You are on page 1of 11

PRÁCTICAS PEDAGÓGICAS HUMANIZANTES Y ALTERIDAD 1

Avance del Marco Teórico Proyecto de Investigación

Prácticas Pedagógicas Humanizantes que Favorecen la Consolidación de una Escuela

Basada en la Alteridad

Karina P. Canchila1
Any E. Barragán1
Jency M. Herrera1
Octavio E. Candamil1
Angela I. Zuluaga1

1 Estudiantes de segundo semestre de la Maestría en Ciencias de la Educación de la


Universidad de San Buenaventura, Bogotá. Escrito Avance sobre el Marco teórico del trabajo
investigativo para el seminario Investigación 2.
PRÁCTICAS PEDAGÓGICAS HUMANIZANTES Y ALTERIDAD 2

Universidad de San Buenaventura, Bogotá


Facultad de Ciencias Humanas y Sociales
Maestría en Ciencias de la Educación

Prácticas Pedagógicas: Una Perspectiva Desde La Teoría Humanista Hasta La Teoría

De La Alteridad

El presente marco teórico, funciona como estructura teórico-conceptual, a partir del

cual, la investigación sustenta sus planteamientos, análisis, conclusiones y resultados.

Por la esencia de la tesis, se propone ir en contra del uso de la teoría como “forma de

control social” yendo más allá de la exposición de ideas correctas que parten del a priori

academicista. Por esto es necesario realizar un proceso de teorización que permita que

confluyan varios discursos y saberes, en una dinámica dialógica para la reconstrucción del

conocimiento.

De ahí que sea preciso estructurar los enfoques teóricos de las prácticas pedagógicas,

humanismo y escuela, y alteridad. Dicha estructura teórica se compone de las siguientes

categorías de estudio: (a) prácticas pedagógicas, (b) humanismo y escuela, (c) prácticas

pedagógicas humanizantes y (d) escuela de la alteridad.

El estudio de estas categorías de análisis permitirá una mejor comprensión de las

prácticas pedagógicas humanizantes que favorecen la consolidación de una escuela basada

en la alteridad.
PRÁCTICAS PEDAGÓGICAS HUMANIZANTES Y ALTERIDAD 3

De “Las practicas pedagógicas” a las “buenas prácticas” pedagógicas

Asumir a las prácticas pedagógicas, como categoría de análisis, implica desligarse de

la postura dualista que divide la teoría y a la práctica como acciones antagónicas. De esta

manera, se rompe con la dicotomía en la cual se concibe a la práctica como una aplicación

de la teoría o a la teoría como un producto de la práctica; por el contrario, se parte del

principio que la teoría en sí es una práctica. (Martínez-Boom, 2009). Partiendo de esta visión

universal de la práctica, ésta se ubica en un escenario de constante relación entre sujetos y

sucesos que, para el caso propio de las prácticas pedagógicas, se relaciona históricamente

entre los sujetos, los discursos y las instituciones.

Primero mostraremos una serie de corrientes pedagógicas, teorías relacionadas y métodos de


planificación que permiten hacer una categorización de análisis de las posibles prácticas
pedagógicas que encontramos en nuestra investigación pasando desde la más tradicionalista
hasta las más recientes e innovadoras; para ello nos basamos en Rodríguez (2002) quien ha
realizado un detallado recorrido al respecto y sorprende que uno de sus hallazgo muestra
como aún casi un 40% de docentes son tradicionalistas a pesar del sorprendente desarrollo
que han tenido las practicas pedagógicas. Él propone una serie de cinco teorías que han
influenciado el estilo de prácticas pedagógicas en el aula las cuales son: “Teoría Dependiente:
Cuando se concibe la enseñanza como guiada y dirigida por el profesor, si este no enseña,
los alumnos no aprenden por si solos. Teoría Productiva: En ella la enseñanza enfatiza la
búsqueda de resultados, la eficacia de la enseñanza y del aprendizaje, la evaluada se base en
objetivos convirtiéndose en un mecanismo de control. Teoría Expresiva: El principio de la
actividad es fundamental puesto que el alumno debe estar ocupado y experimentar
permanentemente. Teoría Interpretativa: Expresa una pedagogía centrada en el alumno pero
el maestro privilegia los procesos más que los resultados y destaca el aspecto comunicativo
de la docencia. Teoría Emancipatoria: destaca el carácter moral y político, preocupándose
por legitimar objetivos y contenidos, vinculando prácticas de enseñanza con el marco político
e institucional y privilegiando la intencionalidad crítica y emancipatoria.” Pág. 6.
PRÁCTICAS PEDAGÓGICAS HUMANIZANTES Y ALTERIDAD 4

