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Tonatiuh de Jesús Ramos Flores

S14011970

Actividad física, nutrición y desarrollo humano.

Grupo de lunes, martes y jueves de 2 a 3 y de 1 a 3 g

¿Qué entendemos por fuerza? ¿Qué nos impulsa a seguir adelante? ¿Incluso aun
cuando nuestras propias piernas no nos responden más? ¿Qué significa seguir
hacia adelante aunque ya no pueda siquiera moverme? ¿Qué significa seguir hacia
adelante? ¿Es correcto lo que siento y lo que digo? ¿Cómo seré capaz de poder
enfrentar lo que venga por delante si ni siquiera soy capaz de poder mantenerme a
mí mismo de pie? Pero al final del día, esto es lo uno eligió ¿No? El camino marcial
que está por delante es lo que nos impulsa a nosotros, los artistas marciales, a
seguir adelante, aun cuando no seamos siquiera capaces de levantar de la lona o
podamos sentir nuestras piernas después de recibir un castigo tan brutal como
indescriptible.

Es curioso, existe un dicho sumamente particular en el mundo de las artes


marciales, un tanto confuso y a la vez tan esclarecedor respecto a lo que significa
ser un verdadero artista marcial y lo que significa no serlo. Hay mucho por aprender,
pero aquel dicho rezaba lo siguiente: Solo la persona que sabe cómo destruir un
cuerpo humano, es una persona capaz de comprender la fragilidad de la vida
misma. Cuando nosotros intercambiamos golpes con otra persona, no debe
entenderse como un mero cambio de violencia pura, no, al contrario, en cada golpe
que la persona da, entendemos nosotros todo aquello que la compone, lo que ha
vivido, lo que ha sufrido incluso sus peores momentos. Es en esos momentos,
cuando la sangre fluye por todos lados que nosotros comprendemos y entramos en
los zapatos de él, al hablar el lenguaje de la violencia con otro escomo los artistas
marciales logramos una empatía difícil de creer para el público que no está
capacitado en esto porque lo entendemos, hemos llevado el mismo tipo de
entrenamiento, al menos en la base y lo mezclamos con nuestro propio
conocimiento y dolor
De esta misma manera es como los artistas marciales aceptamos lo que él paso,
inclusive, aun cuando nos repugne, podemos comprender por qué hizo trampa.
Pasa normalmente en el boxeo profesional, cuando un peleador novato está
teniendo una racha horrible de peleas, y para evitar ser descartado se ve obligado
a hacer trampa, a usar el codo a dar golpes sucios y ser capaz de lo que sea con
tal de evitar ser descartado de un ámbito. Nosotros, los artistas marciales podemos
comprenderlo y hasta aceptarlo como parte del negocio, pero eso no quiere decir
que lo toleremos o soportemos. Lo aceptamos, sea bueno o malo, como parte de
nuestro medio de vida.

Pero como en todo deporte y como en la vida misma, siempre surgen muchas dudas
respecto al camino que uno eligió ¿Este soy yo? ¿Esto es lo que me representa en
realidad? En los movimientos y todo aquello que nos hace feliz resurgen las dudas
al respecto de esto ¿Qué puedo hacer? Y la respuesta es simple, uno debe tener
autenticidad, aceptar a sí mismo, con lo bueno y lo malo, lo negativo y todo lo que
conlleva el ser humano. Las mismas artes marciales son un medio de expresión
artística del cuerpo, una manera de expresar lo que siento de manera corporal tal y
como es una kata, ahí es donde las personas muestran su ser interno. Uno debe
sentirse bien consigo mismo y saber que eso es no más y no menos, y que no es
malo y tampoco es bueno… Solo es. Pero al igual que un arte marcial, las personas
evolucionamos constantemente, a veces de manera inconsciente y a veces por
diversos estímulos que nos llevan a seguir adelante aun cuando no sepamos bien
a donde nos dirigimos, la tendencia actualizante es eso: la capacidad innata de
evolucionar los individuos.

Sin embargo, no todo es miel sobre hojuelas, siempre habrá varios momentos
horribles al respecto de todo lo que hacemos y lo que nos convierte en persona, y
más que nada, de las cosas que están por llegar a futuro. Eso mismo es lo que no
diferencia de los animales, nuestra capacidad de enfrentar una situación adversa
sin llegar jamás al punto negativo, Carls Rogers lo definía como resilencia. Un artista
marcial, por ejemplo en muchas ocasiones y traduciéndolo a nuestro mundo se
verá ante un temido rival de varios: el control de peso y dependerá de él mismo
afrontarlo para poder entrar en categoría o tal vez cosas más profundas y serias
como si es correcto el uso de la fuerza bajo ciertas circunstancias o si debería hacer
algo o no en el ring que puede considerarse deshonroso y terminó matando a mi
rival, deberé afrontarlo y deberé pagar las consecuencias de eso, porque todas las
personas tenemos las herramientas para superarnos a nosotros mismos.

Otro tema que se trabaja en las artes marciales es el de la libertad ¿Qué nos hace
libres a nosotros? Libertad es la responsabilidad de asumir las consecuencias de
mis actos, cierto, sé técnicas para matar personas pero yo elijo si usarlas o no, si
controlar mis impulsos ante un combate callejero y evitar hacer más daño del
necesario, yo elijo y tengo esa libertad y asumo las consecuencias de la misma

A veces, después de varios años de entrenamiento, nos damos cuenta que hemos
llegado a un nivel avanzado y comenzamos a sentirnos estancados respecto a
nuestro nivel persona, si hemos logrado las metas que nos propusimos cuando
iniciamos este largo camino y descubrimos que no. Que ni siquiera hemos podido
lograrlo, y eso pasa también con personas normales, el sentimiento de
estancamiento o de abrumo ante la adversidad y son momentos así cuando más
necesitamos de terceros que nos escuchen, para momentos así existe algo que se
llama: Grupos reflexivos, donde hay un facilitador que nos “llevará” a través de un
viaje de conocimiento personal.

Como suele pasar podemos encontrar variantes, desde los reflexivos, de


crecimiento personal y de encuentro, quienes resultan ser un grupo terapéutico
donde nadie es obligado a hablar, solo las personas que deseen compartir algo.

Ya para acabar con este ensayo, podemos comprender a las artes marciales como
un medio de vida y hasta una terapia bajo ciertas condiciones, dependiendo de la
persona que decida verlos de esta manera o que vea como salir adelante. El
entrenamiento es bueno, sí, nos hace fuertes, mental y físicamente, pero tener el
deseo de seguir adelante sin importar que, es lo que nos hace grandes pero buscar
ayuda en momentos duros, es lo que nos hace fuertes.

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