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INTRODUCCION A LA TRADUCCION ESPAÑOLA
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nación, no sólo porque los jóvenes son todos iguales en nobleza
y generosidad, y por una cierta afinidad entre la mayoría de los
países latinos, sino principalmente porque el que infunde la
gracia de la vocación es el mismo Dios; uno es el Espíritu vivifi-
cador que ilumina y mueve las almas de los predilectos de Cris-
to, elegidos para ser los continuadores e íntimos colaboradores
de la obra de la Redención.
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APUNTES DE EXPERIENCIA PERSONAL
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He tratado principalmente a jóvenes de Bachillerato y a
otros, pertenecientes a varias asociaciones religiosas. Así pues,
quede claro que los hechos que narraré casi siempre oscilarán
entre esta clase de personas; sin embargo, las cosas que digo
pueden servir también para los mayores.
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INTRODUCCION:
- A todos
- Pero este librito también será útil a los jóvenes que se en-
cuentran en el momento de decidir lo que será su vida terrena.
Podrán descubrir “su vida”. Si son de los llamados y escogidos
por Jesús para ser los Amigos íntimos de su Corazón en la vida
religiosa, no les será difícil a través de estas páginas asegurarse
de su vocación divina.
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dad y espontaneidad y pongo en boca del sacerdote las mismas
frases que él pudiera usar en parecidas circunstancias.
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del joven para que él, iluminado por Dios y sostenido por El y un
poco por nosotros, pueda advertir y caer en la cuenta de que es
un llamarla
Al final del año volvió a insistir y esta vez fue admitido pero
no quería mandársele solo al Noviciado. Se temía que le sobre-
viniese cualquier crisis. Aún no les parecía bastante fuerte y
decidido. Por lo tanto, los superiores introdujeron esta vez una
novedad en las costumbres y admitieron al Noviciado a otro
joven de 4.º de Bachiller de 15 años, brioso, vivo, tenaz.
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“Así—se decían—dará ánimos al otro y le asegurará la perse-
verancia”.
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toda sinceridad no acababa de convencerse. Oró y comprendió
que no se le llamaba por aquel camino. Se casó y Dios le bendijo
y le continúa bendiciendo.
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gloría! Se ve que no ama su vocación”, y como consecuencia me
guardé mucho de hablarle de mi ideal que acariciaba hacía ya
tiempo.
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disminuyen. Faltan vocaciones. ¿Es que tal vez Dios no llama?
¡Sería absurdo! Dios que quiere el fin (la salvación del mundo) ha
de dar también los medios (las vocaciones).
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De hecho, los jóvenes buenos, todos aman al sacerdote y
muchos comprenden que su existencia es necesaria para las
almas y para la Iglesia. Saben que Jesús llama a los jóvenes para
seguirle y comprenden que estos tales son afortunados, pero
frecuentemente no pasan de estas ideas teóricas al juicio prácti-
co que concluye: “¿Y por qué no me hago yo sacerdote?” y de
esa manera llegar por lo menos a la SOSPECHA de que en ellos
puede darse la vocación. Y cuando esa pregunta les está hecha
por otros, la mayoría de las veces se azoran y después dicen:
“¡No lo he pensado nunca!” o “Para el sacerdocio Dios llama a los
santos”, o también: “No tengo vocación”. Y si se les insiste pre-
guntando: “¿Pero tú sabes lo que es vocación?”, muchas veces
no se obtiene respuesta alguna.
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HE AQUÍ, PUES, NUESTRO TRABAJO:
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LA INTENCION
QUE HEMOS DE TENER EN ESTE TRABAJO DIVINO
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PRIMERA PARTE:
LO PRIMERO: ORACIÓN
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Para empezar desde algo lejos veamos un poco de cuán di-
versos modos puede nacer una vocación, o mejor, cómo empie-
za a manifestarse en el individuo.
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Dos años más tarde ante sus persistentes deseos, su mamá le
pregunta:
—¡Oh! por muchas razones; antes que nada para hacer amar
a Jesús, para mandar muchas almas al cielo... y para tener a
Jesús en mis manos durante la Misa.
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Y cuando en el colegio entra a formar parte del coro confía a
su madre:
1
De Ma Jeunesse au Christ., Julio l947, nº 103, p. 2.
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Otras veces es el hábito de una determinada Orden religiosa que
gusta y atrae; otras son cosas de nada que suscitan en el corazón
una especie de atracción que termina con una verdadera voca-
ción.
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Un día recibí una carta de un Padre jesuita que me hablaba
de un joven que pertenecía a la Congregación Mariana que yo
dirigía en Palermo, asegurándome que el tal joven le había ma-
nifestado su deseo de ser jesuita y le había pedido ayuda y di-
rección.
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La leyó. ¡Maravilla de las maravillas!
Reímos los dos. La cosa era cómica. Le conté todas las mira-
das "significativas" y todos los "quid pro quo".
3) Ver a un muerto
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Gandía se transformó en un ferviente religioso y después en un
Santo.
—¿Muerto?
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Muchas veces es una frase misteriosa, dicha quizá con un
fin no religioso, la que hace pensar y conduce al joven a la con-
vicción de que Dios le llama.
—¿Qué hay?
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No le respondía porque me rodearon otros que me querían
saludar y dar las gracias. Cuando todos se fueron me veo delante
al... «mal sujeto».
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—Este sí que es bueno —le dije señalando a su hermano—; va
a la iglesia vestido decentemente. Tú, en cambio, comulgas con
mangas cortas. No está eso tan bien.
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Me venía tan bien el decirle que le faltaba aún una cosa, la
misma que le faltaba al joven del Evangelio que había pregunta-
do a Jesús: Quid adhuc mihi deest? Pero no quería. Quería que
llegase él solo bajo la moción de la gracia. Me limité a decirle: —
Sí, te falta algo, yo sé qué es, pero no te lo quiero decir. Ruega, te
lo dirá Jesús... y no tardará mucho.
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más llegué a la conclusión de que probablemente Dios le quería
para El. Por aquellos días vino al colegio el R. P. Provincial a
visitar a los Padres. Fui a verle para hablarle de mí y de mi voca-
ción. Pero no pude resistir a la tentación de hablarle de mi ami-
go describiéndoselo como un carácter perfectamente apto para
ser jesuita. Excité la curiosidad del P. Provincial el cual me dijo
que le gustaría conocerle.
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En el recreo siguiente fue él el primero que me habló.
—¡Déjame en paz!
5) El ejemplo de un conocido
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Cuando dirigía una Congregación Mariana en Palermo, uno
de los congregantes antes de partir para el Noviciado quiso ha-
cer un discurso de despedida a sus compañeros. Habló con en-
tusiasmo y, diríamos aun mejor, todos lo hemos dicho, se su-
peró a sí mismo. A las dos semanas un Congregante de 3.º de
Bachiller vino a hablarme de su vocación.
—Mientras hablaba X
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Leamos cómo habla el P. Germier en la Vida que escribió con
ocasión de la canonización del Santo (páginas 153-154):
“Un día paseaba con dos amigos suyos por cierta callejuela
napolitana, menos rumorosa que las demás, cuando se cruzó
con dos jóvenes religiosos, modestos en la vista, graves en su
porte, recogidos con sus amplios manteos, totalmente identifi-
cados con la santidad del hábito que vestían. Ocurrió a aquellos
dos hombres dedicados al servicio de Dios lo mismo que le pasó
un día al seráfico San Francisco, cuando yendo junto con su
querido compañero Fray León atravesaba las calles de Asís con
la humildad reflejada en su rostro y en su hábito. Con su devoto
recogimiento habían predicado pero, en vez de recoger insultos
de los golfillos como le pasó al Santo de Asis, merecieron la más
ponderada admiración de aquel hombre, entonces ya maduro
de edad, de juicio y de virtud.
6) Un fracaso
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Otras veces es un fracaso el que hace ver la vanidad de las
cosas de la tierra y orienta el alma hacia la vocación.
—¡Levántate, buey!
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Y si contásemos las vocaciones manifestadas después de una
desilusión en el amor Algún escéptico sonreirá. Algunos “mo-
dernos” sonríen al oír hablar de vocación después de un fracaso
amoroso, muchas veces se piensa en estas almas con desprecio
y dureza como si fueran de los insolentes que quieren seguir a
Dios después que las criaturas los han echado lejos de si. No
queremos decir que todo lo que reluce es oro ni es necesario
aprobar en seguida estas decisiones tomadas en un momento
de depresión, pero lo que si queremos decir es que nadie susti-
tuya al Espíritu Santo, dando sentencias a priori, despreciando lo
que no conoce y lo que no ha examinado.
Pero —se dice— la vida religiosa no está hecha para los ilusos
ni para los desilusionados. Y respondo que la vida religiosa está
hecha para el que es llamado por Dios y que Dios llama a quien
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quiere, cuando quiere y como quiere. Y que ciertamente no
seremos nosotros los que enseñemos al Señor qué camino ha de
escoger para llamar a un alma.
CONCLUSIÓN
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No quieren entrometerse: "Es asunto de Nuestro Señor", dicen.
¡Eso es una exageración! ¡Una posición completamente errónea!
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Son pocos los jóvenes que pensando en su porvenir se resig-
nan a ser simples unidades de una masa insignificante que han
de sufrir las influencias de otros sin imponer las propias. La
mayoría se imagina que llegarán a ser jefes, centro de irradia-
ción, acogidos con aplausos, circundados de admiración, de
estima, bendecidos de muchos por ellos protegidos.
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"búsqueda". El joven desea encontrar "algo" que él mismo no
sabe lo que es, su alma busca (como el joven del Evangelio) y
está sumergida en un estado de continua ansiedad.
Y en la carta siguiente:
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"Me maravilla cómo usted supo conocer mi secreto y me
gustaría saber qué es aquella 'cierta cosa' que usted leyó en mis
ojos.
"En un tema que hice hace tres años expuse mis deseos de
ser sacerdote y puse también las razones que me empujaban a
hacer esa elección, las cuales eran precisamente las mismas que
usted me escribía en su última carta. El tema era: "¿Qué carrera
quieres abrazar? ¿Por qué?"
