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28 UNIVERSIDAD DE MEXICO

palabra en cuestiones tipográficas Cambridge annque es posterior a varias imprentas universitarias de En el siglo pasado, Londres tra-
las tiene el Impresor. Oxford como Universidad y como los Estados Unidos. bajó como imprenta de la Univer-
Sin embargo, la organización edi- imprenta, tiene también e! derecho sidad de Londres, mediante un con-
OTRAS IMPRENTAS UNIVERSITARIAS
torial es muy elástica. Ni todas las de la impresión de versiones auto- trato con una empresa particular.
INGLESAS
obras se imprimen por el Impresor, rizadas de la Biblia v de libros de Como el contrato no fué renovado,
1Ii éste hace exclusivamente traba- Breviarios, renglones que le dejan Otras Universidades inglesas pu- la empresa ha seguido con el título
.ios de la Universidad. Cuando el grandes ütilidades. blican también sus propios libros de Impr'enta de la Ulliversidad de
tiempo y e! trabajo apremia, otra!' Cambridge tiene agencias distri- como la Universidad de Edimburgo, Londres, en virtud de estipulaciones
imprentas hacen los libros de Ox- buidoras en Estados Unidos, en la la de Manchester, la de Londres, expresas. En estas condiciones la
I"ord, lo que 110 obsta para que el India, Pakistán. Ceylán, Birmania, etc. Pero su actividad es mínima Universidad ha dado el nombre de
pie sea siempre de una de sus im- Canadá, Australia,. Nueva Zelanda, comparada con e! empuje editorial uno de sus Rectores a su actl:al Im-
prentas. Por otra parte, el taller Sud Africa, Rhodesia del Sur, Ma- de Oxford y Cambridge, que casi prenta que trabaja como Athlone
de Oxford hace trabajos a empre- laya, Singapure, Hong-Kong, Ja- monopolizan la empresa editorial Press. Sin embargo, siguen publi-
sas particulares, aunque sólo libros. pón, Indias Occidentales, La Gua- universitaria en Inglaterra. cándose y circulando libros con el
El Supel'intendente tiene a su Por ejemplo, la Universidad de pie de la Universidad de Londres,
yana Británica, Belice, Africa Oc-
cargo la fábrica de papel de Ox- Londres ha publicado algunos li-
cidental, Nigeria, Sierra Leona, bros extremadamente técnicos y es- aunque esta corporación ya no es
I"ord que se eucnentra en '-\lolver- Africa Oriental, Kenya, Tanganika, responsable de ellos, como los libros
cote, y que produce el panel muu- pecializados en materias químicas
Irak, Brasil y Chile. y médicas y algunas investigaciones de! famoso jurista inglés Sir Ivor
dialmente famoso llamado India
Paner. La Imprenta de Cambridge tam- históricas. Pero sus obras no lle- J ennings que casi cubre todos los
El Editor, cuyas oficinas se en- bién actúa como distribuidora de gan a cien. campos de las leyes inglesas.
cuentran eu Amen House, Plaza
de \·Varwick eu Londres. tiene una
biblioteca en donde están lo!' libros

ARREOLA
denados los ricos mediante la des-
en circulación. Cuando un libro se
integración del camello. haciéndolo
agota, el ejemplar corresnondiente
que pase como "chorro de e!ectro-
es retirado de los anaqueles. Mu-
nes por el ojo de una aguja", en
chos libros están agotados y sin
posibilidades de una nueva impre- tanto que Rulfo no encuentra solu-
ción posible para salvar a los des-

y RULFO
sión, generalmeute porque son li-
bros que carecen actualmente de la heredados aun cuando les hayan
necesaria autoridad científica y han dado la tierra. A Arreola le preocu-
caido en desuso. - pan la teología, e! infinito. en ge-
Actualmente la Biblioteca de la neral los problemas metafísicos, a
TmlJrenta de la Universidad de Ox- Ru]fo el pan y el agua, la anarquía.
ford tiene cerca de siete mil volú-
menes, que representan los di fereu-
tes títulos que se encueutran a la
venta.
e u E N T 1 s T A s los abusos de los que detentan el
poder, la superstición.