Por otra parte Duque, Vallejo y Rodríguez (2013) en su tesis de maestría afirman que: “Las
prácticas pedagógicas son las variadas acciones que el docente ejecuta para permitir el
proceso de formación integral en el estudiante, el docente debe ejecutar acciones tales como:
enseñar, comunicar, socializar experiencias, reflexionar desde la cotidianidad, evaluar los
procesos cognitivos y aún, el relacionarse con la comunidad educativa… La función del
docente, no es solo dar clase y brindar información teórica, también debe desarrollar el acto
mismo de dedicar conocimiento con toda la pedagogía que requiere para la construcción de
nuevos saberes que resignifiquen la realidad del estudiante.” Pág. 17,… “son para los
docentes todas las herramientas y estrategias que utilizan para la orientación de las clases, en
donde los principales principios pedagógicos que promueven los docentes se fundamentan
en el respeto, la equidad, La responsabilidad, lealtad, ética y comunicación.” Pág. 20.

Otro aporte a este concepto lo realiza Avalos (2002) cuando afirma que las prácticas
pedagógicas se concibe como: “el eje que articula todas las actividades curriculares de la
formación docente, de la teoría y de la práctica”, en la cual, se aplica todo tipo de acciones
como organizar la clase, preparar materiales, poner a disposición de los estudiantes recursos
para el aprendizaje que den respuesta a las situaciones que surgen dentro y fuera del aula.”
Pág. 109.

En el diseño de las practicas pedagógicas los docentes deben identificar y tener en cuenta los
diferentes “estilos de aprendizaje” que puedan evidenciar sus estudiantes, al respecto Alonso,
Gallego y Honey (2016) definen los estilos de aprendizaje como los “rasgos cognitivos,
afectivos y fisiológicos que sirven como indicadores, relativamente estables de cómo los
estudiantes perciben, interactúan y responden a sus ambientes de aprendizaje”. Identifica
cuatro estilos así:
 Activo. Toma mucha información, capta novedades, busca e indaga
 Reflexivo: acumula y analiza mucha información, investiga y comprueba
 Teórico: sintetiza y estructura la información, contrasta y analiza
 Practico: aplica la información a situaciones reales o simuladas.
PRÁCTICAS PEDAGÓGICAS HUMANIZANTES Y ALTERIDAD 5

En torno a las prácticas pedagógicas gira el concepto de “buenas prácticas” el cual es un


nuevo enfoque incorporado por organismos internacionales que persigue mejorar la calidad
“sustituta” de la educación; tiene como fortaleza que se basa en algo observable o real y que
es eficaz en la medida que se puede visibilizar. Las buenas prácticas se encuentran en
contextos variados pero en lo referente a la educación está determinada por las características
de la comunidad educativa pero con excelente resultado en la mejora de la docencia. Toda la
investigación en el ámbito educativo debe tener un doble propósito, por un lado poder ser
descriptivo del proceso a través del análisis y por otro lado proponerse transformar el proceso
en post de mejorar lo estudiado.

En este aspecto Zabalza (2012) refiere que: “Hemos dejado así el modernismo y sus
principios generales, para entrar en plena fluidez postmodernista apoyada en un marco
doctrinal y técnico en el que acaban cobrando protagonismo otro tipo de criterios más
circunstanciales: el aprendizaje alineado, la calidad vinculada al contexto, la territorialización
curricular, las buenas prácticas… la aparición del interés por las buenas prácticas no resulta
irrelevante ni azaroso. El salto de los enfoques centrados en la calidad en términos absolutos
a otros basado en la identificación y visibilización de buenas prácticas ha supuesto un
importante cambio de orientación en la aproximación a las estrategias de mejora de la
docencia.” Pág. 2.

Continua Zabalza diciendo que “El enfoque de las buenas prácticas nos sitúa, por tanto, a
medio camino entre los planteamientos normativos convencionales (señalar el “deber ser”
de los procesos, exigir el cumplimiento de normas o estándares vigentes, plantear el hacer
las cosas con base a principios o protocolos establecidos de antemano a partir de principios
o teorías consolidadas) y los modos de hacer más artísticos y situacionales (la forma como
profesionales competentes reinterpretan la doctrina o reconstruyen su propia experiencia
tomando en consideración los condicionantes de la situación)…se deben tomar en
consideración aquellos rasgos o indicadores de calidad que permiten un acceso más fácil y
análisis a través de la observación y medición en aula. Agrega que “Hablar de calidad de
vida en términos absolutos (calidad verdadera) nos llevaría a terrenos y consideraciones
abstractas y difícilmente contrastables, por eso debemos reducir esa consideración a
PRÁCTICAS PEDAGÓGICAS HUMANIZANTES Y ALTERIDAD 6

