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Movilización
del
Paciente
y
Cargas
para
Celadores y
Celadores
Conductores
TEMA 1: CUIDADOS GENERALES DEL PACIENTE.
IDENTIFICACIÓN DEL PACIENTE.
1) Aspectos generales.
Siempre nos va a llamar la atención el estado físico, esto nos permite clasificar al
enfermo en varias formas:
a) Enfermo capaz de valerse por si mismo, aparentemente goza de buen estado de
salud y no muestra problemas inmediatos. No necesita una atención de
urgencia.
b) Enfermo encamado, enfermo fatigado o un enfermo inválido, en estos casos su
patología es más importante y precisa de mayor atención.
c) Enfermos con síntomas de urgencias, estos enfermos son los inconscientes o
enfermos con múltiples fracturas. Se trata de una persona que necesita de un
tratamiento rápido.
Dentro de la valoración del estado del enfermo nosotros debemos aportar los
últimos datos a la enfermera o al médico. Esos datos son invalideces, heridas que hayan
pasado desapercibida anteriormente.
2) Aspectos Psicológicos.
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Pueden llegarnos diferentes tipos de enfermos que se clasifican en 5 tipos diferentes
de comportamientos que son los siguientes:
a) Enfermos que no presentan problemas de ningún tipo en particular.
b) Enfermo ansioso que presenta un estado' de ansiedad, este es el caso mas frecuente
y las causas son las siguientes:
1) Suele ignorar la enfermedad que tiene.
2) No sabe las consecuencias que se pueden derivar de esa enfermedad.
3) Desconoce que es lo que le van hacer.
4) Este estado de ansiedad suele aumentar con el sufrimiento del enfermo
originando mal carácter.
c) El enfermo que puede llegar agitado, excitado o agresivo. Este estado es debido a
un estado de ansiedad por una reacción del enfermo contra su enfermedad,
enfermedad que provoca en el paciente esta agresividad.
d) Enfermo apático. Este enfermo es el típico despreocupado que no suele hacer caso
de su enfermedad.
e) Enfermo psiquiátrico.
3) Aspectos socio-profesionales.
Suelen quedar desatendidos por estar fuera de su alcance. Entre los problemas mas
frecuentes están los siguientes:
1) Coste de la enfermedad.
Aunque actualmente suele cubrir estos gastos la seguridad social el enfermo suele
preguntarse hasta donde llega este coste la S.S.
2) Ausencia al trabajo.
Al causar baja laboral produce en el enfermo una serie de preocupaciones que son las
siguientes:
- La indemnización que le pueda quedar.
- A personas que ocupan un puesto de responsabilidad importante no pueden
ausentarse durante mucho tiempo.
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3) Modificación que supone los hábitos normales de vida, de la familia, en definitiva
de relaciones particulares.
4) Problemas que pueden suponer para el futuro de esa persona debido a que tenga
que realizar TTos. de larga duración.
5) Problemas futuros en cuanto a la convalecencia en el periodo de recuperación que
podrá ser mas o menos rápido o lento.
6) Problemas futuros en cuanto a que debe realizar visitas periódicas y pruebas de
control.
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TEMA 2: APARATO LOCOMOTOR. MOVILIDAD FISIOLÓGICA
ESQUELETO.
Para la descripción del esqueleto humano distinguiremos: cabeza, tronco y
extremidades.
Los huesos inmóviles de la cara, juntamente con los de la base del cráneo, forman
una serie de cavidades, algunas de gran importancia por los órganos que alojan: fosas
orbitarias, fosas nasales. Alrededor de las fosas nasales hay en el esqueleto una serie de
cavidades, de configuración irregular, que comunican con dichas fosas nasales: son los
llamados senos paranasales (senos frontales, senos maxilares, senos etmoidales, senos
esfenoidales); como indica su nombre, se trata de oquedades que existen en los huesos de
la cara, en el etmoides, en el esfenoides y en el frontal.
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Tronco. El esqueleto del tronco lo constituyen la columna vertebral, el esternón y
las costillas.
La columna vertebral es el elemento más importante del esqueleto humano. En ella
se apoyan la cabeza y los demás huesos del tronco, y de ella parten las extremidades. Está
constituida por una serie de huesos, unidos mediante unas piezas fibrocartilaginosas; estos
huesos son las vértebras; las piezas fibrocartilaginosas que los unen se llaman discos
intervertebrales. Cada vértebra posee un agujero; el conjunto de agujeros de todas las
vértebras forma un conducto que comunica con la cavidad craneana por el agujero
occipital: en él se aloja la médula espinal.
La región cervical está formada por siete vértebras. La región dorsal la constituyen
doce vértebras, en las cuales se articulan los doce pares de costillas. En la región lumbar
encontramos cinco vértebras. La región sacra está formada por cinco vértebras soldadas, las
cuales constituyen un solo hueso: el sacro. Y, finalmente, en la región coccígea existen cuatro
o cinco vértebras, también soldadas, formando un solo hueso, que se denomina cóccix.
Partiendo de las vértebras dorsales y dirigiéndose hacia el esternón, existen, en cada lado,
doce huesos de forma arqueada: son las costillas. Las costillas se dividen en: verdaderas, falsas y
flotantes. Son costillas verdaderas los siete primeros pares; se caracterizan por llegar, por su parte
anterior, hasta el esternón. Son falsas los pares octavo, noveno y décimo; éstas no llegan hasta el
esternón, sino que, su extremidad anterior, se apoya en la séptima costilla. La extremidad anterior
de las flotantes queda libre, no se articula con ningún hueso; son flotantes los dos últimos pares.
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Extremidades. Se dividen en superiores e inferiores. En cada extremidad superior
se distinguen las siguientes partes: hombro, brazo, antebrazo y mano. La mano, a su vez, se
subdivide en carpo, metacarpo y dedos.
El hombro lo forman dos huesos: el omóplato y la clavícula. En el brazo existe un solo
hueso: el húmero. El antebrazo lo constituyen el cúbito y el radio. En el carpo encontramos
ocho pequeños huesecillos: escafoides, semilunar, piramidal, pisiforme, trapecio, trapezoide,
hueso grande y hueso ganchoso. El metacarpo lo forman los cinco huesos de la palma de la
mano llamados metacarpianos. Y los pequeños huesos de los dedos reciben el nombre de
falanges; cada dedo tiene e tres falanges, a excepción del pulgar que sólo tiene dos.
La extremidad inferior comprende las siguientes regiones: cadera, muslo, rodilla, pierna y
pie. En el pie, a semejanza de la mano, se distinguen también tres partes: tarso, metatarso y dedos.
Cada cadera está formada por un solo hueso: el coxal. Por detrás los coxales se
articulan con el sacro y por delante se articulan entre sí (articulación del pubis); ambos
coxales, junto con el sacro y el cóccix, forman la pelvis. En el muslo hay un solo hueso, el
fémur, que es el más largo del esqueleto. En la rodilla también existe un solo hueso, la
rótula. En la pierna encontramos la tibia y el peroné. En el tarso, parte posterior del pie, los
siete huesos tarsianos: astrágalo, calcáneo, escafoides, cuboides y las tres cuñas. En el
metatarso, los cinco huesos metatarsianos. Y en los dedos, las falanges. Como en la mano,
todos los dedos tienen tres falanges, menos el dedo gordo, que sólo tiene dos.
Forma y estructura de los huesos. Según su forma, los huesos se dividen en largos,
planos y cortos. En los huesos largos, una dimensión predomina sobre las otras dos; en los
planos, dos dimensiones predominan sobre la tercera; y en los cortos, las tres dimensiones
son semejantes. Son huesos largos, por ejemplo, el fémur, el húmero, el radio, el cúbito,
etc.; como ejemplo de huesos planos tenemos los que forman la bóveda craneana, los
coxales, etc.; son huesos cortos las vértebras, los huesos del carpo y del tarso, entre otros.
Todo hueso está rodeado por una membrana fibrosa, llamada periostio.
Si practicamos un corte medio a cualquier hueso, veremos que los huesos cortos están
formados por una capa periférica delgada, de sustancia ósea compacta, y que en el centro la
sustancia ósea adopta una estructura esponjosa. Los huesos planos están formados por dos
láminas periféricas de hueso compacto, entre las que existe una lámina media esponjosa. La
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estructura de los huesos largos es más compleja; en ellos debemos distinguir tres regiones: una
diáfisis y dos epífisis. La diáfisis es la parte larga del hueso; las epífisis son los dos extremos.
La estructura de las epífisis es semejante a la de los huesos cortos: sustancia esponjosa en el
centro, rodeada de una capa delgada de tejido óseo compacto. La diáfisis está formada sólo por
tejido compacto; pero este tejido compacto deja en el centro una cavidad: el canal medular.
El canal central de los huesos largos está lleno de tejido conjuntivo, que ocupa
también las cavidades que deja libre el tejido esponjoso. En ciertos huesos (esternón,
vértebras, costillas) este tejido conjuntivo tiene función hematopoyética: elabora células
sanguíneas (hematíes, leucocitos polinucleares y plaquetas).
ARTICULACIONES
Son la unión de dos o más huesos entre sí. Las articulaciones pueden ser de
superficies articulares, revestidas de cartílago, o de ligamentos. Según la amplitud de los
movimientos que permiten a los huesos que unen, se clasifican en: movibles o diartrosis,
semimovibles o anfiartrosis e inmóviles o sinartrosis.
Las diartrosis permiten amplios movimientos de los huesos que unen. Son diartrosis
las articulaciones del hombro, del codo, de la cadera, de la rodilla, etcétera.
Las anfiartrosis sólo permiten movimientos muy limitados. Como ejemplo tenemos
las articulaciones intervertebrales (que unen los cuerpos de las vértebras entre sí), la
articulación del pubis (que articula ambos coxales por su parte anterior).
Los huesos unidos por la sinartrosis son completamente inmóviles. Mediante este
tipo de unión se juntan los huesos de la cavidad craneana.
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En las diartrosis, las superficies óseas que constituyen la articulación están cubiertas de
un cartílago blanco y muy liso. Gracias a este cartílago, las superficies articulares se deslizan
en los movimientos de la articulación, sin que se produzcan roces ni dolores. La forma de las
superficies articulares corresponde a los movimientos que la articulación debe efectuar.
En algunas anfiartrosis, la adaptación entre las dos superficies óseas cubiertas de su cartílago
no es completa. En estos casos existen fibrocartílagos interpuestos entre ambas superficies articulares
que completan esta adaptación. Los conocidos meniscos de las rodillas, que con tanta frecuencia se
lesionan en la práctica del fútbol, son cartílagos que cumplen esta misión de adaptación.
Uniendo los extremos óseos que constituyen la articulación, existe una serie de
bandas fibrosas, que a veces configuran cordones muy gruesos y resistentes. Forman estas
bandas y estos cordones, respectivamente, la cápsula articular y los ligamentos articulares.
Estos elementos están situados por fuera dé la cavidad articular.
MÚSCULOS
Los músculos constituyen la parte activa del aparato locomotor. Los huesos y
articulaciones son elementos pasivos, que necesitan, para ponerse en movimiento, la contracción
muscular. Existen músculos que no se insertan en los huesos, sino que lo hacen en la piel;
ejemplo típico de ello lo tenemos en los músculos faciales, que, al contraerse, mueven los planos
cutáneos de la cara y producen en la misma las distintas expresiones de la mímica. También
existe tejido muscular en las vísceras: tubo digestivo, corazón, paredes vasculares, etcétera.
Según su forma, los músculos se dividen en fusiformes, planos y anulares. Los
fusiformes están constituidos por una masa muscular central, en forma de huso, de cuyos
extremos parten uno o más tendones; si tienen dos husos reciben el nombre de bíceps; si
tienen tres, el de tríceps; y si tienen cuatro, el de cuadriceps. En los músculos planos, la
inserción se realiza mediante láminas tendinosas, llamadas aponeurosis de inserción. En
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los músculos anulares las fibras musculares rodean un orificio o un conducto: orbicular de
los párpados, orbicular de los labios, esfínter anal, músculos del tubo digestivo, etcétera.
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El conjunto de todos los huesos del cuerpo constituye el esqueleto.
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Estructura de los músculos. Las células que constituyen el tejido muscular reciben
el nombre de fibras musculares. Se trata de células muy transformadas; su intensa
especialización funcional ha obligado a ello. Son de forma muy alargada, de ahí que sean
denominadas fibras, y en su protoplasma existen unas estructuras llamadas miofibrillas.