Los mundos de ambos cuentistas,
distintos en esencia, coinciden sin
embargo, en la piedra de toque de
Como oiicinas dene1ldientes tanto Por Emmanuel CARBALLO toda obra artística: la calid¡\G Es
,lel Secretario en Oxford. como del
Editor en Londres y el Presidente obvio que no pueden parangonarse
('n Nueva York, existen sendas li- Raros son los escritores, sea cual perseverancia que es la literatura. objetos disímiles. De :l1lí que no
hrerias en donde se exnenden al nú- sea el género que practican, que al Quisiera ayudar a deshacer el fal- tengan razón los exa1tao(;s que pre-
blico las obras de la Universidad. publicar su primer libro ofrecen so duelo 'al que tratan de orillar a tenden inmolar a uno ?n reneficio
Oxford edita anualmente varios una obra madura, una voz propia. estos dos cuentistas tanto el fervor del otro.
catálogos de sus libros. Hay el ca- Y más raros son aquellos que con Un razonamiento capital llegan a
religioso de sus adeptos como el
tálogo comnleto de sus obras, un el primer título inauguran o conso- esgrimir los malévolos en extremo:
lidan una válida aportación en e! miope afán de algunos crítl':oS. La
catálogo selecto y catálogos en cien- el de la autenticidad. Es corrielite
cia. hi<toria, literatma. etc. campo de las letras. Descontando literatura y menos los literatos no oír que Arreola fabrica sus cuen-
El Editor de Oxford actúa tam- que toda sorpresa sigue un paula- pueden equipararse a los bandos tos y 110 los crea; que paciente-
bién como distribuidor en Inglate- tino pero seguro génesis y que no contendientes de cualquier oeporte mente va llenando fantásticos mol-
rra de muchas 1mnrentas Univer- hay consecuente sin antecedente, de en que necesariamente dC'jlilts de des ajenos de los que resultan sus
sitarias de los Estados Unidos. Im- todas maneras estos casos impre- ejercitar las fuerzas hay ve'ócedor bien limadas prosas. Este razona-
nrime además obras del Instituto vistos despiertan toda una escala y vencido. (No hablo de nivelación mi'ento en su positivo envés se lo
Real oe Asuntos lnternacionales, ele reacciones cuyo denominador co- de poderío que aun en cualquier donan a Rul fa: "es un escritor au-
oe la Academia Britáuica y de la 111 ún es el entusiasmo. juego iHita.) En la literatura no téntico -dicen -que desgraciada-
Asociación Inglesa. La hipérbole entre nosotros abra- priva la reducción a lo une. a lo mente no ha aprendido a escribir".
za los dos polos, el de la entrega único sino la coexistencia. Tanto Este ficticio problema se disipa
CAMBRIDGE ingenua y el de la negación cate- las posiciones estéticas y pcJíticas a la luz de los estímulos literarios
górica. La hipérbole es nuestro ter- como la capacidad personal, en vez que son "una provocación exte-
La Universidad de Cambridge mómetro y nuestra imagen, tam- de excluirse, se complementan. La rior", "un latido vital anterior al
trabaja más o menos en la misma bién y como metáfora, la crítica que complejidad enríquece a un perío- arte". La provocación que es la
forma que Oxford. Tiene un Co- se formula. Los que tratamos de do, a una literatura. La ul1lformi- flecha, y el latido que es el objeto
mité de Delegados como suprema evadirnos de este lícito recurso re- dad, en cambio, iguala como cual- que ésta persigue, tientan favorable-
autoridad, aunque sólo tiene una tórico y en vez de asimilar alimen- quier moda y como ésta desaparece. mente al escritor en el "proceso de
imprenta en Londres, que es al mis- tos digeridos, los masticamos, te- Así Arreola universaliza sus vi- creación de la obra". Siguiendo la
. mo tiemlJo su distribuidora. No tie- nemos que iniciar 11n complicado vencias, sus experiencias, mientras clasificación de don Alfonso Re-
. ne fábrica de panel propia. proceso dige·stivo. Rulfo introduce, deformados, mati- yes, las tentaciones que del exterior
···,tá forma de trabaiar es la mis- Juan José Arreola y Juan RuJfo ces personales en sus temas colec- recibe Arreola son de tipo literario,