elementos más tangibles y codificables (la calidad sustitutiva)… la primera condición para
trabajar sobre buenas prácticas es que éstas existan. Si algo distingue los discursos sobre las
“buenas prácticas”, de otros más abstractos o desiderativos es que, en este caso, se habla de
cosas que son, que se están haciendo, que han funcionado bien. Un segundo propósito del
enfoque basado en las buenas prácticas es la necesidad de hacerlas visibles… Las buenas
cosas deben conocerse. De ahí que el trabajo pedagógico con buenas prácticas” se sitúa en
esa línea estratégica de identificación, análisis, representación y visibilización de buenas
prácticas en los diferentes niveles del Sistema Educativo.” Pág. 3.

De lo anterior podemos proponer que “las práctica pedagógicas” es un concepto dinámico en


constante evolución gracias a la reflexión docente y que implica toda una serie de actuaciones
dentro de su ejercicio profesional en aula, que tiene en cuenta las diferencias individuales de
sus estudiantes, la cultura institucional, el contexto social y sus propias características
personales con el fin último de perseguir el éxito educativo dentro de la relación enseñanza–
aprendizaje.

Propender por una escuela de la alteridad pasa indiscutiblemente por mejorar las prácticas
pedagógicas que deben potencializar del desarrollo humano, permitir la socialización entre
pares, promulgar el respeto, la igualdad, deben ser espacios amigables de construcción
colectiva, donde el que tenga la razón, no siempre sea el docente, de tal forma que signifique
una realidad agradable para el estudiante y no un espacio donde los estudiantes se
“distancien” o vivan en un lugar de indiferencia y exclusión. Esto nos lleva a la siguiente
categoría de nuestra investigación que es “Humanismo y escuela”

Humanismo y Escuela

Hablar de humanismo y escuela, es hablar de un tipo de hacer escuela, es decir, un

tipo de hacer educación, por lo que para esta investigación de acuerdo con Ortega (2016):
PRÁCTICAS PEDAGÓGICAS HUMANIZANTES Y ALTERIDAD 7

“La educación es, en su raíz, un acto de amor, porque sin amor el educador sólo se

busca a sí mismo, o se centra en el aislamiento de su yo. Y entonces es incapaz de ver

al otro y alumbrar una nueva existencia” (p.256)

Así pues, es importante reconocer que en el mundo hay personas que buscan crear un

lugar mejor, pertenecientes a diferentes culturas y formas de pensar, una educación que se

preocupe por tener en cuenta las particularidades de sus estudiantes podrá motivar en ellos la

participación y construcción colectiva de aprendizajes significativos, teniendo en cuenta que

el adquirir conocimientos no debe ser la prioridad en la educación, los cocimientos son

valiosos pero más valioso debe ser la preparación para la vida misma, preparación para un

ser humano integral que busque la trasformación del mundo en uno más justo

En ese sentido, es indispensable que en la educación el docente tenga la capacidad de

verse en el estudiante, reconociendo en él un ser humano, en el cual, es posible dejar una

huella que le permita reclamar y exigir sus derechos; que, además, se sienta seguro de sus

habilidades y cuidado por el otro desde el respeto y el amor.

Es evidente entonces la importancia de humanizar nuestras prácticas y trabajar en pro

de educar para ser persona, en donde las experiencias tengan un sentido ético y social que

prepare para la vida y en ella para el saber y el ser. En consecuencia, Sanz & Serrano (2017)

mencionan que:

“La pregunta que se suscita ahora es: para qué y, lo más importante, cómo. La

respuesta a la primera pregunta es fácil de deducir: para generar capacidades

humanas. Capacidades que hagan ser pleno al ser humano. Un ser humano en potencia

que es ese niño que está en el aula. Sin embargo, a la segunda pregunta es más difícil
PRÁCTICAS PEDAGÓGICAS HUMANIZANTES Y ALTERIDAD 8

responder, dado que en ese cómo partimos de la formación, actitud y voluntad

(entendida como vocación) de los docentes, verdaderos ≪brazos de la educación≫”

(p.178).

Se puede afirmar entonces, que la labor de los docentes es una de las más importantes

para la sociedad, puesto que éste requiere involucrar en sus prácticas la preocupación por lo

humano, la valoración de la persona y el reconocimiento de la diversidad que permite que la

construcción del conocimiento sea pensada para todos y no para unos pocos.

