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1. ¿Qué dice la Biblia acerca del matrimonio?

2. ¿Cuál es la clave para lograr que el matrimonio perdure?


3. ¿Está bien que un(a) cristiano(a) sea novio(a) o se case con un(a) no cristiano(a)?
4. ¿Qué dice la Biblia acerca del matrimonio interracial?
5. ¿Qué dice la Biblia acerca del divorcio y el segundo casamiento?
6. Soy divorciado. De acuerdo con la Biblia ¿puedo casarme de nuevo?
7. ¿Debe una esposa sujetarse a su esposo?
8. ¿Qué se le permite hacer o no hacer en el sexo a un matrimonio cristiano?
9. ¿Por qué permitía Dios la poligamia / bigamia en la Biblia?
10. ¿Qué debe hacer un cristiano si él o ella está casado con un incrédulo?
11. ¿Qué significa dejar y unirse?
12. ¿Qué constituye un matrimonio de acuerdo con la Biblia?
13. ¿Qué significa ser una sola carne en un matrimonio?
14. ¿Habrá matrimonios en el cielo?
15. ¿Es el abuso una razón aceptable para el divorcio?
16. ¿Cuál debería ser la respuesta de un cristiano cuyo cónyuge haya tenido una aventura?
17. ¿Cómo debe un cónyuge cristiano manejar una aventura adúltera que ha resultado en un niño?
18. ¿Qué debe ser diferente de un matrimonio cristiano?
19. ¿Cómo debería una boda cristiana ser diferente a una boda no cristiana?
20. ¿Tengo que confesar mi adulterio a mi cónyuge?
21. ¿Cuáles son los motivos bíblicos para el divorcio?
22. ¿El matrimonio impide tu relación con Dios?
23. ¿Es volverse a casar después del divorcio siempre adulterio?
24. ¿Cómo puedo restaurar mi matrimonio?
25. ¿Es malo para una pareja casada tener sexo por placer?
26. ¿Qué significa unirse en un yugo desigual?
27. ¿Qué dice la Biblia acerca del matrimonio gay o matrimonio entre personas del mismo sexo?
28. ¿Qué dice la biblia acerca de ser un esposo cristiano?
29. ¿Qué dice la biblia acerca de ser una esposa cristiana?
30. ¿Cuál es la definición del matrimonio?
31. ¿Qué se debe hacer si el esposo y la esposa no están de acuerdo sobre el diezmo / en qué cantidad dar?
32. ¿Cómo pueden los cristianos casados evitar las aventuras emocionales?
33. ¿Qué es la cláusula de excepción?
34. ¿Por qué Dios odia el divorcio?
35. ¿Qué significa ser un esposo consagrado?
36. ¿Qué significa ser una esposa consagrada / piadosa?
37. ¿Con qué frecuencia una pareja casada debe tener relaciones sexuales?
38. ¿Por qué la infidelidad conyugal es tan destructiva?
39. ¿Cómo manejamos el conflicto en el matrimonio?
40. ¿Cuándo una pareja cristiana debería buscar consejería para el matrimonio?
41. ¿Debería una persona casada tener como amigo cercano a una persona del sexo opuesto?
42. ¿Qué dice la biblia acerca del manejo del dinero en el matrimonio?
43. ¿Cuál es el propósito del matrimonio?
44. ¿Qué dice la biblia acerca de volverse a casar después de la muerte de su cónyuge?
45. ¿Dice la biblia algo acerca del éxito de un segundo matrimonio?
46. ¿Es malo que unos esposos cristianos asistan a iglesias diferentes?
47. ¿Cuáles son las soluciones bíblicas para resolver problemas en el matrimonio?
48. ¿Qué dice la biblia respecto a un matrimonio infeliz?
49. ¿Qué significa “lo que Dios juntó, no lo separe el hombre”?
50. ¿Por qué debería casarme?
51. ¿Es posible casarse con la persona equivocada?

1. Pregunta: "¿Qué dice la Biblia acerca del matrimonio?"

Respuesta: La divina institución del matrimonio está registrada en Génesis. “Dijo entonces Adán. Esto es ahora hueso de
mis huesos y carne de mi carne; ésta será llamada Varona, porque del varón fue tomada. Por tanto, dejará el hombre a su
padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán una sola carne.” (Génesis 2:23-24). Dios creó al hombre y después hizo
a la mujer del “hueso de sus huesos”. El proceso tal como se describe, nos dice que Dios tomó una de las “costillas” de
Adán (Génesis 2:21-22). La palabra hebrea significa literalmente “el costado de una persona”.

Por lo tanto, Eva fue tomada del “lado” de Adán, y es a su lado donde ella pertenece. “Y puso Adán nombre a toda bestia
y ave de los cielos y a todo ganado del campo; mas para Adán no se halló ayuda idónea para él.” (Génesis 2:20). Las
palabras “ayuda e idónea” son la misma palabra en hebreo. La palabra es “ezer” y viene de la raíz primitiva de la palabra
que significa rodear, proteger, ayudar, auxiliar, socorrer. Por lo tanto, significa ayudar, asistir o auxiliar. Eva fue creada
para estar al lado de Adán como su “otra mitad”, para ser su auxilio y ayuda. Un hombre y una mujer cuando se casan, se
convierten en “una sola carne”. El Nuevo Testamento añade una advertencia a esta “unidad”. “Así que no son ya más dos,
sino una sola carne; por tanto, lo que Dios juntó, no lo separe el hombre” (Mateo 19:6).

Hay muchas epístolas escritas por el apóstol Pablo que hablan de los aspectos que determinan el punto de vista bíblico
sobre el matrimonio, y cómo los creyentes nacidos de nuevo deben conducirse dentro de sus relaciones matrimoniales.
Encontramos uno de estos pasajes en 1 Corintios capítulo 7 y otro en Efesios 5:22-33. El estudiar juntos estos dos pasajes,
provee al creyente de principios bíblicos que pueden ser usados para formar un marco de referencia para una relación
matrimonial que sea agradable a Dios.

El pasaje que se encuentra en Efesios es especialmente profundo en su área referente a un exitoso matrimonio bíblico.
“Las casadas estén sujetas a sus propios maridos, como al Señor; porque el marido es cabeza de la mujer, así como Cristo
es cabeza de la iglesia, la cual es su cuerpo, y Él es su Salvador.” (Efesios 5:22-23) “Maridos, amad a vuestras mujeres,
así como Cristo amó a la iglesia, y se entregó a sí mismo por ella.” (Efesios 5:25). “Así también los maridos deben amar a
sus mujeres como a sus mismos cuerpos. El que ama a su mujer, a sí mismo se ama. Porque nadie aborreció jamás a su
propia carne, sino que la sustenta y la cuida, como también Cristo a la iglesia” (Efesios 5:28-29). “Por esto dejará el
hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y los dos serán una sola carne.” (Efesios 5:31)

Cuando estos principios son elegidos por el esposo y la esposa en armonía con su relación como creyentes nacidos de
nuevo, esto trae como consecuencia un matrimonio bíblico. Esta no es una relación desequilibrada, sino una que está
balanceada con el concepto de Cristo como la cabeza del hombre y la mujer juntamente. Por lo tanto, el concepto bíblico
del matrimonio es la unidad entre dos individuos que es una ilustración de la relación de unidad que existe entre Cristo
con Su iglesia.

2. Pregunta: "¿Cuál es la clave para lograr que el matrimonio perdure?"

Respuesta: El apóstol Pablo dice que la esposa está “sujeta” a su esposo mientras él viva. “Porque la mujer casada está
sujeta por la ley al marido mientras él vive; pero si el marido muere, ella queda libre de la ley del marido.” (Romanos
7:2). El principio que podemos percibir aquí, es que alguien tiene que morir antes de que el matrimonio se dé por
terminado. En nuestra sociedad moderna, el matrimonio termina en divorcio en más del 51% de las veces. Eso significa
que más de la mitad de las parejas que hacen el voto, “Hasta que la muerte nos separe”, no llegan hasta ese punto.

Así que la pregunta se convierte en, “¿Qué puede hacer la pareja casada para asegurarse de que su matrimonio dure –
hasta que la muerte los separe?” La primera y más importante medida es la obediencia a Dios y a Su Palabra. Este es un
principio que debiera ser reforzado en la vida antes del matrimonio y mientras el hombre y la mujer están aún solteros.
Dios dice, “¿Andarán dos juntos, si no estuvieren de acuerdo?” (Amós 3:3) Para el creyente nacido de nuevo, esto
significa, no entablar relación cercana alguna con alguien que no sea creyente. “No os unáis en yugo desigual con los
incrédulos; porque ¿qué compañerismo tiene la justicia con la injusticia? ¿Y qué comunión la luz con las tinieblas? (2
Corintios 6:14). Si este principio es acatado, evitará muchos futuros sinsabores y sufrimientos en un matrimonio.

Otro principio que protegerá la duración de un matrimonio es que el esposo obedezca a Dios, en el amor, el honor y
protección que debe brindar a su esposa como lo haría con su propio cuerpo (Efesios 5:25-31). La contraparte de esto es
que la esposa debe obedecer a Dios y someterse a su esposo “...como al SEÑOR” (Efesios 5:22). El matrimonio entre un
hombre y una mujer es la ilustración de la relación entre Cristo y la iglesia. Cristo se dio a Sí mismo por Su iglesia, para
amarla, honrarla y protegerla como Su “esposa” (Apocalipsis 19:7-9).

Cuando Dios trajo a Eva con Adán en el primer matrimonio, ella fue formada de su “carne y huesos” (Génesis 2:23) y
ellos se volvieron “una sola carne” (Génesis 2:23-24). Este es un concepto que se ha perdido en nuestra sociedad
moderna. El llegar a ser una sola carne significa más que solo la unión física. Significa la unión de mente y alma para
formar una unidad. Esta relación va más allá de la atracción sensual o emocional y entra dentro del terreno de la “unidad”
espiritual que sólo puede ser lograda cuando ambas partes se sujetan a Dios y una a la otra. Esta es una relación que no
está hecha de “mí o mío” sino de “nosotros y nuestro”. Este es uno de los secretos para tener un matrimonio duradero. El
hacer que un matrimonio perdure hasta que la muerte de alguno de ellos los separe, es algo que ambos esposos deben
considerar como su prioridad. El solidificar nuestra relación vertical con Dios, nos lleva a asegurar que la relación
horizontal entre esposo y esposa sea duradera y una unión que también glorifique al Señor.

3. Pregunta: "¿Está bien que un(a) cristiano(a) sea novio(a) o se case con un(a) no cristiano(a)?"

Respuesta: 2 Corintios 6:14 declara, “No os unáis en yugo desigual con los incrédulos; porque ¿qué compañerismo tiene
la justicia con la injusticia? ¿Y qué comunión la luz con las tinieblas?” Mientras que este pasaje no menciona
específicamente el matrimonio, definitivamente contiene implicaciones para el matrimonio. El pasaje sigue diciendo, “¿Y
qué acuerdo hay entre el templo de Dios y los ídolos? Porque vosotros sois el templo del Dios viviente, como Dios dijo;
Habitaré y andaré entre ellos y seré su Dios, y ellos serán mi pueblo. Por lo cual, salid de en medio de ellos, y apartaos,
dice el Señor. Y no toquéis lo inmundo; y Yo os recibiré.” (2 Corintios 6:15-17)

La Biblia continúa diciendo, “No se dejen engañar: Las malas compañías corrompen las buenas costumbres.” (1 Corintios
15:33 NVI) El tener cualquier clase de relación íntima con un no creyente puede rápida y fácilmente convertirse en algo
que sea un obstáculo en tu caminar con Cristo. Somos llamados a evangelizar a los perdidos, no a intimar con ellos. No
hay nada de malo en hacer amistades de calidad con los incrédulos – pero eso es lo más lejos que podemos ir. Si estás
saliendo con un incrédulo, honestamente ¿cuál sería tu prioridad? ¿El romance o ganar su alma para Cristo? Si estuvieras
casado(a) con un no creyente, ¿cómo podrían los dos cultivar una intimidad espiritual en su matrimonio? ¿Cómo se podría
construir un buen matrimonio si están en desacuerdo con respecto al punto más crucial en el universo – El Señor
Jesucristo?

4. Pregunta: "¿Qué dice la Biblia acerca del matrimonio interracial?"

Respuesta: La ley del Antiguo Testamento ordenaba a los israelitas no involucrarse en un matrimonio interracial
(Deuteronomio 7:3-4). Sin embargo, la razón de este mandato no fue el color de la piel o el origen étnico. Más bien, era
religioso. La razón por la cual Dios ordenó en contra del matrimonio interracial para los israelitas era que las personas de
otras razas eran adoradores de dioses falsos. Los israelitas serían desviados de en pos de Dios si se casaban con
adoradores de ídolos, paganos, o herejes. Esto es exactamente lo que sucedió en Israel, según Malaquías 2:11.

Un principio similar de pureza espiritual se expone en el Nuevo Testamento, pero no tiene nada que ver con la raza. "No
os unáis en yugo desigual con los incrédulos; porque ¿qué compañerismo tiene la justicia con la injusticia? ¿Y qué
comunión la luz con las tinieblas? (2ª Corintios 6:14). Así como a los israelitas (creyentes en el único Dios verdadero), se
les ordenó que no se casaran con idólatras, así también a los cristianos (creyentes en el único Dios verdadero) se les
manda no casarse con incrédulos. La Biblia nunca dice que el matrimonio interracial está mal. Cualquiera que prohíbe el
matrimonio interracial lo hace sin autoridad bíblica.
Como Martin Luther King, Jr. señaló, una persona debería ser juzgada por su carácter, no por el color de la piel. Todos
deberíamos ser cuidadosos de no mostrar favoritismos según la raza (Santiago 2:1-10). De hecho, la perspectiva bíblica es
que solo hay una "raza", la raza humana, con todos descendiendo de Adán y Eva. Al escoger un cónyuge, el cristiano debe
primero averiguar si el posible cónyuge ha nacido de nuevo por la fe en Jesucristo (Juan 3:3-5). El estándar bíblico para
escoger un cónyuge es la fe en Cristo, no el color de la piel. El matrimonio interracial no es cuestión de decir que esto es
correcto o erróneo, sino que es un asunto de sabiduría, discernimiento y oración.

Una pareja que considera el matrimonio necesita sopesar muchos factores. Mientras que una diferencia en el color de la
piel no debe ser ignorada, absolutamente no debe ser el factor determinante en si una pareja debe casarse. Muchas parejas
interraciales experimentan discriminación y burla, y deben estar preparados para responder a tales prejuicios de una
manera bíblica. "Porque no hay diferencia entre judío y griego, pues el mismo que es Señor de todos, es rico para con
todos los que le invocan" (Romanos 10:12). Una iglesia daltónica y/o un matrimonio interracial sin prejuicios raciales,
puede ser una ilustración poderosa de nuestra igualdad en Cristo.

5. Pregunta: "¿Qué dice la Biblia acerca del divorcio y el segundo casamiento?"

Respuesta: En primer lugar, no importa el punto de vista que tenga en el tema del divorcio, es importante recordar las
palabras en Malaquías 2:16: "Yo aborrezco el divorcio –dice el SEÑOR Dios de Israel". De acuerdo con la Biblia, el plan
de Dios es que el matrimonio sea un compromiso de toda la vida. "Así que ya no son dos, sino uno solo. Por tanto, lo que
Dios ha unido, que no lo separe el hombre" (Mateo 19:6 NVI). Sin embargo, Dios comprende que el divorcio va a ocurrir,
debido a que un matrimonio involucra a dos seres humanos pecadores. En el Antiguo Testamento, Dios estableció algunas
leyes, a fin de proteger los derechos de los divorciados, especialmente de las mujeres (Deuteronomio 24:1-4). Jesús señaló
que aquellas leyes fueron dadas a causa de la dureza de los corazones de la gente, más no porque fueran el deseo de Dios
(Mateo 19:8).

La controversia de si el divorcio y el segundo casamiento son permitidos de acuerdo a la Biblia, gira principalmente
alrededor de las palabras de Jesús en Mateo 5:32 y 19:9. La frase "excepto en caso de infidelidad conyugal" es lo único en
la Escritura que posiblemente da el permiso de Dios para el divorcio y volverse a casar. Muchos intérpretes entienden esta
"cláusula de excepción" se refiere a "infidelidad conyugal" durante el período de "esponsales". En la costumbre judía, un
hombre y una mujer se consideraban casados aún mientras todavía estaban comprometidos, es decir, "prometidos". Según
este punto de vista, la inmoralidad durante este período de "esponsales" debería entonces ser la única razón válida para un
divorcio.

Sin embargo, la palabra griega traducida como "infidelidad conyugal" es una palabra que puede significar cualquier forma
de inmoralidad sexual. Esto puede significar fornicación, prostitución, adulterio, etc. Posiblemente Jesús está diciendo que
el divorcio es lícito, si se comete inmoralidad sexual. Las relaciones sexuales como tales son una parte integral del vínculo
marital "y serán una sola carne" (Génesis 2:24; Mateo 19:5; Efesios 5:31). Por tanto, una ruptura de ese vínculo por medio
de relaciones sexuales fuera del matrimonio, debería ser una razón lícita para el divorcio. Si es así, Jesús también tiene en
mente el segundo matrimonio en este pasaje. La frase "y se casa con otra" (Mateo 19:9) indica que el divorcio y el
segundo casamiento son permitidos en una instancia de la cláusula de excepción, sea como sea interpretada. Es importante
notar que solamente a la parte inocente se le permite volver a casarse. Aunque esto no está indicado en el texto, la
concesión del segundo casamiento después de un divorcio, es la misericordia de Dios para aquel contra el que se ha
cometido pecado, no para el que ha cometido inmoralidad sexual. Puede haber instancias donde a la "parte culpable" se le
permite volver a casarse – pero tal concepto no es enseñado en este texto.

Algunos entienden 1ª Corintios 7:15 como otra "excepción", que permite el segundo casamiento si un cónyuge incrédulo
se divorcia de un creyente. Sin embargo, el contexto no menciona el segundo casamiento, sino que solamente dice que un
creyente no está obligado a continuar un matrimonio si un cónyuge no creyente quiere irse. Otros afirman que el abuso
(conyugal o infantil) es una razón válida para el divorcio, aunque no se menciona como tal en la Biblia. Aunque éste, bien
pudiera ser el caso, nunca es sabio hacer conjeturas sobre la Palabra de Dios.
Algunas veces, perdidos en la discusión sobre la cláusula de excepción, está el hecho de que lo que quiera que signifique
"infidelidad marital", ésta es un permiso para el divorcio, no un requisito para el mismo. Aun cuando se haya cometido
adulterio, una pareja puede por medio de la gracia de Dios aprender a perdonar y comenzar a reconstruir su matrimonio.
Dios nos ha perdonado mucho más. Con seguridad podemos seguir Su ejemplo e incluso perdonar el pecado del adulterio
(Efesios 4:32). Sin embargo, en muchas instancias, un cónyuge no se arrepiente y continúa en inmoralidad sexual.
Posiblemente ahí es donde Mateo 19:9 puede ser aplicado. Muchos también buscan volver a casarse rápidamente después
de un divorcio, cuando el deseo de Dios sería que permanezcan solteros. Algunas veces Dios llama a una persona a
permanecer soltera, de manera que su atención no sea dividida (1ª Corintios 7:32-35). El segundo casamiento después de
un divorcio puede ser una opción en algunas circunstancias, pero eso no significa que esta es la única opción.

Es doloroso que el índice de divorcio entre los cristianos profesantes sea casi tan alto como el del mundo incrédulo. La
Biblia deja muy claro que Dios odia el divorcio (Malaquías 2:16) y esa reconciliación y perdón deberían ser las marcas de
la vida de un creyente (Lucas 11:4; Efesios 4:32). Sin embargo, Dios reconoce que el divorcio se va a dar aún entre Sus
hijos. Un creyente divorciado o que se vuelve a casar no debería sentirse menos amado por Dios, aún si su divorcio o
segundo matrimonio no estuvieran cubiertos bajo la posible cláusula de excepción de Mateo 19:9. Dios a menudo utiliza
aún la desobediencia pecaminosa de los cristianos para llevar a cabo una gran cantidad de cosas buenas.

6. Pregunta: "Soy divorciado. De acuerdo con la Biblia ¿puedo casarme de nuevo?"

Respuesta: Con frecuencia recibimos preguntas como “Soy divorciado por tal y tal razón. ¿Puedo casarme nuevamente?”
– o – “Me he divorciado dos veces – la primera por adulterio de mi esposo y la segunda por incompatibilidad. Estoy
saliendo con un hombre que ha estado divorciado tres veces – la primera por incompatibilidad, la segunda por adulterio de
su parte, la tercera por adulterio de parte de su esposa. ¿Podemos casarnos uno con otro?” Preguntas como estas son muy
difíciles de contestar, porque la Biblia no entra en grandes detalles en consideración a las razones para que una persona
pueda o no volver a casarse después de un divorcio.

Lo que podemos saber con seguridad es esto: – Dios odia el divorcio (Malaquías 2:16). El plan de Dios para una pareja
casada, es que permanezcan casados tanto como ambos esposos vivan (Génesis 2:24; Mateo 19:6). El único permiso
específico para un nuevo matrimonio después de un divorcio es por adulterio (Mateo 19:9) – y aún esto es debatido entre
los cristianos. Otra posibilidad es que un(a) esposo(a) incrédulo(a) abandone a la (al) esposa(o) creyente (1 Corintios
7:12-15). Este pasaje, sin embargo, no se refiere específicamente a un nuevo matrimonio, sino más bien sólo a ser liberado
de permanecer en el matrimonio. A mí también me parecería que el severo abuso emocional, físico o sexual, sería causa
suficiente de divorcio y posiblemente de un nuevo matrimonio. Sin embargo, la Biblia no enseña esto específicamente.

En este problema, sabemos dos cosas con seguridad. (1) Nuevamente, Dios odia el divorcio (Malaquías 2:16). (2) Dios es
misericordioso y perdonador. Todos y cada uno de los divorcios es el resultado del pecado, ya sea de parte de un esposo o
de ambos. ¿Dios perdona el divorcio? ¡Absolutamente! El divorcio no es menos perdonable que cualquier otro pecado. El
perdón de todos los pecados está disponible a través de la fe en Jesucristo (Mateo 26:28; Efesios 1:7). Si Dios perdona el
pecado del divorcio, ¿significa que eres libre de volver a casarte? No necesariamente. Algunas veces Dios llama a la gente
a permanecer soltera (1 Corintios 7:7-8). El permanecer soltero no debe verse como un castigo o maldición, sino más bien
como una oportunidad de servir a Dios con más libertad (1 Corintios 7:32-36), aunque también la Palabra de Dios nos
dice que, “...es mejor casarse que estarse quemando.” (1 Corintios 7:9). Tal vez esto se aplique algunas veces al
matrimonio después del divorcio.

Así que, ¿podrías o deberías casarte nuevamente? No puedo contestar esa pregunta. A última instancia, eso es entre tú, tu
esposo en potencia, y lo más importante, Dios. El único consejo que puedo darte es que ores a Dios por sabiduría,
considerando lo que Él desee que hagas (Santiago 1:5). Ora con una mente abierta, y pide genuinamente al Señor que
ponga Su deseo en tu corazón (Salmo 37:4-5). Busca la voluntad del Señor (Proverbios 3:5-6) y déjate guiar por Él. Ese es
el mejor consejo que puedo darte.
7. Pregunta: "¿Debe una esposa sujetarse a su esposo?"

Respuesta: Este es un punto muy importante a considerar en el matrimonio y también en la vida diaria. Dios ideó el hecho
de la sumisión en Génesis. En el principio, como no había pecado, el hombre no tenía una autoridad a quien obedecer,
excepto la autoridad de Dios. Cuando Adán y Eva desobedecieron a Dios, el pecado entró en el mundo y entonces fue
necesaria la autoridad. Por lo tanto, Dios estableció la autoridad necesaria para reforzar las leyes de la tierra y además
proveernos con la protección que necesitamos. Primero, debemos sujetarnos a Dios, lo cual es la única manera en que
realmente podemos obedecerle (Santiago 1:21 y Santiago 4:7). En 1 Corintios 11:2-3, encontramos que el esposo está
sujeto a Cristo, como Cristo lo estuvo a Dios. Entonces los versos dicen que la mujer debe seguir su ejemplo de sujeción a
su esposo. Otro versos acerca de la sumisión de Cristo a Dios, se encuentran en Mateo 26:39 y Juan 5:30.

La sumisión es la respuesta natural a un liderazgo amoroso. Cuando un esposo ama a su esposa como Cristo ama a la
iglesia (Efesios 5:25-33), entonces la sumisión es una respuesta natural de la esposa hacia su esposo. La palabra griega
traducida como someterse (Hupotasso) es la forma continua del verbo. Significa que el someternos a Dios, a nuestros
líderes y a nuestro esposo no es una decisión de una vez. Es una actitud continua en nuestras mentes, que llega a
convertirse en un patrón de conducta. La sumisión de la que se habla en Efesios 5, no se refiere a una sujeción unilateral
de un creyente para ser dominado egoístamente por la otra persona. La sumisión bíblica está diseñada para ser entre dos
creyentes llenos del Espíritu, quienes se entregan mutuamente uno al otro y a Dios. La sumisión es una calle de dos
sentidos. La sumisión es una posición de honor y plenitud. Cuando una esposa es amada como Cristo ama a la iglesia, la
sujeción no es difícil. Efesios 5:24 dice, “... como la iglesia está sujeta a Cristo, así también las casadas lo estén a sus
maridos en todo.” Este verso está diciendo que la esposa debe sujetarse a su esposo en todo lo que es correcto y legítimo.
Por lo tanto, la esposa no está obligada a desobedecer la ley o descuidar su relación con Dios.