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jor, Hermanos, los otros Padres del colegio. Deseo muchísimo
oír y llenarme de sus santas palabras.
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No se trata de cobardía, o sea, miedo de ser maltratados o de
no poder hacer una vida burguesa y tranquila. Se trata más bien
de un verdadero conocimiento de la malicia espiritual y moral
del mundo y de la dificultad seria de permanecer fieles a la Ley
de Dios.
Y si somos sinceros:
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¿Y yo me sentiré tan fuerte? ¿Creo posible para mí atravesar
ese barrizal sin llenarme de barro?
2) Atracción a la pureza.
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bir, pero que no obstante hace al alma tan delicada que esquiva
cualquier sombra de impureza, y aun quizá sin saber siquiera
qué significa pureza. Como sucede a los párpados que se cierran
instintivamente apenas se acerca al ojo cualquier inoportuno
mosquito. Es como un instinto hacia la virginidad, una como
aversión casi natural hacia el pecado impuro.
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aquello no le tocaba. Viendo que entre sus problemas espiritua-
les no asomaba nunca el de la pureza, procuré con cautela y con
la máxima prudencia hacer alguna mención, pero con media
palabra lo desviaba todo. Iba muy bien y lo daba a entender con
toda certeza.
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Por eso hay algo de sobrenatural en eso que gusta y atrae.
Sonreí. ¿Qué señal más clara quería este muchacho para es-
tar seguro de que Dios le llamaba?
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El P. Doyle dice: ¿Te ha ocurrido alguna vez preguntarte a ti
mismo: ¿Cómo podré saber si tengo vocación o no? Bastaría
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esto para tener una señal cierta de vocación .
2
F. WILLIAM DOYLE, S.I., Vocations, p. 3
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cho mejor a través de las armonías de "María de Jesús" era mu-
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cho más superior y deseable” .
Y después añadió:
—¡Aquello no es la grandeza!
3
A. BONARDI, Il Vecchio Presbiterio, S. A, S., n. 32
4
Habla de la Compañía de Jesús; de los jesuitas.
5
GONZALEZ, El Coadjutor perfecto.
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Todavía es reciente el caso de Eva Lavalliere. Aquella tarde la
hicieron salir al tablado varias veces para saludarla efusivamen-
te. Los aplausos del público delirante demostraban que veían en
ella a la diva, a la reina del escenario. Pero a poco de la represen-
tación se cambia rápidamente sus vestidos y por un camino
solitario se dirige al Sena. La vista extraviada, el paso incierto, la
frente rugosa, indicaban claramente que sufría una tempestad
en el corazón. ¡Exacto! Era la amargura desesperada que deja en
el corazón la mentirosa gloria humana que únicamente es capaz
de saciar a los que no tienen sentimientos nobles. Eva Lavalliere
pensaba arrojarse al río y terminar para siempre con aquella vida
que no sabía darle lo que necesitaba. Y al barquero que la detuvo
le gritó fuera de sí:
5) Atracción a la oración
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pensar y orar. El joven siente que quiere hacer oración, le asalta
el temor de que no ruega bastante, y en la oración encuentra
calma y gozo porque reza o porque ha rezado.
—¡Naturalmente!
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Me miró, sonrió, volviendo la cabeza a otro sitio.
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Tuve otro joven que no sabía separarse de Dios. Media hora
de meditación, otra media de lectura espiritual, todo el Oficio de
la Virgen (que suele durar más de media hora), Comunión y
Rosario. Y no obstante, llevaba adelante todas sus lecciones y
demás composiciones. Su madre, preocupada, me pidió que le
dijese que pusiese un poco de freno a aquella vida. Le prohibí
todo excepto la Comunión y un cuarto de hora de meditación.
¡Pobre! No podía darse paz, y eran tales sus insistencias, sus
promesas y lágrimas, que a la semana me vi obligado a darle
plena libertad.
6) Deseo de sufrir
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Crece por lo tanto la devoción al Sagrado Corazón, devoción
de amor y reparación, admiran a los religiosos porque llevan
una vida de sacrificio y practican la compunción del corazón
que conduce a la mortificación no sólo interna sino externa.
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Alabé el modo de obrar de estas religiosas, que demostraban
ser muy serias en su reclutamiento. No obstante, sobre la joven
produjo el efecto contrario, pues me dijo:
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No queremos vocaciones de agua de rosas, de jóvenes que
quieren darse a Dios... hasta cierto punto. ¡Váyanse en buena
hora! La vida religiosa necesita héroes y únicamente el que
quiere sufrir y seguir a un Rey coronado de espinas y cubierto
de salivazos, puede que llegue a ser un verdadero religioso, y
con esto, santo, feliz y llamado de Dios.
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¿Estado místico? No, precisamente.
8) Horror al pecado.
Como la hija del rey Luis XV, la cual se hizo religiosa para
salvar el alma de su padre, que llevaba una vida poco edificante.
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dente. Son almas llamadas a la perfección, prontas a las más
altas aspiraciones.
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frecuentar los Sacramentos y con todo no quieren hacerse ma-
los porque el alma es recta con Dios.
6
Todo esto, dice el P. Doyle , a veces es señal de verdadera
vocación.
6
Vocations, p.7.
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Pero cuando pasado un mes el P. Claudio de la Colombière
fue a visitarla, le saludó con estas palabras:
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—Ya se lo haré saber yo.
—¿ Cuál?
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—Padre, ¿por qué se ríe? ¡La cosa me parece muy seria!
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‘No estás enteramente obligado a esto -parecía que me dijese
la voz- pero sin embargo, ¡si tú quisieras!’. Eran siempre las
mismas palabras, pero cada vez con una fuerza más irresistible...
7
Souvenirs de une jeunesse, 6ª ed., pp. 85-88.
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Otras, en cambio, este celo apostólico se desarrolla y concre-
ta alrededor de nosotros mismos, lo ejercitamos en nuestro am-
biente en las Asociaciones, de tú a tú, de alma a alma. Otras ve-
ces se desfoga en la oración o en el estudio de los problemas del
apostolado católico.
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Diciendo que todo eso son “señales de vocación” no quiero
decir que, teniendo alguna de estas convicciones o deseos, se
tenga todo lo que se requiere para poder deducir la presencia de
una verdadera vocación, sino quiero decir solamente que algu-
nas de esas “señales” es ya indicio para mí, sacerdote o educa-
dor, para argüir con cierta seguridad que Dios ha puesto los ojos
sobre el alma de aquel joven para darle la vocación, la cual, para
que sea verdaderamente genuina y cierta, ha de tener otras do-
8
tes, como diremos más adelante .
8
Para comodidad de los sacerdotes transcribimos lo que sucintamente
dice el Padre Iorio, S. J., en su Compendium Theologiae Moralis, vol. II,
nº 157: Quaenam sint signa Vocationis Religiosae?
Resp. Generatim loquendo seu iuxta providentiam ordinariam duo
requiruntur et sufficiunt ad vocationem divinam probandam, scilicet
debita aptitudo et voluntas.
1. Aptitudo intelligitur idoneitas ad statum religiosum in genere, et in
particulari ad observantiam talis Ordinis aut Congregationis propriam.
Consistit autem in recto praesertim iudicio, in indole bona, in animo
submisso obedientiae iugo, in scientia relative sufficienti, et in carentia
defectuum corporis et animi, qui rationi huius vitae repugnant.
2. Voluntas constans, quae proinde non sit frequentibus mutationibus
obnoxia, non obstante alioquin quapiam praeterita tergiversatione ex
daemonis tentationibus exorta, vel ex quadam naturae repugnantia.
Non tamen requiritur ut voluntas ex spontaneitate seu propensione
magis quam ex intima animi persuasione procedat. Porro voluntas illa
recta esse debet, procedere scilicet ex intentione pura, ex mero desiderio
salutem facilius consequendi, maiorem Dei gloriam vel etiam anima-
rum salutem procurandi, etc.
Dixi generatim loquendo seu in providentia ordinaria: quia adsunt
evidentiora vocationis signa, nempe 1º) divina revelatio, ut vocatus est S.
Paulus, S. Aloysius Gonzaga, S. Stanislaus Kostka, etc... 2º) inspiratio
singularis, quae consistit in interno motu, quo quis vehementer ad vi-
tam perfectionem impellitur, et quasi attrahitur.
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¿PODEMOS INFLUIR FORMANDO AMBIENTE,
SIN PELIGRO DE ROZAR LA LIBERTAD Y ESPONTANEIDAD?
¡Sí!
4) Afecto y estima por las cosas que miran a Dios y a las al-
mas.
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5 ) Celo apostólico, especialmente misionero.
6 ) Frecuencia de Sacramentos.
Por ejemplo:
9
Job, 7,1.
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3) Orientar algunos temas de clase en ese sentido. “¿Qué sen-
timientos sientes ante la muerte de un amigo?” “Después de una
diversión mundana (cine, teatro o baile), ¿qué pienso, qué sien-
to?” “¿Cuál es, según tú, la verdadera grandeza?” “¿Qué heroísmo
desearías haber hecho?”. Y así otras cosas, bien entendido lo de
“ne quid nimis”.
“¿Ves por qué los religiosos son felices? Porque han encon-
trado al Amigo”.
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lado apostólico de su vida, su generosidad con Dios, su heroís-
mo por las almas.
“Tú eres amigo de X... ¿Por qué no le dices que esté mejor en
la capilla?” “Mira, tú eres bueno y estoy muy contento de que Z...
sea tu amigo, te lo recomiendo y espero que me lo transformes.
Veremos si lo consigues; yo te ayudaré cuando encuentres al-
guna dificultad”.
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continua ocasión de hacerle ver la alegría del apostolado, la
fealdad del pecado y de la indiferencia religiosa en la cual caen
los que viven demasiado según las máximas del mundo, etcéte-
ra.
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SEGUNDA PARTE
¿QUÉ ES?
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¡Qué tonto fue el joven del Evangelio en no aceptar aquel ac-
to de predilección! Y todo... “porque poseía muchas riquezas”.