ma. El Comité de De 1e<r.ados decide son ahora nuestro problema, sus tivos. Arreola plantea problemas aunque también se podrían catalo-
sobre las obras. El Editor las pu- libros V01'·ía 'invención, Confahula- que pueden suceder en cualquier lu- gar de intelectuales, de estíu-tltlos
blica y las distribuye. 'rio y El llano en llamas, 1 respec- gar, en tanto que Rulfo, partiendo de lectm·a. Aun el lector bisoño ád-
Cambridge trabaja COli varios tivamente, nnestro propósito. Re- de un sitio determinado y calando vierte que tanto en el primer libro
talleres, uno propio y otros particu- presentan al escritor que desde su hasta su médula llega a lo ecumé- de Arreola, Va·r·ía invención, como
lares. primera salida formal marca un nico por lo nacional y aun por lo en Confabula'rio, algunas de sus
Sin embargo, la Imprenta de momento madi ficante en nuestras regional. Arreola es fabulista en obras advinieron por la vía de es-
Cambridge procura no reoetir las letras; sus libros al mismo tiempo una amplia parte de su producción, tímulos de esta índole. Las vidas
materias que cubre Oxford. Tratan que piedra de escándalo -el litera- Rul fa en todos sus cuentos se con- imaginarias de Marcel Schwob hi-
to siempre será el lobo del literato- creta a presentar personajes yaccio- cieron posibles varias de sus pre-
de llenar los vacíos en materias
simbolizan la fe de aciertos en que nes sin ulterior moraleja. Toda fá- ciosas biografías aoócrifas: Nabó-
científicas y educativas, sin lanzar es imprescindible detenerse. bula implica enseñanza, y la ense- nidú, Baltasar Géra·rd en su libro
ob~as sobre los mismos temas. Es Arreola nació adnlto para las le- ñanza ha sido desde tiempos de Li- inicial, Sines·io de Rbdas. El con-
ya sabido en Inglaterra que si la tras, salvando así los iniciales titu- zardi una constante de la prosa dfnado en el siguiente. El lay de
imprenta de Cambridge intenta una beos. Poseedor de un oficio y de mexicana. En este aspecto Arreola Ar·istóteles, El ¡¡¡onólogo del inslt-
obra, esto implica que Oxford no una malicia, dueño de los secretos está más cerca que Rulfo de la '¡iliso, tienen como base otra análoga
hará o intentará otra igual. Es una mecanismos del cuento, ránidamen- tradición, mas ésta adonta en su irrcitación: la lectura. Un testimo-
competencia amistosa aunque in- te se situó en primera línea. Rulfo, obra un perfil distinto del secular, nió de este tipo que cita Reyes en
tensa. en cambio, es un cuentista de cá- no propende a la cátedra ni al ser- T-res puntos de exegética literaria
mara lenta que silenciosamente se món, no da recetas infalibles ni podría aplicársele a Arreola con
El Editor de Cambridge tiene
ha venido colocando entre los más in funde maneras de comportarse, todas las precauciones que el caso
también una biblioteca de las obras
auténticos. Ambos se iniciaron en simplemente pone ejemplos.• réquiere: "no sé que me pasa; pero
publicadas y en circulación. Actual- la revista jalisciense Pan, siendo al Arreola es la corrección y la fies- eú tomando la pluma me acuerdo
mente su número se eleva a cerca lado de Antonio Alatorre los úni- ta del lenguaje, Rulfo la muerte de todo lo que sé, he leído o me
oe cuatro mil. cos de esta promoción que no han de! lenguaje elegantemente cons- him contado, pues mi memoria está
Publica también anualmente ca- enmudecido en ese catecismo de truido, el motín y el triun fa del untada de colodión y reproduce
tálogos seleccionados de sus obras pueblo. Arreola I)lantea sutiles ca- cuanto conoce".
y un folleto que anuncia las obras I.--JUAN JosÉ ARREOLA, Vnria sos de conciencia, imbricados pro- .A Rulfo lo estimula preferente-
en preparación por estaciones, por invención. Tezontle, 1949.- blemas intelectuales; Rulfo, en opo- mente la vista. La naturaleza y sus
ejemplo: actualmente se encuentra C onfabula'rio, Letras Mexica- sición, patentes problemas del dia- oéupantes, estáticos o dinámicos,
en circulación el folleto de los li- nas, 1952. JUAN RULFO, El rio subsistir elementales y hondos. ejercen sobre él hechizo benéfico.