La mujer fue formada de una costilla de Adán; no fue tomada de su cabeza para que gobierne sobre él, tampoco fue
formada de sus pies para ser pisoteada por él, sino que fue tomada de su costado, para ser igual a él, bajo su brazo para ser
protegida y cerca de su corazón para ser amada. El mandato “someteos” en Efesios 5:21, es la misma palabra usada en
5:22. Los creyentes deben someterse unos a otros en reverencia a Cristo. Los versos 19-21, son todos el resultado de estar
llenos del Espíritu Santo (5:18). Los creyentes llenos del Espíritu son adoradores (5:19), agradecidos (5:20), y sumisos
(5:21). Pablo entonces, sigue su línea de pensamiento del vivir con la llenura del Espíritu y la aplica a los esposos y
esposas en los versos 22-33.

8. Pregunta: "¿Qué se le permite hacer o no hacer en el sexo a un matrimonio cristiano?"

Respuesta: La Biblia dice que “Honroso sea en todos el matrimonio, y el lecho sin mancilla; pero a los fornicarios y a los
adúlteros los juzgará Dios.” (Hebreos 13:4). La Escritura nunca dice lo que a un esposo y esposa se les permite hacer
sexualmente. Los esposos y esposas son instruidos, “No os neguéis el uno al otro, a no ser por algún tiempo e mutuo
consentimiento...” (1 Corintios 7:5a). Este verso quizá establezca el principio para las relaciones en el matrimonio.
Cualquier cosa que se haga, debe ser de común acuerdo. Ninguno debe ser alentado o forzado a hacer algo con lo que no
se sienta cómodo o piense que está mal. Si el esposo y la esposa concuerdan en que quieren tratar algo (por ej.; sexo oral,
diferentes posiciones, juguetes eróticos, etc.) – entonces la Biblia no da ninguna razón por la que ellos no puedan
probarlo.

Hay pocas cosas que sexualmente hablando jamás estarán permitidas en una pareja casada: Practicar el “intercambio de
pareja” o el “incluir a una tercera persona”, evidentemente eso es adulterio (Gálatas 5:19; Efesios 5:3; Colosenses 3:5; 1
Tesalonicenses 4:3). El adulterio es un pecado, aún si tu esposo(a) lo permite, lo aprueba o aún participa en ello. La
pornografía invoca a “...los deseos de la carne, los deseos de los ojos...” (1 Juan 2:16) y es por ello que es condenado por
Dios. Aparte de estos dos puntos, no hay nada en la Escritura que específicamente prohíba hacer a un esposo y esposa
entre ellos – mientras sea de mutuo consentimiento.
9. Pregunta: "¿Por qué permitía Dios la poligamia / bigamia en la Biblia?"

Respuesta: La pregunta de la poligamia en la Biblia es interesante, porque mayoría de la gente en la actualidad ve la


poligamia como inmoral, mientras que la Biblia en ninguna parte la condena explícitamente. El primer caso de poligamia
/bigamia en la Biblia fue Lamec en Génesis 4:19, “Y Lamec tomó para sí dos mujeres;…” Muchos de los hombre
prominentes en el Antiguo Testamento fueron polígamos. Abraham, Jacob, David, Salomón, y otros; todos tuvieron varias
esposas. En 2 Samuel 12:8, Dios hablando a través del profeta Natán, dijo que si las esposas y concubinas de David no
fueran suficientes, Él le habría dado aún más. Salomón tuvo 700 esposas y 300 concubinas (esencialmente esposas pero
de un menor rango) de acuerdo a 1 Reyes 11:3. ¿Qué debemos hacer con estos ejemplos de poligamia en el Antiguo
Testamento? Hay tres preguntas que necesitan ser respondidas. (1) ¿Por qué permitió Dios la poligamia en el Antiguo
Testamento? (2) ¿Cómo ve Dios la poligamia en la actualidad? (3) ¿Por qué cambió?

(1) ¿Por qué permitió Dios la poligamia en el Antiguo Testamento? La Biblia no dice específicamente porqué Dios
permitió la poligamia. Lo mejor que cualquiera puede hacer es “informarse” especulativamente. Existen pocos factores
claves para considerar. Primero, Siempre ha habido más mujeres que hombres en el mundo. Estadísticas actuales muestran
que aproximadamente el 50:5% de la población mundial son mujeres, representando los hombres el 49.5%. Asumiendo
los mismos porcentajes en tiempos antiguos, y multiplicándolos por millones de gente, habría decenas de miles de mujeres
más que de hombres. Segundo, la guerra en tiempos antiguos era especialmente brutal, con un increíble alto porcentaje de
fatalidades. Esto habría resultado en un porcentaje aún mayor de mujeres respecto a los hombres. Tercero, debido a las
sociedades patriarcales, era casi imposible para una mujer soltera, mantenerse por ella misma. Generalmente las mujeres
carecían de educación y preparación. Las mujeres dependían de sus padres, hermanos y esposos para su provisión y
protección. La mujer soltera con frecuencia estaba expuesta a la prostitución y esclavitud. Cuarto, la significativa
diferencia entre el número de mujeres y hombres habría dejado a muchas, muchas mujeres en una situación (como
mínimo) indeseable.

Así que parece que Dios permitió la poligamia para proteger y proveer para la mujer que no pudiera encontrar un esposo
de otra manera. Un hombre tomaría varias esposas y serviría como el proveedor y protector de todas ellas. Mientras que
definitivamente esto no es lo ideal, vivir en una casa con poligamia era mucho mejor que las otras alternativas:
prostitución, esclavitud, inanición, etc. Adicionalmente a la protección y el factor de la provisión, la poligamia permitió
una expansión más rápida de la humanidad, cumpliendo con el mandato de Dios de “…fructificad y multiplicaos;
procread abundantemente en la tierra, y multiplicaos en ella.” (Génesis 9:7). Los hombres son capaces de embarazar a
varias mujeres en el mismo período de tiempo… causando un más acelerado crecimiento de la humanidad, que si cada
hombre pudiera procrear solo un hijo por año.

(2) ¿Cómo ve Dios la poligamia en la actualidad? Aún cuando se permitía la poligamia, la Biblia presenta la monogamia
como el plan que se ajusta más al ideal de Dios para el matrimonio. La Biblia dice que la intención original de Dios fue
que un hombre estuviera casado solo con una mujer, “Por tanto, dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su
mujer, y serán una sola (singular) carne.” (Génesis 2:24). Mientras que Génesis 2:24 describe lo que es el matrimonio,
más que cuántas personas deben integrarlo, debe notarse el uso consistente del singular. En Deuteronomio 17:14-20, Dios
dice que no se supone que los reyes tengan varias esposas (o caballos u oro). Mientras que esto no puede ser interpretado
como un mandato de que los reyes debían ser monógamos, si puede ser entendido como una declaración de que el tener
varias esposas es causa de problemas. Esto puede verse claramente en la vida de Salomón (1 Reyes 11:3-4).

En el Nuevo Testamento, 1 Timoteo 3:2, 12 y Tito 1:6 señala: “marido de una sola mujer” en una lista de requerimientos
para el liderazgo espiritual. Hay alguna discrepancia en cuanto a lo que estos requerimientos se refieren específicamente.
Favor de leer: https://www.gotquestions.org/husband-one-wife.html. La frase puede ser traducida literalmente “marido de
una sola mujer.” Ya sea que esta frase se refiera o no exclusivamente a la poligamia, de ninguna manera un polígamo
puede ser considerado “marido de una sola mujer.” Mientras que estas cualidades son específicamente para ministerios de
liderazgo espiritual, éstas deben aplicarse por igual a todos los cristianos. ¿No todo cristiano debe ser “irreprensible, …
sobrio, prudente, decoroso, hospedador, apto para enseñar, no dado al vino, no pendenciero, no codicioso de ganancias
deshonestas, sino amable, apacible, no avaro.” (1 Timoteo 3:2-4)? Si somos llamados a ser santos (1 Pedro 1:16), y si
estas normas son santas para los ancianos y diáconos, entonces son santas para todos.

Efesios 5:22-33 hablando de la relación entre esposos y esposas, cuando se refiere a un esposo (singular) siempre se
refiere a una esposa (singular). “… el marido (singular) es cabeza de la mujer (singular) … “El que ama a su mujer,
(singular) a sí mismo (singular)se ama.” … “Por esto dejará el hombre (singular) a su padre y a su madre y se unirá a su
mujer (singular), y los dos serán una sola carne.” … “..cada uno de vosotros ame también a su mujer (singular) como a sí
mismo, y la mujer respete a su marido (singular).” Mientras que de alguna manera es un pasaje paralelo, en Colosenses
3:18-19, Pablo se refiere a esposos y esposas en plural, siendo claro que está refiriéndose a todos los esposos y esposas
entre los cristianos colosenses, no declarando que un esposo pueda tener varias esposas. En contraste, Efesios 5:22-33 está
describiendo específicamente la relación matrimonial. Si la poligamia fuera permisible, toda la ilustración de Cristo en
relación con Su cuerpo (la iglesia), y la relación de esposo-esposa, se anularía.

(3) ¿Por qué cambió? No es tanto que Dios desapruebe algo que Él aprobó previamente como lo es en la restauración del
matrimonio a Su orden original. Aún regresando a Adán y Eva (no Evas), la poligamia no fue la idea original de Dios.
Dios parece haber permitido la poligamia para resolver un problema, pero Dios deseaba que el problema nunca hubiera
ocurrido. En la mayoría de las sociedades modernas, no hay en lo absoluto la necesidad de poligamia. En la mayoría de
las culturas actuales, las mujeres son ya capaces de proveer y protegerse ellas mismas, – quitando el único aspecto
“positivo” de la poligamia. Es más, la mayoría de las naciones modernas prohíben la poligamia. De acuerdo a Romanos
13:1-7, debemos obedecer las leyes establecidas por los gobiernos. La única instancia en las Escrituras por la cual es
permitido desobedecer la ley, es si ésta contradice los mandamientos de Dios (Hechos 5:29). Puesto que Dios solo
permitió la poligamia y no la ordenó, una ley que prohíba la poligamia debe ser acatada.

¿Existen algunas circunstancias en las cuales aún pueda permitirse la poligamia en nuestros días? Tal vez… pero es difícil
creer que no habría ninguna otra posible solución. Debido al aspecto matrimonial de “una sola carne”, la necesidad de
singularidad y armonía en el matrimonio, y la falta de alguna necesidad real para la poligamia, es nuestra firme creencia
que la poligamia no honra a Dios y no es su idea del matrimonio.

10. Pregunta: "¿Qué debe hacer un cristiano si él o ella está casado con un incrédulo?"

Respuesta: Estar casado con un incrédulo puede ser uno de los retos más difíciles en la vida cristiana. El matrimonio es un
pacto sagrado que une a dos personas juntas en una sola carne (Mateo 19:5). Puede ser muy difícil para un creyente y un
no creyente vivir en pacífica armonía (2 Corintios 6:14-15). Si un cónyuge se vuelve cristiano después del matrimonio, las
inherentes luchas que vienen como consecuencia de vivir bajo dos diferentes autoridades, se vuelven muy evidentes.

Con frecuencia los cristianos que enfrentan esta situación buscan alguna forma para salir del matrimonio, convencidos de
que esta es la única manera de honrar verdaderamente a Dios. Sin embargo, Su Palabra nos dice lo contrario. El apóstol
Pablo dijo; “Pero cada uno como el Señor le repartió, y como Dios llamó a cada uno, así haga; esto ordeno en todas las
iglesias.” (1 Corintios 7:17). Es muy importante no sólo estar conformes con nuestra situación, sino también buscar las
maneras de traer gloria a Dios que surjan de estas desafiantes circunstancias.

La Biblia instruye a aquellos que están casados con incrédulos en 1 Corintios 7:12-14: “…Si algún hermano tiene mujer
que no sea creyente, y ella consiente en vivir con él, no la abandone. Y si una mujer tiene marido que no sea creyente, y él
consiente en vivir con ella, no lo abandone. Porque el marido incrédulo es santificado en la mujer, y la mujer incrédula en
el marido; pues de otra manera vuestros hijos serían inmundos, mientras que ahora son santos.”

Los cristianos casados con incrédulos necesitarán orar, para que el poder del Espíritu Santo les permita profesar a Cristo y
vivir a la luz de la presencia de Dios. (1 Juan 1:7). Ellos deben buscar el poder transformador de Dios para cambiar sus
corazones y producir el fruto del Espíritu Santo (Gálatas 5:22-23). Una esposa cristiana está obligada a tener un corazón
dócil, aún hacia su esposo incrédulo (1 Pedro 3:1), y ella necesitará permanecer junto a Dios y confiar en que Su gracia le
permitirá hacerlo así.
Los cristianos no fueron hechos para vivir vidas solitarias; ellos necesitan encontrar apoyo de fuentes externas, tales como
la iglesia y a través de grupos de estudio. Estar casado con un incrédulo no altera la santidad de la relación, así que debe
ser la prioridad de cada cristiano, orar por su esposo o esposa, y ser un buen ejemplo, permitiendo que la luz de Cristo
resplandezca como luminaria ante el mundo (Filipenses 2:15).

11. Pregunta: "¿Qué significa dejar y unirse?"

Respuesta: Esta frase “dejar y unirse” viene de Génesis. “En el principio creó Dios los cielos y la tierra.” (Génesis 1:1).
Para una excitante narración de la verdadera historia de la creación, lee Génesis 1—2. “Entonces dijo Dios: Hagamos al
hombre a nuestra imagen,... (“Nuestra” se refiere a la Santísima Trinidad – el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo.) “Y creó
Dios al hombre a Su imagen, a imagen de Dios lo creó: varón y hembra los creó.” (Génesis 1:26-27). “Entonces Jehová
Dios formó al hombre del polvo de la tierra, y sopló en su nariz aliento de vida, y fue el hombre un ser viviente.” (Génesis
2:7). Entonces Dios hizo a la mujer. La hizo de la costilla que había tomado del hombre, y la trajo ante él. “Dijo entonces
Adán: Esto es ahora hueso de mis huesos y carne de mi carne; ésta será llamada Varona, porque del varón fue formada.
Por tanto, dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán una sola carne.” (Génesis 2:23-24) “Así
que no son ya más dos, sino una sola carne; por tanto, lo que Dios juntó, no lo separe el hombre.” (Mateo 19:6).

Dios hizo primeramente al hombre y después a la mujer. Dios Mismo la trajo ante él. Dios Mismo ordenó que se juntaran
en santo matrimonio desde el principio del mundo. El dijo que los dos serían una sola carne. Esta es la figura de la
intimidad marital – el acto de amor que jamás debe ocurrir sino entre ellos dos. “Unirse” significa adherirse, pegarse o
juntarse con. Es la unión única de dos personas en una sola identidad y significa que no debemos renunciar cuando las
cosas no van bien. Esto incluye hablar las cosas, orar por ellas, ser paciente mientras confías en que Dios trabaja en los
corazones de los dos, estando dispuesto a admitir cuando estés equivocado y pedir perdón, permaneciendo con tu
esposo(a) cuando todo lo demás parezca salir mal, y buscando regularmente el consejo de Dios en Su Palabra.

“Pero a los que están unidos en matrimonio, mando, no yo, sino el Señor: Que la mujer no se separe del marido; y si se
separa, quédese sin casar, o reconcíliese con su marido; y que el marido no abandone a su mujer. Y a los demás yo digo,
no el Señor; Si algún hermano tiene mujer que no sea creyente, y ella consiente en vivir con él, no la abandone. Y si una
mujer tiene marido que no sea creyente, y él consiente en vivir con ella, no lo abandone.” (1 Corintios 7:10-13). La
voluntad de Dios para el hombre y la mujer es dejar y unirse “hasta que la muerte los separe.” “Jehová Dios de Israel ha
dicho que Él aborrece el repudio...” (Malaquías 2:16).

El “dejar y unirse” en el lazo matrimonial es también una ilustración de la unión que Dios quiere que tengamos con Él.
“En pos de Jehová vuestro Dios andaréis; a Él temeréis, guardaréis Sus mandamientos y escucharéis Su voz, a Él serviréis
y a Él seguiréis.” (Deuteronomio 13:4). Significa que debemos dejar a todos los demás dioses, en cualquiera de las formas
que hayan adoptado, y unirnos solo a Él como nuestro Dios. Nos unimos a Él cuando leemos Su Palabra y nos sometemos
a Su autoridad sobre nosotros, y a través de la oración de fe. Entonces, mientras lo seguimos de cerca, encontramos que
Su instrucción de dejar padre y madre, para unirnos al esposo(a), es con el fin de descubrir el compromiso y la seguridad,
como El lo ideó. Deja atrás la opción del divorcio, el cual nunca es una solución, sino más bien un intercambio por
problemas aún más complejos. Dios toma nuestros votos matrimoniales muy seriamente. Así que, dejar y unirse, es el
plan de Dios para aquellos que se casan y cuando seguimos el plan de Dios, jamás salimos decepcionados.

12. Pregunta: "¿Qué constituye un matrimonio de acuerdo con la Biblia?"

Respuesta: Esta es una pregunta difícil de responder, porque la Biblia en ninguna parte establece explícitamente en qué
punto Dios considera a una pareja como casados. Existen tres opiniones comunes. (1) Dios sólo considera a una pareja
como un matrimonio, cuando están legalmente casados. (2) Una pareja está casada a los ojos de Dios, cuando han
cumplido con alguna clase de ceremonia formal de matrimonio. (3) Dios considera a una pareja como casados, al
momento en que el matrimonio es consumado en la relación sexual. Veamos cada uno de estos tres puntos de vista y
consideremos la solidez e inconsistencia que tiene cada una de ellas.
(1) Dios sólo considera a una pareja como un matrimonio, cuando están legalmente casados. El soporte escritural
usualmente otorgado a esta opinión está en los versos que aconsejan sujeción al gobierno (Romanos 13:1-7; 1 Pedro 2:17).
El argumento es que si el gobierno requiere que cierto “papeleo” sea realizado antes de que un matrimonio sea reconocido
como tal, la pareja debe someterse al gobierno, en tanto los requerimientos sean razonables y no contradigan la Palabra de
Dios. Romanos 13:1-2 nos dice: “Sométase toda persona a las autoridades superiores; porque no hay autoridad sino de
parte de Dios, y las que hay, por Dios han sido establecidas. De modo que quien se opone a la autoridad, a lo establecido
por Dios resiste; y los que resisten, acarrean condenación para sí mismos”. Aquí vemos que el someterse a las autoridades
gubernamentales que requieren una licencia, es un mandato bíblico.

Hay alguna inconsistencia y problemas potenciales con esta opinión. Primero, hubo matrimonios antes que cualquier
gobierno fuera organizado. Por miles de años, la gente se casó sin cosas tales como una licencia matrimonial. Segundo,
aún hoy, hay algunos países que no tienen un reconocimiento gubernamental del matrimonio y/o requerimientos legales
para el mismo. Tercero, hay algunos gobiernos que establecen requerimientos anti-bíblicos sobre el matrimonio, antes de
que éste sea legalmente reconocido. Por ejemplo, hay países donde se requiere que una boda sea realizada en una Iglesia
Católica, de acuerdo a las enseñanzas católicas, y celebrada por un sacerdote católico. Obviamente para aquellos que
tienen serios desacuerdos con la Iglesia Católica, incluyendo la creencia sacramental católica del matrimonio, resultaría
anti-bíblico someterse al casamiento en la Iglesia Católica.

(2) Una pareja está casada a los ojos de Dios, cuando ha cumplido con cierta clase de ceremonia matrimonial.
Similarmente a la manera en que en muchas culturas un padre da a su hija en matrimonio, algunos intérpretes lo entienden
como si Dios trajera a Eva ante Adán (Génesis 2:22) del mismo modo como Dios ofició la primera “ceremonia”
matrimonial. En Juan capítulo 2, vemos que Jesús asistió a una ceremonia matrimonial. Jesús no hubiera asistido a tal
evento si Él no aprobara lo que en el ocurría. El hecho de que Jesús asistiera a una ceremonia nupcial, de ninguna manera
indica que Dios requiera de una ceremonia matrimonial, sino que más bien indica que una ceremonia matrimonial es
aceptable a los ojos de Dios. Casi todas las culturas en la historia de la humanidad han tenido alguna clase de ceremonia
matrimonial formal. A través de la historia del mundo, y casi en todas las principales civilizaciones de la humanidad, algo
tiene lugar, cosas tales como un evento, acción, pacto o proclamación, que es culturalmente reconocido para declarar que
un hombre y una mujer están casados.

(3) Dios considera que una pareja está casada al momento en que el matrimonio es consumado en la relación sexual.
Algunos argumentan que si cualquier hombre y una mujer tienen sexo, Dios considera que los dos están casados. Tal
opinión carece de bases bíblicas. Las bases para este argumento es el hecho de que la relación sexual entre esposo y
esposa es el máximo cumplimiento del principio de “una sola carne” (Génesis 2:24; Mateo 19:5; Efesios 5:31). En este
sentido, la relación sexual es el “sello” final de un pacto matrimonial. Sin embargo, si una pareja está legal y
ceremonialmente casada, pero por alguna razón es incapaz de comprometerse en una relación sexual, eso no significa que
no se les considere como casados.

No es bíblico declarar que una pareja que ha tenido relaciones sexuales, pero que no ha observado ninguno de los otros
aspectos del pacto matrimonial, esté casada. Escrituras tales como 1 Corintios 7:2, indican que el sexo antes del
matrimonio es inmoral. Si la relación sexual se tomara como el matrimonio de una pareja, ésta no podría ser considerada
inmoral, puesto que la pareja estaría considerada como casada al momento en que se involucró en una relación sexual. No
hay absolutamente ninguna base bíblica para que una pareja que tenga sexo sin estar casada, pueda declararse a sí misma
como casada, y por lo tanto declarar que sus relaciones sexuales sean morales y honren a Dios.

Así que, ¿que constituye un matrimonio a los ojos de Dios? Parecería que los siguientes principios deberán seguirse. (1)
En tanto que los requerimientos sean razonables y no sean contrarios a la Biblia, una pareja deberá buscar cualquiera que
sea el reconocimiento gubernamental que esté en vigor. (2) Una pareja deberá seguir cualquiera de las prácticas culturales
y familiares empleadas típicamente para reconocer a una pareja como “oficialmente casada” (3) Si es posible, una pareja
deberá consumar el matrimonio, cumpliendo el aspecto físico del principio de “una sola carne”.
¿Qué sucede si uno o más de estos principios no son cumplidos? ¿Se puede considerar aun así a una pareja como casada a
los ojos de Dios? A última instancia, eso es entre la pareja y Dios. Dios conoce nuestros corazones (1 Juan 3:20). Dios
conoce la diferencia entre un verdadero pacto matrimonial y un intento de explicar, o justificar la inmoralidad sexual.

13. Pregunta: "¿Qué significa ser una sola carne en un matrimonio?"

Respuesta: El término “una sola carne” viene del libro de Génesis en la narración de la creación de Eva: “Entonces Jehová
Dios hizo caer sueño profundo sobre Adán, y mientras éste dormía, tomó una de sus costillas, y cerró la carne en su lugar.
Y de la costilla que Jehová Dios tomó del hombre, hizo una mujer, y la trajo al hombre. Dijo entonces Adán: esto es ahora
hueso de mis huesos y carne de mi carne; ésta será llamada Varona, porque del varón fue tomada. Por tanto, dejará el
hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán una sola carne.” (Génesis 2:21-24).

El término “una sola carne” significa que así como nuestros cuerpos son un todo, y no pueden ser divididos en pedazos y
aún así seguir siendo una unidad, de la misma manera Dios decidió que sucediera con la relación matrimonial. Ya no son
más dos entidades (dos individuos), sino que ahora son una sola entidad (una pareja casada). Hay un número de aspectos
en esta nueva unión.

En términos de la duración de su unión, Jesús establece que siempre ha sido el propósito de Dios que una pareja casada
permanezca unida hasta que la muerte los separe (Mateo 19:6). Cuando ocurre el divorcio, contrario al plan de Dios, ya no
tienes dos “todos”, sino más bien dos mitades que han sido cortadas y separadas. En lo concerniente a las relaciones
emocionales, la nueva unidad tiene prioridad sobre todas las relaciones previas y futuras (Génesis 2:24a). Algunas parejas
de casados continúan concediéndole un mayor peso a los lazos que los unen con sus padres, que con su nuevo cónyuge.
Esta es una receta para el desastre en un matrimonio y es una perversión al propósito original de Dios de “dejar y unirse.”
Un problema similar puede surgir, cuando uno de los cónyuges comienza a inclinarse más por satisfacer las necesidades
emocionales de un hijo que las de su esposo(a).

Emocionalmente, espiritualmente, intelectualmente, financieramente y en cualquier otro aspecto, la pareja debe


convertirse en uno. Así como una parte del cuerpo cuida de las otras partes del organismo (el estómago digiere la comida
para el cuerpo, el cerebro dirige al cuerpo por el bien del ser, las manos trabajan para el beneficio del cuerpo, etc.)
igualmente en el matrimonio, cada cónyuge debe cuidar del otro. Cada cónyuge ya no debe ver el dinero ganado como
“mi” dinero, sino como “nuestro” dinero. Efesios 5:22-23 y Proverbios 31:10-31, nos dan la aplicación de esta “unidad”
en el papel del esposo y la esposa respectivamente.