No importa si quizá pecó o no rechazando la propuesta; lo que
Sí es cierto es que lo perdió todo, se quedó siendo uno de tantos
y por añadidura se fue con la tristeza: “abiit tristis!”.
UN POCO DE TEOLOGIA
Vocación general
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personas, son aplicadas a todas las demás. Tanto más existiendo
otras palabras de Jesús aún más genéricas, con las cuales pro-
mete el ciento en esta vida y también la vida eterna a todos los
que dejaren padre, madre, hermanos, hermanas, campos, hijos,
etc., “propter nomen meum”. Y aquí, ciertamente, se habla de
vocación.
Vocación particular
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También el P. Ferreres parece ser de esta opinión. De hecho, en su
obra Compendium Theologiae Moralis, vol. II, nº 177, dive que para
tener verdadera vocación bastaría esta invitación general con tal que
concurran la recta intención, la falta de impedimento de parte del can-
didato y que tenga las dotes requeridas por el Instituto que quiere abra-
zar.
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que prácticamente y para él la vida religiosa es mejor, más per-
fecta en orden a su santificación y más segura en orden a su
salvación eterna. Sin esa gracia interna y sobrenatural el joven
podrá llegar a entender que la vida religiosa es más perfecta que
la vida laica como lo llegan a comprender aun los no católicos,
pero no llegarán nunca a la convicción práctica de que para él
(con su carácter, dotes, circunstancias de vida y aspiraciones) la
vida religiosa es el camino que mejor que cualquier otro le con-
ducirá a la consecución perfecta y completa del fin por el cual
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Dios le ha creado .
Vocación externa
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Todos los moralistas dicen que la vocación particular consiste en un
llamamiento o invitación hecha internamente por el Señor, el cual da
juntamente las dotes y las otras gracias actuales necesarias para poner
en práctica su llamamiento, pero ninguno se esfuerza en decir en qué
consiste ese “llamamiento” o bien cómo se manifiesta interiormente en
e joven.
Nosotros creemos poderla definir dieiendo que es esa convicción cier-
ta o juicio práctico hecho a la luz de la influencia de la gracia y de la cual
luego proviene la decisión definitiva. La gracia, pues, ilumina la inteli-
gencia y mueve la voluntad y el joven queda convencido de que Dios le
llama.
Frecuentemente Dios concede también atractivos, certezas sentidas y
deseos llenos de consolaciones sensibles, todo lo cual son ayudas su-
mamente apreciables pero no constituyen elementos eseneiales de la
vocación misma, la cual más bien se cimenta en la voluntad iluminada
por la sana razón y sostenida por la gracia.
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Alguien ha dicho que la vocación propiamente dicha consis-
te sólo en esta vocación externa, pero los más sostienen que se
requiere también aquella interna; de otro modo tendríamos la
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“forma” pero no la “materia” .
12
En nuestro caso, la “forma” sería la aceptación hecha por la autoridad
competente y la “materia” el candidato teniendo la vocación particular e
interna .
13
Cfr. A. A. S., IV, 485; 9 julio 1912.
14
Tummolo-Iorio, Theol. Mor., vol. II, n. 703, en nota.
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consecución de su último fin. Por consiguiente, escogerá el
estado religioso o sacerdotal por motivos sobrenaturales no por
motivos de interés material o natural.
¿Y EL SENTIMIENTO?
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In Religionem admitti potest quilibet catholicus, qui nullo legitimo
detineatur impedimento rectaque intentione moveatur, et ad religionis
onera ferenda sit idoneus (can. 538) .
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Será util saber algunas definiciones que los moralistas dan de la voca-
ción. El P, Arregui en su summarium Theol. Mor., en el n. 490, hacia la
mitad, da la siguiente: “Iure divino sive naturali sive positivo, requiritur
in omnibus (qui religionem ingredi volunt), vocatio divina, sive speciali,
seu individua invitatio per congrua auxilia singulis a Deo collata, sive
generalis, seu communis omnibus a Christo iacta ad consilia evangelica
servanda (Mt., Ig, 21); sed utraque animi corporisque dotibus coniuncta”.
Tummulo-Iorio,Theol. Mor., vol. II, n. 703, da esta otra: “Vocatio adae-
quate sumpta potest definiri: Subiecti idonei individua invitatio ad sta-
tum clericalem (vel religiosum) a Christo facta per internam inspiratio-
nem, et a legitimo Ecclesiae ministro approbata”.
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Por todo lo dicho se ve que todo es cuestión de voluntad y de
entendimiento con el cual se comprende y juzga lo que nos
conviene para la santificación, perfección y salvación del alma,
que busca su camino, y el del prójimo al que también quiere
ayudar a salvarse.
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—¿Aún tiene consolación?
A primera vista parecerá que este libro está hecho para meter
religiosos a todos sus lectores; ciertas pláticas sobre la vocación
parece que no dejan ni una salida por donde poder escapar y,
sin embargo, ¿cuántos se quedan fríos, escépticos, simples ad-
miradores y por nada secuaces? Son aquellos “quibus datum
non est”.
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almas, etc., quiere decir que es uno de aquellos “quibus datum
est”, ¡es un llamado! ¡Y feliz él !
1) Dotes de inteligencia
Que sea capaz para hacer los estudios requeridos por la Or-
den que quiere abrazar. Y ¡por Dios! no exageremos aquí ni en
un sentido ni en otro. Hay superiores religiosos que si les esca-
sean las vocaciones admiten con suma facilidad al primero que
se les presenta. Lo mismo sucede a veces en ciertos seminarios
con consecuencias poco recomendables para la Iglesia de Dios.
Eso aleja las almas de la dirección espiritual y de aquel respeto
que se debe tener en todo lo tocante a la religión.
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puerta de la religión, se les priva injustamente de un bien tan
excelso y se hace derrochar inútilmente uma gracia tan grande
de Dios.
2) Dotes de voluntad
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las almas que se alimenta de confesiones catecismo y dirección
espiritual.
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*Quisiera recomendar a los que se les ha confiado la mi-
sión de aceptar a los candidatos en la religión que no teman
nunca a los sujetos que son movidos o díscolos, a aquellos que
ejercitan sobre sus amigos una influencia extraordinaria, a los
que no pueden estarse ni un momento quietos y se les señala
por su demasiada vivacidad. Se quiere objetar que es medida de
prudencia el no admitirlos porque difícilmente serán obedientes
o no se podrán adaptar a nuestra vida. ¡Falsísimo! Estos sujetos,
muy al contrario, dan pruebas de ser obedientes y maleables,
llenos de buena voluntad, sinceros y leales, y son los que el día
de mañana serán capaces de empezar un movimiento social, ser
unos óptimos misioneros o unos insuperables educadores de la
juventud.
82
y a veces mucho más a menudo. Los que son esclavos del vicio
no tienen reservas ni energías para dominarse. Y poco más o
menos así son los afeminados, corrientemente demasiado me-
losos, que tienen necesidad del afecto de cualquier criatura, que
corren tras simpatías ridículas y humillantes.
3) Dotes físicas
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silencio, mucho estudio, y las generaciones modernas no pue-
den con todo esto.
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No es cuestión de edad. En algunos sitios los chicos a los tre-
ce años son ya jóvenes; en cambio, en otros de la misma región
a los dieciséis aún son niños, tanto física como moralmente.
PERO NO BASTA
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Sucedióme una vez con un joven que vino a hacer los Ejerci-
cios Espirituales para la elección de estado y solía venir a verme
para aconsejarse. Un día me lo vi entrar completamente abatido.
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A los quince días me escribió. Lo mismo que al principio, no
se había movido ni una hoja; calma, equilibrio perfecto entre las
dos partes.
“Pero esa lucha por vivir según este ideal me agota y me deja
cansado, deshecho y lleno de ansia. Eso me hace amar un poco
87
mi vida aquí (alude a la casa en la que se encontraba), siento que
me encuentro fuera de sitio pero me agarro a mi vocación hasta
la muerte porque estoy convencido de que Dios (lo subraya tres
veces) me quiere aquí. Por favor, no vaya usted a crcer que esté
incierto o indeciso acerca de mi vocación. Nunca he dudado ni
un solo instante de la certeza de mi elección, pero desde la
muerte de mi padre no he estado nunca contento, excepto al-
gún que otro momento luminoso”.
88
alguna vez aun piden por añadidura alguna revelación de lo
alto.
Dios suele dar cierta facilidad para ayudarnos a hacer las co-
sas necesarias y así es fácil el comer, respirar o rezar. Pues esco-
ger bien el estado de nuestra vida es una cosa necesaria para
nosotros, para la Iglesia y para las almas, por lo tanto Dios ha de
hacer en cierto modo fácil tal elección.
89
“No importa cómo empezamos -dice San Francisco de Sa-
les- con tal de que estemos determinados a perseverar y termi-
nar bien”. Y Santo Tomás de Aquino atrevidamente afirma que
“no importa de qué fuente venga nuestro propósito de entrar en
la religión; éste viene de Dios”; mientras que el P. Suárez con-
cluye que “generalmente el deseo de una vida religiosa viene del
Espíritu Santo y como tal lo tenemos que recibir”.
No está de más notar aquí que Santo Tomás dice que si uno
se hace religioso creyendo que ésta es la voluntad de Dios,
mientras en realidad no lo es, y después éste tal llega a hacer los
votos de buena fe, Dios le dará con seguridad la vocación.
De diversas formas.
90
que la quería Religiosa, y más tarde le decía que avisase a la se-
ñorita de Lyonne porque también a ella la quería religiosa.
91
ninguna travesura de mal género... aún más, era uno de los que
tenían vocación. Podía, pues, irme a dormir tranquilo.
92
Tendrán tentaciones, momentos de duda y de desaliento,
pero él comprenderá que son tentaciones que pasarán pronto
para dejar tras sí nuevamente la calma, la luz y la plena seguri-
dad.
93
Estos jóvenes ya están decididos, no tienen necesidad de ha-
cer la elección de estado; para ellos, escribir los pros y los con-
tras para ver cuál sea la voluntad de Dios es perder el tiempo y
cosa inútil, pues nadie podrá hacerles cambiar de idea.