En los músculos las fibras musculares están agrupadas en pequeños haces, que a su
vez se agrupan entre sí formando haces de mayor tamaño. La agrupación de estos últimos
forma el músculo. Entre los haces musculares existe tejido conjuntivo que forma alrededor
del músculo una membrana que envuelve toda la masa muscular: la aponeurosis.
Los tendones están formados por tejido conjuntivo de naturaleza fibrosa; no poseen,
pues, fibras musculares y no son, por lo tanto, contráctiles. Sirven de elementos de inserción en
los músculos. No debemos confundir las aponeurosis de inserción, a las que nos hemos
referido anteriormente, con las aponeurosis que envuelven los músculos. Las primeras en
realidad no son aponeurosis: son simplemente tendones de inserción de estructura
membraniforme.
Existen dos clases de fibras musculares: fibras musculares lisas y fibras musculares
estriadas.
Las fibras musculares estriadas son células muy largas, con muchos núcleos, y sus
miofibrillas, formadas por materiales heterogéneos, presentan fajas oscuras y claras alternadas.
La heterogeneidad de las miofibrillas es lo que da el aspecto estriado a estas fibras musculares.
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lengua, etc. Su contracción puede efectuarse bajo el mandato de la voluntad. La
musculatura estriada forma una gran parte del cuerpo humano; se calcula que en un sujeto
de unos 70 Kg. de peso su musculatura estriada alcanza unos 30 Kg., o sea, casi la mitad.
En el hombre, los músculos de fibra lisa, o involuntarios, son blancos, mientras que
los de fibra estriada, o voluntarios, son rojos. Pero el miocardio constituye una excepción a
esta regla: a pesar de ser de fibra estriada y de coloración roja, es de contracción
involuntaria.
Los músculos esqueléticos, al contraerse, aproximan los huesos se insertan. Así, por
ejemplo, la contracción del bíceps, el músculo más importante del brazo, que se inserta por
arriba en el omóplato y por abajo en la parte interior del radio, flexiona la articulación del
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codo. Referente a la fuerza y al trabajo efectuados por la musculatura esquelético, son
aplicables las leyes de la palanca.
El estímulo fisiológico que excita y, por lo tanto, contrae los músculos, es el estímulo
nervioso. El músculo estriado desconectado del sistema nervioso es incapaz de contraerse. En
fisiología (con fines experimentales) y en medicina (con fines diagnósticos o terapéuticos)
podemos excitar los músculos directamente, o a través de su nervio, mediante corrientes
eléctricas; pero esto no constituye un estímulo fisiológico.
El tono muscular. Los músculos, hasta en estado de reposo, tienen un cierto grado
de contracción permanente: esta contracción recibe el nombre de tono. Gracias al tono
muscular se fijan nuestras posturas. El tono muscular también es debido, como la
contracción muscular voluntaria, a un estímulo nervioso. Como veremos más adelante, una
serie de centros nerviosos tienen por misión regularla.
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TEMA 3: TRAUMATOLOGÍA Y URGENCIAS TRAUMÁTICAS.
TRAUMATISMOS
CONTUSIONES
Son múltiples los agentes que pueden actuar sobre el organismo, ocasionando las
lesiones antes citadas. Se va a tratar, en primer lugar, de las contusiones es decir, lesiones
en las que la piel conserva su integridad; se diferencian por ello de las heridas, en sus
diversos tipos, porque en éstas es condición indispensable la existencia de lesión cutánea.
No todos los tejidos componentes de nuestro organismo tienen una resistencia igual
frente al agente traumático; muy al contrario, ofrecen diferencias, que vamos a considerar
de una manera esquemática. La piel, con sus capas de fibra colágenas elásticas, es muy
resistente, y ya hemos dicho cuántas veces debajo de una piel sana o de unos tegumentos
poco alterados se encuentran graves y hasta gravísimas lesiones.
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Los músculos presentan poca resistencia mecánica, dada la facilidad con que se
disgregan sus fibras; la acción lesiva, más o menos intensa, está en relación muy directa
con las lesiones y riqueza de los vasos que los irrigan, y así tenemos que los músculos
cortos o segmentados, con varios vasos nutricios, ofrecen más resistencia a la contusión;
no ocurre igual con los músculos largos, en los que es posible ver a veces esfacelarse todo
un conjunto muscular. Además, debido a su composición, rica en proteínas e hidratos de
carbono, se convierten muy pronto en medio de cultivo ideal para los microbios. Ello es
especialmente temible en las lesiones que afectan a gruesas capas musculares cuando son
alcanzadas por gérmenes de tipo anaerobio, que pueden conducir a los más graves casos de
gangrenas gaseosas.
Los tendones tienen muy buena resistencia mecánica. El tejido nervioso central es
muy frágil; además, la célula nerviosa destruida no se regenera, lo que explica la
trascendencia de las lesiones que afectan a dicho tejido.
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en la que la vida no está totalmente suprimida, y sus elementos son susceptibles de
regeneración, si se dan las condiciones favorables para ello; c) zona excéntrica, en que
paulatinamente vuelven a encontrarse la vitalidad y resistencia normales.
Aparte de lo dicho, los traumatismos mecánicos que actúan sobre una gran
superficie del cuerpo pueden dar lugar en los órganos internos a una alteración llamada
conmoción, cuyas características son la súbita aparición de los síntomas, la breve duración
de los mismos, la total regeneración a la normalidad y la falta de lesiones susceptibles de
demostrarse, ni aun con el microscopio.
En las contusiones de primer grado sólo está afectado el tejido celular subcutáneo; los.
capilares se rompen y se produce un derrame superficial de sangre llamado equimosis, que
junto con el dolor es común a los diversos grados de su sintomatología. Al principio, la sangre
derramada presenta, a través de la piel, un color negro azulado, pero en los días siguientes, a
medida que su composición va sufriendo transformaciones, se hace de color verdoso, y luego
amarillento. Si la contusión es suficientemente extensa, además de los signos citados se
encuentra una paresia muscular pasajera. La extensión de las equimosis depende de la zona en
que se producen, pues hay regiones en que se hacen mucho más aparentes y alcanzan mayor
proporción, como ocurre en la zona de los párpados y el escroto. Además, hay equimosis que
aparecen inmediatamente en el lugar de la lesión; otras son de aparición tardía y su presencia
nos hace sospechar la existencia de lesiones más graves o profundas.
La contusión de segundo grado está condicionada por la aparición del derrame, que
puede ser sanguíneo, constituyendo el hematoma, o serosolinfático. Para que se forme el
hematoma o vulgar chichón, es preciso que se rompan vasos sanguíneos de mayor calibre que
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los que ocasionan la equimosis. La colección sanguínea se revela ya a la simple inspección,
pero además, como en su parte periférica se coagula, mientras que en el centro permanece
líquida o semilíquida, presenta a la palpación una sensación muy típica, como si de crepitación
de nieve se tratase. En la contusión de segundo grado existe, además, fluctuación, es decir, la
producción de una onda líquida al percutirla con el dedo. Por lo general, el hematoma suele
delimitarse bien, por formar una colección más o menos enquistada.
Por último, las contusiones de tercer grado son debidas a traumas intensos, que
ocasionan a veces grandes despegamientos; en ocasiones se complican con gangrena
inmediata de los tejidos. Bajo una piel de aspecto normal, hay aplastamiento de las partes
blandas, que quedan reducidas a una masa; se producen también fracturas múltiples de los
huesos, lesiones de músculos, vasos nerviosos, etc. A veces, la piel, aparentemente intacta
en un principio, acaba necrosándose, lo que da lugar a la apertura de una comunicación de
los tejidos con el exterior, tal como sucede en las heridas.
HERIDAS
Como ya se ha dicho, constituyen las heridas lesiones traumáticas en que el agente
vulnerante rompe la continuidad de la piel y abre los tejidos al exterior, con la posibilidad
inmediata de infección.
Hay diversas clases de heridas, según la causa que las determine: las heridas
punzantes son ocasionadas por un agente provisto de punta aguda, tales como espadas,
floretes, punzones, cuchillos muy afilados, clavos, etc. En los casos más leves, los tejidos
se separan al paso del objeto punzante y las lesiones son mínimas. Pero cuando la punta del
instrumento alcanza un órgano importante, tal como sucede con el corazón, un vaso
grande, el intestino, el bazo, etc., las apariencias superficiales son engañosas, ya que una
efracción mínima de la piel puede acompañarse de graves lesiones internas.
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protección con antibióticos, la escisión quirúrgica de la herida y la evitación consiguiente
de la infección secundaria por los gérmenes comunes de la supuración, eliminan toda
posible complicación.
Se denominan heridas incisas las producidas por agentes de bordes lisos y afilados,
como cuchillos, navajas, espadas, etc. Estas heridas son por lo común de poca profundidad,
a no ser que se combinen con la penetración, con lo que se convierten en heridas inciso-
punzantes, y aumenta su gravedad. También se denominan incisas las heridas ocasionadas
por el choque de agentes romos sobre los tegumentos que se apoyan en rebordes óseos: es
típica su localización en el borde de la ceja o en alguna región del cráneo. Sus bordes, sin
embargo, no son tan limpios ni tan afilados como en las incisas propiamente dichas –tal,
por ejemplo, el corte del bisturí–, sino que presentan ciertos deshilachamientos e
irregularidad que las aproximan a las heridas contusas.
Se producen éstas cuando una contusión de las ya estudiadas se complica con una
rotura de la piel: sus bordes son irregulares, están más o menos magullados, contaminados
por cuerpos extraños y manchados de diversas sustancias, tales como petróleo, grasas,
tierra, minerales, etc., dado que en la inmensa mayoría de los casos son heridas que se
producen en accidentes de trabajo o de circulación. A este grupo pertenecen también las
heridas de guerra. Suelen conllevar graves lesiones internas, machacamientos, fracturas, o
dislocación de los tejidos, lo que les confiere una especial gravedad.
Dentro de las heridas contusas podemos distinguir la simple (la más leve), la
estrellada y la producida por arrancamientos con desgarros, tales como las ocasionadas en
los accidentes industriales por correas de transmisión, hélices, etc., que van desde la
pérdida de un dedo hasta el arrancamiento de un miembro. Típica es (si bien cada vez
menos frecuente) la herida producida por el arrancamiento del cuero cabelludo, conocida
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con el nombre de "Scalp" y motivada por la acción de una correa de transmisión sobre el
cabello de una mujer.
Se consideran las heridas como simples cuando no interesan más que los órganos
superficiales, y complicadas, cuando alcanzan órganos profundos o de importancia. Si la
herida penetra en una cavidad, se llama penetrante (ejemplo de ello es la herida articular,
en que el agente penetra en la cavidad de la articulación); se denomina perforante, si afecta
a los órganos contenidos en la cavidad, tales como las heridas de tórax que interesan el
pulmón o los vasos del mediastino, el corazón, etcétera.
Una última consideración de la clasificación de las heridas nos llevará a citar las
heridas por mordedura de hombre o animales, que deben considerarse como graves, ya
que, en primer lugar, lo son por arrancamiento, y por ello, contusas, y en segundo lugar en
ellas se inocula una gran cantidad de gérmenes que vivían en la cavidad bucal del agresor y
que adquieren una gran virulencia en los tejidos mortificados por la herida.
Un caso especial son las heridas por arma de fuego, cuyo estudio alargaría este
breve bosquejo.
Digamos ahora algunas palabras acerca de la fisiopatología de las heridas. Cada una
de ellas supone la formación de un hueco, con destrucción de tejidos que hay que rellenar.
Para ello es preciso que primero desaparezcan los materiales dañados gravemente, proceso
que constituye la fase desasimilativa o de destrucción, que nos conducirá a la tercera o de
cicatrización.
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En la cicatrización por segunda intención, propia de las heridas infectadas, el
proceso se desarrolla de una manera distinta, distinguiéndose perfectamente las citadas
fases de destrucción y de asimilación. La mayoría de las veces hay supuración, exudación
en abundancia y la cicatriz tarda bastante más tiempo en aparecer.
