You are on page 1of 380

Equívoca fuga de señorita, apretando un pañuelo de encaje

sobre su pecho
de Daniel Veronese

Personajes:
MADRE
PADRE
AMIGO
AMIGA
CARTERO

Madre y Padre en su casa

MADRE:
Otra vez... (Pausa) Por favor...

PADRE:
No...

MADRE:
Por favor... una vez más

PADRE:
(Pausa. Lee una carta) "No pudiendo permanecer más en este
encierro, me voy apretando sobre mi corazón este pañuelito
de encaje que me acompañará hasta que se pierda en algún
camino, y con él, lo juro, perderé la última posibilidad de
recordar. Hubiese querido que las cosas sucedieran de otra
manera. Pero ya es tarde para mí. Adiós, para siempre...
Martina"

MADRE:
Para siempre...

PADRE:
(Pausa) Así decidió decirlo (Pausa. Cierra la carta. La
guarda) Se nos fue (Pausa) Al menos se pudo ir diciendo
todo lo que quiso.

MADRE:
¿Qué tendríamos que haber hecho para que se quedara? Yo no
lo sé

PADRE:
Nunca lo vamos a saber (Ella intenta ir hacia la puerta. El
la abraza) No ¿Dónde vas a ir ahora? Quedate aquí

MADRE:
Nuestra mente no llega a tanto. No resolvemos dificultades
menores ¿Como vamos a hacer para sobrellevar esto?
PADRE:
(Pausa. Sonríe agriamente) El tiempo todo lo cura

(La Madre le pega una bofetada. Larga pausa)

MADRE:
Tenés razón, es mejor no salir a la calle ahora. Ah, pero
vas a ver, ya van a empezar a preguntar. Esos amigos, los
vecinos, sus compañeros de clase, todos, conozco a la
gente. Y este muchacho que todos los días viene con la
excusa de arreglarnos la cocina. Es obvio que venía por
Martina. Ni se por qué lo dejanos entrar. Ella es tan
chiquita para esas cosas...

PADRE:
Me pegaste

MADRE:
(Pausa) Ya no puedo pegarle a nadie. Una triste mañana,
antes del desayuno, me encontré sin mi brazo derecho
(Llora)

PADRE:
Querida, habrá que empezar a imaginarse la vida sin ella

MADRE:
¿Pero qué le pedís a una madre? ¿Qué olvide...?

PADRE:
Sí, mi amor.

MADRE:
No se puede olvidar (Toma una foto enmarcada. La arroja al
piso) Recuerdos... Los recuerdos me van a reventar los ojos
¿Anoche, como todas las noches, cuando entraste a arroparla
y a apagar la luz del velador...?

PADRE:
Tenés que tranquilizarte un poco

MADRE:
¿Pero no pudiste darte cuenta de que esto iba a pasar?

PADRE:
Anoche dormía, como todas las noches

MADRE:
No, como todas las noches no. Seguro que ayer no estaba
descansando
PADRE:
Parecía soñar con ángeles

MADRE:
No era con ángeles con lo que soñaba. Soñaba con un camino
que la alejaba de todo lo conocido, de su familia. Nos
guste o no nos guste, su mente ya estaba preparando la fuga
mientras todo parecía estar en su sitio. ¿Su ropa ya
colgaba de la percha?

PADRE:
Querida, sabés que...
MADRE:
(Interrumpiéndolo) Contestá ¿Le llevaste el vaso de agua?
¿Lo pusiste sobre su mesita de luz, lo tapaste con la
carpetita gris de lino? Contestá

PADRE:
Sí, sí, lo hice

MADRE:
(Pausa) Ese es el sitio en que deben estar las cosas en
esta casa, cuando todo está en orden.

PADRE:
¿Entonces?... Nosotros no podemos sentirnos culpables.

MADRE:
(Pausa) No

PADRE:
Nos fue imposible darnos cuenta de lo que estaba tramando.
Por lo menos nos tiene que quedar esa alegría serena, esa
tranquilidad en el alma.

(Larga pausa. Larga congoja. El Padre le muestra la carta a


la Madre)

PADRE:
Mirá... Dobló el papel prolijamente en cuatro partes
simétricas. Cada doblez en el lugar justo.

MADRE:
Al menos pudo ser prolija una vez en la vida

PADRE:
Ser prolija parecía que era su mayor desesperación
¿Recordás como se esforzaba por perfumar su cuarto cuando
recibía a sus compañeros de la escuela... a su amiga
preferida? Parecía no tener otra necesidad que la de
mejorar y hacer feliz a quienes la querían bien

MADRE:
Pero me abandona

PADRE:
Nos abandona. A vos y a mí. A los dos

MADRE:
¿Nunca vas a comprenderme? Seguramente no nos verá nunca
más a ninguno de los dos, pero esa hija es a mí a quién
decidió abandonar

PADRE:
¿Qué decís?

MADRE:
Me odiaba

PADRE:
Te adoraba

MADRE: Sabés que no

PADRE:
A nadie quería más en este mundo que a su madre

MADRE:
Mentís

PADRE:
No...

MADRE:
Basta. Mentís (Pausa) Te lo agradezco, pero tengo que
aprender sola a enfrentar esta realidad. Los dos sabemos
que no era a mí a quién quería más. Era a vos

PADRE:
Pero... si a vos siempre te sonreía cuando veía que lavabas
su ropa de cama... cuando le preparabas su comida
preferida... cuando le planchabas...

MADRE:
¿Qué tiene que ver eso? Escúchenlo ¿Ese es todo el cariño
que una hija debe brindar a su madre? A vos te permitía
entrar a su pieza a arroparla por las noches

PADRE:
No podés hablar así, ahora

MADRE:
¿A quién le pedía que la despertase por la mañana?

PADRE:
¿Cómo podés estar tan equivocada? Pero si cada noche lo
único que le importaba era poder soñar con su madre. Y
tambien a la mañana su primer pensamiento iba dirigido a
vos: ¿Está bien mamá? me preguntaba ni bien yo tocaba su
puerta

MADRE:
¿Por mí preguntaba? Nadie me lo había dicho

PADRE:
Pero, Martina... ¿Por qué no iba a estar bien? ¿Por qué me
preguntás eso? Porque anoche tuve un sueño, en dónde mamá
ya no estaba más a mi lado... (Pausa) y vos tampoco,
papito... (Pausa) Querida, nada se puede hacer con los
sueños... Ella, con los ojos húmedos... ¿nada se puede?

MADRE:
Es que nadie sabe quién domina a los sueños. Pareciera que
en los sueños uno no es uno, es otra persona que no quiere
ser

PADRE:
Eso mismo le explicaba yo. Pero, hija, lo que uno siente
realmente se demuestra durante el día, ahí tenés que ser
buena y cariñosa. Olvida las sombras de la noche... Mamá
está bien, está muy bien, está en la cocina, esperándote...

MADRE:
Sí, es cierto, esperándola siempre, cada mañana la
esperaba. Me sentaba en esta silla. Solo tenía ojos para
verla salir de su cuarto

PADRE:
Entonces, papito, me levanto y voy corriendo a besarla. Y
lo hacía (Pausa) ¿O no? Si me parece estar viéndolo ¿O no
éramos nosotros tres, esos seres embriagados de felicidad
que se sentaban alrededor de esta mesa, estirando los
brazos...

MADRE:
(Sonriendo) Sí, ¿te acordás? los estirábamos para
alcanzarnos, parecía que se nos iban a despegar del cuerpo
de la alegría

PADRE:
Y... y nos tomábamos las manos con fuerza, apretando así...
hasta que se ponían rojas... y desayunábamos juntos?
(Pausa) ¿No era así, cada mañana?

MADRE:
Sí... (Pausa) Y después... un beso muy grande para el padre

PADRE:
Sí. Después sí, un beso a mí, pero solo si había necesidad,
si quedaba tiempo, sino nada... nada

MADRE:
Mi amor... ¿Tenías celos?
PADRE:
No ¿Qué decís? Si ver esa escena matinal era mi mayor
anhelo ¿Cual podía ser el mayor deleite para un padre como
yo? Yo era un camino entre ustedes, era un mensajero. Tanto
amor entre madre e hija necesitaba un dique, una
contención, yo era quién las protegía, quién...

MADRE:
Esta bien, no sigas, por favor. Un poco de piedad

PADRE:
Pero no estoy mintiendo, no, de ninguna manera

MADRE:
No... ya lo sé

PADRE:
¿Y entonces...? (Pausa) De ahora en más quiero que los dos
la recordemos preferiendo a la madre, antes que al padre

MADRE:
Vení aquí. Ya entendí (El se acerca para que ella lo bese)
Sos muy bueno conmigo

PADRE:
Estoy seguro que vos tambien quisiste serlo con ella

MADRE:
(Pausa) Nos quería a los dos ¿Está bien?

PADRE:
(Sonriendo tristemente) Nos quiso a los dos por igual, si
así lo querés. Esta bien. Así debió ser en una casa como la
nuestra
MADRE:
(Larga pausa) Querido... (Lo acerca a la mesa) Como
cualquier mañana...
PADRE:
Pero hoy...

MADRE:
(Interrumpiéndolo) Por favor, no me digas nada. Lo
necesito. Sentate ahí. No conozco otra forma de poder
sobrellevar esto (Pausa. Padre se sienta. Madre mira una
silla vacía. La señala. Larga pausa) Nadie diga nada. Ya lo
sé. Siempre lo supe. Lo llevo grabado a fuego (Se toca la
sien) Té con leche y dos tostaditas... ¿no? (Pausa. Sonríe)

PADRE:
Con un poquito...

MADRE:
Sí, con un poquito de miel... (Señala dónde está sentado el
Padre) Mate cocido... (Padre asiente) Claro... (Pausa) Café
para mí. Solo

PADRE:
¿Y si probaras...?

MADRE:
Dije café solo

PADRE:
(Pausa) El café siempre te alteraba un poco

MADRE:
Me mantenía alerta, que no era lo mismo (Pausa) De todas
formas sabés que nunca pude tomarlo sin que ella me sacara
la taza de la boca (Pausa) ¿Cuando no me sacó algo de la
boca?

PADRE:
Hay que comprender a los chicos. Hay una edad en que se
ponen rebeldes, después se les pasa ¿Nunca te conté las
cosas que hacía yo de chico?

MADRE:
(Sonríe) Sí, me acuerdo (Deja de sonreir) Pero antes cuando
los hijos se volvían rebeldes los encadenaban a las patas
de la mesa

PADRE:
Claro, eso era normal en nuestros tiempos, ahora...

MADRE:
(Interrumpiéndolo) Ahora cambiaron las costumbres. Gracias
a eso, una madre se levantó, despreocupada, como cualquier
mañana, y no encontró nada atado a su mesa... Y esa madre
debe comprender que, de ahora en más, sus días serán
siempre así, en soledad ¿Pero, cómo sobrellevar esa
soledad? Nadie se lo explica

PADRE:
A muchas personas les pasa. Hay que tratar de ser fuerte
MADRE:
Basta de mentiras. Si se que sentís lo mismo que yo.
Mirame...

PADRE:
No...

MADRE:
(Ella le toma el rostro y le habla, a los ojos) A muchas
personas bondadosas y que dieron lo mejor de sí durante
toda una vida, se les incendia la casa con todos sus
muebles dentro, pierden todo... todo su pasado dentro...
¿Qué es lo que pasa? (Pausa) Respondeme, por favor

PADRE:
(Pausa) Lloran...

MADRE:
¿Por qué?

PADRE:
Porque nada les queda en pie

MADRE:
Sí, lloran, porque nada les queda en pie... pero en algún
momento esas mismas personas van a olvidar lo que
perdieron, porque encontrarán otro lugar dónde vivir, dónde
depositar sus huesos. Pero, mirá nuestros cuerpos. Nosotros
ya no tendremos otra hija ¿Es cierto o no?

PADRE:
Si, es cierto

MADRE:
¿Y esos que, un día cualquiera, caminando por la calle, se
golpean la cabeza con una piedra sucia y rugosa, y pierden
la conciencia para siempre? Estarán destinados a marchar
por la vida con una expresión tan melancólica que da mucha
pena, es cierto, pero... ¿por quién es que sufren si no
recuerdan nada? Si hasta me dan risa... Yo me pregunto
siempre cuando los veo pasar por la calle ¿Qué añoran en
realidad? Contestame

PADRE:
Nada añoran, porque nada tiene quién nada siente
MADRE:
Así es (Pausa) Pero nosotros no, querido. Nosotros no
tuvimos esa suerte. Ningún golpe nos va a distraer ¿Y esta
casa? Esta casa está quemándome los ojos, pero mirá... allí
estará siempre la pieza de ella, su ropa, su silla vacia...
recordándonos que algo falta, estará esa carta... (Pausa.
Lo besa dulcemente. Cae vencida en una silla) estará esa
carta... (Larga Pausa) Otra vez (Pausa) Otra vez...

PADRE:
(Pausa. Saca la carta. La mira) ¿No crees que ya es tarde
para nosotros? (Pausa) Tendría que romperla

MADRE:
¿Qué decís? (Pausa) Por favor... Solo algún párrafo

PADRE: (Abre lentamente la carta. Lee) "Me voy...


apretando... (Pausa) sobre mi pecho..." (Se detiene)

MADRE:
Seguí... (El Padre no sigue) Seguí... (Intenta sacarle la
carta de la mano. El Padre se lo impide) ¿Pensás que a mi
sí me gusta escuchar esas cosas? Inútil, inútil...

PADRE:
Ah... mi cabeza esta loca, desencajada...

MADRE:
Ya todo será inutil en mi vida. Seguí...

PADRE:
(Levantando la voz) Basta... Ya no hay que leerla más
(Pausa) ¿Por qué torturarnos de esa manera?

MADRE:
¿Qué clase de padre sos? ¿No perdiste una hija, como yo?

PADRE:
¿Cómo podés...? (Se quiebra. Pausa) Si hace unos días un
desconocido en una calle me hubiese apoyado su navaja en el
cuello, diciéndome: Señor, mi hija hace de mí un ser
infeliz, ya no sé que hacer para que me respete y me
quiera... Por eso he estado espiando su casa, todas las
mañanas. Se que usted tiene una hija maravillosa. Es hora
que me la entregue... o este cuchillo probará su carne.
Usted decide

MADRE:
¿Qué decís? ¿Qué querés decirme? No entiendo ¿Alguien, en
un oscuro callejón, te ha pedido que le entregues a
Martina, amenazándote con un cuchillo y no me habías dicho
nada?

PADRE:
No, no, es solo mi imaginación torturada que delira (Pausa)
¿Qué creés que le hubiera contestado si eso hubiera pasado?
¿Pensás que hubiera entregado a Martina? Eso pensás de mi

MADRE:
Dios mío... no lo sé, no lo sé... ¿Con el filo rozándote el
cuello...?

PADRE:
Sí. Con una pequeña gota de sangre queriendo asomarse...
(Pausa) Lo lamento amigo, no puedo hacerlo. Tanto mi vida
como la de mi señora esposa floreció el día en que Martina
irrumpió por un orificio entre sus piernas. Como un sol
naciente, esa niña, desde ese día ilumina nuestro porvenir.
Es el único recuerdo grato que puedo almacenar en mi triste
existencia. Por eso, lo lamento por usted. Aquí lo tiene,
corte mi cuello si quiere, pero ese pedido no puedo
satisfacerlo.

MADRE:
(Pausa) Entonces... ¿sufrís como yo? (Lo abraza. Pausa)

PADRE:
Hicimos todo lo que estaba a nuestro alcance.

MADRE: (Pausa) ¿Será todo esto un mal sueño? (Pausa) ¿Y si


cerramos los ojos, hasta que sangren, y cuando los abrimos
nuestra Martina está sentada en su silla...? (Cierra los
ojos, ocultándolos con sus puños)

PADRE:
No, mi amor, abrí los ojos... abrilos (Le abre los ojos a
la fuerza) Mirá, no está. Es una realidad. (Ambos se
quiebran. Larga pausa) Ya es nuestra hora. Nos guste o no
nos guste (Señalando la puerta de calle) Esa puerta se
cerrará con llave para siempre... Nadie más entrará a esta
casa

MADRE:
Querido...

PADRE:
Va a ser lo mejor. Solo nos tenemos vos y yo, solo en
nosotros podemos confiar. Si no pudimos confiar en nuestra
hija, ¿en quién más vamos a poder confiar?
(El Padre va pesadamente hacia la puerta para cerrarla con
llave. Se detiene. Apoya su oido en la puerta)

MADRE:
¿Qué...?

PADRE:
Alguien llora detrás de la puerta

MADRE:
¿Qué decís? (Se abalanza a la puerta. Se detiene) ¿Es ella?
¿Mi pequeña... arrepentida? (El Padre va a abrir la puerta)
No, no... Esperá... No abras
PADRE:
¿Qué estás diciendo?

MADRE:
¿Y todo este sufrimiento que tuvimos que soportar por su
carta, dónde va a parar?

PADRE:
¿Preferirías que nuestra hija, la que se adueño por
completo de nuestras vidas desde la tarde en que decidió
por fin llamarnos papá y mamá... se congele ahí afuera
pensando que todo lo que vivió hasta hoy fue mentira y...?

MADRE:
No, no, sí sabés que no...

(Pausa. Padre va a abrir)

MADRE:
Mi corazón está débil y mustio

(Padre abre la puerta. Pausa. Entra timidamente el Amigo.


Pausa. La Madre comienza a llorar)

PADRE: No se quede ahí, pase a la cocina

(El Amigo va a la cocina)

MADRE:
(Larga pausa) Alguien va a tener que decírselo. Yo no tengo
fuerzas (Pausa. Gritando) Ya no hay necesidad de que esté
en la cocina. No hay nada que no funcione ahí adentro. Las
hornallas, el calefón, todo funciona...
(El Amigo viene de la cocina. Se queda mirándolos. Larga
pausa. Sonríe)

PADRE:
Que contraste grotesco se debe producir entre su
expresión... y la nuestra.

AMIGO:
No se preocupen por mi, pueden llorar tranquilos. No hay
porque mostrar solo la felicidad. Se que en esta casa
siempre intentaron ser francos conmigo.

MADRE:
(Se acerca al Amigo) Casi un hijo... (Lo besa en las
mejillas. LLorisqueando) Le abrimos nuestro hogar porque
nunca dejó de entrar sonriente y trabajar con alegría.

AMIGO:
Cerrar los ojos a las preocupaciones, ese es el lema de mi
sufrida madre. Pruebe.

MADRE:
Ya lo creo que probaría.

PADRE:
Tiene que comprendernos. Hoy es un día muy especial

AMIGO:
Tambien para mí. Hoy no venía a revisar su cicina. Hoy
traía una noticia para ustedes

MADRE:
¿Una noticia...? (Pausa) ¿Qué noticia?

AMIGO:
Bueno... Ella y yo...

MADRE:
¿Ella? (Al Padre) Dice ella. ¿Se refiere a...?

AMIGO:
Su hija, señora... Martina y yo... nos veíamos y...

MADRE:
Ustedes se veían (Al Padre) ¿Qué nos quiere decir?

AMIGO:
Quiero decir que queremos... casarnos
PADRE:
¿Casarse?
MADRE:
No puede ser

PADRE:
¿Por qué su madre y yo no sabíamos nada?

AMIGO:
Bueno... pronto se iban a enterar. Solo lo sabían nuestros
amigos más íntimos.

MADRE:
¿Intimidad? ¿Este muchacho habla de intimidad y su madre no
lo sabía?

AMIGO:
Ella quería darles la sorpresa personalmente, pero soy un
poco ansioso y por lo que veo me adelanté

MADRE:
(Con violencia) ¿Fué usted el que convenció a mi hija para
que se fuge de esta casa?

AMIGO:
¿Qué dice? Hablamos de casarnos, sí, pero venir a vivir
aquí, junto a ustedes...

(La Madre ríe, cínicamente)

AMIGO:
No comprendo. Pensé que la noticia los iba a alegrar. Me
conocen bien. Cada mañana de este último año estuve
reparando su cocina

MADRE:
(Al Padre) ¿De dónde salió este joven que se presenta aquí,
solo, como un perro y dice esas cosas sobre él, mi hija y
mi cocina, con esa familiaridad que me enferma? Sacálo de
nuestra casa

AMIGO:
Señora... Si yo tuviese padres que me quisieran, sin duda,
en este momento tan importante para mí, estarían aquí,
detrás mío. Mi padre sosteniéndome, dándome ánimos con su
mano en mi hombro, detrás mi madre, con la suya en el brazo
de mi padre. Pero estoy hablando de personas que no cuentan
en mi vida. En cambio ustedes que sí aman a su hija parece
como si...

MADRE:
(Lo interrumpe) Yo ya no podré nunca más sentirme una
madre. Vivimos con una desconocida. Nunca supimos quién
dormía en esa habitación

AMIGO:
¿Como puede hablar así?

MADRE:
Nunca le importó nada de nadie, ni de usted, tampoco
AMIGO:
(Pausa) ¿Está tratando de alejarme de aquí? (Pausa. Saca un
papel. Se lo ofrece al Padre) Lea. Me la trajo el correo,
hoy, muy temprano
PADRE:
(Mira la carta. A la Madre) Es de Martina (Leyendo) "Cuanto
amor..." dice la carta... "cuanto cariño recibo en este
lugar. Si el destino, con su garra cruel, me condenase a
permanecer inmóvil para siempre, pero al cuidado de este
techo y de quienes lo habitan, diría sin dudarlo... sí,
aquí quiero pasar el resto de mi vida. Solo aquí, en esta
compañía seré feliz... Martina"

AMIGO:
(Arrebatándole la carta de la mano) ¿Qué tiene que decirme
ahora?

MADRE:
Inmóvil para siempre, dice... Endurecida, de piedra, de
cal, aún así la querría aquí, sentada a mi lado (Al Padre)
¿Soy una mala madre por pensar así?

PADRE:
Sabés que no

AMIGO:
¿Leyó bien? (Pausa) Por eso pensé que era hora de hacerles
conocer nuestras intenciones... (Pausa) Pero me encuentro
con este recibimiento

MADRE:
Mi pequeña endurecida (Llora)

AMIGO:
¿Pero por qué es tan doloroso que su hija me quiera?

MADRE:
¿Es que usted no entiende, insensato?

PADRE:
Tambien nosotros recibimos una carta de ella... (Se la
alcanza para que la lea) No podemos participar de su
alegría. Tiene que comprender, no podemos decir que ganamos
un hijo porque acabamos de perder una hija.

MADRE:
No sería cierto

PADRE:
Sería engañarnos y eso no está bien a nuestra edad

(El Amigo se tambalea, dejando caer el papel)

PADRE:
¿Qué le pasa? (Lo sostiene)

AMIGO: Nada, ya estoy bien... (Toma nuevamente el papel y


lo relee. Se tambalea nuevamente)

PADRE:
Pero... ¿qué es lo que le pasa?

AMIGO:
Son estos párrafos: "me voy apretando sobre mi corazón este
pañuelito de encaje..." (Le da el papel) Tome su carta...
¿Qué necesidad hay de llegar a tanta crueldad?

PADRE:
Sí... Es hielo para el corazón de un padre...

MADRE:
Es una brasa ardiente que quema las entrañas de una
madre... (Llora)

AMIGO:
(Pausa) Los comprendo ahora

MADRE:
(Al Padre) ¿Que nos comprende ahora, dice?

PADRE:
Sí (Al Amigo) Gracias, necesitamos comprensión

MADRE:
(Pausa. Se acerca al Amigo. Le acaricia las mejillas) Si
hubiésemos tenido otro hijo, sin duda hubiéramos querido
uno parecido a usted (Al Padre) ¿Miento?

PADRE:
(Sonríe compasivamente) ¿Mentiste alguna vez?
MADRE:
Pero solo tenemos una hija y...

PADRE:
Querida... Teníamos, debés decir, de ahora en más

MADRE:
Teníamos... Sí, tengo que empezar a olvidarla. No es facil.
Ah, si todo el mundo comenzara a odiarla como se merece...

AMIGO:
Esa es una actitud justificada en una madre. Pero
comprendan que mi caso es otro. A mí me ama

MADRE:
Ayer tambien lo creíamos nosotros, pero hoy...

AMIGO:
(Pausa. Incómodo) Lo dice el papel. No lo digo solo yo.
Elige vivir a mi lado ¿Les queda alguna duda?

PADRE:
Hijo... pero si recibir una carta como esa habría sido para
mí... como si el corazón se me reacomodara en el lugar más
tibio del cuerpo
AMIGO:
Ella y yo, para siempre

MADRE:
(Pausa) Siempre y cuando no haya equivocado las cartas a la
hora de ensobrarlas

AMIGO:
¿Qué dice?

MADRE:
¿Ella está en su casa, ahora?

AMIGO:
No...

MADRE:
¿Dónde está? ¿Dónde está mi hija, ahora?

AMIGO:
No sé... Pensaba encontrarla aquí, como todas las mañanas,
despues del desayuno

MADRE:
(Al Padre) Cuanto cariño... cuanto amor recibo en esta
casa, dice en la carta ¿De qué casa hablaba así?
PADRE:
De nuestra casa

AMIGO:
No... Es una locura lo que está pensando

PADRE:
Pero sintió un ligero desmayo al leer nuestra carta. ¿Por
qué?
MADRE:
Como si esas palabras hubieran sido dirigidas a usted

AMIGO:
No, no hubiese querido recibir eso, es cierto, pero eso no
quiere decir que... (Pausa) ¿Qué locura es esta? Ella nunca
me diría esas cosas, señora... Conocen mis modales. Soy una
persona muy correcta, muy medida...

MADRE:
(Señalando la carta del Amigo) Esa carta... démela

AMIGO:
No

MADRE:
(Al Padre) Ahora sí está claro en mi cabeza. No quería
preocuparnos por su momentánea ausencia durante el
desayuno. Escribió esa carta para seguir demostrándonos su
amor y su confianza como lo hacía día a día

AMIGO:
Tambien a mí, en esa cocina, todos los días me demostraba
su amor, a escondidas de ustedes. Lamento decirles esto,
pero no estaban al tanto de todo lo que pasaba en esta
casa.
MADRE:
No tengo necesidad de vigilar a una hija en la que deposito
toda mi confianza. Sabemos muy bien lo que pensaba de usted
y de todo el mundo

AMIGO:
Ayer mismo, señora, me arrojó contra los azulejos y me hizo
prometer que nunca la dejaría. Si no se lo prometía, era
capaz de cualquier cosa.

MADRE:
Ayer no se separó del lado de su madre en todo el día (Al
Padre) ¿Miento?

PADRE:
Es cierto. Nunca mentís

MADRE:
Por eso no está aquí, sabía que él hoy también vendría como
todas las malditas mañanas y no quería encontrárselo...
(Mira su carta) porque esa carta... (Le saca la carta de la
mano al Amigo y le entrega la suya) Cada cosa en el lugar
que le corresponde

AMIGO:
¿Qué hace?

MADRE:
No está tan seguro ahora ¿no? Hace bien, hace bien.

AMIGO:
(Para sí) ¿Cómo puedo dudar así de lo que hasta hace unos
minutos me trajo hasta aquí?

PADRE:
¿No fue lo suficientemente amable con ella?

MADRE:
Uno cosecha lo que siembra (Al Padre) De su boca nunca
salió un elogio para él. Se ve que no lo tenía en un buen
concepto

AMIGO:
Devuélvame esa carta

MADRE:
No le corresponde

AMIGO:
Señora, los abandonos se calculan hasta el mínimo detalle.
No se deja nada librado al azar. Mire con que cuidado dobló
cada carta. Habrá revisado una y mil veces que papel ponía
en cada sobre. Deme esa carta, por favor

MADRE:
(Gritando) Empieza a disgustarme como antes.

PADRE:
Calma, calma...

AMIGO: Sí, tengo que tranquilizarme. No van a poder conmigo


¿Cómo llegué hasta aquí? Feliz. Me sentía feliz cuando
entré a esta casa. Eso es lo que pasa en realidad, no esta
pesadilla que quieren hacerme creer.

MADRE:
Mi esposo lo oyó llorar detrás de la puerta

AMIGO:
Idiota de mí. LLoraba de felicidad porque iba a presentarme
como novio a mis padres políticos. La carta, démela

MADRE:
Mire mis ojos. Yo estoy más segura que usted.

PADRE:
Ah... Yo querría estar seguro en este momento. Necesito la
plena seguridad de que mi hija aún ama este hogar y que es
a usted al que desprecia

AMIGO:
Ni lo piense. Martina vive feliz solo desde el día que me
crucé en su camino. Su vida era un martirio en esta casa

MADRE:
(Al Padre) Hacelo callar, hacelo callar (Al Amigo) Nadie la
quiere como nosotros. Nunca nadie la podrá querer como
nosotros

AMIGO:
(La enfrenta, gritando) Mentira, mentira...

PADRE:
Basta... por favor... (Al Amigo) No es la forma. Por lo
visto se cree en el derecho de pensar que solo usted tiene
razón

AMIGO:
Mi carta es prueba suficiente.

MADRE:
Lo siento. Su carta es nuestra carta, ahora

(El Amigo se abalanza sobre la carta que tiene la Madre)

PADRE:
(Deteniéndolo) No... ¿qué intentaba hacer? Por favor, mire
nuestros cuerpos. No se aproveche de su juventud y su
fuerza.

AMIGO:
(Calmándose. Larga Pausa) Tiene razón. No sé que iba a
hacer. Perdón señora. Estoy un poco nervioso, dije cosas
indebidas
MADRE:
Ya lo creo que sí. Si ella estuviera aquí...

(Golpean la puerta de calle. Amigo se abalanza a abrir.


Entra Amiga)

MADRE:
(Madre va corriendo a abrazarla) Querida, por fin alguien
que puede decir cuanto cariño recibía nuestra hija

AMIGA:
(Señalando al Amigo) ¿Qué hace aquí? ¿Qué es lo que pasa en
esta casa? (Va a la pieza de Martina y vuelve) Martina no
está en su habitación ¿Dónde está?

MADRE:
No sabemos. Solo sabemos que nos quiso dejar esta carta por
la mañana

AMIGA:
¿Una carta?

MADRE:
Sí, y hay quién todavía insiste que... (Le alcanza el
papel)

AMIGO:
No, esa carta fué escrita para mí

MADRE:
Cállese, nadie conoce a una hija mejor que su madre

AMIGO:
(A la Amiga) Será mejor que lea esto primero. Es el papel
que les dejó a ellos (Le da tambien su papel para que lo
lea)

MADRE:
(Al Amigo) Sepa que siempre que nos hablaba de usted no
podía evitar de hacernos un gesto desagradable con la
lengua que no tengo porque repetir en este momento

AMIGA:
(Casi a punto de desmayarse) Ah...

PADRE:
¿Qué le pasó? Sosténgase de mí

AMIGA:
(Recomponiéndose) Ya estoy bien... Es que de pronto me
faltó el aire. (Sonríe nerviosamente) Sentí mi cuerpo
cayendo al vacío, destrozando una debil telaraña tejida con
la ingenua presunción que podía soportar el peso del mundo
entero (Temblando, sostiene la carta con dos dedos) Nadie
puede hacerse ilusiones despues de haber recibido eso (Le
da la carta al Amigo. Se abraza a la Madre) No la quiero
tener en mi poder ni un minuto más. Y pensar que al recibir
mi carta...

MADRE:
¿Vos tambien recibiste una carta de Martina?

AMIGA:
Sí... Abráceme usted tambien, mamá

MADRE:
¿Mamá? (Al Padre) ¿Qué significa?

AMIGA:
Perdóneme. Permítame en este día llamarla mamá. Yo ya sé
que no lo es, pero hay momentos en que solo una madre puede
calmar tanta incertidumbre

MADRE:
¿Pero por qué tanto nerviosismo? Tus manos no paran de
temblar

AMIGA:
¿Es malo ser conformista?

MADRE:
Claro que no, querida

AMIGA:
(La besa) Gracias, gracias. Pensar que vine a pedirle
explicaciones a Martina por tanto misterio en mi carta ¿Qué
habría sido de mí, si esa carta hubiera sido la mía? (Toma
la carta que trajo el novio) En cambio esta...

MADRE:
(Le saca la carta de la mano) Esta carta es nuestra

PADRE:
(A la Amiga) ¿Pero qué dice su carta?

AMIGA:
Es muy extraña. Escuchen todos: (Saca y lee la tercer
carta) "Sitio es este, que no impide que mis actos los
realice con total libertad, lo que debería permitir que
toda joven como yo se sintiera conforme ¿Pero estaría
verdaderamente a gusto aquí, si me quedo? o ¿no extrañaría
el inconfundible aroma de esta casa si me voy? No lo sé.
Martina".

PADRE:
Es muy oscura

AMIGA:
Sí, pero su confusión frente a lo que siente es muy clara,
muy precisa

MADRE:
Pero no se puede afirmar nada. En cambio mi carta...
AMIGO:
Esa es mi carta

MADRE:
Ya es hora que vaya aceptando su destino, la suya es la que
ahora tiene en la mano, es el despreciado de la historia

AMIGO:
Pero si usted dice que hubo un error en las cartas ¿Por qué
no piensa que debió haber recibido la de ella y no la mía?
Y que ella es la que merecía esto...

AMIGA:
¿Error? (Sonríe nerviosamente) Hablan de un error con una
liviandad que me espanta ¿Esa carta para mí? ¿Por qué?

AMIGO:
¿Por qué no? Miremos las tres cartas. Las tres son
idénticas. Dobladas de la misma forma. Es cierto. Pudo
haber una equivocación

AMIGA:
(Pausa. Al Padre) Ustedes... ustedes me conocen ¿Por qué
Martina iba a querer enviarme esa nota a mí?

PADRE:
Tranquila...

AMIGA:
Pasé toda mi infancia en esta casa jugando ¿Se acuerdan?
Siempre tenía miedo de irme sola y me fuí quedando y
quedando... (Implora a la Madre) Señora, por favor...

MADRE:
(Pausa) Sí. Eran como hermanas, es cierto

AMIGA:
Si para mí no existe otro hogar que no sea este ¿O yo no
era como una hija más para ustedes? (Al Padre) A veces,
hasta nos confundían

PADRE:
Eso era cuando pasaban mucho tiempo juntas, siempre pegadas
como gemelas sin separar.

MADRE:
Es cierto, siempre una encima de la otra

PADRE:
(A la Madre) ¿Te acordás? Teníamos que correrles un poco el
pelito de la cara para saber quién era quién. Ahí nos
dábamos cuenta enseguida

AMIGO:
Pero tambien le faltó el aire al leer la carta

AMIGA:
Es que es una carta... (A la Madre) Por favor...

MADRE:
(Pausa. Al Padre) ¿Ahora debemos creer en todo el mundo? No
lo sé... Ya no lo sé

AMIGA:
(Pausa) Desconfían de mí (A la Madre) Sepa usted que no
estaba enterada de todo lo que hacía su hija

PADRE:
A la madre le contaba todo

AMIGA:
¿Les contó que soñábamos vivir las dos solas en una misma
casa?

AMIGO:
A mí no me contó eso

MADRE:
(Al Amigo) Usted, cállese. Es una mentira

AMIGA: ¿Por qué? ¿Dos mujeres solas no pueden encontrar la


felicidad, tambien?

MADRE:
(Al Padre) ¿Qué tengo que escuchar? ¿Qué pretende hacernos
creer esta criatura, por Dios?

AMIGO:
Ah... mi vida no había sido complicada hasta este momento.
Les juro que mis conversaciones con Martina fueron simples
y correctas. Nunca me atreví a otra cosa, creí que portarme
bien era suficiente para no estar solo, pero ahora...
siento que los tiempos cambian (Cambia su carta por la de
la Amiga)

AMIGA:
(Quemándole la carta en sus manos) No, ¿qué significa esto?

AMIGO:
Si hubo un error en las cartas prefiero al menos la que me
dé una esperanza, aunque sea remota

AMIGA:
No, yo sabía. No debería haber venido aquí. Tonta de mí.
Tendría que haberme quedado en mi casa, esperando que
Martina golpeee mi ventana, como todas las tardes

MADRE:
Ella no va a volver por tu casa. Jamás

AMIGA:
Cállese.

MADRE:
Ya hace tiempo que no soportaba verte

AMIGA:
Martina me admira, se copia mis gestos...

MADRE:
Pero, ¿qué decís? Vos intentabas a toda costa que mi hija
se te pareciera, desde muy chica, pero, no hay nada que
hacer, ella tiene el temperamento de la madre

AMIGA:
Es hora que se entere. En mi casa, su hija me hace sacar
los vestidos del ropero y se los pone uno por uno, para
parecerse a mí.

MADRE:
Tu cuerpo es distinto al cuerpo de Martina. Todos los
cuerpos de las mujeres del mundo son y serán distintos al
de mi hija. Martina es esbelta, espigada, es un arbolito
verde y fresco, injertado en el pantano de la envidia
¿Queda claro? Siempre tuviste celos del cuerpo de mi hija.
Lo observabas con una dureza que daba miedo. No te creas
que no me daba cuenta

AMIGA:
¿Qué dice?

MADRE:
¿Qué te creías? Cuando se encerraban las dos a jugar y me
dejaban afuera, yo me apoyaba de espaldas en la puerta del
cuarto. Las madres tenemos un ojo especial en la espalda.

AMIGA:
Miente, miente... En esta casa, nunca pudimos jugar a
solas... Nadie vaya a creerle lo que está diciendo.

MADRE:
Ella te sentía una amiga peligrosa (Al Amigo) y a usted
tambien, a todos. Me lo decía cada noche antes de dormirse.
Quería estar solo con su madre (A la Amiga) Nunca la
miraste como se debe mirar a una buena amiga, no señor, y
ella se daba cuenta

AMIGA:
Yo la miraba con estos ojos claros, sinceros, que ustedes
ven ahora enrojecidos de dolor por lo que tengo que
escuchar. No... ella nunca podría escribirme algo
semejante. Ni puedo tener en mis manos este papel.

MADRE:
(Riendo) Vas a tener que acostumbrarte

AMIGA:
Hay tres cartas y alguien debe ser el perdedor. Estoy
segura que no soy yo

MADRE:
Ni nosotros

(La Amiga le arrebata la primer carta a la Madre)

MADRE:
No, esa carta no

AMIGA:
Lo siento, no me culpen por hacer esto. Les estoy muy
agradecida porque a veces me trataron mejor que mis padres,
pero quiero esta carta para mí.

AMIGO:
(Intercepta a la Amiga y cambia su carta por la de ella.
Riendo de felicidad) Ahora todo está volviendo a la
normalidad
(Amiga intenta recuperar su carta. La Madre hace lo mismo.
Pelea general. Las cartas van quedando destrozadas. Todos
se revuelcan intentando reconstruir pedacitos de la primera
carta. De a poco la imposibilidad de reconstruirla los va
calmando)

PADRE:
Miren... ¿De qué nos sirvió? A nadie le queda nada. Estamos
aquí sin las cartas, sin Martina...

(Golpean. Todos quedan paralizados)

MADRE:
Es ella. Ahora sí ¿Quién más...?

(Golpean nuevamente. Madre corre a abrir. Entra el cartero


con un pañuelo en una mano y una valija en la otra)
MADRE:
¿Quién es usted? (Cartero le muestra el pañuelo) ¿Trae algo
para una madre? Déme eso (Arrancándoselo de la mano, se
anticipa al Amigo y a la Amiga. Se apoya el pañuelo en el
pecho. Pausa) Sí, mi corazón dice que es el pañuelo de mi
hija

CARTERO:
Es un alivio para mí, señora ¿Podría sentarme? Hace horas
que vengo tratando de encontrar esta casa. No sabía dónde
tenía que entregarlo. Míren bien. Hay un mensaje escrito en
ese pañuelo.

AMIGO:
¿Mensaje? (A la Madre) Léalo

MADRE:
(Abre el pañuelo y lee) "Tres cartas ayer escribí. Con
cuidado, las doblé y metí cada una en su sobre. Pero un
instante después de arrojarlas al buzón, me pregunté:
¿Habré puesto realmente cada carta en el sobre correcto?
(Pausa) Sí, no hay posibilidad de duda, ya soy una mujer
madura..." dice... (Pausa. Deja caer el pañuelo)

AMIGO:
¿Escucharon todos? Eso significa que... mi carta era...
(Busca entre los pedacitos del suelo)

AMIGA:
(Tomando el pañuelo. Sigue leyendo) "Pero inmediatamente me
volví a preguntar: sin embargo, ¿si estoy tan segura, por
qué me pregunto esto ahora?... Porque solo soy una mujer
que duda en este crucial momento de su vida" (Cierra el
pañuelo) Firma... Martina...
MADRE:
¿Qué decís? ¿Entonces, cree que pudo haber cometido un
error...? (Al Padre) Querido, nuestra carta era entonces...

AMIGA:
O la mía... (Se abalanzan a buscar los pedacitos de papel)

PADRE:
(Al Cartero) ¿Por qué tenía usted el pañuelo de mi hija?

AMIGO:
Va a ser mejor que diga de dónde la sacó.

CARTERO:
A eso vine. A traer un poco de tranquilidad a esta casa ¿Me
puedo sentar ahora?
MADRE:
¿Quién es usted?

CARTERO:
Soy su cartero, señora, el que cada día les entrega la
correspondencia

MADRE:
¿Nuestro cartero?
CARTERO:
Sí. No pueden reconocerme porque estoy sin el uniforme
reglamentario, claro (Pausa) ¿No me creen? (Pausa)

AMIGO:
Va a ser mejor que diga la verdad ¿Dónde está Martina?

CARTERO:
Déjenme explicar. Todo empezó esta madrugada. Cuando estaba
preparándome para mi día de trabajo, escuché unos ruidos en
el galponcito que tengo en el fondo de casa. Es dónde
guardo mi vieja bicicleta, con la correspondencia ya
preparada para repartir. Me extrañó mucho que a pesar de
los ruidos ningún perro ladrara, ¿no?... (Pausa. Sonríe)
Antes necesito contarles algo que me hace sentir muy
orgulloso. Es solo un minuto ¿Podría? (Al Padre) ¿Tienen
perros aquí, señor?

PADRE:
No

CARTERO:
Yo sí. Tengo cinco perros adorables que me ayudan siempre
en mi trabajo, hacen más llevadera mi miserable vida de
cartero. Son todos negros, todos de ojos brillantes y todos
tienen la boca entreabierta así (Muestra sus dientes) ¿Se
los imaginan? Los cinco iguales. Solo yo puedo diferenciar
uno del otro. Nadie más puede. Hay uno que siempre es el
más remolón del grupo, cuando hay que ponerse a trabajar,
otro tiene ciertas costumbres nocturnas que heredó de su
padre, hay uno siempre con sueño cuando hay que seleccionar
las cartas, otro se suele desvelar cuando no encontramos el
domicilio correcto, pobre, y ladra y se entristece como si
le arrancaran el corazón, y el quinto no, el quinto es
docil... muy docil... pero cuidado, no hay que confiarse,
solo con quien respeta y reconoce, es decir su amo. Pero
todos, como dije antes, de ojos brillantes, lo que es
indicativo en un perro negro de boca entreabierta, que es
un buen guardián. Para eso están, para eso los ato todas
las noches al lado de mi bicicleta, para que cuiden las
cartas (Pausa) Sin embargo, esta madrugada algo pasaba en
ese galpón, pero no se escuchaba ni el mínimo gruñido ¿Qué
hace la gente en esa situación, teniendo cinco perros
guardianes? Va a ver que pasa (Pausa) Yo me acerqué
despacio y me asomé a una ventanita del cuartito... Y ahí
dentro la ví (Pausa) Casi una niña, pelo castaño,
revuelto... de estatura mediana...

MADRE:
Mi hija... ¿en su casa?

PADRE:
¿Pero que hacía ahí?

CARTERO:
Ustedes son los padres. Ustedes deberían conocer las
costumbres nocturnas de esa jovencita (Pausa) Se los voy a
decir. La niña estaba metiendo sus manos en las bocas
babeantes de mis feroces perros negros

PADRE:
¿Qué dice?

CARTERO: Lo que escucha. Por eso ninguno podía ladrar y


avisarme que alguien andaba por ahí. Con esa carita
dulce... ¿Quién la hubiese creído capaz?

MADRE:
No puede ser... con el terror que siempre le tuvo a los
animales...

CARTERO:
Sin embargo, señora, le aseguro que esas manitos iban de
uno en uno, con una rapidez, con una gracia que daba miedo.
Pobrecitos. Eso es muy doloroso para ellos. Debe ser como
tener una sanguijuela dentro de la boca (Mirando fijamente
a los ojos de la Madre) Alguien le tuvo que haber enseñado
esa forma dañina de apretar las lenguas de los perros,
porque si no...

MADRE:
¿Qué dice? (Al Padre) Hacelo callar, hacelo callar

CARTERO:
Fué muy feo para mí tener que presenciar eso. Los cinco en
fila y sus ojitos preguntando ¿qué hicimos nosotros para
tener que sufrir así?

AMIGO:
No, no puede ser verdad. Pero si los perros en la calle
saltan de alegría cuando ella se les acerca.

CARTERO:
(Al Amigo) ¿Me quiere decir que estoy mintiendo?

AMIGO:
¿Y por qué tendría que creerle?

CARTERO:
Mis animales estaban sufriendo, los conozco como si fuesen
mis hijos (Pausa. Lo toma de las solapas) Quizás a usted,
ahora mismo tendría que hacerle algo parecido en esa lengua
a ver si deja de hablar un poco.

AMIGO:
(Soltándose) ¿Qué hace? Déjeme

CARTERO:
No le debe gustar, ¿no?... Bueno, a mí tampoco me gusta que
se lo hagan a mis perros. Y todo para que no pudieran
avisarme que ella estaba ahí ¿Pero qué está haciendo con
esas manos, señorita, que está haciendo, por Dios? La tuve
que agarrar de los pelos para alejarla de mis animales y...

PADRE:
Basta (Pausa) Basta...

CARTERO:
(Pausa) Están dudando de lo que digo. Me doy cuenta. Todos.
(Señala al Amigo) Usted me mira feo

AMIGO:
Es que habla de ella como si fuera, no sé...

MADRE: (Al Cartero) Sepa que a ella no le gustaba meterse


en las casas de los extraños, señor. No es capaz de ir a
ningún lado sola (Al Padre) ¿Miento?
PADRE:
No, querida

MADRE:
¿Por qué iba a meterse, entonces, en el galpón de un
desconocido y lastimar a esos pobres animalitos? Debe estar
equivocado

CARTERO:
(Pausa) Les cuesta creer lo que están escuchando... Pero
les traje ese pañuelo. Mírenme bien... Soy el cartero.
Todos me conocen, me ven pasar por la calle siempre
sonriendo... soy confiable, servicial... atento (Pausa.
Comienza a irse)

MADRE:
¿A dónde va?

CARTERO:
No me gusta cuando se duda de mí. Ya tienen su mensaje

AMIGA:
(Se apoya en la puerta de calle, cortándole el paso)
Espere...

CARTERO:
¿Qué significa esto?

MADRE:
Entienda, señor, que lo que cuenta nos pone un poco
nerviosos

AMIGA:
Necesito que alguien me diga, por favor, qué hacía a esas
horas de la madrugada... (Al cartero) ¿qué buscaba en su
casa, que no pudiera encontrar en la mía?

CARTERO:
(Pausa) La señorita quería sacar de mi bolso tres cartas
que ayer había escrito para comprobar si estaba cada una en
el sobre correspondiente "Nunca más podré ser feliz si no
me deja revisarlas", me decía, llorando. "Si es que cometí
un error tengo que remediarlo ahora que todavía estoy a
tiempo" ¿Se puede entender?

AMIGA:
Entonces sufría...

CARTERO:
Tambien había hecho sufrir a mis cinco perros. No fué capaz
de golpear mi puerta y pedirme por favor, como haría
cualquier persona... Yo la hubiera llevado al galponcito.
Con gusto le hubiese dejado sacar sus cartas y así
evitar...

AMIGA:
(Interrumpiéndolo) Pero supongo que usted habrá comprendido
que en una situación desesperada como esa...

CARTERO:
Es mejor que no suponga nada de mí, señorita (Pausa) Por
favor, entiéndanme, ustedes a mí, tambien. Soy un hombre de
poca educación, sin familia, que vive solo para sus perros.
(Pausa) Ellos habían sido los danmificados, así que pensé
que lo mejor era que los perros se encargaran de la
situación.

AMIGO:
Está bromeando

CARTERO:
¿Broma? (Al Padre) ¿A usted le parece que es broma lo que
estamos tratando? ¿Se creen que es facil para mí venir a
contarles esto?

AMIGO:
¿Pero, cómo un perro...?

CARTERO:
La dejé encerrada en el galponcito con los perros, con los
cinco

MADRE:
¿Encerrada? ¿Cómo, que la dejó encerrada? ¿Con qué
derecho...?

CARTERO:
Sí, sí, sé que no tengo perdón. La dejé encerrada y me fuí
a hacer el reparto. Pero que momentos feos pasé, señora.
Pedaleaba, pedaleaba, y cuanto más trataba de alejarme de
mi casa, más fuerte escuchaba esos gritos dentro de mi
cabeza. Nunca hice el reparto con tanto nerviosismo. Me
sentía inmensamente culpable ¿Se dan cuenta? A la vuelta,
bajo el sol del mediodía, mi corazón me pedía que apurara
el pedaleo, presagiando lo peor...

PADRE:
Dios mío ¿Qué es lo que viene a decirnos? ¿Qué encontró?
Dígalo de una vez
CARTERO:
(Pausa. Sonríe) No sé, ni sabré nunca lo que pasó dentro de
ese galponcito durante mi ausencia, pero no tenía ni un
rasguño. Estaba sentada en un rincón del patio. Solo tenía
la ropa un poco desgarrada. El remolón, le lamía una
pierna. Los demás por ahí... Ella, con ese pañuelo en el
pecho. Me acerqué. Me miró a los ojos, alargó su mano, me
sonrió... Llévelo, por favor... Leí el mensaje y... (Pausa)
Me destrozó el corazón

MADRE:
Mi niñita...

CARTERO:
Después de lo que había tenido que soportar por mi culpa,
¿qué menos podía hacer yo que entregarlo? ¿Dónde? ¿A qué
dirección?... Pero, no dijo una palabra más... cerró su
boca, y así se quedó, sentada en el patio... (Pausa) Así es
que pasé toda la tarde tratando de encontrar el
destinatario de este mensaje (Sonríe) pero por suerte...
(Pausa) Eso es todo (Pausa. Intenta irse)

PADRE:
(Impidiéndoselo) ¿Pero por qué está aquí diciéndonos estas
cosas? ¿Qué es lo que quiere que hagamos?

CARTERO: ¿Hacer? Creo que nada pueden hacer por ahora, solo
tienen que esperar que decida regresar

AMIGO:
(Va hacia la puerta) No me voy a quedar de brazos cruzados

CARTERO:
Si piensa ir a mi casa debo recordarle que no sabe dónde
queda

AMIGO:
Lo voy a seguir cuando salga

CARTERO:
Puede estar muy lejos para usted

AMIGO:
No me importa

AMIGA:
A mí no me da miedo. Yo voy a ir, también

MADRE:
También nosotros. Iremos adelante de todos (Al Padre)
Tenemos que ser los primeros en encontrarla
CARTERO:
¿Pero no comprendieron todavía porque estoy aquí? Yo vine
para que ustedes no se preocuparan por su ausencia y...

MADRE:
Mi hija necesita ver a su madre, lo presiento

CARTERO:
Señora... ¿Cree que ella puede recibirla, ahora? Esa niña
soportó estar encerrada durante horas con mis feroces
perros... y nada... Leyeron ese mensaje. Solo le atormenta
no haber podido revisar sus sobres. No va a poder resistir
mirar a los ojos de la persona que ama, si con una de sus
cartas la hizo sufrir ¿Y a quién ya no significa nada en su
vida? ¿Y si a la persona que no desea volver a ver nunca
más, quizás, hoy por la mañana le envió, por un descuido,
la carta que le asegura su amor? No podrá soportarlo
todavía. Lo ví en sus ojos

MADRE:
¿Le preocupa eso, ahora, después de haber sometido a
nuestra niña a semejante situación? Mi esposo tendrá que
encargarse de usted.

CARTERO:
No me torture más, señora. Me equivoqué, pero luego hice
todo lo que pude para reparar mi falta... No quisiera
equivocarme de nuevo. Yo mismo la voy a traer cuando ella
me lo pida, se lo prometo. Solo hay que darle un poco de
tiempo.

AMIGA:
Tendría que haberle dejado revisar las cartas. Todo esto se
podría haber evitado y ahora sabríamos la verdad... Amarga
para algunos, dulce para otros

AMIGO:
(Al Cartero, amenazante) ¿Se da cuenta de que, en este
momento, usted se merecería que yo lo haga sufrir como
usted la hizo sufrir a ella? Mire mis brazos

CARTERO:
Basta ¿Hasta cuando van a martirizarme? Soy una persona que
también sufre. No tiene perdón lo que hice, ya lo sé. No
quiero justificarme, pero comprendan también lo que sentí
cuando la ví a la madrugada retorciéndole la lengua a mis
perros, comprendan lo que significan esos perros en mi vida
(Al Padre) ¿Tienen perros aquí?

PADRE:
Ya le dije que no

CARTERO:
Deberían tener algunos, son muy buena compañía, cuando uno
está solo tanto tiempo (Mira la mesa) ¿Aquí desayunaba con
ustedes?

MADRE:
Sí, ahí se sentaba mi hija

CARTERO:
¿Té con leche y dos tostaditas?

MADRE:
Sí, con un poquito de... (Pausa) ¿Cómo adivinó?

CARTERO:
(Pausa) Ah... Había pasado tanto tiempo que casi no
recordaba. En un tiempo tambien se sentaba alguien en mi
mesa a desayunar. Era una niña, también (Pausa) Sí, eso
desayunaba. Pero un buen día se fué (Sonríe) Lo había
olvidado (Pausa) ¿Cómo me dijo que se llamaba su hija?

MADRE:
Martina

CARTERO:
Martina... (Pausa) No... no se llamaba así la niña de la
que yo hablo (Pausa) Es inútil, no recuerdo el nombre (Va
hacia la puerta de calle. Se detiene) Mis perros son un
poco brutos. Le desgarraron un poco la ropa

MADRE:
Ya lo dijo

CARTERO:
(Pausa) ¿Podría darme un abrigo para ella?

(Pausa. La Madre va a la habitación. Vuelve con un tapado.


Se lo da al Cartero que lo mete en la valija)

CARTERO:
Gracias, con esto alcanzará. Le va a hacer falta si quiere
volver esta misma noche. Parece que va a bajar la
temperatura, ¿no?

MADRE:

(Pausa. Cartero se encamina a la puerta)


MADRE:
Espere... ¿Mi hija no le anticipó, en algún momento... para
quién de nosotros tenía que haber sido cada carta?

PADRE:
(Pausa) Si lo sabe, dígalo

CARTERO:
No... lo lamento

MADRE:
¿Tampoco se lo preguntó?

CARTERO:
No. Yo no podía saber la importancia que tenía eso para
ustedes.

MADRE:
(Pausa) Claro

(Pausa. Cartero se va)

AMIGA:
(Larga Pausa. Al Padre) ¿Volverá hoy Martina, a decirnos,
por fin, a quién pertenecía cada carta?

PADRE:
No lo sé

MADRE:
(Al Padre) Vamos a tener que ser más comprensivos con
nuestra hija, cuando regrese. Pasó por un momento difícil
así que nada de preguntas odiosas. (Al Amigo y Amiga)
Primero va a tener que descansar y recuperar fuerzas (Al
Padre) Todo tiene que volver a estar en su sitio. Voy a
prepararle la habitación como le gustaba, no olvidarnos de
colgar su ropa perfumada, ni de su vaso de agua bajo la
carpetita...

AMIGA:
(Interrumpiéndola) No se adelante. Si vuelve aquí es solo
porque se enterará que estamos reunidos, esperándola, no
porque haya decidido quedarse con ustedes. Yo voy a
esperarla porque ya sé cual será su elección

MADRE:
Querida, pero si tus manos tiemblan todavía

AMIGA:
Mis manos van a tener que empezar a calmarse ahora
MADRE:
Las de la madre están serenas. Miren

AMIGO:
Yo soy el único que no tiene dudas aquí. Me iría si tuviese
la mínima duda

MADRE: Usted cállese (Pausa) Yo les pediría ya mismo, a los


dos, que abandonen mi casa si mi intuición no fuera la
mejor para mi esposo y para mí ¿Entendido? (Al Amigo) Pero
siéntese por ahí ¿No pretenderá esperar parado? La espera
puede resultarle larga.

AMIGO:
Yo solo quiero fijar mi mirada en esa puerta

MADRE:
Como quiera, pero le aviso que también los ojos de esta
madre, mientras resista, estarán clavados en la puerta
(Pausa. Va hacia la habitación con un vaso con agua. Se
detiene. Al Padre) Es extraño, pero todavía no puedo
asociar a este hombre con la persona que siempre trajo las
cartas a esta casa.

PADRE:
(Pausa) Quizás si hubiera tenido puesto el uniforme...

MADRE:
Quizás (Pausa) Sí, él mismo lo dijo. Debe ser eso, porque
así, realmente... no parecía el mismo.

(Madre entra en la habitación de Martina. Larga Pausa. Sale


corriendo de la habitación hacia la puerta de calle. Sale a
la calle. Pausa. Entra, lentamente. Se sienta frente a la
mesa. Mira a todos)

MADRE:
Que gracioso

PADRE:
¿Qué es lo gracioso?

MADRE:
Lo que digo siempre... ¿Hay que confiar en todo el mundo?
¿Qué había dicho ese hombre? Todos escuchamos perfectamente
(Pausa) Antes de irse dijo que quería llevarse un abrigo,
porque si Martina decidía volver esta misma noche iba a
necesitarlo y... (Pausa) ¿Dijo eso o estoy volviéndome
loca? Contéstenme, por favor
PADRE:

MADRE:
Bueno, andá a ver. La ventana de la habitación, que da a la
calle, abierta de par en par y... (Padre corre a la
habitación. Pausa. Para sí) Yo pensé, ¿cómo voy a negarle
un tapado para Martina si ella va a necesitarlo y...?
(Pausa. Al Amigo y a la Amiga) Alguien se llevó casi toda
la ropa de Martina

AMIGA:
¿Cómo? ¿Su ropa?

AMIGO:
¿Pero, cuando?

MADRE:
Recien. Tuvo que haber sido... (Pausa) No lo entiendo. Hace
unos minutos cuando entré a buscar el tapado, estaba todo
acomodado en los cajones, en las perchas, en los armarios,
como siempre, y ahora... ¿Pueden creerlo? Los estantes
vacios... los cajones por el piso como si... como si una
jauría hubiese pasado... (Al Padre, que viene de la
habitación) Cuando regrese... vamos a tener que... que
comprarle... algo de ropa (Larga Pausa) Hace un poco de
frío

AMIGA:
Sí (Pausa) Parece como si comenzara a bajar un poco la
temperatura.
MADRE:
¿Cerraste las ventanas de su habitación?

PADRE:
Sí...

AMIGO:
Yo... creo que tendría que ir a mi casa a prender la
calefacción para mis padres

MADRE:
(Pausa) ¿No va a esperar a que ella regrese? (Sonríe) Que
tonto ¿No era que sus padres no contaban en su vida?
Conteste

AMIGO:
(Pausa) De todas maneras...

MADRE:
Que tonto, que tonto
AMIGO:
Volveré en unos minutos, o tal vez tarde un poco más... (Se
va, lentamente)

MADRE:
Ah, juventud, juventud. Mírenlo. Primero dice amar
desesperadamente a nuestra hija, hasta parecía que iba a
morir si no... (Pausa) Y de pronto olvida todo como...
como... (Pausa) Mejor, mucho mejor, nunca me cayó del todo
bien ese muchacho (A la Amiga, señalándole un lugar en la
mesa) Vos sentate ahí. Hay que hacer un esfuerzo.
Acomodarnos como podamos (Pausa. Ella no se mueve. Pausa. A
la Amiga) Ponete ahí, te dije (Pausa. Tiernamente) ¿Querés
comer algo?

AMIGA:
No... También yo... No querría preocupar a mis padres. No
saben dónde estoy. Salí apurada, sin avisar...

MADRE:
(Pausa) ¿Te vas a ir, también? (Pausa) Por mí te podés ir y
no volver nunca más (Amiga sale. Madre, asomándose medio
cuerpo al exterior) ¿Pero no se dan cuenta que en cualquier
momento, Martina aparecerá y...? (Pausa. Entra) Mejor así.
Par de tontos (Pausa. Buscando) ¿No viste la carpetita gris
de lino? ¿Estaría también en la pieza?... (Pausa. Suspira)
Un par de tontos (Observa la casa) Hoy tuvimos un día
tremendo, mirá la casa dada vuelta (Cae vencida en una
silla. Pausa. De pronto comienza a reir a carcajadas) Estoy
pensando, que quizás todo se trate de una tremenda
confusión. Escuchá, pudo pasar así... quizás ese hombre no
se parecía a nuestro cartero, porque en realidad no era
nuestro cartero. Golpeó aquí creyendo que esta era la casa
que buscaba... y no... Ese mensaje era para, no sé... otra
familia... A cualquiera le puede pasar, ¿no? Claro que
sí... claro que sí (Pausa) Y quizás en cualquier momento
nuestro cartero, el de siempre, en el que depositamos toda
nuestra confianza, pase una carta de Martina, solo para
nosotros, ¿eh?, para sus padres, por debajo de nuestra
puerta y... (Pausa) Porque, realmente, decime... esa
historia de esa niña metiendo las manos en las bocas de, no
sé que infernal cantidad de perros feroces y... y
malolientes seguramente, como si nada pasara...
realmente... (Sonríe) No, es imposible que una madre no
reconozca a su hija... (Pausa) Bueno, parece que ya no hay
nada que hacer. Realmente comienza a hacer frío. No
esperemos gran cosa tampoco. Esta casa siempre fué fría y
oscura. Y hoy se nota que realmente va a hacer frío. Fué
una verdadera suerte enviarle a Martina ese abrigo por
medio de nuestro carte... (Mira hacia la habitación. Se
frena bruscamente. Larga pausa. Con amargura) La espera
puede ser muy larga (Pausa. Toma el pañuelo. Tratando de
recomponerse) Pero no, no y no... Yo, la madre, estoy
segura que muy pronto por esa puerta... muy pronto, mi
hija...

PADRE:
(Interrumpiéndola) Ya nadie puede estar seguro de lo que
sucede ahí afuera... Nadie

(El Padre va hacia la puerta de calle y la cierra con


llave. Lentamente, la madre hunde su cara en el pañuelo de
su hija)

FIN

Los siameses
de Griselda Gambaro

GAMBARO, Griselda (Buenos Aires, 1928) Inicialmente, autora


de novelas que posteriormente adapta a teatro. Vinculada a
las experiencias renovadoras del Instituto Di Tella,
estrena varias obras en la década del 60: "El Desatino",
"Viejo Matrimonio"; "Las Paredes", "Los Siameses"; "El
Campo". Posteriormente, estrena "Nada que Ver" (1972);
"Solo un Aspecto" (1974); "Real Envido, Decir Sí" (1981);
"La Malasangre" (1982); "El Despojamiento" (1983); "Puesta
en Claro" (1986); "Antigona Furiosa" (1986) "Penas sin
Importancia" (1990). Sus obras han sido estrenadas,
traducidas y publicadas en varios países. Se han realizado
también varios estudios y análisis de su producción, en
Argentina y en el Exterior.

REPARTO:
Lorenzo
Ignacio
Dos policías: El Sonriente
El Gangoso
Tres acompañantes para un entierro:
El viejo
Viejo 2º
El muchacho (joven)
PRIMER ACTO

ESCENA I

INTERIOR DE UNA PIEZA AMUEBLADA CON UNA PEQUEÑA MESA DE


PINO, UN BANQUITO, TRES SILLAS, UN ROPERO DESTARTALADO Y
DOS CAMAS DE UNA PLAZA CON LOS COLCHONES A LA VISTA, SIN
SABANAS, AUNQUE CON DOS FRAZADAS ORDINARIAS A LOS PIES.
SOBRE LA MESA, UNA BOTELLA CON AGUA Y DOS VASOS. EN UN
RINCON, EN EL SUELO, UNA PILA ALTISIMA DE DIARIOS VIEJOS.
UNA PUERTA QUE DA A LA CALLE. ALEJADA DE ESTA PUERTA, PERO
TAMBIEN SOBRE LA CALLE, UNA ALTA VENTANA CERRADA, SIN
CORTINAS. OTRA PUERTA, CON UNA GASTADA CORTINA DE LONA,
CONDUCE A UN PATIO INTERIOR.
AL LEVANTARSE EL TELON, LA ESCENA APARECE VACIA UNOS
INSTANTES. SE ESCUCHAN LUEGO LOS PASOS DE ALGUIEN QUE VIENE
CORRIENDO ATROPELLADAMENTE. ENTRA LORENZO Y EN SEGUIDA
CIERRA LA PUERTA CON LLAVE, COMO SI ALGUIEN LO PERSIGUIERA.
CON INMENSO ALIVIO, SE APOYA CONTRA LA PARED Y EMPIEZA A
REIR A CARCAJADAS. ES EVIDENTE QUE ACABA DE ESCAPAR DE UN
PELIGRO Y LO FESTEJA, AUNQUE LA FATIGA LE CORTA LA RISA, LA
VUELVE ESPASMODICA. POCO A POCO, CESA DE REIR. UNA PAUSA.

LORENZO : (RESPIRANDO CON AGITACION) ¡Me escapé! Puedo...


correr mejor solo... que... acompañado. (SE PALMEA CON
CARIÑO) ¡Qué corrida! (INCLINANDOSE, TANTEA Y PALMEA SUS
PANTORRILLAS) ¡Músculos de corredor! Sí, son músculos de
corredor, fuertes, resistentes. ¿Por qué no me habré
dedicado al deporte? Mi nombre en los periódicos. El
gran... gran... gran... (SE VA DESLIZANDO, PEGADO A LA
PUERTA, HASTA QUEDAR SENTADO EN EL SUELO, EXHAUSTO)
Podría... haber seguido... corriendo... hasta... hasta...
(BRUSCAMENTE RECUERDA ALGO QUE LE CAUSA GRACIA Y ROMPE A
REIR) ¡Ignacio, el pobre Ignacio con sus piernas de goma!
(SIN PODER DETENERSE, RIE CON ESTERTORES DE FATIGA. SE
INTERRUMPE SOLAMENTE CUANDO MUEVEN EL PICAPORTE Y GOLPEAN A
LA PUERTA. SE OYE LA VOZ ENTRECORTADA Y ANGUSTIADA DE
IGNACIO) VOZ DE IGNACIO : ¡Abrime, Lorenzo! ¿Por qué
cerraste con llave? ¡Abrí! (LORENZO ESCUCHA CON CIERTO AIRE
DE ATENCION CORTES Y NO CONTESTA) ¡Abrí, que se acerca! ¡No
seas loco! ¡Abrí!
LORENZO : (SIN MOVERSE) ¡Ya va! (BAJA, CASI PESAROSO) Está
frito.
VOZ DE IGNACIO : (CADA VEZ CON MAYOR URGENCIA) ¡Abrí de una
vez! ¿Por qué cerraste?, ¡Maldito seas! (DESESPERADO) ¡Se
me viene encima! ¡Abrí!
LORENZO : (CON ACENTO TRANQUILIZADOR, PERO SIN MOVERSE) ¡Te
abro! ¿Estás solo?
VOZ DE IGNACIO : ¡Abrime!
LORENZO : ¡En seguida! ¡Lo que pasa es que se me enganchó
una uña!
VOZ DE IGNACIO : ¿Por qué cerraste?
LORENZO : ¿No me creés? Se me... enganchó en el pantalón.
Inverosímil.
VOZ DE IGNACIO : ¡Abrí!
LORENZO : ¿Estás solo?
VOZ DE IGNACIO : ¡Dobló la esquina! (CASI LLORANDO DE
DESESPERACION) ¡Por favor, abrime, por favor, abrime!
(GOLPEA, AGITA EL PICAPORTE)
LORENZO : (FASTIDIADO) ¡No rompas la puerta! ¿Estás solo?
Es lo que te pregunté. (ALZA LA VOZ. CON BUENA VOLUNTAD)
¿Escuchás? ¿Te paso un papelito debajo de la puerta? (SE
LEVANTA, TOMA UN PAPEL DEL CAJON DE LA MESA Y ESCRIBE ALGO,
PRIMERO DE PIE, LUEGO TOMA UNA SILLA Y SE SIENTA. ESCRIBE
LENTAMENTE, CON DIFICULTAD Y PARSIMONIA. IGNACIO SIGUE
GOLPEANDO LA PUERTA)
VOZ DE IGNACIO : ¿Por qué no me abrís? (DESESPERADO) Te...
te... te conseguiré una chica. ¡Me alcanza! ¡No seas
cretino! ¡Lorenzo, Lorenzo!
LORENZO : (LEVANTA LA VISTA DEL PAPEL, SE INCORPORA Y SE
APOYA SOBRE LA MESA. PREGUNTA, TRANQUILO) ¿Está cerca?
¿Escuchás? ¡Te pregunto si está cerca! A ver si abro y me
salta encima. No quiero sorpresas. ¿Está cerca? ¿Escuchás?
(ATIENDE UN MOMENTO, PERO SOLO SE OYEN LOS "¡ABRI, ABRI!"
DESESPERADOS DE IGNACIO Y SUS GOLPES CONTRA LA PUERTA.
LORENZO, DESPECTIVO) No, no escuchás nada. Tu miedo no te
permite escuchar nada. (SE SIENTA NUEVAMENTE) Mejor que
escriba también esto. (DELETREA MIENTRAS ESCRIBE
LENTAMENTE) Querido IGNACIO : te pregunto si está cerca...
(LEVANTA LA CABEZA Y SE RASCA DUBITATIVAMENTE EL MENTON. DE
PRONTO, SE ESCUCHA UN ALARIDO DE IGNACIO Y LAS SACUDIDAS DE
UN CUERPO VIOLENTAMENTE ARROJADO Y GOLPEADO CONTRA LA
PUERTA. LORENZO, ENSIMISMADO) ¿Escribo lo del miedo o no?
No, va a ofenderse. ¡Cuántas delicadezas! (ALZA LA CABEZA Y
ESCUCHA. TRANQUILAMENTE PESAROSO) Van a romper la puerta.
(SE LEVANTA Y PASA EL PAPELITO DEBAJO DE LA PUERTA) Esperá,
te paso el lápiz. (LO HACE) ¡Contestame por escrito!
¡Quiero saber si estás solo! (ESCUCHA CON EL MISMO AIRE DE
ATENCION CORTES LOS GOLPES Y SACUDIDAS. LOS ALARIDOS DE
IGNACIO SE HAN TRANSFORMADO EN GEMIDOS QUE DISMINUYEN Y
CESAN. LORENZO PEGA EL OIDO CONTRA LA PUERTA. SILENCIO.
GOLPEA CON LOS NUDILLOS. LLAMA SUAVEMENTE) ¿Ignacio? (UNA
PAUSA) ¡Ignacio! (UN RONQUIDO COMO RESPUESTA! ¿No podés
hablar? ¿Hay gente? (SILENCIO) ¿Recibiste mi esquela? (SE
APARTA, FASTIDIADO) ¡se calla, se calla! ¿Cómo vamos a
entendernos? (SE ACERCA OTRA VEZ A LA PUERTA, BAJO) ¿Estás
solo? ¿Se fue? (POR CONTESTACION, UN RONQUIDO AFIRMATIVO.
LORENZO, CASI TRISTEMENTE) ¿Por qué no fuiste a otro lado?
Las puertas cerradas son puertas cerradas. (UNA RISITA) Las
puertas abiertas están abiertas, desde el principio. Se ve
en los chicos. Yo, de chico, daba todos los juguetes,
quería hacerme simpático. (DESCUBRIENDOLO, FELIZ) No se ve
en los chicos, no tengo nada que ver con el chico que fui:
no doy nada, cierro las puertas (RIE) Fui un niño
parricida. ¿Y vos, Ignacio? Nacimos juntos y no me acuerdo
de cómo eras antes. (UN SILENCIO) ¿No podés contestarme
algo, una línea? Me aburre hablar solo. (SE AGACHA Y ESPIA
POR EL OJO DE LA CERRADURA) ¿Qué es lo que hay ahí? ¿Tu
cabeza? Veo todo negro, ¿Qué es? Apartate un poco. ¿Se lo
escribo? (DUDA) No, es inútil. Es casi analfabeto. (MIRA
NUEVAMENTE Y RIE) ¡Te fuiste al suelo! (VE ALGO QUE LO
IMPRESIONA Y DEJA DE REIR. SE VUELVE, RECOSTANDOSE CONTRA
LA PUERTA Y CIERRA LOS OJOS. CON APESADUMBRADO ASOMBRO)
¡Oh! ¡Cómo te dejó! ¡Qué lástima! ¡Ignacio, Ignacio!, ¿Me
oís? ¿Te desmayaste? (SE SUJETA EL COSTADO CON AMBAS MANOS
COMO SI LO ATACARA SUBITAMENTE UN DOLOR INTENSO) ¡Ay! (CAE
DE RODILLAS Y SE ARRASTRA HASTA LA MESA, DE UN CAJON SACA
UNAS PASTILLAS Y TOMA ALGUNAS CON UN VASO DE AGUA. DE
RODILLAS VUELVE HACIA LA PUERTA. LASTIMERO) Ignacio,
levantate, te necesito. (PERMANECE RECOSTADO CONTRA LA
PUERTA, MECIENDOSE CON GEMIDOS DE DOLOR)
VOZ DE IGNACIO : (LEJANA Y DEBIL) Lorenzo...
LORENZO : (ALERTA) ¡Sí!
VOZ DE IGNACIO : Abrí la puerta.
LORENZO : (DUDA, SE MUERDE LOS LABIOS) ¿Se fue?
VOZ DE IGNACIO : Sí. Se fue.
LORENZO : (DESCONFIADO) ¿Estás seguro? ¿Si vuelve?
VOZ DE IGNACIO : (DESFALLECIDO) No. (UNA PAUSA) No. No va a
volver.
LORENZO : ¿Cómo lo sabés? Nos pegará a los dos. Si me ve,
recordará que estábamos juntos y empezará a repetir golpes
de nuevo.
VOZ DE IGNACIO : No.
LORENZO : Y no me pegará a mí solo. Un golpe a mí, otro a
vos. Recibirás otra ración, ¿para qué? No la aguantarás.
Tené paciencia, ¿eh? Dormí, ¿por qué no dormís un poco? Los
golpes se te curarán durante el sueño. Descansá.
VOZ DE IGNACIO : Dame agua.
LORENZO : (VOLUNTARIOSO) Sí, sí, agua te doy. ¡Cómo no!
Toda la que quieras. (SE LEVANTA AGILMENTE, SIN MANIFESTAR
AHORA NINGUN DOLOR, Y LLENA UN VASO CON AGUA. SE ENCAMINA
CON DECISION HACIA LA PUERTA, LA VE CERRADA Y, SIN
INMUTARSE, SE INCLINA Y HACE DESLIZAR EL AGUA POR DEBAJO.
LA EMPUJA CON UNA ESCOBA. CARIÑOSO) ¿Podés? (MIRA POR EL
OJO DE LA CERRADURA) Despacio... Despacito... No te atores.
¿Qué escupís? (AGRAVIADO) ¿Mi agua? (MIRA. RIE DIVERTIDO)
¡Un diente! ¡Justo el del medio! Tu belleza... (RIE) ¿Dónde
ha ido a parar? ¡Ahora podés trabajar en un circo! (SE
INTERRUMPE SINCERO) Lo siento. No quería herirte.
VOZ DE IGNACIO : (EXANIME) Lorenzo. Lo... ren... zo.
LORENZO : (CON PESAR) No me llamés. ¿Qué te pasa? No puedo
abrir. Si vuelve, nos pegará a los dos. Es un tipo fuerte,
muy bruto. No hará distingos. No dirá: a éste le pegué y
ahora lo dejo tranquilo, pobre tipo. Me dedico a éste,
(SEÑALANDOSE) a mí. No dirá eso. Te pegará otra vez, pobre
Ignacio. En cambio, si te ve en el suelo, todo sangrante,
sin diente... Tiene aspecto animal, pero nadie le pega a un
caído. Supongo... Y si fueras un cadáver, todavía estarías
más seguro.
VOZ DE IGNACIO : Lorenzo...
LORENZO : (MUY IRRITADO) ¡Lorenzo, Lorenzo! ¡No abro!
¡Dejame en paz!
VOZ DE IGNACIO : Me duele todo... el cuerpo...
LORENZO : (COMPASIVO) ¿Querés más agua? ¿Sabés lo que voy a
hacer? Me acostaré aquí, en el suelo. ¿Estás conforme? No
quiero que te sientas solo, Ignacio. ¿Te sirve de algo, te
consuela? (SE TIENDE LARGO A LARGO JUNTO A LA PUERTA.
BOSTEZA) ¡Qué sueño! (IGNACIO RASCA LA PUERTA. FASTIDIADO)
¿Qué rascás? Si hacés ruido, imposible cerrar los ojos.
(CESA EL RUIDO. BOSTEZA) Estoy cansado, después de la
corrida... ¿Vos, no? (UNA PAUSA) ¡Podrías contestar! (SE
LEVANTA Y ESPIA POR EL OJO DE LA CERRADURA. DESPECHADO) Se
durmió. Es un caballo para dormir. (SE ACUESTA Y PONE LOS
BRAZOS CRUZADOS DEBAJO DE LA CABEZA) ¡Qué incómodo! (SE
INCORPORA SOBRE UN CODO Y MIRA CON ANSIEDAD LAS CAMAS. SE
LEVANTA Y RECOGE UNA ALMOHADA) Dormiré en el suelo, lo
prometí. Pero la cabeza no tiene nada que ver con mis
promesas. Además, lo más delicado está en la cabeza. No es
cuestión de arriesgar el material. (GOLPEA CON LOS
NUDILLOS) Ignacio, ¿estás de acuerdo? (UN SILENCIO)
Gracias, sabía que comprenderías. (SE ACUESTA) Sí, estoy
más cómodo. (CRUZA LAS PIERNAS Y AGITA UNA EN EL AIRE. SE
PREGUNTA, VOLUBLEMENTE) ¿Fue mi culpa, fue su culpa, quién
tiró la piedra? (CANTURREA) ¿Quién le pone el cascabel al
gato? (SINCERO) Sospecho que... la piedra la tiré yo. ¿Pero
quién es capaz de distinguir algo entre los dos? Yo no
puedo. Somos iguales. Esa es nuestra desgracia. Somos tan
iguales que nuestras acciones se confunden. (DIVERTIDO) En
una palabra: no se distingue la mano que arrojó la piedra.
¡Pobre Ignacio! ¡Qué paliza! (SE LEVANTA Y MIRA POR EL OJO
DE LA CERRADURA. DESPECHADO) ¡Cómo duerme! Ronca. Está todo
sucio de sangre. ¿Cómo puede dormir así? ¡Qué sucio! ¿No
estará muerto, no? (ESPIA UN MOMENTO EN SILENCIO. CHISTA)
¡Ignacio, Ignacio! (UNA PAUSA) No. Respira. (RIE
TEMBLOROSO) No se hubiera perdido mucho. Pero aún no estoy
curado, lo necesito. Como enfermero deja bastante que
desear. ¡Es tan negligente con mis pastillas! (LANZA OTRA
OJEADA POR LA CERRADURA) ¡Pobrecito! Le cambió la cara.
Ahora no van a confundirnos. (SE ACUESTA) ¡Qué incómodo es
esto! No estoy acostumbrado, me duelen los huesos. El
ronca. Y yo no puedo dormir. Es injusto. (UNA PAUSA) como
me duelen los huesos, el arrepentimiento no me importa
nada. Y sin embargo, tengo que estar arrepentido. (MIRA LA
CAMA. SE LEVANTA Y TIRA HACIA AFUERA EL COLCHON. LO
ARRASTRA HASTA LA PUERTA. VA A ACOSTARSE, MIRA EL COLCHON
DE LA CAMA DE IGNACIO, LO SACA TAMBIEN Y LO COLOCA ENCIMA
DEL OTRO CON EVIDENTE SATISFACCION. SE ACUESTA) Ahora sí.
(SALTA) ¡Qué cómodo! Puedo pensar. De nuevo, estoy
arrepentido. Debo hacer algo para compensar lo de la
paliza. ¿Bastará dormir en el suelo? Sí, sí, basta y sobra.
(SE SUJETA LAS RODILLAS CON LAS MANOS Y AGITA LAS PIERNAS
EN EL AIRE, COMO SI CORRIERA. DIVERTIDO) ¡Corriendo con sus
piernas de goma! (BOSTEZA. AGARRA UNA DE LAS FRAZADAS POR
LA PUNTA Y LA ARRASTRA HACIA EL. SE CUBRE. CANTURREA) ¡Pa-
pa-pa-pa-! (SIN CONVICCION) ¡Pobre Ignacio...! Si tuviera a
mi chica en el colchón... (SORBE GOLOSAMENTE)
VOZ DE IGNACIO : (LEJANA Y DEBIL) Lorenzo...
Lo...ren...zo... (ARAÑA LA PUERTA. LORENZO SE DA VUELTA Y
SE ACURRUCA MAS BAJO LA MANTA. RIE ENTRE SUEÑOS. SE ESCUCHA
SOLO EL ARAÑAR DE LA PUERTA HASTA QUE CESA COMPLETAMENTE)

ESCENA 2

LA MISMA HABITACION, A LA MAÑANA SIGUIENTE. LOS COLCHONES


HAN DESAPARECIDO. LORENZO APARECE CON EL OIDO PEGADO CONTRA
LA PUERTA. ESTA RECIEN PEINADO Y SE HA PUESTO UN SACO.
ESCUCHA. UN SILENCIO.

LORENZO : ¡Ignacio! Ignacio, ¿Cómo estás? ¿Cómo? ¡No te


escucho! Hablá más alto. Ignacio, quiero salir. (UN
SILENCIO) Dejá libre la puerta, por favor.
VOZ DE IGNACIO : Abrime.
LORENZO : ¿Otra vez? ¿Por qué no te vas? Tengo que salir.
VOZ DE IGNACIO : ¡Abrime!
LORENZO : (FASTIDIADO) ¡Te dije que no! Andate. Yo no te
conozco.
VOZ DE IGNACIO : Está bien: no me conocés. Yo tampoco.
¡Pero abrime!
LORENZO : ¿Cómo puedo abrirte si no te conozco? (RIE) Mucho
riesgo, querido. ¿Vendés algo? (MURMULLO FURIOSO E
ININTELIGIBLE DE IGNACIO. LORENZO ENTIENDE PORQUE EXCLAMA,
OFENDIDO) ¿Qué? ¡No necesito! ¡Dejame salir!
VOZ DE IGNACIO : ¡Y vos entrar! ¡Abrí!
LORENZO : (CAMBIANDO DE TONO) ¿Te hizo bien la lluvia
anoche? Te habrá refrescado la cara. (ESPIA POR EL OJO DE
LA CERRADURA) No veo nada. (RIE) Ahora sí. Tenés la camisa
abierta y veo tu ombligo. Te hicieron mal el nudo. (GOLPES
VIOLENTISIMOS EN LA PUERTA. RETROCEDE) ¡Eh! ¡Calma! Yo
debiera ser el impaciente. Hace tres horas que quiero
salir. ¡Tres horas! ¿Por qué no te vas? Caminá hasta la
esquina y tomá un colectivo. Así no nos veremos. Hay que
descansar de la gente. Por unos días, dormí en la calle. No
te pasará nada. Te harás más hombre. (UNA RISITA) ¡Te hace
falta! (ESPIA OTRA VEZ) ¿Ignacio? (SILENCIO) ¡Ignacio! (CON
SUMA CAUTELA, ENTREABRE LA PUERTA. PERO IGNACIO, QUE HA
ESTADO AGUARDANDO OCULTO, TRABA LA PUERTA CON EL PIE Y LA
EMPUJA TAN VIOLENTAMENTE QUE LORENZO VA A PARAR AL SUELO.
OFENDIDO) ¡Qué delicado! (ENTRA IGNACIO. NO SE PARECE EN
NADA A LORENZO. LE FALTA EL DIENTE DEL MEDIO Y TIENE LA
CARA AMORATADA. SE SECA LA BOCA CON UN PAÑUELO MANCHADO DE
SANGRE Y LO DEJA SOBRE LA MESA. LORENZO SE INCORPORA
RAPIDAMENTE. CON ASCO) ¡No seas sucio! (ARROJA EL PAÑUELO
AL SUELO; CON EL MISMO GESTO DE ASCO, LO CORRE CON EL PIE
HASTA UN RINCON. IGNACIO SE DESPLOMA SOBRE UNA SILLA, MIRA
HACIA LAS CAMAS CON INTENCION DE ACOSTARSE)
IGNACIO : ¿Dónde están los colchones?
LORENZO : Afuera, en el patio.
IGNACIO : (MUY CANSADO) Traelos.
LORENZO : No. Los llevé ahora.
IGNACIO : Quiero acostarme.
LORENZO : Dormí de noche. Necesitan ventilarse. Si no, son
criaderos de chinches. No quiero mugre en la pieza.
IGNACIO : ¿Por qué no abriste la puerta?
LORENZO : (PARA GANAR TIEMPO) ¿Por qué no te abrí la
puerta? (BREVE SILENCIO) Te lo expliqué por escrito. No me
contestaste. (SE DIRIGE HACIA LA PUERTA, LA ABRE, BUSCA
ALGO EN EL SUELO; VUELVE CON UN TROZO DE PAPEL ARRUGADO Y
ROTO) Lo manchaste todo con el agua. No se lee una palabra.
¿Para qué me gasto?
IGNACIO : (EXHAUSTO) Traé los colchones.
LORENZO : (NEGANDO CON LA CABEZA) Se ventilan. (IGNACIO SE
PONE DE PIE) Tampoco vayas a buscarlos. Los até con un
alambre. No quiero chinches. (IGNACIO SE DIRIGE A UNA DE
LAS CAMAS Y SE ACUESTA SOBRE EL ELASTICO. LORENZO LO MIRA,
SE QUITA EL SACO, LO CUELGA DE LA SILLA Y SE ACUESTA AL
LADO DE IGNACIO)
IGNACIO : (CON FASTIDIO) ¿Qué hacés? ¿No tenés tu cama?
LORENZO : Me gusta sentirme acompañado. Es horrible dormir
en el suelo, solo como un perro. Dormir no, padecer
insomnio.
IGNACIO : ¡Me hubieras abierto la puerta, cretino! ¡Rajá a
tu cama! (LORENZO RONCA SUAVEMENTE) Lorenzo, ¿estás
dormido? (CON CUIDADO, EMPIEZA A EMPUJARLO HACIA EL BORDE.
PERO LORENZO NO ESTA DORMIDO. CUANDO ESTA A PUNTO DE CAER
FUERA DE LA CAMA, SUJETA LA MANO DE IGNACIO Y CON UN ENVION
LO ARROJA AL SUELO)
LORENZO : ¿Querías tirarme?
IGNACIO : No.
LORENZO : ¿Qué decís? ¿Tenés una papa en la boca? No se
entiende nada.
IGNACIO : ¿No ves que me dio una trompada en los dientes?
LORENZO : No, no vi. Si yo estaba de este lado. (SE SIENTA
EN LA CAMA) Pasé mala noche. Dormí en el suelo. Lo sabías,
¿no?
IGNACIO : Sí.
LORENZO : No estoy acostumbrado. Te oí roncar.
IGNACIO : (DISCULPANDOSE) Tengo el sueño fácil.
LORENZO : Yo no. Ayudame a hacer ejercicio.
IGNACIO : ¿Ahora? No tengo ganas, Lorenzo.
LORENZO : Yo sí. Te pegaron, pero roncaste. Sonreí.
(IGNACIO LO MIRA, SERIO. LORENZO, CON UN SINCERO,
CONMOVEDOR DESEO DE VERLO SONREIR) Sonreí. (IGNACIO SONRIE.
SU SONRISA ES BONDADOSA E INGENUA, UN POCO RIDICULA POR LA
AUSENCIA DEL DIENTE. LORENZO NO PUEDE DEJAR DE APROVECHAR
SU VENTAJA) Sonreíste: estás de acuerdo. (LOS DOS EMPIEZAN
A CAMINAR POR LA PIEZA. SE PEGAN, COSTADO CONTRA COSTADO, Y
EJECUTAN EL MISMO PASO)
IGNACIO : Lorenzo...
LORENZO : ¿Qué?
IGNACIO : Quisiera... quisiera... cortar el nudo.
LORENZO : ¿Qué nudo?
IGNACIO : ¿Por qué no te vas?
LORENZO : (LO MIRA SIN DEJAR DE CAMINAR Y RIE) ¡Esta sí que
es buena! ¿A qué se debe?
IGNACIO : Buscate otro amigo. Un desgraciado.
LORENZO : (SOLICITO) ¿Sos desgraciado?
IGNACIO : Te aprovechás.
LORENZO : ¿Yo? ¿De quién? Ignacio, Ignacio, no seas
injusto. Me mortificás. ¿Adonde voy a irme? No adonde sino,
¿cómo?
IGNACIO : ¿Cómo? Podés irte a un hotel.
LORENZO : (RIENDO) ¡No soy millonario!
IGNACIO : A una pensión. Podés vivir... en una pensión,
¿no?
LORENZO : Sí, sí, puedo, ¿pero no entendés? ¿Cómo? ¿Qué
hago con vos? ¿Venís conmigo?
IGNACIO : No. Me quedo aquí. Es mi casa. La de mis padres.
LORENZO : Tus padres fueron mis padres.
IGNACIO : No. Mis padres fueron míos y no tuyos.
LORENZO : Se avergüenzan de mí. Todo el mundo se avergüenza
de mí. Hasta mis padres.
IGNACIO : ¿Qué decís?
LORENZO : Por otra parte, no podemos separarnos. Estamos
pegados, comemos juntos, respiramos juntos. ¿Ves?
Caminamos, caminamos y estamos pegados.
IGNACIO : Yo pienso que sí. Podemos separarnos. (SE PARA)
LORENZO : (AGRESIVO) ¡Seguí dando vueltas! Necesito cien
vueltas diarias para empezar bien mi día. Si no, tiempo
perdido.
IGNACIO : (VACILA) No doy más.
LORENZO : (LE PEGA UN GOLPE EN LAS COSTILLAS. DURAMENTE)
¡Arriba! ¡Derecho! (CAMINAN EN SILENCIO UNOS SEGUNDOS.
LUEGO LORENZO ROMPE A REIR) ¡Cómo corrías ayer! ¡Qué
piernas! Mostrámelas.
IGNACIO : ¿Para qué?
LORENZO : Bajate el pantalón. (IGNACIO SE BAJA EL PANTALON.
LORENZO LE MIRA LAS PIERNAS Y ESTALLA DE RISA) ¿No dije?
(LO PELLIZCA FUERTEMENTE. IGNACIO GRITA) Goma, espuma de
goma. ¿Cómo vas a correr con estas piernas? Todas torcidas.
(MORTIFICADO, IGNACIO SE SUBE LOS PANTALONES. LORENZO SE
SIENTA Y ORDENA COMO UN SEÑOR) Alcanzame el diario.
IGNACIO : ¡Qué cómodo sos!
LORENZO : Fui educado así. Te lo expliqué mil veces. No es
por gusto que soy cómodo.
IGNACIO : (SE DIRIGE AL MONTON DE DIARIOS VIEJOS Y RECOGE
UNO AL AZAR) Tomá. (LE DA EL DIARIO Y SE ACUESTA EN LA
CAMA)
LORENZO : (SE DISPONE A LEER, ACOMODANDOSE EN LA SILLA.
LANZA UNA CONSTERNADA EXCLAMACION) ¡Diablos! ¡Mataron a
Kennedy! (IGNACIO NO ESCUCHA. LORENZO SE LEVANTA Y LO
SACUDE FRENETICAMENTE, DEMUDADO) ¿Oíste? ¡Mataron a
Kennedy!
IGNACIO : (TRANQUILO) Hace tiempo.
LORENZO : ¡Ayer! ¡Aquí dice ayer!
IGNACIO : Es un diario viejo.
LORENZO : ¡Maldito seas! aquí dice ayer. ¿Por qué me diste
este diario? ¡Lo hiciste a propósito! (SE SIENTA Y APOYA EL
ROSTRO CONTRA LA MESA)
IGNACIO : (LO MIRA, SE LEVANTA LENTAMENTE. SE INCLINA SOBRE
LORENZO E INTENTA CONSOLARLO) ¿Qué te importa? Sucedió hace
mucho.
LORENZO : (LEVANTA LA CABEZA, DEMUDADO) Pero... pero,
hermanito, si eso pueden hacerle a Kennedy, ¿qué no nos
harán a nosotros? el tenía escolta. ¡Yo no tengo nada, yo
no tengo nada!
IGNACIO : ¿Qué escolta vas a tener? ¿Para qué?
LORENZO : ¡Para cuidarme a mí! Esto creció mucho y yo sigo
igual, solo, sin amparo. Mirá mi piel, Ignacio. No me
protege, me rasguñás y sale sangre.
IGNACIO : No tengas miedo. (CASI A SU PESAR) Estoy... estoy
yo.
LORENZO : (CON LA VISTA BAJA) Dame mis pastillas. (IGNACIO
SE DIRIGE HACIA EL CAJON DE LA MESA, TOMA LAS PASTILLAS Y
LE SIRVE A LORENZO COMO SE SIRVEN LAS PASTILLAS COMUNES.
LORENZO, FURIOSO) ¡Así no! ¡Se toman con agua!
IGNACIO : ¡Si son pastillas de menta!
LORENZO : ¡No te importa! Me hacen bien, por eso las tomo.
(IGNACIO LE SACA SUAVEMENTE EL DIARIO QUE TIENE SOBRE LAS
RODILLAS SIN QUE LORENZO PAREZCA ADVERTIDO Y LO SUSTITUYE
POR OTRO. TRAE EL AGUA Y LORENZO TOMA SUS PASTILLAS)
Quedate aquí.
IGNACIO : Voy a buscar una silla.
LORENZO : (SUJETANDOLO POR LA ROPA) ¡No! Quedate aquí.
(IGNACIO SE COLOCA EN CUCLILLAS JUNTO A LA SILLA DE
LORENZO. LORENZO TOMA NUEVAMENTE EL DIARIO Y LO DESPLIEGA.
LEE Y SONRIE) ¡Ignacio! Aquí no dice nada de Kennedy. Ni lo
menciona.
IGNACIO : Bueno.
LORENZO : ¿Pasó hace mucho?
IGNACIO : (QUE SE ADORMILA) ¿Qué?
LORENZO : Lo de Kennedy.
IGNACIO : Sí, eras chiquito. (UNA PAUSA) De meses.
LORENZO : ¿Estábamos pegados entonces? (ANTES DE QUE
IGNACIO PUEDA CONTESTAR) Claro. Estábamos más cerca de
nuestro nacimiento. Y esto, el estar pegados, es de nuestro
nacimiento. (IGNACIO, QUE POCO A POCO SE HA IDO CAYENDO Y
ESTA A PUNTO DE SENTARSE EN EL SUELO, BUFA CON FASTIDIO.
LORENZO ADVIERTE LAS DOS COSAS Y LE PEGA UN PUNTAPIES EN
LAS CANILLAS) Te vas para abajo y me tirás. ¿Creés que soy
de fierro? (PENSATIVO) La operación fue un fracaso.
IGNACIO : (PARA QUE SE CALLE) Sí, sí. (BRUSCAMENTE) Yo
nunca pisé un hospital.
LORENZO : (AGRESIVO) ¡Yo sí!
IGNACIO : (HIPOCRITA) Muy bien. Las operaciones de ese tipo
son siempre un fracaso.
LORENZO : (FELIZ) ¡Si lo sabrás! (UNA PAUSA) Pero estamos
sueltos, separados. Lo que ocurre, en esas operaciones, es
que no pueden salvar a los dos, uno queda arruinado. Para
dejar a un tipo en perfectas condiciones, al otro tienen
que arruinarlo. forzosamente. ¿Qué teníamos nosotros en
común? ¿Qué te falta? (INTENTA TOCARLO)
IGNACIO : (APARTANDOLE LAS MANOS) ¡Nada!
LORENZO : Algo debe faltarte. Yo estoy entero. Uno de los
dos morirá joven. ¡Y Yo sé quién es! (MIRA
SIGNIFICATIVAMENTE A IGNACIO Y RIE CON SATISFACCION.
GOLPEAN A LA PUERTA. LORENZO CESA DE REIR. CON SOSPECHA)
¿Esperás a alguien?
IGNACIO : No.
LORENZO : (IDEM) ¿No invitaste a ninguna chica? No es la
primera vez que lo hacés.
IGNACIO : (ASOMBRADO) ¿Yo?
LORENZO : Sí.
IGNACIO : ¿Cuándo? Siempre trato de que no te des cuenta,
que estés lejos.
LORENZO : (RIE) ¿Creés que soy tonto? Me escondo detrás de
la cortina. Muchas veces lo hice. Veo todo. Escucho. Es
peor escuchar que ver. Algo repugnante.
IGNACIO : (FURIOSO) ¡Me alegro! (SE LEVANTA, AGITADO)
Estabas aquí, veías todo. ¡Degenerado!
LORENZO : (CASI HUMILDEMENTE) No, degenerado no soy. Tenía
necesidad de saber. No es posible que yo falle siempre.
IGNACIO : ¿Por qué te escondiste? Ver a los otros no cura.
LORENZO : (PACIFICAMENTE) ¡Quién sabe! No me oculté por
capricho: podrías haberte inhibido. Además, no aprendí
nada.
IGNACIO : ¡Me gusta! ¡Asqueroso!
LORENZO : ¿Por qué? ¿Hablás por resentimiento? (PENSATIVO)
Sí, sí, todo lo que hacés es bien rudimentario. En cambio,
si hubieras sabido que te espiaba, te hubieras esmerado
más, ¿no? (RIE) Te avisaré. ¡Ah, ah! ¡No sabía que tenías
esas predilecciones!
IGNACIO : ¡No te permito! (SE ATORA INDIGNADO) ¡Qué... que
yo tengo...! (NUEVAMENTE GOLPEAN EN LA PUERTA, PERO COMO SI
ALGUIEN SE ENTRETUVIERA EN TAMBORILEAR UNA CANCION)
LORENZO : Tienen paciencia, ¿eh?
UNA VOZ AGRIA : ¿Quieren abrir?
LORENZO : (HACIA LA PUERTA) ¿Quién es? (FUERTES SONIDOS
GANGOSOS) Un perro. (BRUSCAMENTE) Vendrán a buscarte por la
pedrada.
IGNACIO : (SORPRENDIDO) ¿A mí?
LORENZO : ¡Dame una moneda!
IGNACIO : ¿Para qué?
LORENZO : ¡Dame una moneda, te digo! ¡Rápido! ¡Tengo una
idea! (IGNACIO BUSCA EN SUS BOLSILLOS Y LE DA UNA MONEDA.
LORENZO LA GUARDA EN LA MANO MIENTRAS SACA DEL INTERIOR DEL
CAJON DE LA MESA UNA ALMOHADILLA PARA SELLOS, UNOS SELLOS,
UN TALONARIO DE TELEGRAMAS. ARRANCA UN FORMULARIO Y ESCRIBE
ALGO RAPIDAMENTE, OCULTANDOLO DE LA VISTA DE IGNACIO. BUSCA
ENTRE LOS SELLOS, ELIGE UNO, SELLA EL FORMULARIO Y LO
DOBLA. SUS GESTOS SON RAPIDOS Y PRECISOS)
IGNACIO : ¿De dónde sacaste ese sello de correos? ¿Lo
robaste?
LORENZO : (AGRESIVO) ¿Qué te importa? Mejor prevenir que
curar. (GUARDA TODO, MENOS EL TELEGRAMA, EN EL INTERIOR DEL
CAJON) Si te buscan por la pedrada, no te conozco. Te aviso
para que no te ofendas. Abrí.
(IGNACIO SE DIRIGE HACIA LA PUERTA Y ABRE. EN EL VANO,
APARECEN DOS POLICIAS: EL SONRIENTE Y EL GANGOSO. VISTEN
TRAJES COMUNES. EL SONRIENTE, NO OBSTANTE SUS ARREBATOS DE
COLERA O FASTIDIO, HABLA SIEMPRE CON UNA SONRISA MUY ANCHA
Y ABIERTA, COMO LLENA DE DIENTES. EL GANGOSO TIENE EL
ROSTRO MUY BLANCO Y EXPRESION ADORMILADA; ABRE MUCHISIMO LA
BOCA PARA HABLAR, MARCANDO EXAGERADAMENTE LAS SILABAS, PERO
SOLO GANGUEA, Y ESTO OCASIONALMENTE)
EL SONRIENTE : Buenas tardes. ¿Podemos pasar?
IGNACIO : (VOLVIENDOSE HACIA LORENZO) Te buscan.
LORENZO : ¿A mí? ¿Está seguro?
IGNACIO : ¿Por qué no me tuteás?
(LOS DOS POLICIAS ENTRAN EN EL CUARTO. EL GANGOSO SE DIRIGE
DIRECTAMENTE HACIA UNA SILLA Y SE DESPLOMA SOBRE ELLA,
MURMURANDO ALGO ININTELIGIBLE)
EL GANGOSO : (MARCANDO MUCHO, PERO SIN EMITIR NINGUN
SONIDO) ¡Podrían tener un sillón!
LORENZO : (ATERRADO) ¿Qué dice?
EL GANGOSO : (IDENTICO JUEGO)
LORENZO : (IDEM) ¿Qué? ¿Qué dice?
EL SONRIENTE : (FASTIDIADO) ¡Podrían tener un sillón! ¡Eso
dice!
LORENZO : (SONRIENDO SERVIL) No lo pensamos. No se nos
ocurrió comprar un sillón. A veces, uno se abandona y no
piensa comprar ni siquiera lo más esencial. Si hubiéramos
sabido... que el señor... quería... un sillón...
hubiéramos... un sillón... (SONRIE INTERMINABLEMENTE HASTA
QUE LA SONRISA SE LE PETRIFICA EN LA CARA. UN SILENCIO
PENOSO)
EL GANGOSO : ¿Quién es el dueño de la casa?
IGNACIO : (MIENTRAS LORENZO, INQUIETO, SE VA ACERCANDO A
EL) ¿Qué es lo que dice? ¿Por qué no escribe?
EL SONRIENTE : (FASTIDIADO) ¿Qué va a escribir? ¿Es mudo
acaso? (BRUSCAMENTE) ¿Ustedes... ustedes son sordos?
LORENZO : (SE APARTA DE IGNACIO. SEÑALA A IGNACIO, VOLUBLE)
El señor tiró la piedra, si es lo que desea saber. Sí, por
gusto. Había un chico en la calle y le tiró una piedra. Por
pura diversión. (IGNACIO LO MIRA ESTUPEFACTO. LORENZO, CADA
VEZ CON MENOS CONVICCION, INTENTANDO HACER UN CHISTE) Pero
a su vez recibió una pedrada en la cabeza. Así que...
piedra por piedra... y pedrada... por... pedra...da...
IGNACIO : ¿Estás loco? ¿Por qué me echás la culpa?
LORENZO : ¿Acaso no estás lleno de magullones? Por algún
motivo te pegaron.
EL GANGOSO : ¿Quién es el dueño de casa?
LORENZO : (DESESPERADO) ¿Cómo?
EL GANGOSO : (EXASPERANDOSE) El patrón, ¿quién es?
LORENZO E IGNACIO : (CON DISTINTOS GRADOS DE DESESPERACION)
¿Qué dice?
EL GANGOSO : (HACIENDOLE SEÑAS A LORENZO PARA QUE SE
ACERQUE, GANGUEA ALGO RAPIDAMENTE)
LORENZO : (RESTREGANDOSE LAS MANOS CON DESESPERACION) No
entiendo. ¡No entiendo! (APASIONADAMENTE, SEÑALANDO A
IGNACIO) Yo no fui. El maldito... fue éste. ¡Qué resentido!
¡Pegarle a un chico con una piedra! ¡Le rajó el mate!
IGNACIO : ¿Qué?
EL SONRIENTE : (CON FASTIDIO, MIENTRAS LORENZO SONRIE
ALIVIADO) ¡Cuernos! ¿Quién le pregunta algo? ¿Ninguno de
los dos entiende lo que dice? ¿Qué habla? ¿Chino?
LORENZO : (COMIENZA A RASCARSE COMO SI TUVIERA PULGAS. NO
ENTIENDE PALABRA. DE PRONTO, SE LE ILUMINA EL SEMBLANTE. SE
ACERCA A EL SONRIENTE CON GESTO COMPLICE Y AFABLE) Escuche,
el señor es sordo. (SEÑALA A IGNACIO) Completamente sordo.
Tenía razón usted. Es sordo como una acequia.
IGNACIO : (CORRIGE INVOLUNTARIAMENTE) Como una tapia.
LORENZO : ¿Se da cuenta? El mismo lo reconoce. Es sordo
como una tapia. Y encima, sólo escucha lo que quiere.
EL SONRIENTE : (RIE) Ya me parecía que uno de los dos
andaba mal de los oídos. Sólo escucha lo que quiere, ¿eh?
Odio la duplicidad. (ALZA LA VOZ COMO SE HABLA A LOS SORDOS
Y MIRA A IGNACIO CON SOSPECHA) El dueño de casa, ¿quién es?
LORENZO : (RAPIDO) Yo no. El tiene los títulos de
propiedad. Yo sólo vine a entregar este telegrama.
EL GANGOSO : (QUE SE HA ADORMILADO SOBRE LA SILLA, LEVANTA
LA CABEZA Y MURMURA ALGO, LA G DE TELEGRAMA REPETIDA, UN
"GGGGG" RODANDO POR LA GARGANTA)
LORENZO : (RECOGE EL TELEGRAMA SOBRE LA MESA) De acuerdo.
¡Muy cierto lo que dice! Aquí está el telegrama. El sello
del correo está intacto. No lo abrió todavía. No se
interesa demasiado por sus asuntos, hay que confesarlo. O
disimula. ¿Quieren leerlo, señores?
IGNACIO : (RIE BONDADOSA Y CONDESCENDIENTEMENTE) Lorenzo,
¿Cómo van a tragarse ese cuento?
(EL SONRIENTE ABRE EL TELEGRAMA, LO LEE Y EXITADO, TRATA DE
DESPERTAR A EL GANGOSO QUE HA VUELTO A AMODORRARSE)
LORENZO : (SE APARTA DE IGNACIO Y RIE CON FALSEDAD) No te
hagás el inocente, Ignacio. (RECTIFICA) No se haga el
inocente, señor. (A LOS POLICIAS) Señores, ¿leyeron el
telegrama? ¿Acaso no dice?: Felicitaciones por el golpe,
Ignacio. Firmado: el jefe.
EL SONRIENTE : (ADMIRADO) Sí. ¡Exactamente! Adivinó. ¿Cómo
hizo?
LORENZO : (MODESTO) Leo a través del papel.
EL SONRIENTE : (IDEM) ¡Maravilloso!
IGNACIO : (A LORENZO) Callate. ¿Qué decís? ¿Creés que son
tontos para tragarse eso?
LORENZO : (SECO) No me comprometa. El tonto es usted.
IGNACIO : (ALTERADO, ABRE EL CAJON Y COLOCA TODO,
ALMOHADILLA, SELLO, FORMULARIOS, ENCIMA DE LA MESA. OBSERVA
TRIUNFANTE A LOS POLICIAS. TODOS, INCLUSO LORENZO, MIRAN
SIN PRESTAR ATENCION. MIRAN COMO SI NO HUBIERAN VISTO
NADA.)
EL SONRIENTE : (AGITANDO EL TELEGRAMA) ¿Quién es el jefe?
IGNACIO : ¿Quién? Está inventado. Miren esto. (EMPUJA LOS
UTILES HACIA LOS POLICIAS, PERO ELLOS OBSERVAN
INDIFERENTES. UN MINUTO DE ESPERA. VUELVE A EMPUJAR LOS
UTILES HACIA LOS POLICIAS, MIRANDOLOS, HASTA QUE CAEN AL
SUELO)
EL SONRIENTE : (PATEA LOS UTILES DEBAJO DE LA MESA. A
LORENZO) ¿Quién es el jefe? (SEÑALANDO A IGNACIO) Este no
va a cantar por las buenas.
LORENZO : No sé. Solamente traje el telegrama. Debe ser el
patrón de él, el cerebro.
EL GANGOSO : (BOSTEZA, SE DESPABILA, Y DIRIGE UNA PREGUNTA
A LORENZO. ESTE NO ENTIENDE, SE ASUSTA, RECULA HACIA
IGNACIO Y, SIN VOLVERSE, TIENDE LA MANO HACIA ATRAS,
BUSCANDO A TIENTAS. EL GANGOSO REPITE LA PREGUNTA,
GANGUEANDO HISTERICA, FRENETICAMENTE)
LORENZO : (SE ACERCA A IGNACIO, BAJO) Ignacio, querido,
¿qué dice? Me preguntó algo. No entiendo nada. ¿Por qué no
habla más claro? ¿Qué dice?
IGNACIO : (LO APARTA) No sé. Estás asustado. Debiera
romperte la cara.
LORENZO : (ASOMBRADO) ¿A mí?
EL GANGOSO : (GANGUEA ALTO E HISTERICO. LORENZO SE APRIETA
MAS CONTRA IGNACIO, LE TIEMBLAN LOS LABIOS)
EL SONRIENTE : (AVANZA HACIA ELLOS, LA CARA CONGESTIONADA,
HISTERICO) ¡Le ruego que escuche! (LORENZO SE APRIETA MAS
CONTRA IGNACIO Y HUNDE EL ROSTRO EN EL HUECO DEL HOMBRO. EL
SONRIENTE LLEGA HASTA ELLOS, LOS MIRA Y DA A IGNACIO UNA
VIOLENTISIMA BOFETADA) ¡Sacuda la cabeza!
LORENZO : (SE APARTA Y EMPIEZA A TENTARSE. SE DESPLOMA
SOBRE UNA SILLA. RIE CONVULSIVA Y FRANCAMENTE POR EL
ALIVIO) ¡Ah, ya entiendo! ¡Qué buena idea! ¡Cómo cuando
entra agua en los oídos! Un sacudón y se destapan. ¡Sacudí
la cabeza, Ignacio! (LOS POLICIAS LO ACOMPAÑAN CON LA RISA,
TRANQUILOS, BONACHONES. LORENZO, AL SONRIENTE) ¿El señor
había preguntado...?
EL SONRIENTE : ... ¿Quién es usted?
LORENZO : (DESENVUELTO) Vamos, como decir qué vela llevo en
este entierro. Pues ninguna, señor, ninguna. Soy mensajero
de correos. El señor Ignacio me demoró con su charla. No
podía sacármelo de encima. Confío librarme ahora, gracias a
ustedes.
IGNACIO : (ESTALLANDO, INDIGNADO) ¡Cortá el nudo! ¡Cortá el
nudo, Ignacio!
EL SONRIENTE : (CON SUSPICACIA) ¿Qué nudo?
LORENZO : Ya ven. Está lleno de misterios. Sospechen. Es lo
que hacía yo mientras me daba charla. Sospechá, me decía.
¿Por qué un tipo va a hablarle a un mensajero de correos de
su novia? ¿Para qué? ¿Para que se la robe? Hablando de
robos, la novia roba en las tiendas. Me dio una propina. No
se puede decir que sea magnánimo. (SIEMPRE CON EL PUÑO
CERRADO, SE ACERCA A LOS POLICIAS. ELLOS JUNTAN LAS CABEZAS
Y ESPERAN HASTA QUE ABRE LA MANO Y MUESTRA LA MONEDA.
ENTONCES ASIENTEN Y OBSERVAN CON ADMIRACION)
IGNACIO : (INDIGNADO) ¡Vos me pediste una moneda, Lorenzo!
LORENZO : ¡Porque si no...! Podía esperarla sentado.
EL SONRIENTE : (SACA UN PAÑUELO Y TOMA CON INFINITAS
PRECAUCIONES LA MONEDA. SEÑALANDO A IGNACIO) Está listo.
Debe tener sus huellas digitales. (GUARDA EL PAÑUELO EN EL
BOLSILLO)
LORENZO : ¿Puedo irme? Debo entregar otros telegramas. (CON
GESTOS MUY RAPIDOS, SACA NUEVOS UTILES DEL CAJON, ESCRIBE
DOS TELEGRAMAS, LOS CIERRA Y LOS SELLA)
IGNACIO : ¡Ya ven! ¡Los escribe él mismo!
LORENZO : (DIGNAMENTE) Por necesidad. Me voy.
IGNACIO : ¿Qué lío hiciste? ¿Cómo te vas a ir? Estamos
pegados.
LORENZO : (CON ACTITUD) ¡Qué descaro! ¿Dónde? (BARRE EL
AIRE A SU COSTADO CON LA MANO ABIERTA) Cuando te conviene.
Soy libre. Tome las cosas con calma. (COMIENZA A MARCHAR
HACIA LA SALIDA, PERO IGNACIO SE PEGA A EL. FURIOSO) ¿Qué
te agarró?
IGNACIO : ¡No querías irte porque estábamos pegados!
LORENZO : (LE PEGA UN PUÑETAZO EN LAS COSTILLAS) ¡Dejame
tranquilo, idiota! (OBSERVA A LOS POLICIAS QUE MIRAN,
INTERESADOS. ENTRE DIENTES) ¡Quedate en tu lugar! ¡No me
sigas!
EL SONRIENTE : Espere. (UNA PAUSA) ¿Hace mucho que lo
conoce?
LORENZO : (EMPUJANDO FURIOSAMENTE A IGNACIO POR UN LADO,
PERO MANTENIENDO LAS FORMAS POR EL OTRO, MIENTRAS HABLA A
LOS POLICIAS) ¿A éste? Lo conozco del barrio, de traerle
telegramas. Todos del mismo estilo.
EL SONRIENTE : (MUY AMABLE) Siéntese unos minutos,
entonces. (LORENZO VUELVE AL CENTRO DEL CUARTO Y SE SIENTA.
IGNACIO SIGUE PEGADO A EL Y SE SIENTA A SU LADO, EN
CUCLILLAS. EL SONRIENTE, INTERESADO) ¿Qué tiene?
LORENZO : (SONRIENDO FORZADAMENTE) Nada. Manías.
EL SONRIENTE : (SACA EL PAÑUELO Y SE SUENA LAS NARICES. CON
INDIFERENCIA, VE RODAR LA MONEDA. LUEGO SACA UN ATADO DE
CIGARRILLOS Y LE OFRECE UNO A LORENZO. AFABLE) Sírvase.
Cuéntenos, querido, todo lo que charló. Cuando se les va la
lengua se pierden solos. Los pierde la vanidad. Hablo por
experiencia.
LORENZO : (FUMA MAL, PIENSA, NO SABE QUE INVENTAR) Habló...
por los codos. (SE MIRA LOS CODOS Y SONRIE, DISTRAIDO. VE A
IGNACIO Y LE PEGA OTRO GOLPE) ¡Cargoso!
EL SONRIENTE : ¿Quién es el jefe? ¿Lo averiguó?
LORENZO : (SE LE ILUMINA LA CARA) Sí, sí. Lo averigüé.
charló mucho. El jefe es él. Asaltó un banco. han dado
muchos golpes. Déjeme ver. (SE LEVANTA, PATEANDO A IGNACIO
QUE LO SIGUE, DOCIL, OBSTINADAMENTE, Y EMPIEZA A REVOLVER
EN LA PILA DE DIARIOS VIEJOS. LOS DESECHA ARROJANDOLOS POR
EL AIRE. ENCUENTRA EL DIARIO QUE BUSCA Y LO DESPLIEGA AL
LADO DE EL SONRIENTE, APARTANDO SIEMPRE A IGNACIO A
MANOTAZOS) Lea. Es evidente que cometió este robo. cuatro
millones. (ADMIRADO, A IGNACIO, COMO SI LO CREYERA
SINCERAMENTE) ¿Robaste cuatro millones?
IGNACIO : (INCREDULO, DOLORIDO) ¡lorenzo, no son tan
imbéciles para creerte! ¡Te estás embrollando!
LORENZO : (FEROZMENTE CONTENTO) ¡No! ¡Y apartate!
IGNACIO : No puedo... Tengo ganas de sentir a alguien
cerca...
LORENZO : ¡Acostate con tu abuela!
IGNACIO : No, no... Lorenzo, tengo miedo.
LORENZO : ¡Hubieras actuado honestamente! ¿Leyó el diario,
señor?
EL SONRIENTE : (HA DESPLEGADO EL DIARIO, LO HOJEA. COMENTA
RIENDO) ¡Qué curvas! (SE APARTA CON PESAR DE LA FOTO Y
DESPIERTA A EL GANGOSO) ¡Caza gorda! (EL GANGOSO ECHA UNA
OJEADA SIN INTERES, SONRIE APACIBLEMENTE Y VUELVE A
ADORMILARSE. EL SONRIENTE, ALZANDO CUATRO DEDOS) Aquí dice:
cuatro asaltantes.
LORENZO : (SIN INMUTARSE) Sí, coartadas. cuádruple
desdoblamiento de la personalidad. Para eso, éste se pinta
solo. Es hábil. (INTENTA APARTAR A IGNACIO PATEANDOLO, PERO
IGNACIO SE AFERRA A EL TENAZMENTE, LORENZO, FURIOSO)
¡Dejame tranquilo! (CAMINA HACIA LA PUERTA, PERO IGNACIO LO
SIGUE. MASCULLA) ¡Qué falta de tacto! ¡Qué inoportuno!
Quedate en tu lugar. ¿Qué manía es ésta de pegarte a mí?
¡Sanguijuela! (SONRIE DIENTES PARA AFUERA HACIA LOS
POLICIAS, MIENTRAS EMPUJA FEROZMENTE A IGNACIO) ¡No seas
infeliz! ¡Desgraciado!
IGNACIO : (EN VOZ BAJA) Por favor, Lorenzo. Aclará que son
todas mentiras. Pueden creerlas. Nunca se sabe. Aclaralo.
LORENZO : ¡Yo no aclaro nada! ¡Quiero vivir tranquilo! ¡Y
soltame!
IGNACIO : (APRISIONA A LORENZO Y LO VUELVE HACIA LOS
POLICIAS. FEBRIL, MIENTRAS LORENZO FORCEJEA INTENTANDO
LIBRARSE) Yo explicaré todo. A Lorenzo se le ocurrió tirar
piedras a una lata. Y luego vio a un chico y le tiró las
piedras en la cabeza. Por poco no se la rompe. No lo hizo
por maldad. Fue sin... querer. El es... así... (LORENZO LE
PEGA UN PUNTAPIE. IGNACIO, FURIOSO) ¡Lo hizo apropósito! Y
después me cerró la puerta... y un tipo que nos vio
juntos... me rompió la cara. ¡A mí me la rompió! (A
LORENZO) ¡Ahí está! ¡Lo dije todo! ¿Por qué no te habrás
guardado tus mentiras? ¡Maldito impotente! ¡Todo lo
arruinás porque no pensás más que en eso!
LORENZO : (ALTERADO) ¿Qué yo no pienso más que en eso?
¡Tengo mujeres a montones! ¡Sarnoso! ¿a quién molieron a
golpes? ¡A los inocentes los dejan tranquilos! ¡Mirate la
cara! ¡Parece un tomate aplastado!
EL SONRIENTE : (SE LEVANTA Y TOCA A LORENZO EN EL HOMBRO.
TRANQUILIZADOR) No se preocupe. siempre acusan. (SEÑALANDO
EL DIARIO Y EL TELEGRAMA) Por suerte, tenemos las pruebas.
LORENZO : (SONRIE) Gracias, señor. Me alegro de que sean
testigos de esta escena: un hombre honrado nunca es tan
violento. Peor que un pero. (A IGNACIO, GRITANDO) ¡Pero
querés dejarme en paz!
IGNACIO : No, no.
LORENZO : (SIEMPRE APRISIONANDO, TUERCE EL CUELLO HACIA EL
SONRIENTE. MUNDANO) ¿Sería usted tan amable de... de
ayudarme?
EL SONRIENTE : (IDEM) ¡Cómo no!
LORENZO : (MUNDANO) empújelo hacia atrás. Yo tiraré hacia
adelante.
(EL SONRIENTE ASIENTE REPETIDAMENTE CON LA CABEZA, SE QUITA
EL SACO Y LO DEPOSITA CON CUIDADO EN EL RESPALDO DE LA
SILLA. TOMA A IGNACIO POR LA CINTURA Y FORCEJEA HACIA
ATRAS. EL GANGOSO DESPIERTA; LANZANDO COMO UN SONIDO DE
GARGARAS, SE LEVANTA Y SE UNE AL GRUPO. IGNACIO CAE AL
SUELO, PERO SIN SOLTAR A LORENZO QUE CAE CON EL. EL
SONRIENTE SE ARROJA SOBRE ELLOS Y TRATA DE SEPARARLOS,
MIENTRAS EL GANGOSO TOMA A IGNACIO POR LAS PIERNAS Y EMPUJA
HACIA CUALQUIER LADO. IGNACIO PEGA UN ALARIDO)
LORENZO : (GRITANDO) ¡Maldito idiota! ¡Dejame solo! ¡Dejame
solo! (LOGRA SEPARARSE MIENTRAS IGNACIO RUEDA POR EL PISO
DEBAJO DE LOS POLICIAS QUE GOLPEAN. EL SONRIENTE CON LA
SONRISA MAS EXASPERADA A MEDIDA QUE AUMENTE SU ENTUSIASMO.
EL GANGOSO GANGUEA CADA VEZ MAS FRENETICAMENTE. AL MISMO
TIEMPO, SE ESCUCHAN LOS GRITOS DE IGNACIO. LORENZO SE
ABALANZA HACIA LA PUERTA, LA ABRE Y EXTIENDE LOS BRAZOS CON
UNA EXCLAMACION DE DELICIA) ¡Ah, qué aire fresco, qué aire
fresco!

SEGUNDO ACTO

ESCENA 3

LA MISMA HABITACION, UNO O VARIOS DIAS DESPUES. UNA


ESCALERA APOYADA CONTRA LA PARED, JUNTO A UN CEPILLO DE
MANGO LARGO. ENTRA LA LUZ DEL DIA POR LA VENTANA. LORENZO
ESTA EN LA PIEZA, MARTILLANDO LA PATA DE UNA SILLA. SILBA,
MUY CONTENTO. TERMINA DE MARTILLAR, APOYA LA SILLA SOBRE EL
SUELO. LA SILLA SE BAMBOLEA Y SE CAE.