Físicamente: Ellos se convierten en una carne y el resultado de esa sola carne se encontrará en los hijos que produce su
unión. Ahora estos hijos poseerán una composición genética, como resultado de la unión. Y aún en el aspecto sexual de su
relación, ellos no deben considerar sus cuerpos como propios, sino pertenecientes a su cónyuge (1 Corintios 7:3-5).
Tampoco se enfocarán en su propio placer, sino más bien en proporcionar placer a su esposo(a).

La unidad y esta búsqueda del beneficio del otro no son automáticas, especialmente después de que la raza humana cayó
en pecado. En Génesis 2:24, le es dicho al hombre que se “una” a su mujer. Esta palabra abarca dos ideas. Una es estar
“pegado” a su esposa, una ilustración de qué tan ajustado debe ser el lazo matrimonial. El otro aspecto es “dedicarse
diligentemente a ver por” la esposa. Este “dedicarse diligentemente a ver por” es llevarlo más allá del noviazgo que
conduce a la boda y continuarlo a través del matrimonio. La tendencia carnal es hacer “lo que me hace sentir bien” en vez
de considerar lo que beneficiará al esposo(a). Y este egocentrismo es la rutina en la que comúnmente caen los
matrimonios, “una vez terminada la luna de miel.” En vez de que cada cónyuge piense en la manera en que sus
necesidades no han sido satisfechas, debe permanecer concentrado en suplir las necesidades de su esposo(a).

Pero, aunque pueda resultar tan agradable que dos personas que vivan juntas, satisfagan las necesidades de uno al otro,
Dios tiene un llamado más elevado para el matrimonio. Aún cuando ellos pudieron haber estado sirviendo a Cristo con sus
vidas antes del matrimonio (Romanos 12:1-2), ahora deben servir juntos a Cristo, como una unidad, y criar a sus hijos
para servir a Dios (1 Corintios 7:29-34; Malaquías 2:15; Efesios 6:4). Priscila y Aquila, en Hechos 18, serían buenos
ejemplos de esto. Como pareja, busquen servir juntos a Cristo y el gozo que da el Espíritu llenará su matrimonio (Gálatas
5:22-23). En el Jardín del Edén habían tres personajes (Dios, Adán, y Eva) y había gozo. Así en la actualidad, donde Dios
es el centro de un matrimonio, también habrá gozo. Sin Dios, no será posible la duración de esa unidad.

14. Pregunta: "¿Habrá matrimonios en el cielo?"

Respuesta: La Biblia nos dice que, “Porque en la resurrección ni se casarán ni se darán en casamiento, sino serán como los
ángeles de Dios en el cielo” (Mateo 22:30). Esta fue la respuesta de Jesús al contestar una pregunta concerniente a una
mujer quien había estado casada varias veces en su vida – ¿con quién estaría casada en el cielo (Mateo 22:23-28)?
Evidentemente, no habrá tal cosa como matrimonios en el cielo. Esto no significa que un esposo y una esposa no se
reconozcan en el cielo. Tampoco significa que un esposo y esposa no puedan aún tener una estrecha relación en el cielo.
Lo que esto parece indicar, sin embargo, es que un esposo y una esposa ya no estarán casados en el cielo.

Más bien, parece que no habrá matrimonios en el cielo, simplemente porque no serán necesarios. Cuando Dios estableció
el matrimonio, Él lo hizo para llenar ciertas necesidades. Primero, Él vio que Adán tenía necesidad de una compañía. “Y
dijo Jehová Dios: No es bueno que el hombre esté solo; le haré ayuda idónea para él.” (Génesis 2:18). Eva fue la solución
para el problema de soledad de Adán, así como su necesidad de un “ayudante”, alguien que estuviera a su lado como su
acompañante y que permaneciera a su lado de por vida. En el cielo, sin embargo, no habrá soledad, tampoco habrá
ninguna necesidad de ayudantes. Estaremos rodeados por multitudes de creyentes y de ángeles (Apocalipsis 7:9), y todas
nuestras necesidades serán satisfechas, incluyendo la necesidad de compañía.

Segundo, Dios creó el matrimonio como medio para la procreación y para poblar la tierra con seres humanos. Sin
embargo, en el cielo no habrá población por procreación, porque en el cielo tendremos cuerpos glorificados que no serán
ni masculinos ni femeninos. Aquellos que van al cielo, llegarán allá por la fe en el Señor Jesucristo. Ellos no serán creados
ahí por medio de reproducción. Por lo tanto, no hay propósito para el matrimonio en el cielo, puesto que no hay
procreación ni soledad.

15. Pregunta: "¿Es el abuso una razón aceptable para el divorcio?"

Respuesta: Aunque parece obvio que el abuso debe ser una razón aceptable para el divorcio, la Biblia da sólo dos razones
en que se permite el divorcio: la primera es en el caso de abandono de un cristiano por un cónyuge no creyente (1
Corintios 7:15), y la segunda es que si un cónyuge está involucrado en un estilo de vida de infidelidad sexual (Mateo
5:32). Aunque Dios lo permite en estas circunstancias, nunca ha sido un endosante del divorcio. Debe suponerse que dos
cristianos creyentes de la Biblia no estarán de acuerdo mutuamente para divorciarse, pero deben practicar el perdón y el
amor que Dios nos da libremente. "Porque Jehová Dios de Israel ha dicho que él aborrece el repudio [el divorcio]…"
(Malaquías 2:16).

La Biblia guarda silencio sobre el tema del abuso conyugal como una razón para el divorcio, aunque es obvio que Dios
desprecia el maltrato de mujeres por sus esposos (Colosenses 3:19; 1 Pedro 3:7; Efesios 5:25-33). El abuso no debe
tolerarse por cualquier persona. Nadie debería tener que vivir en un ambiente abusivo, si se trata de un miembro de la
familia, amigo, empresario, cuidador o desconocido. El abuso físico es contra la ley, y las autoridades deben ser los
primeros contactados si esto ocurre.

La mejor manera de evitar sentirse atrapado en un matrimonio abusivo es conocer una pareja potencial antes de hacer el
compromiso de casarse. Las señales de ser un abusador se manifiestan en su personalidad. Estas "banderas rojas" siempre
están ahí, pero son a menudo pasadas por alto o incluso ignoradas cuando la atracción y el enamoramiento toman control.
Estos signos pueden incluir los celos irracionales, la necesidad de estar en control, el tener mal genio, crueldad hacia los
animales, intentos de aislar a la persona de sus amigos y familiares, abuso de alcohol o drogas y la falta de respeto a los
límites, privacidad, espacio personal o valores morales de su compañero.

Una mujer que está siendo maltratada debe sacarse a sí misma y a sus hijos inmediatamente de la situación y encontrar un
nuevo hogar temporal. No hay nada en la Biblia para indicar que la separación (no divorcio) en este caso sería un error.
Aunque familiares y amigos le dirán a la mujer que solicite el divorcio de inmediato, Dios pone un valor mucho mayor
sobre el matrimonio que el mundo lo hace.

Una vez separados, el abusador tiene la responsabilidad de pedir ayuda. En primer lugar y ante todo, él debe buscar a
Dios. "Porque todo aquel que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá." (Mateo 7:8). Nadie tiene más
poder que Dios para sanar a las personas y las relaciones. Él debe ser el Señor de nuestras vidas, el Dueño de nuestros
recursos y la Cabeza de nuestros hogares.

Ambos, marido y mujer deben comprometerse a Dios y luego desarrollar una relación con Él a través de Su Hijo,
Jesucristo. "Y esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado."
(Juan 17:3). Esto debe ser acompañado de consejería cristiana intensiva – primero individualmente, luego como pareja, e
incluso para toda la familia, si es necesario.

Durante este tiempo, la mujer debe comunicar a su marido de su amor incondicional y apoyo, y dedicarse a mucha
oración. Aunque el esfuerzo debe ser hecho por parte de su esposo para hacer los cambios, ella no debe perder la
esperanza si él es resistente al principio. Sin embargo, si él ni siquiera toma el primer paso, ella no debe considerar volver
a él hasta que él lo haga.

El cónyuge maltratado no debe regresar a casa hasta que un consejero cristiano capacitado decide que la familia estará a
salvo en el mismo hogar que el ex abusador. Juntos, la pareja debería comprometerse a servir y obedecer a Dios. Ellos
deberían pasar tiempo individual con Dios todos los días, asistir a una iglesia de sana doctrina, empezar a servir a Dios en
un ministerio y participar en pequeños grupos de estudio bíblico que se ajustan a sus necesidades. "Por lo tanto, si alguno
está en Cristo, es una nueva creación. ¡Lo viejo ha pasado, ha llegado ya lo nuevo!" (2 Corintios 5:17).

16. Pregunta: "¿Cuál debería ser la respuesta de un cristiano cuyo cónyuge haya tenido una aventura?"

Respuesta: La infidelidad es una situación muy difícil y dolorosa. Involucra todas las emociones y, para el cristiano, puede
estirar su fe casi hasta el punto de ruptura. La mejor cosa a hacer es “echar toda vuestra ansiedad sobre Él, porque Él tiene
cuidado de vosotros." (1 Pedro 5:7). Ve al Señor diariamente por Su consuelo, sabiduría y dirección. Dios nos puede
ayudar a través de la más profunda de las pruebas.

El adulterio siempre es malo. "a los adúlteros los juzgará Dios." (Hebreos 13:4). La parte ofendida debe descansar en la
verdad que Dios es el Vengador. La persona inocente no tiene que inquietarse por vengarse. Dios hará un mejor trabajo de
eso. Cuando somos heridos, tenemos que encomendar este pecado de adulterio a Quien conoce todos los detalles y
responderá adecuadamente.

PERDONAR. “Si perdonan a otros sus ofensas, también los perdonará a ustedes su Padre celestial. Pero si no perdonan a
otros sus ofensas, tampoco su Padre les perdonará a ustedes las suyas." (Mateo 6:14, 15 NVI). Esto puede parecer
imposible, pero con la gracia de Dios, la víctima puede hacer que su perdón sea un acto de la voluntad, en obediencia a la
Palabra de Dios. Guardar amargura afectará las actitudes, las emociones y el deseo de obedecer a Dios, y afectará
negativamente las decisiones cotidianas. Esto no significa que el cónyuge ofendido no va a sufrir los efectos del dolor
profundo. Pero la gracia de Dios ministrará mucho a sus necesidades. La alternativa es un corazón implacable que pronto
será atormentado por pensamientos vengativos, enojo, ira, etc.

SER PERDONADO. "Si confesamos nuestros pecados, [Dios] es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos
de toda maldad.” (1 Juan 1:9) Las dos partes deben pedir a Dios que les ayude a ver cómo cada uno de ellos puede haber
contribuido a la situación y ser liberados del peso de la culpa ante Dios. Desde ese punto en adelante, habrá libertad para
pedir Su consejo y orientación. El Espíritu Santo les ayudará a hacer lo que ellos no podían hacer por su propia cuenta.
"Todo lo puedo en Cristo que me fortalece" (Filipenses 4:13).

Luego, siendo guiados por Dios, el perdón y la reconciliación pueden alcanzarse. Incluso si esto toma tiempo, la pareja
debe hacer todo lo posible para perdonarse y reconciliarse. (Ver Mateo 5:23-24). En cuanto a si quedarse o irse, “excepto
en caso de infidelidad conyugal, el que se divorcia de su esposa, y se casa con otra, comete adulterio.” (Mateo 19:9).
Mientras que la parte inocente puede tener motivo de divorcio, la preferencia de Dios es el perdón y la reconciliación.

“Yo aborrezco el divorcio—dice el SEÑOR, Dios de Israel.” (Malaquías 2:16) Es mucho mejor intentar resolver los
asuntos que causan los problemas, especialmente si hay niños involucrados. La consejería cristiana es útil de alguien que
utiliza la Palabra de Dios como la base para el asesoramiento. La oración para orientación en los pensamientos, palabras,
acciones y decisiones es crucial.

17. Pregunta: "¿Cómo debe un cónyuge cristiano manejar una aventura adúltera que ha resultado en un niño?"

Respuesta: El matrimonio es un pacto que une a una pareja tanto espiritual y físicamente. La infidelidad provoca un golpe
devastador que rompe la unidad del matrimonio, a menudo resultando en daños irreparables. Esto puede ser especialmente
cierto si un niño es concebido por adulterio.

La responsabilidad de un padre a su hijo no está determinada por las circunstancias de la concepción del niño. Traer a un
hijo al mundo a través de un acto de adulterio es desfavorable para todas las partes involucradas, pero es importante
recordar que el niño es inocente y merece tener dos padres en su vida.

Si una mujer decide permanecer con su marido, incluso después de que tuvo un romance, resultando en un niño, también
debe estar dispuesta a perdonar el pecado. La Biblia nos dice que los cristianos deben perdonarse, tal como Dios nos ha
perdonado (Mateo 6:14-15). Esto implica la decisión de la mujer ofendida para poner detrás los sentimientos de ira y
celos.

Idealmente, una mujer cuyo esposo ha engendrado a un hijo con otra mujer será capaz de abrazar al niño como un hijastro
o hijastra. Ella no debe impedir que su marido forme una relación con su hijo, aunque esto puede ser doloroso para ella. Él
tiene obligaciones financieras, espirituales y emocionales a todos sus hijos (Efesios 6:4).

Aunque el adulterio es un pecado con el potencial de romper familias, no tiene que ser el final de un matrimonio. En
cambio, la pareja debe esforzarse incluso en reconstruir su relación sobre la base firme de fe y obediencia a Jesucristo.
Solamente la gracia y misericordia de Dios y una fuerte fe en Cristo ayudarán a esta pareja sobrellevar esta difícil
situación. Pero, la gracia, misericordia y fe son todos los dones de Dios mediante el Espíritu Santo, y están disponibles de
Dios para aquellos que realmente buscan glorificarle a través de todas las dificultades de la vida.

18. Pregunta: "¿Qué debe ser diferente de un matrimonio cristiano?"

Respuesta: La diferencia principal entre un matrimonio cristiano y un matrimonio no-cristiano es que Cristo es el centro
del matrimonio. Cuando dos personas se unen en Cristo, su objetivo es crecer en semejanza a Cristo a lo largo de la vida
del matrimonio. Los no cristianos pueden tener muchos goles para su matrimonio, pero la semejanza a Cristo no es uno de
ellos. Esto no quiere decir que todos los cristianos, cuando se casan, comienzan inmediatamente a trabajar hacia esta meta.
Muchos jóvenes cristianos aún no saben en realidad que ese es el objetivo, pero la presencia del Espíritu Santo dentro de
cada uno de ellos trabaja con ellos, madurando a cada uno para que el objetivo de la semejanza a Cristo se vuelva cada vez
más claro para ellos. Cuando ambas personas hacen del ser más como Cristo su meta individual, un fuerte, vibrante
matrimonio cristiano comienza a tomar forma.

Un matrimonio cristiano comienza con el entendimiento de que la Biblia da una descripción clara de los roles del esposo y
esposa — principalmente en Efesios 5 — y un compromiso para cumplir con esos roles. El marido debe asumir el
liderazgo en el hogar (Efesios 5:23-26). Este liderazgo no debe ser dictatorial, condescendiente, o altivo con su esposa,
pero debe estar de acuerdo con el ejemplo de Cristo liderando la iglesia. Cristo amó a la iglesia (Su pueblo) con
compasión, misericordia, perdón, respeto y abnegación. Así mismo, los maridos deben amar a sus esposas.

Las esposas deben someterse a sus maridos "como al Señor" (Efesios 5:22), no porque ella es subordinada a él, sino
porque tanto el marido como la mujer deben someterse mutuamente. "Someteos unos a otros en el temor de Dios" (Efesios
5:21). Y porque se trata de una estructura de autoridad dentro del hogar, con Cristo a la cabeza (Efesios 5:23-24). El
respeto es un elemento clave del deseo de someterse; las esposas deben respetar a sus maridos como los maridos han de
amar a sus esposas (Efesios 5:33). El amor mutuo, el respeto y la sumisión son la piedra angular de un matrimonio
cristiano. Basándose en estos tres principios, tanto el esposo como la esposa, crecerán en semejanza a Cristo, creciendo
juntos, no separados, ya que cada uno madura en piedad.

Otro componente clave de un matrimonio cristiano es la abnegación, como se describe en Filipenses 2:3-4. El principio de
humildad descrita en estos versículos es crucial para un matrimonio cristiano fuerte. Ambos, marido y mujer deben
considerar las necesidades de su compañero antes de las suyas, que requiere un desinterés que sólo es posible por el poder
del Espíritu Santo que mora en ellos. La humildad y la generosidad no vienen naturalmente a la naturaleza humana
pecaminosa. Son cualidades que sólo el Espíritu de Dios puede producir, nutrir y perfeccionar en nosotros. Por eso los
matrimonios cristianos fuertes se caracterizan por las disciplinas espirituales — el estudio de la Biblia, la memorización
de las Escrituras, la oración y meditación sobre las cosas de Dios. Cuando ambos cónyuges practican estas disciplinas,
cada uno es fortalecido y madurado, que naturalmente fortalece y madura el matrimonio.

19. Pregunta: "¿Cómo debería una boda cristiana ser diferente a una boda no cristiana?"

Respuesta: La principal diferencia entre una boda cristiana y una boda no cristiana es Cristo. Los cristianos que se casan
están haciendo un compromiso a Cristo, así como uno a otro, y ese compromiso debe ser obvio para todos que asisten a la
boda. En una boda no cristiana, la pareja — particularmente la novia — suele ser el punto focal. En una boda cristiana,
Cristo es el punto focal.

Una pareja cristiana que verdaderamente quiere glorificar a Cristo a través de su boda puede comenzar con los
preparativos tempranos, comenzando con una consejería bíblica prematrimonial con su pastor. Este asesoramiento
premarital basado en sólidos principios bíblicos define los roles del esposo y esposa, como se relacionan entre sí y a sus
futuros hijos (Efesios 5:22–6:4; Colosenses 3:18-21). La boda afirma delante de Dios y amigos y familia que el deseo de
la pareja es vivir según el plan de Dios para la familia.

La ceremonia también debe ser un reflejo de la dedicación de la pareja a la gloria de Jesucristo. Cada parte de la
ceremonia - desde la música, a los votos, al mensaje entregado por el pastor - debería reflejar ese compromiso. La música
debe ser reverente y honrar a Cristo, no mundana o frívola. Los votos deben tomarse con el pleno conocimiento de la
pareja que las palabras que hablan uno a otro constituyen un compromiso de por vida y con el conocimiento que lo que
prometen uno a otro, lo están prometiendo a Dios. El mensaje entregado por el pastor debe reflejar estas verdades y
compromiso.

Una pareja cristiana debe elegir a sus acompañantes cuidadosamente y con su compromiso a Cristo en mente. Estos
acompañantes no están ahí simplemente para hacer más elegante la ceremonia. Su presencia demuestra su acuerdo con y
su promesa de apoyar, el compromiso de la pareja para honrar a Cristo en su matrimonio. Por lo tanto, el vestido de la
novia y los vestidos de las damas de honor deben ser modestos y apropiados para estar parados en la presencia de Dios.
No hay lugar para una ropa mundana de corte bajo en una ceremonia de homenaje a Cristo.

Si hay una recepción, debería ser igualmente para honrar a Cristo. Aunque los familiares no cristianos a menudo están
presentes en bodas cristianas y recepciones, el servir alcohol en una recepción cristiana envía el mensaje equivocado a los
no creyentes, un mensaje que dice que hay muy poca diferencia entre aquellos que profesan a Cristo como Señor y
quiénes no lo hacen. Incluso si los creyentes que planifican la boda no ven nada malo con el alcohol y participan de ello
con una conciencia limpia, otros cristianos pueden sentirse ofendidos por la presencia del alcohol, y no debemos utilizar
nuestra libertad para causar que otro hermano tropiece.

Una pareja cuya boda es para honrar a Cristo recordará la belleza y la seriedad de la boda para toda la vida y encontrará
una forma maravillosa de comenzar su vida juntos.
20. Pregunta: "¿Tengo que confesar mi adulterio a mi cónyuge?"

Respuesta: Si o no confesar el pecado de adulterio a su cónyuge es un dilema para muchos cristianos que han tenido la
desafortunada experiencia de sucumbir al adulterio. 'Expertos' mundanos suelen alentar a adúlteros a mantener la boca
cerrada sobre sus infidelidades, proclamando que peor daño se hará por confesarlas. El problema con esto es que ahoga la
conciencia y no permite el restablecimiento de relaciones que la confesión intenta abarcar. Santiago 5:16 dice, “Confesaos
vuestras ofensas unos a otros, y orad unos por otros, para que seáis sanados.”

El apóstol Pablo afirmó sabiamente, “Y por esto procuro tener siempre una conciencia sin ofensa ante Dios y ante los
hombres.” (Hechos 24:16). Aunque principalmente el adulterio es un pecado contra Dios, la Biblia también dice que
nuestros cuerpos no nos pertenecen solamente, pero también a la persona con la cual estamos casados (1 Corintios 7:4). El
acto físico del sexo es el símbolo de la forma en que una pareja casada se convierte en una sola carne cuando Dios les une
en matrimonio (1 Corintios 6:15-16). Por estas razones, una persona que ha cometido adulterio debe orar y permitir que el
Espíritu Santo le dirija a él o a ella, confesando la infidelidad en el momento oportuno.

Una conciencia culpable no desaparecerá simplemente por tratar de ignorarlo. De hecho, puede llevar a problemas
psicológicos y hasta físicos. Tan difícil como sería para cualquier persona decirle a su esposo o esposa que ha sido infiel,
es necesario no sólo para la integridad del matrimonio, sino también para la relación entre la persona y Dios, para que su
conciencia pueda estar limpia. De ese modo, será capaz de vivir una vida santa e intachable.

21. Pregunta: "¿Cuáles son los motivos bíblicos para el divorcio?"

Respuesta: Cuando se habla de lo que dice la Biblia acerca del divorcio, es importante tener en mente las palabras de
Malaquías 2:16 (NVI), "Yo aborrezco el divorcio—dice el SEÑOR, Dios de Israel." Cualquier posible motivo que da la
Biblia para el divorcio, eso no significa que Dios desea que un divorcio ocurra en esas instancias. En lugar de preguntar
"¿es _______ un motivo de divorcio?", a menudo la pregunta debería ser "¿es _______ un motivo de perdón, restauración
y/o asesoramiento?"

La Biblia da dos motivos claros para el divorcio: (1) la inmoralidad sexual (Mateo 5:32; 19:9) y (2) el abandono por un
incrédulo (1 Corintios 7:15). Incluso en estos dos casos, sin embargo, el divorcio no es necesario o incluso animado. El
máximo que se puede decir es que la inmoralidad sexual y el abandono son motivos (un permiso) para el divorcio. La
confesión, el perdón, la reconciliación y la restauración son siempre los primeros pasos. El divorcio debe considerarse
sólo como un último recurso.

¿Hay algún motivo de divorcio más allá de lo que dice la Biblia explícitamente? Tal vez, pero no presumimos en la
Palabra de Dios. Es muy peligroso ir más allá de lo que dice la Biblia (1 Corintios 4:6). Los motivos adicionales más
frecuentes de divorcio de los cuales la gente pregunta son el abuso conyugal (físico o emocional), el abuso infantil
(emocional, físico o sexual), la adicción a la pornografía, el uso de drogas / alcohol, crimen / prisión y la mala
administración de las finanzas (tales como una adicción al juego). Ninguno de estos puede ser reclamado con base bíblica
explícita para un divorcio.

Eso no necesariamente significa, sin embargo, que no son motivos de divorcio que Dios aprobaría. Por ejemplo, no
podemos imaginar que sería el deseo de Dios para una mujer permanecer con un marido que abusa físicamente de ella o
sus hijos. En tal caso, la esposa debe separar definitivamente, ella y sus hijos, de su marido abusivo. Sin embargo, incluso
en una situación así, un tiempo de separación con el objetivo de arrepentimiento y restauración debe ser el ideal, no
necesariamente comenzando inmediatamente el proceso de divorcio. Por favor entiende, diciendo que lo anterior no son
motivos bíblicos del divorcio, definitivamente no estamos diciendo que un hombre/una mujer cuyo cónyuge participa en
tales actividades debe permanecer en la situación. Si existe algún riesgo a uno mismo o a los niños, la separación es un
paso apropiado y bueno.

Otra manera de mirar este tema es distinguir entre la base bíblica para el divorcio y fundamentos bíblicos para divorciarse
y volverse a casar. Algunos interpretan los dos motivos bíblicos para el divorcio mencionados anteriormente como los
únicos motivos para volverse a casar después de un divorcio, pero en otras instancias permiten el divorcio sin la intención
de volverse a casar. Mientras que esto es una interpretación plausible, parece que se acerque demasiado a presunción
sobre la Palabra de Dios.

En resumen, ¿cuáles son los motivos bíblicos del divorcio? La respuesta es la inmoralidad sexual y el abandono por un
cónyuge incrédulo. ¿Hay motivos adicionales de divorcio más allá de estos dos? Posiblemente. ¿El divorcio debe ser
tratado ligeramente o empleado como el primer recurso? Absolutamente no. Dios es capaz de cambiar y transformar a
cualquier persona. Dios es capaz de sanar y renovar cualquier matrimonio. El divorcio debe ocurrir solamente en los casos
de pecado atroz impenitente y repetido.