FRACTURAS
Las fracturas son soluciones de continuidad de los huesos, ocasionadas por la acción
de un traumatismo, generalmente violento, que fuerza hasta su limite las condiciones de
resistencia del hueso. Más frecuentes en los hombres que en las mujeres, afectan también en
mayor proporción a adultos y viejos. Entre sus causas, las hay predisponentes y
determinantes. Las primeras son todas aquellas enfermedades de los huesos que afectan,
debilitándola, su resistencia a la agresión: es lo que en Medicina se llaman fracturas
espontáneas o patológicas, porque para que se produzcan basta que la fuerza del trauma sea
mínima, o incluso no exista. Tal es lo que ocurre en los pacientes de tumores de los huesos,
en el raquitismo, en la osteomalacia, en ciertos casos de tuberculosis o de sífilis ósea y en
determinadas afecciones o enfermedades congénitas de los huesos.
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trabajo; y en menor frecuencia, las violentas contracciones musculares. Estas fuerzas
externas, actuando sobre la elasticidad del hueso (que, como se ha dicho, es mayor en los
niños y disminuye en los adultos) por mecanismos de flexión, presión, separación, tracción
o deslizamiento lateral vencen la citada elasticidad y producen la fractura. El mecanismo
más frecuente es el de flexión, que suele producirse por la acción de dos fuerzas opuestas,
una que sujeta el hueso y otra que tiende a flexionarlo o doblarlo: una vez vencida la
resistencia ósea, se produce la fractura, por lo general en dos fragmentos.
Se dice que las fracturas son completas cuando interesan todo el espesor del hueso.
Se las denomina incompletas cuando hay alguna capa que resiste, que suele ser el periostio,
tal como sucede con relativa frecuencia en los niños.
Por su forma, las fracturas pueden ser transversales, oblicuas, enclavadas, con
varios fragmentos (conminutas) o con formación de esquirlas o astillas. Muy importante es
la diferenciación entre fracturas cerradas, en que no hay rotura de la piel, y abiertas, en que
la piel está rota, poniendo el foco fracturario en comunicación con el exterior y dando paso
a las múltiples complicaciones a que puede llevarnos la infección de la herida y del hueso.
Es raro que los fragmentos óseos rotos conserven su posición primitiva; lo corriente
es que exista una desviación de los mismos, determinada por la acción de los grupos
musculares que se insertan en los huesos, así como por el nivel en que éstos se rompen.
Esta desviación puede adoptar diversas formas: lateral, angular, longitudinal (con
separación o alargamiento) y rotatoria, en que uno de los fragmentos, sin variar su
dirección, gira sobre su eje.
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Síntomas. Aparte de las fracturas patológicas, que suelen ser indoloras, su primera
manifestación puede ser la caída del sujeto al suelo. La fractura viene señalada por un chasquido,
al que sigue inmediatamente el dolor, que nunca falta, a no ser en la excepción mencionada. Este
dolor es vivo, preciso, limitado al foco de la fractura, y puede explorarse suavemente llevando la
mano desde la periferia o región más alejada al foco que sospechamos. La deformidad del
miembro, cuando existe, que es casi siempre, reviste gran valor como signo diagnóstico; hay
algunas tan típicas, que la simple inspección del miembro ya nos revela la lesión.
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Desviaciones de las fracturas: 1 y 2) fracturas transversales causadas generalmente por
acción directa; 3) fractura oblicua; 4 y 5) fractura espiraloidea; 6) fractura intercondilea
de fémur: mecanismo raro.
Tratamiento. Ante una fractura de alguna extremidad, tres son los objetivos
primordiales que deben perseguirse: primero, salvar la vida del paciente; segundo, salvar la
extremidad, y tercero, salvar la función.
En general, el tratamiento de estas lesiones descansa sobre los siguientes principios
fundamentales. En primer lugar, reducción correcta de los fragmentos, anulando todas sus
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desviaciones. Seguidamente, inmovilización de los mismos en esta posición correcta,
utilizando los medios más idóneos a nuestro alcance: férulas o tablillas (generalmente
como recurso provisional), el enyesado, la tracción continua, o la acción operatoria por
medio de variados mecanismos que constituyen en conjunto el llamado tratamiento por
osteosíntesis. Consiste éste en el empleo de diversos artificios, objetos metálicos, tales
como tornillos especiales, grapas, clavos, con los que se busca la contención de los
fragmentos que, dadas las especiales características de determinadas fracturas, no sería
posible realizar de otro modo. Mediante la osteosíntesis se consigue también una mayor
rapidez y fijación en la inmovilidad y la consolidación. No obstante, en la mayoría de los
casos, es el enyesado, en sus diversas modalidades, el medio más comúnmente usado en la
reducción y contención de los fragmentos fracturados.
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en las fracturas de guerra, en que el grado de destrozo y de contaminación es tal, que no es
posible cerrar el foco de fractura, por la gran probabilidad de infección de la misma, lo que
obliga a reducir, inmovilizar, contener, pero no a cerrar el foco, sino a tratarlo como una
herida infectada, hasta conseguir la curación de la misma por segunda intención.
HEMORRAGIA TRAUMÁTICA
Prácticamente, no hay ningún traumatismo en que no se produzca hemorragia, de
mayor o menor gravedad. Desde las ligeras extravasaciones o equimosis, que existen en las
contusiones de primer grado, hasta las graves hemorragias internas de las contusiones de
tercer grado, pasando por la gran variedad de las hemorragias posibles en las heridas.
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del pulso o taquicardia, la frialdad de las extremidades, el sudor frío, el descenso de la
presión arterial y de la temperatura corporal o hipotermia, la sed insaciable. Basta la
cohibición de la hemorragia y la reposición de la sangre perdida mediante una o varias
transfusiones, para que el cuadro cese.
Las hemorragias venosas son mas frecuentes que las arteriales debido a ¡a situación
superficial de muchas de las venas y porque su pared es más delicada que la de las arterias.
Si la herida es abierta al exterior, la sangre venosa sale como babeando y presenta un color
rojo oscuro. Las heridas de los grandes vasos del cuello o de las extremidades (venas
yugulares, venas femorales) pueden dar lugar a la muerte rápidamente.
En las venas es más fácil la hemostasia espontánea que en las arterias, por la menor
presión de la sangre, porque tienen válvulas y porque se cohíben con sólo el cambio de
posición del cuerpo, como ocurre en las extremidades: basta a veces para ello la elevación
de las mismas por encima del nivel del corazón, ayudada de un taponamiento. Pero en
cambio, existe en las venas la posibilidad de una grave complicación: la embolia gaseosa.
Esto puede ocurrir en las heridas de las venas del cuello o axila, en que la presión negativa
del tórax, en cada inspiración, favorece la entrada del aire. Si la cantidad de aire que llega a
penetrar es bastante grande, aparece el cuadro de la temida embolia gaseosa, con palidez
súbita, sensación de asfixia, respiración angustiosa, dilatación de la pupila, pulso muy bajo
y muy rápido, prácticamente incontable, convulsiones y muerte en algunos casos por
encontrarse el corazón vacío.
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venosa, pero no la arterial Debe colocarse además una sustancia blanda para evitar lesiones
secundarias de los vasos, que se harían irreversibles después de un cierto tiempo. Si por
cualquier circunstancia la asistencia médica se retrasa, se hace necesario aflojar el
torniquete periódicamente -cada hora u hora y media como máximo- para permitir que
llegue la sangre a las regiones situadas debajo del mismo.
En los casos en que por la situación de la herida, o por falta de medios, no pueda
colocarse el torniquete, no hay más solución que la compresión con los dedos del punto
inmediatamente superior al que sangra: en las heridas del cuello, comprimiendo la carótida
contra las vértebras del cuello; en la axila, hundiendo los dedos por encima de la clavícula;
en el muslo, apretando la arteria femoral, cuyo latido se percibe perfectamente, por encima
de la lesión; en la pierna, apretando digitalmente en la parte posterior de la rodilla o hueco
poplíteo, etcétera.
QUEMADURAS
Son lesiones producidas a nivel de los tejidos por la acción del calor en sus diversas
formas: calor irradiado, como el que despide un horno; por líquidos o sustancias
semilíquidas en ebullición, tales como el agua, la gasolina, el éter, los alquitranes, etc.; por
contacto de sustancias a un alto grado de temperatura, tal como un hierro al rojo; calor de
gases incandescentes, que producen sobre todo quemaduras en las vías respiratorias
etcétera
Otro tipo de quemaduras son las ocasionadas por sustancias químicas, tales como
los ácidos o álcalis (lejías), que pueden actuar sobre la superficie exterior del cuerpo o bien
sobre el interior, al ser ingeridas accidental o voluntariamente (intento de suicidio). Son
distintas también las quemaduras producidas por la acción de la corriente eléctrica, que se
28
estudia más adelante, las debidas a irradiaciones, tales como las que se observan en
medicina a causa de los rayos X o del radium; finalmente, desde el año 1945, se estudia la
acción de la bomba atómica como causa de quemaduras, precisamente de las más graves.
29
flexión de las extremidades, lo que obliga muchas veces a realizar intervenciones
secundarias para tratar de curar o paliar las consecuencias de esa cicatrización anormal.
El dato clínico que caracteriza todas estas clases de quemaduras de segundo grado
es la aparición de las llamadas flictenas, bolsas formadas por la epidermis levantada por el
líquido que se extrasvasa de los capilares destruidos. Pueden permanecer integras y llegar a
absorberse, pero lo más corriente es que se rompan y den lugar a una de las complicaciones
más temibles de las quemaduras: la infección. Otro signo típico de esta clase de lesiones
térmicas es el dolor intenso, ya que están afectadas y al descubierto grandes formaciones
nerviosas. También debe tenerse en cuenta la exudación, que mancha los apósitos y es
campo de cultivo para la infección, así como origen de pérdida de sustancias
indispensables al organismo, tales como agua, sales, electrólitos, etc., pérdida que
constituye el síndrome (o conjunto de síntomas) que se observa en los quemados graves y
que puede llevarles a la muerte.
Epidermis
Dermis
Capa
subcutánea
Tejido muscular
Superficie
ósea
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En cuanto a las quemaduras de tercer grado, su intensidad es tal, que la
carbonización puede llegar hasta el hueso. Se caracterizan por la formación de la llamada
escara, constituida por la mortificación de todos los tejidos de la piel; el área de las
quemaduras aparece oscura, dura al tacto, y no suele existir dolor, por la destrucción de los
elementos nerviosos. La escara se va delimitando espontáneamente y sus límites se
perciben ya definidos alrededor de la segunda semana. Al cabo de cuatro o cinco semanas,
la escara se elimina y aparece en el fondo el tejido de granulación, que va llenando el
hueco dejado, y la epitelización se realiza en la forma concéntrica descrita antes, a menos
que, debido a la duración del proceso y a la debilitación del enfermo, se detenga el curso
curativo, apareciendo entonces úlceras permanentes.
Tratamiento. Todo sujeto afecta de quemaduras pasa por varias fases. En primer
lugar aparece la reacción inmediata, en la que puede morir por la extensión del dolor y del
shock que sufre (muerte por shock inmediato). La fase de alteraciones de tejidos y órganos,
que no podemos estudiar detalladamente aquí, se caracteriza por la presencia de anemia,
pérdida grade de líquidos y electrólitos, pérdida de compuestos nitrogenados esenciales
para la infección, trastornos del riñón y del hígado, etc., que conduce a la muerte por shock
secundario. Existe una tercera fase de complicaciones y una última de recuperación.
Por tanto, el tratamiento se ha de dirigir a luchar contra cada una de estas fases, y a
su vez, se dividirá en general y local. Los dos son importantes y, según en qué grado y
extensión de la quemadura, el tratamiento general será fundamental, mientras que en la
mayoría de los casos es la combinación de ambos lo que proporcionará la curación. Sólo
diremos que las quemaduras de primer grado curan bien al aire libre, calmando el dolor al
principio con compresas de alcohol o sumergiendo el miembro o la parte quemada en agua
helada.
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menos largo; pero mientras tanto han preservado al quemado de complicaciones, lo que
permitirá alcanzar más tarde la curación del mismo.
CONGELACIONES
Se denominan así las lesiones determinadas por la acción del frío (temperaturas por
debajo o cerca de los 0 grados), que pueden actuar de una manera instantánea o más
frecuentemente en forma prolongada. Los conocimientos en este tipo de lesiones han sido
proporcionados, en su mayoría, por la experiencia obtenida en los conflictos armados,
desde la campaña de Napoleón en Rusia hasta las dos guerras mundiales.