LORENZO : (CONTENTO) ¡Excelente! ¡Qué mano! (COMO LA SILLA


SE CAE, LA APOYA CONTRA LA PARED. TOMA EN SEGUIDA, UNOS
DIARIOS Y UN GRAN TARRO DE COLA Y PEGA LOS DIARIOS SOBRE
LOS VIDRIOS. LA LUZ SE VA CUBRIENDO POCO A POCO. LORENZO,
DESCONCERTADO) No se ve nada... (BAJA A TROPEZONES DE LA
ESCALERA, CONSIGUE ENCENDER LA LUZ ELECTRICA) De cualquier
forma, odio la luz. Estoy bien solo... Me siento... ¡bien!
Quizás soy un hombre sano y él me enferma. Pero si
vuelve... (RIE) Tengo una idea, ¡Una magnífica idea! No es
una luz como inteligencia, pero comprenderá. Más claro:
agua. (SACA DEBAJO DE LA CAMA UNA VIEJA Y SUCIA VALIJA DE
CARTON. LA ABRE SOBRE A CAMA. CON ASCO) ¡qué sucio! Como
para prestarle algo. Huele a milanesas. (BUSCA POR LA
PIEZA, LEVANTA UN COLCHON Y SACA DEBAJO UN PAR DE MEDIAS
QUE COLOCA EN LA VALIJA. SACUDE UN ZAPATO HASTA QUE CAEN
OTRAS MEDIAS, MUY POLVORIENTAS, ATADAS CON UN NUDO, QUE
TAMBIéN GUARDA EN LA VALIJA. HACE LO MISMO CON UNA CAMISETA
AGUJEREADA QUE SACA DE UN CAJON) ¿Qué más tiene? Un
pantalón. Tiene dos pantalones, uno puesto. (BUSCA EN LOS
CAJONES) ¿Dónde estará? (CON UNA EXCLAMACION DE ALEGRIA LO
DESCUBRE EN EL SUELO, DEBAJO DEL CEPILLO DE LIMPIEZA. LO
SACUDE) Está mojado. (LO DOBLA, LO COLOCA DENTRO DE LA
VALIJA) Pondré la valija en el pasillo; si regresa, se dará
cuenta de la intención. No quiero compromisos. Un tipo que
tiene líos con la policía, no es bueno tenerlo cerca. O
pondré la valija en la puerta de calle. Si alguno se la
lleva mala suerte. (CIERRA LA VALIJA, LA LEVANTA CON MUCHA
FUERZA, PERO LA VALIJA NO TIENE PESO Y LA FUERZA LE SOBRA.
DESCONCERTADO) ¡No pesa nada...! Pondré los diarios. Verá
que no tengo mala voluntad. Lo mío y lo tuyo. Aquí empieza
la buena voluntad. si lo tuyo no existe, mala suerte. Los
diarios los compró Ignacio. Que se los lleve. (LLENA LA
VALIJA CON LOS DIARIOS VIEJOS, LOS PRENSA CON ESFUERZO Y LA
CIERRA. ALZA LA VALIJA Y LA COLOCA EN EL SUELO) Ahora sí,
pesa. (UN SILENCIO) ¡Me siento bien! (ASPIRA Y ESPIRA
PROFUNDAMENTE) Dos colchones. Juntaré los dos colchones
y... (DECIDIDO) empezaré a mirar mujeres. (SUBE EN EL
BANQUITO Y ABRE LA VENTANA. SE ASOMA CON MEDIO CUERPO
AFUERA, SACA UN PEINE DEL BOLSILLO Y SE PEINA) Probaré con
lo primero que venga. Gorda o flaca, vieja o joven. Para
probar, no debo tener pretensiones. (CON UNA RISITA) ¡Basta
que no carezca de lo esencial! (MIRA. CON ASCO) ¿Y ésta?
¿De dónde salió? ¡Qué seca! Está bien conformarse, ¡pero no
tiene nada! (SE VUELVE HACIA EL INTERIOR DE LA PIEZA,
COMENTANDO) ¿Viste, ignacio, qué? (SEPARA EN SECO, FURIOSO)
Con dos colchones es más fácil, me arruinaba los programas.
(VUELVE A MIRAR) ¿Y eso? ¡Es una vaca! Si la traigo, me
asfixia. ¡Y toda pinturrajeada! ¡Qué asco! ¡La cara que
tendrá al levantarse! ¡Mejor acostarse con un cuco! (SACA
MEDIO CUERPO AFUERA, AHORA EN DIRECCION OPUESTA Y GRITA)
¡Eh! ¿Cree que con las tetas se hace todo? ¡Gorda! (RIE,
PERO SE INTERRUMPE BRUSCAMENTE Y CIERRA LA VENTANA,
ASUSTADO) ¿Me habrá escuchado? (BAJA DEL BANCO, VA HACIA LA
PUERTA DE ENTRADA Y LA CIERRA CON LLAVE) ¡Qué mala suerte!
EStaba en la esquina, besar esa cara... Era un buey... (RIE
SIN GANAS) ¡Claro, la vaca con el buey! ¡Je, je! Tengo
tiempo. Hoy va a caer alguna en mis brazos. paciencia.
Ahora estoy solo. La casa es mía, los colchones son míos.
Alquilaré esta pieza y viviré de rentas. Las mujeres son
interesadas. (ABRE UNA HENDIJA DE LA VENTANA Y ESPIA. SE
TRANQUILIZA Y ABRE DEL TODO, ACODANDOSE SOBRE EL MARCO)
¡Qué escasez de mujeres! ¿Dónde se habrán metido? Pero
tengo todo el tiem... (VE ALGO Y ENMUDECE) ¿Cómo es
posible? (TRASTORNADO) ¡No hay seguridad para nada, no se
puede confiar en nadie! (CIERRA APRESURADAMENTE LA VENTANA.
DA UNOS PASOS POR LA PIEZA, REFREGANDOSE LAS MANOS EN UNA
FORMA EXTRAÑA, COMO SI APLAUDIERA, MUY NERVIOSO. VE LA
VALIJA, LA RECOGE) Pondré la valija en la calle, así
comprenderá... Más claro: agua. (ABRE CON DECISION. EN EL
UMBRAL ESTA IGNACIO, EL MISMO ASPECTO, SOLO EL AIRE UN POCO
MAS APALEADO. LORENZO MUDA DE COLOR, BALBUCEANDO) Hola...
IGNACIO : (CON VOZ RONCA) ¿Te vas?
LORENZO : (BALBUCEA) No... Te llevaba... la... la valija...
IGNACIO : ¿Adonde?
LORENZO : ¿Adonde?... Creí que todavía estabas... en la...
(UNA ARCADA) Me siento ... mal... (ANTE SU SORPRESA,
IGNACIO LE PASA DELANTE SIN MIRARLO, CRUZA LA HABITACION Y
SE ACUESTA EN LA CAMA. LORENZO PASA TAMBIEN AL INTERIOR, SE
SIENTA EN UNA SILLA JUNTO A LA MESA. UN SILENCIO. MUNDANO)
¿De qué querés que te hable? (UN SILENCIO. PIERDE
SEGURIDAD) Me siento... descom... puesto... (COMIENZA A
TEMBLAR VIOLENTAMENTE, ES SINCERO, PERO EXAGERA. UN
SILENCIO. DE REPENTE) ¿Por qué tenés esa voz?
IGNACIO : Estuve resfriado. Me quedé ronco.
LORENZO : ¿Cómo estás?
IGNACIO : MAL.
LORENZO : (ASOMBRADO) ¿Mal? ¿Por qué? (CON SOSPECHA) No
reconozco tu voz. ¿Sos Ignacio o mandaste a otro? Sos muy
capaz. (SE ALZA SOBRE LA SILLA Y LO MIRA. SOCIABLE) ¿Cómo
te trataron?
IGNACIO : Me pusieron el diente.
LORENZO : ¿Sí? ¡Qué amables! Eran simpáticos. A mí me
resultaron simpáticos, ¿Y a vos? Claro, tirarle piedras a
un chico no produce buen efecto a nadie, menos a ellos que
deben cuidar...
IGNACIO : No fue por la piedra.
LORENZO : (MAS ANIMADO POR LA CHARLA) ¿No? ¿Ah, por el robo
de los cuatro millones? (SONRIE) ¿Lo creyeron? ¡Fue un
chiste! Si estaban los formularios, el sello de correos,
todo estaba encima de la mesa.
IGNACIO : Tampoco fue por eso. Les caí... sospechoso.
(TRISTE Y HERIDO) Lorenzo, ¿por qué me hiciste eso?
LORENZO : (EXCUSANDOSE COMO UN NIÑO) ¿Qué te hice? No te
hice nada. Les caíste sospechoso. Es decir... no les caíste
simpático. Igual te hubieran... (NO QUIERE REIR, PERO SE
TIENTA) ¡Por eso! ¡Qué me contás! ¡El simpático resulté yo!
¡Qué alegría me da... resultar simpático! ¡Yo, el
simpático! (RIE DESBORDADO MIENTRAS IGNACIO LO MIRA. SE
DETIENE POCO A POCO, DESVIA LA VISTA CONCIENTE DE LA MIRADA
DE IGNACIO, COLOCA LOS CODOS SOBRE LA MESA Y EMPIEZA A
RASCARSE LA CABEZA. UN PENOSO SILENCIO)
IGNACIO : Lorenzo...
LORENZO : (SOLICITO) Sí, sí, querido, a tus órdenes.
IGNACIO : Algún día... te... te reviento.
LORENZO : (PALIDECE, SE LLEVA LAS MANOS HACIA EL COSTADO)
Ignacio... me siento mal. Te... te necesito.
IGNACIO : ¡Ojalá revientes!
LORENZO : (APOYA EL ROSTRO CONTRA LA MESA Y COMIENZA A
LLORAR) No quise... hacerte mal... Sólo pensé... en la
casa. Me gusta... esta casa. Me gusta... (LEVANTA LA
CABEZA) la forma en que reís. Por eso te hago perradas,
para que te rías lo menos posible.
IGNACIO : ¿Qué ganás?
LORENZO : no pierdo. Cada vez... que reís me quitás algo,
lo que no es mío. ¿Y por qué? ¿Por qué yo me río así?
(SONRIE CON UNA MUECA, RIE ESTERTOROSO) ¡No me gusta! (CON
DESALIENTO) Deseo tu forma de reír... y... y no hay caso.
No lo consigo, Ignacio... (SILENCIO DE IGNACIO) No quería
que te lastimaran. Somos hermanos, nacimos juntos. Si te
morís, puedo quedarme con todo, con las camas... y... y las
sillas... y... pero no quiero que te mueras. ¡No quiero, no
quería hacerte mal, Ignacio! (LLORA) ¡Soy un cretino, un
cretino! (IGNACIO SE INCORPORA Y LO MIRA. LORENZO LLORA,
PERO MENOS SINCERAMENTE AHORA, ESPIA POR EL RABILLO DEL OJO
EL EFECTO DE SU LLANTO, EXAGERA LEVEMENTE)
IGNACIO : (APLACADO) Lorenzo, Lorenzo...
(LORENZO MUESTRA UNA PAYASESCA Y TRIUNFANTE SONRISA HACIA
UN LADO, LUEGO SE VUELVE HACIA IGNACIO Y LE MUESTRA EL
ROSTRO APENADO, ARREPENTIDO)

ESCENA 4

LA MISMA HABITACION. LORENZO ESTA DELANTE DE LA MESA


PONIENDOSE UNOS GUANTES DE GOMA CON GESTOS DE CIRUJANO.
TIENE AIRE CONTENTO Y ATAREADO. SOBRE LA MESA, PAPEL,
TINTA, UN LIBRO. DESDE LA PUERTA QUE DA AL PATIO, IGNACIO
ARROJA UN AVION DE PLASTICO QUE PEGA A LORENZO EN LA
CABEZA.

LORENZO : (SE VUELVE FURIOSO) ¿Qué hacés? Así vas a


adelantar mucho. Si cada vez que armás un juguete, te
entretenés jugando, vas a adelantar mucho. Después te
quejás de que no tenemos plata.
IGNACIO : (RECOGE EL AVION) ¿Por qué no me ayudás un poco?
LORENZO : ¿Yo? Sólo trabajo por placer. Y también por
placer, me aburro.
IGNACIO : ¿Para qué te pusiste esos guantes?
LORENZO : (MUY DIGNO) No hablábamos de mí. Pero te
contestaré. No quiero ensuciarme las manos. ¿Terminaste el
trabajo?
IGNACIO : No.
LORENZO : Apurate. Sabés bien que soy inútil para ganarme
la vida.
IGNACIO : (MIENTRAS SE DIRIGE AL PATIO) Hoy lo termino.
(VUELVE EN SEGUIDA CON UNA BOLSA DE ARPILLERA LLENA DE
JUGUETES DE PLASTICO, LA VACIA EN EL SUELO, SE SIENTA Y
COMIENZA A ARMARLOS)
LORENZO : (COMIENZA A ESCRIBIR CUIDADOSAMENTE. LUEGO
ENSOBRA) Por favor, no pasés otra vez por la panadería. El
pan parecía de piedra.
IGNACIO : (DISCULPANDOSE) Yo les pedí pan viejo, para que
no se clavaran.
LORENZO : ¡Qué idiota! (UNA PAUSA) Igual tienen todas
porquerías.
IGNACIO : (CON CALOR) ¡No, no!
LORENZO : ¡Te digo que sí! El patio desborda de pan viejo.
Van a venir las ratas.
IGNACIO : (FELIZ) Más pan compro más puedo hablarle.
LORENZO : ¡Tenés un gusto! pero sobre gustos, no hay nada
escrito. Esa chica es un esperpento.
IGNACIO : Es linda. (TIMIDAMENTE) Me gustaría casarme,
vivir aquí.
LORENZO : (INDIFERENTE) ¿Quién te lo impide?
IGNACIO : Pero tres en una pieza...
LORENZO : Yo sobro, ¿no?
IGNACIO : No.
LORENZO : A veces, sos de una vileza increíble. Me doy
cuenta de que sobro. Está bien. Casáte. Caín.
IGNACIO : No, no. Seguiremos viéndonos, serás amigo de Inés
también.
LORENZO : Ah, ¿Se llama Inés?
IGNACIO : Sí.
LORENZO : ¿Qué harás con el padre?
IGNACIO : ¿Con quién?
LORENZO : Con el padre. No la deja ni a sol ni a sombra.
IGNACIO : Le hablaré.
LORENZO : Te romperá los dientes. Es un gallego muy
nervioso. ¡La cuida al esperpento ese!
IGNACIO : Hay muchos vivos. En la panadería, entran muchos
vivos. Cuando agarran el pan, estiran demasiado el brazo y
la tocan.
LORENZO : Debe gustarle. Y el padre, ¿qué hace?
IGNACIO : Los saca a empujones. A mí también me mira con
malos ojos. Ayer me empujó.
LORENZO : ¡También! ¿Por qué no esperaste a que la chica
desarrollara?
IGNACIO : Tiene quince años.
LORENZO : Pero igual es un esperpento.
IGNACIO : ¿No te gusta? ¿Lo decís seriamente?
LORENZO : ¡Hum! Podría pasar, salvo la cara. Tiene las
piernas torcidas, las manos ordinarias y, de arriba abajo
es toda de una pieza: sin cintura. Podría pasar, pero no es
mi tipo.
IGNACIO : (SE LEVANTA Y SE ACERCA A LA MESA. LORENZO OCULTA
TODO CON LAS MANOS) ¿Qué escribís?
LORENZO : Cartas. Me escribo cartas.
IGNACIO : ¿Por qué tenés las Memorias de una Princesa Rusa?
LORENZO : Busco inspiración. Nadie me manda cartas. Es
triste.
IGNACIO : Yo te escribiré.
LORENZO : ¡A buena hora! Usé tu papel. ¿Por qué no le
hiciste imprimir tu nombre?
IGNACIO : ¿Para qué?
LORENZO : ¡Qué lelo! ¡Para que sepa que es tuyo! Está todo
manoseado. Alguna vez podrías lavarte las manos.
IGNACIO : Es cierto. Inés es muy limpia. Ni siquiera tiene
mugre bajo las uñas. Lorenzo, ¿de verdad no te molesta irte
a vivir solo? Podrías venir cuando quisieras. Esta sería tu
casa, también. (SONRIE) Además, no estoy seguro.
LORENZO : (GENUINAMENTE SORPRENDIDO) ¿Con quién? ¿Conmigo?
IGNACIO : Sí. Me hiciste muchas perradas.
LORENZO : ¿Yo? Sí, sí, te hice perradas. ¿Pero sabés por
qué? Soy desdichado. Las chisto, las chisto, y es como si
lloviera.
IGNACIO : Insistí.
LORENZO : Y si alguna me diera corte, ¿qué pasaría? Podrían
quedarse años sobre el colchón.
IGNACIO : Insistí. Las mujeres son raras, a algunas hasta
les gusta esperar. No te desanimés por eso. Insistí, pero
sin chistarlas. No les gusta, no son perros.
LORENZO : (ENOJADO) ¡Cada cuál tiene su estilo!
IGNACIO : ¡Pero el tuyo no conduce a nada!
LORENZO : ¡Sarnoso! (SE CONTIENE, HIPOCRITA) Vas a estar
cómodo aquí, cuando yo me valla. (SONRIE EXTRAÑAMENTE)
IGNACIO : ¿Por qué sonreís así? ¿Qué estás tramando?
LORENZO : ¡Nada! Me alegro por tu felicidad.
IGNACIO : (LO MIRA EN SILENCIO, LUEGO, CONMOVIDO)
¿Cambiaste?
LORENZO : (SINCERO) Sí, sí. Cambié.
IGNACIO : (RIE) Lorenzo, quién sabe... ¡la mando al cuerno!
LORENZO : (IDEM) ¡No, no! ¡Por mí, no!
IGNACIO : Bueno, no. No podría. Pero la puedo ver afuera.
Convencer al padre. Aquí está el hermano, el amigo.
LORENZO : (LO MIRA LIMPIAMENTE) Yo. Podría ser...
(CONTENTO, IGNACIO SACA MEDIO PAN DEL BOLSILLO Y EMPIEZA A
COMERLO. LORENZO QUEDA ABSTRAIDO. RECOGE LAS CARTAS) Voy a
echar estas cartas al correo. (SE SACA LOS GUANTES DE GOMA
Y SE PONE UNOS GRUESOS MITONES DE LANA. ES EVIDENTE SU
CUIDADO DE NO TOCAR LAS CARTAS CON LAS MANOS DESNUDAS)
IGNACIO : (AL VER LOS MITONES) ¿Qué hacés? Van a tomarte
por loco.
LORENZO : No. (SE PONE LAS CARTAS EN EL BOLSILLO) ¿Por qué
hablás con la boca llena? Se te ve la comida. Das asco.
IGNACIO : (TRAGA) Hace calor.
LORENZO : Por eso mismo. Hace calor y transpiro. la lana
absorbe el sudor. En verano, voy a vestirme todo de lana.
(RIE) Si vas a entregar los juguetes, pasá por la
panadería. Pasá todos los
días de hoy en adelante. ¿Conquistaste a Inés? Conquistarás
al padre.
IGNACIO : (SE ADELANTA, LO GOLPEA AMISTOSAMENTE CON EL
PUÑO) ¡Lorenzo!
LORENZO : (SONRIENTE Y AMISTOSO) Voy a entregar esto, no sé
si personalmente o por correo. Podríamos pasear un poco
antes.
IGNACIO : ¿Personalmente? ¿Pero a quién le escribiste?
LORENZO : A mí mismo. No repitas las preguntas. ¿No querés
pasear? Me siento bien, pero me agradaría tener un último
recuerdo de estos paseos. En el fondo, soy un sentimental.
(RIE. PASEAN, LOS BRAZOS RECIPROCAMENTE COLOCADOS SOBRE LOS
HOMBROS. MARCAN EL MISMO PASO)
IGNACIO : (RIE TAMBIEN) ¿Un último recuerdo?
LORENZO : (MUY RISUEÑO) ¿Un último recuerdo, dije? Claro,
¡si te casás! (DESPUES DE UN MOMENTO, VUELVE A REIR. SIN
SABER EL MOTIVO, IGNACIO LO ACOMPAÑA EN LA RISA, FELIZ.
PASEAN)

ESCENA 5

LA MISMA HABITACION, DIAS DESPUES. SOLO HAY UNA CAMA AHORA.


LA MESA ESTA LLENA DE PAN Y PAQUETES DE PANADERIA,
ENVUELTOS EN PAPEL BLANCO, ATADOS CON UNA CINTITA. LORENZO
ESTA SUBIDO EN EL BANCO, ASOMADO A LA VENTANA, CON MEDIO
CUERPO AFUERA, CHISTANDO A LAS CHICAS.

LORENZO : (EMOCIONADO) ¡Dios mío, qué belleza! (ANGUSTIADO)


¿Qué le digo? ¡Pronto! ¿Ignacio, no se te ocurre nada? (SE
VUELVE, LO BUSCA CON LA MIRADA) ¿Dónde se metió? (CHISTA
NUEVAMENTE HACIA AFUERA) Amorcito. A...mor...ci...to...
¡Qué ojazos! (DEBE RECIBIR ALGUN DESAIRE, PORQUE SE QUEDA
INMOVIL, PERPLEJO; LUEGO SE ASOMA NUEVAMENTE Y GRITA,
FURIOSO) ¡Porquería! (UN SILENCIO) ¿Qué pretenden? Yo les
miento. Tienen ojos de pajarito, piernas con músculos de
boxeador, torcidas. (SE TOMA EL COSTADO, LLAMA) ¡Ignacio!
(FURIOSO) ¡Ignacio! (ENTRA IGNACIO POR LA PUERTA QUE DA AL
PATIO, HA PERDIDO SU AIRE DE FELICIDAD) Me duele.
IGNACIO : (SECO) Acostate, si te duele.
LORENZO : Sabés que acostado no me pasa. (IGNACIO SILBA,
INDIFERENTE. LORENZO, ALTERADO) ¿Todavía te dura? ¿De qué
me acusás ahora? No te hice nada.
IGNACIO : No sé si no me hiciste nada.
LORENZO : ¡Ah, bueno! ¡No sabés y me acusás! ¿Qué mosca te
picó? Te vas a agarrar una pulmonía durmiendo en el patio.
¿Por qué no te marchás directamente?
IGNACIO : Sí, me voy.
LORENZO : Sí, me voy. Pero después volvés. Es tu casa.
IGNACIO : ¡Guardátela! (CON FURIOSO PESAR) ¡No puedo verte
más la cara! ¡A nadie le puedo ver más la cara!
LORENZO : (ATENTO A LO QUE LE INTERESA) Me das la casa,
pero sin papeles. Cualquier día podés venir y decirme:
raje.
IGNACIO : (ENCOLERIZADO) ¿Qué querés que haga? ¿Escritura?
LORENZO : No. Pero testamento sí podrías hacer.
IGNACIO : (CADA VEZ MAS RABIOSO) ¡No tengo a nadie! Nadie
te la va a reclamar.
LORENZO : Nunca se sabe.
IGNACIO : ¡Te regalo la casa! Pero primero te mato. (LO
TOMA POR LA CAMISETA Y EMPUJA)
LORENZO : (RETROCEDE ATEMORIZADO, SINCERAMENTE
ENTRISTECIDO) Ignacio, Ignacio, hermanito...
IGNACIO : (LO SUELTA. APENADO) ¿Por qué me pegó el gallego,
Lorenzo? Tengo que desquitarme con alguno. ¿Por qué me
pegó?
LORENZO : ¡Qué se yo!
IGNACIO : ¡Sólo por mirarla!
LORENZO : La gente es así: ¡loca!
IGNACIO : Me golpeaba y me decía: ¡escríbale inmundicias a
su madre! ¡A mi madre!
LORENZO : ¡No tenés!
IGNACIO : Escrib... (SOSPECHA ALGO, MIRA A LORENZO QUE
GUARDA UNA EXPRESION INOCENTE) ¿Qué escribías el otro día?
¿A quién?
LORENZO : A mí mismo. Mañana recibiré las cartas. Pero no
te las dejaré leer.
IGNACIO : Sabés imitar mi letra, sabés copiar...
LORENZO : Nunca pude falsificar tu letra perfectamente. Sos
casi analfabeto.
IGNACIO : Pero una vez falsificaste billetes de banco.
LORENZO : Todavía tengo. (UNA PAUSA, SINCERO) Ignacio,
¿cómo iba a hacerte eso? ¿Escribirle inmundicias a una
chica de quince años? ¡En tu nombre!
IGNACIO : Sí. (LO MIRA. UNA PAUSA) Sos inocente. Inocente.
LORENZO : (EMOCIONADO) Sí, ¿te das cuenta? La inocencia es
lo peor que hay en mí. (UNA PAUSA, SONRIENTE) ¿Te pasaste
con la hija?
IGNACIO : No. Me pegó por mirarla.
LORENZO : ¿Y no avisó a la policía?
IGNACIO : ¿Por qué iba a avisar?
LORENZO : (APARTE, PENSATIVO) Tantas precauciones, ¿para
qué? Me asé con los guantes de lana. ¡Idiota! ¡Gallego
idiota! Pero no es inventiva lo que me falta. (SE ACERCA A
LA MESA Y CORTA UN PEDAZO DE PAN)
IGNACIO : ¿Por qué tanto pan? ¿Quién te lo dio?
LORENZO : La plata.
IGNACIO : Sos un tacaño. ¿Para qué ibas a comprar tanto
pan? ¡Y masitas!...
LORENZO : (SE ACERCA, DESENVUELVE UN PAQUETE DE MASITAS.
LAS REVUELVE GROSERAMENTE, NO CONCLUYE DE ELEGIR, LAS QUE
DESECHA LAS TIRA AL SUELO) ¡Qué porquería! (CORTA OTRO
PEDAZO DE PAN. MASTICANDO, MUY ORDINARIO, TRIUNFANTE) Pensá
lo que quieras. Tengo mis rebusques.
IGNACIO : ¿Dónde?
LORENZO : En las panaderías. Las mujeres me buscan.
IGNACIO : ¿Qué mujeres? (LORENZO CONTESTA CON UN TCH, TCH,
SATISFECHO. IGNACIO) Me voy. Ahora sí me voy.
LORENZO : (INSTANTANEO, SACA LA VALIJA DEBAJO DE LA CAMA)
Aquí está tu valija. (TIRA PAN Y MASITAS AL SUELO Y ABRE LA
VALIJA SOBRE LA MESA)
IGNACIO : (SE ACERCA) ¿Por qué la forraste?
LORENZO : Podés agradecerme el trabajo, ¿no? El fondo está
lleno de grasa. ¿Qué hacías adentro? ¿La comida?
IGNACIO : Te la presté para un picnic y se te rompió el
paquete con milanesas.
LORENZO : Ah, pero pasó tiempo, ¿no? La grasa se seca.
IGNACIO : (MANSAMENTE) Soy muy descuidado. (EMPIEZA A
BUSCAR) ¿Dónde está mi ropa?
LORENZO : Si no tenés. (IGNACIO PONE UNA CAMISETA DENTRO DE
LA VALIJA. SACA UN PANTALON DEBAJO DEL CEPILLO DE LA
LIMPIEZA, LO SACUDE Y LO GUARDA. LORENZO) Podés llevarte mi
cepillo de dientes.
IGNACIO : No quiero.
LORENZO : ¡Cuánto orgullo!
IGNACIO : (REVISANDO EL ROPERO, LLENO DE TRAJES) ¿De dónde
sacaste tanta ropa?
LORENZO : Querido, tengo mis rebusques. No necesito a las
mujeres. ¿Qué creíste? No soy un inútil.
IGNACIO : ¿Pasaste billetes falsos? (UNA PAUSA) Entonces...
el pan...
LORENZO : ¡Lo compré! Y en otra panadería. (RIE POR LA
NARIZ, CON UN SOPLIDO)
IGNACIO : (SONRIE, RIE LUEGO, INCREIBLEMENTE ALIVIADO. SE
SIENTAN LOS DOS Y ACERCAN LUEGO LAS SILLAS. SE PALMEAN
MUTUAMENTE LAS RODILLAS. IGNACIO) Y toda esa ropa...
LORENZO : Para ambos.
IGNACIO : (RIENDO) ¡No sos tan bestia!
LORENZO : ¡No, no soy!
IGNACIO : Te mantuve todos estos años...
LORENZO : ¡Y yo como la hormiguita! (RIEN LOS DOS. SIN
GOLPEAR EN LA PUERTA, ENTRAN LOS DOS POLICIAS: EL SONRIENTE
Y EL GANGOSO. IGNACIO DEJA DE REIR, SORPRENDIDO. LORENZO
SIGUE RIENDO POR LA NARIZ, CON UN SOPLIDO, TRANQUILAMENTE.
EL GANGOSO SE ACERCA A LA VALIJA Y AGITA EL CONTENIDO EN EL
AIRE. GANGUEA ALGO QUE NO SE ENTIENDE)
EL SONRIENTE : (TRADUCE RISUEÑO) ¡Pájaro que robó, voló!
IGNACIO : (COMO EL GANGOSO CONTINUA SACUDIENDO LA VALIJA)
¡Está vacía! (LOS DOS POLICIAS LO MIRAN SONRIENTES. EL
GANGOSO, MUY DIVERTIDO, MUEVE LA BOCA SIN QUE SE ESCUCHE
PALABRA. IGNACIO, SONRIENDO DESCONCERTADO) ¡No entiendo!
EL SONRIENTE : (MIENTRAS EL GANGOSO COMIENZA A SACUDIR DE
NUEVO LA VALIJA; MUY RISUEÑO) ¡No, no está vacía!
CON EVIDENTE PLACER, EL GANGOSO EMPIEZA A ARRANCAR EL
PAPEL. CAE UNA LLUVIA DE BILLETES FALSOS)
LORENZO : (DEJA DE SOPLAR. SORPRENDIDO, SIN ENFASIS)
¡Billetes falsos! ¡Oh, qué puerco! (VUELVE A SOPLAR POR LA
NARIZ HASTA QUE SE ATORA Y DEBE LANZAR LA RISA COMO UN
CHORRO, VIOLENTAMENTE, A CARCAJADAS)

ESCENA 6

LA VEREDA DE LA CARCEL EN PRIMER PLANO. LA CARCEL, DETRAS,


ES UN SIMPLE TELON PINTADO. UN VIEJO ESTA SENTADO EN EL
CORDON DE LA VEREDA, MOVIENDO LOS PIES EN FORMA EXTRAÑA.
NUNCA APARTA LOS OJOS DE SUS PROPIOS PIES. DESPUES DE UN
MOMENTO, ENTRA LORENZO. SE HA DISFRAZADO DE JUDIO, CON UN
LARGO SOBRETODO NEGRO HASTA LOS TOBILLOS, SOMBRERO REDONDO
DEL QUE ESCAPAN LOS TIRABUZONES DE UNA PELUCA. HABLA
NORMALMENTE. DIRIGE UNA DISIMULADA MIRADA A LA CARCEL Y SE
ACERCA AL VIEJO QUE NO DEJA DE MOVER LOS PIES Y NUNCA LO
MIRA, POR LO TANTO.

LORENZO : (CORTES) ¿Usted hace mucho que está aquí, señor?


EL VIEJO : me siento aquí todas las tardes, a tomar fresco.
En mi casa no hay sillas, no hay aire: me ahogo.
LORENZO : Busco un muchacho bajito, muy oscuro, picado de
viruelas, con los dientes salidos para afuera y anteojos.
¿Lo conoce?
EL VIEJO : No.
LORENZO : Es mi hijo. Le pegó a un tipo con cara de
infeliz. le faltaba un diente, acá, en el medio... (SE
SEÑALA, DETENIENDOSE) ¿No puede mirar?
EL VIEJO : No.
LORENZO : No importa. Ya se lo pusieron. ¿Lo conoce? ¿Lo
vio por acá?
EL VIEJO : No importa. (UNA PAUSA) Se llama... Horacio... o
Ignacio. Le pregunto si lo vio porque quiero romperle la
cara. Le pegó a mi hijo.
EL VIEJO : No veo a nadie. Trato de no mojarme los pies. La
alcantarilla está tapada. No corre el agua y desborda. si
me mojo estoy listo. A mi edad, es grave. Un resfrío lleva
a la tumba.
VOZ DE IGNACIO : (DESDE LEJOS) ¡Lorenzo! ¡Lo...ren...zo!
EL VIEJO : ¿Lo llaman a usted?
LORENZO : ¿Está loco? ¿Dónde vio a un judío llamarse
Lorenzo? (SUSPICAZ) ¿No se llama usted Lorenzo?
EL VIEJO : No. Hace mucho que vengo acá, no veo a nadie, no
me llama nadie.
(SE VUELVE A ESCUCHAR LA VOZ DE IGNACIO, LEJANA, LLAMANDO.
POR CONTESTACION, LORENZO DOBLA EL BRAZO EN UN GESTO
EXPRESIVO Y SE MARCHA, FURIOSO)
EL VIEJO : (PENSATIVO) Si traigo un palito, podré destapar
la alcantarilla. entonces, el agua correrá y podré mirar a
la gente de cuando en cuando. No pude contestarle al señor
como debía. Tomar fresco es lindo, pero sin ver a nadie
resulta aburrido a la larga. La vida debe ser amena, porque
si no, uno piensa demasiado en la muerte, (RIE) concluye
por desearla. Con un palito, correré a un costado toda la
inmundicia y el agua correrá. Seré feliz. (MIENTRAS HABLA,
ENTRA LORENZO DISFRAZADO DE CIEGO. USA EL MISMO SOBRETODO,
PERO SE HA CAMBIADO LA PELUCA, LLEVA UNA DE LARGOS CABELLOS
SOBRE LOS HOMBROS. USA ANTEOJOS NEGROS Y EMPUÑA UN BASTON
CON EL QUE TANTEA EL CORDON DE LA VEREDA. CUANDO LLEGA AL
VIEJO, LO GOLPEA SAÑUDAMENTE, PERO COMO SI NO HUBIERA
ADVERTIDO SU PRESENCIA)
LORENZO : (GOLPEANDO) ¿Qué hay aquí? ¿Qué hay aquí?
EL VIEJO : (SIN DEJAR DE MOVER LOS PIES, CUBRIENDOSE CON
LOS BRAZOS) ¡Ay! ¡Ay, hermano, aquí estoy! Un viejo.
LORENZO : ¿Un viejo? Perdone. ¿Lo lastimé?
EL VIEJO : No.
LORENZO : ¿Podría darme una ayuda?
EL VIEJO : ¿Por qué?
LORENZO : Soy ciego.
EL VIEJO : ¿Ciego? ¡Qué desgracia? No tengo.
LORENZO : Los viejos son siempre miserables. ¿Para qué? si
en la tumba no le entrarán más que los huesos. ¿cuánto
mide? ¿Uno setenta? Deje todo afuera, tacaño. Se la harán
más chica.
EL VIEJO : (SINCERAMENTE ASUSTADO) ¿Más chica? ¿Cree? A mí
siempre me gustó estar cómodo. No soy tacaño. (REVUELVE EN
SUS BOLSILLOS, A TIENTAS TIENDE UNA MONEDA QUE LORENZO
RECOGE AVIDAMENTE) tome, no tengo más. Cuidado con el agua.
LORENZO : ¿Hay agua?
EL VIEJO : Sí, desborda por la alcantarilla. El día que
consiga un palo, la destapo. Pero es difícil conseguir un
palo.
LORENZO : ¡Ah, por eso me mojaba los pies!
EL VIEJO : ¿Usted viene seguido por aquí? Ya ve, nunca lo
he visto. Me gustan los ciegos: no ven.
LORENZO : Vengo todos los días. ¿sabe por qué? Es un lugar
óptimo para la limosna. (SEÑALA LA CARCEL) Los de allí son
buenos. El personal, claro. Había uno de los presos que me
puteaba. ¿Nunca lo vio?
EL VIEJO : No.
LORENZO : Hace rato que no lo escucho. Lo habrán dejado
libre. ¿Usted no vio si lo dejaban libre?
EL VIEJO : Nunca veo a nadie. También puede ser que haya
muerto.
LORENZO : (CONTENTO) ¿Usted cree?
EL VIEJO : Sí. Mejor para usted. Es feo que lo puteen a
uno. (ACCIDENTALMENTE TOCA EL BASTON DE LORENZO) ¿Tiene un
palo?
LORENZO : Es un bastón.
EL VIEJO : Un bastón puede servir. ¿Me lo presta?
LORENZO : ¿Quiere hacerme matar? Sin bastón, me caigo.
EL VIEJO : Siéntese acá. Cuide de no mojarse los pies. Con
el bastón, puedo destapar la alcantarilla. ¡Démelo! (A
TIENTAS, TIENDE LA MANO)
LORENZO : (LE DA UN GOLPE CON EL BASTON) ¡Quédese quieto!
(SE PONE EL BASTON BAJO EL BRAZO) Si está muerto, no vengo
más. ¿Pero quién le puede hacer caso a este viejo?
Desvaría. (REZONGA FURIOSO MIENTRAS SALE) ¡Pérdida de
tiempo!
EL VIEJO : ¿Por qué me pegó? Usted también es un viejo. Y
ciego, para colmo de males. (MOVIENDO A TIENTAS LA MANO,
PRIMERO CON PRECAUCION, Y LUEGO MAS LIBREMENTE) ¿Dónde
está? Présteme el bastón. Nadie se lo va a llevar por
delante. Yo lo cuidaré. Me gusta cuidar a los ciegos.
Présteme el bastón. (ESPERA) ¿No contesta? ¿Se fue?
(DESPUES DE UNA PAUSA) Contésteme, ¿se fue? (UNA PAUSA,
SUSPIRA)Sí, se fue. ¡Qué carácter! No me gustan los ciegos:
no ven nada, no quieren que los otros lo vean. el bastón
hubiera sido ideal. Hubiera podido empujar toda la
inmundicia, con la ano me da asco. Así tomo fresco, pero no
lo disfruto. ¡Qué egoísta! ¿Qué le hubiera costado? (ENTRA
LORENZO ARRASTRANDO UN CARRITO LLENO DE CACHIVACHES. AL
PASAR DELANTE DEL VIEJO SE LE CAE UN MANGO CON UN RESTO DE
ESCOBA. EL VIEJO SE LO APROPIA AVIDAMENTE Y SIN LEVANTARSE,
MOVIENDO LOS PIES, PARA EVITAR EL AGUA, SE VA ARRASTRANDO
HACIA UN COSTADO, DONDE EMPIEZA A RASPAR LA ALCANTARILLA,
MUY CONTENTO, CASI FEBRIL. LORENZO SE HA RAPADO LA CABEZA,
TIENE UN TRAJE A RAYAS Y UN PAÑUELO A PINTITAS EN EL
CUELLO. RECUERDA VAGAMENTE A UN PRESO DE UN CAMPO DE
CONCENTRACION, AUNQUE SU ASPECTO ES MUCHO MAS SALUDABLE. SE
DETIENE Y MIRA ANSIOSAMENTE HACIA LA CARCEL)
LORENZO : (MUY BAJO) ¡Ignacio...! (SE INCLINA, ACOMODANDOSE
UNA ZAPATILLA Y LLAMA, CON LA VISTA CLAVADA EN EL SUELO, Y
UN HILO DE VOZ) ¡Ignacio...! (BREVE PAUSA) Pero no vayas a
llamarme por mi nombre, idiota. No me comprometas. Sólo me
intereso por tu salud. No me comprometas: mal de muchos,
consuelo de tontos.
EL VIEJO : (CONTENTO, SIN DEJAR DE MOVER LOS PIES) ¡La
destape! ¡Corre el agua! Había mal olor. Pero no puedo
dejar de mover los pies. ¡Estoy tan acostumbrado!
LORENZO : (AGRIO) ¿Tiene algo para vender?
EL VIEJO : ¡No!
LORENZO : ¡Entonces no me dé charla! (GRITA) ¡Compro
botella, cama vieja, trapoviejoignacio, diario viejo!
(SALE EL SONRIENTE. MIRA A AMBOS LADOS DE LA CALLE Y LLAMA
A LORENZO, SIN RECONOCERLO)
EL SONRIENTE : ¡Venga!
LORENZO : (ATERRADO, SE VUELVE HACIA EL VIEJO) ¡Lo llama!
EL VIEJO : (INCORPORANDOSE LENTAMENTE) No, no, a usted.
EL SONRIENTE : ¡Venga!
LORENZO : (DILIGENTE, VA HACIA EL VIEJO Y CON UN EMPUJON LO
HACE AVANZAR HACIA EL SONRIENTE) ¡Vaya!
EL SONRIENTE : (A LORENZO) Gracias.
(LORENZO SE APRESURA A EMPUÑAR EL CARRITO Y LO EMPUJA HACIA
LA SALIDA. PERO ALLI TROPIEZA CON EL GANGOSO, A QUIEN
ACOMPAÑA UN MUCHACHO. EL GANGOSO ABRE LOS BRAZOS Y EMPUJA
TAMBIEN A LORENZO)
EL GANGOSO : ¿Por qué tanto apuro? (A EL SONRIENTE)
¿Alcanzan?
LORENZO : (ATONITO) ¿Habla?
EL GANGOSO : (QUE HABLA NORMALMENTE Y QUE TAMPOCO LO
RECONOCE. SORPRENDIDO) Sí. Siempre. ¿Por qué?
LORENZO : No, no. Decía. Yo... yo estuve mucho tiempo mudo.
Después me curé, con un susto. Ahora hablo de corrido. De
chiquito tampoco hablaba. No sabía con quién.
EL SONRIENTE : ¿Quién le pregunta algo?
LORENZO : (VOLUNTARIOSO) ¡Nadie! Felizmente, nadie me
pregunta nada. La tierra es libre. (SE EMBROLLA) Nadie
pregunta... nadie contesta. Cuando hablamos es...cuando...
EL GANGOSO : (AFABLE) Bueno, sí. Basta, querido. Su cara...
me resulta conocida.
LORENZO : ¿Mi cara? Por supuesto. ¡Hay miles come ésta! Da
asco de vulgar. Mire, mire mi perfil. ¡No vale nada!
EL SONRIENTE : ¡Se nos hace tarde!
EL GANGOSO : Este viejo y este idiota..
LORENZO : (ULTRAJADO, EN VOZ BAJA) Idiota, ¿idiota yo?
EL GANGOSO : ...¿Alcanzarán para el trabajo?
EL SONRIENTE : Sí. Usted, vacíe el carrito.
LORENZO : (VOLUNTARIOSO) Sí, sí. ¡Cómo no! A sus órdenes.
(DILIGENTEMENTE, ARROJA LA CARGA DEL CARRITO AL SUELO,
BOTELLAS, RESTO DE ESCOBA, UNA PALANGANA OXIDADA)
EL GANGOSO : (JUZGANDO EL CARRITO) ¿No será chico?
EL SONRIENTE : No se preocupe. Si es chico, lo doblamos.
JOVEN : Doblamos, ¿qué?
LORENZO : ¡Habló!
EL SONRIENTE : ¡La carga! En fila, por favor.(TODOS SE
COLOCAN EN FILA, LORENZO SE APRESURA A OCUPAR EL PRIMER
LUGAR. HACIENDO ADEMAN DE QUE ESPEREN, LOS POLICIAS SALEN Y
VUELVEN AL INSTANTE TRAYENDO UN CUERPO, EL DE IGNACIO,
ENVUELTO EN UN GENERO ESCASO. LO SUBEN AL CARRITO. TIENEN
DIFICULTAD EN ACOMODARLO. LA CABEZA QUEDA OCULTA, PERO SE
LES ESCAPA UNA BRAZO, UNA PIERNA, Y ESTO SE REPITE VARIAS
VECES. ENTRE EL CUERPO MUERTO QUE NO QUIERE ACOMODARSE Y
LOS POLICIAS QUE SE EMPEÑAN EN HACERLO, HAY UNA LUCHA
OBSTINADA, DE CONTENIDA VIOLENCIA. FINALMENTE, LOS POLICIAS
OPTAN POR DOBLARLE LA CABEZA SOBRE LAS PIERNAS. DESDE EL
INTERIOR DE LA CARCEL, ALGUIEN ARROJA UNA PALA. CAE DE
LLENO SOBRE LORENZO QUE PEGA UN GRITO DE DOLOR.)
EL SONRIENTE : Iremos al campo. EStá fresco, brilla el sol.
Caminaremos lentamente. No lo tomemos como un trabajo.
LORENZO : Yo no lo tomo. ¡No lo es!
EL VIEJO : ¡Me llevan a pasear!
EL GANGOSO : Justamente, a pasear.
EL SONRIENTE : ¿Todos contentos?
LORENZO Y EL VIEJO : ¡Sí, todos contentos!
EL SONRIENTE : Entonces, ¡al campo! (LORENZO SE APODERA POR
FUERZA DE LA EMPUÑADURA DEL CARRITO QUE EL VIEJO PRETENDIA
ARREBATARLE Y EMPUJA CON FUERTE JADEO, ENCABEZANDO LA FILA.
SALEN)

ESCENA 7

UN CAMPO PELADO. LOS DOS POLICIAS ESTAN SENTADOS SOBRE EL


PASTO CON LAS PIERNAS CRUZADAS. RESPIRAN HONDO Y
ALTERNADAMENTE, CON PLACER. EL GANGOSO HUELE UNA FLOR CON
DELECTACION. EL VIEJO Y EL JOVEN ESTAN DETRAS DE ELLOS, DE
PIE. LORENZO EMPUÑA LA PALA Y CAVA. EN UN EXTREMO, EL
CARRITO. UN SILENCIO.

EL VIEJO : (TIMIDAMENTE) Había una vaca en el camino. ¿La


vieron? (NADIE LE PRESTA ATENCION. OTRO SILENCIO. SE ACERCA
A LORENZO, LE TOCA EL HOMBRO CON UN DEDO. LORENZO SE
VUELVE. EL VIEJO, SEÑALANDO LA PALA. CON TIMIDEZ) ¿Me
permite? Me gustaría... dar unas paladas. Hacer un poco de
ejercicio. (ANSIOSO) Es una buena oportunidad, ¿sabe?
LORENZO : (LO MIRA HOSCAMENTE) La pala me la tiraron a mí.
Soy el más capacitado, el más fuerte. Lo siento (LE DA LA
ESPALDA Y SIGUE CAVANDO. EL VIEJO QUEDA INMOVIL, ANSIOSO,
SIN CREER POR COMPLETO SU FRACASO)
JOVEN : Déjelo. Se arregla solo.
LORENZO : ¡Sí! ¡Me arreglo solo!
EL VIEJO : En el camino, había una vaca. Nunca había visto
una vaca, tan cerca. (LLEVANDOSE EL DORSO DE LA MANO A LA
MEJILLA) Hubiera querido... tocarla. Tienen la piel sedosa,
caliente. Y parecía buena... Una buena vaca parecía... (UN
SILENCIO)
LORENZO : ¡Qué me importa! ¡Déjeme trabajar!
EL VIEJO : (VUELVE A LLAMAR A LORENZO, TIMIDA Y
ANSIOSAMENTE) Permítame... (TIENDE LA MANO Y LORENZO, DE
MAL MODO, ABANDONA LA PALA. EL VIEJO, CON UNA SONRISA, LA
TOMA Y APENAS SI ALCANZA A DAR TORPEMENTE DOS PALADAS
CUANDO YA LORENZO SE LA ARRANCA DE LAS MANOS)
LORENZO : No sabe.
EL VIEJO : (MORTIFICADO) ¡Démela! (POR RESPUESTA, LORENZO,
JADEANTE, SOPLA CON LO QUE QUIERE SER UN SILVIDO) Y para
colmo, no me atreví a tocarla... La vaca. Me quedé con el
deseo. (DESESPERANZADO) ¿Para qué destapé la alcantarilla?
A mi edad... quedarse con un deseo. Con dos...
LORENZO : (DEJA DE CAVAR) Ya está.
EL SONRIENTE : ¿Ya está? ¡Muy bien!
(LOS DOS POLICIAS SE ACERCAN AL CARRITO Y TIRAN DE LAS
PUNTAS DEL GENERO. IGNACIO CAE AL SUELO. LORENZO SE ACERCA
RAPIDAMENTE. MIRA Y SE DEMUDA)
LORENZO : ¡Dios mío!
JOVEN : (MAS BAJO) ¡Dios mío!
LORENZO : ¡Ignacio, hermanito!
EL SONRIENTE : ¿Qué pasa?
LORENZO ; (TOCANDO A IGNACIO CON EL PIE) ¿Quién es éste? Yo
no lo conozco. (APRESURADO) Ni me importa. Cada cual tiene
el destino que merece. Este... éste habrá hecho sus buenas
cretinadas.
JOVEN : Cállese.
LORENZO : ¡Me hace callar!
EL GANGOSO : (OSCURO) No lo haga callar.
LORENZO : ¡Me gusta! ¿Para qué se mete?
EL SONRIENTE : (AFABLE) ¡Muchachos! ¡No discutan! Terminen
pronto. Oscurece. Quiero ver a mis chicos antes de que se
duerman.
LORENZO : (RIE TEMBLOROSAMENTE) ¡Como yo! (EL VIEJO SE
APURA Y EMPUJA A IGNACIO DENTRO DEL HOYO, ARREBATA LA PALA,
APROVECHANDO LA DISTRACCION DE LORENZO Y, MUY FELIZ,
CONSIGUE DAR UNAS PALADAS, PERO LORENZO LO VE, LE HACE UNA
ZANCADILLA Y LO ARROJA AL SUELO. SE APODERA DE LA PALA Y LA
MANEJA CON RAPIDEZ. APISONA LA TIERRA CON FUERTES GOLPES
DADOS DE PLANO CON LA PALA. EL VIEJO SE APARTA, VEJADO.
LORENZO, A LOS POLICIAS, CON UNA SONRISA DE SERVILISMO)
¡Listo! Trabajo cumplido. Fue un placer. (VE EL GENERO EN
EL SUELO, LO DOBLA EN CUATRO Y LO ENTREGA A LOS POLICIAS)
EL GANGOSO Y EL SONRIENTE : ¡Gracias a todos!
LORENZO : (DECEPCIONADO) ¿Cómo gracias a todos? Yo trabajé
más. Son testigos.
EL GANGOSO Y EL SONRIENTE : (SIN ESCUCHARLO) ¡Hasta pronto,
muchachos! Se repetirá. ¡Gracias otra vez! ¡Hasta pronto!
(SE VAN, LLEVANDOSE LA PALA Y EL CARRITO. UN SILENCIO)
LORENZO : ¡Hijos de puta! ¡Me robaron el carro!
EL VIEJO : (PESAROSO Y AGRAVIADO) Sólo quería hacer un poco
de ejercicio. ¿Por qué no me dejó?
LORENZO : ¡Váyase! Usted no sirve para nada.
EL VIEJO : Y para colmo, me quedé con el deseo de tocar a
la vaca. No tendré otra oportunidad.
JOVEN : La encontrará a la vuelta.
EL VIEJO : No... Se habrá ido a dormir. Y buena... una
buena vaca parecía... Y usted...
LORENZO : (LADRA) ¿Yo, qué?
EL VIEJO : ¡Su padre! ¡Cuéntele a su padre lo que me ha
hecho! Verá. Ofender a un viejo... (VA HACIA LA SALIDA Y SE
PARA) Por dos paladas... (SALE)
LORENZO : (FURIOSO) ¡Termínela, inútil! No tengo padre. Ya
debiera estar enterrado. ¡Muérase! (SE VUELVE HACIA EL
JOVEN, QUE HA PERMANECIDO DE ESPALDAS, DE PIE JUNTO A LA
TUMBA. ALTERADO) Y usted. ¿Qué hace? ¿Por qué no se va?
JOVEN : ¿Lo conocía?
LORENZO : ¿A quién?
JOVEN : (SEÑALANDO LA TUMBA) A éste.
LORENZO : (AGRESIVO) No. A su abuela tampoco la conozco.
JOVEN : Pensé... que usted lo conocía. Tenía los ojos
abiertos, grises.
LORENZO : Los hubiera cerrado. (RIE ANGUSTIOSAMENTE) Se le
habrán llenado de tierra.
JOVEN : (SE VUELVE OTRA VEZ DE ESPALDAS) Cállese...
LORENZO : ¡Cállese usted! ¡Metido! ¡Porquería! ¿Por qué no
se va? (ENTRELAZA LOS DEDOS DE LAS MANOS UNIDAS, SALTA
SOBRE EL OTRO Y, MARTILLANDO CON LAS MANOS UNIDAS, LO
GOLPEA VIOLENTAMENTE ENTRE LOS HOMBROS) ¡Váyase, váyase, le
digo! (EL MUCHACHO SE ALEJA INCLINADO, CON LA CABEZA OCULTA
ENTRE LOS HOMBROS PARA PROTEGERSE DE LOS GOLPES, Y SALE,
TRASTABILLANDO. LORENZO) ¡Va a tirarme de la lengua a mí!
¿Quién lo conoce? ¿Qué se yo si tenía ojos grises? Vaya a
comprometer a... a... a... (A FALTA DE OTRA PALABRA,
ESTALLA) ¡a su abuela! (VUELVE Y SE SIENTA AL LADO DE LA
TUMBA. TODAVIA FURIOSO) ¿Escuchaste, Ignacio? ¡Quería
comprometerme! (UN SILENCIO. LLAMA, DESCONFIADO,, PROBANDO)
Ignacio... ¡Ignacio! (ESPERA) No tengas miedo, no te llamo
más. Probaba. Quería estar seguro. Peores sorpresas me has
dado en vida. Y ahora, de muerto, ¡me jorobás! ¿Qué ganas
tenés de estar muerto? ¿Eh? ¿Para qué? ¡Para jorobarme!
(SIN MOVERSE) Me voy. Son veinte cuadras hasta casa, hasta
"mi" casa. Quedó todo para mí, las paredes, las puertas.
Quedó todo para mí, incluso lo que más me molestaba, tu
risa. (HUMILDEMENTE) Yo quería tu risa, Ignacio. Y
quería... tu paciencia... ¡Qué aguante! De verdad, ¿nacimos
juntos, eras mi hermano? (RIE, PERO CESA EN SEGUIDA) Me
molestaba también... lo que pensabas. (ENOJADO) ¿Por qué
pensabas que yo era tu hermano? No dejaste un minuto de
pensarlo, me daba cuenta. No podíamos vivir en el mismo
cuarto, compartir nada. Yo no quería compartir nada,
¡idiota! (UN SILENCIO. SIN MOVERSE) Me voy. A ver si tengo
tu sonrisa. (SONRIE CON UNA SONRISA HORRIBLE, FORZADA, SOLO
DE DIENTES) Sí, sí. Es la tuya, lo siento. me voy. (UN
SILENCIO. SIGUE SENTADO, INMOVIL, POCO A POCO DESAPARECE LA
SONRISA. SE ARREBUJA) Qué frío. Me voy, ahora sí, me voy.
(SE QUEDA INMOVIL, UN SILENCIO. TIMIDA, DESOLADAMENTE)
Ignacio, Ignacio... (SE DOBLA EN UNA POSE SEMEJANTE A LA DE
IGNACIO EN EL CARRITO, LA CABEZA SOBRE LAS RODILLAS. UN
GRAN SILENCIO)

FIN

Yepeto
de Roberto Cossa

PERSONAJES
Profesor
Antonio

LA ACCION TRANSCURRE, ALTERNATIVAMENTE, EN EL DEPARTAMENTO


DEL PROFESOR Y EN UN BAR CUALQUIERA DE BUENOS AIRES.
PERO LOS AMBITOS ESTAN APENAS SUGERIDOS. PARA EL
DEPARTAMENTO DEL PROFESOR BASTA UNA CAMA Y UNA MESITA DE
LUZ CARGADA DE CAJAS Y FRASCOS DE REMEDIOS. HAY, ADEMAS,
UNA PEQUEÑA BIBLIOTECA Y LIBROS DESPARRAMADOS POR LA CAMA Y
EL SUELO. EL BAR ESTA INDICADO POR UNA MESA REDONDA Y DOS
SILLAS "THONET" , LO QUE INDICA QUE SE TRATA DE UNO DE LOS
POCOS CAFES ANTIGUOS QUE SUPERVIVEN EN LA CIUDAD.
LOS POCOS ELEMENTOS PUEDEN SERVIR PARA UNO Y OTRO AMBIENTE,
DE ACUERDO CON LAS NECESIDADES DE LOS PERSONAJES.
CUANDO LAS LUCES CONECTAN AL ESPECTADOR CON EL ESCENARIO
ESTAN LOS DOS PERSONAJES EN ACTITUD DIAMETRALMENTE OPUESTA.
EL PROFESOR ES UN HOMBRE DE ALGO MAS DE CINCUENTA AÑOS. NO
ES NECESARIO QUE TENGA LA CLASICA FIGURA DEL INTELECTUAL.
MAS BIEN PARECE UN TIPO DE BARRIO Y -QUIZAS- UN EX
FUTBOLISTA.
FISICAMENTE REPRESENTA LA EDAD QUE TIENE PERO CUANDO HABLA
Y ACTUA PARECE UNOS AÑOS MENOR. ESTA TIRADO EN LA CAMA,
ESCRIBIENDO A MANO EN UN CUADERNO, CON SUS ANTEOJITOS PARA
VER DE CERCA CALADOS EN LA PUNTA DE LA NARIZ.
ANTONIO ESTA SENTADO EN LA MESA DEL BAR BEBIENDO
CONTINUAMENTE GINEBRA. ES UN JOVEN DE VEINTE AÑOS QUE ESTA
A PUNTO DE EXPLOTAR. VISTE UN ATUENDO DEPORTIVO Y A SUS
PIES DESCANSA UN BOLSO AJADO POR EL USO. TIENE UN ROSTRO
SENSIBLE E INTELIGENTE, PERO CON UNA EXPRESION QUE, A
PRIMERA VISTA, HACE PRESUMIR UN TIPO VIOLENTO. EN REALIDAD,
NO ES MAS QUE UN CHICO ACORRALADO, CON UNA GRAN IRRITACION.
DURANTE UN INSTANTE, EL ESPECTADOR TENDRA ANTE SI ESTAS DOS
IMAGENES CONTRAPUESTAS.
HASTA QUE EL PROFESOR, LUEGO DE LEER LO QUE ESTA
ESCRIBIENDO DICE, PARA SI:

PROFESOR : Que el tutor esté enamorado de Julio, está


claro... Ella es muy joven... hermosa... ¿Pero qué es lo
que a Julia le atrae del tutor? ¿Nada más que la
inteligencia? Desea físicamente al teniente de húsares,
pero se siente atraída intelectualmente por el viejo tutor.
(PIENSA) Es muy convencional.
(ARRANCA LA HOJA, LA ESTRUJA Y LA TIRA AL SUELO. VUELVE A
ESCRIBIR)
(ANTONIO, AJENO AL PROFESOR, HA ESTADO BEBIENDO HASTA QUE
ESTALLA)
ANTONIO : (CON VIOLENCIA CONTENIDA) ¡Déjela tranquila a
Cecilia, viejo degenerado! ¡O le rompo el alma a patadas!
(EL PROFESOR -DESTINATARIO DE LA AGRESION- DEJA DE
ESCRIBIR, SE QUITA LOS ANTEOJOS Y DICE TRANQUILAMENTE)
PROFESOR : Me parece una conversación desagradable.
(EN TODA LA ESCENA SIGUIENTE EL PROFESOR SE LEVANTA DE LA
CAMA Y PRACTICARA TODAS LAS ACCIONES DE QUIEN SE PREPARA
PARA SALIR)
ANTONIO : ¿Por qué le dice las cosas que le dice?
PROFESOR : (MIENTRAS SE CEPILLA LOS DIENTES) No quiero
mantener una conversación en ese tono. Si querés hablar,
hablamos. Dijiste que querías hablar conmigo.
(MIENTRAS EL PROFESOR CONTINUA CON SUS PREPARATIVOS ANTONIO
LO OBSERVA)
ANTONIO : (CON TONO DE COMPROBACION) ¡Es un viejo! Cecilia
me dijo: "es un hombre grande" Pero es un viejo.
PROFESOR : Depende para qué. A mi edad Thomas Mann escribió
"La Montaña Mágica". Goya pintó "Los Fusilamientos" y
Tchaikovsky compuso la sinfonía "Patética". Y Bach tuvo
hijos. Así que para eso también estoy en edad.
(EL PROFESOR ESTA EN CALZONCILLOS, PONIENDOSE LOS
PANTALONES. ANTONIO VUELVE A OBSERVARLO)
ANTONIO : No la entiendo a Cecilia... Se puede ser viejo,
pero tener pinta.
PROFESOR : Nunca recibí tantos elogios juntos. Viejo y
viejo de mierda al mismo tiempo.
(EL PROFESOR SEGUIRA VISTIENDOSE)
ANTONIO : ¿Pero no se da cuenta que es una nena?
PROFESOR : Supongo que si está en la universidad, es
mayorcita. La ley me protege.
ANTONIO : ¡Tiene diecisiete años! Y usted lo sabe. Ella se
lo dijo el día que se fueron a caminar por los bosques de
Palermo.
PROFESOR : ¿Por los bosques de Palermo?
ANTONIO : Usted le preguntó: "¿qué edad tenés? Ella le
dijo: diecisiete. Y usted le dijo: "¿No te da vergüenza?" A
ella le pareció muy gracioso.
PROFESOR : ¡Es muy gracioso! Tener diecisiete años es casi
una obscenidad.
ANTONIO : (AMENAZANTE) ¡Lo único que le digo es que la deje
tranquila!
PROFESOR : ¡Bueno, basta! Cuando me llamaste por teléfono
dijiste que querías hablar conmigo. ¡Hablar!
ANTONIO : ¿Sabe de qué tengo ganas ahora? ¡De pegarle una
trompada!
PROFESOR : ¿Y por qué no me pegás?
ANTONIO : Porque es un viejo.
PROFESOR : Eso es una ventaja. Espero que el año que viene
ya me empiecen a dar el asiento en los colectivos.
ANTONIO : ¿La va a dejar tranquila?
PROFESOR : Insisto en que se trata de una conversación
desagradable. Cecilia es una alumna que tiene ganas de
charlar con su profesor. Eso es todo. ¡Pero, de pronto,
aparece Otelo dispuesto a clavar su daga en el cuello de un
inocente que sólo desea que Desdémona entienda, de una vez
por todas, que la literatura es un arte cuyo único secreto
está en que la palabra alcance la estatura de la imagen!
Entre paréntesis... ¿Sabés quiénes fueron Otelo, Yago y
Desdémona?
(ANTONIO SE TOMA SU TIEMPO PARA DECIR)
ANTONIO : Usted se la quiere coger.
PROFESOR : (DESPUES DE RECIBIR EL IMPACTO, RECUPERA SU
HUMOR) ¡Ah, por supuesto! ¿Qué hombre de mi edad, con sus
hormonas en condiciones, rechazaría acostarse con una joven
de diecisiete años? Yo tengo seis cursos... En total...
(CALCULA) Más de sesenta mujercitas menores de veinte años.
Te diré que, salvo tres o cuatro, no rechazaría a ninguna.
ANTONIO : ¡Usted es un viejo degenerado!
PROFESOR : (MANTIENE SU TONO BURLON) ¡Pero con algunos
principios! (CAMBIA EL TONO, PARA DEMOSTRAR QUE HABLA EN
SERIO) Jamás me acuesto con mis alumnas. (RECUPERA SU
ESTILO IRONICO) Ahora... una vez que se gradúan... Conozco
el caso de algunas alumnas que terminaron su carrera con el
único propósito de conocer mi cama. ¡No sabés lo que es mi
casa la semana siguiente a la finalización de los cursos!
¡Un desfile! (A PARTIR DE AQUI MIMARA EL RELATO) Suena el
timbre... ¿Señorita? "Soy licenciada en letras". ¿Su
diploma? ¡Muy bien! ¡A la cama! (LE HABLA
CONFIDENCIALMENTE) Es más... Yo reprobé a Simone De
Beauvoir porque pensé... "Esta vieja fulera estudia letras
para poder acostarse conmigo". ¿Sabés quién fue Simone De
Beauvoir?
ANTONIO : No.
PROFESOR : Lo lamento. Te perdiste un buen chiste.
(EL PROFESOR SE SIGUE PREPARANDO PARA SALIR. ANTONIO NO
DEJA DE MIRARLO)
ANTONIO : En la foto parecía más joven.
PROFESOR : ¿Qué foto?
ANTONIO : La que salió en el diario.
PROFESOR : (SIMULA NO RECORDAR) ¿Qué diario?
ANTONIO : La vez pasada... ¡Que se hablaba de usted!
Cecilia me la mostró.
PROFESOR : (MIENTE) ¿En el diario...?
ANTONIO : Recortó el artículo y lo lleva en el cuaderno. Se
la pasa mirando su foto.
PROFESOR : ¿Pero qué foto?
ANTONIO : Esta. (SEÑALA UNA FOTO PEGADA EN LA PARED)
PROFESOR : ¡Ah...! ¡Pobre Cecilia! Cree en el prestigio de
los suplementos literarios. Es muy ingenua.
ANTONIO : Cuando vi la foto se lo dije. No es tan viejo.
PROFESOR : Es una foto de archivo. En esa época todavía no
me orinaba encima. Y tenía más pelo.
(SE HACE UNA PAUSA. EL PROFESOR TOMA UN REMEDIO Y SE SIRVE
UNA TAZA DE TE. ANTONIO SIGUE BEBIENDO GINEBRA. AL FINAL
DICE:)
ANTONIO : Cecilia dice siempre que usted es muy seductor.
No la entiendo.
PROFESOR : Ah... No pretendas entender nunca a una mujer.
No lo vas a conseguir. Mi primera esposa me dijo un día:
"quiero tomar un helado en Plaza Francia". Yo no tenía
muchas ganas, pero... ¡bue! ¡Fuimos a tomar un helado en
Plaza Francia". Estábamos tomando el helado y, de pronto,
se puso a llorar. "¿Pero qué te pasa? ¿Por qué llorás?"
"Porque vos no me comprendés" "¿Pero, por qué. Qué te
hice?" "¿Como no te diste cuenta que lo que yo quería era
tomar un café en San Telmo?" Nos separamos, por supuesto.
Mi segunda mujer, me dijo un día... "Quiero tomar un helado
en Plaza Francia" A esa altura, te imaginás, yo era un
hombre de experiencia. Le dije: "Bueno". Agarré el auto
y... (HACE GESTO DE ANDAR) Cuando vió que cruzábamos
Independencia se empezó a poner inquieta. "¿A dónde me
llevás?" "Esto no es Plaza Francia" (COMPONE A UN DURO) "Yo
sé lo que a vos te gusta" La bajé del auto a cachetazos y
la metí en un bar de San Telmo. Pedí dos cafés. Ella empezó
a tirar sillas contra la pared... rompió dos espejos...
arañó a cuatro mozos, mientras gritaba: "¡Quiero tomar un
helado en Plaza Francia!" Así terminó mi segundo
matrimonio... Con las mujeres hay dos momentos
maravillosos: el primero cuando las tenés encima y el
segundo cuando te las sacás de encima.
(COLOCA LA TAZA DE TE SOBRE LA MESA Y SE SIENTA FRENTE A
ANTONIO QUE SIGUE MUY TENSO Y BEBE CON ANSIEDAD)
Calmate.
ANTONIO : (SE AFLOJA) Quiero pedirle perdón por lo que le
dije.
PROFESOR : A mi edad, viejo degenerado suena casi a un
elogio. No hubiera soportado que me dijeras viejo aburrido.
(PAUSA)
PROFESOR : ¿Cómo te llamás?
ANTONIO : Antonio.
PROFESOR : Como Machado.
ANTONIO : ¿Cómo quién?
(EL PROFESOR SONRIE IRONICAMENTE, ANTONIO REGISTRA EL GESTO
Y REACCIONA AGRESIVO:)
ANTONIO : No. Como Alzamendi.
PROFESOR : ¿El puntero de River...? ¿El uruguayo? A mí me
gustaba cuando jugaba en Independiente, pero ya no tiene la
misma velocidad de antes.
(ANTONIO RECIBE EL IMPACTO. NO ESPERABA QUE ESTE
INTELECTUAL SUPIERA TAMBIEN DE FUTBOL. EL PROFESOR LO
ADVIERTE Y DIRA CON LA MISMA PEDANTERIA) ¿Qué te extraña?
Siempre les digo a mis alumnos que vean fútbol. Es un
espectáculo hermoso. (ANTONIO NO RESPONDE) Hay un tiempo
para Shakespeare... otro tiempo para Bach... y otro para
Pelé. ¿Sabés quién era Pelé?
ANTONIO : No me cargue más.
PROFESOR : La vez pasada dije en una clase que el mayor
placer que puede vivir el hombre contemporáneo es ver el
gol que Maradona le hizo a los ingleses... Pero las cien
mil personas no gritan "gol". Corean, armónicamente, el
Canto a la Alegría de la novena sinfonía de Beethoven.
(COREA LA NOVENA SINFONIA DICIENDO GOL, GOL, GOL) ¡Un
orgasmo intelectual!
(EL PROFESOR, MUY SATISFECHO CONSIGO MISMO, SACA UNA
CAPSULA Y LA BEBE CON EL TE. ANTONIO NO LE SACA LOS OJOS DE
ENCIMA, HASTA QUE DICE:)
ANTONIO : ¿La va a dejar tranquila?
PROFESOR : ¿Qué querés decir?
ANTONIO : (SE ALTERA) Que no la joda. Que no la busque más.
Que no la lleve a pasear por los bosques de Palermo.
PROFESOR : ¡Y dale con los bosques de Palermo! ¿Acaso
Sócrates no le enseñaba a sus alumnos caminando por los
jardines de Atenas?
ANTONIO : Eso es lo que usted le dijo para llevársela a los
bosques de Palermo.
(EL PROFESOR QUEDA DESCOLOCADO, PERO MANTIENE SU GESTO
IRONICO. ANTONIO INSISTE:)
ANTONIO : Cecilia me lo contó. Que usted le dijo: vamos a
caminar por los bosques de Palermo. Como Sócrates.
PROFESOR : Y si...
ANTONIO : Y después le contó que Sócrates fue condenado por
pervertir a la juventud.
PROFESOR : ¡Es un hecho histórico! (POR PRIMERA VEZ PIERDE
SU POSTURA) ¡Pero qué situación desagradable! ¿Qué es esto?
Un jovencito me viene a mi casa... primero me insulta...
después me invita a tomar un café para charlar... Y termina
diciéndome que trato de seducir a su noviecita. Una
muchacha que, por otra parte, sabe lo que quiere.
ANTONIO : (EXPLOTA) ¡No sabe lo que quiere! Está
confundida.
PROFESOR : De última... ¡es una alumna! Es mi
responsabilidad. Esa chica tiene talento. Pero va a tener
que trabajar en serio.
ANTONIO : Cuando empezaron las clases me dijo que usted la
miraba mucho.
PROFESOR : ¡Pero no te digo! Esa chica tiene algo. Oíme...
estoy cansado de darle clases a chiquilines mediocres...
Uno se pregunta para qué mierda se dedican a la literatura.
ANTONIO : Y cuando charlaron en el tren...
PROFESOR : (LE RESTA IMPORTANCIA) Ah, sí... Nos encontramos
de casualidad.
ANTONIO : Cecilia me contó que usted iba para el centro y
ella para Pilar, a la casa de la tía. Que le dijo desde el
andén de enfrente que lo esperara... Usted cruzó las vías.
PROFESOR : ¿Cómo que crucé las vías? ¿Qué? ¿Voy a hacer un
papelón delante de todo el mundo? Crucé el andén como se
debe cruzar.
ANTONIO : (OBCECADO) Pero cruzó el andén.
PROFESOR : ¡Y sí! Tenía que hacer tiempo. Me daba lo mismo
ir al centro que ir a Pilar.
ANTONIO : Cuando me lo contó, le dije: te quiere coger. (EL
PROFESOR VA A PROTESTAR. ANTONIO SIGUE Y DICE, COMO SI LE
HABLARA A CECILIA:)
Escuchame... un tipo que se cruza la vía...
PROFESOR : ¡No crucé la vía!
ANTONIO : Que se cruza el andén... a la edad de él...
PROFESOR : (EXPLOTA) ¡Qué tiene que ver la edad! Hay viejos
de ochenta... y pibes de quince... ¡y se la pasan de un
andén a otro!
ANTONIO : (INSISTE) Lo que yo le explicaba a Cecilia... Un
tipo como él... un profesor... un escritor... que tiene
miles de cosas que hacer... Está en el andén de enfrente...
Te ve. Se cruza... y se va hasta Pilar... ¡Dejame de joder!
¿Para qué? ¿Para hablarte de literatura?
PROFESOR : Y sí. Hablamos de literatura.
ANTONIO : (SIGUE EN LO SUYO) ¡Ese tipo te quiere coger!
Después te invita a caminar por los bosques de Palermo...
PROFESOR : ¡Y dale con los bosques de Palermo! Ya te lo
expliqué.
ANTONIO : ¿Qué está buscando? ¡Te quiere coger! Y se lo
dije: acostate con él.
PROFESOR : (RECUPERA SU TONO CINICO) No sería mala idea.
Pero ya te dije: jamás me acuesto con mis alumnas. Es una
cuestión de principios.
(EL PROFESOR COMENZARA A DESPRENDERSE DEL BAR. TOMA LA TAZA
DE TE Y LA COLOCA SOBRE LA MESITA DE LUZ. INGIERE UN
REMEDIO Y SE TIRA EN LA CAMA. SACA UN CUADERNO Y SE PONE A
ESCRIBIR. AL MISMO TIEMPO DICE:)
Eso sí: hacé esfuerzos para que no se gradúe.
ANTONIO : (CON DOLOR) Yo la amo, profesor. Y no quiero
perderla.
PROFESOR : No seas convencional.
(EL PROFESOR YA ESTA ACOSTADO ESCRIBIENDO. ANTONIO BEBE. SE
HACE UNA PAUSA. HASTA QUE ANTONIO TOMA UNA DECISION. SALE
DEL BAR Y SE QUEDA PARADO UN INSTANTE FRENTE A LA CAMA DEL
PROFESOR QUE SIGUE ESCRIBIENDO. FINALMENTE, EL PROFESOR
DEJA A UN COSTADO EL CUADERNO Y DICE:)
PROFESOR : Pasá y sentate.
(ANTONIO TOMA LA SILLA DEL BAR, LA ACERCA A LA CAMA Y SE
SIENTA)
(EL PROFESOR SIGUE ESCRIBIENDO)
ANTONIO : Lo interrumpí.
PROFESOR : (DEJA EL CUADERNO A UN COSTADO) Está bien. (ECHA
GOTAS DE UN REMEDIO EN UN VASO)
ANTONIO : Lo siento.
PROFESOR : No importa.
ANTONIO : Justo estaba escribiendo.
PROFESOR : Y te lo agradezco. Me aburre escribir.
(ANTONIO HACE UN GESTO DE INCREDULIDAD)
¡En serio! ¡No sabés que alivio cuando alguien me
interrumpe! ¡Y lo que me cuesta, a veces, encontrar una
excusa para no escribir! ¡Te agradezco que hayas venido!
(EL PROFESOR BEBE EL REMEDIO. ANTONIO LO MIRA)
ANTONIO : En serio. No quise interrumpirlo.
PROFESOR : (LE GRITA) ¡Y yo te lo agradezco! ¡Me aburre
escribir! ¡Porque soy un escritor aburrido! ¡Y el primero
que se aburre soy yo! Imaginate los lectores... (BREVE
PAUSA) Me divierte la idea que la gente tiene de los
escritores. Influencia del cine norteamericano. ¿No viste
esas películas? ¡Dostoiewsky! Escribe... escribe...
sufre... se caga de frío... Pasan las carillas... pasan las
carillas... ¡En cinco minutos se escribió "Crimen y
castigo"! ¡Y claro! No se podía interrumpirlo. Si alguien
golpeaba la puerta en el momento en que Raskolnikov iba a
matar a la vieja... No había crimen... y entonces
Dostoiewsky hubiera escrito una novela titulada "La
tranquila vida del señor Raskolnikov". Y nos perdíamos uno
de los monumentos de la literatura. (MIRA A ANTONIO)
¿Entendiste? (ANTONIO HACE UN GESTO DE ACEPTACION) Cecilia
se hubiera reído a carcajadas. Esa chica me entiende.
(TRANSICION) Ah, te aclaro. No me acosté con ella. Ni
siquiera pude hablarle. Hace una semana que no viene a mis
clases.
ANTONIO : Por eso quería hablarle.
(SE PRODUCE UNA PAUSA CREADA POR EL TIEMPO QUE SE TOMA
ANTONIO PARA HABLAR. PEDIRA PERMISO PARA SERVIRSE UNA
GINEBRA DE LA BOTELLA QUE ESTA EN LA MESA DEL BAR. LUEGO
DIRA:)
Cecilia estuvo muy mal. Quería dejar las clases. (EL
PROFESOR LO MIRA) Sus clases.
PROFESOR : (AMENAZANTE) Sos vos el que no quiere que venga
a mis clases...
ANTONIO : (SE ENCRESPA) ¡Eso no es cierto!
PROFESOR : ¿No te das cuenta que para ella es muy
importante...? Como escritora...
ANTONIO : (SE IMPONE) ¡No es cierto! ¿Quiere que le diga
una cosa? ¡Estuvimos dos días hablando...! ¡Dos días sin
parar! ¡Y no le estoy exagerando! Desde el miércoles a las
dos de la tarde hasta el viernes al mediodía.
PROFESOR : A tu edad yo era capaz de estar dos días...
ANTONIO : (SE IMPONE) Ella me dijo que quería dejar sus
clases. Así empezó todo. Yo le dije que no. ¡Que nos iba a
joder! (SE ALTERA) ¿No se da cuenta que yo quiero lo mejor
para ella?
PROFESOR : No creo en la bondad. Y menos en la tuya.
(ANTONIO BEBE. SE HACE UNA PAUSA)
PROFESOR : ¿Va a volver a las clases?
(ANTONIO ASIENTE. EL PROFESOR, ABSTRAIDO, SE SIRVE GINEBRA
Y ALZA LA COPA HACIA ANTONIO) Por el amor de los jóvenes.
(BEBE) (MIRA A ANTONIO) Cuarenta y ocho horas... (SABIENDO
QUE NO ES ASÍ) ¿Qué? ¿Se recorrieron todos los bares de
Buenos Aires?
ANTONIO : Un amigo me prestó el departamento. Se va de
viaje. Pero fue muy hermoso. Es la primera vez que toco
fondo con alguien.
PROFESOR : Nunca vas a tocar fondo con nadie, salvo que
quieras conocer el infierno. ¿Leíste a Sartre?
(ANTONIO NIEGA)
Era mi escritor preferido cuando tenía tu edad. (LE
ACLARA:) Un escritor de este siglo, ¿eh?
(ANTONIO SONRIE)
No te creas... Siempre pienso que uno de estos días algún
alumno me va a preguntar si conocí personalmente a José
Hernández.
(ANTONIO RIE FRANCAMENTE)
¿Te reís? El año pasado una alumna, una enana miserable, me
preguntó si había conocido a Roberto Arlt.
(COMO SI LE HABLARA A LA ALUMNA:)
¡Nena...! Roberto Arlt murió en 1942.
ANTONIO : El año que nació mi viejo. Pero usted parece
mayor que él.
PROFESOR : (SE PONE MAL) Yo soy mayor que todos.
ANTONIO : Digo... Pudo haberlo conocido.
PROFESOR : (SE VA CARGANDO) ¡Lo conocí! Yo salía del
colegio con un globo en la mano y Roberto Arlt me lo hizo
explotar con un cigarrillo. Yo me puse a llorar y Roberto
Arlt salió corriendo mientras gritaba: "Ya tengo la idea
para el `Juguete Rabioso'".
(ANTONIO RIE FRANCAMENTE. EL PROFESOR BEBE. LA RISA DE
ANTONIO LO AFLOJA. TOMA EL CUADERNO Y HACE UNA ANOTACION.
LE ACLARA:)
Me puede servir para un cuento.
(EL PROFESOR SE QUEDA UN INSTANTE MIRANDO AL JOVEN)
Me caés bien. Y es raro, porque los jóvenes me rompen las
pelotas.
ANTONIO : (INSINUANTE) Pero las jóvenes, no.
PROFESOR : Las jóvenes también me rompen las pelotas. Sólo
que con las lindas soy más tolerante. La vez pasada vino a
verme una ex alumna... Hermoso mujer... Un poco vieja...
Veintisiete años...
(ANTONIO COMENZARA A DIVERTIRSE)
Bueno... estábamos en la cama, a punto ya de... Y no va y
me dice: "Quiero recorrer la geografía de tu piel".
(EXPLOTA) ¡Ah, no! ¡Cursilerías, no! ¡No pude! ¡La eché! Y
estaba muy buena. Pero si la dejaba me iba a decir:
"penétrame", "hazme tuya", "correteemos desnudos por las
verdes colinas de Yonshire". ¡Un disparate!
(ANTONIO RIE A CARCAJADAS. ESTO ESTIMULA AL PROFESOR)
Y tendría que haberme dado cuenta. ¡Pero soy un pelotudo!
Porque me trajo un cuento... ¡No sabés! (FALSAMENTE
LLOROSO) ¡Cómo se puede escribir "cual la salida del sol"!
¡"Cual la salida del sol"! Se lo dije: "Es como vender
choripanes en la Capilla Sixtina mientras tocan `El Mesías'
de Haëndel".
(ANTONIO LANZA OTRA CARCAJADA. EL PROFESOR BEBE SATISFECHO
POR EL EFECTO DEL CUENTO. ADMITE:)
Fue una frase feliz. Ella también se rió. Como vos.
Inclusive, ahí empezó todo. Porque, como ella se rió... yo
la abracé y... El humor es una buena estrategia. Afloja. Es
permisivo, ¿entendés?
(ANTONIO LO MIRA SIN ENTENDER)
Quiero decir... Vos a una mujer no le podés decir
brutalmente, ¡vamos a la cama!
ANTONIO : ¿Por qué no?
PROFESOR : ¿¡Cómo por qué!? Porque no es manera. ¿Cómo vas
a llegar a la cama sin una frase inteligente?
ANTONIO : Yo a Cecilia nunca le dije una frase inteligente.
PROFESOR : ¿Y qué? ¿Le dijiste vamos a la cama y ella fue a
la cama? ¡Como una puta!
ANTONIO : No. Le dije "qué hermosa sos".
PROFESOR : No es muy original. ¿Y ella qué dijo?
ANTONIO : Vos también sos hermoso.
PROFESOR : ¡Y se fueron a la cama!
ANTONIO : No... La historia empezó en un colectivo. Ahí la
conocí. Yo me senté al lado. Nos miramos... Yo le dije:
"qué hermosa sos". Ella me dijo: "vos también sos hermoso".
PROFESOR : (ENOJADO) ¡Y se acostaron en el colectivo!
ANTONIO : (DIVERTIDO) No... Fuimos a tomar un café.
Charlamos... Y terminamos en el departamento de un amigo.
PROFESOR : ¡El que se va de Buenos Aires!
ANTONIO : No... en la casa de otro amigo. Es músico.
PROFESOR : ¿Y qué? ¿Les tocaba la marcha nupcial en el
armonio?
ANTONIO : (RIENDO) No... Tiene guita. Bah... la familia
tiene guita. Vive en una casa muy grande... En el fondo
tiene un estudio para él solo.
PROFESOR : De todas maneras... Lo que quiero decirte es que
las palabras ejercen seducción. Yo me acuerdo... (BEBE OTRO
TRAGO Y REFLEXIONA) Puta... No tendría que tomar. (SIGUE
CON EL RELATO:) Una hermosa mujer... ¡Pero complicada!
Salimos varias veces... Le gustaba mucho la pintura. Ibamos
a exposiciones... coloquios sobre plástica... (CAMBIA DE
CONVERSACION) Le dije a Cecilia que tiene que acercarse a
la pintura. La imagen pura. Como la poesía. La palabra
pura. Sólo hay arte en la poesía y en la pintura. Todo lo
demás es pura estrategia. El puto ingenio. (DA POR
TERMINADA LA CONVERSACION)
ANTONIO : ¿Y qué pasó con la mujer ésa?
PROFESOR : ¿Qué mujer? ¡Ah, sí...! Ibamos a exposiciones...
prácticamente todos los días. Y también le gustaba la
música medieval. Me acuerdo que en esa época había un
conjunto muy bueno Zárate. Y los sábados íbamos a
escucharlo.
(SE QUEDA UN INSTANTE MIRANDO A ANTONIO)
No sé por qué te cuento todo esto.
ANTONIO : Porque a las mujeres hay que hablarles.
PROFESOR : ¡Ah! Una mujer que ni dejaba que le agarraran la
mano. Y una noche... eran como las tres de la mañana...
estábamos en un bar... ya no teníamos de qué hablar y salió
el tema de la ecología... (EL PROFESOR HA COMENZADO A PONER
EN MARCHA SU HISTRIONISMO. ANTONIO LO ADVIERTE)
Con una intelectual a las tres de la mañana... O estás en
la cama o hablás de ecología.
(ANTONIO SE RIE)
¡Ecologista! ¡Preocupada por la extinción de las ballenas!
¡Qué carajo me importan las ballenas!
(ESPERA, BEBIENDO OTRO TRAGO, QUE ANTONIO CALME SU RISA)
Bue... después que lloramos durante horas por los pobres
cetáceos... Me pregunta: "¿Cómo se mata a las ballenas?".
(MIMA LA RESPUESTA QUE LE DIO A LA MUJER) "Con la
indiferencia".
(ANTONIO LANZA LA CARCAJADA. EL PROFESOR RIE TAMBIEN)
¡Y ahí le agarré la mano! A la hora estábamos en la cama.
Me dijo: ¡Fue una frase brillante! (BEBE) Una vieja como de
treinta años. Y los pechos más hermosos que vi en mi vida.
Grandes, pero como si fueran de una adolescente.
(SE HACE UNA PAUSA. EL PROFESOR COMENTA, COMO AL PASAR:)
Cecilia... quiero decir... (SE ROZA EL TORSO) Es más bien
chata...
ANTONIO : ¿Cecilia?
PROFESOR : ¡Oíme...! Yo no ando mirando. Digo... las clases
son en invierno... ella usa esos pulóveres amplios...
ANTONIO : Cecilia es tetona. Anda jodiendo con que se las
quiere achicar. Está loca. Primero, que a mí me gustan
grandes...
PROFESOR : (ALCANZA A DECIR) A mí también...
ANTONIO : Además... Si las tiene duras. Pero le da
vergüenza. Entonces se las esconde.
(SE HACE UNA PAUSA. EL PROFESOR SE QUEDA PENSATIVO)
PROFESOR : Esa chica tiene talento. Escribió un poema...
(LE DICE COMO SI ANTONIO SUPIERA DE CUAL SE TRATA) El de
los adolescentes en la playa.
ANTONIO : (ALGO RESENTIDO) Ella no me muestra lo que
escribe.
(NUEVA PAUSA. ANTONIO SE TOMA SU TIEMPO PARA DECIR:)
Una vez me mostró uno y le dije "no sé, no lo entiendo". Me
dijo que a usted le había gustado mucho. Uno que hablaba
sobre el "pito del tipo".
PROFESOR : Uno de los primeros.
ANTONIO : No lo entendí.
PROFESOR : Son búsquedas. Ella está buscando su propio
lenguaje. Su identidad.
ANTONIO : Todo lo que le pregunté era si el tipo del pito
era yo. Me dijo que no lo sabía.
PROFESOR : ¡También! ¿A quién se le ocurre preguntarle a un
escritor sobre el origen de sus imágenes? La gente no
acepta la locura del creador. ¡Todo tiene que tener una
explicación! Uno de mis primeros cuentos empezaba: "Yo
tenía un tío que tocaba el trombón". ¡Si supieras la
cantidad de parientes que me llamaron para preguntarme cuál
era el tío que tocaba el trombón!
(RIE SATISFECHO POR LA HUMORADA)
ANTONIO : Cecilia me dijo que usted le preguntó lo mismo.
(EL PROFESOR LO MIRA DESCONCERTADO. ANTONIO LE ACLARA:)
Que usted le preguntó si el tipo del pito era usted.
PROFESOR : Pero cómo yo... ¡Justo yo que lo único que les
enseño es que un escritor es la palabra en libertad! Eso es
todo lo que quiero que aprendan. Se los digo en cada
clase... se los repito... ¡Liberen la palabra! ¡No se
pregunten de dónde sale! ¡La palabra en libertad! ¡Eso es
un escritor: la palabra en libertad!
ANTONIO : (INSISTENTE) Cecilia me lo contó.
PROFESOR : ¡Habrá sido una broma! Cecilia es muy joven y...
(EXPLOTA) ¡Pero te cuenta todo!
ANTONIO : Cada cosa que usted le dice.
(EL PROFESOR LO MIRA UN INSTANTE)
Nosotros siempre nos decimos la verdad.
PROFESOR : (SE ENCRESPA) ¿Qué verdad? ¡La verdad no existe!
Lo único que existe es la poesía. Proust dice que lo que
nos atrae de los demás es su parte desconocida. ¿Leíste "En
busca del tiempo perdido"?
(ANTONIO APENAS ALCANZA A DECIR QUE NO. EL PROFESOR
REVUELVE ENTRE SUS LIBROS. MIENTRAS DICE:)
PROFESOR : Tiene que estar por acá. Hace poco lo estuve
releyendo.
(DESCUBRE UN LIBRO Y SE LO TIENDE A ANTONIO)
¿Lo leíste?
(ANTONIO TOMA EL LIBRO, LO MIRA Y NIEGA CON LA CABEZA)
Se pronuncia Bodeler.
ANTONIO : (MOLESTO) Lo conozco.Cecilia me prestó uno que se
llamaba "Las flores del mal". También leí a Rimbaud. (LO
PRONUNCIA CORRECTAMENTE)
(EL PROFESOR LO MIRA UN INSTANTE)
Pero se lo dije a Cecilia. Me gustan más las novelas
policiales. Ella se enojó.
PROFESOR : Eso te pasa por decir la verdad. Nunca hay que
decir la verdad. Y menos a una mujer.
(EL PROFESOR ENCUENTRA EL LIBRO QUE BUSCABA Y LO HOJEA)
ANTONIO : Yo no le conté a Cecilia que usted y yo nos
vimos.
PROFESOR : (MIENTRAS SIGUE BUSCANDO) Me parece muy bien.
ANTONIO : Pero tengo que contárselo.
PROFESOR : ¿Para qué? (ENCONTRO EL PARRAFO QUE BUSCABA)
¡Escuchá! (LEE) "Se ha dicho que el silencio es una fuerza
terrible" (LEVANTA LOS OJOS DEL LIBRO Y LE REPITE)
¡Terrible! (VUELVE AL LIBRO) "Cuando está a disposición de
aquéllos que son amados" ¡El silencio!
ANTONIO : ¿Y si se lo cuenta usted? (ACLARA) si usted le
cuenta a Cecilia que nos vimos.
PROFESOR : No tengo por qué contárselo.
(PAUSA)
ANTONIO : ¿Va a volver a hablar con ella?
PROFESOR : ¿Por qué no? (LO MIRA) ¿Vos no querés que hable
con ella?
(ANTONIO BEBE UN TRAGO DE GINEBRA. SE TOMA SU TIEMPO PARA
DECIR:)
ANTONIO : Yo creo que Cecilia está enamorada de usted.
(EL PROFESOR SE QUEDA UN INSTANTE MIRANDOLO)
PROFESOR : ¿Por qué suponés que está enamorada de mí?
ANTONIO : (EXPLOTA) ¡Porque está enamorada de usted! Yo no
soy ningún boludo. ¡Está enamorada de usted! Me acuerdo el
día que empezó las clases. Yo la estaba esperando a la
salida y le pregunté ¿qué tal el nuevo profesor? ¿Sabe qué
me contestó? "Cuando entró pensé: tiene cara de aburrido. A
los diez minutos me dí cuenta que era un hombre del que
podía enamorarme". Así me dijo.
PROFESOR : Me suele suceder. Pasar desapercibido, hasta que
me dejan hablar. Pero no te preocupes. Al tiempo dicen: "Es
cierto. Era aburrido". Como un personaje de Chejov.
(EL PROFESOR SE QUEDA MIRANDO A ANTONIO QUE HA VUELTO A
CAER EN UN ESTADO DE CONTENIDA ANGUSTIA. SE TOMA SU TIEMPO
PARA DECIR:)
Yo voy a hablar con Cecilia.
ANTONIO : (EXPLOTA) ¡No! ¡Justamente, no! No hable con
ella... No le diga nada. Ella va a ir a sus clases, porque
son importantes. Pero, por favor... ¡Déjela tranquila! Todo
está bien ahora entre nosotros.
PROFESOR : Pero yo sólo quiero hablarle para ayudarte.
ANTONIO : ¡Por favor! (BREVE PAUSA. LE RECLAMA:) Prométame
que no le va a hablar, prométamelo... Prométamelo.
PROFESOR : Está bien. Te lo prometo. Empeño el silencio.
(EL PROFESOR SE TIRA EN LA CAMA A ESCRIBIR. ANTONIO SACA
DEL BOLSO ALGUNA PRENDA Y SE CAMBIA HASTA ADQUIRIR UN
ASPECTO DE ALGUIEN QUE PRACTICA DEPORTES. EXTRAE UNA TOALLA
Y SE "SECA" EL PELO. ENTRETANTO MIRA AL PROFESOR QUE
ESCRIBE)
ANTONIO : Supongo que no me estará poniendo como
personaje... (EL PROFESOR LO MIRA. LE ACLARA:) Lo que
escribe. No me estará escribiendo a mí.
PROFESOR : No. Esta historia pasa durante las invasiones
inglesas. No tenés lugar en esta historia. Salvo que
convierta al teniente de húsares en un pendejo, gran
fornicador. (TRANSICION) ¿Y por qué no?
ANTONIO : Debe ser lindo escribir. Usted tendría que
conocer mi familia. ¡Qué novela escribiría!
PROFESOR : ¡Yo no sé qué cree la gente de los escritores!
"Ay, señor, si conociera mi vida, qué novela escribiría"...
Tendría que conocer a mi familia. En realidad no quieren
escribir a la familia. Quieren destruirla. Y le piden a uno
que sea el verdugo.
(EL PROFESOR SE HA QUEDADO RELEYENDO LO QUE ESCRIBIO.
ARRANCA LA HOJA, LA ESTRUJA Y LA TIRA AL SUELO)
PROFESOR : ¿Qué pasa con Cecilia? Yo no la veo nada bien.
Esa chica está muy angustiada.
ANTONIO : Ayer pasamos la noche juntos. En el departamento
de mi amigo. Cogimos como nunca. Después se puso a llorar,
se abrazó a mí y se quedó dormida. Esta mañana estaba bien.
PROFESOR : Tomemos unas ginebras, ¿eh?
(ANTONIO SE SIENTA JUNTO A LA MESA DEL BAR. EL PROFESOR
TOMA LA BOTELLA DE GINEBRA, UN VASO Y OCUPA LA OTRA SILLA.
EL PROFESOR BEBE UN LARGO TRAGO. SE TOMA SU TIEMPO PARA
DECIR:)
Lo estuve pensando... Voy a invitarla a Cecilia a tomar un
café. Quiero hablar con ella.
ANTONIO : (SE PONE MUY MAL) ¿Pero para qué?
PROFESOR : ¡Porque quiero hablar con ella! ¿O acaso te
tengo que pedir permiso?
ANTONIO : La va a joder. ¿No se da cuenta que la va a
joder?
PROFESOR : ¿Pero en qué la voy a joder? ¿No me dijiste que
está bien? Anoche fornicaron hasta las cinco de la
mañana... ella lloró... Pero esta mañana estaba bien.
ANTONIO : Usted me prometió que no le iba a hablar.
PROFESOR : ¡Pero por Dios! Esa chica puede ser una gran
poeta, ¿me oíste? Una gran poeta. Y cuando hablo de gran
poeta no estoy hablando de un artesano de las palabras.
¡Está lleno de artesanos de las palabras! ¡Cientos! ¡Miles!
En la escuela primaria... Escriben una composición sobre la
vaca y ya parecen escritores. (GRITA) ¡Pero eso es mierda!
A ver si nos entendemos. ¡Pura mierda!
(BEBE UN LARGO TRAGO. EL ALCOHOL COMIENZA A HACER EFECTO)
Yo escribí: "Tengo un tío que tocaba el trombón". ¿Dónde
está la poesía? ¿En trombón? ¡Mierda! Para lo único que me
sirvió es para que me llamara un primo (SE CARGA DE ODIO:)
que ni siquiera era primo... Hijo de una prima de mi
madre... ¡Tampoco! Está casado con la hija de una prima de
mi madre... (IMITA AL PERSONAJE:) "Gracias por acordarte
del tío Cholo..." ¿Qué tío Cholo? (VUELVE AL PERSONAJE)
"¿Te acordás que éramos pibes...?" "El día que se casó la
tía Delfina". (SE INDIGNA) "¿Qué tía Delfina?" (OTRA VEZ EL
PERSONAJE) "¡Y el tío Cholo tocó el trombón!" (EXPLOTA)
¡Qué tío Cholo! ¡Qué tía Delfina! Pero el hijo de puta...
el que está casado con una prima de mi madre... ¡Me estaba
diciendo que yo tenía un tío que tocaba el trombón! ¡Me
cago en la realidad! (CON DOLOR:) Yo había inventado una
imagen poética. Pero todo se achata. Se vuelve cotidiano.
(EL PROFESOR SE PONE DE PIE. ES EVIDENTE QUE SE SIENTE MAL)
ANTONIO : ¿Le pasa algo?
PROFESOR : No tengo que tomar.
(ANTONIO VA HACIA EL. LO AYUDA A RECOSTARSE EN LA CAMA. EL
PROFESOR LE SAÑALA LA MESITA DE LUZ)
PROFESOR : Alcanzame ese frasco.
(EL PROFESOR SE COLOCA UNA PASTILLA EN LA BOCA)
Esta puta presión... En fin... La crisis de la presbicia la
atravesé bien. De última... un escritor con anteojos es
casi un lugar común... Pero la presión...
ANTONIO : ¿Quiere que llame a un médico?
PROFESOR : ¡¿Médico?! ¡¡Nooo!! No soy un enfermo. Es un
poco de presión nada más. (POR EL REMEDIO) Esta mierda me
hace bien. Ya te puedo correr una carrera.
(ANTONIO LE DEVUELVE UN GESTO SOBRADOR)
¿Qué? Cuando tenía tu edad jugaba al rugby. Y era bastante
bueno.
ANTONIO : (IRONICO) ¿Cuando usted tenía mi edad ya se había
inventado el rugby?
PROFESOR : (MOLESTO) Ese es un chiste mío. No pretendas
imitarme. A Cecilia le gusta como sos.
ANTONIO : ¿Qué quiere decir?
PROFESOR : Que vos ganás.
ANTONIO : Claro que gano.
PROFESOR : Porque yo te dejo ganar.
ANTONIO : ¿Cómo que me deja ganar?
(EL PROFESOR SALTA DE LA CAMA. SE TIRA AL SUELO Y QUEDA
ERGUIDO, APOYADO SOBRE LOS BRAZOS EXTENDIDOS)
PROFESOR : ¡Flexiones!
(ANTONIO LO MIRA SIN ENTENDER)
Vamos a hacer flexiones. A ver quién aguanta más.
(EL PROFESOR COMIENZA A HACER FLEXIONES, AL MISMO TIEMPO
QUE CUENTA CADA UNO DE LOS EJERCICIOS)
ANTONIO : ¡Por favor! ¡Le puede hacer mal!
PROFESOR : ¡Andate a la mierda!
(LOS MOVIMIENTOS DEL PROFESOR SE VAN HACIENDO MAS LENTOS
HASTA QUE SUS BRAZOS NO RESPONDEN. SE LEVANTA PESADAMENTE)
PROFESOR : A ver cuántas hacés vos.
ANTONIO : ¿Para qué?
PROFESOR : Para ver cuántas hacés. A ver tu juventud. A
verla. ¡Vamos!
ANTONIO : (SONRIENDO) Yo puedo hacer muchas más.
PROFESOR : Seguramente. Pero quiero verlo. A ver esa
juventud.
ANTONIO : No le encuentro sentido.
PROFESOR : ¿Pero por qué las cosas tienen que tener
sentido? Eso es un síntoma de vejez. La racionalidad. Sólo
hago lo que tiene sentido. ¡A tu edad! ¡Cagate en las cosas
que tienen sentido! ¡Jugá!
ANTONIO : No sé... Me parece tan absurdo, ponerme a hacer
flexiones como un pelotudo.
PROFESOR : ¿No te das cuenta que yo soy más joven que vos?
Quincuagenario, présbite e hipertenso... Y soy más joven
que vos. (AGRESIVO) ¿No será que Cecilia se habrá dado
cuenta? ¿No será por eso que llora?
(ANTONIO SE ARROJA AL SUELO Y COMENZARA A HACER FLEXIONES
CON LA SEGURIDAD DE UN DEPORTISTA PROFESIONAL. UNA VEZ QUE
SUPERO LA CIFRA DE EJERCICIOS DEL PROFESOR LO MIRA:)
ANTONIO : ¿Quiere más?
(PEGA UN SALTO Y SE PONE DE PIE IMITANDO, CON LOS BRAZOS EN
ALTO, EL SALUDO DE LOS ARTISTAS DE CIRCO. LUEGO LE DICE AL
PROFESOR :)
En los cien metros estoy a dos décimas de la marca
profesional.
PROFESOR : (SE RIE) Yo no estoy hablando del cuerpo. (SE
GOLPEA LA FRENTE) La juventud está acá. (SE BURLA:) Dos
décimas de la marca profesional. ¿Y para qué sirve eso?
Corrés... corrés... ¿Y qué? ¡Al pedo! Nunca entedí a esos
pelotudos que corren... corren... ¿A dónde van?
ANTONIO : Yo me siento libre cuando corro.
PROFESOR : (SE ENCRESPA Y SE GOLPEA NUEVAMENTE LA FRENTE)
¡La libertad está acá, pelotudo!
(ANTONIO, MOLESTO, TOMA EL BOLSO Y VA A SENTARSE EN EL
CAFE. EL PROFESOR LO MIRA UN INSTANTE. LUEGO LO LLAMA
AFECTUOSAMENTE)
Antonio... Tenemos que charlar, vos y yo.
ANTONIO : ¿Para qué? ¿Qué necesidad tiene de hablar con un
pelotudo?
PROFESOR : ¡Vamos...! ¿Vos sabés que yo me doy cuenta que
empiezo a querer a alguien cuando lo insulto? Hasta que no
le digo pelotudo es porque me resulta indiferente.
(EL PROFESOR TOMA EL CUADERNO Y SE PONE A ESCRIBIR. ARRANCA
LA HOJA, LA ESTRUJA Y LA TIRA. MIRA UN INSTANTE A ANTONIO)
¿Y Cecilia qué dice de eso de que corras?
(ANTONIO LO MIRA CON ODIO Y NO CONTESTA)
¿No me vas a contestar? ¿Preferís que se lo pregunte yo?
¿Que le hable? (PAUSA) ¿Querés que se lo pregunte?
(ANTONIO TOMA UNA DECISION. VA HACIA EL DEPARTAMENTO DEL
PROFESOR)
(SE QUEDA MIRANDOLO UN INSTANTE. EL PROFESOR DEJA DE
ESCRIBIR)
PROFESOR : Me alegra que hayas venido. no encontraba un
motivo para dejar de escribir.
ANTONIO : (ALGO AGRESIVO) Habló con Cecilia.
(EL PROFESOR LO MIRA Y DIRA CON TONO SINCERO)
PROFESOR : No.
(ANTONIO LE CREE Y SE AFLOJA)
Yo pertenezco a la generación de la barra de café. Cuando
dábamos una palabra la cumplíamos. Sobre todo en materia de
minas. Empeñábamos el silencio.
(HAY UN TIEMPO. ES EVIDENTE QUE ANTONIO QUIERE DECIRLE ALGO
AL PROFESOR. ESTE LO ADVIERTE. TOMA LA BOTELLA Y SIRVE DOS
VASOS)
¿Una ginebrita?
(BEBEN. EL PROFESOR ESPERA QUE ANTONIO SE DECIDA.
FINALMENTE, ESTE SACA UN PAPEL Y SE LO TIENDE AL PROFESOR.)
ANTONIO : Son cosas que anoté.
(EL PROFESOR SE CALA LOS ANTEOJOS Y LEE. ANTONIO ESTA
ANSIOSO)
(EL PROFESOR LE DEVUELVE EL PAPEL)
PROFESOR : (COMO DICIENDO "QUE QUERES QUE TE DIGA") Está
bien.
(OTRA PAUSA. ANTONIO SE SIRVE Y BEBE ANSIOSAMENTE)
¿Se lo mostraste a Cecilia?
(ANTONIO NIEGA CON LA CABEZA)
¿Por qué?
ANTONIO : Anoche nos encontramos a las ocho de la noche y
empezamos a caminar... Caminamos... caminamos... Hablamos
todo el tiempo. Vimos el amanecer en La Boca. Casi se lo
muestro. Pero... ¡Qué sé yo! Quería que usted lo viera
antes. Yo no soy un escritor.
PROFESOR : Yo tampoco.
(ANTONIO SE PONE MAL)
Hijo... Un escritor no es más que las ganas de escribir. Y
yo no tengo ganas de escribir. (LO MIRA) ¡Y a vos te gusta
correr! ¡Corré!
ANTONIO : ¡Qué sé yo lo que me gusta! Ahora me gusta
escribir.
PROFESOR : Y bueno... En esta ciudad la mitad de la gente
quiere escribir y la otra mitad poner un restaurante. Pero
ninguno se decide. Por eso encontrás mozos que son poetas y
poetas que terminan como dueños de un carrito de la
Costanera.
(ANTONIO NO ENTIENDE LA HUMORADA O NO LE PRODUCE GRACIA. EL
PROFESOR SE RIE Y ANOTA)
Me puede servir para un cuento.
ANTONIO : Cecilia me dice lo mismo. Si te gusta correr,
corré.
(EL PROFESOR SE QUEDA MIRANDOLO UN INSTANTE. SE TOMA SU
TIEMPO PARA DECIRLE:)
PROFESOR : A Cecilia le gusta mirarte desnudo ¿no?
(ANTONIO SE SORPRENDE. EL PROFESOR ADVIERTE QUE HA DADO EN
EL CLAVO)
Hace que te pares desnudo arriba de una mesa y te
contempla.
(ANTONIO SE PONE MAL)
PROFESOR : Como si fueras una estatua. (PAUSA) ¿No es así?
ANTONIO : (MOLESTO) Tengo que irme.
PROFESOR : (INCISIVO) ¿Es así o no es así?
ANTONIO : Ya es hora...
PROFESOR : ¡Te pregunté si es así o no es así!
ANTONIO : (EXPLOTA) ¡Y yo quiero irme!
(TOMA EL BOLSO E INTENTA LA SALIDA)
PROFESOR : (ES CASI UN RECLAMO) Antonio...
(ANTONIO VUELVE)
Quedate un rato... Nos tomamos unos buenas ginebras, ¿eh?
(ANTONIO ESTA INDECISO. EL PROFESOR SIRVE DOS VASOS. LE
TIENDE UNO A ANTONIO. LUEGO HABLA CON NATURALIDAD:)
¿Conocés Devoto? (ANTONIO LO MIRA SIN ENTENDER) Era mi
barrio... Ahí me crié. Tiene una plaza hermosa... Y
enfrente la biblioteca. Cuando tenía tu edad me pasaba las
horas leyendo bajo los árboles... Y del otro lado había un
boliche... Vaya a saber si está. (MIRA A ANTONIO) Digo... A
vos y a Cecilia que les gusta caminar... Váyanse un día.
(EL PROFESOR DEJA DE HABLAR. SU ROSTRO REVELA QUE NO SE
SIENTE BIEN)
(INGIERE UNA PASTILLA, ANTONIO LO OBSERVA)
ANTONIO : ¿No se siente bien?
(EL PROFESOR NIEGA CON LA CABEZA PERO NO PUEDE OCULTAR EL
MALESTAR)
(ANTONIO SE ANIMA A PREGUNTARLE:)
¿Puedo hacer algo por usted?
(EL PROFESOR MIRA A ANTONIO UN INSTANTE)
PROFESOR : ¿Cómo?
ANTONIO : Le pregunté si puedo hacer algo por usted.
(EL PROFESOR SE TOMA SU TIEMPO PARA DECIR:)
PROFESOR : Desnudate.
(ANTONIO QUEDA SORPRENDIDO. EL PROFESOR INSISTE)
Desnudate. (ANTE LA SORPRESA DE ANTONIO, INSISTE) Me
preguntaste qué podés hacer por mí. Bueno... Si querés
hacer algo por mí, desnudate.
(ANTONIO TRANSFORMA LA SORPRESA EN CIERTO TEMOR QUE EL
PROFESOR ADVIERTE:)
¡No soy homosexual! No me gustan los hombres... ni los
jóvenes. Me gustan las mujeres. ¡Todas las mujeres! Si son
capaces de generar una poética de la sensualidad.
ANTONIO : Como Cecilia.
PROFESOR : Cecilia es una niña. Y las niñas vienen con la
sensualidad puesta, aunque no se lo propongan. ¡Pero las
hijas de puta se lo proponen! Descubren la sensualidad
cuando cumplen tres años y saben cómo ejercerla hasta que
se mueren. Salvo Paula Albarracín de Sarmiento.
(ANTONIO LANZA UNA CARCAJADA. EL PROFESOR SE MUESTRA
SATISFECHO POR LA HUMORADA)
¿Ves? También el amor tiene que justificarse, al menos, en
una frase ingeniosa. Y, lo ideal, en una imagen poética.
Como cuando Cecilia escribe: "Vino hacia mí como una
estatua desnuda". ¡Eso! Fijate que no escribió "una estatua
de mármol". "Una estatua desnuda". Estaba hablando de un
ser humano.
(BREVE PAUSA. BEBE) (MORDAZ) ¿De quién estaba hablando?
(ANTONIO SE PONE A LA DEFENSIVA, PERO NO CONTESTA. EL
PROFESOR ESPERA:)
De vos.
ANTONIO : Yo no leí el poema.
PROFESOR : (SE ENCRESPA) ¡Pero de quién carajo estaba
hablando sino de vos! ¿No te hace parar sobre la mesa para
admirar tu cuerpo desnudo?
ANTONIO : A ella le gusta admirar mi cuerpo. ¡Eso es
cierto! ¡Pero yo no me paro sobre la mesa! ¿Qué soy...?
Un...
(NO ENCUENTRA LA PALABRA)
PROFESOR : Exhibicionista. ¿Cómo admira tu cuerpo?
ANTONIO : Lo mira... Dice que le gusta mi cuerpo.
PROFESOR : Si lo admira es porque le gusta verlo. ¿Cómo te
lo ve?
ANTONIO : ¡Me le ve! Si nos acostamos...
PROFESOR : ¡Eso ya lo sé! Pero... ¿qué? Uno al lado del
otro, en la cama, desnudos... Si yo me tiro boca arriba en
la cama, no se me nota la panza... Si me paro... Ella dice:
"Vino a mí como una estatua desnuda". Las estatuas uno las
ve. Las admira. No las toca. No las abraza. ¡¡Las
contempla!! ¡Son un hecho estético!
ANTONIO : Usted quiere decir que para Cecilia no soy más
que una estatua...
PROFESOR : No lo sé. ¿Por qué no te muestra sus poemas?
(ANTONIO SE PONE MUY MAL. EL PROFESOR SE TOMA SU TIEMPO
PARA DECIR:)
Desnudate.
(ANTONIO, MUY ALTERADO, SE DESNUDA Y DICE:)
ANTONIO : ¿Sabe qué me pide? Que me ponga así. Para poder
hacer el amor yo me tengo que poner así.
(HA QUEDADO DESNUDO CON LAS MANOS CRUZADAS DETRAS DE LA
CABEZA. SU CUERPO ES REALMENTE PERFECTO. EL PROFESOR LO
MIRA)
PROFESOR : Yo no entiendo de hombres. Pero sos realmente
muy bello. (CAMBIA DE TONO) ¿Sabés como sigue el poema? "Y
se convirtió en un puñado de sal".
ANTONIO : (HA VUELTO A VESTIRSE. MIRA AL PROFESOR) La
estatua desnuda soy yo. ¿Qué quiere decir que me convierto
en un puñado de sal?
PROFESOR : Esa pendeja te está jodiendo.
(ANTONIO BEBE UN LARGO TRAGO. SE TOMA SU TIEMPO PARA
EXPLOTAR)
ANTONIO : ¡Eso tiene que ver con usted! ¡Es usted el que le
llena la cabeza! Usted es un viejo degenerado.
PROFESOR : Tuteame, si querés.
ANTONIO : ¡Pero yo me cojo a Cecilia! ¡¡Yo!! ¿Y quiere que
le cuente lo que le hago? ¿Cómo lo hago? ¿Quiere que se lo
cuente?
(ANTONIO SALE DE LA HABITACION DEL PROFESOR Y VA A SENTARSE
EN EL BAR. EL PROFESOR ESCRIBE)
PROFESOR : (POR LO QUE ESTA ESCRIBIENDO) ¿Por qué el tutor
tiene que ser un hombre joven? Julia podría enamorarse de
un hombre mayor...
(ANTONIO SE ESTA SECANDO EL PELO CON UNA TOALLA. ACABA DE
ENTRENAR)
ANTONIO : Quiero hablar con usted.
PROFESOR : Estoy escribiendo. (SIGUE CON EL CUENTO) Julia y
el teniente de húsares hacen el amor en la playa... El
tutor los ve...
ANTONIO : (ALGO AMENAZANTE) Tenemos que hablar...
PROFESOR : (LO CHISTA) ¡Después! Julia se deja deslumbrar
por las palabras del tutor... Las palabras... Las
palabras... El tutor dice: El arte de amar no es más que
eso. La palabra justa en el momento preciso.
(ANTONIO, ALTERADO, INVADE LA HABITACION DEL PROFESOR)
ANTONIO : ¡Me va a escuchar! (LO MIRA) ¿Así que el silencio
empeñado?
PROFESOR : ¿Qué te pasa?
ANTONIO : Le habló. (PAUSA) ¡La citó en un bar y le habló!
PROFESOR : ¡No es cierto! ¡Yo no le dí ninguna cita! Yo
estaba en el bar haciendo tiempo...
ANTONIO : ¡Pero usted se la pasa haciendo tiempo!
PROFESOR : ¡Y sí! Esta es mi vida. Terminar una clase y
hacer tiempo hasta la otra. Este mes me releí "La guerra y
la paz".
ANTONIO : Ella me dijo que usted la citó.
PROFESOR : ¡Y eso no es cierto! Se sentó a mi mesa...
ANTONIO : Usted me prometió que la iba a dejar tranquila.
PROFESOR : ¡Se sentó a mi mesa!
ANTONIO : ¡Dejó de ir a una clase para estar con ella!
PROFESOR : Nos quedamos charlando...
ANTONIO : ¡Dos horas!
PROFESOR : ¡Y sí! es más útil dedicarle dos horas a esa
chica que esos otros veinte mediocres que en su puta vida
van a escribir una línea propia. ¡Mediocres! Cuando
encuentran una imagen que vale la pena, la achatan. ¡Parece
que lo hicieran a propósito! Y, de pronto, cuando aparece
el riesgo de la palabra... ¡Ya está escrito!
(SE CALMA. MIRA A ANTONIO QUE ESTA MUY ALTERADO)
No fue más que una conversación entre un profesor y una
alumna.
ANTONIO : (VIOLENTO) ¿¡Ah, sí!? ¿Y por qué la llama
Cosette? ¿Qué necesidad tiene de llamarla Cosette?
PROFESOR : ¡No es nada más que un personaje!
ANTONIO : ¡Lo sé! ¡De "Los miserables"! Cecilia me lo dijo.
Y me leí la novela.
PROFESOR : Ya lo ves.
ANTONIO : ¡Es una historia de amor!
PROFESOR : Sí... Pero como literatura es pobre.
Admitámoslo. Cuando tenía quince años la leí tres veces. Ni
Víctor Hugo fue capaz de esa hazaña.
ANTONIO : Cecilia no se parece a Cosette.
PROFESOR : ¡Qué sé yo! Es el recuerdo que yo tengo. De
última... Si ella es Cosette, vos serás el joven Mario y yo
el viejo Jean Valjean. ¿Qué te preocupa?
(ANTONIO BEBE UN TRAGO. SE TOMA SU TIEMPO PARA DECIR:)
ANTONIO : El fin de semana lo pasamos juntos...
PROFESOR : Ya me lo contaste. (MOLESTO) Hicieron el amor en
la playa. Se habrán cagado de frío, supongo.
ANTONIO : (DESCONCERTADO) ¿Qué playa? En el departamento de
mi amigo... Se fue de Buenos Aires y...
PROFESOR : ¿No era en la playa? (RECAPACITA) No, está
bien... En el departamento del hijo de puta ese que se va
de Buenos Aires...
(ANTONIO SE HA QUEDADO MIRANDOLO. EL PROFESOR BEBE)
¡Seguí!
ANTONIO : Bueno... De pronto, Cecilia se puso muy mal...
Empezó a llorar y a decirme que quería estar con usted. Que
necesitaba hablar con usted. Que era el único hombre
verdaderamente inteligente que conocía. ¡Se puso como loca!
Tuve que pegarle.
PROFESOR : (ALTERADO) ¿Cómo tuviste que pegarle?
ANTONIO : Estaba como loca.
PROFESOR : (INDIGNADO) ¿Le pegaste?
ANTONIO : Un cachetazo. Nada más que un cachetazo. Pero le
hizo bien. Porque se abrazó a mí. Me dijo que todo lo que
quería era estar conmigo. Cogimos como nunca. (DIVERTIDO)
Diez, veinte veces. No bajamos ni a comer... Lo único que
había en el departamento eran galletitas y té. Fue bárbaro.
(EL PROFESOR HA ESTADO BEBIENDO. LA HISTORIA DE ANTONIO LO
PUSO MUY MAL. HACE ESFUERZOS PARA PARECER NORMAL:)
PROFESOR : Por lo visto. Cecilia nos precisa a los dos.
ANTONIO : (A LA DEFENSIVA) ¿Qué quiere decir?
PROFESOR : Es como un bello cuento. Julia ama a su tutor,
pero se acuesta con el joven teniente de húsares. Mientras
los ingleses invaden Buenos Aires.
ANTONIO : ¿Quién es Julia?
PROFESOR : Eso no te importa. (DE PRONTO, EXULTANTE:)
Salgamos un día los tres. (ANTONIO LO MIRA) Cecilia, vos y
yo.
ANTONIO : ¿Para qué?
PROFESOR : ¿Cómo para qué?
ANTONIO : Habíamos quedado en no decirle nada de...
PROFESOR : ¡No hay nada que decirle! Es más... Vos la citás
en un bar... Y yo aparezco, como si fuera una coincidencia.
Y nos vamos los tres al cine. El sábado dan "Alejandro
Nievsky". ¿Viste "Alejandro Nievsky"?
(ANTONIO ALCANZA A DECIR QUE NO)
¡La película que inventó el cine! ¡Y que lo mató para
siempre! La escena de la batalla... Todo lo que ustedes ven
hoy... Bergman, Visconti... ¡Está todo ahí!
ANTONIO : ¿Pero para qué?
PROFESOR : ¡Oíme...! Cecilia tiene que ver esa película. La
escena de la batalla... Es la única que es poesía pura.
Como un cuadro... Yo le expliqué a Cecilia: el cine está
muerto. Como esta muerta la novela. Porque necesitan de lo
narrativo. ¡Y la anécdota pudre todo! ¡El puto ingenio! Por
eso lo único vivo es la pintura... La imagen pura. Y la
poesía. La palabra pura. Pero "Alejandro Nievsky"... La
escena de la batalla... ¡Cecilia tiene que verla! ¡Vamos
los tres! Yo los invito. Después nos vamos a cenar y a
tomar un café. Yo los invito.
ANTONIO : ¿Para qué? ¿Para demostrarle a Cecilia que usted
es un genio y yo un pobre tipo?
PROFESOR : No... No, hijo, no. Salgamos los tres, ¿eh? Me
gusta oír a los jóvenes.
ANTONIO : No es cierto. Lo que le gusta es que los jóvenes
lo escuchen a usted.
PROFESOR : Vieja manía de profesor. (PAUSA) "Mas la noche
ventosa, la límpida noche que el recuerdo rozaba solamente,
está remota, es un recuerdo".
ANTONIO : Eso es muy hermoso, profesor.
PROFESOR : Lo escribió Pavese... ¿Cuándo salimos los tres?
(EL PROFESOR INGIERE UN REMEDIO Y SE TIRA EN LA CAMA)
ANTONIO : Yo no voy a hacer el papel de boludo. Salga usted
con ella. Invítela al cine.
PROFESOR : La invité.
(ANTONIO QUEDA PARALIZADO. MIRA AL PROFESOR)
Me dijo que no. Bah... No fue así. Yo le dije: "Algún día
me gustaría ir al cine con vos". Se sonrió y me contestó:
"Cuando cumpla los dieciocho y me dejen entrar". (YA ESTA
SEMIDORMIDO Y ALCANZA A DECIR:) Esa pendeja entiende.
(EL PROFESOR SE QUEDA DORMIDO)
ANTONIO : Cecilia no me dijo nada. ¿Por qué no me dijo que
la invitó a ir al cine? ¿Por qué no me lo dijo? ¡¡Por qué
me mienten los dos!!
(ANTONIO SE SIENTA EN LA MESA DEL BAR Y SE PONE A ESCRIBIR)
(EL PROFESOR LO MIRA. HABLA POR ANTONIO)
PROFESOR : Anoche fuimos a la plaza Devoto... cogimos en un
banco, bajo los árboles... El mismo banco donde el profesor
se sentaba a leer "Los Miserables". ¡Ese viejo de mierda!
(PAUSA)
(ANTONIO DEJA DE ESCRIBIR Y ALTERADO INVADE LA HABITACION
DEL PROFESOR)
ANTONIO : ¡Usted se acostó con Cecilia!
(EL PROFESOR LO MIRA ASOMBRADO PERO NO TIENE TIEMPO PARA
CONTESTAR)
(ANTONIO COMIENZA A "ROMPERLE" LA HABITACION)
¿Por qué no me lo dijo? ¿Por qué me lo ocultaron?
PROFESOR : (ALCANZA A DECIR) ¿Qué te pasa...? ¿Te volviste
loco?
(ANTONIO SIGUE EN LO SUYO. TIRANDO TODO LO QUE ENCUENTRA EN
SU CAMINO)
ANTONIO : Gepeto... (LO DIRA TEXTUALMENTE) Gepeto...
PROFESOR : ¿Quién es Gepeto...?
ANTONIO : ¿Por qué no la dejó tranquila? ¡La amo! ¿No se da
cuenta? ¡La amo! ¡Viejo farsante!
(SE PONE A LLORAR)
PROFESOR : ¿Qué estás diciendo...? (INTENTA TOCARLO)
(ANTONIO SE DESPRENDE Y LE GRITA)
ANTONIO : Lo logró... ¡Ganó usted! Hace una semana que no
la veo.
PROFESOR : Yo no tengo nada que ver...
ANTONIO : ¡¡No me mienta más!! (LE GRITA) "Por fin anoche,
mi admirado profesor, mi amado Gepeto se metió en mi cama,
me penetró e hizo de mí un ser humano".
(EL PROFESOR LO MIRA SIN ENTENDER)
Leí el poema... Lo leí.
(EL PROFESOR SE TOMA SU TIEMPO PARA ENTENDER)
PROFESOR : ¡Yepeto...! El viejo carpintero... El que
inventó a Pinocho.
(ANTONIO SE CALMA ANTE LA EXPLOSION DEL PROFESOR. LO MIRA)
PROFESOR : No es Gepeto... Es Yepeto... el de los
anteojitos... el carcamán... ¡Viejo bondadoso hijo de puta!
(A ANTONIO) ¿Cómo decía el poema?
(ANTONIO LO MIRA SIN REACCIONAR)
El poema que escribió Cecilia... El admirado profesor...
que la penetró... Repetilo. ¡Repetilo carajo!
ANTONIO : (AHORA MAS CALMADO) "Por fin anoche, mi admirado
profesor, mi amado Gepeto..."
PROFESOR : (A PESAR SUYO LE SALE EL PROFESOR) Yepeto, Se
pronuncia Yepeto. Seguí.
ANTONIO : "Mi amado Yepeto se metió en mi cama, me penetró
e hizo de mí un ser humano".
(SE HACE UNA PAUSA PROLONGADA. EL PROFESOR BEBE. ANTONIO VA
A SENTARSE AL BAR. EL PROFESOR -AL BORDE DE LAS LAGRIMAS-
DIRA:)
PROFESOR : Para ella no soy más que un viejo titiritero.
(EL PROFESOR NECESITA ACOSTARSE. SE SIENTE FISICAMENTE MAL)
(TOMA UNA PASTILLA. ANTONIO ESCRIBE. TIRA LO QUE ESCRIBIO)
(AMBOS SE QUEDAN EN SILENCIO. HASTA QUE EL PROFESOR DICE:)
Antonio... ¿Qué pasa que no venías a verme?
ANTONIO : Profesor... Necesitaría hablar con usted.
PROFESOR : Antonio, no debería decírtelo, pero tenés que
saberlo: ella va a elegir al más vulnerable.
(PAUSA. HASTA QUE ANTONIO, ALEGREMENTE, INVADE LA
HABITACION DEL PROFESOR)
ANTONIO : Hola...
PROFESOR : (CONTENTO) Antonio.
ANTONIO : ¿Cómo anda?
PROFESOR : Jodido... (TOMA UNA PASTILLA) Esta es para la
presión. Pero me hace mal al hígado. (TOMA OTRA) Esta me
cura el hígado... Pero me levanta la presión.
(ANTONIO SE RIE. ESTO ALEGRA EL PROFESOR)
Pero estoy bien. Todo lo que tengo que hacer es dejar el
cigarrillo, la bebida, la actividad sexual, caminar
cuarenta cuadras por día, comer verdura y leer "Platero y
yo". Así puedo llegar a los sesenta.
(ANTONIO RIE FRANCAMENTE. ESTO HACE BIEN AL PROFESOR)
¿Y vos?
ANTONIO : Bien.
PROFESOR : ¿Entrenás?
ANTONIO : A veces.
PROFESOR : ¡Entrená! ¿No era que estabas a dos décimas
de... no sé qué?
ANTONIO : De la marca profesional.
PROFESOR : Dos décimas no es nada.
ANTONIO : Eso es lo que usted cree.
PROFESOR : Pensá en mí, correcaminos. Estoy a cien años de
Flaubert y a cuatrocientos de Cervantes.
(ANTONIO SACA UN RECORTE DEL BOLSILLO Y SE LO EXTIENDE AL
PROFESOR)
ANTONIO : ¿Lo vio?
PROFESOR : Sí... sí...
ANTONIO : Habla muy bien de usted.
PROFESOR : ¡Pero mirá la foto! Parezco el padre de Sábato.
ANTONIO : (COMO SI LE DIERA LA GRAN NOTICIA) Dicen que es
un habilidoso estratega del lenguaje.
PROFESOR : Lo leí... (PAUSA) ¿Sabés quién fue Paganini?
ANTONIO : Un músico.
PROFESOR : ¡Bien, correcaminos! Bueno... según se cuenta,
Paganini estaba una vez tocando un concierto y se le rompió
la cuerda del violín. Pero siguió tocando. Pero hete aquí
que se le rompió otra cuerda. ¡Y siguió tocando! ¡Y no va y
se le rompe la tercera cuerda! (COMENTA:) Puta que hay que
tener mala suerte... ¡Y se le rompe otra cuerda! En fin...
lo cierto es que terminó el concierto tocando en una sola
cuerda. (PAUSA) Ahora, digo yo... Paganini equivocó la
profesión. Tendría que haber sido equilibrista de circo.
Moraleja: Paganini fue un habilidoso estratega de la cuerda
del violín. (LO MIRA) ¿Entendiste?
ANTONIO : Más o menos.
PROFESOR : No entendiste un carajo, correcaminos. Pero no
importa.
(EL PROFESOR LO MIRA)
ANTONIO : (ALEGREMENTE) Queremos invitarlo a salir un día
los tres.
PROFESOR : (REACCIONA) ¿Cómo los tres?
ANTONIO : Y sí... Salir una noche los tres. Ir al cine... a
comer algo... a charlar...
PROFESOR : (SE VA PONIENDO MAL) ¿De quién fue la idea?
ANTONIO : Mía. Y a Cecilia le pareció bien. Le encantó.
(SE HACE UNA PAUSA PROLONGADA. EL PROFESOR ESTA TOMANDO UNA
DECISION HASTA QUE DICE:)
PROFESOR : Dame una ginebra.
ANTONIO : No puede tomar, profesor.
PROFESOR : ¡Que me des una ginebra, carajo!
(ANTONIO LE TIENDE UN VASO)
Por lo menos que me den el derecho a elegir mi presión.
Quiero llegar a 28. Batir el record. ¡En algo tengo que ser
el mejor!
(EL PROFESOR BEBE UN LARGO TRAGO QUE PARECE CALMARLO. SIN
EMBARGO NO PIERDE SU TONO IRONICO:)
Salir los tres... ¡Qué bien! ¿Cómo lo decidieron,
correcaminos? Contame.
ANTONIO : Pasamos dos días en el departamento de ese amigo
que se va...
PROFESOR : (EXPLOTA) ¡¿Pero dónde carajo se va ese hijo de
puta?!
ANTONIO : Al interior... Es viajante de comercio.
PROFESOR : Seguí.
ANTONIO : Y bueno... Hablamos... hablamos mucho de lo que
nos pasa... Del futuro... Esas cosas, ¿no? (BREVE PAUSA) Y
hablamos de usted. Hablamos mucho de usted.
PROFESOR : Y le contaste que vos y yo nos vemos.
ANTONIO : (DIVERTIDO) Sí.
PROFESOR : Le contaste todo. Desde el primer día que nos
encontramos.
ANTONIO : Sí... Desde el día que lo llamé para putearlo.
PROFESOR : ¿Y Cecilia qué dijo?
ANTONIO : Se cagó de risa.
PROFESOR : (CON AMARGURA) No tenías derecho...
ANTONIO : No lo entiendo.
PROFESOR : ¿Por qué le contaste todo?
ANTONIO : Nosotros nos decimos siempre la verdad.
PROFESOR : (ESTALLA) ¡¡Me cago en la verdad de ustedes!!
¿¡Y yo qué soy!? ¿Un sorete?
ANTONIO : (ASOMBRADO) ¿Por qué dice eso, profesor?
PROFESOR : Son dos hijos de puta... Dos pendejos hijos de
puta... Ahora sí... Ahora salgamos los tres. Ahora que ella
sabe que yo soy el viejo Yepeto. ¡Salgamos los tres! Vamos
a ver la retrospectiva del cine sueco así el profesor nos
explica el mundo místico de Bergman y su relación con...
¡La concha de su hermana!
ANTONIO : (ALCANZA A DECIR) ¿Qué le pasa, profesor?
PROFESOR : (SIGUE DESCARGANDO) Y después vamos a cenar y el
profesor nos va a contar que estuvo presente el día que
Flaubert, en un viejo café de París, le contó a Balzac que
tenía una idea para una novela sobre la vida de una
mujer... Y Balzac le preguntó: "¿Qué título le vas a
poner?". Madame Bovary. Y Balzac le dijo: "Es un título de
mierda. No la escribas".
ANTONIO : No lo entiendo, profesor...
PROFESOR : ¡Sí que entendés! ¡entendés todo! Cuando
salgamos los tres, haceme acordar que se lo cuente a
Cecilia. Ella se va a reír. Y después de la cena nos vamos
a tomar un café al viejo bar de Villa Devoto donde el
profesor iba cuando tenía la edad de ustedes... Y ahí, el
viejo titiritero se toma dos ginebras y los puede hacer
reír, con frases propias, otras copiadas y, quizás...
¡quizás! si está inspirado, con una frase original. Hasta
que, a cierta hora, suelo orinarme encima. En ese caso, por
favor, me traen hasta casa. Y después, ustedes se van a
copular cuatro días seguidos a la casa del hijo de puta ese
del viajante de comercio.
(EL PROFESOR ESTA AGOTADO. SU MEZCLA DE MALESTAR FISICO Y
DOLOR ES EVIDENTE. BEBE. ANTONIO LO MIRA UN INSTANTE Y
LUEGO DIRA CON TODA INGENUIDAD)
ANTONIO : Cecilia y yo lo queremos mucho.
EL PROFESOR LO MIRA UN INSTANTE. COMENZARA A TIRARLE CON
TODO LO QUE TIENE A MANO)
PROFESOR : Es lo peor que podías decirme... ¡Imbécil! (SE
LE VA ACERCANDO E INTENTA PEGARLE) ¡¡Imbécil!!
(EL MANOSEO LOS HA ACERCADO FISICAMENTE HASTA QUE EL
PROFESOR CONVIERTE LA AGRESION EN UN ABRAZO. POR FIN, EL
AFECTO ESTALLA)
Yo también los quiero mucho, correcaminos.
(HAY UN TIEMPO HASTA QUE EL PROFESOR SE ARREPIENTE DE SU
DESBORDE EMOCIONAL. SE SEPARA. BEBE)
(ANTONIO, ANTE LA CONFESION DEL PROFESOR, SE SIENTE
HABILITADO PARA CONFESAR:)
ANTONIO : Profesor... (SACA UN PAPEL DEL BOLSILLO Y SE LO
ENTREGA)
PROFESOR : ¿Qué es esto?
ANTONIO : Le escribí un poema a Cecilia.
PROFESOR : (IRONICO) ¿Pero, por qué, pobre chica? ¿Qué te
hizo?
(EL PROFESOR TOMA EL PAPEL, SE CALA LOS ANTEOJITOS Y LEE)
No está mal, correcaminos... No está mal. Claro que
"abandonado como un niño en el desierto...". No es muy
feliz. No, no. En principio, "abandonado como...".
Olvídalo. En 1924 Neruda escribió "abandonado como los
muelles en el alba". No es una genialidad, pero hay que
superar esa imagen.
ANTONIO : Pero yo no voy a escribir un buen poema...
PROFESOR : ¡Pero Cecilia te lo va a exigir!
(SIGUE LEYENDO)
Mierda... mierda... (LO MIRA COMPASIVAMENTE) ¿Cómo se puede
poner la palabra "azabache"? Deberían prohibírsela hasta a
los vendedores de artesanías. (LEE Y SE DETIENE) "Desde la
profundidad de tu mirada oscura..." (A ANTONIO) Si es
profunda es oscura. (TACHA, ESCRIBE Y AL MISMO TIEMPO DICE)
"Desde la profundidad de tu mirada azul..."
ANTONIO : (PROTESTA) Pero Cecilia tiene los ojos oscuros...
PROFESOR : ¡Y qué carajo importa Cecilia! ¡Estamos hablando
de poesía!
(SIGUE LEYENDO)
Alta mierda... alta mierda... (SE DETIENE Y EXPLOTA) ¡¿Qué
es esto?! ¿Lunas redondas? ¿Las tetas? ¿Las tetas dos lunas
redondas? ¡Es deplorable! André Breton escribió: "Mi mujer
con senos de crisol de rubíes. Con senos de espectro de la
rosa bajo el rocío". ¿Cómo podés llamarlas lunas redondas?
ANTONIO : (MOLESTO) Para mí son dos lunas redondas...
PROFESOR : (INDIGNADO) ¡Entonces poné las tetas de Cecilia!
¡Las grandes tetas de Cecilia! ¡Y dejémonos de joder!
(ESTRUJA EL PAPEL Y LO TIRA)
¡Esto es mierda! ¡Pura mierda!
(ANTONIO HA QUEDADO RESENTIDO. EL PROFESOR BEBE. LO MIRA UN
INSTANTE. LUEGO DICE:)
¿Para qué le escribiste un poema si podés hacerle el amor?
(AHORA ES ANTONIO EL QUE BEBE Y SE TOMA SU TIEMPO PARA
DECIR:)
ANTONIO : Usted está enamorado de Cecilia.
(EL PROFESOR LO MIRA. POR PRIMERA VEZ NO SABE QUE
CONTESTAR)
Yo le pregunté a Cecilia si estaba enamorada de usted.
PROFESOR : ¿Y qué te contestó?
ANTONIO : Que no. Entonces le pregunté: pero estuviste
enamorada de él. "Estuve enamorada del misterio", me
contestó. ¿Qué me quiso decir?
PROFESOR : Esa pendeja es una hija de puta. Sabe mucho.
ANTONIO : Yo no sé si no está enamorada de usted.
PROFESOR : Ya no. Cuando ella escribió el poema mató el
misterio. Ya no.
(SE HACE UNA PAUSA PROLONGADA. EL PROFESOR BEBE,
PROFUNDAMENTE ANGUSTIADO)
En definitiva, un escritor se apasiona con la realidad sólo
cuando le sirve para escribirla. Y, cuando la escribe, deja
de apasionarlo. Se acabó el misterio.
(EL PROFESOR SE TOMA SU TIEMPO PARA DECIR:)
Y ahora andate, que tengo que trabajar.
(ANTONIO VA HACIA EL BAR. SE SIENTA JUNTO A LA MESA DONDE
PERMANECERA EN LA ACTITUD DE QUIEN ESPERA A ALGUIEN. ESTA
TRANQUILO. EL PROFESOR COMENZARA A RECOGER LOS PAPELES QUE
FUE TIRANDO AL PISO DURANTE LA OBRA. LOS REVISA. SE SIRVE
UN VASO DE GINEBRA Y BEBE. MIRA LOS PAPELES Y ANOTA. DE
PRONTO EXCLAMA, ALEGRE:)
¡Claro...! Cuando Julia revela su amor por el teniente de
húsares, se acaba el misterio. El tutor deja de amarla. Se
libera de su amor. Se libera. Porque se acabó el misterio.
Ahí está todo. (PAUSA) Como dijo Prevert: "Sólo amo a
aquellos que me aman".
(EL PROFESOR ESCRIBE FRENETICAMENTE. LEE LO QUE ESCRIBIO)
Y el Tutor se preguntará... "¿Cómo pude, alguna vez, amar a
Julia?"
(EL PROFESOR ESTA FELIZ. MIRA A ANTONIO Y LE DICE:)
Podés copular con Julia hasta el día de tu muerte.
(VUELVE AL PAPEL. SU ROSTRO SE ENSOMBRECE)
¿Y para qué me sirve? En el mejor de los casos, será un
cuento genial.
(SE TOMA SU TIEMPO PARA DECIR ALGO QUE, A ESTA ALTURA DE SU
VIDA, ES LA MAS DOLOROSA DE LAS CONCLUSIONES:)
¡Me cago en la literatura!
FIN

Estrella negra
de Adriana Genta

OCTUBRE DE 1911. INTERIOR DE UNA CASONA COLONIAL


MONTEVIDEANA. LA NEGRA ESTRELLA SE MIRA AL ESPEJO MIENTRAS
LE DA DE MAMAR AL HIJO. HACE CARAS. ENSAYA SONRISAS Y
BESOS.

