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En este post me propongo entrar un poco más en harina, y explicaros técnicas específicas
para calcular mejor. Y empezaré explicando lo que, desde mi punto de vista, debe ser el
comienzo para afrontar una determinada posición.
En cualquier posición, sea la que sea, da igual que sea la más compleja del mundo o la
más sencilla siempre hay una decisión que tenemos que tomar: si es preciso calcular o
no. Aunque parezca una obviedad no siempre lo es. Antes de iniciar un proceso de cálculo
debemos decidir si realmente es necesario. El cálculo es una de las actividades que más
recursos consume en una partida de ajedrez, tanto en tiempo de la partida como en nuestra
capacidad. El cálculo genera más fatiga que la evaluación posicional, porque es menos
natural para un humano. Los humanos no tenemos una mente de silicio como las máquinas
y nuestros recursos deben ser empleados con la mayor eficiencia, entendiendo por tal el
resultado de dividir nuestro esfuerzo por nuestros resultados.
“No calcules variantes complicadas
hasta estar completamente seguro de
que es necesario.” Mark Dvoretsky
Una vez entendido lo anterior, debemos dar un paso más, y explicar, para comprender esta
herramienta, lo que es la estrategia en ajedrez como contraposición al cálculo.
Y la planificación es el proceso por el que un jugador utiliza las ventajas y minimiza los
inconvenientes de su posición con el fin de alcanzar un objetivo. La planificación siempre
se basa en el diagnóstico de las características existentes en una posición. Cuanto más
equilibrada se encuentra una posición más difícil es su evaluación.
Cuanto más equilibrada se
encuentra una posición más difícil es
su evaluación.
En cambio, el cálculo es la herramienta de la que nos vamos a servir para alcanzar un
determinado objetivo que previamente habrá dictado la evaluación de la posición y la
definición de planes.
Pero a veces, también tenemos que calcular de manera reactiva, es decir, es nuestro rival
quien basándose en su plan (se supone que tiene un plan aunque nunca se sabe :)) trata de
conseguir un hito para alcanzarlo e inicia operaciones contra nosotros. En estas ocasiones
también deberemos llevar a cabo un cálculo aunque con fines defensivos. Se tratará de
un cálculo reactivo. Lo razonable, si todo ha ido por los cauces “lógicos”, es que hayas
sido capaz de anticiparte a los planes de tu rival y que hayas podido integrarlos en los
tuyos. Aunque, no todos tenemos la capacidad de anticipación de Anatoly Karpov…
No necesariamente tienes que calcular sólo ante posibilidades tácticas. Esto es una de
las cosas que creo que no siempre es bien entendida. Puede que tengas que calcular
variantes (y a veces variantes complicadas) aunque no haya ningún tema típico.
Cuando exista una solución efectiva y práctica alternativa a otra compleja y difícil de
calcular. Imaginemos que tienes la posibilidad de, ante una posición dada, iniciar un complejo
cálculo para conseguir una ventaja que supuestamente te va a dar una variante ultra-sofisticada, o
elegir una continuación más tranquila en la que vas a asumir menos riesgos y, por tanto, vas a
disminuir las posibilidades de equivocarte, y te ofrece como mínimo una ventaja algo inferior a la
variante súper complicada. Será preferible que optes por esta segunda vía y que no calcules.
Muchas veces, la variante complicada genera suficiente incertidumbre como para no mantener
demasiadas expectativas en ella. En caso de que la alternativa no te proporcione ventaja o vayas a
quedar inferior quizás si merezca la pena intentarlo.