Ello ha permitido conocer que no sólo el frío es el causante de las lesiones. Más aún
en condiciones experimentales se conservan células cutáneas a cientos de grados de
temperatura bajo cero, con recuperación de la vitalidad de las mismas. Parece como si la
rapidez en la congelación impidiera la acción y alteración de los mecanismos vasculares y
nerviosos. Prueba de ello es que la sintomatología y la gravedad de los congelados tiene
lugar en el periodo de descongelación.
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Sea como sea, el frío puede actuar en tres formas principales: por exposición al aire
a muy baja temperatura, por inmersión en agua o líquidos fríos, o por contacto con cuerpos
a muy baja temperatura. A su vez, esta acción del frío puede ser general, sobre todo el
cuerpo, o local, dando lugar en el primer caso a la muerte por congelación y en el segundo,
a las diversas congelaciones locales con gangrena.
Como ya hemos apuntado, no es sólo el frío el que ocasiona estas lesiones. Junto a
él actúan otros factores que aumentan su acción. Uno de ellos es la humedad; otro el aire,
que arrastra por convección la capa de calor que rodea el cuerpo y favorece la aparición de
lesiones en condiciones térmicas que normalmente no basarían para ello. Permanecer
inmóvil, cubierto el cuerpo de ropas húmedas, o llevar prendas demasiado apretadas, como
ligas, cinturones, etc., son también factores coadyuvantes. No debemos olvidar tampoco el
importante papel que desempeña el estado físico y psíquico, de decaimiento, del sujeto.
Intervienen igualmente factores tóxicos como el alcohol, que si bien al principio parece
favorecer el calentamiento, esto se consigue a base de una dilatación vascular, con lo que
aumenta la pérdida calórica.
Veamos brevemente las dos fases por las que pasa el congelado: la de acción del
frío y la de descongelación. En la fase de enfriamiento, si éste es rápido, los tejidos
presentan, generalmente en zonas limitadas, un color blanco, de dureza cristalina: los
síntomas son escasos o nulos, pasando inadvertida en este momento la lesión. Si la
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congelación es gradual, la piel suele aparecer cianótica (es decir, de color violeta), pálida o
del color de la cera, con sensación de frío hiriente, doloroso, a la que sigue el
adormecimiento y la anestesia completa.
Pero no todo acaba aquí. En los miembros que han sufrido una congelación, grave,
quedan para siempre serias alteraciones; la piel se queda como eritematosa, cianótica, dura,
con frialdad local, hipersensibilidad al frío, disminución de la resistencia mecánica y fácil
ulceración crónica. El congelado sufre dolores, y si ha sido necesario amputarle, la piel del
muñón es sensible, dolorosa y se rompe con facilidad; las pruebas clínicas demuestran
graves alteraciones en la circulación de la sangre.
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Tratamiento. En las congelaciones de primer grado (sabañones), el tratamiento será
más bien preventivo, evitando la exposición, de las regiones afectadas, al frío, así como el
uso de toda ropa apretada, y fortaleciendo al sujeto con vitaminas, hormonas, etcétera.
En cuanto a las partes gangrenadas, todas los tratadistas están de acuerdo en esperar
la delimitación natural de las lesiones, para después actuar el cirujano sobre las mismas.
Conseguida la cicatrización, que como ya hemos dicho suele ser imperfecta, se tratará con
radiaciones de ondas cortas, de radioterapia; se protegerán los puntos más débiles y se
harán infiltraciones de novocaína o se practicarán intervenciones quirúrgicas destinadas a
suprimir los espasmos reflejos y aumentar la circulación colateral de la sangre.
ELECTROCUCIÓN
Se aplica este nombre a las lesiones determinadas por el paso de la corriente
eléctrica a través del organismo; son lesiones que dependen de la clase de corriente, de su
voltaje, del estado físico del individuo y de otros factores personales.
Por lo que se refiere a la clase de corriente, parece ser que son más peligrosas las
corrientes alternas que las continuas, debido a que las primeras producen un espasmo o
contractura de los músculos, que renuevan así su contacto con la corriente. Se consideran
de alto voltaje las corrientes superiores a los 1000 voltios; si son muy altas (de varios
millares, como los conductores de alta tensión), producen la muerte por acción específica y
por las lesiones accidentales y secundarias sufridas por el individuo al ser despedido éste
de lugares altos. Pero el mayor porcentaje de gravedad y lesiones lo dan las corrientes de
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bajo voltaje (de 110-120), siendo el ejemplo más conocido el de la bañera, al asir con la
mano húmeda un artefacto eléctrico mal aislado.
El estado del individuo, sobre todo de su piel, determina el mayor o menor efecto
en el paso de la corriente: la piel seca, sucia, engrasada, callosa, ofrece más resistencia al
paso de la corriente, que la fina, húmeda o transpirada; el calzado seco y de goma en
contacto con tierra es el más aislante, mientras que el húmedo y claveteado resulta el más
peligroso.
Parece indudable que hay factores personales, no bien conocidos, que intervienen
sobre el efecto de la electricidad; los profesionales resisten choques que harían daño a
personas profanas; estar esperando la descarga parece ser que disminuye el efecto de la
misma; los estados de debilidad orgánica la acentúan.
No cabe duda de que la acción de la electricidad sobre los tejidos esta en relación
con la resistencia que éstos ofrecen a su paso; así son afectados en orden creciente el
hueso, el tejido adiposo, los músculos, los tendones, la piel, los vasos y nervios. La mayor
conductibilidad de estos últimos explica la aparición de lesiones a distancia.
b) Lesiones locales, debidas a la acción del calor, que puede ir de un extremo a otro
de la escala estudiada, y de la corriente en sí: en el punto de entrada y salida hay las marcas
eléctricas, en forma más o menos irradiada, superficiales, o bien llegando hasta un grado
de profundidad que provoca la gangrena de la parte afectada. En general, presentan un
aspecto característico: zonas de color gris amarillento, algo deprimidas, secas, indoloras.
Sin inflamación. A su alrededor, y dentro de un plazo de 24 a 3 6 horas, se forma un rodete
rojo de hiperemia (aumento de la cantidad de sangre) y edema. Cuando hay necrosis, la
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evolución de la misma es muy lenta y la delimitación se hace con dificultad. Como
trastornos secundarios se citan hemorragias, a veces graves, atribuibles a la fragilidad
arterial, y parálisis, debida a la acción de la electricidad sobre los troncos nerviosos.
Como primer auxilio a la persona electrocutada se debe ante todo apartarla la fuente
de energía, bien por el cierre del interruptor si lo hay, bien por un palo o cualquier otro
objeto apropiado, manteniéndose el socorrista aislado y obrando con toda prudencia para
no convertirse en víctima a su vez. Por ello, nunca debe tocar con su mano al
electrocutado. A continuación, si se observa una parálisis respiratoria, pero hay latidos, se
practicará la respiración artificial, uno de cuyos mejores métodos es el de boca a boca, del
que hablaremos más adelante. Si hay fibrilación ventricular, la muerte será prácticamente
inevitable a menos que llegue a tiempo a un centro preparado con los aparatos necesarios.
En su sustitución, se podrá hacer el masaje cardíaco externo.
HIDROCUCIÓN
Con este nombre conocemos los accidentes que pueden producirse al sumergirse el
cuerpo en el agua, independientemente las más de las veces de su temperatura, y que
pueden llevar desde un síndrome de asfixia más o menos completa, hasta la muerte, bien se
consume ésta de manera rápida, o bien de un modo más o menos lento, encontrándonos
entonces frente a la clásica muerte por ahogamiento.
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al cizallar entre los fragmentos vertebrales partes esenciales de la médula espinal. En esta
región se sitúa el bulbo raquídeo, donde se localizan la inmensa mayoría de los centros
vitales, tales como el respiratorio y el circulatorio.
Respiración artificial. Por tanto, frente a un presunto ahogado, una vez fuera agua,
lo primero que hay que hacer es la limpieza de las vías respiratorias, que estarán ocupadas
por cuerpos extraños: algas, restos de vómitos, etc.; acto seguido se procurará vaciar el
agua que ocupa sus vías respiratorias y digestivas, e inmediatamente se practicará la
respiración artificial, bien por la compresión y expansión alternativas de la caja torácica o
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por el método de boca a boca. En el primer caso, coloca al individuo boca abajo, con la
cabeza inclinada hacia un lado y los brazos doblados hacia adentro, de modo que las
manos, superpuestas, queden debajo de la mejilla. El socorrista se sitúa arrodillado sobre
una o ambas piernas, frente a la cabeza del accidentado, pero sin que sus rodillas toquen
los antebrazos de este último. Seguidamente, coloca las manos (con los pulgares
ligeramente separados y dirigidos hacia adentro, y el resto de los dedos también separados
y dirigidos hacia abajo y afuera) sobre la espalda, a la altura de la axila. El socorrista
presiona entonces el dorso de la víctima y se inclina hacia adelante hasta que sus brazos
queden en posición casi vertical. Transcurridos unos instantes cesa en su presión y toma
los brazos del accidentado, un poco por encima del codo, al mismo tiempo que se inclina
hacia atrás, de modo que aquéllos (los brazos) se proyectan hacia adelante, facilitando la
expansión del tórax. A continuación, vuelve a la posición inicial y repite la operación, a un
ritmo aproximado de diez expansiones por minuto.
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URGENCIAS TRAUMÁTICAS. SOCORRISMO. PRIMEROS AUXILIOS
En realidad, a lo largo de este capítulo se ha pasado someramente revista a la
mayoría de las urgencias traumáticas y se ha indicado alguna norma para su tratamiento
inmediato.
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En cuanto al traslado, lo más lógico es depositar al herido fuera de la carretera, bien
envuelto y protegido contra el frío, esperando el medio de evacuación idóneo (ambulancia,
helicóptero), en lugar de trasladarlo en malas condiciones en cualquier clase de vehículo,
desprovisto de las mínimas condiciones, cosa que aumentaría los peligros y efectos del
accidente. En caso excepcional, puede recurrirse a un camión, en su caja, inmovilizando lo
más posible al herido. Más vale esperar unos minutos, que agravar las lesiones. De ahí que
se persiga con ahínco la instalación en todas las carreteras de teléfonos en conexión con
centros de socorro, separados como máximo 10 km, para así llevar el auxilio eficaz al
accidentado cuanto antes y a cargo de personal especializado y dotado de instrumental
necesario.
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TEMA 4: TRANSPORTE Y MOVILIZACIÓN DEL ENFERMO.
Si el proceso no es grave o el paciente puede andar, puede bastar una persona que sirva
de apoyo al paciente, haciendo pasar uno de los brazos del enfermo por encima del cuello y
hombros del que lo transporta. De esta manera, el que ayuda al enfermo tiene un brazo libre,
con el que sujeta al paciente, mientras que con la otra mano sujeta el brazo opuesto del
enfermo.
Si la persona no puede andar, puede ser trasladada entre dos personas sentándola
sobre las manos entrecruzadas de los transportadores (a la silla la reina). Igualmente puede
hacerse el traslado del enfermo sentado en una silla, o bien improvisando una camilla con
sábanas o ropas grandes y fuertes, donde se depositará el enfermo, y se traslada cogiendo
las sábanas o ropas por cuatro puntos extremos de las mismas.
Antes del traslado del paciente hay que conocer la gravedad de las lesiones que
presenta. Si se sospechan fracturas graves (columna vertebral), no deben ser movilizados
sin que un experto dirija la maniobra.
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Forma de entrelazar los brazos entre dos personas para movilizar al paciente
Una cierta actividad corporal tiene efectos beneficiosos sobre los aparatos
respiratorio circulatorio, digestión, tono muscular, etc., aparte de evitar las complicaciones
antes reseñadas. Por ello, hoy día se practica la movilización temprana de operados y
fracturados. Los movimientos pueden ser:
1) Activos.- Los realiza el propio paciente. Se harán en la cama (parcial, de los
miembros en que sea posible) o con el paciente levantado (total, con pequeños
paseos).
2) Pasivos.- Son los que realiza el auxiliar, la enfermera o el fisioterapeuta para
impedir la atrofia de un grupo muscular o para evitar retracciones y
anquilosis (pérdida de movilidad).
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COLOCACIÓN DEL ENFERMO EN DECÚBITO LATERAL
Este cambio de postura lo realiza el auxiliar, por indicación médica, como medida de
prevención de escaras. Otras veces se hace para poder cambiar la ropa de la cama del
paciente.