ESTRELLA : Diosa del baile, del carnaval, princesa del


Rosario, reina de San Benito y de San Baltasar. ¿Sabe,
chubito?: voy a volver a ser soberana. Cuando se le
desarrolle un poco más la vista, va a ver qué linda es su
madre. Si hasta parezco una señora, acá sentada. Me ponen
así: unos brocatos, un canapé, una alfombrita a los pies,
una seda sobre el cuerpo y una joya discreta y ya está: no
le desmerezco en ningún salón. (SIN DEJAR DE AMAMANTAR BEBE
AGUARDIENTE) Para darle un poco más de gusto a la leche,
m'hijito... ¿Vio? Ahora chupa mejor. Como su padre...
prendido a lo que viniera: teta, pipa, botellón... Hasta
que vino una goleta, se prendió a la vela y adiós. Cuando
desarrolle más el entendimiento le voy a contar cómo era su
padre. Y el desgraciado se va a revolcar esté donde esté de
tan mal que lo voy a nombrar. Ya me decía mi madre con
razón: "Estrella, ese hombre es muy blanco, no es para
usted... La va a pasar mal". (VUELVE A BEBER) Si ni madre
tuviste, ¿qué hablás? No, madre no, pero padre sí y qué
padre. De su abuelo puede estar orgulloso, chubito. Un
hombre de verdad. Tan macho que podía hacer hijos con la
baba. Así nací yo: escupió la tierra y alcanzó. Cuando
volvió por allí, al tiempo, me encontró ya hecha: chiquita
y boqueando. "Qué pena que sea hembra", dijo. ¡Mentira! Eso
lo digo yo. A él no le alcanzaban los ojos para mirarme.
(FRENTE A SU PROPIA IMAGEN EN EL ESPEJO, MIENTRAS SE LE
INTERPONE UN REPENTINO RECUERDO) Como me miró el coronel me
miraba él. Con esos ojos de llegar hasta el fondo. (SE
QUEDA ENSIMISMADA FRENTE AL ESPEJO. EL HIJO DEJA DE CHUPAR
Y ELLA QUEDA CON EL PECHO DESCUBIERTO, CONTEMPLANDO SU
DESNUDEZ. EL NIÑO ERUCTA Y ELLA VUELVE A LA REALIDAD) Eso,
m'hijito. Eructe con ganas y bien fuerte. ( SE LO ACOMODA
SOBRE EL HOMBRO Y LO PALMEA) Haga todo el barullo que
quiera que para eso estamos solos y vaya a saber por cuánto
tiempo. Métales ruido nomás que ahora no hay quien lo haga
callar. (PRUEBA EL SONIDO EN EL ESPACIO) ¡Callar! ¡Callar!
¡Callar! ¿Oye cómo rebota mi voz contra las paredes? Parece
más grande la casa así tan sola. Si me viera el ama:
sentada en su canapé y mirándome en su espejo. Espejo
maula. Empachado de tanto feo has de estar. Ahora sí que te
ves bonito: conmigo y con el chubo pintados sobre tu cara
fría. (CONTEMPLA SU IMAGEN DETENIDAMENTE. ENSAYA POSES.DEJA
AL NIÑO Y MIRA TODO SU CUERPO REFLEJADO) Así, así como
estoy ahora andaba cuando me encontraron los sitiadores.
Puede ser que más descolorida la cara por el susto. ¡Ah! Y
la mantilla llevaba. Así... (SE PONE LA MANTILLA
CUBRIENDOSE LA CABEZA Y LOS HOMBROS) Así me llevaron hasta
el campamento. "Ahora me pasan a degüello y me dejan guacho
al chubito", pensaba yo. "La encontramos merodeando" dijo
el soldado a un hombre de a caballo. Y en el medio del
terror me vino un coraje... Me abrí la mantilla y dije: "¿A
ver? ¡Mátenme de una vez!" ¡No! No dije así. Dije: "Maten a
una madre... ¿a ver? ¡Maten!" Entonces levanté la cabeza y
lo vi a él. Tenía fija la vista en mi pecho. Y cuando el
soldado preguntó: "¿Qué hacemos, don José?" ahí me enteré
de que el jinete era Artigas. Y Artigas, después de un
rato, me sacó la vista del pecho y me la plantó sobre los
ojos y yo me quedé mirándolo porque nunca nadie me había
mirado así. "Vuelva adentro de las murallas. Y no salga más
por estos campos. Son parajes peligrosos". "¿No va a
apresarme?" "No tomamos prisioneras a las mujeres".
¡Atienda la delicadeza, chusito! "dama" dijo. Tenía la voz
fuerte, de tambor bien templado. Yo le comprendí en seguida
su belleza y su sentimiento. Me mandaba de vuelta a la
ciudad para protegerme, pero yo veía en sus ojos la
invitación... "¡Coronel! Tómeme a su cuidado. Me paso a su
bando. Me hago insurgente. Puedo cocinarle y lavarle y
coserle la ropa. Ni tiene que molestarse por la paga: me va
a alcanzar con su protección y su mirada". Todo eso iba a
decirle a Artigas, pero se me empezó a desbordar la leche y
me chorreaba por el cuerpo y por las manos. Y me acordé de
usted, chubo, que estaba aquí adentro de la ciudad. ¡En
mala hora te parí! Cuando encuentro un hombre de verdad y
estoy a punto de cambiar de vida usted me viene a arruinar
la fiesta. ¿Y qué ganó? Ahora nos vamos a morir los dos acá
adentro... de soledad nos vamos a morir, de tristeza y
después de hambre... que si no llegan más barcos no va a
haber ni tasajo para comer. Y si yo no como usted no mama.
¡Se lo aviso! ¿Qué voy a hacer con usted, cuando se acabe
lo que dejaron los amos? ¡Ojalá me lo mate un cañonazo! Así
se me termina la mala suerte que usted me trae. Y que yo me
quede sola de verdad. Menos trabajo. ¿Para qué lo quiero?
¿Para que me ande vaciando todo el día el cuerpo? ¿Para que
me estropee el momento en que iba a cambiar de vida? Pasar
a ser criada... ¡del coronel! Con las pocas ocasiones que
tiene su madre y por su culpa se le pierde esta. ¿Se da
cuenta? Iba a quedarme al cuidado de un hombre bonito y
valiente. Y ahí sí... que viniera alguien a ponerme una
mano encima: iba a saltar Artigas para defenderme. Y yo,
agradecida, sonriendo, ofreciéndole lo que a él más le
gusta: mis pechos. (SE TOCA LOS SENOS Y DESCUBRE QUE DE UNO
LE ESTA SALIENDO LECHE) ¡Otra vez la leche! ¡Otra vez! Es
que me vació de un solo lado. Venga a emparejar,
desgraciado; termine lo que empezó. (LO PONE A MAMAR) Si se
viera ahora... pura trompa. Mire, le voy a decir la verdad:
usted no me trajo mala suerte. Ya un poco tenía de antes.
Aunque antes, eso sí, era más esperanzada. Pero desde que
nació usted o desde que empezó esta guerra -que es lo
mismo-, ando muy desorientada. No, no, no pare de chupar,
no se me ofenda, siga; que cuando usted chupa yo pienso
mejor. Antes no me preocupaba por lo que iba a venir
después. Porque ya se sabía. Sólo tenía que esperar:
mientras fregaba de mañana, esperaba el almuerzo; durante
la tarde, la noche para descanzar. Durante la semana
esperaba el baile del domingo; y durante el año, los días
de San Benito, de San Baltasar, de la Virgen del Rosario...
Y esperaba sin desconfianza porque sabía que todo iba a
llegar: la comida, el descanso y la fiesta. Y en cambio
ahora... fíjese: las fiestas las prohibieron, la comida ya
es poca y va a volver a faltar y el descanso, ¿para qué
quiero descansar si ya ni trabajo? Chubito, esa es mi
preocupación y mi tristeza: ¿qué va a pasar? ¿Qué vamos a
hacer nosotros ahora? ¿Quedarnos acá solitos así como nos
dejaron? ¿Qué nos queda para esperar? ¿Que se acabe la
guerra y regresen los amos y todo vuelva a ser como antes?
Esa esperanza ya no me alcanza. Porque lo tengo a usted
será... O porque lo conocí al coronel y desde entonces no
paro de soñarlo de día y de noche. Ya ni coronel: ahora lo
sueño general. El va adelante y atrás lleva una larga
precesión de gentes, caballos y carretas. Yo voy de reina
con mi vestido de fiesta de guardar, mi mantilla y mi
prendedor. El se da vuelta y me mira. Me mira y me mira
como sólo él sabe mirar... ¡Chubo! ¿Y si nos vamos con él?
Usted y yo, juntos. ¿Por qué no? Si pude una vez cruzar la
muralla, puedo dos. Dejamos todo. Adiós la casa, adiós los
amos, adiós Montevideo. Nos escapamos y nos vamos para
siempre con Artigas. Busco el campamento. Si lo encontré
una vez, lo encuentro dos. ¿Le gustaría, chubo? Yo con
Artigas y usted, crecidito, corriendo por allí con la
chiquilinada. Mucha gente, mucho chuberío había en el
campamento... no vamos a sentirnos solos. ¿Lo hacemos,
chubito? ¿Nos vamos? ¿Le da miedo? ¡A mí sí! ¡Un miedo y
unas ganas...! Se lo juro por San Benito y San Baltasar y
por la Virgen del Rosario que nos vamos (SE OYE UN RUIDO
DESDE EL PATIO. ESTRELLA SE ESTREMECE) ¿Quién anda ahí?
¡Conteste! Mire que llamo a los hombres de la casa...
¡Benito! ¡Baltasar! Mire que estoy armada y le meto un
trabucazo. (ESTRELLA ENTREABBRE LA PUERTA Y SE CUELA
RAPIDAMENTE UN GATO NEGRO) ¡Gato maldito! Andar asustando
así a la gente de paz. ¡Fuera de acá! ¡Fuera! ¡Fuera, mal
bicho! (LO PATEA CON FUERZA Y CIERRA LA PUERTA) Chubito,
ese gato apareció justo cuando estaba nombrando a la Virgen
del Rosario... ¿No me lo habrá mandado ella? ¿No será una
señal de los tiempos y yo la eché a patadas? ¿Y si era el
maligno y ahora se retiró ofendido? ¡Virgen del Rosario!
¡Señora mía! Usted que es mujer y madre sola como yo,
¡atiéndame! Escuche mis ruegos. Muéstreme el camino del
bien que estoy muy confundida. Mire que la confusión
propicia al maligno. Deme una señal, madre, para que sepa
que usted está conmigo. Dígame que es buena acción irme con
el chubo al campamento de Artigas. Una señal, señora. No me
deje esperar aquí sola. (EMPIEZA A DETECTAR UN OLOR EN EL
AIRE) ¿Es usted, Virgen Santa? ¿Huelo bien? ¡sí! ¡La
siento! Es usted la que se me mete por la nariz dentro de
mi cuerpo. Es el olor de su santidad que se me desparrama
por el corazón y la cabeza. ¡Chubo!, la Virgen está con
nosotros. ¡Nos vamos! Nos vamos con el coronel. Nos van a
recibir con los brazos abiertos. Artigas nos va hacer
entrar en el cuartel. Y yo voy a ocuparme para siempre de
sus cosas. Voy a tenderle la cama... con las sábanas
bordadas que me lleve de la niña Consuelo y unas bolsitas
de lavanda para perfumarle la ropa. Y voy a quedarme al
lado, esperando que él mande sobre mí lo que quiera mandar
y lo que yo quiero que él mande. Estrella negra sobre las
sábanas blancas y sobre ella el coronel que pronto va a
llegar a general. El peso del general. La boca del general.
El cuerpo de Artigas... Virgen santa... ¡el general!

(ESTRELLA ARRODILLADA EN EL CONFESIONARIO)

ESTRELLA : Sit nomen domini benedictum. Tengo varios


pecados para confesar: los que cometí y los que estoy por
cometer. Pero antes de contarle nada, necesito hacerle una
pregunta yo a usted, padre: lo que se dice en la confesión
queda sólo entre el pecador y el cura ¿no? (...) Sí, yo
creer, creo. Pero como ustedes los curas son un poco santos
y un poco corrientes, nunca sé a cuál parte le estoy
preguntando ni cuál me contesta. Déjeme que le pregunte a
su hombre corriente que es al que menos fe le tengo -con
perdón del agravio-: si yo le abro ahora mis secretos pero
después un soldado del virrey se los quiere arrancar junto
con la lengua... ¿usted se dejaría mutilar antes de soltar
mi confesión? (...) Sí, sí, padre... ¡perdóneme! Me
arrepiento de todo corazón y empiezo a confesarme. (SE
PERSIGNA) Me voy a escapar de Montevideo. Con el coronel
Artigas me voy. Acuérdese lo del secreto de la confesión.
Aunque yo creo que esto no es pecado porque consulté a la
Virgen del Rosario y ella me dio su bendición llenando toda
la sala con su santo perfume. Mire, padre Esteban, a mí no
se me hubiera ocurrido irme, pero Artigas me convidó.
Bueno, no me lo dijo con palabras pero me lo dio a entender
con la mirada. No voy a contarle todo porque le juro que
pecado carnal no hubo. Pero le digo que él me podría haber
matado o tomado prisionera y me perdonó la vida. Desde
entonces no hago más que soñarlo... -siempre con el
consentimiento de Nuestra Señora del Rosario que vela mis
noches-. Por eso estoy decidida: me voy con él y me llevo
al chubo porque no soy madre de abandonar la cría. (...)
Sí, yo sé que hay que guardar lealtad al amo, padre. Por
eso pedí para irme con ellos al Río de Janeiro: porque es
más fácil ser leal estando cerca. Además, yo también tenía
miedo a los cañonazos y al hambre. Pero ellos no quisieron
llevarme. Si ahora me voy yo, la casa puede cuidarse sola.
Pero si me quedo, a mí y al chubo ¿quién nos cuida? Yo no
veo pecado en irme. La Virgen tampoco. Y usted ha de ser
del mismo parecer que ella... y si no es así, déle perdón a
mi falta y paso a hablarle de lo que en realidad quiero
decirle desde que me arrodillé. Con su permiso, padre, voy
a hacerle una petición: cuando usted cruce las murallas
para llevarle los sagrados sacramentos a los vecinos del
otro lado... ¿no podría ir con usted vestida de monaguillo
-con perdón de las santas ropas-?
(SALA DE LA CASA. ESTRELLA PREPARA UN HATILLO)

ESTRELLA : Pero no hallé modo de convencerlo al padre


Esteban, chubo. "Que no y que no" me decía. Ni verme llorar
desesperada lo ablandó. Es que los varones tienen el alma
dura. Por eso más pienso en Artigas, más me empuja la
fuerza de irme hasta él. A pesar de ser hombre, se le sale
el corazón por los ojos. Y me llama "señora", chubo. Se
nota que es de lengua delicada y buenas maneras. Y eso que
anda con las cosas de la guerra... Fíjese qué rareza, que
el padre Esteban, en cambio, que trata el bien de las almas
le puso a la mía tanta pena. Ni siquiera me dio la
absolución porque dijo que los pecados que todavía no se
cometieron no se pueden confesar ni tienen perdón. Así que
estas pertenencias de los amos me las estoy llevando sin
ninguna tranquilidad de espíritu. ¡Ay, chubo! No tengo paz.
Me corre un relámpago desde el vientre por todo el cuerpo.
Por eso no me pida para chupar ahora... terminaría mamando
truenos. Esto es obra del padre Esteban que quiso llenarme
de miedos. Pero es la palabra de él contra la de Nuestra
Señora del Rosario. Y ella es muy Virgen y él sólo cura.
Ella es pariente de Dios y él sólo un servidor. Ella es más
sabia y más de entenderme. El dice que en esta casa tengo
un techo y un catre y que vaya a saber qué lugar me van a
dar los insurgentes, si es que no me muero antes de llegar
al campamento. Eso dice él, pero Nuestra Señora me mandó
señales divinas para enterarme de que era bueno que yo me
fuera. ¿Escucha esa voz afuera, chubo? Me parece que es el
aguatero... ¡Sí! Es una gracia de la Virgen que me manda
otra señal y empieza a iluminarme de nuevo la cabeza. Con
permiso de la Santa Madre y su perdón. (AGARRA UNA JOYA Y
SE PERSIGNA) Si hay cura en el campamento, prometo que en
cuanto llego me confieso. (VA HACIA LA PUERTA QUE ENTREABRE
APENAS) ¡Pst! ¡Aguatero! Venga, acérquese un momento.
Quiero preguntarle algo. ¿Usted carga en las fuentes de la
Aguada? (...) Entonces tengo un trato muy beneficioso para
ofrecerle... (AGITA LA JOYA) ...si usted se porta discreto.

(A LA IMAGEN DE LA VIRGEN DEL ROSARIO)

ESTRELLA : No tuve otro remedio, Virgen Santa, que


ofrecerle la joya de la niña Consuelo para convencerlo. No
llevo yo culpa de que el corazón de los hombres no se
ablande con ruegos sino con dinero. Además, sacarme
escondida en un tonel lo pone a él también en gran peligro.
Y al miedo se lo ahuyenta sólo con premios: a mí me anima
Artigas y a él lo anima el dinero. Como ve, trato de no
molestarla y arreglármelas sola. Eso sí, voy a tener que
pedirle amparo durante el viaje. Porque va a ser largo y
dificultoso. Si mi chubo fuera como el suyo, capaz de andar
sobre las aguas, cruzábamos la bahía, remontábamos el
Miguelete y en un suspiro llegábamos al campamento. Pero a
este crío no se le pueden pedir milagros. Me salió muy
corriente... ¡peor!: me salió chambón e inclinado a la mala
suerte. (HACIA AFUERA) ¿Quién llama? (...) ¡Un momento!
Madre santísima... ¿qué hago? Afuera espera el aguatero
pero todavía ando a tiempo de meterme debajo del catre, de
agarrarme a las paredes y de no ir a ningún lado. Quedarme
aquí adentro, comer lo que quede en el sótano, abrazar
fuerte al chubo y esperar el día que termine la guerra y
vuelvan los amos. O el día que los cañonazos hagan de
Montevideo una enorme fogata roja y yo en medio de los
ardores piense en Artigas y llorándolo maldiga la hora en
que le dije al aguatero: "vuélvase, caballero, que no voy a
ninguna parte". (REFLEXIONA UN INSTANTE Y GRITA HACIA
AFUERA) ¡Espere, caballero!, ¡que ya estoy saliendo! Chubo
y Santa Madre, perdónenme, pero tengo que esconderlos
porque el buen hombre no sabe que lleva otros pasajeros.
(ACOMODA A LA VIRGEN EN EL HATILLO Y AL BEBE CONTRA SU
CUERPO, BAJO LA ROPA) Viaje chupando, m'hijo. Mame lo que
quiera, pero le pido por favor que se porte bien. No me
llore en el camino que si llora nos descubren y si nos
descubren... ¡ay! chubo, no puedo ni pensarlo. ¡Aguánteme!
Que si usted no me falla ahora, yo le prometo que nos van a
llegar los buenos tiempos. (HACIA AFUERA) Vaya entrando el
carro, señor... (PARA SI) ...mientras yo termino de cerrar
postigos y de cubrir los muebles con lienzos, porque soy de
cumplir con mis deberes hasta el último momento. ¡Adelante,
aguatero!

(UN MONTE EN LAS AFUERAS DE MONTEVIDEO. OSCURECE)

ESTRELLA : ¡Espere! ¡Aguatero! ¡No me deje aquí sola! ¡No


quise engañarlo! ¡No se vaya! Fíjese: el crío ya no llora.
¡El trato era hasta la Aguada! ¡Vuelva! ¡Aguatero!
¡Vuelva...! ¡Ay, chubo! ¿Qué me hizo? Otra vez me viene a
estropear todo. Por buena me pasa esto. Por tratar de
tenerlo siempre conmigo. Tendría que haberlo ahorcado el
día que nació... como hacen otras. Mire qué noche negra nos
espera. ¡San Benito! ¡San Baltasar! ¿Por qué me abandonan?
¡Qué soledades! Virgen Santa, se lo ruego, póngame algo en
el horizonte: un rancho, un jinete, una fogata, algo...
Manténgame alejados a los hombres del virrey y a los
perros. No deje que ninguno de ellos nos encuentre. Se está
levantando viento... Señora del Rosario, aguánteme la
tormenta. Venga, chubo, péguese contra mi pecho, que lo
abrigo con mi cuerpo porque el aire frío de la noche es muy
dañino. Si fuera un poco más animal, me orientaría con la
trompa. El olor del coronel, tener, lo tengo. Acá en el
ceño lo llevo; huele a lienzo, a potro, a varón... Pero
todavía no aprendí a rastrearlo... Lo mejor va a ser que
nos quedemos aquí, acurrucados contra un árbol esperando la
luz. Y cuando amanezca nos echamos a caminar. Yo voy a
hacer fuerza para guardar bien abiertos los ojos y las
orejas contra el peligro. Y usted, por favor, no me llore.
los ruidos atraen a los animales feroces. Venga,
entreténgase chupando mientras yo pienso en el coronel
porque pensarlo me da coraje contra el peligro y ardores
contra el frío. Y recordar también a la Virgen y a los
santos que... ¡Chupe, le digo! ¿Qué pasa? ¿Se le antojó la
otra teta? (LO CAMBIA DE PECHO) Le decía... que si la
Virgen y los santos estuvieran en disposición de
abandonarnos ya nos habrían dejado solitos en Montevideo o
nos habrían hecho apresar cuando cruzábamos el portón de
San Pedro. Hallo que toda esta oscuridad y este viento no
es más que una prueba para poder aumentarnos después el
premio. Ha de ser que la mucha protección que nos va a dar
Artigas la estamos ganando ahora con estas soledades y
estos miedos. ¿Qué pasa, chubo? ¿Por qué no chupa? (SE
REVISA LOS SENOS) No hay... nada... ¡Están vacíos! ¿qué es
esto? ¿Fue usted que se tomó toda la leche...? ¿Habrán sido
los sustos del camino que me la cortaron para siempre...?
¡Seca estoy! ¡Seca! Chubo... ¿Qué le voy a dar de comer
ahora? Llevo sólo un pedazo de tasajo pero usted ni dientes
tiene. Se me va a morir de hambre en medio de este frío
oscuro. ¡Virgen del Rosario! ¡Usted que es madre, ayúdeme!
¡Devuélvame la leche que el miedo me arrancó! (VUELVE A
APRETARSE, PERO NO SALE NADA) Nada... vacía... Aguánteme un
poco, chubo. En cualquier momento le Virgen me llena de
nuevo los pechos. Aguánteme esta noche que mañana seguro
llegamos al campamento. Va a haber vacas. Y vecinas bien
dispuestas para ofrecerle teta. Aguánteme, chubo, que falta
poco y la felicidad está muy cerca. Puede ser que lleguemos
maltrechos. Usted muerto de hambre y yo con el cuerpo
helado y lleno de abrojos como ahora lo tengo. Pero ellos
van a confortarnos. Aguante un poco más que pronto va a
comer y yo voy a descansar. ¿Quiere que le cante? ¿Sabe que
la música ahuyenta las penas y entretiene al estómago?
Secretos de la raza, chubo. Secretos que voy a ir
contándole de a poco... si usted me aguanta ahora. (CANTA)
¿Qué es ese resplandor chiquitito allá a lo lejos? ¡Virgen
Santa! ¿Es el campamento? ¡Mándeme una señal para saberlo!
¡Mándeme su santo perfume! (SE QUEDA EXPECTANTE) ¡Chubito!
¿Oye? Se calló la lechuza y cantan los grillos. ¡Es la
señal de la Virgen! ¡Allá! ¡el campamento! Leche para
usted... de la que guste. Y para mí... ¡el coronel! ¡Voy a
volver a verlo! El hombre que va a aliviarme el cuerpo
afligido. El que me cuide, el que me cubra, el que ahuyente
los peligros y el miedo. El hombre que por la noche estire
la mano y me acaricie las motas y el cansancio...

(LA LADERA DEL CERRITO. DESIERTO. DESPOJOS)

ESTRELLA : No puede ser, chubo... No hay nada. Pastos


aplastados y cenizas... huesos desparramados... basura... Y
esos pájaros enormes comiéndose los restos. Le juro que era
acá. ¡No lo engañé! En este cerro estaba el campamento. Me
acuerdo muy bien. Allá arriba estaba el cuartel y aquí, por
todos lados, había gente, caballos, carretas, fogatas...
Leche para usted y descanso para mí... había. ¡Virgen del
Rosario! Tengo que darle de comer al chubo y usted me pone
este basural desierto... ¿Dónde está el coronel ahora?
¿Dónde están todos? ¿Qué pasó? ¿Cargaron las cosas y los
hijos y se fueron? ¡Señales, Madre! Mándeme señales para mi
entendimiento y mi consuelo. Si estoy aquí es por su santa
culpa. Por su divina voluntad me enamoré y se me antojó una
vida nueva. Y por su mal consejo llegué hasta acá. Vuelva a
llenarme los pechos. ¿No ve que el crío se me muere? ¿No ve
que más allá de este cerro no sé para dónde ir y que ya no
puedo volver a Montevideo? Esta es la soledad de veras,
chubo. Usted y yo en el medio del viento, solos... con los
perros y los caranchos que picotean los huesos. ¿Qué hice
yo para que pusieran a mi vida tanta soledad y tanto
sufrimiento? Si ahora nos encuentran los soldados del
virrey van a arrastrarme de los pelos hasta Montevideo...
Van a azotarme en la plaza... van a condenarme al
enchalecamiento: este cuerpo mío retorciéndose adentro el
cuero. ¡O losportugueses! Pueden encontrarnos los
portugueses que andan por los campos robando las casas y
armando incendios. Van a arrancarme la carne con los
dientes mientras a usted, muerto de hambre, se lo tiran a
los perros. Es el fin, chubo: el suyo y el mío. Usted y yo
solos, solitos, porque la Virgen no tiene alma. (GOLPEA LA
IMAGEN HASTA ROMPERLA) ¡Mire! ¡Sólo yeso! (CONTEMPLA
HORRORIZADA LOS PEDAZOS) ¡El castigo! El castigo va a venir
sobre nosotros ahora. No mire para arriba que puede caernos
hecho rayo o piedra. Ya no nos queda lugar ni en la tierra
ni en el cielo. Ya no tengo fe... sólo odio. Reniego de la
Virgen y de su santa paciencia. Usted, Señora, no lleva
apuro porque tiene la vida eterna, pero a mí se me pasan
los soles y las lunas entre dolores y sufrimientos. Usted
se alimenta de oraciones, pero el chubo necesita comida y
usted deja que se me sequen los pechos. Si esto tengo por
mi devoción, por mis rezos, por mis bailes en las
procesiones, si este es el premio a mi fe, castígueme la
blasfemia que no ha de ser peor... ¡Nada! ¿Vio, chubito? Ni
se molesta en contestarnos... ni una señal. Estamos
solos... Venga, vamos a quedarnos aquí, apretaditos y
quietos. Chubo, antes de que nos encuentren, vamos a
morirnos juntos, sobre estas piedras: usted de hambre y yo
de pena. fíjese: nombro a la muerte y no me asusto... Mire
si estaré triste, que ni ánimo tengo para el miedo.Se me
puso el sentimiento lavado como si una lluvia larga me
hubiera arrastrado todas las tripas. Ni viéndolo a usted,
chubito, siento algo... Lo miro y lo miro y no me da
nada... un poco de compasión, nomás... por lo desgraciado.
En una de esas no me lo dejo a morir conmigo. Lo entrego...
para que lo saquen de esta hambruna y lo críen bueno. En
algún rancho han de quedar vecinos. Volvemos para atrás
hasta encontrarlos. ¿Quién no va a querer un negro tan
bonito? Van a confiar en que les salga trabajador. Lo dejo
a usted en la puerta y me voy. A mí, nadie ha de quererme
por acá: esclava escapada, van a hallarme peligrosa. Van a
entregarme a los hombres del virrey. Prefiero morirme sola.
Voy a quedarme por estos montes... a esperar que pase lo
que tenga que pasar. Ojalá que me encuentre un viento frío
y me arrastre hasta el mar y me convierta en espuma de
ola... para ir y volver contra el Cubo del Sur en
carnaval... Mire, chubito, si a usted me lo crían lindo y
llega a rey de la fiesta de San Baltasar -como su abuelo-,
ubique el trono frente a la rompiente, para que yo lo vea
reinar... Algún día voy a volver a buscarlo... vaya a saber
con qué forma. Quién le diga... en una de esas no muero y
vuelvo con este cuerpo. Huélame bien ahora porque el olfato
es el único sentido que usted tiene despierto. De mi cara
no va a acordarse, ni de mi voz... Huélame... para
conocerme si algún día volvemos a vernos. (ARRIMA AL NIÑO
CONTRA SU CUELLO) ¡Ay, chubito! ¡Qué bueno su trompa tibia
por mi pescuezo! ¿Qué busca con esa lengua? Tragoncito...
de ahí tampoco va a sacar nada. ¡Buscón! ¡Zonzo...! ¿no
sabe que ni en los buenos tiempos sale leche de la oreja?
¡Ay, chubo! ¿Por qué tiene que ser todo tan desgraciado?
Fue mala suerte que nos tocaran estos padecimientos y esta
guerra. En otra época hubiéramos salido buenos: yo una
madre cuidadosa y usted un hijo compañero. Malos tiempos
para querernos, chubito... Malos tiempos. Y pensar que yo
vi la felicidad... sabía cómo iba a ser: por aquí iba a
estar... Y allí, en el cuartel, con Artigas. Usted...
crecidito ya... corriendo con la chiquilinada entre estos
pastos... Yo tuve la felicidad adentro de la cabeza y la
conocí en el corazón. Alguien me la sacó. ¡No perdono a la
Virgen, ni a San Benito, ni a San Baltasar...! Mucho hablar
de los pobres, pero cuando hay que ayudarlos se van. No
perdono a Artigas que me miró hasta perderme el pensamiento
y alborotarme el corazón y después no me esperó. No perdono
a nadie ni a nada... Mire cómo me pongo, chubo. Ya otra vez
la tristeza se me vuelve furia. ¡Vamos! ¡Arriba! Tenemos
que encontrar un lugar para usted antes de que la ira me
haga mudar de parecer. ¡qué viento frío se está
levantando...! Déjeme abrigarlo para que no pierda el
calorcito que todavía le queda... (LO ARROPA) ¿Qué busca
con esos ojazos tan abiertos? ¿Qué me mira así? ¿Eh? ¿Se
preocupa por mí? No, chubito, no lleve cuidado... Su madre
va a andar bien. No estoy hecha para la soledad y la
tristeza... voy a saber encontrar compañía y consuelo.
Puede ser que todavía lo busque a Artigas. Llendo sin usted
voy a estar más ligera. Voy a animarme por los campos... a
lo mejor, los alcanzo. Y cuando las cosas se enderecen y yo
consiga un lugar voy a volver a buscarlo. Pero ahora lo
tengo que llevar... Aguánteme un poquito más: pronto va a
tener comida y abrigo... ¿Qué? ¿Va a viajar así, mirándome
todo el tiempo? Está bien... míreme todo lo que quiera,
chubito... Mientras usted me mira, yo camino y le canto...

FIN

Aeroplanos
Por Carlos Gorostiza

GOROSTIZA, Carlos (Buenos Aires, 1920) Su vínculo inicial


con el teatro es como actor y titiretero. Su presentación
como dramaturgo lo hace con "El Puente" (1949); a la que
siguen entre otras: "El Caso del Hombre de la Valija Negra"
(1951); "El Juicio" (1951); "El Pan de la Locura" (1958);
"Los Projimos" (1966); "El Lugar" (1970); "Los Hermanos
Queridos" (1978); "El Acompañamiento" (1981); "Matar el
Tiempo" (1982); "Papi" (1983); "El Frac Rojo" (1988);
"Aeroplanos" (1990). Ganó varios premios nacionales e
internacionales y ha sido estrenado y publicado en
Argentina y el Exterior.

REPARTO:
Paco
Cristo

PRIMERA PARTE: "LA MAÑANA"

(ES UNA CASA MODESTA DE SUBURBIO, DE ESAS CON PEQUEÑO


JARDIN AL FRENTE: ESTE PUEDE VERSE O ADIVINARSE DESDE EL
LUGAR EN QUE TRANSCURRE LA ACCION Y QUE ALGUNA VEZ FUERA UN
COMUN CUARTO DE ESTAR. HAY UNA COMUNICACION AL EXTERIOR Y
OTRA AL INTERIOR. AUNQUE AUN SOBREVIVEN ALGUNOS VIEJOS
MUEBLES -SOFA, MESA, SILLAS, ALGUN SILLON, ETC.-, EL TIEMPO
HA IDO ACUMULANDO ALLI LIBREMENTE TODO TIPO DE COSAS,
ALGUNAS YA PERTENECIENTES AL PASADO Y OTRAS AL MAS ACTUAL
PRESENTE. POR EJEMPLO, CERCA DE UNA ANTIGUA MAQUINA DE
COSER HAY MODERNOS INSTRUMENTOS MUSICALES DE ROCK, ENTRE
LOS QUE SE DESTACAN UNA BATERIA Y UN BAJO ELECTRICO. JUNTO
A ELLOS HAY VARIOS APARATOS ELECTRONICOS Y NO LEJOS UN
VIEJO TOCADISCOS. JUNTO A EL UN TELEFONO. POR TODO EL LUGAR
CONVIVE -CONFORMANDO EL PRESENTE- UNA EXTRAÑA MEZCLA VITAL
DE PASADO Y FUTURO. DE TODOS MODOS EL LUGAR, GRACIOSAMENTE
REVUELTO, ES CALIDO Y HASTA POETICO: UNA POESIA CREADA POR
LA CONVIVENCIA FELIZ DEL ABUELO CON SU NIETO, AUSENTE EN
ESTA JORNADA. POR ALLI, SOBRE ALGUN MUEBLE, HAY UNA FOTO
ENMARCADA DE MUJER. POR EL CENTRO DE LA HABITACION HAY UN
VIEJO BAUL. Y POR ALLI TAMBIEN, SOBRE UNA MESITA BAJA, UN
JUEGO DE DOMINO)
(EN LA OSCURIDAD EMPIEZA A OIRSE EL VALS "EL AEROPLANO", DE
PEDRO DATTA. ES UNA VIEJA VERSION EN DISCO DE PASTA EN 78.
SUBE LA LUZ LENTAMENTE. LA ESCENA ESTA VACIA. EN SEGUIDA,
DESDE EL EXTERIOR Y COMO ATRAIDO POR EL VALS, APARECE
CRISTO, UN HOMBRE DELICADO PERO AGIL DE 78 AÑOS. CON UNA
MIRADA COMPRUEBA QUE EN EL LUGAR NO HAY NADIE Y QUEDA JUNTO
AL TOCADISCOS ESCUCHANDO EL VALS CON EMOCION. DESPUES DE UN
INSTANTE APARECE. PACO DESDE EL INTERIOR. ES UN HOMBRE
FUERTE DE 78 AÑOS QUE RENGUEA. TRAE UN TERMO CON CAFE. SE
SORPRENDE AL VER A CRISTO Y AVANZA PARA DEJAR EL TERMO
SOBRE UN MUEBLE)

PACO : Qué hacés.


CRISTO : (SORPRENDIDO) Ah. Qué decís.
PACO : ¿Hace mucho rato que estás ahí?
CRISTO : Un ratito. Entré, lo oí, y me quedé escuchando.
(CON NOSTALGIA) ¡"El Aeroplano"! Era lindo.
PACO : Es.
CRISTO : ¿Cómo?
PACO : Es lindo. (VA A RETIRAR EL DISCO ANTES DE QUE EL
VALS TERMINE)
CRISTO : Ah, sí. Hacía mucho que no lo escuchaba. No sabía
que vos... (AL CESAR LA MUSICA) ¿Por qué no lo dejás?
PACO : (QUIERE CAMBIAR DE TEMA) Decime: ¿qué pasó que
aparecés a esta hora?
CRISTO : (TAMBIEN DISIMULA) Ah. Nada. Tuve que salir y...
de paso compré pastillas. ¿Querés una?
PACO : No. Por la mañana me arruina el estómago.
CRISTO : (PIENSA) ¿Ah, sí? ¿Y por la tarde no?
PACO : (PAUSA) Después de comer es distinto.
CRISTO : (PAUSA) ¿Qué es distinto?
PACO : (EMPIEZA A MOLESTARSE) Todo es distinto. Uno ya
comió, así que... el estómago, la pastilla... Todo es
distinto.
CRISTO : Vamos. No me digas que la pastilla es distinta. La
pastilla es la misma. La pastilla...
PACO : (INTERRUMPE) Oíme: ¿Viniste para discutir? ¿A la
mañana discutís, vos? Mejor vení a la tarde, entonces, como
siempre. Así no discutimos.
CRISTO : A la tarde discutimos igual.
PACO : (MUY NERVIOSO) No me vas a decir que cuando venís a
la tarde entrás como entraste ahora, discutiendo antes de
hablar.
CRISTO : Nadie puede discutir antes de hablar.
PACO : (CASI VIOLENTO) Antes de entrar, quise decir. y no
sigas que me ponés nervioso.
CRISTO : No hay nada que hacer: estás mal. Si querés me voy
y vuelvo a la tarde.
PACO : (SE CONTROLA) "Vuelvo a la tarde", "Vuelvo a la
tarde". Sentate, querés. Ya que estás acá... (CRISTO SE
SIENTA EN EL SOFA. OBSERVA A PACO. ESTE, DESPUES DE NO
SABER QUE HACER, SE SIENTA JUNTO A CRISTO. TIEMPO. AL FIN)
Y dame.
CRISTO : Qué.
PACO : Una de esas pastillas de mierda. (SIN NINGUN GESTO
DE TRIUNFO, CRISTO LE DA UNA PASTILLA Y EL SE SIRVE OTRA.
DURANTE UN INSTANTE Y EN SILENCIO LOS DOS SABOREAN LA
PASTILLA. AL FIN)
CRISTO : ¿Y?
PACO : (LO MIRA) "Y" qué.
CRISTO : Cómo te fue.
PACO : (DISIMULA) con qué.
CRISTO : Con el resultado.
PACO : (DISIMULA MAS) Qué resultado.
CRISTO : El del análisis.
PACO : (EXAGERANDO) Aaah. No. No fui todavía. Voy a
buscarlo esta tarde.
CRISTO : ¿No iba a estar listo para esta mañana?
PACO : Dijeron para hoy; no para esta mañana.
CRISTO : Bueno; pero "hoy" también es esta mañana. No sé
por qué...
PACO : (INTERRUMPE OTRA VEZ VIOLENTO) ¡Pero qué te pasa hoy
a vos con la mañana? ¿Te agarró la manía matutina, ahora?
El análisis iba a estar listo para hoy, ¿no? Bueno: y voy a
ir a buscarlo hoy. ¡Y se acabó! (SE LEVANTA Y SE DIRIGE AL
MUEBLE SOBRE EL QUE DEJO EL TERMO. SACA DOS TACITAS)
¿Querés un café?
CRISTO : (SIN RECORDAR LA DISCUSION SOBRE LA PASTILLA) No.
Por la mañana no tomo café.
PACO : (SE DETIENE Y LO MIRA FIJO) ¿Ah, no? ¿Y por qué?
CRISTO : Antes de la comida me cae mal.
PACO : ¿Ah, sí? ¿El café te cae mal y la pastilla no?
CRISTO : (RESISTE UN POCO LA MIRADA Y AL FIN) Está bien.
Dame uno. (PACO SIRVE. VUELVE AL SOFA. CON UNA TACITA.
CRISTO OBSERVA SU MANERA DE CAMINAR: AHORA PACO NO SOLO
RENGUEA SINO QUE CAMINA INCLINANDO EL CUERPO GRACIOSAMENTE
HACIA ATRAS. PACO ENTREGA EL CAFE A CRISTO Y VUELVE AL
MUEBLE EN BUSCA DE UNO PARA EL. CRISTO LO OBSERVA CON
CURIOSIDAD) Estás rengueando más. ¿Es por la operación?
PACO : Estoy rengueando igual que siempre. Y a esto no le
llames renguera: ya te digo, es lo de siempre.
CRISTO : (TIEMPO. DECIDE) Una renguera. (LO OBSERVA) Y
ahora renguéas más que antes. O renguéas de otra manera;
una de dos. Quién sabe es por la operación.
PACO : (LO ENFRENTA) Decime: ¿Cuánto hace que me operé?
CRISTO : Como diez días.
PACO : Once. ¿Y después de once días recién ahora te das
cuenta de que camino de otra manera? ¿O es porque nunca me
viste de mañana?
CRISTO : Ah. Reconocés que caminás de otra manera,
entonces.
PACO : Claro. El médico me dijo. Para que después de la
operación no me acostumbre mal, como me pasó con la
rodilla.
CRISTO : Entonces es lo que yo te digo: caminás distinto.
PACO : Eso es otra cosa. Que camine distinto no quiere
decir que rengee más. Hago caso al médico y se acabó.
Porque para que lo sepas, desde que el turro de Falquetti
me embromó la rodilla, y eso hace como 50 años, siempre
camino igual. Ya sé que con alguna... En fin... me cuesta
un poquito. Pero eso no es renguear. ¿Está claro? (SE
ENOJA) Porque parece que para vos... últimamente... las
mañanas vienen oscuras. (SE SIENTA OTRA VEZ, CON SU CAFE.
BEBE)
CRISTO : Ja. Pastilla con café. (BEBE) Puaff. Gracias. (LE
DEVUELVE LA TACITA PERO PACO, QUE TOMA SU CAFE CON GUSTO,
FINGE NO VERLO. ENTONCES, CRISTO DEJA LA TACITA SOBRE EL
SOFA, ENTRE LOS DOS, Y EN SEGUIDA SACA UN PAPEL DEL
BOLSILLO Y SE LO MUESTRA. pACO LO MIRA SIN TOMARLO Y
DESPUES MIRA A CRISTO)
PACO : Qué pasa.
CRISTO : ¿Te gusta?
PACO : No.
CRISTO : Si ni lo viste.
PACO : ¿Acaso no sabés que el Prode no me gusta?
CRISTO : Ya sé que el Prode no te gusta. Te pregunto por
esta jugada.
PACO : Si no me gusta el Prode... ¿cómo querés que me guste
una jugada del Prode? Eso lo entiende cualquier p... (SE
CORRIGE)... lo entiende cualquiera.
CRISTO : ¿Qué ibas a decir? ¿Cualquier pelotudo?
PACO : Yo no dije pelotudo.
CRISTO : Te paraste a tiempo.
PACO : (CONTENIENDOSE) Yo dije que no entendías, nada más.
CRISTO : Bueno, está bien, no entiendo. Explicame,
entonces. Quiero entender.
PACO : (EVADIENDO) Es una manera de ver las cosas.
Personal. No tiene por qué estar de acuerdo todo el mundo
con lo que uno... (NO SIGUE)
CRISTO : Qué. Ahora hacés filosofía, también.
PACO : Por qué no. ¿Vos sos el único que puede hacer
filosofía, acá?
CRISTO : Entonces explicame, dale.
PACO : Que te explique qué.
CRISTO : Esta filosofía tuya sobre el Prode.
PACO : Cómo hinchás, eh.
CRISTO : Dale, dale.
PACO : Bueno... Lo que quiero decir es que en el fóbal no
hay lógica.
CRISTO : ¿Y?
PACO : Y no hay lógica.
CRISTO : Sí. Pero entonces qué.
PACO : (NERVIOSO) Que si no hay lógica en el fóbal no puede
haber lógica en el Prode. Y a mí las cosas sin lógica...
(DA POR SOBREENTENDIDA LA TERMINACION DE LA FRASE)... Eso.
CRISTO : Ah. Esa es tu filosofía.
PACO : Sí, por qué. ¿Está mal?
CRISTO : No. Pero decime: ¿Para vos la vida tiene lógica?
PACO : ¿La vida? ¡Qué va a tener! Ahí tenés, ves. Ni la
vida tiene lógica. Y vos querés que la tenga el prode. Ja.
CRISTO : Pero a vos la vida te gusta, ¿no? Digo. Me parece.
PACO : (TRAGA SALIVA, PONE UNA MANO EN LA RODILLA DE
CRISTO) Oíme, Cristo. ¿Viniste con ganas de joder esta
mañana?
CRISTO : (TRANQUILO) No me llames Cristo.
PACO : (LO MIRA FIJO) ¿Tratamos ese asunto?
CRISTO : ¿Qué asunto?
PACO : Ese de los sobrenombres. Hace rato que tendríamos
que haberlo tratado. Y me parece que esta mañana el clima
está propicio.
CRISTO : No. Hablemos de la lógica, mejor.
PACO : No señor. Hablemos de los sobrenombres. Ya estoy
podrido de que te enojes cada vez que te llamo Cristo. Y al
fin de cuentas lo único que yo hago es achicarte un poco el
nombre, nada más. En vez de Cristóbal, Cristo. Es más
cómodo. Y no lo inventé yo. Todo el barrio te llamaba así.
Y en cambio vos... ¿Cómo me llamás vos a mí? ¿Acaso me
llamás Francisco alguna vez? No, señor. O me llamás Paco...
y Paco vaya y pase, muchos me llaman Paco... ¿pero quién me
llama Gallego? ¿Algún otro por ahí me llama Gallego? Y
decime: ¿Alguna vez yo te llamé Tano, a vos? ¿Eh? ¿Y Patón?
¿Quién me llama Patón por ahí? ¡Vos! ¡Vos sos el único que
me llama Patón!
CRISTO : (SONRIENDO) Cariñosamente.
PACO : ¡Yo también te llamo Cristo cariñosamente! ¡Y no te
gusta!
CRISTO : Je. ¿Te acordás quién te puso Patón?
PACO : (INTERESADO DE REPENTE) No. Quién.
CRISTO : El lechuga. Aquel entrenador que nos dirigía en la
quinta de Sportivo Palermo, ¿te acordás? Un día te dijo: "A
vos, Patón, te quiero de fullback. Sé que los contrarios te
van a respetar". ¿Te acordás? Desde ese día todos te
llamaron Patón; y los contrarios te respetaron, eh. Caray
si te respetaron.
PACO : (SE ABLANDA) Sí. Pero a mí me gustaba jugar
adelante. Como vos. Yo te veía desde atrás cómo apilabas...
Te envidiaba, ¿sabés? Nunca te lo dije, me parece. Pero te
envidiaba.
CRISTO : Sí, pero yo me quedé. En cambio vos...
PACO : Y... Gambeteabas demasiado. Eras un fenómeno. Pero
carne de hospital. Dejaste de jugar a tiempo, me parece.
CRISTO : Sí. Y vos seguiste: porque vos eras de los que
daban, no de los que recibían.
PACO : Pero yo también recibí. Mirá cómo me quedó la
rodilla. Ahora hasta decís que rengueo.
CRISTO : Y, sí. Rengueás. Para qué vamos a andar con
vueltas.
PACO : ¡Dale con que rengueo!
CRISTO : (CON AFECTO) Pero eso ahora no importa, Patón. Lo
que importa es que fuiste un crack con todas las de la ley.
¿Sabés lo que me dijo el tipo del Prode, recién? "Dígame -
me dijo- ese amigo suyo, ese que renguea... no fue un
famoso jugador... uno que se llamaba Maneira?" Así me dijo.
(PAUSA. PACO LO MIRA A FONDO)
PACO : Uno que se llama" Maneira. Todavía sigo viviendo, me
parece.
CRISTO : Sí, claro. Quién dice que no.
PACO : Y de ahora en adelante mi nombre es Francisco, como
figura en los papeles. ¿Estamos?
CRISTO : Sí, Gallego, sí.
PACO : ¡Mirá, no cargués, eh!
(SUENA TIMBRE DE TELEFONO. PACO VA A ATENDER Y CRISTO
APROVECHA PARA MIRAR IMPRUDENTEMENTE LA RENGUERA DE PACO)
PACO : Hola. -Ah, cómo estás. -Bien, bien. -No; voy esta
tarde. -¿Y qué apuro hay? ¿Va a cambiar algo si voy esta
mañana? Yo tengo más interés que vos en saber, me parece. -
¡Eh! ¿Tanto miedo tenés de que me muera? -No. Fito salió
temprano; está haciendo todos esos trámites del viaje. -Já.
Ojalá estuviera solo; estoy con Cristóbal. -No: Cristo no,
porque se enoja. -Y qué puedo hacer; me lo tengo que
aguantar al plomo éste. (CRISTO SONRIE) Sí, de salud está
bien; un poco más viejo. El cree que el que está más viejo
soy yo; pero si lo vieras... (A CRISTO) Mi hijo te manda
saludos.
CRISTO : Retribuíselos.
PACO : (AL TELEFONO) Te los retribuye. (UN GESTO DE CRISTO)
-Bueno, sí, yo te llamo. -Sí, chau. (CUELGA. A CRISTO) Je.
Tiene miedo de que me muera.
CRISTO : Te quiere.
PACO : Yo no dije que no me quiere. Yo dije que tiene miedo
de que me muera.
CRISTO : Vos también.
PACO : Yo también qué.
CRISTO : Tenés miedo de morirte.
PACO : ¿Ah, sí? No me digas.
CRISTO : Sí. Porque si no tuvieras miedo habrías ido esta
misma mañana a buscar el resultado. Así terminabas de una
vez por todas con este asunto. Que entre paréntesis ya me
tiene patilludo.
PACO : ¿Ah, sí? ¿Sabés lo que te pasa a vos? Que tenés
miedo de que no me muera.
CRISTO : ¿Qué?
PACO : (SEÑALA EL TELEFONO) Aquél tiene miedo de que me
muera. Y vos tenés miedo de que no me muera.
CRISTO : ¡Vamos, Paco!
PACO : ¡No me llames Paco! ¡Francisco! Y para que sepas...
¡no le voy a dar el gusto a ninguno de los dos!
CRISTO : ¿Ah, no? ¿Y cómo vas a hacer?
PACO : No sé. Ya me las voy a arreglar. (ENOJADO, EMPIEZA A
SERVIRSE OTRO CAFE. CRISTO LO OBSERVA)
CRISTO : No tomes tanto café. Hace mal. Sobre todo ése.
PACO : Qué. ¿Sos mi mamá, vos? Voy a tomar todo el café que
se me dé la gana. (SE SIRVE UN CAFE. TIEMPO)
CRISTO : (AL FIN RECLAMA) No me habías dicho nada de que tu
nieto se iba de viaje.
PACO : (DISIMULA) Me enteré ayer. O anteayer. Se va con el
grupo ése de música. De repente les llegó la invitación,
y...
CRISTO : ¿Invitación adónde?
PACO : A españa. A un festival. Va todo Latinoamérica. Y él
va por la Argentina. ¿Qué te parece el pibe? ¿Eh?
CRISTO : tOCA BIEN, ENTONCES.
PACO : Parece que sí.
CRISTO : Lo vas a extrañar.
PACO : Y... Un poco sí. (SEÑALA INSTRUMENTO) Con el ruido
que éstos hacen aquí... ¿Vos sabés la tranquilidad que va a
haber ahora?
CRISTO : ¿Se va por mucho tiempo?
PACO : No. Veintidós días. Contando los dos días de viaje;
porque al fin, entre pitos y flautas, ir y volver te lleva
dos días.
CRISTO : Los avisos en los diarios dicen que los aeroplanos
van en doce horas.
PACO : Sí, pero los trámites, la aduana... Y a veces los
vuelos vienen atrasados... Mirá: si querés estar tranquilo
ponele un día de ida y un día de vuelta.
CRISTO : (SE ENCOGE DE HOMBROS) Yo estoy tranquilo.
PACO : Es un modo de decir.
CRISTO : Y vos hablás como si hubieras viajada. "Los
trámites, la aduana..." ¿Qué sabés vos de todo eso?
PACO : Ah. ¿Y nunca estuviste en un aeropuerto, vos?
CRISTO : (VACILA ANTES DE CONTESTAR. AL FIN SE ENCOGE DE
HOMBROS) No.
PACO : (ASOMBRADO) ¡Nunca estuviste en un aeropuerto?
CRISTO : No; Qué tiene de raro. ¿Nunca viste a nadie que no
estuvo nunca en un aeropuerto?
PACO : No; es la primera vez.
CRISTO : Bueno; eso sí que es raro: no haber visto nunca a
nadie que no estuvo nunca en un aeropuerto.
PACO : Pero oíme, Cristo. A un aeropuerto va cualquier p...
(SE INTERRUMPE CONFUSO) ... va cualquiera.
CRISTO : (DISGUSTADO) ¿Otra vez con lo mismo? Decilo de una
vez. ¡Cualquier pelotudo!
PACO : ¡No! ¡Vos no sos un pelotudo! ¡Vos sos un chinchudo!
¡Y ya te estás poniendo demasiado pesado esta mañana!
(CRISTO LO MIRA, VA A CONTESTAR, PERO OPTA POR DEMOSTRAR SU
ENOJO LEVANTANDOSE Y CAMINANDO HACIA LA SALIDA, AUNQUE SIN
DEMASIADO APURO)
PACO : ¿Qué hacés? ¿Adónde vas?
CRISTO : (MUY DIGNO) Tengo que hacer.
PACO : ¿Ah, sí? ¿Qué tenés que hacer?
CRISTO : Es asunto mío. (SE TOCA EL ESTOMAGO)
PACO : No seas chitrulo, ¿querés? Te ponés nervioso y te
duele la úlcera. Vení, sentate.
CRISTO : Más chitrulo serás vos.
PACO : Bueno, está bien. Yo soy más chitrulo que vos. Pero
vos también sos chitrulo. ¿Estamos de acuerdo?
CRISTO : Bueno. (SE SIENTA) ¿Cómo se te ocurrió esa
palabra? Ya no se usa más.
PACO : (TAMBIEN SE SIENTA) Qué palabra.
CRISTO : Chitrulo.
PACO : No sé. Se me apareció.
CRISTO : Antes había un montón de palabras que querían
decir lo mismo. Y vos elegías. Chitrulo... babieca...
PACO : ...belinúm...
CRISTO : ...gilito embanderado...
PACO : ...boncha...
CRISTO : ...goruta...
PACO : ...pastenaca...
CRISTO : ...paparulo...
PACO : ¡Uf! Miles de palabras, había.
CRISTO : Sí. Antes el idioma era riquísimo.
PACO : Sí. Ahora lo único que saben decir es boludo.
CRISTO : (CON INTENCION) O pelotudo.
PACO : (NO OYE) Sí. EStán mandando el idioma al carajo.
CRISTO : Y si fuera el idioma solo. Porque no es por
tirarme contra mi nieto; pero por ejemplo: ¿vas a comparar
esa música de ahora con este valsecito? (SEÑALA TOCADISCOS)
PACO : Tienen algunas canciones lindas ahora. Son
diferentes a las nuestras, pero hay algunas que feas no
son.
CRISTO : Para el que le guste. ¡Mirá que invitarlos a
España para oír eso! (INTERESADO) ¿Así que se van por
veintidós días?
PACO : ¿Eh? Ah, sí. Eso si no los contratan allá. Con los
artistas sabés cuándo salen; y eso a veces. Pero n o sabés
cuándo vuelven.
CRISTO : (EMPEZANDO UN DISCURSO) Por un lado lo vas a
extrañar, claro...
PACO : (NO LO DEJA SEGUIR) Bueno, basta, ya me lo dijiste.
¿Te vas a poner a llorar, ahora?
CRISTO : (TIEMPO. LO MIRA) ¿Por qué no me dejás terminar?
PACO : ¿Terminar qué?
CRISTO : De hablar.
PACO : Ah. No habías terminado.
CRISTO : No.
PACO : Bueno, terminá, entonces.
CRISTO : Bueno... (VA A EMPEZAR OTRA VEZ) Te decía que lo
vas a extrañar, claro...
PACO : (LE IMPIDE SEGUIR OTRA VEZ) Es la tercera vez que lo
decís.
CRISTO : (FUERTE) ¡¿Me vas a dejar hablar?! ¡Te decía que
lo vas a extrañar... pero que al mismo tiempo va a ser una
tranquilidad! ¡Eso es lo que te quería decir!
PACO : ¿Y por qué va a ser una tranquilidad?
CRISTO : ¡Por todo el ruido que hacen aquí! ¡Vos lo
dijiste!
PACO : (LO MIRA FIJO) Claro. Es lo que dije antes.
CRISTO : Y bueno. Yo quería decirte lo mismo: que estoy de
acuerdo.
PACO : Perdoname, pero cuando uno habla es porque quiere
agregar algo. Para repetir lo que dijo el otro están los
loros.
CRISTO : ¿Viste?
PACO : Qué.
CRISTO : El que está nervioso esta mañana no soy yo. Sos
vos. Y eso te pasa por no haber ido a buscar el resultado.
PACO : (INMOVIL, LO MIRA FIJO) Estás consiguiendo
calentarme, eh. Y voy a terminar echándote a patadas.
CRISTO : (SE PONE DE PIE, LE DA LA ESPALDA Y SE INCLINA)
Dale.
PACO : ("PERDONANDOLO") Jurame que no vas a hinchar más con
eso.
CRISTO : No juro nada. Dale.
PACO : ¡Mirá que te pego, eh!
CRISTO : ¡Pegá, dale, pegá!
PACO : (TIEMPO. DECIDE) Bah. Total... Lo que vale un
juramento tuyo. (SE ALEJA CANTANDO) "Hoy un juramento...
mañana una traición..."
CRISTO : (DESPUES DE ESCUCHAR) ¿y no te lleva?
PACO : ¿Cómo?
CRISTO : Fito. ¿No te lleva a España con el grupo?
PACO : ¿Por qué me va a llevar?
CRISTO : Como cantor. Si te oye seguro que te lleva. (RIE)
PACO : (MUY SERIO) Ah, no. Ya me oyó. Pero no arreglamos;
pagan poco. (AHORA RIE EL Y FUERTE, BURLANDOSE. CRISTO
AGUANTA PERO VUELVE AL TEMA QUE LE IMPORTA)
CRISTO : Y eso de que solo vas a estar más tranquilo... No
sé. Toda esta casa para vos solo... No es muy grande, pero
para vos solo... Seguro que vas a extrañar el "ruido", como
vos lo llamás.
PACO : (CON CIERTO DISGUSTO) No voy a esta solo.
CRISTO : (MUY SORPRENDIDO) ¿Cómo?
PACO : Me viene a acompañar toda la familia.
CRISTO : ¿Tu hijo?
PACO : Sí. Pero él solo no. Mi nuera también, por supuesto.
Y la solterona de su hermana, también. Toda la familia.
CRISTO : (PARECE DECEPCIONADO) Cómo. ¿Y no van a vivir más
en el almacén?
PACO : Lo van a convertir en un supermercado. Amplían. Van
a tirar abajo paredes... Qué sé yo. Y se vienen a vivir
acá.
CRISTO : (DISIMULA SU DECEPCION) ¡Cómo... cómo se progresa,
eh!
PACO : Ja. ¿Te imaginás a mi viejo, si lo pudiera ver? Su
despensita convertida en el "Supermercado Don Justo". Ja.
CRISTO : (CON CIERTA AGRESIVIDAD) Habría que ver si le
gusta. Tu viejo era un tipo sencillo.
PACO : Sí, bueno. Pero a quién no le gusta ver su nombre,
ahí... Seguro que el viejo se volvía a morir de emoción.
CRISTO : (TIEMPO. MERODEA) ¿Y es por eso que se vienen a
vivir aquí? Porque ellos podrían mudarse a otro lado.
Alquilar, no sé. Tienen con qué. Digo yo.
PACO : Ellos dicen que es para que yo no viva solo. Que
después de la operación y a mi edad... Bah, lo de siempre,
vos sabés.
CRISTO : Ah. (SE ENFURRUÑA) Eso tampoco me lo habías
contado.
PACO : También se resolvió ayer. O anteayer.
CRISTO : No me lo contaste porque no te gusta.
PACO : ¡Cómo no me va a gustar vivir con mi hijo... y mi
nuera... y la solterona de su hermana... y el Tito...!
CRISTO : ¡¿El tito? ¿Quién es el Tito?!
PACO : El gato.
CRISTO : ¡Sí! ¡Vos hacés chistes! Pero seguro que eso en el
fondo te gusta.
PACO : Qué cosa.
CRISTO : Vivir bien acompañado.
PACO : Ah. Vivir bien acompañado sí.
CRISTO : Oíme, Paco. (LO ENFRENTA) ¿Hablamos en serio?
PACO : (ENFRENTADO) Para qué.
CRISTO : Dios le da pan al que no tiene dientes. (SE ALEJA)
PACO : ¿Qué querés decir con eso?
CRISTO : Nada. (SE TOCA LA BOCA DEL ESTOMAGO CON DOLOR Y
CAMINA MOLESTO. PACO LO OBSERVA)
PACO : ¿Viste? Vos también rengueás.
CRISTO : No. Qué voy a renguear. Es la úlcera que molesta.
PACO : Y bueno. Yo rengueo de la pierna. Vos rengueás de la
úlcera. ¿Pero qué quisiste decir con eso de... (SUENA EL
TELEFONO INTERRUMPIENDO. PACO VA A ATENDER MIENTRAS SIGUE
HABLANDO)... con eso de que Dios le da pan al que...
(ATIENDE) Hola. -No, no está. -Qué se yo; en algún confín
de la patria haciendo los trámites para el viaje. ¿Quién
habla? -¿Goyo? ¿Vos no sos uno de los peludos? -Y bueno;
entonces deberías saber dónde está. Es un grupo poco unido
el de ustedes. -Bueno. ¿Goyo, no? -Está bien, yo le digo. -
Chau, pibe, chau. (CUELGA DIVERTIDO. A CRISTO) son
divertidos estos pibes. Qué diferencia con nosotros, ¿no?
Estos son más libres, más... cómo te puedo decir...más...
CRISTO : Más irresponsables.
PACO : Sí. Tienen esa suerte, sí.
CRISTO : ¿Por qué le preguntaste si era uno de los peludos?
PACO : Es el nombre del grupo: "Los Peludos de Regalo". Ja.
Mirá si serán más libres que lo que éramos nosotros.
Nosotros, si formábamos un club, lo llamábamos "Once
voluntades". O "Juventud y Progreso". O "Guatemala
Juniors". Bien seriecitos, no vaya a ser que nos
confundieran. Ni a una murga le poníamos un nombre
chistoso. ¿Te acordás de la nuestra? "Los elegantes de
Palermo". ¡Dios me libre! ¡Elegantes! ¡Y cantábamos cada
porquería!
CRISTO : Y bueno. Teníamos lindos trajes... lindos
instrumentos... Además, entonces las murgas eran distintas.
PACO : Ahí tenés razón. Entonces las murgas eran distintas.
CRISTO : Ja. Caray si eran distintas. (QUEDAN LOS DOS
PENSATIVOS. DE REPENTE, CRISTO) Lo que les envidio a estos
de ahora son los viajes. ¿Te imaginás a nosotros a los
veinte años recorriendo Europa?
PACO : A mí el viejo me dio la llave de la puerta de calle
a los dieciocho.
CRISTO : Fuiste un privilegiado. A mí a los veinte.
PACO : Y éste... (SEÑALA EL INSTRUMENTO) ...mirá: todavía
no tiene veinte, y ya...
CRISTO : (CERCA DE LOS INSTRUMENTOS DE FITO Y OBSERVANDO EL
BAJO) ¿Por qué le pondrán tantos enchufes, digo yo?
PACO : Y... Ahora enchufan todo.
CRISTO : ¡Pero una guitarra, che!
PACO : Eso no es una guitarra. Es un bajo.
CRISTO : (LA OBSERVA) Para mí es una guitarra. Más larga,
nada más. Tocala, para ver.
PACO : No. Hay que enchufarla. A ver si patea.
CRISTO : (IDEA FIJA) No hay nada que hacer. Ahora las
murgas son distintas.
PACO : Claro. Como los cuadros de fóbal. Ahora los
jugadores se la pasan viajando por todo el mundo. Nosotros,
en cambio...
CRISTO : De veras. ¿Te acordás del viaje que estuviste a
punto de hacer a España con el club, allá por el 36?
(JUNTO A LA BATERIA, EMPIEZA A GOLPEAR DISTRAIDAMENTE UNO
DE LOS TAMBORES)
PACO : ¡No me voy a acordar! Me lo pinchó el franquista ese
de Franco. ¡Se le ocurrió empezar con los líos quince días
antes de embarcarnos, al cretino! (NUEVO GOLPE DE CRISTO EN
LA BATERIA) Porque íbamos a hacer el viaje en barco. ¿Te
acordás, no?
CRISTO : Claro. ¡En aquel tiempo quién viajaba en
aeroplano? (DOS O TRES GOLPES MAS FUERTES)
PACO : Los de la guerra. Esos fueron los primeros. En
España ustedes se divirtieron de lo lindo largando confites
desde arriba.
CRISTO : ¡Cómo "nosotros"?
PACO : ¡Claro, ustedes! ¡Mussolini! ¡Ustedes!
CRISTO : Mirá: de política no hablemos, eh. Además... todo
lo que tiene que ver con la guerra siempre empieza primero.
(NUEVOS GOLPES) Los viajes en aeroplano también. (MAS
GOLPES. SE ENTUSIASMA)
PACO : (EN SU TEMA) Y después empezó la otra guerra: la
grande. Y dale que dale. (MAS GOLPES) La cuestión es que
cuando todo terminó... yo también estaba terminado. (MAS
GOLPES) ¡Y todo gracias al turro de Falquetti, que me la
dio sin asco! (MAS GOLPES) ¡Porque no fue casual, como
dijeron los diarios! ¡Me la dio sin asco, con premeditación
y alevosía! (CRISTO ESTA GOLPEANDO TODO, AHORA ENTUSIASMADO
CON EL RUIDO. PACO SE ALTERA) ¡Pero terminala con ese
ruido, querés! (CRISTO DEJA DE GOLPEAR) ¡Ese turro de
Falquetti! ¡Se quería desquitar de una que yo le había
encajado en un partido anterior! ¡Y lo consiguió, eh! ¡Lo
consiguió! ¡Vengativo de mierda!
CRISTO : Bueno, no te pongas así. (ABANDONA LA BATERIA) Eso
fue hace mucho. Además, cuando terminó la guerra europea
vos ya estabas bastante grandecito. Tenías como 35, ¿no?,
si no me equivoco. Para mí, más que el golpe de Falquetti
fue tu rodilla la que se cansó y te dijo basta.
PACO : ¡Mi rodilla todavía habría aguantado un montón de
años si no hubiera sido por ese turro de Falquetti! (SE
SIENTA EN SU SILLONCITO, JUNTO A UNA MESITA CON LAMPARA)
CRISTO : Bueno, está bien, tranquilizate. Pensá que vos,
por lo menos, estuviste a punto de irte a Europa. Algo es
algo. Yo ni eso. Además agarraste el principio del
profesionalismo... y algo de plata pelechaste. Así que no
te quejes.
PACO : (ALTERADO) ¡Quién se queja! ¡Yo me quejo, acaso?
CRISTO : Y... un poquito me parece que sí. Además, pensá
que gracias a Falquetti pudiste dedicarte de lleno al
almacén y hacerlo progresar. Como vos decís, si tu viejo se
levantara -aunque no se va a levantar, claro; pero pongamos
que se levantara- ¿vos sabés qué orgulloso iba a estar de
vos?
PACO : (ESE RECUERDO LO SERENA) sí. Eso sí. Pobre viejo. De
mí y de Mario, también. Porque él hizo lo suyo.
CRISTO : Sí, claro; tu hijo también. Los dos hicieron
progresar el negocio. Cada uno en su época... (PACO APRIETA
LA PERILLA Y ENCIENDE Y APAGA LA LUZ, COMO ENTRETENIENDOSE,
COMO ANTES HIZO CRISTO CON LA BATERIA. CRISTO LO MIRA PERO
SIGUE) En cambio yo, ni hablar de tener un almacén ni de
estar a punto de viajar a Europa. (PACO ENCIENDE Y APAGA)
Vos sabés todo lo que me habría gustado un viajecito así,
¿no? (ENCIENDE Y APAGA) Más que sacarme un gusto habría
sido... sacarme un sueño, qué querés que te diga. (ENCIENDE
Y APAGA) Mirá, te voy a contar algo: (PACO ENCIENDE Y
APAGA. Y ENTONCES CRISTO SE ALTERA) ¡Acabala con esa luz,
querés! (PACO ABANDONA LA PERILLA) ¡Te decía que te iba a
contar algo! (LO OBSERVA CONTROLANDO QUE SEGUIRA JUGANDO
CON LA LUZ) Bueno... Te iba a contar que en el último viaje
que hice, unos días antes de salir, de repente me dije:
"¡Dale, Cristóbal... de una vez por todas... ¿Por qué no te
atrevés? Ya que salís... ¿por qué no das un empujoncito más
y...? ¿Eh? Total... ¿Está tan lejos Europa?" Pero no. No
hubo caso. No me decidí.
PACO : (EXTRAÑADO) ¿De qué viaje me hablás?
CRISTO : (EN SU RECUERDO) ¿Cómo?
PACO : Qué viaje hiciste. No me enteré.
CRISTO : Ah. A Tandil. En diciembre se cumplen diez años de
ese viaje, ¿no te acordás? ¡Si te mandé una tarjeta!
PACO : Ah, sí. Es cierto. Una con montañas.
CRISTO : Las sierras. Yo las miraba y decía: "¿Cómo serán
los Alpes?... Las Dolomitas". ¿Sabés qué son las Dolomitas?
PACO : Y... dos lomitas. Una al lado de la otra.
CRISTO : Vamos, no embromés, querés.
PACO : Y bueno: me estás ofendiendo.
CRISTO : Ah, sí. No importa. Ofendete. A ver, qué son.
PACO : ¡Montañas, ignorante!
CRISTO : Ah. ¿Pero dónde están?
PACO : Qué. ¿Me vas a tomar un examen, ahora? Andá, andá a
aprender a leer en japonés. andá.
CRISTO : Están en Italia. Y no me digas que lo sabías
porque no lo sabías.
PACO : ¿Y vos qué? ¿Viste alguna vez esas Dolomitas, acaso?
Si las viste habrá sido en alguna estampilla, nada más; así
que... Ah. Ahora que me acuerdo... (SE ALEJA Y BUSCA ALGO
JUNTO A LAS COSAS DE FITO MIENTRAS CRISTO QUEDA PENSATIVO)
CRISTO : Sí. Es cierto. Tenés razón. Soy un ignorante,
Paco.
PACO : (BUSCANDO) Y eso ahora por qué. Sabés que son
montañas... que están en Italia... ¿Qué más querés?
CRISTO : (CASI TRISTE) ¿Qué más quiero? Je. Verlas.
Mirarlas, quiero. Uno puede leer sobre las Dolomitas, por
ejemplo un montón. Y sí: uno se entera de que son montañas,
dónde están, qué altura tienen. Todo eso. Pero igual sigue
siendo un ignorante. Para saber de veras cómo son tendrías
que poder verlas personalmente. Tendrías que poder
tocarlas. Tendrías que poder... (NO SABE SEGUIR) Si no, uno
sigue siendo ignorante, Paco.
PACO : Ya empezaste.
CRISTO : Por qué.
PACO : Estaba extrañando que esta mañana no salieras con
una de esas pavada. Si seguís leyendo y leyendo no vas a
cambiar nunca.(VOLVIO CON UN SOBRE QUE ENTREGA A CRISTO)
Tomá. Tocá todo lo Dolomitas. España seguro que está.
CRISTO : (TOMA EL SOBRE MUY INTERESADO) Qué. ¿Estampillas?
PACO : Sí. Te las juntó Fito.
CRISTO : (YA ESTA ENTUSIASMADO MIRANDO LAS ESTAMPILLAS) Son
sensacionales. ¿De dónde las sacó? Mirá ésta: es del
Africa, me parece. Sí, es de Nigeria. ¿Pero de dónde las
sacó?
PACO : Vos sabés cómo es Fito. Y los peludos. Tienen amigos
por todas partes.
CRISTO : Y aquí hay una de España, también, tenés razón.
Mirá. ¡son bárbaras!
PACO : (QUE CONTEMPLA CON SIMPATIA EL ENTUSIASMO DE CRISTO)
¡Cómo te gustan, eh! Te gustan más que los libros, me
parece.
CRISTO : (SE ENCOGE DE HOMBROS) ¿Sabés lo que me gusta? El
mundo; eso es lo que me gusta. Quiero decir, todo lo que
hay en el mundo, por ahí... Pero como no lo puedo tocar...
ni siquiera mirar... bueno... por lo menos aquí, o en los
libros, algo tengo. El otro día encontré un libro fenómeno
en lo del suegro de Rosita. Y me lo traje. Es de frases. De
hombres célebres. Y vos leés esas frases y qué querés que
te diga: es la filosofía del mundo; de Francia, de
Inglaterra, de Italia. De españa. Es un libro bárbaro. Y
las estampillas también son bárbaras. Uno tiene todo el
mundo, acá, en la mano... y se puede ir por ahí... (SE
QUEDA MIRANDO LAS ESTAMPILLAS)
PACO : Tenés un montón, ¿no?
CRISTO : ¿Qué?
PACO : Estampillas. Tenés un montón.
CRISTO : Uf. Cajas de zapatos llenas. Al principio las
ponía en un álbum, pero después...
PACO : Debés extrañar el Correo.
CRISTO : Y, sí. Hasta hace... (BUSCA) ... hasta el 84...
tenía a... ¿cómo se llamaba aquel que me juntaba? (BUSCA EN
LA MEMORIA, NO RECUERDA) Era armenio, caray. Lo tengo en la
punta de la lengua. Un gran muchacho. ¡Armenio, era! Pucha,
estoy para los nombres... (RENUNCIA) Bueno. Fijate que
cuando yo me jubilé del Correo él era casi un mocoso. Sin
embargo, me prometió que me iba a guardar todas las
estampillas raras que aparecieran y no falló ni una vez. Yo
iba a visitarlo todos los meses, tomábamos un café y él me
llenaba de estampillas. Y todas fenómenas. Lástima que un
buen día...
PACO : Se jubiló, también.
CRISTO : No. No llegó, pobre. Fumaba mucho. ¡Pobre
Somoyanian! (TIEMPO) ¡Somoyanian! ¡Somoyanian! se llamaba!
Era armenio.
PACO : Sí, ya veo. (TIEMPO) ¿Y ahora no quedará algún otro
armenio en el correo?
CRISTO : Qué sé yo. Pero igual... ahora no me conoce nadie.
Y seguro que éstos no entienden nada de estampillas. No les
interesa. Fijate que ahora... (LO INTERRUMPE EL TIMBRE DEL
TELEFONO) Ufa. Este teléfono cómo hincha.
PACO : Esperá. (VA A ATENDER) Hola - Ante todo "Buenos
Días", señorita. -Ahora sí, señorita. No, Fito no está;
salió con la novia. (GUIÑA EL OJO A CRISTO DIVERTIDO) -
¡Cómo! ¡entonces tiene otra novia más? (SE SIGUE
DIVIRTIENDO GUIÑANADO EL OJO A CRISTO, AUNQUE ESTE NO
ADVIERTE DEMASIADO) -¿Usted es la rubia o es la morocha? -
Ah. ¿Pero cuando se saca la peluca? (A CRISTO, DIVERTIDO)
Ja. Es piola. -(AL TELEFONO) ¿Pero cuando se saca la última
peluca? Porque llega un momento en que las pelucas se
acaban. ¿O no? (A CRISTO) Me jodió. Dice que para ese
momento ya apagaron las luces. (AL TELEFONO) Me ganaste,
piba. Te felicito. -Fito está haciendo los trámites para el
viaje. -El abuelo. -No. El abuelito no. Tan chiquito no
soy. -Sí, pero los de mi generación no dábamos tiempo a que
apagaran las luces. (RIE DIVERTIDO) -Je. Y qué le vas a
hacer: llegaste tarde, piba, te la perdiste. - Bueno, le
digo, sí. Pero vos cómo te llamás. -¿Olga? ¿Cuál? ¿La de
Magaldi? -Qué. ¿No conocés la canción? Escuchá: (CANTA) "No
cantes, hermano, no cantes... No cantes que Olga no
viene... Que los lobos aúllan de hambre... Y Moscú está
cubierta de nieve..." ¿Eh? ¿Qué tal? ¿Te gusta? -Sí, tenés
razón: demasiado frío. -Sí, le digo. Chau, piba. Y te
felicito. - Chau. (CUELGA. DIVERTIDO, VUELVE A CRISTO)
Linda piba. Piola. Ja. El Fito sabe lo que hace.
CRISTO : No cambiaste.
PACO : Cómo que no cambié.
CRISTO : Con las mujeres. No cambiaste.
PACO : Ellas no piensan lo mismo.
CRISTO : Pero si fuera por vos... seguirías siendo el
mujeriego de siempre. Porque cuando podías... ¡zas!... no
dejabas títeres con cabeza.
PACO : (LE GUSTA) Eh, vamos, no exageres.
CRISTO : Pobre Ñata. No se merecía lo que vos le hacías.
Julia siempre me decía: "El día que la Ñata se entere de
todo lo que le hace Paco, se muere".
PACO : (ESO NO LE GUSTA) Bueno; ahora no vas a decir que se
murió por eso.
CRISTO : No, ya sé que no.
PACO : Además yo no era mujeriego, como vos decís. A mí me
bastaba con una sola mujer.: la Ñata. Y como mujer siempre
le fui fiel. Yo era minero, nada más, que es muy distinto.
Una cosa es la mujer de uno y otra cosa son las minas. Y a
mí las minas me gustaban, qué querés. Bah: me gustan. No
hay por qué hablar en pasado, todavía. Claro que a lo largo
del tiempo Dios te va poniendo barreras; pero no hay por
qué pensar que todo está perdido. (SUENA TIMBRE DE
TELEFONO) Uyuyuy. ¡A lo mejor Dios levantó las barreras!
(VA RAPIDO A ATENDER) Hola. -(SE LE VA EL ENTUSIASMO. MIRA
A CRISTO) Ah, qué tal. Cómo te va. -Sí, aquí está. Te doy
con él. (LE EXTIENDE EL TELEFONO. CRISTO SE ACERCA) Tu
hija.
CRISTO : ¿Qué quiere?
PACO : No sé.
CRISTO : (MOLESTO, TOMA EL TELEFONO) Hola. -Sí, qué querés.
-¿Y dónde querés que esté? Aquí. ¿O estoy en otro lado? -
Salí a jugar al Prode y aproveché para venir a lo de Paco.
Qué tiene que ver que sea de mañana. ¿Entonces hasta que no
coma la sopa no puedo salir? (DISIMULANDO, BAJANDO LA VOZ
TORPEMENTE) No, no... no puedo. (CON VOZ NORMAL) No, no me
enojo. Pero es como si me estuvieras vigilando. ¿Querés que
a la vuelta pase por la veterinaria y me compre un collar y
una correa? -Sí, voy a almorzar, sí. No me voy a quedar
aquí, a comer los trapos sucios que cocina éste. -Bueno,
sí, Rosita, chau. -¡Sí, Rosita! (CUELGA Y SOPLA FASTIDIADO.
ENTRETANTO, PACO HABIA VOLCADO SOBRE LA MESITA LAS FICHAS
DE UN JUEGO DE DOMINO)
PACO : ¿Así que cocino trapos sucios, eh? ¿Por qué no le
preguntás a Fito? Dice que en ningún restaurant como los
platos que come aquí.
CRISTO : Claro. En qué restaurant se van a atrever a
cocinar trapos sucios.
(AUTOMATICAMENTE, SIN HABERLO CONCERTADO CON ANTERIORIDAD,
LOS DOS YA ESTAN SENTADOS FRENTE A FRENTE Y ACOMODANDO LAS
FICHAS DEL DOMINO Y LISTOS PARA INICIAR EL JUEGO)
PACO : Parece que tu hija te puso nervioso.
CRISTO : Me tiene podrido.
PACO : (DEVOLVIENDOLE PELOTA ANTERIOR) Te quiere.
CRISTO : Sí. Demasiado.
PACO : Por qué. ¿Te dijo algo?
CRISTO : (LE CUESTA RESPONDER, PERO AL FIN) Tienen miedo de
que me pierda.
PACO : Ah. (TIEMPO. LEVANTA UNA FICHA) Doble seis. Juego
yo. (LA PONE)
CRISTO : (NO HACE CASO AL JUEGO) ¿Te acordás de Nicola?
PACO : ¿Cuál? ¿El padre del gordo del taller?
CRISTO : Sí, ése.
PACO : ¿Qué le pasó?
CRISTO : Se perdió. (CALLAN. AL FIN CRISTO JUEGA. AHORA ES
PACO QUIEN PIENSA)
PACO : Bueno. Pero eso les pasa porque les agarra la... (NO
RECUERDA LA PALABRA) ...la... pucha caray, cómo es eso que
les agarra... (HACE CHASQUEAR LOS DEDOS, RECLAMANDO QUE
LLEGUE LA PALABRA) la... la... la... la... Puchaa... (AL
FIN APARECE LA PALABRA Y LA PRONUNCIA TRIUNFANTE)...
¡arteriosclerosis! ¡Eso!
CRISTO : (DE REPENTE, NERVIOSO) ¡No juego más!
PACO : (LO MIRA SORPRENDIDO) ¿por qué no jugás más?
CRISTO : No sé... Tenés razón: estoy nervioso. No quiero
jugar más. (SE LEVANTA Y CAMINA NERVIOSO POR AHI)
PACO : ¿Te dijo algo tu hija que no me contaste?
CRISTO : No. No me dijo nada.
PACO : Sabés que yo soy tu amigo, ¿no?
CRISTO : (EXPLOTA) ¡Sí, ya lo sé! ¡Y no tenés por qué darte
corte con eso! ¡Porque si vos sos amigo mío es porque yo
soy amigo tuyo! ¡Qué embromar! ¡Y yo soy más amigo que vos,
después de todo! ¡Porque si vos fueras un buen amigo
pensarías en los demás y buscarías de una vez por todas ese
resultado, que nos tiene a todos nerviosos! ¿O te creés que
me vas a engañar diciéndome que no tenés apuro? ¡Podrás
engañar a tu familia, si querés, pero no a mí! ¡Yo te
conozco bien! ¡Hace setenta años que te conozco! ¡Mirá si
te conoceré! ¡Y te digo una cosa! En estos setenta años...
¡no cambiaste ni un cachito así! ¡Sos el mismo egoísta de
mierda! ¡el mismo... Y chau. No tengo por qué darte
explicaciones. (SE VA MUY DIGNO Y LO MAS RAPIDO QUE PUEDE.
SALE DE LA CASA. PACO QUEDA QUIETO, MIRANDO HACIA LA
SALIDA. SE LEVANTA, CAMINA UNOS PASOS, CASI PODRIA DECIRSE
QUE EN VEZ DE ESPIAR HUELE HACIA AFUERA Y LUEGO, SIN APURO,
SE ACERCA AL TOCADISCOS Y PONE EL DISCO. SE OYE EL VALS.
SIEMPRE LENTAMENTE, VA HASTA LA MESITA Y SE SIENTA FRENTE
AL DOMINO. EN SEGUIDA CASI DESLIZANDOSE, REAPARECE CRISTO.
AVANZA UNOS PASOS. ESCUCHA EL VALS. AL FIN, CON VOZ MUY
CALMA)
CRISTO : ¿Por qué pusiste otra vez "El aeroplano?
PACO : (SIN MIRARLO) Dijiste que era lindo, ¿no?
(LENTAMENTE CRISTO SE HA IDO ACERCANDO A LA MESITA Y SE
SIENTA OTRA VEZ EN SU LUGAR. PIENSA Y AL FIN)
CRISTO : Me hace acordar cuando lo bailábamos. Con Julia...
con la Ñata... Los cuatro...
(PACO NO MIRA A CRISTO. SOLO MIRA LAS FICHAS)
PACO : Dale, seguí. Jugabas vos.
(EL VALS SIGUE OYENDOSE. LOS VIEJOS REINICIAN EL JUEGO. LAS
LUCES BAJAN LENTAMENTE HASTA LA OSCURIDAD TOTAL)
SEGUNDA PARTE: "LA TARDE"

(TERMINA EL VALS Y CON EL LA OSCURIDAD. LA ESCENA SE


ILUMINA POCO A POCO. LA TARDE DEL MISMO DIA ESTA
TERMINANDO. PACO, CON CAMPERA O SOBRETODO Y CON LA CABEZA
CUBIERTA. ESTA SENTADO SOBRE EL BAUL, CASI EN EL CENTRO DEL
ESCENARIO, PENSATIVO, MIRANDO DE REOJO EL SOBRE QUE TIENE
EN LA MANO Y QUE DE VEZ EN CUANDO GOLPEA CONTRA SU OTRA
MANO. TRATA DE OBSERVAR EL CONTENIDO A TRASLUZ PERO EN
SEGUIDA RECUERDA QUE ESO NO ES LO QUE QUIERE. DE PRONTO
SUENA EL TIMBRE DEL TELEFONO. VA DESPACIO HACIA EL, LO
DESCUELGA, LO DEJA DESCOLGADO Y SE ALEJA CAMINANDO POR AHI,
NERVIOSO. EN SEGUIDA SE OYE UN RUIDO QUE VIENE DE LA PUERTA
DE ENTRADA. PACO GUARDA RAPIDO EL SOBRE EN UN BOLSILLO DEL
ABRIGO Y DISIMULA. APARECE CRISTO)
CRISTO : ¿Todavía estás acá?
PACO : Por qué "todavía". Pienso estar muchos años más,
acá.
CRISTO : Quiero decir... ¿Todavía no fuiste?
PACO : Adónde.
CRISTO : ¡Cómo "adónde"! Vamos, Paco. A buscar el
resultado.
PACO : Ah. ¿Y por qué pensás que no fui? Pude no haber
ido... pude haber ido...
CRISTO : Pero cómo. ¿No estás por salir? (DESCONCERTADO LE
SEÑALA LA PRENDA DE ABRIGO Y LA GORRA O SOMBRERO QUE PACO
LLEVA PUESTOS. PACO, QUE LOS HABIA OLVIDADO, SE SORPRENDE Y
DISIMULA)
PACO : Ah. (SE LOS QUITA RAPIDO Y LOS DEJA LEJOS DE CRISTO)
No. Acabo de llegar. Ya estaba por sacármelos y llegaste
vos, otra vez. Ahora venís siempre: a la mañana... a la
tarde...
CRISTO : Y... Quería saber cómo te había ido. (LO MIRA
ANSIOSO. PACO REHUYE LA MIRADA) ¿Y cómo te fue? ¿no me vas
a contar?
PACO : (CON INDIFERENCIA FINGIDA) No me fue.
CRISTO : ¿Por qué decís que no te fue?
PACO : (FINGIENDO ENOJO) Porque no lo tenían listo,
todavía. Ese resultado, digo. Me hacen ir hasta allá para
nada. Gente poco seria. Lo hacen molestar a uno, y...
CRISTO : Qué raro, ¿no? Porque te habían dicho que iba a
estar para hoy.
PACO : Qué. ¿Te macaneo?
CRISTO : No. Cómo me vas a macanear. ¿Por qué me vas a
macanear?
PACO : Eso. Por qué.
CRISTO : ¿Y para cuándo va a estar?
PACO : ¿Eh? Ah. Para mañana. O pasado. Qué sé yo; son unos
desorganizados.
CRISTO : Qué raro, ¿no? Porque en un caso como éste...
PACO : ¿Qué pasa en un caso "como éste"? ¿Qué tiene de
especial este caso?
CRISTO : Y... Que uno está con el culo a cuatro manos. Y
sin embargo ellos lo más tranquilos: que hoy... que
mañana... que pasado...
PACO : ¿Quién está con el culo a cuatro manos?
CRISTO : Todos. Gallego; vos también, no me digas que no.
Las cosas hay que enfrentarlas.
PACO : Mirá, Cristo; acá el único que tiene que enfrentar
las cosas sos vos; porque vos sos el único que anda con el
culo a cuatro manos. Y eso es porque te pasás la vida
pensando en la muerte. Y no solamente a tu muerte le tenés
miedo. A la de cualquiera. ASí que dejate de jorobar.
CRISTO : ¿Yo? ¿Miedo a la muerte? Ja. Si la muerte no
existe. (LO MIRA TRIUNFANTE)
PACO : ¿Cómo?
CRISTO : Lo que existe es la vida.
PACO : (LO OBSERVA) Seguro que eso está en ese libro de
frases que estabas leyendo.
CRISTO : ¿Cómo te diste cuenta?
PACO : ¡Porque si esa fuera tuya no estarías siempre
hablando de muertes! ¡Siempre venís con el cuento de que se
murió éste... se murió aquel...
CRISTO : Y... La gente se muere. Qué puedo hacer.
PACO : ¡No hablar de los muertos! ¡Eso es lo que podés
hacer! ¡Tener una visión un poco más optimista, una visión
de futuro! ¿No decís que la muerte no existe? ¿Que lo que
existe es la vida? ¡Bueno, hablá de lo que existe,
entonces!
CRISTO : ¿Sabés que tenés razón?
PACO : Sí, por cinco minutos. Después empezás otra vez con
eso de: "¿Sabés quién se murió?... ¿Sabés quién se murió?"
CRISTO : (TIEMPO) No te enojes, pero... ¿sabés quién se
murió?
PACO : (LO MIRA FIJO. TIEMPO) ¿Quién?
CRISTO : Pajarito.
PACO : ¿Pajarito? ¡Pero él era más joven que nosotros! Le
llevábamos... como tres años. ¡Pajarito! ¡Hacía tanto que
no lo veía! ¿Y de qué murió?
CRISTO : No sé. No hablemos más de muertos.
PACO : (NO LO QUIERE CREER. LO MIRA FIJO) ¡El que trajo el
tema de los muertos fuiste vos, me parece!
CRISTO : Bueno... no podía seguir guardándomelo por más
tiempo. hace como diez días, ya, que lo sé.
PACO : ¡¿Diez días?!
CRISTO : Sí. Me llamó el Carnisa, para contármelo. Unos
días antes habían pensado organizar una comida con los que
quedan de la barra de entonces, para festejar cincuenta
años de no sé qué. Pero ahora... te imaginás... se
suspendió la comida. No hay quórum.
PACO : Y si lo sabías hace diez días... ¿cómo no me dijiste
nada?
CRISTO : Y, Paquito... Para no preocuparte.
PACO : ¿y por qué iba a preocuparme, yo?
CRISTO : Y... Me pareció.
PACO : Mirá: mejor no hablemos de todo lo que a vos te
parece, ¿eh?
CRISTO : Está bien. No hablemos.
PACO : Eso. (TIEMPO) Pobre Pajarito. ¡Fue uno de los
mejores güines de esa época.
CRISTO : Sí, pero... recién dijiste que no había que hablar
más de muertos.
PACO : ¿Y quién te está hablando de muertos? ¡Yo te estoy
hablando de Pajarito cuando estaba vivo!
CRISTO : Ah, bueno. Hablemos, entonces.
PACO : No. Ahora no hablamos nada.
CRISTO : Bueno, está bien. (TIEMPO) ¡Pero de veras cómo
jugaba, eh!
PACO : (SU PENSAMIENTO LEJOS) ¿Eh?
CRISTO : Pajarito. ¡Cómo jugaba!
PACO : Sí. Pero tuvo mala suerte. Creo que jugó uno o dos
partidos en primer, nada más. Siempre en reserva...
CRISTO : ¡Y... también! ¡Con los ñatos que jugaban en la
primera de Independiente! No lo iban a poner a él. (CON
INTENCION) ¿Te acordás de aquella línea delantera, no?
Canaveri, Lalín, Ravaschino, Seone y Orsi. Qué nenes.
(AHORA CON MALEVOLA INTENCION) Te acordás, ¿no?
PACO : (LA VE VENIR) ¿Qué me querés decir? ¡Claro que me
acuerdo!
CRISTO : (GOZANDOLO) ¡Cómo te bailaron aquella vez, eh!
PACO : ¡Y bueno, sí! ¡Pero fue la única vez que me bailaron
en toda mi vida! ¡Y mirá que jugué, eh!
CRISTO : Ja. ¡Cómo mareaba la Chancha Seoane! ¡Aquella
tarde tuviste que darle, porque si no...!
PACO : No, un momentito. Lo que pasó fue que empezó a
cargarme. Tenía esa costumbre: se ponía delante de uno,
así... movía el culo para un costado... uno se iba para
ahí... y él se iba con la pelota para el otro lado. Me lo
hizo dos veces. A la tercera me calentó, que querés. Y se
la di.
CRISTO : Y te expulsaron.
PACO : (CON CIERTO ORGULLO) Bah. No fue la única vez.
CRISTO : Te gustaba, ¿no? Que te tuvieran miedo.
PACO : Bah. Me divertía. (EMPIEZA A REIR LO MAS DIVERTIDO)
¿Te acordás de aquel insai chiquito, rubiecito, de Sportivo
Buenos Aires? ¿Cómo se llamaba?
CRISTO : (EMPIEZA A CONTAGIARSE, SIN SABER DE QUE SE TRATA)
Cual. ¿Uno de pelo enrulado?
PACO : Ese, sí. Uno que creía que jugaba solo... que quería
gambetearse hasta al referí.
CRISTO : Sí. Cómo no voy a acordarme. Cómo se llamaba,
caray... Uf... Estoy para los nombres... Empezaba con S,
creo.
PACO : Bueno, no importa; ya va a salir.
CRISTO : Sí; ya va a salir.
PACO : Bueno... Una vez se la tuve que dar, ¿sabés? Venía
gambeteando hasta el pastito, iba, venía... Qué querés. Se
la tuve que dar. Para que se dejara de joder. ¿Y sabés lo
que hizo? ¿No te acordás? (SE RIE EN GRANDE)
CRISTO : (RIE MAS) No. ¿Qué hizo?
PACO : (MUERTO DE RISA) ¿Pero no te acordás?
CRISTO : (CONTAGIADO, MURIENDOSE EL TAMBIEN DE RISA) No. Si
me acordara te lo diría. ¿Qué hizo?
PACO : (LOS DOS ESTAN MUERTOS DE RISA Y APENAS PUEDEN
HABLAR) Se... Se... (NO PUEDE SEGUIR POR LA RISA)
CRISTO : (MUERTO DE RISA SIN SABER POR QUE) Dale, vamos,
contá, que quiero saber de qué me estoy riendo.
PACO : (VENCIENDO LA RISA) Se... Se fue... Se fue de la
cancha. Jajajajaá.
CRISTO : (NO LO PUEDE CREER, SIEMPRE ENTRE RISAS
INCONTENIBLES) ¿Se fue? ¿De... de la cancha? ¿Se fue?
¿Salió?
PACO : Sí. Se fue de la cancha. Dejó el equipo con diez.
Dijo... Jajajá... Dijo: "Yo con ése no juego más". Y se
fue. Nadie lo podía creer. Porque aunque todavía no éramos
profesionales... no quedaba bien que uno se fuera así nomás
de la cancha. Estaba todo el público ahí...
CRISTO : (AHORA SERIO) Yo también, muchas veces, tuve ganas
de irme de la cancha.
PACO : (DEJANDO TAMBIEN DE REIR POCO A POCO) Porque vos
eras otro de los que se la pasaban haciendo moñitos.
CRISTO : Y bueno: me gustaba jugar. No era como vos, que lo
único que hacías era pegar.
PACO : Ah, no, eh. Ahora no me digas eso. Que yo también
sabía jugar.
CRISTO : Sí. Hasta que te enfrentabas con uno que jugaba
mejor que vos.
PACO : (SORPRENDIDO) Fijate lo que me venís a decir.
¿Después de tantos años me salís con esto?
CRISTO : Y bueno. Algún día tenía que ser. Nunca te lo dije
antes porque ... en fin... no quería romper nuestra
amistad. Pero ahora... Bueno, ahora te lo puedo decir.
PACO : Ah. ¿Así que ahora te importa un cuerno que se rompa
nuestra amistad?
CRISTO : Vamos, gallego. ¡Qué se va a romper nuestra
amistad! Nuestra amistad ya no se rompe más. (SE MIRAN
PROFUNDAMENTE. LUEGO PACO VA A LA MESITA, SE SIENTA Y
ACOMODA LAS FICHAS DEL DOMINO. CRISTO DESDE ESTE MOMENTO
SENSIBLEMENTE PREOCUPADO, LO SIGUE. ANTES DE SENTARSE
FRENTE A PACO MUSITA CASI A SU PESAR) Salomoni.
PACO : ¿Cómo?
CRISTO : Salomoni. El nombre del insai. El chiquito. El que
se fue porque lo fajaste.
PACO : Ah, sí. ¡Salomoni! ¡Claro! Ja. ¿Viste? Salomoni: te
dije que iba a salir. Ja. (MUESTRA UNA FICHA) Doble seis.
Juego yo.
CRISTO : (QUE NO PUEDE ABANDONAR EL TEMA) Julia siempre me
repetía: "Decile a Paco cómo es; al fin es tu amigo.
Deberías decírselo". Pero a mí me parecía que no debía
decírtelo. Para qué. Al fin de cuentas, si a vos te gustaba
fajar... cada uno es como es y el otro si quiere lo acepta
y si no quiere no. Y yo te aceptaba así, y listo.
PACO : Yo también te aceptaba. No eras vos solo el que
tenía que aguantar cosas. Yo con la Ñata también hablaba de
vos y le decía: "Mirá, lo aguanto porque es un buen tipo;
sino... ".
CRISTO : ¿Y qué tenías que aguantar vos de mí? Decime, a
ver.
PACO : ¿Te lo digo?
CRISTO : Sí, claro, decí.
PACO : Bueno. Varias cosas; pero sobre todo tu fidelidad.
Eso no se lo decía a la Ñata, claro. Pero era lo que más
tenía que aguantar de vos. Nunca querías salir con ninguna
mina. Siempre yo tenía que salir solo; y si las minas eran
dos, tenía que conseguir algún otro candidato. Pero vos
nunca eras pierna. Siempre fiel... siempre hablando de
Julia. Me tenías podrido.
CRISTO : (EN SUS PENSAMIENTOS) La pasábamos bien los
cuatro.
PACO : ¡Bueno, sí! ¡Pero todo era muy familiar! ¡Ellas se
conocían de pebetas, nosotros también! ¡Uno se aburría! Así
que no venía mal salir de vez en cuando con alguna mina.
(CRISTO, NERVIOSO, DEJA EL JUEGO, CAMINA POR AHI. PACO LO
OBSERVA CON CURIOSIDAD)
PACO : Qué pasa. ¿No jugás más?
CRISTO : (ESTA EN OTRA COSA) A veces pienso... qué bien la
pasábamos los cuatro. En el club, en el cine... en
cualquier lado la pasábamos bien. Qué lástima que...
PACO : ¿No ves? ¡Ya empezaste otra vez! (CRISTO NO LO OYE.
AHORA ESTA FRENTE A LA FOTO DE LA ÑATA. LA MIRA)
CRISTO : Yo no tengo ninguna foto artística de Julia, así
como ésta. Está linda la Ñata, acá. Todas las que yo tengo
de Julia son chicas, de esas instantáneas. Pero tengo una
en dónde están las dos. Cuando eran pibas. En la casa de la
Ñata. (TIEMPO. SEÑALA LA FOTO) Seguís extrañándola, ¿no?
PACO : (DESPUES DE UNA PAUSA. SINCERO) Y... sí.
CRISTO : Yo la extraño mucho a Julia.
PACO : Sí. Ya sé. ¿Pero jugás o no jugás?
CRISTO : (DE REPENTE) ¡Soy un desgraciado, Gallego!
PACO : ¿Cómo? ¿Qué decís?
CRISTO : ¡Que soy un desgraciado!
PACO : Sí, ya te oí. ¿Pero por qué decís eso ahora? ¿Qué te
agarró?
CRISTO : ¿Sabés una cosa? (PATETICO) Yo también le fui
infiel a Julia.
PACO : (GRATAMENTE SORPRENDIDO) ¿Vos también? ¡No me digas!
CRISTO : (CASI LLORANDO) ¡Yo también, sí! ¡Soy un
desgraciado! (SE DESESPERA)
PACO : (DE LO MAS CONTENTO, SE LEVANTA, SE ACERCA A CRISTO)
Esperá, esperá un poquito; no te pongás así que no es para
tanto. Contame, contame. ¿Con quién fue? ¿Yo la conocía?
CRISTO : No. Era una compañera del Correo. Yo nunca quise
que pasara eso. Pero estábamos todo el día juntos,
trabajando. Y joda va joda viene...
PACO : Y, sí. Se hace difícil. Estando todo el día juntos.
Y más si hay joda de por medio...
CRISTO : Pero te juro que yo no me lo propuse. Julia no se
lo merecía. No. La cosa pasó de repente, casi sin darme
cuenta... Qué sé yo. Pasó porque tenía que pasar.
PACO : ¡Qué! ¿Fue en la misma oficina, que...?
CRISTO : ¡No! ¿Estás loco, vos? ¡Cómo lo íbamos a hacer en
la oficina!
PACO : ¡Ah, ya me parecía! ¡Hubiera sido de lo más
incómodo! ¿Y adónde fueron?
CRISTO : (CON VERGUENZA) A un hotel.
PACO : Ah... Entonces tan de repente no fue. Un poco de
premeditación hubo.
CRISTO : Qué se yo. Ya no me acuerdo. Lo único que sé es
que fui un desgraciado.
PACO : Bueno, basta, Cristo. Cada vez que decís eso me
insultás también a mí. Y al final de cuentas no es para
tanto. A Julia vos siempre le fuiste fiel. Siempre fue tu
señora. La mina del Correo era una mina, nada más. (LO MIRA
CON CURIOSIDAD) ¿Y duró mucho eso?
CRISTO : No, estás loco. Fue sólo ese día.
PACO : (NO LO PUEDE CREER) ¡Sólo ese día! ¿Querés decir que
fueron al hotel solamente una vez?
CRISTO : Sí
PACO : (NO ENTIENDE) ¿Pero qué les pasó? ¿No les gustó?
CRISTO : (DESESPERADO) ¿Pero no entendés? Yo no le podía
seguir haciendo eso a Julia. Me daba... me daba no sé qué.
PACO : (LO MIRA DESILUCIONADO) Resultaste más fiel de lo
que yo pensaba.
CRISTO : Nunca voy a olvidar esa noche, al llegar a casa.
Julia me recibió mejor que nunca. Me sentí una porquería
tan grande que... que casi le cuento todo.
PACO : Pero no se lo contaste.
CRISTO : No. Cómo se lo iba a contar.
PACO : Tan fiel no sos, entonces.
CRISTO : "Hola, mi huia", me dijo aquel día apenas entré.
Nunca lo voy a olvidar. Fue lo peor que me pudo haber
dicho.
PACO : ¿Mi "qué" te dijo?
CRISTO : (ALGO RETICENTE) Mi huia.
PACO : ¿Huia? ¿Y eso qué es? ¿Algún insulto?
CRISTO ; No. al contrario. Los huias eran unos pájaros que
vivían en pareja; ninguno de los dos podía vivir sin el
otro, ¿sabes? Ni el macho ni la hembra. Por eso nosotros,
un poco en broma, nos decíamos huia. Y justamente esa
noche...
PACO : Perdoname, ¿no? Pero esos pájaros eran medio
boludos. ¿Por qué no podían vivir uno sin el otro?
CRISTO : Porque uno tenía el pico corto pero fuerte, para
poder hacer un agujero en el árbol; y el otro lo tenía
débil pero largo, para poder meterlo en el agujero y sacar
la comida. Los dos se complementaban, ¿te das cuenta? Y uno
sin el otro...
PACO : ¿Y qué pasó con esos bichos? Porque yo nunca me
enteré.
CRISTO : Se acabaron. La especie. Se acabó.
PACO : Eran boludos del todo, entonces. Pero en cambio vos
seguiste viviendo. Así que tan boludo no sos.
CRISTO : (SE REBELA) ¡Pero por qué tenés que tomarlo todo a
risa! ¿Vos sabés cómo me sentí yo aquel día? ¡Y en estos
días más, todavía! ¡Porque nunca la necesité tanto como
ahora! ¡Nunca... (SE DETIENE, COMO SI ENTENDIERA QUE ESTA
HABLANDO DE MAS. DISIMULA)
PACO : ¿Por qué nunca la necesitaste tanto como ahora? ¿Qué
te está pasando?
CRISTO : Nada. Debe ser por ese vals, que siempre
bailábamos juntos y que se te ocurrió poner justamente
hoy... No sé. (ESTA CONFUSO)
PACO : (OBSERVANDOLO) Oíme, Cristo. Te pasa algo. EStás
raro.
CRISTO : (NERVIOSO) ¡No me llames Cristo, querés! ¡Y ya te
dije que si estoy así debe ser por ese vals! ¡Y entre
paréntesis, ya podrías haberte comprado un cassettes, en
vez de andar poniendo ese disco del tiempo de Ñaupa que...
(AL MIRAR HACIA EL DISCO DESCUBRE, A SU LADO, EL TUBO DEL
TELEFONO DESCOLGADO. LO TOMA Y SE LO MUESTRA A PACO) ¿Y
esto?
PACO : (DISIMULA. LE ARREBATA EL TUVO Y LO CUELGA MIENTRAS
RESPONDE SOLO AL TEMA DEL DISCO) Estás loco. Como voy a
tirar este disco. Ya no vienen más así, de pasta auténtica.
Y de 78: la velocidad que a mí me gusta. (SE ALEJA)
CRISTO : Te pregunté por el teléfono.
PACO : (DISIMULA) ¿Eh? Ah. Lo estuve limpiando.
CRISTO : Oíme: vos me estás escondiendo algo.
PACO : (TIEMPO. SERIO) Está bien. ¿Cómo te diste cuenta?
CRISTO : ¡Porque te conozco! ¡Y por ese teléfono
descolgado! (ENTIENDE TARDE LA APARENTE CONFESION DE PACO)
¿Así que estás escondiendo algo?
PACO : Sí. A vos no te puedo engañar. Pero no se lo vas a
contar a nadie, ¿no?
CRISTO : No. Te juro que no.
PACO : ¿Me vas a guardar el secreto?
CRISTO : Sí, te digo que sí.
PACO : Bueno. (HACE UNA PAUSA. CRISTO ESPERA
ANGUSTIOSAMENTE) Tengo una mina.
CRISTO : (EXPLOTA) ¡Andá a la mierda!
PACO : Eh, che. ¡Estás raro de veras, hoy, eh!
CRISTO : ¡Mirá... yo ya te dije qué me pasa! ¡Y el que está
raro... y vos sabés por qué... sos vos! ¡Así que no
embromes más! (VA RAPIDO A LA MESITA, SE SIENTA Y JUEGA)
¡Ahí está!... ¡El dos cuatro! (PACO SE ACERCA)
PACO : ¿Querés un vaso de leche?
CRISTO : ¡No! ¡Estoy podrido de leche! (PACO SE SIENTA Y
EMPIEZA A REIR BAJITO. CRISTO LO MIRA) ¿Y ahora de qué te
reís?
PACO : ¿Sabés de quién me estaba acordando? (RIE BAJITO
MIENTRAS CRISTO SIGUE MIRANDOLO, ESPERANDO) Del turco Alef.
¿Sabés lo que le hizo una noche su mujer, cuando descubrió
que andaba con una mina? (SIGUE RIENDO BAJITO Y SIGUEN
JUGANDO, PONIENDO LAS FICHAS UNA DETRAS DE LA OTRA, COMO SI
LA CONVERSACION NO INTERFIRIERA EL JUEGO)
CRISTO : (EMPIEZA TAMBIEN A SONREIR, COMO EN ESCENA
ANTERIOR) No. Qué le hizo.
PACO : (EN MEDIO DE LA RISA) Lo esperó lo más tranquila,
sentadita, con un pulverizador de Flit en la mano... ¿te
acordás de aquel aparatito que largaba insecticida? Bueno;
y cuando el turco apareció lo más campante como a eso de
laso dos de la madrugada... sin esperar que dijera
"buenas"... ¡Pfff... empezó a darle sin asco! ¡Pffffff! Ja.
Lo puso asqueroso de arriba a abajo. Lo trato de insecto
sin necesidad de decirle una palabra. ¿No te parece
bárbaro? Estuvo fenómena la turca. (RIEN LOS DOS, PACO MAS
QUE CRISTO. HASTA QUE PACO) Por lo menos a vos Julia no te
espero con una honda. (RIE MIENTRAS CRISTO SE PONE SERIO)
¿Te imaginás? ¡Tomá, mi huia! ¡Y zas! ¡Un hondazo! (RIE)
¿Huia se llamaba el pajarito, no? (RIE)
CRISTO : A mí no me causa ninguna gracia.
PACO : A vos nada te causa gracia, hoy.
CRISTO : ¡Claro que no! ¡Porque no puedo tragarme eso de
que todavía no te hayan dado el resultado! (LO ENFRENTA) A
la Ñata podías engrupirla. Pero a mí no.
PACO : Bueno, basta, eh.
CRISTO : ¡Sí, basta, es lo que digo yo!
PACO : ¡Bueno, basta entonces!
CRISTO : ¡Sí, basta!
PACO : ¡Eso! ¡Basta! (SE LEVANTA DISGUSTADO. UNA MUECA DE
DOLOR) ¡Ajj! ¡Ese turro de Falquetti! (CAMINA POR AHI)
CRISTO : (CON MUCHO DOLOR) Creía que era tu amigo. Pero me
parece que...
PACO : ¡Pero que decís, Cristo! ¡Sos peor que Falquetti,
vos!
CRISTO : ¡Digo que si sabés algo... me lo tendrías que
contar! ¡Eso digo! ¡No sé por qué no querés hablar conmigo
de... (SUENA EL TIMBRE DEL TELEFONO INTERRUMPIENDO. DESPUES
DE UNA VACILACION. PACO PIDE A CRISTO)
PACO : Atendé, andá.
CRISTO : (DESAFIANDOLO) ¡No! ¡Atendé vos! ¡Andá, atendé!
PACO : ¡No seas pajarón, querés? (EL TIMBRE SIGUE SONANDO.
PACO ESPERA LA DECISION DE CRISTO) ¿Y? ¿Atendés o no? (A
REGAÑADIENTES, CRISTO VA HACIA EL TELEFONO. PACO ADVIERTE
RAPIDO) Y si es Mario le decís que no estoy. Que me estás
esperando... lo que quieras. Pero yo no estoy.
CRISTO : (YENDO AL TELEFONO) Mirá que yo no sé mentir,, eh.
(ATIENDE) Hola -No. Cristóbal. -Ah. Qué decís Mariucho,
cómo te va. -No, no, él no está. Parece que todavía... no
sé, no volvió. -No, Fito tampoco. -Sí, la verdad... no sé
por qué tu padre me da la llave de su casa. Porque aquí yo
no soy más que... (MIRA A PACO CON INTENCION, PERO NO
SIGUE) -¿Eh? -No, nada. Le digo que te llame, entonces. -
Sí, claro, seguro que todo va a ir bien. Yerba mala nunca
muere. Je. - Sí. Yo le digo siempre. Que primero él me va a
enterrar a mí. -Y bueno. Alguno de los dos va a tener que
enterrar al otro, ¿no? -Jejeejé. -Bueno, chau, Mariucho. -
Sí, debe haber ido a tomar un café. Porque no es por hablar
mal, ¿no?, pero tu viejo es un egoísta de mierda... (MIRA
DESAFIANTE A PACO)... y le importa un pito que los demás
estemos esperando. -(OYE, SE SORPRENDE) ¡Sí, claro que es
capaz de eso, también! Casualmente hoy... ¡Lo conocés, eh!
(MIRADA INTERROGANTE A PACO) -Bueno, sí, yo le digo. -Chau,
mariucho. (CUELGA. A PACO) Te conoce tu hijo, eh.
PACO : ¿Por qué? ¿Qué te dijo?
CRISTO : Que seguro que te habías ido con alguna mina por
ahí.
PACO : (LE GUSTO) ¿Esto te dijo? Ja. ¡Mariucho, viejo y
peludo! Seguro que a él le gustaría que yo... Bueno: y a
mí... ni te cuento.
CRISTO : ¡Pero está de acuerdo en que sos un egoísta de
mierda, también!
PACO : Sí, pero nunca tan egoísta como vos, que querés que
yo te entierre primero. Y ojo. Que si yo te entierro
primero, después vos te levantás y me enterrás a mí. ¿Pacto
de sangre? (LE EXTIENDE EL PUÑO CERRADO CON EL PULGAR EN
ALTO)
CRISTO : (LO MIRA, SEDUCIDO. eS UN VIEJO JUEGO DE CUANDO
ERAN CHICOS. APRIETA SU PULGAR CONTRA EL DE PACO) Pacto de
sangre.
PACO : (DESPUES DE "MEZCLARSE LAS SANGRES", SONRIENDO, CON
SU MANO DA UNA CACHETADA EN EL PUÑO DE CRISTO) Ja. Si
habremos hecho pactos de sangre. (SE MIRAN CON CARIÑO)
CRISTO : Sí. Y casi siempre lo respetamos. (TOCADO, PACO SE
ALEJA. CRISTO, INMOVIL, ESPERA, HASTA QUE URGE) Dale,
Patón.
PACO : Dale qué.
CRISTO : ¿Entonces de veras no me vas a contar? (PACO SE
DETIENE, DUDA. PAUSA. AL FIN VA HASTA EL ABRIGO Y SACA EL
SOBRE DEL BOLSILLO. LO MUESTRA. CRISTO SE SORPRENDE) Qué.
¿Te lo dieron?
PACO : Sí.
CRISTO : ¿Y qué dice?
PACO : Por ahora no lo voy a abrir.
CRISTO : ¿Pero qué dice?
PACO : ¿no entendés? ¡Por ahora no lo voy a abrir!
CRISTO : ¿Pero estás loco? ¿Cómo no lo vas a abrir?
PACO : Por ahora no.
CRISTO : Cómo no. ¿Cómo no vas a enterarte de ese resultado
si... (SE DETIENE)
PACO : ¿Si qué?
CRISTO : Vamos, Paco; sabés lo que se está jugando ahí.
PACO : No se está jugando nada. El partido ya terminó.
CRISTO : Sí. ¿Pero el resultado?
PACO : (MAS FUERTE) ¡Bueno, no hinchés más, querés?
¡TErminala de una vez! (LO ENFRENTA PERO SALE RAPIDO DEL
ENFRENTAMIENTO Y VA A SENTARSE CON RABIA SOBRE EL BAUL.
APARECE OTRA MUECA DE DOLOR. SE TOCA LA RODILLA) ¡Ese turro
de Falquetti!
CRISTO : (DESPUES DE UNA PAUSA, DOLOROSAMENTE) ¿Preferís
que me vaya, entonces?
PACO : (CON AFECTO, SIN MIRARLO) Ya te dije que la
termines, che. (CRISTO VA A SENTARSE SOBRE OTRO LADO DEL
BAUL, EN ANGULO, CASI DE ESPALDAS A PACO. AL FIN PACO,
MIRANDO EL SOBRE QUE TIENE EN LA MANO)
PACO : Ni lo quiero abrir ni lo quiero dejar de abrir.
CRISTO : (DEJANDOLO HABLAR) Ah, sí.
PACO : No estoy decidido. Eso es lo que pasa. Qué sé yo si
me va a servir para algo saber que me queda un año... o
dos... o cinco. O cincuenta. Eso es lo que pasa.
CRISTO : Ah, sí.
PACO : Mirá: (CASI DESAFIANTE) No sé si esto que te voy a
decir aparece en alguno de esos libros geniales que vos
leés. Pero todo el tiempo que ya pasó, el que quedó
atrás... el tiempo que todavía va a pasar, ese que está
adelante... y éste, este tiempo que vivimos ahora...
todo... todos los tiempos... (MAS DESAFIANTE) ... son el
mismo tiempo. (LO MIRA Y ESPERA) Ninguno vale más que otro,
quiero decir. Todos son lo mismo, ¿entendés? (PAUSA. QUEDAN
MIRANDOSE. AL FIN) Dale, discutí si querés.
CRISTO : (NO DEJA DE MIRARLO, INTERESADO) No, no quiero
discutir. Justamente yo...
PACO : (INTERRUMPIENDOLO, DISCUTIENDO QUIZA CONSIGO MISMO)
¡Y más, todavía! Quién sabe este minutito que ahora estoy
pasando aquí, con vos... vale tanto como todos los años y
años que... Porque al fin de cuentas... decime:... ¿dónde
están los años que pasaron, los años que ya vivimos? Vos me
dirás: "Pssss... ¡rajaron!" Y sí. Por un lado rajaron,
tenés razón. Pero por otro lado no rajaron. (SE TOCA LA
CABEZA) Están aquí. Y ahí, con vos, también. con los dos. Y
el tiempo que está por venir, si es que hay algún tiempo
que esté por venir... también está ahora aquí, con los dos.
Mucho, poco... El que sea. (SE FUE ENTUSIASMANDO. SE
DETIENE. OBSERVA A CRISTO) Qué ponés esa cara. ¿Me entendés
o no me entendés?
CRISTO : (CON CIERTA ADMIRACION Y TEMOR AL MISMO TIEMPO)
¿Me prometés que no te vas a enojar?
PACO : Sí. Por qué.
CRISTO : Porque eso aparece en un libro. No me acuerdo en
cuál: "La eternidad está en el minuto que vivimos". O algo
así, decía. (SE MIRAN. TIEMPO)
PACO : (SONRIE) Filosofía.
CRISTO : (ACEPTANDO) Y... sí.
PACO : ¿Viste? Y eso que yo no leí ni medio.
CRISTO : Y además decía algo así como que la vida era una
serie de eternidades, y que el hombre debería tener...
PACO : (SE LEVANTA) Ya la embarraste.
CRISTO : ¿Por qué?
PACO : ¡Porque me importa un pepino la serie de
eternidades! ¡A mí lo que me importa es esta eternidad!
¡Esta eternidad chiquita que estamos viviendo ahora aquí,
nada más! Y cuando se acabe... cuando esta eternidad
chiquita se acabe...(SE ACERCA Y LE PEGA EN EL PECHO,
DIVERTIDO Y TAL VEZ RETADOR:)... yo no me voy a dar cuenta
de que se acabó, ¿entendés? ¡No me voy a dar cuenta! Y los
jodo a todos. (VA HACIA EL TERMO) ¿Querés un café?
CRISTO : ¡Claro! ¡El egoísta de siempre! ¿Qué te importan
los demás, no es cierto? ¡Con tal de que vos no te des
cuenta... que se jodan los que quedan, no es cierto?
PACO : ¡Los demás tampoco se van a dar cuenta, Cristo! Una
semana, dos semanas, a lo mejor. ¿Un mes, digamos? Pero
después chau. Si no se olvidaron, se acostumbraron. Que es
algo parecido. ¿Querés un café? (SE ACERCA AL TERMO PARA
SERVIRSE. CRISTO QUEDO SOLO. DESPROTEGIDO. AL FIN HABLA SIN
MIRAR A PACO, CASI PARA SI MISMO)
CRISTO : No quiero que te mueras antes que yo, Gallego.
PACO : ¿Ah, no? Jajá. ¡Querés que el que se quede y se joda
sea yo, ¿no? Flor de vivo.
CRISTO : (CADA VEZ MAS DESPROTEGIDO) No quiero quedarme
solo.
PACO : Vamos, Cristo, dejate de embromar. Qué te vas a
quedar solo. Tenés tu hija, tu yerno... tus nietos... Qué
más querés.
CRISTO : Se van.
PACO : ¿Cómo?
CRISTO : Se van.
PACO : (SE SORPRENDE. DEJA SU CAFE) Adónde se van.
CRISTO : Hacía rato que Luis esperaba que le saliera un
trabajo en Canadá. Y al fin le salió. Es un buen técnico,
sabés. Y no van a desperdiciar una oportunidad así por mí.
PACO : ¡Cómo! ¿Y no te llevan?
CRISTO : No, estás loco. Ya son cinco. Ellos dos, los
chicos... No, cómo me van a llevar. (INTENTA SONREIR PERO
NO LE SALE) No cabemos todos en Canadá.
PACO : Ah, no. (NO SALE DEL ASOMBRO) Claro. No caben. Y
entonces... ¿con vos qué van a hacer? ¿Te van a tirar a un
baldío?
CRISTO : Me ponen en uno de esos lugares, que... Desde
allá, con los dólares, lo pueden pagar. Porque yo aquí, con
mi jubilación... Je. (NO SIGUE. INTENTA SONREIR PERO ESTA
MUY TRISTE. PACO ENTENDIO Y RECIBE LA NOTICIA COMO SI FUERA
UN GOLPE. NO LO PUEDE CREER)
PACO : Qué. ¿Un geriátrico?
CRISTO : (APENAS) Sí. (PACO NO ATINA A REACCIONAR. SOLO
REPITE MECANICAMENTE)
PACO : Un geriátrico. (CAMINA UNOS PASOS POR AHI, NERVIOSO,
SIN SOLUCIONES, HASTA QUE AL FIN EXPLOTA) ¡Cómo un
geriátrico?! (ENFRENTA A CRISTO SORPRESIVAMENTE) ¡No te
pueden hacer eso! ¡No señor! (LO ACUSA METIENDOLE UN DEDO
EN EL PECHO) ¡No te pueden hacer eso, ¿entendés?! ¡Vos
trabajaste toda la vida! ¡Desde chico, trabajaste! ¡Y como
un negro! ¡Siempre encerrado ahí, en ese correo! ¡Todo el
día ahí adentro, dale que dale, poniendo sellitos sobre las
estampillas! ¡Sac, sac, sac! ¡El brazo te quedaba duro! ¿O
no te acordás? ¿Y la luz del sol? ¿Cuándo veías la luz del
sol? ¿Eh? ¡Todo el día en ese sótano! (CRISTO TIMIDAMENTE,
VA A HABLAR PERO PACO NO LO DEJA) ¡Sí, señor! ¡Te pasaste
la vida metido en ese sótano, no digas que no! (CRISTO
DESISTE Y PACO SIGUE) ¡Yo lo sé muy bien! ¡Sé muy bien todo
lo que trabajaste! ¡Fui testigo de todo lo que te
sacrificaste! ¡Sí señor! ¡Te sacrificaste por tu familia,
por la sociedad, por el país... por el mundo! ¡Así que
ahora ellos no te pueden meter en un... ¿Entendés? (PACO
ESTA GRITANDO Y ACUSANDOLO. CRISTO RECIBE LA ANDANADA SIN
SABER COMO REACCIONAR. AL FIN PACO LLEGA AL COLMO DE LA
INDIGNACION) ¿Pero me estás escuchando o no? (CASI UNA
SUPLICA) ¡Te dije que no te pueden hacer esto, Cristo!
CRISTO : (CON UN HILO DE VOZ) ¿Y qué querés que haga? Yo...
PACO : (CON EL RESTO, DEBILMENTE) ¡Como qué quiero! ¡Quiero
que no te dejes hacer eso! ¿Qué sos, vos, al fin de
cuentas? ¿Eh? ¡Decime! ¿Qué sos? (QUEDAN MIRANDOSE. AL FIN,
PACO, VENCIDO, CAMINA OTRA VEZ NERVIOSO, REZONGANDO) ¡Je!
¡Un geriátrico! ¡Lo único que se les ocurre! Je. (TIEMPO.
DE REPENTE) ¡Geriátrico un carajo! (LO ENFRENTA) ¡Te venís
a vivir aquí, conmigo, y ya está!
CRISTO : Vamos, Paco. Si aquí tampoco cabemos todos.
PACO : (RECUERDA) ¡Ah! ASí que era por eso que hoy
preguntabas y... ¿Pero por qué no me dijiste? ¿No sabés
acaso que yo... ¿Pero cómo no vas a caber vos aquí? Yo te
hago lugar y listo. ESta casa está a mi nombre, así que
vos... ¡Dormís en mi cama, ahí está! ¡Del lado izquierdo,
eso sí! ¡Yo con la Ñata estaba acostumbrado a dormir del
lado derecho! ¡Vení, vení que te muestro! (LO TOMA DEL
BRAZO, LO LEVANTA, LO QUIERE LLEVAR HACIA EL DORMITORIO.
CRISTO SE RESISTE, SE SUELTA)
CRISTO : ¡Vamos, Gallego, sabés que no se puede!
PACO : ¿Por qué? ¿Sos sonámbulo? ¿Hablás cuando dormís?
CRISTO : ¡Dejate de embromar, Gallego! ¡Sabés bien que no
puedo vivir aquí con vos, aunque me gustaría! ¡Y callate,
por favor, que yo... ! ¡Y me voy, qué tanto! (SE MUEVE COMO
PARA IRSE. PACO SE LE PONE ADELANTE)
PACO : ¡Usted no se va nada! (SE ENFRENTAN. SUENA EL TIMBRE
DEL TELEFONO. PACO ESTA A PUNTO DE IR A ATENDER, PERO DE
REPENTE) ¡Y me atiende el teléfono! (CRISTO NO REACCIONA)
¡Vamos, atienda! ¡Y si es mi hijo le dice que el teléfono
está descompuesto, qué joder! (CRISTO LO MIRA SIN
RESPONDER. ENTONCES PACO LE HABLA CON CIERTA DULZURA)
¡Vamos, atendé, querés! (COMO CRISTO NO SE DECIDE, PACO LO
TOMA DE UN BRAZO) ¡Atendé, andá, chitrulo! (LO LLEVA HASTA
EL TELEFONO, QUE AHORA, AUNQUE A REGAÑADIENTES, CRISTO
ATIENDE)
CRISTO : Hola. -Ah. Cómo te va. -Cristóbal, sí. -Sí, esperá
que te doy con él. (GESTO DE SORPRESA Y AMENAZADOR DE PACO
PERO CRISTO LE ACLARA A TIEMPO) Es Fito. Chitrulo.
PACO : Ah. (TOMA EL TUBO) Hola -Fito. ¿Qué decís? -Sí,
esperá: te llamó una piba... Olga... Y un peludo: Goyo. Le
dije que estabas haciendo los trámites del pasaporte. -¿Ya
te lo dieron? Fenómeno, te felicito. -¿El mío? Para qué
quiero yo un pasaporte. -¿Ah, sí? ¿Y qué hago allá? ¿Vos
vas adelante y decís: "el viejo ese que viene atrás me trae
la guitarra"? Cuando yo tenía tu edad... una vez me colé en
un casorio... (PAULATINAMENTE, COMO SI A TRAVES DEL
RECUERDO LE FUERA APARECIENDO ALGUNA IDEA IMPORTANTE, SU
VOZ SE VA APAGANDO AL MISMO TIEMPO QUE LAS PALABRAS SURGEN
CADA VEZ CON MAS LENTITUD)... llevando un bandoneón,
¿sabés? Era el pibe que llevaba el bandoneón. Pero ahora,
en España, yo... (SE INTERRUMPE. QUEDA INMOVIL, PENSANDO EN
ALGO IMPORTANTE QUE ACABA DE OCURRIRSELE. MIRA A CRISTO,
QUE ESTA MAS ALLA, OCUPADO EN SUS PENSAMIENTOS. PACO
EMPIEZA A ACEPTAR LA IDEA QUE SE LE OCURRIO. LE BRILLAN LO
OJOS. OLVIDA EL TELEFONO, DE DONDE AL FIN ES RECLAMADO) -
¿Eh? Sí, estoy aquí, estoy aquí. (MIENTE) -No, se oye un
poco mal; por eso. -Bueno, bueno. -¿Querés que te tenga
preparada una tortilla? -Ah. ¿Comés con Olga? -Decile de mi
parte que... que ahora... Moscú no está cubierta de nieve.
-Je. De nieve, sí. Ella va a entender, no te pongas celoso.
-Bueno, pero a la noche venís. -Bueno, chau. (CUELGA Y
QUEDA PENSATIVO. TIEMPO.MEDITA, MIENTRAS MAS ALLA CRISTO
ESTA ESPERANDO PARA IRSE, NERVIOSO. EN CAMBIO PACO, AHORA
SONRIENDO PENSATIVO, ESTA SABOREANDO UNA DECISION MIENTRAS
CANTA BAJITO) "Y Moscú no está cubierta de nieve..."
CRISTO : Bueno, Paco, yo... (HACE MOVIMIENTO DE IRSE)
PACO : Todavía no.
CRISTO : Sí, Paco. No me siento bien, y...
PACO : No. Digo que Moscú todavía no está cubierta de
nieve. Hace poco que sí, estuvo. En invierno; cuando aquí
era verano. Y ahora aquí es otoño; y allí es primavera. Así
que por ahora nos salvamos del frío. (CAMINA EUFORICO POR
AHI) ¡Nos salvamos del frío, Cristo! ¡Nos salvamos del
frío!
CRISTO : ¿De qué estás hablando?
PACO : (DE REPENTE LO TOMA DEL BRAZO) ¿Te acordás del día
que volví del médico? Cuando... cuando me encontraron lo
que me encontraron, bah.
CRISTO : Cómo no me voy a acordar, si...
PACO : (INTERRUMPE) Bueno. Ese día... sentí lo que todos
deben sentir en un caso así: el mundo se me vino abajo, me
quedé sin aire, el corazón me explotaba... Qué sé yo.
(TIEMPO. SUELTA EL BRAZO DE CRISTO, MIRA HACIA
ADELANTE)Pero después salía la calle. Y empecé a caminar.
La calle estaba llena de gente: la Avenida, ¿sabés? Y
claro: empecé a mirarlos a todos. Como despidiéndome.
Dentro de un tiempo yo no iba a estar más en este mundo. Y
ellos seguirían caminando ahí... Pero... (SE DEJA CAER CON
SUAVIDAD SOBRE EL SILLON Y CRISTO LO IMITA SENTANDOSE A SU
LADO)... de repente -recuerdo la cara de una piba que
pasaba, y me miró- ... de repente empecé a ver todo
distinto. Quiero decir, a ver todo como es. Porque...
¿sabés, Cristo? ...empecé a sentir que cada uno de ellos,
esa piba... los muchachos... los chicos... los viejos... el
diarero... el tachero que pasaba... todos... todos, ellos y
yo, éramos compañeros de viaje. Y de un viaje... no sé cómo
decírtelo, Cristo... De un viaje... de un viaje bárbaro.
Dentro de un tiempo ninguno de nosotros va a estar aquí,
todos nos habremos ido. Pero todos, sin darnos cuenta,
habremos sido compañeros del mismo viaje. Y de un viaje
que... (SE QUEDA MIRANDOLO FIJO A LOS OJOS) De un viaje
fenómeno, Cristo. De un viaje donde el tiempo no tiene
ninguna importancia; de un viaje que tiene un minuto nada
más: éste. (CON SUS MANOS TOMA LAS DOS MANOS DE CRISTO)
Pero este minuto... adentro... tiene todo. ¿Me entendés o
no me entendés?
CRISTO : No sé. Creo que sí.
PACO : ¿Y sabés adónde vamos a ir en este minuto? Aunque no
me entiendas.
CRISTO : ¿Adónde?
PACO : (SONRIE. SE PONE DE PIE) Vamos a ir a verlo a Fito.
CRISTO : Por qué. Dónde está.
PACO : Dónde va a estar".
CRISTO : (LO MIRA CON ALARMA) Dónde.
PACO : (TOREA) Olé. España. Es primavera, allá.
CRISTO : (RECIBE EL IMPACTO) Vos no tenés remedio. (SE
LEVANTA)
PACO : (SE TOCA EL BOLSILLO EN DONDE GUARDA EL SOBRE()
Quién sabe aquí dice lo mismo. Y quién sabe no. Andá a
saber.
CRISTO : ¡Pero vamos, Paco! ¡Sentá cabeza, por favor!
PACO : (TOTALMENTE TRANQUILO) Para qué.
CRISTO : (DESESPERADO) ¿Pero no te das cuenta de que... (NO
SABE SEGUIR)
PACO : ¿De qué no me doy cuenta?
CRISTO : (NO SABE. VACILA) Y... de... ¡Vamos, Gallego! No
estás hablando en serio, ¿no?
PACO : Sí.
CRISTO : ¿Pero cómo vas a irte a España? ¡Cómo...
PACO : (LO INTERRUMPE HACIENDO UN GESTO QUE IMITA EL VUELO
DE UN AVION Y CON LA BOCA EL SONIDO DE UN MOTOR)
Ppprrrrrrrrr... En aeroplano.
CRISTO : ¡Pero dejate de jorobar, Paco! ¡Cómo vas a irte a
España!
PACO : Ya te dije cómo: en aeroplano. Y yo solo no. Los
dos: vos y yo.
CRISTO : (NO SABE POR DONDE AGARRAR) ¿Ah, sí? ¿Y quién paga
el viaje? ¿A ver?
PACO : Yo. ¿O vos te creés que le iba a dejar todo a Mario,
sin guardar un poco de guita para mí? Pobre de vos. Y lo
que guardé nos debe alcanzar para un viaje de por lo
menos... una eternidad. Je. Porque no va a ser solamente a
España. España primero. Allí vemos a los Peludo de Regalo,
visitamos el pueblo de mis viejos, así cumplo la promesa
que me había hecho cuando Franco me jodió el viaje en el
36... y después seguimos. Alrededor del mundo. Lo que
quieras: Francia... Italia... Las Dolomitas... (SONRIE)
Hasta Moscú. Eso sí. Antes de que llegue la nieve. Porque
allá los lobos aúllan de hambre. Y eso no es para mí. (MIRA
SONRIENDO A CRISTO, QUE NO SABE QUE DECIR)
CRISTO : (AL FIN) Así que España... Las Dolomitas...
Moscú...
PACO : Sí.
CRISTO : Seguro.
PACO : Seguro.
CRISTO : Demasiadas veces estuviste demasiado seguro sobre
demasiadas cosas, vos.
PACO : Sí. Fue uno de mis defectos. Pero para el futuro
pienso corregirme.
CRISTO : (NO SABE QUE HACER CON SU VIDA) Gallego: ¿por qué
no te vas a la mierda? ¿Querés dejarte de embromar, por
favor! (FUE CASI UNA SUPLICA. SE ALEJA; NO PUEDE NO QUIERE
CREER. VA A LA MESITA, SE SIENTA FRENTE A ELLA Y HACE
CASITAS CON LAS FICHAS, DE ESPALDAS A PACO, MIENTRAS SIGUE
REZONGANDO EN VOZ BAJA)
PACO : (DESPUES DE OBSERVARLO, DECIDE) Está bien. Me voy
solo (CANTA) "No cantes, hermano, no cantes, que Moscú no
está cubierta de nieve..." (SIGUE CANTANDO. POR ALLI HAY
UNA COPA DE METAL, TROFEO GANADO ALGUNA VEZ POR PACO. SIN
DEJAR DE CANTAR PACO TOMA EL TROFEO Y LO PONE BIEN A LA
VISTA. SACA EL SOBRE DEL BOLSILLO Y COMIENZA A PRENDERLE
FUEGO MIENTRAS LO DEJA CAER DENTRO DE LA COPA. AL FIN DEJA
DE CANTURREAR Y:)
PACO : Total... alguna viejita voy a encontrar por allá.
¿Sabés como están esperando en Suecia a un "latin lover"
madurito?
CRISTO : (GIRA LA CABEZA Y DESCUBRE A PACO METIENDO EL
PAPEL EN LLAMAS DENTRO DE LA COPA. SE LEVANTA DESESPERADO)
¡Pero qué hacés! ¡Paquito... yo... (NO PUEDE COMPRENDER. SE
ACERCA RAPIDO A PACO)
PACO : (CANTURREA, MIENTRAS LEVANTA LA COPA CON EL PAPEL EN
LLAMAS) "... No cantes, hermano, no cantes... que Moscú no
está cubierta de nieve..."
CRISTO : (QUERRIA APAGAR EL FUEGO. GIRA DESESPERADO
ALREDEDOR DE PACO, QUIEN LE DA CONSTANTEMENTE LA ESPALDA,
MIENTRAS RECLAMA APENAS EN UN HILO DE VOZ) Pero Paco...
no... cómo podés...
PACO : (NO PARA DE CANTURREAR) "No cantes que Olga no
viene... y los lobos aúllan de..." (SE INTERRUMPE) No. Los
lobos no. No me gustan. (EL FUEGO YA SE APAGO) Ya está.
(LEVANTA LA COPA EN ALTO, COMO EN UNA CEREMONIA)
CRISTO : (NO QUIERE ENTENDER) ¡Pero estás loco, Gallego!
¡Cómo quemaste eso! ¡Cómo...
PACO : (CON LA COPA EN ALTO CAMINA EXTRAYENDO LAS CENIZAS Y
ESPARCIENDOLAS POR EL LUGAR MIENTRAS INVENTA Y CANTURREA LA
CONFUSA LETRA DE UN TANGO LEJANO) "Las cenizas de los
años... que blanquearon mis cabellos... ahora sólo son
cenizas... en mi pobre corazón..." (LAS CENIZAS VUELAN POR
TODA LA PIEZA. PACO REPITE LOS DOS PARRAFOS HASTA QUE NO
QUEDAN CENIZAS DENTRO DE LA COPA. CRISTO HABIA ESTADO
MIRANDO COMO HIPNOTIZADO LAS CENIZAS QUE PACO DESPARRAMABA
Y AL FIN, CUANDO ESTE SE DETIENE)
CRISTO : (TOMANDO POR LOS BRAZOS A PACO) ¡Pero oíme,
Gallego, por favor! (PACO LO ESCUCHA OBEDIENTE. TIEMPO.
CRISTO ESTA QUEDANDOSE SIN VOLUNTAD. AL FIN, CASI EN UNA
LAGRIMA) Decime... ¿cómo vas a...? Después. ¿Cómo vas a
hacer, después? ¿Eh?
PACO : (TRANQUILO. CASI UNA SONRISA) ¿De qué después me
estás hablando? (QUEDAN MIRANDOSE. PARECERIA QUE CRISTO AL
FIN HUBIERA ENTENDIDO Y TUVIERA GANAS DE PEGARLE A PACO.
PERO AL FIN, CASI CON RABIA)
CRISTO : ¿Sabés una cosa, Patón?
PACO : Qué.
CRISTO : Sos un degenerado.
PACO : (SONRIE) Ah, sí.
CRISTO : Y otra cosa más.
PACO : Cuál.
CRISTO : ¿Sabés por qué nunca fui a un aeropuerto?
PACO : No. Por qué.
CRISTO : (ESTA POR DESTAPARSE) Porque me daba mucha bronca
pensar que uno estaba allí, y... (SE DESTAPA) ¡Patón! ¿Vos
sabés las ganas que siempre tuve de viajar en aeroplano?
PACO : (LE PEGA, LO CACHETEA) ¡Cristo, viejo y peludo! ¡Así
me gusta! (LE PRESENTA EL PULGAR) ¡Pacto de sangre,
entonces!
CRISTO : (DEVUELVE LOS GOLPES, EUFORICO) ¡Patón, caray,
pacto de sangre, sí! ¡Hip, hip, hurra! (LOS DOS SE PEGAN
JUGANDO E INTERCAMBIAN SU ENTUSIASMO)
PACO : ¡Sí, hipipurra! ¡Pero dale, andá, apurate. No
perdamos tiempo, andá! (DE AQUí EN ADELANTE TODO ES
NERVIOSO, VELOCISIMO)
CRISTO : Por qué. Adónde tengo que ir.
PACO : A tu casa. A buscar tus documentos. Después va a
venir Fito y le vamos a pedir que nos ayude.
CRISTO : (MAREADO) ¿Ah, sí? (VA, VIENE) Bueno. Pero...
(VACILA) ¿Te parece? ¿Tan... tan rápido?
PACO : Claro, vamos, apurate. Andá, andá.
CRISTO : (CAMINA. SE DETIENE) Eh... DEcime, Patón... ¿Cómo
será eso de... (HACE CON LA MANO GESTO DE AVION VOLANDO Y
SEÑALA HACIA ARRIBA) ... estar ahí arriba y... ¿Eh?
PACO : Qué. ¿Te entró el cagazo, ahora?
CRISTO : (RAPIDO, ANTES DE QUE SEA TARDE) No, no. Qué me va
a entrar. Decía, nomás. Decía, nomás. Je. (IMITA AVION)
¡Prrrrr! ¿Eh?
PACO : Sí, bueno. Pero apurate, entonces. Andá.
CRISTO : (MAREADISIMO) Sí. Voy... voy... chau. (SE ALEJA,
GIRA, TROPIEZA CON UNA SILLA, RIE, ESTA EN EL LIMBO) Jaa.
Chau, eh.
PACO : Apurate, vamos.
CRISTO : Sí, sí,, chau. Chau. (YA EN LA SALIDA, TROPIEZA
OTRA VEZ AL GIRAR. AHORA RIE SIEMPRE) Oíme... Lo que no
tengo es... certificado de vacuna... de buena conducta...
esas cosas. ¿Me... me tengo que vacunar?
PACO : No jorobes más, Cristo. Después vemos. Ahora andá.
Vos traé lo que tengas. (CRISTO SALE RAPIDO. PACO GIRA Y
QUEDA SOLO EN MEDIO DE LA ESCENA. MIRA LAS CENIZAS EN EL
SUELO, AVANZA HASTA LA MESITA DEL DOMINO Y ALLÍ DEJA, COMO
EN UNA CEREMONIA, EL TROFEO QUE AUN TIENE EN LA MANO. PERO
EN SEGUIDA REAPARECE CRISTO QUIEN, DESDE SU LUGAR DE
APARICION, MUSITA UN CALIDO)
CRISTO : Gallego... (PACO GIRA Y LO MIRA. COMIENZA A OIRSE
COMO LLEGANDO DE LEJOS, MAGICAMENTE, EL VALS "EL
AEROPLANO". CRISTO AVANZA HACIA PACO. TAMBIEN PACO AVANZA
HACIA CRISTO. SE APRIETAN EN UN FUERTE ABRAZO. EL VALS
AHORA SE OYE FUERTE. LOS DOS, ENTONCES, EMPIEZAN A MOVERSE
AL COMPAS DEL VALS. CASI BAILAN. DESPUES DE UNOS COMPASES,
LENTAMENTE, SUS CUERPOS EMPIEZAN A SEPARARSE, AUNQUE ELLOS
SIGUEN UNIDOS POR LAS MANOS. AHORA BAILAN FRANCAMENTE. LA
MUSICA LOS LLEVA POR TODA LA HABITACION. REJUVENECEN. SON
DOS HOMBRES JOVENES, SIN BARRERAS, QUE BAILAN EL VALS CON
ALEGRIA. HASTA QUE SUELTAN SUS MANOS, SIN DEJAR DE BAILAR.
SE SEPARAN. Y SUS BRAZOS, AHORA ABIERTOS, EXTENDIDOS A LOS
COSTADOS DE SUS CUERPOS, IMITAN LAS ALAS DE UN AEROPLANO.
AHORA BAILAN "EL AEROPLANO" POR TODO EL LUGAR. COMO DOS
JOVENES. COMO DOS AEROPLANOS JOVENES)