22. Pregunta: "¿El matrimonio impide tu relación con Dios?"

Respuesta: La cuestión de que el matrimonio puede interferir con el servicio a Dios era una preocupación de Pablo en 1
Corintios 7. Debido a esto, él afirmó que es mejor para una persona soltera permanecer como él era — soltero. Pero él
comprendió que la capacidad de manejar una vida sola sin "quemar" con pasión no fue un don dado a todo el mundo (los
versículos 7-9). En los versículos 32-35, Pablo afirma que los solteros son capaces de servir al Señor de una manera "sin
congoja", porque no necesitan enfocar una parte de sus vidas en agradar a sus cónyuges. Pero también afirmó que, ya sea
casados o no, deberíamos concentrarnos en servir a Cristo (los versículos 28-31).

Pero el hecho de que Jesús no llamó sólo a solteros — y de hecho seleccionó a Pedro, un hombre casado, como uno de los
tres discípulos más cercanos (Mateo 8:14) — indica que el matrimonio no necesita impedir la intimidad con Cristo.
Asimismo, en el Antiguo Testamento hay dos individuos (entre otros) que eran íntimos con Dios. Uno era Daniel; otro era
Moisés. Uno era soltero; uno estaba casado. Por lo tanto, el matrimonio no fue un factor en la determinación de intimidad
con Dios.

La clave del matrimonio no impidiendo la intimidad con Cristo es estar seguro de casarse "en el Señor" (1 Corintios 7:39)
o, para decirlo de otra forma, no entrar en un yugo desigual (2 Corintios 6:14) al casarse con un incrédulo, o un creyente
que no tiene la misma base doctrinal o el mismo deseo de servir a Cristo de todo corazón. Si uno se casa "en el Señor", la
Escritura promete los beneficios de un buen compañero (Proverbios 27:17; Eclesiastés 4:9-12), y el cónyuge se convierte
en una ayuda y estímulo en su caminar con Cristo.

23. Pregunta: "¿Es volverse a casar después del divorcio siempre adulterio?"

Respuesta: Antes de incluso comenzar a responder a esta pregunta, nos reiteramos, 'Dios odia el divorcio' (Malaquías
2:16). El dolor, confusión y frustración que la mayoría experimenta después de un divorcio sin duda son parte de la razón
por la que Dios odia el divorcio. Aún más difícil, bíblicamente, que la cuestión del divorcio es la cuestión de volverse a
casar después de un divorcio. La mayoría de las personas que se divorcian o se casan o consideran volviéndose a casar.
¿Qué dice la Biblia sobre esto?

Mateo 19:9 dice: “cualquiera que repudia a su mujer, salvo por causa de fornicación, y se casa con otra, adultera.” Ver
también Mateo 5:32. Estas Escrituras afirman claramente que volverse a casar después de un divorcio es adulterio,
excepto en el caso de "infidelidad matrimonial". En lo que respecta a esta "cláusula de excepción" y sus implicaciones,
por favor, lea los siguientes artículos:

¿Qué dice la Biblia acerca del divorcio y el segundo matrimonio?

Estoy divorciado. ¿Puedo volverme a casar?

Es nuestra opinión que hay ciertos casos en los que se permiten el divorcio y el segundo matrimonio sin que ese
matrimonio sea considerado adulterio. Estos casos incluyen el adulterio impenitente, el abuso físico del cónyuge o hijos y
el abandono de un cónyuge creyente por un cónyuge no creyente. No estamos diciendo que una persona en esas
circunstancias debe volverse a casar. La Biblia definitivamente alienta quedarse soltero o la reconciliación sobre el
casamiento (1 Corintios 7:11). Al mismo tiempo, es nuestra opinión que Dios ofrece Su misericordia y gracia al inocente
en un divorcio y permite que esa persona se vuelva a casar sin que esto sea considerado adulterio.

Una persona que obtiene un divorcio por una razón distinta de las razones mencionadas anteriormente y luego se vuelve a
casar ha cometido adulterio (Lucas 16:18). Entonces la pregunta llega a ser, es este nuevo matrimonio un 'acto' de
adulterio, o un 'estado' de adulterio. El tiempo presente del griego en Mateo 5:32,19:9 y Lucas 16:18 puede indicar un
continuo estado de adulterio. Al mismo tiempo, el tiempo presente en griego no siempre indica una acción continua. A
veces simplemente significa que algo ocurrió (tiempo presente aorístico o gnómico). Por ejemplo, la palabra ‘repudia’ en
Mateo 5:32 es el tiempo presente, pero el divorcio no es una acción continua. Es nuestra opinión que el volverse a casar,
sin importar las circunstancias, no es un estado continuo de adulterio. Sólo el acto de volverse a casar es adulterio.

En la ley del Antiguo Testamento, el castigo por el adulterio era la muerte (Levítico 20:10). Al mismo tiempo,
Deuteronomio 24:1-4 menciona el volverse a casar después de un divorcio, no lo llama adulterio y no exige la pena de
muerte para el cónyuge que se vuelve a casar. La Biblia dice claramente que Dios odia el divorcio (Malaquías 2:16), pero
nunca declara explícitamente que Dios odia el volverse a casar. La Biblia en ninguna parte manda a una pareja que se ha
vuelto a casar a divorciarse. Deuteronomio 24:1-4 no describe el nuevo matrimonio como no válido. Poner fin a un
segundo matrimonio por el divorcio sería tan pecaminoso como poner fin a un primer matrimonio por divorcio. Ambos
incluirían el rompimiento de los votos ante Dios, entre la pareja y frente a testigos.

Sin importar las circunstancias, una vez que una pareja se vuelve a casar, debe esforzarse a vivir su vida de casados en
fidelidad, de una manera que honra a Dios, con Cristo en el centro de su matrimonio. Un matrimonio es un matrimonio.
Dios no ve el nuevo matrimonio como no valido o adúltero. Una pareja que se ha vuelto a casar debe dedicarse el uno al
otro, y a Dios – y honrarlo haciendo su nuevo matrimonio uno que es duradero y centrado en Cristo (Efesios 5:22-33).

24. Pregunta: "¿Cómo puedo restaurar mi matrimonio?"

Respuesta: Puesto que la necesidad de restaurar una relación de matrimonio puede ser por muchas razones diferentes,
examinaremos los principios subyacentes que la Biblia establece para las relaciones en general y luego al matrimonio en
particular.

El lugar para comenzar es con la relación uno a uno entre un hombre o mujer y el Señor Jesucristo. Como creyentes
renacidos, el éxito de cualquier relación con los demás está en correlación directa con la calidad de nuestra relación
personal con el Señor Jesucristo. Cuando estamos fuera de comunión con el Señor debido al pecado o actitudes mentales
que son contrarias al punto de vista divino, encontramos que estamos mal con nosotros mismos, en primer lugar, y esto
afecta nuestras relaciones con los demás. Por lo tanto, restaurar nuestra comunión con el Señor a través de ajustarnos con
Su punto de vista y descansando en Su perdón (1 Juan 1:9) es donde debemos empezar.

Todo esto presupone que uno tiene una relación personal con el Señor Jesucristo a través del nuevo nacimiento. Es decir,
siendo renacidos a una nueva vida al aceptar la salvación mediante el don de la vida eterna en Cristo. Si no se ha dado ese
paso, entonces los principios bíblicos no son el primer tema a tratar; es la eterna salvación o redención.

Para el creyente renacido, el perdón es la posición y el privilegio que tenemos en Cristo, y debido a ese perdón se nos
manda a perdonar a los demás. "Antes sed benignos unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros, como
Dios también os perdonó a vosotros en Cristo." (Efesios 4:32). Si somos creyentes, somos perdonados "en Cristo" y "en
Cristo" también nosotros perdonamos a otros. Ninguna relación puede restaurarse sin el perdón. El perdón es una elección
que hacemos basada en la realidad de nuestro propio estado perdonado.

Para la relación matrimonial, la Biblia nos ha dado un modelo claro que es opuesto al punto de vista del mundo. Una vez
que el perdón ha sido dado y recibido, la aplicación del modelo de Dios comenzará a juntar las dos partes separadas en
una unión que honre a Dios. Esto requiere una decisión por parte de ambas personas. Hay un viejo refrán, 'No puedes usar
lo que no conoces'. Por lo tanto, debemos mirar en la Palabra de Dios para aprender el modelo de Dios para el
matrimonio.
Dios ordenó el primer matrimonio en el jardín del Edén entre Adán y Eva. Cuando el pecado entró, fue destruida esa
unión perfecta. Posteriormente, Dios dijo a Eva que Adán sería su 'cabeza' para enseñorearse de ella (Génesis 3:16).
(Compárese con 1 Corintios 11:3; Efesios 5:22; Tito 2:5; 1 Pedro 3:5-6.) Esta 'regla' ha sido rechazada por las mujeres del
movimiento liberal moderno y ha traído infelicidad indescriptible para aquellos que creen la "mentira". También hay el
punto de vista humano que 'todos son iguales'. En cierto modo, eso es cierto. Todos tenemos igualdad de acceso a la
salvación en Cristo Jesús (Gálatas 3:28). Pero decir que todo el mundo es igual de oportunidad humana, habilidades o
incluso poder es ingenuo. Dios tenía un propósito para la colocación de esposas bajo la autoridad de sus maridos. Por
causa del pecado, esa regla ha sido abusada y rechazada, y el resultado ha traído caos al hogar y a la familia. Sin embargo,
Dios dice que los maridos deben "amar a sus mujeres como a sus mismos cuerpos." (Efesios 5:28). De hecho, la mayor
parte de la responsabilidad se da al marido. La mujer debe someterse a su marido como al Señor; sin embargo, los esposos
deben amar a sus esposas "como Cristo amó a la iglesia y se entregó por ella" (Efesios 5:25-29).

1 Corintios 7 establece algunos principios y consejos prácticos, personales, y guiados por el Espíritu, sobre el matrimonio.
Una vez más, esto presupone que los individuos son creyentes renacidos. Este pasaje habla sobre el adulterio, la
fornicación, manteniéndose soltero y puro — o con el fin de evitar las trampas de la pasión y la fornicación — casarse.

El modelo divino del matrimonio sirve, pero requiere un compromiso de ambas partes. Generalmente, si se ha roto una
relación de matrimonio, hay temas que necesitan ser perdonados y dejados atrás para poder avanzar, y, nuevamente, esto
requiere una decisión y un compromiso. Rehusar perdonar hará imposible una restauración. La cuestión primordial es la
responsabilidad de cada individuo ante el Señor. Caminando en el perdón y la comunión sería un lugar maravilloso para
empezar a reconstruir la relación.

25. Pregunta: "¿Es malo para una pareja casada tener sexo por placer?"

Respuesta: Casi todo un libro en el Antiguo Testamento está dedicado al tema de la pasión y el sexo por placer. Cantar de
los Cantares es tan detallado en su intención del placer sexual en el matrimonio que alegorías fueron utilizadas para bajar
el tono, y los chicos Hebreos no podían leerlo hasta cumplir los 12 años, cuando se convirtieron en hombres. Dios quiso
claramente que el sexo en matrimonio sea placentero. 1 Corintios 7:3-5 habla de no abstenerse del sexo en el matrimonio:
"El marido cumpla con la mujer el deber conyugal, y asimismo la mujer con el marido. La mujer no tiene potestad sobre
su propio cuerpo, sino el marido; ni tampoco tiene el marido potestad sobre su propio cuerpo, sino la mujer. No os neguéis
el uno al otro, a no ser por algún tiempo de mutuo consentimiento, para ocuparos sosegadamente en la oración; y volved a
juntaros en uno, para que no os tiente Satanás a causa de vuestra incontinencia.”

Los sentimientos de deseos sexuales y placer durante las relaciones sexuales fueron creados por Dios, y el matrimonio fue
creado, en parte, para cumplir con esos anhelos. Lo que Pablo está diciendo es dirigir esos sentimientos a su cónyuge y no
a otro y asegurarse de que ellos se cumplan dentro de su relación de matrimonio, no fuera de ella. Observa que Pablo dice
que si uno de los cónyuges no está cumpliendo las expectativas de su cónyuge, ya sea de placer o tiempo, entonces ambos
deben traerlo ante Dios para que uno no intenta encontrar cumplimiento fuera de esa relación de matrimonio. Debido a la
existencia de la pornografía y la perversión del sexo a través de los años, muchas personas (especialmente cristianos)
tienen la idea que el sexo placentero es malo. A veces olvidamos que Dios nos formó para tener relaciones sexuales y creó
las emociones para ir con ella; la intención era el placer. Nosotros no debemos permitir que Satanás y sus mentiras nos
impidan disfrutar de nuestros cónyuges, y nosotros no debemos caer en el falso placer del sexo que el mundo ofrece. El
placer de Dios es real y satisfactorio; el de Satanás está vacío y falso.

26. Pregunta: "¿Qué significa unirse en un yugo desigual?"

Respuesta: La frase "yugo desigual" viene de 2 Corintios 6:14: "No os unáis en yugo desigual con los incrédulos; porque
¿qué compañerismo tiene la justicia con la injusticia? ¿Y qué comunión la luz con las tinieblas?"

Un yugo es una barra de madera que une dos bueyes el uno al otro y a la carga que tiran. Un equipo "en yugo desigual"
tiene un buey más fuerte y uno más débil, o uno más alto y uno más corto. El buey más débil o corto camina más lento
que el más alto o más fuerte, haciendo que la carga ande en círculos. Cuando los bueyes están en yugo desigual, no
pueden realizar la tarea indicada. En vez de trabajar juntos, están en desacuerdo el uno con el otro.

La advertencia de Pablo en 2 Corintios 6:14 es parte de un discurso más grande a la iglesia en Corinto sobre la vida
cristiana. Él los desalienta de estar en una asociación desigual con los incrédulos porque los creyentes y los incrédulos son
opuestos, como la luz y la oscuridad son opuestas. Simplemente tienen nada en común, como Cristo no tiene nada en
común con "Belial", una palabra hebrea que significa "indignidad o vileza" (v. 15). Aquí Pablo usa la palabra para
referirse a Satanás. La idea es que el mundo pagano, impío, incrédulo, se rige por los principios de Satanás, y que los
cristianos deben ser separados del mundo malvado, tal como Cristo fue separado de todos los métodos, propósitos y
planes de Satanás. Él no tenía ninguna participación en ellos, no formó ninguna unión con ellos, y así debe ser con los
seguidores del Uno en lo referente a los seguidores del otro. Intentar vivir una vida cristiana con un no cristiano como
nuestro amigo más unido y aliado sólo nos causará andar en círculos.

El "yugo desigual" a menudo se aplica a las relaciones comerciales. Entrar en una alianza el cristiano con el incrédulo es
buscar el desastre. Tienen cosmovisiones y morales opuestas, y las decisiones empresariales que deben hacerse todos los
días reflejarán la una o la otra. Para la relación de trabajo, uno u otro debe abandonar su base moral y avanzar hacia el
otro. Más a menudo que no, es el creyente que se encuentra presionado para abandonar sus principios cristianos en aras de
la rentabilidad y el crecimiento del negocio.

Por supuesto, la alianza más cercana que una persona puede tener con otro se encuentra en el matrimonio, y esto es cómo
se interpreta generalmente el pasaje. El plan de Dios es que un hombre y una mujer se conviertan en "una sola carne"
(Génesis 2:24), una relación tan íntima que uno literal y figurativamente se convierte en parte del otro. Uniendo un
creyente con un incrédulo es esencialmente unir dos opuestos, que hace una relación muy difícil.

27. Pregunta: "¿Qué dice la Biblia acerca del matrimonio gay o matrimonio entre personas del mismo sexo?"

Respuesta: Aunque la Biblia habla del tema de la homosexualidad, no menciona explícitamente el matrimonio gay o
matrimonio entre personas del mismo sexo. Sin embargo, es evidente que la Biblia condena la homosexualidad como un
pecado inmoral y antinatural. Levítico 18:22 identifica el sexo homosexual como una abominación, un pecado detestable.
Romanos 1:26 declara que los deseos y acciones homosexuales son vergonzosos, no naturales, lujuriosos e indecentes. La
Primera Carta a los Corintios 6:9 afirma que los homosexuales son injustos y no heredarán el reino de Dios. Puesto que
ambos los deseos y acciones homosexuales son condenados en la Biblia, es evidente que los homosexuales "casándose"
no es la voluntad de Dios, y sería, de hecho, pecaminoso.

Cuando la Biblia menciona el matrimonio, es entre un hombre y una mujer. La primera mención del matrimonio, Génesis
2:24, lo describe como un hombre dejando a sus padres, y uniéndose a su esposa. En pasajes que contienen instrucciones
sobre el matrimonio, como por ejemplo, 1 Corintios 7:2-16 y Efesios 5:23-33, la Biblia identifica claramente el
matrimonio entre un hombre y una mujer. Bíblicamente hablando, el matrimonio es la unión de por vida de un hombre y
una mujer, principalmente con la finalidad de crear una familia y proporcionar un entorno estable para la familia.

La Biblia, sin embargo, no tiene que ser utilizada únicamente para demostrar este entendimiento del matrimonio. La
definición bíblica del matrimonio ha sido la comprensión universal del matrimonio en toda civilización humana en la
historia del mundo. La historia argumenta en contra de los matrimonios gay. La psicología secular moderna reconoce que
los hombres y las mujeres son psicológicamente y emocionalmente diseñados para complementar el uno al otro. Por lo
que se refiere a la familia, los psicólogos sostienen que la unión entre un hombre y una mujer en la que ambos cónyuges
son buenos modelos de papeles de género es el mejor ambiente en el que criar a niños equilibrados y bien ajustados. La
psicología argumenta en contra de los matrimonios gay. En la naturaleza, es decir, el aspecto físico, claramente, los
hombres y las mujeres fueron diseñados para "encajar" sexualmente. Con el propósito "natural" de la relación sexual
siendo la procreación, está claro que sólo una relación sexual entre un hombre y una mujer puede cumplir con este
propósito. La naturaleza argumenta en contra de los matrimonios homosexuales.
Por lo tanto, si la Biblia, la historia, la psicología, y la naturaleza argumentan para el matrimonio entre un hombre y una
mujer, ¿por qué hay tanta controversia hoy en día? ¿Por qué son etiquetados como fanáticos intolerantes y odiosos los que
se oponen al matrimonio gay o matrimonio entre personas del mismo sexo, no importa cuán respetuosamente se presente
la oposición? ¿Por qué los del movimiento por los derechos gay están exigiendo tan agresivamente para el matrimonio
homosexual, cuando la mayoría de las personas, religiosas y no religiosas, apoyan, o al menos son mucho menos
opuestos, a que las parejas homosexuales tengan los mismos derechos legales que las parejas casadas con alguna forma de
unión civil?

La respuesta, según la Biblia, es que todo el mundo sabe inherentemente que la homosexualidad es inmoral y antinatural,
y la única manera de acabar con este conocimiento es por normalizar la homosexualidad, y atacar cualquier y toda
oposición a ella. La mejor manera de normalizar la homosexualidad es colocando el matrimonio entre personas del mismo
sexo en un plano de igualdad con el matrimonio tradicional de género opuesto. Romanos 1:18 ilustra esto. La verdad es
conocida porque Dios la ha dejado clara. La verdad es rechazada y sustituida por una mentira. La mentira es promovida y
la verdad reprimida y atacada. La vehemencia y la ira expresadas por muchos en el movimiento de los derechos de los
homosexuales a cualquier persona que se opone a ellos es, en efecto, una indicación de que saben que su posición es
indefendible. Tratando de superar una posición débil por levantar la voz es el truco más antiguo en el debate. Tal vez no
haya descripción más exacta del programa moderno de los derechos gay que la que vemos en Romanos 1:31; ”son
desleales, sin afecto natural, implacables, sin misericordia."

Dar sanción al matrimonio homosexual sería dar aprobación para el estilo de vida homosexual, que la Biblia condena
clara y consistentemente como pecaminoso. Los cristianos deben oponerse con firmeza a la idea del matrimonio gay o
matrimonio de personas del mismo sexo. Además, hay argumentos fuertes y lógicos contra el matrimonio homosexual
dentro de contextos completamente separados de la Biblia. Uno no tiene que ser un cristiano evangélico para reconocer
que el matrimonio es entre un hombre y una mujer.

Según la Biblia, el matrimonio es ordenado por Dios a ser entre un hombre y una mujer (Génesis 2:21-24; Mateo 19:4-6).
El matrimonio gay o matrimonio entre personas del mismo sexo es una perversión de la institución del matrimonio y una
ofensa al Dios que creó el matrimonio. Como cristianos, no debemos tolerar o ignorar el pecado. Más bien, debemos
compartir el amor de Dios y el perdón de los pecados que está a disposición de todos, incluidos los homosexuales, a través
de Jesucristo. Hemos de hablar la verdad en amor (Efesios 4:15) y defender la verdad con "mansedumbre y reverencia" (1
Pedro 3:15). Como cristianos, cuando defendemos la verdad y el resultado es ataques personales, insultos, y persecución,
debemos recordar las palabras de Jesús: "Si el mundo os aborrece, sabed que a mí me ha aborrecido antes que a vosotros.
Si fuerais del mundo, el mundo amaría lo suyo; pero porque no sois del mundo, antes yo os elegí del mundo, por eso el
mundo os aborrece." (Juan 15:18-19).

28. Pregunta: "¿Qué dice la biblia acerca de ser un esposo cristiano?"

Respuesta: La biblia dice lo suficiente acerca de cómo ser un esposo cristiano que hasta incluso se podría escribir un libro
al respecto. De hecho, se han escrito una serie de libros sobre eso. En este artículo se ofrece una breve introducción.

La ilustración más clara de un esposo cristiano se presenta en Efesios 5:15-33. Este es el corazón de la aplicación del
apóstol Pablo de lo que significa estar en Cristo, es decir, estar en una relación correcta con Dios. Las instrucciones de
Pablo para la mujer cristiana, empezando en el versículo 23, explican que ella debe reconocer en su esposo la clase de
líder que Cristo es para su amada iglesia. Dos frases más adelante (versículo 25), Pablo directamente dice lo mismo al
esposo cristiano. Entonces, el modelo cristiano para una conducta de esposo, es Jesucristo mismo. En otras palabras, Dios
espera que los esposos cristianos se sacrifiquen amando a sus esposas, que las amen total e incondicionalmente, de la
misma forma en que nuestro salvador nos ama.

Se espera que el esposo cristiano esté dispuesto a darlo todo, incluyendo su vida, si fuera necesario, para el beneficio y
bienestar de su esposa. El plan de Dios es que el esposo y la esposa sean uno solo (Marcos 10:8), así que lo que es del
esposo, pertenece a la esposa. No hay egoísmo en el amor (1 Corintios 13:5); lo único que hay es el dar. El sentimiento
del esposo cristiano para su esposa, va más allá del enamoramiento, el romance, o el deseo sexual. La relación se basa en
el verdadero amor, el espíritu de sacrificio que refleja a Dios y que es dado por Él. El esposo cristiano está más interesado
en el bienestar de su esposa que en el suyo. Él defiende el bienestar espiritual de su esposa como coherederas de la vida
eterna (1 Pedro 3:7). Él no busca lo que pueda obtener de ella, pero piensa en lo que él puede llegar a ser y a hacer por
ella.

Efesios 5 describe cómo el esposo cristiano amoroso es el instrumento del amor de Cristo por su esposa, y es al mismo
tiempo un modelo del amor de Cristo por su iglesia. ¡Qué honor! Y qué responsabilidad. Sólo por el sometimiento a la
fortaleza viva de Jesucristo, cualquier hombre puede cumplir tal desafío. Es por eso que él debe apoyarse en el poder del
Espíritu Santo (Efesios 5:18), y como resultado de la reverencia por Cristo, someterse al servicio de su esposa (versículo
21 y el resto del pasaje).

Muchas veces un esposo cristiano es también un padre. Los papeles de esposo y padre están entrelazados. Dios creó al
hombre y a la mujer como personas sexuales para una serie de propósitos. Uno de esos es darnos el gozo de continuar la
raza, de poblar la tierra con generaciones de personas que lleven el nombre de Dios y reflejen su imagen. Ver Génesis
1:27-28 y las 2:20-25, junto con Deuteronomio 6:1-9 y Efesios 6:4. La familia, la familia cristiana, está en el centro del
plan de Dios para la humanidad, y es la base de la sociedad humana. El marido es el cabeza de familia. De la misma
manera que un esposo cristiano no puede amar y guiar a su esposa apartado del poder del Espíritu Santo, tampoco podría
amar a sus hijos y criarlos en la amonestación del Señor. Los maridos y los padres tienen una gran responsabilidad y
privilegio. Cuando buscan a Dios y siguen su guianza, sirven bien a sus familias y honran el nombre de Cristo.

29. Pregunta: "¿Qué dice la biblia acerca de ser una esposa cristiana?"

Respuesta: Una mujer cristiana es una creyente en Cristo Jesús, una mujer casada que tiene sus prioridades en orden. Ella
ha elegido la piedad como el centro de su vida, y hace de la piedad el enfoque en cada relación, incluido el matrimonio.
Una esposa piadosa ha decidido que agradar y obedecer a Dios, es más importante para ella que su felicidad o placer
temporal, y está dispuesta a hacer cualquier sacrificio necesario para honrar al Señor en su papel como esposa.

