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INTRODUCCIÓN

La pobreza es un fenómeno que tiene muchas dimensiones, por lo que no


existe una única manera de definirla, sin embargo la definimos como la
incapacidad de una familia de cubrir con su gasto familiar una canasta
básica de subsistencia. Este enfoque metodológico clasifica a las personas
como pobres o no pobres. En los últimos 10 años, el Perú, como otros
países de la región, aumentó significativamente los recursos destinados a
numerosos programas sociales para aliviar la pobreza y favorecer
el desarrollo de la población de menores recursos. Diversos elementos de
juicio sugieren que se puede mejorar la efectividad de estos programas
significativamente. En un país de 30 millones de habitantes, casi 8 millones
viven en condición de pobreza. De estos 8 millones, al menos tres millones
afrontan pobreza extrema. Los más afectados son las poblaciones indígenas
y rurales.
El Perú es un país pobre en el que se produjo un marcado aumento de la
pobreza entre fines de la década de 1980 e inicios de la de 1990. El
empobrecimiento reciente ha sido quizás uno de los mayores de la región,
llegando a alcanzar tasas de pobreza que no se han logrado revertir

LA POBREZA EB EL PERÚ
La pobreza en el Perú ha sido medida siguiendo diversos métodos, entre las
que podemos mencionar:
El método de la línea de la pobreza o método indirecto. En este método la
pobreza estaría representada por un sólo indicador que puede ser el nivel de
ingreso o el gasto.
El método de las necesidades básicas insatisfechas o método directo. Este
método permite captar la disponibilidad y el acceso a servicios básicos que
son ofrecidos fuera del ámbito de mercado.
Las estadísticas revelan que a fines de 1990 la pobreza extrema
representaba el 26.8% de la población mientras que para 1997 se estima
que dicho porcentaje ha disminuido a 14.7% y se planteó como meta para
el 2000 un porcentaje de 11%.
Los estudios del Ministerio de Trabajo del Perú revelan que la problemática
actual del empleo tiene como causa los siguientes factores:
La explosión demográfica de la década del 70 e inicios del 80, cuyos
efectos se han empezado a sentir porque en la actualidad se están
incorporando al mercado laboral.
Las equivocadas políticas económicas instrumentadas en las décadas
pasadas.
La rigidez de la legislación laboral de las décadas del 70 y 80 que
desincentivaron la generación de puestos de trabajo.
El imperativo para las empresas de lograr la competitividad, han
ocasionado que éstas se desplacen a otras zonas donde el costo de la mano
de obra sea aún menor.
El desempleo en Perú afecta al 5.7 por ciento de
la Población Económicamente Activa (PEA), mientras que el 51.8 por
ciento
está subempleada y sólo el 36.5 por ciento cuenta con un trabajo adecuado.
La pobreza más grave se encuentra en las zonas rurales, donde
algunos indicadores de calidad de vida son comparables con el nivel
promedio de países africanos. En estas zonas del país, la pobreza es más
difícil de superar por la conjunción de diversos factores que la explican:
baja productividad, desnutrición infantil, menor acceso y baja calidad de la
educación rural, lejanía, falta de acceso a infraestructura y servicios
básicos, barreras culturales, etcétera. Ello explica por qué tanto en el Perú
como en otros países los mayores éxitos frente a la pobreza rural se logran
en el campo de programas de alivio y no de superación de la pobreza.
El reto fundamental es elevar la capacidad de generación de ingreso de los
pobres rurales, lo que se ha intentado desde diversas estrategias, tanto en el
país como en el extranjero.
En el Perú nos habíamos acostumbrado desde principios de este siglo a que
todos los años miles de peruanos abandonaran la pobreza, sin embargo, en
el 2017 cambio esta realidad. Según la Encuesta Nacional de
Hogares (Enaho), realizada por el INEI, la tasa de pobreza se elevó un
punto porcentual el año pasado, al pasar del 20,7% al 21,7% de la
población.
Así, 375.000 peruanos dejaron de ubicarse en la clase media para caer en
situación de pobreza, donde ahora hay 6’906.000 personas.

Este resultado implica que el 21,7% de la población del país subsiste


gastando menos de S/338 mensuales, monto que, según la metodología
del INEI, permite cubrir las necesidades básicas alimenticias y no
alimenticias.
La trayectoria es diferenciada según las zonas geográficas. En áreas rurales,
la pobreza subió a 44,4% (0,6 puntos más que en el 2016), mientras en las
urbanas el incremento fue de 1,2 puntos porcentuales, con lo que esta
condición afectó al 15,1% de la población.
La zona con mayor deterioro en el país fue Lima, donde la pobreza escaló
desde 11% hasta 13,3% el año pasado, alcanzando a 180.000 personas
adicionales. Esto representa la mitad del incremento en el ámbito nacional.
A la luz de estos resultados, el investigador principal de Grade Hugo Ñopo
advierte que ahora somos un país con más pobres urbanos que rurales. “Eso
es bien importante para el diseño de política pública. Combatir la pobreza
urbana es más difícil que combatir la rural, porque dificulta la
focalización”, sostiene.