TELON LENTO

Sacco y Vanzetti
de Mauricio Kartun

Dramaturgia sumaria de documentos sobre el caso

Un espacio despojado. Planos a distintas alturas que


oportunamente iluminados permitan la transición rápida de
un espacio a otro. Luces y penumbras entre las que se
ocultan y se descubren los personajes, deambulando por
allí. Siempre presentes. Sacco, Vanzetti, Rosa, Stewart,
Katzmann, Thompson, Thayer, Luigia, Medeiros, y los
testigos.

UNA VOZ: Mil novecientos dieciséis: Sentencias a veinte


años de prisión a dirigentes del movimiento obrero
norteamericano sin mas delito que su afiliación a los
sindicatos de la I.W.W., Trabajadores Industriales del
Mundo.
Mil novecientos diecinueve: Son expulsados de Estados
Unidos centenares de obreros. En Montana, en las minas de
cobre, se disponen destierros en masa al desierto, y
prisión a miles de huelguistas.
Mil novecientos veinte: Son apresadas mas de ocho mil
personas, y en las calles de Boston se las obliga a
desfilar encadenadas.
Solo en las dos primeras décadas de este siglo ingresan a
Estados Unidos mas de tres millones de inmigrantes.
(Silencio.)

BARTOLOMEO: (Solo. Una carta.) Norteamérica. Gennaio 1920.


Signorina Luigia Vanzetti. Villafalleto, Italia. (Una luz
descubre a Luigia que lo escucha cargada de nostalgia.)
Querida hermana: Aquí estoy de vuelta en la ciudad. Compré
por fin el carro y la balanza para vender pescado (Evoca.)
(Pesce...! (Pesce fresco...! (Frutti di mare...! Los
cuchillos de filetear ya los tenía. Me ha ido bien las
primeras semanas aunque ahora con la nieve, ya no se puede
trabajar a la intemperie. Tomé el toro por los cuernos y me
coloqué de albañil en una obra, aunque tampoco en esto las
cosas andan bien: el cemento escasea por la huelga
ferroviaria que se mantiene desde hace meses. Así son las
cosas en América. Seguramente tengas razón, y la tenga
papá...

LUIGIA: Bartolo... Con quei soldi del carretto abresti


potuto prendere il biglieto di ritorno...

BARTOLOMEO: ...Seguramente tengas razón, si. Quizá lo haga


el año que viene si junto lo suficiente. Al fin y al cabo
no será mucho lo que deje aquí: amigos, eso sí, y unos
cuantos baldes de sudor. De todos modos estoy, como te he
contado, tanto mejor que entonces, cuando llegué. La gente
ahora se anima a pedir por lo suyo, y vieras: a algunos ya
no nos tratan como animales. De aquellos días sí ya no
quiero acordarme. De dormir a la intemperie y andar
revolviendo tachos para encontrar una hoja de repollo o una
manzana picada. Tres meses recorriendo Nueva York sin
conseguir trabajo hasta que aquel paisano piamontés me
llevó con él de pinche a la cocina de un club. La despensa
ni tenía ventanas. El vapor del agua para lavar las
cacerolas formaba en el techo unas gotas como piedras que
nos caían sobre la cabeza todo el día. El calor de los
hornos te ampollaba las piernas. Las piletas no tenían
desagüe, el agua caía al piso y corría hasta una rejilla.
Cuando se tapaba, se inundaban las plataformas de tabla y
nos empezábamos a resbalar en el barro que se hacía.
Trabajábamos doce horas un día, catorce el otro. Las
salidas eran de cinco horas cada dos domingos. Comíamos lo
que sobraba y dormíamos ahí mismo. (Seis dólares por
semana!. Comparado con aquello lo de hoy hasta parece
humano. Nicola Sacco, el compañero del que te hablé, se
vuelve a Italia con toda la familia. Ellos también me
quieren convencer, y quizá entre todos lo estén
consiguiendo. Querida Luigina: saludos en mi nombre a todos
los amigos y vecinos. Besos a las tías, a Ettore, a
Cencina, a Nalín y familia, y a papá. (Quedan mirándose un
último instante.)

LUIGIA: (Susurra.) )E a me...?

BARTOLOMEO: Mille baci e tanto affetto. Tuo. Bartolomeo


Vanzetti.(Oscuro sobre él.)

NICOLA: (En lo más alto. De cara al cielo. Rosa lo


observa.) Subo a la terraza para poder ver las estrellas...
Rosa, si lo contamos en Torremaggiore se hacen cruces...
¡En Norteamérica el cielo no se ve! Desde la calle apenas
si se puede ver alguna. (Un tiempo.) No me acostumbro... Me
duelen los ojos. )Podrá ser...? Los primeros años no me
daba cuenta. Lo sentía pero no me daba cuenta. Lo descubrí
aquella mañana que cruzamos el puente a pie: A los paisanos
que miraban lejos, se les aclaraba la vista. Desde aquí,
Rosa... Ahí hay demasiados cables, no tiene gracia. Antes
esas cosas se enterraban: los caños, los cables... Ahora te
los cuelgan sobre la cabeza (Qué manía! Van a terminar
tapándose el cielo. )Se durmió Dante ya? (Rosa no contesta.
Un tiempo.)

ROSA: No vayas Nicó. No quiero.

NICOLA: Para eso subiste.

ROSA: Sí.

NICOLA: Ya te lo dije que no hay ningún peligro ni...

ROSA: (Interrumpe.) Bartolomeo estuvo acá. Me contó.

NICOLA: No quería que te asustaras.

ROSA: )Quién era?

NICOLA: No importa.

ROSA: Importa.

NICOLA: Salsedo. Otro compañero. Se tiró por la ventana en


la oficina de policía. Lo estaban interrogando. Tienen una
lista. Estamos preocupados. Habría que avisarle a esa gente
para que esté prevenida, sacar un material de propaganda
que hay.

ROSA: No vas a ir.

NICOLA: Rosa...

ROSA: Que vaya otro. Otro que no tenga familia.

NICOLA: Como si fueran tiempos estos para que esté uno en


la casa prendido a las faldas de la mujer...

ROSA: La gente nos mira mal. Ya por italianos nos mira


mal... )Qué necesidad...? (Tenemos dos hijos!

NICOLA: )Y por quién si no?. )Hay alguna otra forma en este


calvario para que algún día estén mejor...?
ROSA: Si. Volvernos.

INCOLA: Paciencia... El consulado tiene todo listo. Como si


eso cambiara las cosas. Aquí o allá...

ROSA: Acá no nos quieren.

NICOLA: (Duro.) Allá tampoco. (Pausa.) Rosa... (Un tiempo.


Finalmente Rosa le concede un gesto de desconsolada
aprobación. Se ilumina un espacio en el que Bartolomeo
observa sus pertenencias que son inventariadas por el
teniente Stewart.) Me voy a cuidar.

STEWART: ...Un reloj de cadena de mucho uso, la marca no se


lee...

NICOLA: Voy a necesitar algún dinero...

ROSA: Eso no. El dinero del viaje no se toca.

STEWART: ...Cinturón hebilla de bronce, monograma Be y


Ve...

BARTOLOMEO: Bartolomeo Vanzetti.

NICOLA: ()Veinte más o veinte menos que más da...?!

ROSA: (Da! (Da...!

STEWART: ...Un par de lentes pinza con el aro derecho


roto...

NICOLA: (A Stewart.) Míos... (A Rosa. Urgido de pronto.) No


tengo tiempo, dame...

ROSA: No.

STEWART: ...Revólver marca Colt calibre 32...

BARTOLOMEO: Mío.

NICOLA: (A Rosa.) (Vamos... me espera!

STEWART: )Es el que intentó sacar al ser detenido...?

BARTOLOMEO: Quise sacar mis papeles de inmigración. Los


tenía...

STEWART: (Interrumpe.) Seis balas del calibre mencionado...


NICOLA: Rosa... Mañana estoy de vuelta. Te prometo que es
la ultima...

STEWART: ... Chambergo negro...

NICOLA: (A Stewart.) Mío también... (A Rosa.) (Juro...! (Lo


hace.) No tengo tiempo ya. Dame... (Rosa resignada saca dos
billetes arrugados.)

ROSA: Sólo veinte... (Nicola la besa largamente.)

STEWART: ...Un llavero de cadena con dos llaves, una común


y una pequeña de candado...

NICOLA: La última...

ROSA: (En un arranque.) Mejor llevar otros tres, por


cualquier cosa... (Le arroja tres monedas.) (Pero ni uno
más...!

Con un gesto leve de sus manos la pareja se despide.

STEWART: ...Veintitrés dólares: dos billetes de diez y tres


monedas de a uno... (Nicola se vuelve hacia él.) Un
cortaplumas de acero, enmangado en hueso...

NICOLA: (Incorporado ya a la comisaría. Aclara.) Un


despuntador... Un despuntador para cigarros... Señor...
)Podemos saber por qué se nos arresta?

STEWART: (Vago.) Rutina.

NICOLA: )Rutina...?

STEWART: Rutina. Rutina policial.

NICOLA: Pero tendríamos derecho a...

STEWART: Claro. Derechos. Conozco sus derechos, y también


mis deberes, señor... (Duda. Busca en los papeles.)

NICOLA: Sacco. Sacco Nicola.

STEWART: Un diario en idioma italiano, de filiación


anarquista, y un impreso en papel rojo...

NICOLA: Y verde... Rojo y verde, de Italia.

STEWART: ...Rojo y verde, de la misma orientación ácrata.


(Da por terminado el inventario. Un tiempo.) Bien. Señor
Vanzetti deberá aguardar aquí, mientras yo interrogo al
señor Sacco. Luego lo haré con usted. ( Stewart se instala
en un espacio neutro desde el que domina ambos
interrogatorios. A Nicola.) Ahora le voy a hacer algunas
preguntas. No está obligado a contestar si no quiere... (A
Bartolomeo.) pero si contesta, sus respuestas podrán ser
utilizadas contra usted en el tribunal.

NICOLA: )Tribunal...?

STEWART: (A Bartolomeo.) Están arrestados bajo sospecha.

BARTOLOMEO: )De qué?.

STEWART: Eso ya lo veremos. )Le molestaría repetir su


nombre...?

BARTOLOMEO: Vanzetti Bartolomeo. Vanzetti con doble te.

STEWART: )Casado?

BARTOLOMEO: No. Soy solo. Tengo todos los parientes en


Italia.

NICOLA: Tengo la mujer mía y dos hijos. Dante y ...

STEWART: Repita por favor el nombre y el apellido de la


persona que dice que vinieron a buscar.

BARTOLOMEO: Poppy. Sé nada más que se llama Poppy. Bah...


todos lo llaman así. Es un sobrenombre, como se dice.

NICOLA: El... Bartolomeo se tenía que encontrar con un


amigo de él, y me dijo a ver si yo lo acompañaba a
Bridgewater.

STEWART: )Cómo se llama ese señor...?

NICOLA: No sé. Yo no lo vi nunca. No sé.

STEWART: (A Bartolomeo.) )Y dónde vive...?

BARTOLOMEO: )Dónde vive...?

STEWART: Poppy, ese...

BARTOLOMEO: No sé.

STEWART: )Cuánto hace que lo conoce?

BARTOLOMEO: Bastante hace. Trabajamos una vez casi dos años


en Plymouth. Una fábrica de sogas que había.
STEWART: )Y lo único que sabe es que se llama Poppy?
(Bartolomeo asiente. Stewart lo mira con insistencia.)

BARTOLOMEO: (Se encoje de hombros.) Todos lo llaman así.

STEWART: )Señas particulares...? (Un tiempo.) La


descripción.

BARTOLOMEO: Grandote y gordo es, y pelo blanco... Anda


siempre con una camisa azul.

STEWART: Camisa azul...

BARTOLOMEO: Azul.

STEWART: )Pero usted hoy lo vio...?

NICOLA: No, no. Vinimos en tren. Un viaje largo. No


terminaba nunca el viaje. Después nos bajamos...

STEWART: Ajá...

NICOLA: Anduvimos caminando un rato, hasta una plaza grande


que hay, pero Bartolomeo dijo que ya era muy tarde, y que
ese amigo se debía haber acostado ya. Así que nos volvimos.

STEWART: )Y para qué quería ver a Poppy?

NICOLA: No, yo no quería... Yo sólo venía a...

STEWART: Vanzetti digo... )Para qué lo venía a ver...?

BARTOLOMEO: Tenía que hablar con él para recomendarle un


paisano mío que llegó recién. Pensé que podía conseguirle
algún trabajo.

NICOLA: No sé. Por una partida de pescado, creo.

STEWART: )Pero al final, entonces lo vio...?

BARTOLOMEO: No, estaba demasiado ocupado.

STEWART: )Pero habló con él?

BARTOLOMEO: No. Hablar no.

STEWART: )Y de dónde sacó entonces que estaba ocupado?

BARTOLOMEO: Unos amigos que vi, me dijeron...


STEWART: Amigos..

BARTOLOMEO: Unos amigos...

STEWART: Datos personales. (Un tiempo.) Los nombres...

BARTOLOMEO: (Un tiempo.) No sé. No los conozco.

STEWART: )A qué partido pertenece?

BARTOLOMEO: )Partido...?

STEWART: Partido. A qué partido.

BARTOLOMEO: Ninguno.

NICOLA: No me ocupo de política yo. Trabajo en la fábrica


Milford. Zapatos.

STEWART: )Y cómo es que llevaba ese diario anarquista?

NICOLA: Un hombre repartía por la calle. Nos dio a nosotros


también.

BARTOLOMEO: Estaban tirados en la plaza y los recogimos. Ni


los leí.

STEWART: )Anarquista o socialista?

BARTOLOMEO: Qué...

STEWART: Su partido.

BARTOLOMEO: Ninguna de las dos cosas.

STEWART: )Está inscripto en algún sindicato, señor Sacco?


)En alguna organización de trabajadores... gremio...?

NICOLA: No.

STEWART: (A Bartolomeo.) )Tomó parte en alguna huelga...?


)Un piquete...?

BARTOLOMEO: No.

STEWART: )Conocía a Andrea Salsedo?

BARTOLOMEO: (Un tiempo.) No.

STEWART: )Pero habrá leído su nombre en los diarios?


BARTOLOMEO: No se. No me acuerdo.

STEWART: Era un anarquista. (Bartolomeo niega.) Un rojo.

BARTOLOMEO: No sé...

STEWART: Basura. Se mató en Nueva York.

BARTOLOMEO: (Calmo.) )Por qué?

STEWART: Estaba detenido. Cuando vio que conocíamos toda su


actividad se suicidó. )Algo que decir?

BARTOLOMEO: Nada.

STEWART: Bien... (A Bartolomeo.) Después firmará su


declaración. (A Nicola.) )Hay algo que quiera modificar o
agregar?

NICOLA: No señor.

STEWART: Lo lamento, pero deben quedar detenidos. Al menos


esta noche.

NICOLA: Mi mujer me espera en casa. Se va a preocupar.

STEWART: Nosotros le avisaremos.

NICOLA: )Por lo menos se puede saber qué hicimos?

STEWART: Rutina. Ya les expliqué.

BARTOLOMEO: Tiene nuestras direcciones. No nos vamos a


escapar.

STEWART: Lo siento. Ya es algo tarde para averiguar


antecedentes. Mañana a la mañana, si no aparece nada en su
contra quedan libres.

NICOLA: )Rutina, eh?

STEWART: Rutina policial.

BARTOLOMEO: No tienen derecho. No hicimos nada...


Nosotros...

La luz se los lleva. Stewart, calmo, toma su carpeta y


ordena las declaraciones.

THAYER: (Golpea el martillo.) Se incorpora al cuerpo de la


causa el informe del Teniente Stewart al fiscal de distrito
(A Katzmann que se va haciendo ahora visible.) Fiscal
KATZMANN: )puede decirnos la fecha exacta en la que recibe
el informe mencionado?

KATZMANN: Sí, sí, su señoría. En la mañana del 6 de mayo,


en la Comisaría de Brockton. Veinticuatro horas después del
arresto de los acusados.

THAYER: )Puede verificar si se trata del mismo informe?

KATZMANN: Sí su señoría (Stewart se lo extiende. Desaparece


Thayer. Katzmann comienza a leer velozmente.) Cinco de mayo
de 1920. En base al primer interrogatorio del que
adjuntamos copia... surge evidencia suficiente de que los
dos ciudadanos italianos detenidos en Bridgewater han
declarado en falso. A pesar de no haberse efectuado las
investigaciones de rigor por falta de tiempo, resulta
presumible que Nicola Sacco y Bartolomeo Vanzetti... etc,
etc, etc... (A Stewart. Jovial.) ¡Pero mire qué buena pieza
teniente Stewart...! Su estilo es cada vez más jurídico...
Lo voy a recomendar como escribiente en el juzgado...
Bueno... Tendremos un bonito desayuno esta mañana. (Palmea
a Stewart que no lo retribuye.) )Cómo sigue todo por aquí?

STEWART: (Seco.) En paz. Hasta ahora. (Con una seña hacia


afuera incorpora a la escena al grupo de testigos.) El
Fiscal Katzmann los llamará por apellido. (A Katzmann.)
Aquí está el expediente: Doble homicidio y robo en South
Braintree.

KATZMANN: Todo por hacerse y el día se nos escapa como agua


entre los dedos... A ver, STEWART: un inteligente resumen
de los hechos...

STEWART: (De mala gana.) El 15 de abril a las tres de la


tarde en la calle Pearl, frente a la fábrica de zapatos
Slater & Morril, Parmenter, el cajero de la firma, y
Berardelli del cuerpo de vigilancia...

KATZMANN: Stewart... Tiene una extraña noción de resumen


usted. (Lee rápidamente.) Se produjo el robo... asesinaron
a los dos... huyeron con la bolsa... ¿Cuánto...?

STEWART: 16.000 dólares. Algo menos.

KATZMANN: Qué más...

STEWART: Huyeron en un coche negro que los esperaba.

KATZMANN: Coche negro...


STEWART: Iban otros tres hombres. Al menos eso dicen los
testigos. Aspecto extranjero los cinco.

KATZMANN: )Se sabe algo del dinero, del auto...?

STEWART: La plata todavía no entró a circular. El coche lo


encontramos en un parque. Pensaron que era peligroso y lo
abandonaron. Le pedimos a los informantes que nos avisaran
de cualquiera que anduviera buscando de alquilar vehículo.
Fue por eso que cayeron esos dos. Un taller mecánico nos
dio el informe y los levantamos. Pista falsa: no sé en qué
andarán, pero con esto no tienen nada que ver.

KATZMANN: )Son todos los testigos?

STEWART: Hay otro mas: Luis Pelser, pero no se ha


presentado. Insiste en que no ha podido ver nada y no hubo
manera de...

KATZMANN: (Corta.) )Algo más?

STEWART: Sí. Les mostré a los testigos algunas fotos de


archivo. Una empleada reconoce a uno de los asaltantes:
Tony Palmisano. De la banda Morelli. (Aburrido.) No tiene
nada que agradecerme, sólo cumplo con mi deber.

KATZMANN: (Desinteresado.) )Palmisano, eh...?

STEWART: Tengo la foto y la testigo. Se le hace firmar la


declaración, parten todos, y vuelve a salir el sol.

KATZMANN: (Sacando papeles.) Prepare el reconocimiento.

STEWART: Oiga, acabo de decirle que ya han identificado a


uno de los...

KATZMANN: (Interrumpe.) Diligencia, Stewart...


Diligencia... Que pasen de una vez a ver a esos italianos.

STEWART: Le digo que no tienen nada que ver con esto...


Habrá que averiguar en qué andan, pero...

KATZMANN: (Interrumpe.) Stewart. (Seco.) A mí me pagan para


encontrar culpables. Los inocentes no necesitan que nadie
los encuentre.

STEWART: (Un tiempo. Agrio.) Sí señor.

KATZMANN: Bien. Ahora haga pasar aquí a todos los testigos


y traiga aquí a esos dos.
STEWART: Juntos...

KATZMANN: Juntos, si..

STEWART: Katzmann, no nos conocemos de hoy... Hay


reglamentos. No puedo poner a todos juntos en...

KATZMANN: ¡Y yo no puedo perder el día en esta ruina sólo


porque a usted se le ocurra...!

STEWART: (Interrumpe.) (Si esta ruina se mantiene en pie


todavía, es porque yo no dejo entrar líos aquí! (Y no hablo
de leyes, Fiscal, hablo de líos! (No quiero ningún
compromiso! (Tengo treinta años aquí! Y voy a llegar a mi
retiro sin cicatrices. ¡Es posible que limpio no llegue,
pero no voy a llegar con cicatrices! (No me complique con
sus cosas!

KATZMANN: (Entonces no me obstruya! (Pausa tensa.) Bien.


Supongo que si me voy sin haber hecho los careos, alguien
deberá dar explicaciones. (Comienza a guardar sus papeles.
Stewart lo observa tenso.)

STEWART: (Finalmente. De mala gana. A los testigos.) Pasen


por aquí. El Fiscal Katzmann necesita interrogarlos.

Una luz cruda ahora sobre Bartolomeo y Nicola, encandilados


contra un fondo blanco.

KATZMANN: Bien. Como ya sabrán fueron citados para


reconocer a estos hombres detenidos por nuestra policía.
Limítense a observarlos atentamente. Después responderán a
las preguntas del caso. (Sacco hace un gesto de cansancio.
Katzmann se lo indica a Stewart con un ademán.)

STEWART: Derecho Sacco.

M. SPLAINE: (A Katzmann.) Si me permite señor, yo he visto


una foto hace un momento que me mostró el teniente, y
pude...

KATZMANN: (Interrumpe airado.) ¡Pero qué hace...?! (No


comprende que no se puede...!

M. SPLAINE: Yo...

KATZMANN: )Quién le pidió que hable? Toda la complicada


maquinaria de un procedimiento puede echarse a perder sólo
porque...

M. SPLAINE: Lo siento... Créame... yo pensé...


KATZMANN: No piense. Nadie le pidió que lo haga. Sólo mire
a estos hombres y trate de reconocer en ellos a aquel
asesino. (Un tiempo.) Bien. (Bajan las luces sobre Nicola y
Bartolomeo que desaparecen. A Cesare Rossi:) Usted...
Nombre, apellido, ocupación.

C. ROSSI: Cesare Rossi. Trabajo en la secadora de la


lavandería.

STEWART: Estaba en la terraza con el otro, el que no se


presentó. La lavandería queda enfrente a la...

KATZMANN: (Interrumpe. A Rossi.) )Italiano? (Cesare


asiente.) Piense bien lo que va a declarar. Le advierto que
el falso testimonio es un delito grave. )Reconoce a alguno
de los dos...?

C. ROSSI: )Y qué voy a decir yo...? Estábamos en la


terraza, colgando ropa, con Pelser. Son varios pisos. No se
puede desde tan alto...

KATZMANN: (Interrumpe.) )No reconoce entonces?

C. ROSSI: Apenas los veíamos... Vine porque me lo han


pedido, pero desde allá arriba ni Pelser ni yo pudimos...

KATZMANN: (Corta.) Gracias.

STEWART: (A Katzmann. Aparte. Chicanea) Cuando usted ordene


preparo las fotos...

KATZMANN: (Sin poder ocultar el fastidio. A Levangie.)


Usted...

STEWART: El señor Levangie es el guardabarreras del paso a


nivel por el que cruzó el auto al huir.

KATZMANN: )Bien...?

LEVANGIE: El de bigotes. Ese manejaba.

KATZMANN: Señor Levangie... )Seguro?

LEVANGIE: )Cómo? )Quiere que se lo ponga escrito? Se lo


firmo donde me pida.

KATZMANN: Bueno... Al fin alguien con los ojos abiertos.

LEVANGIE: El otro no sé. Pero que el de bigotes manejaba,


manejaba.
KATZMANN: No es necesario mucho más por hoy. Claro que
tendremos que molestarlo de nuevo.

LEVANGIE: Si es para esto... Ya era hora que empezaran a


limpiar un poco... )Son italianos, no...? (No espera
respuesta.) Los huelo. Peleé con nuestras tropas allí...

KATZMANN: )Veterano de guerra, eh?

LEVANGIE: Nosotros matándonos allá, y estos acá comiéndonos


la comida...

KATZMANN: Lo llamaremos señor Levangie.

STEWART: (Aparte. Insiste.) Sólo uno entre cuatro, y


ninguna otra prueba. No creo que le alcance para dejarlos
adentro.

KATZMANN: Se verá, teniente... Se verá. (A Mary Splaine.)


¡Pero... quién queda aquí! Esta muchacha que casi echa todo
a perder...

M. SPLAINE: Lo siento... Realmente lo siento. Yo no sabía


que no se podía mencionar... Es la primera vez que...

KATZMANN: Bueno... Ya está hecho. Nombre, apellido,


ocupación...

M. SPLAINE: Splaine. Mary Splaine. Soy la tenedora de


libros de la fábrica... Yo estaba tildando unos
comprobantes de caja.... Y bueno, como a las tres de la
tarde... Las quince horas, vendrían a ser, yo...

KATZMANN: (Interrumpe.) (Señorita... Señorita...! Sólo una


cosa le pedimos, escuche bien: )Reconoce a alguno de los
dos detenidos? )El pelo... las manos... los bigotes? Algo
que nos sirva de ayuda.

M. SPLAINE: Bueno yo...

KATZMANN: Sí... Sí, adelante...

M. SPLAINE: Créame que quisiera ayudar a la justicia...


Pero al mismo tiempo... Compréndame... Tal vez las manos de
uno de ellos, pero...

KATZMANN: Sí, adelante...

M. SPLAINE: No, no... No puedo decir ni que sí ni que no.


KATZMANN: Entiendo. (Seco.) Pueden irse.

M. SPLAINE: Comprenda mi posición...

KATZMANN: (Fastidiado.) Gracias señorita Splaine. Al salir


pueden retirar sus documentos. Corroboren sus datos por si
hay que volver a citarlos. (Los testigos se retiran.)

STEWART: ¿Bueno...?

KATZMANN: (Pausa. Digiere. Transición. Sonriente.)


Stewart... Stewart... Tenía razón usted Stewart... Con
estos elementos no se los puede retener más aquí...

STEWART: Es su problema...

KATZMANN: Vamos Stewart... No puedo arriesgarme a llevarlos


así a un tribunal...

STEWART: )Qué pretende ahora, que...?

KATZMANN: Necesito retenerlos unos días... Tal vez mañana


mismo...

STEWART: Basta Katzmann... Suficiente por hoy.

KATZMANN: No se enterará nadie, créame... En esos hombres


hay algo...

STEWART: No.

KATZMANN: Hay algo. Lo veo, usted sabe...

STEWART: No.

KATZMANN: Olvide lo de la foto... Está bien, estuve mal...


Lo admito... A veces... Sé que no fue el de la foto, la
banda Morelli, conozco el caso... Créame... Al fin y al
cabo es sólo una foto vieja...

STEWART: (Estalla.) ()Una foto?! ()Sólo lo de la foto pasó


hoy aquí?! (Con la mitad de lo que he hecho esta mañana
sobra para que me arranquen esta placa y se la tiren a los
perros! (Y usted me habla de la foto!

El Juez Thayer que desde su estrado hace sonar su martillo


imperiosamente.

KATZMANN: Teniente...
STEWART: (Teniente un carajo! (Mostró a los dos sospechosos
solos, y usted sabe que sólo se los puede mostrar mezclados
con otros! (Interrogó a los testigos en grupo, y la ley
exige que se lo haga por separado! ()Era poco eso?! (Ahora
me pide que retenga a los detenidos!

KATZMANN: Lo necesito...

STEWART: (Y yo necesito mi sueldo!

THAYER: (Martillo.) (He dicho silencio!

STEWART: (Mi puto sueldo...! ()O por amor a qué carajo se


cree que sigo aquí...?! (Me importa una mierda la suerte de
esos italianos, pero los quiero hoy lejos de esta
comisaría!

KATZMANN: Son culpables.

STEWART: No quiero más riesgo...

KATZMANN: Son culpables.

STEWART: (No hay un solo testimonio, ni uno solo lo


suficientemente comprometedor como para...!

THAYER: (Desde su espacio. Martillo.) Se incorpora al


expediente el informe policial de la sección política.
(Katzmann y Stewart detienen la pelea.)

KATZMANN: (Mientras Stewart recoge el informe y vuelve con


él. Casi para sí.) )Sección política...? )Qué tienen que
ver esos dos con la sección política...?

STEWART: (Todavía agitado.) No sé. Acaban de enviarlo de la


central.

KATZMANN: (Hojeándolo con interés creciente.) Stewart...


Stewart... Hay unas cuantas cosas notables aquí... (Un
tiempo.) Teniente, traiga aquí al de los bigotes (Stewart
va a salir.) Teniente... (Stewart se detiene. Katzmann
agita los papeles.) Sobran elementos ahora para una
causa... (Stewart asiente. Va a salir.) Stewart... (Stewart
se detiene nuevamente. Katzmann levanta la mano en señal de
paz.)

STEWART: No hay rencor, Katzmann. No hay rencor. (Va hasta


Vanzetti, lo toma con firmeza y lo conduce ante Katzmann.)
Frederich Katzmann, el Fiscal de Distrito.
BARTOLOMEO: Quiero protestar por el tratamiento que nos dan
aquí. No nos dejaron dormir en toda la noche, y no se nos
ha dicho qué hacemos detenidos.

STEWART: )Terminaron ya los lamentos...? Bien. Hable cuando


se le pregunte. (Y hable!

BARTOLOMEO: Ya dije todo lo que tenía que decir.

KATZMANN: (Calmo.) No, no. Eso sí que no es cierto...


(Katzmann y Stewart rodean a Bartolomeo. Cae sobre él un
cono de luz. El cuello desabrochado, exhausto. En algún
lugar de la escena Luigia comienza como una letanía un rezo
en su idioma. Medeiros en su celda se agita en una
pesadilla. Desde un fugaz pasillo de luz, Thompson observa
tomando unas notas.) Italia es una república...

BARTOLOMEO: Sí.

KATZMANN: )Y cómo es entonces que tiene un rey? )Tiene un


rey, no?

BARTOLOMEO: Sí... Sí, un rey.

KATZMANN: Una república con rey...

BARTOLOMEO: Una república no es.

KATZMANN: )Quiere a este país?

BARTOLOMEO: )A éste?

KATZMANN: (A éste, a éste! ()Cuál otro?!

BARTOLOMEO: )Cuándo van a terminarla con eso?

KATZMANN: Sí o no...

BARTOLOMEO: No es una pregunta que se pueda...

STEWART: Sí o no.

BARTOLOMEO: Tendría que separar... Hay cosas que...

STEWART: Conteste sólo la pregunta.

BARTOLOMEO: (Mareado.) )Qué pregunta?

KATZMANN: ()Qué pregunta...?! (La que le hicimos. )Quiere a


este país?
BARTOLOMEO: No se puede contestar así.

STEWART: Sí o no.

BARTOLOMEO: No... yo...

KATZMANN: No. Dijo que no.

BARTOLOMEO: (No! Yo no dije... Quise decir que yo no...


(Estalla.) (No aguanto más! (Quiere pararse. No puede.) (No
entienden que no puedo más!

KATZMANN: (Impasible.) )Quiere a este país?

BARTOLOMEO: (Un tiempo.) Sí.

KATZMANN: Ajá. )Y por qué entonces desarrolla actividades


antinorteamericanas...?

BARTOLOMEO: Jamás lo hice.

KATZMANN: )Niega ser anarquista?

BARTOLOMEO: Sí. (Un tiempo.) No.

STEWART: Sí o no.

BARTOLOMEO: No.

KATZMANN: )Por eso anda armado por la calle?

BARTOLOMEO: Se los dije cien veces. Defensa personal.

STEWART: )De qué hay que defenderse en este país?

BARTOLOMEO: Tengo un negocio. Pescado. Hay robos.

KATZMANN: )Cuando llegó a América ya estaba afiliado o lo


hizo aquí?

BARTOLOMEO: Yo no... (Basta, me niego a seguir contestando!

THAYER: (Martillo.) Petición denegada.

THOMPSON: (Mi defendido tenía derecho, Señor Juez...!

THAYER: (Interrumpe.) No ha lugar.

KATZMANN: (A Bartolomeo.) Se niega porque ve que se va


incriminando de a poco.
BARTOLOMEO: (No...! (Me niego porque no doy más! (Porque me
caigo de sueño! (Porque ya no entiendo más nada!

KATZMANN: Bien. (Va al escritorio. Después de una pausa.)


Bartolomeo Vanzetti, lo acuso formalmente de homicidio
doble y robo, cometido el 15 de abril del año en curso, en
complicidad con el detenido Nicola Sacco.

NICOLA: (Desde su espacio.) (Rosa...! (Rosa!.

BARTOLOMEO: ()Cómo asesinato...?! (Me acusa de asesinato!

KATZMANN: Doble asesinato y robo. (Comienza a guardar sus


papeles en el maletín. Bartolomeo intenta infructuosamente
ponerse de pie. Medeiros lanza un aullido cortante.)

MEDEIROS: (La jeringa, hijos de puta! (Quiero jeringa!


(Métanse en el culo la clemencia! (La silla eléctrica
métanse...! (Traiganme mi jeringa y una buena aguja y
guárdense en el más oscuro rincón del ojete todo lo demás!
(Sigue con sus aullidos. Stewart intenta dominar a
Bartolomeo.)

BARTOLOMEO: (Déjenme tranquilo! (No me toquen! (Thayer


golpea el estrado con energía.) ()Yo asesino?! ()A quién
podemos matar nosotros?!

KATZMANN: Mataron para robar.

BARTOLOMEO: )Qué inmundicia es esa?

KATZMANN: Hay un testigo. Lo reconoció.

BARTOLOMEO: (Miente! (Miente! (Miente!

THAYER: Si el reo no se comporta deberá retirarse de la


sala.

THOMPSON: ¡Hay tres testimonios en contra, su señoría!

BARTOLOMEO: (Como que me llamo Bartolomeo, miente!

KATZMANN: Fue usted el que ha mentido hasta ahora. )Sí o


no?

BARTOLOMEO: (Pausa tensa.) (Sí, mentí! (Sí señor, porque no


quise confesar que era anarquista! (Mentí porque tuve miedo
de terminar como Salsedo! (Está bien, soy anarquista! (Eso
no tiene nada que ver con ser delincuente! (No soy
delincuente yo! (Nicola! (Nicó! ()Oyó?! (Somos asesinos y
ladrones!
NICOLA: (Desde su espacio.) ¡¿Bartolomeo?!

BARTOLOMEO: (Asesinos y ladrones!

NICOLA: Bartolomeo... ()Qué le hacen...?!

ROSA: (Nicola...! (Nicola!

NICOLA: (Rosa!

BARTOLOMEO: (Asesinos y ladrones...! (Luigia no creas lo


que dicen los diarios...!

NICOLA: ()Qué le hicieron, Rosa?! (Bartolomeo! (Déjenme


salir! (Déjenme salir...!

Aúlla Medeiros. Grita Rosa. Reza Luigia. El martillo del


Juez llama violentamente a silencio. Paroxismo. Como si
salieran de una pesadilla, todo cesa de pronto con la
entrada de Thompson. Bartolomeo y Nicola se miran
atontados, agitados aun. Comienza a crecer a su alrededor
el espacio del juicio.

THOMPSON: Señor Vanzetti... Señor Sacco, al fin. No veía la


hora de que me autorizaran. Soy Thompson, su abogado...
William Thompson. Lamentablemente esta primera visita
tendrá que ser muy breve. Me imagino cómo se sienten, pero
quiero que sepan para su tranquilidad que estoy tan
convencido de su inocencia como ustedes mismos. Estudié el
caso meticulosamente y no tengo ninguna duda al respecto.
Así que no hay nada que temer. Gracias a Dios la
incomunicación ha sido levantada y nos quedan unos cuantos
días de margen para preparar la defensa. El 31 de mayo
tenemos la primera audiencia.

THAYER: (Iniciando el juicio.) Señores del jurado confiamos


a su conciencia y decisión la vida de dos hombres. La corte
sabe bien que ese deber de ustedes es difícil e
inquietante. Pero tenemos confianza plena en vuestro
patriotismo y devoción al deber...

THOMPSON: (Mientras se integra con sus defendidos al


tribunal.) Señor Bartolomeo... Señor Nicola... Hay alguna
cosa, si me permiten que siento un deber de conciencia
comentarles. Habrán sabido ustedes cuántos abogados
rechazaron el caso. Y supongo que imaginan ustedes por qué.
Quiero aclararles entonces por qué lo he tomado yo. Señor
Sacco, Señor Vanzetti: soy abogado porque creo
obstinadamente en la justicia. En la de Dios. Y en la de
este país. Me he sentido entonces en la obligación ética de
tomar este caso de ustedes, porque si por el prejuicio de
un hombre de leyes se condenase a un inocente, todas esas
mismas leyes perderían sentido. Quiero aclararles también
que nada me une a sus ideas políticas, pero como confío en
nuestra democracia, y en esta constitución, puedo admitir
la existencia de cualquier ideología, por extravagante que
fuese. Y quisiera que cuando mañana ustedes salgan libres
puedan admitir conmigo las virtudes y la vigencia de
nuestras leyes.

Vuelve a primer plano la presencia de Thayer que termina su


alocución a los jurados.

THAYER: ...Y ahora señores del jurado les formularé las


preguntas de rigor, a las que habrán de responder con la
máxima honestidad. )Tienen ustedes algún vínculo de amistad
o parentesco con los imputados o con las víctimas del
hecho? )Se han formado ya alguna opinión acerca de la
culpabilidad o inocencia de los imputados? )Tienen ustedes
alguna prevención o prejuicio contra los reos? )Son sus
principios contrarios a la pena de muerte? (Una pausa
breve. Thayer golpea con el martillo.) La corte confía en
que los jurados sabrán desempeñar correctamente su labor.
La audiencia queda abierta.

Con un golpe de luces estalla el ámbito del juzgado, su


rumor, sus personajes.

THAYER: Pónganse de pie los acusados. (Bartolomeo se pone


de pie. Nicola, más nervioso no entiende.)

BARTOLOMEO: (A Nicola.) Si alzi... (Este lo hace.)

THAYER: )Los reos tienen algo que decir antes que la


acusación tome la palabra?

NICOLA: Sí. Que somos inocentes.

THAYER: El acusado sólo puede responder por sí mismo.

NICOLA: Que soy inocente, entonces.

BARTOLOMEO: Hay unas cuantas cosas que tendría que decir...

THAYER: El imputado sólo tiene el derecho de afirmar su


inocencia o admitir su propia culpabilidad.

BARTOLOMEO: (En voz baja.) Soy inocente.


THAYER: El acusado debe hablar de manera que todos lo
escuchen. Se dice que los italianos tienen una garganta de
oro, así que seguramente será un placer oírlo.

NICOLA: Parli piú forte.

BARTOLOMEO: (Más alto.) Soy inocente.

THAYER: Los acusados pueden tomar asiento. Que pase el


primer testigo.

UNA VOZ: El 10 de junio se presenta ante el tribunal Luis


Pelser. Cambia su anterior testimonio en la comisaría, se
desdice y declara ahora reconocer a Sacco como uno de los
asesinos. Diez días después de la primera audiencia, el 20
de junio, declara el guardabarreras Levangie. (Luz sobre
Levangie.)

LEVANGIE: (Aclarando a alguien.) Le-van-gie g.i.e. gie.


Levangie...

THOMPSON: )Señor Levangie usted es guardabarreras en el


paso a nivel donde se produjo el asalto?

LEVANGIE: Sí señor.

THOMPSON: Según su declaración y la de los otros testigos,


los asaltantes subieron a un auto y pasaron a gran
velocidad delante suyo. )Fue así?

LEVANGIE: Más o menos.

THOMPSON: )Quiere decir que no fue exactamente como yo lo


he referido?

LEVANGIE: Bueno si, como ser, las cosas fueron así, pero el
auto no pasó delante mío tan rápido. Pararon para cruzar la
vía y tuvieron que ir más despacio, así que pude ver bien
al que manejaba.

THOMPSON: )Y según usted ese hombre que manejaba era


Vanzetti?

LEVANGIE: Sí señor. Puedo jurar que era él.

THOMPSON: )Y el que viajaba al lado era Nicola Sacco?

LEVANGIE: No. A Sacco ya le dije que no puedo reconocerlo.


El sol daba contra los vidrios del auto. No voy a afirmar
una cosa así si no estoy matemáticamente seguro.
THOMPSON: Mientras que sí está "matemáticamente" seguro de
que el hombre que manejaba era Vanzetti.

LEVANGIE: Eso.

THOMPSON: )A qué distancia suya pasó el auto?

LEVANGIE: Bueno... unos pasos.

THOMPSON: )A qué velocidad?

LEVANGIE: Serían... no sé... la verdad no sé, pero era


bastante despacio porque pude ver bien la cara del que
manejaba.

THOMPSON: )Y era Vanzetti?

LEVANGIE: Oiga... Si le digo que era él. Ya van cien veces


que lo digo.

THOMPSON: En esta misma sala, cinco personas han declarado


bajo juramento que Vanzetti no sabe manejar.

LEVANGIE: )Y entonces?

THOMPSON: Mire bien al hombre que está acusando. (Levangie


lo hace.) Vanzetti levántese por favor (Bartolomeo se
para.) )Señor Levangie, de qué color son los cabellos del
acusado?

LEVANGIE: Morochos... son negros.

THOMPSON: )Cómo describiría su físico?

LEVANGIE: No sé... Robusto.

THOMPSON: )No es delgado, no?

LEVANGIE: No, delgado no.

THOMPSON: Señor Levangie, antes que usted tres testigos


declararon que el hombre que manejaba el auto era rubio y
delgado...

LEVANGIE: (Confundido.) A mí no me interesa lo que digan


los demás...

THOMPSON: (Calmo.) He terminado, puede retirarse señor


Levangie.

THAYER: Se levanta la sesión.


Un cambio de luces y ya está Mary Splaine presta a
declarar.

UNA VOZ: Testimonio de Mary Splaine, testigo de cargo, el


20 de junio de 1921.

KATZMANN: Señorita Splaine, )Usted presenció el asalto de


South Braitree?

M. SPLAINE: Sí señor. Una cosa horrorosa realmente.

KATZMANN: )Dónde estaba usted en el momento del asalto?

M. SPLAINE: En mi oficina. En el primer piso de la fábrica.

KATZMANN: Bien. Relátenos todo lo que vio.

M. SPLAINE: Cómo no, si. Bueno... Vi a un hombre con un


arma que disparó sobre el pobre Berardelli y escapó en un
coche negro, donde lo esperaban los otros asaltantes.

KATZMANN: )Se encuentra en esta sala ese hombre?

M. SPLAINE: Sí señor. (Señala a Nicola.) Es aquel. El que


no tiene bigotes. (Nicola se para violentamente. La acción
queda congelada. En otro espacio Rosa escucha conmovida.)

NICOLA: ¡Que sepa que yo no fui! (Rosa, no pares de


decírselo! (Va a leer los diarios! ()Qué va a pensar de su
padre?! (Hijo: Sacco es un gran apellido. Un apellido
antiguo y bueno! (Y Dante es un nombre hermoso! (Un gran
orgullo llamarse Dante Sacco...! (Vuelve la acción.)

KATZMANN: )Sabe el nombre de la persona que acaba de


señalar?

M. SPLAINE: Sí, Sacco. Nicola Sacco.

KATZMANN: Gracias Señorita Splaine.

(Sacco se deja caer en su banco. Murmura como para sí.)

NICOLA: (Dante! (Dante, no es cualquier nombre, hijo...!


Alguien que se llame así debe hacer honor al idioma. No
deje de practicar. Recuerde la canción. (Cuando volvamos a
Torremaggiore tiene que saber saludar a los abuelos!

UNA VOZ: Cesare Rossi. Italiano. Operario de lavandería.


Declara el 2 de Julio de 1921.
THOMPSON: )Dónde se encontraba en el momento del asalto?

C. ROSSI: En la terraza

THOMPSON: )La terraza de la lavandería?

C. ROSSI: Sí señor.

THOMPSON: )Quién estaba allí con usted?

C. ROSSI: Luis Pelser. Otro empleado que trabajaba conmigo


allá.

THOMPSON: Señor Rossi, )sabe que el señor Pelser ha


declarado ahora reconocer en la persona del acusado Nicola
Sacco al asesino de South Braitree?

C. ROSSI: Lo oí, sí.

THOMPSON: )Fue usted testigo de distintas manifestaciones


de su compañero declarando lo contrario?

C. ROSSI: Sí señor. (Un tiempo.) El sabrá.

THOMPSON: Bien. Ahora cuente por favor, todo lo que vio.

C. ROSSI: Pelser y yo estábamos tendiendo unas telas en la


terraza. Estábamos charlando y de repente oímos tiros en la
calle. Nos asomamos y vimos a los ladrones que escapaban
corriendo, y al guardaespaldas del cajero tirado en el
suelo.

THOMPSON: )El señor Pelser se asomó antes, o después que


usted?

C. ROSSI: No, nos asomamos los dos al mismo tiempo.

THOMPSON: )Quiere decir que lo que ha visto usted lo ha


visto también Pelser?

KATZMANN: Me opongo su señoría. El testigo no puede


saber...

THOMPSON: (A Katzmann.) Cambiaré la pregunta, entonces (A


Cesare.) )Pudo reconocer a los asaltantes que escapaban?

C. ROSSI: Mire señor, lo que yo digo lo pueden probar ahora


mismo si quieren. Pueden ir y subir allí y ver. Cualquiera
que tenga dos ojos puede hacerlo. Basta mirar desde esa
terraza para darse cuenta que desde allí arriba es
imposible reconocer a nadie. (Los personajes de la escena
congelan. Sólo Thayer y Katzmann permanecen en acción.)

THAYER: Katzmann... Lo está haciendo mal, Katzmann.

KATZMANN: Yo...

THAYER: Mal. Está cometiendo errores imperdonables. Y el


primero de todos: traer al tribunal a esos hombres sin
pruebas ni testimonios suficientes.

KATZMANN: Thayer... El proceso recién empieza...

THAYER: Y ya podía haber terminado. Unas pocas audiencias


habrían bastado si usted hubiese...

KATZMANN: No podía prever que...

THAYER: (Seco.) Era su deber preverlo, Katzmann. (Pausa.)


Véame mañana antes de la audiencia.

KATZMANN: Su señoría... (Thayer lo mira.) Créame que haré


lo posible... (Thayer vuelve a sus papeles.) Su señoría...
(Thayer vuelve a mirarlo. Lenta transición.) Si usted y la
corte lo permiten quisiera hacerle al señor Levangie
algunas preguntas suplementarias...

THAYER: (Reinstalándose en el juicio.) Si la defensa no se


opone...

THOMPSON: No hay objeción, su señoría.

KATZMANN: (A Thompson.) Gracias abogado. (A Levangie.) Tal


como lo destaca mi colega, su declaración sorprende un
poco. Efectivamente, tres testigos antes que usted
describieron al conductor del coche como un hombre rubio y
delgado... )No se habrá equivocado señor Levangié...?

LEVANGIE: No.

KATZMANN: Bueno, no hay que ser tan categórico. Cualquiera


puede cometer un error...

LEVANGIE: Si le digo que lo vi, lo vi.

KATZMANN: Señor Levangie. Siga conmigo un razonamiento, por


favor: Usted vio que se cometió el asalto, y que asesinaban
a dos personas. Obviamente se impresionó. Luego vio que los
asesinos subían al auto y huían en su dirección. En ese
momento habrá sentido miedo, nada más normal. (Pausa.) En
ese estado de ánimo, que todos comprendemos, perfectamente
pudo haberse equivocado...

LEVANGIE: Pero que...

KATZMANN: Tranquilo señor Levangie... El abogado Thompson


nos ha demostrado claramente que Bartolomeo Vanzetti no
podía estar al volante del auto porque no sabe manejar.
Pero eso no quiere decir que Vanzetti no viajara en ese
auto. Señor Levangie, si usted insiste con tanta seguridad,
y hasta ha jurado haber visto a Vanzetti al volante,
sabiendo que con su testimonio puede enviar a ese hombre a
la silla eléctrica, es evidente que su declaración algo
tiene que tener de cierto, )no es así? (Levangie lo mira
sin comprender.) )No es posible que a causa de su estado de
nervios y de la velocidad del auto usted haya confundido el
lugar que ocupaba Vanzetti en el vehículo?

LEVANGIE: )Qué significa...?

KATZMANN: Piense un momento. Trate de recordar aquella


escena. )No sería posible que Vanzetti viajara en el
asiento posterior, detrás del conductor?

LEVANGIE: (Después de una pausa.) Bueno... Ahora que lo


pienso...

THOMPSON: ¡Me opongo, su señoría!

THAYER: )Cuál es la razón, abogado Thompson?

THOMPSON: Es evidente que la acusación sugirió una


respuesta al testigo.

THAYER: No resulta evidente. Oposición rechazada.

THOMPSON: (Contenido.) (Es injusto!

THAYER: )La acusación tiene más preguntas por hacer?

KATZMANN: No su señoría.

THOMPSON: (Injusto!

THAYER: Se levanta la sesión.

Thompson y Vanzetti se miran fijamente.


Vanzetti se sienta e inicia una carta.

BARTOLOMEO: Querido padre: vuelvo a escribirle para


reafirmar una vez más mi inocencia. Para decirle que
dispongo de una buena defensa, que tengo a mi lado un
formidable escuadrón de personas generosas que no me
abandonan ni me abandonará jamás, y comunicarle mi buena
salud y estado de ánimo. Es probable que cuando reciba
ésta, el proceso haya terminado ya, y esperemos que sea con
mi absolución. Padre: es difícil imaginar la situación
actual de este país que tanto admiró años atrás. Vivimos
aquí una triste época. Época de corrupción, época en que el
poder es asaltado desesperadamente, y desesperadamente se
defiende. El estado hace bien el mal y mal el bien, y se
apresura a meter en la jaula a un hombre honesto y
encontrar culpable a un inocente. Ya no nos sorprenden las
cosas mas increíbles. Existe en esta corte una sociedad
entre abogados y autoridades judiciales que es capaz de
condenar o absolver a quien quiera. (Qué canalla la gente
honesta, y qué ramera la justicia! En esa justicia he
perdido ya la fe. Hablo de la que recibe ese nombre, y no
por cierto a ese sentimiento que yace en el corazón del
hombre y que ninguna fuerza infernal será jamás lo bastante
fuerte para aplastar. Querido papá: Saludos a todos. Un
beso y un abrazo. Su hijo. Bartolomeo.

Bartolomeo levanta nuevamente la vista hacia Thompson.


Vuelven a mirarse fijamente. Thompson, baja la cabeza y
vuelve al juicio entre avergonzado y rabioso.

THOMPSON: (A Mary Splaine.) Señorita Splaine, usted fue


interrogada por la policía de Brockton...

M. SPLAINE: Sí señor. (Pausa.) Y declaré que no estaba


segura de que él fuera el asaltante. Realmente estaba en
duda. Pero después, estudiando bien las fotografías de
Sacco que salieron en los diarios, me convencí de que era
él propiamente.

THOMPSON: Sin embargo cuando en esa comisaría le mostraron


la foto de un prontuariado, usted afirmó categóricamente
que ese era el asesino.

M. SPLAINE: Si... Bueno, me pareció. Pero después me


dijeron que ese hombre estaba preso desde hace tiempo. Debí
haberme confundido... )Todos nos equivocamos, no?

THOMPSON: )A qué distancia se encontraba del lugar en el


que se produjo el asalto?

M. SPLAINE: Y... Desde ahí... Unos treinta metros.

THOMPSON: (Indicando el fondo de la sala.) Señorita


Splaine. )Puede ser tan amable de decirme el color de la
corbata de aquel señor, el que está parado en la puerta de
la sala?

M. SPLAINE: (Nerviosa.) Bueno... A decir verdad... No, no


señor, no veo bien desde acá.

THOMPSON: )Por alguna razón en particular?

M. SPLAINE: Bueno... Soy un poco miope.

THOMPSON: )Sabe a qué distancia se encuentra aquella


persona?

M. SPLAINE: No.

THOMPSON: (Está a menos de quince metros, señorita Splaine!


)Quiere explicarme entonces, por favor, cómo ha podido
reconocer a Nicola Sacco a treinta metros...?

M. SPLAINE: Yo... (Alterada.) Bueno, lo reconocí. No veo


por qué...

NICOLA: (Ma perche dice queste bugie...!

KATZMANN: Señorita Splaine, si me permite... Estoy algo


sorprendido. No entiendo por qué oculta ese detalle
justamente.

M. SPLAINE: Bueno, yo no sé a qué...

KATZMANN: Por alguna razón que se me escapa, usted no está


diciendo toda la verdad.

M. SPLAINE: Yo...

KATZMANN: )Cuál es el motivo, señorita, por el que se niega


a admitir que en ese momento -como resulta obvio estando en
una oficina- usted se encontraba con los lentes puestos...?

M. SPLAINE: Bueno... Claro... ¡)Dios mío, no lo dije...?!

THOMPSON: (Protesto su señoría! (La actitud del fiscal,


sirviendo la respuesta a los testigos es francamente
intolerable! (Con todo el respeto que me merece esta corte,
este proceso se está volviendo un... verdadero circo!

THAYER: (Golpea el martillo.) (Abogado Thompson! No


quisiera verme obligado a incriminarlo por ofender a la
corte.
THOMPSON: Es la actitud del fiscal, la que ofende a la
corte.

THAYER: Suficiente. (Un tiempo.) No me parece que el fiscal


haya sugerido la respuesta al testigo. Creo que simplemente
ha tratado de aclarar sus ideas algo imprecisas.

THOMPSON: Es esa misma imprecisión justamente, la que les


quita validez.

THAYER: Eso lo debe decidir el jurado. (A Katzmann.) )Tiene


algo más que preguntar a la testigo?

KATZMANN: No, su señoría.

Un aparte entre Thompson y Thayer.

THAYER: Abogado Thompson... Quiero advertirle que su


insolencia está pasando todo límite. No diga después que no
se lo advertí: Si continúa en esta actitud va a ser usted
el que termine en el banquillo de los acusados...

THOMPSON: Con todo respeto señor Juez... El banquillo de


los acusados hoy es el lugar más limpio de esta sala.

Transición. La luz sube sobre Luigia.

BARTOLOMEO: Luigia. Hermanita. (Época de poda! Hay que


acordarse de replantar los gajos...

LUIGIA: (Recibiendo la carta.) "...)Cómo está la diamela de


papá...? )Y mi camelia...? Hay que dejarle buenas yemas.
Las más gordas."

BARTOLOMEO: No dejes de avisarme cuando revienten, que


imaginarlas es mi forma de verlas. Le he escrito a papá
otra carta, y sigue sin responderme. Sé que se enfurece con
mis ideas, y me castiga con su silencio. )Qué puedo hacer?
No sabe cómo me daña. )Cómo está? )Cómo lleva sus años?
Hermana: te pido que lo beses por mí. Así de sonso. Que
alguno de los besos tuyos, aunque él no lo sepa, sea de los
míos. Así de sonso.

LUIGIA: "...Abrazos. Bartolomeo."

Transición. Thompson ahora frente a Cesare Rossi.

THOMPSON: Señor Juez, quisiera interrogar nuevamente al


señor Cesare Rossi. (Thayer asiente.) Señor Rossi: Aquel
día del asalto usted trabajaba en el lavadero.
C. ROSSI: Sí señor.

THOMPSON: )Trabaja allí todavía?

C. ROSSI: No señor. Me despidieron.

THOMPSON: )Por qué razón?

KATZMANN: Todo esto no es pertinente su señoría.

THOMPSON: Sí su señoría. Creo que la respuesta puede ser


muy importante.

THAYER: Proceda entonces.

THOMPSON: )Por qué fue despedido?

C. ROSSI: Bueno, después del asalto no se habló más del


asunto. A los pocos días nos llamaron a Pelser y a mí de la
policía; nos mostraron a los acusados y nos preguntaron si
los reconocíamos. Nosotros dijimos que no. Una semana
después nos llamó el capataz y nos dijo que estábamos
despedidos. Nosotros le dijimos por qué y nos dijo que lo
había decidido la gerencia. Pedimos hablar con el gerente
pero no nos atendió. Un tiempo después pasé un día por la
puerta de la lavandería y me encontré con el capataz de
casualidad. Le dije a ver si podía volver al trabajo. Al
principio quiso cambiar de conversación, pero al final me
dijo que podíamos volver al lavadero si le decíamos a la
policía que reconocíamos en esos dos hombres a los
asesinos. Yo le dije que estaba loco, y él me dijo que lo
pensara. Fui enseguida a verlo a Pelser y le conté todo. No
me dijo nada, pero a los pocos días me enteré que había
vuelto a trabajar en el lavadero. Desde entonces yo no he
podido conseguir un solo trabajo en ningún lugar de la
ciudad. Apenas escuchan mi nombre ya me cierran la puerta,
señor...

Se esfuma el tribunal. Thayer y Katzmann en un aparte.

THAYER: Basta Katzmann... La declaración de ese hombre que


despidieron nos ha echado el mundo encima.

KATZMANN: )Usted no creerá que yo...?

THAYER: Ni quiero saberlo. ¿Cómo no interrogó antes a ese


hombre...?

KATZMANN: Yo... No creí necesario...


THAYER: (Ah, no creyó necesario! )Se da cuenta en la
situación que me coloca? Se puede acusar a los otros
testigos de falso testimonio...

KATZMANN: No cambiaría nada.

THAYER: Usted subestima a la defensa.

KATZMANN: El abogado Thompson no tiene experiencia penal...

THAYER: El abogado Thompson conoce de sobra su trabajo...

KATZMANN: Es hábil, no lo voy a negar, pero sólo eso...


Está en usted justamente neutralizar esa habilidad.

THAYER: Hable claro, Katzmann.

KATZMANN: (Un tiempo.) No puedo luchar contra dos


adversarios.

THAYER: )Qué quiere decir...? )Que yo favorezco a la


defensa?

KATZMANN: No es conmigo justamente con quien lo hace.

THAYER: )Usted me hace responsable a mí de sus errores...?

KATZMANN: No recuerdo haber cometido ninguno.

THAYER: (Furioso.) ()Ah no?! (Mire Katzmann, de ahora en


adelante mi objetividad será inflexible! (Por lo menos que
nadie pueda decir cuando haya que absolver a esos italianos
que la justicia no ha prevalecido!

KATZMANN: )Cuál absolución, Thayer...?

THAYER: )Y qué pretende...? ¿Que condene a alguien sin


pruebas...? Usted se olvida con quién está hablando...

KATZMANN: Ni Sacco ni Vanzetti son inocentes, Thayer...

THAYER: (Demuéstrelo...! Ese es su trabajo...

KATZMANN: Thayer... ¿Cómo quiere que...? Estoy entre la


espada y la pared...
(Usted me presiona... Nuestra gente me presiona...!

THAYER: )Quién es "nuestra gente", Katzmann...?


KATZMANN: )Hace falta que se lo diga? No quiero resultar
irrespetuoso señor, pero ni usted ni yo llegamos aquí en un
repollo.

THAYER: (Yo he actuado siempre dentro de la ley...!

KATZMANN: Y de eso se trata. De estar unidos dentro de


ella. (Thayer va a hablar.) )No ha declarado usted siempre
que cada una de nuestras acciones debe tener como fin el
bien de nuestro país...? Nuestra gente está esperando esta
condena. Y usted sabe a quién me refiero cuando digo
"Nuestra gente". Hay un solo magistrado en todo el país
capaz de dar una lección ejemplar a la subversión. Las
elecciones están encima. La distribución de cargos en la
suprema corte también. (Tiempo. Thayer calla.) No los
defraude Thayer . Puede estar tranquilo. Nuestra gente no
lo va a defraudar a usted.

Thayer permanece pensativo. Un fundido precipita nuevamente


el espacio del tribunal.

UNA VOZ: El seis de julio de 1921 declara ante el tribunal


Nicola Sacco.

KATZMANN: Señor Sacco, recuerdo que ha dicho usted alguna


vez, que amaba la libertad, y a los países libres.

NICOLA: Sí.

KATZMANN: )Quería usted a este país en mayo de 1917?

NICOLA: Tengo que aclarar algo...

KATZMANN: )No ha comprendido la pregunta...?

NICOLA: Sí.

KATZMANN: Bueno, responda entonces, sí o no.

NICOLA: Sí.

KATZMANN: Ajá, la quería... ¿Y para demostrarle su amor


huyó a México cuando el estado lo llamaba como soldado...?

NICOLA: Me fui para no combatir.

KATZMANN: )Y cuándo volvió nuevamente?

NICOLA: Después del armisticio.

KATZMANN: Cuando la guerra había terminado, digamos.


NICOLA: Sí señor.

KATZMANN: )Se da cuenta que está declarando ser desertor?

NICOLA: ¡Io non sono un vigliacco...!

THAYER: (Martillo.) No se comprende al acusado.

NICOLA: (Corrige.) (Que no soy un... un cobarde... Si es lo


que quiere decir!

KATZMANN: )Entonces por qué desertó...?

NICOLA: Soy contrario a la guerra por principio.

KATZMANN: )Quiere decir que su filosofía le impide


combatir...?

NICOLA: Mis ideas sono... son... están contra toda clase de


violencia.

KATZMANN: )Qué ideas, sus ideas políticas...?

NICOLA: (A Thompson.) Devo rispondere a... a esta pregunta?

THAYER: Naturalmente.

NICOLA: Soy un anarquista. Y el anarquismo está en contra


de toda clase de violencia...

KATZMANN: (Irónico.) )De veras...? (Sacco se pone de pie.)


Permítame decirle que esto es para mí una novedad absoluta.
Y supongo que lo debe ser para todos en esta sala. ()Usted
se olvida que los anarquistas asesinaron en este país al
presidente Mackinley?! (Que hicieron explotar una bomba en
Wall Street que destrozó a diez compatriotas inocentes...!

SACCO: (Descontrolado.) (Non sono stati gli anarchici!

THAYER: (Martillo.) Si el acusado insiste en su idioma, se


solicitará traducción al intérprete.

SACCO: Digo que los anarquistas no fueron... Que no somos


asesinos.

KATZMANN: )Ah no...? La historia de los últimos años señor


Sacco, ha demostrado que anarquía es sinónimo de subversión
contra el orden constituido, de desprecio por la propiedad
privada, de incitación a la violencia...
NICOLA: (A Thompson.) )Che cosa ha detto?

KATZMANN: (A Thompson.) Yo mismo se lo aclaro. (Digo que el


anarquismo se ha valido en toda su historia de la violencia
y el robo...!

NICOLA: (Estalla.) ()Cosa state a dire queste fesserie


davanti allá gente?! )Sovversivi noi...?! (Thompson trata
infructuosamente de interrumpirlo.) E da teci il pane che
ci basti per sfamarci e noi li rispeteremo... )Ribelli noi?
)Che significa? Se ci trattate come gli animali per forza
che ci ribelliamo. )Ladri...? )Ladri noi che lasciamo il
sangue per campá? (Termina agitadísimo.)

KATZMANN: (Fastidiado.) )Alguien quiere tener la amabilidad


de traducir...?

THOMPSON: Protesto su señoría. Las apreciaciones políticas


del fiscal están alterando a mi detenido. (A Sacco.) Señor
Sacco, le ruego que se tranquilice y aclare ahora en
nuestro idioma.

NICOLA: Sí señor...

THAYER: (Con una hoja en la mano.) No hace falta abogado


Thompson. La traducción legal obra en poder de esta corte.
(Lee.) El señor Sacco admite entre otras cosas, según leo,
que algunos anarquistas recurren a la rebeldía violenta....

NICOLA: (A Thayer.) No señor... No es eso lo que dije...

THOMPSON: Protesto su señoría... La traducción no es...

THAYER: (Martillo. Agita la hoja). Si la defensa lo desea


puede consultarla.

NICOLA: (A Thompson.) Pero yo no dije eso...

THAYER: Entenderá que no hay otra manera de comprobarlo que


las actas del intérprete.

NICOLA: (Por Dios...!

THAYER: (Le he dicho que se calle! (Siéntese...! (Un


tiempo.)

KATZMANN: Según el informe de la Sección Política de la


policía, Usted ha participado en varias huelgas en
Staughton, Boston, )Es cierto...?

NICOLA: Sí.
KATZMANN: )Participó también de aquella huelga metalúrgica
en Plymouth en 1920?

NICOLA: Sí.

KATZMANN: )No fue en esa huelga que mataron a tres


policías?

NICOLA: Sí. Y a siete obreros, por desgracia.

KATZMANN: )Por desgracia para los siete obreros...?

NICOLA: Por desgracia para todos. También la policía son


seres humanos.

KATZMANN: (Ah... "también"! )En aquella época ya había


comprado el revolver que le encontraron cuando lo
arrestaron...?

NICOLA: )El 12 de enero...? Si... Creo que sí.

KATZMANN: )Y el día de la huelga la llevaba encima...?

NICOLA: (No! ()No va a decir ahora que fui yo el que mató a


esos policías...?!

KATZMANN: Yo no lo he dicho. Fue usted mismo el que acaba


de sugerir esa posibilidad.

THOMPSON: (Me opongo, su señoría!

KATZMANN: (Se sienta.) He terminado.

THOMPSON: Sacco tranquilícese... )Donde se encontraba usted


el día, y a la hora en que ocurrió el asalto...?

NICOLA: En el Consulado Italiano de Boston.

THOMPSON: )Habló con alguien allí, alguien lo vio...?

NICOLA: El empleado de la oficina de pasaportes... Le


expliqué que volvía a Italia, que tenía urgencia con los
papeles... Que mi padre me necesitaba allá... Que había
habido una desgracia.

THOMPSON: (A Thayer.) Con el permiso de la corte solicito


que este testimonio escrito sea reconocido como válido a
los efectos legales, (Le da a Thayer el documento.) y que
le sea dado a conocer al jurado.
THAYER: (Examinando el documento.) La corte lo considera
válido a los efectos de la ley. (Lee.) "Testimonio de
Giuseppe Andrower, presentado a James M. Bowcock Vicecónsul
de los Estados Unidos de América en la Ciudad de Roma,
Reino de Italia, Habla el señor Andrower: El 15 de abril de
1920 llegó al Consulado Italiano de Boston el señor Nicola
Sacco a presentar una fotografía para su pasaporte..."

NICOLA:(Recuerda, en tanto, la carta de su padre.) "Nicola,


hijo mío: Sé que esta noticia de la muerte de tu madre te
entristecerá. Antes de morir hubiera querido verte. No
hablaba de otra cosa últimamente..."

THAYER: "...La fotografía era en realidad un retrato


familiar, con su mujer y su hijo. Le expliqué que no era lo
que le pedíamos y se la llevé al secretario del Consulado
para mostrársela..."

NICOLA: "... No dejes de volver. Ahora ustedes tienen un


hijo también .Y podrás entender lo que significa tener un
hijo lejos por todos estos años. Quisiera verte de nuevo
junto a nosotros. No veo la hora de tenerte aquí...

THAYER: "Recuerdo la fecha porque mientras hablábamos de


Sacco observé un almanaque de mesa que había sobre el
escritorio del secretario."

Declinan ahí las luces lentamente. Sube una vieja canción


italiana sobre las últimas líneas del testimonio.

NICOLA: (Solo.) (Dante...! (Vas a ver lo florido que es


Torremaggiore en verano! Hay un remanso del río donde el
agua parece de vidrio. Te voy a enseñar a tirarte de la
piedra... Al principio da miedo, pero después de la primera
vez, uno no piensa en otra cosa que en volver a romper el
agua desde ahí arriba. (Crece la luz general, se esfuma
toda magia.) (Dante...! (Dante...!

UNA VOZ: 10 de julio de 1921. Declaración de Bartolomeo


Vanzetti.

KATZMANN: )Dónde conoció a Sacco?

BARTOLOMEO: En México.

KATZMANN: )En qué año?

BARTOLOMEO: En 1917.

KATZMANN: )Por qué se encontraba usted en México?


BARTOLOMEO: Para no ser obligado a combatir.

KATZMANN: )Es incapacitado?

BARTOLOMEO: No. Siempre fui un hombre sano.

KATZMANN: )Entonces por qué desertó...?

BARTOLOMEO: Por mis principios políticos.

KATZMANN: )Son los mismos que los de Sacco...?

BARTOLOMEO: Sí señor.

KATZMANN: )Y a raíz de tener las mismas ideas subversivas


se hicieron amigos?

BARTOLOMEO: No tenemos ideas subversivas. Somos


anarquistas, y como anarquistas combatimos todo lo que
violenta la libertad. En cuanto a Sacco, en la época en la
que lo conocí todavía no era anarquista activo.

KATZMANN: ¿Podríamos decir que fue usted quien lo inició...


El que lo indujo a tomar parte activa...?

BARTOLOMEO: El ya tenía sus ideas, pero no eran claras.


Pensaba que un hombre con mujer y familia no debía ocuparse
de esas cosas.

KATZMANN: )Y usted lo convenció...?

BARTOLOMEO: Sí señor.

KATZMANN: Y desde ese momento abandonó sus deberes de


marido y de padre...

BARTOLOMEO: El señor Sacco jamás ha hecho una cosa así.


Quiere demasiado a su familia.

KATZMANN: No obstante, participó en huelgas y


manifestaciones subversivas.

BARTOLOMEO: Un anarquista y un subversivo son dos cosas


diferentes.

KATZMANN: (Toma un gorro azul y se lo alcanza a


Bartolomeo.) ¿Ha visto antes este gorro?

BARTOLOMEO: Tengo uno igual.

KATZMANN: )No será ese?


BARTOLOMEO: No podría decirlo. Son todos iguales...

KATZMANN: Mírelo bien... )No tiene alguna particularidad


que le permita identificarlo...?

BARTOLOMEO: Este tiene un agujero, y el mío era casi nuevo.


Además olía a pescado porque lo uso cuando ando vendiendo.

KATZMANN: )Y cuando se lo quita, dónde acostumbra a


dejarlo...?

BARTOLOMEO: En mi negocio lo cuelgo de un clavo.

KATZMANN: Señores del jurado, aquí tienen la razón de ese


agujero: El clavo donde el acusado colgaba el gorro. (A
Bartolomeo.) )Sabe dónde ha sido encontrado este gorro?

BARTOLOMEO: No señor.

KATZMANN: En el lugar y el día del asalto, junto al cadáver


de Berardelli.

BARTOLOMEO: Entonces no es mío. Yo no he matado a nadie.

KATZMANN: )Quiere hacer el favor de probárselo? (Bartolomeo


niega.) )No...?

BARTOLOMEO: No.

KATZMANN: Debe hacerlo.

BARTOLOMEO: No voy a hacer el payaso.

THAYER: Nadie quiere faltarle el respeto señor Vanzetti.


Usted no puede negarse. (Bartolomeo, tenso, se coloca el
gorro que le queda evidentemente chico.)

KATZMANN: No, no... Cálcelo bien... (Bartolomeo lo


intenta.) Que se lo calce bien he dicho... (Katzmann toma
el gorro y forcejea. Bartolomeo se lo quita violento. Da
miedo.)

BARTOLOMEO: (Seco.) Basta.

KATZMANN: (Se retira confundido.) Explíqueme por favor


porqué mintió de semejante manera cuando lo interrogó la
policía en Brockton.

BARTOLOMEO: Tenía miedo.


KATZMANN: )Miedo de qué?

BARTOLOMEO: (Miedo de terminar como...! (Tiempo.) Como


otros compañeros

KATZMANN: Explíquese.

BARTOLOMEO: A que me... (Calla.)

KATZMANN: Explíquese...

BARTOLOMEO: (Estalla.) (A terminar como Salcedo! (Mi...


nuestro compañero...! (Yo fui a reconocerlo dos días
antes...! (Su cuerpo destrozado! (No puede seguir hablando.
Se quiebra.) (Destrozado...! (Y voy a decir aquí su nombre
para que todos lo sepan...! (Truena.) (Andrea Salcedo...!
(Destrozado! (En la vereda de la oficina de policía de
Nueva York...!

KATZMANN: Es solo un justificativo para sus mentiras.

BARTOLOMEO: (Es verdad mentí, pero eso no quiere decir que


yo haya asesinado a nadie...!

KATZMANN: Demuestra que tenía algo que esconder.

BARTOLOMEO: Si. Que era anarquista.

KATZMANN: No, que era uno de los asesinos. Y que el auto


que intentaba conseguir era para huir fuera de la ciudad
con su cómplice para poner en circulación el dinero robado.

BARTOLOMEO: (Terminante.) Por más trampas que use no va a


poder demostrar nada, porque de ese delito somos inocentes.

Transición.

UNA VOZ: En la mañana del 16 de julio el abogado Thompson


cierra su defensa con el alegato final. En la tarde lo hace
el fiscal Katzmann por la acusación.

THOMPSON: Señores de la corte, señores del jurado. Sé que


en este momento sería mi deber hacer un balance de los
testimonios presentados en este proceso, destacar la
notoria debilidad de los testigos de la acusación y la
irrefutable validez de las coartadas presentadas por esta
defensa. Sé que debería invitar a la reflexión sobre la
firmeza de una prueba constituida por un gorro y su
agujero, que ha podido transformarse en "prueba
irrebatible" de culpabilidad. Podría inclusive insistir y
demostrar una vez más, que el día del asalto Sacco se
encontraba en Boston y Vanzetti en Plymouth. Eso debería
hacer tal vez. Pero si la evidente mala fe de los testigos,
y el notorio afán de la acusación por perjudicar a estos
dos inocentes no los hubieran convencido en los hechos,
)Cómo habría de esperar convencerlos yo con mi palabra...?
No. No voy a hablar más de este proceso. Hablaré sí del
otro, del verdadero proceso que se ha juzgado en esta sala:
del proceso contra Sacco y Vanzetti por el delito de
anarquismo. Esta circunstancia sobre la que la acusación ha
puesto su mayor énfasis no ha conseguido sin embargo hacer
de ellos dos asesinos. Quiero recordarles: los acusados no
están aquí para ser juzgados por sus convicciones
políticas. La constitución de nuestro país, una de las más
iluminadas del mundo, no deja duda al respecto: Los seres
humanos deben ser juzgados independientemente de sus
opiniones políticas, de su raza y religión. Señores del
jurado: El día del arresto de mis defendidos, Rosa Sacco,
la esposa del acusado, apenas supo de la detención de su
marido, se dio a la deplorable tarea de quemar cada uno de
los libros de política que Sacco conservaba en su casa.
Señores, cuando un ciudadano en cualquier lugar del mundo
cae en la humillación de tener que quemar los libros que
prefiere y ama, es porque algo monstruoso a su alrededor
está atentando contra sus ideas. Es porque algo está
suprimiendo la libertad. He terminado.

(Katzmann se adelanta y hace su alegato.)

KATZMANN: Su señoría, Señores del Jurado. Antes de iniciar


mi alegato deseo felicitar a la defensa por el brillante
trabajo que ha desarrollado. Y esto no es una fórmula de
cortesía. Pocas veces en mi carrera he tenido por
adversario un colega tan hábil en su propia tarea... y en
la de ayudar a la acusación. Sí señores, porque son las
mismas palabras de la defensa las que me permitirán
demostrar la culpabilidad de los acusados. Examinemos
rápidamente un argumento al que mi colega de la defensa ha
adjudicado vital importancia: Las coartadas de los
imputados. Según esos testimonios, en el momento del
asalto, Sacco se habría encontrado en el Consulado Italiano
en Boston, y Vanzetti en Plymouth. )Pero quiénes aseguran
esto?: Italianos. Todos esos testigos son italianos.
Algunos son compañeros de partido de Sacco y de Vanzetti,
otros son simpatizantes. Señores del jurado: Yo no tengo
ningún prejuicio contra los italianos, pero por un acto
elemental de objetividad no puedo callar un tema como este.
Los italianos emigrantes ni aquí ni en ningún otro país han
tratado jamás de fusionarse con los otros ciudadanos, sino
que al contrario, se aíslan formando grupos separados del
resto de la comunidad, y mantienen entre sí lazos del más
inflamado nacionalismo. Un italiano que vive en América, no
se transforma jamás en un americano; sigue siendo siempre
un italiano que vive en América. Hay en ellos una especie
de tácito desprecio por este país que los cobija, que les
da de comer y les ofrece condiciones de vida que en su país
de origen no han tenido jamás. Y es sabido que tras todo
italiano rige férrea e inobjetada esa ley tremenda,
heredada de las sociedades secretas medievales: esa ley de
bandidos que se conoce como "Omertá". Omertá por la que se
protege a un compatriota no importa quién sea. Omertá que
prohíbe denunciar a alguien de la propia raza aunque haya
cometido el peor crimen. Omertá, que significa mentira y
silencio. Y ahora escuchen bien: hablo de una ley a la que
obedecen ciegamente los partidos políticos de extrema
izquierda, los subversivos, los partidos enemigos de
América. Reflexionemos ahora. )Estamos seguros de que las
coartadas de Sacco y Vanzetti no proceden justamente de esa
complicidad, de un siniestro encubrimiento nacido de esas
leyes de la logia? )Podemos pensar que este caso sea
excepción? No señores. La defensa ha dicho que la
constitución de nuestro país en su iluminado liberalismo
prescribe que un hombre sea juzgado independientemente de
sus ideas políticas, religiosas o de su raza. Pero cuando
esas ideas políticas se transforman en actos criminales, no
se puede invocar a la constitución para defenderlas,
sencillamente porque se contraviene el código penal. Esos
partidos se valen, es sabido, de medios criminales:
atentados, raptos, robos, encubrimiento y corrupción.
Nuestro país está viviendo una de las etapas más tristes y
vergonzosas de su historia. Por esto, señores del jurado
tengo el deber de recordarles que toda América los observa.
Delante de ustedes están hombres que además de representar
una amenaza para nuestro amado país, son dos criminales. La
parte sana de América pretende de ustedes un veredicto que
demuestre que es falso que la corrupción lo haya infectado
todo, y a todos.
América los observa, Señores del Jurado, y espera oír la
límpida, resonante, voz de la incorruptibilidad, del
coraje, y de la justicia.

Transición. Un tiempo de espera tensa.

THAYER: Bartolomeo Vanzetti y Nicola Sacco: el jurado los


reconoce culpables de homicidio en primer grado. )Tienen
algo que decir antes que se pronuncie la sentencia?.

NICOLA: (Se pone de pie.) Yo no sé hablar señor, no soy


orador. Mi amigo, mi compañero Vanzetti, va a hablar mejor
que yo seguramente. Pero lo que sí puedo decir es que jamás
supe, ni oí, ni leí, que haya existido nunca en la historia
algo tan cruel como este tribunal. Usted, señor juez,
conoce mi vida, sabe por qué estoy aquí y ahora me
condenará. Podría contarle toda mi vida, día por día, )pero
de qué serviría? Las cosas necesarias se las dirá mi amigo
Bartolomeo. El es tan inocente como yo y usted lo sabe
perfectamente. Jamás, ni ayer ni hoy, he sido culpable de
nada. (Se sienta.)

BARTOLOMEO: (Se pone de pie.) Lo que tengo que decir es que


soy inocente. No sólo soy inocente de los asesinatos de los
que se me acusa, sino que en toda mi vida jamás he robado,
ni matado, ni derramado una gota de sangre humana. Quiero
que quede bien claro que siempre he luchado por terminar
con el crimen en la tierra, no sólo el crimen que la ley y
la moral oficial condenan, sino también ese otro crimen que
admiten y protegen: la explotación del hombre por el hombre
y el atropello contra la dignidad humana. Y si hay alguna
razón por la que aquí se me juzga, si hay alguna razón por
la que van a condenarme, es por esa y por ninguna otra.
Usted, Juez Thayer, ha estado en contra nuestra desde antes
de conocernos. Le bastó con que éramos anarquistas para
convertirnos en asesinos. Permítame decirle lo que creo: No
son nuestros pecados los que se han juzgado aquí. Son
nuestros sueños. Nuestras esperanzas. Eso es lo que han
condenado. Lo que creen que podrán matar. Y quieren hacerlo
tan solo porque estos sueños nuestros les amenazan la
realidad. Soñamos cambiar el odio por amor, y aquí es el
odio el que tiene poder. Soñamos un hombre solidario, y
esta realidad solo se mantiene con la competencia salvaje.
Creemos en la verdad y la libertad y aquí solo valen la
opresión y la mentira. Descubrimos que los derechos y
privilegios, aquí se adquieren y se mantienen solo por la
fuerza. Comprendimos que en nombre de Dios, de la ley, de
la patria, se cometen los delitos mas feroces; que los
pueblos se encuentran corrompidos en el corazón, los
sentimientos y la mente por obra del ejemplo y la voluntad
de los gobernantes. Pero también entendimos que la igualdad
es la única base moral sobre la que puede regir el contrato
social humano. Y que si nosotros, y la generación que
nuestras mujeres llevan en sus vientres no somos capaces de
modificarlo habremos fracasado todos, y la humanidad
seguirá siendo cada vez mas mísera y mas infeliz. Quiero
decirles una cosa señores del Jurado y créanme que lo digo
con todo el corazón: Estaría feliz si me condenaran a
muerte, sólo por poder gritarle a la gente: Pónganse en
guardia. Todo lo que te dijeron, todo lo que te prometieron
era una mentira, era un fraude, era un delito, era una
ilusión, era un engaño. Nos prometieron libertad... )Dónde
está la libertad...? Nos prometieron prosperidad... )Dónde
está la prosperidad...? )Dónde está el progreso espiritual
que nos prometieron? )Dónde está el respeto por la vida
humana?. Nunca como ahora, señores del Jurado ha habido
tantos crímenes, tanta corrupción como hoy. Esto es lo que
quiero decir: No le desearía ni a un perro sarnoso, ni a
una serpiente, ni a la criatura más miserable de la tierra,
lo que yo he tenido que sufrir por delitos que no cometí.
Pero hay algo que me consuela y es que también he sufrido
por crímenes de los que sí soy culpable. He sufrido y sufro
por ser italiano, y es cierto, lo soy. Estoy sufriendo por
ser anarquista, y también lo soy. Pero estoy tan seguro de
mis ideas, tan convencido de estar en lo justo, que si
ustedes pudieran matarme dos veces y yo pudiera renacer
otras dos, volvería a hacer exactamente lo que hice hasta
ahora. (Pausa.) He hablado mucho de mí y ni siquiera he
mencionado a Sacco, mi amigo. Mi compañero. (Ah, sí...! Tal
vez yo hable mejor que él, pero créanme que muchas veces
tuve que contener mi emoción frente a ese hombre al que
ustedes llaman ladrón, al que llaman asesino y van a
condenar. Lo harán, lo sé, van a condenarlo. Pero
escúchenme bien lo que voy a decirles: Ustedes podrán hacer
con él lo que su crueldad les permita. Ustedes pueden
matarlo, pero si lo hacen, escúchenme bien... su nombre,
Nicola Sacco, seguirá viviendo en el corazón de la gente
cuando sus huesos señor Katzmann, y los suyos señor juez,
ya estén hechos polvo por el tiempo, y sus nombres y sus
leyes y sus tristes instituciones no sean más que un oscuro
recuerdo. Un oscuro recuerdo de ese pasado, de este pasado,
en el que el hombre era el lobo del hombre. (Una larga
pausa.) Terminé. Gracias por haberme escuchado. (Se sienta.
Silencio.)

THAYER: (Se para. Lee.) Bartolomeo Vanzetti y Nicola Sacco,


en el día del señor de 19 de julio de 1921, esta corte los
condena a la pena de muerte transmitiendo el paso de una
corriente eléctrica a través de sus cuerpos. (Medeiros
comienza a aullar.) Esta es la sentencia de la ley.

ROSA: (Y con ella Luigia, se desgarran en un grito.)


((Asassini...!!

MEDEIROS: (Mientras el espacio del juicio se disuelve entre


sombras.) (Hijos de puta! (Suelten a los italianos...!
(Culos rotos! (Esa fábrica la asalté yo...! (A esos hombres
los maté yo! (Yo les vi los ojos de vidrio...! ¡Las caras
blancas! ¡Yo! ¡La baba y la sangre sobre las baldosas! (Yo
me llevé ese dinero! ()Y quieren saber qué hice con la puta
parte...?! (Me pasé por este cascajo de vena que me queda,
tanta morfina que terminó saliéndome por el culo...!
¡Doctor y la puta que te parió...! (Quiero esa jeringa
ahora, o me reviento la cabeza contra las rejas...! (Quiero
mi jeringa y quiero un juez... Voy a confesar el asesinato
de South Braitree...!
UNA VOZ: Entre 1921 y 1927 la defensa pide en sucesivas
oportunidades la revisión de la causa. Cada pedido es
rechazado uno tras otro por el Juez Thayer y la suprema
corte de Dedham. La defensa apela al gobernador de
Massachusetts, quién nombra una comisión investigadora. La
comisión ratifica la culpabilidad de Sacco y Vanzetti.

MEDEIROS: (Hijos de puta, suelten a los italianos...!

UNA VOZ: Durante seis años la justicia rechaza una


apelación tras otra. La ejecución se posterga una y otra
vez. Crecen en el mundo las protestas por el caso.

Crece ahora una luz sobre Nicola, en un camastro de la


celda, de espaldas a Bartolomeo, que aguarda con un plato
de comida en la mano.

BARTOLOMEO: Allora mangia...

NICOLA: No.

BARTOLOMEO: )No va a hablarme tampoco...? Nos dan la


oportunidad, y ni siquiera va a hablarme.

NICOLA: No.

BARTOLOMEO: )Por qué...?

NICOLA: (Lo mira.) Me convence. Si habla me convence. )Vino


para eso, no?

BARTOLOMEO: Sí.

NICOLA: Al menos es sincero.

BARTOLOMEO: Lleva dos semanas sin comer. )A dónde quiere


llegar...?

NICOLA: )A dónde se llega sin comer?

BARTOLOMEO: A un hospital, con un tubo por la boca. )No es


más humillante?. Allora mangia... (Nicola le da la
espalda.) Hace seis años que estamos aquí... )Se va a
rendir ahora...?

NICOLA: Ahora, antes, después... )Cuál es la diferencia?

BARTOLOMEO: Ahora de nuevo hay esperanzas.

NICOLA: (Hace seis años que vivimos de esperanzas...!


)Cuántas veces creímos, ya...? Seis años que juegan con
nosotros... Nos acercan a la silla y nos alejan de ella.
(Basta...! (Quiero la libertad de morirme en paz!

BARTOLOMEO: Justo ahora.

NICOLA: Otra vez con el ahora.

BARTOLOMEO: Medeiros repitió la confesión. Tienen que


reabrir el caso.

NICOLA: )Usted escuchó sus gritos? Día y noche desde hace


meses. Ese hombre está loco, destruido por la morfina, y
tiene condena en fijo también para la silla... )Quién va a
creerle?

BARTOLOMEO: Lo han vuelto a interrogar. Presentaron tres


recursos...

NICOLA: Esa gente ni los mirará.

BARTOLOMEO: Ya no se trata de Thayer, Nicó... La corte de


Justicia es la que decide ahora. Sobran pruebas esta vez.

NICOLA: No me pida fe. Fe no me queda.

BARTOLOMEO: (Un tiempo.) No. Le pido que no me deje solo.

NICOLA: Usted me deja solo. Con el miedo me deja solo.

BARTOLOMEO: )Miedo...?

NICOLA: (Sí miedo, miedo! ¿Qué...? Miedo a tener esperanzas


de nuevo. A volver a empezar. A creer otra vez que hay un
poco de justicia para nosotros. )Cuántas veces creímos?
)Cuántas veces nos agarramos de la vida? )Para qué? Para
que una y mil veces le vuelvan a decir a uno "lo engañamos,
prepárese a morir" (Basta...! Lo mejor que Dios le dio al
hombre, es morirse una sola vez. Y que nadie le avise nunca
el momento de la muerte. )Cuántas veces hemos muerto ya...?
)Las contó? )Diez? )Treinta? )Cien? (No puede evitar el
llanto.)

BARTOLOMEO: Nicó... (Quedan mirándose largamente. Se unen


en un abrazo seco y breve.) Questa volta sara quella
buona... (Le alarga una cucharada con comida Una per
Dante... (Un tiempo. Nicola comienza a comer.) Una per
Agnese... Una per Rosa...

UNA VOZ: En París, veinticinco mil personas frente a la


Embajada de Estados Unidos piden la gracia para Sacco y
Vanzetti
La luz los deja y crece sobre Thayer, de camisa y sombrero
rancho. Una jarra y dos copas. Toma una copa y sirve en
ella. A su lado, molesto, Thompson aguarda de pie.

THAYER: Refresco de limón, abogado Thompson, el gusto de


las viejas cosas... Pero qué hace de pie, siéntese aquí...
Esta galería es mi refugio contra el verano. A mi edad, los
calores comienzan a volverse peligrosos... (Ríe. Acota.) A
esta edad, en realidad, casi todo es peligroso... Decía mi
abuelo, con todas las erres de su bendito irlandés:
"Después de los sesenta, si un día te levantas sin dolorrr,
prrreocúpate porrrque estás muerrrto.." (Ríe. Thompson se
sienta y toma un trago.) Recién exprimido. Ese es el
secreto de la limonada de la señora Thayer... No me canso
de recomendar sus virtudes. Un minuto antes de que usted
llegara, me preguntaba ella justamente si ya había estado
antes usted aquí en casa...

THOMPSON: No. Es la primera vez.

THAYER: Eso descubrí. Es extraño, tantos años... Martha, le


dije: tantos años y el abogado Thompson no ha probado aún
tu limonada... (Ríe.)

THOMPSON: Siete años.

THAYER: Siete... Claro, todavía mi nieto jugaba a los


vaqueros en ese césped, y hoy es un futuro colega. (Acota.)
Bienvenido a la profesión. Nunca serán pocas las manos de
la ley.

THOMPSON: Eso creo también.

THAYER: )Sabe qué, Thompson...? Siempre soñé con un país


ordenado, del que la justicia tuviera que ser sólo el
guardián. Pero... No tuve la suerte de llegar a verlo.
Tuvimos que ser soldados, Thompson... Y de la vanguardia.
(Pausa.) Eso pensaba anteayer justamente, meditando sobre
el resultado de su apelación. (Thompson se inquieta.) No se
impaciente. Sé que vino por la respuesta. Déjeme llegar a
ella. (Pausa.) Mire a su alrededor, Thompson... )Qué me
dice?

THOMPSON: Un bello lugar.

THAYER: Un vergel. Todo calma. Un refugio en medio de la


tormenta. A unos kilómetros de aquí, en la ciudad, apenas
se puede caminar entre la basura. )Sabe una cosa, Thompson?
Hace unos años apenas -Usted llegó a conocerlo, sin duda-
también esa ciudad era un paraíso. Donde antes hubo paz y
entendimiento, ahora hay sólo luchas y odio.

THOMPSON: Me imagino a lo que quiere...

THAYER: Déjeme terminar. Todos los días al amanecer miro a


mi alrededor, a esta Old New England con sus casas
arboladas y sus jardines verdes, y sus niños de ojos
azules, y me estremezco de solo pensar que todo esto que
consiguieron mis padres, y mis abuelos, y los suyos claro,
puede ser destruido por la espada y por el fuego. Algo ha
ocurrido abogado Thompson en esta tierra nuestra: ha venido
gente extraña, de pieles también extrañas. Gente que no lo
mira a uno a los ojos. Que hablan solo en su propio idioma
y viven en sucuchos y sólo parecen felices inquietando,
sembrando el descontento, azuzando a un hermano contra el
otro y susurrando por todos lados: "Más dinero..." "El
patrón es un explotador.." "Es un demonio..." ")Por qué no
nos repartimos sus riquezas...?" Pero usted y yo, a pesar
de todo hemos seguido administrando justicia con equidad, y
no hemos hecho diferencias... Y hemos tratado de olvidar
que ellos odian desde el nombre de este bendito país, hasta
la tradición de nuestros antepasados. Si, abogado THOMPSON:
La Corte rechazó su apelación por esos anarquistas.
(Thompson se para.) (Pero piense como americano, y sé que
les dará también la razón...! )Si fueran ellos los que
dirigieran los tribunales, qué clase de justicia habría
para gente como usted o como yo...? (Con que sólo vieran un
par de ojos azules, ya bailarían la danza de la muerte!

THOMPSON: (Por Dios, Juez Thayer...! (Es una... Esos


hombres son inocentes!

THAYER: (Pero no comprende abogado que aquí no se trata ya


de culpables o inocentes...! (Que aquí sólo importa quién
gana, si ellos o nosotros! (Y nosotros no podemos ser
vencidos...! (Esa sí sería una injusticia! (Una injusticia
para sus hijos... Una injusticia para mis nietos!

THOMPSON: (Parándose para irse.) Apelaré al gobernador...


Al presidente si es necesario. (Pediré clemencia!

THAYER: )Por qué abogado? ¿Qué tiene que ver usted con
ellos...? (Sólo contésteme por qué!

THOMPSON: (Porque no me desayuno con sangre, Thayer!


(Porque tengo cuarentaisiete años señor, y llegué a esta
profesión a los veintitrés sólo porque sentí que la
justicia hacía mejores a los hombres! (Y así lo creí
siempre, hasta este caso! (Pero ya ni eso me queda! Desde
hace meses, Juez Thayer, llevo conmigo mi matrícula, día y
noche (La saca.) Y la saco, y la sobo, y la leo y la releo,
sólo para saber quién demonios soy. Sólo para que siga
gritándome mis obligaciones. (Sacco y Vanzetti van a morir,
Thayer...! Y la justicia se enchastrará irremediablemente.
(Ah, sí...! Mi nombre saldrá en los periódicos... Y me
crecerá una módica aureola de idealismo... (Y mañana mis
clientes serán justamente los que alentaron este
linchamiento! No, Juez Thayer. Pienso hacer lo imposible
por salvarlos, pero si esos hombres son asesinados; si la
justicia es esto que hacen ustedes... Escúcheme bien:
(Prefiero tirarle este papel a los cerdos!

Thayer comienza a rezar en voz baja. Crece una luz sobre


Bartolomeo que observa la escena. Thompson se aleja
furioso.

UNA VOZ: En Londres, Berlín, Hamburgo, Moscú, Calcuta,


Bruselas, miles de personas salen a las calles a pedir la
gracia para Sacco y Vanzetti.

BARTOLOMEO: )Y qué otra cosa esperaba, abogado?

THOMPSON: (Se incorpora al espacio de Bartolomeo.) Está


bien. Otra vez la razón es suya. Pero nos queda el
gobernador. Si lo presentamos a tiempo aún...

BARTOLOMEO: (Corta.) Ya está bien, Thompson. Hizo lo que


pudo.

THOMPSON: Escuche...

BARTOLOMEO: Le digo que está bien. Se probó todo.

THOMPSON: No. La clemencia no. El gobernador no puede


negarla. Ya he preparado el oficio. (Saca unos papeles.) Se
aceptan los cargos y se pide ...

BARTOLOMEO: (Interrumpe.) Justicia. (Thompson lo mira.) Si


algo se pidió y se seguirá pidiendo es justicia. Y si no la
dan es porque no la tienen. Justicia. Hace años que no me
habla de otra cosa: Su justicia. )Qué pasa ahora Thompson,
dejó de creer en ella y pasó a creer en el perdón...?

THOMPSON: No... Yo...

BARTOLOMEO: El perdón lo piden los culpables. Yo soy


inocente.

THOMPSON: Se trata de estrategia, Vanzetti. Deteniendo la


ejecución podríamos...
BARTOLOMEO: (Interrumpe. Calmo.) Usted es un gran abogado.
(Thompson lo mira sorprendido.) Quería decírselo. Y lo que
ha hecho por nosotros se lo voy a agradecer hasta el último
segundo. (Pausa.) Tanto tiempo hablando de leyes, de
recursos, nunca había podido decírselo. Hoy se lo digo:
gran abogado. Le agradezco todo lo que hizo por mi vida.
Ahora lo que queda déjemelo a mí.

THOMPSON: Usted no puede abandonar ahora.

BARTOLOMEO: ¿Abandonar...? Si nunca estuve más cerca de una


meta. (Pausa.) Thompson, usted sabe con cuánta obstinación
defendí mi inocencia. Soy inocente. La gente lo sabe. Los
que son como yo lo saben, lo creen. Yo ya no tengo nada que
pedir. Son ellos los que nos deben justicia a nosotros, y
quisiera que la den porque eso mostraría el fracaso de sus
mentiras y la fuerza de nuestra verdad. Pero si no la dan,
si no conmutan la pena: nada va a gritar con más fuerza que
esta muerte, que esa justicia está podrida. Están
encerrados en su propio chiquero, Thompson. No seré yo
quien les abra una puerta. En el fondo, abogado, esto es
nuestra victoria.

THOMPSON: ¿De qué victoria me habla...?

BARTOLOMEO: Mis ideas.

THOMPSON: (Estalla.) (Sus sueños!

BARTOLOMEO: También puede llamarlos así.

THOMPSON: Pero yo soy abogado, Vanzetti. Y para mí no hay


victoria sino salvándoles la vida Y sus vidas dependen
ahora de su firma en este maldito papel. Y en esa maldita
decisión del gobernador del Estado. (No pienso quedarme
sentado esperando un milagro! (Firme aquí y déjeme hacer!

BARTOLOMEO: Es inútil que me lo vuelva a pedir. No lo


intente tampoco con Nicola. Lo hemos decidido.

THOMPSON: Y yo qué...? ()Qué cree que va a ser de mí...?!


(Soy su abogado...! ()Es algo, no?!

BARTOLOMEO: Lo es. Y nosotros libertarios. También es algo.

THOMPSON: (Desbordado.) ()Quiere que le diga lo que


creo...? (No, no lo es! (Un sueño no es algo! (Un sueño no
es nada! (Muéstreme un lugar, un solo maldito lugar sobre
la tierra donde ese sueño haya mostrado su virtud! (Una
sola prueba visible y comprobable de que el mundo puede ser
mejor con sus quiméricas ideas!
BARTOLOMEO: Pruebas. Claro, los abogados juzgan pruebas. )Y
si fuese verdad que es un sueño...? Como si de los propios
sueños no fuéramos también responsables los mortales.
Abogado Thompson, usted no podría entender: Una cosa es
soñar y otra es estar dormido. A nosotros, soñando, no nos
hace falta despertar para ver este mundo suyo. Ustedes en
cambio si no despiertan a tiempo, no lo verán nunca.
(Tiempo.) No insista con la clemencia. Déjenos a nosotros
con el sueño. Y que sigan los otros durmiendo sobre sus
leyes.

THOMPSON: (Destruido.) Quién habla de leyes ahora,


Vanzetti...? Pero si es verdad que la justicia no existe,
que haya por lo menos piedad.

Con un gesto calmo Vanzetti apoya su mano en el hombro de


Thompson. Thompson acepta. Un tiempo. Thompson guarda entre
sus papeles el pedido de clemencia.
La luz recorta ahora a Medeiros que juega con una pelota.
Hace frío. Se sopla las manos. Unos pasos más allá, Sacco
lo observa.

UNA VOZ: Huelgas en Colombia, Venezuela, Chile, Brasil,


Argentina. En Sudáfrica, cincuentamil obreros abandonan el
trabajo y se encolumnan en las calles.

NICOLA: Medeiros... (Medeiros no le contesta. Sólo lo mira


y sigue con la pelota.) Soy Sacco.

MEDEIROS: )Y...?

NICOLA: No lo conocía. Lo vi en el pabellón alguna vez,


pero nunca aquí en el patio.

MEDEIROS: ¿Vas a seguir hablando mucho tiempo...?! (Grita.)


(Guardia...! (Alcahuete...! (El gringo aquí busca pelea...!

NICOLA: No, pelea por qué...? Sólo quería decirle quién


soy. Soy uno de los condenados que...

MEDEIROS: (Interrumpe.) ¿Qué, soy estúpido yo...? )No te


conozco...? Un millón de personas gritan tu nombre allá
afuera todos los días. )Soy sordo...? Ya está bien.
(Grita.) (Guardia...! (Me sigue jodiendo! (Soy un hombre
peligroso...! (Ríe.) (Voy a reventar a este italiano y
tendrán que electrocutarme dos veces!.

NICOLA: Me pregunto por qué lo hizo.

MEDEIROS: (Sorprendido.) Que...


NICOLA: La confesión.

MEDEIROS: (Guardia... Aquí el gringo...!

NICOLA: (Interrumpe. Habla calmo. Medeiros lo escucha


contenido.) Me pregunto todos los días si de verdad era el
asesino, o sólo confesó porque ya estaba condenado. Porque
no tenía nada que perder.

MEDEIROS: ¿Qué pasa...? ¿No te gusta...? Confesé y ya


está...

NICOLA: Sea como sea fue piadoso. Usted es un hombre bueno.

MEDEIROS: ¿Qué mierda te pasa, gringo...? Confesé porque


quiero... Porque tengo hígado... Porque puedo mostrarle a
cualquiera qué cojones tiene Celestino Medeiros... Todas
las noches una multitud grita ahí afuera por ustedes...
Quieren salvarlos... ¿Y qué han conseguido con sus
gritos...? No es con gritos como se consiguen las cosas.
Por mí, en cambio no hay ni un perro sarnoso ahí afuera. Y
si lo hubiera solo ladraría: "(Medeiros hijo de puta...!
(Asesino... Basura...!" Y sin embargo esta basura hizo por
ustedes más que toda esa mierda de abogados. Más que todos
esos imbéciles que gritan ahí afuera. ¿Por qué...? (Porque
tengo las bolas que hacen falta...! ¿Te dijeron alguna vez
cuántas veces robé? Treinta y dos. (Cinco muertes sobre mi
cabeza! Yo estaba ese día en el asalto de South Braintree.
O no... )Qué importa eso? Yo conozco los ojos de los
muertos. Los dientes reventados contra una vereda. El
pegote de la sangre cuando se te seca entre los dedos. Yo
sé que son inocentes. Te lo veo en esos ojos de oveja
tonta.Y siendo una mierda como soy, yo te salvo la vida, y
de esos afuera no hay uno solo que tenga las bolas para
hacerlo. Me van a electrocutar... Cincuentamil voltios...
¿Alguien se puede imaginar lo que es eso...? Y cuando este
cuerpo quede como un pedazo de carbón sobre esa silla, en
los aguantaderos, en los tugurios, en los barrios de putas
la gente mía dirá con el sombrero en la mano: ¡Salud a las
pelotas de Celestino Medeiros!

NICOLA: Y también dirán: era un hombre bueno; entendió que


en el mundo uno no está solo.

MEDEIROS: (Conteniendo la emoción a duras penas.) ¿Qué


pasa...? No es domingo para que venga el cura.

NICOLA: No hablo del cielo, Medeiros. Hablo de la tierra.


Entendió que la vida, que las cosas que se hacen, que hasta
la muerte de uno, le pertenecen a los otros. (Hay un largo
silencio.)

MEDEIROS: ¡Guardia, quiero volver a la celda! (Hace frío


aquí...! (Intentando vanamente el humor.) ()Si me matan de
pulmonía, qué mierda van a hacer con esa silla...?!
(Intenta reír. No puede. La luz se va.)

Surge un espacio en el que Luigia y Bartolomeo se miran


largamente. Más allá, aparte, Rosa espera a Nicola que va
hasta ella y quedan también en silencio.

UNA VOZ: La Iglesia Católica, Anglicana, Evangelista,


Ortodoxa, La Comunidad Musulmana, los Rabinos, piden al
presidente de los Estados Unidos que se conceda la gracia.

LUIGIA: (A una figura imaginaria: su padre.) Época de


abono, me dijo...

BARTOLOMEO: No deje de carpir en cuanto vuelva.

LUIGIA: ...de carpir en cuanto vuelva... Y pida bosta al


cochero. Se acordaba del cochero todavía...

BARTOLOMEO: Amedeo. Amedeo el cochero.

LUIGIA: E brutta questa terra, papá... Cuando el barco se


acercaba la vi tan... tan... (Daba miedo! (Imponente! (Ya a
Bartolomeo.) Es fea... )Qué tiene que hacer aquí un
italiano? Fea y triste la América.

BARTOLOMEO: )Cuándo regresa?

LUIGIA: Cuando todo termine. (Al padre.) Le dije que usted


no quería que lo dejara allí. (A Bartolo.) Si todo sale
bien te llevo conmigo. Si no me llevaré las cenizas a casa.
(Al padre.) No dijo nada. Tiene que llegar el perdón le
dije. Tiene que llegar. Por la gracia de Dios.

BARTOLOMEO: No. Por la de mis razones.

LUIGIA: Otra vez. No escribiste otra cosa en todos estos


años.

BARTOLOMEO: Es mi fe.

LUIGIA: Mi fe, dijo. Y vinieron esos hombres.

Comienzan a preparar a Bartolomeo para la ejecución. En la


otra celda hacen lo propio con Nicola. Rosa está a su lado.
ROSA: (A Nicola. Crispada.) (Hay que hablar con ese chico,
Nicola! (A mí no me hace caso!

NICOLA: (Calmo.) Que sepa que no dejé de nombrarlo. Ni en


el último segundo. Que se entere.

ROSA: (Niega conteniendo las lágrimas.) Si no es la que


viene será en dos semanas, que ya tiene las vacaciones de
la escuela.

NICOLA: Que lo sepa. Que lo recuerde siempre.

LUIGIA: Mi fe. Mi fe, dijo. (A Bartolomeo.) No. Tu fe es la


fe en la que naciste. Es la de papá y mamá. Es la mía.
Bartolomeo, por última vez: recibirás al cura.

BARTOLOMEO: Es inútil. Qué le puedo decir. Qué me diría él.

LUIGIA: La verdad: Soy inocente... (Pero qué les ha hecho


esta tierra! Tampoco Nicola ha querido confesarse, y hasta
ese asesino, el que grita sin parar, ha rechazado la
confesión.

BARTOLOMEO: Medeiros.

LUIGIA: Pobre loco. Delira. Dice que Sacco le ha dado la


absolución.

ROSA: Volveremos Nicola. En tercera. Como vinimos. Vas a


salir de aquí y volveremos. Cuando lleguemos a
Torremaggiore pienso subirme a la colina, mirar hacia aquí
y gritarle a la América hasta quedarme ronca: (Yo te
maldigo!

NICOLA: Te quiero Rosina. Te quiero.

ROSA: Vamos a gritar. Vas a gritar conmigo desde esa


colina...

NICOLA: Un abrazo fuerte a los hijos. Un beso a cada uno.


Estás tan hermosa.

ROSA: Hermosa me dijo. Estás tan hermosa.

NICOLA: Que no pierdan el idioma...

ROSA: Que te acuerdes la canción, Dante. Que en ella están


todas las palabras que un hombre debe saber.

NICOLA: Liberta. Terra. Pace. Speranza...


ROSA: (Comienza, ahogada, a recorrer la canción.) Addio
Lugano bella... O dolce terra pia... Banditi sensa terra...
gli anarchici vai via...

LUIGIA: (Al padre.) "Yo no puedo rezar, Luigia...", dijo...