94
qué han sido creados, cuál es el fin de su vida en la tierra, qué
camino es el más a propósito para ellos para alcanzar mejor, con
más facilidad v con mayor seguridad su último fin.
95
Así, pues, la vocación para aquel muchacho querrá decir
ayudar a Misa, estar en la casa parroquial, barrer la iglesia y... ser
el policía de los otros chicos que no son tan angelitos como él.
96
mos el terreno, reforcemos la vocación... y después ya vendrá el
momento de la prueba. Pero no al principio.
Y se escucha:
LA ELECCION
1) Preparación remota
97
Y para decirle todo ésto no debe haber prisas. No hay razón
para dárselo todo de una vez sino poco a poco, frenando tal vez
las prisas del joven. De esta forma tendrá tiempo de gustar, de
caer en la cuenta, de ponderarlo todo, y cuando a continuación
haga la elección, habrá adquirido ya una cierta madurez.
2) Preparación próxima
98
Antes de hacer la elección se ha de fijar bien el objeto de la
elección misma. Primero: ¿He de seguir el camino ordinario
quedándome en el mundo o de apartarme y entregarme a una
vida perfecta? Segundo: ¿He de ser sacerdote secular o religio-
so? Si decido hacerme religioso puede darse que quede indeciso
sobre “qué Orden elegiré”, y entonces ha de hacerse otra elec-
ción.
99
dote o un religioso. Son ellos, antes que nadie, los que reciben
de Dios la misión de dirigir a las almas y por tanto los que están
provistos de la gracia de estado para conocer la voluntad de
Dios.
Lo que hará será exagerar las dificultades, hacer ver como in-
soportable el yugo suave del servicio divino, al convento lo con-
vertirá en cárcel y a los religiosos en desesperados, y al contra-
rio, al mundo lo presentará con todo su encanto, y ciertas tonte-
rías nos parecerán como indispensables.
100
Otro creía que no podía aspirar al sacerdocio porque siendo
niño, a los doce años, se habían cruzado unas miradas y cartas
con una chiquilla más pequeña que él.
Alguien pensaba que para ser religioso era de todo punto ne-
cesario odiar a su madre.
101
METODO PARA HACER LA ELECCION
102
la vocación viene de Dios y es verdadera o si es fruto de razones
e intereses humanos y por consiguiente no verdadera.
El religioso vive siempre bajo la mirada ete Dios; tiene las re-
glas que le sirven de barrera contra las tentaciones; tiene a los
superiores y compañeros que velan porque toda ocasión de
ofensa a Dios esté bien lejos de la religión y del religioso El reli-
gioso generosamente se liga a Dios con los santos votos pero
103
también Dios se ata a él y se empeña a derramarle gracias de
fortaleza abundantísimas en los momentos de prueba.
3) Se llega a la perfección
104
Que es la perfección llevada al heroísmo. Aquel obedecer
siempre negando la propia voluntad, aquel vivir siempre sujetos
a una Regla, a una vida común, haciendo siempre lo que gusta a
los demás, mortificando todo deseo propio, convierte al religio-
so en un héroe escondido. Después vienen las ayudas espiritua-
les: una dirección espiritual constante, una sólida y robusta
formación ascética, una abundante dosis de oración, lecturas
espirituales, pláticas y conferencias ascéticas, frecuentes visitas
al Santísimo; en una palabra, se vive en la misma casa con Je-
sús, el cual está siempre a nuestra disposición.
105
No puedo resistir a la tentación de copiar una página de San
Bernardino Realino. Disgustado del mundo y de su vaciedad, lo
apostrofa así:
17
GERMIER, S. J., Vita di S. Bernardino Realino, 1942 p. 141.
106
“Responde mihi quantas habeo iniquitates et peccata, scelera
mea et delicta ostende mihi”, el cadáver, desde el féretro, dijo:
“Por justo juicio de Dios he sido acusado”.
107
dote al lado y a los familiares llorando; que piense: ¿Qué hubiera
preferido escoger en la hora de la muerte? ¿Moriré más contento
y tranquilo, más confiado y sereno si escojo la religión o si vivo
en el mundo? Y entonces, concluye San Ignacio, escoge ahora
lo que hubieras deseado haber escogido en la hora de la muerte.
108
Eso se obtiene por medio de la obediencia. El superior reli-
gioso, en virtud de su autoridad, me representa a Dios, y lo que
me dice que haga, ciertamente es la voluntad de Dios a menos
que no se trate de algo pecaminoso.
109
¡Entendámonos! No se trata de una felicidad natural y hu-
mana. ¿Tengo quizá en el mundo la familia que me aburre, los
compañeros que me ‘toman el pelo’ porque soy medio tonto?
Pues me hago religioso y así seré tratado con caridad por mis
compañeros, tendré asegurado el pan y vivire sin preocupacio-
nes”. Eso no sería vocación sino cálculo comercial que no resis-
tirá ni a las primeras dificultades y sufrimientos de la vida reli-
giosa.
110
Copio la carta de un joven religioso enfermo y con el pro-
nóstico de una larga enfermedad que podía tener consecuen-
cias y, no obstante, está lleno de alegría; cada página de su carta
rebosa felicidad.
111
sacrificios, decía, en comparación de los de ellos, qué poco sufro
por el Señor! Jesús, haz que sus sufrimientos no se pierdan. La
alegría que he sentido algunos días es indecible; alegría que
provenía de todas aquellas lecturas de vidas de almas que se
habían consagrado al Señor. Aquella alegría que sentía entonces
la querría transmitir a los demás. ¡Ah! decía entre mí, ¡si supiesen
las almas cuánta alegría concede el Señor a los que le quieren
servir y le aman. Sí, ésta es mi misión: llevar mi alegría a tantí-
simas almas que no la tienen y que en muy poco tiempo la po-
drían recibir.
112
embargo, le ruego que no me olvide en sus oraciones, para que
si hasta ahora Dios me ha hecho la grande gracia de serle un
poco fiel, que no decaiga en los futuros sufrimientos, los cuales
no sé cuándo acabarán...”
113
Pasión y de su Cruz. Pero no únicamente los Santos sentían así.
Todas las almas que quieren amar a Dios con sinceridad son
atraídas por una vida austera y sacrificada.
114
12) Quiero vivir una vida de pureza
115
En la religión es difícil tener compañeros malos que arras-
tren al mal. Muy al contrario, hay una santa porfia de edificación
mutua. Si es verdad que exempla trahunt, los religiosos encuen-
tran una ayuda eficacísima para su vida espiritual hallándose
rodeados de almas llenas de amor de Dios, de deseos de perfec-
ción, de buena voluntad, de ayuda mutua para ser siempre me-
jores a los ojos de Dios.
116
No extrañará oír decir: ¡Quiero ser sacerdote porque quiero
tocar a Jesús! Porque quiero estar siempre cerca de Dios. Porque
quiero ayudar a Dios en su trabajo de redención y de santifica-
ción. En una palabra, porque quiero vivir una vida realmente
digna de ser vivida.
Por eso el Santo Cura de Ars exclamaba: “¡Oh! qué gran cosa
es el sacerdote; sólo en el cielo podremos comprender bien qué
es; si lo comprendiéramos acá abajo, moriríamos no de espanto
sino de amor”
Tres cadenas de oro que unen a Dios, que redoblan los méri-
tos, que nos hacen los predilectos, que nos imposibilitan feliz-
mente de volver atrás y nos obligan casi a perseverar. Nos trans-
forman en los voluntarios de primera línea que siguen al Maes-
tro a donde El vaya.
117
“He aquí mis resoluciones, que deben durar hasta el fin de mi
vida, porque están dictadas por mi Amado. Después de haberle
recibido en mi corazón, me dijo: ‘He aquí la llaga de mi costado
para que hagas en ella tu mansión actual y perpetua. Aquí po-
drás conservar la vestidura de la inocencia con que he revestido
tu alma, a fin de que vivas en adelante la vida del Hombre-Dios:
vive como si no vivieras ya, para que viva Yo perfectamente en
ti; no pienses en tu cuerpo ni en nada de cuanto te suceda, co-
mo si no existiera ya, sino Yo solo en ti. Es necesario para esto
que tus potencias y sentidos queden enterrados en Mí y que
estés sorda, muda, ciega e insensible a todas las cosas terrenas...
Has de estar siempre dispuesta a recibirme, y Yo estaré siempre
dispuesto a darme a ti... Nada temas; te rodearé con mi poder y
seré el premio de tus servicios... Sea tú divisa amar y sufrir a
ciegas; un solo corazón, un solo amor, un solo Dios’”.
18
SÁENZ DE TEJADA, Vida y obras completas de Santa Margarita María
de Alacoque. Mensajero, 3ª ed., p. 206
118
tud; así que se puede decir en verdad que empieza una vida
nueva y recibe un nuevo bautismo.
119
l) Daré una alegría inmensa al Corazón de Jesús
Para el que ama es una gran cosa poder dar gusto a la perso-
na amada.
Para eso y nada más que para eso fuimos creados, y nuestro
deber principal y natural es el de servir al Creador para cuya
gloria fuimos hechos. Este es el pensamiento que ha animado a
tantos óptimos jóvenes obreros a hacerse Hermanos coadjuto-
120
res en cualquier Congregación religiosa. Ellos, no habiendo
tenido la posibilidad de estudiar y, por lo tanto, no pudiendo
aspirar al sacerdocio, con todo, quieren dedicar su vida al servi-
cio divino.
121
5) Podré reparar mis pecados y dar a Dios una satisfacción
122
Había de venir a hablarme de vocación un seminarista con el
que ya había hablado otras veces. A la hora convenida me lo veo
entrar con un amigo suyo. Quedé un poco contrariado...; el otro
no tenía vocación..., en fin, no podría hablar delante de él. Me
resigné a hablar del tiempo y de cosas generales. Poco a poco la
conversación recayó sobre la devoción al Sagrado Corazón y el
encargo que nosotros los jesuitas tenemos de propagar esta
saludable devoción. Hablamos más de una hora y, cuando los
despedí, los tres estábamos enfervorizados.