El primer paso para convertirse en una esposa cristiana es rendirse al señorío de Jesús. Sólo con el empoderamiento del
Espíritu Santo, cualquiera de nosotros puede vivir como personas piadosas (Gálatas 2:20; Tito 2:12). Cuando ponemos
nuestra fe en Jesucristo como nuestro Salvador y Señor (Juan 3:3), es similar al del día de la boda. Toda la dirección de
nuestras vidas ha cambiado (2 Corintios 5:17). Comenzamos a ver la vida desde la perspectiva de Dios, en lugar de
perseguir nuestros propios planes. Esto significa que una mujer cristiana se acercará al matrimonio con una mentalidad
distinta a la de una mujer mundana. Ella no sólo desea ser una buena esposa para su marido, sino también una mujer
piadosa para su Señor.

Ser una mujer cristiana implica hacer realidad el principio que se encuentra en Filipenses 2:3–4: "Nada hagáis por
contienda o por vanagloria; antes bien con humildad, estimando cada uno a los demás como superiores a él mismo; no
mirando cada uno por lo suyo propio, sino cada cual también por lo de los otros". Si se sigue de cerca, este principio
eliminaría la mayoría de los argumentos matrimoniales. Puesto que por naturaleza somos egoístas, debemos confiar en el
Señor para crucificar ese deseo egoísta y que nos ayude a buscar el mejor interés de nuestros cónyuges. Para una esposa,
esto significa permanecer consciente de que su marido no es una mujer y tampoco piensa como una de ellas. Las
necesidades del esposo son diferentes a las de la esposa, y la responsabilidad de ella es entender esas necesidades y buscar
suplirlas en lo posible.

Una de las zonas más frecuentes de conflicto en el matrimonio es el sexo. Por lo general los hombres desean sexo con más
frecuencia que sus esposas. Los hombres también dan un mayor valor a la relación sexual, y su autoestima se puede sentir
amenazada cuando sus esposas se niegan a cooperar. Aunque no siempre es el caso, la mayoría de las esposas pierden el
grado de interés en el sexo que pudieron haber tenido al principio de la relación y encuentran satisfacción emocional a
través de otras relaciones, como por ejemplo los hijos o los amigos. Esto puede llevar al esposo a un resentimiento y
agresividad cuando su esposa no entiende su verdadera necesidad de expresión sexual. Una esposa cristiana busca suplir
esa necesidad, incluso cuando está cansada o no está interesada. 1 Corintios 7:1–5 explica que los esposos y las esposas
no tienen control total sobre sus propios cuerpos, y que por el contrario se han entregado el uno para el otro. Una esposa
cristiana se da cuenta de que al entregar su cuerpo a su marido es, en realidad, rendirse al plan que el Señor tiene para ella.

Efesios 5:22–24 aborda el tema de la sumisión, que lamentablemente muchos la han manejado mal. Se le dice a las
esposas que se sujeten a sus maridos como al Señor. Muchas mujeres se avergüenzan al escuchar la palabra sujetar porque
se ha utilizado como una excusa para tratarlas como esclavas. Cuando estos tres versículos son arrancados de su contexto
y se aplican solamente a las mujeres, se convierten en una herramienta en la mano de Satanás. Satanás a menudo tuerce
las escrituras para cumplir sus malvados propósitos, y ha usado este versículo para corromper el plan de Dios para el
matrimonio. El mandamiento que se refiere a la sujeción realmente empieza en el versículo 18, que dice que todos los
cristianos deberían someterse el uno al otro. Luego se aplica a las esposas en el matrimonio, pero la mayor parte de la
responsabilidad recae en que el marido debe amar a su esposa de la misma manera que Cristo ama a la iglesia (Efesios
5:25-32). Cuando un esposo vive en obediencia a la expectativa que Dios tiene de él, no va a ser difícil para una esposa
cristiana someterse al liderazgo de su esposo.

Mientras que hay esposas cristianas que no tienen hijos, la mayoría de las mujeres casadas se convertirán en madres en
algún momento. Durante esta transición, es natural para ella colocar todo su esfuerzo y atención a los hijos. Puede tomar
algún tiempo adaptarse a las nuevas responsabilidades familiares, pero una esposa cristiana recuerda que su marido es su
primera prioridad. Las necesidades de él son importantes. A veces ella puede sentir que no tiene nada para darle a su
esposo al final de un día frustrante, sin embargo, ella puede acudir al Señor y encontrar la fuerza y el vigor para seguir
siendo primero una esposa y segundo una madre (Proverbios 18:10; Salmo 18:2).

La comunicación es fundamental durante los primeros años de crianza de los hijos, y una esposa cristiana entablará
conversaciones sin prejuicios con su esposo, explicando cómo él puede ayudar y lo que ella necesita de parte de él, a fin
de que ella pueda responder mejor a las necesidades de su esposo. Las parejas que permanecen conectadas y a propósito
sacan tiempo para estar juntos, crecen más fuertes y construyen vínculos más profundos que les hará mantener un
matrimonio saludable. Una esposa cristiana también se da cuenta que no es egoísmo el sacar tiempo para ella. Ella es
honesta con su esposo acerca de sus propias necesidades emocionales y psicológicas. Las esposas que descuidan o dejan
de expresar sus propias necesidades por miedo a parecer egoístas, sólo se están preparando para que el resentimiento y el
desgaste vengan más adelante. Antes de que una esposa y madre pueda darle a su familia lo que necesita, ella debe
cuidarse a sí misma.

Proverbios 31 ha sido visto con escepticismo por muchas esposas cristianas, porque parece retratar a la esposa piadosa
como un ideal imposible para las mujeres. Pero es importante recordar que la mujer virtuosa descrita no existe. Ella es un
ejemplo ficticio del tipo de mujer que un hombre debe buscar como esposa. Se presenta como un contraste con las
cualidades que harían que una mujer fuera una compañera inadecuada, tales como la pereza, el egoísmo, la necedad, el
descuido y la falta de honra. Una esposa cristiana pretende demostrar lo opuesto de esas características desagradables, y
Proverbios 31 es una ilustración de lo que podría parecer. No es para ser tomado literalmente, como si cualquier esposa
cuyos hijos no "están abrigados" (versículo 21) o que "no apaga su lámpara en la noche" (versículo 18), sea una fracasada.
Más bien, este pasaje de las escrituras está aplaudiendo a las mujeres inteligentes, virtuosas y esforzadas, en un momento
en que los aportes de las esposas y las madres pasaron desapercibidos. Las mujeres piadosas pueden gozarse en esto
cuando sus propias decisiones reflejan algunas de las cualidades que se describen aquí.

Las esposas suelen expresar que quieren que sus maridos sean buenos líderes, y algunas se lamentan de que sus maridos
no están guiando bien a su familia. Es cierto que Dios espera que los esposos asuman la responsabilidad por el bienestar
de sus familias. Pero es importante recordar que los buenos líderes deben tener buenos seguidores. Como parte de la
maldición que Dios puso sobre Eva por su pecado (Génesis 3:16), las mujeres por naturaleza tienen una tendencia al deseo
de gobernar sobre sus maridos. Muchas mujeres ven a sus maridos como proyectos inconclusos que ellas están destinadas
a corregir. El intento de la mujer por "ayudarle", a menudo hace que su esposo no quiera escuchar, especialmente si no se
siente cómodo en la función de liderazgo. Esto no justifica su negativa para avanzar en el papel que Dios ha diseñado para
él. Por lo tanto, una mujer cristiana reconoce su papel y permite que su esposo lidere. Ella puede ofrecer respetuosamente
su consejo y opinión, y un esposo sabio lo buscará, aunque ella reconoce que, una vez que lo hace, termina su
responsabilidad y la decisión final recae en él. Cuando él sabe que ella no lo va a derribar cuando ella no está de acuerdo,
es más probable que él dé un paso adelante y lidere.

Un peligro que las mujeres cristianas pueden encontrar en el matrimonio y la maternidad, es cuando permiten que sus
identidades estén completamente fundamentadas en sus funciones familiares. El aumento de la tasa de divorcio entre
parejas de mediana edad en algunas partes del mundo, da testimonio de este patrón destructivo. Muchas veces es la mujer
la que abandona a un buen hombre por la única razón de no sentirse feliz. Parte de la desilusión de una esposa se debe a la
forma en que el matrimonio se ha exaltado como el objetivo final de las jovencitas. Desde la infancia ella ha creído que,
una vez conozca y se case con el hombre correcto, se sentirá realizada. Mucha de la enseñanza de la iglesia ha sido parte
de esta deificación del matrimonio, por lo tanto, una mujer cristiana puede sentir la decepción como si Dios la hubiera
engañado. Mientras que el matrimonio es bueno, correcto y un vehículo para la bendición, nunca se debe considerar como
el origen del valor y la plenitud de una mujer. Sólo Dios puede ser eso, y las esposas cristianas son aquellas que ven sus
funciones, no como fines en sí mismos, sino como medios a través de los cuales pueden servir mejor a su Señor (1
Corintios 10:31).

Una mujer que quiere ser una esposa cristiana piadosa, puede hacerse las siguientes preguntas:

1. ¿Estoy manteniendo mi vida espiritual saludable y haciendo de ella mi principal prioridad? (Mateo 6:33)

2. ¿He aceptado con gusto mi función dada por Dios de ser una compañera para mi esposo, y no su jefe? (1 Corintios
11:3)

3. ¿Busco diariamente humillarme a mí misma y servir como lo hizo Jesús, en lugar de tratar de ser servida? (Marcos
10:44–45)

4. ¿He despojado mi corazón de ídolos, tales como ir de compras, coqueteos, acumular cosas, o adicciones? (Éxodo 20:3)

5. ¿Mi tiempo libre indica que valoro a mi esposo, mi familia y a mi Salvador? (Gálatas 5:13).

6. ¿Estoy cuidando el espíritu de mi casa, por lo que permito que entre a través de los medios de comunicación, revistas y
música? (Filipenses 4:8)

7. ¿Me mantengo física y emocionalmente agradable a mi esposo? (Proverbios 27:15; 31:30)

8. ¿Mi vestido, el maquillaje y la presentación indican que yo respeto mi cuerpo, mi esposo y mi Salvador? (1 Pedro 3:3–
5)

9. ¿He quitado de mi vocabulario palabras groseras (palabrotas, conversaciones desagradables, chistes groseros), de modo
que mis palabras sean amables? (Colosenses 4:6)

10. ¿Soy una administradora sabia y cuidadosa de las finanzas del hogar? (Proverbios 31:16)

11. ¿Respeto a mi esposo por causa de su posición, o sólo cuando creo que se lo merece? (Efesios 5:33)

12. ¿Cuido bien el hogar de mi esposo y los niños? (Proverbios 31:27–28)

13. ¿Guardo el corazón de mi esposo al no revelar conversaciones privadas públicamente o utilizar sus debilidades en
contra de él? (Proverbios 31:11)

14. ¿Continúo desarrollando los dones y las pasiones que Dios me ha confiado? (2 Timoteo 1:6)

15. ¿Voy a confiar en mis propias fuerzas o el poder del Espíritu Santo, para ser una esposa, madre y discípula piadosa?
(Gálatas 5:25)
Puesto que Jesús canceló nuestra deuda de pecado (Colosenses 2:14), cualquiera que lo desee puede convertirse en una
persona piadosa. La piedad no depende del intelecto, la educación o la religión. Tampoco está fuera de los límites para
aquellos con un pasado pecaminoso, papeles de divorcio, o expedientes carcelarios. Como seguidores de Cristo, debemos
tratar de ser más piadosos en cualquier función que desempeñemos, porque ese es el mandato (1 Pedro 1:16) y porque
queremos ser más como Aquel que amamos.

30. Pregunta: "¿Cuál es la definición del matrimonio?"

Respuesta: En todo el mundo, al menos 17 países han legalizado el matrimonio entre parejas del mismo sexo.
Obviamente, la definición social del matrimonio está cambiando. Pero, ¿tiene el gobierno el derecho de redefinir el
matrimonio, o la definición de matrimonio ya ha sido establecida por una autoridad superior?

En Génesis capítulo 2, Dios declara que no es bueno para Adán (el primer hombre) vivir solo. Todos los animales están
aquí, pero ninguno de ellos es una pareja adecuada para Adán. Dios, por lo tanto, en un acto especial de creación, hace a la
mujer. Sólo unos pocos versículos más adelante, la mujer se le llama "su esposa" (Génesis 2:25). El Edén fue el escenario
del primer matrimonio, ordenado por Dios mismo. El autor de Génesis luego registra el estándar por el cual se definen
todos los futuros matrimonios: "Por tanto, dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán una
sola carne" (Génesis 2:24).

Este pasaje de la escritura nos da varios puntos para entender el diseño de Dios para el matrimonio. En primer lugar, el
matrimonio involucra a un hombre y una mujer. La palabra hebrea para "esposa" es específicamente el género; no puede
significar otra cosa que "una mujer". No hay ningún pasaje de las escrituras que mencione un matrimonio diferente al que
se realiza entre un hombre y una mujer. Es imposible que una familia se constituya o que la reproducción humana se lleve
a cabo asexualmente. Puesto que Dios ordenó que el sexo tuviera lugar sólo entre una pareja casada, se deduce que el plan
de Dios es que la unidad familiar se forma cuando un hombre y una mujer se unen en una relación sexual y tienen hijos.

El segundo principio de Génesis 2 sobre el diseño de Dios para el matrimonio, es que el matrimonio está destinado a durar
toda la vida. El versículo 24 dice que los dos llegarán a ser "una sola carne". Eva fue tomada del costado de Adán, y así
fue, literalmente, una sola carne con Adán. Su propia esencia se formó a partir de Adán, y no de la tierra. Desde entonces,
cada matrimonio tiene el propósito de reflejar la unidad compartida por Adán y Eva. Ya que su vínculo estaba "en la
carne", ellos estuvieron juntos para siempre. No se escribió ninguna cláusula de escape en el primer matrimonio que
permitió que los dos se separaran. Esto significa que Dios diseñó el matrimonio para toda la vida. Cuando un hombre y
una mujer hacer un compromiso para casarse, llegan a "ser una sola carne", íntimamente ligados entre sí hasta la muerte.

Un tercer principio de este pasaje sobre el diseño de Dios para el matrimonio es la monogamia. Las palabras en hebreo
para "hombre" y "mujer" son singulares y no permiten tener varias esposas. Aunque algunas personas en las escrituras
tuvieron varias esposas, es evidente desde el relato de la creación que el diseño de Dios para el matrimonio es de un
hombre y una mujer. Jesús hizo hincapié en este principio cuando recurrió a la narración del Génesis para contrarrestar la
idea del divorcio fácil (Mateo 19:4-6).

No es de extrañar que el mundo desee cambiar lo que Dios ha instituido. "Los designios de la carne son enemistad contra
Dios; porque no se sujetan a la ley de Dios, ni tampoco pueden" (Romanos 8:7). Aunque el mundo está intentando
proporcionar sus propias definiciones de lo que ellos llaman "matrimonio", la biblia sigue vigente. La definición clara del
matrimonio es la unión de un hombre y una mujer para toda la vida.

31. Pregunta: "¿Qué se debe hacer si el esposo y la esposa no están de acuerdo sobre el diezmo / en qué cantidad
dar?"

Respuesta: Cuando un esposo y una esposa no están de acuerdo sobre el "diezmo", o en cuánto a dar a la iglesia local y a
otros ministerios, se puede generar una contienda. En primer lugar, es importante comprender que los cristianos bajo el
nuevo pacto no están obligados a diezmar el 10% de sus ingresos. Dios instituyó el diezmo a Israel en la economía del
antiguo testamento. El diezmo era una práctica incluso antes de que la ley fuera dada (Génesis 14:20), y Levítico 27:30
dice que las personas tenían que dar el diezmo de la tierra, la simiente o el fruto de los árboles, porque todo pertenece al
Señor. En Deuteronomio 14:22, Moisés hace referencia a algo que Dios le dice a las personas, "Indefectiblemente
diezmarás todo el producto del grano que rindiere tu campo cada año". El pueblo de Israel tenía que traer una décima
parte de todos sus aumentos y entregarlos al Señor. El diezmo sustentó el tabernáculo y más tarde el templo, así como al
sacerdocio.

Hoy, nuestros diezmos y ofrendas son una ofrenda de amor que damos a Dios en agradecimiento por las bendiciones que
recibimos como hijos suyos. No estamos bajo la ley de la economía del antiguo testamento, sino que estamos en la era de
la gracia. Nuestros diezmos y ofrendas son una forma de apoyar la obra de Dios en nuestras iglesias locales, así como los
esfuerzos misioneros.

Cuando damos al Señor, debemos dar con un corazón alegre. "Pero esto digo: El que siembra escasamente, también segará
escasamente; y el que siembra generosamente, generosamente también segará. Cada uno dé como propuso en su corazón:
no con tristeza, ni por necesidad, porque Dios ama al dador alegre" (2 Corintios 9:6-7). El dar por obligación o el dar para
compensar algo que falta, no nos beneficiará espiritualmente, ni llevará bendición a la familia.

En el orden de Dios, el esposo y la esposa son uno (Marcos 10:8). Idealmente, el esposo y la esposa deberían hablar
acerca de sus ofrendas, y llegar a un acuerdo mutuo, tanto en la cantidad adecuada y en los lugares apropiados, para dar
teniendo en cuenta los principios bíblicos. Si hay un desacuerdo respecto al dar, la esposa no puede usurpar la autoridad
del marido y dar en representación de él, o intentar detenerlo para que no dé. Al hacerlo, la esposa asume la autoridad de
la cabeza (Efesios 5:22-33) sobre ella misma, y eso está fuera del orden de Dios. Las esposas deben caminar en
obediencia a los mandatos de Dios y sujetarse como si estuvieran sujetas al Señor (Efesios 5:22). Asimismo, los esposos
deben sujetarse a Dios y a amar a sus esposas desinteresadamente (Efesios 5:22-33). El esposo debería considerar en
oración la opinión de la esposa y, en última instancia, dejarse guiar por el Señor. Si uno de los cónyuges es un incrédulo,
se siguen manteniendo los mismos principios. El marido, como cabeza de la familia, asume la responsabilidad final por
las decisiones respecto al dar.

La sujeción al orden de Dios traerá una bendición y la gracia de permanecer en la fe. Dios tiene una manera de hacer las
cosas, y confiadamente podemos estar quietos y observar sin encargarnos de corregir lo que vemos que está mal. En 1
Samuel encontramos este principio eterno: "Y Samuel dijo: ¿Se complace Jehová tanto en los holocaustos y víctimas,
como en que se obedezca a las palabras de Jehová? Ciertamente el obedecer es mejor que los sacrificios, y el prestar
atención que la grosura de los carneros" (1 Samuel 15:22).

32. Pregunta: "¿Cómo pueden los cristianos casados evitar las aventuras emocionales?"

Respuesta: Una aventura emocional ocurre cuando una persona casada comparte la intimidad y el apoyo emocional con
una persona distinta a su cónyuge. Estar emocionalmente cercano a otra persona que no sea su cónyuge, puede tener un
efecto de enfriamiento en la relación matrimonial; además, la intimidad emocional a menudo progresa hasta la intimidad
física, trayendo la devastación. Mucha gente niega la gravedad de aventuras emocionales, aunque esas aventuras no son
inofensivas y pueden destruir los matrimonios y las familias.

Los cónyuges deben compartir los problemas, los sentimientos, las necesidades y el uno con el otro y determinar los
límites de lo que se puede compartir fuera del matrimonio y con quién. Tener amistades fuera del matrimonio es algo
bueno, pero depender de terceras personas para satisfacer necesidades emocionales puede convertirse en una tentación,
especialmente cuando los cónyuges pasan mucho tiempo separados. Compañeros de trabajadores y otras personas con
quienes pasamos largos espacios de tiempo, pueden llegar a ser un sustituto para el apoyo emocional del cónyuge. Las
relaciones de trabajo y las amistades necesitan tener límites adecuados para asegurarnos que no resulten inapropiados.

Hay señales de advertencia de que una inocente amistad podría terminar en una aventura emocional. Cuando comenzamos
a sentir una necesidad de ocultar aspectos de una relación, estamos cruzando una línea en territorio inapropiado. La
distancia emocional entre los cónyuges o un aumento en el número de argumentos, puede indicar que uno de los cónyuges
está acudiendo a otra persona en busca de intimidad. La intimidad requiere cercanía, y eso no puede suceder si un
cónyuge busca intimidad con otra persona fuera del matrimonio.

Los cristianos deben guardarse contra la tentación de apoyarse en alguien que no sea el cónyuge que Dios le ha dado.
Aquí hay algunas decisiones acertadas:

1. No pase tiempo a solas con alguien del sexo opuesto, especialmente con alguien que le atraiga.

2. El tiempo que pase con otra persona no debe ser mayor al tiempo que pasa con su cónyuge.

3. No comparta detalles íntimos de su vida con nadie antes de compartirlo con su cónyuge.

4. Viva de forma transparente. Haga todo como si su cónyuge estuviera presente.

5. Dedique tiempo a la oración personal y al estudio de la biblia. Pídale a Dios que ponga un cerco alrededor de su
matrimonio (Job 1:10).

6. Mantenga pensamientos puros. No contemple fantasías con otras personas.

7. Planifique tiempo con su cónyuge cada día, cada semana y mensualmente, y use esos momentos para construir cercanía
emocional.

Todas estas opciones ayudarán a los cristianos a identificar áreas débiles y evitar la tentación de aventuras emocionales.

Las prioridades cristianas colocan al matrimonio y a la familia en segundo lugar después del Señor. Dios es el único que
puede suplir plenamente nuestras necesidades, y Él es la primera prioridad. Dios diseñó el matrimonio para unir a dos
personas en una sola (Génesis 2:24). Él quiere que crezcan juntos y que nada los separe (Mateo 19:6). Las parejas casadas
deben valorar su relación de la manera que el Señor lo hace y buscar formas para fortalecerlo y edificar la intimidad. El
Señor también prohíbe el adulterio o la lujuria por una persona fuera del matrimonio (Proverbios 6:25; Éxodo 20:14;
Mateo 5:28). Las personas que buscan satisfacer sus necesidades por fuera del diseño del Señor, pecan contra Dios y
posiblemente arruinan sus relaciones (Proverbios 6:32; 1 Corintios 6:9-20).

Muchos en el mundo creen que las parejas casadas necesitan "espacio" hasta el punto de llevar vidas separadas con el
propósito de tener una relación saludable. La biblia de ninguna manera defiende la codependencia. Sin embargo, el
matrimonio es por definición una vida vivida y planificada en conjunto; es la interdependencia. Aquellos que no entienden
el plan de Dios para el matrimonio pueden pensar que no es saludable compartir todo con una persona, pero eso es lo que
hace al matrimonio diferente de cualquier otra relación. Es una unión bendecida entre dos personas y refleja la relación de
Cristo y su iglesia.

Compartir la intimidad ya sea física o emocional con alguien que no sea su cónyuge, es un pecado y una violación de la
confianza.

33. Pregunta: "¿Qué es la cláusula de excepción?"

Respuesta: La "cláusula de excepción" es la declaración hecha por Jesús en Mateo 5:32 y 19:9, "a no ser por causa de
fornicación". Brinda una "excepción" para contraer nuevo matrimonio una vez que el divorcio se considere adulterio.
Mateo 5:32 dice, "Pero yo os digo que el que repudia a su mujer, a no ser por causa de fornicación, hace que ella adultere;
y el que se casa con la repudiada, comete adulterio". Asimismo, Mateo 19:9 dice, "Y yo os digo que cualquiera que
repudia a su mujer, salvo por causa de fornicación, y se casa con otra, adultera; y el que se casa con la repudiada,
adultera". Entonces, ¿qué es exactamente "fornicación", y por qué es una excepción a la afirmación de Jesús de que
contraer nuevas nupcias después de un divorcio es adulterio?

El significado de Mateo 5:32 y 19:9 es claro. Si una persona obtiene el divorcio y luego se vuelve a casar, se considera
adulterio a menos que la cláusula de excepción está en efecto. La frase "fornicación" es una traducción de la palabra
griega porneia, la palabra de la cual conseguimos nuestra palabra moderna de "pornografía". El significado esencial de
porneia es "perversión sexual". En la literatura griega por la misma época del nuevo testamento, la palabra porneia se
usaba para referirse al adulterio, la fornicación, la prostitución, el incesto y la idolatría. Se utiliza 25 veces en el nuevo
testamento y la mayoría de las veces se traduce como "fornicación".

El significado de porneia en el nuevo testamento parece ser el concepto general de perversión sexual. Hay otras palabras
griegas que se usan para referirse a formas específicas de perversión sexual, tales como el adulterio. Con este significado
en mente, conforme a la cláusula de excepción, cualquier participación en la perversión o abuso sexual, es una excepción
a la afirmación de Jesús de que casarse nuevamente después de un divorcio es adulterio. Si uno de los cónyuges comete
adulterio, o cualquier acto de perversión sexual, y da como resultado un divorcio, el cónyuge "inocente" es libre para
volverse a casar sin que sea considerado adúltero.

Por favor entienda, que la cláusula de excepción no es un mandamiento para el divorcio y/o segundas nupcias. Jesús no
está diciendo que la pareja debe divorciarse si hay fornicación. Jesús no está diciendo que si se produce un divorcio
debido a la infidelidad conyugal, el cónyuge inocente debe volver a casarse. Como máximo, Jesús está dando el permiso
para el divorcio y que ocurra un nuevo matrimonio. En ningún sentido Jesús está declarando que el divorcio y un nuevo
matrimonio sean la mejor o la única opción. El arrepentimiento, el perdón, la consejería y la restauración, son el deseo de
Dios para matrimonios lastimados por la infidelidad. Dios puede y sanará cualquier matrimonio en el que ambos cónyuges
están comprometidos con Él y estén dispuestos a seguir Su palabra.

