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El Traje en Bizancio

El traje cortesano acapara nuestra atención por su riqueza: bordados, gemas,


orlas, tejidos de oro, pesadas coronas. La influencia persa es aquí indiscutible,
e incluso se repiten los mismo motivos iconográficos que se trasladarán
también al traje rico de los Omeya islámicos, al traje otomano y a la
indumentaria búlgara y rusa. La influencia en el guardarropa litúrgico ortodoxo
se mantiene vigente.
Los primeros emperadores bizantinos –nos referimos a los mosaicos de
Justiniano y Teodora en Rávena– vestían ricas túnicas talares de manga larga
(paragaudion) y clámides con un rectángulo decorativo denominado tablion.
La clámide púrpura estaba reservada al emperador; los dignatarios la visten
blanca.
La corona inicial, una diadema cuajada de gemas (stephanos) se amplía
desde el siglo V y puede recibir incluso series de cadenitas (stemma). La
emperatriz Teodora luce además un torque o gorguera de gran lujo (maniakis).
En el siglo X se incorpora un pesado echarpe bordado de oro y joyas, el loros, y
su versión más estrecha, el thorakion. En el XII llega la corona rígida
semiesférica (camelaukion), modelo de la mayoría de las coronas
occidentales desde entonces. Por fin, entre los siglos XIII y XV se asienta el
empleo de la dalmática extremadamente rígida y pesada de gruesos
bordados (sakkos) y el caftán de mangas flotantes anudadas a la espalda
(granatza) que retomarán las dinastías turcas que aplastan el poder bizantino.
1 y 2. Mosaicos de San Vital, siglo VI, Rávena. Justiniano y Teodora visten
clámides púrpura, mientras sus dignatarios la visten blanca, siempre sobre la
túnica de mangas largas (paragaudion). Los eclesiásticos llevan casullas; las
damas de Teodora, ornamentados palios y gruesos collares como gorgueras
(maniakis).
3. Mosaico de San Apolinar Nuevo, siglo VI, Rávena. La túnica se prende bajo
la horcajadura para facilitar la equitación. Los gorros blandos son propios de
los persas y los escitas.
4. Emperadores del siglo XII (París, Biblioteca Nacional) vestidos con amplias
dalmáticas o saccoz y dorados loros (palios estrechos y sobrecargados de
joyas).
5. Juan Cantacuceno luce un oscuro saccoz, seguramente teñido de púrpura,
riqueza bizantina, y el nuevo modelo de corona, dicha camelaukion.
6. Improbable dalmática de Carlomagno, aunque así bautizada, seguramente
un antiguo saccoz de matropolitano ortodoxo.
1. Justiniano y su séquito. Rávena (Italia), San Vital, siglo VI.

2. Teodora y su séquito. Rávena (Italia), San Vital, siglo VI.

3. Los Reyes Magos en San polinar Nuevo. Rávena (Italia), San Vital, siglo VI.
4. Nicéforo II y María de Alania.

5. Emperador Juan Cantacuceno.

6. "Dalmática de Carlomagno", saccoz, Museo del Vaticano.

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