Se retira primero la ropa de la cama que cubre al enfermo, llevándola doblada hacia
los pies. El auxiliar se coloca entonces hacia el lado al que queremos volver al paciente. Le
coge la mano contraria (la más alejada) y la trae para él, sobre el pecho del enfermo. Se
flexiona suavemente después la pierna de ese lado. Por último, pasa una de sus manos por
detrás del hombro contrario, y la otra, por debajo de la cadera del mismo lado, atrayéndola
suavemente hasta dejarle sobre el costado y mirando hacia él.
La postura puede mantenerse con el apoyo de almohadas a lo largo del cuerpo del
paciente.
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produce en el enfermo una sensación de incomodidad. Todo esto hace que, con frecuencia,
solicite del auxiliar su ayuda para este cambio de posición.
Lo primero que se hace es retirar toda la ropa superior de la cama, doblándola hacia
los pies, quitando a su vez las almohadas, que se colocan sobre una silla. Se aprovecha
ahora para arreglar el hule y la entremetida, estirando la sábana inferior y remetiéndola
convenientemente. Se vuelven a colocar, una vez sacudidas, las almohadas.
Si el enfermo puede ayudarse, se apoyará y hará fuerza sobre los talones o incluso se
agarrará a los barrotes de la cama, mientras el auxiliar le coloca una mano por debajo de los
hombros y otra por debajo de las caderas y le empuja hacia el cabecero. El paciente puede
pasar, si estamos en el lado izquierdo de la cama, su brazo izquierdo bajo la axila derecha del
auxiliar, cogiendo en esa posición su hombro, el cual le sirve de apoyo en su empuje hacia
arriba.
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SENTAR AL ENFERMO EN EL BORDE DE LA CAMA
En el caso de que se vaya a levantar al enfermo por primera vez, se tendrá gran
cuidado en no dejarle solo ni un instante. Se tomará pulso y tensión arterial antes de
moverlo y se vigilará el aspecto de su cara. Ya mencionamos las complicaciones de la
inmovilidad prolongada, y ahora, al cambiar de posición al paciente, es cuando pueden
manifestarse marcos y vértigos por falta de adaptación. Los movimientos serán suaves,
para no pasar bruscamente del decúbito supino a la postura erguida.
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ayudando a ponerle en pie, pero lentamente, sin movimientos bruscos, observando sus
reacciones y preguntando si se marea.
Sin soltarle, le hace girar hacia la silla y te ayuda a sentarse en ella, procurando que
quede bien acomodado. Arropa al enfermo, plegando la manta que habíamos colocado
previamente sobre él.
Habrá que tener la precaución de frenar la silla de ruedas e incluso que la sujete otra
persona mientras le sentamos. Se coloca el apoyapiés levantado, para mayor descanso del
paciente.
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Se coloca la camilla junto a la cama, procurando que queden ambas a la misma
altura. Nos colocamos ahora en el lado externo de la camilla, inclinando nuestro cuerpo y
alcanzando el extremo de la entremetida de ese lado. La persona que nos ayuda se coloca
hacia el cabecero de la cama del paciente, sosteniéndole por debajo de los, hombros. El
auxiliar tira de la entremetida hacia sí, desplazándose sobre ella el enfermo, al tiempo que
su ayudante facilita la labor, elevando y atrayendo al paciente hacia la camilla. Una vez
instalado, se le arropa con una sábana, manta y colcha.
Para volver al enfermo de la camilla a la cama se actúa con una técnica semejante,-
pero estando nosotros en el lado libre de la cama (no contiguo a la camilla), y la persona
que nos ayuda, incorporando al paciente, desde el otro lado, sujetándole desde la altura del
cabecero de la camilla y llevándole hacia la cama.
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AYUDA EN LA MARCHA
Siguiendo la tónica actual de movilizar prontamente al enfermo después de una
operación fractura u otro tipo de enfermedad cualquiera, el Auxiliar Sanitario tendrá que
prestar ayuda al paciente cuando éste inicie sus primeros pasos, aún no plenamente
restablecido, por indicación del médico.
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levantarles y que practiquen pequeños paseos. Como hemos dicho, tienen tendencia, a
permanecer en cama y su inmovilización lleva a las grandes consecuencias reseñadas,
incluso más acentuadas aún, en razón de su edad. La descalcificación (pérdida de calcio en
los huesos), atrofia muscular y formación de trombos (sangre coagulada) en las venas se
producen en los ancianos con gran rapidez, provocando aún más dificultad para su
movilización y, por tanto, más resistencia a levantarse, agravando el problema de estos
enfermos.
Si bien las intervenciones quirúrgicas son muy variadas, hay una serie de cuidados
que son comunes para todas y a ellas vamos a referirnos.
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TEMA 5: MOVILIDAD E INMOVILIDAD
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corporales, referidos a la alineación corporal, a la coordinación de los movimientos y al
equilibrio necesario para mantener la estabilidad.
Factores biológicos
Entre los factores biológicos que pueden influir en la mecánica corporal, y por lo tanto en
los movimientos, destacan la edad, el embarazo, la nutrición, el ejercicio físico y la enfermedad.
La edad
La postura o la alineación corporal en un individuo se modifica a medida que
transcurren los años. En los niños aumenta progresivamente el equilibrio y la coordinación de
movimientos en tanto avanza su crecimiento y desarrollo. Si no se corrigen las posturas
defectuosas que se adoptan durante la infancia, pueden provocar alteraciones en la edad adulta.
Con el envejecimiento, las modificaciones que sufren los cartílagos y los huesos pueden
originar cifosis y otras alteraciones que dificulten el movimiento.
El embarazo
En las mujeres embarazadas se modifica la alineación corporal y el equilibrio
debido al aumento del peso que hace variar el centro de gravedad del organismo. Aparece
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normalmente una lordosis, con el consiguiente dolor de espalda- Estos trastornos pueden
agravarse si la mujer embarazada utiliza calzado inadecuado.
La nutrición
La nutrición puede igualmente afectar a la mecánica corporal. En un estado de
desnutrición, los músculos están debilitados y dificultan la correcta alineación corporal; al
individuo le resulta difícil mantener el cuerpo erecto. Los casos graves de desnutrición,
aunque son poco frecuentes, pueden dar lugar a una lordosis debido al esfuerzo que debe
realizarse para mantener el equilibrio si el abdomen está abultado.
Por otro lado, las personas obesas presentan una modificación del centro de
gravedad, que conlleva una cifosis torácica y una alteración de las articulaciones por
sobrecarga, al mismo tiempo que disminuye considerablemente su actividad, por la fatiga
que supone realizar determinados ejercicios.
El ejercicio físico
Además de las ventajas que supone para la mecánica corporal, influye también en el
funcionalismo de los diversos órganos, debido a que el ejercicio:
1. Mejora la circulación sanguínea, especialmente el retorno venoso.
2. Asegura una mayor expansión pulmonar al tener que inhalarse el oxígeno
suplementario que el organismo necesite durante el esfuerzo.
3. Aumenta el tono muscular del tracto gastrointestinal, favoreciendo la digestión y la
eliminación fecal, al mismo tiempo que aumenta el apetito.
4. Favorece la eliminación de los productos de desecho metabólico a través de la
orina, al aumentar la irrigación sanguínea de los riñones.
5. Actúa sobre el metabolismo tanto en su fase anabólica corno catabólica, con el fin
de obtener energía.
A pesar de los efectos beneficiosos del ejercicio, hay que tener en cuenta que la
fatiga extrema puede influir en la alineación corporal. Cuando el individuo se siente
fatigado, ya sea física o psicológicamente, los hombros bajan, el cuello se flexiona y como
consecuencia se produce una cierta cifosis en la columna torácica.
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La enfermedad
Es evidente que cualquier enfermedad que afecte al sistema nervioso o al
musculoesquelético influirá en la capacidad del individuo para moverse, permanecer activo
o adoptar determinadas postura. No obstante, hay que tener en cuenta que además de las
alteraciones musculoesqueléticas o nerviosas, cualquier enfermedad que padezca el
individuo limitará en mayor o menor grado su actividad. En algunos casos será debido al
miedo a moverse por el dolor que provoque el movimiento, corno sería el caso de un
paciente intervenido quirúrgicamente. En otros casos, la reducción de la actividad se debe
a la necesidad de permanecer en reposo durante el transcurso de una enfermedad aguda,
como por ejemplo tras un infarto de miocardio.
Factores emocionales
Cada persona manifiesta sus emociones y sus sentimientos por medio de la postura
y de los gestos u otras actividades físicas. Los movimientos que realiza un individuo, ya
sea de forma consciente o inconsciente, reflejan claramente sus impulsos psicológicos
internos o la falta de ellos. No obstante algunas emociones, como el miedo, pueden
disminuir de forma considerable los movimientos y la actividad del individuo.
Los valores que cada persona concede a la postura corporal también influyen de manera
importante en esta necesidad. Un individuo alto, sobre todo joven, que no valore su estatura o
que se sienta acomplejado por ser más alto que sus compañeros adoptará una mala postura; su
alineación corporal no será la correcta, ya que intentaré encorvarse para resultar más bajo. Por el
contrario, una persona que conceda importancia a la alineación corporal que considere que la
postura correcta beneficia el estado de salud por su influencia sobre los distintos órganos del
cuerpo, mantendrá intencionada mente una buena alineación corporal.
Factores socioculturales.
Patrones culturales
La cultura entendida como tradiciones, costumbres y modas puede determinar el
ritmo de la actividad diaria y la realización de deportes específicos ligados a ella. Algunas
culturas conceden mayor importancia a la actividad física que otras.
Por otra parte, los valores culturales y las creencias de un individuo pueden
motivarle a que realice ejercicio físico, con el fin de mantenerse en forma, conseguir
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niveles adecuados de relajación, etc. La importancia de la actividad con respecto a la salud
es algo que el niño aprende muy pronto de las personas que le rodean. Mientras algunos
niños practican deportes en las escuelas y sus familias les animan a que jueguen al aire
libre, en otros niños las actividades que se potencian son más sedentarias, como los juegos
de mesa, ver la televisión, etc.
Actividad laboral
La realización de ejercicio físico y el mantenimiento de determinadas posturas tiene
una relación evidente con el trabajo o la profesión que desempeña cada individuo.
Las posturas incorrectas que se adoptan de forma continuada durante las horas de
trabajo pueden provocar alteraciones permanentes en la alineación corporal. En este
sentido, es importante que en las escuelas se enseñe a los niños a mantener una postura
correcta mientras permanecen sentados.
La vivienda
El tipo y la situación de la vivienda pueden influir de forma notable en la actividad
que desarrolla un individuo. Una vivienda situada en un piso alto y que no disponga de
ascensor puede favorecer la actividad en aquellas personas que no tienen problemas de
movilización; en individuos con ocupaciones muy sedentarias, subir las escaleras a menudo
es el único ejercicio físico que realizan. Por el contrario, en personas ancianas limita mucho
sus movimientos, ya que presentan mayores problemas para subir y bajar escaleras,
dificultando de esta forma la posibilidad de dar un paseo diario.
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Política social
Generalmente las grandes ciudades, y de forma especial los barrios más
deprimidos, poseen una infraestructura insuficiente en cuanto a parques y jardines,
iluminación adecuada de las calles, pavimentos en buen estado, etc., todo lo cual dificulta
que los ancianos y los niños pueden andar y realizar actividades que les resultarían
beneficiosas.
GRADOS DE INMOVILIDAD
El grado de inmovilidad es variable. Los pacientes inconscientes suelen presentar
inmovilidad total. A veces la inmovilidad es parcial (fractura de pierna). Algunas personas
reducen su nivel de actividad por motivos de salud. Las personas que se quedan fácilmente
sin respiración no deben subir escaleras muy altas. Se utiliza el termino "reposo en cama"
para describir el grado de inmovilidad de una persona. Para muchos "reposo total en cama"
significa que el paciente debe guardar cama y no levantarse para nada; por el contrario
"reposo en cama” significa que sí que se puede levantar para ir al baño. Hay que saber el
significado exacto que se da a estos términos en el lugar donde se trabaja.
Los problemas que el reposo en cama pueden producir dependen de la duración del
periodo, del estado de salud del paciente y de su estado sensorial. Uno de los problemas
más corrientes son las úlceras por presión. A los pacientes encamados y a todos los que se
encuentran inmovilizados, se les debe valorar continuamente para determinar posibles
problemas.