34. Pregunta: "¿Por qué Dios odia el divorcio?"

Respuesta: Malaquías 2:16 es el pasaje frecuentemente citado que habla de cómo se siente Dios respecto al divorcio:
"Porque Jehová Dios de Israel ha dicho que él aborrece el repudio". Pero este pasaje dice mucho más que eso. Podemos
retroceder hasta el versículo 13 y leer, "Y esta otra vez haréis cubrir el altar de Jehová de lágrimas, de llanto, y de clamor;
así que no miraré más a la ofrenda, para aceptarla con gusto de vuestra mano. Mas diréis: ¿Por qué? Porque Jehová ha
atestiguado entre ti y la mujer de tu juventud, contra la cual has sido desleal, siendo ella tu compañera, y la mujer de tu
pacto. ¿No hizo él uno, habiendo en él abundancia de espíritu? ¿Y por qué uno? Porque buscaba una descendencia para
Dios. Guardaos, pues, en vuestro espíritu, y no seáis desleales para con la mujer de vuestra juventud".

Aprendemos varias cosas de este pasaje. En primer lugar, Dios no escucha los ruegos para bendición de aquellos que han
roto el pacto de matrimonio. Primera de Pedro 3:7 dice, "Vosotros, maridos, igualmente, vivid con ellas sabiamente,
dando honor a la mujer como a vaso más frágil, y como a coherederas de la gracia de la vida, para que vuestras oraciones
no tengan estorbo" (énfasis añadido). Hay una correlación directa entre la forma en que un hombre trata a su esposa y la
eficacia de sus oraciones.

Dios explica claramente sus razones para tener el matrimonio en tal alta estima. Él dice que fue Él quien "los hizo uno"
(Malaquías 2:15). El matrimonio fue idea de Dios. Si Él lo diseñó, entonces Él lo define. Cualquier desviación de su
diseño es aborrecible para Él. El matrimonio no es un contrato; es un pacto. El divorcio destruye todo el concepto del
pacto que es tan importante para Dios.

En la biblia, Dios a menudo ofrece ilustraciones para enseñar realidades espirituales. Cuando Abraham ofreció a su hijo
Isaac sobre el altar, era una tipología del día, cientos de años más tarde, en que el Señor Dios ofrecería Su único hijo
(Génesis 22:9; Romanos 8:32). Cuando Dios exigía sacrificios de sangre para el perdón de los pecados, Él estaba pintando
un cuadro del sacrificio perfecto que Él mismo haría en la cruz (Hebreos 10:10).

El matrimonio es un cuadro del pacto que Dios tiene con su pueblo (Hebreos 9:15). Un pacto es un compromiso
inquebrantable, y Dios quiere que entendamos cuán serio es. Cuando nos divorciamos de alguien con quien hemos hecho
un pacto, es una burla del concepto de la relación de pacto creado por Dios. La iglesia (aquellos individuos que han
recibido a Jesús como Salvador y Señor) se presenta en las escrituras como "la novia de Cristo" (2 Corintios 11:2;
Apocalipsis 19:7-9). Nosotros, como su pueblo, estamos "casados" con Él a través de un pacto que Él estableció. Una
ilustración similar se usa en Isaías 54:5 entre Dios e Israel.
Cuando Dios instituyó el matrimonio en el Jardín del Edén, Él lo creó como una representación de la más grande unidad
que los seres humanos puedan conocer (Génesis 2:24). Él quería que entendiéramos la unidad que podemos tener con Él a
través de la redención (1 Corintios 6:17). Cuando un esposo o esposa decide violar ese pacto matrimonial, se daña la
imagen de la alianza de Dios con nosotros.

Malaquías 2:15 nos da otra razón por la que Dios odia el divorcio. Él dice que "buscaba una descendencia para Dios". El
diseño de Dios para la familia era que un hombre y una mujer se comprometieran entre sí por toda la vida y criaran hijos
para entender también el concepto de pacto. Los hijos criados en un hogar sano y con ambos padres, tienen una mayor
probabilidad de establecer matrimonios exitosos.

Cuando le preguntaron a Jesús por qué la ley permitía el divorcio, Él respondió que Dios sólo lo había permitido "por la
dureza de vuestro corazón; pero al principio no fue así" (Mateo 19:8). Dios nunca tuvo la intención de que el divorcio
fuera parte de la experiencia humana, y a Él le duele cuando endurecemos nuestros corazones y rompemos el pacto que Él
creó.

35. Pregunta: "¿Qué significa ser un esposo consagrado?"

Respuesta: Cuando preguntamos cómo ser un marido consagrado, una de las primeras verdades que hay que reconocer, es
que por naturaleza nadie es consagrado. Ni los hombres ni las mujeres pueden ser todo lo que Dios quiere que sean por
sus propias fuerzas. Así que para ser una esposa o un esposo consagrado, se requiere en primer lugar que entreguemos
nuestras vidas al señorío de Jesucristo. Ser "consagrados" significa que debemos tener a Dios. Cuando Su Espíritu vive en
nosotros, Él nos empodera para vivir vidas consagradas (Gálatas 2:20; Tito 2:12).

Filipenses 2:3-4 establece una base para todas las relaciones piadosas, incluida la del matrimonio: "Nada hagáis por
contienda o por vanagloria; antes bien con humildad, estimando cada uno a los demás como superiores a él mismo; no
mirando cada uno por lo suyo propio, sino cada cual también por lo de los otros". En el matrimonio, esto significa que un
esposo y una esposa ya no son sus propios jefes. Cada uno ha entregado voluntariamente al otro el derecho a hacer lo que
quiera y cuando quiera. Esto puede ser particularmente difícil para los hombres, especialmente si habían estado solteros
por un largo tiempo. Es posible que nunca se le pase al hombre por la cabeza que su esposa no es tan apasionada como él
en cuanto a pasar el fin de semana en un partido de fútbol o en alguna otra actividad. Sin embargo, este pasaje nos
instruye a considerar intencionalmente los sentimientos y las ideas de los demás, en lugar de suponer que piensan lo
mismo que nosotros.

1 Pedro 3:7 dice, "Vosotros, maridos, igualmente, vivid con ellas sabiamente, dando honor a la mujer como a vaso más
frágil, y como a coherederas de la gracia de la vida, para que vuestras oraciones no tengan estorbo". El término "vaso más
frágil" a menudo ha sido mal interpretado. Esto no implica inferioridad, ya que el versículo continúa diciendo que una
mujer es coheredera con su marido. Dentro del contexto de este versículo, la frase "más frágil" significa que a una mujer
no se debe tratar como si fuera "uno de los chicos". Ella es creada de forma diferente, tanto en cuerpo como en espíritu.
"Entender " es la clave. Un esposo debe estudiar a su esposa, aprender quién es ella, y tomar decisiones que resalte sus
fortalezas y belleza. El enfrentamiento físico, el matoneo verbal, intimidación y el abandono emocional no tienen cabida
en un matrimonio cristiano. Vivir con ella de manera que se comprenda, significa que un esposo sabio controla sus
propias necesidades y desea que las necesidades de su esposa se suplan. Él no la menosprecia, no minimiza su aporte a la
familia o espera que ella haga lo que Dios le ha dado al esposo para hacer. La tarea que el esposo tiene de por vida es el
estudio de una mujer, y quiere ser un experto en ella.

Efesios 5 continúa con la descripción de un marido consagrado. El versículo 25 dice, "Maridos, amad a vuestras mujeres,
así como Cristo amó a la iglesia, y se entregó a sí mismo por ella". Esta comparación con Cristo y la iglesia dice mucho.
Los maridos tienen que mostrar un amor sacrificial e incondicional por sus esposas de la misma manera que Jesús nos
ama; somos Su novia, aun cuando somos indisciplinados, desobedientes, y odiosos. El versículo 28 dice, "Así también los
maridos deben amar a sus mujeres como a sus mismos cuerpos. El que ama a su mujer, a sí mismo se ama". Los hombres
generalmente no tienen ningún problema en amar sus propios cuerpos. La realización sexual, la destreza muscular y otras
necesidades físicas a menudo son prioridades que están en los primeros lugares. Dios está instruyendo a los esposos para
que le den a sus esposas la misma prioridad que le dan a las necesidades físicas. Jesús voluntariamente sujetó su propio
cuerpo a los malos tratos, la humillación y a la necesidad por amor de su esposa, la iglesia. Este es el modelo a seguir que
la escritura da para los esposos.

Las esposas cristianas desean un liderazgo consagrado al Señor y no dictatorial. Sin embargo, un hombre no puede guiar a
donde él no ha estado. Un líder siempre va primero, forjando el camino, batallando en temas espirituales y, luego,
presenta la instrucción de Dios para su familia. Una continua relación personal con Jesús es crucial para guiar
espiritualmente a la familia. Dios responsabiliza a los hombres por el bienestar espiritual y físico de sus familias (1
Timoteo 5:8). Incluso si la mujer es mucho mejor que el hombre en la enseñanza y liderando, el marido aún tiene que
involucrarse para enseñar a sus hijos. Él debe dar ejemplo cuando asisten a la iglesia, en la lectura de la biblia, la oración
y las disciplinas espirituales. Es difícil que una mujer cristiana respete a su marido en otras áreas cuando él no ha sido
coherente liderándola espiritualmente.

Tanto los hombres solteros y casados pueden beneficiarse de estas características de un líder consagrado a Dios. Un líder
es:

• En primer lugar, un líder es un siervo (Mateo 23:11)

• Enseñable (Proverbios 19:20)

• Lleno del Espíritu Santo (Hechos 6:3)

• Entusiasmado con su función (Efesios 6:7)

• Un modelo de humildad y de perdón (1 Pedro 5:6; Efesios 4:32)

• Amoroso con aquellos que dirige (Mateo 5:46; Juan 13:34-35)

• Listo a admitir sus fracasos y las áreas donde necesita crecimiento (Filipenses 3:12).

Más específicamente, un hombre puede llegar a ser un marido consagrado a Dios considerando lo siguiente:

1. ¿Su horario indica que su familia es una prioridad en cuanto a tiempo, energía e interés?

2. ¿Está escuchando el consejo de 1 Pedro 3:7 y realmente está estudiando a su esposa?

3. ¿Están tomando la iniciativa para guiar espiritualmente a su esposa, compartiendo las cosas que Dios le está
enseñando?

4. ¿Es sensible al estado físico y necesidades sexuales de su esposa? Son muy diferentes de las suyas, y un marido
consagrado a Dios respeta eso sin hacer mala cara o tratar de "castigarla".

5. ¿Está aceptando una responsabilidad igual para con los niños? Incluso si su esposa es mejor en algunos aspectos de la
crianza de los hijos, sus hijos son su responsabilidad. Su esposa necesita un compañero que voluntariamente comparta la
carga con ella.

6. Examine el tono de voz. ¿Ha caído en el hábito de la dureza, la culpa, o la desaprobación sutil?

7. ¿Alguna vez acude al abuso verbal o físico en cualquiera de sus formas? Si necesita ayuda para el manejo de la ira,
consígala.

8. En las áreas donde su esposa es débil, ¿está ayudándola a crecer en lugar de criticarla o menospreciarla?
9. ¿Es un buen oyente? Las esposas necesitan compartir lo que hay en sus corazones, y usted debe ser el lugar más seguro
para que ella lo haga.

10. ¿Es usted el guardián de su corazón, de sus sueños y su autoestima? No puede ser Dios para ella, pero puede animarla
a conectarse con Dios de tal manera que sus más profundas necesidades emocionales sean suplidas por Él.

Los hombres suelen medirse por las apariencias que están fuera de su control. El dinero, la fama, la capacidad física y el
poder son pasajeros y temporales. Sin embargo, un esposo puede llegar a definir el éxito por lo bien que ha seguido el
mandamiento de Dios de cuidar a su esposa y de guiar a su familia. Una mujer feliz es un testamento para su marido.
Mientras que él no es responsable por la forma en que su esposa responde, cada esposo puede controlar lo bien que está
siguiendo el modelo de Jesús en amar y guiar a las personas que Dios le ha confiado.

36. Pregunta: "¿Qué significa ser una esposa consagrada / piadosa?"

Respuesta: Para definir una esposa consagrada a Dios, primero debemos considerar qué significa la palabra consagrada o
piadosa. En 1 Timoteo 2:2, Pablo usa la palabra en relación con el hecho de ser "pacífica", "tranquila" y "digna". La biblia
dice que el Espíritu Santo, que está en cada creyente, produce actos visibles e invisibles de piedad, "amor, gozo, paz,
paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza" (Gálatas 5:22-23). La definición fundamental de piedad
sería "parecida a Cristo". La piedad implica un verdadero esfuerzo para imitar a Cristo, para ser como Él, tanto en el
pensamiento como en la acción, así como el apóstol Pablo luchó para ser como Cristo (1 Corintios 11:1). Estas
características de una actitud consagrada se aplican a cada creyente, sea hombre o mujer. Afortunadamente, la biblia da
más cualificaciones específicas en cuanto a cómo es una mujer consagrada, especialmente una esposa.

En el libro de Proverbios, se pinta una hermosa descripción de una esposa consagrada al Señor. Las virtudes de una
esposa piadosa no han cambiado, incluso a lo largo de miles de años. Una mujer piadosa es aquella que tiene la plena
confianza de su esposo. Él no tiene que preocuparse de que ella será tentada por las artimañas de otro hombre, o que
sobrecargue las tarjetas de crédito, o que pase todo el día viendo telenovelas. Él sabe que ella es digna, sabia, y dedicada
(Proverbios 31:11, 12, 25, 26). Él está seguro del apoyo y el amor sincero de su esposa, porque ella no es vengativa ni lo
crítica. Su marido tiene una buena reputación en la comunidad, y su esposa nunca habla mal de él, ni anda chismoseando
acerca de él. Por el contrario, ella siempre lo está exaltando y dándole alabanza. Ella mantiene bien su hogar y tiene buena
reputación (Proverbios 31:12, 21, 23).

Una esposa piadosa pasa menos tiempo frente al espejo y pasa más tiempo compartiendo sus bienes con los pobres y
necesitados, porque ella es desinteresada y benevolente (Proverbios 31:20, 30). Pero ella no se olvida de sí misma;
mantiene su cuerpo y espíritu fuerte y tiene buen estado de salud. Aunque ella trabaja duro y durante largas horas no se ve
demacrada; se preocupa por cosas hermosas para ella y su familia (Proverbios 31:17, 21, 22).

Contrariamente a lo que muchos creen respecto a lo que debe ser el retrato bíblico de una mujer piadosa, Proverbios 31
revela que ella es emprendedora y ambiciosa. La esposa de Proverbios 31 es la dueña de una pequeña empresa que fabrica
y vende prendas de vestir. Ella de manera independiente toma sus propias decisiones, y por sí sola decide qué hacer con
sus ingresos (Proverbios 31:16, 24). Fíjese, sin embargo, que sus ganancias no las invierte en zapatos o carteras, sino en
comprar un terreno donde ella puede plantar un viñedo, algo que beneficiará a toda la familia.

A través de todos sus esfuerzos, el servicio y el duro trabajo, la esposa piadosa o consagrada mantiene el gozo. Ella puede
discernir que todo lo que está haciendo es rentable, que la impulsa a un sentimiento de satisfacción (Proverbios 31:18).
Una mujer piadosa no debe preocuparse por lo que el futuro pueda deparar. Ella sonríe al futuro porque sabe muy bien
que el Señor está en control de todo (Proverbios 31:25, 30). El versículo 30 es la clave de todo el pasaje, porque una mujer
no puede ser una esposa piadosa sin primero tener temor al Señor. Cuando la esposa piadosa busca a Jesús y permanece
en Él, hace que el fruto de la piedad se manifieste en su vida (ver Juan 15:4).

Por último, una esposa piadosa o consagrada debe estar sujeta a su marido (Efesios 5:22). ¿Cómo es una esposa sujeta?
No es lo que usted podría pensar. La biblia enseña que Jesús se sujeta a Su Padre (Juan 5:19). Sin embargo, Jesús es igual
al Padre (Juan 10:30). Por lo tanto, una esposa sujeta no es menos valiosa que un ser humano; su papel no es menos
importante, aunque es diferente. Los cristianos saben que Cristo es tan divino como el Padre (y el Espíritu Santo), pero
cada uno de ellos desempeña un papel diferente en la redención. De la misma manera, los hombres y las mujeres juegan
una parte diferente en el matrimonio. Entonces, para que una esposa esté sujeta a su esposo como Cristo está sujeto al
Padre, significa que voluntariamente permite que su marido lidere. Jesús fue voluntariamente a la cruz, aunque con
angustia (Mateo 26:39). Cristo sabía que lo que el Padre hacía era lo mejor. Una esposa piadosa siente que el camino de la
sujeción a veces es doloroso, pero el seguir a Dios siempre tendrá como resultado recompensas espirituales que duran para
toda la eternidad (1 Timoteo 4:7-8).

La biblia compara la sujeción a su marido con la sujeción a Dios (Efesios 5:22). En otras palabras, si una esposa no puede
someterse al marido, puede ser un reflejo de su lucha para estar sujeta a Cristo. La sujeción no implica debilidad; una
esposa sujeta no es "ignorante" o "sin importancia". La sujeción requiere fortaleza, dignidad y devoción, como nos lo
enseña la mujer de Proverbios 31.

Proverbios 31 representa el ideal. Una mujer puede ser una mujer piadosa sin ser perfecta (sabemos que no existe tal cosa
como la perfección humana). Pero en la medida que la esposa crece en su relación más íntima con Cristo, crecerá cada vez
más de manera piadosa en su matrimonio. La piedad a menudo está en oposición de lo que la sociedad secular dice con
respecto a lo que una mujer debe aspirar. Sin embargo, como mujeres de Dios nuestra primera preocupación debe ser
siempre lo que le agrada a Dios.

37. Pregunta: "¿Con qué frecuencia una pareja casada debe tener relaciones sexuales?"

Respuesta: La biblia no nos dice con qué frecuencia un matrimonio debe tener relaciones sexuales, aunque si nos dicen
que una pareja debe abstenerse sólo cuando es una decisión mutua. 1 Corintios 7:5 nos dice, "No os neguéis el uno al otro,
a no ser por algún tiempo de mutuo consentimiento, para ocuparos sosegadamente en la oración; y volved a juntaros en
uno, para que no os tiente Satanás a causa de vuestra incontinencia". Por lo tanto, el mutuo consentimiento es la "regla"
para determinar la frecuencia con la que una pareja debe tener relaciones sexuales. La "regla" es que debe haber un
acuerdo para abstenerse de tener relaciones sexuales, y que incluso cuando haya un acuerdo, debe ser sólo por un tiempo
corto.

Las relaciones sexuales no se deben negar o exigir. Si uno de los cónyuges no desea tener relaciones sexuales, el otro
cónyuge debería estar de acuerdo para abstenerse. Si uno de los cónyuges desea tener relaciones sexuales, el otro cónyuge
debe estar de acuerdo. Todo es asunto de compromiso. Debemos recordar que nuestros cuerpos pertenecen a nuestros
cónyuges, así como dice 1 Corintios 7:4, "La mujer no tiene potestad sobre su propio cuerpo, sino el marido; ni tampoco
tiene el marido potestad sobre su propio cuerpo, sino la mujer". Obviamente, el "compromiso sexual" en el matrimonio
debe ser razonable. Si uno de los cónyuges desea relaciones sexuales todos los días, y el otro cónyuge una vez al mes
como máximo, tendrán que cariñosa y muy generosamente acordar un compromiso, un punto intermedio. Los estudios
muestran que, teniendo en cuenta todos los rangos de edad, una pareja casada normal tiene relaciones sexuales 2 veces por
semana.

38. Pregunta: "¿Por qué la infidelidad conyugal es tan destructiva?"

Respuesta: La infidelidad conyugal o el engaño, se produce cuando uno de los cónyuges en el matrimonio entabla una
relación sexual con alguien fuera del matrimonio. Hay un número de razones para el adulterio, pero en la mayoría de los
casos se produce debido a una necesidad de estar conectado emocionalmente. Los seres humanos tienen una profunda
necesidad para ser amados, necesitados y entendidos. Idealmente, esta necesidad se suple en una relación conyugal. Sin
embargo, si no se puede, un cónyuge podría buscar en otros lados para conectarse emocional (y físicamente), lo cual da
lugar a la infidelidad conyugal.

Dios diseñó el sexo para disfrutarlo dentro de una relación matrimonial donde los cónyuges se han comprometido; quitar
las relaciones sexuales de ese contexto es pervertir su uso y limitar notablemente su disfrute. El contacto sexual implica
un nivel de intimidad que no es posible en ninguna otra relación humana. Cuando Dios puso a Adán y Eva juntos en el
matrimonio, Él estableció la relación de "una sola carne". Génesis 2:24 nos dice que un hombre debe dejar a su familia,
unirse a su esposa y llegar a ser "una sola carne" con ella. Esta idea también continua en todo el nuevo testamento; la
vemos en las palabras de Jesús en Mateo 19:5 y Marcos 10:7. Pablo profundiza sobre la idea de "una sola carne" en 1
Corintios 6:12-20. Dice que cuando un hombre tiene relaciones sexuales con una prostituta, llegan a ser "un solo cuerpo"
(versículo 16). Es evidente que hay algo especial respecto a las relaciones sexuales; no es simplemente una función
biológica.

Para que dos personas lleguen a ser "una sola carne" se necesita algo más que la intimidad física. Durante las relaciones
sexuales, no solo hay un intercambio de emociones, sino además de cuerpos. El eufemismo en el antiguo testamento para
el acto sexual tenía que ver con "conocer" a la otra persona, lo cual era una palabra significativa. Durante las relaciones
sexuales, el más íntimo de los encuentros humanos, se puede decir que una persona verdaderamente "conoce" a alguien.
El nivel de confianza necesario para esto nos hace extremadamente vulnerables, y esta es una razón por la que las
relaciones sexuales deben ser limitadas a la relación conyugal. El matrimonio permite la vulnerabilidad sin temor; cada
cónyuge está protegido por el compromiso y la estabilidad inherente del otro en una relación de pacto. El violar esa
confianza es algo devastador para el individuo y para el matrimonio. Es la traición de la confianza, el romper una
promesa, el destruir la seguridad y la ruptura de una unión.

Los informes dicen que el entre el 60 y el 75 por ciento de las parejas que han experimentado una traición permanecen
juntas. Sin embargo, esto no significa que estas relaciones son restauradas o que se ha recuperado la confianza y el
compromiso. En muchos casos, una pareja permanece unida después de la infidelidad conyugal no porque estén felices,
sino porque tienen miedo de la alternativa. Sin embargo, hay otras parejas que se comprometan a la ardua labor de lidiar
con el problema, identificando las debilidades y corrigiendo los errores. Estas parejas tienen una excelente oportunidad no
sólo de permanecer unidas, sino de salir del proceso con un matrimonio fuerte, feliz y pleno.

Es importante recordar que la infidelidad conyugal, al igual que todos los pecados, se puede perdonar. Aquel que comete
adulterio no está fuera del alcance de la gracia de Dios (Isaías 59:1). Cuando el pecador se arrepiente y Dios perdona, el
cónyuge traicionado también está obligado a perdonar. Saber que se nos ha perdonado una deuda insuperable en Jesús,
hace que podamos extender esa misma gracia a los demás (Mateo 6:15; 18:15-22). Perdonar y seguir adelante no es
instintivo, y no es fácil. El camino a la restauración será largo y doloroso. Sin embargo, la gracia de Dios siempre es
suficiente.

39. Pregunta: "¿Cómo manejamos el conflicto en el matrimonio?"

Respuesta: A causa de la naturaleza caída del hombre, el conflicto en el matrimonio es una realidad en la vida, incluso
para los creyentes en Cristo. La comunicación amorosa no viene natural o fácilmente a cualquier persona. Para los
incrédulos, el remedio para los conflictos es difícil porque sin Cristo el hombre no tiene la capacidad para amar
desinteresadamente (Efesios 4:22-32). Sin embargo, los cristianos tienen la biblia para recibir instrucciones en las
relaciones. El aplicar los principios bíblicos a las relaciones nos permitirá manejar de una manera más efectiva el conflicto
matrimonial.

El primer y más importante principio en la solución de los conflictos en las relaciones, especialmente en el matrimonio, es
amarnos el uno al otro como Cristo nos ha amado (Juan 13:34) y se entregó a sí mismo por nosotros. Efesios 5:21-6:4
describe las relaciones dentro de las familias: estamos llamados a sujetarnos el uno al otro en amor y colocar las
necesidades de otros por encima de las nuestras. Esto es especialmente cierto en el matrimonio donde el esposo está
llamado a amar a su esposa como Cristo amó a la iglesia y a cuidar de ella así como cuida su propio cuerpo. A su vez, una
mujer debe sujetarse a su esposo y respetarlo (Efesios 5:22-33).

Esto parece ser una directriz bastante sencilla, excepto por la tendencia natural de los seres humanos a ser reactivos en las
relaciones, en lugar de ser proactivos. Las esposas generalmente están dispuestas a sujetarse a los esposos que las aman
como Cristo amó a la iglesia, y los maridos generalmente están más que dispuestos a amar a las esposas que los respetan y
se sujetan a ellos. Ahí radica el problema. Cada uno está esperando a que el otro dé el primer paso. Sin embargo, los
mandamientos de Dios para los esposos y las esposas no son condicionales. La sujeción no está supeditada al amor y el
amor no está supeditado al respeto. Dar el primer paso en la obediencia, independientemente de las acciones del otro,
ayuda mucho para romper el conflicto y establecer nuevas pautas de comportamiento.