BARTOLOMEO: ...Las cosas son las cosas, y la única oración


que tienen las cosas son los actos de cada uno. )En qué
idioma sino hablaría Dios...? Su única lengua, hermana, la
única que entiende es la de estos actos...

LUIGIA: ¿He actuado mal yo?, me preguntó. )He actuado


poco?. Cuando esta noche camine por ese pasillo hacia la
cámara, cada paso nuestro será una palabra de esa oración
que estás pidiendo...

BARTOLOMEO: ...Cada paso Luigia... Después entraré allí,


daré mi último grito, y si es cierto que allá arriba hay
alguien oyendo, escuchará...

LUIGIA: Amen...

BARTOLOMEO: Amen...

NICOLA: Dante... Usted ha crecido y hay que hablarle como a


un hombre. Las tiene que consolar y proteger. Le dejo a las
dos.

ROSA: Recuerde siempre, dijo: ayude a los débiles, a los


perseguidos y a las víctimas.

NICOLA: Dante, la alegría de los juegos hay que compartirla


con los otros. Compañero es el que comparte el pan...

ROSA: ...Así es la idea nuestra, dijo. El fin de la vida no


es el fin de la esperanza: un hombre espera también en sus
hijos. Y en los hijos de sus hijos.

NICOLA: Nuestra idea llegará, Dante. En unos años o en un


siglo. Con otro nombre. Con otra forma a lo mejor, pero va
a llegar. Va a llegar.

LUIGIA: Te matan como a Cristo, y estás renegando de Él.


(Transición.) Si esto fuera lo que Él sembró, me dijo, me
avergonzaría de ser cristiano.

BARTOLOMEO: Nosotros no somos mártires, Luigia. Ni


profetas. Apenas de esos que nacen para vivir como
hormigas. Hormigas solamente que un día descubrimos que
nuestros deberes nos daban también derechos, y levantamos
la voz: "Hágannos vivir mejor..." Entonces el engranaje se
puso en movimiento. Primero nos atrapó. Ahora nos
tritura...

LUIGIA: Pero Bartolo, ¿Cómo puedo entender...?

BARTOLOMEO: ...Cómo podrías entender, Luigia... Si no


hubiera sido por esto, qué hubiera sido de nosotros...?
)Hablar por las calles a hombres indiferentes...? )Morir
desconocidos...? Nunca había imaginado hacer tanto en favor
de los hombres. En el fondo, hermana, esta agonía es
nuestro triunfo.

LUIGIA: Entonces me lo pidió. Me puso la mano así, en la


cara... "Te pido que a papá lo beses por mí..."

BARTOLOMEO: ...Que lo beses por mí.

LUIGIA: "...No le digas nada. No entendería..."

BARTOLOMEO: No entendería. Así de sonso: que lo beses por


mí.

NICOLA: Querido hijo, no lo olvide nunca: No es el cuerpo


de su padre el que quieren electrocutar. Son sus ideas.

UNA VOZ: 23 de agosto de 1927. El gobernador y el


presidente rechazan el perdón a Sacco y Vanzetti. Luego de
la ejecución de Medeiros, ambos morirán en la silla
eléctrica.

Los personajes son convocados a la ejecución. En un último


gesto Thompson, frente a Thayer, rompe penosamente su
matrícula, y la arroja a los pies del juez.

NICOLA: Buona sera, signori. Addio Rosa. Addio figli miei.


Addio agli amici. (Viva l'anarchia!

BARTOLOMEO: Solo me queda decir que nunca he cometido


ningún crimen, sólo algunos pecados. Perdono a los que me
han hecho mal. Gracie a tutti che mi hanno aiutato. Sonno
innocente. Buona sera, signori. (Viva l'anarchia!

Nicola y Bartolomeo se unen en un abrazo macizo.


Las luces comienzan a cerrar sobre ellos.

Camellos
ACTO ÚNICO
5 CUADROS
de Luis Saez
(Inspirada muy libremente en "una luz que se iba" de
Ricardo Piglia)

Ver ficha de la obra en Repertorio estrenado del Teatro


del Pueblo

• Ganadora del premio Osvaldo Soriano, edición 1999 Jurado:


Mauricio Kartún, Griselda Gambaro, Ricardo Monti
•Ternada mejor autor para los premios María Guerrero y
Florencio Sánchez, Edición 2000
• Estrenada en el Teatro del Pueblo en Octubre 2000 con el
siguiente elenco:
Julio Feld (Mono)
Pablo Iemma (Ruben)
Enrique Iturralde (Dora)

Dirección General: Julio Ordano

(1)
MONO (SENTADO, EL TORSO DESNUDO): dicen que cuando te morís
es como si te durmieras...
VOZ DORA (CANTANDO): "dicen que la distancia es el
olvidooo..."
PAUSA
MONO: como estar sentado en pelotas sin ver nada y sin
cuerpo y sin nada...
PAUSA
como un camello perdido en el desierto...
PAUSA
"imagináte un camello en el desierto, patovica"... así me
decía... y yo le contestaba "patovica las pelotas, concha
de tu madre patovica".
VOZ DORA (CANTA): "pobre solterona te quedasteeee..."

AUMENTA SONIDO DE RADIO PORTÁTIL; TITO RODRíGUEZ/ LUZ SOBRE


PIEZA DE PENSIóN; DOS CAMAS, SEPARADAS POR ROPERO
DESTARTALADO CON ESPEJO Y úNICA MESITA DE LUZ/ RUBEN DUERME
EN SU CAMA, MONO INICIA FLEXIONES SENTADO EN EL PISO

LOCUTOR (OFF): "las cinco y cincuenta y uno en buenos


aires... escuchábamos a la orquesta de tito rodríguez y un
clásico inolvidable...

GOLPES A PARED DE FORO/ UNA VOZ, SORDA


VOZ: che bajen esa radio carajooo...!

RUBEN DESPIERTA SOBRESALTADO/ TIEMPO, CONTEMPLA ASOMBRADO A


MONO, QUE NI LO REGISTRA, LA VISTA FIJA HACIA DELANTE/ LA
RADIO TOSE MúSICA DE TANGO/

RUBEN: hola, buen... día! (DUDA) o es de... noche?


(TRANS) me dormí vestido... si seré bolas tristes...
(SONRíE, SE SACUDE EL PANTALóN) un acordeón parece!

LA RADIO SE QUEDA MUDA/ MONO LA SACUDE

MONO: concha de su madre las pilas! (REANUDA FLEXIONES) así


que vos
me compartís la pieza!
PAUSA
RUBEN: sí, yo... me llamo rubén... rubén lencina, mucho
gusto!

EXTIENDE LA MANO QUE MONO IGNORA, AJENOEN SUS FLEXIONES/

MONO (SE DETIENE, RESOPLA): así que sos del interior!


REANUDA
RUBEN: no tanto, quiero decir... conocés bolívar? Acá
nomás, provincia de buenos aires... qué será, siete horas
de tren... hay un rápido que le pone menos...
MONO (SE DETIENE, SIN MIRARLO): así que hay un rápido que
le pone menos?
RUBEN: con viento a favor, cinco y pico... pero me parece
que lo están por levantar...
MONO: y a mí qué carajo me importa!

RETOMA FLEXIONES/ PAUSA

RUBEN: pero vengo a quedarme eh... si se llega a dar me


quedo, soy perito mercantil, manejo pecé, soy un tipo
preparado!
MONO (SE DETIENE): preparado para qué?
PAUSA
RUBEN (DIDÁCTICO): cuando alguien sale adelante en la vida
se dice: "es un tipo preparado, es un ganador..."
PAUSA
MONO: no creo que estés mejor preparado que yo...
RUBEN: preparado... para qué?

CAMPANA

MONO: yo soy de lugano, por eso te digo! (REANUDA FLEX.) y


me estoy entrenando, no sé si viste! (POR PRIMERA VEZ LO
MIRA, CASI UNA ADVERTENCIA) porque yo soy boxeador...
PAUSA
RUBEN(TRAGA SALIVA): sí, me...dijeron.
MONO (SE DETIENE, ALERTA): quién.
RUBEN: la dueña, anoche, no bien llegué.

LUZ S/DORA, GESTICULANDO

DORA: "que si esto es escandalosoooo es más vengonzosooo no


saber ammaaarrr..."
TRANS/ NEUTRA
almuerzo a las doce, cena a las nueve, el que no está no
come...

OSCURIDAD S/DORA

MONO: no es la dueña... y cuidáte que es una yegua.


REANUDA FLEX.
RUBEN: sí, muy amable que digamos no parece.
MONO (ALERTA): quién.
RUBEN; la dueña!... digo, la gorda ésa que me atendió.
MONO: es una yegua... una yegua hija de puta!

REANUDA FLEX./ SE OYEN CHISTIDOS, GOLPES A PARED/

RUBEN: oíste?

NUEVOS GOLPES/ MONO SE DETIENE

RUBEN: no pueden dormir, se ve... (AGREGA) quien sabe la


radio, no?
MONO(ALERTA): qué pasa con la radio?
RUBEN: digo, que no deja dormir a...

LA RADIO SE VUELVE A QUEDAR MUDA/ LA SACUDE, SUENA


NUEVAMENTE/ PRONTO VOLVERá A ENMUDECER/ SE LEVANTA Y TIRA
MANOS FRENTE AL ESPEJO/

MONO: y que se levanten si no pueden dormir! al que madruga


dios lo ayuda... y el que anda en la mala pisa mierda y se
resbala! (SE VA EXCITANDO/ POR MOMENTOS RODEA
PELIGROSAMENTE A RUBEN) sabés de dónde vengo? de la joda...
pero igual, llego y qué me pongo a hacer?: a darle y darle!
en este puto país todo el mundo se cree que llegar es una
boludez! les encanta irse de boca pero
lo que es, nadie se arremanga las vestiduras!
RUBEN: las qué?
MONO ("RELATA" LO QUE HACE): "y ataca el campióoonnn
castiga el campióoonnn...!"

MERODEA PELIGROSAMENTE A RUBEN QUE RECOGE SU BOLSO Y SACA


ROPAS
RUBEN; escucháme, dónde puedo colgar estas cami...?
MONO: "lo lleva contras las cuerdaaas...!!!"
RUBEN; no, qué... cuerdas! yo te digo en el... ropero,
me...?
MONO (INMINENTE): "madura el nocáuuuu, madura el...!"

RUBEN EMPUÑA PICAPORTE DEL ROPERO PERO SE APARTA EN EL


MOMENTO EN QUE MONO DESCARGA UN PAR DE VIOLENTAS
TROMPADAS; QUEDA SALTANDO, ENSEÑA LA MANO QUE ACABA DE
USAR/

MONO: ja, qué puñete, viste! al que agarro con ésta lo hago
de goma eh! pelota lo hago eh! ja, decí dale, quién se
banca semejante cross! pelota lo hago, ja!

SE AGITA, SE LLEVA MANO A LA CINTURA/ SE SIENTA, TRATANDO


DE RECUPERAR AIRE/ RUBEN EMPUÑA PUERTA PARA SALIR

MONO (SIN MIRARLO): oíme...

RUBEN SE DETIENE

MONO: ves esa foto? la ves?


RUBEN (MEDROSO): es... gatica, no? (SONRÍE) mi viejo
siempre dice que estaba arreglado con Perón.
MONO (NEUTRO): anoche cuando me fuí, estaba mirando para
acá... pero vuelvo y me la encuentro mirando para allá...
quiere decir que alguien la estuvo manoseando...
PAUSA BREVE/
RUBEN: habrá sido la dueña... quiero decir, la gorda... yo
no la toqué.
MONO: próxima vez la ponés como estaba...

PAUSA RUBEN DUDA, OBEDECE RáPIDAMENTE A MONO

MONO: y antes de tocar algo pedís permiso, estamos? La


mesita es mía, yo llegué primero, estamos?
PAUSA
RUBEN: sí.
MONO: sí, qué?
RUBEN: sí, disculpá...

SALE/ MONO SE SOBA LA MANO QUE ACABA DE USAR; ES EVIDENTE


QUE LE DUELEN LOS GOLPES QUE ACABA DE DAR/ SACA DE ALGUN
RINCóN UN FRASQUITO Y LO JALA/ EL GOTáN DE LA RADIO SE
CONVIERTE EN EL RELATO DE UNA PELEA

MONO: boludo, te dije sacálo... qué te parió, qué querés


inventar! o te dejaron sordo de algún mamporro?
PAUSA
al que te jédi no le gustó eh... cuando sonó la campanano
hizo otra cosa que preguntar: "qué pasa con estemuchacho?
no irá a hacer el monigote con el negro, no?"
PAUSA
en serio, dijo así, "monigote"... y eso que a vos tequiere
eh... como un hijo te quiere...
PAUSA
espero que con el negro no te mandés una boludez así, lo
único que te digo...
PAUSA
mirá que el negro no es joda eh... no lo vas a cancherear
así al negro, me oís?

SUBE RELATO DE LA RADIO/

boludo, contestáme cuando te hablo!!!


PAUSA
... las tenés todas con vos... el mundo es tuyo... mina que
querés, la comprás... medio buenos aires te adora y la otra
mitá te odia porque te envidia... pero no te lo
vayas a echar en contra al viejo eh...
PAUSA
no se dice el viejo... se dice el general... el ge-ne-
ral...
(2)
RUBEN DUERME EN SU CAMA/ MONO PARADO, FRONTAL A PúBLICO,
CON SOGUITA QUE USA PARA SALTAR EN LAS MANOS/

MONO (LA VISTA FIJA): usos y costumbres de las soguitas,


parte única...

SALTA CON LA SOGUITA/ SE DETIENE/

MONO: se tensa la soga entre ambas manos, de manera que


quede bien asegurada, o sea...

LO HACE, MIRANDO A RUBEN/

MONO: una vez tomada la decisión, se procede a estrangular


a la víctima, tratando de no despertar sospechas, y
procurando al mismo tiempo no despertar al futuro occiso,
siempre que éste se hallare durmiendo, en cuyo caso se
tratará del paso de un sueño a otro, mas
placentero y asimismo eterno, dos puntos...

RUBEN, DORMIDO, SE QUEJA COMO EN PESADILLA/ MONO MANOTEA


ALMOHADA DE SU PROPIA CAMA

MONO: en caso de dudas acerca de la utilidad de la soga


para tales menesteres, para la realización de este sencillo
y completo ejercicio se recomienda el uso de
almohadas y demás utensilios somníferos, a saber...

RUBEN GRITA Y DESPIERTA, ATERRADO/ MONO LE CHISTA

RUBEN: quién... quién es?

MONO SE SIENTA EN SU CAMA, DESDE ALLÍ LE ARROJA ALMOHADA

MONO: me cambiaste la almohada?


RUBEN: almo... hada?
MONO: entonces quién fué? el gran bonete fué?
RUBEN: te... cambiaron la almohada?
MONO: habrá sido la yegua, cuando tendió las camas...
RUBEN: está bien...

SEMIDORMIDO CAMBIA ALMOHADA POR LO QUE LE ACABA DE MANDAR


MONO/ ARROJA LA SUYA AL PISO

RUBEN: la cambiamos y listo... chau, hasta mañana...

SE TAPA HASTA LA CABEZA/ MONO NO SE MUEVE DE SU LUGAR

MONO: yo no te la tiré...
RUBEN: eh?
MONO: yo te la dí en la mano... vos me la tiraste, así
vamos mal...

RUBEN SE LEVANTA NUEVAMENTE; TOMA LA ALMOHADA DEL PISO, LA


DEJA SOBRE CAMA DE MONO/ SE VUELVE A ACOSTAR/ TIEMPO

MONO: igual, no me la cambiés nunca... pero nunca, eh?


RUBEN: eh? cómo?
MONO: nunca me cambiés la almohada... no hay cosa que me
rompa más las pelotas.
RUBEN: y decíselo a ella!
MONO: a quién se lo digo?
RUBEN: a ella, a la dueña!
MONO: te lo estoy diciendo a vos!
RUBEN: está bien, ya te escuché! mañana le hablo!
MONO: a quién le vas a hablar!
RUBEN (SE SIENTA): a ella, a la dueña! no decís que fue
ella la que las cambió?!
MONO: para empezar no grités!

CHISTAN DE PIEZA VECINA

RUBEN: no, si yo... no te quería... gritar, disculpá...


PAUSA
MONO: y dejá de llamarla dueña porque ésa no puede ser
dueña ni de mis pelotas...
PAUSA
qué mierda le tenés que ir a hablar de si cambió la
almohada o si la dejó como estaba? aprendé a no meterte en
problemas, eso tenés que hacer...
RUBEN (SE VUELVE A CUBRIR): tenés razón... chau, hasta
mañana...
PAUSA
MONO: lo que sí tratá de no gritar, viste!

RUBEN, LENTAMENTE, ASOMA DE BORDE DE SáBANA

RUBEN: gritar?... ¿cuándo grité?


MONO: antes de despertarte... creí que te estabas haciendo
la puñeta... y pensé: "pero mirá este pelotudo pegando esos
semejantes gritos..." casi me tengo que ir
afuera... al final de todo en la pieza estaba yo, hay que
ubicarse un poco también, no?

RUBEN, RESIGNADO, SE SIENTA EN CAMA

RUBEN: sí, claro...


MONO: ...si te la querés hacer es cosa tuya... (ACLARA)
yo también, en mis tiempos... claro que en esa época
todavía no entrenaba...
RUBEN (ENTREDORMIDO): ah?
MONO: te afloja de piernas, viste...
PAUSA
RUBEN: yo no me estaba haciendo ninguna puñeta... habrá
sido una... pesadilla, entendés?
PAUSA
MONO: ahora a la puñeta la llaman pesadilla, andá a cagar.
RUBEN: en serio...

RUBEN SE TAPA, SE VUELVE HACIA PARED/

MONO: me entreno un rato, no te jode?...


RUBEN: no, qué va...
MONO: y si te jode ya sabés... un-dos! un-dos!
RUBEN: qué es lo que...?

GOLPES A LA PARED DE PIEZA VECINA/ UNA VOZ: "BAJá ESA


RADIOOO!!!"/ MONO CONTINÚA SU GIMNASIA, INDIFERENTE/
NUEVOS GOLPES Y UNA VOZ, NíTIDA:

VOZ: sos sordo patovica?!


MONO: patovica las pelotas! concha de tu madre patovica!

LLEGAN VOCES DE OTRAS PIEZAS: "LOCO DEJEN DORMIR!"/


"ACABáLA ENFERMO!"/ LA RADIO SE SILENCIA SOLA
MONO (FURIOSO): nunca escucho la radio a la noche... una
vez que la quiero escuchar y me vienen a romper las
pelotas! pero puede ser?! (SACUDE RADIO) eh, puede ser!?
RUBEN: no claro, tenés razón! con qué... derecho, no?
MONO: es lo que yo digo, con qué derecho!? (TRANS/ SONRÍE)
pero viste cómo se callaron... saben que conmigo no joden
eh... te creés que no saben? ja, claro que saben! (TRANS/
SECO) había un loquito... peso ése ya era para matarlo...
todo el día quejándose... que le molestaba esto, que le
jodía lo otro... para mí que era puto...
RUBEN(POR DECIR ALGO): vos decís... marica?
MONO: y le fué con cuentos a la yegua, y ahí sí que me
rompió las pelotas... encima de trolo, ortiva!
TRANS/ SOMBRíO
lo cacé del cogote en el pasillo... le dije "mirá si te vas
abajo y te rompés el pescuezo eh!? quién va a sacar la jeta
por vos, mierdita?!"
PAUSA
de cagado que estaba ni me contestó; se metió en la pieza y
llenó la valija... (ACLARA) no le podía pegar... yo estoy
afederado, tengo la mano prohibida entendés...
RUBEN: ah claro...
MONO: lo que sí, de la escalera se podía caer, no?...
total, quién iba a saltar a decir algo? te creés que alguno
de estos cabrones de mierda iba a saltar? Son todos blá
blá! pero a la hora de poner los huevos en la mesa sabés
qué mazo hacen?!(TRANS) vos saltarías?
RUBEN: eh? saltar? de dónde?! (CORRIGE) ah no no, qué voy a
saltar... menos que menos si no ví nada, oíme...
MONO (SATISFECHO/ RETOMA GIMNASIA): por eso te digo;
ninguno salta! y estos cabrones menos que nadies! (GRITA)
CABRONES DE MIERDA!

GOLPES A LA PUERTA

MONO (ALERTA): quién.


DORA (OFF): el gran bonete.
MONO: no se puede.
DORA: a que sí...?

LA PUERTA SE ABRE CON LLAVE DESDE FUERA/ MONO MANOTEA LA


RADIO Y LA ESCONDE RáPIDAMENTE/ ENTRA DORA, CON BANDEJA
QUE SOSTIENE JARRA Y VASO/ LO ENCUENTRA HACIENDO
FLEXIONES/ RUBEN SE TAPA COMO SI DURMIERA

DORA (ENTRA CANTANDO): "fueron horas dulces que no


olvidaréee..."
MONO (cuenta): "ventiuno... ventidos!"

RESOPLA/ SIGUE CUENTA EN VOZ BAJA


DORA: le traje eso, si sigue sin bajar quedará peso
mosca... o se entrena para fakir?
MONO: ventinueve, treinta...!
DORA (RUBEN): se conocen? intimaron?
MONO: venticinco, ventiséis!
DORA: somos gente distinguida, angelito... un atleta y una
artista de las tablas!
MONO: tablas, sí... de planchar, ja!
DORA: qué dijo?
MONO: ventinueve, treinta!
DORA: tuve mi esplendor, ¿se acuerda del club del clan?;
"dorita almada, el ruiseñor de parís..."
MONO (SE DETIENE, JADEANTE): "de las aves que vuelan.. me
gusta el chancho!"

SUELTA CARCAJADA, GUASóN

DORA: no haga caso, usted ni habría nacido... (INTENTA


ACARICIARLE EL PELO A RUBEN) o sería un bebé... RUBEN
(APARTA LA CABEZA, MEDROSO): dejé de ser bebé, señora...
DORA (LO VUELVE A INTENTAR, RISUEÑA): me llamó "señora", no
es divino? (TRANS/ IMPERATIVA) pregunté si no es divino?!
MONO (RETOMA, RABIOSO): en la pieza estaba yo sólo!
trenti... uno! trenti... dos!
DORA: y? ahora está "bien acompañado"! (RISITA) cuentelé al
joven lencina de su "brillante" carrera...
MONO (SE DETIENE, JADEANTE): eso quisiera; que me dejen
contar!
DORA: lástima, "cuando uno no quiere, dos no pueden" (RÍE)
yo también le venía a contar de ciertos tipos que
anduvieron preguntando, pero veo que está de mal humor...
otra vez será...
(MARCA SALIDA)
MONO (ALERTA): quiénes, qué tipos.
PAUSA
DORA: una pintusa que asustaban... y un olor! lo buscaban
al campión... les dije la verdad: "anda por la plaza,
corriendo como un zángano..."
MONO: pero qué querían.
DORA: hacerse los misteriosos... (SACA UNA TARJETA) dejaron
esto...

DEJA TARJETA EN BANDEJA/ APOYA BANDEJA EN EL PISO, SE LA


ACERCA A MONO/ ENSEGUIDA SE ALEJA, GESTO DE "MAL OLOR"

DORA: este tufo... es parte del entrenamiento?

SILENCIO DE MONO/ LEE LA TARJETA Y BEBE, RUIDOSO

MONO: voy a pelear.


RUIDOSO ERUCTO/ ASOMBRO DE DORA

DORA: cómo cómo...? va a... qué?! (RÍE) haberlo sabido! va


a pelear! (RISITA CONTENIDA) y con quién, seré curiosa? con
karadagián, por el título del mundo? (RÍE, GRAN ADEMÁN) y
en este rincóoon, el retador: el graaannn... patovicaaa!!!

CARCAJADA DE DORA/ MONO ESCUPE LO QUE TOMABA, ARROJA VASO


A LA MARCHANTA

MONO: patovica las pelotas.... concha tu madre patovica!

RETOMA FLEXIONES

DORA (CONTENIDA): bueno demelá.


MONO: lo qué.
DORA (ESTALLA): esa mierda de radio! no vine a verlo
moverse como un chimpancé!
MONO (INDIF): acá no hay radio.
DORA: como quiera... ya mismo llamo a la seccional y lo
pongo de patitas en la calle! escuchará la radio tranquilo!

MONO, FURIOSO, ARROJA LA RADIO EN LA BANDEJA DE DORA/ DORA,


TRIUNFAL, ALEJA LA BANDEJA DE SU ALCANCE Y ABRE LA RADIO,
LE SACA LAS PILAS MIENTRAS CANTA:

DORA: "ay ay ay ay, qué trabajo nos manda el campeóoonn..."

APOYA LA RADIO VACíA EN BANDEJA Y SE LA VUELVE A ACERCAR/


MONO NO SE MUEVE, TENSO

DORA: no la quiere? se hace el ofendido?

RECOGE EL DESPARRAMO, INCLUYENDO LA RADIO

DORA: después de todo, lo hago por su bien... mire si llega


a pasar como la otra vez... quién iba a decir que un marica
pegara tan fuerte, no? (S/MUTIS) menos mal que
lo eché, sinó lo estropea... es bravo eso de tener la "mano
prohibida"!
(CARCAJADA/ TRANS/ A RUBEN) hasta mañana, hermoso... sueñe
con los angelitos...

SALE/ LENTAMENTE MONO LLORA/ RUBEN SE DESCUBRE

RUBEN: mi viejo me enseñó que eso de que los hombres no


lloran es una boludez...(PAUSA) me lo dijo una vuelta que
me bocharon en la escuela y casi repito el año... volví a
casa hecho una pila de nervios y le pegué un trompazo a
la puerta... porque así como me ves, yo también... (TRANS)
claro, no fué un trompazo como ésos que das vos.. .pero
igual, al viejo se ve que no le gustó... "si tenés bronca
buscáte alguna negra y andá revolcáte por áhi, ya estás en
edad... pero no me rompás la puerta que después la tengo
que arreglar yo... cuidadito" (TRANS) así me dijo el viejo,
cuidadito...

PAUSA MONO ESTUDIA CON DEVOCIóN LA TARJETA QUE LE TRAJERA


DORA/

RUBEN: otra cosa que me dijo fué esto: "delante de una


mujer no llorés nunca, consejo sano..." (PAUSA) un
personaje mi viejo, lo tendrías que conocer...
MONO: oíme, hasta qué hora te vas a quedar despierto vos?
RUBEN: no te hagás problema... si querés que charlemos,
charlamos.
MONO (SECO): charlamos de qué.
RUBEN: no sé, de lo que quieras... de cualquier cosa...
digo, como recién estabas tan...
MONO: tan qué, estaba?
PAUSA
RUBEN (BOSTEZA, FORZADO): creo que me está... entrando el
sueño... chau hasta mañana...

SE TAPA/ SE VUELVE HACIA LA PARED/ MONO SACA SOGUITA PARA


SALTAR, SE PARA, SIN DEJAR DE MIRAR A RUBEN, TENSA
VIOLENTAMENTE LA SOGA/ PARECE A PUNTO DE ATACARLO, SE
VUELVE HACIA FRENTE, USA LA SOGUITA PARA SALTAR

OSCURIDAD
(3)

MONO, REVOLVIENDO LA PIEZA/ SE MUEVE EL PICAPORTE, LA


PUERTA ESTá CERRADA/

MONO (ALERTA): quién.


RUBEN (OFF): yo.

MONO SE ACERCA A PUERTA/

MONO: estás sólo?


RUBEN: y claro.
MONO: seguro, no?
RUBEN: sí, seguro.

MONO ABRE PUERTA, SE ESCONDE DETRáS/ ENTRA RUBEN,


MEDROSO, SAQUITO Y CORBATITA EXIGUOS/ DESCUBRE SU CAMA
REVUELTA/ MONO ASOMA FUERA DE PIEZA/

RUBEN: che, pasa algo?

MONO CIERRA CON LLAVE Y APOYA OíDO CONTRA LA PUERTA


MONO: es capaz de seguirte.
RUBEN: seguirme quién?
MONO: la yegua! la hija de puta es muy capaz de venirse
atrás tuyo!

RETOMA GIMNASIA

RUBEN: para qué se iba a venir atrás mío?


MONO: y qué se yo, con los locos nunca sabés...

TRUENOS

RUBEN: lo que es, yo sé de unas locas que ni la lluvia las


espanta...

LUZ SOBRE DORA, GROTESCA PROSTI, ESTIRANDO UNA PIERNA


ESTILO CAN-CAN

RUBEN: primera vez que una mina me dice cosas por la


calle... "un polvito papi?", así me dijo... salí, era mas
fea que no sé qué...
DORA: pero te podría enseñar tantas cosas, bebé...

OSCURIDAD S/DORA/ RUBEN SE SIENTA EN CAMA Y SACA UN FAJO


RUGOSO DE BILLETITOS DE UNA MEDIA/ MONO REGISTRA CON
MEDIDO INTERÉS

RUBEN: además con qué le pago...


TERMINA DE CONTAR
con esto tengo que tirar hasta que me llamen... y a este
paso, la verdá... (PAUSA) siempre lo llevo encima, mi viejo
dice que es el lugar más seguro...
MONO: lo más seguro es acá.
RUBEN: acá... dónde?
MONO: en un lugar que nadie sepa.
PAUSA
RUBEN: vos decís... abajo de algún mueble, una cosa así?
MONO: donde se te cante, pero no los llevés encima! en la
primera de cambio perdés!

RUBEN DUDA, LOS GUARDA EN LA MEDIA/ MONO REANUDA


FLEXIONES

RUBEN: mejor los llevo encima, no vaya a ser cosa que...


MONO (CORTANTE): una vez acá agarraron a uno que afanaba
por las piezas... él juraba que no, pero ligó como gato en
bolsa...
PAUSA
me vinieron a pedir una mano, pero yo la mano la tengo
prohibida...
PAUSA
quedó tirado en el baño... largaba una saliva roja, un
asco... cuando no se movió más fuí y le revisé los
bolsillos... (TRANS) y sabés qué había? una radio! Una
radiecita de mierda que si no la tengo a la mañana no me
puedo levantar! me cuesta un huevo y la mitá del otro
levantarme!
RUBEN: y el tipo?
MONO: qué tipo?
RUBEN: el que dejaron en el baño.
PAUSA
MONO: la yegua llamó al hospital y se lo llevaron... a
propósito, cuidáte de la yegua... una de estas noches te
despertás y la tenés metida en la cama! un-dos! Porque ella
es así... cuando se le mete algo entre ceja y ceja no para
hasta conseguirlo! un-dos!
RUBEN: pero... está medio mal de la cabeza esa mujer!
MONO: y recién ahora te das cuenta? un-dos!

DORA (OFF, CANTA): "que si esto es escandaloso, es mas


vergonzoso no saber amaaar..."

RUBEN: mas vale que no se meta en mi cama, porque se va a


llevar flor de sorpresa!
MONO: a lo mejor la sorpresa te la llevás vos!
RUBEN (INTERROG.): qué clase de sorpresa?
MONO (SE DETIENE): qué le vas a hacer si se mete en tu
cama?
PAUSA
RUBEN: no sé, trataré de hacerla entrar en razones,
supongo...
MONO: los locos no entienden razones...!

RESOPLA, REANUDA FLEXIONES/ TIEMPO

RUBEN (SE TOMA LA CABEZA): y entonces qué hago?


MONO: yo que vos me empezaba a buscar otra cosa! un-dos...!
RUBEN: vos decís... otro lugar?
MONO: y claro, un lugar más seguro que esto!
RUBEN: qué, esto no se seguro? a vos te parece?
MONO (SE DETIENE): oíme, tenés ganas de hacerme gastar
saliva al pedo vos? hacé de cuenta que no te dije nada,
dejá de joder!

RUBEN SACA SUS BILLETITOS Y LOS CUENTA/ MONO LO RELOJEA

RUBEN: ni para empezar...


MONO: y volvéte.
RUBEN: eh?
MONO: allá al interior... de dónde me dijiste que eras?
REANUDA GIMNASIA/ RUBEN SACA RECORTE DE DIARIO DE ALGúN
BOLSILLO DEL SACO

RUBEN (LEE):"parte a buenos aires nuestro joven convecino


rubén lencina... para él, la mejor de las suertes..."
(DOBLA RECORTE) "el pregón de bolívar, veinte del siete..."
(TRANS) te imaginás si me llego a volver? "regresa con la
cola entre las patas, tras breve estadía en la ciudad...
bienvenido al pueblo que lo reparió, sentido pésame,
escupidera para uno, amén..."

RUBRICA CON SEÑAL DE LA CRUZ QUE SE CONVIERTE EN FUCK YOU/


DOBLA RECORTE Y LO GUARDA, SACA PAQUETE DE CIGARRILLOS/ SE
LLEVA UNO APAGADO A LA BOCA

RUBEN: te acordás la propaganda de camel? es una de las


mejores propagandas que ví en mi vida...
PAUSA
el tipo que se cruzaba la jungla con una camioneta y en el
camino le pasaba de todo... pahhh, el mundo se le venía
encima, las fieras más salvajes le soplaban la nuca
y el chabón siempre con cara de que todo le chupaba un
huevo...(DA UNA LARGA PITADA AL CIGARRILLO APAGADO) ese sí
que la tenía clara... (PAUSA) lo que más me gustaba era
imaginarme un ganador como el tipo ése... con las fieras al
acecho, atravesando la jungla de cemento con cara de que
todo me chupa tres huevos...
(ENCIENDE CIGARRILLO/ SUELTA HUMO MIENTRAS IMITA CON LA
BOCA MÚSICA DE PROPAGANDA)
"camel, el sabor de la aventura..." (DUDA) o no, me parece
que ésos eran los malboro... (PAUSA) antes sabía un montón
de jodas con la marquilla de camel, después me
las fuí olvidando... con las pirámides, que según cómo
ponés la cajita, se ven dos o tres, qué tal?... o si ponés
la caja de esta forma acá en la panza del camello se te
aparece la figura de un tipo meando, esa la sabías?
MONO: y vos sabías que cuando fumás en una pieza cerrada lo
hacés fumar al otro? eh, te parece que son horas de ponerse
a fumar?
RUBEN: qué tiene que ver la hora?
MONO; tiene que ver que tu cigarrillo me rompe las pelotas,
a toda hora! eso tiene que ver! oíme, porqué no te dejás de
hinchar las pelotas y te acostás de una vez? eso digo yo!

RUBEN APAGA INMEDIATAMENTE EL CIGARRILLO POR LA PUNTA, SE


LO GUARDA/ SE TAPA

RUBEN: chau, hasta mañana...


MONO: lo que pasa es que sos de afuera, eso pasa!

CAMPANA
RUBEN: soy qué...?
MONO: pero ya vas a aprender, sí... y vas a desconfiar
hasta de tu sombra, grabateló eso! (TRANS) como yo, que me
iba tres veces por semana al gimnasio del defensores... y
dejaba el armario sin candado, que es el colmo de la
boludez! decía "quién me va a afanar a mí, si soy como de
la casa?.." (TRANS) casi me tengo que volver tapado con una
toalla... hasta los calzones me sacaron... unos calzones
todos agujereados... (TRANS/ SONRÍE) "qué me pueden
sacar..." (TRANS) no les pisé nunca más... ah sí, porque
cuando yo soy así, yo cuando digo se acabó cagaste eh, te
hago la cruz y te vas a la gran puta que te los parió; a la
mierda el gimnasio, a la mierda el defensores, a la mierda
todo...!
RUBEN: lo bien que hiciste.
PAUSA
MONO: y claro que hice bien! muy bien hice!
RUBEN: pero y claro, es lo que yo te digo... yo hubiera
hecho lo mismo.
PAUSA
MONO: para qué los necesito, no? (TIRA MANOS AL AIRE,
FINTEA) si hoy salí a la plaza y me pegué cinco vueltas de
un saque... cinco eh!

SE DETIENE, SE TOMA UN COSTADO, DOLORIDO; TRATA DE


OCULTARLO

MONO: después me cansé un poco y paré la máquina... pero yo


sólo eh... nadie me ayudó ni un carajo eh...!
PAUSA
RUBEN: está bien, eh...

MONO LO MIRA

RUBEN (REFUERZA): en serio, mirá que es grande la plaza


ésa... cinco vueltas, no cualquiera.
MONO: es lo que yo digo; hay que dar cinco vueltas a esa
plaza de mierda! las primeras vas como un pedo, pero a la
cuarta ya sentís que las gambas te empiezan a pesar, qué
joder!
RUBEN: y sin parar... che te felicito!
MONO (TROTA ALREDEDOR DE LA PIEZA): una sola vez paré!
(SE DETIENE, SE TOMA UN COSTADO, DOLORIDO) para cambiar el
aire... cambiás el aire y listo, ahí está el secreto! pero
esperá que llegue a dar veinte vueltas, ahí sí...
ALZA LOS BRAZOS Y DA SALTITOS, TRIUNFAL
el día que llego a veinte me subo al monumento a roca! En
dos saltos me subo! ya van a ver, sí!
RUBEN: igual que en rocky...
MONO (CORRIGE): roca, se llama monumento a roca.
RUBEN: no, lo que yo te digo es rocky la película, no la
viste la película? cuando la dieron en mi pueblo armó un
revuelo de san puta; mas de tres estúpidos se querían venir
a buenos aires a probar suerte con el boxeo...
MONO: qué, hay cine ahí? (RESOPLA) de dónde me dijiste que
eras?
RUBEN: hay una parte que el tipo sube los escalones y
levanta los brazos como hacías vos recién...

MONO LO VUELVE A HACER, CON LA BOCA IMITA ALIENTO DE


MULTITUD

RUBEN: y después viene el entrenador, uno que nunca le


había dado pelota, no? y viene y le dice "yo te voy a
entrenar pibe, vos podés ganar... tenés que pelear con el
campeón del mundo pero yo te voy a entrenar y vas a ver qué
zalipa le damos a ese negro fanfarrón de mierda..."
MONO: un-dos, un-dos! punteá la izquierda, subí la guardia!
los negros son todos fanfarrones!
RUBEN: como esos del club que me contaste; vas a ver cómo
te vienen a buscar... de rodillas: "volvé fiera; te
compramos ropa nueva, te lustramos los zapatos con la
lengua pero volvé!"
MONO (SIN DEJAR DE SALTAR, SE TOMA GENITALES): de acá
vuelvo!
RUBEN: y van a venir de la "mundo box", y de la "rin sái" a
hacerte reportajes... y te van a sacar fotos, paradito en
el monumento a roca! "a los cuarenta llegó a la cima, un
ejemplo a seguir...!"
MONO (DANDO SALTOS): más de cuarenta! cuarenta largos!
RUBEN (ENGANCHADO): y bueno, mejor... cuanto más viejo
mejor!

MONO SE DETIENE, DOLORIDO/ SE TOMA LA CINTURA, RUBEN SIGUE


ENGANCHADO EN SU VIAJE

RUBEN: mirá si vienen acá... y de rebote me escrachan a mí,


a un costadito aunque sea! una foto para mandarles a los
viejos!
MONO: pará un cacho...
RUBEN: "y en este rincón, el retador, que acusó en la
balanzaaaa...!"
MONO: pará te digo! (TOMáNDOSE LA CINTURA, REGRESA A SU
CAMA) ¿cómo es eso de viejo?
RUBEN: viejo? qué viejo?
MONO: "cuanto más viejo mejor", así dijiste... me estás
llamando viejo choto?
RUBEN: fuiste vos el que dijo "cuarenta largos"! por eso
creí que...
MONO: a más de tres como vos los peleo con una mano sola
entendés?!
SILENCIO DE RUBEN/ SE CALZA NUEVAMENTE EL SACO, MARCA
MUTIS/ MONO INTENTA PARARSE, EL DOLOR DE CINTURA NO LO DEJA

RUBEN: te pasó ya?


MONO: si me pasó qué? qué es lo que se me tiene que pasar a
mí, a ver?
RUBEN: voy a fumar al pasillo.
MONO (SE LEVANTA, AMENAZANTE): si tengo un estado que más
de tres me lo envidian eh...!

RUBEN VA A SALIR/ MONO LE CORTA EL PASO

MONO: dónde vas.


RUBEN: a comprar fasos... vuelvo enseguida.
MONO: te vas a mojar.
RUBEN: es una corrida... hasta la esquina.
PAUSA
MONO: el de la esquina está cerrado... a las diez cierran.
RUBEN: voy al de la estación... seguro que está abierto.
MONO: pará... (SE VUELVE A ACOMODAR EN EL PISO, CASI
ARRASTRANDO UN PAR DE PESITAS CASERAS, DE LAS QUE SE
FABRICAN CON LATITAS RELLENAS DE CEMENTO) el "rocky" ése,
no me dijiste cómo terminaba.
RUBEN (VAGAMENTE): pierde, así termina.
PAUSA
MONO: cómo que pierde?
RUBEN: y, sí... se caga a puñetes con el campeón pero
pierde por puntos... pero sabés qué pelea le hace? Al final
se la afanan...
PAUSA
MONO: "pierde por puntos", andá a cagar.
RUBEN: y qué querés? dónde viste que el campeón, con toda
la guita que les hace ganar a los promotores, pierda con un
paquete desconocido?
MONO: cómo paquete? no dijiste que era bueno? me comprás
con un paquete, me cago en tu alma!?
RUBEN (CORRIGE): pero después en la segunda parte le gana!
vieras cómo se dan! y rocky sale campeón! en serio no la
viste? no te puedo creer.
MONO: andá, "segunda parte..."

LENTA, TRABAJOSAMENTE, FLEXIONA CON LA PESAS

RUBEN: yo cuando era pibe juntaba las figu, cómo era que se
llamaban? ésas que eran jugadores y boxeadores... siempre
te faltaba alguna que era la difícil y nadie la tenía; me
parece que era una tanga eso...
PAUSA MONO CONTINÚA SU GIMNASIA, INDIFERENTE
RUBEN: mi viejo siempre cuenta cuando tuvo que viajar a
buenos aires y lo vió a gatica... vos lo conociste? Dicen
que estaba arreglado con perón...

EVIDENTE FASTIDIO EN MONO, QUE RUBEN NO REGISTRA

RUBEN: y lo de lavorante también lo cuenta siempre... "seis


meses sin conocimiento estuvo, vos ni habías nacido... los
boxeadores son todos negros bestias que se llevan al mundo
por delante hasta que terminan a la miseria, dando lástima
por áhi..."

MONO JUNTA CADA VEZ MáS PRESIóN

RUBEN: "o medio tarados, acordáte de gatica... o de


lavorante... seis meses sin conocimiento estuvo..."

MONO SUELTA LAS PESITAS AL PISO, ESTRUENDO

MONO: sabés una cosa? por mí vos, tu viejo y el espíritu


santo se pueden ir bien a la gran puta que los remil
recontra parió, entendés?!
RUBEN (ATURDIDO): pará viejo, que yo no te insulté...
MONO (MÁS VIOLENTO): no me digás viejo, cabeza negra! Te
prohíbo que me digás viejo! quién mierda te dio confianza!

SE LEVANTA, MANOTEA BOLSO DE RUBEN, SACA UNA TOALLA, SE


SECA

MONO: ... ya me parecía a mí, si yo en esto no me equivoco!


todos ustedes son iguales! (TRANS) cuando recién viniste
no, ves? me pareció que eras otra cosa... "atenti, parece
buen pibe" (FURIOSO) me equivoqué carajo, ustedes son todos
iguales! cabeza negra y basta carajo!

PASEA POR LA PIEZA, FURIOSO/ PATEA LO QUE ENCUENTRA A SU


PASO

MONO: al final en la pieza estaba yo sólo! nadie me jodía,


nadie me venía a contar películas de mierda! (GRITA) PODÍA
ESCUCHAR LA RADIO TRANQUILO! (TRANS) la cagada se la mandó
perón cuando los trajo... si allá estaban bien, qué mierda
tenían que venir a hacer acá!? A sacarnos lugar, a joder!
yo, que nací en lugano, no soy
dueño de entrenarme diez minutos tranquilo! cuando no es la
otra yegua que se aburre de pajearse con las telenovelas,
me ponen a un cabeza charlatán de mierda que lo único que
sabe hacer es romperme las pelotas a cada rato! gran
putísima madre!
SILENCIO ATERRADO DE RUBEN/ MONO SEÑALA PUERTA Y CHASQUEA
LOS DEDOS

MONO: ahora te vas, estamos? te vas a la mierda y no


aparecés hasta que yo termine entendés?!

RUBEN ESCAPA COMO PUEDE DE SU ASEDIO/ TRATA DE ABRIR LA


PUERTA PERO ESTá CERRADA CON LLAVE/ DESESPERACIóN EN RUBEN/
MONO LO RODEA TIRANDO MANOS, AMENAZADOR/

MONO: porque yo tengo que pelear, entendés?! TENGO QUE


PELEAR!

RUBEN SE AGAZAPA CONTRA LA PUERTA/ LUZ SOBRE MONO, LA VISTA


AL FRENTE/ CAMPANA, MúSICA DE SUCESOS ARGENTINOS/

MONO: "el boxeador argentino josé maría gatica partió del


aeropuerto internacional de ezeiza con rumbo a los estados
unidos de américa para combatir el día quince del
corriente frente al púgil de color ike williams por el
título mundial de los welter... una multitud despide al
ídolo, que promete regresar al país con el cinturón de
campeón"
SILENCIO/NEUTRO
la cagada es si no cambiás el aire...

(4)

RUBEN, SóLO FRENTE A ESPEJO

RUBEN: al cine? a ver qué? dejáme, ya la ví en buenos


aires... además que allá dan cada una que ni te cuento... y
sin cortes eh, no como acá... porno porno, pasa todo lo
que tiene que pasar, no sé si me entendés...
PAUSA
las otras noches casi me levanto del asiento y salgo a
buscar una loca por áhi... total, allá las minas te dicen
cosas por la calle... en serio, se te cruzan en cualquier
esquina y te dicen de ir, así directamente... "un polvito
papi?", así te dicen...
PAUSA
sabés cuál ví la otra noche? "perdidos en la noche", tú te
acordás de "perdidos en la noche" joe?... ésa que eran dos
tipos, el rengo y el otro grandote boludo que quería vivir
de las mujeres y lo dejan medio en bolas, sin un mango y a
la buena de dios... (TRANS) "el film narra las desventuras
de dos marginales que luchan por sobrevivir en la jungla de
asfalto... con la actuación estelar de..." (TRANS) claro
que sí, joe, he venido a triunfar y lo haré, ya lo verás...
PAUSA
tengo grandes expectativas para los próximos meses joe...
verás, esta gran city es así, hay oportunidades para
todos... sólo es cuestión de saber aprovecharlas... y algo
me dice que estoy en el buen camino, joe... si bien mi
visita a la compañía de seguros "la certeza sociedad
anónima" preguntando por ese tal señor riquelme amigo de tu
padre resultó un chasco joe... porque fuí atendido con
frialdad y me informaron que el tal señor riquelme no
pertenecía mas a la empresa ni a ninguna otra porque en
verdad el tipo la crepó joe, hace años que la crepó joe...
por lo tanto resultó al reverendo y soberano gas
presentarme en el lugar joe... motivo por el cual doblé en
cuatro la carta de presentación y la arrojé en un maldito
cesto de desperdicios porque esta es una ciudad muy limpia
y aseada joe, tienes a tu disposición cestos de papeles en
todas las esquinas joe...
RÍE ESTILO PELíCULA AMERICANA/ TRANS
atentamente te saluda, tu amigo dustin lencina, cuarenta
palabras al tacto, punto final...
SE LLEVA CIGARRILLO A LA BOCA/ CUANDO LO ESTá POR ENCENDER
SE VUELVE HACIA CAMA DE MONO
y a vos qué te pasa? sí, a vos te digo... sabés que me
empiezo a cansar de tu jeta? sabés que me empieza a hinchar
las pelotas que me revuelvas todo y te creas que no me doy
cuenta!?
PAUSA
decíme pedazo de animal, hasta cuándo pensás seguir tirando
piñas como un muñequito a cuerda? pensás en algo vos!?qué
esperás de la vida?
NERVIOSO, PITA EL CIGARRILLO APAGADO
y fumo, sí, ves que fumo? porque me la banco! porque no te
tengo miedo, por eso!.. qué te voy a tener miedo, lástima
me das! lástima de verte a los cincuenta pirulos hecho un
pelele pidiendo por la calle!
PAUSA
sabés lo que nos decía un profesor en la secundaria? "la
piedad nos diferencia de las bestias", eso nos decía,
entendés? qué vas a entender, si vos lo único que entendés
son las piñas que le das a la pared!
FURIOSO, TOMA FOTO DE GATICA
y mirá esta mierda! sabés lo que te falta para ser gatica!?
tirarte abajo de un bondi, andá a cagar!
LO ESTÁ POR ARROJAR CONTRA LA PARED, PERO SE DETIENE Y
EXTRAE UNA TARJETITA DEL REVERSO DEL MARCO/ LEE CON
CURIOSIDAD:
"espectáculos deportivos: hoy jornada especial: el ciclón
de lugano versus..."

ALGO, ACASO UN RUIDO DE AFUERA, LE LLAMA LA ATENCIóN/ DEJA


LA FOTO DONDE ESTABA Y PISA EL PUCHO APAGADO QUE TENÍA EN
LA BOCA/ SE RECUESTA EN CAMA/ LA PUERTA SE ABRE LENTAMENTE
Y ENTRA MONO: EL ROSTRO TOTALMENTE DESFIGURADO, LLENO DE
MORETONES/ CAMINA CON DIFICULTAD, TOMÁNDOSE LA CINTURA, A
FUERZA DE PUNTADAS/ ABANDONA ENORME BOLSO QUE ARRASTRABA/
CASI SE DESMORONA EN CAMA/ TIEMPO

MONO: fumabas?
RUBEN: yo?
MONO: sí, vos... hay olor a faso acá.
RUBEN: si yo no fumé.
MONO: ah no? y con quién hablabas?
RUBEN: yo?
MONO: sí vos... sólo hablabas?
RUBEN: yo no hablaba.
MONO: te escuché... estaba por entrar y justo te escuché.
RUBEN: serían los de al lado.
MONO: los de al lado quiénes.
RUBEN: los de atrás... yo a veces también los escucho.
MONO (AJENO): los de al lado...
PAUSA
RUBEN: están medio medio ésos.
MONO: y hablan sólos?
RUBEN: y claro.
MONO: y cómo sabés que hablan sólos? si son dos, igual que
nosotros, lo que yo digo es cómo sabés que hablan sólos...
cómo te das cuenta que hablan sólos?
RUBEN (NERVIOSO, DUDA): porque escucho una sola voz, por
eso... la misma voz del loquito ése que chista cuando ponés
la radio, te acordás?
MONO: ése que se vaya a la puta madre.
PAUSA
MONO: y ahora los escuchaste?
RUBEN: ahora cuándo?
MONO: ahora recién... te dije que antes de entrar escuché
una voz, me dijiste que vos no eras... bueno, pero algo
habrás escuchado.
RUBEN: es que... me quedé medio dormido viste... hoy caminé
como un beduino buscando laburo y...
MONO: como un qué?
RUBEN: sabés lo que es un beduino?
MONO: caminaste...

PAUSA SE LEVANTA, SE PLANTA DELANTE DEL ESPEJO CON GRAN


DIFICULTAD, SE MIRA, SE TOCA LA CARA DESFIGURADA/ DE UN
MANOTAZO ARROJA LA FOTO DE GATICA

MONO: y qué mirás?


RUBEN: si no miro nada!
MONO: eh, qué mierda mirás? nunca te dieron la biaba, eh
cabeza!? decíme, nunca te cagaron bien a palos? contestá!
RUBEN (ALERTA, SE LEVANTA Y SE ALEJA DE ÉL: mirá, salgo a
caminar un rato...
MONO: no, quedáte...
CASI SE DERRUMBA/ RUBEN LO SOSTIENE
quedáte, qué culpa tenés.... si estos hijos de puta me
pusieron un zurdo vos qué culpa tenés...
LLORIQUEA, RUBEN LO AYUDA A SENTARSE
y me la dió! mirá cómo me dejó... no me dijeron nada... y
me pusieron un zurdo! (LLORA) y se reía... el hijo de puta
se me reía en la cara! qué sería? un guachito así
como vos! y se me reía... "abuelo" me decía... (FURIOSO)
"volvé al nicho abuelito, bolsa de pus", te das cuenta? un
guacho hijo de puta!

LLORA, DESCONSOLADO/ RUBEN MARCA SILENCIOSO MUTIS

MONO: cabeza...
RUBEN SE DETIENE
MONO: descalzáme...
TRATA DE SUBIR INFRUCTUOSAMENTE LOS PIES A LA CAMA/ RUBEN
LO DESCALZA Y AYUDA A RECOSTAR
ay despacio cabeza... despaciooo...
QUEDA RECOSTADO EN CAMA, MIRÁNDOSE LOS PIES/ PAUSA
andá si querés...
SILENCIO DE RUBEN, QUE LO MIRA FIJO
ya hiciste todo lo que tenías que hacer? ya bajaste a
morfar? ya compraste fasos? ya te hiciste la puñeta en el
baño!? ya fuiste a boludear a la plaza!? (GRITA) PUTA QUE
TE PARIÓ DEJÁME SÓLO!

SILENCIO/ RUBEN LO MIRA LARGAMENTE/ LUEGO SACA UNA FRAZADA


DE SU CAMA Y CUBRE A MONO/

OSCURIDAD

(5)
LA PIEZA VACÍA/ SE APROX. VOCES, RISOTADAS/ ENTRAN DORA Y
MONO, BORRACHOS/ DORA ESTIRA LA PIERNA ESTILO CAN-CAN, MONO
CANTURREA "MI GENERAL CUANTO VALÉS"/ DORA LE CHISTA, SACA
UNA PETACA, LA "BESA"/ MONO SE LA QUIERE MANOTEAR, DORA LO
EMPUJA, MONO CAE EN LA CAMA

DORA: a la cama ciclón... se tiene que curar para la


"revancha"!
RÍE/ MONO INTENTA PARARSE, NO PUEDE
MONO: vení acá, dame más!
DORA: si no podés más... (BEBE)
MONO (ALZA LA VOZ): dame carajo!
DORA (MAS ALTO): UNA PIÑA TE DOY! (BEBE) te fajaron? No es
mi culpa... (BRINDA) salú, por la vuelta de un grande! "el
ciclón de lugano, medio siglo de vida! (RÍE)
MONO: yegua.
DORA (SE PASEA EN TORNO SUYO): cuando te ponés recio se me
moja la bombachita...
MONO (TENTADO): a la carpa del sarrasani la llaman
"bombachita" ahora?
DORA: la puta que te parió!

LA MANOTEA POR LA CINTURA, AMBOS CAEN EN CAMA, FORCEJEOS,


GRITOS PRETENDIDAMENTE ERÓTICOS/ MONO LE QUITA LA PELUCA,
DEJANDO LUGAR A UNA CASI CALVICIE PATÉTICA/ LUCHAN, DORA SE
VIOLENTA/ SU ACTITUD ES ABIERTAMENTE MASCULINA

DORA: soltá hijo de puta! (SE INCORPORA)


MONO: ehhh, qué te agarró, pelada?
DORA: pelada la tiene tu madre! dame eso o te ensarto!

TRATA DE TOMARLA/ MONO LA ESCONDE DE SU ALCANCE

MONO: pará, despacito! te la devuelvo con una condición...


DORA (SACA UNA PUNTA): la única condición es que largués
esa peluca o te ensarto acá mismo! y sabés que lo hago!
MONO: en la pieza estaba yo sólo! sobra uno! (SE ABRE LA
PUERTA, ENTRA RUBEN) ¿no cabeza, que estaba yo sólo?
RUBEN: nadie te jodía, nadie te venía a contar películas de
mierda...
MONO: ves? él mismo lo reconoce!
DORA (LE MANOTEA LA PELUCA, SE LA CALZA DE APURADA):
DEJÁLO EN PAZ! (RECUPERA PARCIALMENTE ACTITUD FEMENINA,
PATÉTICA) marmota, infeliz, me dijiste que no venía!
MONO: igual, si ya se va... no cabeza que te vas?

RUBEN DESPLIEGA VALIJA SOBRE SU CAMA/ DORA LA APARTA

DORA (INSISTENTE): no se va nada! adónde va a ir? Dónde lo


van a tratar mejor que acá? cierto bebé?
RUBEN: no me toque!
MONO: cabeza, la manito!
DORA: DEJÁLO EN PAZ! (INSIN) que haga lo que quiera con la
manito! vos no la tenés prohibida como otros a la manito,
cierto mi puma? no, qué vas a tener! debés ser un travieso
vos! porqué no me enseñás alguna de tus travesuras? a ver?
RUBEN: largue, señora!
DORA (DIVERTIDA): "señora", me dice "señora", qué divino!
cómo te me vas a ir justamente ahora? (CANTA) "dejándome el
alma heridaaaa... y vacío en el corazón" (TRANS) justo
ahora que viene la parte linda de la película... ahora que
mi nombre se empieza a hacer popular en la noche de Buenos
Aires... (APARTA LA VALIJA DE RUBEN DE SU ALCANCE/ GESTO)
"dorita almada, el gorrión de buenos aires..."
MONO (GUASÓN): dorita almada, sifilítica y pelada!
PEDO, RISOTADA/ PAUSA

DORA: alguna vez saliste en el diario, angelito? él sí!


(PAUSA) "promisorio futuro, mató a su rival" (TRANS)
lástima que después no ganó más... ni de spárring lo
quieren: pelea con su sombra y se cae sentado, le pegan y
llora!(TRANS) eso sí; para llevar falopa en la joroba lo
vienen a buscar a cada rato! patovica, camello!
MONO (SE TOMA GENITALES): SÍ, DE ÉSTA JOROBA!
DORA (SE TIENTA): "jorobita" en todo caso!

LARGA CARCAJADA DE DORA

MONO: nunca te encamaste con un travesaño, cabeza? La


primera vez te dan un poco de asco, sobre todo si son
gordas patasucias! pero después te acostumbrás! y si lo
sabés hacer, hasta conseguís que te banquen un plato de
sopa! (TRANS) eso sí, aseguráte que no sean peladas, porque
capaz que se quedaron sin chapas por una purga y en la
primera de cambio te pasan el bicho a vos y estás listo,
después tenés que bancarte unas pichicatas de san puta! juá
juá!

CAMPANA/ LLEGAN DESDE OTRAS PIEZAS GRITOS DE QUEJAS/ RUBEN,


VALIJA EN MANO, SE SIENTA/ DORA SE SIENTA EN CAMA, BEBE
úLTIMO SORBO DE LA PETACA, LA ARROJA A LA MARCHANTA

DORA: "epílogo: de cómo los camellos viejos son reducidos a


mortadela..."
MONO: mirá como tiemblo...
DORA: hacés bien, patovica, se te viene la noche...
(TRANS) suerte que no vas a estar; en esta pieza sobra uno!

(SONRíE A RUBEN, LE "SOPLA" UN BESO/ SALE CANTANDO "QUE SI


ESTO ES ESCANDALOSOOO..."/ CAMPANA)

MONO: y para todos ellos esta gran victoria, para todos mis
amigos del gimnasio del defensores y también para usté mi
general, dos potencias se saludan, las duchas me
esperan, fué un combate agotador, no olvidemos que se trata
de un gran campeón si bien considero que merezco otra
oportunidad para servirlo como se merece a ese negrito
zurdo diente de oro y así trepar el monumento al general
rocky, mi general cuánto valés..
LLORA
y se retira embargado por la emoción y la fatiga de una
intensa faena... todo para qué, me querés decir... para que
venga un cabecita y te llene la cara de dedos... dónde voy
con la cara así, qué miran digo yo, qué miran, qué mierda
miran!... (PAUSA/ TRANS)
querés la llave? entrás y salís cuando querés, como si
fuera tu casa...

PAUSA/ RUBEN TOMA LA SOGUITA DE MONO

RUBEN: como si fuera mi casa joe...


MONO: hablá con la yegua, acá ya sos como de la familia,
cabeza...
RUBEN: oyes joe? como de la familia...
MONO: te dejo el armario para vos, cabeza, te gustaría?
SILENCIO DE RUBEN
y la mesita? la querés? (BARRE LAS FOTOS DE UN MANOTAZO)
toda tuya, cabeza!
RUBEN: entonces le dije calláte de una vez joe!... y dejá
de llamarme cabeza, joe, no lo soporto! me llamo lencina
rubén, joe! grabateló en ese bote de mierda que tenés sobre
los jodidos hombros, joe!

SE ARROJA SOBRE ÉL/ FORCEJEAN, LUCHAN, RUBEN LO


ESTRANGULA, LO GOLPEA/ RUEDAN EL PISO, CUANDO MONO NO
OFRECE MÁS RESISTENCIA, RUBEN SE APARTA/ VIOLENTAS ARCADAS
DE MONO/

RUBEN: dicen que cuando te morís es como si te durmieras,


joe...
VOZ DORA: "dicen que la distancia es el olvidoooo..."
PAUSA
RUBEN: como estar sentado en pelotas sin ver nada, joe...
nada de nada... como un camello perdido en el desierto,
joe...
PAUSA
te imaginás un camello perdido en el desierto, joe...?
PAUSA
sos sordo patovica?

OSCURIDAD

F I N A L

El cardenal
Por Eduardo Pavlovsky

PAVLOVSKY, Eduardo (Buenos Aires, 1933) Médico


Psicoanalista, estrena 1962 "Somos". Posteriormente, "La
Espera Trágica" (1964); "Acto Rápido" (1965); "Robot"
(1966); "La Cacería" (1969); "La Mueca" (1971); "El señor
Galindez" (1973); "Telarañas" (1976); "Cámara Lenta"
(1982); "Potestad" (1985); "Pablo" (1986", entre otras. Sus
obras fueron estrenadas y publicadas internacionalmente y
obtuvieron varios premios.

REPARTO:
El Cardenal
Enano 1
Enano 2

Escenografía:
(El trono del Cardenal rodeado por vidrios, a los costados
y atrás.
Una gran horca pendiendo sobre el trono. Dos más pequeñas a
los costados)

ESCENA I

(EL CARDENAL, EN LA GRAN HORCA, NO DA SIGNOS DE VIDA. EN


LAS PEQUEÑAS, A LOS COSTADOS, LOS ENANOS SE COLUMPIAN,
CRUZANDOSE)

ENANO 1 : No, nos movimos de aquí.


ENANO 2 : ¿Te resulta familiar el lugar?
ENANO 1 : Familiar, ¿qué quiere decir eso?
ENANO 2 : Me parece que siempre estuvimos aquí.
ENANO 1 : Sin movernos.
ENANO 2 : Esperando.
ENANO 1 : Hasta cuando.
ENANO 2 : Preguntás por el tiempo...
ENANO 1 : ¿Cómo?
ENANO 2 : Digo si te referís a un tiempo de espera.
ENANO 1 : Dije hasta cuando podemos esperar.
ENANO 2 : ¿Tenés apuro?
ENANO 1 : Impaciencia.
ENANO 2 : (MIRANDO AL CARDENAL) Tiene que darnos la hora
definitiva.
ENANO 1 : ¿Qué día es hoy?
ENANO 2 : Creo que ayer fue miércoles... o sábado.
ENANO 1 : Me había olvidado.
ENANO 2 : ¿Por qué?
ENANO 1 : ¡Siempre por qué! ¡Por qué! ¡Por qué!
ENANO 2 : ¿Tanto tiempo hace?
ENANO 1 : Estaba molesto con nosotros.
ENANO 2 : Te encontró dormitando.
ENANO 1 : Eso fue el viernes.
ENANO 2 : ¿Qué podemos hacer?
ENANO 1 : Esperar un tiempo más.
ENANO 2 : Parece lo prudente.
ENANO 1 : Dijiste que anoche mencionó algo.
ENANO 2 : Puedo equivocarme.
ENANO 1 : ¿Y si dormimos?
ENANO 2 : ¿Cuándo?
ENANO 1 : un día de estos.
ENANO 2 : Vaya uno a saber.
ENANO 1 : Tengo un secreto.
ENANO 2 : No lo cuentes. Puede oír.
ENANO 1 : A veces pienso si no sería mejor separarnos. Digo
irnos. Ser más independientes.
ENANO 2 : No iríamos demasiado lejos. Volveríamos. Los
senderos se bifurcan.
ENANO 1 : La vida tiene muchas vueltas.
ENANO 2 : Es cierto.
ENANO 1 : Mejor permanezcamos aquí.
ENANO 2 : ¿Siempre?
ENANO 1 : ¿Y qué haremos?
ENANO 2 : Por ahora esperar.
ENANO 1 : Pero mientras tanto tiene que suceder algo, algo
nos tiene que decir.
ENANO 2 : ¿Y si le pidiéramos perdón?
ENANO 1 : ¿De qué?
ENANO 2 : De todo.
ENANO 1 : Vaya uno a saber.
ENANO 2 : Ya es tarde.
ENANO 1 : ¿Y qué hacemos mientras tanto?
ENANO 2 : Tengo frío.
ENANO 1 : Saltá.
ENANO 2 : ¿Seguro que nos dijo aquí?
ENANO 1 : ¿Y si nos confundimos de lugar?
ENANO 2 : Me da miedo.
ENANO 1 : Pasa a veces.
ENANO 2 : (ACERCANDOSE AL CARDENAL. LO HUELE) No huele.
ENANO 1 : ¡Entonces bajémoslo!
(LO BAJAN)

ESCENA II

(EL CARDENAL SE SIENTA EN EL TRONO)

CARDENAL : Esta vez fue mejor. Fue más creíble.


(LEVANTA SU BATA, EXHIBIENDO UNA PIERNAS CON UÑAS PINTADAS
Y CON MOVIMIENTOS FEMENINOS MINIMOS. ESTA SIEMPRE DESCALZO.
UNO DE LOS ENANOS LE MASAJEA LAS PIERNAS. EL OTRO HACE
PIRUETAS. ES UN RITUAL QUE SE REPITE CON FRECUENCIA)
Cuidado con mis piernas, mucho cuidado. Son piernas que han
caminado mucho la vida. Son las piernas más bonitas y más
caras. Así, así... despacito, bestia.
(EL CARDENAL HABLA EN SINGULAR A LOS ENANOS COMO SI SE
TRATARA DE UNA SOLA PERSONA)
Así, miralas bien. ¿Has visto algunas mejores?
(OBSERVA AL PUBLICO Y RIE)
Curioseando, siempre curioseando... les gusta curiosear,
husmear por todos los rincones, como si no tuvieran otra
cosa que hacer que curiosear. Quieren verme, conocer mis
formas, imitarme. Piensan que conociendo mis formas y mis
movimientos podrán imitarme.
(AL ENANO)
¿Querés echarte un paseíto? ¿Tenés ganas de mirar?
(EL ENANO SE INTRODUCE DENTRO DE LA BATA Y SU CUERPO
DESAPARECE)
Tenés derecho a mirar. Pero no a tocar. Lo único que podés
tocar son mis piernas, masajearlas, pero no tenés derecho a
tocar nada más que mis piernas, solo podés mirar el resto.
Podés mirar todo lo que tengas ganas pero no tocar, no
podés tocarme.
(LA MANO DEL ENANO SALE POR EL CUELLO DEL CARDENAL, ESTE LE
BESA LA MANO Y LOS DEDOS. EL OTRO ESTA VIENDO AHORA LA
ESCENA DESDE EL VIDRIO Y EL CARDENAL LO PERCIBE)
¡Basta! ¡El juego se terminó! ¡Basta! Siempre
transgrediendo, les fascina transgredir.
(EL ENANO SALE RAPIDAMENTE DE LA BATA Y HUYE. EL OTRO
TAMBIEN DESAPARECE. EL CARDENAL QUEDA SOLO)
(SENTADO EN EL TRONO CONTINUA) Todo es muy largo... pero la
rutina no debe interferir. No debemos dejar que la
misteriosa rutina nos invada. Si por lo menos pudieran
entenderme. Pido un poco de comprensión... nada más que un
poco de comprensión. ¡Qué enorme cansancio me invade!
Simplemente no siempre conviene hacer lo mismo. Buscar el
detalle que pueda modificar la simple rutina, un accidente,
eso sí, un accidente al pasar, que pueda transformar la
cotideaneidad en n hecho singular, extraordinario, en un
acontecimiento a rememorar. De eso se trata, simplemente de
eso, de buscar hechos significativos que puedan romper el
círculo de la cotideaneidad. Lo que hay que buscar es el
asombro. ¡Si pudiéramos lograrlo! Tal vez en eso consista
la libertad... Se trata de lograr un mundo feliz... donde
cada uno tenga su lugar, su pequeña escenogafía, pequeñas
convulsiones diarias que parezcan crear pequeñas ilusiones.
Qué cansancio infinito...
(CONVOCA AL ENANO 2, QUE ANTES LO MASAJEABA) ¿Qué sería de
mí sin vos? ¿Qué sería de mí sin tu réplica? ¿Cuánto falta?
¿Lo lograremos? ¿Me lograrán entender? quiero decir si mis
palabras podrán traspasar sus cuerpos, de eso se trata...
de que me entiendan, pero no es fácil.
Todo es un desafío, la vida es un desafío. Qué cansancio
infinito... todos los días renovar el entusiasmo... un
esfuerzo tremendo... lograr un pequeño accidente que pueda
crear la sensación de novedad, aunque sea una pequeña
sensación de novedad, una levedad, el pequeño detalle
renovador... Una rutina aplastante con cada detalle
renovador. De eso se trata, de gestos, simplemente de
gestos, no hay trampa (SE TOCA Y ACARICIA LAS PIERNAS) Los
gestos son visibles. Lo cotidiano con un poco de obscenidad
(LE TOCA LA CABEZA AL ENANO) La rutina es ciencia pura, el
accidente es puro azar... (EL ENANO PONE SU OIDO EN EL
SUELO) ¿Qué escuchás?
ENANO 2 : Ruidos ensordecedores.
CARDENAL : ¿Qué tipo de ruidos?
ENANO : Crujidos del fondo de la tierra.
CARDENAL : ¿Qué más oís?
ENANO 2 : Gritos ahogados, llantos y quejidos.
CARDENAL : ¿Quiénes son?
ENANO 2 : Parecen gemidos humanos.
CARDENAL : ¿Por qué gritan?
ENANO 2 : Resisten.
CARDENAL : ¡¿Qué hacen?!
ENANO 2 : ¡Resisten!
CARDENAL : (RIENDO) ¡Ya es tarde para eso!
ENANO 2 : ¿Cómo son las alturas, Cardenal?
CARDENAL : En las grandes alturas los problemas son todos
de velocidades. Uno se encuentra con aves rapidísimas,
algunas de ellas provocadoras, capaces de picotear cuando
pasan volando cerca de uno. Yo no puedo volar más de cierta
altura y a veces uno tiene que aguantarse ver como algunos
pájaros pedantes se elevan por encima de uno con una
sonrisa socarrona. La naturaleza es sabia y cierto tipo de
alas sólo toleran determinados vientos y temperaturas, más
allá de esas zonas uno no podría volar, pero esto se
descubre en la experiencia del vuelo y uno se va adaptando
y resignando a no superar esa zona, a riesgo de morirse de
frío. Es difícil subir más arriba. Lo que se puede hacer en
cambio es descender, pero la verdad es que a mayor
descenso, las aves son cada vez más feas y de menor
calidad. Pero las épocas no están para quejarse. Se vuela
donde se puede, no donde se quiere.
(EL ENANO 1 ENTRA CORRIENDO)
CARDENAL : ¿Viene llegando? ¿Es él?
ENANO 1 : Solo encontré esta nota. No había nadie.
CARDENAL : Léela.
ENANO 1 : Era un país curioso, la mayoría de la gente
inteligente dependía de un grupo de idiotas, era asombroso
observar cómo este grupo de idiotas supervisaba, controlaba
y dirigía la suerte de los talentosos.
Lo increíble es que el sector de los inteligentes, para
contentar a los idiotas, comenzaron a empobrecer sus ideas,
porque el grupo de idiotas no las entendían y así poco a
poco los talentosos comprendieron que la única manera de
progresar en esa comarca era tratar de contentar a los
idiotas transformándose poco a poco en idiotas.
La idiotización de la comarca llegó lente e
inexorablemente. Lo curioso es que este proceso no fue
percibido por los talentosos, de manera que la idiotización
paulatina fue un proceso que algunos contemplaban incluso
con alegría.Las ideas cada vez más idiotas de los
talentosos producían una enorme aceptación de parte de los
idiotas, que premiaban a los talentosos idiotizados con
cargos cada vez más prestigiosos.
CARDENAL : (LUEGO DE UNA PAUSA) ¡Es una metáfora!
(LOS DOS ENANOS SE ARROJAN SOBRE EL CARDENAL INTENTANDO
AHOGARLO O ABRAZARLO. ES UNA MEZCLA DE AGRESION Y ORGIA
SEXUAL, MIENTRAS EL CARDENAL DESDE LA LUCHA DICE EL TEXTO
DE SHAKESPEARE)
CARDENAL : "¡Ah, jauría de ladrones, perros populares!
¡Vosotros, cuyos alientos aborrezco como las emanaciones de
las ciénagas pestilentes y cuyo afecto estimo como los
esqueletos de los muertos insepultos, que corrompen mi
aire, soy yo quien os destierro! ¡Quedáos aquí, en las
garras de vuestra indecisión! ¡Que todo débil rumor
quebrante vuestros corazones! ¡Que vuestros enemigos, con
solo agitar sus penachos, os devuelvan el viento de la
desesperación! ¡Continuad ejerciendo el poder de desterrar
a vuestros defensores hasta que al fin de vuestra
ignorancia, que no descubre las cosas más que cuando las
siente, después que haya hecho excepción de vosotros solos,
de vosotros, que sois siempre vuestros propios enemigos, os
entregue esclavos abatidos a alguna nación que os haya
vencido sin combate!
Despreciando por causa vuestra a esta ciudad, vuelvo así la
espalda.
¡Hay un mundo en cualquier otra parte!"
(LOS ENANOS HAN TERMINADO EN EL PISO, A LOS PIES DEL
CARDENAL. CON EL ULTIMO PARLAMENTO, EL CARDENAL APOYA UN
PIE SOBRE CADA UNO DE ELLOS. LA IMAGEN QUEDA FIJA)

ESCENA III

(LUEGO DEL MONOLOGO SHAKESPEARENO, LOS ENANOS QUEDAN


EXTENUADOS EN EL PISO)

CARDENAL : ¡Qué enorme cansancio me invade a veces! ¡Qué


difícil es esperar que el tiempo transcurra sin
sobresaltos! ¿Cómo imaginar otra vida con menos accidentes?
Tal vez una paz donde no hubiera más que momentos
apacibles, tertulias que pudieran transcurrir sin
ferocidades ni grandes lamentos; qué enorme cansancio en
este mundo sin pausa.
(EL CARDENAL DEJA EL SILLON VACIO. LOS ENANOS SE DISPUTAN
EL LUGAR, HASTA QUE UNO DE ELLOS LO OCUPA. ESTE COMIENZA A
IMITAR AL CARDENAL, MIENTRAS EL OTRO LO MASAJEA)
ENANO 1 : (SENTADO) ¡ASí, así!... Jauría... Perro...
ENANO 2 : (MASAJEANDO) Las piernas de la señora...
ENANO 1 : ¡Qué piernas tan bellas tengo!
ENANO 2 : Los muslos de la señora...
ENANO 1 : ¿No son las mejores?
ENANO 2 : Sus muslos de oro...
ENANO 1 : ¡Tocá! ¡Tocalos!
ENANO 2 : Sus pies de ámbar...
ENANO 1 : ¡Oh, inmensa jauría!
(MIENTRAS ESTO OCURRE EL CARDENAL OBSERVA SERIAMENTE LA
ESCENA DESDE EL VIDRIO. DE GOLPE REGRESA Y LOS SORPRENDE IN
FRAGANTI)
CARDENAL : ¿Qué hacés?
ENANO 1 : Imito sus formas.
ENANO 2 : Anhelo aprender, señor, todo lo que usted pueda
enseñarme.
CARDENAL : ¿Por qué me imitás?
ENANO 1 : Solo aprendiendo sus formas aprenderé a fondo las
lecciones.
CARDENAL : ¿Quién te ha dicho que imitando mis formas
lograrás mis conocimientos?
ENANO 2 : Lo intuyo, señor.
ENANO 1 : Soy muy intuitivo y me gustan sus formas.
CARDENAL : No solo con la intuición se realiza el
aprendizaje. Necesitas además conocimientos teóricos
permanentes. Identidad. Identificación, isotopía,
isometría, isodinamia, isomorfismo e isofonía y algunas
cosas que te enseñaré después.
ENANO 2 : Me gustan sus formas, señor.
CARDENAL : ¿Qué querés de mí? ¿De dónde venís?
ENANO 1 : Vengo de lejos.
ENANO 2 : He oído hablar mucho de usted, señor.
ENANO 1 : He venido para conocer el secreto de las cosas.
ENANO 1 : La intimidad de las cosas.
ENANO 2 : El secreto de los ingredientes.
ENANO 1 : El misterio profundo de la cocción verdadera.
(PAUSA. EL CARDENAL MIRA A CADA UNO)
ENANO 2 : Quiere aprender para enseñar, señor.
CARDENAL : Bellas palabras, hijo.
ENANO 1 : Enseñar que la buena alimentación puede hacer
infinitamente buenos y piadosos a los hombres.
ENANO 2 : Que solo alimentándonos con lo que debemos y no
con lo que queremos, lograremos ser buenos y felices.
CARDENAL : ¡Y solidarios!
ENANO 1 : Solidarios, señor.
CARDENAL : Nunca lo olvides, hijo: la alimentación
balanceada hace a los hombres más solidarios y más
altruístas.
ENANO 2 : ¿Puedo llamarlo Padre, señor?
CARDENAL : ¿Cómo decís?
ENANO 1 : Si puede llamarlo padre.
CARDENAL : ¡Yo no soy tu padre!
ENANO 2 : Hubiera deseado que lo fuera.
ENANO 1 : Hubiera estado orgulloso.
ENANO 2 : Lo hubiera necesitado muchas veces en los
momentos difíciles.
ENANO 1 : Hubiera necesitado su amor, señor.
ENANO 2 : Hubiera sido mi mejor manera de aprender.
CARDENAL : Puedes tomar mi amor, si lo deseas.
ENANO 1 : No lo merezco, señor.
CARDENAL : Te has expresado demasiado bien y te lo mereces.
ENANO 2 : ¿Obtendré la sabiduría, señor?
CARDENAL : Obtener la sabiduría es hablar en una sola
dirección y eso solo lo lograrás con dolor y sacrificio. Si
quieres aprender tendrás que darte cuenta lentamente que
las cosas solo significan ciertas cosas y no otras cosas.
Por ejemplo: un perejil es perejil, un rabanito es
rabanito, un submarino es submarino.
ENANO 1 : ¡¡Oh, papa, cuánto te necesito!
(PAUSA)
ENANO 2 : ¿Por qué las cosas simples son las mejores?
CARDENAL : ¡Porque las cosas simples son las mejores!
ENANO 1 : No me acostumbro, papa, a las cosas simples.
CARDENAL : Lo que pasa es que nosotros hemos sabido
distinguir entre lo blanco y lo negro, lo bueno y lo malo,
lo alto y lo bajo. Ustedes, mejor dicho, la época en que
les ha tocado vivir, ha sido la época de los matices entre
blanco y negro, han visto tonalidades de grises, infinitos
colores, lo que les ha permitido una mayor riqueza
expresiva, pero han ganado en confusión y ambigüedad.
¡Ustedes son la generación de la ambigüedad!... No son
culpables, por supuesto. La alimentación del mundo actual
solo puede dar por resultado hombres ambiguos, unisex, que
no se definen ni por un lado ni por el otro. Han olvidado
los alimentos básicos. El consumo masivo de una
alimentación tan perversa, polimorfa ha dado lugar a hijos
degenerados de digestiones lentas y sexos policrómicos. Se
ha dejado de lado la naturaleza, la alimentación natural
que comían nuestros abuelos... que daba por resultado
hombres solidarios y capaces de fundar... capaces de
fundar... ¡capaces de fundar!... ¡Oh, hijo, cuanto te
necesito! ¡Cuanto anhelo de vos el amor que anhelabas de
niño! ¿Por qué estuvimos tanto tiempo separados! ¡Hijo mío!
¿Qué ha pasado entre nosotros que ya no podemos
reconocernos? ¿Qué queda de nosotros si ya no podemos
recuperar lo mas íntimo, lo más hermoso, lo más preciado?
ENANO 1 : ¡Oh, qué bellas palabras, papá! Solo quiero
aprender. Tus palabras son como el camino de la luz, por
donde penetra la sabiduría. Retornaremos a la pureza de
ustedes, Padre. ¡Retornaremos!
ENANO 2 : Cambiaremos la alimentación de cada uno de los
habitantes de este bello país.
ENANO 1 : Te lo prometo, padre. Desde hoy te prometo que no
descansaré un día de mi vida hasta que rectifiquen el
camino equivocado. Que distingan lo crudo de lo cocido.
CARDENAL : Admiro tu valentía, hijo. Pero el camino no es
fácil. Encontrarás demasiados escollos, demasiadas
adversidades, demasiados poetas descarriados. No es fácil
volver al arte culinario.
ENANO 2 : Daría mi vida por rectificar los errores de
nuestra juventud.
ENANO 1 : Intentaré reunir en pequeños grupos a la gente
para que modifiquen la costumbre alimentaria que nos ha
arruinado.
ENANO 2 : Que nos ha hecho perder...
ENANO 1 : Que nos ha hecho perder...
ENANO 2 : Que nos ha hecho...
ENANO 1 : ¡Oh, Padre, cuánto te quiero, cuánto anhelo
recibir tu sabiduría!
CARDENAL : Sí, hijo querido... sí, hijo querido...
ENANO 2 : Encontrar los verdaderos rumbos...
ENANO 1 : ¡Los verdaderos rumbos!...
CARDENAL : ¡Hijo! ¡Hijo! (CASTIGANDO CON LATIGAZOS A UNO Y
OTRO) ¡Y solo aprenderás así, porque son hijos del rigor!
(LATIGAZO) ¡Y solo aprenderás así porque son hijos de la
infamia! (LATIGAZO) ¡Y solo aprenderás así, porque son
hijos de la traición! (LATIGAZO) ¡Y solo aprenderás así
porque son hijos de la ignominia! (LATIGAZO) ¡Y solo
aprenderás así porque son hijos de la desesperación!
(LATIGAZO) ¡Y solo aprenderás así porque son hijos de la
indecencia de la corrupción! (LATIGAZO) ¡De la inmoralidad!
(LATIGAZO) ¡De la droga! (LATIGAZO) ¡De la perversión!
(LATIGAZO)
(PAUSA)
ENANO 1 : Gracias, Padre, por todo lo que me enseñas en
este mundo de tinieblas y oscuridades.
ENANO 2 : Gracias, padre, por... todo...
(EL CARDENAL INTERRUMPE CON UN GESTO)

ESCENA IV
(LOS ENANOS REALIZAN UN SIMULACRO DE MAQUILLAJE SOBRE EL
ROSTRO DEL CARDENAL. LUEGO LO MASAJEAN, PREPARANDOLO PARA
LA PERFOMANCE QUE VA A REALIZAR)

CARDENAL : ¿Llegará? ¿Llegará a tiempo?


ENANO 1 : No sé, señor. No avisó nada.
CARDENAL : ¿Pero cómo no avisó nada?
ENANO 2 : Sí, señor. No avisó nada.
(EL CARDENAL DECIDE COMENZAR SU DISCURSO, DIRIGIDO AL
PUBLICO. DURANTE EL MISMO, LOS ENANOS IMITARAN LAS FORMAS
QUE EL CUERPO DEL CARDENAL ADOPTE)
CARDENAL : Nuestra posición es una toma de posición
filosófica de la visa. Quiero decir que no en vano durante
tanto tiempo hemos luchado con tanta eficiencia... creyeron
que nuestra forma de pensar es retrógrada, aniquilosada. Se
equivocan, se equivocan siempre y se seguirán equivocando
siempre. Por eso triunfamos siempre. Nuestra máxima virtud
es nuestra concepción de la linealidad. Un perejil es un
perejil.
ENANO 1 : Un perejil es un perejil.
CARDENAL : Una batata es una batata.
ENANO 2 : Una batata es una batata.
CARDENAL : Un submarino es un submarino.
ENANO 1 : Un submarino es un submarino.
(SE LEVANTA LA BATA Y SE EXHIBE OBSCENAMENTE. LOS ENANOS
IMITAN EL MOVIMIENTO DE BRAZOS)
CARDENAL : La lucha por la alimentación es un problema
filosófico. Pero no es un problema simple, en una sola
línea, no es un sentimiento poético. Es un sentimiento
científico: Cien-tí-fi-co.
ENANOS : Cien-tí-fi-co.
CARDENAL : Tenemos que volver a la ciencia del arte
culinario. Si controlamos la alimentación y la balanceamos,
crearemos hombres mejores.
ENANO 1 : Hombres mejores.
CARDENAL : La alimentación balanceada la hemos estudiado
profundamente, tenemos técnicas y científicos destinados a
nuestra tarea y a glorificar nuestro lema: "Somos lo que
comemos y pensamos lo que comemos".
ENANO 1 : Somos lo que comemos.
ENANO 2 : Pensamos lo que comemos.
CARDENAL : Nuestra alimentación balanceada es cara,
requiere demasiadas y complejas combinaciones de alimentos,
yerbas, vitaminas y minerales. No todos pueden comer
nuestra alimentación balanceada... Conocemos por ahora
nuestra limitación, pero también sabemos que necesitamos
reformar a los mejores de ellos, a los más inteligentes,
capaces y privilegiados. Aquella élite escogida luego será
la encargada de transmitir mejor nuestra filosofía. Los
mejores poetas son nuestros mejores filósofos.
ENANO 1 : Nuestros mejores filósofos.
CARDENAL : Siempre ha sido así. No pierden nunca la pasión
por transmitir ideas.
Solo que le cambiamos el signo. A ellos les preparamos
nuestras dietas más sofisticadas para transformarlos. Hay
un desperdicio, un sector de residuales con el que no
podemos contar para la transformación. Los menos aptos, la
mayoría de los indecisos, los que ignoran las fuerzas del
destino. Pero utilizamos su fuerza social, les ofrecemos
una dieta balanceada dosificada residual que fabricamos
para ellos, de alto valor calórico. No sólo les enseñamos a
comer carne. Sino también a saber prepararla. Los
preparamos para la acción directa. Los hace obedientes y
fiel a la causa.
ENANO 1 : Obedientes y fieles.
ENANO 2 : A la causa.
CARDENAL : Les encargamos las tareas más duras, las menos
sofisticadas. Son los encargados de convencer a los
rebeldes cuando se resisten.
(GESTO DE PALIZA. LOS ENANOS REPITEN)
La clave del pensamiento lineal, la clave de nuestro
pensamiento filosófico. Los poetas luchan por los
residuales y nosotros transformamos a los residuales en sus
adversarios, en sus peores enemigos. Este es un pensamiento
lineal puro. Nuestra filosófia. Ellos desconocen nuestro
máximo secreto. Luchan en vano. No hacen la Historia. Si
hay más residuales que poetas, hay que utilizar la
mentalidad de los residuales para neutralizar a los poetas.
La dieta de los residuales produce un solo pensamiento
lineal entre ellos: "El enemigo es la poesía".
ENANOS : El enemigo es la poesía.
CARDENAL : El mayor enemigo que tienen los poetas es el
grupo de residuales. Por ellos los poetas se juegan la vida
y sin embargo ellos son los que los denuncian y los sacan
de sus casas, cuando descubren que se expresan en
metáforas. Qué paradoja, los poetas dan sus vidas por
quienes a la largan serán sus enemigos.
ENANO 1 : ¡Dan sus vidas!
ENANO 2 : ¡Por sus enemigos!
CARDENAL : Por eso cuando los orientamos a una buena
alimentación y les enseñamos nuestra filosofía aprenden a
administrar sus energías en una sola dirección y son
entonces muy eficaces. En cambio los residuales solo
piensan aquello que comen todos los días. El lema de los
residuales: "Pensamos lo que comemos, nuestros enemigos son
los poetas".
ENANO 1 : Pensamos lo que comemos.
ENANO 2 : Nuestros enemigos son los poetas.
CARDENAL : El fundamento teórico del pensamiento lineal es
que la alimentación diaria, científicamente orientada,
llega directamente a la cabeza de la gente.
(SE TOCA LA CABEZA. ENANOS IMITAN)
Esa es la clave de nuestro tercer enunciado. Lo que se ve
no es de lo que se habla. Lo importante es la cabeza de la
gente. Lo que la gente piensa de las cosas cotidianas,
diarias, no los grandes pensamientos filosóficos. De eso
nos ocupamos nosotros y eso se logra solo con una
alimentación científicamente orientada. Pero la
alimentación no se ve, se come. Lo que pasa en la cabeza de
la gente, es lo importante. La alimentación en ese sentido
es un recurso. Nosotros sabemos política. No luchamos por
la alimentación. Luchamos por ideas.
ENANOS : Luchamos por ideas.
CARDENAL : Hemos estudiado mucho para esta coyuntura
histórica. Pero de eso no hablamos, de lo que hablamos es
de alimentación, e cocción, de dietas, de porciones.
Menospreciaron nuestros puntos de vista por demasiado
simples. Ese ha sido su más grave error, menospreciar
nuestra manera de pensar. Hoy somos vanguardia tecnológica.
Nuestro cuarto enunciad: El efecto de la alimentación
diaria en la cabeza de la gente, produce pensamientos.
Nosotros producimos pensamientos. Somos una máquina de
producir pensamientos.
ENANO 1 : Nosotros producimos pensamientos.
ENANO 2 : Somos una máquina de producir pensamientos.
CARDENAL : Nuestro quinto enunciado: Tenemos una máquina
alimenticia que produce pensamientos. Ideas en la cabeza de
la gente. La genialidad es que la alimentación es un
recurso cotidiano, diario, que utilizamos todos los días
para transformar la cabeza de la gente, para que piensen
nuestra filosofía. Todo esto no es visible, pero no
ocultamos nada, nuestra habilidad es sólo hablar de
alimentación. Nunca hablamos de ideas. Ellos hablan de
ideas.
ENANOS : Ellos hablan de ideas.
CARDENAL : Nos especializamos en todo tipo de panes. ¿El
pan no es acaso el alimento más comido en la historia de la
humanidad? ¿No es el pan acaso el primer alimento que
produce pensamientos? El poder, señores, no debe ser
esencialmente represivo. Se ejerce más que se posee. ¡La
habilidad es ejercerlo en forma sutil y en forma lineal!
(FINAL DEL DISCURSO DEL CARDENAL. LOS ENANOS APLAUDEN)
ENANO 1 : ¡Qué bellas palabras, Cardenal!
ENANO 2 : ¡Qué bellas palabras, Cardenal!
(LOS ENANOS ENTONAN CON ENTUSIASMO EL HIMNO AL CARDENAL)
ENANOS :
"El Cardenal, el Cardenal
"Qué bellas piernas, Cardenal
"Qué bello eres, Cardenal
"Qué bueno eres, Cardenal
"Qué genio eres, Cardenal
"Contigo llegaremos a la meta deseada
"Cardenal
"Cardenal
"Qué bellas piernas, Cardenal
"Gracias por todo, Cardenal
"Gracias por todo, Cardenal"
CARDENAL : ¿Por qué a veces mis discursos me resuenan como
aguijones extraños a mi naturaleza?
(EL CARDENAL VOMITA. LOS ENANOS LE TRAEN UNA PALANGANA. LO
ATIENDEN)
CARDENAL : (A UN ENANO) Háblame de mis piernas. Quiero que
hables de mis piernas. Tengo necesidad de que las toques.
¡Decime, por favor... necesito saberlo, no aguanto más esta
incertidumbre. Decime qué sos... (ARCADA) Dame una
respuesta. Contestame... ¡Qué sos, quiero saberlo! ¡Que
infinito cansancio! No me dejes así, necesito saberlo...
(LO PONE ENTRE SUS PIERNAS) Necesito saberlo... (METE LA
MANO ENTRE LAS PIERNAS DEL ENANO) Decime qué sos, por
favor. ¡hacelo por mí! (QUEDA DORMITANDO)
(PAUSA)

ESCENA V

ENANO 1 : ¿Entendiste?
ENANO 2 : ¿Qué?
ENANO 1 : Lo que dijo.
ENANO 2 : Miro sus formas. Me gustan sus modos. Cómo mueve
sus piernas. Cómo mueve su boca, la lengua cuando grita.
Sus arcadas violentas. Sus pasos rápidos. Su manera de
mirar. Su imponencia,
ENANO 1 : ¿Pero qué dijo?
ENANO 2 : Su energía. Sus labios pintados.
ENANO 1 : ¿Qué dijo?
ENANO 2 : ¿Siempre preguntás lo mismo?
ENANO 1 : Siempre a mi lado, siempre a mi lado. No me dejás
nunca, me ahogás.
ENANO 2 : Sos vos que no me dejás nunca.
ENANO 1 : ¿Y si nos separáramos?
ENANO 2 : ¿Lo crees posible?
ENANO 1 : Cuando niños lo intentamos, pero nunca lo
logramos.
ENANO 2 : Lo intentamos.
ENANO 1 : Verdad. Lo intentamos.
ENANO 2 : Fuimos valientes alguna vez.
ENANO 1 : (IMITANDO AL CARDENAL) ¿Cuál es el fundamento
filosófico de los alimentos balanceados?
ENANO 2 : El pensamiento lineal,
ENANO 1 : ¿Podrías darme un ejemplo?
ENANO 2 : Un perejil es un perejil... Una cebolla es una
cebolla... Etcétera.
ENANO 1 : ¿Cuáles son las consecuencias de la alimentación
tóxica?
ENANO 2 : El pensamiento poético de los descarriados.

ESCENA VI

(EL CARDENAL DESPIERTA Y OYE LA ULTIMA PARTE DEL DIALOGO DE


LOS ENANOS)

CARDENAL : Las grandes ideas deben decirse una sola vez y


dejar que fluyan. Solo dejar que fluyan, que no sedimenten
nunca, que los aguijones se claven sin ningún orden, que se
multipliquen sin ningún orden, que fluyan siempre...
(PAUSA) La masa en estado de pánico quiere permanecer
junta. El hombre libre es solamente aquel que ha aprendido
a eludir órdenes, no aquel que solo después se libera de
ellas... Qué cansancio infinito, por Dios... (SE TOCA LAS
PIERNAS, EL CUERPO) ¡Cuánta sensualidad junta! Soy un
hombre simple con debilidades... ¿No tengo piernas de
mujer?
(PAUSA) (AL ENANO 2) Estábamos los tres en la cama y ella
bruscamente se puso a llorar.
ENANO 2 : ¿Quién?
CARDENAL : Yo pensé que lloraba porque extrañaba a su
amante.
ENANO 2 : ¿Existía?
CARDENAL : En el llanto percibí el dolor de una traición.
ENANO 2 : ¿Y qué hiciste?
CARDENAL : Me quedé paralizado por los celos.
ENANO 2 : ¿Y la otra?
CARDENAL : Se acercó a acariciarme. Nadie hablaba.
Solo nuestros cuerpos allí desnudos.
Y su llanto.
Le dije loco de celos que su llanto era un recuerdo
ausente.
Me insultó.
Cuando nos quedamos solos me dijo que lloraba porque yo la
había acariciado poco.
Que las mejores caricias fueron para la otra.
Y yo dudaba si era una nueva excusa.
Los dos locos de celos.
Los dos locos de abandono.
(MIENTRAS LE HABLA AL ENANO 2, LE DA DE COMER EN LA BOCA.
LA CABEZA DE ESTE NO SE MUEVE MIENTRAS RECIBE LA
ALIMENTACION. EL ENANO 1 RONDA)
CARDENAL : (AL ENANO 1) ¿No querés que te acompañe?
ENANO 1 : No es necesario.
CARDENAL : Algo pasa en Dinamarca.
(AL ENANO 2) Caminando contigo recuerdo épocas de pasiones.
ENANO 2 : Fortifiquemos los recuerdos, las pasiones viejas
y hagámoslas nuestras hoy. Robemos. Seamos furtivos.
CARDENAL : ¡Vuelvo a ser joven en este cuerpo decadente!
(EL CARDENAL SIGUE HABLANDOLE AL ENANO 2, MIENTRAS LE DA DE
COMER)
CARDENAL : Cuando se fue me dijo que lo que más le dolía
era dejar de verte y que los afectos y el cariño por los
seres queridos no podían postergar su partida. Yo sabía que
te iba a extrañar mucho. Algún día, dije, volvería para
llevarnos. No dijo cuándo.
Cuán largo iba a ser el momento de la espera.
Por eso esperamos siempre... los dos.
Yo lo extraño más que vos.
El te extraña más a vos. Siempre fue así.
La noche de la partida se sentó en tu cama y lo sorprendí
acariciándote. Me pareció que sollozaba. No puedo
asegurarlo. Se levantó y me retiré para que no me viera, no
hubiera sido bueno verse sorprendido en la intimidad.
Cuando nos cruzamos me dijo: Volveremos a vernos los tres,
que no le pase nada... cuando todo se pueda alguna vez y
partió. Cuando todo se pueda repetí yo.
Yo lo extraño más que vos. Siempre fue así.
ENANO 1 : (QUE OBSERVA LA ESCENA) ¡Hasta cuándo...! ¡Hasta
cuándo...!
(EL CARDENAL Y ENANO 2 LO OBSERVAN)

ESCENA VII

ENANO 1 : Quiero irme a mi casa. Extraño mi casa. Me siento


extraño aquí. No logro acostumbrarme a este lugar. Soy muy
apegado a los lugares. Mi madre si no vuelvo pronto me va a
extrañar. Yo le dije que venía a aprender algunas cosas y
volvía, pero esto es cada vez más complejo. Tal vez en otro
momento, cuando tenga mas tiempo libre podré dedicarme con
mayor intensidad. Pero por ahora no puedo, creo que usted
me va a entender Sr. Cardenal. Voy y después vuelvo con más
tiempo. Yo no voy a abandonar, solo quiero interrumpir por
un tiempo hasta que pueda dejarla a mamá acompañada. Somos
muy apegados el uno al otro. Seguro que en el barrio le
estará preguntando a todos por mí. Mi padre murió en un
accidente de tránsito, me quedé huérfano chiquito. Pero
estaba muy enfermo. Ella está en esa edad tan difícil que
no se la puede dejar sola. Vaya a pasar algo y no estoy
cerca, ni quiero imaginar... Por la edad que tiene está muy
bien, ojalá yo llegara a su edad así, no tiene fallas de
memoria, no tiene nada en el corazón, lo que tiene son
pequeños achaques diarios. Se levanta con dolores
articulares. Yo a veces le doy algunos masajes en las
rodillas y se le pasa. Es muy mimosa. Somos muy compañeros,
yo también la extraño, no le quiero mentir. Extraño mucho
la comida, tiene manualidad para las comidas, yo
prácticamente no como afuera. Me da asco todo lo que se
come afuera. No es que la comida de acá sea mala, sé que es
equilibrada, balanceada, científica. Pero qué quiere que le
diga. Me acostumbré a la comida de mamá. Lo que puedo hacer
la próxima vez es traerme una vianda por si acaso. Le digo
que me haga milanesas y me las traigo acá para varios días.
Es curioso como me conoce. Apenas me ve llegar, ya conoce
mi estado de ánimo. Qué te pasó me dice nada mamá no pasó
nada vas a decirme a mí que soy tu madre a vos te pasa algo
estás angustiado no mamá no me pasa nada te pasa algo yo
soy tu madre podés decirme todo te cuidé desde que naciste
conozco cada uno de tus gestos mamá por favor no insistas
estoy bien yo te conozco algo te pasó contame mamá no
insistas más dejame solo necesito estar solo un rato
después en la mesa hablamos no dejame ayudarte tu padre era
igual mama dejame de joder cómo me decís ese nene quedate
tranquilo estás muy nervioso dejame tranquilo no te dejo
tranquilo si ni me decís qué te pasa no me pasa nada sos
igual que tu padre se ponía nervioso por no hablar conmigo
le salieron dos úlceras una en esófago otra en duodeno yo
no soy papá mamá sos muy parecido tenés las mismas
reacciones intempestivas mamá no me sigas comparando con él
sabés que no me gusta qué culpa tengo yo si sos igualito
por favor mamá dejame solo no sigas hablando necesito estar
solo dejame tocarte para ver si tenés fiebre mamá no me
toques no me hables así te pido que no me toques te voy a
tocar todo lo que quiero no te acerques porque no quiero
que me toques por qué me tenés asco te voy a contagiar no
respondo de mí no te sigas acercando mamá yo soy tu madre
salí mamá me estás desafiando...
(EL ENANO 2, ASUSTADO CORRE A UNAS DE LOS HORCAS FALSAS Y
SE BALANCEA ALLI LLORANDO Y GIMIENDO. EL ENANO NO
INTERRUMPE SU MONOLOGO)
Tomá
tomá te dije que no te acercaras no quería que me tocaras
nunca más basta acabó todo Tomá tomá tomá no te preocupes
por mí creo haber cumplido y vos también fuiste bueno yo te
sigo queriendo igual con el amor de todas las madres del
mundo qué te hice mamá te rompí la cabeza la cara tenés los
huesos afuera los sesos se ven mamá te destruí tus bellos
ojos te los reventé estás desfigurada bastante bueno has
sido conmigo desde que murió papá estás muriéndote mamá te
rompí toda soy corriente de vida mientras hablo mientras
puedo hablar y estoy viva siempre mientras hablo tu cara
tenés el craneo roto tus ojos son globos reventados perdón
pero hablo hijo puedo seguir diciéndote cosas porque soy
ahora una voz que funciona sin cuerpo como la bocina del
coche en un accidente que sigue sonando cuando el coche
está roto como un pedo interminable perdoname mamá no tengo
nada que perdonarte mientras pueda seguir hablando porque
mi voz emite para vos y para todos los que quieren escuchar
desde tu cuerpo mi cuerpo destruido mi voz para siempre
como olas del mar que no dejan de sonar siempre vientos que
azotan las montañas como arena de los desiertos masa
infinita de partículas que no termina sigo hablándote
porque mi voz fluye por todos lados por tu cuerpo como tus
humores sigo hablándote y seguiré hablándote hablaré
mientras pueda seguir mi voz dice cosas y fluye por todas
es como una bocina que sigue sonando despuéss que el coche
está destruído y roto. Estás muriéndote mamá. No tenés
cara. Tenés el cuerpo roto. Estás desfigurada puedo seguir
hablando y fluyo siempre fluiré para decirte cosas soy voz
de humanidad por todos los rincones voz eterna sin cuerpo
con órganos destruídos pero con voz indefinidamente por
todos los lugares épocas reyes dictadores o putas
oficinistas y políticos que escuchan mi voz que se desliza
por fuera de todo y dentro de todo tu cuerpo en cada célula
que la fabrica sin darse cuenta porque cada una de tus
células fabrica mi voz. Estás muerta mamá como un
ventrílocuo que yo no es dueño de su voz y que funcionase
sola en el muñeco como aquella bocina del coche destruído
que funciona siempre como ano incontrolable como esfínter
de estrella que no deja de sonar fluye en los intersticios
del desperdicio porque es permanentemente fabricada para
que hable así como estoy hablando por la humanidad por ti
desde tu cuerpo hijo querido.
(EL CARDENAL HA ESTADO OBSERVANDO CON CRECIENTE INQUIETUD
LA EXTRAÑA CONDUCTA DEL ENANO. LLEGADO A ESTE PUNTO NO
PUEDE REPRIMIR UN ESTREMECIMIENTO DE TEMOR. EL ENANO DE LA
HORCA, QUE SE HABIA EMPEZADO A CALMAR, ADVIERTE EL GESTO
DEL CARDENAL Y SE QUEDA OBSERVANDOLO FIJAMENTE. LUEGO DE
UNA PAUSA EL OTRO ENANO CONTINUA SU MONOLOGO)
Descansa hijo que mereces descansar y enterrar mi cuerpo
que ya huele ayúdame a morir en paz para que entonces mi
voz siga hablando siempre por todos lados hacia donde a
través no soy solo tu madre madre de madres sin tiempo en
tu cuerpo que fabrica mi voz en cada día en cada una de tus
células.
Descansa hijo te quiero mamá aunque ya los destrozos me
impidan reconocerte descansa hijo no sé si estoy
arrepentido lo olvidé lo olvidé si hice bien o hice mal si
pequé o soy inocente descansa hijo que yo seguiré hablando
mientras pueda disculpa mamá descansa hijo.

ESCENA VIII
(EL ENANO 2 GIMIENDO, LE ALCANZA AL CARDENAL UNA FUENTE CON
UVAS. ESTE COME)

CARDENAL : Un día te levantás y decís: me siento viejo, y a


partir de ese día ya sos viejo, no hay vuelta atrás. Es
cuestión de instantes. El deterioro no es un proceso
constante de envejecimiento. Es repentino. Brusco.
Insólito. Uno se convierte en viejo de golpe, entonces, en
ese mismo instante, uno siente un inmenso cansancio, como
si los años descendieran al cuerpo de improviso. Ya las
cosas importan menos, quiero decir que una sensación de
tono monocorde impide las grandes ilusiones, las grandes
desesperanzas. Todo importa menos. Aquello que deseábamos
desesperadamente y cuya ausencia nos enloquecía, hoy en su
abandono, solo nos queda un rictus de resignación. Ni
grandes alegrías ni grandes penurias. Yo era joven una
noche y al día siguiente me convertí en viejo. Ser viejo es
no reponerse nunca de un infinito cansancio, de un tono
gris de desesperanza. Sin embargo hay algo de sabiduría en
la vejez -un estado que a veces puedo imaginar como la
verdadera felicidad, una felicidad insoportablemente sabia-
porque ya hasta la muerte no produce desesperación. hay
muchas cosas extrañas, pero nada es más extraño que el
hombre.
ENANO 2 : ¡Qué bellas palabras, Cardenal!
CARDENAL : La vida da muchas vueltas, hijo.

ESCENA IX

(EL ENANO 1, IMPREVISIBLEMENTE, OCUPA EL TRONO DEL CARDENAL


Y DESDE ALLI CONVOCA A SU LADO AL ENANO 2, QUE SIGUE JUNTO
AL CARDENAL)

ENANO 1 : Te quiero desollar.


Robarte todo lo que no sea mío.
Tus recuerdos. Tu pasado.
Tus olores ajenos.
No quiero que mires ni oigas nada que no sea yo.
(EL ENANO 2 VACILA EN ACUDIR. CON SU GEMIDO, INTERROGA AL
CARDENAL, QUE SE MUESTRA IMPERTURBABLE. POR FIN EL ENANO 2
ACUDE Y LE MASAJEA LAS PIERNAS AL ENANO 1. EL ENANO 1 MIRA
FIJAMENTE AL CARDENAL, MIENTRAS HABLA)
ENANO 1 : ¡Así, así!... Jauría... Pero...
ENANO 2 : Las piernas de la señora...
ENANO 1 : ¡Qué piernas tan bellas tengo!
ENANO 2 : Los muslos de la señora.
ENANO 1 : ¿No son los mejores?
ENANO 2 : Sus muslos de oro...
ENANO 1 : ¡Tocá! ¡Tocalos!
ENANO 2 : Sus pies de ámbar...
ENANO 1 : ¡Oh, inmensa jauría!
(AL NO REGISTRAR NINGUNA REACCION EN EL CARDENAL, EL ENANO
1 APARTA AL OTRO Y VA A SU ENCUENTRO)
(DURANTE TODO EL DIALOGO SIGUIENTE, EL ENANO 2 GIME
ACURRUCADO EN SU RINCON)
ENANO 1 : Ya es tarde.
CARDENAL : ¿Por qué?
ENANO 1 : Pienso que hay momentos para hablar, momentos
para silenciar.
CARDENAL : ¿Qué quieres?
ENANO 1 : No me celás más.
CARDENAL : ¿Cómo?
ENANO 1 : Cuando llego tarde.
CARDENAL : Te aburría. Te acosaba con mis celos.
ENANO 1 : Pero lo prefería...
CARDENAL : ¿Lo preferías?
ENANO 1 : Me extrañabas.
CARDENAL : ¿Cómo sabés?
ENANO 1 : Porque cuando llegaba me atormentabas.
CARDENAL : ¿Atormentaba?
ENANO 1 : Necesitabas saber cada uno de los recovecos del
recorrido.
Cada uno de los instantes de la ausencia.
Preguntabas detalles insignificantes.
CARDENAL : No recuerdo.
ENANO 1 : Siempre fue así.
CARDENAL : ¿Cómo?
ENANO 1 : Nunca recordás instantes nuestros.
Detalles insignificantes.
CARDENAL : ¿Cuáles?
ENANO 1 : Suponías que hubiera visto a alguien. Me
preguntabas expresiones de la otra persona en caricias que
vos inventabas.
CARDENAL : Suponía.
ENANO 1 : Lo decías. Es verdad.
CARDENAL : Pero lo inventaba.
ENANO 1 : Necesitabas inventar algo y me celabas con tus
inventos.
CARDENAL : Eso era lo importante.
ENANO 1 : ¿Qué?
CARDENAL : Que te celaba con mis inventos.
ENANO 1 : ¿Cómo?
CARDENAL : Los inventos eran lo importante.
ENANO 1 : Me atormentabas, sufrías. Tu cara se descomponía
de dolor.
CARDENAL : De lo que imaginaba.
ENANO 1 : ¡Pero había pasión?
CARDENAL : Inventada.
ENANO 1 : ¿Cómo?
CARDENAL : Necesitaba inventar todo.
ENANO 1 : ¡Todo!
CARDENAL : Para que cobrara existencia.
ENANO 1 : ¿Qué?
CARDENAL : Lo nuestro. Fueron años de pasiones. Juegos de
inventos.
ENANO 1 : Me preguntabas cómo tocaba su cuerpo.
Cómo nos mirábamos.
Cómo hacíamos el amor.
La diferencia con nosotros.
Me hacías decir que te dijera que nunca había gozado tanto.
CARDENAL : Es verdad.
ENANO 1 : Me llegaste a preguntar si estaba apasionado.
CARDENAL : Es verdad.
ENANO 1 : Llorabas cuando te decía lo que vos sugerías.
CARDENAL : Entonces...
ENANO 1 : El llanto lo fingías.
CARDENAL : No, nunca fingí nada.
ENANO 1 : Pero todo lo inventabas.
CARDENAL : Lo que imaginaba.
ENANO 1 : Pero no era mi realidad.
CARDENAL : No me importa. ¡La realidad me aburre!
ENANO 1 : ¿Cómo?
CARDENAL : Yo jugaba con mis inventos. Nunca me importaron
tus realidades.
ENANO 1 : ¿Pensabas que te engañaba o era un juego?
CARDENAL : Yo me apasionaba solo de mis inventos.
ENANO 1 : ¿Pero te importaba?
CARDENAL : ¿Qué?
ENANO 1 : El engaño.
CARDENAL : Lo que recuerdo ahora es el juego de la pasión .
Las imágenes
ENANO 1 : ¿Y ahora?
CARDENAL : Ya ni eso.
ENANO 1 : ¿Cómo?
CARDENAL : Se agotó la imagen.
ENANO 1 : ¿Lo nuestro?
CARDENAL : No tengo imágenes ya para lo nuestro.
ENANO 1 : Entonces...
CARDENAL : No hay pasión sin imágenes.
ENANO 1 : ¿Pero y entonces?
CARDENAL : Ya no te puedo celar sin la imagen inventada.
Porque te celaba con esas imágenes. Y por eso me alegran
tus ausencias. Y espero tu llegada plácidamente.
ENANO 1 : ¿Me querés?
CARDENAL : Quiero sólo lo que invento, y ya no puedo
inventarte.
ENANO 1 : ¿Entonces?
CARDENAL : Ahora estás vos. Desnudo sin inventos.
ESCENA X

ENANO 1 : ¿Cómo fue que pasó?


ENANO 2 : No me acuerdo.
ENANO 1 : Mentiras, no querés contarme la verdad.
ENANO 2 : Te juro que no me acuerdo.
ENANO 1 : pero El te contó todo.
ENANO 2 : No es lo mismo.
ENANO 1 : ¿Cómo no es lo mismo?
ENANO 2 : Cada uno tiene su versión de los hechos.
ENANO 1 : Llevó tiempos.
ENANO 2 : Toda preparación exige tiempo.
ENANO 1 : Te envidio.
ENANO 2 : Siempre me envidias.
ENANO 1 : ¿Cuándo?
ENANO 2 : Cada vez que El deja de tocarte y me mira a mí.
ENANO 1 : ¿Qué decía?
ENANO 2 : ¿Quién?
ENANO 1 : El.
ENANO 2 : Nada, no podía hablar.
ENANO 1 : Pero pudo haberlo hecho.
ENANO 2 : Ya hizo demasiado.
ENANO 1 : ¿Y qué pasó al final?
ENANO 2 : Lo de siempre.
ENANO 1 : ¿Qué?
ENANO 2 : Aflojó sus esfínteres.
ENANO 1 : ¡Qué asco!
ENANO 2 : Es lo último en aflojar.
ENANO 1 : Te habrá caído mal.
ENANO 2 : Lo consideré como sus últimas declaraciones.
ENANO 1 : ¿Y vos qué hacías?
ENANO 2 : Miraba.
ENANO 1 : ¿Tuviste lástima?
ENANO 2 : ¿Lástima?
ENANO 1 : ¿El pudo decirte algo?
ENANO 2 : Solo murmuró.
ENANO 1 : ¿Qué?
ENANO 2 : Que siempre jugásemos por los bordes.
ENANO 1 : ¿Y después?
ENANO 2 : Un golpe sordo. Casi no lo sentí. Tuve la certeza
que mi cuerpo me había abandonado. Pensé que no era tan
terrible como decían. No tuve miedo. Formaba parte de una
textura diferente. De una sustancia propia, yo era una
larga cadena de sueños, de imágenes y de recuerdos. Me
había convertido en eso.
ENANO 1 : Murmullos, sólo murmullos.
ENANO 2 : No entiendo.
ENANO 1 : Nunca entendés.
ENANO 2 : ¿Vendrá?
ENANO 1 : Siempre lo hace.
ENANO 2 : Nunca falla, tendríamos que prepararnos.
ENANO 1 : ¿Para qué?
ENANO 2 : Para saber responder.
ENANO 1 : Ya no tiene nada que preguntar.
ENANO 2 : Vaya uno a saber.
ENANO 1 : ¿Y si nos pregunta por El?
ENANO 2 : Diríamos que no lo conocemos.
ENANO 1 : Que nunca lo hemos visto.
ENANO 2 : ¿Nos creerá?
ENANO 1 : Vaya uno a saber.
ENANO 2 : Ya no pregunta para obtener respuestas concretas.
ENANO 1 : ¿Entonces?
ENANO 2 : Quiere solo mostrarnos que el que pregunta es el
que manda y el que responde es el que obedece.
ENANO 1 : Esas fueron sus palabras.
ENANO 2 : Bellísimas.
ENANO 1 : Es cierto.
ENANO 2 : Deberíamos olvidarlas.
ENANO 1 : Pero las recordaste.
ENANO 2 : Ya las olvidé.
ENANO 1 : ¿Cómo olvidar las enseñanzas?
ENANO 2 : Es peligroso recordarlas.
ENANO 1 : ¿Entonces?
ENANO 2 : Me cansan tus preguntas.
ENANO 1 : ¿Entonces?
ENANO 2 : Olvidemos a El y sus enseñanzas.
ENANO 1 : ¡No recordaremos jamás nada!
ENANO 2 : Nunca más, nada.
ENANO 1 : ¡Me gustás tanto!
ENANO 2 : No es hora de hacer el amor.
ENANO 1 : ¡Estoy feliz!
ENANO 2 : ¿Por qué?
ENANO 1 : Hemos olvidado todo.
ENANO 2 : Ensayemos: ¿Dónde naciste?
ENANO 1 : Lo olvidé.
ENANO 2 : ¿Tu padre cómo se llama?
ENANO 1 : No recuerdo.
ENANO 2 : ¿De qué nacionalidad sos?
ENANO 1 : No lo sé.
ENANO 2 : Perfecto. Vamos bien. ¿Te acordás algunas de sus
viejas enseñanzas?
ENANO 1 : ¿De quién?
ENANO 2 : De El.
ENANO 1 : No sé quién es El.
ENANO 2 : ¡Magnífico! ¿Tuviste ideales?
ENANO 1 : Lo he olvidado.
ENANO 2 : ¿Quién sos?
ENANO 1 : Lo decís en broma. Acaso no me conocés.
ENANO 2 : Me tenés que olvidar.
ENANO 1 : No puedo,.
ENANO 2 : ¿Por qué?
ENANO 1 : Tengo miedo.
ENANO 2 : Tenés que intentarlo al menos.
ENANO 1 : ¿Para qué?
ENANO 2 : Para cuando vuelva.
ENANO 1 : Si te olvido no sé quien soy.
ENANO 2 : Probá, experimentá, actuá, capacitate, los
tiempos cambian.
ENANO 1 : ¿Quién sos?
ENANO 2 : No recuerdo.
ENANO 1 : Debiste decir otra cosa.
ENANO 2 : ¿Por qué?
ENANO 1 : Al fin y al cabo nos conocemos desde siempre.
ENANO 2 : ¿Quiénes?
ENANO 1 : Vos y yo.
ENANO 2 : Disculpame, no te conozco, jamás te he visto en
mi vida.
ENANO 1 : No puedo creer lo que decís.
ENANO 2 : Olvidame. No debemos recordar.
ENANO 1 : Es verdad. No sé quien sos, nunca te he visto, no
recuerdo quien soy, no recuerdo haber tenido ideales, ni
enseñanzas, ni el nombre de mi padre, ni el de mi madre, ni
haber nacido.
ENANO 2 : ¡Lo lograste al fin!

ESCENA XI

(A UNA SEÑA DEL CARDENAL UN ENANO AGARRA BRUSCAMENTE AL


OTRO. LE PONE UNA VENDA EN LOS OJOS. EL CARDENAL LE DA UN
REVOLVER)

CARDENAL : Lo que quieras.


(EL ENANO APUNTA. NO QUIERE HACERLO. EL ENANO VENDADO
TIEMBLA. EL OTRO APUNTA. HACE FUEGO, GIMIENDO. SE LEVANTA.
HUYEN LOS DOS)
CARDENAL : Para recordar.

ESCENA XII

(LOS ENANOS SE CUELGAN UNO EN CADA HORCA Y ALLI JUEGAN A


LOS AHORCADOS)

ENANO 1 : Me di cuenta que no me quería más porque ya no me


celaba cuando llegaba tarde.
ENANO 2 : ¿Cuándo?
ENANO 1 : Cuando llegaba tarde a la noche no me celaba, le
era indiferente.
ENANO 2 : Cuando llegabas tarde.
ENANO 1 : No había escenas de celos.
ENANO 2 : ¡Qué pena!
ENANO 1 : Pensé que me engañaba.
ENANO 2 : ¿Cuándo?
ENANO 1 : Como no me celaba, no me quería, si no me quería,
me engañaba.
ENANO 2 : Te diste cuenta.
ENANO 1 : Me di cuenta a tiempo.
ENANO 2 : Debiste sufrir mucho.
ENANO 1 : Mucho.
ENANO 2 : ¿Le preguntaste?
ENANO 1 : ¿Qué?
ENANO 2 : Si te engañaba.
ENANO 1 : No hubo tiempo.
ENANO 2 : ¿Por qué?
ENANO 1 : Murió por los golpes.
ENANO 2 : No tuviste tiempo.
ENANO 1 : Otra vez será.
ENANO 2 : ¿Cuándo?
ENANO 1 : Siempre preguntás lo mismo.
(SALEN DE LAS HORCAS)

ESCENA XIII

CARDENAL : Nadie entiende. Nadie me comprende. Todos


quieren respuestas inmediatas. Respuestas instantáneas.
Nadie comprende nuestra soledad. Me siento
irremediablemente solo. Esa es la única verdad. Todas las
responsabilidades recaen sobre mí. Todos exigen, todos
piden. Nadie comprende que nuestra dieta de alimentación
balanceada requiere tiempo, que nuestra gran tarea es
científica, que la ciencia necesita tiempo. No es fácil
introducir milimétricas combinaciones de yerbas, vitaminas,
minerales. Requiere profundos estudios especializados...
Hemos logrado nuestra dieta en base a profundos
sacrificios, a horas interminables de trabajo que lo hemos
robado a nuestra familia... Hemos logrado una dieta que es
capaz de modificar el pensamiento de la gente. Hemos
logrado transformar el campo de las ideas. Hemos
transformado un tipo de pensamiento por su opuesto, en su
signo contrario. Los mejores poetas son hoy nuestros
mejores ideólogos. Nuestros mejores ideólogos... ¡Bestias!
¡Asnos! ¡Para ustedes, ingratos, siempre ingratos, hemos
conseguido la dieta balanceada dosificada en un esfuerzo
inimaginable! ¡Nadie! Les hemos ayudado a distinguir lo
crudo de lo cocido ¡Entiéndanlo bien, asnos! Nadie logró la
transformación que estamos logrando. ¡Nadie! ¡NA-DI- E!...
¿Y qué recibo, en cambio, de parte de ustedes? No caricias
en mis grandes momentos de soledad. No consuelo en mis
grandes momentos de infortunio. No aliento en mis grandes
momentos de desesperación y de incertidumbre. ¡Solo recibo
reclamos! ¡Exigencias!... ¡Siempre exigencias! (LLORA. LOS
ENANOS LLORAN EN DOBLE IMAGEN) ¡Qué solo me siente, Padre
mío! ¡A que dura prueba me has sometido! ¡Perdónalos, no
saben lo que hacen! ¡Solo tú me acompañas en este largo
trayecto de sacrificios! ¡Necesito amor!... Solo les he
pedido tiempo, un poco de tiempo. Pero ustedes, miserables
muertos de hambre, que solo comen porotos y chauchas hoy
reciben lo mejor de la dieta balanceada... ¿Qué me
responden? ¡Que tienen hambre, que bajan de peso, que
extrañan los tiempos de las chauchas, los porotos! ¿Qué
tienen que ver las chauchas con la ciencia? Queremos
asegurar la felicidad de sus nietos y ustedes, abuelos
desnaturalizados nos exigen, nos piden, nos asedian... ¡No
nos dan tiempo a construir el futuro de sus nietos!
¡Abuelos hijos de puta!... ¡Son, han sido siempre, una
manga de analfabetos muertos de hambre que sólo quieren
comer, indigestarse, mientras nosotros nos desgastamos en
el trabajo diario y cotidiano, sacrificándonos por sus
nietos!... ¡Cómo escasea la espiritualidad! ¡Oh, Dios mío,
perdónalos, no saben lo que hacen!... Chaucha y porotos...
gases putrefactos... (SE ARRODILLA Y ABRE LOS BRAZOS)
¡Perdónalos!
ENANOS : (REPITEN EN ESPEJO) ¡Perdónalos! ¡Perdónalos!
(SE OYEN SONIDOS AFUERA. LOS TRES QUEDAN EXPECTANTES UN
MOMENTO. LUEGO, EL ENANO 2 SALE CORRIENDO)

ESCENA XIV

ENANO 2 : (ENTRA CORRIENDO) ¡Señor Cardenal! ¡EStá


llegando!
CARDENAL : Por fin. (EL OTRO ENANO SE ESCONDE)
(SE OYEN FUERTES PASOS DE ALGUIEN QUE SE ACERCA. ES EL
UNICO SONIDO. LOS TRES PERSONAJES INMOVILES ESCUCHAN EL
DEVENIR DE LOS PASOS, CADA VEZ MAS PROXIMOS)
ENANO 2 : ¡Se acerca!
(DE IMPROVISO SE DEJAN DE OIR LOS PASOS)
ENANO 2 : ¡Se detuvo!
CARDENAL : ¡Por qué!
ENANO 2 : Le ofrece caramelos a los niños y a los viejos.
CARDENAL : ¡Cuánta dignidad!
ENANO 2 : Viene corriendo. (PASOS DE CARRERA. EXPECTATIVA.
SE OYEN CADA VEZ MAS NITIDOS) Viene llegando. (LOS PASOS DE
CARRERA SE ALEJAN) Tomó camino equivocado.
CARDENAL : ¿Y ahora?
ENANO 2 : Se detuvo. parece fatigado. (PAUSA. LA CARRERA ES
RETOMADA) ¡Ya viene!
Ya viene hacia aquí. (PASOS) ¡Abre sus brazos!
CARDENAL : ¡Feliz de encontrarnos otra vez!
(SIGUEN LOS PASOS DEL CORREDOR UNOS INSTANTES. EL ENANO
COMIENZA A GEMIR. UNA VEZ ALCANZADO EL PUNTO DE MAYOR
CERCANIA, LOS PASOS COMIENZAN A ALEJARSE, COMO SI PASARA
POR EL LUGAR SIN DETENERSE. EL ENANO 2 SALE CORRIENDO TRAS
EL)
CARDENAL : (ARRODILLANDOSE) ¡Oh, Padre! Dame fuerzas para
aguantar tus pruebas.
(EL ENANO 1 SE AGACHA Y APOYA LA CABEZA EN EL PISO)
CARDENAL : (EUFORICO) ¿qué escuchás?
ENANO 2 : Jadeos... Gritos ensordecedores... Murmullos...
CARDENAL : Los últimos gritos de la Resistencia. ¡El último
momento! ¿Qué escuchás?
ENANO 1 : Gritos armoniosos. Sonidos armónicos.
CARDENAL : No hay sonido más bello que el que emiten los
poetas cuando resisten. Sus últimos momentos. Es la
expresión más pura de la energía metafórica desbordada.
¿Qué más?
ENANO 1 : Parecen contentos.
Cantan entre ellos. Aplauden.
CARDENAL : El momento de la Entrega. La muerte de la
metáfora. Es un jadeo interminable. La cicatriz que no se
debe olvidar... La marca del final. ¿Qué escuchás ahora?
ENANO 1 : Nada.
CARDENAL : ¿Cómo nada?
ENANO 1 : No hay más nada.
CARDENAL : ¿Seguro?
ENANO 1 : Seguro.
CARDENAL : (ASUSTADO) ¿Y ahora?
ENANO 1 : Solo silencio. Ahora silencio absoluto. (SALE)
CARDENAL : Cuando caminaba contigo de la mano y me
enseñabas los pequeños senderos, nunca te pude decir cuánto
te quería, padre, porque solía avergonzarme cada vez que me
lo proponía, y tú me decías sonriendo que iba a
arrepentirme el día que no estuvieses más, mientras me
acariciabas tiernamente la cabeza. Hoy, cuando espero que
alguno de ellos me diga la palabra de amor que estoy
anhelando y no la pronuncian, comprendo por qué nunca pude
decirte: te quiero, papá y entonces te comprendo y los
comprendo a ellos... ¡Oh, Dios! ¿Por qué siempre somos tan
pudorosos?
(EL ENANO 2 ENTRA CORRIENDO)
ENANO 2 : Dice que volverá mañana a esta misma hora, que lo
esperemos como siempre, que no faltará. (GIME)
CARDENAL : ¿Pero no dijo que llegaba hoy?
ENANO 1 : Algún retraso seguramente.
CARDENAL : También ayer pasó lo mismo. ¿Cuando vendrá?
ENANO 2 : Me aseguró que mañana a primera hora.
CARDENAL : ¿Seguro?
ENANO 2 : Me dijo que mañana estará aquí, señor CARdenal.
CARDENAL : Decile que lo espero, que no falte, por favor.
ENANO 2 : Así lo haré, señor.
(SALE. SIEMPRE GIMIENDO)
CARDENAL : (MIRANDO HACIA ARRIBA) No me abandones, sígueme
guiando, padre. ¡Qué solo me siento a veces, Padre, en este
camino tan difícil! ¡Cuánta orfandad!