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RESPUESTAS FISIOLÓGICAS A LA INMOVILIDAD:
La inmovilidad influye sobre muchos sistemas corporales y sus consecuencias
dependen en gran medida de los factores de riesgo descritos anteriormente.
CAMBIOS MUSCULOESQUELÉTICOS
La inactividad física provoca una importante disminución de la fuerza muscular.
Hay estudios que demuestran que la permanencia en cama durante una semana puede
ocasionar una perdida de fuerza muscular del 20% y un 20% más en cada semana sucesiva.
Cuando las fibras de los músculos no se contraen con la frecuencia a la que obliga
la actividad física, se registra una disminución de la masa muscular o atrofia muscular. La
atrofia muscular es consecuencia de la disminución de la fuerza muscular y la resistencia
física.
La osteoporosis por desuso: Durante los periodos de inmovilidad los hueso pierden
mas calcio de lo normal, resultando una importante reducción de la masa ósea. La
desmineralización ósea comienza al segundo o tercer día de inmovilización. Los huesos, se
vuelven porosos y quebradizos y se fracturan con facilidad. En el proceso de
desmineralización no influye la cantidad de calcio ingerida en la dieta. La
desmineralización de los huesos afecta a su vez a otros sistemas del organismo,
principalmente por la excesiva cantidad de calcio que pierden los huesos y que produce
hipercalcemia leve, hipercaluria importante y formación de depósitos de calcio sobre los
tejidos lesionados. Los complementos dietéticos de calcio contribuyen a incrementar este
problema.
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problemas de coordinación motora entorpecen la realización de las actividades de la vida
diaria y pueden influir en el equilibrio y la marcha.
CAMBIOS CARDIOVASCULARES
La hipotensión ortostática (postural) es una secuela habitual de la inmovilización.
Cuando una persona sin problemas de movilidad se incorpora desde una posición
horizontal a una vertical, se produce una vasoconstricción automática de los vasos
sanguíneos de la mitad inferior del cuerpo, debido a la actividad del sistema nervioso
simpático. La vasoconstricción evita que la sangre quede detenida en las piernas y
mantiene eficazmente la P.A central para asegurar una adecuada perfusión al corazón y al
cerebro. La inmovilidad prolongada anula este reflejo. Cuando la persona inmovilizada
intenta ponerse de pie este mecanismo de vasoconstricción no funciona adecuadamente, la
sangre permanece en las extremidades inferiores y la P.A. central cae. La perfusión
cerebral se ve gravemente comprometida y la persona experimenta somnolencia o
atontamiento pudiendo llegar a desmayarse.
58
Aunque no se ha demostrado claramente que la inmovilidad prolongada hace más
lento el retorno venoso, es un factor de gran importancia en los ancianos inmovilizados con
parálisis, enfermedades cardíacas o que se han operado recientemente. La
hipercoagulabilidad debida a una disfunción del mecanismo de coagulación o a la
disminución del volumen sanguíneo puede deberse a: a) formación de placas
arteriosclerótica a causa de la edad o b) presión prolongada sobre una pierna debido al mal
alineamiento corporal y a la inmovilidad.
CAMBIOS RESPIRATORIOS
Los pacientes inmovilizados que se hallan en posición supina, la ventilación de los
pulmones queda alterada. La cama ejerce presión sobre el cuerpo y dificulta el movimiento
del pecho. Los órganos abdominales empujan el diafragma restringiendo aún más la
movilidad pectoral y dificultando la expansión total de los pulmones.
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CAMBIOS METABÓLICOS Y NUTRICIONALES
En los pacientes inmovilizados, el metabolismo disminuye ya que las necesidades
energéticas del organismo son menores. La motilidad gastrointestinal y las secreciones de
diversas glándulas digestivas también se reducen.
60
La incomodidad de utilizar una cuña, el embarazo y la falta de intimida que implica su
uso, así como la postura tan poco natural que hay que adoptar, no combinan haciendo que el
paciente le resulte difícil relajar los músculos perineales para que la orina pueda salir.
El aparato urinario normalmente estéril puede resultar contaminado por una mala
higiene personal, por una sonda urinaria y ocasionalmente por el reflujo urinario. El reflujo
hace que la orina contaminada en caso de distensión de vejiga vuelve a la pelvis renal
contaminando también esta.
Cuando las heces se endurecen mucho su expulsión resulta más difícil. La persona
inmovilizada puede carecer de fuerza para expulsarlas. Tampoco facilita la expulsión la posición
antinatural que supone el empleo de cuña en la cama. La perdida de intimidad y la dependencia de
otras personas puede hacer que el individuo posponga o ignore la necesidad de evacuar y esto
puede llegar a inhibir la necesidad y debilitar el reflejo de defecación. Cuanto más tiempo
permanece la masa fecal en el colon, más agua pierde, endureciéndose progresivamente y
dificultando su expulsión. Si además se reduce la ingesta de líquidos o existe deshidratación, el
organismo puede intentar compensarlo tomando mas liquido del colon.
61
para expulsar las heces endurecidas resultan infructuosos, puede formarse un fecaloma,
pudiéndose provocar una obstrucción mecánica del colon total o parcial.
CAMBIOS TEGUMENTARIOS
La piel puede atrofiarse como resultado de la inmovilidad prolongada. Es decir, que
hay una perdida de elasticidad (pérdida de turgencia). Otra consecuencia habitual pero no
inevitable es la formación de úlceras por decúbito.
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2.- Problemas de la inmovilidad (incluidas las áreas de presión)
Al recoger datos relativos a la inmovilidad se usan los métodos de valoración de la
inspección, palpación y auscultación; se comprueban los datos de las pruebas de laboratorio, y se
hacen mediciones, incluyendo el peso corporal, ingesta de líquidos y diuresis.
Una escala de clasificación aplicada a estas áreas puede incluir las puntuaciones de
dependencia (independiente, parcialmente dependiente y totalmente dependiente) y
una indicación de como se logran las AVD (por la familia, amigos, centros o mediante el
uso de equipo especializado). Donde existen problemas, hay que determinar la naturaleza
exacta de la ayuda requerida y su frecuencia.
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para pacientes con enfermedades cardiovasculares o respiratorias y para los que han estado
inmovilizados durante periodos prolongados.
Cuando se planifican las actuaciones de enfermería, hay que tener en cuenta dos
aspectos de los cuidados: estrategias de prevención y estrategias de tratamiento de las
complicaciones existentes (p ej. escaras). Las actuaciones pueden incluir:
1. Fomentar las actividades para soportar el peso (deambulación precoz si es posible).
2. Programar ejercicios de respiración profunda y de toser
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3. Colocar y cambiar de postura al paciente según una programación
4. Darle un programa de ejercicios, (isotónicos, isométricos o pasivos) para mantener
la fuerza muscular y la movilidad de las articulaciones.
5. Fomentar la independencia para realizar las actividades de la vida diaria
6. Dar una adecuada ingesta de alimentos y líquidos
7. Mantener limpia y seca la piel del paciente
8. Ponerle aparatos mecánicos (p ej. colchones especiales) para almohadillar las
prominencias óseas.
9. Planificar actividades estimulantes
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EJECUCION DE LOS CUIDADOS
A) Para prevenir las complicaciones musculoesqueléticas de la inmovilidad y restablecer esta
función tras un periodo prolongado de inmovilidad incapacitante:
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hacia una actividad afectada. Estos ejercicios sólo mantienen la movilidad articular, al
no contraerse los músculos, no previene la atrofia muscular
• Ejercicios activos asistidos: los lleva a cabo el paciente con alguna ayuda de la
enfermera. El paciente mueve tan lejos como pueda y la enfermera lo mueve hasta
completar el resto del grado de movimiento. Fortalece la función normal del músculo.
• Ejercicios isométricos o estáticos: No hay movimiento articular y la longitud del
músculo no se altera. El paciente aumenta conscientemente la tensión del músculo sin
mover la articulación, manteniendo la tensión varios segundos y relajándose después.
Mantiene la fuerza del músculo y así previene la atrofia; pero no afecta a la movilidad
articular.
• Ejercicios de resistencia: contracción del músculo contra una fuerza oponente.
Aumenta el tamaño, fuerza y poder del músculo y la movilidad.
D) Metabolismo y Nutrición
* Dieta rica en proteínas, calorías y fibra.
Las proteínas son necesarias para restaurar las reservas de proteínas que quedan vacías y
favorecen la recuperación de los tejidos. Las reservas calóricas quedan vacías por la anorexia y
por la misma inmovilidad. La fibra es necesaria para prevenir o solucionar el problema de
estreñimiento que con frecuencia aparece unido a la inmovilidad.
* Suplementos de vitaminas y minerales:
* Soporte de peso y ejercicio
* Suplementos dietéticos parenterales y enterales (cuando el paciente no pueda comer)
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• Sondaje urinario: Cuando no es posible la micción normal y la vejiga se halla
distendida, será necesario el sondaje antes de que la distensión se agrave y llegue a
producir lesiones.
• Prevención de la incontinencia de orina
• Prevención de las complicaciones de eliminación fecal
- Movimientos y ejercicios para mejorar el tono y la fuerza de los músculos
abdominales y perineales que intervienen en la defecación. Al mejorar el tono
muscular favorece el peristaltismo. Dieta rica en fibras.
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TEMA 6: PRINCIPIOS DE MECÁNICA CORPORAL PARA LA
CORRECTA MANIPULACIÓN DE CARGAS.
CONSIDERACIONES:
Reflexionar antes de actuar.
- Motivar al enfermo para que colabore al máximo.
- Nunca se debe escoger un movimiento que invalide al enfermo, ni por razones de
eficacia mal entendida (ganar tiempo).
- Nos debemos situar en cada movimiento, según el estado del enfermo, las
circunstancias que lo rodean, los medios de que disponemos, y adoptar las técnicas
más convenientes de acuerdo a las características antropométricas de quien las realiza.
- Clasificaremos los movimientos de acuerdo al grado de dependencia del enfermo:
Enfermo dependiente total.
Enfermo semidependiente.
Enfermo autónomo.
Espalda recta.
Piernas flexionadas
Carga cerca del cuerpo
Presas consistentes
Pies separados. Uno en
dirección del movimiento.
Contrapeso del cuerpo
Utilización de apoyos.
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DE LA CAMA A LA SILLA
Enfermo Semidependiente
Pasos a realizar:
- Saludar al enfermo.
- Dar al enfermo un argumento para motivarlo a realizar el cambio de postura.
- Explicar al enfermo los movimientos que vamos a realizar y pedirle expresamente su
colaboración.
- Ayudar al enfermo a ponerse en posición, para iniciar el movimiento (Decúbito
supino).
- Dos puntos de contacto para ayudar a mover al enfermo: una mano en la espalda y otra
debajo de las rodillas.
- Pies separados, uno más adelantado.
- Ayudar al enfermo a que gire y se siente al borde de la cama.
- Ponerle los zapatos y ayudarle a ponerse en pie.
- Flexionar las piernas y bloquear la pierna del enfermo con tu pierna utilizando la
rodilla y el pie.
- Rodear su tórax con vuestros brazos. El enfermo se apoyará con una mano en el
hombro de la enfermera y con la otra en el borde de la cama y después en el brazo del
sillón.
- Al sentarlo utilizar el contrapeso de nuestro cuerpo.
- Acomodar al enfermo y preguntarle si está bien.
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DECUBITO LATERAL INCORPORACIÓN EN LA CAMA
Enfermo dependiente Enfermo dependiente
Cambio de posición decúbito supino Presa consistente
a decúbito lateral.
Colocación de la cuña
Espalda recta
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DESPLAZAMIENTO LONGITUDINAL
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DE LA CAMA A LA SILLA
Enfermo dependiente
DE LA CAMA A LA SILLA
Enfermo dependiente que se puede sentar
La espalda
completamente vertical
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LEVANTAR DEL SUELO.
Enfermo dependiente.
ENFERMO SEMIDEPENDIENTE
Explicar al enfermo los movimientos que vamos a realizar
SENTAR AL BORDE DE LA CAMA
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Agarre en forma de abrazo Pie en dirección al movimiento
DE LA CAMA A LA SILLA
Enfermo semidependiente
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TEMA 7: MEDIOS MECÁNICOS
Enfermo dependiente
Levantar la cabecera de la cama, con la manivela, para facilitar la incorporación del enfermo.