Con esto en mente, cuando surja el conflicto en el matrimonio, el primer paso es una autoevaluación (2 Corintios 13:5).
Después de traer nuestros problemas al Señor y de ser honestos con nosotros mismos sobre nuestros propios fracasos o
deseos egoístas, podemos acercarnos a los demás con nuestras preocupaciones. Por otra parte, Dios diseñó a los creyentes
para suplir las necesidades del otro de manera pacífica (Colosenses 3:15). Todos necesitamos la gracia para nuestros
propios errores y debemos tener gracia para los demás cuando comunicamos nuestras necesidades y preocupaciones
(Colosenses 4:6).

Comunicar la verdad en el amor es la clave para que la puedan escuchar, porque sólo cuando comunicamos a los demás su
valor desde nuestro punto de vista, las duras verdades podrán ser aceptadas (Efesios 4:15). Las personas que se sienten
atacadas y criticadas sólo podrán ponerse a la defensiva, y en ese momento, inevitablemente, la comunicación se rompe.
Por el contrario, las personas que sienten que hay alguien que se preocupa y que desea cosas buenas para ellas,
depositarán su confianza en nosotros para comunicarnos con ellos en amor y preocupación por su bienestar. Por lo tanto,
hablar la verdad en amor es absolutamente esencial para la resolver conflictos. Esto es particularmente cierto en el
matrimonio, donde el contacto cercano continuo con un cónyuge que nos ha decepcionado, a menudo saca a la luz lo peor
de nosotros. Herir los sentimientos produce duras palabras que, a su vez, producen un dolor más profundo. Practicar la
disciplina de pensar cuidadosamente y de orar antes de hablar, puede romper este círculo vicioso. Una comunicación
guiada por Dios puede ponerse en términos simples, recordando tratar a los otros como queremos ser tratados (Lucas
6:31). Dijo Dios: bienaventurados los pacificadores, y ese es siempre el objetivo de los cristianos (Mateo 5:9).

Hay muchos aspectos de las relaciones, los conflictos y la comunicación, y la biblia está llena de sabiduría para vivir
piadosamente. Aquí hay unos mandamientos específicos que se encuentran en la escritura de cómo deberíamos tratarnos
los unos a los otros:

Para resolver conflictos en el matrimonio, debemos:

Estar en paz el uno con el otro - Marcos 9:50


Amarse el uno al otro (Juan 13:34; Romanos 12:10; 1 Pedro 4:8; 1 Juan 3:11, 23; 4:7, 11, 12
Edificarse uno al otro - Romanos 14:19; Efesios 4:12; 1 Tesalonicenses 5:11)
Ser de un mismo sentir - Romanos 12:16
Dar preferencia al otro - Romanos 12:10
Saludarse el uno al otro - Romanos 16:16
Tener al otro en más alta estima - Filipenses 2:3
Servirse entre sí - Gálatas 5:13
Recibirse mutuamente - Romanos 15:7
Ser dedicados el uno al otro - Romanos 12:10
Alegrarse o llorar el uno con el otro - Romanos 12:15
Amonestarse el uno al otro - Romanos 15:14; Colosenses 3:16
Cuidarse mutuamente - 1 Corintios 12:25
Mostrar tolerancia hacia el otro - Romanos 15:1-5; Efesios 4:2; Colosenses 3:13
Ser amable y perdonarse el uno al otro - Efesios 4:32; Colosenses 3:13
Sujetarse mutuamente - Romanos 12:10; Efesios 5:21; 1 Pedro 5:5
Consolarse el uno al otro, 1 Tesalonicenses 4:18
Animarse entre sí - 1 Tesalonicenses 5:11; Hebreos 3:13
Ser compasivo el uno al otro - 1 Pedro 3:8 de
Orar el uno por el otro - Santiago 5:16
Confesarse las ofensas el uno al otro - Santiago 5:16
Aceptarse el uno al otro - Romanos 14:1; 15:7
Para resolver conflictos en el matrimonio, no debemos:

Enorgullecerse en contra del otro - 1 Corintios 4:6


Juzgarse el uno al otro - Romanos 12:16
Mentirse entre ellos - Colosenses 3:9
Ser parcial entre sí - 1 Timoteo 5:21
Ofenderse o envidiarse el uno al otro - Gálatas 5:26
Sentir pasiones lujuriosas entre sí - Romanos 1:27
Odiarse el uno al otro - Tito 3:3
No demandarse el uno al otro - 1 Corintios 6:1-7
No usarse el uno al otro - Gálatas 5:15.

40. Pregunta: "¿Cuándo una pareja cristiana debería buscar consejería para el matrimonio?"

Respuesta: Cualquier pareja que lucha en su matrimonio debe buscar consejería cuanto antes. Los baches y las vueltas que
cada matrimonio tiene que enfrentar deben manejarse correctamente, porque de lo contrario pueden crear abismos
demasiados anchos difíciles de cerrar. A menudo, una pareja no busca ayuda lo antes posible para solucionar aquellos
asuntos para salvar su matrimonio, ya sea por orgullo o por vergüenza. Ellos esperan hasta que se haya causado bastante
daño y cuando ya el matrimonio está muerto y el consejero tiene muy poco por hacer. Proverbios 11:14 dice, "Donde no
hay dirección sabia, caerá el pueblo; Mas en la multitud de consejeros hay seguridad". Cuando nos enfrentamos a batallas
demasiado grandes para librar a solas, las personas sabias buscan sabios consejos.

Los problemas recurrentes en un matrimonio son como señales de advertencia del peligro que está por venir. Algunas de
estas señales son:

1. Incapacidad para resolver conflictos de una manera saludable.

2. Uno de los cónyuges domina la relación, de modo que las necesidades del otro no se suplen.

3. Incapacidad para comprometerse.

4. Cualquiera de los cónyuges que abandona el matrimonio para "arreglar" los problemas.

5. La interrupción en la comunicación.

6. La confusión acerca de los roles de cada uno de los cónyuges en el matrimonio.

7. La pornografía.

8. El engaño.

9. El desacuerdo acerca de estilos de crianza de los hijos.

10. Las adicciones.

Cuando una pareja reconoce cualquiera de estas señales de advertencia, es sabio buscar un consejo de una persona
consagrada a Dios. Sin embargo, no todo el consejo que se presenta a sí mismo como "cristiano", se basa en la verdad de
la palabra de Dios. Los amigos y la familia pueden tener buenas intenciones, pero pueden ofrecer soluciones que no se
basan en las escrituras y que confunden y empeoran el problema. Se deben elegir un consejero basado en su filosofía y en
su adhesión a las escrituras como el fundamento para la salud emocional. Muchas historias de horror han surgido de
personas que buscaron un consejo de aquellos en quienes confiaban, sólo para darse cuenta que eran "lobos vestidos de
ovejas" (Mateo 7:15) que han permitido el pecado y han enseñado al cónyuge ofendido que "olvide la situación".
Unas pocas preguntas en la entrevista inicial pueden eliminar algunos de los "lobos" antes de desperdiciar tiempo y dinero
con ellos. Las parejas que investigan los consejeros deberían considerar lo siguiente:

1. ¿Dónde recibió el consejero la capacitación o el certificado? La probabilidad es mayor de que usted recibirá una terapia
basada en la biblia, si el consejero ha sido capacitado a través de un programa de consejería cristiana en lugar de una
organización laica o incluso la universidad. Una tarjeta profesional no asegura que usted recibirá una mejor consejería. Se
puede encontrar una excelente consejería bíblica a través de los pastores locales, consejeros laicos y grupos de apoyo.

2. ¿Tiene el consejero experiencia en el trato de temas específicos? Algunas preguntas fundamentales tales como "¿Cuál
es su criterio sobre la adicción a la pornografía?", le ayudará a decidir si está de acuerdo o no con la perspectiva del
consejero.

3. ¿Está usted de acuerdo con la filosofía del consejero y/o con su afiliación religiosa? Hay sectas y denominaciones que
llevan el título de "cristianas", pero pueden estar demasiado lejos del sistema de creencias de la pareja para que se puedan
beneficiar de la consejería. Elegir un consejero dentro del propio marco religioso de la pareja, puede hacer la asesoría más
efectiva.

No hay nada que pueda prometer un resultado perfecto, pero el considerar estas preguntas puede ayudar a reducir el
terreno. Dios está a favor del matrimonio; Él aborrece el divorcio (Malaquías 2:16). El primer paso que una pareja debe
tomar es pedirle a Dios que los guíe al consejero adecuado. Puede tomar un poco de tiempo para la búsqueda, pero vale la
pena cualquier esfuerzo en encontrar un consejero que puede traer sabiduría divina a un matrimonio atribulado.

41. Pregunta: "¿Debería una persona casada tener como amigo cercano a una persona del sexo opuesto?"

Respuesta: La biblia no prohíbe amistades cercanas entre hombres y mujeres. Sin embargo, como cristianos hay algunos
principios que sería prudente que tuviéramos en cuenta. Las personas casadas, especialmente, necesitan ser cautelosas a la
hora de tener amistades con personas del sexo opuesto, porque las tentaciones son más propensas a surgir cuando hay
problemas matrimoniales. Si el mejor amigo del hombre es una mujer que no es su esposa, es probable que él comparta
los problemas con ella, que puede conducir a un apego emocional nada saludable. Lo mismo pasa con una mujer que tiene
como mejor amigo a un hombre que no es su esposo.

La mayoría de las personas casadas que tienen aventuras, no salen a propósito en busca de un interés romántico fuera de
su matrimonio. Muchas personas dicen, "no fue mi intención que sucediera; simplemente pasó". Pero estas cosas "ocurren
simplemente" cuando "jugamos con fuego" y nos ponemos en situaciones que son difíciles de controlar. Cuando sentimos
que nuestro cónyuge no está pendiente de nuestras necesidades, fácilmente podemos sentir que nos hemos "enamorado"
de alguien que nos da la atención que anhelamos. Cuando nuestro cónyuge nos ignora o nos subestima, debemos
comunicarle nuestras luchas y evitar el peligro de buscar consuelo en otra parte.

Incluso un matrimonio que está construido sobre el cimiento de fe en Cristo y relativamente tiene pocos problemas, no
está exento a las tentaciones extra matrimoniales. Esta es la razón por la que la biblia no nos dice que nos aferremos y
tratemos de luchar contra la tentación, sino que por el contrario huyamos de ella así como lo hacemos con todas "las
pasiones juveniles" (2 Timoteo 2:22). El tratar de luchar contra la tentación parece ser especialmente difícil cuando se
trata de asuntos del corazón o de la lujuria de la carne. 1Corintios 6:18 nos dice que debemos huir del pecado sexual,
porque es mucho más fácil huir de la tentación que quedarse ahí y luchar contra ella.

Las mujeres y los hombres casados con mucho cuidado deben evitar poderse en situaciones comprometedoras cuando se
trata del sexo opuesto. Si son vistos juntos en público, darán una impresión equivocada. Si están solas en el teléfono o en
persona, estarán sujetos a la tentación de una aventura emocional o física. La biblia nos dice que todo lo que hagamos
debe ser para la gloria de Dios (1 Corintios 10:31), por lo tanto, lo más sabio sería limitarse a visitar en condición de
parejas o "citas de a dos", con otras parejas casadas, en lugar de arriesgar las complicaciones asociadas con amistades
cercanas con el sexo opuesto.
42. Pregunta: "¿Qué dice la biblia acerca del manejo del dinero en el matrimonio?"

Respuesta: La biblia específicamente no trata el manejo de dinero en el matrimonio, aunque los principios con respecto a
las dinámicas de la relación entre el esposo y la esposa afectan todos los aspectos del matrimonio. En otras palabras, los
principios establecidos por el Señor en Efesios 5:22-33 y Colosenses 3:18-19 tocan todas las facetas de la relación entre
los esposos. Esto significa que el equilibrio espiritual de la relación conyugal, en todos los aspectos, se ve directamente
afectado por la relación personal de cada uno de los cónyuges con Dios. En cualquier relación existe tanto la bendición
por la asociación y el sufrimiento por la asociación, y estos principios se afectan por la elección de cada uno de los
cónyuges para caminar en obediencia al Señor.

Ambos cónyuges traen fortalezas y debilidades a su unión. Moldear estas características individuales a una relación
funcional, es una cuestión de comprender el orden de Dios y el don de la gracia. Las decisiones financieras que afectan el
éxito de la familia, son una responsabilidad compartida. Cualquiera que sea el origen de la provisión de Dios, si el
resultado es del empleo del esposo o de la esposa, o de ambos, los bienes acumulados son responsabilidad de los dos
juntos como un equipo. El principio importante en cuanto a decisiones financieras es "hacer todo para la gloria de Dios"
(1 Corintios 10:31; Romanos 14:8; Colosenses 3:23-24).

Sin embargo, algo inherente en el matrimonio de dos personas en Cristo es el entendimiento de que el esposo es la
autoridad final. Él es responsable ante Dios de guiar y pastorear a su familia, mientras que la responsabilidad de la esposa
es sujetarse a él y ser su ayuda. En el aspecto del dinero en el matrimonio, podría significar que el esposo tiene el control
exclusivo sobre la chequera, el pago de las facturas, y supervisar el ahorro y la inversión de la familia, así como el dar, y a
la vez consultar a su esposa y pedir su ayuda en las decisiones financieras. Legítimamente también podría suponerse que
él delega esta función a su esposa, especialmente si ella lo disfruta o está más capacitada para los detalles en el ámbito
financiero, y que ella se haga cargo de los detalles financieros de la "empresa familiar". Pero el esposo aún tiene la
responsabilidad de supervisar el proceso. Al final, una pareja que trabaja unida en el aspecto financiero de la familia, será
una pareja que generalmente tiene una buena comunicación y se respetan mutuamente.

Finalmente, en el área del dinero en el matrimonio, también se nos dan principios tales como el de Lucas 6:38, que dice
que si damos con mayor libertad, más grande será la bendición. Esto significa que existe una correlación entre el dar
cuando lo hacemos como para el Señor y la bendición que recibimos a cambio, tanto espiritual como financiera. No
podemos dar más que Dios. Entre más fieles seamos en nuestro dar al Señor, más nos daremos cuenta que lo que nos
queda se nos multiplica y, de hecho, más que suficiente hasta el punto de la abundancia.

43. Pregunta: "¿Cuál es el propósito del matrimonio?"

Respuesta: ¿Es necesario que un cristiano se case? ¿Cuál es el propósito del matrimonio? La biblia tiene mucho que decir
al respecto. Ya que el primer matrimonio fue entre el primer hombre y la primera mujer, se supone que el matrimonio es
la voluntad de Dios para la mayoría de las personas. Se instituyó en la dispensación de la inocencia y por lo tanto es una
institución santa. La primera razón que la biblia da para la existencia del matrimonio es sencilla: Adán estaba solo y
necesitaba una ayuda (Génesis 2:18). Este es el propósito principal del matrimonio: comunión, compañerismo, ayuda y
consuelo mutuo.

Uno de los propósitos del matrimonio es crear un hogar estable en el que los hijos puedan crecer y desarrollarse. El mejor
matrimonio es entre dos creyentes (2 Corintios 6:14), porque son aquellos que pueden producir una descendencia para
Dios (Malaquías 2:13-15). En Malaquías, Dios les dice a los israelitas que Él no aceptará sus ofrendas porque han sido
desleales con la mujer de su juventud. Esto demuestra lo mucho que a Dios le interesa que el matrimonio se mantenga
intacto. No sólo eso, sino que Él les dice que estaba buscando una "descendencia para Dios". Este es un pasaje
sorprendente, y ha sido interpretado para dar a entender que: a) la descendencia para Dios es el propósito del matrimonio;
b) que un buen matrimonio entre dos personas consagradas a Dios supondrá que los hijos que tengan también es posible
que sean consagrados a Dios; c) Dios quería que los israelitas fueran fieles a sus esposas, en lugar de dejarlas por mujeres
extranjeras que producirían una descendencia impía a causa de la idolatría de las naciones; y d) que Dios mismo estaba
buscando Su propia descendencia (el pueblo) para exhibir la santidad por la fidelidad de ellos. En cualquiera de estas
interpretaciones, vemos un tema en común: los hijos de personas fieles, también tienden a ser fieles.

El matrimonio no sólo les enseña a los hijos a ser fieles y a darles un entorno estable en el que puedan aprender y crecer,
sino que además tiene un efecto de santificación en ambos cónyuges cuando se sujetan a la ley de Dios (Efesios 5). Cada
matrimonio tiene momentos y situaciones difíciles. Cuando dos personas pecaminosas están tratando de crear una vida
juntos, deben someterse al mandato de Dios para amarse el uno al otro como Dios nos ha amado, desinteresadamente (1
Juan 3:16). Nuestros intentos de seguir los mandatos de Dios en nuestras propias fuerzas, tienden a terminar en un fracaso,
y ese fracaso tiende a hacer que el creyente sea más consciente de su dependencia de Dios y más abierto a la obra del
Espíritu en él, que tiende a producir santidad. Y la santidad nos ayuda a seguir los mandamientos de Dios. Por lo tanto, el
matrimonio es muy útil para aquel que trata de vivir una vida consagrada a Dios; ayuda a limpiar el corazón de egoísmo y
otras impurezas.

El matrimonio también protege a las personas de la inmoralidad sexual (1 Corintios 7:2). El mundo en el que vivimos está
lleno de imágenes sexuales, insinuaciones, y tentaciones. Incluso si una persona no va en busca del pecado sexual, el
pecado va en pos de él o ella, y es muy difícil escapar. El matrimonio proporciona un lugar saludable para expresar la
sexualidad, sin abrirse al daño emocional severo (y muchas veces físico) que es causado por relaciones sexuales casuales,
y donde no hubo compromiso. Es evidente que Dios creó el matrimonio para nuestro bien (Proverbios 18:22), para
hacernos felices, para promover una sociedad más saludable, y para producir santidad en nuestras vidas.

Por último, el matrimonio es un hermoso cuadro de la relación entre Cristo y Su iglesia. El cuerpo de creyentes que
conforman la iglesia son llamados colectivamente la esposa de Cristo. Como el esposo, Jesús dio su vida por su esposa,
"para santificarla, habiéndola purificado en el lavamiento del agua por la palabra" (Efesios 5:25-26), y Su acto altruista
proporciona un ejemplo para todos los esposos. En la segunda venida de Cristo, la iglesia estará unida con el esposo, la
"ceremonia matrimonial" oficial se llevará a cabo, y se restaurará la eterna unión de Cristo y su esposa (Apocalipsis 19:7-
9; 21:1-2).

44. Pregunta: "¿Qué dice la biblia acerca de volverse a casar después de la muerte de su cónyuge?"

Respuesta: ¿Tiene derecho una persona a volverse a casar después de enviudar? No solamente la biblia no habla en contra
de nuevas nupcias después de que uno de los cónyuges muere; en algunos casos, lo recomienda (1 Corintios 7:8-9; 1
Timoteo 5:14). La cultura judía en tiempos bíblicos también lo recomendó por diferentes razones. En la mayoría de los
casos, la biblia aborda el tema de las viudas y no el de los viudos. Sin embargo, no hay nada en el contexto de cualquiera
de estos pasajes que nos haga pensar que la norma era específica era por el género.

Fundamentalmente el abordar el tema de las viudas probablemente fue por tres razones. La primera es que generalmente
los hombres trabajaban fuera del hogar, a veces haciendo trabajos peligrosos. Los hombres en los tiempos bíblicos, como
ahora, en promedio tenían una expectativa de vida más corta que de sus esposas. Por ende, era mucho más común las
viudas que los viudos.

La segunda razón es el hecho de que las mujeres casi nunca tenían algún medio de sustento para ellas y sus hijos en
tiempos bíblicos. Volverse a casar era la principal forma en que una viuda recuperaría la protección y provisión para las
necesidades de ella y de sus hijos. Una vez que Cristo estableció la iglesia, la iglesia llegó a ser responsable por la
atención de las viudas en determinadas circunstancias (1 Timoteo 5:3-10).

El tercer aspecto era la preocupación dentro de la cultura judía por continuar la descendencia y el apellido por parte de la
familia del esposo. Como resultado, si un esposo moría sin dejar hijos para que llevaran su apellido, se alentaba a su
hermano para que se casara con la viuda y para que tuvieran hijos. Otros hombres en la familia también tenía la opción,
pero había un orden correcto en el que cada hombre tenía la oportunidad de cumplir o traspasar esa responsabilidad (ver el
libro de Rut que nos da un ejemplo de esto). Incluso entre sacerdotes (quienes tenían que seguir un estándar alto), se
permitía el volverse a casar después de la muerte de un cónyuge. En el caso de los sacerdotes, fue bajo la condición de que
ellos sólo podían casarse con la viuda de otro sacerdote (Ezequiel 44:22). Entonces, basándose en toda la enseñanza
bíblica sobre el tema, Dios permite nuevas nupcias después de la muerte de un cónyuge.

Romanos 7:2-3 nos dice, "Porque la mujer casada está sujeta por la ley al marido mientras éste vive; pero si el marido
muere, ella queda libre de la ley del marido. Así que, si en vida del marido se uniere a otro varón, será llamada adúltera;
pero si su marido muriere, es libre de esa ley, de tal manera que si se uniere a otro marido, no será adúltera". Incluso con
el divorcio que ocurre en el 50% de los matrimonios hoy en día, la mayoría de los votos matrimoniales todavía contienen
la frase "hasta que la muerte nos separe". Esta frase puede que no sea específicamente de la biblia, aunque el principio es
bíblico.

Cuando un hombre y una mujer se casan, Dios los une como una sola carne (Génesis 2:24; Mateo 19:5-6). Lo único que
puede romper el vínculo matrimonial, a los ojos de Dios, es la muerte. Si el cónyuge de una persona muere, la viuda o el
viudo es totalmente libre para volverse a casar. El apóstol Pablo permitió que las viudas se volvieran a casar en 1
Corintios 7:8-9, y alentó a las viudas jóvenes a casarse nuevamente en 1 Timoteo 5:14. Casarse nuevamente después de la
muerte de un cónyuge es absolutamente permitido por Dios.

45. Pregunta: "¿Dice la biblia algo acerca del éxito de un segundo matrimonio?"

Respuesta: Abraham es la única persona en la biblia que específicamente se describe como alguien que se casó
nuevamente después de la muerte del cónyuge (Génesis 25:1), sin embargo, la biblia en ninguna parte describe cómo fue
el segundo matrimonio de Abraham. La biblia en ningún lado describe específicamente a una persona casándose
nuevamente después de un divorcio. Pero, ya sea que un segundo matrimonio haya sido el resultado de que el matrimonio
anterior terminó en divorcio o por la muerte de un cónyuge, existen principios bíblicos que definitivamente se aplican para
que un segundo matrimonio sea un éxito.

Si se trata de un primer, segundo o tercer matrimonio, los esposos están llamados a hacer un sacrificio para amar a sus
esposas (Efesios 5:25), y las esposas están llamadas a someterse amablemente a sus esposos (Efesios 5:22). Un esposo y
su esposa deben ver el matrimonio como algo permanente e inseparable aparte de la muerte (Mateo 19:6). Los esposos y
las esposas están llamados a amarse, a perdonarse el uno al otro, y procurar respetarse y comprenderse mutuamente
(Efesios 5:33; 1 Pedro 3:7).

Los segundos matrimonios resultan a menudo en familias mezcladas, lo cual puede producir mucho estrés. El principio de
“dejar y unirse” es esencialmente importante. El matrimonio debe tener toda la prioridad sobre las demás relaciones
familiares, ya que solo en el matrimonio dos personas son una sola carne. Los conflictos que a menudo surgen dentro de
una familia mezclada se deben tratar en unidad.

Es muy importante que los esposos y esposas que se han casado nuevamente no comparen a sus nuevos cónyuges con sus
cónyuges anteriores. A lo único que esto conduce es a la amargura, los celos, y las expectativas poco realistas. Un nuevo
cónyuge no es la misma persona que el cónyuge anterior y no debe esperarse lo contrario. Si el matrimonio anterior fue
increíble, o terrible, las emociones y dolores no se deben transferir al segundo matrimonio.

Antes que nada, la clave para que un segundo matrimonio sea un éxito, es encomendar el matrimonio a Dios y confiar en
Él para tener la gracia y la fortaleza necesaria. Un matrimonio tiene por objetivo ilustrar a Cristo y la iglesia (Efesios
5:29-32). Sólo por medio de Cristo un matrimonio puede ser todo lo que Dios quiere que sea. Asimismo, cuando surgen
dificultades en cualquier matrimonio, las parejas deben buscar el consejo sabio de un pastor y/o consejero cristiano
(Proverbios 15:22). La clave para hacer que cualquier matrimonio sea un éxito, es comprender lo que Dios dice al
respecto y encomendar el matrimonio a Él.
46. Pregunta: "¿Es malo que unos esposos cristianos asistan a iglesias diferentes?"

Respuesta: Un esposo y una esposa que asisten a iglesias diferentes, es una situación que es más común de lo que uno
podría pensar. También es común que los hijos de esa pareja se dividan entre las dos iglesias, creando así una brecha en el
seno de la familia que para nada es saludable. A fin de determinar si es o no "un error" que el esposo y la esposa asistan a
iglesias diferentes, primero debemos mirar el matrimonio como una relación instituida por Dios.

