipótesis ante la pregunta del libro Vita y
fundamentar.(4p)
32)- ¿Qué valor le asigna a las metáforas en la generación de nuevas
ideas en la ciencia?
Dé ejemplos. (12p)
33)- Relacione la propuesta teórica de C.S.Peirce con las hipótesis y
respuestas generadas por Lucía, Ricardo y Martín; y los argumentos
que da el niño-viejo, para refutar al niño de rostro pálido y
manso. (16p)
34)- Realice una reflexión crítica escrita, en torno a la interrelación de
los siguientes conceptos tratados: (Entre 2 y 3 páginas) (20p)
-conocimiento tipo mapa/cuento
-ciencia / tecnología
- mitos /metáforas
- cultura/sociedad
- realidad
-objetividad/subjetividad
-historia/ presente/ futuro.
-responsabilidad ante la vida/naturaleza
economía/intereses personales/ masivos.

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