Al día siguiente recibí una carta. Era del amigo “intruso” que
me decía su admiración por las hermosas cosas que le había
dicho acerca de la devoción al Sagrado Corazón. Le había im-
presionado el encargo dado a los jesuitas de parte de Jesús
mismo de propagar la devoción a su Corazón Santísimo, y este
pensamiento le había hecho nacer la idea de hacerse jesuita
para ser un apóstol del Sagrado Corazón.
123
mano sobre mano, sino que hemos de sentirnos impelidos a
hacer algo para ayudarles.
2) Derramaré el bien
124
Este bien puede hacerse de muchas maneras. Existe el bien
menudo que se hace en cada ocasión que se presenta, bien a los
muchachos educándolos y divirtiéndolos sanamente, bien a los
pobres y ancianos socorriéndolos y curándolos. Son las obras de
Misericordia corporales y espirituales ejercitadas por diversas
Órdenes y Congregaciones religiosas.
125
quienes solamente les basta oír la palabra y los hechos de la vida
de Jesús para convertirse en buenos y fieles cristianos”.
126
6) Escojo la vida religiosa para ofrecer este acto de gene-
rosidad por la salvación de un alma que me es muy querida
(padre, madre, amigo, bienhechor, etc.)
VERDADERA VOCACION
127
dad si se trata o no de verdadera vocación y consecuentemente
tomar una decisión seria, consciente y ponderada.
MOTIVOS INSUFICIENTES
1) Lo quiere mi madre
128
3) Seré respetado
19
Alude el autor a un personaje de la obra clásica italiana I promessi
sposi. de A. Manzoni (N. del T).
129
Sin duda que es un pensamiento delicado, pero humano. No
hay en él nada de celo de las almas, de amor por la perfección o
por la santidad. ¿Es necesario hacerse sacerdote para asegurar a
la madre un cierto bienestar? ¿No hay otro camino que escoger?
Eso no es vocación divina.
130
Una Misa, el Breviario recitado a ratos perdidos entre charla y
charla, algún que otro sermón echado así... salga como saliere y
que se lo han de oír los fieles porque... no hay más remedio,
realmente que no existe otra cosa mejor. Y por añadidura sin
mujer ni preocupaciones de mantenimiento de hijos, sin dolo-
res de cabeza con empleados, sin la preocupación del trabajo
cotidiano...
9) Me gusta el hábito
131
“Ese Padre me ha seguido con sincero interés. Le he dicho
que abrazaré su Orden. Es verdad que se lo dije por complacerle,
pero ahora ya ha convencido a papá para que me dé el permiso,
me ha llevado al Provincial, me ha llenado de cargos en la Aso-
ciación... Si he de decir la verdad, no me siento con ánimo, o
más bien quisiera entrar en otra Orden que me gusta más. Pero...
¿cómo se lo digo? ¡Nada! ¡Me conformo! Quiere decir que Dios lo
quiere así”.
132
voluntad y mucho menos podía hacer voto de obligar a Dios a
darte la vocación.
133
de un año murió. En el lecho de muerte llamó a un religioso al
cual manifestó su congoja que solía llamar “remordimiento”.
134
melius ac beatius manere in virginitate aut coelibatu, quam
iungi matrimonio: anathema sit”.
20
I Cor.7,8
135
sos. ¿No es éste el fin principal del matrimonio? ¿La prole, la
educación de los hijos, el mutuo afecto y ayuda de los padres, el
propio nido lleno de amor y comprensión?
136
tonces han hecho. Esto más que todo vale para el que es “sano”.
Para cualquier otro en el que el vicio ya ha hecho algún surco, el
voto de castidad perpetua podrá ser un verdadero peso y aún
alguna vez una meta imposible.
21
Cf. Supra, punto 9).
137
3) Tendré que dejar la familia
138
Después, desatracado el barco, lleno de dolor, dio orden a los
barqueros que siguieran al buque hasta tanto no hubiese salido
del puerto, y él de pie, no importándole nada el respeto humano,
gritaba aún el nombre del hijo y le mandaba besos agitando el
pañuelo.
Es, pues, Dios quien inflige aquel dolor, quien quiere aquella
separación, quien manda aquel sacrificio. A nosotros nos toca
obedecer y bajar la cabeza a su voluntad. No se puede resistir a
la voluntad de Dios sin ser reos de ingratitud y de injusticia.
139
darte a Dios que a un hombre; éste, mañana te podría maltratar
o traicionar; ¡Dios no!”.
140
¡Natural! Y esto lo decimos para aquellos que creen que los
religiosos no tenemos corazón y somos egoístas que vamos en
busca de nuestro bien aún a costa de hacer morir de dolor a
nuestros familiares.
141
cerca. En una palabra, no quería o no llegaba a hacer el sacrificio
completo y a separarse viril y sobrenaturalmente. Un día escri-
bió a los suyos que no podía más, que volvía a ellos. Su madre,
profundamente cristiana, le escribió una carta alentadora: “¿Y
dejarás a Dios por mí? ¿No sabes que Dios me puede llamar lo
mismo? Qué remordimiento para mí el saber que un hijo mío
no ha seguido la voz de Dios por amor mío. Quédate, hijo mío,
quédate; eso es una tentación, vence y sé fiel”.
142
No es ninguna maravilla que digan eso. ¡Necios y malinten-
cionados siempre los hay!
143
Si, por el contrario, la necesidad no es tan grave, pero por
causa de tu partida tus padres se han de ver en la necesidad de
renunciar solamente a un capricho o a un mayor bienestar, no
estarías obligado por eso a no seguir tu vocación.
144
El que realmente no tenga ganas de sacrificarse por amor del
Corazón de Jesús es mejor que no se haga religioso. Pero la
inmensa mayoría de las veces este pensamiento no es indicio
de un corazón poco generoso sino más bien demuestra un alma
atemorizada por la tentación que le representa los sacrificios de
la vida religiosa como una cosa insoportable.
Por eso hace tanto daño oír las razones de los que fueron re-
ligiosos y que después se volvieron a sus casas abandonando su
vocación. Estos tales rarísima vez dirán la verdadera razón por la
que fueron infieles a su ideal que suele ser o la inobservancia de
las reglas, o algún vicio secreto que roía su alma, o el haber ce-
dido a las tentaciones; y entonces para excusar su modo de
proceder se ponen a exagerar de tal modo las dificultades de 1a
vida religiosa que la hacen aparecer como imposible de vivirse y
hacen decir a la gente: “¡Pobrecito!, ha hecho bien en volverse.
¿Cómo podía vivir así?”.
145
Con todo, existe realmente el sacrificio. y aún cuando es so-
portable y ligero, siempre es sacrificio que cuesta a nuestra po-
bre naturaleza. Pero una mirada al crucifijo chorreando sangre y
agonizando me dice que no he de ser cobarde siguiendo a Jesús
sólo en el Tabor. He de seguirle también en Getsemaní y en el
Calvario. Su Cruz endulza la mía y me empuja a abrazar volun-
taria y libremente una vida crucificada para ser como Él y para
ayudarle en su amor doloroso.
11) ¿Y si no perseverase?
146
ron que dejar, Dios los destinaba a fundar una nueva Orden
religiosa.
Más aún, estaré más libre para hacer este bien que si me ha-
go religioso o sacerdote
147
Nos quedamos maravillados del apostolado que llega a hacer
un buen seglar y nos parece que es mejor hacer aquello como si
del dicho al hecho no hubiese un buen trecho, como dice el
refrán. Y después, no se piensa que estas asociaciones de segla-
res hacen tanto bien precisamente porque están formadas, or-
ganizadas y son llevadas paso a paso por el sacerdote o por al-
guna religiosa. La fuente, pues, de todo ese bien, es el sacerdote.
148
¿Qué son hoy? Son la imagen enana del joven del Evangelio
que... abiit tristis; o, si han llegado a hacer alguna cosa en el
campo del apostolado, probablemente será demasiado mísero
en comparación de sus esfuerzos y esperanzas, y quizá piensan
con nostalgia en la vocación sacrificada por tan poca cosa. Un
joven doctor, después de una conferencia dada con solidez de
doctrina y sentimiento, me dijo cuando me acerqué a él para
felicitarle: “¡Esto son tonterías! El verdadero bien lo hacen uste-
des, los sacerdotes”.
149
manera o de otra. Y si no los llama, ya pueden leer libros y escu-
char sermones acerca de la vocación, que se quedarán tan fríos
y además con la convicción de que la vida religiosa no se ha
hecho para ellos.
150
15) No podré desarrollar mis dotes naturales
Esto querrá decir que has de escoger una Orden donde pue-
das desarrollar mejor tus posibilidades para la gloria de Dios;
una Orden donde se dé importancia al estudio, a la oratoria o a
la contemplación, si eres poeta; una Orden activa, si eres incli-
nado a la organización y al dinamismo, y así de todo lo demás.
OTRO METODO
151
San Ignacio propone otro método para conocer la voluntad
de Dios. Prácticamente puede ponerse en ejecución de la si-
guiente manera: Escribes una carta a un desconocido en la que
has de procurar describirle fielmente tu estado de ánimo, tus
preocupaciones, tus deseos, tus ansias, tus temores, cómo se
presenta tu porvenir, las dificultades que prevés, etc.
DECISIÓN
152
de la vocación con un acto libre de su voluntad, ha de decidirse
a seguir la vida religiosa.
22
El P. Ernst, S. J., en un estudio hecho sobre esta materia y publicado
en Nouvelle Revue Théologique (tomo 69; 1947, n. 7), citando a M
Debesse dice que en Francia, según un cuestionario al que han respon-
dido muchísimos entre religiosos y sacerdotes, la edad de la decisión
oscila entre los doce y veintiún años, con una frecueneia insistente en
los dieciséis años, edad de la crisis de la adolescencia.
Pero la edad de la adolescencia varía según los pueblos y las
regiones. Si para la Italia Septentrional podemos aceptar los datos de
Debesse, para la Italia meridional, España y otras naciones, tendremos
que descender a los catorce y aún a menos.
Por lo demás, esto no quiere decir que no se pueden decidir
aún antes.