Génesis 2:24 nos dice que Dios creó al hombre y a la mujer para que lleguen a ser "una sola carne" cuando se casan, y no
para que sean dos seres separados que toman caminos diferentes. Hay una unidad en el matrimonio que es única y santa.
Además, el matrimonio es la figura de Cristo y la iglesia (los creyentes), como se describe en Efesios 5:31-32. El pacto
matrimonial entre un hombre y una mujer es un símbolo del pacto entre Cristo y aquellos por los cuales Él murió. El pacto
de Cristo es eterno, santo y sagrado, así como el matrimonio debe ser, santo, sagrado e inquebrantable. Esta unidad de dos
personas en una, alcanza lo más sagrado en el reino espiritual, donde los dos van a tener una sola mente con respecto a las
doctrinas básicas del cristianismo: Dios, Cristo, el pecado, la salvación, el cielo, el infierno, etc. Esta unidad de
entendimiento a través del ministerio del Espíritu Santo, une al esposo y a la esposa en un lazo como ningún otro en la
tierra.

Aunque es posible que el esposo y la esposa tengan diferentes gustos en cuanto a música, la predicación, estilos de
adoración, programas infantiles, etc., ninguna de estas cosas son lo suficientemente importantes como para partir la
familia en dos partes para que puedan asistir a iglesias diferentes basados en los gustos. Es evidente que si ambas iglesias
están basadas en la biblia y honran a Cristo, no hay ninguna razón por la que uno de los cónyuges no pueda acceder un
poco y dejar a un lado sus preferencias personales. Una mejor alternativa es que la pareja se una para buscar una iglesia
donde se predique la palabra de Dios y que sea la única guía de fe y práctica, donde toda la familia pueda aprender el
verdadero evangelio de Jesucristo, y donde la familia puede tener comunión con otros creyentes. En esto, el esposo, como
el líder espiritual de la familia y de una manera amorosa, debería tomar la iniciativa y tomar la decisión final, teniendo en
cuenta la opinión de su esposa.

Lamentablemente, la familia que va a dos iglesias generalmente se presenta en matrimonios en los que uno de los
cónyuges fue criado como católico y el otro fue criado en una denominación protestante. En situaciones como estas,
hubiera sido prudente que la pareja no se hubiera casado. Por favor, lea el siguiente artículo: ¿Deberían los cristianos de
diferentes denominaciones salir juntos o casarse? Si ya se ha llevado a cabo el matrimonio, la pareja debe esforzarse por
lograr la unidad espiritual. Dos personas arraigadas en sus diferentes posiciones doctrinales, a menudo encuentran muy
difícil el comprometerse y conciliar, aunque con Dios, todas las cosas son posibles. Una pareja en una situación de este
tipo puede verse forzada a asistir a diferentes iglesias, especialmente si uno o ambos cónyuges consideran que las
creencias del otro cónyuge son anti bíblicas. En tal situación, ambos cónyuges deben comprometerse a orar para que la
verdad sea revelada y para que puedan alcanzar la unidad espiritual.

Estos conflictos doctrinales se deben resolver en una familia antes de que se pueda lograr la verdadera unidad. Unos
esposos que asisten a diferentes iglesias, deben estar dispuestos a seguir todo lo que les han enseñado a la luz de las
escrituras, y estar listos para desechar cualquier cosa que es contradictorio a la biblia. Deben "examinarlo todo; retener lo
bueno" (1 Tesalonicenses 5:21).

47. Pregunta: "¿Cuáles son las soluciones bíblicas para resolver problemas en el matrimonio?"

Respuesta: El matrimonio es relación más íntima que dos seres humanos pueden experimentar, superada sólo por la
relación con Dios. El matrimonio saca lo mejor y lo peor en la mayoría de las personas, en la medida que dos individuos
separados luchan por vivir como "una sola carne" (Mateo 19:6; Marcos 10:8). El egoísmo está en la raíz de la mayoría de
los problemas matrimoniales. El conflicto aparece cuando uno o los dos cónyuges deciden vivir como si sus necesidades
merecieran una mayor atención.

Hay versículos específicos que tratan con el comportamiento tanto de los esposos como el de las esposas. Algunos de
estos son 1 Pedro 3:1-8, Colosenses 3:18-19, y Tito 2:3-5. Aunque no apunta directamente al matrimonio, Filipenses 2:3-
13 es una receta excelente para resolver problemas en la relación. Este pasaje nos dice que adoptemos la actitud que Cristo
demostró cuando dejó a un lado Sus derechos y privilegios como el Hijo de Dios y vino a la tierra como un siervo
humilde. Los versículos 3 y 4 dicen, "Nada hagáis por contienda o por vanagloria; antes bien con humildad, estimando
cada uno a los demás como superiores a él mismo; no mirando cada uno por lo suyo propio, sino cada cual también por lo
de los otros". Cuando se aplica esa exhortación al matrimonio, prácticamente cualquier obstáculo se puede superar.

Sin duda el buscar el consejo de un pastor o consejero matrimonial cristiano, es algo bíblico que se debe hacer (Proverbios
19:20). Recibir consejería es una excelente manera de aclarar conceptos erróneos sobre las funciones en el matrimonio,
para ver una situación desde otro punto de vista, y para distinguir entre las normas de Dios y las del mundo.

Efesios 5:21-33 da instrucciones específicas para ambos cónyuges. Un esposo debe amar a su esposa "así como Cristo
amó a la iglesia, y se entregó a sí mismo por ella" (versículo 25). Tal amor abnegado crea una atmósfera en la cual la
esposa puede sujetarse más fácilmente al liderazgo de su esposo. Cuando un esposo se ha comprometido a demostrar el
amor por su esposa y la esposa se compromete de manera amorosa a dejar que su marido lidere, el matrimonio va a
funcionar.

También es aconsejable prestar atención a los versículos que están justo antes de las instrucciones específicas para el
matrimonio. Efesios 5:18-21 dice, "No os embriaguéis con vino, en lo cual hay disolución; antes bien sed llenos del
Espíritu, hablando entre vosotros con salmos, con himnos y cánticos espirituales, cantando y alabando al Señor en
vuestros corazones; dando siempre gracias por todo al Dios y Padre, en el nombre de nuestro Señor Jesucristo".

Fíjese todos los mandatos que preceden a la instrucción del matrimonio. Todos los cristianos deben:

• negarse a emborracharse

• ser llenos del Espíritu

• alentarse mutuamente

• cantar himnos y cánticos espirituales

• tener una actitud de constante adoración

• vivir en un espíritu de gratitud

• sujetarse amorosamente el uno al otro

Pasamos por alto la verdad fundamental cuando saltamos directamente a la instrucción del matrimonio sin aplicar las
directrices prácticas en los versículos anteriores. Cuando cada uno de los cónyuges aplica esas verdades a su vida personal
y se esfuerza en hacer que su relación con el Señor sea el enfoque principal, los problemas matrimoniales pasan a un
segundo plano. Cuando dos cristianos comprometidos se proponen en buscar el corazón de Dios y a seguir Su voluntad
pase lo que pase, no habrá ningún problema que no pueden solucionar.

48. Pregunta: "¿Qué dice la biblia respecto a un matrimonio infeliz?"

Respuesta: Lo único que sabemos con toda seguridad es que el divorcio no tiene ningún fundamento bíblico cuando se
está en un matrimonio infeliz. En Marcos 10:11-12, Jesús dijo, "Cualquiera que repudia a su mujer y se casa con otra,
comete adulterio contra ella; y si la mujer repudia a su marido y se casa con otro, comete adulterio". Basado en la biblia,
podemos ver que la gente no tiene el derecho a disolver un matrimonio infeliz. Dios planeó que el matrimonio fuera para
toda la vida.

Efesios 5 presenta el matrimonio como una imagen de la relación que Dios tiene con nosotros. Esta es una razón por la
que Dios tiene un interés en mantener intactos los matrimonios. Los matrimonios fracasados y hogares rotos son
devastadores para el esposo y la esposa, por no hablar de los hijos involucrados. La ruina financiera es sólo uno de los
terribles resultados del divorcio. La unidad familiar es la piedra angular básica de cualquier sociedad y el aumento del
divorcio tiene consecuencias trágicas para toda la cultura.

Esto no quiere decir que Dios quiere que nos obliguemos a permanecer para siempre en un matrimonio infeliz. Él no nos
pide que simplemente apretemos los dientes y suframos. Cuando Dios aborda los problemas matrimoniales, lo hace desde
la perspectiva de cómo solucionarlos, no cómo para disolver el matrimonio. Por ejemplo, Pablo escribe sobre el impacto
demoníaco en los matrimonios (1 Corintios 7:5). Afirma que la pareja debe estar activa en la relación sexual, a fin de que
Satanás no pueda tentarlos. Pedro anima a los esposos a tratar a sus esposas sabiamente, para que sus oraciones no sean
estorbadas (1 Pedro 3:7). De estos pasajes podemos ver que el matrimonio es un campo de batalla espiritual. Hay que
trabajar para luchar por la relación, y no luchar en la relación.

Dios nos motiva a la reconciliación. Mateo 18:15-16 exige una comunicación abierta y honesta para tratar con heridas y
frustraciones causadas por el pecado. Incluso nos alienta a buscar ayuda para resolver los problemas. Dios también nos
pide que encontremos nuestro gozo o felicidad en Él (Filipenses 4:4). El gozo del Señor es algo que usted puede tener,
independientemente de las condiciones. De todas las pautas que Dios nos da para experimentar el gozo, ninguna necesita
la cooperación de un cónyuge. Un cónyuge no controla nuestra capacidad para tener el gozo o la paz. Santiago 1:3-4 nos
dice que un gozo profundo y permanente viene en la medida que perseveramos a través de pruebas, con la ayuda de Dios,
y en la medida que nuestra fe crece y se fortalece.

El libro de Filipenses es un gran estudio en la diferencia entre el gozo y la felicidad. Escrito por el apóstol Pablo durante
su encarcelamiento en Roma, este libro utiliza 16 veces las palabras gozo, regocijo y alegre, y nos enseña a cómo tener
verdadero contentamiento en Jesucristo, a pesar de nuestras circunstancias. Estando en cadenas, Pablo habla acerca de su
fe y su confianza en Cristo y cómo había cambiado toda su perspectiva sobre el sufrimiento.

Dios ha dado claras instrucciones a los esposos en Efesios 5:25-28: "Maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo
amó a la iglesia, y se entregó a sí mismo por ella. . . . Así también los maridos deben amar a sus mujeres como a sus
mismos cuerpos. El que ama a su mujer, a sí mismo se ama". Para las esposas, la instrucción de Dios es de sujetarse al
liderazgo de sus maridos (versículo 22) y de respetarlos (versículo 33). En un espíritu como el de Cristo, ambos cónyuges
deben sujetarse el uno al otro (Efesios 5:21). Si ambos cónyuges están a la altura de sus responsabilidades bíblicas, habrá
gozo y felicidad en el matrimonio. ¿Qué mujer no respetará y se someterá a un hombre que la ama la manera que Cristo
ama a Su iglesia? Y, ¿qué hombre no amará a una mujer que lo respeta y se somete a él? La infelicidad presente en
muchos matrimonios con frecuencia es el resultado de que uno de los dos cónyuges se niega a someterse a Dios y a
obedecer Su voluntad revelada para el matrimonio. A veces se empeora la infelicidad por temas sin resolver que se han
filtrado en el matrimonio por parte de uno de los cónyuges. En esos casos, tanto la consejería individual como la
matrimonial son necesarias.

Incluso, si un matrimonio infeliz es el resultado de que un creyente está casado con un incrédulo, siempre existe la
posibilidad de que el cónyuge creyente pueda guiar al cónyuge incrédulo al Señor por su conducta pura y comportamiento
amable. "Asimismo vosotras, mujeres, estad sujetas a vuestros maridos; para que también los que no creen a la palabra,
sean ganados sin palabra por la conducta de sus esposas" (1 Pedro 3:1). La Biblia se dirige específicamente a aquellos que
están casados con incrédulos en 1 Corintios 7:12-14: "…Si algún hermano tiene mujer que no sea creyente, y ella
consiente en vivir con él, no la abandone. Y si una mujer tiene marido que no sea creyente, y él consiente en vivir con
ella, no lo abandone. Porque el marido incrédulo es santificado en la mujer, y la mujer incrédula en el marido".

Al final, debemos recordar que "los ojos del Señor están sobre los justos, Y sus oídos atentos a sus oraciones; Pero el
rostro del Señor está contra aquellos que hacen el mal" (1 Pedro 3:12). Dios conoce el dolor de un matrimonio infeliz, y
entiende los deseos carnales; sin embargo, Él nos ha dado Su palabra sobre estos temas y Él lo que pide es obediencia. La
obediencia a Dios siempre trae gozo (Romanos 16:19).
49. Pregunta: "¿Qué significa lo que Dios juntó, no lo separe el hombre?"

Respuesta: El mandamiento " lo que Dios juntó, no lo separe el hombre", se refiere al matrimonio y al divorcio. Es de la
enseñanza de Jesús sobre el matrimonio y el divorcio que se encuentra en Marcos 10:1-12 y Mateo 19:1-12. En una
ocasión, los fariseos le preguntaron a Jesús si era lícito que un hombre se divorciara de su esposa. Jesús básicamente
responde: "¿No habéis leído que el que los hizo al principio, varón y hembra los hizo, y dijo: Por esto el hombre dejará
padre y madre, y se unirá a su mujer, y los dos serán una sola carne? Así que no son ya más dos, sino una sola carne; por
tanto, lo que Dios juntó, no lo separe el hombre" (Mateo 19:4-6; cfr. Génesis 1:27; 2:24).

El punto de Jesús es que una pareja casada es algo que "Dios ha unido". El matrimonio no es de origen humano, se originó
con Dios y es parte de la forma que Dios diseñó para que humanidad viviera. Al decir que a un matrimonio "no lo separe
el hombre", Jesús enseñó que el divorcio no es el plan de Dios. Una vez que la pareja se casa, Dios mismo los ha unido, y
la unión está destinada a ser de por vida. Este principio es válido a pesar de la fe (o la falta de ella) de la pareja. Cuando
dos ateos se casan, han sido unidos por Dios, ya sea que lo reconozcan o no. Si Dios los ha unido, entonces ningún ser
humano tiene el derecho a romper esa unión.

Luego, después de que Jesús dijera, " lo que Dios juntó, no lo separe el hombre ", los fariseos resaltan que Moisés
permitió el divorcio. Jesús está de acuerdo, pero también señala que la excepción fue por causa de la "dureza de corazón"
(Mateo 19:8), reiterando que el divorcio nunca fue el plan original de Dios.

El mandato de Jesús en contra de separar lo que Dios ha unido, implica que es posible que la unión del matrimonio se
rompa y que una carne pueda ser separada por el divorcio. Existe un debate entre los cristianos acerca de si el divorcio en
algún momento se justifica. Muchos (quizás la mayoría) permitirían el divorcio en el caso de la infidelidad por parte de
uno de los cónyuges que no evidencia arrepentimiento (basado en Mateo 19:9), o por el abandono de un cónyuge creyente
por aquel que es incrédulo y que ya no quiere estar casado con un creyente (ver 1 Corintios 7:15). En estos casos, el
vínculo matrimonial se ha roto por la infidelidad o por el abandono, lo cual significa una ruptura de algo que Dios ha
unido y se convierte en un grave acontecimiento.

Incluso si las excepciones anteriormente mencionadas se permiten, nuestra cultura y, muchas veces la iglesia parecieran
considerar el divorcio como algo mucho menos grave de lo que es. Si el matrimonio fuera simplemente un acuerdo
humano similar al de una sociedad empresarial o la afiliación a un club, entonces la gente tendría la libertad para entrar y
salir cuando quisiera. El divorcio no es simplemente dos personas que deciden separarse; es uno o quizás ambos cónyuges
decidiendo que van a actuar definitivamente para poner fin a algo que Dios había destinado que fuera permanente. ¡Eso es
algo serio!

50. Pregunta: "¿Por qué debería casarme?"

Respuesta: Muchas culturas en el mundo de hoy están perdiendo la comprensión del motivo por la cual el matrimonio fue
diseñado. Vivimos en un mundo que dice que debemos obtener lo que queremos de la forma que podamos. El matrimonio
a veces se ve como un encarcelamiento que puede entorpecer nuestra capacidad de tener lo que queramos cuando
queramos. Hoy en día el matrimonio a veces se ridiculiza como una institución arcaica que ha perdido su importancia.

Entonces, ¿qué es el matrimonio? ¿Ha llegado a ser algo obsoleto? Es importante tener en cuenta en primer lugar que el
matrimonio no es un concepto creado por el hombre. Cuando Dios creó al hombre a Su propia imagen (Génesis 1:27; 2:7),
le dio al hombre todo lo que necesitaba para que estuviera contento. Sin embargo, Dios dijo, "No es bueno que el hombre
esté solo; le haré ayuda idónea para él" (Génesis 2:18). Así que Dios creó a la mujer del costado de Adán y la trajo al
hombre. El primer matrimonio se produjo cuando Dios creó a la mujer para complementar las necesidades del hombre, de
modo que, cuando ingresó en el pacto, se convirtieron en una sola carne. La idea de "una sola carne" implica un sello
irrompible destinado a durar toda una vida. Cuando se le preguntó a Jesús sobre el divorcio, Él respondió: "Por esto el
hombre dejará padre y madre, y se unirá a su mujer, y los dos serán una sola carne. Así que no son ya más dos, sino una
sola carne; por tanto, lo que Dios juntó, no lo separe el hombre" (Mateo 19:5-6). Observe que es Dios quien une a un
hombre y una mujer en el matrimonio. En Malaquías 2:14, Dios nos recuerda que Él "ha atestiguado entre ti y la mujer de
tu juventud". Dios toma muy en serio el matrimonio.

El matrimonio fue la primera institución que Dios creó. Precedió el establecimiento de la iglesia o el gobierno. El
matrimonio fue la primera institución social. Los seres humanos están diseñados para funcionar mejor cuando están
conectados con los demás de manera saludable, y el plan de Dios para el matrimonio es establecer familias fuertes. La
biblia contiene muchas instrucciones para los miembros de la familia en cómo deben tratar a los demás de forma que se
satisfagan esas necesidades emocionales (Efesios 5:21-33; 6:1-4; Colosenses 3:18-21; 1 Corintios 7:2-5, 10-16). Dios
diseñó el matrimonio de un hombre y una mujer para toda la vida, y cualquier desviación de ese plan es una distorsión de
su propósito (Mateo 19:8; Romanos 1:26-27).

1Corintios 7:1-2 nos da la mejor razón para casarse: "En cuanto a las cosas de que me escribisteis, bueno le sería al
hombre no tocar mujer; pero a causa de las fornicaciones, cada uno tenga su propia mujer, y cada una tenga su propio
marido". Dios diseñó el sexo para que se disfrutara únicamente dentro de los límites del matrimonio. Cualquier actividad
sexual fuera de esos límites es pecado (Gálatas 5:19; Colosenses 3:5). Si una persona tiene un fuerte impulso sexual,
generalmente el casarse es una buena idea, a fin de minimizar la lujuria y evitar la inmoralidad (Santiago 1:13-15).
Involucrarse en la actividad sexual con otra persona que no sea el propio cónyuge es pecado y conduce a la angustia y al
desastre (Proverbios 6:26-29; 1 Corintios 6:18).

Sin embargo, no hay un mandamiento en las escrituras que diga que todos deben casarse. De hecho, el apóstol Pablo
favoreció el estado de soltería como una forma de dedicar más tiempo a servir a Dios (1 Corintios 7:7-9, 32-35). Hay
algunos que no sienten la necesidad de estar casados, y no hay nada malo con eso. Las personas solteras pueden tener una
vida satisfactoria y encontrar apoyo emocional con los amigos, la familia y las oportunidades en el ministerio. Sin
embargo, nuestra sociedad ha comenzado a comparar la soltería con la inmoralidad sexual, y eso es equivocado. El apoyo
que Pablo le dio a la soltería era para que una persona pueda dedicar toda su atención a las cosas de Cristo. La soltería
nunca se debería usar como una excusa para vivir en pecado sexual. Pero si una persona soltera puede controlar sus
pasiones y vivir una vida moralmente pura, no hay necesidad de sentir la presión para casarse (1 Corintios 7:37).

51. Pregunta: "¿Es posible casarse con la persona equivocada?"

Respuesta: Hay varias maneras de ver esta pregunta. Decir que nos casamos con la persona "equivocada" podría implicar
que hay una única persona "correcta" con quien estamos llamados a casarnos. Si nos casamos con la persona
"equivocada", entonces podemos sentir temor de que hemos estropeado del plan de Dios para nuestras vidas. También
podríamos estar tentados a "corregir" nuestro error en formas que no honren a Dios. Ciertamente podemos tomar
decisiones equivocadas en el matrimonio y desobedecer la guía de Dios con respecto a la persona con quien decidamos
casarnos. Sin embargo, teniendo en cuenta la soberanía de Dios, no podemos casarnos con la persona "equivocada". Dios
tiene un plan para nuestras vidas y es capaz de perdonarnos por nuestras decisiones equivocadas y, en última instancia,
hacer que todo obre para nuestro bien (Romanos 8:28). Una vez que estamos casados, tenemos que hacer todo lo posible
para hacer que el matrimonio honre al Señor. Si un cónyuge en un matrimonio en particular es la elección "equivocada" o
no, el matrimonio es una relación de pacto. Dios es capaz de transformar el peor de los matrimonios en una relación que le
traiga gloria.

Bíblicamente, un cristiano debería buscar casarse con otro creyente que comparta un compromiso similar para seguir al
Señor Jesús. Casarse con un incrédulo no es una opción para el creyente (2 Corintios 6:14). Por lo tanto, si un cristiano se
casa con un no cristiano, él o ella ciertamente se ha casado con la persona equivocada al violar la voluntad de Dios.

Hay otras maneras de casarse con la persona equivocada. Por ejemplo, casarse con alguien que sea abusivo, inmaduro,
egoísta, o codependiente va a resultar en problemas. Casarse con alguien que tiene adicciones no tratadas o que está
viviendo en pecado y no se ha arrepentido, también es una mala elección.

¿Cuáles son algunas de las razones por las que las personas se casan con la persona equivocada? Algunos entran en
situaciones nocivas en la creencia errónea de que solo la fuerza de su amor cambiará a la otra persona en alguien que no
sea abusivo, inmaduro, egoístas, o codependiente. Algunos están cegados por la atracción inicial que sienten hacia la
pareja y no se dan cuenta de los problemas de su relación. Otros son manipulados por alguien que parece ser alguien
distinto antes del matrimonio y luego cambia repentinamente de rumbo. En otros casos se trata de una pareja que
simplemente no está lista para el matrimonio. Subestiman el sacrificio que se necesita para vivir con otra persona. No cabe
duda que las razones en cada situación de casarse con la persona equivocada varían y son exclusivas de la pareja.

La cultura también juega un papel importante influenciando a personas para que se casen con la persona equivocada.
Muchas sociedades han retratado el matrimonio como un arreglo temporal al que se pueden adaptar o que pueden
abandonar cuando quieran. Ni el terminar ni el iniciar el matrimonio es un gran problema en algunas culturas. Demasiadas
personas declaran sus votos sin un compromiso real a su cónyuge o a Dios. En muchos lugares del mundo, se promueve
una fantasía de que el matrimonio debe satisfacer todas nuestras necesidades: siendo el énfasis la satisfacción de las
propias necesidades, y no las necesidades del cónyuge. La sabiduría convencional dice que, cuando el matrimonio es
probado o cuando uno de los cónyuges siente que sus necesidades no son suplidas, ellos simplemente deben divorciarse, y
las leyes en muchos lugares hacen que el divorcio sea bastante fácil. En lugar de luchar con sus problemas, muchas
parejas que están teniendo dificultades concluyen que ya no se aman y terminan el matrimonio

Una vez que la persona se da cuenta de que él o ella se ha casado con la persona equivocada, ¿qué se hace entonces? En
primer lugar, si un creyente voluntariamente ha desobedecido las instrucciones de Dios en 2 Corintios 6:14, es vital la
confesión del pecado a Dios. Luego, el pecador perdonado debe tratar de hacer lo mejor de la situación y sanar la relación
(ver 1 Corintios 7:12-14; Efesios 5:21-33). Si la situación presenta un peligro para cualquiera de los cónyuges o para
cualquiera de los hijos, entonces la separación sería lo apropiado. También es importante el buscar consejería sabia de un
pastor o de un consejero matrimonial. Mientras que la biblia permite el divorcio en circunstancias específicas, el divorcio
nunca debe ser la primera opción. Nada es imposible para Dios (Lucas 1:37), y Él puede traer gloria en vez de ceniza
(Isaías 61:3). Un cristiano que hizo una elección equivocada cuando escogió una pareja matrimonial, puede darse
descubrir que Dios desea convertir un mal matrimonio en uno bueno (ver 1 Pedro 3:1-2). El poder de Dios puede
transformar la persona "equivocada" en la persona "correcta".

¿Cómo puede una persona evitar casarse con la persona equivocada? El chiste frecuentemente citado por Benjamin
Franklin, "Mantenga los ojos bien abiertos antes del matrimonio, después ciérrelos un poco", es un buen consejo (El
Almanaque del Pobre Richard, junio de 1738), pero es más útil aún el buscar primero el reino de Dios y su justicia"
(Mateo 6:33). Algunas personas buscan primero un cónyuge, y la justicia cae en el olvido. La persona soltera debe
concentrarse en convertirse en la persona que Dios quiere que él o ella sea y comprometerse a salir sólo con aquellos que
también son cristianos fuertes y en crecimiento. Para evitar errores, es necesario escuchar la palabra (Lucas 11:28), buscar
el sabio consejo, orar por sabiduría (Santiago 1:5), y ser honestos con Dios y con los demás.

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