bros de Cambridge para la prima- llano en llamas. Letr;¡s Me- Arreola encuentra remedio a la bí- Paul Morand definía el tipo visual,
vera de este año. xicanas, 1953. blica pena eterna a que están con- su tipo, diciendo: "me cuestra me-
UNI\'ERSlOAD DE MEXICO 29
nos trabajo ver que pensar." Si a mundo pronto se olvidan los pre- cuentistas de la hora, e~tando pre-
este e tímulo añadimos el emotivo, principios, una sal iduría cada vez
juicios, se despoja el lector de su srntes, en cambio, las teCl1lcas que
formamos el cuadro de incitaciones más concisa al combinar los ele-
civilización y cultura para aJmtrar- han orientado la novela y el cuen-
que sirve de inicio a los cuentos de mentos, un dominio absoluto sobre
se y confundirse cn el oscu r ')vivir to actuales por nueva sendas. El ,~I lenguaje.
Rulfo. de una humanidad distinta. Deja- monólogo interior, la simultaneidad Los cuentos de Arreola aparentan
La autenticidad en el escritor mos la ciudad para vivir en el cam- de planos, la introspección, el paso
consiste eu ser fiel a su tempera- seguir la imperturbable placidez de
1:0. Y ya son otras las unidades de lento, son usados por Rulfo con una línea horizontal. En ellos Jll11l-
meuto, a sus posibilidades. De ahí medida, los apetitos, la teleología notables resultados. Hay cuentos c<'. se aJt-era la voz o el tono.
el por qué ésta revista tantas mo- de las acciones. que son un solo monólogo, por N uuca se condensa la ironía, el
dalidades como tipos de escritor La visión del campo que se des- ejemplo NI acario, Es que S01ll0S misterio o la sorpre a en lugar
existau. En ¡uda mengua el abor prende d los cuentos de Rulfo, es- 'IImy pobres, Talpa, Acuérdate. determinado. A rreola todo lo va
persoual de la obra, en el caso de tando tan cercana, a muchos sor- Otros que siendo monólogos admi- difundiendo lentamente, sin tildes,
rreola, el que la literatura, la cnl- prende. Les causa desazón el pri- ten esporádicamente el diálogo, sos- cargando la acentuación n los pá-
tura y la ciencia di"sparen sus agui- mitivismo, la falta absoluta de se- ten:do por la misma persona que rra fas elegidos de una manera táci-
jones fecundándolo. Es tan lícita guridad personal, las anilinas pesi- cuenta alternando con u memoria ta er.bozando apenas. En contada
('sta incitación como lo es aquélla mistas que todo lo tiñen. Abogan que reconstruye escenas y ~ituacio­ oc'asiones la wrpresa por imprevista
que parte de la vida misma. para silenciar su conciencia por una nes, CO:110 sucede n Luvilla, en resulta sumamente eficaz; en otras
Ahora que el nacionalisnn en el vida rural a la que presida el pro- Allacletd NI orones, en N os hall dado con toda deliberación la elimina,
arte se ha estragado a goipe de de- greso, la tranquilidad, el orden, lle- lo tiprra. Cuentos como El ha/lIbre, r.orpreNliendo así de una manera
magogia y de ineptos enfoques, con- gando a acusar a Rulfo de parcial, I~n la madntgada, en que la acción, neo·ativa. Este efecto lo va prepa-
fundiéndose muchas veces con el de deleitarse en lo negativo, de no que discurre intencionalmente mo- ral~<1o mediante un ambienl-e de mis-
folklore y otras con una b:,ja pa- ofrecer el consabido final feliz que rosa, está situada en dos planos di- terio disparando despué' de un:!
triotería, ha nacido una nu':va re- en nuestra literatura se llama es- ferentes pero s:multáneos. En toda . suce~ión de hechos creíbles, lo in-
gia para enjuiciar los productos camotear la realidad física para la colección se observa el paso len- creible lo sorpresi va. A lo que po-
literarios. Una obra es buena -se suplantarla con otra ideal mediante to, el triunfo de las figuras sobre dríam~s llamar, como sugiere Bioy
juzga ante todo- no por el hecho la adoctrinación ética o pedagógica. la trama, ~le las personas sobre los Casares, "la teudencia realista en
de realizal- valores estéticos sino Rulfo como antes lo apunté rom- actos, del autor sobre el tiempo. la literatura fantástica."