Antropología Pedagógica

La antropología pedagógica, surge como una disciplina, a partir de la pregunta sobre la

educación del hombre. Antropología y pedagogía confluyen en un mismo campo: el Homo

educandus (Barrio, 2004). De esta manera, se puede percibir cómo la acción educativa

llevada a cabo desde los mismos griegos, supone una determinada concepción pedagógica en

su quehacer.

A partir de dicha relación, epistemológicamente hablando, se destacan por su difusión, una

serie de tradiciones que han contemplado la educación desde perspectivas antropológicas:

“la Antropología Pedagógica, la Pedagogía Antropológica y la antropología social o cultural

de la Educación”. (Bouché, Fermosos, & Larrosa, 1995).

Hablando específicamente de la Antropología pedagógica, se puede afirmar que esta

tradición alcanzó su mayor auge en Alemania y en Estados Unidos, en donde tomó dos

vertientes diferentes, pero complementarias entre sí: (a) la Antropología filosófica de la

educación, de origen germano, la cual toma interés por una óptica universal del hombre como

ser educable y educando y (b) la Antropología cultural de origen anglosajón, que se interesa
PRÁCTICAS PEDAGÓGICAS HUMANIZANTES Y ALTERIDAD 9

por las formas en que cada comunidad transmite la cultura de generación en generación.

(Barrio, 2004, p. 12).

De esta manera, la antropología pedagógica asume como ejes problematizadores (a) la

necesidad del hombre por educarse, siempre y cuando este último sea concebido como animal

humano, el cual siempre esta carente y en desventaja frete a otras especies, lo que lo obliga,

como mecanismo de supervivencia, a estar en permanente relación con la educación y (b)

como el hombre asume esa necesidad y como etnográficamente transmite, a través de la

educación, la cultura.

Para Bernal la pedagogía antropológica, coincide, junto con otras antropologías educativas,

en las preguntas acerca de qué es el ser humano educable y a su vez el qué y el cómo de la

educación (2006). Así pues, dicha disciplina debe, abordar la educabilidad y sus realidades

con categorías de carácter universal, las cuales den cabida a los aspectos particulares, que

dan forma a las generalidades donde la educación se esté presente.


PRÁCTICAS PEDAGÓGICAS HUMANIZANTES Y ALTERIDAD
10

Referencias

Alonso, C. Gallego, M. Honey, P. (2016) Estilos de aprendizaje. Procedimientos de

diagnóstico y mejora. Séptima edición. Ediciones Mensajero. Bilbao.

Álvarez, A. (8 de marzo de 2014). ¿Qué es la práctica pedagógica? Obtenido de Blog Alejandro

Álvarez Gallego: http://alejandroalvarezgallego.blogspot.com/2014/03/que-es-la-practica-

pedagogica.html

Avalos, B. (2002). Profesores para Chile: Historia de un Proyecto. Ministerio de educación.


Santiago de Chile.

Barrio, J. M. (2004). Elementos de antropología pedagógica. Madrid: Ediciones RIALP.

Bernal, A. (2006). Antropología de la educación para la formación de profesores. Educación

y Educadore, 149-167.

Bouché, H., Fermosos, P., & Larrosa, J. (1995). La antropología de la educación como

disciplina. Universidad de Salamanca, 95-114.


PRÁCTICAS PEDAGÓGICAS HUMANIZANTES Y ALTERIDAD
11

Duque, A; Vallejo, S; Rodríguez, J. (2013). Prácticas pedagógicas y su relación con el

desempeño académico. Tesis de maestría. Universidad de Manizales. Manizales.

Martínez-Boom, A. (2009). Pedagogía: práctica, saber y disciplina. Universidad Francisco de Paula

Santander, 1-25.

Ortega, R. (2016). La ética de la compasión en la pedagogía de la alteridad. Revista

Española De Pedagogía, 74(264), 243-264.

Rodríguez, E. (2002). Concepciones de práctica pedagógica. Grupo de Práctica Pedagógica


del Departamento de Ciencias Sociales. Universidad Pedagógica Nacional. Revista de la
Facultad de Artes Y Humanidades. Segunda época, No. 16

Sanz, R. Serrano, A. (2017). ¿La educación cambia? Repensando el sentido y finalidad de

una escuela para todos. Teoría De La Educación. Revista Interuniversitaria, 29(2),


167-184. doi:10.14201/teoredu292167184

Zabalza, M. (2012).El estudio de las “buenas prácticas” docentes en la enseñanza


Universitaria. Revista de Docencia Universitaria, Vol.10 (1), p.

You might also like