78
ARTICULACIÓN DE LA CAMA
Enfermo dependiente.
TRAPECIO Y DESLIZADORES
Enfermo dependiente
Enfermo semidependiente
Paso de la camilla a la Colocación de la cuña con la ayuda del
paciente cama por desplazamiento
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DESLIZADOR Y TABURETE
Enfermo semidependiente
Enfermo semidependiente o
dependiente. Polipasto
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TABURETE Y ASAS EN EL BAÑO.
Enfermo semidependiente.
GRUAS.
Enfermo dependiente
Traslado al WC
Para el baño
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GRUAS
Enfermo dependiente
82
GRUAS
Enfermo dependiente
Traslado al baño
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OTROS MÉTODOS DE TRANSPORTE DE UN ENFERMO FUERA DEL ÁMBITO
HOSPITALARIO.
RELAJACIÓN.
Los músculos que se hallan relativamente libres de tensión y en reposo se dice que
están relajados. La tensión se desarrolla en los músculos a medida que trabajan durante la
contracción, y esta tensión se reduce a un grado variable a medida que los músculos llegan al
reposo durante la relajación.
Las actitudes mentales, tales como el miedo, la angustia, la excitación, o simplemente
el paso previo al esfuerzo, producen un aumento generalizado de la tensión muscular que
sirve como preparación de los músculos para la acción rápida o potente.
Normalmente esta tensión, que se desarrolla para servir a un propósito útil, se relaja cuando
no es requerida durante algún tiempo, pero en algunos casos persiste y se convierte en habitual.
Son muy numerosas las personas que han adquirido el hábito de estar siempre en
tensión. Recelosos ante las dificultades de la vida, se encogen y viven en constante tensión. Es
un mal hábito. Es como creer que cerrando los ojos las cosas que no vemos no ocurren.
Frente a un hábito de tendencia instintiva hacia la tensión deberíamos oponer un
condicionamiento de tendencia instintiva a la distensión.
«Relájate eliminando las tensiones de tu musculatura. Tu espalda te lo agradecerá».
84
POSICIONES DEL CUERPO EN REPOSO.
85
EJERCICIOS DE ESTIRAMIENTO DE LA MUSCULATURA DEL DORSO.
86
MANIPULACIÓN DE OBJETOS.
AGACHARSE
PESOS FIJOS
LIGEROS
GIRO
87
ALCANZAR OBJETOS
LEVANTAR
COGER
SUJETAR
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ALCANZAR OBJETOS
ALZARSE
AYUDAS
89
TRANSPORTAR OBJETOS
EMPUJAR
ARRASTRAR EMPUJAR
TIRAR EMPUJAR
90
TRANSPORTAR OBJETOS.
LIGEROS
COMO CARGA
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TEMA 8: SALUD LABORAL. SEGURIDAD EN EL TRABAJO.
El ambiente de trabajo del celador es el hospital y debe reunir una serie de condiciones
que permitan:
- Que la relación entre el personal sea de cooperación y compañerismo.
- Que el enfermo se encuentre perfectamente atendido.
- Que no se produzcan accidentes.
Para conseguir estos fines el conjunto de personas que trabaja en un hospital deberá
formar un equipo ordenado, que colabore a todos los niveles para conseguir una perfecta
atención al enfermo.
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Medio ambiente orgánico.
Formado por los factores que influyen sobre el bienestar fisiológico del individuo en el
desempeño de la actividad laboral. Pueden ser:
- Factores mecánicos: Son todos utensilios de trabajo, así como las instalaciones en que
se desarrolla éste.
- Factores físicos:
Iluminación.
Existen ciertas áreas del Hospital en las que es indispensable que la iluminación sea
óptima para llevar a cabo el trabajo que se pretende. Éste es el caso de los quirófanos, salas de
exploración y de curas y, en general, todas las zonas en las que se tengan que realizar un
trabajo minucioso o una actividad visual que necesite concentración. La iluminación puede
ser artificial o natural. Ésta es preferible sobre la artificial.
Luz natural.
Se obtiene a través de las ventanas del hospital. Incide beneficiosamente sobre el
ánimo del enfermo y le pone en contacto con el mundo exterior. Por ello, todas las
habitaciones de los pacientes reciben este tipo de iluminación.
Luz artificial.
La luz eléctrica es un sustituto de la natural y debe intentar parecer lo más posible a
ella. Debe ser continua, no oscilante y uniforme. Se protegerá la fuente luminosa con una
pantalla para que la luz no incida directamente sobre la vista, con el fin de evitar
deslumbramientos.
93
En los pasillos, por razones económicas (mayor intensidad lumínica con menor gasto),
se suele utilizar tubos fluorescentes colocados paralelamente a dos o tres metros de distancia
entre sí.
Las habitaciones de los enfermos están dotadas de dos sistemas complementarios: una
luz directa que actúa sobre toda la sala y otra indirecta, que es utilizada para la lectura o como
luz de vigilancia durante la noche.
En los quirófanos se utiliza una lámpara especial compuesta por varios focos que
permite que la luz incida sobre el paciente al intervenir quirúrgicamente.
Existe un tipo de iluminación por baterías para los casos in que se producen cortes o
averías en el suministro eléctrico normal.
Humedad.
El organismo necesita desenvolverse en un ambiente con mas condiciones de humedad
determinadas. Ésta viene dada por la cantidad de vapor de agua disuelto en el aire.
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Temperatura.
Un sistema de calefacción centralizada suministra calor a todo el edificio.
Normalmente, la caldera está ubicada en el exterior y el calor se transmite mediante agua, por
tuberías y radiadores, o a través del sistema de aire *acondicionado. Para poder regular el
calor, según las necesidades del paciente, existe en cada habitación o área un termostato
independiente. La temperatura suele oscilar entre 18º y 22º C.
Ruidos y vibraciones.
El hospital está aislado del exterior por un muro doble con cámara de aire intermedia
completado por ventanas con dos cristales y un espacio entre ambos. La ubicación en la
periferia de los centros urbanos y la prohibición de utilizar señales acústicas en las
proximidades de los hospitales son factores que colaboran también en el descanso del
enfermo.
Radiaciones.
Para evitar la dispersión de radiaciones, desde los servicios de radiología y medicina
nuclear, las paredes y puertas de estos están recubiertas por dichas zonas bajo riesgo de
contaminación radiactiva.
- Factores químicos.
Son sustancias tóxicas o cáusticas que pueden producir lesiones y son utilizadas en la
práctica diaria. Destacan compuestos líquidos como los desinfectantes (lejía, formol, etc.). Su
manejo debe ser cuidadoso y utilizando medidas de aislamiento que impidan que los tóxicos
actúen directamente sobre la piel y las mucosas (guantes, mascarillas, etc.). Se utilizan
sustancias gaseosas para la desinfección ambiental de quirófanos y habitaciones. Para ello es
imprescindible el uso de mascarillas.
- Factores biológicos.
Son microorganismos que se transmiten en el hospital causando enfermedades
nosocomiales e infecciones hospitalarias. Los más peligrosos son los de género Serratia
pseudomona por crear resistencia a los antibióticos.
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Las infecciones hospitalarias utilizan como mecanismo de transmisión al personal
sanitario, afectando sobre todo a los enfermos.
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- Heridas por cortes con el instrumental (bisturí, tijeras 0 ampollas de vidrio).
- Incendios, explosiones de botellas de oxígeno, quemaduras con el bisturí eléctrico... A
estos accidentes de tipo general, se unen los riesgos que genera la propia actividad
sanitaria.
- Transmisión de infecciones hospitalarias por parte del Auxiliar a los enfermos.
Algunos de los gérmenes causantes son la Serratia y la y la Pseudomona.
- Posibilidad de enfermar al tratar con enfermedades infecciosas (tuberculosis, fiebres
tifoideas...)
- Contagio por manipulación incorrecta de las muestras para análisis (hepatitis B).
- Quemaduras o irritaciones dérmicas al manipular ácidos y sustancias tóxicas.
- Errores al administrar la medicación del enfermo u omisión de los deberes del auxiliar
(escasa por incorrecto aseo reiterado del enfermo).
Los factores que pueden obstaculizar que los pacientes tomen precauciones ante los
accidentes pueden ser:
1) Edad de los enfermos: los ancianos tienen menor capacidad de reacción y
disminución de los reflejos para evitar el peligro.
Los niños se encuentran más expuestos qué ningún otro grupo de población a padecer
accidentes, dado que su conocimiento del peligro es limitado y esto le impide prever
los riesgos a los que se exponen.
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2) Deficiencias sensoriales:
La percepción en los fallos por algunos de los sentidos (vista, oído, etc.) hace que
estos enfermos no conozcan completamente la situación con la que se enfrentan, lo
cual, les impide evitar el peligro.
3) Deficiencias en la movilidad y la motivilidad.
Este es el caso de paralíticos, enyesados... que no pueden desplaza se fácilmente para
alejarse del peligro o que pueden sufrir accidentes al estar alterada su capacidad de
movimientos.
4) Pacientes agitados y obnubilados:
Estos pacientes dado su bajo nivel de conciencia se producen accidentes.
5) Pacientes en el preoperatorio y postoperatorio:
El hecho de estar bajo los efectos de sedantes o anestesia hacen a estos pacientes ser
más susceptibles de sufrir accidentes.
6) Enfermos sometidos a técnicas diagnósticas o terapéuticas que entrañan peligro.
Pueden producirse accidentes por radiaciones de calor...
Se debe tener en cuenta que casi todos los accidentes pueden prevenirse y existe el
deber moral y muy profesional para hacerlo. Por otra parte el personal sanitario y no sanitario
debe hacer su trabajo con la mayor atención posible, dado que la mayoría de los accidentes se
producen por errores o descuidos.
Comités de seguridad.
Se crea un grupo de profesionales encargados de estas misiones:
- Recoger información de todos los accidentes que se produzcan y registrarlos.
- Analizar los accidentes y las circunstancias que los rodean.
- Inspección de las condiciones de trabajo, aparatos y equipos.
- Planificar mejoras técnicas de seguridad y dictar reglas de seguridad.
Para que funcionen perfectamente estos comités de seguridad y sean útiles es necesario la
colaboración de todo el personal del hospital o centro de salud, etc.
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Consistirá en:
- Informar de los riesgos que existen en' una determinada zona o en cualquier actividad.
- Comunicar (en algunos hospitales es obligatorio hacerlo por escrito) de todos los
accidentes que se produzcan y de las lesiones que emanen de ellos.
Prevención de accidentes.
Los encargados de la prevención de accidentes son los comités de seguridad y pueden
realizarla de múltiples formas, que se pueden esquematizar para su estudio en:
- Impartir cursillos de seguridad.
- Utilización de artefactos de seguridad.
- No manejar un aparato si se tiene duda.
- Iluminación uniforme.
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Prevención de accidentes térmicos: Incendios.
Para evitar la aparición de incendios se deben seguir las siguientes normas:
100
TEMA 9: DESARROLLO DE LAS APTITUDES Y MÉTODOS DE
TRABAJO.
I. - APTITUDES
- Desarrollo de la inteligencia práctica y de la habilidad.
- La vista, el oído, el olfato.
- Educación de los gestos.
- Educación del carácter.
I. - APTITUDES
DESARROLLO DE LA INTELIGENCIA PRACTICA Y DE LA HABILIDAD
Cada uno de nosotros posee un potencial de inteligencia; ésta facilita la facultad de
adaptación. El ejercicio, la práctica y la observación desarrollan nuestras posibilidades y crean
en nosotros reflejos que entrañan el ahorro de gestos, esfuerzos y cansancio. Esto es lo que se
define como “formación profesional”.
La comprensión es la captación de las ideas; una orden dada por una enfermera debe
ser ejecutada de una manera precisa, sin precipitación; no se trata de hacer las cosas “a tontas
y a locas”.
101
Ejemplo:
Creemos haber entendido: “levante al n.º 6”; comprendemos este aviso, cuya
expresión es clara.
Si la cama del nº 10 está ocupada por un paciente que puede levantarse por sí mismo,
es probable que hayamos cometido un error de audición y de comprensión; la orden hacía
referencia a la cama nº 10. Deducimos que hemos recibido mal la orden y nos lo hacemos
confirmar; efectivamente la orden se referirá a la cama n.º 10.
De ello resulta una deducción lógica: se trata de una mala interpretación que
solicitamos sea corregida.