por ser eminentemente mexicana. pe la tradición docente percatándose y es imposible que un escritor que No hay una ruptura definitiva,
Se ha trastocado la azotea con los que la misión del escritor consiste ha domado la técnica, que dispone por ejemplo, entre la .realidad ~ la
cimientos. La mexicanidad como cn mostrar y no en remediar que del interés de los lectores a su ficción. Los personajes transitan
cualquier nacionalismo bien enten- el escritor cumple con sus semejan- antojo, confinándolo al hermético de una a otra sin las molestias que
dido no es una preocupación cons- tes interesándose en ellos y que mundo de sus invenciones, no sepa ocasionan las fronteras. A veces to-
ciente, una finalidad. sino una ma- otros son los que tienen la obligación escribir. do es un sueño al que preside una
nera de ser y de actuar en la vida. directa de corregir las deficiencias. Los temas de por sí no dan la lógica peculiar. Un. pacto CO!~. ,el
El escritor que en realidad lo es Así como la vida influye cn la calidad a la obra. Los pretextos que diablo atestio-ua 10 dIcho. La accJOn
no se evade de su circunstancia, POl- obra, muchos quieren que con igual usa Rulfo son más o menos los transcurre e~ un cinematógra fa. Se
el contrario al expresarse la expre- intensidad la obra influya en la mismos con que trabajan la mayo- establece un símil entre el protago-
sa. Igualmente se puede ser mexi- vida. En otros períodos cuando la ría de los escritores realistas. Y nista y el espectador que habla en
cano por alusión que por omisión. literatura respondía a otras necesi- es b:en sabido que las producciones el cuento en primera persona. Las
y esto es lo que muchos lectores y dades y fines este deseo se realiza- de éstos adolecen casi siempre de vicisitudes por que atraviesa Dani~l
críticos no se han dado cuenta al ba así: "Dickens contribuyó pode- carencia de méritos estéticos. Si Brown en la pantalla, el pacto pn-
comentar a Arreola. Los pone fue- rosamente en Inglaterra a la aboli- la bondad la diera el tema en vez mero los remordimientos después,
ra de pista que sus cuentos rara vez ción de la prisión por deudas, a la re- de estar los jóvenes cuentistas en van; repetirse en la realidad como
traten netos asuntos mexicanos. Su fornú de las escuelas primarias, a bancarrota estarían en plena bo- estimulas que casi orillan al espec-
nacionalismo no reside en la anéc- la protección de los niños desam- 1lanza. Rulfo precisamente porque tador a ceder su alma a cambio del
dota sino en la manera de tratarla: parados" con otras tantas de sus sabe escribir se salva, porque sus bienestar económico. Los planos, el
es más un nacionalismo de reaccio- novelas. Hoy se pretende subordi- cuentos son horadaciones que prac- de la fantasía y el de la realidad
nes que de acciones. nar los valores no estéticos a los tica en los puntos clave de la vida dormida, se equiparan y confundel.1.
Los cuentos de Rul fa, en el sen- estéticos, deslindar perfectamente campesina. El desenlace de la película, la pn-
tido de la alusión, niegan también los campos, dándole a la literatura En El llano en l/amas se observa macía de la "limpia pobreza" sobre
esta tesis estrecha. Aluden a lo lo que estrictamente le corresponde. la tendencia a abusar de ciertos es- el pasado esplendor, impide que .se
nuestro no con ostentación farisai- Lo que ilaman tesis negativa de quemas sintácticos reiterativos, so- consume el pacto. El autor necesIta
ca, sí con la valiosa humildad que Rulfo, válida en sí como cl:alqu:er bre todo en los monólogos. El pai- deslindar los planos. Así como el
hace lo suyo sin importarle las otra,· viene a ser únicamecte un saj e está descri to siguiendo la sueño los emparentó, el sueño al
aprobatorias miradas circundantes. trasunto fiel de lo que n:::r~·.l y ani- misma tónica y desde la misma concluir debe desatarlos. La reall-
Rulfo lo hace pO'r necesidad vital ma: el campo mexica r ,. '. Lo nega- perspectiva. dad recobra sus perfiles y la pesa-
de expresión, por consonancia con tivo no está en los ojos siw, en el Rulfo es un cuentista monocorde clilla se trueca en pantomima. La
su temperamento. Sin falsear la ambiente que mueve el las c')sas. y espontáneo que al actuar sobre seriedad en el fondo es humor, iro-
esencia de la realidad ni de los per- Otros, los que no acusan a Rulfo un mundo angosto e idéntico en nía solapada. Los personajes sal-
sonajes, logra ofrecer una acabada de pesimista, lo acusan de ,t!~o más todas sus partes forzosamente tiene vando su coherencia salvan su ele-
o-alería de caracteres, una atmósfe- grave, de que no sabe escrihi;-. Esto que repetirse, supliendo la prisión coro. Y la realidad es, de nuevo,
~a inconfundible de mexicanidad. es falso. El lenguaje y m Cé,nstruc- a la que lo reduce el espacio con fantasía.