153
Notemos sólo que la edad de la decisión no debe confundir-
se con la edad de la entrada en la religión. La decisión debe to-
marse antes de entrar y por consiguiente para ello se requiere
una edad menor.
154
La razón es obvia: el que no ama su vocación y no la vive no
puede dar de ella una idea genuina y sincera.
155
Sabiendo además que la vocación es un don que se puede
perder, procurará alejarse de todo peligro y se entregará a una
oración humilde y confiada para obtener la perseverancia en so
propósito.
156
que corregirán poco a poco, y de esta forma irán madurando
reforzándose entre ellos.
157
TERCERA PA RTE:
Algunos sacerdotes obran así para que se vea que son ajenos
a todo espíritu de proselitismo y que no quieren de ninguna
manera influir en la decisión del joven; quieren hacer ver que en
tal asunto ellos no están interesados. Sin embargo, no caen en la
cuenta de que su modo de proceder puede ser contraproducen-
159
te en el joven, el cual ve en el sacerdote su amigo y su ideal y
obedece con docilidad a todo lo que le manda. El muchacho
ciertamente habrá alcanzado una victoria sobre sí mismo para
revelar su secreto guardado con celo y espera de nuestra parte
una comprensión completa; más aún, se figura que nos da una
alegría manifestándonos su vocación.
160
vuestro amigo y viendo vuestra sinceridad se abrirá con voso-
tros convencido de que poniéndose en vuestras manos estará
bien guiado.
161
Conocí a un joven bueno, muy inclinado a la piedad, amigo
sincero de la gracia de Dios. Hablé con él de vocación y le en-
contré ya casi decidido A los pocos días estaba convencido de
que Dios le llamaba y radiante de alegría hablaba a cada mo-
mento de su vocación. Pasaron dos meses; había hasta intenta-
do atraer a otros hacia el ideal de la vida religiosa; meses de
apostolado y de fervor.
—Porque no quiero.
162
Después, poco a poco, empezó a dejar la comunión, la ora-
ción, hablaba contra los que se querían hacer religiosos (proba-
blemente para acallar su conciencia), después dejó el colegio y
ya no se le vio casi nunca.
163
Pero su modo de reír y de bromear no me dejaba tranquilo. Me
acerqué y oí que canturreaban entre ellos una tonada poco edi-
ficante. Se apercibieron de mi presencia, se dieron con el codo y
continuaron más fuerte para que yo lo oyera mejor.
¡Y, sin embargo, no podía ser! ¡No podía pensarlo! Será una
broma que me quiere hacer. Pero cuanto más le miraba más me
daba cuenta de que realmente pasaba algo por el alma de mi
amigo.
164
Y durante las cortas vacaciones de Navidad conocí a cuatro
jóvenes que bajo mi dirección y después de algunas conversa-
ciones decidieron hacerse religiosos... y misioneros.
23
Vol. II, n.154.
165
“Respondo: 2º Sin embargo, a duras penas se puede excusar
de algún pecado por el peligro en que se pone de perderse eter-
namente. Más aún, cometería pecado mortal si estuviese per-
suadido de que el único medio que le queda para conseguir la
vida eterna fuese el de huir de los peligros del mundo haciéndo-
se religioso.
“¿Están, tal vez, también en una mala posición los que, cier-
tos de la vocación divina a la vida religiosa, tratan de persuadirse
de que pueden salvarse igualmente permaneciendo en el siglo o
volviendo a él (si, por ejemplo, están ya en el Noviciado )? No
parece que se pueda dudar de que éstos se exponen a un grave
peligro de perderse porque permaneciendo en el siglo contra la
vocación divina se privan de las ayudas especiales que la provi-
dencia de Dios les tiene preparadas en la religión y por eso difí-
cilmente resistirán a las tentaciones del mundo.
24
* El P. Ferreres, sin embargo, se expresa con más energía
24
Cf. Comp. Theol. Mor., vol. II, n.921.
166
“Por eso San Alfonso María de Ligorio dice que esta vocación
es de tanta importancia que de ella depende la salvación del
llamado y también la de muchos fieles”.
167
Dios me había preparado la vida religiosa y sembró en mi
camino una serie de gracias, de mociones, de ayudas que me
acompañarían paso a paso, me ayudarían y finalmente condu-
cirían a la salvación y quién sabe si a la santidad.
168
nando la oración, después la Asociación y después... todo lo
demás.
Dios es bueno y liberal, pero ¡ay del que desprecia sus dones!
Le invito a sentarse.
169
—Depende—respondí—, sería cuestión de ver si Dios le da la
gracia de confesarse a uno que intenta suicidarse sabiendo que
hace mal.
170
en la oficina me tratan mal y yo no sé resistir al respeto hu-
mano; además, interiormente me parece que Dios está lejos de
mi; yo estoy convencida de que siempre tendré este deseo, el
cual creo que no lo llegaré a satisfacer”. “Sí—suelo responder—,
no sé qué decirle. Usted no está donde debiera estar porque Dios
la llama a otro sitio; también creo yo que usted no podrá nunca
estar tranquila y a su gusto”.
“¡Cuántos son los llamados! ¡Pero qué pocos los que siguen la
voz de Dios! En cambio, ¡qué contento se ha de poner cuando
171
encuentra un alma generosa que quiere seguir sus huellas y le
dice: Sí, te seguiré para amarte siempre, ya que Tú me has ama-
do tanto! ¡Gracias, Jesús!
172
LAS PRUEBAS
1) El tiempo
173
La conclusión será que, si la vocación es verdadera, quedará
mejor fundada, más amada, más comprendida y más fuerte, y
con tal seguridad que el joven no volverá ya atrás ni ahora ni
nunca. Si, por el contrario, todo fue un momento de fervor y no
era verdadera vocación, el joven lo verá así y con toda paz se
quedará en su casa.
174
peor todavía si hacemos esperar al joven por razones puramente
humanas.
2) El demonio
175
¡Figuraos si estará sin hacer nada para impedir una vocación!
Empezarán las tentaciones contra la vocación, se verá todo ne-
gro, insoportable, vendrán los temores de si se ha elegido bien o
no, y al mismo tiempo sin encontrar razones serias para decir
que la elección no estuvo bien hecha, se empezará a sentir un
verdadero pánico del paso que se va a dar, arrepentimiento de
haber sido demasiado bueno, el mundo aparecerá mucho más
encantador que antes y ejercerá una fascinación completamen-
te nueva, nacerá cualquier simpatía impertinente y otras mil
tentaciones.
—No.
176
“Hace dos días una negra nube de tristeza invadió mi cora-
zón. Pero esta vez, gracias al Sagrado Corazón, estaba preparado
para el ataque. Me fortifiqué bien por medio de la oración y ven-
cí. El Corazón de Jesús estaba conmigo y ahora estoy contentí-
simo por haber logrado esta gran victoria sobre el feo diablo y de
haberle mandado de un puntapié a las llamas eternas del in-
fierno.
177
No aflojar. El único fin del demonio y sus satélites es el de
hacerte estar otro año en el mundo a merced de tentaciones y
seducciones. En un año podrán sucederle muchas cosas favora-
bles y además podrá tenerte bajo su control con toda atención y
cuidado.
3) La familia
2º) Para los padres será un dolor. ¿Por qué abrirles la herida
antes de tiempo?
178
3º) La vocación debe fundarse y reforzarse bien antes de que
sea capaz de sostener los choques de una lucha con las personas
más queridas de este mundo. Por eso se requiere tiempo.
Más aún, es casi mejor que al principio los padres digan que
no. Así el joven tendrá que luchar, discutir con ellos, rogar, llorar
si es necesario, insistir y convencer. El joven no ha de ser nunca
violento ni ir con amenazas, sino que ha de procurar cogerlos
uno a uno con calma y razonar con ellos, trayendo sobre todo
argumentos sobrenaturales acerca de la voluntad de Dios, la
salvación de las almas, etc. En fin, hable con sinceridad de los
verdaderos motivos que le inducen a hacerse religioso.
179
Un joven tuvo que escribir una carta a su padre para descu-
brirle su propósito. Le puso el sobre en la almohada. El padre la
leyó, pensó mucho, discutió un poco y todo se arregló.
Al día siguiente fue a hablar con los Padres. Vio que la cosa
era bastante seria y que él hizo mal en no pensar.
Es preciso ver caso por caso qué método sea el mejor, pero lo
que no parece que sea un buen método es el de hablar nosotros
los sacerdotes a los padres para decirles la vocación de sus hijos.
Les parecerá que somos parte interesada, sin decir que muchas
veces se ofenden porque creen que su hijo no les tiene bastante
confianza. Sin contar que para el joven no es nada formativo el
que hablemos nosotros por él. La vocación es asunto suyo y él
ha de ser el que ha de combatir por ella. Es preciso que trabaje él,
de lo contrario tiene el peligro de que sea influenciado por no-
sotros y no se dé cuenta de su vocación. Todo eso supone un
180
conjunto de preparación, valor, discusiones y emociones que
son una gran prueba para la vocación.
181
buscan no el bien del hijo, sino la necesidad de su afecto o el
interés de su futura vejez, le vejan y aún llegan a pegarle, a no
quererle ver más y a gritarle de una manera como furiosa. Y a
eso le llaman amor.
182
Preparemos al joven a estas pruebas. Que sepa cómo ha de
obrar, que conozca sus derechos, hasta dónde llega su obliga-
ción de obedecer a sus padres, cuál es el verdadero amor y la
manera como han obrado los Santos en semejantes ocasiones.
4) Dios
5) Nosotros
183
aún, a estos jóvenes es necesario que se les dé una formación
varonil y fuerte, no delicada y afeminada.
Alguna vez sucede que el joven llega a las puertas del Novi-
ciado tan tranquilo, sin ninguna lucha, porque todo le ha salido
a pedir de boca. Los padres tan contentos, los Superiores tam-
bién; él convencidísimo, sin tentaciones, dudas ni dificultades.
En ese caso es preciso darle una buena sacudida para impedir
que llegue al Noviciado casi sin darse cuenta.