En tanto, el ex ministro de Economía Alonso Segura precisa que el


enfriamiento de la actividad económica se siente más en las zonas urbanas,
porque es ahí donde la dinámica del PBI contagia más.
CRECIMIENTO PRO POBRE

Este rebote en la pobreza coincide con un año en que la economía peruana


anotó una de sus menores tasas de crecimiento en tiempos recientes: 2,5%.
Sin embargo, en el 2009 y el 2014 la actividad económica mostró un
dinamismo incluso más débil y, aun así, se logró reducir la pobreza.
“LA POBREZA EXTREMA AFECTÓ AL 3,8% DE LA POBLACIÓN EN
EL 2017, CIFRA SIMILAR A LA DEL 2016. ESTO SIGNIFICA QUE 1,2
MILLONES DE PERSONAS PERSISTEN EN ESTA SITUACIÓN.
SEGÚN EL BANCO MUNDIAL, SE CONSIDERA LA POBREZA
EXTREMA “ERRADICADA” CUANDO SE UBICA POR DEBAJO DEL
3%.”
Nada menos que 375,000 nuevas personas pasaron a las filas de la
pobreza que ya agrupa a 6.9 millones de peruanos, es decir, al 21.7% de la
población. Pero más allá de las estadísticas, en el Perú la pobreza tiene un
rostro más o menos definido.
En principio, los más pequeños son los más vulnerables. En el 2017, la
pobreza afectó uno de cada tres niños menores de cinco años de edad, pero
si analizamos las áreas rurales, la proporción pequeños que viven en estas
condiciones sube hasta un 58%, según la Encuesta Nacional de Hogares
que realiza el INEI.
“La incidencia de la pobreza es alta en la población infantil y adolescente,
pues la falta de recursos en los hogares pobres suele estar asociada con
situaciones de riesgo específicas para esta población, tales como la
desnutrición, el abandono escolar o la falta de acceso a servicios médicos”,
detalla el informe del ente estadístico.
Los hogares de los pobres no sólo tienen un mayor tamaño, sino que
también están conformados por una mayor proporción de niñas, niños,
adolescentes y adultos mayores implicando por consiguiente mayores tasas
de dependencia económica en dichos hogares; esta situación contrasta con
los hogares no pobres.
De otro lado, nuestro país se caracteriza por su diversidad étnico-racial.
Según la lengua materna, se observa que la pobreza afecta más a la
población que tiene como lengua aprendida en su niñez, una lengua nativa:
quechua, aymara o lenguas amazónicas.
Otro factor clave en la disminución de la pobreza es la educación. Si el
nivel educativo es alto, la probabilidad de caer en la pobreza es menor. Una
de las características de la población pobre es presentar menor nivel
educativo en comparación con la población no pobre.
Es así que el 50.1% de los pobres de 15 años y más de edad, lograron
estudiar a lo más algún año de educación primaria o no tenían nivel alguno
de educación y apenas 7.5% tuvo educación superior. En cambio entre los
no pobres solo el 24% tiene primaria primaria y más de un tercio logró
estudios superiores.
“En el año 2017, una persona pobre logró estudiar en promedio hasta el
primer año de educación secundaria, ya que logra acumular 7.1 años de
estudio, mientras que una persona no pobre llegó a estudiar en promedio
hasta cuarto año de secundaria (10.2 años de estudio)”, explica el informe
del INEI.
CONCLUSIONES

 No se trata de seguir estudiando el aumento o crecimiento gradual de


la pobreza para proponer medidas para reducirla, también
gradualmente. Lo que se propone es estudiar por qué la mayoría de la
población se encuentra permanentemente en condición pobreza, sus
orígenes y por qué las cifras se mantienen casi invariables en varias
décadas, prácticamente desde que se estudia el fenómeno.
 Es indispensable adoptar un enfoque explícito para el estudio de la
pobreza. Si bien es cierto que no existe una teoría económica de la
pobreza, sí existen cada vez más, enfoques que buscan dar
explicaciones de su origen y persistencia.
 Una propuesta de política para combatir la pobreza debe partir de un
enfoque explícito. Se requiere adoptar un enfoque y una estrategia
para modificar la estructura productiva.
 La reducción de la pobreza pasa por modificar la política
macroeconómica, o si se quiere el denominado modelo económico.
El objetivo debe ser contar con un marco macroeconómico estable
pero, a la vez, con una estructura de incentivos que promueva el
crecimiento, con claros objetivos redistributivos de carácter
progresivo
BIBLIOGRAFÍA

 https://rpp.pe/economia/economia/el-rostro-de-la-pobreza-en-
el-peru-noticia-1118606

 https://www.monografias.com/trabajos7/pope/pope2.shtml

 https://elcomercio.pe/economia/peru/pobreza-peru-sube-
primera-vez-milenio-noticia-514460

 http://repositorio.iep.org.pe/bitstream/IEP/549/2/verdera_lapob
rezaenelperu.pdf

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