l.-na vez hecho el cxamen de las ción sintáctica varían de acuerdo con una profundidad sin barreras. Lo posible y lo imposible ciega-
tendencias que observan ambos cuen- la intención y el tema. R,,~ fo no mente entretejidos conviven en una
tistas, se ve que es imposible toda alcanzaría los e fectos que ;o~ra con misma madeja. El experimento del
comparación cualitativa; se ve as[- otro léxico; éste responde al orga- * * * camello "ofrece dos probables re-
mismo que los ataques cotidianos nismo de sus personajes, a I~. at- Ya en Varia invención -1949-. sultados; el fracaso y el éxito".
que lanzan a A rreola para sobre- mósfera en que actúan. J uan José A rreola planteaba la pro- Lo que parece complejo y por ende
estructurar a Rulfo son injustifica- Mas escribir no consiste u11lca- blemática a la que deberían ajustar- absurdo no pasa de ser un procech-
dos. Ambos son, en sus respectivas mente en la selección y acomodo de se, pasando el tiempo, todos sus miento sencillo y de una solución
posiciones, los mejores cuentistas los vocablos sino en la técnica ope- cuentos; definía, asimismo, su posi- uni vaca. A ún cuando el camello no
del momento y tal vez de una su- ¡·ante o inepta que se sigue. En El ción estética y su estilo. De este li- rase por el ojo de la aguja como
cesión considerable de momentos. I!ano en llamas están ausentes las bro a COllfabu./ario -1952-, no se "hilo de araña", Niklaus realizará
Sus obras antagónicas están ins- asperezas técnicas de expl-esión, los obsen-an bruscas rectificaciones si- sus propósitos. "!\ada impedirá que
critas sin embargo, en un mismo <t.nacronismos de que aún se valen no una depurada rati ficación de (Po.m n la. pág. 32)
diám~tro, el de la promoción lite-
raria. El único recurso acertado
que se puede esgrimi r es el de la
crítica impresionista. Sicndo el es- firio, quien hasta 1867 cra un sim-

LIBROS
pectador copartícipe de toda crea- ple militar (un 'mililarote', podría
ción aprobará o rechazará cual- decirse para entender mejor el pro-
quie~ obra según se encuentre pró- blema), en 1877 sea un hombre ya
ximo o lejano del creador. Estar enca1l1111ado a realizar la hazaña,
con Arreola es parecérsele, lo mis- sin par todada, cn nuestra historia
mo signi fica estar con Rulfo. Es- independicnte, de gobernar al país
téticamente todo se aclara y justi- durante [-rcinla y cllatro ai10s, ~;
fica estando y apreciando a los dos. DANIEL Cosía VILLEGAS.-POr- pleta: "Historia moderna de Méxi- f'ohernarlo, además, ell medio de IIn
En este juego acierta no el que ob- lirio Díaz en la revuelta de co" que, en compañía de un grupo nrden \. una prosperidad material
tenga nones sino pares. de jóvenes investigadores, prepara antes (Iesconncidos'" El profesor
La Noria. Editorial Hermes, desde hace cinco años. Casio Villegas recusa, desde luego.