184
Y sin más, le despedí. Estaba todo rojo, pero no me dijo nada.
Únicamente se detuvo en el umbral y dijo:
—¡Pero, Padre. . . !
185
aquel Padre; después de trabajar tanto en aquella parroquia, los
Superiores le han destinado a otro sitio donde no conoce a na-
die. Así harán contigo. ¿Te sientes con fuerzas? ¡Fíjate qué odia-
dos y escarnecidos son los sacerdotes! Quizás sufran cualquier
persecución”.
Hay que decirles siempre que todo eso se les hace para pro-
barlos.
186
—¡Precisamente pensaba decírselo, Padre! No puede figurar-
se cómo he rogado por él. Le hablaré. A mí me parece imposible
que Dios no le llame.
187
Así, pues, le examinó un franciscano, el cual vio en el joven
una verdadera vocación, después un salesiano, el cual le acon-
sejó que no retrasase inútilmente el ingreso de su hijo; luego
quiso ver el parecer de dos Padres Jesuitas que conocía y de
toda su confianza, y los dos le aseguraron que su hijo era serio y
reposado y que su vocación no era fruto de un entusiasmo
momentáneo, sino que era un verdadero llamamiento de Dios.
Le dije riendo:
188
hacerse religioso, entonces es preciso ayudarle seriamente y
descubrirle los engaños del demonio y darle a entender que lo
que le pasa no es otra cosa que una simple tentación y no una
señal de falta de vocación.
—¿ Por qué ?
189
que estaba contento de que hubiese probado tal cosa, así com-
prendería mejor lo que dejaba.
—¿Cómo?—pregunté sorprendido.
190
—¡Imposible! ¡Eso es alguna tentación! Me lo has de traer
aquí, sea como sea.
—Probaré.
A los pocos días vino. Parecía que le habían dado una paliza.
Le di la mano.
Me miró sorprendido.
191
—No—me dijo entre lágrimas—, no he perdido la vocación; si
supiese qué remordimientos sentía por haberle prometido a
papá esperar un año más... Pero yo quiero todavía ser religioso!
—¿ Cómo?
192
“Mira, tú crees que el Noviciado es un paraíso terrenal. Lo es,
pero los novicios no todos son ángeles. No has de creer que
todos los que están allí tienen la formación que tú tienes. Algu-
nos no saben ni siquiera si tienen vocación y van allí solamente
para “probar”. Por eso no te vas a maravillar si ves a alguno que
hace el tonto o que al poco tiempo vuelve a su casa. Más aún, si
tienes un poco de “ojo clínico” en seguida te darás cuenta de
quiénes son los que no tienen vocación.
“Además has de pensar que todos los jóvenes que hay allí se
encuentran poco más o menos en las mismas condiciones que
tú. No son aún verdaderos religiosos sino jóvenes que acaban
de llegar del mundo y que quizá aún llevan alguna que otra he-
rida espiritual. Son jóvenes que buscan su formación; por eso,
aunque siempre pienses que todos son mejores que tú, con todo
no te has de fiar del primero que te encuentres y no has de creer
que todas sus maneras de obrar son cosas que se han de imitar,
sino busca el formarte tú personalmente ayudado del Padre
maestro.
193
buen ejemplo, por incomprensión, por antipatía. Todo es posi-
ble. Sin embargo, estos sujetos acabarán por marcharse definiti-
vamente de la Orden.
194
De esta forma no se dejarán arrastrar en el Noviciado del
primero que ven, sino que seguirán solamente al Padre maestro
y sus enseñanzas y se esforzarán por superar a los otros convir-
tiéndose en ayudas magníficas de los superiores para la buena
marcha de todo el ambiente.
CONCLUSION
195
Después de todo lo que hemos dicho y narrado, alguno po-
drá pensar que le van a pasar los mismos hechos y ejemplos.
196
APÉNDICES
APENDICE I:
LOS PADRES
197
tiempo se ha hecho realmente más serio, más devoto, más asi-
duo a la iglesia, a los sacramentos, más obediente, delicado en el
hablar, recatado en el guardarse, podéis ya empezar a sospechar
que es algo real su vocación.
198
También podéis obligarle a no hacer una vida demasiado re-
tirada y ponerle en una posición apta para conocer mejor el
mundo. Con todo, hay que estar atentos para no ponerle en
ocasión de pecado como lo sería el hacerle asistir a espectáculos
de variedades, cines desaconsejables, obligarle a frecuentar
bailes y sitios inconvenientes, etc.
199
Pero es un sacrificio necesario, porque Dios llama cuando
quiere, Dios quiere el corazón fresco y sano, y no podemos pre-
tender que los jóvenes empiecen el Noviciado a los veintiséis
años y lleguen al sacerdocio a los cuarenta.
200
¿Por qué obró Jesús de esta forma sino para decirnos que
cuando se trata de la Voluntad de Dios el hijo, aunque tenga
doce años, no está obligado a avisar ni a pedir permiso a sus
padres? ¿Qué le hubiese costado a El avisarles que se quedaría
en el templo? Ciertamente ni María ni José se habrían opuesto a
su plan. Pero Jesús veía a través de los siglos que muchos padres
obstaculizarían a sus hijos el seguir el llamamiento de Dios, y
quiso decir a todos esos hijos que de ninguna manera están
obligados a obedecer o depender de sus padres cuando se trata
de la voluntad de Dios.
201
Por eso el Padre Ballerini, teólogo eximio, no duda en afir-
mar: “El muchacho es libre. Con todo, está bien que pida el per-
miso a sus padres. Si ellos se niegan a dárselo, él podría esperar
un poco pero si hay peligro de que los padres sigan duros, el hijo
puede y debe seguir la vocación sin su permiso”.
202
Me acuerdo de lo ocurrido a un amigo mío. Quería hacerse
jesuita, y apenas habló a su tutor éste pensó que le quitaría en
seguida toda “locura” de vocación. Le haría viajar, le llevaría a los
espectáculos más inmorales, le pondría en ocasiones equívocas
y ya veríamos si continuaba queriendo hacerse jesuita.
Dicho y hecho. Como meta del viaje escogió una ciudad fe-
cunda en espectáculos obscenos y degradantes. Y todo eso...
porque amaba al muchacho y quería quitarle aquella “chifladu-
ra”. La madre, una santa mujer, no sabía nada. Creía que se tra-
taba de un simple viaje de recreo.
203
durísima montaña que no se puede partir ni siquiera con la
dinamita. La vocación es una gracia como todas las otras, que se
puede perder como todas las demás; una gracia a la que se ha de
corresponder, alimentar, guardar y defender, porque de lo con-
trario se pierde como se puede perder la caridad, la fe o la perse-
verancia en el bien.
“No te digo que no; solamente quiero que esperes aún otro
año”. Esto equivale a decirle que no. Y lo demuestro con una
parábola.
204
La aplicación es clara. Vosotros pretendéis que vuestro hijo
diga así al Señor que le ofrece su vocación: “Señor, ten pacien-
cia, a mi mamá no le parece bien. Vuelve el año que viene y, si a
ella le parece bien, yo te seguiré y haré tu voluntad”. ¡Y de este
modo pretendemos que Dios se someta a nuestra cómoda vo-
luntad!
205
“Mamá, tú no has querido dejarme ir a la casa de Jesús pero
Él me lleva lo mismo”.
206
El joven fue obligado a tomar esposa, pero el mismo día de
su boda se sintió mal, se le administraron los últimos sacramen-
tos... y voló al cielo.
25
Lil Hbiebna. Octubre 1947, p.158.
26
DA FONSECA, Las Maravillas de Fátima, S.A.S. p.125.
207
¡Cuántas veces se repite esta tragedia de amor! Dios prepara
un alma para la vida religiosa, pero, conociendo a los padres,
prevé con seguridad que impedirán a esa alma que siga su ca-
mino y entonces Él la lleva consigo para impedir que viva una
vida infeliz acá abajo y ponga en peligro su salvación eterna.
208
por asesino. Su madre quiso verle por última vez antes de ser
ajusticiado, pero él la despachó diciéndole: “¡Vete! ¡Todo es por
culpa tuya!”.
209
te el viaje el avión en que venía cayó y murió destrozado. A tan
terrible noticia el padre no resistió más y murió repentinamente.
La madre que tuvo que asistir a tragedia tan tremenda y cruel
perdió el uso de la razón y tuvo que ser recluida en un manico-
mio. En pocos años toda la familia deshecha.
210
La Hermana que me contó este hecho tenía también alguna
dificultad por parte de sus padres, pero su director espiritual,
que era el tío de estos tres jóvenes, le dijo que se escapase de su
casa sin el permiso de sus padres si no quería que Dios también
castigase tan terriblemente a su familia.
LA REALIDAD
211
La vocación de vuestro hijo significa la bendición de Dios
sobre toda vuestra familia. Si el castigo suele recaer sobre toda la
familia, también la bendición ha de tocar a toda ella. Y en la
práctica vemos que es así. Preguntad a cualquier madre de sa-
cerdote o religioso y os dirá que su familia está llena de la bene-
volencia de Dios, llena de gracias y alegría.
212
APENDICE II:
213
bien sino que quieren antes que nada ahorrarse fastidios y po-
nerse a seguro de la oposición de los padres.
214
Además vemos cómo muchos Santos han obrado puramente
y según el espíritu del Evangelio. Santa Rosalía se escapó de su
casa y fue a vivir en una gruta sobre el monte Pellegrino (Paler-
mo); San Estanislao de Kostka ni siquiera pidió permiso... por-
que sabía que hubiera sido inútil discutir con los suyos; San
Luis Gonzaga probó una vez a quedarse en el colegio de los
Padres jesuitas sin el permiso de su progenitor, pero el Padre
Rector, temiendo que el Señor Marqués se vengase contra la
Orden, le mandó atrás y le obligó a emprender una lucha dolo-
rosísima. Y a los tres años obtuvo finalmente el tan suspirado
permiso. (Pero no podemos pretender que todos sean como San
Luis).
215
Si no por otra cosa, tratemos de ayudar al joven más eficaz-
mente que con decirle simplemente: “¡Has de rogar y esperar!”.