102
LA VISTA. LA AUDICIÓN. EL OLFATO
La percepción visual permite reparar en la actitud del enfermo en la cama, la
actividad, el comportamiento, la coloración de la cara, el ritmo respiratorio.
El menor síntoma anormal de la conducta del enfermo debe ser anotado y señalado.
Modificación del tono de la voz.– Un enfermo que el día anterior tenía una voz clara
adquiere bruscamente un tono grave, una voz bitonal, dificultad de la elocución, un trastorno
del lenguaje. Se puede tratar de signos neurológicos, que deben ser comunicados con
prontitud.
También deben ser tenidos en cuenta los gemidos, lamentos y gritos en un enfermo
habitualmente pacífico.
103
Ruido anormal, caída.– Un enfermo inconsciente, semicomatoso o paralizado puede
deslizarse o caer de la cama sin poderse levantar.
Un orinal o recipiente ha podido caerse y romperse.
La percepción olfativa también interviene tanto para captar el aliento alcohólico del
enfermo que bebe a escondidas, abastecido por visitas no advertidas o por cómplices. O el
aliento acetónico que huele a manzana de un diabético que ha roto el régimen; o el olor
fecaloide de ciertos vendajes o más simplemente sábanas manchadas por un enfermo que
sufre incontinencia; o de un viejo imposibilitado.
Todas estas percepciones finalmente son formas de detectar, que caracterizan “el
espíritu de observación”.
El gesto es el acto físico mediante el cual se realizan: colocar para levantar, desplazar,
sostener, aliviar o sujetar.
Colocar una sábana, cambiar un travesero, poner un orinal.
El gesto debe ser preciso: sin duda, sin titubeo. Toda maniobra en falso agrava el
cansancio y el sufrimiento del enfermo.
El gesto debe ser rápido, pero llevado a cabo sin brusquedad.
104
La rapidez acorta el tiempo de las molestias, pero no significa precipitación.
El gesto debe ser seguro, razonado y reflexionado
El celador debe entrenarse en repetir los gestos de los cuidados para adquirir soltura.
Saber de una manera precisa dónde se encuentran las sábanas, los traveseros, las
almohadas, los instrumentos, vendajes.
Saber dónde se coloca la ropa sucia, sin manchar la ropa limpia y sin cambiarla de
sitio.
105
Primero los orinales, los orinales planos, después los cambios higiénicos, los cuidados
a los enfermos, la limpieza en el mismo orden –asiento, cara, cabello; jabón, talco, alcohol,
compresas perfectamente ordenadas. No dudar en seguirlo.
No interrumpir un cuidado empezado, salvo en caso de urgencia.
Por lo tanto debe adaptarse a las está en un servicio de geriatría, de enfermos, niños o
adultos. Todo ser humano merece piedad o amor, su papel principal es actuar en
consecuencia.
Por otra parte, muchas personas laicas están influenciadas por ideas falsas propagadas
por los periódicos, la radio, el cine, los anuncios y los discursos demagógicos. El sacrificio
106
perseverante, el desinterés, el buen criterio, la noción de lo que es posible o imposible y la
necesidad del esfuerzo son a menudo mostrados como vestigios de otra época. No es fácil
poner de acuerdo las necesidades de un hospital con las conveniencias de cada uno de los
miembros del personal. Sería necesario modificar los horarios, aumentar las remuneraciones y
multiplicar las ventajas materiales.
El alumno debe comparar las notas tomadas con los apuntes e otros oyentes. Una vez
la clase haya terminado, cuando los apuntes sean releídos, escribirá en su casa los
encabezamientos de los capítulos o las referencias para facilitar el repaso.
Hacer fichas.– Puede suceder que varios conferenciantes aborden un mismo tema.
Ejemplo: un conferenciante hablando sobre camas, expondrá lo que es un colchón antiescaras;
otro conferenciante hablando sobre las cualidades de la piel completará nuestros
conocimientos sobre el masaje y la movilización en la prevención de las escaras.
107
Esto nos lleva a considerar los métodos de búsqueda rápida de un dato o un
documento, tanto si se trata de buscarlo en un diccionario o en una biblioteca. Toda
clasificación se basa en una ordenación, la más corriente es por orden alfabético. Cuantas más
sean las fichas se deberán desdoblar y multiplicar las letras; la clasificación más simple A-B-
C, etc., será sustituida por una nueva clasificación utilizando dos letras:
A Ad Ag Am At
Ba Bi Bo Bu
La asociación de las dos letras está calculada por los especialistas en función a la
frecuencia de las palabras.
- Una utilización adecuada exige una lectura rápida y reflexiva. Algunos adolecen de
escasa claridad o de utilizar términos específicamente médicos.
De ahí la necesidad de que el celador conozca bien el léxico normal y el hospitalario.
El conocimiento de estos términos es útil para que el celador pueda realizar un informe
oral o escrito sobre las observaciones que haya podido obtener relacionadas con un enfermo;
para responder con precisión a las preguntas de la enfermera o para efectuar la transmisión de
las órdenes cuando sea remplazada por un compañero al término de su turno.
108
TEMA 10: LA CAMA.
Emplazamiento de la cama.– La cama debe ser accesible desde tres lados, con el fin
de poder cuidar al enfermo desde derecha e izquierda, o de que dos enfermeras puedan
levantar, cada una desde un lado, al enfermo.
No se colocará nunca la cama debajo de una ventana o muy cerca de una puerta, pues
resultaría entonces demasiado difícil proteger al enfermo contra las corrientes de aire.
La fuente de luz no debe estar nunca delante de la cama, pues la luz recibida de lado es
menos fatigosa.
Las dimensiones están estudiadas para el bienestar del enfermo y la práctica de los
cuidados: 1,90 a 2 m de longitud, 0,80 a 0,90 m de anchura, altura sin colchón a 0,70 m,
quedando así el enfermo acostado a 0,80 m. La cama va provista a veces de ruedecitas (que
son bloqueables), lo cual la hace manejable y permite desplazarla (aspiración, oxígeno).
109
La cama metálica, con dos tomos de manivela, está formada por un chasis de tubo de
acero, montado sobre unas ruedecitas que rodea la cama del enfermo; las partes anterior y
posterior de este chasis llevan cada tina un torno de manivela. Estos dos tornos están unidos
por una barra de acoplamiento, que lleva en cada uno de sus extremos un desembrague que se
acciona mediante un botón. La manivela se coloca indistintamente en uno o en otro torno. El
enfermo descansa sobre una hamaca rígida, formada por un marco de hierro con cinchas
transversales. Si se coloca la manivela en el torno del lado de la cabeza, se levanta al enfermo,
según la posición que se dé al botón de desembrague, sea por la cabeza y los pies al mismo
tiempo (posición horizontal), sea por la cabeza únicamente (posición declive, cabeza alta).
Colocando la manivela sobre el torno del lado de los pies, se levanta al enfermo bien
por la cabeza y los pies a la vez (posición horizontal), bien únicamente por los pies (posición
declive, cabeza baja).
Para aplicar los cuidados necesarios, se iza el cuadro hasta la altura conveniente. Se
deshace la cincha correspondiente a la región que se quiera curar. Se puede aprovechar el
momento para cambiar las sábanas, mantas, o cualquier ropa que tenga el enfermo.
La instalación puede hacerse con un marco de hierro y una hamaca de cinchas o una
hamaca de dril, para transportar al enfermo de la cama al sofá.
La cama mecánica. -En la cama mecánica articulada, el somier metálico está formado
por segmentos móviles. Se puede inclinar cada uno de los segmentos con la ayuda de una
manivela, considerando el segmento que corresponde a la cabeza, el que corresponde a la
espalda y la pelvis, y el que corresponde a las extremidades inferiores. Así el enfermo puede
colocarse en decúbito o en posición de Fowler (Fig. 1).
110
La cama ortopédica de Judet.– Se utiliza para los sujetos que sufren fracturas o
parálisis de las extremidades.
Tiene un marco que sujeta varias varillas situadas por encima de la cama.
Estas varillas llevan poleas por las cuales pasan las cuerdas.
En uno de sus extremos, la cuerda lleva una cincha forrada que se fija al tobillo, por
ejemplo.
Por el otro extremo, la cuerda termina en una empuñadura al alcance del enfermo.
Si se hace tracción sobre esta empuñadura, se levanta el tobillo y la extremidad que
interese levantar.
El juego de las distintas cuerdas permite asegurar la reeducación y la movilización de
las extremidades.
Accesorios de la cama.
Soporte, susceptible de adaptarse a la cabecera de la cama, para la administración de
líquido a perfusión, etc.
111
Pupitre.- Respaldo regulable formado por un marco metálico o de madera con un
armazón o con cinchas; colocado a 45º, permite que el paciente encamado se siente en
posición de Fowler.
Barra de tracción.– Se pide muchas veces al enfermo para el lavado o para curarlo,
que se levante arqueándose. Algunos enfermos sólo pueden hacerlo con la condición de poder
agarrarse con las manos a algún punto de apoyo, tirando entonces con los brazos para poder
levantar el cuerpo. Así se coloca por encima de algunas camas una barra de tracción a la que
el enfermo debe poder agarrarse con las manos.
Banda de cuero que se ata a la barra superior del pie de la cama. Constituye una
ayuda para el enfermo.
112
Tablas almohadilladas: se colocan a los lados de la cama.
Fig.4.– Cama de ruedas con superficie articulada Fig.5.– Dispositivo con elementos amovibles
móvil y portabandeja.
113
Para algunos enfermos existen unos colchones que orinal sin movilizarlos,
acondicionando un espacio vacío a nivel del asiento: colchón para incapacitados o
incontinentes (fig. 5). Este dispositivo se compone de cuatro elementos; se coloca sobre el
somier de una cama normal.
Evita la presión, desplaza los puntos de apoyo y realiza un verdadero masaje continuo
(fig. 6).
114
- Conectar los dos tubos al motor.
- Conectar el motor al voltaje adecuado.
- Comprobar el buen funcionamiento del aparato (el colchón se hincha en 10 minutos).
- Colocar una sábana o ropa equivalente.
- Acabar de hacer la cama.
Después de utilizarlo: lavarlo con agua y jabón, enjuagarlo, y después secarlo y guardarlo.
El colchón alternating puede ser una ayuda preciosa para evitar las úlceras, pero no
puede reemplazar la prevención de las mismas.
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que se añade sólo representa el 10% de la cantidad de agua que se requiere para rellenar un
colchón de agua ordinario, o sea de 10-12 litros solamente, en lugar de los 100 litros en los
que no tienen bolas. Una cama puede estar equipada con 2 o 3 cojines (fig. 7). Estos cojines
se pondrán encima del colchón normal e irán cubiertos de una sábana. El agua para el
rellenado deberá colocarse a una temperatura de 30º; cuando el agua se enfría, las bolas, al ser
menos densas, se sitúan en la superficie del agua, formando una capa isotérmica que impide la
sensación de frío.
CAMA Y LENCERÍA
Sábanas.- Las sábanas son de un tejido no rugoso, de tela de lino o de algodón, o de
mezcla, sin costura en el centro, de 3,15 por 2 m; se cambian desde el mismo momento en que
el enfermo las ensucia o incluso las moja para evitar que la piel se macere, Se coloca a
mentido debajo del asiento del enfermo una sábana pequeña (de tela suave al contacto, sin
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costura, de 2 m por 0,90 m). Esta sábana es más fácil de quitar que la sábana normal si se
ensucia, y si se la retira enseguida, se habrá protegido la sábana mayor.
Precisemos que cuando se quitan las sábanas, fundas de almohadas o (le cuadrantes
para enviarlas a la colada, se las pone en una bolsa cerrada.
Hules impermeables de 0,90 m por 1,50 m, para proteger la sábana inferior por
debajo.
Mantas.- Las mejores mantas son las de lana, lo cual permite que sean calientes y
ligeras a la vez; preferentemente de color claro para dar alegría a la habitación y para que la
más mínima suciedad resulte visible y puedan limpiarse fácilmente. Se recomienda la lana
blanca, La manta que quede entre la sábana superior y su reverso no debe estar nunca en
contacto con el enfermo. No se la debe dejar en el suelo cuando se hace la cama. Las mantas
de la cama no se utilizan para envolver al enfermo cuando se le transporta. Se emplean
entonces mantas de algodón blanco, llamadas mantas de baño, lavables. Las mantas llevan a
menudo la marca del servicio.
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