México, 1953. 309 pp. Uno de los mayores atractivos
* * * de la obra completa es el "de ini-
la "cxplicaci¡')Jl 111ilagrosa" a la que
illcowcicnle o deliberadamente ha
Entremos ahora en la llana oro- El maestro del Colegio Nacional, ciar el estudio de la historia moder- ido a dar la mayoría de los historia-
gra fía del mundo de Rulfo. Digo director del Seminario de Historia na de México en el año de 1867, y dores, cxplicaci'·ln "r¡ue, por princi-
su mundo porque al entrar en él Moderna de México del Cdegio de no en 1857, como algunos historia- pio, debe rechazar la Historia:' pues
olvidamos el propio, convirtiéndo- México, sociólogo e historiador, dores proponen, ni menos todavia no es posible sustentar Cjue "S[ Por-
nos como quiere Ortega en provin- Daniel Cosía Vi llegas, ha publica- en 1877, como la mayor parte lo firio fué ese gobernante excepcio-
cianos transitorios. Esta táctica del do recientemente un imporí:l!lte en .. hace". "Si por alguna razón indivi- nal, se debió a su genio, a sus
autor consiste "en aislar -aí lector sayo histórico: Porfirio Dia.~ en 1<1 dual no ha acabado de entenderse
de su horizon te real y aprisionarlo revuelta de Lo No!·ia.. El llbro, que bien el Porfiriato -dice el autor-, cllalidades también excepcionales,
en un pequeño horizonte hermético es un estudio biográf[cr-fJ'1!ítico del es, justamente, por iniciarse su es- como esa intuición que 'perforaba
e imaginario, que es el ám1)ito in- general Díaz, nos 10 !lr~senta d au- tudio con el a00 de 1877", pues los cráneos', según Nemesio Gar-
terior" de la obra, En este pt-queño tor como parte de una obra com- "¿ cómo puede cxplkarse que Por· cía Naranjo,"
. (Viene de la pág. 29)
pase a la historia como el glorioso
fundador de la desintegración uni-
versal de los capitales. Y los ricos,
empobrecidos en serie por las ago- .
tadoras inversiones, entrarán fá-
cilmente al reino de 10 cielos por
la puerta estrecha (el ojo de la
aguj a), aunque el camello no pase."
Lo imposible resultó posible por
medios poco factibles: la absolu-
ta desaparición de los ricos.
y así todos los contrarios ob-
tienen un planteamiento similar )'
una resolución parecida. Arreo!<I
ofrece asi \111<1 variada historia uni-
versal de la invención, una especie
de "realidad en lo inexistente".
Convencido de que trabaja con
hechos individuales, en vez de cla-
sifico·y, desclasifica. En vez de acep-
tar el común axioma de la identi-
dad entre dos gotas de agua, busca
sus desemejanzas, sondea)' encuen-
tra las particularidades nimias que
forman su carácter. Sus biografías
están creadas en manifiesta oposi-
ción a las de Plutarco. No busca
las ideas trascendentes sino los os-
cu"os detalles reveladores de la per-
,ona, no le interesa la historia sino
el arte. Cuando en sus biografías
aparecen personajes del dominio
universal acepta de ellos las anéc-
dotas no los hechos comprobados.
La b:ografía· de cualquier cuento

ARREüLA
y

RULFO
CUENTISTAS

Arreola.

de A n'eola, por cercano que esté


el modelo, siempre será personal y
distinta. El contradictorio Cecco
Angliolieri, "poeta rencoroso", bio-
grafiado por Schwob, es de la
mis:11a estirpe del poeta de corta
estatura que crea Arreo!a en El
condenado. Sin embargo, uno y
otro unidos ¡;or la envidia a -Dante
:: a González Martínez, son dos per-
sonajes diferentes. con rasgos úni-
cos. y la originalidad en el arte es
de arribo. Con el mismo molde se
pueden hacer dos o más obras dia-
metralmente opuestas. Los cuentos
de- Arreola son, en este aspecto,
fundamentalmente personales.
Desarrollando contrastes, ponien-
do ejemplos -fábulas-, saltando
de lo lógico a 10 absurdo y vice-
versa. deiando escapar sigilosamen-
te la ironía, A rreola ha venido cons-
truyendo nn nuevo tipo de cuento.
Sus imitadores --que ya los tiene-
siguen sus fórmulas pero aún no
logran dar verosilimi.tud a lo inve-
rosímil, terreno en que A rreola es
un maestro.
* * *
Tanto Arreola como Rulfo, pa-
ralelas que en momentos llegan a
tocarse, señalarán -y el futuro
empieza a hacerse presente- las
lÍ1ás viables direccione. que entre
no otros puede seguir el cuento: la
fan tástica y la real.

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