Casi nunca hacemos nada, no porque no nos parezca Voluntad
de Dios el insistir, sino porque no tenemos valor para atraernos
una odiosidad o sufrir la humillación de una derrota.
216
ALGUNOS LIBROS SOBRE VOCACIONES
217
* LUIS MAIOCCO, S.I., Defendamos las vocaciones. Refutación
de las principales objeciones que suelen oponerse a las voca-
ciones sacerdotales y religiosas.
218
* RAMON GABIRA, S.I., Jóvenes, id, encended el mundo. Lectu-
ras misionales muy acertadas.
219
ÍNDICE
INTRODUCCION
¿A QUIENES VAN DIRIGIDAS ESTAS PAGINAS? ......................... 7
TENGAMOS IDEAS CLARAS ..................................................................... 8
IDEAS FIRMES QUE DEBEN TENER
LOS QUE TRABAJAN POR LAS VOCACIONES .................................11
1. Su propia vocación es una cosa bellísima .................................11
2. Son muchos los que tienen vocación ........................................ 12
LA INTENCION QUE HEMOS DE TENER
EN ESTE TRABAJO DIVINO .................................................................... 17
PRIMERA PARTE
EN BUSCA DE LAS VOCACIONES
LO PRIMERO: ORACIÓN .................................................................... 19
MODOS CÓMO SE MANIFIESTA LA VOCACIÓN ...................... 19
1) Manera casi natural.......................................................................... 20
2) De modo casi insignificante. ........................................................22
3) Ver a un muerto .................................................................................25
4) Una frase acertada ............................................................................26
5) El ejemplo de un conocido ............................................................32
6) Un fracaso ............................................................................................34
CONCLUSIÓN......................................................................................... 37
DESCRIBIENDO PSICOLÓGICAMENTE UNA VOCACIÓN .........38
SEÑALES DE VERDADERA VOCACIÓN..............................................42
1) Miedo del mundo y de sus peligros. ...........................................42
221
2) Atracción a la pureza. ..................................................................... 44
3) Desear tener vocación. ................................................................... 46
4) Conciencia de la vanidad de las cosas de la tierra ............... 48
5) Atracción a la oración..................................................................... 50
6) Deseo de sufrir ................................................................................... 53
7) Espíritu de generosidad para con Dios. ....................................56
8) Horror al pecado................................................................................ 57
9) Deseo de consagrar la vida por la conversión
o salvación de una persona querida. .............................................. 57
10) Delicadeza de conciencia. ........................................................... 57
11) Temor de tener vocación..............................................................58
12) Celo de las almas. ............................................................................63
13) Fuga del egoísmo. .......................................................................... 64
14) Sentir una santa envidia de los religiosos. ............................ 64
15) Fuga de la mediocridad. ............................................................... 64
¿PODEMOS INFLUIR FORMANDO AMBIENTE, SIN PELIGRO
DE ROZAR LA LIBERTAD Y ESPONTANEIDAD? ........................... 66
SEGUNDA PARTE
EXAMINANDO UNA VOCACION
¿QUÉ ES? ................................................................................................... 71
UN POCO DE TEOLOGIA ................................................................... 72
Vocación general ................................................................................... 72
Vocación particular............................................................................... 73
Vocación externa ................................................................................... 74
¿Y EL SENTIMIENTO? .......................................................................... 76
LAS OTRAS CONDICIONES ............................................................... 79
1) Dotes de inteligencia ........................................................................ 79
2) Dotes de voluntad ............................................................................ 80
3) Dotes físicas ........................................................................................83
222
PERO NO BASTA ....................................................................................85
¿ES DIFÍCIL DECIDIR UNA VOCACIÓN? ..................................... 88
¿CÓMO SUELE MANIFESTARSE EL SEÑOR? ............................. 90
¿CÓMO HEMOS DE COMPORTARNOS CUANDO
SE NOS HABLA DE VOCACION POR PRIMERA VEZ?.............95
LA ELECCION ......................................................................................... 97
1) Preparación remota .......................................................................... 97
2) Preparación próxima ...................................................................... 98
METODO PARA HACER LA ELECCION ............................................102
A) MOTIVOS QUE TOCAN A MI UTILIDAD ESPIRITUAL .....103
1) Estoy seguro de salvar mi alma ..................................................103
2) Se está casi libre del pecado mortal ..........................................103
3) Se llega a la perfección ................................................................. 104
4) Se alcanza fácilmente la santidad ............................................ 104
5) Quiero vivir únicamente por los bienes eternos,
que son los únicos que estimo........................................................105
6) Tengo miedo del infierno ........................................................... 106
7) Haré una muerte santa .................................................................. 107
8) Se vive una vida espiritualmente organizada ...................... 108
9) Está uno cierto de que hace siempre
la Voluntad de Dios ............................................................................ 108
10) Felicidad de la vida religiosa .................................................... 109
11) Quiero hacer una vida de sacrificio
y de renunciamiento .......................................................................... 113
12) Quiero vivir una vida de pureza............................................... 115
13) Aumentaré mis méritos .............................................................. 115
14) Viviré en compañía de almas buenas .................................... 115
15) Belleza del sacerdocio .................................................................. 116
16) Me uno a Dios con los tres votos ............................................. 117
17) Tendré una formación seria y profunda............................... 119
18) Tendré muchos sufragios cuando muera............................ 119
223
B) MOTIVOS QUE SE REFIEREN A DIOS ..................................... 119
l) Daré una alegría inmensa al Corazón de Jesús ....................120
2) Le amaré más y mejor ...................................................................120
3) Serviré a Dios con perfección .....................................................120
4) Quiero glorificar a Dios................................................................. 121
5) Podré reparar mis pecados
y dar a Dios una satisfacción ........................................................... 122
6) Quiero ser víctima .......................................................................... 122
7) Podré llegar a ser insigne en cualquier devoción ............... 122
C) MOTIVOS QUE MIRAN AL PRÓJIMO..................................... 123
1) Salvaré muchas almas.................................................................... 123
2) Derramaré el bien............................................................................124
3) Quiero ser misionero ..................................................................... 125
4) Podré defender a la Iglesia ...........................................................126
5) Me vengaré del demonio..............................................................126
6) Escojo la vida religiosa para ofrecer este acto de
generosidad por la salvación de un alma.................................... 127
7) Quiero ser padre de las almas ..................................................... 127
VERDADERA VOCACION ................................................................. 127
MOTIVOS INSUFICIENTES ..............................................................128
1) Lo quiere mi madre.........................................................................128
2) Tengo el tío cura o religioso ........................................................128
3) Seré respetado ..................................................................................129
4) Elevaré el nivel social de mi familia .........................................129
5) Aseguraré una cierta comodidad a mi madre ......................129
6) Es que... no sirvo para otra cosa .................................................130
7) Quiero librarme de mi familia ....................................................130
8) Llevaré una vida tranquila ...........................................................130
9) Me gusta el hábito ........................................................................... 131
10) No puedo decir que no ............................................................... 131
224
11) No me quiero casar. No me gustan las chicas de hoy...... 132
12) Existe una profecía ....................................................................... 132
l3) Mi madre hizo voto de consagrarme a Dios ........................ 132
DESVENTAJAS DEL ESTADO RELIGIOSO ................................. 134
DIFICULTADES QUE PUEDEN OBSTACULIZAR
AL JOVEN ESCOGER LA VIDA RELIGIOSA................................ 135
1) Habré de renunciar al matrimonio ........................................... 135
2) Tendré que llevar una vida de pureza...................................... 136
3) Tendré que dejar la familia ..........................................................138
4) Será un gran dolor para los míos ...............................................138
5) Mi madre no podrá soportar tal dolor ...................................... 139
6) Es que soy yo el que no me encuentro
con ánimos para dejar a mi madre ............................................... 140
7) Si me hago religioso he de odiar a mis padres .....................142
8) Mis padres me necesitan .............................................................. 143
9) He hecho muchos pecados en mi vida pasada.
Es imposible que Dios me llame a una vida perfecta .............144
l0) Es una vida de mucho sacrificio. ¡Me da miedo! ................144
11) ¿Y si no perseverase? ....................................................................146
12) También podré hacer bien en el mundo. ............................. 147
13) Entonces todos se habrán de hacer religiosos ...................149
14) No conozco el mundo .................................................................150
15) No podré desarrollar mis dotes naturales ............................. 151
OTRO METODO ................................................................................... 151
DECISIÓN ............................................................................................... 152
¿QUÉ EDAD SE NECESITA?.............................................................. 153
ALGUNAS NORMAS PARA EL TIEMPO DE LA ELECCION
Y PARA EL QUE SIGUE A LA DECISION...................................... 154
225
TERCERA PA RTE
PROBANDO UNA VOCACIÓN
ES NECESARIO PROBAR LAS VOCACIONES ............................ 159
OBLIGACION DE SEGUIR LA VOCACION ................................. 161
LAS CONSECUENCIAS DE LA NEGATIVA ................................. 167
1) Consecuencias para el individuo .............................................. 167
2) Consecuencias para Jesús........................................................... 171
3) Consecuencias para la Iglesia y para el mundo ................... 172
LAS PRUEBAS ........................................................................................ 173
1) El tiempo ............................................................................................. 173
2) El demonio ........................................................................................ 175
3) La familia ............................................................................................ 178
4) Dios ......................................................................................................183
5) Nosotros .............................................................................................183
OTRAS NORMAS PRÁCTICAS ........................................................186
CONCLUSION....................................................................................... 195
APENDICE I
LOS PADRES ................................................................................................ 197
LO QUE PODEIS Y DEBEIS HACER ............................................... 197
LO QUE NO PODEIS NI DEBEIS HACER .................................... 200
OS ECHÁIS TIERRA A LOS OJOS .................................................. 205
LA REALIDAD ........................................................................................ 211
APENDICE II
UNA LLAMADA A LOS SACERDOTES ............................................... 213
Y A LOS SUPERIORES RELIGIOSOS ................................................... 213
ALGUNOS LIBROS SOBRE VOCACIONES ....................................... 217
226
227
228