ESCENA XV

(EL CARDENAL SE LEVANTA DEL TRONO Y CONVOCA A LOS ENANOS AL


ENSAYO DEL CORO. LOS ENANOS CANTAN BAJO LA DIRECCION DEL
CARDENAL, CON INDIFERENCIA)

"El Cardenal, el Cardenal


Qué bellas piernas, Cardenal
Qué bello eres, Cardenal
Qué bueno eres, Cardenal
Qué genio eres, Cardenal
Contigo llegaremos a la meta deseada
Cardenal
Cardenal
Qué bellas piernas, Cardenal
Gracias por todo, Cardenal
Gracias por todo, Cardenal"
(EL CARDENAL DA POR TERMINADO EL ENSAYO. SE SIENTA EN EL
TRONO. ESTA MUY CANSADO. DORMITA)
CARDENAL : (ENTREDORMIDO) Qué infinito cansancio tengo a
veces...
(DUERME. LOS ENANOS SE ARROJAN SOBRE EL. LO ACARICIAN
FRENETICAMENTE)

ESCENA XVI

(EL CARDENAL SE DESPIERTA EXCITADO. EL ENANO 2 EMITE SUS


ANGUSTIOSOS GEMIDOS DE PERRO DURANTE TODA LA ESCENA)

CARDENAL : (A UNO Y OTRO ENANO) Así, así... Decime qué


sos... Decime qué grande eres, Cardenal...
Genio... Qué genio eres... Decímelo...
Besos más besos...
Gemí más...
Decime qué piernas...
Decime qué piernas...
(DE PRONTO, EN MEDIO DEL JUEGO EROTICO, EL ENANO 1 LE
SUJETA EL CUELLO AL CARDENAL CON UNA SOGA)
(EL ENANO 2 TOMA UNA CADENA Y LA ESGRIME, GIMIENDO MAS QUE
NUNCA)
(EL CARDENAL PERCIBE EL PELIGRO. SABE QUE NO SE TRATA DE UN
SIMULACRO MAS)
(EL ENANO 2 LE PEGA CON LA CADENA SOBRE EL ROSTRO)
(LA LUCHA ENTRE EL CUERPO DEL CARDENAL Y LOS CUERPOS DE LOS
ENANOS ES INTENSA)
CARDENAL : ¡Las piernas! ¡No!
¡Las piernas! ¡No!
(EL CUERPO DEL CARDENAL SE ESTREMECE. HAY SANGRE SOBRE SU
ROSTRO. SOBREVIVEN LOS ULTIMOS ESTERTORES. QUIETUD EN EL
CUERPO DEL CARDENAL. lOS ENANOS PARECEN NO PERCIBIRLO.
SIGUEN UN TIEMPO MAS, MECANICAMENTE, LAS ACCIONES DEL
CRIMEN. POR FIN, EXTENUADOS, LE ABREN LA BATA, SE MONTAN
SOBRE SUS PIERNAS Y SE QUEDAN MIRANDOLAS HIPNOTICAMENTE UN
LARGO RATO. SOLO SE OYE EL AHOGADO GEMIDO DEL ENANO 2. EL
CARDENAL SE LEVANTA BRUSCAMENTE. LOS ENANOS LO SIGUEN)
CARDENAL : Cada gesto en el límite de la perfección.
(EL CARDENAL SE SUBE A LA HORCA PRINCIPAL Y SE CUELGA DE
ELLA. LOS ENANOS SE DIRIGEN A SUS HORCAS RESPECTIVAS.
CANTAN EL HIMNO AL CARDENAL. LAS TRES HORCAS QUEDAN
ILUMINADAS)

FIN

Miembro del Jurado


de Roberto Perinelli

Tenemos la involuntaria tendencia a hacer rodar una pelota


de fútbol antes de darle un puntapié.

PERSONAJES:
MEJIA
SIMON
ESTER

EL CUARTO DONDE SE DESARROLLA LA ACCION ESTA UBICADO EN EL


PRIMER PISO DE UNA CASA VIEJA. LA PUERTA DE ENTRADA SE
HALLA A LA IZQUIERDA, EN UNO DE LOS LATERALES, Y ABRE HACIA
EL DESCANSO DE UNA ESCALERA QUE CONDUCE A LA CALLE. ADEMAS
CUENTA CON UNA VENTANA QUE DA AL EXTERIOR, CERRADA EN ESTOS
MOMENTOS.
EN EL MISMO LATERAL DONDE SE ENCUENTRA ESTA PUERTA DE
ENTRADA SE UBICA UNA PEQUEÑA COCINA, SEPARADA POR UNA PARED
CON UNA ABERTURA SIN PUERTA DEL AMBITO PRINCIPAL. EN EL
LATERAL CONTRARIO, OTRA PARED SIN PUERTA, EN REALIDAD UNA
PEQUEÑA ARCADA, CONDUCE A UN SEGUNDO CUARTO, DEPENDIENTE
DEL PRIMERO, USADO COMO DEPOSITO; ALLI, AL FONDO, EN LA
OSCURIDAD, SE HALLA EL BAÑO.
EL RECINTO SE UTILIZA COMO TALLER DE CERRAJERIA.
ESTANTERIAS Y VARIOS MUEBLES DE CAJONES, ARRINCONADOS
CONTRA LAS PAREDES, COBIJAN HERRAMIENTAS Y ELEMENTOS AFINES
CON LA ACTIVIDAD. SE SUMA UNA LARGA MESA, UBICADA EN EL
CENTRO, CON UNA MORSA DE HIERRO INSTALADA EN UN EXTREMO.
DEL TECHO CUELGA UNA UNICA LUZ, DESTINADA A ILUMINAR LA
MESA DE TRABAJO Y, COMO CONSECUENCIA, EL RESTO DE LA
HABITACION. EL AUSTERO MOBILIARIO SE COMPLETA CON ALGUNAS
SILLAS; SE PUEDE ADVERTIR QUE LA MITAD, POR LO MENOS,
PRESENTAN DETERIOROS QUE LAS HACEN INUTILIZABLES.
TODO ES GRIS, SUCIO DE MUGRE: LAS PAREDES MANCHADAS, LAS
PUERTAS Y LA VENTANA SUCIAS DE GRASA ALREDEDOR DEL
PICAPORTE Y DE LA FALLEBA, LOS VIDRIOS OPACOS A CAUSA DE LA
TIERRA ACUMULADA.
UN TELEFONO PERMANECE SOBRE UNA REPISA COLGANTE, UBICADA
ESTA EN UN RINCON.

MEJIA ENTRA AL RECINTO. RESPIRA AFANOSAMENTE, FATIGADO,


CONSECUENCIA DE HABER TENIDO QUE CORRER PARA LLEGAR HASTA
AQUI Y, PARA COLMO, VERSE EN LA OBLIGACION DE TREPAR LA
ALTA ESCALERA DE LA CASA. DEJA LA PUERTA ABIERTA A SUS
ESPALDAS, MIENTRAS INVITA CORDIAL, PERSUASIVO -SIEMPRE
ENTRECORTADO POR LA FATIGA- A ALGUIEN QUE LLEGA DETRAS
SUYO.

MEJIA : Pase, pase... Ya llegamos.


MEJIA, QUIEN VISTE PANTALON Y CAMISA, GUARDA LAS LLAVES EN
EL BOLSILLO Y DETIENE SU INTENCION DE SEGUIR CAMINO HACIA
EL DEPOSITO CONTIGUO, ADVERTIDO DE QUE SU ACOMPAÑANTE,
TAMBIEN MUY FATIGADO, PERMANECE EN EL UMBRAL, HACIENDO CASO
OMISO DE LA INVITACION. GIRA Y LO MIRA INTERROGANTE.

SIMON : ¡Ufff, qué corrida! Uno ya no está para estos


trotes... No sé usted, pero lo que es yo... (ADVIERTE QUE
MEJIA SIGUE MIRANDOLO, A LA ESPERA. SE EVADE, ESCONDIENDO
SU DESCONFIANZA) ¿Aquí es?
MEJIA : Aquí, sí. Pase. ¿Qué esperaba encontrar? ¿Un
palacio?
SIMON : (FESTEJA RIENDO) ¡Un palacio! Ridículo... Un
palacio...
MEJIA : ¿O todavía sigue desconfiando...?
SIMON : (DESECHA LA SUGERENCIA CON UN GESTO COLERICO)
Déjese de macanas... ¡Termine con esa música, amigo! ¡Yo no
tengo miedo!
MEJIA : (BURLON) Adelante entonces. Entre y cierre esa
puerta. Se llena de mosquitos.
(SIMON SE AGACHA PENOSAMENTE Y RECOGE UNA VALIJA DE BAJA
CALIDAD QUE HABIA DEJADO A SUS PIES -POR CIERTO LE ESTORBA-
. LUEGO ENTRA Y CIERRA LA PUERTA. VISTE TRAJE Y CORBATA,
TRANSPIRA COPIOSAMENTE -SE SECA CONTINUAMENTE CON UN
PAÑUELO ARRUGADO-; LA INDUMENTARIA NADA ADECUADA LO EXPONE
A SUFRIR AUN MAS LOS RIGORES DE UN FEROZ DIA DE VERANO)

MEJIA : Me parece mejor así... Sin desconfianza...


SIMON : ¿Con llave?
MEJIA : No hace falta.
SIMON : ¡Mal hecho! Camino libre para los ladrones. Esas
herramientas que veo allí cuestan una fortuna... ¡Mucha
plata...!

(SIMON SE INTERRUMPE PORQUE MEJIA NO LO ESCUCHA, SINO


ABANDONA DE PRISA EL RECINTO Y DESAPARECE DENTRO DEL
DEPOSITO. SE OYE EL GOLPE DE UNA PUERTA AL CERRARSE)
(SIMON SUPERA SU FATIGA PARA ESPIAR CON PREMURA E INQUIETUD
POR TODOS LOS RINCONES, TAMBIEN LA COCINA Y EL DEPOSITO,
PERO SIN DEJAR LA HABITACION, ASOMANDOSE RECELOSAMENTE A
TRAVES DE LAS PUERTAS. NO DESCUBRE NADA PERTURBADOR Y ESA
CERTEZA LO VA TRANQUILIZANDO. RECIEN PARECE ADVERTIR LAS
MOLESTIAS QUE LE PRODUJO LA VALIJA -CARGADA DE UN LADO A
OTRO EN EL CURSO DE SU RAPIDA INSPECCION-, Y LA ARROJA
DESAPRENSIVAMENTE EN UN RINCON, BAJO EL TELEFONO. LUEGO
SACA UN ATADO DE CIGARRILLOS DEL BOLSILLO. EN ESE MOMENTO
REGRESA MEJIA, SE SIENTE OBLIGADO A OFRECERLE UNO, PERO CON
AMABILIDAD RETICENTE)

SIMON : ¿Fuma?
MEJIA : Gracias, no fumo.
SIMON : ¡Suerte, amigo! Apenas me quedan dos. (SE LLEVA UN
CIGARRILLO A LOS LABIOS, LO ENCIENDE) Despues tendría que
bajar a comprar.
MEJIA : (LO ACUSA, SEÑALANDO EL CIGARRILLO CON UN DEDO) Ahí
tiene la causa de que no pueda correr veinte metros sin
caerse al suelo.
SIMON : Cierto, sí... Pero quién consigue dejarlo. Yo no
aguanto sin fumar. Además a usted no se lo ve mejor que a
mí.
MEJIA : Enseguida me recupero. ¿Tiene necesidad de ir al
baño?
SIMON : ¿Al baño? No, yo no.
MEJIA : Por cualquier cosa está allí, al fondo. (SEÑALA EL
INTERIOR DEL DEPOSITO) Yo no aguantaba más.
SIMON : ¿No hay nadie aquí?
MEJIA : (BURLON) Nadie que yo sepa... (INDICA VAGAMENTE EL
RECINTO Y LOS CONTIGUOS) Puede entrar y fijarse. Mirar
debajo de la mesa...
SIMON : (DESECHA LA PROPUESTA CON UN GESTO MALHUMORADO) Si
usted lo dice... Pregunté por preguntar... (MEJIA RIE
MORDAZ, NO LE CREE) Déjese de joder, ¿quiere?
MEJIA : ¿Por qué no se sienta? Póngase cómodo. Lo veo muy
tenso.
SIMON : (MASCULLANDO SU FASTIDIO) Y sigue con la misma
música.

(MEJIA LE DA LA ESPALDA. DE PRONTO GIRA, RAPIDAMENTE, Y


PATEA EL PISO CON UN PIE, LO QUE PRODUCE UN ESTALLIDO,
PARECIDO A UN DISPARO. SIMON SE SOBRESALTA, RETROCEDE A LA
DEFENSIVA, SE CUBRE)

MEJIA : (RIENDO) ¿Ve? ¿Ve cómo tengo razón? Tenso, un


pedazo de acero... Si uno lo toca seguro que suena:
¡tiiinnn!, como una cuerda de violín.

(SIMON QUEDA SIN ARGUMENTOS. SUSPIRA, RECUPERADO DEL SUSTO,


CONTENIENDO SU IRRITACION)

SIMON : ¿Dónde puedo sentarme?


MEJIA : (SEÑALA LAS SILLAS) Tenga cuidado, algunas no están
muy bien... Las patas rotas.
SIMON : (PROBANDO UNA SILLA) Con tal que sirva para apoyar
el culo... (SE SIENTA Y, ALIVIADO, ESTIRA LAS PIERNAS) La
corrida y esa escalera me mataron.
MEJIA : Esta es una casa muy vieja.

(SIMON SE ACARICIA LAS PIERNAS Y TERMINA TANTEANDOSE LOS


PIES, QUE SON LOS QUE REALMENTE LE DUELEN)

MEJIA : Debían regalar los ladrillos.


SIMON : (SE DESCONCIERTA, NO ENTIENDE) ¿Qué?
MEJIA : Digo... Debían encontrar los ladrillos tirados por
la calle (SIMON SIGUE SIN ENTENDER) Por eso hacían
semejantes paredes, tan altas.
SIMON : (COMPRENDE, SE TRANQUILIZA) ¡Ah, sí!... ¿Cierto,
no? Así era antes.
MEJIA : Ahora le hacen tres pisos en lugar de uno.

(AHORA ES SIMON QUIEN HA DEJADO DE ATENDER A MEJIA -


EMBARCADO EN UN TEMA QUE NO LE INTERESA-, Y SE DEDICA A
QUITARSE LOS ZAPATOS QUE LE MORTIFICAN LOS PIES)

SIMON : Estos zapatos que me dieron me hacen doler los


pies. Me aprietan una barbaridad en la punta. Justo allí
tengo un callo...
MEJIA : ¿Se los dieron?
SIMON : Sí, claro. No son los míos (SE ACARICIA Y FRIEGA
LOS PIES DOLORIDOS) Vaya a saberse dónde pudieron ir a
parar los míos. Me obligaron a entregarlos. Todo, los
zapatos, la ropa... ¿A quién se los voy a reclamar ahora?
Casi nuevos. Seguro que algún guardián se los llevó y los
usó... Ya los habrá gastado también y tirado a la basura.
(RIE, BURLANDOSE DE SU DESGRACIA)
MEJIA : (DESPECTIVO) Mala gente. No tenían derecho.
SIMON : (SE ALZA DE HOMBROS) Así es la cosa, amigo, qué se
le va a hacer. No se puede protestar...
MEJIA : ¿Y el resto?
SIMON : ¿El resto?
MEJIA : ¿Eso que lleva puesto...?
SIMON : Ah, no. Es lo mío... Este traje es el que llevaba
cuando caí. Y la camisa y la corbata... Me devolvieron
todo. Un poco pasado de moda, ¿no?
MEJIA : A quién le importa eso. Sirve para vestirse
decentemente, con eso basta.
SIMON : Parece que a nadie le quedó bien. Me lo guardaron
en una bolsa de plástico, de ahí que esté tan arrugado...
¡Pero mis zapatos! Ya le dije, casi flamantes... (SE SIGUE
ACARICIANDO LOS PIES) Para colmo tuvimos que correr. ¡Y esa
escalera de mierda! Creí que no llegaba, que los pies se me
iban a reventar: ¡pafff!, como una naranja (PAUSA) ¿Lo
mojaron a usted?
MEJIA : (ASIENTE, FASTIDIADO) Tengo la espalda empapada.
SIMON : (RIE, BURLON) ¡Joderse, amigo!
MEJIA : (MOLESTO) ¡Todavía me toma el pelo!
SIMON : ¡También usted! A quién se le ocurre pararse a
decir discursos. ¿Usted creyó que esos pibes lo iban a
escuchar? ¡No! ¡Si tenían toda la sana intención de
mojarnos de arriba a abajo! Había que salvarse, disparar lo
más rápido posible.
MEJIA : (COLERICO) ¡Mocosos!
SIMON : ¡Eh! No se ponga así. Son chicos. ¿Acaso cuando
usted era...?
MEJIA : ¡No! ¡Se equivoca! Jugábamos entre nosotros,
quedábamos hechos sopa, pero nada de mojar a cualquiera, a
la gente que pasaba por la calle.
SIMON : (IRONICO) ¡Qué educadito! Una monada de criatura...
MEJIA : Le tenía miedo a las palizas de mi viejo, eso es lo
que pasa. ¿Lo mojaron a usted?
SIMON : Un poco el pantalón... Apenas...
MEJIA : ¡Ahora comprendo! Por eso le hace tanta gracia.
SIMON : (RIE DIVERTIDO, BURLANDOSE DE MEJIA) ¡Carnaval,
carnaval! ¡Y al que no le gusta, que se joda!
MEJIA : (FASTIDIADO) Lindo criterio. ¡Muy bien!

(SIMON SIGUE RIENDOSE, BURLANDOSE DE MEJIA. SACA UNA


MATRACA DEL BOLSILLO Y LA HACE SONAR)

MEJIA : (SORPRENDIDO) ¿Y eso? ¿Se la regalaron al salir?


SIMON : No, no... Cómo se le ocurre. No hacen esta clase de
regalitos, amigo. Dan sermones... ¡Ufff!, una lata que no
terminaba nunca, para qué contarle. Se la quité a uno de
los chicos.
MEJIA : (ASOMBRADO) ¿Se la quitó?
SIMON : ¿No me vio usted? (MEJIA NIEGA CON LA CABEZA)
Delante suyo... ¿Usted vio a ése que hacía un bochinche
bárbaro?... (MEJIA VUELVE A NEGAR CON LA CABEZA) Ese
chiquito, de pantalón azul...
MEJIA : No lo vi, Simón. Era un montón de chicos...
SIMON : Se la quité y listo, así no jode más a nadie.
MEJIA : ¡Salvaje!
SIMON : ¡Peor usted, que les quiso pegar!
MEJIA : ¿Cómo que les quise pegar? ¿De dónde sacó eso?
Quería convencerlos de que a nosotros no tenían que
mojarnos.
SIMON : ¿No les tiró un sopapo?
MEJIA : ¡De ninguna manera!
SIMON : ¿Soy ciego yo?
MEJIA : ¡Ciego no! ¡Pero medio bruto, sí! ¿Cómo se le
ocurre que yo le voy a dar un golpe a un mocosito que
apenas sobresale del suelo?
SIMON : (HERIDO EN SU AMOR PROPIO) ¿Medio bruto? Y ex-
presidiario... Se olvidó de eso. Es importante. Medio bruto
y expresidiario para colmo.
MEJIA : (RETROCEDE, AMISTOSO) Simón, yo no quise decir eso.
SIMON : (IRONICO) ¿Ahora soy sordo también?
MEJIA : Lo dije, sí, pero no lo quise decir.
SIMON : ¿A qué está jugando? ¿Lo dijo pero no lo quiso
decir? ¿Quién lo entiende a usted?
MEJIA : Uno usa palabras que... (SE CONFUNDE, NO SABE COMO
EXPLICARSE)
SIMON : Aunque no hubiera dicho nada, amigo, a mí no me
engaña. (MEJIA LO MIRA EXTRAÑADO, SIMON LO ACUSA CON EL
DEDO) Usted conmigo no se siente a gusto. Cállese, no diga
nada. Me di cuenta en el viaje... No se lo veía cómodo.
como si le molestara que yo estuviera sentado al lado suyo.
¿Tenía miedo de que lo vieran sus amistades? Oiga, no crea
que todo el mundo se iba a dar cuenta que yo acabo de salir
de la cárcel... No me pusieron un cartel en el pecho.
Además usted es peor que yo, mucho peor...
MEJIA : (PREFIERE NO CONTINUAR CON EL TEMA) Enseguida le
aviso al jefe que ya está aquí.
SIMON : ¡Eso, eso! Lo hubiera hecho apenas entramos. Cuánto
más pronto le avisa, más pronto me saca de encima.

(MEJIA DESOYE EL REPROCHE: VA AL TELEFONO Y COMIENZA A


DISCAR UN NUMERO)

SIMON : (LO INTERRUMPE) ¿Y después qué va a pasar?


MEJIA : (CORTA LA COMUNICACION) Veremos qué dice él. Es el
que da las órdenes.
SIMON : (ASIENTE) Háblele de una vez.
(MEJIA VUELVE A MARCAR Y SIMON HACE SONAR SU MATRACA DE
CARNAVAL. MEJIA INTERRUMPE EL GESTO, SE VUELVE HACIA SIMON
Y LO OBSERVA. ESTE LE DEVUELVE LA MIRADA)

MEJIA : (AMABLE, CUIDANDO EL TONO) No podría oír nada con


el ruido que hace usted.
SIMON : (ACEPTA CON UN MOVIMIENTO DE CABEZA Y ARROJA LA
MATRACA SOBRE LA MESA) Hable tranquilo.

(MEJIA, POR FIN, DISCA EL NUMERO)

MEJIA : ¿Hola, jefe? Sí, aquí yo... (PAUSA) Tengo a Simón


(PAUSA) Sí, está aquí, conmigo... (PAUSA, LUEGO AHOGA EL
AURICULAR Y COMENTA CON SIMON) Me pregunta si usted
desconfió algo, si aceptó venir enseguida o hizo muchas
preguntas...
SIMON : (FASTIDIADO) Dígale, de parte mía, que se vaya al
carajo.
MEJIA : (AHOGA LA RISA) ¿No sabe con quien se mete, eh?
SIMON : (SIMULA ASUSTARSE) ¡Uhhh!, cierto, tiene razón...
Vea cómo tiemblo.
MEJIA : (VUELVE AL TELEFONO) ¿Jefe? (PAUSA) ¿Qué hacemos?
(PAUSA) No, no, está tranquilo. Bastante dispuesto el
hombre... (VUELVE LA ATENCION A SIMON, AHOGANDO EL
AURICULAR) De nuevo con lo mismo... (VUELVE AL TELEFONO) Yo
lo veo bien, jefe. Me gusta, parece buen elemento (PAUSA)
Lo que usted diga, jefe... (PAUSA) Sí, sí... Muy bien...
Quedamos en eso (PAUSA) De acuerdo, de acuerdo...(PAUSA) No
se preocupe, no va a haber problemas... Yo le explico y el
caballero va a entender... (PAUSA) Muy bien, jefe. Pierda
cuidado. Chau (CORTA LA COMUNICACION, A SIMON) Se puso muy
contento... (ADVIERTE QUE SIMON, EN REALIDAD, AGUARDA OTRA
RESPUESTA) Por el momento tenemos que esperar.
SIMON : ¿Cuánto?
MEJIA : No me lo dijo.
SIMON : (SE IRRITA) ¿Pero cuánto? ¿Una hora, un día, un
año?
MEJIA : ¿Tiene apuro?
SIMON : ¡Aquí hace un calor bárbaro! No se puede soportar.
Salgamos, vamos a tomar un poco de fresco a la calle.
MEJIA : (NIEGA CON FIRMEZA) Va a llamar por teléfono. En
cualquier momento.
SIMON : Escuche, amigo... Vengo de estar nueve años
encerrado, entre paredes como éstas...
MEJIA : (SARCASTICO) Con rejas.
SIMON : (FURIOSO) ¡No se haga el chistoso! Quiero salir,
ver gente, ir con alguna mujer...
MEJIA : Ah, ¿ese es su problema?
SIMON : ¡Uno de mis problemas! ¡Pero a usted qué le
importa! ¡Y a ése del teléfono, menos todavía! Que Simón se
jorobe, que espere sentado en esta silla de mierda hasta
que... Esto es peor que la cárcel, amigo, allá no hacía
tanto calor, se abrían las ventanas y corría fresco. Las
rejas no paran el viento...
MEJIA : ¿Nueve años?
SIMON : Nueve años, sí señor. Me dieron quince pero salí a
los nueve por buena conducta... (REACCIONA, VUELVE A
ENOJARSE) ¡Pero si usted lo sabe! ¡Para qué me lo hace
repetir! ¿Ya hablamos de eso, no? ¡Y ahora de nuevo con la
misma música! ¿Qué le pasa, anda mal de la memoria? ¡Nueve
años, nueve años! ¡Y no me lo pregunte más!
MEJIA : No es tanto. Conozco gente que se pasó media vida.
SIMON : ¡Yo también conozco! ¡Tipos con perpetua! ¿Y eso
qué tiene que ver? Depende de lo que hayan hecho.
MEJIA : ¿Y usted qué hizo?
SIMON : ¿Yo? (SINCERAMENTE ASOMBRADO) ¿No diga que no lo
sabe?
MEJIA : No me lo dijo. Ahora no me acuse de que yo lo
sabía.
SIMON : Yo supuse que... (RECELOSO) ¿Cómo es eso? ¿Raro,
no? Sabe todo, todo... ¿Menos eso?
MEJIA : (SE ALZA DE HOMBROS) No lo sé.
SIMON : (NO LE CREE) ¡Vamos!
MEJIA : Le doy mi palabra.
SIMON : No hay caso, yo tengo razón... (MENEA LA CABEZA)
Ustedes se equivocaron de persona. Se confundieron...
(ACUSA A MEJIA) Usted fue el que se equivocó. Lo mandaron a
buscar a otro y se confundió conmigo...
MEJIA : ¿De nuevo con esas macanas? Creí que se le habían
ido de la cabeza.
SIMON : No, tengo ese asunto acá, bien metido. (SE GOLPEA
LA CABEZA) ¿Cómo quiere que no piense así? No se entiende
sinó. ¿Por qué yo? Dígame, ¿por qué yo?
MEJIA : (SE ALZA DE HOMBROS) Cuestión del jefe. Pero usted
no lo quiere entender.
SIMON : Se equivocó, se equivocó. Usted fue el que se
equivocó. Ya su jefe se lo va a decir.
MEJIA : (SUSPIRA, HASTIADO) ¿Simón se llama usted, no?
SIMON : Simón, sí señor.
MEJIA : Llegamos a lo de antes. A mí me dijeron que fuera a
buscar a un tal Simón. Salía a la mañana. ¿Salió otro
Simón?
SIMON : No, ni Simón ni nadie. Salí yo solo. Creo que
mañana sueltan al flaco Díaz... Recién mañana.
MEJIA : ¿La descripción que me dieron? ¿El físico, el color
de pelo...?
SIMON : Encaja conmigo, de acuerdo.
MEJIA : ¿Entonces?

(SIMON SUSPIRA, SE HA QUEDADO SIN ARGUMENTOS)


MEJIA : Pero no me dijeron por qué cayó preso.
SIMON : (RIE) Se les pasó el dato...(SERIO) Pero seguro que
lo saben, ¿eh? No se lo dijeron a usted, pero ellos... Su
jefe mejor dicho...
MEJIA : ¿Por qué lo pescaron?
SIMON : (EVASIVO) Metí la pata.
MEJIA : (BURLON) ¡Qué novedad! Si no fuera por eso no
hubiera ido a parar a la galera.
SIMON : ¡Ah, miren lo que dice el señor! No están todos los
que son, amigo, también encierran inocentes. La justicia se
equivoca.
MEJIA : Otra novedad.
SIMON : Puedo contarle cosas terribles. Un muchacho que yo
conocí, estaba conmigo, en el mismo pabellón, se puede
decir que nos hicimos amigos, algo amigos... Se comió no sé
cuánto tiempo por asesinato... Asesinato premeditado.
MEJIA : Grave eso.
SIMON : La tía, la tía que vivía con ellos amaneció
estrangulada. Había sido el vecino, entró por la ventana a
robar. Creyó que la vieja tenía fortuna, vaya a saber
qué... Lo descubrieron tarde, el chico ya se había cortado
las venas... ¡Delante mío, amigo! ¡Delante mío!...(TRATA DE
CALMARSE) Ufff, una barbaridad... No tiene algo para tomar.
Tengo la lengua seca, me muero de sed.
MEJIA : Agua.
SIMON : (DESPECTIVO) ¿¡Agua!? ¿Por qué no me ofrece orín de
caballo? Vaya y tráigase un buen par de cervecitas heladas.
MEJIA : Puede llamar... (SEÑALA EL TELÉFONO)
SIMON : Atiendo yo, vaya tranquilo.
MEJIA : Me corresponde a mí.
SIMON : (FASTIDIADO) ¡Ahora con eso también! ¡Siempre tiene
problemas usted! Si no es una cosa es la otra...
MEJIA : Usted es nuevo, Simón, no conoce las reglas. No se
ponga a discutirlas entonces. Las cosas son así y listo.
¡Aguántese!

(MEJIA DEJA EL RECINTO Y ENTRA A LA COCINA. SIMON QUEDA


RUMIANDO SU CONTRARIEDAD)

VOZ DE MEJIA : Todavía está a tiempo. Puede renunciar si no


le gusta.

(SIMON NO CONTESTA)
(MEJIA REGRESA CON UN ABOLLADO JARRO DE LATA LLENO DE AGUA.
SE LO OFRECE A SIMON. ESTE LO ACEPTA A REGAÑADIENTES)

SIMON : (TOMA LA TEMPERATURA DEL RECIPIENTE) Caliente.


MEJIA : Imposible conseguir hielo.
SIMON : ¿Algún vecino...?
MEJIA : En esta casa no vive nadie. Inhabitable. Llueve por
los techos, fallan las cañerías... Este es el único lugar
que más o menos se puede usar, todavía.
(SIMON BEBE PERO RETIRA LOS LABIOS ENSEGUIDA, MOSTRANDO UN
PROFUNDO DESAGRADO)

SIMON : ¡Puajjj!... ¡Qué asqueroso es esto!


MEJIA : Basta Simón, basta por favor. Deje de quejarse.
Cualquiera diría que viene de un hotel de lujo.
SIMON : Ahora soy un hombre libre, ¡por qué no voy a poder
tomar agua helada! (DEJA EL JARRO SOBRE LA MESA) Gracias
por esta exquisitez.

(MIENTRAS TANTO MEJIA HA APRETADO UN MODELO DE LLAVE EN LA


MORSA. COMIENZA A TRABAJAR EN EL, DEVASTANDOLO CON UNA
PEQUEÑA LIMA)

SIMON : (CURIOSO) ¿Qué hace? ¿Trabaja en días feriados?


MEJIA : Tengo un montón de trabajo atrasado. Van a venir a
buscarlo y no hay nada terminado. Perdí todo el día yéndolo
a buscar a usted. Supuse que iba a salir más temprano, como
me dijeron.
SIMON : Eso creía yo también. Pensé que a las siete, a las
ocho a más tardar, iba a estar en la calle. Pero me
hicieron hacer un montón de trámites. Papeles, sellos, me
sacaron una fotografía... Hasta me obligaron a almorzar
allí... Y después vino la charla del director... (REMEDA LA
VOZ DEL DIRECTOR) En este momento cumplimos en devolver un
hombre recuperado a la sociedad, espero que sepa
comportarse como un ciudadano que ha pagado su deuda...
(CON SU VOZ) ¡Anteojudo del carajo! ¡En el motín casi lo
matan al imbécil ese, lo tuvieron toda la noche apretado
contra la pared, con un cuchillo acá, en el cogote!
MEJIA : (ASIENTE) Pero al fin los liquidaron a todos.
SIMON : ¿Está enterado, eh?
MEJIA : Por ese tiempo adentro había gente nuestra. Algunos
cayeron en ese asunto...
SIMON : ¡Fue una carnicería! ¡Los bajaban como moscas!
MEJIA : Veo que usted se salvó.
SIMON : Yo no me metí. No tuve nada que ver con eso y ni me
molestaron.
MEJIA : Raro, ¿no?
SIMON : ¿Raro?
MEJIA : Los muchachos contaron que todos estaban de
acuerdo...
SIMON : (REACCIONA COLERICO) ¡Qué le importa, amigo! ¡No me
metí porque no quise meterme! ¿Acaso uno ya no es grande,
con criterio para decidir si tiene que hacer una cosa o no?
MEJIA : Cálmese. Yo estoy totalmente de acuerdo con usted.

(PAUSA)
(SIMON, SIEMPRE CURIOSO, OBSERVA EL TRABAJO DE MEJIA)

SIMON : (AFIRMA) Eso es una llave.


MEJIA : Acertó el caballero. Y esto es un taller de
cerrajería.
SIMON : Como no hay ningún cartel...
MEJIA : Por la falta que hace. Para qué gastar en un
cartel. La gente me conoce, tengo mi clientela. Además yo
no vivo de esto.
SIMON : Una pantalla, ¿eh?
MEJIA : Acertó de nuevo. Lo felicito.
SIMON : ¿A qué se dedican ustedes? (MEJIA NO CONTESTA)
¿Narcóticos? ¿Contrabando? (MEJIA SE NIEGA A RESPONDER)
Narcóticos es lo mejor. Peligroso, pero se gana bien. Hay
que saber cuando parar, y mandarse a mudar al Caribe...
Usted sabe, esos países chiquitos... ¡Ahí quién lo
encuentra! ¡Ni que lo busquen con la Interpol!

(MEJIA DEJA DESVANECER EL DIALOGO, NO LO ALIENTA CON SU


MUTISMO. SIMON SE TRAGA SUS PREGUNTAS, PERO COMO NO ES
HOMBRE DE PERMANECER CALLADO MUCHO TIEMPO, VUELVE A
INTERRUMPIR)

SIMON : Sabe que yo lo conozco a usted... Bueno, lo ubico


de alguna parte.
MEJIA : (ABSORVIDO EN SU TRABAJO) ¿De dónde puede ser, a
ver?
SIMON : ¿Nunca estuvo allá me dijo?
MEJIA : Nunca.
SIMON : ¿Seguro?
MEJIA : ¿Para qué le voy a mentir? Nunca estuve preso.
SIMON : Sabe cuidarse, eso está muy bien... (PAUSA) Pero si
no es de allá, de dónde entonces...
MEJIA : Antes, a lo mejor me conoce de antes.
SIMON : También puede ser, claro (RIE) Yo no me pasé toda
la vida en cana. ¿Pero antes? ¿De dónde? ¿A usted no le
pasa lo mismo?
MEJIA : (NIEGA CON LA CABEZA) Creo que la primera vez que
lo vi fue hoy.
SIMON : Yo a usted lo conozco, lo conozco... (FUERZA LA
MEMORIA) Dónde vi esa cara...
MEJIA : ¡Eh, Simón! Deje de mortificarse por eso.
SIMON : (RIE, ADVERTIDO DE LO ABSURDO QUE SIGNIFICA PONER
TANTO INTERES EN EL ASUNTO) Por lo menos sirve para pasar
el tiempo, hasta que llame el jefe.
MEJIA : Si es por eso hablemos de otra cosa. Cuénteme cómo
la pasó allá.
SIMON : ¿En la cárcel?
MEJIA : ¿También es un tema, no? Se pasa el tiempo.
SIMON : (ASIENTE CON LA CABEZA) También... Cierto. La pasé
bastante bien. No me puedo quejar de nada.
MEJIA : ¿Contento?
SIMON : ¡Eh, no es para tanto! A uno le faltan cosas,
amigo.Mujeres, por ejemplo... Yo hace nueve años que no...

(SIMON SE INTERRUMPE, ALERTA A UN SONIDO QUE VIENE DE LA


CALLE: PITOS, BOMBOS Y PLATILLOS, EL INCONFUNDIBLE PERO AUN
DISTANTE CHIPUM CHIPUM DE UNA COMPARSA CARNAVALESCA)

SIMON : ¿Qué es eso?


MEJIA : (ESCUCHA) ¿Eso? (SIMON ASIENTE) Una comparsa. Una
comparsa de carnaval. Ahora van a empezar a desfilar por
aquí adelante. Hacen un concurso en el club de la otra
cuadra, el club del barrio... Todos los años es lo mismo.
SIMON : Lindo espectáculo, ¿no?
MEJIA : (ASIENTE) Lindo.

(PAUSA)
(SIMON CONTINUA ESCUCHANDO, CON EXPRESION ATENTA Y
COMPLACIDA)

SIMON : Esto me hace acordar cuando era pibe. Era una


cosita así y ya salía con la murga del barrio. Me ponían al
frente... Claro, era tan chiquitito que en otro lado me
pisaban. Con una galera y un frac blanco.
MEJIA : Habrá sido divertido.
SIMON : Muy divertido.
MEJIA : En cambio yo no tuve esa suerte. No me dejaban.
SIMON : (NO ENTIENDE) No lo dejaban... ¿Qué?
MEJIA : Disfrazarme. Ni tampoco salir con la murga. Idea de
mis viejos, decían que era cosa de gente ordinaria.
SIMON : ¡Berretines! ¡De puro estirados nomás! Mire lo que
ganaron con eso. ¡Flor de malandrín les salió! (MEJIA RIE,
FESTEJA LA OCURRENCIA DE SIMON) ¿No es nada raro. eh? Yo
conocí asesinos, ladrones de alto vuelo, que eran hijos de
buena familia.
MEJIA : Lo que sea, Simón. A mí no me dejaban.
SIMON : ¡Qué estupidez! No digo ahora, que el carnaval está
muriendo... Me dijeron que cada año que pasa es peor.
MEJIA : Ajá. Cada año es peor. Cada vez más triste, a la
gente le interesa menos.
SIMON : Pero antes había que disfrazarse, era de rigor.
MEJIA : Espere, espere Simón, que a su tiempo yo me vengué.
A mi hija la disfracé siempre, desde que era muy chiquita.
Y lo primero que hice fue mostrárselas, pasárselas por la
cara.
SIMON : ¡Muy bien hecho, viejos de mierda!
MEJIA : (RIE) Pero no resultó, Simón. ¡Quedaron embobados!
¡Quién los entiende! Conmigo tanta historia, y con la
nietita cambió todo. Si los hubiera visto, ¡desmayados de
gusto! Un año de dama antigüa, el otro de campesina rusa...
SIMON : (RIE) ¿Y este año de qué?
MEJIA : Ya es una señorita. Muy ocupada con sus novios. Uno
pierde el control, ¿sabe? Crecen y se le escapan de las
manos...
SIMON : ¿Qué edad tiene?
MEJIA : Diecinueve, diecinueve años.
SIMON : ¡Diecinueve años! ¡Seguro que es un pimpollo!
MEJIA : (HALAGADO) ¡Eh, Simón! Queda mal que el padre...
SIMON : Cambiando de tema, amigo... ¿No podríamos conseguir
alguna putita? Para usted y para mí, yo no tengo problemas
en compartir... ¿Tiene una cama, o un catre?... Yo conozco
un lugar... Bueno, eso era antes, ahora no sé si sigue
existiendo... Cerca del puerto... ¿Usted me puede decir si
sigue...? Sabe amigo, me prometí que al salir lo primero
que iba a hacer era eso.
MEJIA : (ABANDONA SU TRABAJO Y LO DETIENE CON UN GESTO: LA
MANO EN ALTO) Se la pedimos al jefe, Simón. El le va a
conseguir una.

(SIMON LO MIRA ADMIRADO, SINCERAMENTE SORPRENDIDO)

MEJIA : (CON UN ENTUSIASMO QUE QUIERE SER CONTAGIOSO) ¡Las


tiene al lado, Simón, al alcance de la mano!
SIMON : ¿Tan fácil es la cosa?
MEJIA : ¡Ufff! ¡Fácil, fácil! (SE DIRIGE AL TELEFONO) ¿Cómo
la prefiere? ¿A ver? Diga, Simón. ¿Rubia, morocha, flaca,
gorda...?
SIMON : (RIE) ¿Usted cree que estoy en condiciones de
elegir? Rubia o morocha, me da lo mismo... Una mujer es lo
que quiero. Si está buena, mejor, pero...
MEJIA : Un momento, Simón... (DISCA EL NUMERO DE PRISA,
AGUARDA HASTA QUE LE CONTESTAN) ¿Hola, jefe? (GRITA) ¡Jefe!
(TIENE DIFICULTADES PARA COMUNICARSE CON SU INTERLOCUTOR,
DEBIDO AL RUIDO PRODUCIDO POR LA COMPARSA, AHORA PASANDO
MUY CERCA DE LA VENTANA) ¡Jefe! ¿¡Me escucha!? (FUERZA EL
OIDO) ¡Yo no le oigo casi nada! ¡Discúlpeme jefe! ¡Mejor
voy a cortar para llamar después! (PAUSA) ¿Qué? ¡Repita que
no lo oigo! (PAUSA) ¡Quiere pedirle algo, es por eso!
(PAUSA) ¡No oigo, no oigo nada! ¡Corto y luego lo llamo!
(CORTA LA COMUNICACION) Qué batifondo, madre mía. No oía
nada...
SIMON : (A LOS GRITOS) ¡A mí esos bombos me hacen saltar de
la silla! (SIN DEJAR SU ASIENTO, COMIENZA A CONTONEARSE AL
COMPAS MONOTONO DE LA PERCUSION CARNAVALESCA, COMO SI FUERA
UN INTEGRANTE MAS DE LA COMPARSA) ¡Cómo si tuviera hormigas
en el culo!

(MEJIA DEJA EL TELEFONO, SE ACERCA A LA VENTANA Y LA ABRE.


COMO LOGICA CONSECUENCIA, EL SONIDO DE LA COMPARSA SE OYE
CON MAYOR FUERZA Y ESTREPITO)
SIMON : (DETIENE SU BAMBOLEO Y GRITA UNA PREGUNTA,
SORPRENDIDO) ¿Esa ventana se podía abrir?
MEJIA : (ASOMADO A LA VENTANA, OBSERVANDO EL PASO DE LA
COMPARSA DELANTE DE LA CASA, TAMBIEN GRITA SU RESPUESTA)
¿Por qué no?
SIMON : ¡Qué picardía! ¡Asándonos aquí adentro y esa
ventana se podía abrir!
MEJIA : ¡Se llena de mosquitos!
SIMON : (URGIDO PARA ASOMARSE TAMBIEN POR LA VENTANA, LUCHA
CON SUS ZAPATOS, TRATANDO DE CALZARSELOS) ¡Pero entra algo
de fresco! ¡Déjese de joder!
MEJIA : (LEYENDO EL NOMBRE DE LA COMPARSA, INSCRIPTO EN
ALGUN ESTANDARTE) Los dandys... Los dandys del norte. Estos
ganaron el año pasado.

(SIMON DESISTE DE CALZARSE, NO PUEDE CON LAS DIFICULTADES,


Y OPTA POR USAR LOS ZAPATOS A MODO DE CHANCLETAS.
ARRASTRANDOLOS SE ACERCA A LA VENTANA Y SE ASOMA AL
EXTERIOR. VUELVE A CONTONEARSE AL COMPAS DE LOS BOMBOS -
EXCITADO E INCONTENIBLE COMO UN NIÑO-, LUEGO DEJA LA
VENTANA, SE LIBERA DE LOS ZAPATOS Y, DESCALZO, DESFILA AL
RITMO PAUSADO Y MONOCORDE. POR FALTA DE ESPACIO, RODEA
VARIAS VECES LA MESA QUE SE HALLA EN EL CENTRO DEL RECINTO.
TOMA LA MATRACA Y COMIENZA A HACERLA SONAR, AUMENTANDO EL
BOCHINCHE HASTA NIVELES INTOLERABLES)
(MEJIA RIE, DIVERTIDO ANTE LA ACTITUD ASUMIDA POR SIMON)
(EL GRUESO DE LA COMPARSA PASA POR FIN, ALEJANDOSE Y
DECRECIENDO, POR CONSECUENCIA, LOS RUIDOS)
(SIMON DEJA DE CONTONEARSE Y DE TOCAR LA MATRACA; SE DEJA
CAER, RENDIDO, EN LA SILLA DE SIEMPRE)
(MEJIA, DE PASO HACIA SU MESA DE TRABAJO, LE ACERCA LOS
ZAPATOS DE DOS PATADAS. SIMON LOS RECOGE PERO NO LOS CALZA,
VUELVE A USARLOS COMO CHANCLETAS)
(MEJIA RETOMA SU TAREA)
(PAUSA)
(SIMON LA SOBRELLEVA CON ANSIEDAD, MIRANDO A MEJIA,
AGUARDANDO ALGUNA REACCION DE SU PARTE. ESTE NO CAE EN LA
CUENTA DEL MUDO INTERROGATORIO, INTERESADO COMO ESTA EN SU
TAREA. ENTONCES SIMON DECIDE PREGUNTAR)

SIMON : ¿Y? (MEJIA LO MIRA SIN ENTENDER) ¿Y la putita esa


que le iba a pedir al jefe?

(MEJIA SE GOLPEA LA FRENTE, REMARCANDO SU OLVIDO. DEJA LA


TAREA Y CORRE AL TELEFONO)

SIMON : (RIE) Cómo se nota que usted no anda necesitado.


MEJIA : (MIENTRAS DISCA EL NUMERO) Se me pasó, Simón... Ese
asunto de la comparsa... Y usted que se puso a bailar como
un loco. ¡Muy bien, eh! El año que viene puede participar
en el concurso.
SIMON : (RIE) ¿Por qué no?
MEJIA : (DESVIA LA ATENCION, LO ESCUCHAN DESDE EL OTRO
LADO) ¿Hola jefe? (PAUSA) Ahora sí, sí, lo más bien... Le
juro que no le oía ni medio... (PAUSA) Una comparsa que
pasó por aquí adelante... (PAUSA) Disculpe si lo molesto,
jefe. Quisiera pedirle algo...

(SIMON SIGUE, PENDIENTE, LA CONVERSACION TELEFONICA DE


MEJIA. CON GESTOS MECANICOS, LA ATENCION PUESTA EN LO
MENCIONADO, COMIENZA A ESPANTARSE LOS MOSQUITOS QUE
REVOLOTEAN POR ENCIMA DE SU CABEZA)

MEJIA : ... Un favor, jefe, pero no para mí. Para Simón...


(PAUSA) Adivine jefe, adivine qué... (RIE, PAUSA) ¿No
entiende? Bueno, es que el hombre dice que hace nueve años
que no... (PAUSA) ¡Eso, jefe! ¡Claro, adivinó! ¿No tiene
alguna mocosita a mano? (PAUSA, LUEGO AHOGA EL AURICULAR Y
CONSULTA A SIMON) Quiere saber su gusto. Se lo dije yo,
sabía que iba a preguntar...
SIMON : (IMPACIENTE) ¡Lo mismo da!
MEJIA : Si puede elegir por qué no va a hacerlo. Déle,
aproveche.
SIMON : Gordita entonces. Es mi gusto.
MEJIA : (AL JEFE) Dice que gordita...
SIMON : (SUBRAYA A LOS GRITOS) ¡Proporcionada, amigo! ¡Que
no me vaya a mandar una vaquillona porque se la mando de
vuelta!
MEJIA : ... Proporcionada, jefe... (PAUSA) Yo creo que lo
interpreto, déjeme elegir a mí... (PAUSA, MEJIA MEDITA UN
INSTANTE) ¿Anda Ester por allí? (PAUSA) ¿Si? (PAUSA)
Mándela a ella entonces. Estoy seguro que le va a gustar.
Además esa cochina se las sabe todas (RIE, PAUSA) ¿Cuánto?
(PAUSA) Bueno, el hombre tiene hormigas, pero creo que
puede esperar un poco... (CONSULTA A SIMON) ¿Media hora?
SIMON : ¡Sí, espero señor! ¡Media hora no es nada, no estoy
tan desesperado!
MEJIA : (AL JEFE) Hecho jefe, el hombre espera. (PAUSA) Muy
bien, jefe. Chau... Y gracias. (CORTA LA COMUNICACION)
Listo, servido el caballero. Media hora, tal vez un poquito
más. La chica se tiene que arreglar un poco, usted sabe
cómo son las mujeres.
SIMON : (DE UN MANOTON APLASTA UN MOSQUITO QUE LE HA PICADO
UNA MANO) Hay mosquitos.
MEJIA : (FASTIDIADO) ¡La ventana! Le avisé que entran por
allí. Aviones no mosquitos.
SIMON : (ESTUDIANDO EL INSECTO REVENTADO) ¡Bombarderos!

(MEJIA INGRESA A LA COCINA, VUELVE ENSEGUIDA CON UNA


MAQUINA DE ECHAR INSECTICIDA)

SIMON : Preparado, eh?


MEJIA : Sino aquí no se podría vivir.

(MEJIA COMIENZA A ESPARCIR INSECTICIDA POR EL RECINTO,


LOGRANDO, A POCO, UE SE FORME UNA NUBE ESPESA. SIMON TOSE)
SIMON : ¡Ehhh! ¡Pare! ¡Pare un poco! ¿Qué quiere hacer
conmigo? ¿Matarme? (SIGUE TOSIENDO)
MEJIA : (SE DETIENE) ¿Cómo quiere que haga?
SIMON : (SE PONE DE PIE Y SIEMPRE ARRASTRANDO LOS ZAPATOS,
CALZADOS A MODO DE CHANCLETAS, CORRE HACIA LA PUERTA)
Nosotros vamos afuera... A respirar un poco de aire
fresco... (MANOTEA EL PICAPORTE PERO LA PUERTA NO ABRE.
SIMON TOMA NOTA DEL PERCANCE, ATACADO POR UN SUBITO RECELO.
CONSIGUE DISIMULARLO, SIN EMBARGO) Por un rato al menos,
hasta que se vaya esta humareda que hizo usted... Vamos,
usted también, le va a hacer mal. Nos quedamos en el
pasillo, desde ahí va a oír si suena el teléfono.

(MEJIA NO CONTESTA, HACIENDO CASO OMISO DE LA INVITACION.


DESAPARECE DENTRO DE LA COCINA, DONDE VA A GUARDAR LA
MAQUINA)

SIMON : (AL INVISIBLE MEJIA) ¿Se va a quedar aquí? ¿Con


este aire viciado?
VOZ DE MEJIA : Salga usted, a mí no me hace nada.
SIMON : (BROMEA) Alma de mosquito. (INTENTA ABRIR, NO LO
CONSIGUE. VUELVE A INTENTARLO Y FRACASA NUEVAMENTE.
ALTERADO) ¡Oiga!... ¿Qué es lo que pasa con esta puerta?

(MEJIA REAPARECE EN EL RECINTO. INTERROGA A SIMON CON LA


MIRADA, AL PARECER NO SABE A QUE SE REFIERE)

SIMON : ¿Por qué no abre esta porquería? ¿Qué tiene?


MEJIA : Le pedí que no la cerrara con llave.
SIMON : ¡No la cerré con llave! ¡Tampoco tuve la llave en
la mano! ¡Nunca, usted no me la dio! (INTENTA
INFRUCTUOSAMENTE ABRIR LA PUERTA)

(SIMON, ENCEGUECIDO DE TERROR, SE APARTA DE LA PUERTA Y


TOMA DISTANCIA PARA ARREMETER CONTRA ELLA)

SIMON : (AMENAZANTE) ¡Yo se la tiro abajo!

(MEJIA, CON LLAMATIVA TRANQUILIDAD, SE ADELANTA AL


INMINENTE EMPELLON DE SIMON Y TIENTA EL PICAPORTE: TAMPOCO
PUEDE ABRIRLA. ENTONCES SACA SUS LLAVES DEL BOLSILLO, METE
UNA EN LA CERRADURA,LA HACE GIRAR Y CONSIGUE ABRIR LA
PUERTA. SOSTIENE LA HOJA ABIERTA E INVITA A SIMON)

MEJIA : Salga... (SIMON, RECELOSO, DESCONFIADO, NO SE


MUEVE) ¿Dijo que quería tomar aire?
SIMON : Yo me voy, amigo. (PRESUROSO, LUCHA PARA CALZARSE
SUS ZAPATOS)
MEJIA : ¿Dónde va a ir?

(SIMON, AFANANDOSE CON LOS ZAPATOS, NO CONTESTA)

MEJIA : ¿Qué digo cuándo llame el jefe?


SIMON : Que me fui, qué otra cosa le puede decir.
MEJIA : ¿Y Ester? Eso está muy mal, Simón, la chica viene
para aquí... Viene por usted.
SIMON : Disfrútela usted. Yo ya me voy a conseguir alguna
en otra parte. No se aflija por mí. Las ganas me las voy a
sacar.
MEJIA : ¿Renuncia? (SIMON NO CONTESTA; SIGUE CON SUS
ZAPATOS, SE HA CALZADO UNO Y AHORA INTENTA CALZARSE EL
OTRO) ¿No va a trabajar con nosotros?
SIMON : Sabe una cosa, amigo, yo sigo sosteniendo lo mismo:
ustedes están equivocados conmigo. Vaya a saberse quién se
cree que soy. Pero yo estoy seguro que necesitan otra
persona... No soy un tipo de agallas, caí por... Cómo
decirle... ¿No soy un delincuente, entiende? En la
penitenciaría hay tantos que con mucho gusto trabajarían
para ustedes. Gente con experiencia, amigo, no yo que...
MEJIA : No nos interesa.
SIMON : ¿Y yo sí? ¿Por qué yo?
MEJIA : Dijo que sabía manejar automóviles.
SIMON : ¡Hace más de diez años que no toco un volante! (AL
FIN CONSIGUIO CALZARSE; PRESUROSO, VA EN BUSCA DE LA
VALIJA) Creo que ya no sabría con qué pie tengo que apretar
el acelerador... (DECIDIDO, SE DIRIGE A LA PUERTA. GRITA
UNA ORDEN) ¡Déjeme pasar!
MEJIA : (SE HACE A UN LADO, DEJANDOLE LA PUERTA LIBRE) Eso
nunca se olvida, con un poco de práctica...
SIMON : ¡Pero yo me olvidé! (CON UN PIE EN EL UMBRAL)
Tampoco quiero líos. Puedo caer de nuevo... Triste amigo,
no me gustaría.
MEJIA : Nosotros trabajamos con las máximas seguridades.
SIMON : Eso es fácil decirlo, pero cuando la cosa se pone
fea, los que pagan los platos rotos son los de abajo... Eso
sí que lo sé, amigo, les pasó a la mitad de los que estaban
allá conmigo.
MEJIA : Tenemos muy buenos abogados. Lo mejor de lo mejor.
SIMON : (INDIGNADO) ¡Chupatintas, chupatintas de mierda,
eso es lo que son! ¡No me nombre a esa gente! ¡Qué hicieron
conmigo! ¡Cómo me ayudaron! La ley marcaba quince años y me
dieron quince años! ¡No me salvaron de un día siquiera!

(MEJIA ACEPTA LA DECISION Y LOS ARGUMENTOS DE SIMON CON UN


ASENTIMIENTO DE CABEZA. ABANDONA LA PUERTA, DANDOLE AL OTRO
TODAVIA MAYOR LIBERTAD PARA IRSE. VUELVE A SU TAREA EN LA
MESA)
(LA ACTITUD DESCONCIERTA A SIMON, QUIEN PIERDE BRIO, NO
ATINA A MARCHARSE)
(PAUSA)

MEJIA : (METIDO EN SU TRABAJO) ¿Dónde va a ir?


SIMON : (SE ALZA DE HOMBROS) Donde pensaba ir... Pero usted
vino a buscarme, me llenó la cabeza con ese ofrecimiento...
Yo pensaba... (SE INTERRUMPE)
MEJIA : ¿Dónde?
SIMON : A la casa de mis viejos. No tengo otra parte.
MEJIA : Le van a cerrar la puerta en la cara. Usted mismo
me lo dijo.
SIMON : Mi viejo, es mi viejo... Nunca quiso perdonarme...
Pero con la vieja es distinto. Más blanda. Y ahora que
estoy en libertad vamos a ver si lo convencemos. El
director dijo que ya soy igual a todos. Igual a usted...
No,no usted no, si usted es un delincuente...
MEJIA : ué hizo usted, a ver? Por qué no me lo dice de una
buena vez?
SIMON : Una pavada de nada, lo que pasa es que mi viejo
exagera, se lo tomó a la tremenda. Muy propio de él. Tuve
mala suerte, sabe?
MEJIA : (BURLON) Si lo agarraron... Bastante mala suerte.
SIMON : No es por eso.Claro que también es mala suerte...
Le robé la cartera a una viejita.
MEJIA : (DESCONFIADO) Por eso no dan quince años.
SIMON : Se olvidó de mi mala suerte. Yo pegué el tirón...
¿Así, ve? Le agarré la cartera y tiré... Quería
arrancársela.
MEJIA : Hasta ahora todo normal. Si se la quería quitar,
tenía que arrancársela. Las viejas andan por la calle con
la cartera apretada. Como si llevaran oro adentro.
SIMON : ¿No me diga que usted practica...?
MEJIA : ¡No practico nada! Pero lo sé. Siga.
SIMON : Esa vieja se agarró de la correa como una
desesperada. Y se vino al suelo, la arrastré... Pegó con la
cabeza: ¡pafff!... Quedó seca ahí nomás, ni gritó siquiera.
MEJIA : ¿Dónde fue eso?
SIMON : Cerca de aquí. Pasamos con el taxi, recién, cuando
veníamos para acá... Un baldío.
MEJIA : ¿Baldío?
SIMON : Bueno, un potrero... Qué sé yo, un terreno lleno de
yuyos... Y sigue tal cual... Raro, ¿no? Después de tantos
años, ya debían haber construído algún edificio allí. La
zona vale...
MEJIA : ¿Y qué hacía la viejita en un potrero?
SIMON : (ASOMBRADO Y MOLESTO) ¡Eh, basta amigo! Usted
parece de la policía. Son muchas preguntas... Como un
interrogatorio.
MEJIA : (RIE) Tiene razón. Soy un poco curioso, eso es lo
que pasa.
SIMON : Pero yo le voy a contestar... Sí, para que me deje
de joder de una buena vez. No sé qué hacía la viejita allí.
Pregúnteselo a ella.
MEJIA : ¿Me dijo que murió?
SIMON : (RIE) Murió, sí.
MEJIA : ¿Entonces qué era? ¿Una broma...?
SIMON : (SIEMPRE RIENDO) Una broma, claro.
MEJIA : De pésimo gusto.
SIMON : (BURLON) Uy, qué delicado el señor... Qué finura.
(LO REMEDA SARCASTICAMENTE) De pésimo gusto, Todos ustedes
son iguales, amigo. Todos... (MEJIA LO MIRA, NO ENTIENDE
QUE HAY DETRAS DE ESA AFIRMACION DE SIMON) Ustedes, sí, no
se haga el papanatas que le queda mal.
MEJIA : (FASTIDIADO) Termine, Simón. No sé qué dice ahora.
Termine y váyase.
SIMON : Claro que me voy... Ya... (DESPECTIVO) Ladrones de
guante blanco. Todos ustedes son así. No se juntan con los
malandrines, nada de rozarse con tipos como yo... (MEJIA
VUELVE A MIRARLO, LLENO DE EXTRAÑEZA) Hasta allá hacían
rancho aparte. Se bañaban todos los días, comían en mesa
aparte... Claro, si siempre andaban con montones de plata
en los bolsillos. Compraban a los guardianes y los trataban
como a señoritas. No importaba que fueran asesinos
sanguinarios... En cambio a nosotros, la carroña: ¡leña,
leña y leña!
MEJIA : (PERSUASIVO) Simón... Se está llenando de
mosquitos.
SIMON : ¡También entran por la ventana!
MEJIA : ¿Se va o no se va?
SIMON : Me voy, claro que me voy... (PESE A SU AFIRMACION,
TAN ROTUNDA, NO SE LO VE MUY DECIDIDO)
MEJIA : Tengo que decirle algo antes... (MOLESTO, AGITA LOS
BRAZOS ESPANTANDO LOS MOSQUITOS QUE REVOLOTEAN A SU
ALREDEDOR)
SIMON : ¿Quiere convencerme, eh?
MEJIA : (SE ALZA DE HOMBROS, DESECHANDO LA FRASE) Quiero
evitarle una sorpresa bastante fea, eso es todo (PAUSA) Su
madre murió.

(SIMON SE SACUDE, SORPRENDIDO. SE TOMA UNA PAUSA PARA


ASIMILAR LA NOTICIA)

SIMON : (DESCONFIADO, NO QUIERE CREER) ¿Murió?


MEJIA : Hace dos años. Cáncer.
SIMON : ¿Dos años? Hace dos años que no tengo noticias de
ella. No venía a visitarme. Creí que no podía zafarse del
viejo, él no la dejaba...
MEJIA : Todo coincide entonces.
SIMON : ¿Cómo lo sabe usted?
MEJIA : Recorté el aviso fúnebre... (SACA UNA BILLETERA DEL
BOLSILLO Y DE SU INTERIOR UN RECORTE DEL DIARIO. SE LO
OFRECE A SIMON) Tome, vea... No está su nombre. Parece que
ya no pertenecía a la familia. Su hermana, el hijo
político... Hasta el nietito, el hijo de su hermana,
supongo. Pero usted no figura.

(SIMON DEJA LA VALIJA A SUS PIES Y SALVA EL TRECHO QUE LO


SEPARA DE MEJIA. TOMA EL RECORTE Y LO LEE CON ANSIEDAD)

MEJIA : ¿Es su madre, no? ¿O me equivoco? Sería lamentable


que se tratara de una confusión.
SIMON : (ASIENTE, APESADUMBRADO) Parece que sí.
MEJIA : (CON FIRMEZA) Es, yo se lo aseguro.
SIMON : (ESTALLA) ¡Viejo de mierda! ¡Esto fue cosa suya!
¡Ni avisarme siquiera!

(MEJIA, COMPRENSIVO, LE PONE UNA MANO EN EL HOMBRO Y LE


SEÑALA UNA SILLA)

MEJIA : Siéntese Simón... Trate de tomárselo con un poco de


calma... (SIMON MENEA LA CABEZA, RABIOSO) Sí, sí,
comprendo, pero qué le va a hacer, ya no hay remedio...

(SIMON OBEDECE. COMO UN MUÑECO MECANICO SE SIENTA


LENTAMENTE, LEYENDO Y RELEYENDO EL RECORTE)

SIMON : Qué le costaba avisar... Yo tengo derecho... Soy el


hijo... ¡El único hijo varón!

(MEJIA ACUDE A LA PUERTA, ENTRA LA VALIJA Y LUEGO CIERRA


AQUELLA)

SIMON : ¿Cáncer?
MEJIA : Con suerte, si puede decirse eso. Una agonía corta.
Casi ni sufrió.
SIMON : Habrá preguntado por mí... ¡Seguro! Dígame,
amigo...
MEJIA : (ESBOZA UNA SONRISA) No sé Simón, cómo se le
ocurre... Me entero de cosas, pero hasta un punto lógico.

(PAUSA)

SIMON : Pobrecita.

(PAUSA)

SIMON : Tiene que haber preguntado por mí... Yo era el


preferido. Con mi hermana no se llevaba... Perro y gato.

(MEJIA VUELVE A SU TAREA)


(SIMON QUEDA EN LA SILLA, SUMIDO EN SUS CAVILACIONES Y EN
SU DOLOR)
(PAUSA LARGA)
(POR LA CALLE SE VA ACERCANDO UNA NUEVA COMPARSA. EN
REALIDAD EL RUMOR YA SE HA HECHO OIR ANTES, EN EL CURSO DE
LA CONVERSACION DE LOS DOS HOMBRES, PERO AHORA ES EVIDENTE
QUE SE HALLA BASTANTE CERCA. MEJIA DEJA SU LABOR PARA
ACERCARSE A LA VENTANA Y ASOMARSE AL EXTERIOR. BUSCA LLAMAR
LA ATENCION DE SIMON, COMPARTIR CON EL EL NUEVO
ESPECTACULO, PERO ESTE SE HALLA AUSENTE, AJENO A TODO)
(LA PAUSA SE PROLONGA HASTA QUE EL CHIPUM CHIPUM SE ESCUCHA
CON MAYOR ESTREPITO, CONSECUENCIA LOGICA DE PASAR FRENTE A
LA CASA)
(SIMON ESTALLA, COMO SI EL BATIFONDO CARNAVALESCO HUBIERA
ACTUADO DE DETONANTE)

SIMON : ¡Carajo! (TOMA LA MATRACA, O SEA LO QUE TIENE MAS A


MANO, Y LA ARROJA CON FURIA HACIA LA CALLE)

(LA MATRACA PASA DISPARADA POR EL HUECO DE LA VENTANA.


MEJIA, CON UN GESTO INSTINTIVO, SE AGACHA PARA EVITAR EL
IMPACTO. LUEGO SE ASOMA, CON EL PROPOSITO DE AVERIGUAR SI
LE HA DADO A ALGUIEN)

SIMON : Si lo tengo delante mío le juro que... (SE ESTRUJA


LAS MANOS, COMO SI SE TRATARA DE APRETAR EL CUELLO DE SU
PADRE ODIADO)

(SIN EMBARGO EL ESTALLIDO DE RABIA DE SIMON SE DILUYE EN


SEGUNDOS. LA ANGUSTIA PUEDE MAS E INMEDIATAMENTE ES
SACUDIDO POR EL LLANTO INCONTENIBLE; ESCONDE EL ROSTRO
ENTRE LAS MANOS Y LLORA DESCONSOLADAMENTE. SUS SOLLOZOS SE
OYEN APAGADOS, -O NO SE OYEN DEL TODO- AHOGADO POR EL
INCESANTE GOLPEAR DE BOMBOS Y PLATILLOS)
(CUANDO LA COMPARSA COMIENZA A ALEJARSE, MEJIA DEJA LA
VENTANA Y SACA UNA BOTELLA DE LICOR GUARDADA EN UNO DE LOS
ARMARIOS. RECUPERA EL JARRO DE LATA Y ARROJA EL RESTO DE
AGUA A LA CALLE. VUELCA UN CHORRO DE BEBIDA EN SU INTERIOR)
(SE ACERCA A SIMON Y LE OFRECE EL JARRO)

MEJIA : Tómese un trago, le va a hacer bien.

(SIMON ACEPTA Y, HACIENDO ESFUERZOS PARA SUPERAR EL TRANCE,


TOMA EL JARRO. SORPRENDIDO, MIRA EL INTERIOR, HUELE EL
CONTENIDO Y LUEGO DICE A MEJIA, APOYANDOSE EN UNA SONRISA
TRISTE)

SIMON : Creí que en esta casa solo había agua. De la


canilla para colmo.
MEJIA : Eso marea, y el jefe lo puede necesitar esta misma
noche... ¿Qué le digo si se me emborracha? No, no hay
justificación.
SIMON : Quién puede emborracharse con este sorbito.
MEJIA : Sírvase más (OFRECE, CON UN GESTO, LA BOTELLA QUE
HA DEJADO SOBRE LA MESA)
SIMON : No, gracias. El coñac no es bueno para un día de
calor como el de hoy... (BEBE UN SORBO Y SE ESTREMECE POR
EFECTO DEL ALCOHOL) Fuego por dentro, fuego por fuera...
MEJIA : Está por llegar Ester, ¿no la pensará recibir con
esa facha?
SIMON : (SE TOCA EL ROSTRO CON LA PUNTA DE LOS DEDOS) ¿Qué
tengo?
MEJIA : Los ojos colorados... Como si hubiera llorado.
SIMON : ¿El baño está allí, no?
MEJIA : (ASIENTE) Una puerta blanca, la única que va a
encontrar.
SIMON : (SE PONE DE PIE) Me voy a lavar un poco.
(SIMON DESAPARECE DENTRO DEL DEPOSITO)
(MEJIA CONTINUA CON SU TAREA, LIMANDO UNA LLAVE)
(CUANDO SIMON REGRESA, ESTE ECHA MANO A SU ULTIMO
CIGARRILLO. ARROJA EL ATADO VACIO)

SIMON : El último... Ahora sí que hay que bajar a comprar.

(MEJIA NO CONTESTA, CON PALPABLE DELIBERACION)

SIMON : A lo mejor esa chica... ¿Cómo dijo que se llamaba?


MEJIA : Ester.
SIMON : Ester, sí... A lo mejor viene con cigarrillos.
MEJIA : (ASIENTE) Con toda seguridad. Esa tiene todos los
vicios encima.
SIMON : Yo no creo que tarde mucho. Ya pasó la media hora.
MEJIA : Sí, ya tiene que estar aquí.

(PAUSA)

SIMON : ¿Usted dijo que me necesitaban para manejar un


auto?
MEJIA : Sí, para eso. Chofer.
SIMON : Si me dejan practicar un poco... Vi que el tránsito
está más enloquecido que antes. Muchos semáforos. Podría
chocar y romper el automóvil.
MEJIA : Lo va a entender. Ya sabemos que tiene que
practicar, todo lo que necesite. El jefe no es ningún
imbécil.
SIMON : Acepto entonces.

(MEJIA NO LE CONTESTA, PARECE NO OIRLO)


(PAUSA)

SIMON : ¿En qué andan ustedes?


MEJIA : Eso depende. Nunca es lo mismo.
SIMON : ¿Tienen abogados...? Ya me lo dijo, lo sé. Pero yo
vuelvo a preguntar. Quiero estar seguro, me gustaría saber
si puedo sentirme defendido. Usted comprenda... Si me
agarran otra vez, yo ya tengo antecedentes...
MEJIA : (BURLON, OCULTANDO APENAS SU DESPRECIO) Ladrón de
viejas.
SIMON : (FESTEJA) ¡Ladrón de viejas! (PAUSA) Le mentí. No
fue por eso.
MEJIA : (SUBITAMENTE DEJA SU TAREA Y LO MIRA, ALERTA)
¿Entonces?
SIMON : (TRATA DE EVADIRSE) ¿Entonces qué? Ya está
preguntando de nuevo...
MEJIA : Fue usted quien me buscó la lengua.
SIMON : Esa historia de la vieja no era cierta.
MEJIA : Me mintió, sí, me mintió.
SIMON : Linda música, ¿eh? Y usted se la tragó.

(MEJIA, REMARCANDO SU FASTIDIO, DEJA DE PRESTARLE ATENCION


Y VUELVE A SU TAREA)

SIMON : ¡Eh! Ahora somos compañeros. No se enoje.

(MEJIA SE OBSTINA EN SU ACTITUD)

SIMON : Violación.

(MEJIA FRENA LA LIMA EN EL AIRE, MIRA A SIMON)

MEJIA : ¿Violación? (SIMON, BASTANTE INCOMODO, ASIENTE) ¿De


menores?
SIMON : Violación y todo lo que viene detrás.
MEJIA : No le entiendo. ¿Todo lo que viene detrás? Si ya
empezó a decir, sea claro, por favor. Sinó cállese la boca.
SIMON : Bueno, amigo... La piba murió.
MEJIA : Ahora se explica lo de los quince años.
SIMON : Se explica, sí, Clarito como el agua. Ya ve que no
soy un tipo de avería... Allá me tenían por poca cosa,
¿sabe? ¡Me despreciaban! Valía más cualquier raterito que
yo... Cuando organizaron el asunto del motín, me dejaron de
lado. Ni me tuvieron en cuenta. Me enteré cuando se estaba
quemando todo, cuando me ahogaba con el humo... (PAUSA)
Tengo miedo que ustedes se porten igual conmigo. Si no les
voy a servir prefiero que me lo digan ahora, Usted sabe,
sabe cómo es la gente que anda con usted... Lo que puede
llegar a pensar el jefe...
MEJIA : Tal vez ya esté enterado y no le importa.
SIMON : Tiene que saberlo, ¡claro que sí! Están enterados
de todo, justo eso se les va a pasar... Allá adentro
ustedes deben tener informantes.
MEJIA : (ASIENTE) Los tenemos.
SIMON : ¡No dije yo!
MEJIA : Y yo lo sabía.
SIMON : ¿Entonces por qué...? (ESTALLA) ¡Qué hijo de puta
es usted...! ¡Si los sabía por qué me estuvo jodiendo todo
el tiempo con esa música: qué hizo, qué hizo, qué hizo...!
MEJIA : (LO INTERRUMPE, GRITANDO MAS FUERTE) ¡La nena se
llamaba Ester! ¡Ester! ¡Estercita!
SIMON : (SACUDIDO, TRATA DE EVADIRSE AUNQUE SABE A QUE SE
REFIERE MEJIA) ¿Qué nena?
MEJIA : Era alta, quizás demasiado crecidita para su
edad... Claro, salió a la madre... Para colmo estaba
desarrollando y ... Sí, iba a ser como la madre: carnes
duras, bien plantada... ¡Flor de hembra, Simón, flor de
hembra!

(SIMON RIE, NERVIOSO, DESCONCERTADO, SIN ENTENDER TODAVIA


HACIA ADONDE APUNTA MEJIA)

MEJIA : Estaba muy orgullosa de sus pechos.. Bah, pechos...


Apenas cabían en un puño, una cosa de nada, pero la mocosa
ya pedía usar corpiño... (RIE TRISTEMENTE, COMO RECORDANDO)
Había que oírla protestar... Decía que no estaba bien, que
todas las mujeres... (SE INTERRUMPE Y PREGUNTA A SIMON, CON
TRANQUILIDAD) ¿Cómo hizo para meterla adentro del potrero?
SIMON : ¡Qué se yo... Qué me viene con esas ahora...!
MEJIA : (SUBITAMENTE ENFURECIDO, AMENAZANTE) ¿Qué engaños
usó? ¡Conteste! ¿Por la fuerza? ¿La llevó por la fuerza?
Confesó que la agarró de un brazo pero no quedó claro,
¿sabe? La policía supone, supone... Muchas suposiciones,
caballero, y a mí no me gustan... Yo le hubiera dado
trompadas y trompadas hasta que confesara todo, paso a
paso, con claridad... Hasta los mínimos detalles... Se
conformaron con una reconstrucción de porquería, una obra
de teatro que armaron allí, en el baldío ese... Quiero que
me lo cuente ahora, que me saque todas las dudas... ¿Cómo
fue?
SIMON : ¿Su jefe le pidió que...? A ver, déme con él,
quiero aclarar las cosas sinó no sigo...
MEJIA : ¡De qué jefe me habla, idiota! Ese teléfono no
funciona. ¡Está desconectado!

(SIMON ES SACUDIDO POR LA NOTICIA. MIRA EL TELEFONO, SIN


DESCUIDAR A MEJIA QUE PERMANECE AL ACECHO, ATENTO A SUS
REACCIONES. RECELOSO, PASO A PASO, SIMON SE DIRIGE AL
APARATO. ESTIRA UNA MANO Y SE LLEVA EL AURICULAR A LA
OREJA. ACCIONA LA HORQUILLA, UNA, DOS, TRES VECES, HASTA
QUE SE CONVENCE QUE LO DICHO POR MEJIA ES CIERTO. SUELTA EL
TUBO, ASUSTADO)

SIMON : ¡Mierda! (BUSCA CON LA MIRADA POR DONDE ESCAPAR)


¡En qué anda usted! ¡Este jueguito no me gusta nada! ¡Me
quiere joder...!
MEJIA : (LO INTERRUMPE) Venía de sus clases de piano,
Simón. Lunes, miércoles y viernes. Ese lunes no llegaba, ya
tenía que estar en casa y no aparecía... Comencé a
preocuparme. La madre no tanto, suponía que se había
quedado de charla con la profesora. La quería mucho, era su
alumna preferida... Solían conversar después de clase, pero
siempre avisaban por teléfono. Para que estuviéramos
enterados...

(MEJIA SE INTERRUMPE CUANDO SIMON PEGA UN SALTO PARA


ALCANZAR EL LUGAR DONDE HA DEJADO SUS ZAPATOS. INTENTA
CALZARSELOS, EN UNA RIDICULA OPERACION QUE DEBIDO A LAS
DIFICULTADES CONOCIDAS NO CONSIGUE CUMPLIR DE NINGUNA
MANERA)
(MEJIA, CON UN GESTO IGUALMENTE VELOZ, TOMA UN PALO QUE,
ESCONDIDO EN ALGUNA PARTE, SIN DUDA GUARDABA PARA SER
UTILIZADO EN LA OCASION. SE ACERCA LENTAMENTE A SIMON, SIN
APRESURARSE, CON EL EVIDENTE PROPOSITO DE GOLPEARLO)
(SIMON COMPRENDE QUE ENTRETENIENDOSE CON SUS ZAPATOS SE
EXPONE A LO PEOR. DESECHA CALZARSE, TOMA LA VALIJA DE UN
MANOTON Y CORRE HACIA LA PUERTA. ACCIONA EL PICAPORTE PERO
ESTA, COMO ANTES, NO ABRE)
(UNA SONRISA DE TRIUNFO SE DIBUJA EN EL ROSTRO DE MEJIA.
DETIENE SU AVANCE SOLO UN SEGUNDO, EL NECESARIO PARA
APLASTAR CON EL PIE EL CIGARRILLO QUE, EN SU DISPARADA,
SIMON PERDIO EN EL SUELO)

MEJIA : (MORDAZ) No se preocupe. Después le compro un


paquete.

(SIMON, ACORRALADO, INTENTA FORZAR EL PICAPORTE. ADVIERTE


QUE NO PODRA ABRIR LA PUERTA, ENTONCES TOMA DEBIDA
DISTANCIA PARA ARREMETER CONTRA ELLA Y DERRIBARLA DE UN
EMPELLON)
(MEJIA REACCIONA DE PRISA, SE AVALANZA Y DA CON EL PALO EN
LA ESPALDA DE SIMON. ESTE SE CURVA, AULLANDO DE DOLOR)
(MEJIA VUELVE A GOLPEAR, ESTA VEZ EN LA CABEZA. SIMON,
LANZADO CON VIOLENCIA, SE LLEVA UNA SILLA POR DELANTE ANTES
DE DAR DE BRUCES EN EL SUELO. AHI QUEDA, ATURDIDO, INCAPAZ
DE REACCIONAR, PERO SIN HABER PERDIDO EL CONOCIMIENTO)
(MEJIA LO LEVANTA TOMANDOLO DE LA ROPA, ACTUANDO CON TOTAL
DESPRECIO POR EL OTRO. A LOS EMPELLONES LO UBICA EN LA
SILLA QUE SIMON OCUPO HASTA AHORA. LO SOSTIENE PARA QUE NO
CAIGA DEL ASIENTO, PUESTO QUE EL HOMBRE ESTA CERCA DE SER
UN SACO INERME, INCAPAZ DE MANTENERSE EN LA SILLA POR SUS
PROPIOS MEDIOS. CON UNA MANO, MEJIA LO RETIENE MIENTRAS QUE
CON LA OTRA RESCATA UNA SOGA GUARDADA EN UN CAJON. CON
PARSIMONIA Y HABILIDAD ATA A SIMON AL RESPALDO DE LA SILLA
QUITANDO MOVILIDAD A SUS BRAZOS. CONCLUYE UN TRABAJO
PERFECTO)
(MEJIA TOMA EL JARRO DE LATA Y OBLIGA QUE SIMON BEBA UN
SORBO DE COÑAC. SIMON OBEDECE Y LUEGO SACUDE LA CABEZA,
REANIMADO POR EL ALCOHOL. MIRA A MEJIA, ATERRORIZADO)

MEJIA : ¿Mejor ahora?


SIMON : Me duele.
MEJIA : Dentro de muy poco nos va a contar todo. Queremos
saber, hasta los mínimos detalles.

(MEJIA LE DA LA ESPALDA Y BUSCA ALGO EN UN CAJON DE OTRO


MUEBLE. ENCUENTRA Y SACA UNA FOTOGRAFIA ENMARCADA: UNA NIÑA
SENTADA FRENTE A UN PIANO. LA COLOCA SOBRE LA MESA,
DELIBERADAMENTE AL ALCANCE DE LA MIRADA DE SIMON)

MEJIA : (SEÑALA LA FOTO) ¿REcuerda? Era una noche oscura,


claro... Y usted es mal fisonomista. A mí no me
reconoció... (PAUSA) La foto es de aquella fecha. Vea qué
bonita. Una obra de arte... (RIE) De la foto le hablo, no
vaya a creer otra cosa. Como si estuviera viva, delante
suyo, mirándolo... (SIMON EVADE LA MIRADA PERO MEJIA LO
TOMA DE LOS CABELLOS Y LO OBLIGA A GIRAR LA CABEZA) Sabe
que tenía condiciones para concertista. Por lo menos eso
decía la profesora. Yo repito, nada más... (FUERZA UNA
RISA) No quiero que me acusen de ser un padre baboso, de
esos que andan desparramando elogios: que mi hija esto, que
mi hija lo otro...

(MEJIA SE INTERRUMPE PORQUE GOLPEAN LA PUERTA, CON LOS


NUDILLOS. SE ACERCA A LA PUERTA Y PREGUNTA)

MEJIA : ¿Quién es?


VOZ DE MUJER : Yo, Ester.

(MEJIA ACCIONA LA CERRADURA CON SUS LLAVES, ABRE LA PUERTA.


DEJA PASO A UNA MUJER DESPROVISTA DE CUALQUIER ATRIBUTO QUE
PUEDA CONFUNDIRLA CON LA PROSTITUTA ESPERADA. SU ASPECTO
CORRESPONDE AL DE UNA AMA DE CASA VESTIDA PARA SALIR, CON
LOS IMPRESCINDIBLES Y OBLIGADOS TOQUES DE UNA COQUETERIA
FEMENINA NADA EXAGERADA. MEJIA Y ELLA NI SIQUIERA SE
SALUDAN. ESTER SE DETIENE UN INSTANTE PARA OBSERVAR EL
CUADRO, QUE EVIDENTEMENTE NO LA TOMA POR SORPRESA)
(MEJIA SE DESINTERESA DE INMEDIATO DE LA MUJER; PONE
ATENCION, EN CAMBIO, AL RUMOR DE OTRA COMPARSA QUE SE
ACERCA LENTAMENTE)

MEJIA : (SEÑALA LA CALLE, DIRIGIENDOSE A SIMON) Otra.

(MEJIA SE ACERCA A LA VENTANA Y SE ASOMA. ESTER VA DETRAS Y


TAMBIEN LO HACE, CON UNA CURIOSIDAD ALGO DISTANTE)
MEJIA : (DELIBERADAMENTE TEATRAL, SIMULA ADMIRACION,
DIRIGIENDOSE SIEMPRE A SIMON, COMO SI ESTER NO ESTUVIERA EN
EL CUARTO) ¡Ah! ¡Estos sí que son buenos! ¡Qué maravilla!
Dan gusto, si viera usted. ¡Flor de espectáculo! Creo que
se ganan el concurso. ¡No puede discutirse! Mucha
imaginación, colorido, buenas ideas...

(MEJIA Y ESTER SIGUEN OBSERVANDO EL PASO DE LA COMPARSA,


CADA VEZ MAS CERCA DE LA VENTANA)

MEJIA : Yo tengo que votar. Soy miembro del jurado, ¿sabe


Simón? Lo forman entre los vecinos y como yo soy viejo en
el barrio... Bueno, me pusieron en el jurado. No es una
tarea desagradable. Honoraria, no vaya a creer otra cosa.
El club apenas se hace cargo de lo que consumimos en la
mesa... (PAUSA) Pero creo que éstos barren con todo los
premios. Ya va a ver como tengo razón.

(LA CONTINUA MARCHA DE LA COMPARSA DELANTE DE LA VENTANA ES


OBSERVADA POR LA PAREJA; MEJIA LO HACE COLMADO DE UNA
ADMIRACION SIMULADA, QUE LO LLEVA A APLAUDIR
SOLITARIAMENTE, EN UN GESTO CASI RIDICULO)
(POCO A POCO EL CONJUNTO SE VA ALEJANDO, LLEVANDOSE EL
SONIDO DE BOMBOS Y PLATILLOS)

MEJIA : (POR PRIMERA VEZ SE DIRIGE DIRECTAMENTE A ESTER)


Bueno... Voy para allá. El veredicto tiene que estar a las
doce. Si no encuentro nada mejor, voy a votar por los de
recién.
SIMON : (ATERRADO) ¿Me va a dejar aquí? ¿Atado?
MEJIA : (A SIMON) Vuelvo enseguida. le voy a traer
cigarrillos. Me imagino que se muere de ganas. No se
moleste en pedirle a Ester, ella no fuma.

(MEJIA SACA SUS LLAVES Y ABRE LA PUERTA. SE DETIENE UN


INSTANTE EN EL UMBRAL)

MEJIA : (A SIMON) ¿Rubios o negros?


SIMON : ¡Váyase a la mierda!
(MEJIA RIE, LUEGO SALE Y CIERRA LA PUERTA TRAS EL)
(ESTER SE APOYA EN LA VENTANA, EL CODO EN EL ALFEIZAR,
DESDE ESA POSICION MIRA A SIMON, CON EXPRESION EQUIVOCA, NO
SE SABE SI CON ODIO, CURIOSIDAD O DESINTERES. SIMON REHUYE
LA MIRADA, PERO A POCO SE ENVALENTONA Y SE LAS DEVUELVE
CARGADAS DE RENCOR. SIN DECIR UNA SOLA PALABRA, EL HOMBRE
INTENTA LIBERARSE DE LAS ATADURAS, HACIENDO ESFUERZOS QUE
NO LO LLEVAN A NINGUN RESULTADO PERO INQUIETAN FUGAZMENTE A
LA MUJER, SIQUIERA DURANTE EL TIEMPO EN QUE AQUEL TIRONEA
DE LAS SOGAS. ESTER SE TRANQUILIZA CUANDO SIMON DESISTE,
AGOBIADO POR EL FRACASO Y CANSADO)
(ESTER ADVIERTE LA BOTELLA DE LICOR. DEJA LA VENTANA Y VA A
RECOGERLA. CON ELLA EN LA MANO, BUSCA DONDE SERVIRSE.
ENCUENTRA EL JARRO DE LATA Y COMPRUEBA QUE GUARDA COÑAC EN
SU INTERIOR. DESECHA LA BOTELLA Y BEBE UN SORBO DEL JARRO,
PERO SE AHOGA, TOSE Y DEBE RECURRIR A UN PAÑUELO DE SU
CARTERA)
(UNA VEZ CALMADA, TOMA ASIENTO EN UNA SILLA QUE POR RARA
COINCIDENCIA SE HALLA PROXIMA AL LUGAR DONDE PERMANECE LA
FOTOGRAFIA. LA VISION SUBITA, INESPERADA DE ESTA IMAGEN LA
SACUDE, LA PERTURBA. POCO A POCO VA ALCANZANDO PARA ELLA UN
GRADO DE CORPORIZACION, HASTA QUE AL FIN SE CREE DELANTE DE
SU HIJA EN VIDA EN CAMBIO DE UNA SIMPLE FOTOGRAFIA
INANIMADA. PARA ELLA DESAPARECE TODO LO DEMAS, EL REDEDOR Y
ESE HOMBRE ATADO A UNA SILLA, TAN PROXIMO A ELLA, Y QUEDA
FIJADA A ESA VISION ALUCINADA. EL ROSTRO DE ESTER SE
SUAVIZA CON UNA SONRISA MATERNAL, CARGADA DE TERNURA)

ESTER : Ester, Estercita... Mi chiquita... ¡Hola! Soy yo,


yo... Tu mamá... Tu mamita... A ver querida, ¿qué vamos a
escuchar hoy? Toque, toque mi niñita... Toque lo que acaba
de aprender... Su mamita la quiere escuchar...

(LA ESCENA VA ALCANZANDO UN GRADO DE PATETISMO QUE PARALIZA


AL MISMO SIMON, QUIEN OBSERVA A LA MUJER EN SU DELIRIO
QUEDANDOSE TIESO, INMOVIL)

ESTER : ... Toque Ester... Si sabe que a su mamita le gusta


mucho escucharla... Se pone muy contenta de oír lo que su
nenita aprendió hoy... ¿A ver, qué? ¿Un vals? ¿Un
valsesito?... Sí, claro que quiero oírlo... Qué importan
los vecinos, si es muy lindo nadie va a venir a protestar.
¡Lo tuyo no es barullo, es música! ¡Buena música!... Les
gustará tanto como a mí... Toque, toque mi nenita... Toque
que su mamita quiere escucharla... (PERO ES ELLA QUIEN
SIMULA TOCAR UN PIANO IMAGINARIO, FORMADO EL TECLADO POR EL
BORDE DE LA MESA. ACOMPAÑA EL MOVIMIENTO DE SUS MANOS CON
EL TARAREO DE UNA COMPOSICION DE PRINCIPIANTE) Talán,
talán, tan, tan, tan... Talán, talán... (ESTER SE
ENTUSIASMA) ¡Muy bien! ¡Muy bien! ¡Vean cómo aprende mi
nena!... ¡Muy bien querida, muy bien!... Talán, talán, tan,
tatán, tan... Ah, siempre con esos pelos cayendo sobre la
frente, siempre lo mismo... ¿Por qué no le hacés caso a
mamita? Peinate con rodete... Tan, talán, tatán, tan... El
rodete queda muy lindo en una nena de tu edad... Ya sé, ya
sé... (RIE DIVERTIDA) Ya sé que ya no sos una nena... Y yo
sigo llamándote así... Talán, tatán, talán, tan, tan...
Señorita, se-ño-ri-ta... (VUELVE A REIR, SIEMPRE DIVERTIDA)
Tan, talán...La señorita Ester... ¡Futura concertista!...
Talán, tan, tatán... ¡Tu nombre en la marquesina de los
teatros!... Tan, talán, tan, tan... Y tu mamita en primera
fila... Tan, tatán... ¡Y papá también!... Talán, tatán,
tatán... ¡Los dos muy bien vestidos!... Tantatán... ¡A esos
teatros hay que ir muy elegantes!... Talán, tan, tatán...
¡La madre de la artista de largo!... Tan, tan, tatán... ¡Y
el padre de traje negro!... Tan, tatán, tan... (SIN EMBARGO
EL ENCANTO SE VA ROMPIENDO IRREMISIBLEMENTE, POCO A POCO.
ESTER SE ALEJA DE ESA ALUCINACION Y VA INGRESANDO A LA
REALIDAD. PERO SE OBSTINA EN SEGUIR, EN DESCONOCER EL FIN
DEL DELIRIO, LUCHA POR PEMANECER ATADA A LA VISION
IMPRIMIENDO MAYOR VELOCIDAD A SUS MOVIMIENTOS, TARAREANDO
MAS DE PRISA, ALENTANDO DE CONTINUO A LA EJECUTANTE, COMO
SI POR OBRA DE LA CELERIDAD PUDIERA MANTENER EL SUEÑO DE
TENER A SU HIJA DELANTE. GRUESOS LAGRIMONES COMIENZAN A
SURCAR SU ROSTRO, INDICADORES DE QUE CADA VEZ LA CERTEZA DE
QUE TODO ES IRREAL ALCANZA MAYOR FUERZA PARA ELLA. POR
ULTIMO SU MIMICA Y SUS EXCLAMACIONES PIERDEN CONVICCION,
SUS MOVIMIENTOS SE TRANSFORMAN EN ALGO MECANICO, EJECUTADOS
SIN CALOR, COMO UNA SIMPLE PARODIA DE LO QUE ELLA ESTUVO
HACIENDO HASTA HACE POCO FIRMEMENTE CONVENCIDA. POR FIN
TODO SE LE DERRUMBA, NO PUEDE SOSTENER MAS LA TEATRALIDAD
FALSA DE SUS GESTOS Y DEJA QUE SUS MANOS RESBALEN DE LA
MESA, COLGANDO LAXAS, SIN VOLUNTAD. TRATA DE AHOGAR UN
GRITO DE DOLOR, QUE NO OBSTANTE SURGE, DISTORSIONADO Y
DESGARRADOR. LA CABEZA CAE SOBRE SU PECHO Y LLORA
SILENCIOSAMENTE)

(SIMON, SUPERADA LA EXTRAÑA ATRACCION PRODUCIDA POR LA


ESCENA, APROVECHA ESTA CIRCUNSTANCIA -ESTER LLORANDO
PERMANECE AJENA A EL TANTO COMO ANTES, DURANTE SU DELIRIO-
E INTENTA NUEVAMENTE LIBERARSE DE LAS ATADURAS. EMITE
QUEJIDOS CONTENIDOS, CONSECUENCIA DE SUS ESFUERZOS
DESESPERADOS, Y ESTO TERMINA POR PONER EN SOBREAVISO A LA
MUJER. ELLA VUELVE A HACERSE CARGO DE SU ENTORNO, SE SECA
LAS LAGRIMAS APRESURADAMENTE, CON EL DORSO DE LA MANO)
(SIMON NO SOPORTA LA MIRADA, PARECIERA QUE LE MARCAN SU
NUEVO FRACASO, LA INUTILIDAD DE SUS ESFUERZOS, Y VIOLENTO,
FUERA DE SI, DESCARGA SU RABIA CONTRA LA MUJER, TIRANDOLE
UNA PATADA QUE REBOTA, INOCUA, CONTRA EL RESPALDO DE LA
SILLA DONDE ELLA SE HALLA SENTADA. ESTER REACCIONA DE FORMA
MAS VIOLENTA AUN, SE PONE DE PIE DE UN SALTO Y MANOTEA LA
CARTERA: DEL INTERIOR SACA UN FILOSO CUCHILLO CON EL CUAL
ATACA A SIMON. DIRIGE LA PUNTA DEL ARMA AL CUELLO DEL
INDEFENSO PRISIONERO, PERO EL AZAR ACUDE EN AYUDA DE ESTE:
SUENA EL TELEFONO. EL TIMBRAZO HACE REACCIONAR A ESTER,
QUIEN CONTIENE LA PUÑALADA A CENTIMETROS DEL BLANCO. SIMON,
TIESO POR EL MIEDO, NO ATINA SIQUIERA A MOVERSE, LA MIRADA
CLAVADA EN LA HOJA QUE BRILLA MUY CERCA DE SUS OJOS. LA
AMENAZA DE ESTER SE DILUYE, BAJA EL ARMA Y MIRA EL TELEFONO
QUE SIGUE SONANDO. DEJA EL CUCHILLO SOBRE LA MESA Y TIENTA
A IR HACIA EL TELEFONO. SU MIRADA TROPIEZA CON LA
FOTOGRAFIA Y PREFIERE, ANTES, ESCONDERLA, GUARDARLA DENTRO
DE UN CAJON. RECIEN DESPUES SE ACERCA AL APARATO Y ATIENDE)
ESTER : Sí, jefe, yo, Ester... (PAUSA) No, no se
preocupe... (PAUSA) Todo bien, jefe, sin problemas...
(PAUSA) Claro que sí, cuando llegue el momento... (PAUSA)
Lo tenemos en cuenta... (PAUSA) Le agradezco mucho, jefe...
(PAUSA) Salió, usted sabe ese asunto en que se metió...
(PAUSA) Sí, sí, como si entendiera algo de eso... (PAUSA)
Pero le debe gustar... (PAUSA) Y, si aceptó ser miembro del
jurado... (RIE, POSIBLEMENTE SU INTERLOCUTOR TAMBIEN) Le
agradezco la llamada, jefe... (PAUSA) Sí, sí, descuide, lo
vamos a tener al tanto... (PAUSA) Adiós... Y agradecidos
(CORTA LA COMUNICACION)

(ESTER VUELVE A LA MESA Y A LA SILLA. DEL INTERIOR DE LA


CARTERA SACA POLVOS Y COSMETICOS. TERMINA DE SECARSE LAS
LAGRIMAS CON EL PAÑUELO Y, PARSIMONIOSAMENTE, SE DEDICA A
RECOMPONER SU AUSTERO MAQUILLAJE, MIRANDOSE EN UN REDONDO Y
PEQUEÑO ESPEJO DE MANO)
(CUANDO CONCLUYE CON SU ARREGLO, SE OYEN LAS LLAVES EN LA
PUERTA. ES MEJIA, QUIEN REGRESA. TRAE UN ATADO DE
CIGARRILLOS EN LA MANO, QUE HA ABIERTO ANTES DE ENTRAR)

SIMON : (SUPLICA A MEJIA) ¡Ya pagué por eso! ¡Me tragué


nueve años! ¡No le basta eso...!

(SIMON NO PUEDE SEGUIR CON SU RUEGO: MEJIA LO OBLIGA A


CALLAR ENTERRANDOLE PRACTICAMENTE UN CIGARRILO ENTRE LOS
LABIOS)

MEJIA : (A ESTER) ¿Habló? ¿Dijo algo este caballero?


ESTER : No, ni una palabra. (PAUSA) Habló él.
MEJIA : Ajá.
ESTER : Le hice saber que no lo necesitábamos.
MEJIA : (ASIENTE COMPLACIDO) De acuerdo... (SE LLEVA UN
CIGARRILLO A LOS LABIOS) Hable Simón. Queremos oírlo...
Cuente cómo fue... (REACCIONA DE PRONTO, PARECE HABER
RECORDADO ALGO DIVERTIDO) ¿También le mentí, eh? (SEÑALA
CON UN DEDO EL CIGARRILLO EN LA BOCA) Somos un buen par de
mentirosos. Usted y yo. Fumo, yo fumo. Y bastante. Ester me
regaña siempre, pero qué quiere... Bueno, usted lo sabe, no
se puede con el vicio.

(MEJIA ENCIENDE EL CIGARRILLO DE SIMON, QUIEN PITA


ANSIOSAMENTE, Y LUEGO EL SUYO)
(COMIENZA A HACERSE OIR EL RUMOR DE OTRA COMPARSA)

MEJIA : Ganó la que yo decía nomás. Todos estuvieron de


acuerdo. Fue unánime, casi no hubo discusión. Esos
muchachos estaban fuera de competencia, muy por encima de
los demás.
(MEJIA SE ACERCA A LA VENTANA Y SE ASOMA OBSERVANDO A LA
COMPARSA AUN DISTANTE, UE AHORA SE APROXIMA EN DIRECCION
CONTRARIA, REGRESANDO DEL PUNTO DONDE CONCURRIO. LA MIRADA
DE SIMON SE DILATA. CUANDO ADVIERTE CIERTOS PREPARATIVOS
QUE, INSENSIBLEMENTE, SE ORGANIZAN A SU ALREDEDOR: ESTER,
ANTE LA MUDA APROBACION DE MEJIA, SE PONE DE PIE Y TOMA EL
CUCHILLO ABANDONADO SOBRE LA MESA)
MEJIA : (VOLVIENDO SU ATENCION A LA CALLE) ¡Qué vitalidad
la de estos chicos! Aturden cuando vienen, aturden cuando
se van... ¡Chipum, chipum! ¡Ah, quién tuviera veinte años!
Eso de tenerlos en un rincón del corazón es un consuelo que
a mí no me conforma. (RIE DIVERTIDO POR SU OCURRENCIA)

(MEJIA CONTINUA OBSERVANDO, ACOMPAÑANDO EL RITMO CON UN


LEVE BAMBOLEO DE CADERAS, PERO SIN DEJAR DE DIRIGIR; SOLO
CON LA MIRADA, RESPONDIENDO A UN ACUERDO PREVIO QUE NO
TIENE NECESIDAD DE SER EXPLICITADO; LOS MOVIMIENTOS DE
ESTER. ELLA CONCLUYE SUS EVOLUCIONES PLANTANDOSE DELANTE DE
SIMON, EL CUCHILLO EN LA MANO)
(LUEGO DE CONCLUIDO EL DESPLAZAMIENTO DE LA MUJER, AMBOS
PERMANECEN EN SUS LUGARES, EN EVIDENTE ACTITUD DE ESPERA.
SIMON SE INQUIETA -LA QUIETUD DE LOS OTROS ANIMA LA SUYA-,
SE REMUEVE EN LA SILLA, REINICIA LOS DESESPERADOS TIRONES
PARA SOLTARSE. NADIE SE PREOCUPA POR EL, A EXCEPCION DE
ESTER QUE, FRENTE A SIMON, LO MIRA CON MAS CURIOSIDAD QUE
RECELO)

SIMON : Voy a hablar... (LLAMA A MEJIA) ¡Oiga, usted!


(MEJIA DEJA DE OBSERVAR POR LA VENTANA Y GIRA PARA
PRESTARLE ATENCION) Si eso es lo que quieren, voy a hablar.
Les voy a contar cómo fue.
MEJIA : (MIENTRAS ASIENTE CON LA CABEZA) Muy bien (LUEGO
CIERRA LA VENTANA, PERO ARRIMANDOLA, SIN ASEGURARLA CON LA
FALLEBA. DE ESTE MODO EL SONIDO DE LA COMPARSA SE OYE MAS,
MUCHO MAS APAGADO)

(MEJIA SE ACERCA A SU MUJER Y AMBOS OBSERVAN A SIMON, A LA


ESPERA DE SU RELATO. ESTE DUDA, TRAGA SALIVA, LE CUESTA
LARGARSE A HABLAR. NO OBSTANTE SE OBLIGA A HACERLO,
CONVENCIDO QUE DE ESA UNICA MANERA FRENARA LA VENGANZA QUE,
PRESIENTE, NO TARDARA EN CAER SOBRE EL)

SIMON : Bueno...
MEJIA : (ORDENA, EXIGENTE) ¡Por el principio, Simón!
SIMON : Ella acostumbraba a pasar delante del café...
MEJIA : ¿Ella?
SIMON : La... La... La chica.
MEJIA : ¿Qué café?
SIMON : El de la esquina... (FASTIDIADO) Si usted sabe.
MEJIA : (ASIENTE) Siga.
SIMON : Pasaba todas las noches... No, no, todas las noches
no... Algunas... A veces yo esperaba que pasara y no, no
pasaba...
MEJIA : Lunes, miércoles y viernes, nada más.
SIMON : ¿Venía de estudiar el piano (MEJIA SE NIEGA A
CONTESTAR LA PREGUNTA) Usted dijo eso, recién...
MEJIA : (ORDENA, MOLESTO) ¡Siga, siga!
SIMON : Estoy contando...
MEJIA : ¡Se está yendo por las ramas!!
SIMON : (ACEPTA, ASINTIENDO) Bueno... Los muchachos me
hacían bromas. Se la habían tomado conmigo... Decían que
era un estúpido porque la... La... Su... Bueno, la hija de
ustedes me miraba. Usted sabe, me miraba de una forma...
Con intención... Ellos decían eso, yo, la verdad, nunca me
di cuenta...
MEJIA : ¿De qué muchachos está hablando?
SIMON : La barra, la barra del café. Nos reuníamos allí...
Ya ni me acuerdo de los nombres, tampoco de cuántos
éramos...
MEJIA : Eso no tiene ninguna importancia. ¡Adelante, Simón!
SIMON : Sigo, sí, sigo... Pero no me apure, déjeme
recordar... (PAUSA) Esa noche, la noche esa...
MEJIA : La noche del asesinato.
SIMON : Bueno, sí... Esa noche... Yo estaba algo tomado. No
mucho, pero estuvimos festejando desde la tarde... CAda uno
que llegaba pagaba una copa... No sé qué festejábamos, ya
ni me acuerdo... Yo no estaba acostumbrado a tomar tanto y
me hizo mal. Soy de mala bebida, me da por pelear, por
buscar camorra, con cualquiera que se me cruce... Se lo
dije a mi abogado, era un buen argumento, creía yo...
MEJIA : ¡Siga, siga! ¡Eso no le interesa a nadie!
SIMON : Bueno, sigo... Yo no estaba bien de la cabeza,
bastante mareado... No se puede decir borracho, pero eso
fue... Por eso... No sabía lo que hacía... Los muchachos se
dieron cuenta y en vez de dejarme tranquilo empezaron de
nuevo con esa música... Y vea lo que son las cosas, me
pareció que tenían razón, que era cierto. Si yo no hacía
algo era un estúpido... Y pasó la chica, justo en el peor
momento. A lo mejor si hubiera pasado antes, o tardado un
poco, un poquito nomás... Pero en ese momento yo era capaz
de hacer cualquier cosa (CORTA PAUSA, INTERRUMPIDA POR
MEJIA QUIEN GOLPEA EL PISO CON EL PIE PARA OBLIGARLO A
CONTINUAR) Me levanté de la mesa y la seguí. Cuando salía a
la calle los muchachos se largaron a aplaudirme (SE
INTERRUMPE NUEVAMENTE)
MEJIA : (IMPACIENTE) ¡Siga, siga! ¡Qué pasó después!
SIMON : Qué sé yo lo que pasó después... TRAto de recordar,
pero... Al principio traté de hablarle, de buen modo...
Pero no sé por qué terminé dándole un empujón... Me
insultó, creo... Tropezó y se fue al suelo. Yo no quise
tirarla, pero era una plumita de liviana... También puede
ser que a mí se ma haya ido la mano... No me explico.
Después la agarré de un brazo y la metí en el potrero. Tuve
miedo de que la gente la vea tirada en el suelo... La
arrastré, no puedo negarlo... Fui un bruto...
MEJIA : ¿Ella se resistía?
SIMON : Claro que se resistía. Y lloraba.

(SIMON SE INTERRUMPE DESPAVORIDO: ESTER NO AGUANTA MAS Y SE


ABALANZA SOBRE EL, EL CUCHILLO BUSCANDO LA ENTREPIERNA.
SIMON GRITA, SE DEFIENDE PATALEANDO)
(MEJIA AHOGA TODOS ESTOS RUIDOS ABRIENDO LA VENTANA; EL
SONIDO DE LA COMPARSA, PASANDO DELANTE DE LA CASA, CUBRE
CUALQUIER OTRO. LA COMPLICIDAD DE MEJIA LLEGA HASTA ALLI,
LUEGO SOLO ATINA A CONTEMPLAR EL DESARROLLO DE LOS SUCESOS,
SIN TOMAR PARTICIPACION ALGUNA)
(ESTER, MIENTRAS TANTO, HA CONSEGUIDO, A LOS TIRONES,
ARRANCAR LOS PANTALONES DE SIMON. RETROCEDE CON LA PRENDA
EN LA MANO Y LA ARROJA A CUALQUIER PARTE. TOMA NUEVO
IMPULSO Y VUELVE A ATACAR A SU VICTIMA. EL ENSORDECEDOR
BARULLO DE LA COMPARSA AHOGA EL AULLIDO ANIMAL, SOBREHUMANO
DEL HOMBRE A QUIEN UNA ESTER ENSANGRENTADA Y ENLOQUECIDA LE
ARRANCA EL SEXO)

FIN

Compañía
Por Eduardo Rovner

PERSONAJES
ANA
OSVALDO
MAGDA

EL AMBITO ESCENICO ES EL LIVING DE LA CASA DE ANA Y


OSVALDO. MUEBLES CLASICOS, ADORNOS Y FOTOS DE LOS HIJOS DAN
UN CLIMA DE CUIDADO Y SOLEDAD DEL MATRIMONIO.
ES DE NOCHE. ANA, SOLA, TRABAJANDO CON UNA MAQUINA DE
TEJER. BOSTEZA, SE PARA, SE DESPEREZA, MIRA SU RELOJ, DUDA
DE QUE HACER, HASTA QUE SE VUELVE A SENTAR Y SIGUE
TEJIENDO. SE OYE RUIDO DE LA CERRADURA, SE ABRE LA PUERTA Y
ENTRA OSVALDO CON UN PAQUETE QUE DEJA, LO MAS
DISIMULADAMENTE POSIBLE, EN UN COSTADO. ANA LO MIRA
SORPRENDIDA. OSVALDO LLEVA UN TRAJE GRIS MUY USADO, EL
CUELLO DE LA CAMISA DESABROCHADO Y LA CORBATA FLOJA.
ANA : ¿Qué hacés, viejo?... (OSVALDO SE ACERCA Y LE DA UN
BESO) ¿Fuiste a jugar al billar?... (OSVALDO NIEGA) Me
hubieras llamado... Estaba... aburrida, no sabía qué hacer,
iba a ir a visitar a la nena, pero después pensé que en una
de esas no tenías ganas de comer solo y... bueno, al final
me quedé.
OSVALDO : ... No sabés lo que me pasó.
ANA : ¿Un desalojo?
OSVALDO : No... no...
ANA : ¿Comiste?... Yo ya comí, tenía hambre...
OSVALDO : No, pero no tengo hambre.
ANA : Te preparé una ensalada por las dudas...
OSVALDO : No, te dije que no quiero comer... Dejame
contarte qué me pasó.
ANA : Esperá, antes que me olvide, te llamó el Secretario
del Juzgado... Quería preguntarte algo. ¿Te fuiste antes?
OSVALDO : Siempre llama por pavadas... Sí, me fuí antes...
Justamente te quiero contar.
ANA : Puede no ser una pavada... ¡Por eso no me fuí! Como
me dijo que no estabas, pensé que ibas a llegar temprano.
OSVALDO : (IMPACIENTE) ¡Ana, dejame contarte!
ANA : ¡Bueno, no te pongas así!... Encima que me quedo...
OSVALDO : Perdoname, lo que pasa es que me sucedió algo...
no sé cómo llamarlo.
ANA : ¿Bueno o malo?... (OSVALDO DUDA, SE SONRIE) ¿Pero
qué? ¡Decí!
OSVALDO : No se... me parece que es algo fantástico,
pero... (PAUSA)
ANA : Estaba en el Juzgado. Tres de la tarde. Al Juez se le
ocurrió, de golpe, poner todo al día y estaba imposible...
Gritos, nervios, papeles por todos lados. Me empecé a
sentir mal.
ANA : ¿Te descompusiste?
OSVALDO : No, no... pero empecé a sentirme agobiado, harto.
¡Mal!
ANA : ¿Y qué hiciste?
OSVALDO : En un momento me paré, fuí hasta la ventana y
miré para afuera.
ANA : ¿Y?
OSVALDO : Un sol radiante, una tarde hermosa... ¿Sabés qué
hice?
ANA : ¿Qué?
OSVALDO : Me fuí. Le dije a Echeverry que me sentía mal y
me fuí.
ANA : ¡No! ¿En serio? (OSVALDO ASIENTE) ¿Y qué te dijo?
OSVALDO : Me dijo: -¿Justo ahora, Vernet?- entonces le
contesté: - ¿Y qué quiere que le haga? Me siento mal...
ahora.
ANA : ¿Y te fuiste?
OSVALDO : Sí.
ANA : ¿Cómo te animaste?
OSVALDO : ¿Raro, no? El asunto es que me animé... ¿Sabés
qué? Para mí, que fue el destino.
ANA : ¿Por qué?
OSVALDO : Seguro... Ahora vas a ver... Agarré el coche y me
fuí a Palermo...
ANA : ¡Qué loco! ¿Estaba lindo?
OSVALDO : Maravilloso. Me senté en un banco del Rosedal y
me puse a mirar los reflejos del sol en el lago. Parecía un
sueño.
ANA : ¿Por qué no me viniste a buscar? Me hubiera encantado
estar con vos. Yo me pasé la tarde entre el trabajo éste...
(SEÑALA LA MAQUINA) y acomodando lo que se me ocurría...
OSVALDO : ¿No tenés que terminarlo para pasado mañana?
ANA : Sí, pero en todo caso llamaba a la dueña de la
boutique y le decía que... no sé... cualquier excusa, pero
me iba con vos seguro... debía estar hermoso. ¿Hace cuánto
que no hacemos algo así?
OSVALDO : Mucho. ¿No?
ANA : ¡Muchísimo! Me podrías haber llamado, aunque sea para
preguntarme.
OSVALDO : ... No se me ocurrió.
ANA : Sos ¿Eh? Yo no vi el sol... ¿Y estuviste hasta ahora
ahí?
OSVALDO : No... al ratito que estoy sentado como
hipnotizado, disfrutando de ese ensueño... (PAUSA)
ANA : ¿Qué pasó?
OSVALDO : ... En un momento miro para el costado y veo,
sentada en otro banco, una mujer que me mira y me sonríe.
(PAUSA)
ANA : ¿La conocías?
OSVALDO : No.
ANA : Una busca.
OSVALDO : No, no... Yo pensé: -¿Me conocerá de algún lado?-
Pero enseguida me olvidé y seguí mirando el reflejo del
agua en las hojas de los árboles, en el pasto mojado...
ANA : ¡Apareció el poeta!
OSVALDO : Tendríamos que tener un jardín, Ana.
ANA : ¿Justo ahora? Mejor conformate con las macetas del
patio. ¿Y qué hiciste después? Porque no debés haber estado
mirando el lago y los árboles hasta ahora.
OSVALDO : No, no... Después de un rato miré de nuevo para
el costado y, otra vez, la mujer, ésa que te conté, me
sonreía y me saludaba.
ANA : Insistente.
OSVALDO : Sí...
ANA : ¿Y?
OSVALDO : Y... yo ya me sentí incómodo, pero además, no
quería pasar por grosero, así que la saludé y le pregunté
si la conocía de algún lado.
ANA : ¿Para qué le preguntaste?
OSVALDO : ¿Y cómo no? Si a vos alguien te saluda y vos no
lo conocés ¿Qué hacés?
ANA : ¿Hablás en serio? ¡Mil veces me saludaron hombres por
la calle! ¿A vos te parecería bien que les dé conversación
a todos? ¡Si es la manera más común de enganchar una mujer!
OSVALDO : Bueno, pero acá fue distinto... Yo no la saludé a
ella.
ANA : Parecés un chico... ¿Y?
OSVALDO : ¿Y qué?
ANA : Después que le preguntaste si te conocía. ¿Qué te
dijo?
OSVALDO : Que no, pero que le gustaría compartir ese
momento tan agradable conmigo...
ANA : ¡Mirá vos! ¿Y vos qué le dijiste?
OSVALDO : ...Le dije que sí... ¿Qué le iba a decir?
ANA : ¿Y entonces?
OSVALDO : ...Vino y se sentó al lado mío.
(PAUSA)
ANA : ¿Es una broma?
OSVALDO : No.
ANA : ¿Seguro?
OSVALDO : No, no es una broma. ¿Por qué?
ANA : Osvaldo, no te hagas el idiota.
OSVALDO : Eramos dos personas en una tarde hermosa mirando
el lago y nos sentamos juntos a compartir ese momento. ¿Qué
tiene de malo?
ANA : ¿Cómo era?
OSVALDO : ...Agradable, lindos ojos... Más o menos alta
como yo...
ANA : ¿Cómo te diste cuenta si estaban sentados?
OSVALDO : ...Después nos paramos.
ANA : ¿Edad?
OSVALDO : Como nosotros.
ANA : Así que sólo estuvieron compartiendo ese momento...
También habrán conversado algo ¿No?
OSVALDO : Sí, claro.
ANA : Contame ¿De qué hablaron?
OSVALDO : De tantas cosas... ¡Vos sabés qué increíble!
Después de charlar un rato, teníamos la impresión de
conocernos de toda la vida.
ANA : ¿Ah, sí?
OSVALDO : En serio ¿viste cuando encontrás una persona que
hizo una vida con todas cosas parecidas a uno mismo?...
Barrios parecidos, padres parecidos, escuela y colegio
parecidos, trabajos, gustos... ¡Es como si hubiésemos
vivido la misma vida!
ANA : ¿Qué me estás contando, Osvaldo?
OSVALDO : (DUDA) ...Lo que me paso hoy.
ANA : ¿Me estás contando un romance?
OSVALDO : No se trata de ella y yo, Ana... Se trata de
nosotros, vos incluida.
ANA : No te entiendo.
OSVALDO : Seguro... Ella podría ser vos... o yo... Le gusta
bailar el tango, escribe poesías, como yo... ¡Hasta junta
fotos de chicos! (SEÑALA LAS DE ELLOS)
ANA : De los hijos.
OSVALDO : No, no tiene, pero como le encantan los chicos,
junta fotos... Cuando le conté que los domingos traigo a
diez chicos del barrio a merendar a casa, me miró y empezó
a lagrimear, tanto se emocionó... ¿Te das cuenta qué
sensibilidad?
ANA : ¿Es soltera o separada?
OSVALDO : Viuda.
ANA : ...Está sola.
OSVALDO : ¿Ves? A mí me pasó lo mismo.
ANA : ¿Qué?
OSVALDO : Me enterneció... Está sola, como nosotros.
ANA : Nosotros tenemos una familia. ¿No?
OSVALDO : Si vos misma siempre te quejás de que los chicos
no vienen nunca y que te pasás el día sola.
ANA : ¿Así que te enterneció?
OSVALDO : ...Sí.
ANA : ¿Y qué hiciste?
OSVALDO : ...Vos sabés que al rato que estábamos
charlando... (PAUSA)
ANA : ¿Qué?
OSVALDO : ...Empezó a tocarme.
ANA : ¿Cómo que empezó a tocarte?
OSVALDO : Sí... y de pronto me encontré, no me preguntes
cómo, caminando con ella, a orillas del lago... tomados de
la mano.
(PAUSA)
ANA : Osvaldo.
OSVALDO : ¿Qué?
ANA : Soy Ana, tu esposa.
OSVALDO : Ya sé.
ANA : ¡No! ¡Ya sé, no! ¿Qué me estás contando?... (OSVALDO
NO CONTESTA) ¡Contestame! ¿Qué me estás contando?
OSVALDO : (DUDA)... Un encuentro.
ANA : ¿Qué encuentro? ¿Te creés que soy idiota? ¡Me estás
contando una aventura!
OSVALDO : Por favor, Ana, mi amor...
ANA : ¡Mi amor nada! ¡Si tuviste una aventura o un romance
o lo que sea te lo guardás para vos o para tus amigos!
¿Oíste? ¡A mí no me vengas con esos cuentos! ¡Estás loco!
¿Qué te pasa? ¿Te volviste loco enserio? ¡Veinticinco años
de casados! ¿Y querés tirar todo por la borda por una
viudita de mierda que encima la conociste hoy?
OSVALDO : ¡No grites! No quiero tirar nada por la borda
ANA : ¿Ah, no?
OSVALDO : ¡Escuchame!
ANA : ¡Dejame tranquila! ¡No hables más!
OSVALDO : ¿Pero qué amigos tengo, los compañeros de
trabajo? ¿Los del billar? ¡No son amigos, mi amor!
ANA : ¡No me digas mi amor!
OSVALDO : ¡Por favor, Ana! ¡Con ellos no puedo hablar nada
importante! Sólo chistes, bromas y pavadas. ¿No te das
cuenta?
ANA : ¿De qué?
OSVALDO : De que si no te lo cuento a vos... ¿Con quién lo
voy a compartir?
ANA : ¡Terminala de una vez! ¿Tuviste algo con otra mujer?
¡Me la aguanto! En veinticinco años puedo entender una cana
al aire. ¿Pero que me lo vengas a contar a mí, enternecido
y con lujo de detalles? ¡No! ¡Te equivocás!
OSVALDO : ¿Por qué?
ANA : ¿Cómo por qué? ¡Dejá de hacerte el idiota! ¡Soy tu
esposa, no una amiga!
OSVALDO : ¿Te das cuenta de lo que estás diciendo?
ANA : ¡Sí! ¡Me doy cuenta perfectamente!
OSVALDO : Pero entonces... ¿Qué clase de matrimonio somos
si no podemos contarnos todo como amigos?
ANA : ¡Normales! ¡Por suerte somos normales como todos los
que nos rodean! ¡Y si a vos se te ocurrió, a esta altura,
tener un matrimonio diferente... anormal, es problema tuyo!
¿Oíste?
OSVALDO : Pero... ¿Por qué anormal? ¡Yo lo único que quiero
es que seas mi esposa y amiga! ¿Qué tiene eso de anormal?
ANA : ¿Será posible que tenga que escuchar estas cosas?...
(COMIENZA A IRSE PARA EL DORMITORIO) ¡Se acabó! ¡Por hoy se
acabó!
OSVALDO : No te vayas... (LA DETIENE) Creeme, no me tiré
una cana al aire.
(PAUSA)
ANA : Después de caminar junto al lago, tomados de la
mano... ¿Qué hicieron?
OSVALDO : ...Fuimos a tomar un café.
ANA : ¿y después?... (OSVALDO NO CONTESTA) ¿Qué hicieron
después del café?... (OSVALDO SIGUE SIN CONTESTAR) ¡Son las
diez y media de la noche, Osvaldo! ¿Qué hicieron después?
OSVALDO : ...Fuimos a un hotel.
(PAUSA. ANA NO SALE DE SU ASOMBRO)
ANA : ¡Bueno, ya me contaste todo! ¡Era lo que querías!
¿No? ¡Ahora dejame tranquila!... (COMIENZA A IRSE
NUEVAMENTE, PERO DE GOLPE SE DA VUELTA FURIOSA. GRITANDO)
¿Y si eso no es tirarse una cana al aire, qué es?
¡Hipócrita!
OSVALDO : No grites, que se escucha afuera.
ANA : ¿Qué me importa? ¡Qué escuchen! ¡Así, por lo menos,
no van a decir que soy una cornuda estúpida!
OSVALDO : ¡Shhh! Ana, por favor.
ANA : ¡Me pasé la vida acompañándote, atendiéndote,
rompiéndome el lomo al lado tuyo! ¿Para esto? ¡No señor! ¡Y
encima dice que no es una cana al aire! ¿Y entonces qué es?
¡Hablá! ¿A ver, qué es? ¡Quiero saber!
OSVALDO : ...Te dije.
ANA : ¿Qué me dijiste?
OSVALDO : Que fue... un encuentro... Estábamos necesitados
de compañía... y cariño... y bueno... nos lo dimos.
(PAUSA)
ANA : ¡Te enamoraste!
OSVALDO : (DUDA) No... no se...
ANA : ¡Contestame sí o no! Si te enamoraste me lo decís y
listo. ¿Para qué complicarla? Si no me querés más no hay
nada que hacer.
OSVALDO : Si te quiero...
ANA : ¿Y entonces?... ¿Qué te falta conmigo?
OSVALDO : Nada me falta.
ANA : ¡Pero algo debe pasar! ¿Tenés algún problema?
(OSVALDO NIEGA) Por ahí hay algo que no te animás a
decirme... ¿Te trato mal?... ¿Hago o digo algunas cosas que
no te gustan?
OSVALDO : Para nada.
ANA : ¿Y entonces?... (OSVALDO NO CONTESTA) Otras mujeres
se quejan de todo... Yo no, soy feliz al lado tuyo...Estoy
orgullosa de vos, como marido y como padre. ¿Qué más? No
sé... Si fallé en algo, decime... lo que te parezca.
OSVALDO : Te quiero mucho, Ana... No hay nada que te pueda
decir... Pero no sé... con esta mujer se me despertó algo
que hace mucho tiempo que no sentía.
ANA : Es una calentura, Osvaldo, por favor.
OSVALDO : No, no... es otra cosa... Todo me vibra, me
emociona... Me siento vivir de una manera tan especial...
¿Entendés?... (ANA NO CONTESTA) ¿No entendés lo que te
quiero decir? (PAUSA HASTA QUE ANA, INTEMPESTIVAMENTE, SE
VA HACIA EL DORMITORIO Y, DESPUES DE UN MOMENTO COMIENZA A
VERSE ENTRAR, EN EL LIVING, ARROJADA DESDE EL DORMITORIO,
ROPA DE OSVALDO)
ANA : (DESDE AFUERA) ¡La valija está en la baulera!
OSVALDO : (ESQUIVANDO LA ROPA QUE VUELA DESDE AFUERA,
INTENTA IR HACIA EL DORMITORIO) ¡Ana, por favor!
ANA : ¡Se acabó!
OSVALDO : ¡Ana!...
ANA : ¡Se acabó, dije!
OSVALDO : Por favor...
ANA : ¡Por favor nada! (APARECIENDO) ¡Puedo llegar a
aguantarme una aventura, pero no que te enamores de otra
mujer!
OSVALDO : Pero si no me...
ANA : (LO INTERRUMPE) ¿Qué querés que sea, tu muchacha?
¿Que te cocine, lave, planche y darle el amor a otra? ¡No
señor! ¡Te vas!
OSVALDO : ¡No grites y escuchame!
ANA : ¿Es lo único que te importa? ¿Que no haga escándalo?
¡Andate! ¡No te quiero ver más!
OSVALDO : Ana, si yo...
ANA : ¡Te vas! ¿No escuchás?
OSVALDO : Por favor te pido. ¿Vamos a terminar así sin que
podamos hablar nada?
ANA : ¡No tenemos nada más para hablar!
OSVALDO : (REACCIONANDO) ¡Yo sí tengo!
ANA : (SORPRENDIDA) ... ¿Qué tenés?
OSVALDO : Quiero que me escuches.
(PAUSA)
ANA : ¿A ver? ¡Hablá, te escucho!
OSVALDO : No, así no.
ANA : ¿Cómo así no?
OSVALDO : Nerviosos y a los gritos no... Es inútil.
ANA : ¿Y a vos te parece que yo puedo estar tranquila?
OSVALDO : No hay otra manera.
(PAUSA)
ANA : (INTENTANDO ESTAR MAS CALMA) Hablá.
OSVALDO : Soy el padre de tus hijos ¿no?... Tu compañero de
muchos años... Jamás llegué a plantearte nada que te
pudiese molestar... ¿Te falté el respeto alguna vez?
ANA : (DUDA) ...No...
OSVALDO : ¿Y entonces?...
ANA : ¿Entonces qué?
OSVALDO : ¿Por qué ahora no me podés comprender?
ANA : ¿Qué querés que te ...?
OSVALDO : (INTERRUMPIENDOLA) Decime: ¿Qué preferís que
haga? ¿Que te mienta? ¿Que no te cuente nada de lo que me
pasa? ¿Eso sería mejor? ¿Que lleve una doble vida
ocultándote la mitad? ¿Eso querés que haga?... (ANA NO
CONTESTA) Ana, mi amor... ¡Llevo más de treinta años viendo
pasar mentirosos por el Juzgado!... ¡Son bichos! ¡Fingen
ser hombres, pero son bichos!... ¡Desparraman sus
porquerías y después se esconden entre esa misma basura!
¿Te das cuenta? ¡A mí... me daría asco hacer lo mismo!
ANA : Mirá vos... Así que te da asco mentir...
OSVALDO : Lo sabés bien.
ANA : Pero parece que ser infiel no. ¿No?... (OSVALDO SE
SORPRENDE) ¿Y por qué? ¿Desde cuándo la traición es mejor
que la mentira?
OSVALDO : ¿Cómo traición?
ANA : ¡Sí, traición! ¿O la infidelidad no es traición?...
¡Contestame! ¿Por qué mentir no y traición sí? ¿Dónde está
escrito que una es mejor que la otra?
OSVALDO : (REACCIONANDO) ¿Y qué tengo que hacer, lo
contrario de lo que me haga sentir bien?
ANA : ¡Hacé lo que se te dé la gana, pero no pretendas que
encima me parezca bien a mí!
OSVALDO : ¿Te das cuenta que vos querés un muerto al lado
tuyo?
ANA : ¿Qué estás diciendo?
OSVALDO : ¡Eso! ¡Que querés un muerto! ¡Tendría que matarme
a mí mismo y ser como vos querés para que me entiendas!
ANA : ¡Escuchame muerto! ¿Qué pasaría si un día vengo yo y
te cuento algo así?
OSVALDO : ¿Cómo algo así?
ANA : ...Por ejemplo, que hace tres veranos, cuando me fuí
a Mar del Plata... con mi hermana... una tarde fuí al
cine... Estaba esperando que empiece la película cuando, al
lado mío, se sienta un tipo... Hombros anchos, ojos verdes,
morocho con algunas canas, amable, sonriente... Me empieza
a dar charla... Después salimos y... bueno, te podés
imaginar lo demás... (PAUSA. OSVALDO NO REACCIONA) ¿Y?
OSVALDO : ¿Y qué?
ANA : ¿No te pone mal?
OSVALDO : ...Un poco sí.
ANA : ¿Cómo un poco? ¿No te pasa nada al imaginar mi cuerpo
con otro que no sea el tuyo? (OSVALDO NO CONTESTA) ¿No te
importa saber que me acarició, me besó todo el cuerpo,
hicimos el amor?
(PAUSA)
OSVALDO : ...¿Es verdad?
(PAUSA)
ANA : ...No...
(PAUSA)
OSVALDO : Te quiero mucho.
ANA : ¿Querés que sigamos juntos?... (OSVALDO ASIENTE)
Entonces... ¿Por qué no te olvidás de lo que me contaste?
(PAUSA)
OSVALDO : ...Lo quise compartir con vos.
(PAUSA)
ANA : ¿Sabés lo que me pareció en un momento?... No que lo
querías compartir... sino que "la" querías compartir... ¡Lo
único que faltaba era que me dijeses que querías vivir
conmigo y con la otra! (PAUSA) ¿No decís nada?... ¡Dale, si
ya cualquier cosa podría escucharte decir!
OSVALDO : ...¿Por qué no?
ANA : ¿Por qué no qué?
OSVALDO : ¿No podría ser?
ANA : (AZORADA) ¿Qué?
OSVALDO : ...Vivir... los tres juntos...
ANA : ¡Te volviste loco!
OSVALDO : Si continuamente te quejás de estar sola,
aburrido, sin nadie con quien hablar.
ANA : ¿Como podés decir estas barbaridades?
OSVALDO : ¿Por qué barbaridades? ¡Estoy seguro de que se
llevarían bien! Te conté cómo es...
ANA : ¿Es una broma?
OSVALDO : ...No...
ANA : ¡No puede ser que estés hablando en serio! ¿Tomaste
algo? (OSVALDO NIEGA, ANA SE ACERCA A OLERLE LA BOCA) ¡Abrí
la boca! (OSVALDO LO HACE. ANA LO HUELE) ...¡Estás
delirando! (LE TOCA LA FRENTE) ¡¡La conociste hoy a la
tarde!! ¿Qué idiotez es ésta?
OSVALDO : ¡No dije que fuese ya mismo!... Pero lo podemos
pensar...
ANA : ¿Qué vamos a pensar, si vamos a vivir los tres
juntos?
OSVALDO : ¿Qué tiene de malo? ¡Le haríamos compañía a ella
y ella a nosotros!
ANA : (IRONICA) ¡Bien! ¡Muy bien! ¿Y qué tal si llamamos
también a todas las solas y solos de la ciudad, eh? ¡O del
país o del mundo! ¿Por qué no? ¡Seguro que nos sentiríamos
bien acompañados! ¿No? ¿Qué te parece? ¿Qué importa quienes
o cuántos? (INVITANDO) ¡Por favor, sin miedo y con
confianza, como si estuviesen en su propia casa! ¡Adelante!
(REACCIONA FURIOSA) ¿Pero qué te crees que somos, un asilo?
OSVALDO : no se trata de...
ANA : (INTERRUMPIENDOLO) ¡Y seguramente también te debés
haber imaginado cómo podríamos vivir los tres juntos!
¿No?... ¿A ver, cómo sería? ¡Decí!... (OSVALDO NO SABE QUE
DECIR) ¡Vamos! ¿Qué pensaste? ¡Animate! ¿Cómo sería?...
¿Por ejemplo, que yo cocine mientras la otra esté sentada
sobre tus rodillas acariciándote? ¿O que yo te caliente
para que después te vayas a acostar con ella? ¿A ver?... ¡O
quién sabe preferís que todo lo hagamos entre las dos! ¿No?
¡Lavar, cocinar, salir, hacer el amor!... ¡Dale, hablá!
¿Qué es lo que querés? ¡Yo no puedo saber hasta donde
pensás llegar!... ¿También dormiríamos en la misma cama?
OSVALDO : No te pongas así... No quiero nada de eso...
ANA : (SIGUE ENFURECIDA) ¿Sabés lo que sos vos? ¡¡Un
degenerado!! ¡¡Eso sos!!
OSVALDO : ¿Yo?
ANA : ¡Sí, vos! ¡Y te vas inmediatamente de acá!
OSVALDO : ¿Por qué?
ANA : ¡Encima pregunta por qué!... ¡Buscá la valija, juntá
tus cosas y andate!
OSVALDO : ¿Pero ahora qué pasa?
ANA : ¡Andate de una vez!
OSVALDO : No grites, por favor...
ANA : ¡Grito lo que se me da la gana!
OSVALDO : Van a escuchar...
ANA : ¡No me importa si escuchan! ¡Es más, quiero que me
escuchen! (VA HACIA LA PUERTA)
OSVALDO : (LA SIGUE E INTENTA INTERPONERSE) No, Ana.
ANA : (TRATANDO DE ZAFARSE) ¡Dejame!
OSVALDO : Por favor...
ANA : ¡Dejame, te dije!
OSVALDO : ¿Para qué?
ANA : ¡Salí de acá! ¡Dejame pasar!
OSVALDO : ¡Te pido por favor!
(ANA LO EMPUJA Y OSVALDO TRASTABILLA. ANA LLEGA A LA
PUERTA, LA ABRE DISPUESTA A GRITAR HACIA AFUERA, VE A
ALGUIEN Y SE SORPRENDE. PAUSA)
ANA : ...¿Quién es usted?
MUJER : Magda.
(PAUSA)
ANA : (LO MIRA A OSVALDO, PARALIZADA DE ASOMBRO) No me
digas... (OSVALDO ASIENTE) ¿Cómo puede ser?
OSVALDO : ...Le dije que espere... mientras hablaba con
vos... justo hoy cumple años... y como estaba sola... le
propuse festejarlo con nosotros (OSVALDO VA HACIA MAGDA, LA
HACE ENTRAR Y LAS PRESENTA)... Ana... Magda...
(MAGDA TIENE LA PARTICULARIDAD DE SER APENAS TARTAMUDA Y
BASTANTE INSEGURA)
MAGDA : (NERVIOSA) Mucho gusto. (LE TIENDE LA MANO A ANA,
QUIEN NO LA TOMA)
OSVALDO : (TOMANDO EL PAQUETE CON QUE ENTRO) Compré una
torta... y una velita (ANA MIRA ABSORTA)
MAGDA : (QUIEN PERMANECE NERVIOSA, MIRANDO LA ROPA EN EL
PISO)... ¿Discutieron mucho? (OSVALDO ASIENTE) ...Claro...
¿Puedo ayudar en algo?... (SE AGACHA A JUNTAR LA ROPA)
¿Dónde la pongo?
OSVALDO : ...En el dormitorio.
ANA : En la valija... y se van.
OSVALDO : Ana...
ANA : ¡¡No quiero escuchar una sola palabra más!! ¡Vuelan
ya mismo o acá va a pasar algo...!
(MAGDA Y OSVALDO SE MIRAN. DUDAN. PAUSA)
MAGDA : (A ANA) ¿No podemos hablar?
ANA : ¿Qué quiere hablar? ¡¡No hay nada para hablar!!
(PAUSA)
MAGDA : (ACERCANDOSE)...No quiero que entiendas mal todo
esto.
ANA : ¡No me tutee! ¡No soy su amiga! ¡Y no hay nada que
entender! ¡¡Se van!! (PAUSA. MAGDA SE LE ACERCA E INTENTA
APOYARLE UNA MANO) ¿Qué hace? ¿Está loca? ¡¡No me toque!!
(MAGDA RETIRA LA MANO)
MAGDA : No se ponga así.
ANA : ¡Me pongo como se me da la gana! ¡Lo único que
faltaba! (MIRA A OSVALDO AZORADA)
MAGDA : No vale la pena... (NUEVAMENTE INTENTA TOCARLA)
ANA : ¡¡No se acerque!! (retrocede hacia la maquina de
tejer)
MAGDA : No tiene sentido... (SE ACERCA)
ANA : ¡¡Váyase!!
MAGDA : Por favor, cálmese... (SE ACERCA NUEVAMENTE
TRATANDO DE TOCARLA)
ANA : ¡¡Le dije que se vaya!! (AGARRA, DE LA MAQUINA DE
TEJER, UNA AGUJA GRANDE, ES IMPORTANTE QUE LA MISMA
TRASMITA SENSACION DE PELIGRO. ANA SE MIRA LA MANO,
SORPRENDIDA. LUEGO, LA EXTIENDE HACIA MAGDA, AMENAZANTE.
PAUSA TENSA. OSVALDO MIRA ESTUPEFACTO Y MAGDA RETROCEDE CON
TEMOR)
MAGDA : Deje eso... (ANA CAMINA HACIA ELLA) ¿Qué hace?
ANA : ¿Y ahora? ¡Acercate ahora! ¿A ver?
OSVALDO : ¿Qué hacés, Ana? ¡Dejá esa aguja!
ANA : Primero se van a ir de acá.
MAGDA : Está bien, pero...
ANA : ¡Sin abrir la boca! ¡Se van!
OSVALDO : Pero, aunque sea, dejame...
ANA : (INTERRUMPIENDOLO) ¡¡Dije que se van!!
(AMENAZADOS POR ANA, MAGDA Y OSVALDO SE VAN ACERCANDO A LA
PUERTA, HASTA QUE EN UN MOMENTO DADO, AL ABRIR LA PUERTA
ANTES DE SALIR, EN UN DESCUIDO DE ANA, OSVALDO LE AGARRA LA
MANO. ANA SUELTA LA AGUJA POR EL MOVIMIENTO CON UN GRITO Y
MAGDA LA RECOGE DEL PISO)
OSVALDO : ¡No grites! (MAGDA CIERRA LA PUERTA)
ANA : (GRITANDO) ¡Soltame!
OSVALDO : Pero no grites.
ANA : ¡Bestia! ¡Soltame el brazo!
OSVALDO : ¡Tranquilizate, Ana, por favor!
ANA : (GRITANDO PARA QUE LA ESCUCHEN DE AFUERA) ¡¡Socorro!!
¡Ladrones!!
OSVALDO : ¡Callate! ¿Qué decís?
ANA : ¡¡Ladrones! ¡¡Me quieren robar!!
OSVALDO : ¡Va a venir la policía!
MAGDA : (TARTAMUDEANDO) Ponele algo en la boca.
(OSVALDO, SOSTENIENDOLA FUERTE, LA TAPA LA BOCA CON LA
MANO, MIENTRAS ANA FORCEJEA, INTENTANDO LIBERARSE. LO
MUERDE. OSVALDO SACA LA MANO DE LA BOCA, PERO SIGUE
AFERRANDOLE LOS BRAZOS Y PARTE DEL CUERPO CON LA OTRA)
OSVALDO : ¡¡Ay!!
ANA : ¡¡Socorro!! ¡¡Asesinos!!
MAGDA : ¡Tapale la boca!
OSVALDO : ¡Me mordió!
ANA : ¡¡Socorro!!
(MAGDA TOMA UN PAÑUELO QUE TENIA, SE LO METE EN LA BOCA Y
LO APRIETA, MIENTRAS ANA PATALEA DESESPERADA. OSVALDO LA
SOSTIENE COMO PUEDE. MAGDA LE PONE, SOBRE LA BOCA, UN
PAÑUELO DE CUELLO AJUSTANDO EL ANTERIOR. ANA LE TIRA
PARADAS QUE MAGDA ESQUIVA COMO PUEDE)
OSVALDO : ¡Ana, calmate!
MAGDA : ¡Sentala en la silla! (LA INDICA) Yo traigo hilo.
(OSVALDO LO HACE, MIENTRAS MAGDA BUSCA EL HILO DONDE ESTA
LA MAQUINA DE TEJER. LA ACCION SIGUE CON MAGDA ATANDOLE LAS
MANOS POR DETRAS DE LA SILLA, MIENTRAS OSVALDO LA SOSTIENE
Y ANA GIME Y PATALEA)
OSVALDO : Pero... ¡Pará un poco!
MAGDA : Tenele las piernas que se las ato.
(OSVALDO LO HACE Y MAGDA SE LAS ATA)
OSVALDO : ¡Mirá lo que nos hacés hacer! ¿No podés quedarte
tranquila?
MAGDA : (CASI SUPLICANDO) ¡Lo único que queremos es
hablar... y mirá cómo te ponés!
(ANA TIRA UNA PATADA CON LAS PIERNAS ATADAS Y MAGDA LA
VUELVE A AMENAZAR CON LA AGUJA)
OSVALDO : ¿No ves? ¡Es imposible hacer nada así!
MAGDA : Además ¿Qué sentido tiene?
OSVALDO : (A ANA) Ninguno ¿No te das cuenta?... Calmate y
te soltamos...
MAGDA : Vine nada más que para festejar mi cumpleaños con
vos y con él...
(LOS DOS LE HABLAN A ANA)
OSVALDO : Te dije que no venía a quedarse...
MAGDA : ...Y aunque viniese a quedarme... ¿Por qué no
podemos hablarlo?
OSVALDO : (DUDA) ...Seguro...
MAGDA : Si todo se puede hablar... Y si es mejor que me
vaya, me voy... pero no echada. ¿No?
OSVALDO : Claro...
MAGDA : (A ANA) Lo último que quisiera es molestarte.
OSVALDO : Si incluso, cuando le dije de venir me preguntó
si estaba seguro.
MAGDA : (A ANA) Es verdad, no quiero que pienses que estoy
loca o que soy una atrevida... Cuando él me dijo de venir,
yo pensé: -¿Estará loco? ¡La mujer lo va a matar!- (A
OSVALDO) No te enojes, primero pensé eso... (A ANA) Pero
después me dije: -¿Y yo qué sé qué tipo de matrimonio
es?... Se ven tantas cosas-...
OSVALDO : Es cierto.
MAGDA : Pero además, con lo que me estuvo hablando de cómo
sos, de las cosas que te gustan, que te sentís muy sola...
Creo que nos entenderíamos bien... Y... me parece que
podríamos ser tan amigas (ANA GIME DE FURIA) ¡No te pongas
así!
OSVALDO : ¡Es increíble que no puedas escuchar aunque sea
cinco minutos!
MAGDA : Es que no me entendés... ¡Yo no quiero irme con él!
OSVALDO : Se lo dije antes... pero es inútil.
MAGDA : ¡Ya me casé una vez y enviudé al mes! ¿Te das
cuenta?... ¡Si ya llevo como treinta años sola! ¿Para qué
voy a probar de nuevo?... ¡Ahora lo único que quiero es
compañía! ¿Entendés?... Podríamos acompañarnos, repartirnos
el trabajo... ¿No te vendría bien, por ejemplo, que te
ayude con las cosas de la casa?
OSVALDO : ¿Cuántas veces me dijiste que con una ayuda
podrías tejer mucho más?
MAGDA : ¡Cierto... (SEÑALANDO LA MAQUINA DE TEJER) Osvaldo
me contó que hacés pullovers! ¡Mirá vos, hasta en eso puedo
ayudarte! Puedo comprarte la lana... o... ¡O vender!
¡Siempre me gustó la idea de vender! (A OSVALDO) ¿Dónde los
vende?
OSVALDO : ...en una boutique...
MAGDA : ¿Fabrica sólo para una boutique?
OSVALDO : (MIRA A ANA, ESPERANDO UNA RESPUESTA QUE NO
LLEGA) Sí... creo que sí...
MAGDA : ¡Podrías vender diez veces lo que vendés!
OSVALDO : ¿Cuántas veces te lo dije?
MAGDA : Mirá, en la escuela donde soy maestra, hay varias
compañeras que venden ropa o artículos de perfumería o de
cocina a las otras maestras o a las madres de la
Cooperadora... También hago masajes y además, voy a un
instituto donde hago meditación y control mental... Puedo
llevar una cantidad... y unos cuantos voy a vender, seguro.
También puedo ir a ofrecer a negocios que vos me digas o
que a mí se me ocurran... (A OSVALDO) ¿No?
OSVALDO : ¡Claro que sí!
MAGDA : (A OSVALDO) Vos también ¿No podrías llevar algunos
al Juzgado?
OSVALDO : ...¿Te parece?
MAGDA : ¿Y por qué no?
OSVALDO : ...Puede ser.
MAGDA : (A ANA) ¿A cuánto vendés cada uno? (ANA GIME)
¿Cuatro mil? ¿Cinco mil?... ¡Hacé con la cabeza! ¿Seis mil?
(ANA SIGUE INMOVIL) ¿Qué te cuesta contestar?
OSVALDO : ¡Contestá! ¡Es por tu bien!...
MAGDA : Está bien, suponete que los vendas a seis mil.
¿Cuántos hacés por día, uno? (ANA GIME) ... ¿dos? (ANA GIME
NUEVAMENTE) No te entiendo... (A OSVALDO) ¿Sabés cuántos
hace?
OSVALDO : ...Me parece que uno...
MAGDA : ¿En qué tiempo?
OSVALDO : (A ANA) ¿Dos o tres horas?
MAGDA : Quiere decir que si trabajásemos entre los tres,
ocho horas cada uno... Seis mil por cuatro por tres por
treinta... (INTENTA CALCULAR INFRUCTUOSAMENTE) ¡Bueno, no
importa... de todas maneras, en un par de años, con lo que
ganemos, más el alquiler de mi departamento... En una de
ésas, no necesitamos trabajar más! (A ANA) ¿Sabés cómo
podríamos vivir? ¡Imaginate!... Cualquier tarde, los tres
juntos... Vos con los álbums de fotos de los chicos, que
Osvaldo me contó que te encanta mirarlos... El escribiendo
una poesía, yo escuchando unos tangos... ¿No te
gustaría?... (PAUSA. ANA NO SE MUEVE) ¡Osvaldo, trae un
álbum!
OSVALDO : ...¿Para qué?
MAGDA : Para que lo mire... traé uno... (OSVALDO BUSCA UNO
QUE ESTA EN EL LIVING MISMO Y SE LO DA A MAGDA, QUIEN LO
ABRE Y LO APOYA EN LAS FALDAS DE ANA PARA QUE ESTA LO MIRE)
Miralo tranquila... (A OSVALDO) Vos, mientras... escribí
una poesía... (OSVALDO PRIMERO DUDA Y LUEGO VA A HACERLO.
MAGDA LOS MIRA A LOS DOS UNOS MOMENTOS, LUEGO VA HACIA
DONDE ESTA UN GRABADOR CON UNOS CASSETTES, ELIGE UNO Y LO
PONE. COMIENZA A ESCUCHARSE UN TANGO CLASICO. ESTAN, ANA
SENTADA, MIRANDO, POR MOMENTOS EL ALBUM DE FOTOS Y POR
MOMENTOS LA SITUACION, OSVALDO TAMBIEN, ENTRE ESCRIBIENDO
EN UN CUADERNO Y OBSERVANDO A ANA Y A MAGDA, Y MAGDA
MIRANDOLOS ENTERNECIDA, MIENTRAS SE ESCUCHA EL TANGO)
MAGDA : ¡Qué hermoso tango!... (PAUSA) ¿Quieren bailar?...
(ANTE LAS MIRADAS CONFUNDIDAS DE ANA Y OSVALDO, MAGDA SE
ACERCA A ANA, LE DESATA LAS PIERNAS Y SE PARA FRENTE A
ELLA. ANA, SIN ENTENDER, PERMANECE INMOVIL. MAGDA LE ACERCA
UN POCO LA AGUJA Y LE DICE SUAVEMENTE) Vamos... (ANA,
AMORDAZADA Y CON LAS MANOS ATADAS, SE LEVANTA. MAGDA LE
HACE UNA INDICACION A OSVALDO PARA QUE BAILE CON
ANA.OSVALDO SE ACERCA, LE TOMA, CON UNA MANO, LA CINTURA Y
CON LA OTRA, LAS DOS MANOS ATADAS Y COMIENZAN A BAILAR.
MAGDA, CERCA DE ELLOS, LES FESTEJA LOS PASOS CON ALGUN
APLAUSO O EXCLAMACION HASTA QUE SE ACERCA MAS)
MAGDA : Permiso... (MAGDA LO TOMA A OSVALDO. BAILAN MAGDA Y
OSVALDO, MIENTRAS ANA LOS MIRA. DESPUES DE UNOS MOMENTOS,
MAGDA SUELTA A OSVALDO, LE DEJA LA AGUJA, TOMA A ANA Y
BAILAN, MIENTRAS OSVALDO SE ALEJA UNOS PASOS Y LAS MIRA)
Osvaldo...
OSVALDO : ¿Sí?
MAGDA : (MIENTRAS BAILAN) ¿Por qué no nos recitás una
poesía?
(PAUSA. OSVALDO, VERGONZOSO, CON LA AGUJA EN LA MANO, DUDA
HASTA QUE COMIENZA)
OSVALDO : ...Jardín de barrio
Macetas, tierra y pared.
Y creciendo entre baldosas,
increíblemente hermosas...
dos rosas.

Un haz de luz
vergonzoso, las invade.
Y sus pétalos carnosos,
sensuales, maravillosos,
a recibirlo se abren.

Eclipse de risa y llanto...


música, atardecer.
Y en este jardín de barrio,
desafiando las baldosas,
las dos, adornando un tango.
(TERMINA EL TANGO. MAGDA Y ANA, FUERON DEJANDO DE BAILAR.
MAGDA APLAUDE ENTUSIASMADA Y SE ACERCA A BESARLO)
MAGDA : ¡Es hermosísima!... ¿Es tuya?
OSVALDO : ...Sí.
MAGDA : Tendrías que juntarla con otras y publicarlas... (A
ANA) ¿No?... (ANA PERMANECE ATONITA) Nunca escuché poesías
tan lindas.
OSVALDO : ¿Te parece?
MAGDA : ¡Seguro!...
OSVALDO : ¿Y para qué las voy a publicar?...
MAGDA : Para que otros también las disfruten... (A ANA) ¿No
es cierto?... Si alguien tiene algo hermoso... ¿Por qué no
compartirlo? (PAUSA. EMOCIONADA, LOS MIRA A LOS DOS) ¿No
sería lindísimo... vivir los tres juntos?
OSVALDO : (ASIENTE) ...Sí...
MAGDA : (A ANA) ¿A vos no te gustaría?... (ANA HACE UN
MOVIMIENTO EXTRAÑO CON LA CABEZA) ¿Por qué no? Los tres
juntos, tranquilos, haciendo lo que más nos guste (ANA
MUEVE NUEVAMENTE LA CABEZA) ¿Te pasa algo?... (ANA GIRA LA
CABEZA ALREDEDOR DEL CUELLO) ¿Qué... tenés una
contractura?... (ANA HACE OTRO MOVIMIENTO) Y claro... mucha
tensión... ¡Te hago unos masajes ¿Querés?... Mal no te
pueden hacer... ¿Probamos un poco?... No perdés nada...
Vení, sentate... (INTENTA LLEVARLA HACIA LA SILLA, PERO ANA
SE RESISTE. A UNA INDICACION DE MAGDA, OSVALDO SE ACERCA
CON LA AGUJA Y ANA, ENTONCES, SE DEJA LLEVAR Y SE SIENTA.
MAGDA SE PONE DETRAS DE ELLA Y, A PESAR DE UNA RESISTENCIA
INICIAL, COMIENZA A MASAJEARLA) ¿A ver?... ¡Seguro, el
trapecio!... Es lo más común, cuando hay una tensión
importante, a algunos, como a mí, se les traba la lengua,
pero a la mayoría se les contrae el trapecio... Se pega a
las cervicales, al omóplato y les quita movimiento... Por
eso, lo que hay que hacer es despegarlo para liberar los
huesos... Bueno, dentro de todo es más fácil despegar el
trapecio que destrabar la lengua. ¿No?... (A OSVALDO) ¿A
vos nunca te agarra tortícolis?
OSVALDO : ...Cada dos por tres.
MAGDA : Deberíamos hacer, un par de veces por semana, una
sesión de masajes... Si con diez minutos a cada uno es
suficiente... A mí me hacen bien acá... (SE TOCA LAS
MANDIBULAS) Les enseñó cómo se hacen y nos los damos entre
los tres... (ANA HACE UN MOVIMIENTO BRUSCO) Aflojate...
aflojate... si no no te va a hacer efecto (LEHACE UN POCO
MAS FUERTE A LA ALTURA DEL CUELLO) Así... así... Ya se está
ablandando... Un poco más y ya está... Flojito...
flojito... Bueno, mucho mejor... (la mira de frente) ¿Ves?
Ya tenés otra cara... (A OSVALDO) ¿No?... (OSVALDO ASIENTE,
NO MUY CONVENCIDO. MAGDA LA MIRA NUEVAMENTE A ANA) Lo que
no tenés bien es el pelo. (SE ACERCA A ANA A TOCARLE EL
CABELLO, PERO ANA CORRE LA CABEZA)Dejame tocártelo. (ANA
NUEVAMENTE LA EVITA) ¡No te voy a hacer nada!... Lo tenés
muy enredado, mirá... (PONE SUS MANOS ENTRE LOS PELOS DE
ANA Y TRATA DE DESENREDARSELO) ¿Viste? Te da un aspecto muy
descuidado... Esperá un poco... (MAGDA TOMA DE SU CARTERA
UN CEPILLO, SE PONE DETRAS DE ANA Y COMIENZA A CEPILLARLE
EL PELO) Es una lástima, si tenés un pelo precioso... ¿No
usas cremas de enjuague? Hay unas muy buenas... de
hierbas... (ANA, AZORADA, SE DEJA HACER, MIENTRAS OSVALDO
LA SIGUE APUNTANDO CON LA AGUJA, SIN ENTENDER, TAMPOCO EL,
LA SITUACION) después de lavarte te ponés un poco, te lo
masajeás bien y te queda bárbaro... Probá, de verdad son
buenas... Ahora te cepillo un poco de este costado y,
aunque sea, para salir del paso estás... Vas a ver cuando
te mires al espejo... Te vas a sentir mucho mejor... (A
OSVALDO) Ya es otra cosa. ¿No?
OSVALDO : ... Sí.
MAGDA : ¿No está mucho más linda así?
OSVALDO : Bueno... con el pañuelo...
MAGDA : ¡Qué tonta soy! (A ANA) Si te lo saco ¿No gritás?
(ANA HACE QUE NO. A OSVALDO) ¿No va a gritar?
OSVALDO : Creo que no.
MAGDA : Bueno... (LE DESANUDA EL PAÑUELO Y SE LO SACA. ANA
MUEVE LA CARA TRATANDO DE ACOMODARSELA Y MAGDA APROVECHA
PARA MASAJEARSELA UN POCO) ¿Estás bien?
ANA : Sí.
MAGDA : (A OSVALDO) ¿Y?
OSVALDO : ¿Qué?
MAGDA : Así, peinada. ¿No está mucho mejor?
OSVALDO : Sí...
MAGDA : (SACANDO UN ESPEJO DE LA CARTERA Y PONIENDOSELO
FRENTE A LA CARA) Mirate (ANA SE MIRA) ¿Y?... ¿No te ves
mejor?
ANA : Sí...
MAGDA : Además está más suave.
ANA : ...Me gustaría tocármelo.
(PAUSA)
MAGDA : (A OSVALDO) ¿La desatamos?
OSVALDO : ...Sí, creo que ya está bien.
MAGDA : Bueno...
(MAGDA APOYA EL ESPEJO EN LA FALDA DE ANA Y LE DESATA LAS
MANOS. ANA ESTIRA LOS BRAZOS Y LOS PIES. LUEGO, CON UNA
MANO TOMA EL ESPEJO PARA MIRARSE Y CON LA OTRA SE ACARICIA
EL PELO HASTA QUE, DE GOLPE, LE PEGA UN MANOTAZO A OSVALDO,
LE SACA LA AGUJA Y SE PARA, AMENAZANTE, MUY ANGUSTIADA Y
CASI ENTRE SOLLOZOS)
ANA : ¿Y ahora? ¿Qué van a hacer ahora? (OSVALDO INTENTA
ACERCARSE. A EL, MIENTRAS AMENAZA A MAGDA) No te muevas...
¿Te diste cuenta lo que me hiciste?... ¿Tanto odio me
tenés?
OSVALDO : No. ¿Cómo?
ANA : ¿Tantos años juntos para llegar a esto?
OSVALDO : ¡Es que... te pusiste como loca!
ANA : ¿Y qué querías, que me ponga a festejar su
entrada?... ¡Bestias! ¡Me amordazaron y me ataron como si
fuese un animal! ¿O no?... ¡Hasta creí que podían llegar a
matarme!
OSVALDO : ¿Cómo íbamos a...?
MAGDA : Nosotros queríamos...
ANA : (LA INTERRUMPE) ¡Estoy hablando con él! (LE ACERCA LA
AGUJA)
MAGDA : Tenga cuidado...
ANA : ¿Con todo lo que me hiciste, yo tengo que tener
cuidado?
MAGDA : ...¿Qué le hice?
ANA : ¿Cómo qué me hiciste?
MAGDA : Yo no quise...
ANA : (INTERRUMPIENDOLA) ¡Un insecto! ¿Oís? ¡Un insecto me
hiciste sentir! ¡Y que en cualquier momento me podían pisar
o aplastar y todo se acababa! ¿Te das cuenta ahora? ¿O
todavía no?... Y cuando me acercabas esto (LE MUESTRA EL
ESPEJO), trataba de mirarme para ver si todavía estaba
viva... ¡Y vos hablando de mi cara y de mi pelo como si no
pasase nada!
MAGDA : ...Es que... no se la veía bien..
ANA : ¿Ah, no? ¿Y vos cómo te verías si estuvieses atada,
amordazada y con una aguja cerca del cuello?... (MAGDA,
ATEMORIZADA, NO CONTESTA) ¡Ah, no contestás! ¿Eh? (ANA LE
ACERCA LA AGUJA AL CUELLO Y EL ESPEJO A LA CARA. MAGDA
RETROCEDE Y ANA SIGUE INTENTANDO ARRINCONARLA) ¿Y, cómo te
ves? ¡Mirate un poco! (LE ACERCA EL ESPEJO) ¿Y?
MAGDA : ...Bien...
ANA : ¿Así que bien?... ¿Y si te digo qué tenés los pelos
de punta... y los ojos desorbitados? ¿Qué me decís?...
¿Sabés qué? ¡Podrías aprovechar y preguntarle al espejito
quién es la mujer con los ojos más grandes de la comarca!
OSVALDO : (HACIENDO UN MOVIMIENTO) Ana...
ANA : ¡No te muevas! (A MAGDA) ¿Y, no querés preguntarle?
(MAGDA INTENTA CORRERSE, PERO ANA LA ARRINCONA NUEVAMENTE)
MAGDA : (ATERRORIZADA) ¿Qué juego es éste?
ANA : Digamos que el de Blanca Nieves... ¿Y? ¡Vamos, yo te
ayudo! Repetí: Espejito, espejito.
MAGDA : (TARTAMUDEANDO) Espejito, espejito...
ANA : ¿Cuál es la mujer con los ojos más grandes de la
comarca?
MAGDA : ¿Cuál es la mujer con los ojos más grandes de la
comarca?
ANA : ¿Podrás sin tartamudear?
OSVALDO : ¿Cómo podés?
ANA : ¡Vamos!
MAGDA : (CON ESFUERZO, LOGRA DECIRLO) ¿Cuál es la mujer con
los ojos más grandes de la comarca?
ANA : (CON OTRA VOZ, PONIENDOSE DETRAS DEL ESPEJO) ¡Vos,
sin ninguna duda!... (VUELVE A SU VOZ) Pero además ¿No ves
también a la mujer más caradura, más invasora, más cruel,
loca y mentirosa de la comarca?... (MAGDA NO CONTESTA)
¡Fijate bien, mirá bien el espejito y vas a ver que, aunque
sea en un rinconcito la encontrarás!... ¿Y?
MAGDA : ...¿Y qué?...
ANA : ¿No la ves?
MAGDA : ...No...
ANA : No digas que no... Está... (MAGDA HACE QUE NO) ¿No la
ves o me estás mintiendo?... (MAGDA HACE NUEVAMENTE QUE NO)
¿Te gusta mentir, eh?
MAGDA : ...No... ¿Cómo?
ANA : ¿Ah, no?... ¿Y entonces por qué venís con el cuento
de que lo único que querés es compañía?
MAGDA : ...Es verdad...
ANA : ¡Mirá vos! ¿Y por eso te acostaste con él?
OSVALDO : ¡Ana, estoy yo aquí!
ANA : ¡Y también estoy yo, aunque no te hayas dado cuenta!
OSVALDO : Pero...
ANA : (INTERRUMPIENDOLO) ¡Pero nada! ¡Ahora te callás! (A
MAGDA) ¿Y?
MAGDA : ¿Y qué?
ANA : Decime... si lo único que querés es compañía. ¿Por
qué te acostaste con él?
MAGDA : ¿Cómo por qué?
ANA : ¡Sí, por qué! ¿No podés pedirle, simplemente, que
querías festejar tu cumpleaños con él y su esposa? ¿O acaso
todos los que quieren festejar su cumpleaños con alguien,
primero se tienen que acostar con él?
MAGDA : No...
ANA : ¿Y entonces?
MAGDA : ...No sé.
ANA : ¡Ah, no sabés!...¿Lo hiciste para pagar?
MAGDA : ...¿Pagarle qué?
ANA : La compañía... Hay hombres que pagan a mujeres para
que estén con ellos y hay mujeres que pagan la compañía
acostándose... Vos prostituta no parecés.
(OSVALDO REACCIONA YENDO RAPIDAMENTE HACIA ANA, QUIEN LO VE
Y LE ACERCA LA AGUJA AL CUELLO A MAGDA)
ANA : ¡Volvés a moverte y esta aguja hace un desastre!
¿Oíste?
OSVALDO : (SIN MOVERSE) Está bien, pero no se la tengas tan
cerca.
ANA : (LA ALEJA UN POCO. IRONICA) ¿Así te parece bien?
OSVALDO : ...Sí...
ANA : (A MAGDA) Bueno ¿Le pagaste la compañía con eso?
MAGDA : No... Me gustó...
(PAUSA)
ANA : ¡Así que lo conociste hoy y como te gustó, te
acostaste! ¿Qué maravilla, no? Debes vivir más en la cama
que parada.
MAGDA : No... Me gustó lo que me contó... de ustedes.
ANA : (SORPRENDIDA) ¿De quiénes?
MAGDA : De ustedes dos...
ANA : ¿Qué te contó?
MAGDA : ...Como eran... y lo bien que están.
(PAUSA. ANA, CONFUNDIDA, MIRA A OSVALDO QUIEN RESPONDE LA
MIRADA, TAMBIEN, SIN ENTENDER)
ANA : No entiendo... ¿Cómo te gustó lo que te contó de que
estamos bien, te acostaste con él?... (MAGDA ASIENTE) ¿Me
estás tomando por idiota?
MAGDA : ...No...
ANA : ¿Y entonces? ¡Hablá claro! ¿Por qué lo hiciste?
MAGDA : ...Quise estar más cerca.
ANA : ¿Más cerca de quién?
MAGDA : ...De los dos...
ANA : ¡Pero te acostaste con él, nada más! ¿Qué estás
diciendo? (ACERCANDOLE MAS LA AGUJA) ¿Me querés marear,
confundir... qué querés hacer?
MAGDA : (TEMEROSA) ...Nada...
(PAUSA)
ANA : Bueno... Contame cómo les fue.
MAGDA : ...¿Dónde?
ANA : En la cama.
(EN ESTA ESCENA SON PERMANENTES LAS DUDAS, INCOMODIDADES,
PAUSAS Y MIRADAS ENTRE LOS TRES)
OSVALDO : ¿Cómo le preguntás eso?
ANA : ¿Por qué no? ¿Acaso ustedes no quieren compartir
todo?
OSVALDO : Pero hay un límite ¿No?
ANA : ¿Y quién lo pone, vos? (SIN DEJARLO CONTESTAR) No...
vos ya lo rompiste. ¡Y ahora yo quiero saber cómo les fue!
(A MAGDA) Contame.
MAGDA : ...¿Qué quiere que le cuente?
ANA : Por ejemplo... ¿cómo estuvo él?
MAGDA : ...¿En qué sentido?
ANA : ¡Terminá de hacerte la idiota y contá de una vez!
MAGDA : Bueno... la primera vez... nunca es muy libre ¿No?
ANA : ¿Y?
MAGDA : Y... no sé qué más quiere saber...
ANA : ¿Cómo estuvo: nervioso, brusco, cariñoso...?
MAGDA : ...Al principio un poco nervioso...
ANA : ¿Cómo te diste cuenta?
(PAUSA. ANA JUEGA CON LA AGUJA CERCA DE MAGDA)
OSVALDO : ¿Es necesario?
ANA : (ASIENTE) ...¿Qué pasaba al principio?
(OSVALDO COMIENZA A TRATAR DE ACERCARSE A ANA SIN QUE ELLA
SE DE CUENTA, CON EL OBJETIVO DE SACARLE LA AGUJA)
MAGDA : ...No podía...
ANA : ¡Pobre! ¿Y después? (ANA MIRA A OSVALDO Y ESTE
DISIMULA SU INTENCION)
MAGDA : Después fue muy cariñoso.
ANA : ¿Por qué? ¿Qué te hizo? (MAGDA NO CONTESTA) ¿Te da
vergüenza?
MAGDA : Sí.
ANA : ¡Pero venir acá no te dió vergüenza! ¿No?
MAGDA : Si quiere... me voy...
ANA : ¡No! Seguí contándome cómo les fue.
MAGDA : Bien... De todas maneras... nos fue bien.
ANA : (IRONICA) ¿De todas maneras les fue bien?
MAGDA : Sí, en general, sí.
ANA : ¡Mirá qué bien! ¿Y de cuántas maneras lo hicieron?
OSVALDO : ¡Ana, pará, por favor!
ANA : Antes no decías nada ¿no? ¿Por qué te preocupás tanto
ahora?
OSVALDO : Porque estabas descontrolada... Si ella trataba
de calmarte y vos lo único que hacías era gritar.
ANA : (A MAGDA) ¿Así que tratabas de calmarme?
MAGDA : ...Seguro...
ANA : ¿Y no hubiese sido mejor... no sé, cualquier otra
cosa? ¿O vos pensás que para calmar a la gente lo mejor es
atarla y ponerle una aguja al cuello?
MAGDA : ...No...
ANA : ¡Ah, ya sé!... ¿Querías hacerme cosquillas?... (LE
PASA LA AGUJA POR EL CUELLO) ¿Así?
MAGDA : No, por favor...
OSVALDO : ¡Sacale la aguja!
ANA : ¡No le voy a hacer nada! ¡Quería jugar un poco!... (A
MAGDA) Bueno, seguí contándome.
MAGDA : ¿Qué?
ANA : De qué manera lo hicieron.
MAGDA : No... no hablaba de eso.
ANA : Ya sé que no, pero igual quiero saber.
MAGDA : ...No sé... qué quiere saber.
ANA : ¡De qué manera lo hicieron! (MAGDA NO CONTESTA) Las
posiciones... ¿Ahora entendés, o todavía no?... (MAGDA
ASIENTE, PERO SIGUE SIN CONTESTAR) ¿Qué pasa, te parece
raro que quiera saber esto? (IRONICA) Una tiene sus
revistas, que mira de tanto en tanto y bueno..., me gusta,
me produce curiosidad... Vamos además de la clásica ¿Cuál
más?
MAGDA : ...Ninguna.
ANA : ¿En serio?... (MAGDA ASIENTE) No te puedo creer...
Decime... ¿No te pidió que le pases la lengua por la
cicatriz del apéndice?
OSVALDO : ¡Ana!
ANA : (SIN PRESTAR ATENCION A OSVALDO) ¿Y que le chupes el
dedo gordo del pie?... (MAGDA NIEGA) ¿Tampoco?...
OSVALDO : ¿Podés parar de una vez?
ANA : (A OSVALDO) ¿Y para eso buscaste fuera de casa?...
OSVALDO : ¿Hasta dónde pensás llegar?
ANA : ¡Hasta dónde se me ocurra!... ¡Claro, habrás pensado
que esas cosas... las podíamos hacer entre los tres! ¿No?
OSVALDO : (NO PUDIENDO CREER LO QUE ESCUCHO) ¿Cómo?
ANA : (NUEVAMENTE CAMBIANDO EL SENTIDO A LA PALABRA) ¡Ah,
te gustó! ¿eh? ¡Ya querés saber "cómo" lo haríamos!...
Bueno podría ser que mientras una te toca una cosa que
quieras, la otra te haría otra ¿No?... O ir cambiando de
lugares... (MAGDA Y OSVALDO ATONITOS. ANA LOS MIRA Y SE
RIE) ¡No, de lugares entre nosotras no!... Digo de lugares
donde hacerlo... Lo más común es en la cama, pero también
podríamos en la alfombra... o en la mesa... En fin, todo
depende de qué querramos hacer... (A MAGDA) ¿No?... (MAGDA
NO CONTESTA. NUEVAMENTE A ELLA) ... ¿Vos qué preferís?
MAGDA : ...No sé.
ANA : Vamos, elegí: ¿Cama, alfombra o mesa?
OSVALDO : ¡Terminá de una vez!
ANA : ¿Qué pasa? ¡Encima que le doy a elegir! (A MAGDA)
¿Qué preferís?
(OSVALDO SE VA ACERCANDO DE A POCO A ANA, HACIENDOLE SEÑAS
A MAGDA DE QUE LE DE CONVERSACION. MAGDA SE DA CUENTA E
INTENTA DISTRAER A ANA)
MAGDA : ...La cama.
ANA : (SORPRENDIDA DE QUE MAGDA HAYA CONTESTADO) ¿Ah, sí?
¡Mirá vos! ¿Y cómo te gustaría que nos pongamos?
MAGDA : ...Acostados...
ANA : Más bien, no vamos a hacerlo en la cama, parados
¿No?... ¿Pero acostados, cómo?
MAGDA : Yo... en el medio...
ANA : ¿En el medio de qué?
MAGDA : ...De ustedes.
ANA : ¿Así que en el medio?... (MAGDA ASIENTE) ¿Y cuando yo
tenga ganas de tocarlo o besarlo, qué tengo que hacer,
pedirte permiso? (REPENTINAMENTE, FURIOSA, LE ACERCA LA
AGUJA, CASI HASTA TOCARLA) Escuchame, infeliz. ¿Cómo podés
ilusionarte que lo voy a compartir?... Criamos tres hijos,
vivimos todos sus problemas, los acompañamos hasta que se
fueron... Y ahora que estamos solos, tranquilos, que es mi
única compañía y puedo disfrutarlo todo para mí ¿vos venís
a meterte en el medio?... ¡¡Ahora es mío!! ¿Me escuchaste
bien? ¡¡MíO!!
(OSVALDO APROVECHA LA CONCENTRACION DE ANA EN MAGDA Y, DE
UN SALTO, LE ARREBATA LA AGUJA DE LA MANO)
OSVALDO : (ENERGICO) ¡Basta! (DOBLA LA AGUJA CON FUERZA)
¿Se volvieron locas?... ¡Amenazándose como si fuesen
asesinas!... ¿Qué les pasa? ¿Cómo pueden transformarse
así?... ¡Si me lo contasen... no lo podría creer!... ¿Qué
son, nenas... peleándose por un juguete?... ¡Ojo! ¡Que el
juguete no es de trapo ni de plástico, sino que soy yo! ¿O
no se dieron cuenta?... ¡Y ni soy un juguete ni me voy a
dejar basurear aguantándolas haciendo lo que se les ocurra!
¿Entendieron?
ANA : Yo no...
OSVALDO : (INTERRUMPIENDOLA) ¡Se acabó! ¡No quiero saber
nada más!... ¿Se imaginan lo que sería... vivir con ustedes
dos?... ¡Un infierno! ¡Eso sería!... ¡Nooo! ¡Esto no es
para mí! (SE AGACHA A JUNTAR LA ROPA QUE QUEDO ESPARCIDA
POR EL PISO)
ANA : ¿Qué vas a hacer?
OSVALDO : ¡Me voy! ¡No me quedo ni cinco minutos más!
(PAUSA)
ANA : ¡Es ridículo! ¿Cómo te vas a ir?
OSVALDO : ¿Por qué no? ¿Qué es ridículo?
ANA : ¡Esta es nuestra casa!
OSVALDO : ¿Acaso antes no querías que me vaya?
ANA : ¡Con ella, no solo!
OSVALDO : Escúchenme bien: ¡No quiero tener más nada que
ver con ninguna de ustedes ¿Está claro? ¡No me quedan
cincuenta años! ¡Serán más o menos veinte... y esos veinte
los quiero vivir en paz! ¿Entienden? ¡Es lo único que
espero para el resto de mi vida! ¡¡Paz!!... ¿Aprender a
convivir, a esta altura, con dos locas como ustedes?
¡¡Nooo!! ¡Me voy... a vivir tranquilo los días que me
quedan!
(PAUSA. SIGUE JUNTANDO LA ROPA, ANA MIRA A MAGDA
CONFUNDIDA)
ANA : (A OSVALDO) No pensarás... que me voy a quedar con
ella. ¿No?
OSVALDO : ¿Por qué no?
ANA : ¿Qué estás diciendo?
OSVALDO : ¡Si es lo que quieren! ¿Qué te hacés la
sorprendida?
ANA : ¿Qué es lo que queremos?
OSVALDO : ¡Quedarse las dos solas! ¿O no?
ANA : ¿Cómo podés...?
OSVALDO : ¿Te creés que soy estúpido?... ¿O ciego y sordo?
¡Decime! ¿Qué te creés que soy?
ANA : ¿De qué hablás?
OSVALDO : ¡De ustedes dos, tocándose y acariciándose...
(SEÑALA LA SILLA DONDE ESTABA ATADA ANA) Como si yo
fuera... no sé, un fantasma o no existiera!
ANA : ¡Pero si estaba atada, amordazada... y ella me
amenazaba con la aguja! ¿De qué hablás?
OSVALDO : ¿Y después cuándo te empezó a masajear?
ANA : Quisiera que te quedes... (ANA LE ACARICIA LA CARA)
¿Junto la ropa?... (OSVALDO ASIENTE. ANA COMIENZA A RECOGER
LA ROPA DEL PISO, MIENTRAS EL LA MIRA. DESPUES DE UN
MOMENTO, ANA SE YERGUE Y MIRA A OSVALDO) ...Osvaldo...
OSVALDO : ¿Qué?
(PAUSA)
ANA : Yo... ¿qué soy para vos?
OSVALDO : ...Mi compañera...
ANA : ¿Y qué más?
(PAUSA)
OSVALDO : ...Mi amor.
(ANA SE ACERCA Y LO BESA TIERNAMENTE)
ANA : Te quiero tanto...
(OSVALDO LAGRIMEA Y ELLA LE SECA LAS MEJILLAS. PAUSA)
ANA : Estás triste... (OSVALDO LEVANTA LAS CEJAS, SIN SABER
QUE RESPONDER. LARGA PAUSA. SE MIRAN) ¿Justo hoy cumple
años?... (OSVALDO ASIENTE) ¡Qué manera de celebrarlo!
¿No?... (OSVALDO ACOMPAÑA CON UN GESTO) ¿Nadie tiene con
quien estar?
OSVALDO : Eso me dijo.
ANA : ¿Ni parientes... ni... ni una amiga?
OSVALDO : Parece que es verdad...
ANA : ¿Qué?
OSVALDO : Que está sola.
(PAUSA)
ANA : (MIRA EL PAQUETE) ¿Una torta?
OSVALDO : (ASIENTE) Elegí una que te gusta.
ANA : ¿La podrás alcanzar?
OSVALDO : (DUDA) ...¿Te parece?
ANA : (ASIENTE) Buscala... y decile que venga... (ANTE UN
GESTO INTERROGANTE DE OSVALDO) Tomemos una copa... por su
cumpleaños... (OSVALDO DUDA) ¿No era lo que quería?
(OSVALDO SALE. ANA VA HACIA EL LUGAR DONDE ESTA EL PAQUETE
QUE TRAJO OSVALDO, LO PONE SOBRE LA MESA Y LO ABRE. PREPARA
LA TORTA CON LA VELITA, PONE UNAS COPAS Y UNA BEBIDA.
MIENTRAS HACE ESTAS TAREAS Y CUANDO YA LAS ESTA TERMINANDO,
SE ABRE LA PUERTA Y ENTRAN MAGDA Y OSVALDO. AL VERLOS, ANA
PRENDE LA VELA Y MIRA SONRIENTE A MAGDA)
ANA : (A OSVALDO, DESPACIO, CON UN GESTO) La luz...
(OSVALDO APAGA LA LUZ. EL ESCENARIO QUEDA ILUMINADO
SOLAMENTE POR LA VELA. MAGDA Y OSVALDO SE ACERCAN A LA
MESA. A MAGDA)
Pensá tres deseos (PAUSA. MAGDA MIRA A OSVALDO Y A ANA
DETENIDAMENTE. LUEGO, APAGA LA VELITA)

FIN

El nuevo mundo
de Carlos Somigliana

SOMIGLIANA, Carlos (Buenos Aires, 1932-1987) Incorporado a


la llamada generación de los 60, debutó con "Amarillo" en
1965. Después da a conocer "Amor de Ciudad Grande" y edita
en 1967 "La Bolsa de Agua Caliente" y estrena "De la
Navegación" (1969); "El Ex-Alumno" (1979), "El Nuevo Mundo"
(1981) e "Historia de una Estatua" (1983). Escribió también
varios guiones televisivos y adaptaciones de obras
clásicas.

EL NUEVO MUNDO, se estrenó el 18 de agosto de 1981 en el


Teatro "Tabaris" de Buenos Aires.
REPARTO:
Lucinda
El Marqués
Madame Roberta
Fray Nicasio
El Comisario
El Ministro
La Cantante

LA ACCION TRANSCURRE EN UNA IMAGINARIA CAPITAL


SUDAMERICANA, HACIA 1815. UN AMPLIO Y SUNTUOSO DORMITORIO,
CON LA PRESENCIA EXCLUSIVA PERO IMPRESCINDIBLE DE UNA
ENORME CAMA. LA AMBIENTACION Y EL VESTUARIO NO DEBERAN
PREOCUPARSE EXCESIVAMENTE POR LA FIDELIDAD HISTORICA; POR
EL CONTRARIO, QUIZAS CONVENGAN ALGUNOS TOQUES
DELIBERADAMENTE ANACRONICOS.
CON EVIDENTES MUESTRAS DE TEMOR ENTRA LUCINDA -UNA
JOVENCITA DE QUINCE A DIECIOCHO AÑOS-, SEGUIDA
SIGILOSAMENTE POR EL MARQUES DE SADE; POR ESTA EPOCA
TENDRIA SETENTA Y CINCO AÑOS. VISTE COMO UN MARQUES DEL
"ANCIEN REGIME", CON PELUCA EMPOLVADA Y TODO. LLEVA EN LA
MANO UNA MONEDA DE ORO QUE LA MUCHACHA CONTEMPLA
ENCANDILADA.

MARQUES : (HABLA COMO CHARLES BOYER EN LAS TRADUCCIONES


PORTORRIQUEÑAS DE T.V., MIENTRAS MIRA A SU ALREDEDOR CON NO
DISIMULADA ADMIRACION) ¡Parbleu...! ¡Cómo ha progresado la
pequeña Roberta...!
LUCINDA : Mi ama me matará si se entera de que lo he dejado
entrar aquí.
MARQUES : Ya te he dicho que no debes preocuparte. Soy un
antiguo amigo de tu ama.
LUCINDA : No importa. Ella dice que todos los hombres son
iguales...
MARQUES : Qué desdichada idea... ¿No me digas que Roberta
se ha vuelto democrática?
LUCINDA : (RUBORIZANDOSE) Ella dice... Que todos quieren...
La misma cosa...
MARQUES : (EXTRAÑADO) Pero, dime... ¿Roberta no te ha
explicado aún las verdades de la existencia?
LUCINDA : Oh, no, señor... Ella es muy buena conmigo...
Dice que yo me casaré con un joven honesto... Y que él me
abrirá los ojos...
MARQUES : (SONRIENDO) La dulce Roberta... No sólo se ha
vuelto democrática, sino también burguesa... (MIRANDOLA
INTERESADO) ¿Cómo te llamas?
LUCINDA : Lucinda, señor... (BREVE PAUSA) ¿No me dará usted
la moneda?
MARQUES : Claro que sí. Ven, tómala... (MIENTRAS ELLA SE
APROXIMA Y RECOGE LA MONEDA, EL RETIENE A LA MUCHACHA CON
LA OTRA MANO) Eres muy linda, Lucinda... Casi, casi, me dan
ganas de darte un beso...
LUCINDA : (EXAGERADAMENTE PUDOROSA) Oh, señor...
MARQUES : (SOLTANDOLA) Pero no te preocupes... no tienes la
edad apropiada...
LUCINDA : (CON UN SUSPIRO DE RESIGNACION) Sí, aún soy
demasiado joven...
MARQUES : No, al contrario... Estás un poco pasada para mi
gusto.
(ALGUN RUIDO SOBRESALTA A LUCINDA, QUE PALIDECE)
LUCINDA : ¡Mi ama! ¡Esa es madame Roberta...!
MARQUES : Tranquilízate.
LUCINDA : (DESPAVORIDA) ¡No, no...! ¡Me matará si me
encuentra aquí con usted...!
MARQUES : Yo le explicaré...
LUCINDA : No, por favor... No le diga nada... (BUSCA DONDE
ESCONDERSE, HASTA QUE, POR ULTIMO, SE METE DEBAJO DE LA
CAMA, ANTE LA MIRADA ATONITA DEL MARQUES)
MARQUES : (PARA SI MISMO) Je ne comprends rien...
(ENTRA MADAME ROBERTA, UNA ATRACTIVA MUJER QUE BORDEA LOS
CUARENTA AÑOS)
ROBERTA : ¿Qué hace usted aquí, señor mío...?
MARQUES : (PRECIPITANDOSE SOBRE ELLA. EMOCIONADO) ¡Roberta!
ROBERTA : Sí, yo soy madame Roberta... ¿Pero cómo ha
entrado usted en mis habitaciones...?
MARQUES : (CAYENDO DE RODILLAS) ¡Cuánto he pensado en ti,
Roberta...!
ROBERTA : (ALGO ALARMADA) Modérese, señor... Si quiere
usted pasar al salón, le diré a Lucinda que nos sirva el té
y allí podremos conversar...
MARQUES : (BESANDOLE UNA MANO, APASIONADO) ¡No,no...! Es
aquí mismo donde debo verte...
ROBERTA : (RETIRANDO SU MANO) ¡Señor...! Debo recordarle
que soy una dama...
MARQUES : (DOLORIDO) ¡Roberta...! ¡Tanto he cambiado que no
me reconoces...!
ROBERTA : (ALGO DESCONCERTADA) ¿Quién es usted...?
MARQUES : Tú, en cambio, eres la misma de entonces, la
misma de siempre... (SE APROXIMA Y LA CONTEMPLA)
Appétissante... (SE APROXIMA MAS Y LA HUELE) Aromatique...
(SE APROXIMA MAS Y LA LAME) Savoureuse...
ROBERTA : (CON UN ESCALOFRIO) Esa vos... Esa lengua...
MARQUES : (ESPERANZADO) ¿Aún no me reconoces Roberta?
ROBERTA : (ESTUPEFACTA) No... No puede ser...
MARQUES : (DANDOLE UNA TERRIBLE BOFETADA QUE LA TIRA AL
SUELO) ¿Y ahora? ¿Todavía no me reconoces?
ROBERTA : (CON APASIONADA ALEGRIA) ¡Tú, Donatien, tú...!
Tú, el Marqués de Sade, señor de la Coste y de Saumane, co-
señor de Mazan, teniente general de las provincias de
Bresse, Bugey, Valromey y Bex, maestre de campo de la
caballería real... ¡Tú...!
MARQUES : ¡El mismo! (MIENTRAS SE DESCALZA Y EMPIEZA A
DESVESTIRSE) El mismo que viste y calza...
ROBERTA : ¡Espera, Donatien...! Aún no puedo
comprenderlo... Hasta aquí llegó la noticia de que te
habían encerrado en el manicomio de Charenton y que habías
fallecido, en medio de espantosas convulsiones y
horriblemente desfigurado, el 2 de diciembre de 1814... He
llorado amargamente tu muerte...
MARQUES : (CONMOVIDO) ¿Has llorado por mí, pobre ángel...?
(ELLA ENJUGA UNA LAGRIMA) Ah, sigues siendo tan dulcemente
ingenua como cuando eras aquella tierna campesina de
Valromey que despertó en mis brazos al amor, cuando aún no
había cumplido los cuatro años de edad...
ROBERTA : Pero, explícate... ¿Qué fue lo que sucedió?
MARQUES : Todo fue una engañifa, por supuesto... Logré que
un estúpido campesino se dejara matar, desfigurar y
enterrar con mi ropa, a cambio de la promesa de entregar a
su nieta de quince años algunas monedas de oro...
ROBERTA : Donatien... Habrás cumplido esa promesa, me
imagino.
MARQUES : Roberta... ¿Crees que la edad me ha hecho abjurar
de todos mis principios?
ROBERTA : (ALGO EXTRAÑADA) ¿Cuánto le dejaste?
MARQUES : Ni un centavo, por supuesto... Pero demostré mi
agradecimiento de otra manera... pasé una semana entera
junto a la linda huerfanita, inculcándole los principios de
la filosofía en el tocador... Sí, no creo jactarme al
afirmar que la dejé completamente corrompida...
ROBERTA : (NADA INDIGNADA) Ah, Donatien, Donatien... Eres
el más canalla de los hombres...
MARQUES : (COMPLACIDO) Lo dices tan sólo para halagarme...
ROBERTA : ¿Y cómo se te ocurrió venir a América?
MARQUES : ¿Qué quieres...? En Europa soy tan conocido que
me era imposible pasar de incógnito por ningún lado...
¿Asia? Está llena de mandarines refinados y crueles que no
admitirían mi competencia... ¿Africa? Todo el mundo sabe
que los negros no tienen alma y,por ende, son
incorruptibles... ¿Oceanía? ¿Me imaginas seduciendo
canguros? Entonces pensé en ti, pensé en América...
(EVOCATIVO) "Si la dulce Roberta ha emigrado al Nuevo Mundo
y según mis noticias, no le ha ido tan mal... ¿Por qué no
habría de irme bien a mí?"
ROBERTA : (PRECAVIDA) Yo no sé si estoy en condiciones de
brindarte mi amistad incondicional, como antes... ¿Me
entiendes, Donatien?
MARQUES : ¿Tu amistad? Yo no necesito amigos sino
cómplices, Roberta... Pero, basta... Dejémonos de vano
palabrerío... (APROXIMANDOSE) Estás tan hermosa... Me
recuerdas aquella bella criatura de hace treinta años...
(TRATANDO DE ABRAZARLA) Y hace más de dos meses que no
estoy con mujer alguna...
ROBERTA : (RESISTIENDOSE) No, no, Donatien... ¡Es
imposible!
MARQUES : No seas tonta... recordemos aquellas hermosas
noches del pasado...
ROBERTA : No, no, es imposible...Tengo un protector,
Donatien...
MARQUES : (INSISTIENDO) ¿Qué importa eso? Resultará más
excitante...
ROBERTA : ¡Es el ministro de Gobierno, Donatien! Un hombre
generoso y amable, pero extraordinariamente poderoso... Y
bastante celoso, por añaduría...
MARQUES : (PERSUASIVO, ESTRECHANDOLA CONTRA SI) No te
preocupes, él no se enterará de nada... Nadie me ha visto
entrar.
ROBERTA : (SORPRENDIDA Y METIENDO UNA MANO ENTRE SU CUERPO
Y EL DEL MARQUES) ¡Donatien...! ¿Qué es este enorme bulto
que tienes aquí abajo?
MARQUES : (RONCO) Dinero, ma cherie... Mucho dinero.
ROBERTA : (SEPARANDOSE ALGO, PERO POCO) ¡Dinero...!
MARQUES : ¿Necesitas dinero, Roberta...?
ROBERTA : Bueno, sabes... Mi situación no es tan buena como
parece... Una pequeña ayuda no me vendría nada mal...
MARQUES : Pero, tontita... ¿Por qué no me lo dijiste antes?
(VA SACANDO, UNA POR UNA, MONEDAS DE ORO DE SU BOLSILLO Y,
MIENTRAS LAS VA ENTREGANDO A ROBERTA, VA DESPRENDIENDO CON
LA OTRA MANO CADA UNO DE LOS BOTONES DEL VESTIDO DE ELLA)
ROBERTA : (CON SUSPIROS ENTRECORTADOS) Ah, Donatien...
Sigues siendo irresistible para mí... ¿Por qué seré incapaz
de negarte nada?
(AL LLEGAR AL CUARTO O QUINTO BOTON, ELLA SE ALEJA Y SE
TIENDE VOLUPTUOSAMENTE SOBRE LA CAMA)
ROBERTA : Ven, amor mío... Acá estaremos más cómodos...
MARQUES : No seas vulgar, ma cherie... Revivamos aquellas
ingeniosas figuras de antaño... (LE ENTREGA CUATRO O CINCO
MONEDAS MAS) Vamos, cuélgate de la araña...
ROBERTA : (MIMOSA) ¿No estoy un poco pesada para eso,
Donatien?
MARQUES : (PERDIENDO LA PACIENCIA) ¡Déjate de pamplinas,
Roberta!
ROBERTA : (PONIENDOSE DE PIE, RESIGNADAMENTE, ENCIMA DE LA
CAMA) Está bien, está bien... Ya que te has puesto
nostálgico... (LEVANTA LOS BRAZOS COMO PARA COLGARSE DE LA
ARAÑA, CUANDO RESUENA UN GOLPE EN LA PUERTA. ELLA QUEDA
PETRIFICADA) ¡Ah...!
MARQUES : ¿Qué es eso?
ROBERTA : (ATERRADA) ¡Teófilo...!
MARQUES : ¿Quién es Teófilo?
ROBERTA : (SUSURRANDO) Mi protector, el Ministro...
(GRITANDO) ¡Ya voy, tesoro...! (SUSURRANDO) Estamos
perdidos... (GRITANDO) ¡Qué suerte que has venido...!
(SUSURRANDO) Escóndete, desdichado...
MARQUES : ¿Dónde?
ROBERTA : (MIRA A SU ALREDEDOR, DESESPERADA, Y FINALMENTE
SE DECIDE) ¡Métete debajo de la cama...!
MARQUES : ¡Roberta...! Es humillante...
(RESUENA UN NUEVO GOLPE EN LA PUERTA)
ROBERTA : (SUSURRANDO) ¡Pronto...! (GRITANDO) Ya estoy
contigo, mi amor...
MARQUES : En fin... Todo sea por tu buen nombre, ma cherie.
(MIENTRAS EL MARQUES, DE MALA GANA, SE METE DEBAJO DE LA
CAMA, ROBERTA SE RECOMPONE, VA HASTA LA PUERTA Y ABRE.
APARECE FRAY NICASIO, UN ANDRAJOSO FRAILE CAPUCHINO)
FRAY NICASIO : (HUMILDEMENTE) Buenas tardes, madame
Roberta.
ROBERTA : (TRATANDO DE REPRIMIR SU AGITACION PERO SIN
LEVANTAR LA VOZ) ¡Fray Nicasio...! ¿Qué hace usted aquí?
FRAY NICASIO : Escuché voces ahí adentro... y llamé...
ROBERTA : ¿Y desde cuándo se siente usted autorizado para
llamar a la puerta de mi cuarto?
FRAY NICASIO : Hermana... Yo sólo quería pedir una
limosnita para los pobres...
ROBERTA : (DESPECTIVA) ¿Para los pobres? Para usted mismo,
querrá decir...
FRAY NICASIO : Yo soy el más pobre de todos, pero no soy el
único... Somos varios los cristianos en desgracia que
compartimos el sustento que la caridad pública nos
proporciona.
ROBERTA : ¿A qué llama sustento? ¿Al vino?
FRAY NICASIO : Hermana, es tan escaso el monto de las
limosnas, que no nos permite solucionar nuestros
problemas... El vino, por lo menos, nos ayuda a olvidarlos.
ROBERTA : ¡Pues no le daré ni un solo centavo...! ¡Ya me
tiene harta con sus eternos pedidos...!
FRAY NICASIO : (PACIENTE) Hermana, sea usted caritativa
conmigo, que yo lo seré con usted...
ROBERTA : ¿Qué quiere usted decir, indigno capuchino?
FRAY NICASIO : He visto entrar a un hombre en esta casa...
Y pensé que sería preferible que el señor Ministro no se
enterara.
ROBERTA : ¿El Ministro? ¿Qué tiene que ver el Ministro con
todo esto?
FRAY NICASIO : (SOBRADOR) Vamos, hermana... ¿Acaso mi
oficio no consiste en escudriñar las almas?
ROBERTA : ¿De modo que ahora se permite usted amenazarme?
FRAY NICASIO : Por ahora, me permito seguir suplicándole...
Claro que tengo algunas esperanzas de que mi súplica será
escuchada...
ROBERTA : (PERDIENDO LOS ESTRIBOS) ¡Eres un miserable...!
FRAY NICASIO : (ASINTIENDO) Pulvis es et in púlverem
revertéris..."
ROBERTA : (FIERAMENTE) ¡Pues no conseguirás...! (LA
INTERRUMPE EL RUIDO DE ALGUNOS CONFUSOS MOVIMIENTOS DEBAJO
DE LA CAMA, ACOMPAÑADOS DE TENUES QUEJIDOS Y JADEOS)
FRAY NICASIO : (SORPRENDIDO) ¿Qué es eso?
ROBERTA : (PRECIPITANDOSE ALARMADA HACIA LA CAMA)
¡Donatien...! ¿Qué te sucede? (CONSIGUE AGARRARLO DE UN PIE
Y TIRA DE EL PARA TRATAR DE SACARLO DE ABAJO DE LA CAMA,
MIENTRAS PIDE AUXILIO A FRAY NICASIO) ¡Ayúdeme, hombre...!
¡Debe estar descompuesto!
MARQUES : (DESDE ABAJO) ¡Espera...! ¡Espera...! (CONSIGUE
SALIR TRABAJOSAMENTE, MIENTRAS SE ACOMODA LA ROPA) Casi me
arrancas un miembro...
ROBERTA : ¿Qué te pasaba? ¿Te sientes mejor, Donatien?
MARQUES : (PETRIFICADO AL VER A FRAY NICASIO) ¿Y esto? ¿Qué
es esto?
ROBERTA : No te preocupes. Es sólo un sucio fraile
mendigante.
MARQUES : (EXALTANDOSE CADA VEZ MAS) ¡Un fraile...! Un
fraile...! ¡Sabes que no puedo ver un fraile sin
enfurecerme...! (LO TOMA DEL COGOTE Y LO ZAMARREA
FRENETICAMENTE) ¡Escúchame, infame chupacirios...!
FRAY NICASIO : (DESPAVORIDO) ¡Detente, hermano...! ¡Es todo
mentira...! ¡No soy fraile...! ¡Hace ya muchos años que fui
expulsado, por indigno, del seno de la Santa Madre
Iglesia...!
ROBERTA : (TRATANDO INFRUCTUOSAMENTE DE DETENERLO) Detente,
Donatien...
MARQUES : (SIN HACERLE CASO, OBLIGA A FRAY NICASIO A
PONERSE DE RODILLAS) ¿Y esa ropa?
FRAY NICASIO : ¡Lo juro...! ¡No tenía otra cosa que
ponerme...!
MARQUES : ¿Y esa tonsura?
FRAY NICASIO : ¡Es seborrea...!
ROBERTA : (IMPONIENDOSE) ¡Basta Donatien...! (EL MARQUES
OBEDECE)
FRAY NICASIO : (JADEANTE) Gracias, hermana.
ROBERTA : Dale un par de monedas de oro y que se vaya...
MARQUES : (EXTRAÑADO) ¿Un par de monedas...? pero ¿Por qué?
ROBERTA : Yo sé por qué te lo digo... (PROMETEDORA) Hazme
caso y no te arrepentirás...
MARQUES : (SE ENCOGE DE HOMBROS PERO SACA UN PAR DE MONEDAS
Y LAS ENTREGA A FRAY NICASIO) Toma, cretino...
FRAY NICASIO : Gracias, hermano... Brindaré a tu salud.
MARQUES : Ojalá se te atragante el vino.
(UN NUEVO GOLPE EN LA PUERTA LOS PARALIZA A LOS TRES)
ROBERTA : ¡Ahora sí...! ¡Ahora sí...! ¡Seguro que es
Teófilo...! ¿Y Lucinda? ¿Dónde se habrá metido esa
estúpida?
MARQUES : Tranquilízate, Roberta...
ROBERTA : ¡Pronto, escóndanse...! (OTRO GOLPE EN LA PUERTA)
¡Ya voy, ya voy...! ¿Eres tú, amor mío?
COMISARIO : (DESDE AFUERA) Es la policía, señora...
MARQUES - FRAY NICASIO : (ATERRORIZADOS) ¡La policía...!
(SIN NECESIDAD DE NUEVAS RECOMENDACIONES, AMBOS SE METEN
PRESUROSAMENTE DEBAJO DE LA CAMA. ROBERTA VA HASTA LA
PUERTA Y ABRE)
COMISARIO : (PENETRANDO) Buenas tardes, señora.
ROBERTA : (INTRANQUILA) ¿Pero qué hace la policía en mi
casa?
COMISARIO : Nos avisaron que un sujeto de aspecto
sospechoso había sido visto rondando la casa... Entonces,
vine de inmediato a investigar.
ROBERTA : ¿De aspecto sospechoso? ¿Qué quiere usted decir?
COMISARIO : Viejo, extranjero y con cara de crápula.
ROBERTA : No, aquí no ha entrado nadie así.
COMISARIO : Lo lamento, señora, pero debo registrar la
casa.
ROBERTA : ¿Mi casa?
COMISARIO : (ENCOGIENDOSE DE HOMBROS) El deber es el deber.
ROBERTA : (SEÑALANDO HACIA EL EXTERIOR) Está bien, haga
usted lo que quiera... (EL COMISARIO SE CUADRA PERO
PERMANECE INMOVIL) ¿Qué espera ahora? Empiece a registrar
la casa...
COMISARIO : Gracias, señora, pero... Perdón, ya lo he
hecho.
ROBERTA : ¿Ya lo ha hecho? ¿Y entonces...?
COMISARIO : No hay nadie. Absolutamente nadie.
ROBERTA : ¿Nadie? ¿Y Lucinda?
COMISARIO : No hay nadie.
ROBERTA : ¿Dónde se habrá metido esa muchacha?
COMISARIO : No lo sé, señora... Pero no hay nadie.
ROBERTA : Entonces, váyase de una buena vez. Ya ha cumplido
usted con su deber.
COMISARIO : Todavía me falta revisar esta habitación...
ROBERTA : ¿Revisar mi cuarto...? ¡Usted está loco!
COMISARIO : Lo lamento, señora, pero...
ROBERTA : ¡Me quejaré a sus superiores...!
COMISARIO : Compréndame, señora... Se ha hecho una denuncia
y no puedo volver con las manos vacías... Está en juego mi
prestigio personal...
ROBERTA : ¿Qué quiere decir eso?
COMISARIO : Si no encuentro a nadie aquí, tendré que
agarrar a algún desgraciado por la calle y decir que lo
sorprendí robando en la cocina...
ROBERTA : ¡Pues hágalo de una vez y no me incomode más...!
(CAMBIANDO LA TACTICA, ZALAMERA) Créame... Le quedaría
eternamente agradecida... (EL COMISARIO DUDA) Lo
recomendaría a sus superiores...
(EL COMISARIO ESTA POR ACCEDER CUANDO SE ESCUCHA UNA RISITA
SOFOCADA DEBAJO DE LA CAMA, QUE SE MUEVE LIGERAMENTE)
COMISARIO : ¿Qué es eso? (ANTES DE QUE ROBERTA PUEDA
REACCIONAR, EL COMISARIO SE ARRODILLA JUNTO A LA CAMA Y
EMPIEZA A SACAR LA FALDA DE LUCINDA, LA CHAQUETA DEL
MARQUES Y EL HABITO DE FRAY NICASIO) ¿Ve usted, señora...?
¿Ve usted que aquí pasa algo extraordinariamente raro...?
ROBERTA : (REALMENTE SORPRENDIDA) ¿Pero qué es esto...?
¡No, no puedo creerlo...!
COMISARIO : (MIENTRAS CONSIGUE AGARRAR UN PIE DEL FRAILE Y
TIRA ENERGICAMENTE DE EL) ¡Ayúdeme, señora, ayúdeme...! ¡Ya
los tenemos...!
ROBERTA : (AYUDANDOLO A TIRAR, INDIGNADA) ¡Sí, sí...! ¡Le
ayudaré...! ¡Infames, miserables...! ¡Divirtiéndose a sus
anchas mientras yo me arriesgo por ellos...! (ENTRE AMBOS
VAN TIRANDO Y SACANDO, COMO SI FUERA UNA RISTRA DE CHORIZOS
Y EN ME DIO DE LAS QUEJAS Y PROTESTAS DE TODOS, AL FRAILE,
AGARRADO A UNA PIERNA DE LUCINDA; A ESTA, PRENDIDA DEL
BOLSILLO DEL MARQUES, Y A ESTE ULTIMO)
FRAY NICASIO : Hermana, piense en la caridad bien
entendida...
LUCINDA : Yo no quería, señora, pero... Con tal de
alborotar.

MARQUES : Roberta, ya conoces la debilidad de mi


naturaleza...
COMISARIO : ¿Pero qué es esto, señora? ¿Los conoce
usted...?
ROBERTA : Creía conocerlos, sí... Pero ahora veo que me
equivocaba...
COMISARIO : ¿Puede usted explicarme eso?
ROBERTA : ¿Explicarle...? ¿Pero no ve usted que mi casa
esta llena de intrusos?
COMISARIO : Señora, si no me lo explica a mí, tendremos que
ir todos a explicarlo a la jefatura...
ROBERTA : (AL BORDE DEL DESMAYO) ¿A la jefatura...? ¡No,
no, eso es imposible...!
LUCINDA : Soy una casta doncella, señor... Y pobre,
además... Nadie querrá casarse conmigo después de semejante
escándalo.
FRAY NICASIO : Tenga usted consideración por mi
investidura, hermano...
ROBERTA : ¿Pero qué pretende usted...? ¿Perderme...?
COMISARIO : No, señora... Salvarme.
MARQUES : (QUE AUN CONSERVA LA SERENIDAD, CARRASPEA PARA
LLAMAR LA ATENCION) Señor... Soy un forastero y no conozco
los usos y costumbres del país... ¿Pero no podríamos
solucionar esto de alguna otra manera?
COMISARIO : ¿A qué se refiere usted?
MARQUES : Sé que la inflación está haciendo estragos en el
Nuevo Mundo... Y que los sueldos oficiales son escasos...
(SACA DE SU BOLSILLO UNA MONEDA DE ORO Y LA EXHIBE ANTE EL
COMISARIO, TRATANDO DE SEDUCIRLO)
COMISARIO : Señor, usted me ofende...
ROBERTA : ¡Eso es una bicoca, Donatien...!
FRAY NICASIO : Tanto como des, hermano, con creces te será
devuelto...
LUCINDA : ¡Sea usted generoso, Marqués...! He tocado su
bolsillo y sé que está forrado de oro...
MARQUES : (SACANDO CON REPUGNANCIA OTRA MONEDA) Ustedes
quieren provocar mi ruina... Pero todo sea por tu
reputación, Roberta...
COMISARIO : (SIN TOCAR EL DINERO) ¿De modo que está usted
tratando de sobornarme...?
MARQUES : Es una manera un tanto ruda de denominar a esta
amistosa gratificación...
COMISARIO : Bien... Como primera medida, tendré que
confiscar todo el dinero que usted ha introducido
ilegalmente al país.
MARQUES : (PALIDECIENDO) ¿Todo el dinero?
COMISARIO : (SACA SU SABLE Y LE PROPINA UN FORMIDABLE
PLANAZO) ¿No he hablado suficientemente claro, señor mío?
MARQUES : (VACILANDO) Pero, señor...
COMISARIO : (DANDOLE OTRO PLANAZO) ¿No me ha comprendido
todavía?
MARQUES : (SACANDO UNA VOLUMINOSA BOLSA Y ENTREGANDOSELA)
Sí, sí... Ha sido extraordinariamente claro... Y
persuasivo...
COMISARIO : Bien... Oportunamente, le extenderé el recibo
correspondiente... (VOLVIENDOSE HACIA MADAME ROBERTA) Ahora
usted, señora... Exijo una completa explicación de todo
este embrollo...
ROBERTA : (SUSPIRANDO) Comisario... Su extraordinaria
tozudez me obliga a poner mi honor entre sus manos.
COMISARIO : ¿Qué quiere usted decir?
ROBERTA : Pero le advierto que si usted provoca un
escándalo en esta casa, labrará su propia ruina.
COMISARIO : ¿Se permite usted amenazarme?
ROBERTA : (DULCEMENTE) En verdad... Sí (BREVE PAUSA) El
Ministro de Gobierno y yo... Somos amigos íntimos...
COMISARIO : (AZORADO) ¡El Excelentísimo Señor Ministro...!
Acláreme usted eso...
ROBERTA : Quiero decirle que... Tenemos una amistad
apasionada.
COMISARIO : ¿Con el Excelentísimo Señor Ministro...? ¿En
qué sentido...?
ROBERTA : (PERDIENDO LA PACIENCIA) ¡Que nos acostamos
juntos todos los lunes, miércoles y viernes, animal...!
FRAY NICASIO : ¿Las fiestas de guardar, también?
MARQUES : ¡Bravo por el Ministro...!
COMISARIO : (ESTUPEFACTO) No. No lo creo. El Excelentísimo
Señor Ministro es un hombre de hogar, una persona
intachable...
ROBERTA : (VA HASTA LA CABECERA DE LA CAMA Y DE ABAJO DE LA
ALMOHADA SACA UN GORRO DE DORMIR, CON UN VISIBLE MONOGRAMA)
¿Y esto...? ¿Reconoce usted esto...?
(EL COMISARIO HACE LA VENIA. LUEGO SE APROXIMA A ROBERTA Y
TOMA EL GORRO)
COMISARIO : (ENJUGANDO UNA LAGRIMA CON EL GORRO) ¡No puedo
creerlo...! ¡No puedo creer esto del Excelentísimo Señor
Ministro! Y, sin embargo, la evidencia es la evidencia...
Como dice el artículo 207 del Código de Procedimientos en
la Criminal...
VOZ DEL MINISTRO : (DESDE AFUERA) ¡Roberta...! ¡Angel
mío...! ¡Ha llegado tu pichoncito...!
(EL MARQUES, FRAY NICASIO Y LUCINDA SE METEN DE NUEVO CON
APRESURAMIENTO DEBAJO DE LA CAMA, EN TANTO QUE EL COMISARIO
PARECE NO HABER ESCUCHADO NADA, ABSTRAIDO EN SUS TRISTES
PENSAMIENTOS Y PERMANECIENDO CON EL GORRO DE DORMIR EN UNA
MANO Y LA BOLSA DE DINERO DEL MARQUES EN LA OTRA. ROBERTA
AVANZA HACIA LA PUERTA, QUE SE ABRE, Y APARECE EL MINISTRO,
UN HOMBRE DE ALREDEDOR DE CUARENTA AÑOS, DE APARIENCIA
ELEGANTE Y MUNDANA)
ROBERTA : (ECHANDOSE EN SUS BRAZOS) ¡Amor mío...!
MINISTRO : Ah, tampoco yo veía el momento de llegar a tu
lado... (ADVIERTE LA PRESENCIA DEL COMISARIO) ¿Y esto?
¿Quién es él?
COMISARIO : (ESPANTADO) Yo, Excelentísimo Señor...
MINISTRO : ¡Cállese la boca! (MIRA A ROBERTA COMO
PIDIENDOLE UNA EXPLICACION)
ROBERTA : Es uno de tus infames sicarios, amor mío... Ha
estado aquí toda la tarde importunándome, con el pretexto
de que buscaba a un sospechoso...
MINISTRO : (AVANZANDO HACIA EL COMISARIO Y SEÑALANDO EL
GORRO DE DORMIR Y EL BOLSO DE DINERO) ¿Qué hace usted con
eso?
COMISARIO : Los cuerpos del delito... Yo, Excelencia, no
sabía...
MINISTRO : (ARREBATANDOLE AMBAS COSAS) ¡Entrégueme eso de
inmediato!
COMISARIO : Es que yo, Ilustrísima Señoría...
ROBERTA : No le hagas caso, Teófilo...
MINISTRO : (AL COMISARIO) ¡No quiero oír una sola palabra
más! ¡Retírese en el acto! (EL COMISARIO HACE LA VENIA Y SE
DIRIGE HACIA LA PUERTA) ¡Comisario...! (EL COMISARIO SE
PARALIZA, GIRA HACIA EL MINISTRO Y VUELVE A HACER LA VENIA)
Quédese en la puerta de la casa y que nadie entre ni salga
sin mi permiso... (EL COMISARIO HACE LA VENIA Y VUELVE A
ENCAMINARSE HACIA LA PUERTA) Ah, Comisario... (EL COMISARIO
GIRA NUEVAMENTE Y VUELVE A HACER LA VENIA, PERMANECIENDO
CON LA MANO DERECHA EN LA VISERA) Olvídese de todo lo que
pueda haber visto u oído aquí esta tarde... (EL COMISARIO,
NO SABIENDO COMO SUBRAYAR SU ACATAMIENTO, HACE AHORA LA
VENIA TAMBIEN CON LA MANO IZQUIERDA) De lo contrario, yo no
me olvidaré de usted... (EL COMISARIO HACE UNA PROFUNDA
REVERENCIA Y, FINALMENTE, SALE)
ROBERTA : (CON UN SUSPIRO) ¡Al fin solos, amor mío...!
MINISTRO : (PRECAVIDO) Bueno... yo no diría tanto como eso.
ROBERTA : (ALARMADA) ¿Qué quieres decir, Teófilo?
MINISTRO : Te adoro, Roberta... Y te aseguro que no debes
tener miedo.
ROBERTA : ¿Miedo, Teófilo...? ¿Por qué habría de tener
miedo...?
MINISTRO : Vamos, Roberta... Sé que tienes un visitante...
Y quiero conocerlo.
ROBERTA : (ESTREMECIDA) Teófilo, yo... (TRAS UNA PAUSA,
DECIDIENDOSE) Es sólo un viejo amigo en desgracia...
MINISTRO : (COMPRENSIVO) Lo sé, lo sé... Vamos, tontita...
Llámalo de una vez...
ROBERTA : (AGACHANDOSE JUNTO A LA CAMA) Sal, Donatien... Es
inútil seguir fingiendo... Teófilo lo sabe todo...
(SE PRODUCEN CONFUSOS MOVIMIENTOS DEBAJO DE LA CAMA,HASTA
QUE APARECE LUCINDA, SUPUESTAMENTE EMPUJADA POR LOS OTROS)
LUCINDA : (PROTESTANDO, HACIA ADENTRO) ¡No es a mí a quien
están llamando, al fin y al cabo...!
MINISTRO : (ALGO SORPRENDIDO) ¡Lucinda...! ¿Qué hacías tú
ahí abajo?
LUCINDA : (SALIENDO) Yo, señor... No quería molestar y...
Pensé que...
FRAY NICASIO : (SALIENDO) Excelencia... Me permito
interceder por el infortunado a quien usted busca...
MINISTRO : Nada debe temer de mí. ¿Pero qué estaba haciendo
también usted allí, Fray Nicasio?
FRAY NICASIO : ¿Dónde combatir mejor el pecado, sino entre
los pecadores? (MIENTRAS TANTO, SALE EL MARQUES, TRATANDO
EN LO POSIBLE DE MEJORAR SU ASPECTO)
MINISTRO : (CON UNA REVERENCIA) ¿El Marques de Sade, según
imagino?
MARQUES : (RETRIBUYENDO LA CORTESIA) Servidor de usted...
MINISTRO : (IDEM) Es un honor inigualable para un demócrata
sudamericano saludar a un aristócrata europeo.
MARQUES : (IDEM) Oh, señor... Apenas soy un anónimo
fugitivo.
MINISTRO : (IDEM) Nada de eso. Todos sus libros han llegado
a América, todos han sido secuestrados, y yo los he leído a
todos... Ha propagado usted ideas terribles.
MARQUES : (PARA SI MISMO) Estoy perdido...
MINISTRO : Todavía recuerdo de memoria pasajes enteros...
Como cuando demuestra usted que Dios no existe, y que si
Dios no existe la moral ni es sino un absurdo prejuicio, y
que entonces nada debe oponerse a la búsqueda del placer y
al desenfreno de las pasiones...
FRAY NICASIO : (PERSIGNANDOSE) Oh, Oh... Esas cosas se
piensan pero no se dicen...
MARQUES : (CONTRITO) Sí, confieso haber cometido algunos
errores...
MINISTRO : Ha hecho usted una brillante apología del
adulterio y del libertinaje...
LUCINDA : Pudo usted haber esperado hasta que yo me casara,
por lo menos...
MARQUES : (IDEM) Perdóname, Lucinda...
MINISTRO : Ha execrado usted la caridad, la beneficencia y
la justicia, distinguido Marqués... Y ha propuesto la
supresión de la pobreza mediante la extinción, por hambre,
de los pobres...
ROBERTA : Ah, Donatien, siempre has sido tan exagerado...
¿Quiénes serían nuestros sirvientes, en ese caso...?
MARQUES : (IDEM) Sí... Quizás se me ha ido un poco la
mano...
MINISTRO : Bueno, pero no seamos excesivamente severos con
nuestro huésped... Al fin y al cabo, sus ideas no son
demasiado distintas de las que sustenta mi colega, el
Ministro de Economía... Inclusive, de mis propios íntimos
pensamientos...
MARQUES : (ESPERANZADO) ¿Entonces...? ¿Debo entender,
señor...? ¿Que nada me reprocha?
MINISTRO : (CON CRECIENTE SEVERIDAD) Lamento tener que
decirle que sí... Que algo le reprocho... ¡Que algo muy
grave le reprocho...!
MARQUES : (DESOLADO) ¿Ves, Roberta...? Tampoco en el Nuevo
Mundo hay esperanzas para mí...
MINISTRO : ¡Ha vociferado usted en la plaza secretos que
sólo se debían susurrar en la alcoba! ¡Ha puesto al alcance
de groseras mandíbulas manjares que debieron quedar
reservados para paladares exquisitos!
MARQUES : Yo, señor...
MINISTRO : (INTERRUMPIENDOLE) ¡Usted! ¡Usted que se jacta
de haber agotado todos los vicios, de haber cometido todos
los pecados, ha omitido el más terrible, el que más podría
ofender a ese Dios al que tanto dice odiar...!
MARQUES : (REACCIONANDO) ¡No le permito, señor...! ¡Usted
me ofende...! ¿Cuál es ese pecado?
MINISTRO : (VOCIFERANDO) ¡La hipocrecía...! ¡Abomine usted
de los mandamientos de Dios, si quiere, pero vaya a misa
todos los domingos...! ¡Fornique y adultere, pero exalte la
santidad de la familia...! ¡Extermine a los pobres, pero
hágalo en nombre del bienestar futuro...!
MARQUES : (ROMPIENDO A LLORAR) ¡Tiene usted razón...!
¡Tiene usted razón...!
ROBERTA : Vamos, Donatien, no es para tanto...
LUCINDA : No sea usted tan severo, señor...
MINISTRO : (PONIENDO UNA MANO SOBRE EL HOMBRO DEL MARQUES)
Está bien, querido maestro... Aún puede usted enmendarse,
si renuncia a la pequeña vanidad de la literatura...
MARQUES : (CALMANDOSE, PERO AUN MUY ACONGOJADO) ¡Lo
prometo...! ¡Lo prometo...! Me ha dado usted una verdadera
lección, querido señor...
MINISTRO : Gracias. Ahora, Fray Nicasio, si es usted tan
amable... Quisiera hablar a solas con el señor...
FRAY NICASIO : Como usted ordene, Excelencia... (CON UNA
REVERENCIA) Dóminus vobíscum... (SALE)
MINISTRO : Y bien, señor... Ahora que parece haber quedado
aclarado todo entre nosotros... me imagino que nos hará
usted el honor de quedarse a vivir con nosotros, en
América...
MARQUES : Si usted me lo permite, señor... (MEDROSAMENTE) Y
si usted me asegura que no volverán a encerrarme en un
manicomio...
ROBERTA : ¡Donatien...! Teófilo te está ofreciendo su
generosa protección...
MINISTRO : Y en América no hay manicomios, señor mío.
MARQUES : (EUFORICO) ¿No hay manicomios...? ¿Y locos...?
¿Tampoco hay locos...?
MINISTRO : Bueno... Sí, algunos... Alguno que otro.
MARQUES : ¿Y qué hacen con ellos?
MINISTRO : (ENCOGIENDOSE DE HOMBROS) No sé...
Desaparecen... (BREVE PAUSA) Pero usted no debe
preocuparse... La locura es una enfermedad que sólo afecta
a los opositores...
MARQUES : (CAYENDO DE RODILLAS) ¿Cómo puedo agradecerle
tanta bondad, señor Ministro?
MINISTRO : No se preocupe, ya encontraremos la manera. (LO
LEVANTA) En realidad, creo que ya la he encontrado...
(BREVE PAUSA) Como le he dicho antes, querido maestro, he
leído sus obras con enorme delectación... ¿Sería
excesivo...? Ahora... ¿Pedirle que usted ejecutara...? ¿Con
la dulce y experimentada Roberta...? ¿Algunas de las
ingeniosas evoluciones que usted ha descripto en páginas
inolvidables...? ¡Mientras yo, torpemente...! ¿Trato de
imitarlo en compañía de la joven Lucinda...? ¿Que me parece
deseosa de aprender...?
MARQUES : Oh, señor, qué mayor honor...
MINISTRO : (A ROBERTA) ¿Estás de acuerdo, ángel mío?
ROBERTA : Nada puedo negarte, mi alma...
MINISTRO : ¿Y tú, Lucinda?
LUCINDA : (RUBORIZADA) Si usted, señor, me lo ordena...
MARQUES : ¿Me permite, amado discípulo? (SIN ESPERAR
RESPUESTA, TOMA EL GORRO DE DORMIR DEL MINISTRO, SE LO
COLOCA EN LA CABEZA Y SE TIRA EN LA CAMA) Ven, Roberta,
ángel mío... (ELLA SE APROXIMA) Venid vosotros también,
queridos cachorros... Este lecho es ancho, largo y generoso
como el Nuevo Mundo... Ah, América, América... ¡Qué lugar
para vivir y para morir! Sí, dulcísimos camaradas... ¡El
polvo de mis huesos, América tendrá...!

(APAGON)

Extraño juguete
de Susana Torres Molina

REPARTO :
Perla
Maggi
Angélica

(EN ESCENA HAY DOS MUJERES, PERLA Y ANGELICA, TIENEN ENTRE


35 Y 40 AÑOS. TODA LA OBRA TRANSCURRE EN UN LIVING-COMEDOR,
CONFORTABLE PERO CON CIERTO AIRE PUEBLERINO)
(PERLA CRUZA EL ESCENARIO. LLEVA VASOS EN LA MANO. LOS
GUARDA EN UN APARADOR, VA DE UN LADO A OTRO, TRAYENDO Y
LLEVANDO COSAS. ANGELICA ESTA SENTADA EN UNA SILLA. MUY
LENTAMENTE SE PONE UNAS MEDIAS DE NYLON. LUEGO SE LEVANTA.
DESCALZA. SE MIRA EN EL ESPEJO. SE ARREGLA EL VESTIDO. SE
SIENTA NUEVAMENTE FRENTE AL ESPEJO. PERLA, QUE HA TERMINADO
DE ACOMODAR EL AMBIENTE, SE DIRIGE HACIA ANGELICA. SE MIRAN
UNOS INSTANTES, PERLA TOMA UN PEINE Y COMIENZA A PEINARLA.

ANGELICA : (CON VOZ ANIÑADA) ¡Ay, me duele!


PERLA : Tenés que peinarte más seguido.
ANGELICA : ¿Qué hora son?
PERLA : Las cuatro. ¿Por qué?
ANGELICA : ¡Me olvidé! ¡La novela! ¡Está por terminar!
¡Dale! ¡Apurate!
PERLA : Quedate quieta que te va a doler más.
ANGELICA : Esa manía de hacerme trenzas que tenés.
PERLA : Así estás más arreglada.
ANGELICA : (CON SORNA) Para vos estoy arreglada. (PAUSA
CORTA) Voy a comprarme un sombrero.
PERLA : ¡Estás loca! No se usan más.
ANGELICA : En las revistas las mujeres siempre usan
sombreros.
PERLA : (TERMINA DE PEINARLA) Sí, en las revistas... Bueno,
ya está.
ANGELICA : (MIRANDOSE EN EL ESPEJO) Demasiado achatado. Me
hace cara de torta.
PERLA : (SIN MIRARLA) Te queda muy bien.
ANGELICA : ¿Te fijaste? Me estoy quedando pelada. (SE TOCA)
PERLA : Siempre decís lo mismo.
ANGELICA : (CASI LLORIQUEANDO) ¿Y mis zapatos? ¿Dónde están
mis zapatos?
PERLA : Debajo tuyo. ¿No los ves? Mirá que sos desordenada.
ANGELICA : (EXITADA) ¡La novela!
PERLA : (AMENAZANTE) ¡Despacito, eh! Te lo digo una sola
vez.
ANGELICA : (PRENDE LA RADIO) Termina este mes. La madre
está muy enferma. (HABLA SIN MIRAR A PERLA)
PERLA : ¿Quién? ¿De qué hablás?
ANGELICA : La madre. Doña Clotilde.
PERLA : ¿Doña Clotilde? (ASPERA) ¿Quién es?
ANGELICA : La madre... la madre de "Sangre en las venas"
PERLA : ...
ANGELICA : ¡La novela!
PERLA : Siempre con las mismas pavadas. No cambiás nunca.
ANGELICA : El hijo está lejos. ¡Pobre! Ella no sabe nada.
PERLA : Ché. (MIRANDOSE EN EL ESPEJO) ¿esta pollera me hace
gorda?
ANGELICA : (SIN MIRARLA) Ella quiere verlo antes de morir.
Le tiene que decir algo muy importante.
PERLA : ¿Me escuchaste?
ANGELICA : No sabe donde esta, nadie sabe donde está.
PERLA : Te pregunté algo, ¿no?
ANGELICA : (PAUSA) ¡Está tan mal!
PERLA : ¿Quién?
ANGELICA : Doña Clotilde. ¡Pobre! ¡A su edad...! (SE
RETUERCE EN LA SILLA)
PERLA : (ENOJADA) Querés quedarte quieta, que te arrugás el
vestido.
(ANGELICA, ESTA ESCUCHANDO SU NOVELA CON EL OIDO
PRACTICAMETNE PEGADO A LA RADIO. PERLA, SACA UN TEJIDO Y
COMIENZA A TEJER)
(PAUSA)
PERLA : ¿Hiciste la cama?
ANGELICA : ¡Callate, que no oigo! ¡Un telegrama!
PERLA : Me tenés podrida con tus pavadas. (LE TIRA UNA
MADEJA DE LANA) Ayudame.
ANGELICA : ¿Qué tiene que decir, que es tan importante?
PERLA : Tendríamos que cortar el pasto. Es una vergüenza.
ANGELICA : Es de Roma. Avisa que viene.
PERLA : Esta mañana, por la ventana vi a un hombre mirando
la casa.
ANGELICA : ¡Por fin! Ahora se puede morir tranquila.
(AL APAGAR LA RADIO, SE ENREDA DE LA LANA)
PERLA : ¡Cuidado! ¡Mirá lo que hacés!
ANGELICA : Bueno, apurate, me aburre estar aquí.
(PAUSA)
PERLA : Angélica.
ANGELICA : ¿Qué?
PERLA : Mirame bien. ¿Qué edad aparento?
ANGELICA : ¡Y... tu edad! ¡Que se yo!
PERLA : ¿Estás segura?
ANGELICA : (SUBITAMENTE INTERESADA) ¿Cómo era el hombre?
PERLA : Hay días que me siento joven...
ANGELICA : ¿Alto?
PERLA : Una chiquilina...
ANGELICA : ¿Alto?
PERLA : (CON SOSPECHA) Sí, ¿por qué?
ANGELICA : ¿De espaldas anchas?
PERLA : Sí.
ANGELICA : ¿De... unos cuarenta años?
PERLA : Sí... ¿lo viste?
ANGELICA : (MISTERIOSA) No sé. Me pareció.
PERLA : ¿Dónde?
ANGELICA : No sé. (PAUSA) Está oscureciendo.
PERLA : Son apenas las cinco.
ANGELICA : Pero ya es de noche.
PERLA : Mañana, bien temprano, cortamos el pasto.
ANGELICA : ¡Ufa! Siempre dando órdenes.
PERLA : Si no fuera por mí, esto sería un chiquero.
ANGELICA : (PICARA) ¿Sabés qué soñé anoche?
PERLA : ¡¿Qué?!
ANGELICA : Que te morías. (PERLA, LA MIRA FIJO) Bueno, ché,
fue un sueño.
PERLA : (MUY SERIA) ¿Qué hay de comer?
ANGELICA : Milanesas a la napolitana.
PERLA : ¿No te dije que estoy a régimen?
ANGELICA : A mí me gustan las milanesas.
PERLA : A mí también me gustan las milanesas. Pero no
quiero engordar, ¿entendés? (PAUSA. SE TOCA EL VIENTRE) ¡Me
quiero cuidar!
(ANGELICA, BAJA LA MIRADA. PAUSA CORTA)
PERLA : Ché, ¿cómo era el sueño?
ANGELICA : ¿qué sueño?
PERLA : El de anoche.
ANGELICA : (PICARA) Ibamos juntas a un parque de
diversiones y subíamos a la montaña rusa...
(PAUSA)
PERLA : ¿Y?
ANGELICA : De repente te enojabas por algo y te parabas en
el trencito... (PAUSA LARGA)
PERLA : Ché, ¿qué te pasa?
ANGELICA : Me olvidé...
PERLA : Tenés que acordarte. ¡Vamos! ¡Hacé memoria!
ANGELICA : ¿Cómo era...?
PERLA : ¡Dale! ¿Qué te pasa? ¡Contá!
ANGELICA : (CONFUNDIDA) Sí, te parabas en el trencito... y
te ponías a gritar... y yo te miraba... y de repente... el
trencito bajaba de golpe, shunn (HACE SEÑAS CON LA MANO) a
toda velocidad y vos te caías para abajo (SE EMPIEZA A
REIR) y mientras caías, seguías gritando, y a mí me hacía
mucha gracia ... y me reía... (SE RIE) me daba un ataque de
risa... (TENTADA) ... estabas graciosa cayéndote con las
piernas abiertas.
PERLA : (INDIGNADA) ¡Qué imbécil!
ANGELICA : (RIENDO) ¿Y para qué me preguntás?
PERLA : (COMO PENSANDO EN VOZ ALTA) Sí, no sé para qué te
pregunto...
ANGELICA : Te falta sentido del humor. (PAUSA) Por eso te
dan más edad de la que tenés.
PERLA : ¿Quién me da más edad?
ANGELICA : ¡Y qué se yo! La gente...
PERLA : ¿Qué gente?
ANGELICA : El otro día en la farmacia me preguntaron
cuántos años me llevabas.
PERLA : ¿Y vos no dijiste que yo era menor?
ANGELICA : ¿Para qué? ¿A quién le interesa? (PAUSA CORTA)
PERLA : ¿Y quién estaba?
ANGELICA : ¿Dónde?
PERLA : En la farmacia. ¿Quién estaba?
ANGELICA : ¡Ché, pará! ¿Por qué me hacés tantas preguntas?
No se puede hablar con vos.
PERLA : ¡Callate, querés!
ANGELICA : ¿Y por qué me tengo que callar?
PERLA : Shh... me parece que hay alguien detrás de la
puerta.
(LAS DOS SE ACERCAN A LA PUERTA LENTAMENTE. SE QUEDAN UNOS
INSTANTES ESCUCHANDO. PERLA, LE HACE UNA SEÑA A ANGELICA Y
ABRE LA PUERTA DE UN ENVION. DETRAS DE LA PUERTA HAY UN
HOMBRE VESTIDO DE TRAJE OSCURO, ANTEOJOS NEGROS, BIGOTITO,
TIENE APROXIMADAMENTE 40 AÑOS Y LLEVA UNA VALIJA EN LA
MANO. SU OTRA MANO LIBRE ESTA CUBIERTA POR UN GUANTE NEGRO)
MAGGI : (HUMILDEMENTE) Buenos días... Buenos días,
señoras...
PERLA : (OBSERVANDO ATENTAMENTE) ¿Qué desea?
MAGGI : Si ustedes son tan gentiles me gustaría mostrarles
algunas novedades que...
PERLA : (INTERRUMPIENDO) No, gracias. No necesitamos nada.
ANGELICA : (ANSIOSA) ¿Qué vende? ¿Cepillos?
MAGGI : (DESCONCERTADO) Bueno, no precisamente. (SE RIE) Si
usted me permite mostrarles. (ADELANTA LA VALIJA)
PERLA : Le dije, señor, que no necesitamos nada...
MAGGI : Bueno... entonces... (LA MIRA A ANGELICA)
ANGELICA : (A MAGGI) ¿Usted no estuvo antes por aquí?
MAGGI : No, señorita... Yo... es la primera vez que
vengo...
ANGELICA : Qué raro, me pareció.
PERLA : (AGRESIVA. A ANGELICA) ¿Qué te pareció?
ANGELICA : Haberlo visto antes. Me resulta cara conocida.
MAGGI : Bueno, le prevengo que muchas veces me dicen lo
mismo.
PERLA : ¿Qué le dicen?
MAGGI : Que me parezco a alguien. (PAUSA. A PERLA) Tengo
cara... repetida... (SE RIE. PAUSA LARGA. MIRANDO EL
LIVING) ¡Qué lindo está esto!
ANGELICA : ¿Le gusta?
MAGGI : Se nota la mano femenina.
PERLA : Disculpe, pero no tenemos mucho tiempo.
MAGGI : Sólo un instante...
ANGELICA : ¿Qué lleva ahí?
MAGGI : (RESUELTO) Prendas femeninas de primerísima
calidad. Si ustedes disponen de cinco minutos, yo paso y
les muestro sin ningún compromiso.
(HACE ADEMAN COMO PARA PASAR)
PERLA : No, gracias.
ANGELICA : ¡Yo quiero ver!
MAGGI : (A ANGELICA) Bueno, si usted me ayuda puedo
mostrarle desde aquí.
(APOYA LA VALIJA SOBRE SU PIERNA DERECHA FLEXIONADA.
ANGELICA, LO AYUDA A SOSTENER LA VALIJA Y EL CON LA MANO
DERECHA SOLAMENTE LA ABRE TRATANDO DE MANTENER EL
EQUILIBRIO)
PERLA : (CERRANDO LA VALIJA) Señor, parece que no nos
entendemos.
(MAGGI, TRASTABILLA. CONTINUA CON LA VALIJA SOBRE LA
PIERNA)
MAGGI : (A PERLA, IMPACIENTE) la señorita me pidió que le
mostrara.
ANGELICA : (ABRIENDO NUEVAMENTE LA VALIJA) ¡Yo quiero ver
qué lleva!
MAGGI : (LA CIERRA) ¡Discúlpeme, pero me están mareando!
(LA APOYA EN EL SUELO. SE RIE) Son gajes del
oficio...(PERLA, HACE ADEMAN DE CERRAR LA PUERTA) Por
favor, señorita, ¿no me traería un vasito de agua, si no es
mucha molestia?
(ANTES QUE PERLA PUEDA CONTESTAR ANGELICA SALE CORRIENDO)
ANGELICA : Sí, como no.
(MAGGI, SECANDOSE LA FRENTE CON UN PAÑUELO)
MAGGI : Hace calor afuera...
VOZ DE ANGELICA :(DE ADENTRO) ¿Le pongo hielo?
MAGGI : (GRITANDO A ANGELICA) Bueno, si es tan amable. (A
PERLA) Simpática su hermanita...
PERLA : (DE MAL MODO) Es una atolondrada.
MAGGI : Y... en las mejores familias siempre hay alguno que
sale medio. (HACE GESTO CON LA MANO DE REVIRE)
PERLA : ¿Cómo dice?
(ENTRA ANGELICA, LE DA EL VASO A MAGGI. ESTE, TOMA SU
PRIMER SORBO)
MAGGI : No hay nada como el agua cuando uno tiene sed...
¡Qué día...! No se aguanta... en la calle no se aguanta...
PERLA : ¿Ya terminó?
MAGGI : (MOSTRANDO EL VASO) El último sorbo. Cuando estoy
acalorado me gusta tomar bien despacito. (SE RIE) Así me
enseñó la vieja.
ANGELICA : ¿Qué vieja?
MAGGI : Mi vieja. ¡Una santa! Que Dios la tenga en la
gloria. (PERLA, HACE ADEMáN DE SACARLE EL VASO) Un
momentito, señorita, ya termino. (TOMA EL ULTIMO SORBO) (LE
DA EL VASO A PERLA) Muchas gracias. (PERLA, SE QUEDA CON EL
VASO EN LA MANO) Siempre viene bien una pausa en el camino.
(SE RIE)
(SE SACA LOS ANTEOJOS. MIRA A TRAVES DE ELLOS, SE LOS
LIMPIA CON EL SACO Y VUELVE PONERSELOS. HACIENDO UNA
REVERENCIA)
MAGGI : Señoritas, a sus órdenes.
(AL AGARRAR LA VALIJA DEL PISO SE LE ABRE Y SE LE CAE PARTE
DE LA MERCADERIA)
MAGGI : Huy, el cierre...
ANGELICA : (MIRANDO LA ROPA EN EL SUELO) ¡Qué lindas cosas!
PERLA : ¡Pero esto es el colmo!
MAGGI : (TRATANDO DE ARREGLAR EL CIERRE) Es tan delicada...
PERLA : ¿Quién?
MAGGI : La valija. (PAUSA) ¡Qué desgracia!
(ANGELICA, ESTA EXCITADA VIENDO LA MERCADERIA. A PERLA)
MAGGI : ¿No tendría un destornillador? Si es chiquito,
mejor.
PERLA : ¿Algo más? (YENDOSE)
MAGGI : Si no tiene, con un cuchillo me arreglo.
ANGELICA : (ARRODILLADA CON UN CORPIÑO EN LA MANO) Señor,
señor, ¿tiene cómo para mí?
MAGGI : ¿Cuánto calza? (LA MIRA DE REOJO) ¿95? ¿Acerté?
ANGELICA : ¡Qué práctica!
MAGGI : (BUSCA ADENTRO DE LA VALIJA) Aquí tiene, señorita,
color negro, es el que está de moda.
PERLA : (LLEGA CON EL DESTORNILLADOR) Tome.
MAGGI : Gracias. (SE ARRODILLA PARA ARREGLAR EL CIERRE)
PERLA : (A ANGELICA) ¿Qué hacés ahí?
ANGELICA : (MOSTRANDO EL CONJUNTO) ¡Mirá qué lindo!
MAGGI : (ARREGLANDO EL CIERRE, SIN MIRARLAS) Aproveche,
señorita, estas prendas están hechas con el más puro nylon
importado. Mire la etiqueta, ¿vio? No se planchan. Se secan
en instantes y son de fácil lavado. Aproveche, yo sé lo que
le digo. (A PERLA, MIRANDOLA DE REOJO) Si gusta mirar,
ningún compromiso...
PERLA : ¿tiene para mucho?
MAGGI : Lo ajusto y ya está.
ANGELICA : Me llevo éste, éste y éste.
PERLA : ¡Pero estás loca! Cómo lo vas a pagar...
ANGELICA : Por una vez que compro...
MAGGI : No se preocupe por el pago... Si le gusta se lo
lleva y no hablamos más.
PERLA : Angélica, dejá eso...
MAGGI : Bueno, ya está. (SE LEVANTA CON LA VALIJA) Voy a
tener que jubilarla... ya no da más. (ARREGLA LA ROPA DEL
SUELO Y LA GUARDA)
PERLA : Angélica, ¿me oíste?
ANGELICA : (TIENE LAS PRENDAS EN LA MANO) Dale, Perla, no
seas así...
PERLA : No hagas perder tiempo al señor.
MAGGI : Tiempo es lo que me sobra. (A ANGELICA) ¿Se lo
dejo?
PERLA : ¡Devolvé eso! (ANGELICA, SE PONE LAS MANOS ATRAS)
MAGGI : (A PERLA) Déjela, señorita...
PERLA : Usted no se meta. (A ANGELICA) Dáselo.
(HACE UN INTENTO DE SACARSELO Y ANGELICA SE ZAFA)
ANGELICA : ¡No se lo doy!
MAGGI : ¿Entonces, se lo dejo?
PERLA : ¡Usted no deje nada!
ANGELICA : (DE IMPROVISO) ¿Está seguro que usted no estuvo
antes por aquí?
MAGGI : (DESCONCERTADO) Ya le dije, señorita, es la primera
vez que vengo por esta zona...
ANGELICA : ¿Está seguro?
PERLA : ¿Por qué insistís?
ANGELICA : No sé, me recuerda a alguien. (LE DEVUELVE LA
ROPA. SEDUCTORAMENTE) Si pasa otro día quizás tenga más
suerte.
PERLA : ¿Qué querés decir?
ANGELICA : (INOCENTEMENTE) ¿Yo? Nada. ¿Por qué?
PERLA : (MUY ENOJADA) Que si pasa un día que no esté la
bruja, vos vas a poder darte el gusto, ¿eh? ¿Eso querés
decir?
ANGELICA : Yo no dije eso.
PERLA : Sí dijiste eso. (A MAGGI) ¡Abra la valija!
MAGGI : Señorita... por mí...
PERLA : ¿No oyó? ¡Abra la valija! (MAGGI, LA ABRE CON SUMO
CUIDADO) A ver, nenita, ¡ahí tenés! ¡Todo para vos! ¿Qué
esperás? ¡Elegí! ¡Elegí...! El señor está aquí para eso...
no le hagas perder tiempo. (ANGELICA, NO SE MUEVE. PERLA, A
MAGGI) ¡Qué raro! Perdió el interés... de golpe... ¿Por qué
no nos dice lo que vende...? A lo mejor se entusiasma...
MAGGI : Yo... si ustedes me permiten... (HACE ADEMAN DE
IRSE)
PERLA : ¡Pero qué clase de vendedor es usted! (PAUSA)
MAGGI : (DESCONCERTADO) Bueno, tengo camisones, medias de
nylon, pañuelos, calzoncillos para quedar bien con algún
familiar, enaguas, gorras de baño...
PERLA : ¿Y, qué esperás?
ANGELICA : ¡Dejame tranquila!
(MAGGI, SIGUE REPITIENDO CON VOZ MONOCORDE: "CALZONCILLOS,
PAÑUELOS, MEDIAS DE NYLON, ENAGUAS, PAÑUELOS PARA ALGUN
FAMILIAR, MEDIAS DE NYLON)
PERLA : ¡Pare! ¡Pare! ¿No ve que no hay interés?
(IRONICAMENTE) Lo que pasa en que mi hermanita es muy
caprichosa. Primero que sí, después que no.
MAGGI : (CIERRA LA VALIJA CON BRONCA) Señoritas, yo no
estoy aquí para jugar... desde hoy que me tienen abriendo y
cerrando la valija sin comprarme nada. ¿Quiere que le diga
una cosa? ¡Estoy harto! Buenas tardes.
(CIERRA LA PUERTA Y SE VA)
ANGELICA : (A PERLA) ¡Te felicito! Cada día lo hacés mejor.
PERLA : Gracias, querida. Tu compañía me inspira.
(PAUSA CORTA)
ANGELICA : ¿Por qué tenés que ser siempre tan guaranga?
PERLA : Y si no, decime, ¿y a vos quién te para?
ANGELICA : Te olvidás un pequeño detalle...
(SE ESCUCHAN GOLPES EN LA PUERTA. PERLA Y ANGELICA SE
MIRAN. ANGELICA, HACE ADEMAN DE ABRIR. PERLA, LA DETIENE)
PERLA : Quedate ahí. Voy yo.
(PERLA, ABRE. APARECE MAGGI NUEVAMENTE CON LA VALIJA. SU
EXPRESION ES MUY SERIA Y CEREMONIOSA)
PERLA : ¡Otra vez!
ANGELICA : (ALEGREMENTE) ¡Volvió!
MAGGI : Señoritas, vengo a exigir una satisfacción. Hace
muchos años que estoy en la calle y nunca me he sentido tan
maltratado. Yo soy un hombre de trabajo y no voy a permitir
que se juegue con mis sentimientos. Porque yo vengo a
ofrecer lo mejor que tengo, sin ningún ánimo de molestar a
nadie. ¡Y en ningún momento habrán notado ustedes en mi
presencia, aquí, el más mínimo signo de falta de respeto!
Soy un trabajador de la calle que exige se me trate en esos
términos y bajo esas consideraciones. Sin ningún otro
particular, les deseo muy buenas tardes.
(TOMA LA VALIJA DE UN RINCON, Y ESTA SE ABRE, CAYENDOSE
TODO. HAY UNA INFINIDAD DE COSAS DE LA MAS VARIADO. Y ENTRE
ELLAS, SE CAE UN LORO EMBALSAMADO)
ANGELICA : (ASUSTADA) ¡Un bicho!
PERLA : ¿qué es eso/ ¡Saque eso de aquí!
MAGGI : (AVERGONZADO) ¡Lucy!
ANGELICA : ¿Quién es Lucy?
MAGGI : Mi lorita.(LA LEVANTA MUY CUIDADOSAMENTE DEL SUELO.
LA ALISA LAS PLUMAS) Hacía la recorrida conmigo.
ANGELICA : ¿Está muerta?
MAGGI : Embalsamada. La embalsamé después del accidente.
ANGELICA : ¡Pobrecita!
(PERLA, LA MIRA ABSORTA. MAGGI, HABLA CON LA LORA EN LA
MANO. LA ACARICIA PERMANENTEMENTE)
MAGGI : La tenía amaestrada. Le enseñé a decir: "Señora,
señora". Nunca me compraron tanto. Yo me había encariñado.
Comía conmigo, me sentaba en la mesa y le ponía el platito
enfrente. ¡Era una compañía! Qué quiere que le diga...
ANGELICA : ¿Y qué pasó?
(LAS DOS HERMANAS ESTAN INTERESADISIMAS. MAGGI, CUBRIENDOSE
LA CARA CON LAS MANOS)
MAGGI : No me haga acordar...
ANGELICA : No, está bien, si no quiere...
MAGGI : (ENTUSIASMANDOSE) Una tarde no la encuentro. La
busco, la busco y nada. Me extrañó porque era muy pegada a
mí. Lo primero que pensé, que algún hijo de su madre me la
había... (HACE GESTOS CON LA MANO DE ROBAR) Yo estaba como
loco. Gritaba "Lucy, Lucy", se llamaba así por mi hermanita
menor... bueno, como no aparecía... me subí al coche y
arranqué... ¡para qué!
ANGELICA : (MUY EXITADA) ¡La pisó!
MAGGI : ¡Pobre santa...! Se había quedado dormida debajo
del coche... por el calor... en verano transpiraba mucho...
¡pobre lucita...! siguió viva un rato largo y no paraba de
gritar: "Señora, señora" (PAUSA) La tuve que matar...
PERLA : (IMPRESIONADA) ¡Usted!
MAGGI : Sí. (AL LORO) Perdoname, Lucita.
ANGELICA : (CURIOSA) ¿Y cómo lo hizo?
MAGGI : ¿Qué cosa?
ANGELICA : Cómo la...
MAGGI : Ah... y... un golpe en el cogote... como a los
pollos... es lo más rápido. (PAUSA) Yo por eso no quiero
más bichos. (PERLA HACE GESTOS DE DESCOMPOSTURA)
ANGELICA : Y, sí, una se encariña y es peor...
MAGGI : Me lo dice a mí... Cuando me iba bien le compraba
cintas de colores, se las ponía en el cuello... todavía
guardo la última... se la saqué antes de... (GESTO DE GOLPE
CON LA MANO) ... para que no se ensuciara. (PAUSA) Si por
lo menos la hubiera grabado. ¡Flor de negocio hacía!
(PAUSA) ¡Qué desgracia!
(HAY UNA PAUSA.LAS DOS HERMANAS ESTAN COMO HIPNOTIZADAS POR
EL RELATO Y LA PRESENCIA DE LA LORITA)
(MAGGI, MIRA EL VACIO MIENTRAS MURMURA ALGO. PERLA, SE LE
ACERCA)
PERLA : ¿Le pasa algo?
MAGGI : (SEÑALANDO LA VALIJA) Mire qué desastre. ¿Y ahora
qué hago?
ANGELICA : (SEÑALANDO LA LORITA) ¿Me la presta?
MAGGI : ¿Cómo?
ANGELICA : Si me la presta.
MAGGI : (TITUBEANDO) Sí... pero por favor, con cuidado. (SE
LA DA)
PERLA : ¿El cierre, otra vez?
MAGGI : ¡Qué desgracia! Estas valijas de ahora no aguantan
ni dos meses de trabajo. (CON BRONCA) ¡Cierre nacional!
PERLA : ¿No tiene arreglo?
MAGGI : Sí, pero lleva su tiempo.
PERLA : Si quiere pasar y arreglarla aquí...
MAGGI : No, no gracias. No quiero incomodar.
PERLA : No se va a poner a arreglarla en la calle. Pase.
MAGGI : Bueno, le agradezco mucho.
(RAPIDAMENTE METE TODAS LAS COSAS EN LA VALIJA. COMO ESTA
NO CIERRA SE LA LLEVA BAJO EL BRAZO. AL ENTRAR AL UMBRAL,
PERLA LE SEÑALA LOS PATINES)
PERLA : Por favor.
MAGGI : ¿Cómo?
PERLA : Los patines.
MAGGI : ¿Me tengo que sacar los zapatos?
PERLA : No, no, por encima. ¿Quiere tomar algo?
MAGGI : Gracias, muy amable.
(MAGGI SE LOS PONE. CAMINA MUY DIFICULTOSAMENTE CON LA
VALIJA BAJO EL BRAZO TRATANDO DE NO PERDER LOS PATINES. SE
QUEDA PARADO EN EL UMBRAL. PERLA, VA A BUSCAR UNA COPA AL
LIVING. ANGELICA, MIRA A LA LORITA DE TODOS LOS ANGULOS)
ANGELICA : (POR LA LORITA) ¡Qué lindos ojos!
MAGGI : (PESTAÑEANDO) ¿Le gustan? (SE DA CUENTA QUE EL
COMENTARIO NO ES A EL SINO A LA LORITA) Ah, ¡vio que lindos
ojos! Cuando comíamos yo siempre se lo decía.
(PERLA LE DA LA COPA. MAGGI, TIENE LA MANO DERECHA OCUPADA
CON LA VALIJA. PASA LA VALIJA A LA MANO IZQUIERDA. SE LA
PONE BAJO EL BRAZO. TOMA LA COPA)
MAGGI : (MIRANDO EL VASO CON DESCONFIANZA) ¿Qué es?
PERLA : Oporto. Nosotras siempre tomamos una copita después
de las comidas.
ANGELICA : (POR PERLA) Ella dice que es digestivo. Lo que
es a mí... (CARA DE ASCO)
MAGGI : (A ANGELICA) ¿Ah, sí? (A PERLA) Gracias. Muy
amable.
(MAGGI, PERMANECE PARADO EN EL ZAGUAN, CON UNOS INMENSOS
PATINES EN LOS PIES. LA VALIJA BAJO EL BRAZO Y LA COPA EN
LA OTRA MANO. TOMA UNOS SORBOS)
MAGGI : Lindo lugar, ¿eh? Aquí sí se vive bien. ¿Esto es de
ustedes?
PERLA : De nuestros padres... Pero ellos ya fallecieron.
MAGGI : ¿Los dos?
ANGELICA : No, primero uno y después el otro. (APOYA LA
LORA SOBRE UN MUEBLE)
PERLA : Nunca pudieron vivir separados.
ANGELICA : La casa es demasiado grande. Nunca se encuentra
nada.
MAGGI : Esto es un chiche. Se lo digo yo que estoy en la
calle. (TOMA OTRO SORBO) La gente no sabe vivir. Ustedes se
asustarían de ver las cosas que yo veo. Casas que de afuera
parecen palacios y de adentro son nidos de ratas.
ANGELICA : (ASUSTADA) ¿Ratas?
PERLA : ¿Lo dice en serio?
MAGGI : Se lo juro. Nidos de rata. Señoras muy elegantes
que tienen a los pibes a mate cocido todo el día.
PERLA : Habría que denunciarlos...
MAGGI : Con el laburo que hay ahora en las comisarías, ¡qué
va a denunciar! ¡Pero, señorita, por favor...! Mire, le voy
a decir más: una vez conocí a una familia, parecían
millonarios por la pinta... ¿y saben lo que hacían de
noche?
ANGELICA : (EXITADA) ¡Se drogaban!
MAGGI : ¡No, señorita! Recorrían los tachos de basura.
PERLA : No lo puedo creer.
MAGGI : Sí, créamelo, señorita. Se lo juro por Dios. (HACE
LA CRUZ) No gastaban en comida. Para qué les voy a mentir.
(LA VALIJA SE LE RESBALA Y VUELVE A COLOCARLA BAJO EL
BRAZO)
ANGELICA : ¡Qué asco!
MAGGI : Las cosas que uno ve en la calle. Este oficio es
como el taxista. Uno trabajando se entera de la vida de
Dios y María Santísima. Qué quiere que le diga. (TOMA OTRO
TRAGO) Yo hablo porque he visto mucho, si no, no hablaría.
PERLA : Los hombres tienen esa ventaja.
MAGGI : ¿Qué ventaja?
PERLA : La de moverse con tanta libertad sin que nadie
piense mal.
MAGGI : Mire, señorita, ustedes las mujeres siempre dicen
lo mismo, pero yo, qué quiere que le diga, cuando a la
noche tengo que meterme en cualquier hotelucho y tengo que
comer solo, comida recalentada, y gasto tres pares de
zapatos por mes, caminando los días de lluvia, qué quiere
que le diga. (SE PONE AGRESIVO) Y ustedes acá, escuchando
música, tejiendo, preparando alguna rica comidita, en este
palacete... Mire, la verdad, qué quiere que le diga, yo con
la libertad de los hombres, ¿saben lo que hago? (GESTO
GUARANGO)
PERLA : ¡¡Señor!!
MAGGI : (LE DA LA MANO) Maggi, mucho gusto. (PERLA, LE DA
LA MANO CONFUNDIDA) Celestino Maggi, con dos g.
ANGELICA : ¡Italiano!
MAGGI : Siciliano. (VUELVE A TOMAR LA VALIJA, PAUSA CORTA)
Lo que pasa es que ustedes me hacen acordar a mi vieja...
que Dios la tenga en la gloria. Podrían ser de la misma
sangre. Crió a nueve y encima lo ayudaba al viejo... ¡una
santa!
ANGELICA : ¿La quería mucho?
MAGGI : Y cómo no la voy a querer. ¡Una santa! ¡Como
ustedes! (JUNTA LAS MANOS) Por eso, qué quiere que le diga,
la vida de las mujeres tiene sus contras pero también tiene
sus ventajas. (LE ENTREGA EL VASO VACIO A PERLA)
PERLA : ¿Un poquito más?
MAGGI : No, no gracias. En horas de trabajo no acostumbro a
tomar.
ANGELICA : ¿Por qué no se sienta?
MAGGI : Gracias. Voy a aprovechar para arreglar el
cierre... Se está bien aquí... si me permite.
(BAJA LA VALIJA. MIRA A TODOS LADOS PORQUE NO HAY SILLA
PARA EL)
(DESPUES DE UN RATO)
PERLA : Angélica, el señor está esperando para sentarse.
(SACA UN BANQUITO MUY CHIQUITO DE DEBAJO DE UN MUEBLE.
MAGGI SE ADELANTA A BUSCARLO. AL CAMINAR RECUERDA LOS
ESQUIADORES. CUANDO SE SIENTA QUEDA VISIBLEMENTE POR DEBAJO
DE ELLAS. PAUSA LARGA. MAGGI HACE SENTADO MOVIMIENTOS DE
RELAJACION, ROTA LOS HOMBROS, EL CUELLO. PERLA, VA HACIA EL
APARADOR. TOMA DE UN VASO. ANGELICA, SENTADA SE SACA LOS
ZAPATOS Y MUEVE LOS DEDOS DEL PIE. PERLA TERMINA DE BEBER.
DEJA EL VASO EN EL APARADOR. CARRASPEA Y VUELVE A DONDE
ESTAN ELLOS. ANGELICA SE VUELVE A PONER LOS ZAPATOS Y MAGGI
SE QUEDA QUIETO EN SU BANQUITO)
MAGGI : ¡Bueno, manos a la obra!
(COMIENZA A TRABAJAR CON LA VALIJA. SACA INNUMERABLE
CANTIDAD DE HERRAMIENTAS, HASTA UN GATO DE AUTO QUE LE
SIRVE PARA COLOCAR LA VALIJA ALZADA EN UNO DE SUS EXTREMOS.
EL RESTO DEL DIALOGO ESTA DICHO CON MAGGI SIEMPRE
TRABAJANDO CON LA VALIJA)
PERLA : Señor Maggi, ¿es fácil venderle a las mujeres?
MAGGI : Y... uno se defiende... se hace lo que se puede.
PERLA : ¿Siempre lo atienden bien?
MAGGI : ¡Como a un rey!
PERLA : Bueno, tiene mucha suerte.
MAGGI : Es el aspecto. Mi cara inspira confianza.
ANGELICA : Y además, tiene voz de locutor.
MAGGI : (CON ORGULLO) Siempre me lo dicen.
ANGELICA : A su señora... ¿no le molesta que usted viaje
tanto?
PERLA : ¡No seas impertinente!
MAGGI : (A PERLA) Por favor, señorita. (A ANGELICA)
Bueno... todavía invicto.
ANGELICA : ¿Invicto?
PERLA : Sí, que todavía no...
ANGELICA : Ah...
MAGGI : Ganas no me faltan, qué quiere que le diga... A
veces me siento solo. Pero eso de casarse un día y
descasarse el otro... no sé... eso está bien para los
artistas y esa manga de loquitos... pero uno que anda
detrás del mango... no puede darse esos lujos, ¿no?
ANGELICA : (ENTUSIASMADA) ¿Vio que Elizabeth Taylor se casó
otra vez? (PERLA, HACE UN GESTO DE FASTIDIO)
MAGGI : Son cosas de los ingleses...
ANGELICA : Yo tengo el alma de artista. Lo llevo en la
sangre.
MAGGI : ¿Tiene algún pariente de la farándula?
PERLA : ¿Dónde?
MAGGI : En la colonia.
ANGELICA : ¿Qué colonia?
MAGGI : (IMPACIENTE) En el ambiente... señorita, en el
ambiente artístico.
ANGELICA : Ah, sí, mamá tocaba el arpa.
PERLA : Bueno, le prevengo que nosotros nunca la escuchamos
porque el arpa la vendió antes de casarse. Pero ella
siempre nos contaba cómo la aplaudían. ¡En su época fue una
niña prodigio!
MAGGI : ¡Qué bien! ¿Y ustedes qué hacen? ¿Tocan algo?
ANGELICA : Yo estudio arte dramático... por
correspondencia.
PERLA : (RIENDOSE) Está esperando que la llama Torre Nilson
para hacer una película.
ANGELICA : ¡Sos una envidiosa!
PERLA : Y vos una caída del catre.
MAGGI : ¡Y yo soy de Acuario!
PERLA : (PAUSA) Y eso qué tiene que ver.
MAGGI : (CONFUNDIDO) ¿No estaban hablando de... astrología?
PERLA : (INDIGNADA) No, señor Maggi, no estábamos hablando
de astrología.
MAGGI : No, yo creí oír...
(ANGELICA, DICE EL TEXTO A GRAN VELOCIDAD SIN TONOS Y A LA
CARA DE MAGGI)
ANGELICA : Los hombres de Acuario son muy peligrosos...
consiguen todo lo que se proponen... son fuertes...
impetuosos...no vacilan ante nada...
(MAGGI, SIGUE CONFUNDIDO. LA MIRA A PERLA. PAUSA INCOMODA.
MAGGI, COMIENZA A BUSCAR NIERVIOSAMENTE ALGO EN LOS
BOLSILLOS)
PERLA : (A MAGGI) ¡Así que había sido de Acuario! ¡Qué bien
eh, de Acuario!
MAGGI : Sí, de Acuario, ¡qué va a hacer! (PAUSA TENSA)
Señoritas, y si...
ANGELICA : (INTERRUMPIENDOLO) Yo voy a trabajar en la
radio.
MAGGI : (ALIVIADO) No debe ser fácil...digo... entrar.
ANGELICA : Todos dicen que tengo linda voz.
MAGGI : Se lo estaba por decir, señorita.
PERLA : (A MAGGI) ¿Qué le estaba por decir?
MAGGI : ¿Cómo?
ANGELICA : (A PERLA, DESAFIANTE) Me decía que tengo linda
voz.
MAGGI : ¿Canta?
ANGELICA : Recito.
MAGGI : ¡Qué bien! (PAUSA) A mí de chico me gustaba mucho
el circo. Quería ser trapecista. (ANGELICA, ESTA MOVIENDO
EL PIE)
PERLA : Querés dejar de mover el pie, que no escucho.
ANGELICA : Pero si no hago ruido.
PERLA : Me distraés y no entiendo lo que dice. (LO SEÑALA A
MAGGI)
ANGELICA : Si vos nunca entendés nada.
PERLA : ¡Qué decís!
ANGELICA : (COMO SI NADA) Así que quería ser trapecista...
¡qué peligroso!
MAGGI : Sí, pero me dan miedo las alturas... vértigo, que
le dicen. Por eso me dedico a esto. (PALMEA LA VALIJA)
(PAUSA LARGA E INCOMODO)
ANGELICA : Hace mucho que no recibimos.
PERLA : Usted es una excepción, señor Maggi.
ANGELICA : ¿Por qué no descansa un poco?
MAGGI : No, o la arreglo o me morfan los piojos. (SE RIE)
PERLA : El señor Maggi, seguramente es un hombre muy
ocupado.
MAGGI : Y... el negocio es el negocio. Si uno no se
ocupa... (PAUSA) ¿Y ustedes no trabajan?
(ANGELICA SE LEVANTA. VA HACIA LA RADIO. LA PRENDE
DESPACITO. SE SIENTA. VUELVE A SACARSE LOS ZAPATOS.
MIENTRAS ESCUCHA SE CHUPA EL DEDO PULGAR Y ENROSCA EL PELO
CON LA OTRA MANO)
PERLA : Pregúnteme a mí, porque lo que es a ella...
MAGGI : (RIENDOSE POR ANGELICA) ¿Ah, no le gusta el yugo?
PERLA : ¿El qué?
MAGGI : Agachar el lomo.
PERLA : (MIRANDOLO DESCONCERTADA) Mire, lo que a ella no le
gusta es trabajar. nació inútil y morirá inútil. En cambio
yo... apenas me recibí entré en una contaduría. Y no por
recomendación, eh. ¡Por concurso! Estuve ahí siete años.
Después tuvimos la desgracia que usted ya sabe, y se
imagina, no podía dejar la casa en manos de una lela. Tuve
que dejar el trabajo. Usted no sabe lo que me costó. Era mi
familia. El último día me hicieron una despedida. Con
comida y todo. Brindamos. Y el jefe de mi sección me regaló
esta medalla.
(LE MUESTRA UNA MEDALLA QUE TIENE COLGADA DEL CUELLO. LE
INVITA A QUE SE ACERQUE)
PERLA : Lea, lea la inscripción.
MAGGI : no veo nada.
PERLA : Espere que le traigo la lupa. (LA VA A BUSCAR Y SE
LA DA)
MAGGI : (LEYENDO) "A la señorita Perla por el amor y la
dedicación en diez años de ardorosa tarea" ¡Qué lindo, como
un diploma!
PERLA : (EMOCIONADA) Nunca me voy a olvidar de ese día.
(SUSPIRA) Ahora trabajo acá. Armo muñecas de trapo, se las
vendo a los mayoristas. Y así, de paso, controlo esto. Si
no fuera por mí la casa se viene abajo. A veces me
pregunto; ¿para qué tantos sacrificios? ¿Para qué?
MAGGI : Y... (SEÑALANDOLA A ANGELICA QUE ESTA CHUPANDOSE EL
PULGAR Y ENROSCANDOSE EL PELO) ¿no la ayuda?
PERLA : ¡Mírela! Todo el día así. Pegada a la radio. ¿Sabe
lo que hace? Imita la voz de las actrices. dice que tiene
que estar preparada por si la llaman.
(ANGELICA APAGA LA RADIO Y VA HACIA ELLOS)
MAGGI : Y sí, siete años es toda una vida.
ANGELICA : (A MAGGI) ¿Ya le mostró la medalla?
MAGGI : Sí, es muy linda.
ANGELICA : Se la regaló el jefe antes de echarla. Como
compensación.
PERLA : ¡Querés callarte!
ANGELICA : Se habrá enamorado de él y no lo dejaba
tranquilo.
(PERLA LE HACE SEÑAS A MAGGI DE QUE ESTA LOCA) Hasta tuvo
líos con la mujer. (MUY DIVERTIDA)
PERLA : (A MAGGI) Está así de escuchar novelas todo el día.
ANGELICA : (RIENDOSE) ¡Se enteró todo el mundo!
MAGGI : (INCOMODO) Y usted, señorita (A ANGELICA) ¿no tiene
novio?
ANGELICA : Tenía... pero nos peleamos. Era muy celoso.
PERLA : Un loquito suelto. Nunca quiso entrar en la casa.
MAGGI : (RIENDO) no habrá querido ponerse los patines. (LAS
DOS HERMANAS LO MIRAN SERIAS. MAGGI TRATANDO DE ARREGLARLA)
Y, claro, si es celoso de novio, después de casados, ¡mama
mía!
ANGELICA : No quería que estudiara para actriz.
MAGGI : Por la fama.
ANGELICA : ¿Qué fama? Si a mí no me conoce nadie.
MAGGI : No, digo, por la mala fama.
ANGELICA : ¿Cómo dice?
MAGGI : No, lo que quiero decir es que de las actrices
dicen que tienen mala fama.
ANGELICA : Ah, usted piensa igual que él.
MAGGI : No, yo no. Por mí que cada uno haga lo que quiera.
(PAUSA CORTA) Mire, si yo mismo tengo una hermana cantante
de tangos. ¡Cómo voy a pensar eso!
PERLA : ¿Cómo se llama su hermana?
MAGGI : no, no es conocida. Recién empieza. (PAUSA) ¡Pero
va a llegar!... acuérdense lo que les digo.
ANGELICA : Yo por eso espero.
MAGGI : ¿A quién?
ANGELICA : Los astros dicen que aún no ha llegado mi
momento. Pero está cerca. Muy cerca.
PERLA : (CARGANDOLA) Decile a los astros que se apuren, por
que si no vas a trabajar de abuela. (A MAGGI) No mueve un
dedo sin consultar arriba.
MAGGI : Y hace bien. Qué quiere que le diga. Cada uno se
defiende como puede. (DE LA VALIJA ASOMA ROPA FEMENINA)
ANGELICA : (IMPULSIVAMENTE) ¿Puedo ver?
MAGGI : (BROMEANDO) Pero que no pase lo de la otra vez.
PERLA : ¡Querés controlarte!
MAGGI : (A PERLA) Déjela, que aproveche. La vida es corta.
Que se dé el gusto.
(ANGELICA SACA UNA GORRA DE BAÑO DE LA VALIJA)
MAGGI : Si le gusta, tengo tres modelitos. Pruébesela. Sin
compromiso.
(ANGELICA SE LA PRUEBA. MAGGI REVUELVE LA VALIJA Y SACO
OTRA. ANGELICA SE LA PRUEBA. ASI VARIAS VECES. MAGGI LA
MIRA DE REOJO MIENTRAS CONTINUA MANIPULEANDO CON SU VALIJA)
MAGGI : (SIN MIRARLAS) Si me permite una opinión personal,
este es su modelito. Yo nunca opino. Pero le queda muy
bien. No a cualquiera, eh. (ANGELICA HALAGADA SE PASEA CON
SU GORRA DE BAÑO. HAY EN ELLA UNA ACTITUD MUY JUGUETONA)
Qué quiere que le diga, yo soy un enamorado de la ropa que
vendo. Señorita perla, usted que es tan amable (BUSCA EN LA
VALIJA HASTA QUE SACA UNA PRENDA) mire este camisón. ¿Le
gusta? (SE LO DA) Mírese al espejo. (PERLA MUY
PUDOROSAMENTE TOMA EL CAMISON Y SE TAPA CON EL COMO SI
ESTUVIERA DESNUDA. NO VA AL ESPEJO. ESTA COMO PARALIZADA)
¿Qué me dice, eh? La verdad yo no nací para vendedor, por
mí regalaría todo. Soy un enamorado del buen gusto. (A
ANGELICA MIRANDOLA DE REOJO) ¡Si yo fuera Torre Nilson!
¿Saben una cosa? Hacen un decorado con el chiche de la
casa. Parecen dos muñequitas, que quiere que le diga, dos
muñequitas preciosas.
(CUANDO MAGGI DICE ESTO LAS DOS HERMANAS SE MIRAN. PERLA
REACCIONA, DEJA EL CAMISON SOBRE LA VALIJA Y VA HACIA EL
APARADOR. ANGELICA SE SACA LA GORRA. SE SIENTE Y SE SACA
LOS ZAPATOS, MAGGI DEJA LA VALIJA, SE QUEDA QUIETO UNOS
INSTANTES EN SU BANQUITO, DISIMULADAMENTE SACA UN PAPEL DEL
BOLSILLO. LO OJEA Y LO GUARDA)
MAGGI : Permiso. ¿Hay un baño por aquí?
PERLA : (SEÑALANDO UNA PUERTA QUE LINDA CON EL LIVING) Por
esa puerta, al fondo.
ANGELICA : no seas maniática. Dejá que vaya al otro baño.
PERLA : ¿Para qué tenemos un baño para las visitas?
ANGELICA : No sé. Porque aquí no viene nadie.
PERLA : ¿Y el señor Maggi, qué es? (ANGELICA NO CONTESTA)
¿A ver, decime, qué es?
ANGELICA : (CON BRONCA) Una visita.
PERLA : (GANADORA) ¿Entonces, a qué baño tiene que ir?
ANGELICA : (CON MAS BRONCA) Al de las visitas.
PERLA : (TRIUNFANTE Y VOLVIENDO A SEÑALAR LA PUERTA) ¡SEñor
Maggi!
(MAGGI HA ESTADO ESCUCHANDO EL DIALOGO MUY ATENTAMENTE. SE
LEVANTA. SE ACOMODA LA RAYA DEL PANTALON. INTENTA
DESLIZARSE CON LOS PATINES PERO NO LO CONSIGUE. SE SIENTE
RIDICULO Y ENTONCES CAMINA LEVANTANDO LOS PIES COMO SI
LLEVARA SKIES. DEL PANTALON LE CUELGA UNA ETIQUETA PEGADA.
CRUZA TODO EL ESCENARIO Y DESAPARECE POR LA PUERTA)
(PERLA SE LEVANTA Y VA HACIA EL APARADOR. SE SIRVE UNA
BEBIDA. MIENTRAS ANGELICA TOMA UN FRASCO DE PERFUME Y SE
COLOCA DETRAS DE LAS OREJAS, EN EL CUELLO, EN EL NACIMIENTO
DE LOS PECHOS)
ANGELICA : ¿Pusiste papel higiénico?
PERLA : Te dije a vos que te ocuparas.
ANGELICA : Sabés que nunca entro a ese baño.
PERLA : (IRONICA) ¡Vamos!
ANGELICA : Sólo cuando quiero leer tranquila. (SE PONE UN
DESODORANTE BUCAL)
PERLA : (RIENDOSE) ¿Qué? ¿CArtas de amor?
ANGELICA : (IRRITADA) ¡Callate, borracha!
(PERLA LE ARROJA EL VASO. ESTE GOLPEA CONTRA LA PARED
PROXIMA AL BAÑO)
MAGGI : (ABRE LA PUERTA DEL BAÑO) ¿Qué pasa?
PERLA : (TRANQUILAMENTE) Nada. Se cayó un adorno.
MAGGI : ¡Ah! (VUELVE A CERRAR LA PUERTA)
PERLA : ¡Andá a traer una escoba!
ANGELICA : ¡Yo no lo rompí!
PERLA : ¿Y eso qué tiene que ver? ¡Andá!
(ANGELICA DE MAL MODO VA A BUSCAR UNA ESCOBA. LA TRAE Y
COMIENZA A BARRER.PERLA ESTA CONTENTA Y TARAREA)
(MAGGI SALE DEL BAÑO. YA NO TIENE LA ETIQUETA. SALE
AJUSTANDOSE EL GUANTE. PERLA Y ANGELICA LO MIRAN. MAGGI
CRUZA TODO EL ESCENARIO Y VUELVE A SENTARSE EN EL BANQUITO
AL LADO DEL HALL Y CONTINUA CON LA TAREA DE ARREGLAR LA
VALIJA)
MAGGI : (TIMIDAMENTE, SEÑALANDO EL BAÑO) No había luz ni
agua.
PERLA : Ese baño es un desastre. Nunca hay nada.
ANGELICA : (BARRIENDO) ¿Por qué usa un guante, señor Maggi?
MAGGI : (A ANGELICA, COMO SI NO LA ESCUCHARA) ¿No tendría
una horquilla?
ANGELICA : ¿Una horquilla?
MAGGI : Sí, si me hace el favor. (A PERLA) Menos mal que
tengo dos.
PERLA : ¿Dos qué?
MAGGI : Dos valijas. Con esta salgo a la tarde. Para la
recorrida de la noche, tengo otra.
(MAGGI ABRE Y CIERRA LA VALIJA HACIENDO UN RUIDO MUY
MOLESTO)
PERLA : Señor Maggi, por favor, me aturde.
MAGGI : Disculpe. Es la costumbre.
ANGELICA : (LE DA LA HORQUILLA) ¿Siempre usa el guante?
MAGGI : Sí, señorita (A PERLA) La clientela de la noche es
otra. Otra mercadería. Son dos mundos distintos. (A
ANGELICA) Y la horquilla.
ANGELICA : La tiene en la mano.
PERLA : ¿Y qué vende?
MAGGI : (LIMPIANDOSE EL OIDO CON LA ORQUILLA) Si usted
supiera las cosas que tengo que vender... y... la gente de
noche es muy distinta a ustedes. Es otro público.
Generalmente es público masculino. Bares, boites. Night
Clubs. Gente de la noche. (MIRANDO LA CERA QUE HAY EN LA
HORQUILLA) ¡Compran cada cosa! Para qué les voy a contar.
¡Y a qué precio! ¡Pagan lo que sea!
ANGELICA : (QUE EN NINGUN MOMENTO HA DEJADO DE MIRAR EL
GUANTE) ¿Siempre usa uno solo?
MAGGI : (MOLESTO) Sí, señorita. Siempre uso uno solo.
(AGARRA LA VALIJA Y LA GOLPEA) ¡Parece que no va más!
ANGELICA : ¿Y por qué siempre usa uno solo?
PERLA : ¡Qué pesada te ponés!
ANGELICA : ¿Qué tiene de malo que le pregunte?
MAGGI : (PACIENTE) Nada, señorita, nada. Lo que pasa es que
si me pregunta del guante tengo que hablar del accidente. Y
preferiría no hacerlo.
PERLA : ¿Un accidente?
MAGGI : (RESIGNADO) No ve, siempre lo mismo. Al final uno
termina hablando de lo que no quiere.
PERLA : Tiene razón. Mi papá que tenía un ojo de vidrio
siempre decía (ANGELICA LO DICE JUNTO CON ELLA COMO SI
FUERA UNA LECCION BIEN APRENDIDA) "La desgracia n o está en
el defecto, sino, en la curiosidad de la gente".
ANGELICA : (A MAGGI) ¿No le dijo que el jefe se parecía a
papá?
(PERLA LA MIRA FIJO. ANGELICA, SE HACE LA DESENTENDIDA)
MAGGI : (COMO SALIENDO DE LA SITUACION) ¡Tiene mucha razón
el papá de ustedes! Y, dígame: ¿qué le pasó al viejo?
PERLA : Un caballo...
MAGGI : (INTERRUMPIENDOLA) ¿Qué, lo pateó?
PERLA : No, por mirar un caballo, se tragó un poste.
MAGGI : ¡Uy, pobrecito! ¿Y qué ojo?
PERLA : Izquierdo.
MAGGI : ¡Menos mal! Le queda el derecho.
(MAGGI TOMA LA VALIJA. SE PARA Y SIN MOVERSE DEL LUGAR, LA
SACA PARA VER SI SE ABRE. ESTO LO HACE VARIAS VECES,
MIENTRAS ANGELICA ROCIA EL LUGAR CON DESODORANTE PARA
AMBIENTES)
PERLA : ¿Ya está?
MAGGI : Me quiero asegurar. Una vez se me abrió en la
calle. me afanaron hasta los dedales. y yo para colmo, con
esta mano...
ANGELICA : ¿Qué, no puede moverla?
MAGGI : ¡No puedo defenderme! Que si no...
PERLA : Que si no qué...
MAGGI : (AGRESIVO) ¡Los mato! ¡Les doy una biaba que no los
reconoce ni la madre! (SILENCIO. LOS TRES SE MIRAN)
(MOLESTO) ¿Por qué me miran?
PERLA : No, es usted que nos mira.
MAGGI : ¡Ah! (PAUSA) Y bueno, si quieren les cuento.
ANGELICA : ¿Qué cosa, señor Maggi?
MAGGI : Lo del accidente. Pero les aviso que no es muy
divertido. (COMIENZA A ABRIR Y CERRAR LA VALIJA)
ANGELICA : Por mí no cuente nada. Yo sólo quería saber por
qué usaba un guante.
PERLA : ¡Siempre hacés lo mismo! ¡Preguntás! ¡Preguntás...!
Y después te hacés la mosquita muerta. (MAGGI, QUE SE HA
DESINTERESADO DE LA CONVERSACION SIGUE PROBANDO LA VALIJA)
¿Pero qué hace? ¡La va a romper otra vez!
MAGGI : Soy un maniático con estas cosas. (LA APOYA EN EL
PISO) Bueno, ya está. (SE PARA. SE ARREGLA LA RAYA DEL
PANTALON) ¡Ahora, a laburar!
PERLA : ¿Cómo, se va?
MAGGI : ¿Sí, por qué? ¿Necesitaba algo?
PERLA : Yo creí que iba a contar.
(ANGELICA, LARGA UNA FUERTE CARCAJADA. PERLA, NO LE PRESTA
ATENCION)
MAGGI : ¿Qué cosa?
PERLA : Lo qué le pasó.
MAGGI : Ah, lo que me pasó... (CAMBIANDO BRUSCAMENTE DE
ACTITUD) Discúlpeme, señorita, pero ya perdí mucho tiempo.
Lo dejamos para otro día.
PERLA : Son cinco minutos más. ¿Qué le cuesta?
ANGELICA : Qué pesada te ponés vos también, ¿eh?
MAGGI : ¿Qué hora son?
PERLA : Es temprano.
ANGELICA : Es casi de noche.
MAGGI : ¿Tienen teléfono?
ANGELICA : Sí, pero hace seis meses que no funciona.
MAGGI : Debe ser por la lluvia... los cables se hinchan.
¿Llueve mucho por aquí?
ANGELICA : Cada tanto. (ABURRIDA)
MAGGI : Tienen suerte. Aquí se respira. Bueno, no las
entretengo más. (LES VA A DAR LA MANO)
PERLA : (DECIDIDA) ¿Señor Maggi, cómo fue?
(HAY UNA LARGA PAUSA CARGADA DE MIRADAS ENTRE LOS TRES. LA
ACTITUD DE PERLA ES "DE AQUI NO SE VA SIN CONTARLO".
ANGELICA, PERMANECE EN OBSERVADORA. MAGGI MUY LENTAMENTE
BAJA LA VALIJA. VUELVE A SENTARSE EN EL BANQUITO)
(SE ARREGLA LA RAYA DE LOS PANTALONES. PERLA, TRAE UNA
SILLA Y SE SIENTA. LA MIRA A ANGELICA QUE PERMANECE PARADA.
ANGELICA, SE SIENTA EN EL PISO. APOYA SU CABEZA SOBRE EL
REGAZO DE PERLA Y COMIENZA A CHUPARSE EL PULGAR MIENTRAS SE
ENROSCA EL PELO)
MAGGI : Fue hace mucho tiempo. yo tenía diez años. mi viejo
tenía un mercadito... ¡una preciosura! ¡El orgullo de la
zona! ¡Limpio! ¡Ordenado! ¡Yo siempre lo ayudaba a acomodar
la fruta! ¡Todo un arte! Porque hay que acomodarlas de tal
forma que las partes podridas queden siempre tapadas. (LAS
DOS HERMANAS NO LE QUITAN LOS OJOS DE ENCIMA) Una siesta,
nos juntamos todos los pibes, ¡como si lo estuviera
viendo...! Y nos pusimos a jugar al almacenero... Unos
pibes hacen la cola y otro atiende... Eso lo hacía yo. Todo
iba bien. Lo estábamos pasando fenómeno. Hasta que le toca
el turno a... a...
PERLA : (ANSIOSA) A...
ANGELICA : (CONTENTA) ¡Se olvidó!
PERLA : Callate, que lo ponés nervioso.
(MAGGI, BUSCANDO NERVIOSAMENTE ALGO EN EL BOLSILLO)
MAGGI : A... CArlitos... (CON ALIVIO) Sí, Carlitos. ¿Y qué
me pide? (LAS MIRA FIJAMENTE A LAS HERMANAS Y ELLAS SE
MIRAN ENTRE SI) ¡Fiambre! (VUELVE A MIRARLAS FIJAMENTE) ¿Y
saben por qué? Porque el guacho hijo de pu... perdón, el...
el Carlitos éste, se avivó que yo no sabía usar la
cortadora y quería hacerme pasar un papelón. ¡Ojo! Que la
cortadora era eléctrica.
ANGELICA : (SACANDOSE EL DEDO DE LA BOCA) ¿Eléctrica?
PERLA : ¡Con razón!
MAGGI : ¡Made in Germany! Yo, como si tal cosa. Agarré el
jamón cocido. lo puse sobre la máquina. Y no sé como...
entró a funcionar.
PERLA : ¡Y entonces, cuente, cuente!
MAGGI : Y... yo me asusté, porque el jamón cocido estaba
mal puesto y la máquina lo estaba arruinando todo. ¡Y ojo,
eh, que el jamón cocido no es juguete!
ANGELICA : No. Claro que no.
PERLA : Y...
MAGGI : Y entonces lo traté de sacar, pero no sabía parar
la máquina... y calculé mal...
PERLA : (al borde la silla) y...
ANGELICA : (PARANDOSE) ¡No siga por favor!
MAGGI : ¡De un solo saque me voló cuatro dedos!
ANGELICA : ¡Cuatro!
PERLA : Con todo tuvo suerte.
MAGGI : (ENTUSIASMADO) ¡Cómo cortaba la maldita! ¡Tenía un
filo! Mi viejo decía que partía un pelo en dos. ¡Alemana!
Ahí sí que saben hacer las cosas, no como acá.
PERLA : Y... qué pasó después que...
ANGELICA : ¡Terminala, querés!
MAGGI : (ENSIMISMADO) Había sangre por todo el almacén. Los
chicos, por supuesto se rajaron. Me dejaron solo. Yo no
sabía si lloraba por mi mano o por el jamón del viejo, todo
estropeado. ¡Mama mía, qué espectáculo! Yo saltando como un
degenerado y los cuatro dedos, pegaditos, pegaditos uno al
lado del otro, encima del jamón,. Mi viejo casi se desmaya.
(PAUSA) Después me hicieron la estética y quedé bastante
bien. (POR PRIMERA VEZ SE DIRIGE A ELLAS) ¿Si quieren se
las muestro.
ANGELICA : ¿Si a usted no le importa?
PERLA : No, no, gracias. Me impresiono fácilmente. (PAUSA)
¿Por qué no sigue contando?
ANGELICA : Primera muéstrela. No debe ser para tanto.
MAGGI : ¿En qué quedamos?
ANGELICA : Yo quiero verla.
PERLA : Dígame, ¿qué sintió?
ANGELICA : (EN NENA CAPRICHOSA) ¡Vamos! ¡Muéstrela!
PERLA : ¡Cuente! ¡Cuente!
MAGGI : (HINCHADO) Por favor, señoritas, pónganse de
acuerdo.
ANGELICA : Ya sé, le gusta hacerse rogar.
PERLA : Puede confiar en nosotras.
ANGELICA : ¿No nos tiene confianza?
PERLA : Claro, somos dos desconocidas. ¿No es cierto?
ANGELICA : Sin embargo, le abrimos las puertas de nuestra
casa.
PERLA : Y lo escuchamos atentamente.
ANGELICA : Hasta le confiamos algunos secretos.
PERLA : Porque creíamos en su caballerosidad.
ANGELICA : ¿Y entonces?
PERLA : ¿Qué le pasa?
MAGGI : (CONFUNDIDO) A mí nada. (CON CIERTO ENOJO) Miren,
se las muestro y después sigo contando, así la terminamos,
¿eh?
ANGELICA : Me parece muy bien.
PERLA : Le repito, señor Maggi, ¡que yo no quiero verla!
MAGGI : Pero, señorita, me extraña. Somos gente grande.
PERLA : (PARANDOSE) ¡Le prohíbo que me la muestre!
ANGELICA : No le haga caso. Es muy aspaventosa.
MAGGI : No, pero está en su derecho. Si no quiere, no
quiere.
ANGELICA : ¿Y... qué espera?
MAGGI : ¿Yo?
ANGELICA :¿No me la va a mostrar?
PERLA : Está bien. Si lo que buscan es que me vaya, m voy.
MAGGI : No se lo tome así, señorita Perla. Por favor,
tranquilícense. (PAUSA CORTA) Miren, se me acaba de ocurrir
una idea. ¿A ver qué les parece? (PAUSA) Yo la muestro
debajo de la mesa... y la que quiere mirar, mira. (LAS MIRA
A LAS DOS) ¿Qué tal?(LAS DOS HERMANAS LO MIRAN SIN
CONTESTAR NADA. MAGGI, CON LA MONO DEBAJO DE LA MESA)
¿Listas? A la una, a las...
PERLA : (INTERRUMPIENDOLO) Espere, una preguntita... si...
s... yo quisiese... por pura curiosidad... no es que... me
interese... pero... bueno... usted sabe como son las
mujeres... si... yo... si... yo... quisiera... podría
tocarla...
MAGGI : Naturalmente. ¡Para eso está! (MIRA PRIMERO A UNA,
DESPUES A LA OTRA, CON UNA GRAN SONRISA EN LA CARA) A la
una, a las dos y a las... (MAGGI COMIENZA A SACARSE EL
GUANTE DEBAJO DE LA MESA. ANGELICA QUIERE AYUDARLO. MAGGI
LE PIDE QUE SE QUEDE QUIETA PUES LE HACE COSQUILLAS.
MIENTRAS, PERLA VA ACERCANDO LENTAMENTE SU MANO A LA MESA.
LA ESCENA VA IN CRESCENDO ENTRE LAS RISAS DE MAGGI Y LA
EXCITACION DE LAS HERMANAS HASTA QUE MAGGI LES DICE QUE YA
PUEDEN MIRAR. ANGELICA SE ASOMA FUGAZMENTE Y CAE AL PISO,
RETORCIENDOSE. LUEGO QUEDA INMOVIL. MAGGI SE INCORPORA CON
EL GUANTE PUESTO) Vio, yo les dije. Por eso no quería
contarles.
PERLA : No se preocupe. esto le pasa muy a menudo. ¿Me
ayuda?
MAGGI : Sí, como no. ¿Adónde la ponemos?
PERLA : Pase por acá.
(LA TOMAN A ANGELICA DE BRAZOS Y PIERNAS Y ENTRAN AL
LIVING. LA SIENTAN EN UN SILLON. PERLA, VA AL APARADOR Y SE
SIRVE UN VASO. MIENTRAS LO HACE MURMURA PALABRAS
ININTELIGIBLES. MAGGI, VA A BUSCAR LA VALIJA QUE DEJO EN EL
HALL. ANGELICA, ABRIENDO LOS OJOS Y DICIENDO MECANICAMENTE
COMO SI FUERA UN "TICK")
ANGELICA : ¿Dónde están mis zapatos?
PERLA : (IRONICA) ¡Bienvenida!
(ANGELICA, SIN PRESTARLE ATENCION SE LEVANTA Y VA HACIA EL
PERFUMERO. SE PONE EN DIVERSAS PARTES DEL CUERPO PERO EN
UNA FORMA MUY HISTERICA. MAGGI, PERMANECE PARADO EN EL
MEDIO DEL LIVING CON LA VALIJA EN LA MANO. OBSERVA EL
AMBIENTE)
MAGGI : ¡Un chiche! ¡Un verdadero chiche!
PERLA : Por favor, señor Maggi, póngase cómodo.
MAGGI : Le agradezco, señorita, pero... (MIRA EL RELOJ)
(PERLA INSISTE. MAGGI, TITUBEA) Bueno. Total, el día ya
está perdido.
(PERLA, LE HACE SEÑAS QUE BUSQUE EL BANQUITO QUE QUEDO EN
EL HALL. MAGGI, VA Y LO TRAE. SE SIENTA. PAUSA. LENTAMENTE
MAGGI SACA DE UN BOLSILLO UNA BOLSITA CON TABACO Y DE OTRO
BOLSILLO UNA PIPA. CON SUMA DELICADEZA COMIENZA A
PREPARARLA)
PERLA : Señor Maggi... ¿a usted también le entristecen los
atardeceres del domingo?
(ANGELICA, MIENTRAS HA COLOCADO EN LA MESA UN TABLERO DE
AJEDREZ Y ACOMODA LAS PIEZAS)
ANGELICA : (A PERLA) ¿Por qué decís también?
PERLA : (A ANGELICA) Quise decir, si él también se pone
triste los domingos a la tardecita.
(MAGGI, MIENTRAS PREPARA LA PIPA, OBSERVA EL DIALOGO,
DESCONCERTADO. PERLA, SE SIENTA FRENTE A ANGELICA Y
COMIENZAN A JUGAR MIENTRAS CONVERSAN)
ANGELICA : (A PERLA) Pero primero le tenés que preguntar a
él, antes de decir también.
PERLA : (MOVIENDO UNA PIEZA) ¿A quién?
ANGELICA : (MIRANDO ATENTAMENTE EL TABLERO) Al señor Maggi.
PERLA : (TAMBIEN COMPENETRADA EN EL JUEGO) ¿Y a quién le
estoy hablando?
ANGELICA : (MOVIENDO UNA PIEZA) Digo, que cuando uno dice
también se está refiriendo a alguien que ya dijo algo. Y
hasta ahora, el señor, el señor...
MAGGI : Maggi.
ANGELICA : ¡Ah, sí!, el señor Maggi no abrió la boca.
(MIRANDOLO A MAGGI ACUSADORAMENTE) ¿No es así?
(INMEDIATAMENTE VUELVE SU MIRADA AL TABLERO)
MAGGI : ¿Cómo?
PERLA : (MIRANDOLO A MAGGI) ¿Ah, no es así? (MUEVE UNA
PIEZA)
MAGGI : (CONFUNDIDO) Bueno, podría ser.
(MAGGI YA HA PREPARADO LA PIPA PERO CADA VEZ QUE SE LA ESTA
POR PONER EN LA BOCA, LAS HERMANAS LO AZUZAN Y CONFUNDEN
CON SUS PREGUNTAS)
ANGELICA : (MOVIENDO UNA PIEZA) ¿Usted habló de su tristeza
de los domingos antes que mi hermana tocara el tema?
MAGGI : (SACANDOSE LA PIPA DE LA BOCA) No, creo que no.
ANGELICA : ¿Entonces es la primera vez que hablamos de este
asunto?
MAGGI : Sí... (LA VA A PRENDER)
ANGELICA : (ENERGICAMENTE) Entonces, no le parece que la
palabra también, está de más en un tema que jamás se ha
tratado anteriormente.
MAGGI : (BAJA LA PIPA SIN PRENDERLA) Mire señorita, la
verdad, yo no me fijo en tantos detalles. (LEVANTA LA PIPA
NUEVAMENTE)
PERLA : (MUEVE UNA PIEZA) ¿Qué detalles?
(MAGGI VUELVE A BAJAR LA PIPA)
ANGELICA : ¿Usted se refiere a la tristeza como detalle?
PERLA : ¿O a los domingos?
MAGGI : (TOTALMENTE DESORIENTADO) ¿Cómo? (TIENE UN FOSFORO
PRENDIDO EN LA MANO)
ANGELICA : (MUEVE UNA PIEZA) ¿A la tristeza?
PERLA : ¿O a los domingos?
ANGELICA : (MIRANDOLO DE REOJO) ¿Le pasa a usted también?
PERLA : (MUEVE UNA PIEZA) Se le ve en la cara.
(MAGGI CON EL FOSFORO PRENDIDO OBSERVA EL DIALOGO SIN
ATINAR A HACER NADA. DE PRONTO EN SU CARA HAY UN GESTO DE
DOLOR. SE HA QUEMADO)
ANGELICA : (OBSERVANDO MUY COMPENETRADA EL JUEGO) Tiene
ojos melancólicos.
PERLA : Una mirada triste. resignada.
(MAGGI, MIENTRAS, SE PASA EL DEDO POR EL PELO CON UNA MUECA
DE DOLOR)
ANGELICA : (MUEVE UNA PIEZA) ¡Dejalo hablar!
PERLA : ¡Pero si no habla! (MUEVE UNA PIEZA)
MAGGI : (CON UN GRAN ESFUERZO Y EN UN TONO DE VOZ MAS ALTO
QUE LO NORMAL) ¡Después de la transmisión de los partidos!
(PRENDE LA PIPA)
PERLA : (MIRANDOLO FIJAMENTE) ¡No nos interesa la política,
señor Maggi!
ANGELICA : (MIRANDOLO FIJAMENTE) ¡No nos metemos nunca con
esas cosas!
(MAGGI NERVIOSAMENTE SE SACA LA PIPA DE LA BOCA. POR LOS
NERVIOS SE LE DA VUELTA Y SE LE CAE TODO EL TABACO EN EL
TRAJE)
MAGGI : ¡Pero de qué política ma hablan! (TRATA DE
LIMPIARSE EL TRAJE)
ANGELICA : (MUEVE UNA PIEZA) ¿No dijo usted que le
entristecen los partidos políticos?
MAGGI : (MUY NERVIOSO. CAMBIA LA VALIJA DE LUGAR) ¡Yo no
hablé de política!
PERLA : (SE HA VUELTO A SENTAR Y COMO SI NADA REANUDA EL
JUEGO. A ANGELICA) ¿Quién habló entonces?
ANGELICA : No sé, no tengo la menor idea.
PERLA : Qué extraño, me pareció oír hablar de política.
MAGGI : (PONIENDO OTRA VEZ TABACO EN LA PIPA Y MUY
CUIDADOSO CON LO QUE DICE) No, lo que yo dije es que me
pone triste los domingos, cuando se termina la transmisión
de los partidos de fútbol. (MAS TRANQUILO) Es la peor hora
de la semana. (SE PONE LA PIPA EN LA BOCA)
ANGELICA : (PENSATIVA FRENTE AL TABLERO) ¿Partidos de
fútbol?
PERLA : Así que también juega al fútbol. ¡Jaque! (JUEGA)
(MAGGI CON LA PIPA EN LA BOCA HACE SEÑAS QUE NO. PERO ELLAS
NO LO MIRAN) Mi padre jugaba en el Club Standart Electric.
ANGELICA : (MUEVE UNA PIEZA) ¿Usted dónde juega?
MAGGI : (ESTA POR PRENDER LA PIPA) No, escucho.
ANGELICA : (A PERLA) Hablale más fuerte que no escucha.
PERLA : (A ANGELICA) ¿Es medio sordo? (JUEGA) ¡Jaque!
ANGELICA : Dijo que no escuchaba.
MAGGI : (CON LA PIPA EN LA MANO) disculpen, pero no
entiendo.,..
PERLA : (A PERLA. VOCALIZANDO EXAGERADAMENTE. JUEGA) No hay
de qué avergonzarse. El 30 por ciento de la población a su
edad, padece de sordera.
MAGGI : (PONIENDOSE DE PIE. MUY NERVIOSO) Yo sólo dije que
no jugaba al fútbol. Que escuchaba nada más. (NO SABE QUE
HACER CON LA PIPA EN LA MANO)
PERLA : (A ANGELICA) ¿Qué tiene que ver el fútbol con la
sordera?
ANGELICA : (A PERLA) ¿Habrá recibido un pelotazo en el
oído?
PERLA : (A ANGELICA) ¿En cual?
MAGGI : (SE TOCA EL OIDO DERECHO MECANICAMENTE. AL DARSE
CUENTA RETIRA LA MANO CON BRUSQUEDAD. SE ADELANTA UNOS
PASOS HACIA ELLAS) ¡Pónganse de acuerdo, señoritas! ¡No soy
sordo! ¡ni en mi familia hay sordos! ¡Y yo al fútbol lo
escucho muy bien!
(LA PIPA QUE TIENE EN LA MANO DEBIDO A LA TENSION SE ROMPE)
ANGELICA : (COMO SI NADA. JUEGA) ¿Se pondrá la radio cerca
de la oreja?
PERLA : Tienen aparatos especiales.
(MAGGI MIRA LA PIPA ROTA. TRATA DE ARREGLARLA. NO PUEDE. SE
LA METE EN EL BOLSILLO. SE HA DESCONECTADO DEL DIALOGO DE
LAS HERMANAS)
ANGELICA : Leí que en Estados Unidos hay deportes
especiales para sordos.
PERLA : Habría que avisarle. (JUEGA) ¡Jaque!
ANGELICA : No creo que le interese. Es muy
retraído.(ANGELICA LE HABLA A PERLA PERO ES EVIDENTE QUE
QUIERE LLAMAR LA ATENCION DE MAGGI) Sumamente retraído
(PAUSA) ¿has visto algo más retraído que el señor Maggi?
MAGGI : (REACCIONA. SE ADELANTA UNOS PASOS) ¿Señoritas, no
tendrían un cigarrillo?
ANGELICA : (A PERLA. JUGANDO) ¿Será un tapón de cera?
PERLA : (A ANGELICA) con un buen lavaje se le destapa.
MAGGI : (CASI GRITANDO) Señoritas, no tendrían un
cigarrillo?
PERLA : (LO MIRA ASOMBRADA) No grite que no somos sordas.
ANGELICA : (LEVANTANDOSE DE LA MESA) Con tanto barullo no
se puede jugar.
MAGGI : (AVERGONZADO RETROCEDE) Disculpen, no quise
molestar. (VA HACIA LA VALIJA. LA TOMA. SE DIRIGE HACIA LA
SALIDA)
ANGELICA : Señor Maggi. (COLOCA DOS SILLAS. UNA FRENTE A
OTRA EN CADA EXTREMO DE LA MESA. MAGGI SE DETIENE) ¿A que
no sabe cuál es el recuerdo más feliz de mi infancia?
MAGGI : Cómo, señorita?
(PERLA VA AL APARADOR. SACA UN MANTEL Y LO COLOCA SOBRE LA
MESA)
ANGELICA : No lo va a creer. ¡Los domingos lluviosos!
(TODO LO QUE SIGUE ANGELICA LO DICE MIENTRAS ELLA Y PERLA
PONEN LA MESA QUE SOLO TIENE DOS LUGARES. MAGGI PERMANECE
PARADO ESCUCHANDOLA A ANGELICA Y AL MISMO TIEMPO MUY
PENDIENTE DE SI VAN A COLOCAR UN TERCER PLATO O NO. PERLA
CADA TANTO SE SIRVE MAS BEBIDA EN SU VASO. DESPUES DE TOMAR
SE QUEDA COMO AUSENTE. ACARICIA SU MEDALLA. MURMURA ALGUNAS
PALABRAS. LUEGO VUELVE A LA MESA. EN CONTRASTE, ANGELICA
HABLA Y SE MUEVE MUY EXITADA Y CON MUCHA RAPIDEZ)
ANGELICA : ¿Sabe por qué? Si el domingo amanecía nublado o
llovía, papá no iba a la cancha. El iba a la cancha todos
los domingos. Pero si ,llovía, no iba. Se quedaba con
nosotras. Ese día, nos poníamos nuestros mejores vestidos.
Yo tenía uno colorado con lunares blancos. Tenía voladitos
en las mangas. Era todo colorado con pequeños lunares
blancos. Blancos o grises. Nunca pude saberlo. Papá decía
que era su princesita. Su princesita. adorada y que tenía
un aire aristocrático. (MAGGI LENTAMENTE SE ACERCA AL
BANQUITO Y SE SIENTA. HAY CIERTO AIRE DE RESIGNACION EN SU
ACTITUD. SU ATENCION SE DIVIDE ENTRE EL MONOLOGO DE
ANGELICA Y LA MESA. PERMANENTEMENTE SE PASA LA LENGUA POR
LA BOCA) Al mediodía tomábamos el colectivo y nos íbamos al
centro. Los tres de la mano. Almorzábamos en el Palacio de
la Papa Frita. Fiambre. Primer plato. Y postre. En invierno
tomábamos sopa. De ahí, caminábamos hasta el cine Royal.
Mientras papá terminaba su cigarro.
Daban dibujos animados, películas de Chaplín, el Gordo y el
Flaco y de... ¡Shirley Temple! mi ídolo. Siempre quise ser
como ella. La imitaba en todo. Aprendí baile, canto,
zapateo americano. Las noches que me habré pasado llorando
porque mi pelo no era enrulado. (PAUSA) Al final me hice la
permanente. (PAUSA) Había películas que las veíamos 4 ó 5
veces seguidas. Como era continuado. Y cuando salíamos del
cine, si papa estaba de buen humor nos invitaba a la
confitería "Las Orquideas" a tomar chocolate con churros. Y
a veces nos dejaba repetir. (PAUSA) Papá pedía cerveza. Se
la servían en unos vasos muy altos. Y yo le tomaba la
espumita. (PAUSA) ¡Qué días inolvidables!
(LA MESA YA ESTA TOTALMENTE PUESTA PARA DOS PERSONAS.
PRIMERO SE SIENTA PERLA Y DESPUES ANGELICA FRENTE A ELLA)
MAGGI : (INCOMODO) ¡Me imagino!
ANGELICA : (CORTANTE) No creo que pueda imaginárselo. Son
recuerdos. Y los recuerdos no le interesan a nadie.
PERLA : ¿Y usted qué hacía los domingos?
MAGGI : ¿Los domingos? (ELLAS ASIENTEN. MUY LENTAMENTE SE
INCORPORA) Iba al cementerio.
PERLA : (AZORADA) ¿Al cementerio?
ANGELICA : ¿A qué?
MAGGI : A juntar huesos. (SACA UN CIGARRILLO DEL BOLSILLO Y
LO PRENDE)
ANGELICA : ¿Cómo?
(PERLA, NERVIOSAMENTE VACIA EL CONTENIDO DEL VASO DE UN
TRAGO)
MAGGI : (MUY TRANQUILO) Sí, a juntar huesos. (EL MONOLOGO
QUE SIGUE LO DICE MIENTRAS CAMINA LENTAMENTE ALREDEDOR DE
LA MESA EN ACTITUD MUY CONTROLADORA DE LA SITUACION) Me
conseguí una changa con los estudiantes de medicina. Ellos
necesitaban material para las prácticas y yo se los
conseguía. En la época de exámenes me volvían loco a
pedidos. (PAUSA) DEspués trabajé mucho con cadáveres.
(ENDEREZA UN TENEDOR DE LA MESA) Los vendía a la facultad.
(PAUSA) Ustedes saben cuál es el problema de los muchachos.
¡No hay cadáveres! No pueden estudiar 50 muchachos con un
solo cadáver. Hay que conseguirles más. Si no qué médicos
van a salir. ¡Sin ninguna práctica! (PAUSA) Se pagan muy
bien, ¿eh? Yo arreglaba con la cátedra directamente. ¡Era
un buen negocio! Trabajaba con la zona de Chascomús. De
noviembre a marzo. Es la época que mejor se pone. Que hay
más accidentes en la ruta. Algunos finados lo reclamaban
los familiares. Pero hay otros que quedaban amontonados en
la morgue y no los reclamaba nadie. A esos los creman.
Nosotros hacíamos el arreglo con los muchachos de la
Municipalidad. Y cuando no había reclamo, ellos nos
llamaban. Nosotros íbamos y los cargábamos. Teníamos una
furgoneta. Algunos estaban muy bien conservados, ¿eh? Era
un buen negocio. Tranquilo, seguro. (PAUSA)
PERLA : ¿Pero... y por qué no los reclamaba... nadie?
ANGELICA : ¿Quiénes eran?
MAGGI : Y... linyeras, casi todos. (PAUSA) (ESTA FRENTE A
ELLAS)
PERLA : Usted dijo "casi todos".
MAGGI : Sí. ¿Por qué?
PERLA : ¿Y los que no eran linyeras
MAGGI : Y... gente sola. Sin familia. Hay mucha gente que
muere y no se entera nadie. (MIENTRAS LAS MIRA, TOMA UN
TENEDOR Y LO VA RETORCIENDO LENTAMENTE) ¿Qué se yo? Viejos,
viudas. Jubilados. (LAS MIRA FIJO) Solteronas. La gente
sola. Las más desamparada. (PAUSA LARGA) ¿Ustedes entienden
a quienes me refiero? (ANGELICA Y PERLA, LO MIRAN A MAGGI.
ESTE, APARECE TRANSFORMADO EN UNA ACTITUD DE SUPERIORIDAD Y
AL MISMO TIEMPO AMENAZANTE. CON LA MANO DERECHA SE ACARICIA
EL GUANTE. PERLA Y ANGELICA LO MIRAN ATERRORIZADAS) La
gente más sola. La más desamparada. Ustedes saben, gente
indefensa, desprotegida. (A LA CARA DE ELLAS) ¡Gente que no
tiene un perro que les ladre! (PAUSA. APOYA EL TENEDOR
COMPLETAMENTE TORCIDO EN LA MESA) Hay mucha gente sola.
(PAUSA) Ustedes saben de lo que estoy hablando, ¿no es
cierto?
(AL DECIR ESTO MAGGI RETROCEDE HACIA LA VALIJA. LAS
HERMANAS SE PONEN DE PIE. ESTAN ASUSTADAS. MAGGI TOMA LA
VALIJA. LA APOYA EN EL BANQUITO. LA ABRE. VA A SACAR ALGO.
PERLA Y ANGELICA RETROCEDEN MAGGI, SACA DE LA VALIJA UNA
MESITA PORTATIL DE MAGO. LA ARMA RAPIDAMENTE. LE COLOCA UN
TRAPO ENCIMA. SACA UNA GALERA. LUEGO UNA VARITA. EN NINGUN
MOMENTO LAS MIRA A LAS HERMANAS. TODOS SUS MOVIMIENTOS SON
DE UN VERDADERO MAGO. HACE VARIOS NUMEROS MUY RAPIDAMENTE.
JUEGOS CON CARTAS. CAJAS CHINAS. PAÑUELOS. LAS HERMANAS
PASA DEL TERROR A LA SORPRESA)
(MIENTRAS LO MIRAN SE VUELVEN A ACOMODAR EN SUS SILLAS.
ESTAN REALMENTE FASCINADAS CON LO QUE ESTAN VIENDO. Y
EVIDENTEMENTE SORPRENDIDAS. LO MIRAN A MAGGI. SE MIRAN
ENTRE SI. SE RIEN. MAGGI PERMANECE COMPENETRADO EN SU ROL.
APOYA LA GALERA EN LA MESA. HACE UNOS PASES CON LA VARITA.
LEVANTA LA GALERA Y HAY UNA PEQUEÑA JAULA CON UNA RATA
ADENTRO. EN ESE MOMENTO LAS HERMANAS DEJAN DE REIRSE.
MAGGI, LEVANTA LA JAULA. LA MANTIENE UNOS INSTANTES
SUSPENDIDA. LA HACE GIRAR. LAS HERMANAS MIRAN CON SUSTO Y
DESAGRADO. LENTAMENTE MAGGI BAJA LA JAULA. LA VUELVE A
TAPAR CON LA GALERA. HACE UNOS PASES CON LA VARITA. LEVANTA
LA GALERA. LA JAULA HA DESAPARECIDO. LAS HERMANAS APLAUDEN
ALIVIADAS Y AL MISMO TIEMPO SORPRENDIDAS POR LA HABILIDAD
DE MAGGI. ESTE, SALUDA MUY CEREMONIOSAMENTE. LAS HERMANAS
SIGUEN APLAUDIENDO. AL RESPONDER EL SALUDO POR TERCERA VEZ,
MAGGI SE TOMA DE LA CINTURA CON UN GESTO DE DOLOR)
MAGGI : ¡Ay! ¡Ay! ¡La hernia!
PERLA : (LEVANTANDOSE DE LA SILLA) ¿Qué le pasa?
ANGELICA : (A PERLA) ¿Qué, es otra prueba?
MAGGI : (AIRADO) ¡Qué prueba no ocho cuartos! ¡La hernia de
disco!
ANGELICA : (A PERLA) ¿La hernia de qué?
MAGGI : ¡De disco! ¡Señorita, de disco! (HABLANDO PARA SI)
¿Para qué me agaché? ¡Con la humedad que hay! (LAS HERMANAS
LO MIRAN SIN ATINAR A HACER NADA) ¿Qué me miran? Por favor,
ayúdeme. (SE TOMA DE UNA SILLA)
PERLA : Sí, como no. ¿quiere que llamemos una ambulancia?
MAGGI : No, señorita, no es para tanto. A ver. (LE HACE
SEÑAS A PERLA PARA QUE SE ACERQUE) Permítame. (SE APOYA EN
ELLA) Gracias. (A ANGELICA) Y usted, por favor, váyame
empujando de a poquito, de a poquito, así no hago fuerza.
(MAGGI, APOYADO EN PERLA Y MUY ENCORVADO, VA CAMINANDO
LENTAMENTE. ANGELICA, LO EMPUJA DE ATRAS. ASI DAN UNA
VUELTA ENTERA POR TODO EL ESCENARIO, HASTA QUE MAGGI
LEVANTA LA VISTA)
MAGGI : ¿Adónde vamos?
ANGELICA : No sé. Usted no nos dijo.
MAGGI : (SEÑALANDO UN SOFA) Por favor... despacito... no
doy más.
(LOS TRES VAN HACIA ALLI. MAGGI, CON SUMO CUIDADO SE
SIENTA, AYUDADO POR LAS DOS. SIGUE EMITIENDO AYES DE DOLOR.
QUEDA EN POSICION SEMIACOSTADO)
PERLA : Parece un bebé.
ANGELICA : ¿No quiere una almohadita?
MAGGI : Gracias. Son muy amables.
(ANGELICA, LE COLOCA LA ALMOHADA. EN ELLAS HAY UNA ACTITUD
MUY MATERNAL)
PERLA : Desde ya que no se va a ir así. En ese estado.
MAGGI : Enseguida se me pasa y estoy bien.
ANGELICA : ¡Qué esperanza! No podemos dejarlo ir así.
(ANGELICA, COMIENZA A PERFUMARSE)
PERLA : A ver si le pasa algo. ¡Qué cargo de conciencia!
MAGGI : Ya estoy acostumbrado.
ANGELICA : ¿Qué, siempre le pasa algo?
MAGGI : Enseguida se me acomoda la vértebra y estoy bien.
PERLA : No, no. Usted se queda aquí.
ANGELICA : Y no hablemos más.
(PERLA, VA AL APARADOR. SE SIRVE. TOMA. YA EN SU CAMINAR SE
NOTA CIERTA VACILACION Y HA PERDIDO CASI TODA SU RIGIDEZ
INICIAL. HABLA SOLA. LAS FRASES SON INAUDIBLES. ANGELICA,
PRENDE LA RADIO. SE SIENTA. SE SACA LOS ZAPATOS, TOMA UNA
REVISTA. "ANTENA" O "RADIOLANDIA". LEE MIENTRAS SE CHUPA EL
DEDO. MAGGI, POCO A POCO SE VA CALMANDO. SU EXPRESION ES
NORMAL, NUEVAMENTE. MIRA DE REOJO A LAS HERMANAS)
MAGGI : Señorita Perla, ¿sería tan amable de alcanzarme el
banquito?
PERLA : (DEJANDO RAPIDAMENTE EL VASO EN EL APARADOR) Sí,
como no. ( SE LO TRAE)
MAGGI : Para los pies. Gracias. (PAUSA) Señorita Angélica,
me alcanzaría los cigarrillos. Están en el saco.
(ANGELICA, APAGA LA RADIO Y SE PONE LOS ZAPATOS
RAPIDAMENTE. VA AL SACO. SACA LOS CIGARRILLOS. SE LOS DA A
MAGGI)
Gracias. ¡Fuego!
(PERLA, VA CORRIENDO Y BUSCA FOSFOROS. LE PRENDE EL
CIGARRILLO)
¡Whisky!
(CADA PEDIDO ESTA SUBRAYADO HACIENDO SONAR LOS DEDOS DE LA
MANO DERECHA. ANGELICA, BUSCA LA BOTELLA Y UN VASO DEL
APARADOR. LE SIRVE WHISKY. SE LO DA)
¡Cubitos!
(PERLA, LE TRAE UN BALDE CON CUBITOS)
¡Dos!
(PERLA, LE PONE DOS CUBITOS EN EL VASO)
¡Uno más! (LE PONE UNO MAS. PAUSA) ¡Queso!
(ANGELICA, SALE Y VUELVE CON UN PLATO DE QUESO)
¡Cuchillo! ¡Galletitas! ¡Sevilletas! ¡Escarbadientes!
(A CADA PEDIDO LAS HERMANAS CORREN DE UN LADO PARA OTRO,
CONSIGUIENDO LAS COSAS. LA ACTITUD DE ELLAS ES DE GRAN
EXCITACION. ESPERAN ANSIOSAS LAS ORDENES)
¡Diario! (PERLA, SE LO TRAE) ¡Radio!
(ANGELICA, PRENDE LA RADIO. SE ESCUCHA UNA NOVELA)
¡Música!
(ANGELICA, BUSCA CON EL DIAL HASTA QUE CONSIGUE MúSICA.
MAGGI, LEE EL DIARIO MIENTRAS COME Y TOMA WHISKY. LAS
HERMANAS PERMANECEN DE PIE A LA ESPERA DE NUEVAS ORDENES)
MAGGI : (SIN MIRARLAS) ¡Pueden retirarse!
(PERLA Y ANGELICA, SE DIRIGEN HACIA LA PUERTA)
¡En puntas de pie!
(ELLAS LO MIRAN. SE MIRAN. HAY COMO UN ACUERDO TACITO ENTRE
ELLAS. MAGGI CONTINUA REPITIENDO "PUEDEN RETIRARSE". ESTA
INSTALADO COMODAMENTE. ELLAS DE IMPROVISO COMIENZAN A
ARROJARLE COSAS ENCIMA, CUBITOS, EL PLATO CON QUESO, LAS
COSAS DE MAGIA. EL REPITE CADA VEZ CON MAS FUERZA "VAMOS,
RETIRENSE", "NO ME OYEN", "PUEDEN RETIRARSE". PERLA TOMA LA
VALIJA Y SE LA VACIA ENCIMA. ANGELICA TOMA UNA GORRA DE
BAÑO Y LE CUBRE LA CARA. CON LOS TRAPOS Y ENTRE LAS DOS
COMIENZAN A ASFIXIARLO. LA ESCENA ES DE GRAN VIOLENCIA Y
LAS HERMANAS PARECEN DISFRUTAR MUCHO CON LO QUE LE HACEN A
MAGGI. ESTE SE REVUELVE EN LA SILLA. AL TENER LA CARA
CUBIERTA POR LA GORRA NO SE ENTIENDE L QUE DICE PERO
OBVIAMENTE LES ESTA PIDIENDO QUE PAREN. LAS HERMANAS ESTAN
PRACTICAMENTE ENCIMA DE EL TRATANDO DE SOFOCARLO. MAGGI
HACIENDO UN GRAN ESFUERZO SE INCORPORA. SE LEVANTA APENAS
LA GORRA, LO SUFICIENTE COMO PARA VERLAS. TODO CAE AL
SUELO. LA ACTITUD DE MAGGI ES AMENAZANTE. DE ENTRE LAS
ROPAS SACA UNA VARA. LAS HERMANAS SE ALEJAN, UNA PARA CADA
LADO)
MAGGI : Así que tienen ganas de joder, ¡eh! ¿Pero quién se
creen que soy? ¡Veinticinco años laburando en la calle de
bobalicón! ¿Así que les gusta la fiesta? Y bueno, vamos a
divertirnos.
PERLA : (MIRANDO A MAGGI) ¿Y eso?
ANGELICA : (ASUSTADA) ¡Perla!
MAGGI : Ahora me vinieron ganas de divertirme a mí. Tengo
unas ganas terribles de divertirme.
(LANZA UNA RISITA HISTERICA. COMIENZA A PEGAR CON LA VARA
EN EL PISO SIN MIRARLAS)
PERLA : Señor Maggi, era un chiste.
ANGELICA : (ANIÑADA) No se lo tome así.
PERLA : No se va a enojar por eso.
ANGELICA : No, claro que no se va a enojar.
(MAGGI, SE ADELANTA UNOS PASOS HACIA ELLAS. LAS MIRA
FIJAMENTE. PERLA Y ANGELICA, RETROCEDEN ASUSTADAS)
PERLA : Por favor, señor Maggi. Ya está bien.
ANGELICA : (A PERLA) ¡Callate que lo ponés nervioso!
PERLA : (A ANGELICA) ¡Callate vos!
(MAGGI, SIEMPRE MIRANDOLAS Y GOLPEANDO CON A VARA SE ACERCA
LENTAMENTE A ELLAS. SU ACTITUD ES DE UNA FRIALDAD ABSOLUTA.
LA VARA ES GOLPEADA CADA VEZ MAS CERCA DE ELLAS. PERLA Y
ANGELICA, ESTAN PEGADAS UNA AL LADO DE LA OTRA)
(MAGGI, CON LA VARA GOLPEA CERCA DE LOS PIES DE PERLA. EN
EL MEDIO DEL ESCENARIO PERMANECEN LAS SILLAS QUE USABAN LAS
DOS PARA SENTARSE. ATERRORIZADAS, PERLA SE SUBE A LA SILLA.
MAGGI, HACE LO MISMO CON ANGELICA Y ESTA NO TIENE MAS
REMEDIO QUE SUBIRSE A LA OTRA SILLA)
(LAS DOS ESTAN AGARRADAS DEL RESPALDO. PARECEN DOS ANIMALES
DE CIRCO. MAGGI, ESTA COMPENETRADO EN SU ROL. PERO SE MUEVE
CON CIERTA DIFICULTAD, COMO SI NO PUDIERA SEPARAR BIEN LAS
PIERNAS AL CAMINAR. CON UNA MANO LES HACE GESTO QUE SE
INCORPOREN CON LA OTRA SACUDE PERMANENTEMENTE LA VARA.
ELLAS OBEDECEN. DURANTE TODA LE ESCENA, PEGAN GRITITOS,
SOLLOZAN. PERLA SE AFERRA HISTERICAMENTE A SU MEDALLA Y
ANGELICA LLORA CON EL PULGAR EN LA BOCA)
(MAGGI, CON UN GESTO DE LA MANO Y GOLPEANDO LA VARA EN LAS
SILLAS, LAS HACE BAJAR Y DIRIGIENDOLAS SIEMPRE CON LA VARA,
LAS HACE CAMBIAR DE SILLAS. ELLAS HACEN ESTO EN CUATRO
PATAS. UNA VEZ QUE LAS DOS HAN CAMBIADO DE SILLAS, MAGGI
HACE UNA LARGA PAUSA. COMIENZA A CAMINAR NERVIOSAMENTE Y
CON GRAN DIFICULTAD. SE TROPIEZA CON LA VALIJA Y ESTA A
PUNTO DE CAER. SE RECOBRA INMEDIATAMENTE. COMIENZA A
GOLPEAR FUERTEMENTE LAS PATAS DE LA SILLA DE ANGELICA. SE
TREPA. LAS DOS SE ABRAZAN. SE ACARICIAN. PERO SON CARICIAS
POR EL TERROR. IGUALMENTE LA ESCENA TIENE UN TINTE EROTICO.
MAGGI, APARECE ENCORVADO E INQUIETO. SUS MOVIMIENTOS SE
HACEN MAS TORPES Y DESORDENADOS. PERLA Y ANGELICA, LLORAN
DESCONSOLADAMENTE. MAGGI, LES HACE SEÑAS DE QUE SE DEN
VUELTA. ELLAS LO OBEDECEN)
MAGGI : Claro, las nenas se portan mal para que papito les
haga chas-chas en la cola, eh. A ver cómo se bajan las
bombachitas. ¡Vamos! ¡Vamos! Rapidito, que las nenas tienen
que irse a dormir. Vamos, rapidito, rapidito.
(ANGELICA, TEMBLOROSA, COMIENZA A LEVANTARSE LA POLLERA Y
BAJARSE LA BOMBACHA. PERLA, CON MAS RESISTENCIA, LA IMITA.
LAS DOS LLORIQUEAN Y GIMEN. MAGGI, QUE HA ESTADO REPITIENDO
LA PALABRA: "RAPIDITO" VARIAS VECES, DE IMPROVISO SALE DE
ESCENA BRUSCAMENTE PERO SIN HACER RUIDO. ANGELICA Y PERLA
CON LAS POLLERAS LEVANTADAS Y LAS BOMBACHAS BAJAS SE QUEDAN
ESPERANDO EL GOLPE. AL NO OCURRIR ESTO, LENTAMENTE PERLA
GIRA LA CABEZA Y PERCIBE QUE MAGGI NO ESTA EN ESCENA. DE UN
SOLO MOVIMIENTO SE LEVANTA LA BOMBACHA, SE BAJA LA POLLERA,
PEGA UN SALTO DE LA SILLA Y EL LLORIQUEO DE LAS DOS SE
CORTA ABRUPTAMENTE)
PERLA : (DESPRENDIENDOSE DE ANGELICA) ¡Señor Miralles!
MAGGI : (EN OFF) Ya voy, señorita Perla.
ANGELICA : ¿Qué está haciendo?
(ANGELICA, BAJA DE LA SILLA. SU GESTO ES DE FURIA. MAGGI,
APARECE. AHORA SU CAMINAR ES AGIL Y SEGURO. AL VER LA
EXPRESION DE LAS DOS HERMANAS SE DETIENE)
ANGELICA : (VIOLENTA) ¿Me quiere decir qué estuvo haciendo?
MAGGI : Fui a orinar, señorita. No daba más.
PERLA : (INDIGNADA) ¡Y eligió justo este momento!
ANGELICA : (TOMANDO LA VARA Y ARROJANDOLA POR EL AIRE)
¿Pero que se ha creído?
MAGGI : (SORPRENDIDO) ¡Señorita, estaba aguantando desde
hace una hora!
ANGELICA : ¡Entonces hubiera aguantado un poco más!
PERLA : ¿Pero se da cuenta de lo que hizo?
MAGGI : (APABULLADO) Me explotaba la vejiga. ¡No daba más!
ANGELICA : ¡Vamos, señor Miralles, no es un chico!
MAGGI : (CONCILIADOR) Si ustedes quieren... volvemos atrás.
PERLA : No se haga el tonto, ¿eh?
ANGELICA : Nos arruinó la noche.
(LOS TRES SE MIRAN. HAY UN CLIMA DE GRAN TENSION)
MAGGI : Miren, les pido mil disculpas. pero son cosas que
pasan...
ANGELICA : ¡Imbécil!
MAGGI : ¡No le permito!
ANGELICA : ¿Qué, no me permite?
PERLA : Dejalo, Mónica. No vale la pena.
MAGGI : (AMENAZANTE) Usted se va a arrepentir...
ANGELICA : (IRONICA) ¿Me está amenazando?
(ANGELICA Y MAGGI, SE MIRAN FIJAMENTE UNOS INSTANTES. LUEGO
ANGELICA SE DA VUELTA HACIA PERLA)
Arreglá vos las cuentas. Yo no tengo más ganas de hablar.
(ANGELICA, VA HACIA UN MUEBLE. DE AHI SACA UN TELEFONO.
COMIENZA A DISCAR. MIENTRAS PERLA HA BUSCADO UN BLOCK Y UNA
LAPICERA. VA HACIA MIRALLES. LOS DIALOGOS SON CRUZADOS.
MIRALLES, MIENTRAS, SE SACA EL SACO. SE DESPINTA CON LA
MANO EL BIGOTE POSTIZO. SU ACTITUD ES DE GRAN CANSANCIO)
PERLA : (A MAGGI) ¿Viáticos?
MAGGI : 25.000 pesos viejos. Aquí tengo los boletos.
(LOS SACA DEL BOLSILLO Y SE LOS ENTREGA A PERLA)
ANGELICA : (HABLANDO POR T.E.) Hola... Hola Rosita... Sí...
la señora... Está el señor... gracias. (A PERLA) Pedile la
lista.
PERLA : (A MAGGI) ¿Comidas?
MAGGI : Un sandwich de jamón y queso, un bife con ensalada,
dos cafés.
PERLA : ¿No puede comer otra cosa que no sea bife?
MAGGI : ¿Qué quiere que haga? Estoy a régimen.
ANGELICA : ¿Hola, cómo estás...? Mirá, más o menos...
MAGGI : Tres aguas tónicas.
ANGELICA : ...Una jaqueca terrible...
PERLA : ¿Algo más?
MAGGI : El traje. Aquí está la boleta. (SE LA DA)
ANGELICA : ¿Con quién...? ¿No me digas?
MAGGI : Los zapatos son los mismos.
ANGELICA : ¡Qué increíble...! Siempre el mismo despistado.
MAGGI : Dan buen resultado. Es suela de goma.
PERLA : ¿Y todo esto qué es?
MAGGI : Los juegos de magia.
ANGELICA : Sí, estoy con Silvia. Te manda un beso.
PERLA : Pero esto no estaba en el libreto.
MAGGI : No, pero pensé que les podía gustar.
PERLA : Mire, si quiere hacer modificaciones, nos avisa
antes. A ver la lista.
MAGGI : (SACA UNA LISTA Y LEE) Cuatro valijas, seis
conjuntos de ropa interior...
ANGELICA : No, hoy mejor no. Si querés sacá para mañana.
MAGGI : La lora, el juego de ajedrez, la pipa. (SIGUE
LEYENDO)
ANGELICA : ...La de Robert Redfor...
MAGGI : ...todo suma... 3.400.000
ANGELICA : Sí, esa...
PERLA : Más de diez horas.
MAGGI : Y ocho horas.
PERLA : Y ocho horas de preparativos... son dieciocho.
ANGELICA : Acordate de confirmar lo del sábado...
PERLA : A 40.000 la hora.
MAGGI : Disculpe, la última vez, la señora (LA SEÑALA A
ANGELICA) me dijo cuarenta y cinco.
(PERLA, LE HACE SEÑAS A ANGELICA CONSULTANDOLE)
ANGELICA : (TAPANDO EL TUBO) Yo no recuerdo. (SIGUE
HABLANDO POR TELEFONO)
MAGGI : Vamos, señorita, por favor, ¡ya me estoy cansando!
ANGELICA : (VOLVIENDO A TAPAR EL TUBO) ¡No grite, que esto
no es un conventillo!
PERLA : (CONCILIADORA) A 45 la hora son... (NERVIOSAMENTE
HACE CUENTAS SOBRE EL BLOCK)
ANGELICA : nada, mi amor... ¿Qué me estabas diciendo?
PERLA : Son 6.500.000 (LE DA EL BLOCK) Fíjese si está bien.
ANGELICA : ¿Hay algún chico por ahí?
MAGGI : Sí, está bien.
(LE DEVUELVE EL BLOCK A PERLA. ESTA, VA HACIA UN CAJON.
SACA UN BILLETE Y SE LO ENTREGA A MAGGI)
ANGELICA : No, no me esperes... Sí... Alrededor de las
nueve... (PERLA, LE SUSURRA ALGO A ANGELICA) Ah, y avisale
a Raúl que Silvia también va a llegar a esa hora...
PERLA : (A MAGGI) ¿Me ayuda?
(ENTRE LOS DOS COMIENZAN A GUARDAR TODAS LAS COSAS DENTRO
DE LAS VALIJAS, QUE AHORA RESULTAN SER CUATRO, IDENTICAS)
ANGELICA : Sí, sí... mi amor... por supuesto. Un beso.
(CUELGA)
(PAUSA. LOS TRES SE MIRAN. ANGELICA, A MAGGI, CONCILIADORA)
ANGELICA : Cambió mucho el texto del accidente, ¿no?
MAGGI : Era muy largo.
PERLA : Yo lo noté un poco distraído.
MAGGI : ¿Sabe qué pasa? Son muchas horas.
(LA ACTITUD CORPORAL DE MIRALLES ES OPUESTA A LA QUE TENIA
CUANDO ERA MAGGI. SUS MOVIMIENTOS SON LENTOS, SEGUROS Y YA
NO HABLA COMO UN REO)
(PAUSA. LOS TRES COMO SI FUERA UN VIEJO RITO COMIENZAN A
DESARMAR LA HABITACION. TODO LO QUE HAY ES DE UTILERIA.
NADA ES REAL. LAS COSAS LAS VAN APILANDO EN UN RINCON.
MIENTRAS HACEN ESTA ACCION, SE NOTA EN LOS TRES,
MOVIMIENTOS CRISPADOS Y VIOLENTOS POR LA TENSION EXISTENTE.
QUEDA EN EL ESCENARIO UN ESPACIO VACIO QUE PUEDE SER UNA
HABITACION, O UN GARAGE O UN GALPON, ETC. PERLA Y ANGELICA
CON POCOS CAMBIOS HACEN SU TOTAL METAMORFOSIS EN DOS
SEÑORAS DE ALTA SOCIEDAD. MAGGI, ORDENA SUS COSAS Y SE
DIRIGE HACIA EL HALL. ANTES DE TRASPASARLO SE DETIENE. SE
DA VUELTA)
MAGGI : Ah, me olvidaba decirles. (PAUSA) Tengo un nuevo
material. (PAUSA) Pero no sé si les va a interesar.
(PAUSA LARGA. ANGELICA Y PERLA SE MIRAN ENTRE SI. LO MIRAN
A MAGGI Y SE VUELVEN A MIRAR ENTRE SI)
PERLA : (APARENTANDO INDIFERENCIA) ¿De qué se trata?
MAGGI : De un drogadicto. (PAUSA) En Nueva York (PAUSA)
Entra en una casa de familia. (PAUSA. PERLA Y ANGELICA,
VUELVEN A MIRARSE) ¿Les interesa? (LAS HERMANAS LO MIRAN
SIN CONTESTAR) ¿Les mando los libretos? (LAS HERMANAS
SIGUEN EN LA MISMA ACTITUD) El viernes sin falta. (PAUSA) A
las dos. (PAUSA) Buenas tardes, señoras. (SE DIRIGE HACIA
LA PUERTA. SE DETIENE) ¡Ah, me olvidaba! (SE SACA EL GUANTE
NEGRO Y LO APOYA SUAVEMENTE SOBRE LA MESA. SE DIRIGE
NUEVAMENTE HACIA LA SALIDA)
ANGELICA : (AUTORITARIA) ¡Señor Miralles!
MAGGI : Sí, señora.
ANGELICA : Le advierto, sea puntual.
MAGGI : (OBSECUENTEMENTE) Sí, señora.
PERLA : Y hágame el favor de venirse con una camisa limpia.
MAGGI : Sí, señora. Por supuesto. Buenas tardes.
(MAGGI, CIERRA LA PUERTA DE ENTRADA SIGILOSAMENTE.
ANGELICA, LENTAMENTE, SE ACERCA A UNA SILLA. SE SIENTA.
FRENTE A ELLA HAY UN ESPEJO. PERLA, PERMANECE DE PIE. VA
HACIA EL GUANTE. LO TOMA. ANGELICA, SE MIRA EN EL ESPEJO.
HAY ALGO DE CANSANCIO Y DESAFIO EN SU MIRADA. PERLA, LA
MIRA MIENTRAS ACARICIA EL GUANTE. SE LO LLEVA A LA CARA.
ANGELICA, POR EL ESPEJO TAMBIEN LA VE A PERLA. HAY UNA
LARGA PAUSA DE SILENCIO Y MIRADAS A TRAVES DEL ESPEJO. DE
GOLPE, PERLA ARROJA BRUSCAMENTE EL GUANTE HACIA EL ESPEJO)
APAGON
Título: “El chico malo”
Autora: Silvina Carrasco

8 Personajes:
Juance: Adolescente de unos 16 años. En el pasado ha tenido
actitudes que lo han sentenciado a ser ¨el chico malo¨ del
barrio.
Martín: Niño de unos 5 años que es rescatado por Juance.
Mamá de Martín: Pide ayuda desesperada sin que nadie atine
a hacer nada.
Vecina 1: Desconfía de Juance y prefiere mantenerlo al
margen.
Vecina 2: Desconfía de Juance y prefiere mantenerlo al
margen.
Vecina 3: Mira impotente a Martín en la jaula sin atreverse
a hacer nada.
Vecino 1: Mira impotente a Martín en la jaula sin atreverse
a hacer nada.
Vecino 2: Mira impotente a Martín en la jaula sin atreverse
a hacer nada.
ACTO I
Personajes que intervienen en este acto: Vecina 1 y Vecina
2.

Escenario: En una calle típica de barrio; lo que parece ser


el exterior de una verdulería: cajones apilados con frutas
y verduras.

Vecina 1 y Vecina 2 conversan con bolsas de compras en sus


brazos.

–Vecina 1: ¿Supiste qué pasó con los cachorritos recién


nacidos que abandonaron en la calle de arriba?

–Vecina 2: ¿Los que dejaron cerca de la peluquería?

–Vecina 1: Esos… ¡Eran tan adorables! Es una lástima que


nadie pudiera cuidarlos, tendría que haber alguien que se
ocupe de esas cosas.

–Vecina 2: Mira, no sé qué decirte; según me dijo Don


Cosme, el de la panadería, a él le contaron que se los
llevó ese chico Juance y los está cuidando.

–Vecina 1: ¡No, no me lo imagino! ¿Ese chico haciendo una


obra de bien?, si lo único que sabe es meterse en
problemas. No, le deben haber contado mal.

–Vecina 2: Bueno, es un rumor; Don Cosme tampoco se lo


creía, ni yo tampoco, ni nadie en el barrio. Todos sabemos
la clase de problemático que es ese chico.
–Vecina 1: Si, todos lo hemos visto robar y buscar pleitos
en la calle.

–Vecina 2: También con la familia de la que viene no se


puede esperar más: su padre era peor que él y su madre casi
no le presta atención.

–Vecina 1: Afortunadamente ya casi no viene por aquí.


Excepto por algunas veces que viene al zoológico, ya casi
no se ha sabido de él.

–Vecina 2: Mejor así, mejor no tener noticias suyas.

ACTO II
Personajes que intervienen en este acto: Juance, Martín,
Mamá de Martín, Vecina 1, Vecina 2, Vecina 3, Vecino 1 y
Vecino 2.

Escenario: Un sector de un zoológico o reserva natural: un


espacio abierto rodeado de altas paredes o rejas donde vive
el tigre. Dentro, hay una especie de casita en la que el
tigre descansa.

(El tigre nunca se ve directamente. Asoma a la puerta de la


casita lo que parece ser su parte trasera y ocasionalmente
se escuchan sus rugidos.)

(Martín, Mamá de Martín, Vecina 1, Vecina 2, Vecina 3,


Vecino 1 y Vecino 2 están fuera del sector/jaula esperando
que aparezca el tigre.)

–Martín: (Impaciente) ¡Mamá, ¿cuándo va a venir el tigre?!


¡Quiero verlo!

–Mamá de Martín: Está en la casita (señalando a la casita)


¿Lo ves allí?

–Vecino 1: Es verdad, allí asoma. Ha de estar durmiendo.

(Martín se aleja de su mamá sin que ésta se dé cuenta y


logra escabullirse dentro de la jaula por una reja un poco
abierta. Juance se acerca al grupo.)

–Vecina 3: Ahí viene ese chico.

–Mamá de Martín: Tengan cuidado con sus pertenencias.

–Vecino 2: Si, cuidado con sus bolsos señoras.


–Mamá de Martín: (Mirando para todas partes) ¿Martín?…
¡¿Martín?!

(Martín se acerca al grupo desde dentro de la jaula)

–Martín: Mamá, ¡mira dónde estoy!

–Mamá de Martín: (Desesperada) ¡Martín ¿qué haces ahí?!


(Sin saber para dónde dirigirse) ¡Ayuda! ¡Necesito ayuda!
¡Alguien que me ayude!

(Se escucha un rugido del tigre. Los vecinos se miran


espantados sin atinar a hacer nada.)

–Mamá de Martín: ¡Alguien que me ayude, por favor!

(Sin pensarlo más, Juance trepa la reja como puede, cae al


otro lado, eleva al niño que es sacado por Vecino 1 y
Vecino 2 del otro lado. Se escucha otro rugido. Juance
logra trepar y saltar afuera de la jaula.)

(Los vecinos siguen en shock. Mamá de Martín, abraza


conmocionada a su hijo.)

ACTO III

Personajes que intervienen en este acto: Mamá de Martín,


Vecina 1, Vecina 2, Vecina 3, Vecino 1 y Vecino 2.

Escenario: La misma calle del acto 1.

(Los vecinos están reunidos hablando, se acerca la Mamá de


Martín)

– Vecina 1: Querida, ¿cómo está Martincito? Estamos


hablando de lo que pasó.

–Mamá de Martín: Martín está bien, no se enteró del


peligro, para él todo fue como una aventura. El que no sé
cómo está es ese chico que lo salvó, Juance. Ese día, con
la conmoción, se fue y no pudimos hablar con él.

–Vecino 2: Si, nos equivocamos con ese chico; lo juzgamos


mal.

–Vecina 3: Después de todo no era tan malo, lo marginamos


por actitudes que tuvo en el pasado.

–Vecino 2: Nos resultó más cómodo dejarlo en el lugar de


chico problemático en vez de ver si necesitaba ayuda.
–Vecina 2: De no haber sido por él, quién sabe qué hubiera
ocurrido.

–Vecino 1: Le debemos una disculpa.

–Mamá de Martín: Yo estoy yendo a su casa a llevarle un


dibujo que le hizo Martín y a ver como está.

–Vecina 1: Podríamos ir todos y hablamos con él.

–Vecino 1: Y le preguntamos si necesita algo.

–Vecina 2: Si, vamos.

–Vecina 3: Vamos.

–Vecina 1: Vamos.

(Todo el grupo se retira en la misma dirección)

FIN

“Cánones de belleza, un objetivo imposible”


Autora: Silvina Carrasco

3 Personajes:
Melina: Adolescente de unos 16 años. Tiene la apariencia de
la mayoría de las chicas de su edad, pero la exigencia
extrema de la televisión respecto a la apariencia femenina,
la hace sentir que no es lo suficientemente bella.
Laura: Hermana mayor de Melina, joven de unos 18 años. La
observa intrigada sin entender qué es lo que la preocupa
tanto.
Voz en off: Voz de publicidades que simulan venir del
televisor.
ACTO I
Personajes que intervienen en este acto: Melina, Laura y
Voz en off.

Escenario: En la parte izquierda: un televisor, un sofá,


una pequeña mesa y objetos para ejercitar (una
colchoneta/alfombra, mancuernas/pequeñas pesas, etc.). En
la parte derecha: una mesa con sillas.

Melina mira televisión concentradísima mientras hace


ejercicios y habla con ella misma. Laura estudia en la
mesa.

–Melina: (Mientras hace ejercicios localizados en las


piernas) ¡¿48 kilos?! Es imposible. (Hace cálculos con los
dedos) Si pierdo 300 gramos por día, en una semana
son…siete por tres veintiuno, más o menos dos kilos…
(Preocupada) Igual no llego.

–Laura: Mel, ¿me hablas a mí?

–Melina: (Parece no escucharla, sigue hablando sola) Quizás


si tomo dos vasos de refresco dietético para llenar el
estómago, puedo comer menos comida y bajar más gramos por
semana…

(Melina sigue ejercitándose y Laura se queda observándola)

–Voz en Off: ¨ ¿Quieres conquistarlo?, tu sonrisa es tu


mejor arma de seducción. Smile te garantiza dientes más
blancos desde el primer uso…¨.

–Melina: Refresco no, el refresco mancha los dientes.

–Voz en off: ¨Silhouette es un tratamiento europeo de


vanguardia que utiliza tecnología de electrodos para
reducir la grasa corporal y garantiza una reducción de 3 a
4 centímetros en abdomen en un mes…¨

–Melina: ¡Eso es!, tengo que concentrarme en los


centímetros no en los kilos (Mira para todas partes) Algo
para medir mi cintura, algo para medir mi cintura (Mientras
busca algo para medirse, sale de escena hablando) Tres
centímetros por mes serían… uno y medio en dos semanas…
entonces en una semana…

ACTO II

Personajes que intervienen en este acto: Melina y Laura.

Escenario: La misma escenografía del acto anterior.

Melina está en el sofá con un cuenco/bowl en la mesita.

–Melina: (Toma el bowl entre sus manos) Manzanilla para


aclarar, palta (cacahuate) para hidratar, clara de huevo
para el crecimiento y mezclar (Mezcla con una cuchara.)

(Entra a escena Laura)

–Laura: ¡Puaj! ¿Qué vas a hacer con eso?

–Melina: Es un tratamiento para el cabello.

–Laura: ¿Qué tiene de malo tu cabello?


–Melina: Nada, pero no se ve como el de las chicas de la
tele.

–Laura: Ningún cabello en la vida real se ve como el de las


chicas de la tele.

–Melina: (Mira el recipiente con desagrado) Todo sea por la


belleza (Con expresión de asco mete su mano en el bowl).

–Laura: (Mientras Melina lleva su mano llena de la mezcla a


su cabeza) No lo hagas, todavía estás a tiempo de
arrepentirte… Puaj ¡asco!

(Melina empieza a ponerse la mezcla en el cabello y Laura


se queda observándola)

ACTO III

Personajes que intervienen en este acto: Melina y Laura.

Escenario: La misma escenografía del acto anterior.

Melina mira televisión con una máscara de arcilla marrón


desparramada por su rostro.

– Melina: (Respondiéndole al televisor) ¿Y cómo se supone


que voy a estar bronceada en esta época del año?, recién
empieza la primavera, no hay sol… (Molesta) No, no tengo
ese color, estoy blanca, ¿qué tiene de malo mi color?

(Aparece Laura)

–Laura: Te escucho discutir desde allí, ¿estás peleando con


el televisor?

–Melina: Mira el bronceado de esa chica, por lo visto ese


color es sexy y mi color pálido sería como de alguien que
está enferma.

–Laura: ¿Y qué te pusiste en la cara? ¡Estás tan rara! ¿Qué


te tiene así enojada y preocupada y echándote pegotes en la
cara y el pelo? Pareces una loquita haciendo todo eso y
peleándote con el televisor.

–Melina: Te digo la verdad, me rindo. En estas horas que


estuve viendo tele solo vi mujeres perfectas y productos
para ser perfecta que no puedo pagar.
–Laura: Pero si tú eres muy linda. Además, tienes dieciséis
años, ¿por qué ibas a necesitar máscaras para el rostro?

–Melina: No sé, según el televisor me sobra de aquí (toca


su abdomen), me falta de aquí (toca su pecho), tengo que
endurecer aquí (toca sus piernas), blanquear aquí (toca sus
dientes), oscurecer aquí (toca su piel)…Es imposible! según
el televisor tendría que nacer otra vez para ser bella… ¿A
ti no te preocupan estas cosas?

–Laura: Me preocupa más que cierren la heladería. ¿Vamos a


tomar un helado?

FIN

“Los caminos son individuales”


Autora: Silvina Carrasco

7 Personajes:
Joven: Es una joven mujer de unos 25 años, tiene una
actitud alegre y relajada.
Hombre: Es un hombre de unos 30 años. De actitud
antipática, arrastra con dificultad un equipaje pesado.
Mujer: Mujer de unos 35 años. Camina con unos tacones muy
altos que le hacen difícil avanzar.
Adolescente 1: Es un adolescente de unos 15 años.
Adolescente 2: Es una adolescente de unos 15 años.
Hombre mayor
Narrador: Voz en off que explica en qué consiste el juego
de la vida.
ACTO ÚNICO
Personajes que intervienen en este acto: Joven, Hombre,
Mujer, Adolescente 1, Adolescente 2, Hombre Mayor y
Narrador.

Escenario: En el centro del escenario hay un círculo; todos


los que llegan allí se comportan felices. Desde distintos
puntos del escenario nacen caminos -que pueden estar
marcados con cinta adhesiva de color en el piso-que
confluyen en el círculo central. Los caminos son seis y
cada uno tiene sus características: Camino 1, está lleno de
flores y tiene un cómodo sofá y una mesita con una copa y
un libro .Camino 2, tiene obstáculos que correr para poder
pasar. Camino 3, está despejado. Camino 4 y Camino 5 se
unen en un punto y luego vuelven a separarse. Camino 6,
empieza en un punto, forma un círculo y luego desemboca en
el círculo central.
Cada personaje está parado donde comienza su camino: Joven
en Camino 1, Hombre en Camino 2, Mujer en Camino 3,
Adolescente 1 en Camino 4, Adolescente 2 en Camino 5 y
Hombre mayor en camino 6.
A medida que Narrador vaya refiriéndose a cada uno, los
actores desarrollaran su actuación mientras los demás
permanecen quietos.

–Narrador: Hoy vamos a ver de qué se trata el juego de la


vida. En este juego, todos los participantes intentan
llegar a un mismo punto: el círculo central, el estado de
felicidad. Aún así, no hay ganadores ni perdedores, solo
personas intentando llegar a un mismo estado (Pequeña
pausa) Para algunos, el camino es placentero…

(Joven camina alegre por su camino)

–Narrador: Estos participantes van disfrutando de todo el


trayecto.

(Joven se sienta un momento en el sofá y bebe de la copa y


mira el libro. Se para, avanza unos pasos más, toma una
flor, la huele sonriente y sigue hasta el círculo central.)

–Narrador: Para otros, llegar al círculo es más difícil


pues cargan con pesos pesados…

(Hombre empieza a arrastrar con dificultad su equipaje


hasta toparse con el primer obstáculo de su camino. Se
queda parado frente al obstáculo.)

–Narrador:… y a veces necesitan parar y descansar un tiempo


hasta descubrir cómo seguir adelante. (Pequeña pausa) Hay
personas que caminan con zapatos muy incómodos y aún así lo
siguen intentando.

(Mujer avanza con dificultad intentando mantener el


equilibrio en sus tacones)

–Narrador: Si no puedes ponerte en los zapatos de los


otros, no los critiques, solo ellos saben las dificultades
que padecen.

(Mujer se queda quieta antes de llegar al círculo.)

–Narrador: Algunos caminos se unen…

(Adolescente 1 y Adolescente 2 caminan hasta el punto en el


que se juntan sus caminos. Se abrazan.)

–Narrador:… y luego vuelven a separarse.


(Los adolescentes siguen sus caminos por separado.
Adolescente 1 se queda quieto unos pasos más adelante del
punto de encuentro y Adolescente 2 continúa hasta el
círculo central)

–Narrador: Si prestamos atención, podemos aprender cosas


buenas de todos los que se cruzan en nuestro camino.

(Hombre Mayor camina en círculo sin poder salirse de éste


para llegar al círculo central.)

–Narrador: Otros participantes se han pasado gran parte de


su vida repitiendo los mismos actos; pisando constantemente
sobre sus viejas pisadas y sin poder encontrar una salida
que los lleve al objetivo.

–Narrador: Al igual que estos personajes, todos buscamos


llegar al círculo central, al punto de la felicidad, pero
las condiciones son distintas para todos. Si una persona
está de mal humor o no es amable, no la juzgues; quizás sus
zapatos le molestan, quizás está muy cansada de cargar su
equipaje, quizás no sabe cómo superar sus obstáculos o
quizás no sabe cómo salir de sus viejas rutinas… Transita
tu propio camino, decóralo como quieras, quita los
obstáculos que no te sirvan, lleva el peso que decidas y lo
más importante: recuerda que no puedes esperar que otras
personas actúen como tú lo harías, pues cada una tiene que
transitar su propio camino.

FIN

“Otra oportunidad”
Autora: Silvina Carrasco

2 Personajes:
Jorge: Hombre de unos cincuenta años. Ha sacrificado su
vida por un trabajo que en realidad no le gustaba. De un
día para otro lo despiden y luego de reflexionar acerca de
lo inútil que ha sido su sacrificio, decide empezar de
nuevo.
Andrés: Sobrino de Jorge. Enterado del momento que vive su
tío, va a visitarlo.
ACTO ÚNICO
Personajes que intervienen en este acto: Jorge y Andrés.

Escenario: Un porche que da a un patio trasero. En el


porche una larga hamaca de madera
Jorge está sentado contemplando el patio. Andrés sale de la
casa por la puerta trasera.

–Andrés: Hola tío, entré porque estaba abierto. Imaginé que


estarías aquí.

–Jorge: ¡Andrés! Pasa, pasa.

(Andrés se sienta junto a Jorge.)

–Andrés: ¿Cómo estás? Me enteré de que te despidieron.

–Jorge: Aquí me ves, descansando… Aunque te confieso, no me


lo vi venir.

–Andrés: ¿No te habían advertido de nada?

–Jorge: No. Una mañana llegó mi superior y me dijo con la


mínima sensibilidad: ¨Amigo, estamos queriendo renovar la
imagen de la empresa y estamos pensando para su puesto en
alguien con ideas nuevas y mayor manejo de la tecnología¨…
Creo que ni siquiera sabía mi nombre.

–Andrés: Bueno tío, es que esos hombres no suelen ser muy


considerados.

–Jorge: Es que me sentí tan ingenuo, porque yo creía que


era importante para estas personas. Cada navidad que pasaba
lejos de mi hija o cada cumpleaños suyo que me perdí por
estar trabajando, me consolaba pensando: ¨en mi trabajo
aprecian mucho mi desempeño¨, ¨soy muy importante en mi
trabajo¨. Sí, ¡muy importante!

–Andrés: Tienes que sentirte tranquilo de haber hecho lo


que tenías que hacer.

–Jorge: Es que hoy no tengo nada de aquello por lo que


sacrifique toda mi vida. Es como haber estado treinta años
construyendo un castillo que un día se derrumbó y punto, no
queda más nada.

–Andrés: Sabes que siempre vas a tener lugar en el proyecto


familiar. De hecho, con tu experiencia nos aportarías
mucho.

–Jorge: Te agradezco pero ya dediqué mucho tiempo a ¨tener


éxito¨, con los años que me quedan me voy a dedicar a hacer
algo que me haga feliz.

–Andrés: ¿Y qué es ese algo?


–Jorge: Voy a armar mi huerta y me voy a dedicar a cultivar
mi propia comida. Quizás con el tiempo pueda hacerla crecer
y vender productos orgánicos.

–Andrés: (Sorprendido) ¡Wow, eres una caja de sorpresas!


Nunca me imaginé que podía gustarte eso.

–Jorge: Así como me ves, cuando niño, yo le ayudaba a mi


padre en las tareas del campo.

–Andrés: No lo puedo creer, no te imagino en esas labores.


¿Y cómo te convertiste en un hombre de negocios?

–Jorge: No lo sé. En algún momento de la vida uno se


confunde y empieza a hacer cosas que no quiere porque
piensa que eso le da más valor… Y así se te pasa la vida… Y
un día estás viejo y aquellos por los que sacrificaste la
vida te dicen con una palmada en la espalda: ¨Amigo,
estamos pensando en alguien más joven para su puesto¨.
(Pequeña pausa) ¿Me permites un consejo?

–Andrés: Sí, claro.

–Jorge: No desperdicies tu vida en algo que no quieres


hacer porque quizás un día se termina y si no lo has
disfrutado te quedas sin nada.

–Andrés: Pero tú ahora tienes la oportunidad de hacer algo


que te gusta.

–Jorge: Si, tengo otra oportunidad y no la voy a


desaprovechar.

–Andrés: (Mira el reloj) Tío, tengo que irme, pero por


cualquier cosa que necesites me llamas.

–Jorge: Gracias por venir a verme.

(Se despiden. Andrés se va. Jorge se para, se despereza


estirando sus brazos y baja del porche al patio)

–Jorge: Bienvenida nueva oportunidad.

(Toma un rastrillo de jardín y empieza a emparejar la


tierra.)

FIN

“La obesidad no se resuelve solo con voluntad”


Autora: Silvina Carrasco
4 Personajes:
Alana: Adolescente de unos 15 años. Sufre de obesidad. Con
¨voluntad¨ no ha podido cambiar. Recién cuando evalúa su
problema desde otro punto de vista puede empezar a hacerlo.
Marta: Mamá de Alana. Presiona a su hija a adelgazar,
creyendo que es solo cuestión de voluntad.
Nutricionista
Patricia: Psicóloga que se encarga de la parte psicológica
del tratamiento de Alana.
ACTO I
Personajes que intervienen en este acto: Alana, Marta y
Nutricionista.
Escenario: Un consultorio médico.

Alana y Marta esperan sentadas en el escritorio. Llega la


nutricionista y se sienta frente a ellas.

–Nutricionista: Muy bien, ¿en qué puedo ayudarlas?

–Marta: Vinimos porque ya no sé cómo ayudar a mi hija. Como


verá tiene mucho sobrepeso y cada mes es peor. Tengo miedo
por su salud, pero ya no sé qué hacer, porque ella no tiene
voluntad de bajar de peso.

–Nutricionista: Muy bien. Vamos a pesarte Alana y a hacer


estudios, pero antes vamos a conversar un poco de la
obesidad. ¿Quieres contarme un poco como es un día normal
en tu vida? ¿Qué comes? ¿Haces ejercicio?

(Alana agacha la cabeza y no responde)

–Marta: ¡¿Se da cuenta?! ¡No habla! Así uno no puede


ayudarla. ¡No tiene voluntad! Yo ya no se qué hacer.

–Nutricionista: Bueno, a medida que empecemos a trabajar,


va a ser más fácil para ella poder contar cómo se siente.
Para empezar, es importante que las dos sepan que controlar
o superar la obesidad no se consigue solo teniendo
voluntad. ¿En su casa hay habitualmente bebidas azucaradas,
galletas o snacks?

–Marta: Sí.

–Nutricionista: Y en el kiosco de la escuela, ¿qué opciones


hay para comprar?

–Marta: Golosinas mayormente.

–Nutricionista: ¿Y en su casa tienen el hábito de realizar


actividad física?
–Marta: No, yo trabajo todo el día. Alana mira televisión
todo el tiempo.

–Nutricionista: Marta, como verá, el ambiente en el que


Alana se desarrolla, no está preparado para que ella cambie
sus hábitos. Aunque ella tuviera toda la voluntad de
cambiar, en ese ámbito sería muy difícil.

–Marta: ¿Quiere decir que es culpa mía que mi hija sea así?

–Nutricionista: No es culpa de ninguna de las dos ni


tampoco depende de la voluntad de ninguna de las dos. La
obesidad es una epidemia que afecta cada vez a más niños y
adolescentes en el mundo. Depende de muchos factores: el
ambiente en el que se desarrolla el individuo, herencias
genéticas, hábitos adquiridos en la primera infancia y
cuestiones psicológicas. Por eso vamos a abordar el
problema de una manera integral: médica, nutricional y
psicológica, y a dejar de sentirnos culpables… (Con una
dulce sonrisa a Alana) ¿Te parece bien?

–Alana: (Empezando a sentirse comprendida) Me parece bien,


estoy lista.

ACTO II
Personajes que intervienen en este acto: Alana y Patricia.

Escenario: Un acogedor consultorio de psicología. Dos sofás


enfrentados, la iluminación justa y una decoración amena.

Alana y Patricia hablan, sentada cada una en uno de los


sofás.

–Patricia: ¿Cómo te fue ayer?

–Alana: Rompí la dieta otra vez. Compré comida a escondidas


y me la comí… No me estoy sintiendo bien.

–Patricia: ¿Tiene que ver con que se acerque la fecha del


reencuentro con tu padre?

(Alana permanece en silencio)

–Patricia: Es interesante lo que me contabas antes:


empezaste a comer de más en tu infancia, cuando tu padre se
fue y se quedaron solas con tu madre. ¿Recuerdas cómo te
sentiste en ese momento?

–Alana: (Silencio) Miedo… No sabía si íbamos a poder solas


con mi mamá y estaba muy asustada.
–Patricia: ¿Y ahora, cómo te sientes?

–Alana: Estoy asustada… Me da miedo que mi padre regrese a


mi vida y después se vaya otra vez.

–Patricia: ¿Ayer te sentiste así?

–Alana: Sí. Estuve pensando en eso.

–Patricia: ¿Y puedes relacionar el miedo con tu manera de


comer? Según lo que dices, cada vez que te sientes
asustada, recurres a la comida.

–Alana: (Se queda un momento en silencio) Cuando tengo


miedo o culpa me siento tan mal que solo quiero dejar de
pensar… Entonces como… chocolates, o comida en cantidad y
me siento mejor…Es como si puedo dejar de pensar. (Pequeña
pausa) Pero no quiero seguir haciéndolo.

–Patricia: Y estás dando grandes pasos. Te has dado cuenta


de que comes de más para no sentir ciertos sentimientos.
Ahora, vamos a trabajar en ver de qué modo puedes resolver
esto de forma más saludable. Pero, por hoy ya es un gran
avance. ¿Nos vemos el miércoles?

ACTO III
Personajes que intervienen en este acto: Alana y Marta.

Escenario: La cocina de la casa de Alana y Marta.

Alana está terminando de cenar cuando su madre llega del


trabajo. En la mesa: ensaladas, agua y una tarta de
vegetales.

– Marta: Hola hija (mira la mesa) ¿Tú cocinaste?

–Alana: Si, con el recetario que me dio la nutricionista.

–Marta: Estoy orgullosa de ti. Estas muy cambiada.

–Alana: Me siento más aliviada.

–Marta: ¿Ya cenaste?

–Alana: Si, me estaba por ir a acostar, mañana quiero


levantarme temprano.

(Alana se levanta y se dirige a una puerta)

–Marta: ¿Por qué tienes que levantarte temprano mañana?


–Alana: (Tímidamente) Me inscribí en el gimnasio del
barrio. (Se va.)

FIN

“¡A bailar!”
Autora: Silvina Carrasco

Personajes:
Lidia: Profesora de música. Inscribe a sus alumnos en un
concurso de baile para que puedan superar sus limitaciones
a través de la experiencia y afianzarse como grupo.
Luli: Tiende a comportarse con aires de superioridad porque
ha estudiado danza desde chica y sabe bailar. Luego del
concurso, habrá aprendido a ser más humilde y a ayudar a
sus compañeros.
Martín: Es el chistoso del curso. Su necesidad de llamar la
atención, prima en él más que la opción de ser responsable
con el esfuerzo de sus compañeros. Después del concurso,
habrá aprendido a suavizar un poco su tendencia
individualista para valorar el hecho de ser parte de un
grupo.
Anto: Se siente cómoda con su desarrollo intelectual pero
no con el físico y aunque le gusta mucho bailar, tiene
prejuicios sobre esta actividad. Después del concurso,
habrá aprendido a superarlos para disfrutar de lo que le
gusta hacer.
Sofi: Es muy insegura y no se siente realmente capaz de
aprender a bailar. Después del concurso, se siente más
confiada y con una mayor autoestima.
Marcelo: Es muy competitivo y ganar en todo es su único
objetivo. Después del concurso, también valorará la
diversión.
(Personajes 2, 3, 4,5 y 6 tienen entre 15 y 16 años. Son
compañeros de curso de la escuela.)

ACTO I
Personajes que intervienen en este acto: Lidia, Luli,
Martín, Anto, Sofi y Marcelo.

Escenario: El gimnasio de una escuela secundaria.

En el suelo, los adolescentes esperan sentados la llegada


de la profesora.

–Anto: Insisto, no fue buena idea esto del concurso. Nos


tomó por sorpresa la profesora y aceptamos sin darnos
cuenta en la que nos metíamos.
–Luli: ¡Qué exagerada! Como lo decís parece una tortura.
¡Qué más divertido que preparar una coreografía y bailarla
para aprobar una materia! ¡Ni siquiera tenemos que ganar el
concurso para aprobar!

–Martín: Vos lo decís porque sabés bailar, no perdés nada,


no arriesgás nada.

–Luli: Algo arriesgo: tengo que bailar con ustedes; puede


llegar a ser un papelón.

–Martín: ¡Qué creída que sos nena!

–Anto: ¡Que agrandada!

–Marcelo: Véanlo así: además de aprobar una materia sin


estudiar teoría podemos ganar el premio del concurso, y si
lo pensamos bien no es tan difícil: Luli baila desde
siempre; yo puedo ganar en todo lo que me proponga; Anto es
muy inteligente, aprende todo rápido; Martín aporta la
gracia… Y… Sofi… he… bueno… algo que hacer le vamos a
encontrar.

(Los varones se ríen)

–Anto: ¡Qué malo!

(Sofi un poco apartada del grupo, mira al piso en


silencio.)

–Anto: Sofi, ¿estás bien?

–Sofi: (Como hablando para sí misma) Yo no puedo


participar. No sé bailar y no puedo aprender. Voy a hacer
un papelón… No puedo, no puedo… Prefiero desaprobar la
materia…

(Llega la profesora Lidia apurada.)

–Lidia: ¡Disculpen la demora, ¿listos para ensayar?

(Gestos de duda entre los chicos)

–Lidia: Okay, no es la actitud que esperaba pero… ¡A


bailar!

(Luli, Anto, Marcelo y Martín se paran y se acomodan frente


a Lidia para empezar. Sofi permanece inmóvil en el suelo)

–Lidia: ¿Sofi?
–Sofi: Estoy… descompuesta… Me siento… mareada. Disculpe,
no puedo bailar.

–Lidia: (Entendiendo que Sofi solo está dando excusas


porque tiene miedo) Te esperamos hasta que te sientas
mejor.

(Sofi se para sin ganas y se ubica junto a sus compañeros)

–Lidia: Bueno, empezamos.

(Lidia pone la música y hace un paso de baile. Los


adolescentes intentan imitarlo. Anto lo hace torpemente y
tropieza; hecho que hace reír a carcajadas a Luli, Marcelo
y Martín)

–Luli: ¡Ha! ¡Pero sos más patadura de lo que pensaba!

–Marcelo: ¡Sos de madera Anto!

–Anto: ¡No, esto no es lo mío y no quiero participar! Yo


puedo estudiar distintos tipos de danzas y armar nuestra
coreografía, pero no bailar. Las destrezas físicas no son
lo mío.

(Lidia apaga la música)

–Lidia: Chicos, todos creemos que tenemos limitaciones,


pero hay que intentarlo para poder superarlo. Les aseguro
que cuando termine el concurso van a haber aprendido mucho
más que de baile.

ACTO II
Personajes que intervienen en este acto: Lidia, Luli,
Martín, Anto, Sofi y Marcelo.

Escenario: El mismo escenario del Acto I.

Los cinco adolescentes bailan una coreografía sincronizada.


En un momento, Martín interrumpe la sincronización;
haciéndose el chistoso, empieza a bailar un baile que nada
tiene que ver con la coreografía original.

–Luli: ¡Martín ¿qué hacés?! Siempre llamando la atención

–Marcelo: ¡Siempre queriendo llamar la atención vos!


¡Tomátelo enserio que es un trabajo de grupo, no se trata
de vos solo!

–Martín: ¡Huy, que poco sentido del humor! ¿Acaso vos lo


estás haciendo por el grupo? Solo lo hacés porque tenés que
ganar en todo… Y vos Luli, lo único que querés es lucirte y
que todos te halaguen…

–Lidia: (Apaga la música) Bueno chicos, silencio. La coreo


ya se la saben, ya la practicamos muchos días, llegó el
momento de aprender otras cosas: Luli y Sofi para allá
(señala un sector), Anto y Martín por allá (señala otro
sector) y vos Marcelo vení conmigo.

(Los alumnos se ubican donde Lidia indicó)

–Lidia: Luli, tenés la tarea de hacer que a Sofi le salga


la parte que según ella ¨no puede aprender¨; Martín, vas a
ensayar con Anto y controlar sus progresos, tratando de que
ella se luzca más que vos y Marcelo, estás a cargo del
grupo en general: tu tarea es encontrar la fórmula para
ganar.
Que disfruten de las semanas que quedan de ensayo, nos
vemos el día anterior al concurso.

(Lidia agarra su bolso y se va)

–Anto: Pero profe…

–Lidia: (Yéndose) No se preocupen, les va a ir bien…

(Los alumnos quedan desconcertados)

ACTO III
Personajes que intervienen en este acto: Lidia, Luli,
Martín, Anto, Sofi y Marcelo.

Escenario: Un escenario de competición.

Los adolescentes representan su coreografía, saludan y


bajan. Emocionados, se quedan hablando en un rincón. Lidia
se acerca a felicitarlos.

– Lidia: ¡Felicitaciones! ¡Salió genial!

–Martín: Sí, no creo que ganemos pero fue muy divertido.

–Marcelo: Si, usted tenía razón, aprendimos muchas cosas


mientras nos preparábamos.

–Lidia: ¿Por ejemplo?

–Marcelo: Yo me di cuenta de que cuando menos pensábamos en


ganar, la coreografía salía mejor porque nos divertíamos
más.
–Martín: Yo aprendí a trabajar en grupo. Ya no siento la
presión de ser siempre el chico genial que hace divertir a
todos.

(Risas)

–Anto: Siempre tan humilde Martincito.

–Sofi: (Tímida) Yo aprendí que sí puedo aprender cosas


nuevas aunque me de miedo.

–Anto: Yo aprendí a no ser tan prejuiciosa y a darle una


oportunidad a las cosas que me gustan.

–Luli: Y yo que puede haber otros mejores que yo. La verdad


Sofi que con un poco de práctica superarías a la maestra.

(Risas)

–Lidia: Me alegro de que hayan sido tan buenos aprendices.


Como premio, les voy a postergar unas semanas el examen
final.

(Los alumnos miran desconcertados)

–Lidia: ¿Cómo? ¿Enserio pensaron que se iban a salvar del


examen final?

(Se va.)

FIN

Completando mi mundo
Autor: María Gabriela Méndez

Tema: La historia de un lector introvertido. Un chico que


es muy retraído y no tiene amigos en el colegio. Sin
embargo, tiene muchos amigos que surgen de las historias
que lee en sus libros. Crea un fascinante monólogo
silencioso de pensamientos acerca algunas historias,
mientras está en el descanso escolar y ve pasar a sus
compañeros teniendo sus propias vidas sociales; él solo da
rienda suelta a su imaginación. La chica más hermosa del
colegio irrumpe en su mundo de fantasía, le pregunta acerca
de un libro, y este chico recibe una hermosa sorpresa que
cambia su rutina.

Personajes:
Narrador
Benjamín
Gaby
Extras (compañeros que pasan frente a él durante tiempo de
receso escolar)
Nota: Entre paréntesis () se encuentran sugerencias de
expresiones no verbales, (Acotaciones)

Ambiente
Es un patio escolar, el protagonista de la historia debe
estar sentado con un libro en la mano, leyéndolo, debe
tener un vianda de comida y una mochila que debe mostrar
que está llena de libros. Él debe permanecer sentado
mientras el autor narra su historia, por momentos parar de
leer y quedarse pensando, en otras ocasiones, y según el
narrador lo indique debe mirar pasar a sus compañeros.

Durante el tiempo de la pequeña obra, deben pasar dos


parejas de novios tomados de la mano, en otra ocasión deben
pasar dos chicas conversando muy emocionadas, es decir, que
se pueda notar que una está contando un experiencia genial
y la otra escucha emocionada por lo que le están contando.

Adicionalmente deben pasar dos chicos que son amigos y se


chocan las manos en señal de camaradería. Estos eventos
deben suceder según el gusto de los actores o según la
elección del director de la obra, respetando el orden de la
narración.

En otros espacios del escenario deben haber grupos haciendo


diversas actividades, como, comiendo, otros jugando cartas,
otros pateando un balón, en lugares estratégicos donde
puedan ser notados, pero también, cuidando que el
protagonista tenga un lugar predilecto.

Acto Único.
Narrador: Les quiero contar la historia de Benjamín. Él es
un joven adolescente, el más introvertido de su clase. Su
mayor distracción es leer sus libros, que son además sus
compañeros, sus confidentes, sus sueños, todo. Los libros
son para Benjamín todo. Sus padres han intentado sacarlo de
allí, pero pareciera que es sencillamente imposible. Para
Benjamín, sus compañeros de Aventura van desde autores de
novelas famosas, poetas, documentalistas, científicos y
hasta algunos de los personajes protagonistas de las
historias que lee.

Cualquiera que pasa y lo ve, siente compasión por él.


Realmente no tiene amigos. Es una persona más que solitaria
para su edad. Nadie sabe por qué es así, pero lo que la
mayoría concluye, es que sencillamente lo eligió, es una
extraña personalidad que pareciera no tener necesidad de
interactuar con el mundo exterior, además de los mundos
reales y ficticios que Benjamín consigue dentro de sus
libros.

A veces levanta su mirada y observa un poco a algunos de


sus compañeros tener sus socialmente ocupadas vidas. A su
alrededor ve pasar enamorados, a los que les brilla la
mirada al observarse, pero pareciera que a Benjamín esto no
le conmueve. En ocasiones observa la magia de la amistad
entre chicas de su edad, que comentan confidencias entre
ellas y disfrutan el arte de ser princesas soñadoras.

Ni siquiera pareciera importarle los partidos de futbol,


tener un compañero de carne y hueso con el que pueda
simplemente pasar el tiempo.

A veces observa hacia la nada, pero sabemos que cuando hace


esto, no simplemente observa, él tiene la capacidad de
adentrarse en fascinantes historias que crea en su mente y
en la que es un protagonista.

Esta es la historia de Benjamín. Nuestro particular amigo


que no tiene amigos, pero que al hablar de él, a muchos nos
provoca acercarnos e invitarlo a vivir en el mundo real al
menos unos minutos, porque quizá, si logra probar esto,
puede que comience a tener nuevas experiencias.

Ahora, déjenme contarles un poco de esa chica que viene


acercándose. Ella es la jovencita más hermosa de todo el
colegio, sí, no hay ninguna como ella, quizá en todo la
ciudad.

Ella es inteligente, alegre, tiene muchos amigos, ella es…


Oh… ¿ustedes ven lo que yo estoy viendo?

Gaby se está acercando a Benjamín. Esto es algo muy


inusual, nadie se acerca a él jamás, y menos una chica como
ella.

Gaby: Hola Benji, ¿qué lees?

Benjamín: (Muy extrañado pero un poco emocionado levanta la


mirada) – Ey Gaby, ¿cómo estás?, leo Los Miserables de
Victor Hugo.

Gaby: !Qué interesante! Amo ese libro.

Benjamín: ¿En serio?, lo has leído?

Gaby: Claro, es una historia muy interesante.

Benjamín: Lo es. ¿Te gusta leer?


Gaby: Sí, no tanto como a ti (risas) , pero leo al menos un
libro al mes, bueno depende de cuan largo sea.

Benjamín: Genial. ¿Cuál es tu favorito?

Narrador: Y así Benjamín y Gaby conversaron largo rato,


entre risas y entusiasmo, por haber encontrado afinidad y
mucho para compartir. Cuando sonó el timbre Benjamín le
propuso a Gaby que fueran a conversar al parque esa misma
tarde y Gaby aceptó encantada.

A partir de ese día, Gaby se convirtió en la primera amiga


real que tuvo Benjamín, y para Benjamín, este fue el
comienzo del verdadero libro, el libro de su vida.

“Cuando se quiere se puede”


Autora: Clara Pérez

6 personajes:
Gilda: Hermana mayor, medianamente bonita y de buen cuerpo.
Gisela: hermana menor, chica que siempre está pendiente de
la moda.
Giovanna: hermana entre Gilda y Gisela, gordita y quien es
víctima de las burlas de sus hermanas.
Papá: El padre de las chicas, ocupado en su trabajo que no
se da cuenta de nada.
Mamá: Madre de las chicas quien permite las burlas hacia
Giovanna.
Luis: Vecino nuevo que cautiva a las tres chicas.
ACTO I
Ambientación: Habitación de las chicas.

Introducción: Las 3 hermanas se encuentran en la


habitación, cada una ocupándose de sus intereses y hablando
entre ellas.

Giovanna (admirada por el vestido que Gisela tiene en sus


manos): Que hermoso ese vestido, es espectacular, debe
verse muy bonito.

Gisela (siendo irónica con su hermana): A mí se me ve muy


bonito, a ti debe quedarte horrible, con ese cuerpo, nada
te queda bien.

Gilda (burlándose): Debe parecer una piñata con un vestido


como ese. Giovanna, tú tienes que vestirte con las cortinas
de la casa, no hay ropa con tela suficiente para cubrirte.
Giovanna (molesta y apenada a la vez): No tienen que ser
tan crueles, solo dije que el vestido es bonito, y no tengo
que vestirme con las cortinas Gilda, no seas exagerada.

Gisela (sin parar de reír): Claro que no hermanita, Gilda


es muy exagerada, para eso existe la sección de ropa para
embarazadas, ahí consigues algo que te quede.

Giovanna (tratando de no dar importancia a sus hermanas):


Que infantiles son.

Gisela (cambiando el tema y con tono de complicidad): Oigan


¿ya vieron al chico nuevo?

Gilda: ¿El que se mudó a la casa del lado? Es divino, tan


guapo, parece un príncipe

Giovanna: Yo lo vi ayer, me saludo cuando venía llegando a


casa. Si, es muy guapo.

Gisela: Ay gordita, pero no sueñes, un chico como ese no se


fija en obesas como tú, yo estoy decidida a hacer que me
mire.

Gilda: Pues hermana, será una batalla, porque a mí me


parece hermoso.

Gisela (volviendo a burlarse): Pero entre tú y yo, por que


la gorda, ya perdió.

Giovanna (con tono retador): ¿Dices que perdí? Vamos a ver


hermanitas, esto no se acaba hasta que termina.

Mamá (entrando a la habitación): ¿De qué hablan?

Gilda (riendo): Tu hija la gorda que dice que hará que el


chico nuevo se fije en ella ¡como es tan bella!

Mamá: Giovanna hija, si no dejas de comerte todo lo que


encuentras, ni ese chico ni ningún otro.

La madre sale de la habitación dejando a sus hijas en su


conversación.

ACTO II
Ambientación: Salón de la casa de las hermanas.

Introducción: Sentados en el salón, la familia a excepción


de Gilda conversa animadamente, mientras disfrutan de unos
bocadillos que Giovanna no quiere probar.
Gisela: ¿Giovanna, no vas a comer?

Giovanna: No, estoy a dieta. A esta hora ya no puedo comer


carbohidratos.

Gisela (riéndose): La gorda quiere ser bonita, ¡por fin!

Mamá (también riendo): Ya era hora hija, y si, has rebajado


mucho, claro con esa ropa no se nota, pero si estas más
delgada, y ahora no desaparece la comida del refrigerador
como antes.

Papá (reprochando): ¿Cuál es el problema con que Giovanna


coma o no? ¿No te parece que no deberías aceptar esas
burlas entre ellas? Aquí cada una es como es y eso se
respeta.

En ese momento entra Gilda acompañada de Luis

Gilda (con cara de triunfo ante las hermanas): Buenas


tardes familia, les presento a Luis, el vecino.

Papá: Mucho gusto jovencito, pase adelante.

Gisela (tratando de verse coqueta): Hola Luis bienvenido.

Luis: Buenas tardes, gracias, disculpen la interrupción


pero Gilda insistió en que pasara a conocerlos ¿cómo esta
señora? Hola Giovanna, ¿ese es tu nombre?

Giovanna (sorprendida, mira a Luis y responde): Si es mi


nombre, estoy bien ¿y tú?

Todos se quedan animados conversando, y conociendo al nuevo


vecino.

ACTO III
Ambientación: Salón de la casa de las hermanas.

Introducción: La familia espera a Giovanna quien anunció


que tenía un novio y lo traería a casa para presentarlo
como tal.

Gisela (en tono de burla): ¿Quién será el novio de la


gorda? De pronto tuvo que agarrar lo primero que encontró,
la pobre no tiene nada que llame la atención.

Papá: ¿Tú crees que no? Giovanna logró adelgazar en 3 meses


muchos kilos, y la verdad hija, sin ofenderte, se ve mucho
mejor que ustedes dos.
Mamá: No les hables así a las chicas, todas son lindas.

Papá: Ahora todas son lindas, mientras Giovanna estaba


gordita, no dejabas de molestarla por eso.

Gilda: Bueno si mejoró, pero no es para tanto, se esforzó


un poquito ¿y vamos a hacerle una estatua por eso?

Papá: Cualquier esfuerzo por conseguir lo que uno quiere


vale la pena un aplauso Gilda.

Giovanna entra al salón, sola, y todos se quedan


sorprendidos.

Gilda (riendo): ¿Qué paso? ¿El novio se arrepintió de dar


la cara?

Gisela (burlándose): Es probable, ay hermanita ya llegará


otra víctima.

Giovanna (sonriendo): ¿Quién dijo eso?, claro que vino a


presentarse.

Giovanna se acerca a a puerta haciendo señas con sus manos


al chico que espera para entrar a la casa.

Giovanna (sin perder su sonrisa): Familia ¿recuerdan a


Luis? él es mi novio, creo que no tuve que conformarme con
lo primero que encontré.

Gilda y Gisela se quedan boquiabiertas, sin decir palabra,


solo mirando a Luis.

Luis (sonriendo): Buenas tardes, Señor, señora. Espero que


no tengan inconvenientes en que yo visite a Giovanna, es
una chica hermosa y muy inteligente. Quisiéramos conocernos
mejor, si ustedes lo permiten.

Papá (sonriendo satisfecho por la lección que sus dos hijas


estaban recibiendo): Claro que si Luis bienvenido, siempre
que te portes bien y respetes a mi hija, eres bienvenido.

Giovanna (abrazando a su papá): Gracias papi, todo esto me


ha demostrado que cuando se quiere, se puede.

Giovanna se levanta sin soltar la mano de su padre y


tomando la mano de Luis, mientras sus hermanas hacen muecas
de molestia con su cara y la madre siguen sin poder decir
una palabra.

FIN
“El regalo de la abuela”
Autora: Silvina Carrasco

2 Personajes:
Luci: Es una joven de unos 21 años. Recientemente ha sido
madre de una beba llamada Abby. Con los años y la llegada
de Abby, su visión de la vida ha cambiado.
Mónica: Es la madre de Luci.
ACTO ÚNICO
Personajes que intervienen en este acto: Luci y Mónica.

Escenario: El ambiente es ameno y más bien despejado; basta


con un sofá, una iluminación cálida y un oso de peluche
tejido y rellenado de forma muy artesanal (está viejo y ya
un poco deforme).

Introducción: Luci recuerda a su abuela en el aniversario


de su fallecimiento.

Luci está sentada en su sofá, pensativa, con su oso en la


mano.

(Entra Mónica sigilosa)

–Mónica: Hola hija, ¿cómo estás? ¿Abby duerme?

–Luci: Si, hace un rato se durmió.

–Mónica: Lo imaginé, por eso traté de no hacer ruido.

–Luci: ¿Le llevaste flores a la abuela?

–Mónica: Si, vengo de ahí. (Mira al osito que su hija tiene


en la mano) ¿Tú también estuviste pensando en ella?

–Luci: Si, ya han pasado siete años pero aún no me


acostumbro a que no esté con nosotras… y la extraño, hay
tantas cosas que hoy me gustaría compartir con ella.
(Pequeña pausa) Estaba recordando el día en que me regaló
este oso.

–Mónica: Sí, lo recuerdo; estuvo días buscando la lana y la


tela del color perfecto y otros tantos días tejiendo y
cosiendo. Quería que fuera un regalo especial para tí.

–Luci: No lo sabía, sí recuerdo el día en que me lo dió.


Era mi cumpleaños, yo esperaba una muñeca que hablaba y en
su lugar apareció este osito hecho a mano… Me apena
reconocerlo, pero mi decepción fue grande.
–Mónica: (Risueña) Casi tuve que obligarte a que le
agradecieras el regalo a tu abuela y cambiaras la cara.

–Luci: Es que en ese momento me sentí realmente


desilusionada, pero es increíble cómo cuándo creces, los
gestos más pequeños se vuelven lo más importante.

–Mónica: No tienes que sentirte mal, eras una niña de seis


años, es lógico que prefirieras otra cosa.

-Aún así tu abuela sentía que quería demostrarte su amor de


esa manera: haciéndote algo ella misma y no comprándote
algo extravagante.

–Luci: Si me hubiera regalado la muñeca, yo habría jugado


con ella un tiempo y luego la habría tirado en un rincón o
a la basura. En cambio este oso me ha acompañado toda mi
vida y es una de las cosas más valiosas que tengo.

–Mónica: Bueno, pues; finalmente logró su objetivo: darte


un regalo especial.

–Luci: Era una abuela maravillosa. Ojalá Abby hubiera


podido conocerla y disfrutar de ella cómo lo hice yo.

–Mónica: La va a conocer a través de ti; cuando le cuentes


los recuerdos que tienes de ella: las cosas que te
cocinaba, los lugares a los que te llevaba de paseo, los
juegos que jugaba contigo, los cuentos que te contaba…

–Luci: Si, es cierto. Es que las personas que amamos mucho,


nunca se van del todo.

–Mónica: No. Se quedan en los recuerdos, en las cosas que


nos enseñaron y hasta en esos pequeños gestos, que cómo tú
dices se vuelven lo más importante.

–Luci: Sí, mi osito por ejemplo, que para mí representa


todo lo bueno de mi abuela.

–Mónica: Y que seguramente un día será de Abby.

–Luci: Si, un día se lo daré, junto con todos los demás


recuerdos.

(Luci y Mónica se toman las manos con el osito presente.)

FIN

“Prefiero ser saludable”


Autora: Silvina Carrasco
4 Personajes:
Ornella: Adolescente de unos 14 años que, como muchas
otras, está obsesionada con su peso y su imagen corporal.
Quiere verse como las chicas de las revistas de moda y deja
de comer al punto de enfermarse. Es delgada. Durante los
Actos I y II, su rostro es pálido, tiene un poco de ojeras
y su actitud general es enfermiza y sin energía. Durante el
Acto III su aspecto es más saludable.
Pamela: Amiga de Ornella. Está preocupada porque su amiga
no come.
Katy: amiga de Ornella.
Liliana: Madre de Ornella.
Ariel: Padre de Ornella.
Carlos: Es el director del centro especializado en
trastornos alimenticios.
8.9. 10. 11. y 12. Adolescentes: Son seis adolescentes
(varones y mujeres) que han ingresado recientemente al
centro. Tienen el aspecto enfermizo de Ornella en los
primeros Actos. No tienen texto de diálogo pero a ellos
está dirigido el testimonio final de la protagonista.
ACTO I
Personajes que intervienen en este acto: Ornella, Pamela y
Katy.

Escenario: Espacio de estudio de la casa de Pamela.

(Pamela, Katy y Ornella están estudiando en la mesa.)

–Pamela: (Con voz de cansada) ¿Paramos un rato para comer


algo?, ya se me cruzan las letras tanto leer.

–Katy: ¿Hace cuanto empezamos?

–Pamela: (Mira su teléfono celular) Más de tres horas. Ya


me suena la pancita del hambre.

–Ornella: (Nerviosa) Hay chicas, que exageradas. Yo no


tengo hambre, almorcé muy pesado.

–Pamela: Pero almorzaste hace mucho tiempo. Al menos hace


cuatro horas, desde que estas aquí, que no comes nada.

–Ornella: Pero no tengo hambre. Mientras ustedes comen


algo, yo voy a un negocio de acá cerca donde ví un regalo
que me gustó para mi mamá. Cuando vuelva, seguimos
estudiando.

(Ornella sale de escena. Pamela y Katy se quedan hablando.)


–Pamela: Cada vez inventa una excusa más tonta para no
comer. Me preocupa, ¡está muy flaca!.

–Katy: Yo no me atrevo a decirle nada. Además de estar muy


flaca está muy irritable… ha cambiado mucho.

ACTO II
Personajes que intervienen en este acto: Liliana, Ariel y
Ornella.

Escenario: Cocina de la casa de Ornella.

(La mesa está dispuesta para cenar. Liliana y Ariel ya


están sentados. Ornella entra a escena)

–Ornella: Hola mamá, hola papá.

–Liliana: Hola hija, te estábamos esperando para comer.

–Ornella: No, pero yo me voy a mi habitación, tengo que


estudiar. Además ya comí en la casa de Pamela.

(Ornella sale de escena y sus papás se quedan hablando.)

–Ariel: Tenemos que hacer algo, no puede seguir así. ¿Hace


cuánto tiempo no come con nosotros?

–Liliana: Hoy me llamo Pamela, me dijo que no comió nada en


toda la tarde. No tenemos opción, se nos está yendo de las
manos.

–Ariel: Necesitamos ayuda profesional.

ACTO III
Personajes que intervienen en este acto: Ornella, Liliana,
Ariel, Carlos y los seis adolescentes ingresados al Centro.

Escenario: Una sala de reuniones del Centro Especializado


en Trastornos Alimenticios.

(Carlos, Liliana y Ornella están en la sala. Entra Ariel.)

–Ariel: Ya puse tus valijas en el auto. ¿Lista para volver


a casa?

–Ornella: Sí, ya estoy lista.

–Carlos: Después de tu testimonio, ya puedes ir con tus


padres.

–Ornella: Me dá un poco de nervios.


–Carlos: No estás obligada a hacerlo, pero puedes ayudar
mucho a estos jóvenes con tu historia. Piensa que están tan
asustados como tú el día que llegaste aquí.

–Ornella: Ya lo sé. Me pone nerviosa, pero quiero hacerlo.

(Los adolescentes ingresan a la sala y todos se van


acomodando, Ornella queda adelante de todos.)

–Ornella: Hola…Me pidieron que les cuente por qué llegué


aquí y todo lo que logré en estos meses.

(Pequeña pausa.)

–Ornella: Cuando llegué aquí estaba tan asustada como


ustedes. Lo que más miedo me daba era que me obligaran a
comer. Me daba terror engordar.

(Los adolescentes la escuchan con atención.)

Ornella: Lo que quería lograr era verme como las chicas de


las revistas y la televisión, flacas y lindas… sobre todo
flacas. Pensaba que era la única manera de ser popular y
que me acepten y me quieran. Entonces me prometí hacer
dieta hasta verme así de flaca. Pero, entre menos comía,
más gorda me veía cuando me miraba al espejo. Entonces, me
metí en un camino del que no pude salir más.

-Empecé a comer cada vez menos, me sentía culpable cada vez


que comía por no tener fuerza de voluntad y me sentía una
mala persona cuando no comía, por mentirle a mi familia y a
mis amigas. Inventaba excusas para no sentarme a almorzar
con los demás y escondía comida para no comerla.

(Mira avergonzada a su mamá que la mira sonriente y


orgullosa por su fuerza. Liliana le hace un gesto
asintiendo con la cabeza para que continúe su relato.)

–Ornella: Después de muchos meses, el tratamiento y las


terapias, veo todo de otra forma. Mis amigas, mis
compañeras de la escuela y la mayoría de las chicas de mi
edad que conozco no tienen los cuerpos de las chicas de las
revistas, pero igual salen, se divierten, tienen amigos,
hacen las cosas que les gustan y son felices. No es
necesario ser flaca o tener una determinada imagen. Hoy, yo
prefiero ser saludable, sentirme una buena persona y estar
rodeada de las mis seres queridos.

FIN

You might also like